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La filosofía y su vigencia en la actualidad. 
Lic. Jonathan Flores1 
 
Hablar de filosofía en la actualidad conlleva 
de cualquier modo a reflexionar sobre los 
aspectos más relevantes que caracterizan 
nuestra sociedad y el modo en que se 
conduce, a este propósito se dedicaran las 
siguientes anotaciones de este escrito, en 
aras de reflexionar de un modo más o menos 
general sobre la vigencia de la filosofía y su 
papel en la dinámica propia de nuestra 
época. 
 La filosofía, una actividad tan antigua que no 
solo vio nacer a las universidades, sino que 
en cualquier espacio y cultura los hombres 
han filosofado generalmente sin darse 
cuenta, esta constante actividad pareciera 
ahora ser soterrada por discursos alienantes 
que solo les conviene la justificación de 
modelos que beneficia unos pocos sobre las 
mayorías. 
 El filosofar es el arte de interrogar el mundo, 
Jacob Friedrich (1773-1843) expresaba que: 
“El saber filosófico está escondido en el 
saber común, y el arte filosófico consiste en 
sacarlo de él; toda filosofía es una 
																																																													
1	Profesor	del	Departamento	de	Filosofía	–	Sociología,	
Licenciado	en	Diplomacia	y	Ciencias	Políticas	
observación interior de nosotros mismos”. Lo 
que significa que la filosofía desde sus inicios 
se ha distinguido por ayudar a los seres 
humanos a tener una visión 
omnicomprensiva de la realidad. 
De lo anterior se puede deducir que el 
hombre es un ser orientado para el desarrollo 
social y por ende para ejercer valoración 
sobre él, es en este sentido que la filosofía 
cada vez más ha desempeñado una 
creciente función de preparar al hombre para 
lograr con mayor efectividad las tareas de 
enjuiciar y apreciar su entorno y su propio yo. 
Sin embargo la desestimación de la filosofía 
en la actualidad exige hacer algunas 
preguntas que conduzcan al esclarecimiento 
del asunto: ¿A qué se debe la poca estima 
que tiene la gente por la filosofía? ¿Cuál es 
la vigencia de la filosofía en el mundo 
actual?, existen muchos vaticinios de que la 
filosofía va camino a su extinción dado que 
posee un enorme cúmulo de preguntas sin 
respuestas, que no posee nada efectivo para 
la vida practica. 
Ninguna de tales aseveraciones es lo 
suficientemente válidas para concluir que el 
papel de la filosofía es una labor inútil y 
abstracta. Desde la antigüedad el hombre ha 
tenido la necesidad de preguntarse por el 
sentido de las cosas, su incesante necesidad 
de saber, dió paso a la construcción de 
explicaciones tan elaboradas como lo hacen 
las ciencias en la actualidad. 
Afirmar que el hombre moderno ha superado 
las preguntas más antiguas y acuciosas 
acerca de su existencia, sería negar la 
evolución histórica de la humanidad, 
supondría que toda duda ha sido superada, 
que todo problema no es más que causas del 
destino o voluntad de la providencia, que 
todo sistema explotador es condición natural 
de la sociedad, como en aquellos tiempo en 
la que como tal era tratada la esclavitud 
misma y como tal no podía ser modificada. 
Si todas estas suposiciones no son más que 
falsas ideas, entonces el papel de la filosofía 
en la vida cotidiana de los seres humanos 
sigue más vigente que nunca, cumple la 
función de orientar el pensamiento, vincula la 
conciencia al contexto histórico, político y 
social que cada generación experimenta y 
sitúa a cada individuo en una relación con el 
mundo. 
Ahora, la decadencia del pensamiento 
filosófico no solo es producto del positivismo 
exacerbado de la ciencia, también es parte 
del discurso envolvente que preconiza que 
las ciencias humanísticas en general no son 
nada útil para lograr el desarrollo moderno, y 
que son incompatible con la productividad y 
eficacia que exige el modelo de desarrollo 
económico vigente. 
Se ha subestimado la filosofía por las 
supuestas preguntas difícil de responder que 
realiza, sin embargo la filosofía no deja por 
fuera la reflexión sobre los problemáticas 
actuales, está llamada a reflexionar sobre los 
problemas propios de cada época. 
El cambio climático, el modelo desigual sobre 
el que se sientan las relaciones entre clases 
o países, la apropiación de las riquezas por 
parte de centros monopólicos y 
hegemónicos, ya no se diga el control que 
ejerce la tecnocracia en el hombre moderno, 
son a groso modo problemas propios de la 
sociedad actual que no se pueden explicar 
desde la mutilada visión que suelen hacer las 
ciencias ultra positivistas. Solo desde una 
reflexión humanista se podría ejercer una 
crítica propositiva a los inconvenientes que 
enfrenta nuestra generación y las que nos 
sustituirán. 
La amenaza más patente parecer ser el 
especialismo que durante el último decenio 
del siglo XXI se ha vuelto una práctica 
hacendosa de las universidades no solo 
europea y anglosajonas, sino que ha 
alcanzado a las propias latinoamericanas. 
Esta tendencia es una manera de conducir el 
conocimiento por un solo camino, por una 
única pedagogía, se constituye en la 
negación de los pluralismos y en la 
instauración de un omnicentrismo discursivo 
dominante. 
Resulta evidente la poca atracción por la 
filosofía, la literatura, la historia, las lenguas 
clásicas, el arte es decir, todo lo que 
humaniza nuestros estudios y nos acerca a lo 
que somos. No podemos negar que nuestros 
fundamentos están ahí, pero parece que la 
modernidad, con su tecnologización y su 
desorbitante aceleración de los procesos 
humanos, no admite nada que requiera del 
reposo, la reflexión, la mirada clara y la 
herramienta elemental y transformadora: 
Pensar. 
La vigencia de la filosofía radica 
precisamente en la emancipación de la 
sociedad de estos sistemas neocoloniales y 
en cuanto a las universidades, como fuentes 
productivas de conocimiento están llamadas 
a forjar personas con conciencia, 
pensamiento crítico, pero sobretodo seres 
capaces de convivir en sociedad con sus 
semejantes y en pleno respeto de su entorno. 
Toda búsqueda de solución a los problemas 
acuciantes de nuestra época se debe fundar 
sobre la reflexión filosófica que permita a las 
personas obtener resultados que tiendan a 
hacer posible la relación vinculante y 
complementaria del hombre con la naturaleza 
que al final es la única garantía de prolongar 
la especie humana en este planeta si de eso 
trata. 
Para concluir quisiera hacer mención de 
algunos prejuicios que son comunes en 
cuanto a la filosofía por ejemplo la “filosofía 
no sirve para nada”, “la filosofía niega la 
existencia de dios”, “la filosofía sirve para 
confundir las mentes” , y lo más común la 
filosofía es la actividad de unos pocos 
hombres”, si bien es cierto que la filosofía no 
nos quitará el hambre, o erradicará el 
sufrimiento humano, exigirle eso a la filosofía 
es como querer entender racionalmente que 
después de cortarle las alas a un pájaro debe 
liberarse para que emprenda su vuelo, sin 
embargo la filosofía trata de reorientar 
constantemente al ser humano hacia la 
realización de las aspiraciones más 
profundas que nacieron junto a la propia 
humanidad: la justicia, la paz, la libertad y la 
felicidad.

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