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R. P. ANTONIO DONADONI S. J. DEVOCIONARIO EN FAVOR DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO 1 «Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados». 11 Mac. 12, 46. 2 INDICE Págs. Introducción………………………………………….…... 8 Santa Misa. Devoto ejercicio para oírla….….………..... 14 Rosario para los difuntos. -- Misterios gozosos........... 24 Misterios dolorosos……………………………………... 27 Misterios gloriosos……………………………………… 29 Ofrecimiento, en verso……………………………….…. 31 Letanías de la Virgen María……………………………. 33 Oraciones……………………………………………….…. 35 Soneto……………………………………………………... 36 Devoción a las benditas ánimas del Purgatorio……... 37 Oración…………………………………………………… 38 Jaculatoria……………………………………………….. 39 Oración a San Lorenzo……………………………….….. 39 Devoción a la Santísima Pasión por las ánimas del Purgatorio. – Oraciones………………….... 41 3 Oraciones de San Gregario…………………………..…. 42 Ofrecimiento…………………………………………….. 44 Oraciones………………………………………….……… 45 Sudario………………………………………………….… 46 Devotísimo ofrecimiento de la sagrada Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, por las benditas almas del Purgatorio, distribuido en los siete días de La semana……………………………………………..….. 48 Domingo……………………………………………..…… 48 Lunes…………………………………………………..…. 50 Martes…………………………………………………..… 52 Miércoles………………………………………………..... 55 Jueves……………………………………………………... 57 Viernes…………………………………………………..... 59 Sábado…………………………………………………..…. 61 Oración para cada día después de los ofrecimientos, para ganar las santas indulgencias concedidas por cada uno de ellos……………............................................ 63 Propaganda piadosa del Rosario por los difuntos….... 65 Rosario de difuntos más fácil………………………….... 68 Acto de contrición………………………………………... 68 Oración………………….…………………………..…..…. 70 Ocho súplicas a nuestro Padre Jesús por las almas benditas…………………………………………………..... 73 Práctica de la meditación.– Antes de la meditación..... 76 En la meditación…………………………….………….... 77 Después de la meditación…………………………….... 78 Práctica de los exámenes general y particular….…... 79 Oración por las benditas almas del Purgatorio…..… 81 Oración para ofrecer las indulgencias por las benditas almas del Purgatorio…………………………………... 81 4 Devoción llamada de los Cien Réquiem……………. 82 Oración en sufragio de las almas de los cófrades de Nuestra Señora del Carmen………………………...….. 86 Confesión y Comunión. – Oración para antes de la confesión………………………………………………..... 89 Oración para antes del examen…………………….…. 89 Sentimiento de contrición…………………………......... 90 Después de la confesión……………………………….. 90 Domine, non sum dignus, en verso………………….. 93 Deseos de comulgar…………………………………….. 97 Para después de la comunión……………………..….... 98 Acto de ofrecimiento……………………………….….. 98 Ejercicio del Santo Vía Crucis. – Acto de Contrición………………………………………………... 100 Ofrecimiento………………………………………….….. 101 Visita al Santísimo Sacramento. – Modo de ofrecer la visita para ganar las indulgencias de las Cuarenta Horas. – Oración…………………………….. 120 Acción de gracias. – Te Deu Laudamus………………. 121 Himno de Santo Tomás de Aquino………………….… 122 Oración para pedir la bendición del Santísimo Sacramento……………………………………………… 123 Devoción a Jesús, María y José, para el día 1º de cada mes. – Acto de Contrición…………………….… 124 Oraciones………………………………………………... 125 Jaculatorias……………………………………………… 128 Oración al dulce nombre del Señor San José, la cual se podrá decir todos los días………………………….. 128 Tres Credos a la Santísima Trinidad pidiendo una Buena muerte…………………………………………… 130 Ofrecimiento……………………………………………. 132 5 Oración a la Divina Providencia, para alcanzar el remedio de toda especie de necesidades……………. 132 Oración a María Santísima, para la hora de la muerte…………………………………………………… 134 Oración a nuestra Señora de las Angustias………….. 135 Acto de sumisión……………………………………….. 136 Jesús en el Santísimo Sacramento……………………. 137 Oración a la preciosa sangre de Cristo, para la conversión de los pecadores………………………….. 138 Oración y Acto de consagración……………………… 139 Consideraciones para asistir al santo sacrificio de La Misa………………………………………………….... 141 Ofrecimiento de la Misa……………………………….. 150 Devoción admirable de los siete dolores que María Santísima sintió en la vida y muerte de su amantísimo Hijo……………………………………….. 152 Ofrecimiento……………………………………….…… 155 Trisagio a la Santísima Trinidad……………….…….. 156 Acto preparatorio al ejercicio………………………… 156 Himno………………………………………………….... 157 Oraciones a Dios Padre………………………………… 158 Oración a Dios Hijo…………………………………….. 159 Oración a Dios Espíritu Santo……………………….…. 160 Gozos a Dios Trino y Uno……………………………… 161 Día diecinueve. – Devoción al castísimo Patriarca Señor San José…………………………………………… 165 Humilde Rogativa al Glorioso San Antonio de Padua…………………………………………………. 167 Responsorio de San Antonio de Padua………………. 168 Gozos al glorioso San Antonio de Padua……………. 170 6 Voto a favor de las almas del Purgatorio……………. 173 Testimonio espiritual para hacerlo en salud y renovable a la hora de la muerte……………………… 174 7 INTRODUCCIÓN La piedad con los difuntos, es uno de los primeros sentimientos del corazón humano. «Cuando se está persuadido de que el alma vive después de la destrucción del cuerpo, dice un profundo escritor, cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre el estado en que ésta se halle después de la muerte, no hay cosa más natural que hacer votos y oraciones para proporcionar felicidad a las almas de nuestros parientes y amigos. Aquellos mismos que por sus principios parecen más prevenidos contra tal uso, muchas veces confiesan sinceramente no poderse detener en aquellos graves momentos de hacer votos secretos, que la misma naturaleza arranca de sus pechos, por aquellas personas con quien estaban estrechamente unidos con dulces y caros vínculos. Señal evidente de que éste es un sentimiento grabado por el dedo de Dios en el corazón de los hombres; he aquí por qué se encuentra en todo lugar y en todos los pueblos del mundo» (Inspiraciones de Francia, tomo II, inscripción 12). Pero las tradiciones más veneradas y más puras se hallan en los pueblos que adoran al Dios vivo. Porque la verdadera Religión trató siempre de acercar las almas de los que finaron a la Fuente de toda felicidad, que es Dios, para hacerlas bienaventuradasen Él y por Él. De lo cual provino el que, por medio de oraciones y sacrificios, procurasen hacer propicio al Todopoderoso para aquellas y con obras expiatorias tratasen de hacerlas dignas ante su divina Presencia. Y, efectivamente, estos son los dos modos empleados en la Santa Iglesia para socorrer a los difuntos: hacer propicio al Señor con las almas y 8 hacer las almas dignas de Él, lográndolo por la oración y el sacrificio y por las obras expiatorias a favor de las ánimas benditas. EXISTENCIA DEL PURGATORIO Es un artículo de fe, en que las almas de los que mueren con alguna culpa venial o sin haber satisfecho plenamente a la Justicia divina por los pecados ya perdonados, están detenidas en un lugar de expiación que llamamos Purgatorio. Así lo enseña la Santa Madre Iglesia, columna infalible de la verdad; así lo confirma la más antigua y constante tradición de todos los siglos; así lo aseguran unánimemente los Santos Padres griegos y latinos, Tertuliano, San Cirilo, San Cipriano, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, San Agustín y tantos otros; así lo han definido los sagrados Concilios de Roma, de Cartago, de Florencia, de Letrán y de Trento, dirigidos por el Espíritu Santo (Goti, Belarmino). Y aunque la Iglesia no lo enseñase así, ¿No lo insinúa bastante la razón natural? Supongamos que un alma sale de este mundo con alguna culpa venial; ¿Qué hará Dios? ¿La lanzará al infierno? Y siendo su hija y esposa amadísima, ¿La confundirá con los réprobos y espíritus infernales? Eso repugna a la Justicia y Bondad divina. ¿La introducirá en el cielo? Esto se opone igualmente a la Santidad y Pureza infinita del Creador, pues solo aquel cuyas manos son inocentes a cuyo corazón está limpio, subirá al monte del Señor (Salmo 23). Nada manchado puede entrar en aquel reino purísimo (Apoc. 21). 9 ¿Qué hará pues, Dios de aquella alma? Ya nos lo dice por Malaquías: La pondré como en un crisol (Mal. 3, 3), esto es, en un lugar de penas y tormentos, de donde no saldrá hasta que haya satisfecho a la Justicia divina. ¿Crees tú esto, cristiano? Creas o no creas, te burles o no te burles de ello, la cosa es y será así. Negar el Purgatorio, tan solo dudar advertidamente de su existencia, es ya pecado grave. ¿Crees tú esta verdad y con tanta indiferencia, miras tan horribles penas? ¿Crees en el Purgatorio y con tus culpas amontonas tanta leña para arder en tan terrible fuego? Es también un artículo de fe que nosotros podemos aliviar a aquellas almas afligidísimas. Si en virtud de la Comunión de los Santos, hay plena comunicación de bienes espirituales entre los bienaventurados que triunfan en el cielo, los cristianos que militamos en la tierra y las almas que sufren en el Purgatorio. En virtud de esta comunicación de bienes, podemos con mucha facilidad y mérito nuestro bajar al Purgatorio con nuestros sufragios y a imitación de Jesucristo después de su muerte, librar aquellas almas y alegrar el cielo con un nuevo grado de gloria accidental, procurando nuevos príncipes y moradores a aquella Patria felicísima. ¡Oh admirable disposición de la Sabiduría divina! ¡Oh qué dicha y felicidad la nuestra! Viéndose Dios obligado a castigar a aquellas sus hijas amadas, busca medianeros que intercedan por ellas, a fin de conciliar así el rigor de la Justicia con la ternura de su Misericordia infinita. 10 Y nosotros somos estos dichosos medianeros y corredentores; de nosotros depende la suerte de aquellas pobres almas. Haz pues amado cristiano, con fervor algún sufragio en cada día de este mes consagrado a las ánimas; ¿Quién sabe si abrirás el cielo a alguno de tus parientes o amigos ya difuntos? ¿Y serás tan duro o insensible que les niegues un pequeño sacrificio, pudiéndole hacer tan grande favor y a tan poca costa? ____________________ Práctica sencilla para cada día, SOBRE TODO EN EL MES DE NOVIEMBRE, A FAVOR DE LAS ÁNIMAS Pueden rezarse cinco Padrenuestros, Avemarías y Requiem ae ternam dona eis, Dómine et lux perpetua luceat eis, en memoria de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, suplicando al Eterno Padre que se apiade de las benditas almas por la sangre que derramó su divino Hijo, diciendo cinco veces la siguiente: JACULATORIA ¡Eterno Padre, por la preciosísima Sangre de Jesús, misericordia! Padre nuestro, etc. También añádase un Padrenuestro por los propagadores de esta devoción. 11 «Tiene concedidos trescientos días de indulgencia por cada vez y confesando y comulgando, si se hace todo el mes, indulgencia plenaria (Pío VII, 7 de Febrero de 1817)». Dios estima mucho el que hagamos sufragios por las benditas ánimas del Purgatorio. Entre las muchas apariciones que confirman el dogma del Purgatorio y lo aceptos (gratos) que son a Dios los sufragios por los difuntos, es muy notable la que tuvo el caudillo ilustre de los ejércitos de Dios, Judas Macabeo. Había este piadoso General derrotado a Gorgias, más no sin pérdida de varios soldados suyos, que murieron en la batalla; conociendo por las alhajas que les encontraron ocultas en los vestidos de los que habían muerto en castigo por un robo que habían hecho en la ciudad de Jamnia, exhortó al ejército a que rogase por aquellos infieles. Hizo una cuestación y reuniendo doce mil dracmas de plata, los envió a Jerusalén, para que se ofreciesen sacrificios en sufragio de aquellas pobres almas. Conducta admirable que el Espíritu Santo alabó con aquellas memorables palabras: «Es pues, un pensamiento santo y saludable el rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados». Conducta que le alcanzó de Dios una insigne victoria; pues habiendo sucedido a Giorgias el soberbio Nicanor, la víspera, cansado Judas de combinar el plan de batalla y hacer preparativos para ella, se quedó dormido, cuando he aquí que se le aparecen el profeta Jeremías y Onías, el Sumo Sacerdote, ya difuntos, y presentando una espada muy preciosa le dicen: Recibe esta espada santa como una dádiva que Dios te envía; con ella abatirás a los enemigos de mi pueblo Israel. Animado con esta visión y armado con esta espada divina, embistió con 12 pequeño ejército al enemigo y mató a treinta y cinco mil, entre ellos al mismo Nicanor. Obra de gran alivio para las benditas ánimas del Purgatorio y de mucho mérito para nosotros. 1ª Hacer todos los años la Novena en el mes de Noviembre; consagrarles el lunes de cada semana. 2ª Celebrar Misas, o mandarles celebrar y oirlas. 3ª Comulgar con fervor, ya espiritual, ya sacramentalmente, sobre todo los lunes. 4ª Visitar el Santísimo Sacramento o a la Virgen en sus santuarios. 5ª Hacer un rato de oración mental, considerando con especialidad la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. 6ª Andar el Vía Crucis y llevar al cuello algún escapulario. 7ª Rezar el Santo Rosario, la Corona de los Dolores, los Salmos Penitenciales, cinco Padrenuestros a las cinco Llagas de Jesucristo nuestro Señor y otras oraciones vocales. 8ª Sufrir con resignación las penas humillaciones, dolores y trabajos de esta vida. 9ª Practicar alguna mortificación corporal y refrenar los cinco sentidos. 10ª Hacer limosnas y otras piadosas obras de misericordia. 11ª Olvidarlas injurias y perdonar a los enemigos por amor de Dios. 12ª Ganar indulgencias; aprender la Doctrina Cristiana. ------------------------------- 13 LA SANTA MISA Al arrodillarse Señor, deseo ganar las indulgencias concedidas a esta Santa Misa que voy a oír y oraciones que voy a rezar, todas las que ofrezco con todas las Misas que se han dicho, que se están diciendo y que se dirán hasta el fin del mundo, y con los méritos e intercesión de vuestros Ángeles, Santos y Justos, a quienes invoco con todo mi corazón; y es mi voluntad poner estas indulgencias en manos de la Santísima Virgen María, para que por vuestro amor y honra se sirva aplicarlas a las almas del Purgatorio que fueren de su benigno agrado y elección. A este fin, os ruego por la exaltación de nuestra Santa fe católica, extirpación de las herejías, paz y concordia entre los príncipes cristianos, conversión de los infieles, herejes y pecadores, por los enfermos, agonizantes y caminantes, 14 descanso de las benditas ánimas del Purgatorio y demás piadosos fines de nuestra Madre la Iglesia. Amén. Al ir el sacerdote al altar Permitidme, Señor, permanecer ante vuestro augusto acatamiento; ya que me disteis licencia de penetrar en vuestra santa casa, llenadme de temor reverencial y profundo respeto, para que con las disposiciones necesarias ofrezca, juntamente con el sacerdote, el inefable sacrificio a que voy a asistir. Y pues que vuestra misericordia infinita se complace en ser invocada a favor de los menesterosos y de los que sufren, yo me atrevo a levantar con humildad, pero también con fervor, mi voz en obsequio de vuestras muy amadas esposas las benditas ánimas que en el Purgatorio penan. Que mi indignidad no sea causa de que desechéis mis pobres oraciones, porque bien sabéis Vos, Señor, que los méritos de vuestra sacratísima vida, Pasión y muerte que voy a ofreceros, exceden y con mucho, a la multitud de mis culpas, que espera me serán perdonadas ya que las detesto sólo por ser ofensas a vuestra bondad sin límites. Amén. La Confesión ¿Qué podré deciros oh mi Dios! Cuando con tanta claridad estáis mirando escritas en mi corazón todas mis iniquidades? Yo os las confieso penetrado de dolor y confusión e invocando el perdón para mí, juntamente os ruego que minoréis la confusión que padecen las ánimas del Purgatorio, acordándoos de lo que os hicieron sufrir vuestros enemigos cuando os acusaban falsamente en los tribunales. Amén. 15 Los Kiries ¡Ay mi Dios! Aunque toda mi vida invocara vuestra misericordia, hiriendo con dolor mi pecho, jamás quedaría tranquilo, por causa de la enormidad y multitud de mis pecados; pero si levanto hacia Vos mis ojos y os veo en mi obsequio sufrir mansamente que escupan y abofeteen vuestro rostro, entonces no sólo me atrevo a pediros que me subliméis a la honra de hijo vuestro, sino también que llevéis a las ánimas del Purgatorio a cubir en el Cielo sus rostros con los resplandores de la gloria. Amén. La Gloria Los Ángeles, Señor, los Bienaventurados celebren gozosos la magnificencia de vuestra gloria; pues no sea menor vuestra piedad para con los que en este valle de lágrimas desfallecemos oprimidos con el peso de nuestra carne, ni para con las almas que en el Purgatorio gimen penetradas de vivos dolores; antes bien, haced que unos y otros, libres de nuestras respectivas miserias, logremos pronto reunirnos en el cielo a cantar eternamente vuestras misericordias. Amén. La Epístola Los Patriarcas de vuestro pueblo suspiraban fervientes por Vos, dulce Jesús mío, y los Profetas anunciaban al pueblo escogido vuestra venida en carne mortal. ¡Ojalá que los viadores, que creemos que estáis ya entre nosotros sacramentado, nos unamos a Vos por gracia, y que las almas 16 santas del Purgatorio, que suspiran por Vos llenas de amor y amargura, se os unan en el Cielo por gloria! Amén. El Evangelio Todos los Ángeles están alrededor del trono…, y postrándose sobe sus rostros, adoran a Dios, diciendo: «Amén, así sea»; nosotros, miserables pecadores, nos agrupamos alrededor del trono de vuestra soberanía, y acordándonos de la ley que disteis a nuestros padres cuando vivíais en el mundo, os pedimos la gracia de ejecutarla para merecer vuestra benevolencia, y clamamos: «Amén así sea»; y como vemos también a las almas Santas del Purgatorio esperando ansiosas su libertad (y que la Sangre del Cordero sin mancha las redima del reato de sus culpas, abreviando sus espantosos sufrimientos), redoblamos nuestras súplicas en su obsequio, no dudando que vuesta bondad les permita entonar luego con vuestros Ángeles el himno que perpetuamente éstos cantan: «Bendición, gloria y sabiduría, acción de gracias, honra, poder y fortaleza a nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén». Al Credo Creemos Señor firmemente, todo lo que Vos revelasteis y la Iglesia nos propone. Y he aquí que elevamos nuestros corazones al Cielo, pidiéndoos gracia y perdón para nosotros, porque dejasteis escrito en vuestro Evangelio: «Pedid y se os dará»; y levantamos también nuestras manos, intentando abrir las puertas de la Gloria a las almas del Purgatorio, según aquellas vuestras consoladoras palabras: «Llamad y se os 17 abrirá». Haga el honor de vuestra palabra que nuestras esperanzas no queden defraudadas. Amén. Al Ofertorio Aceptad ¡Oh mi Dios!, este pan y este vino que deben convertirse pronto en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo vuestro Hijo, que os ofrecemos, cual víctima adorable, en memoria y continuación del sacrificio sangriento de la Cruz y ponemos en vuestras manos, su inmenso valor en pago de la gracia que para nosotros pedimos, y de la gloria que solicitamos para vuestras esposas, que gimen en la cárcel del Purgatorio. Amén. Al orate fratres Recibid ¡Oh Señor!, este sacrificio que os ofrecemos por la mano de vuestro venerable sacerdote, para alabanza y gloria de vuestro nombre, para la utilidad de toda la Iglesia, particular nuestra y descanso de las benditas almas del Purgatorio. Amén. Al Prefacio Verdaderamente que es digno, justo, equitativo y saludable que ahora y siempre y en todo lugar, os demos gracias por los innumerables beneficios de que nos habéis llenado, ¡Oh Dios misericordioso y bueno! Atraed pues, nuestro corazón y permitid que juntamente con las benditas ánimas del Purgatorio, libres de nuestro destierro unamos nuestras voces a las de vuestros Ángeles y bienaventurados en el Cielo, y todos sin cesar os cantemos: « ¡Santo, Santo, Santo es el Señor Dios 18 de los ejércitos! Llenos están los Cielos y la Tierra de la majestad de vuestra gloria. Amén». Al primer memento Acordaos Señor, de todos mis bienhechores, entre los que sin duda ocupan un principal lugar las ánimas del Purgatorio, que agradecidas os ruegan continuamente por mí. Para pagarles los favores de que me llenan, os suplico que las colméis de bendición hasta llevarlas al Cielo, donde yo logre unirme con ellas a fin de amaros y alabaros eternamente. Amén. Consagración y elevación dela Hostia ¡Oh Señor! Vos que disteis a vuestros ministros la potestad de convertir el pan en vuestro Cuerpo adorable, dignaos hacer por esta conversión que se cambien los dolores que sufren las almas del Purgatorio en goces celestiales y que con nosotros, que asistimos a este tremendo sacrificio, unan sus voces desde el Cielo, diciendo (al elevar la hostia): «Sea alabado y se den gracias en todo momento al Santísimo y divinísimo Sacramento. Amén». Segundo memento Vuelve ¡Oh dulce Jesús!, desde tu excelso trono tus ojos de clemencia hacia el seno profundo de la cárcel del Purgatorio: esposas tuyas son, las que allí están purificándose; están marcadas con el sello de la Trinidad; son precio de tu sangre, son tierno objeto de tu amor. Un fuego terrible las acrisola; una privación temporal de la vista de tu hermosura las aflige 19 sobremanera; suspiran con ansia por el feliz momento en que han de ir a unirse contigo. Que se apresure pues, instante tan dichoso, que salgan en breve a gozar de su Esposo amado; que tu Sangre preciosa las lleve al refrigerio; que tu grande misericordia las conduzca al descanso; que en la perpetua paz brille sobre ella la eterna luz. Así, Señor, te lo pedimos por aquella amarga hora en que entregaste tu Santo Espíritu en manos de tu Eterno Padre. Amén. Pater noster Padre nuestro, que estás en los Cielos: haz que a ellos vayan las almas del Purgatorio a santificar con sus alabanzas tu nombre, que tu reino las acoja, cumpliéndose luego la misericordiosa voluntad que tienes de librarlas de sus penas. Con el pan de la eterna bienaventuranza dales hartura en las bodas celestiales y perdónales todas sus deudas, así como a nosotros pecadores. Según tu grande clemencia, no dejes que decaiga nuestra confianza en Ti, antes bien levántala muy alto, y que así consigamos por tus méritos y bondad vernos libres de todo mal. Amén. Pax Domini Dales Señor, el descanso eterno y que las ilumine la eterna luz. Del poder del Infierno libra, Señor, sus almas. Descansen en paz. Amén. 20 Agnus Dei ¡Oh Dios benignísimo, de quien únicamente procede la verdadera paz! Concédenos clemente, que por medio de una santa vida obtengamos la paz de nuestras conciencias, y que nuestras humildes oraciones sean poderosas a obtener de tu misericordia el eterno descanso de las benditas ánimas del Purgatorio. Amén. Domine, non sum dignus Verdaderamente Señor, que no hay hombre alguno que sea digno de parecer en tu presencia; pero basta que digas una sola palabra, para que libres de nuestros pecados e imperfecciones, quedemos espléndidamente adornados con la preciosa vestidura de la gracia. Pronúnciala Señor, en obsequio nuestro y de las benditas ánimas del Purgatorio y luego quedaremos capaces de presentarnos en el Cielo a adorarte por toda la eternidad. Amén. La Comunión ¡Oh Dios, que después de tu sangrienta Pasión quisiste que tu adorable Cuerpo fuese sepultado, y tu Alma amabilísima bajó al seno de Abraham a consolar a las almas santas que esperaban tu grato advenimiento! Concédenos piadoso a los viadores, que con tu gracia bajes a visitarnos en el abismo de nuestros pecados para santificarnos y a las almas santas del Purgatorio acudas con tu Sangre para apagar el fuego que las devora; y a todos nos lleves cuanto antes a sentarnos en la mesa del eterno convite de los Cielos. Amén. 21 Última oración Desde el profundo abismo en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra misericordia. Sé Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas si examináis con rigor nuestras inquietudes, ¿Quién podrá sufrir vuestros juicios? Si en nosotros sólo encontraréis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas, y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra bondad. Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males: he esperado siempre en Él. Así, no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que no haya conseguido por el día. Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder, remedio para nuestros males. Amén. La bendición Bendecir ¡Oh Dios mío! Por la mano de vuestro ministro a nosotros y a las almas santas del Purgatorio, como bendeciréis el último día a vuestros escogidos; y que los efectos de vuestra bendición queden eternamente en nosotros, logrando que libres de toda deuda a vuestra justicia, unidos cantemos en el Cielo incesantemente; Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. 22 El último Evangelio Dios Creador y Redentor de las almas: acordaos de vuestros siervos y siervas que satisfacen a vuestra divina justicia padeciendo las penas del Purgatorio y anhelan por el momento de gozar de la eterna bienaventuranza que esperan; yo os suplico que os dignéis mitigar sus penas y que hagáis que vayan a gozar presto de vuestra divina presencia, y en particular os ruego por las almas de mis padres, hermanos, parientes y bienhechores, y de todos los demás que son de mi obligación, y por quienes no puedo menos que rogar por su alivio. Así lo espero por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Dales, Señor, el descanso eterno, y que les ilumine la eterna Luz. Del poder del Infierno, libra Señor sus almas. Descansen en paz. Amén. ------------------------------- 23 ROSARIO PARA LOS DIFUNTOS Misterios gozosos PRIMER MISTERIO Anunciación del Ángel y Encarnación del Verbo en las entrañas virginales de María ¡Oh María Dulcísima, consuelo de las almas! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos por el gozo que tuviste cuando, saludada del Ángel, te anunció la Encarnación del hijo de Dios en tus entrañas; por él te suplicamos que el alma de nuestro hermano N..., y las demás almas del Purgatorio, reciban de los Ángeles, por tu intercesión, alegres 24 nuevas de la gloria, a donde vayan a descansar por todos los siglos. Amén, Jesús. SEGUNDO MISTERIO Visitación de Nuestra Señora y santificación del Bautista ¡Oh María, refugio de pecadores! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos por el gozo que tuviste cuando, visitando a Santa Isabel, fuiste de ella reconocida por Madre de Dios, y el niño Juan, libre de las prisiones de la culpa; por este gozo te suplicamos visites y consueles el alma de nuestro hermano N…, y las demás almas del Purgatorio y las libres de las prisiones que padecen y salgan libres a la gloria. Amén, Jesús. TERCER MISTERIO El nacimiento del Hijo de Dios ¡Oh María, estrella del mar, Norte fijo de la Iglesia! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos por el gozo que tuviste cuando,naciendo de tu vientre, como de la aurora, el Sol de Justicia, Cristo, alumbró a los que estaban en tinieblas; por Él suplicamos que el alma de nuestro hermano N…, y las demás del Purgatorio, merezcan por Ti salir de las tinieblas de aquella obscura cárcel a los resplandores de la gloria. Amén, Jesús. 25 CUARTO MISTERIO Presentación del Niño Jesús en el templo y Purificación de Nuestra Señora ¡Oh purísima María, que sin obligarte la ley de la Purificación presentaste a tu Santísimo Hijo en el templo, con especial gozo de verle reconocido por verdadero Dios! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos, suplicando que el alma de nuestro hermano N..., y las demás almas del Purgatorio, sean purificadas para entrar en el templo de la gloria. Amén, Jesús. QUINTO MISTERIO El Niño perdido y hallado en el templo ¡Oh María, seguro medio para hallar a Jesús! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos por el gozo que tuviste hallando en el templo al Niño Dios, sin culpa tuya perdido; por Él te suplicamos que el alma de nuestro hermano N..., y las demás del Purgatorio, tengan por tus ruegos el alivio de sus penas, mirando a Jesús en el templo de su gloria. Amén. Jesús. 26 Misterios dolorosos PRIMER MISTERIO La Oración del Huerto ¡Oh dolorosísima Madre de Jesús, quien, despedido y apartado de tu compañía, oró con mortales agonías en el huerto, donde por un Ángel fue confortado! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos, suplicándote que por tu intercesión el alma de nuestro hermano N..., y las demás almas del Purgatorio, sean confortadas por los Ángeles en sus penas. Amén, Jesús. SEGUNDO MISTERIO Desnudo Jesús es cruelmente azotado ¡Oh María, mar de dolores! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos en memoria del gravísimo dolor que tuviste viendo desnudo y azotado cruelmente al Hijo de tus entrañas; por Él te suplicamos que el alma de nuestro hermano N…, y las demás del Purgatorio, sean libres de los azotes que allí padecen de la Divina Justicia, por virtud de los azotes que Jesús llevó por su misericordia. Amén, Jesús. 27 TERCER MISTERIO Coronan a Jesús de espinas ¡Oh María, cárdeno lirio entre espinas! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos en honra del agudísimo dolor que tuviste viendo a tu amado Hijo, hermoso lirio de los valles, afeado y coronado de espinas: te suplicamos por este dolor, que el alma de nuestro hermano N..., y las demás almas del Purgatorio, sean libres de las espinas de penas que padecen, y coronadas en la gloria. Amén, Jesús. CUARTO MISTERIO Jesús, condenado a muerte y con la Cruz a cuestas, se encuentra con María, su tierna Madre ¡Oh María, traspasada de dolor en la calle de la Amargura por encontrar en ella a tu inocente Hijo, sentenciado a muerte y agobiado con el grave peso de la Cruz! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos suplicándote que el alma de nuestro hermano N..., y las demás del Purgatorio, por tus ruegos sean libres de la cruz de penas que padecen. Amén, Jesús. 28 QUINTO MISTERIO Crucifixión de Jesús y soledad de María ¡Oh desconsolada Reina, afligida Madre y desamparada Virgen! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos, pidiéndote por el agudo dolor que atravesó tu amante corazón al ver morir entre tantas afrentas y dolores a tu Santísimo Hijo para redimir con su muerte al género humano, que el alma de nuestro hermano N..., y las demás del Purgatorio, donde están solas y afligidas; la Sangre de tu Hijo les alivie las penas y su muerte les dé vida de gloria. Amén, Jesús. Misterios gloriosos PRIMER MISTERIO La Resurrección del Señor ¡Oh María, Señora, alegría de los justos y consuelo de los pecadores! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos en memoria de la alegría que tuviste viendo resucitado y glorioso a tu Santísimo Hijo: te suplicamos, que así como con la presencia de Jesús recibieron alegría las almas de los Santos Padres en el Limbo, la tengan el alma de nuestro hermano N…, y las demás almas del Purgatorio. Amén, Jesús. 29 SEGUNDO MISTERIO Ascensión de Cristo Nuestro Señor a los Cielos ¡Oh María, Madre de Dios, llena de sumo gozo en la subida a los Cielos de tu Santísimo Hijo, en compañía de los Santos Padres que libertó de la oscura cárcel del Limbo, llevándolos consigo a la gloria! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos, suplicándote que el alma de nuestro hermano N..., y las demás almas del Purgatorio, sean libres de aquellas penas, y llevadas por manos de los santos Ángeles a la gloria. Amén, Jesús. TERCER MISTERIO Venida del Espíritu Santo ¡Oh María, dulce esposa del Espíritu Santo! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos por el gozo que tuviste cuando bajó el Divino Espíritu sobre Ti y sobre todos los Apóstoles, para que con la ausencia de Jesús no quedáseis huérfanos: por Él te suplicamos que el alma de nuestro hermano N..., y las demás almas del Purgatorio, salgan a gozar de los brazos de su Esposo Jesús en la gloria. Amén, Jesús. CUARTO MISTERIO Dichoso tránsito de María Santísima ¡Oh dichosísima María, que entregaste tu purísimo espíritu en la hora de la muerte, en manos de tu Santísimo Hijo, y después 30 unido al cuerpo, resucitásteis glorioso! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos pidiéndote que el alma de nuestro hermano N…, y las demás almas del Purgatorio, sean libres de sus penas y te acompañen en la gloria. Amén, Jesús QUINTO MISTERIO Asunción y Coronación de María Santísima ¡Oh soberana Virgen María, Madre de Dios, que, resucitada en cuerpo y alma, fuiste sublimada a la gloria y coronada por Emperatriz de los Ángeles y de los hombres! Este Padrenuestro y diez Avemarías te ofrecemos, suplicándote que el alma de nuestro hermano N..., y las demás almas del Purgatorio, merezcan por tus ruegos ser libres de las penas que padecen, para que sean coronadas de gloria, y que en compañía de tu Santísimo Hijo te amen por todos los siglos. Amén, Jesús. OFRECIMIENTO Por estos misterios santos de que hace el alma recuerdo, te pedimos ¡oh María!, con tierno y devoto pecho de nuestra fe sacrosanta la conservación y aumento. Torna tus divinos ojos hacia tu cristiano pueblo,da a tu Iglesia la victoria y al mundo grato sosiego; 31 serena las tempestades que airado descarga el Cielo. Y del Pontífice augusto mitiga el dolor acerbo; las terrenas potestades sigan de Dios los preceptos, porque la justicia torne y al bien vayan sus esfuerzos. Que a Dios el gentil conozca, su error abjure el soberbio. Que de la verdad aparta corazón y entendimiento. Que la culpa nos inspire dolor profundo y perfecto. Halle puerto el navegante y la salud el enfermo. Las almas del Purgatorio gozosas vayan al Cielo; y aqueste santo ejercicio tenga ¡oh Madre! tal aumento en todo el orbe cristiano, que fiel adora al Dios bueno, que de continua alabanza sean tus glorias objeto y por tu amor merezcamos gozar del eterno premio. Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto: Dios te salve. María, llena eres de gracia,… etcétera. 32 Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto: Dios te salve, María, llena eres de gracia,… etcétera. Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen purísima después del parto: Dios te salve, María, llena eres de gracia,… etcétera. Dios te salve, María Santísima, templo y sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin pecado original. Amén. Gloria Patri, Dios te salve Reina y Madre de misericordia,… etcétera. Letanías de la Virgen María Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Dios Padre celestial – (Ten misericordia de nosotros). Dios Hijo Redentor del mundo – (Ten misericordia de nosotros). Dios Espíritu Santo – (Ten misericordia de nosotros). Trinidad Santa un solo Dios – (Ten misericordia de nosotros). Santa María - (Ruega por nosotros). Santa Madre de Dios - (Ruega por nosotros). 33 Santa Virgen de las Vírgenes - (Ruega por nosotros). Madre de Jesucristo - (Ruega por nosotros). Madre de la divina gracia - (Ruega por nosotros). Madre purísima - (Ruega por nosotros). Madre castísima - (Ruega por nosotros). Madre Virgen - (Ruega por nosotros). Madre inmaculada - (Ruega por nosotros). Madre amable - (Ruega por nosotros). Madre admirable - (Ruega por nosotros). Madre del buen consejo - (Ruega por nosotros). Madre del Creador - (Ruega por nosotros). Madre del Salvador - (Ruega por nosotros). Virgen prudentísima - (Ruega por nosotros). Virgen venerable - (Ruega por nosotros). Virgen laudable - (Ruega por nosotros). Virgen poderosa - (Ruega por nosotros). Virgen Misericordiosa - (Ruega por nosotros). Virgen fiel - (Ruega por nosotros). Espejo de justicia - (Ruega por nosotros). Trono de la eterna sabiduría - (Ruega por nosotros). Causa de nuestra alegría - (Ruega por nosotros). Vaso espiritual de veneración - (Ruega por nosotros). Vaso precioso de la gracia - (Ruega por nosotros). Vaso de verdadera devoción - (Ruega por nosotros). Rosa mística - (Ruega por nosotros). Torre de David - (Ruega por nosotros). Torre de marfil - (Ruega por nosotros). Casa de oro - (Ruega por nosotros). Arca de la Alianza - (Ruega por nosotros). Puerta del Cielo - (Ruega por nosotros). Estrella de la mañana - (Ruega por nosotros). 34 Salud de los enfermos - (Ruega por nosotros). Refugio de los pecadores - (Ruega por nosotros). Consoladora de los afligidos - (Ruega por nosotros). Auxilio de los cristianos - (Ruega por nosotros). Reina de los Ángeles - (Ruega por nosotros). Reina de los Patriarcas - (Ruega por nosotros). Reina de los Profetas - (Ruega por nosotros). Reina de los Apóstoles - (Ruega por nosotros). Reina de los Mártires - (Ruega por nosotros). Reina de los Confesores - (Ruega por nosotros). Reina de las Vírgenes - (Ruega por nosotros). Reina concebida sin pecado original - (Ruega por nosotros). Reina de todos los Santos - (Ruega por nosotros). Reina subida a los cielos - (Ruega por nosotros). Reina del Santísimo Rosario - (Ruega por nosotros). Reina de la Paz - (Ruega por nosotros). Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo – (Perdónanos, Señor). Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo – (Escúchanos Señor). Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo – (Ten piedad de nosotros). Oración ¡Padre Eterno, soberano Dios! Enviad vuestros Ángeles a sacar del Purgatorio esta alma por quien es mi intención rogar; os suplico la presentéis en vuestra gloria y os pido Señor, que la parte que le falte satisfacer por sus culpas se la perdonéis por los méritos de las penas de vuestro Hijo, mi Señor Jesucristo, y 35 os ruego, mi Criador misericordioso, no seáis riguroso en mi juicio y no nos dejéis caer en la tentación, librándonos de todo mal. Amén, Jesús. Oración ¡Dios os salve, ánimas cristianas! Jesucristo, que os redimió con su preciosísima Sangre, tenga por bien libraros de vuestras penas y daros lugar y asiento entre los coros de los Ángeles, donde os acordéis de nosotros, y supliquéis a Dios que nos lleve a vuestra compañía para ser coronados en el Cielo. Amén, Jesús. Otra Oración Señor mío, Jesucristo, que no viniste a perder sino a librar las almas de los hombres, de quienes te constituiste remedio y libertad dando tu vida por su rescate; humildemente imploramos tu clemencia y misericordia inefables, para que te apiades de todas las almas de los fieles difuntos, que son atormentadas en las penas del Purgatorio, a fin de que las que justamente son por sus pecados afligidas, sean por tu benignidad perdonadas; y pues las has redimido con tu preciosa Sangre, consigan porlos méritos e intercesión de la Beatísima Virgen María y de todos tus Santos, que las libres de las penas que sufren y las lleves a la gloria, donde te alaben y gocen por los siglos de los siglos. Amén. Soneto Señor, Dios de bondad, en tu presencia, tienes un alma que, por su malicia, 36 mereciera tal vez que tu justicia la condenara a sempiterna ausencia. Más Tú la redimiste y tu clemencia por esto es fuerza que le sea propicia, mandando que la angélica milicia de su perdón promulgue la sentencia. Pues si eres justiciero y riguroso con el impío que muere impenitente, también eres benigno y generoso. Con aquel que te invoca reverente, oye, pues, nuestra súplica piadosa, y haz que esta alma te goce eternamente. DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO Esposas muy queridas del Señor, que, arrojadas en la cárcel de indecibles penas, carecéis de la presencia del Amado hasta que os purifiquéis, como el oro en el crisol, de las reliquias que os dejaron las culpas, vosotras, que desde esas voraces llamas clamáis con mucha razón a vuestros amigos « ¡Misericordia! », yo me compadezco de vuestro dolor y quisiera tener caudal suficiente para satisfacer vuestra deuda; pero ya que soy más pobre que vosotras mismas, apelo a la piedad de los justos, a los ruegos de los bienaventurados, al tesoro de las indulgencias, a la intercesión de María Santísima y a la preciosa Sangre de Jesucristo, para que por este medio logréis el deseado consuelo y yo por vuestra intercesión, gracia para 37 arrepentirme de mis culpas, y al fin de la vida la eterna gloria. Amén. ¡Oh, Jesús siempre justo en la sentencia! Por las almas benditas yo te ofrezco todo ayuno, vigilia o abstinencia. Y cualquiera obra buena en que merezco; Todo el rezo, el trabajo, la indulgencia, los trabajos que sufro y que padezco, y ofrezco por alivio en sus quebrantos los méritos de Cristo y de sus Santos. Oración ¡Dios mío! Vos me habéis llevado la persona que más amaba en este mundo; me habéis privado de ella para siempre; pero pues Vos lo habéis dispuesto de esta suerte, cúmplase en todo vuestra santísima voluntad, así sobre ella como sobre mí. El grande consuelo que me queda es la esperanza de que Vos la habéis recibido en el seno de vuestra misericordia y que os dignaréis algún día de unirme con ella. Si la entera satisfacción de sus pecados la detiene aún en las penas sin que haya ido todavía a unirse con Vos, yo os ofrezco por ella todas mis oraciones y buenas obras, y más principalmente mi resignación en el sentimiento de su pérdida; haced, Señor, que esta resignación sea entera y digna de Vos. ¡Árbitro supremo de nuestra suerte, dueño absoluto de nuestro destino! Disponed soberanamente de nosotros y de nuestros días. No somos de nosotros mismos, sino de Vos sólo; no habéis hecho sino tomar lo que os pertenecía y me habéis 38 prestado por algún tiempo. Sean benditas y adoradas las disposiciones de vuestra providencia. Esta muerte que me hace derramar tantas lágrimas, debe producir en mí un efecto más sólido y saludable; ella misma me advierte que llegará mi hora, que debo prepararme sin dilación y estar pronto en todos los instantes de mi vida; haced, ¡Oh Dios de bondad!, que cuando llegue mi último momento, me encuentre en estado de poder presentarme delante de Vos, y de reunirme a la persona que he perdido, para bendeciros y alabaros eternamente con ella. Amén. Jaculatoria «Si con tu Sangre preciosa, Señor, las has redimido, que las perdones te pido por tu Pasión dolorosa». Oración a San Lorenzo ¡Oh, Señor! Concédenos tu auxilio, y por la poderosa intercesión de tu mártir San Lorenzo, dígnate admitir el alma de tu siervo N..., al goce de la bienaventuranza. Por Jesucristo, Señor nuestro. Amén. Fieles almas cristianas: os dé a todas descanso Aquél que es verdadera holganza, Jesucristo, Hijo de Dios vivo, el cual nació de la inmaculada Virgen Santa María por nuestra salud y de todo el mundo, y os redimió con su preciosísima sangre: Él os 39 dé su bendición, os libre y resucite en el día santo de la resurrección y del juicio final, haciéndoos participantes de la compañía de los santos Ángeles y suya, con gozo para siempre. Amén, Jesús, María y José. Padrenuestro y Avemaría Rogamos y pedimos, omnipotente Dios nuestro, que ya que por nuestros pecados justamente merecemos castigo, por la gloria de tu santísimo nombre seamos libres de todas nuestras culpas y maldades. Tú que vives y reinas en todos los siglos. Amén. Oración Señor mío Jesucristo, que no quieres que ninguno perezca, y a quien nunca se pide, sino con una esperanza segura de tu misericordia, pues por tu misma boca santa y bendita dijiste: «Cuantas cosas pidiéreis en mi nombre al Padre celestial, os concederán». Te suplico Señor, por tu santo nombre de Jesús, me concedas en el artículo de la muerte entero juicio, uso en mi habla, vehemente contrición de mis culpas, fe verdadera, esperanza ordenada y caridad perfecta para decirte de todo corazón: En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu y que seas alabado por los siglos de los siglos. Amén. ------------------------------- 40 DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA PASIÓN POR LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO Oración Miradme ¡Oh mi amado y buen Jesús! Postrado en vuestra santísima presencia, os ruego con el mayor fervor imprimáis en mi corazón los sentimientos de fe, esperanza y caridad, dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderos, mientras que yo, con todo el amor y con toda la compasión de que soy capaz, voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos ¡Oh mi Dios!, el santo profeta David: «Han taladrado mis manos y mis pies, y sepueden contar todos mis huesos». 41 Otra oración ¡Oh santísima Cruz! ¡Oh inocente y piadoso cordero! ¡Oh pena grave y cruel! ¡Oh pobreza de Cristo mi Redentor! ¡Oh llagas muy lastimadas! ¡Oh Corazón traspasado! ¡Oh sangre de Cristo derramada! ¡Oh muerte de Cristo amarga! ¡Oh dignidad de Dios, digna de ser reverenciada! Ampáranos Señor, para alcanzar la vida eterna. Amén. Oraciones de San Gregorio Primera ¡Oh Señor mío, Jesucristo, que por redimirme fuiste azotado, coronado de espinas y crucificado! Yo te adoro, y suplico que tu Cruz me defienda del enemigo malo. Padrenuestro y Avemaría. Segunda ¡Oh Señor mío, Jesucristo, que por redimirme pasaste tantos tormentos y bebiste hiel y vinagre! Yo te adoro, y suplico que esos tormentos sean remedio de mi alma. Padrenuestro y Avemaría. Tercera ¡Oh Señor mío Jesucristo! Por aquella amargura que por mis pecados sufriste en la Cruz, principalmente en la hora en que, 42 tu noble alma se separó de tu sagrado cuerpo, te suplico tengas misericordia de mi alma cuando de este mundo parta. Padrenuestro y Avemaría. Cuarta ¡Oh Señor mío Jesucristo, que por redimirme fue tu sagrado Cuerpo ungido con mirra, embalsamado y puesto en el sepulcro! Yo te adoro, y suplico que tu muerte sea mi vida. Padrenuestro y Avemaría. Quinta ¡Oh Señor mío Jesucristo, que descendiste al Purgatorio y al Limbo, y sacaste a los que allí estaban cautivos! Yo te adoro, y suplico no consientas que mi alma sea cautiva en el Infierno. Padrenuestro y Avemaría. Sexta ¡Oh Señor mío Jesucristo, que con tu poder resucitaste y subiste a los Cielos, donde estás sentado a la diestra del Padre!¡Ruégote tengas misericordia de mí! Padrenuestro y Avemaría. 43 Séptima ¡Oh Señor mío Jesucristo, Buen Pastor! Defiende a los justos, alumbra a los pecadores, ten misericordia de los fieles difuntos y sé manso para mí que soy gran pecador. Padrenuestro y Avemaría. Octava ¡Oh Señor mío Jesucristo, que vendrás a juzgarnos para llevar a los justos a la Gloria coronarlos en ella y apartar los malos al Infierno! Yo te adoro y suplico que tu Pasión me libre de toda pena y me lleve a la vida eterna. Padrenuestro y Avemaría. Novena ¡Oh amantísimo Padre! Yo te ofrezco la inocente muerte de tu Hijo y el amor de su Divino Corazón por las penas que yo, el mayor de los pecadores, merezco por mis culpas; te ofrezco asimismo, su Pasión y cordial amor por todos mis parientes y amigos, enemigos y encomendados; ten piedad de ellos. Padrenuestro y Avemaría. Ofrecimiento Estas oraciones las ofrezco a méritos de la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, a quien suplico las reciba en 44 descuento de mis culpas; y de lo que gane, es mi voluntad que Dios nuestro Señor elija lo que le pareciere ser bastante para sacar del Purgatorio el alma que fuere más de mi obligación y gloria suya y de la Santísima Virgen María, a quien suplico sea mi abogada con su Divina Majestad. Amén. Oración ¡Oh Señor mío Jesucristo. Padre dulcísimo! Por el gozo que tuvo tu querida Madre cuando te le apareciste la noche de tu Resurrección y por el gozo que tuvo cuando te vió lleno de gloria y majestad, te pido me alumbres con los dones del Espíritu Santo, para que pueda cumplir tu voluntad todos los días de mi vida, pues vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Otra oración Vuelve ¡oh dulce Jesús! Desde tu excelso trono tus ojos de clemencia hacia el seno profundo de la cárcel del Purgatorio: esposas tuyas, son las que allí están purificándose; están marcadas con el sello de la Trinidad; son precio de tu Sangre, son tierno objeto de tu amor. Un fuego terrible las acrisola; una privación temporal de la vista de tu hermosura las aflige sobremanera; suspiran con ansia por el feliz momento en que han de ir a unirse contigo; que se apresure pues, este instante tan dichoso; que salgan pronto a gozar de su Esposo amado; que tu Sangre preciosa las lleve al refrigerio; que tu grande misericordia las conduzca al descanso; que en la perpetua paz brille sobre ellas la eterna luz. Así, Señor, te lo pedimos por 45 aquella amarga hora en que entregaste tu santo espíritu en manos de tu Eterno Padre. Amén. Sudario Señor Dios, que nos dejaste las señales de tu Pasión Santísima en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu Cuerpo Santísimo cuando por José fuiste bajado de la Cruz: concédenos, ¡Oh piadosísimo Señor!, que por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu Santísima Madre María, Señora nuestra, sean llevadas las almas del Purgatorio a la gloria de tu Resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, por todos los Siglos de los siglos. Amén. 46 La Cruz es mi salvación segura. La Cruz siempre veneraré. La Cruz de Nuestro Señor está conmigo. La Cruz es mi refugio. 300 días de indulgencia. 47 DEVOTÍSIMO OFRECIMIENTO DE LA SAGRADA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO DISTRIBUIDO EN LOS SIETE DIAS DE LA SEMANA Domingo Ofrece los gravísimos afanes, tormentos, angustias y dolores que padeció el Señor en el huerto, diciendo: Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, uno por uno, todos los tormentos de vuestra Pasión santísima, la muerte penosísima de cruz y la preciosa sangre que derramasteis por la salvación eterna de nuestras almas. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquellos grandes pasmos y terrores que asaltaron vuestro angustiado Corazón en el huerto; porque representándose en vuestra imaginación todos los martirios que al día siguiente habíais de padecer, Vos sufrísteis en el cuerpo y en el alma un mortal dolor. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquella tan fiera tristeza que os ocasionó el horror de la muerte 48 que os amenazaba, faltándoos muy poco para expirar de dolor, como lo expresásteis a vuestros amados discípulos con aquellas palabras: «Triste está mi alma hasta la muerte», esto es, afligida con tristeza mortal. Yo os fresco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquel acto humilde y devoto con que en las más graves angustias, queriendo orar a vuestro Eterno Padre, os pusisteis de rodillas postrado sobre la tierra por reverencia del Padre y por las mortales ansias y congojas que oprimían a vuestro purísimo Corazón. Yo osofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella oración resignada con que pedisteis a vuestro Padre que si era posible, os dispensase el amargo cáliz de vuestra muerte; y conformando vuestra humana voluntad con la divina, dijisteis: «Cúmplase vuestra voluntad y no la mía». Yo os ofrezco dulcísimo Jesús por las almas del Purgatorio, aquella ardiente caridad con que visitasteis a vuestros amados discípulos, estando anegado en un mar de angustias, exhortándolos a la vigilancia y a la oración para que de la tentación no fuesen vencidos. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella confortación misteriosa que os hizo el Ángel, hallándose vuestra alma santísima llena de tantas congojas y dolores, que bastaban a quitaros la vida. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquel gran conflicto que os puso en mortales agonías, 49 explicando vuestra grande aflicción con aquellas palabras: «El espíritu está pronto; pero la carne lo resiste». Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús por las almas del Purgatorio, aquella firme perseverancia en la oración, estando en el colmo de vuestras aflicciones, agonizando en mortales angustias, por el remedio y salvación eterna de los pecadores. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús por las almas del Purgatorio, aquella sagrada y preciosa Sangre que, a fuerza de intenso dolor, sudasteis en tanta abundancia que corrió hasta la tierra. Lunes Ofrece las penas y tormentos que el Señor padeció desde que fue preso hasta que lo presentaron al pontífice Anás, diciendo: Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús por las almas del Purgatorio, aquella prontitud de ánimo que mostrasteis para morir cuando levantándoos de la oración bañado del sudor de sangre, salisteis a encontrar a vuestros enemigos, diciendo que Vos érais Aquel a quien ellos buscaban. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, el gran dolor que sentisteis por la gravísima culpa de la traición de Judas, vendiéndoos a los judíos por treinta dineros y con el fingido ósculo de paz, entregándoos en manos de vuestros enemigos; dolor tan agudo y sensible, que es uno de los mayores que atravesaron vuestro piadosísimo Corazón. 50 Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellos actos de heróica piedad con que dísteis lugar a vuestros crueles enemigos, para que se levantasen de la tierra, y curásteis la oreja que vuestro fervoroso discípulo había cortado con celo de vuestra defensa al indigno siervo del Pontífice que os venía a prender. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquella gravísima tribulación que padecisteis cuando fuísteis embestido en el huerto por tanto número de soldados, y os prendieron y ataron con tan inhumana crueldad, que es imposible comprenderla con humano discurso. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella admirable paciencia con que sufristeis tantos golpes, oprobios y baldones, hasta arrancaros los cabellos de vuestra sacrosanta cabeza, estando Vos mismo, cordero humildísimo, sin responder palabra alguna. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellos actos internos que en medio de las opresiones hacíais de amor de Dios, de tolerancia y resignación, ofreciendo siempre al Eterno Padre todos aquellos malos tratamientos que os hacían, en satisfacción de nuestros pecados. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquel dolor vivísimo que os atravesó el Corazón cuando, en medio de tales tribulaciones, os hallásteis solo y abandonado de vuestros más caros amigos, los cuales, cuando os vieron preso y atado, huyeron todos. 51 Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellas aflicciones y dolores que sufristeis desde el huerto hasta la casa de Anás, por tantos golpes que os daban y las blasfemias que os decían los verdugos, haciéndoos caminar con tanta prisa y desprecio pr fuera y dentro de la ciudad. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquel acto de humildad y mansedumbre cuando delante del pontífice Anás estuvisteis con las manos atadas en forma de reo y oyendo los cargos que os hacían y las falsas acusaciones que daban contra Vos, como si fuérais el hombre más facineroso y más malo del mundo. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella cruelísima bofetada que os dio aquel hombre vilísimo con tan infernal furia, que os desfiguró la mejilla y la indecible paciencia y mansedumbre con que hablasteis a aquel indigno pontífice. Martes Ofrece los tormentos que el Señor padeció en la noche de su pasión en la casa de Caifás, diciendo: Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquel grande ultraje con que fuiste llevado y puesto en la presencia del pontífice Caifás, quien os recibió con una infernal indignación, hecho blanco de sus iras de los ministros y soldados que estaban con él. 52 Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, las acusaciones inícuas y falsos testimonios que os levantaron aquellos hombres vilísimos, no habiéndose testificado cosa alguna contra vuestra inocencia. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquel admirable silencio vuestro, no respondiendo ni una palabra para defenderos de tantas falsedades, injurias y calumnias como os imponían, dejándonos ese ejemplo admirable para seguiros en nuestras adversidades. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquel torpe y escandaloso conjuro que os hizo el soberbio Caifás, para que respondiéseis si érais Hijo de Dios, a quien con profundísima humildad, por reverencia del Padre, respondísteis que sí y que con grande majestad, vendríais a juzgar el mundo. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella injuriosa afrenta que os hicieron aquellos ministerios infernales, después de haber oído vuestra respuesta, y debiendo postrarse y adoraos como verdadero Dios, os publicaron por blasfemo y hombre merecedor de una afrentosa muerte. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquel rabioso furor con que los pérfidos judíos os embistieron después que confesasteis ser Hijo de Dios vivo, hiriendo con crueles bofetadas vuestro divino rostro y maltratando vuestro Cuerpo santísimo con fieros golpes llevando con tanta 53 mansedumbre estas ofensas horribles, que no se os oyó la menor queja. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquel oprobio vilísimo de escupiros en vuestro soberano rostro con tantas y tan hediondas salivas, que no se hallan palabras para explicar tan gran desprecio. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquella injuriosa burla y mofa con que os trataron los pérfidos judíos, cuando os vendaron los ojos con un paño muy sucio, y dándoos muchos golpes, decían: «Profetiza y adivina quién te ha herido», pues os preciábais de ser profeta. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio las tres negaciones ingratas de vuestro apóstol San Pedro y la grande compasión que de él tuvísteiscuando con tanta piedad le mirásteis, que volvió en sí, se dolió y comenzó a llorar amargamente su pecado. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, todas aquellas penas y ultrajes que padecísteis en toda aquella tristísima y funesta noche, habiendo quedado al arbitrio de vuestros enemigos y de gente vilísima, para ser atormentado a su voluntad, no cesando de afligiros con todos aquellos géneros de tormentos, afrentas y desprecios que os hicieron con su diabólica crueldad. 54 Miércoles Ofrece los tormentos y desprecios que el Señor padeció en casa de Pilato y Herodes, hasta el grande tormento de los cruelísimos azotes, y dirás con devoción lo siguiente: Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellas tres falsas acusaciones que los judíos dieron contra Vos a Pilatos, esto es, que engañábais a los pueblos, que mandábais no se pagase tributo al César y que os hacíais rey de los judíos. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella grande humildad con que os dejásteis llevar atado por las calles públicas de Jerusalén, y presentaros como un malhechor al rey Herodes, quien hizo burla y escarnio de vuestra inocencia y grandeza divina. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del purgatorio aquel vilísimo desprecio con que os trató aquel soberbio rey, cuando mandó poneros la vestidura blanca como a un loco, y presentaros así delante de los príncipes, escribas y fariseos y de un concurso muy grande. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellos gravísimos escarnios que sufrísteis de todo el pueblo, cuando por las calles de Jerusalén os llevaban con la vestidura blanca y os llenaban de injurias y baldones. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellas horribles voces de los impíos judíos, cuando decían: 55 «¡Muera, muera: crucifícale, crucifícale!»; y daban por libre a Barrabás hiriendo con tan cruel sentencia vuestro purísimo Corazón y el de vuestra Santísima Madre. Yo os ofrezco, dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio aquellos pasos que disteis hacia la columna donde habíais de ser azotado, y aquella grandeza de amor y humildad con que os ofrecísteis a tan cruelísimo tormento. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquel gran rubor y vergüenza que tuvisteis cuando os desnudaron para el tormento y asimismo aquellos vilísimos dolores que os causaron las ligaduras de los brazos y las manos, que fueron de fuerte mortificación. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, uno por uno, todos aquellos fuertes azotes que dieron a vuestro sacratísimo cuerpo aquellos verdugos infernales, rompiendo vuestras carnes santísimas y derramando muchas veces vuestra preciosa Sangre. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquel imponderable dolor que tuvo vuestra Madre Santísima por este tormento; pues cuantos golpes dieron en vuestro delicadísimo Cuerpo, tantos puñales atravesaron sus purísimas entrañas. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellos horribles dolores que os causaron por todo vuestro cuerpo santísimo y las llagas que os hicieron con más de cinco mil azotes, y aquel desmayo tan grande que a lo último 56 tuvísteis por el intenso dolor y falta de sangre, cayendo en tierra como difunto. Jueves Ofrece el acerbísimo tormento de la coronación de espinas como sigue: Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellos pasos dolorosos que dísteis cuando os llevaban al puesto y lugar de la coronación de espinas, todo lleno de heridas y llagas que destilaban vuestra Sangre preciosísima, después de la áspera y cruel flagelación. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquel vivo dolor que sentísteis cuando os desnudaron por segunda vez, renovando las llagas de los azotes al despegar la túnica de vuestro santísimo cuerpo con una crueldad inhumana. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella rigurosa crueldad con que los soldados asentaron sobre vuestra santísima cabeza una tirana corona, apretándola con fieros golpes, para penetrasen las espinas causándoos tan intenso dolor, que se deja a la piadosa consideración. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella sangre preciosa que salió de vuestra divina cabeza, corriendo hasta la tierra, estando Vos con humildad profundísima sujeto a esos cruelísimos tiranos, ofreciendo al Eterno Padre por nuestra salvación eterna tan atroz tormento. 57 Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellos afrentosos golpes que os dieron sobre la corona de espinas con la misma caña que os pusieron por cetro para que penetrasen más sus puntas y fuesen más profundas las heridas. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellos oprobios, injurias y baldones que os hicieron los soldados cuando, puesto de rodillas os dieron tantas bofetadas, saludándoos tan ignominiosamente con aquellas irrisorias palabras: «Dios te salve, rey de los judíos», como si fuéreis rey de burlas. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella grande afrenta, cuando con sucias y hediondas salivas mancharon los soldados insolentes vuestro divino rostro, tantas veces que os desfiguraron del todo. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella virginal y angelical erubescencia que sentísteis cuando en aquella lamentable forma, casi desnudo, os mostró Pilato al numeroso pueblo, diciendo: Ecce Homo. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquel grito diabólico del pueblo judáico cuando clamó diciendo: « ¡Crucifícale, crucifícale!», llenando de pavor y espanto mortal a vuestro purísimo Corazón con la sangrienta muerte a que os condenaban. 58 Viernes Ofrece lo que padeció Nuestro Señor con el grave peso de la Cruz, hasta ser en ella crucificado, y dirás: Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquella grande fatiga de llevar la Cruz tan pesada, que os hizo una grande llaga en el hombro, sobre las muchas que teníais en vuestro santísimo Cuerpo. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellas mortales congojas que tuvísteis y os ocasionaron los soldados en el camino del calvario, tirando cruelmente de la soga y los desprecios que os hicieron con las injurias, baldones y blasfemias del ingrato pueblo, y con tantos malos tratamientos como si fuérais el hombre más malvado del mundo que llevaban al suplicio. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquellas tres caídas que tuvísteis con el grave peso de la Cruz, como debilitado y sin fuerzas, y asimismo os ofrezco aquella grande impiedad con que os levantaron del suelo, tirando de las sogas con que os llevaban atado. Yo os ofrezco dulcísimo Jesús, por las almas del Purgatorio, aquel sumo desprecio con que fuísteis sacado de la ciudad, cargando con la Cruz, atado, escarnecido y vituperado de todo el pueblo y acompañado de unos
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