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Editorial
Vol. 77, Núm. 3 • Mayo-Junio 2010
pp 103-104
Importancia de fomentar el vínculo de apego en 
la infancia
(Importance of the fastering link of attachment in childhood)
Leopoldo Vega Franco
Cuenta John Bowlby, distinguido psicoanalista y autor 
de la teoría del apego, que antes de la Segunda Guerra 
Mundial trabajaba como psiquiatra de niños en su nativa 
Inglaterra y se percató que entre los antecedentes de los 
pequeños delincuentes era común encontrar una alta in-
cidencia de disrupción en la relación madre-hijo, lo que 
le motivó a seguir esta línea de investigación.
Al finalizar la guerra la Comisión Social de la entonces 
recién creada ONU, estaba preocupada por los nume-
rosos niños sin hogar que deambulaban en las ciudades 
de los países beligerantes, por lo que en 1951 la OMS 
invitó a Bowlby a estudiar el problema que culminó en 
una publicación editada por la OMS, titulada Cuidados 
Maternos y Salud Mental, que un lustro después fue dis-
tinguida como la publicación más citada en las ciencias 
sociales (The Social Sciences Citation Index).
En la presentación de tal distinción, en par de cuarti-
llas, el autor hace énfasis en que la privación de cuidados 
maternos en los niños es un factor determinante de la 
salud mental,1 menciona también que el planteamiento 
que hizo en su publicación fue muy criticado por los psi-
cólogos teóricos «amargamente críticos», lo que le mo-
tivó a construir las bases teóricas del vínculo madre-hijo 
en la primera infancia.
En esa época de los años cincuenta nacía la etología 
como parte de «la biología que estudia el comporta-
miento de los animales», como producto de los estu-
dios de Konrad Lorenz en gansos y patos y los de Harry 
Harlow en macacos, y después con las experiencias de 
Mary Ainsworth, psicóloga que había trabajado a su lado 
en la Clínica Tavistock de Londres, donde desarrolló una 
prueba para valorar el apego en los niños. Con base en 
estos estudios y particularmente en dos publicaciones, 
una de Harlow2 y otra de Bowlby,3 cimentó su teoría del 
apego, hoy ampliamente aceptada por quienes laboran 
en las ciencias de la conducta y Mary Ainsworth identifi-
có los patrones básicos de apego en la infancia al calificar 
la conducta de los niños al ser expuestos a situaciones 
no familiares o extrañas, identificando tres formas de 
apego según el comportamiento de los niños «ante una 
situación extraña», calificándolos como niños con apego 
seguro, apego evitativo y apego resistente.4
Bowlby formula su teoría afirmando que el apego 
afectivo en aves y mamíferos es la expresión de un pro-
ceso natural de desarrollo en los animales así como en 
seres humanos, debido a que ambos muestran una ten-
dencia de adaptación para mantener cierta proximidad 
ante la figura del progenitor.
Como explicación del apego existen tres teorías: una 
psicoanalítica que plantea el establecimiento de una aso-
ciación entre la satisfacción de una necesidad y donde 
la persona la satisface generando un vínculo. Otra de 
carácter conductual, en la que el niño establece una re-
lación entre la satisfacción de sus necesidades y el rostro 
de su madre, formando una respuesta condicionada de 
amor con la sola presencia de su progenitora. Y la ter-
cera de índole etológica en la que el niño, a medida que 
aprende a desplazarse, se da cuenta de que el mantener-
se cercano a un adulto le brinda protección ante alguna 
necesidad.4
Pero, ¿Cómo se define el apego? Para la Academia de 
la Lengua Española es la afición o inclinación hacia alguien 
o algo, es decir, un vínculo emocional hacia alguien o hacia 
algo, sea éste un objeto o sujeto. Por eso es que en la 
primera infancia concierne a los padres procurar a sus 
hijos un ambiente acogedor que nutra al niño de cálidas 
emociones en su fugaz vida de lactante y para continuar 
su exploración y conocimiento del estrecho mundo que 
en él habita, bajo la cercana observación de sus figuras 
de apego.
Es pues importante que el pediatra asuma su papel 
como puericultor, aconsejando a los padres cómo, aun en 
la pobreza pueden dar a sus hijos un ambiente de cariño y 
los cuidados y alimentación que aseguren su crecimiento, 
a la vez que toman medidas preventivas para evitar que 
enfermen o puedan tener algún accidente en su hogar.
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http://www.medigraphic.com/espanol/e1-indic.htm
Vega FL. • Importancia de fomentar el vínculo de apego en la infancia
Rev Mex Pediatr 2010; 77(3); 103-104 104
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Por esta razón es deseable que cuando los padres 
recurren por primera vez al médico para iniciar el se-
guimiento clínico de su hijo y para saber de los cuidados 
que deben prodigarle en el primer año de vida, lo que es 
común entre los progenitores que debutan como padres 
en el cuidado de su primer bebé; es conveniente ganar 
su confianza aconsejando con detalle lo que deben hacer 
y lo que deben evitar en la crianza de su hijo, explicán-
doles las bondades de la alimentación al seno materno y 
cuando la madre ha decidido lactarlo con alguna fórmula 
láctea, es conveniente que esmere sus consejos acerca 
de los cuidados en la preparación de los biberones, su 
conservación y cómo deben proporcionarlos a su hijo.
Ante tal escenario, la labor del pediatra no sólo se 
limita a tratar de evitar que los padres cometan errores 
que pongan en peligro a su bebé, pues no menos impor-
tante es que el alimento que éstos reciben vaya adereza-
do con muestras de amor de parte de quien lo alimenta; 
de cierta manera el pediatra deberá inculcar en ambos 
padres la importancia de alimentar a la vez el cuerpo 
y el naciente espíritu del pequeño ser, procurando que 
reciba su alimento en un ambiente físico placentero, sin 
ruidos, estridencias, conversaciones, ni con la macabra 
televisión encendida; es decir, donde el niño perciba el 
tierno contacto de su madre, padre o cuidadora. Con 
tales precauciones pronto el niño podrá identificar su 
figura de apego en quien lo alimenta o en quien le brinda 
cuidados en ausencia de sus padres.
Es lógico pensar que en los dos primeros meses de 
la vida, en los que el hambre exige que el niño exprese 
la necesidad de ser alimentado cada tres o cuatro horas, 
el principal vínculo afectivo o sea el apego del niño, es 
para quien lo alimenta, cuida y responde a su necesidad 
ante su señal de llanto, o cuando algo le molesta (como 
el cambio del pañal).
Si bien en los primeros dos o tres meses los bebés 
aún no identifican visualmente a quien atiende sus seña-
les, el niño empieza a reconocerlo mediante su olfato, 
por la voz y la forma en que lo toma en sus brazos; entre 
dos y seis meses irá reconociendo y dará señales de que 
lo identifica visualmente, lo que a su vez hará con otras 
figuras de apego de su núcleo familiar. Entre los seis me-
ses y tres años dará muestra de aproximación física al 
reconocer una figura de apego entre varias personas y 
más tarde, cuando ya camina, se dirige hacia ella cuando 
la reconoce.
En estas cortas líneas puede radicar la importancia de 
comprender que en la sana evolución del cuerpo y en 
el incipiente espíritu de los niños, es donde prospera el 
vínculo afectivo y se establecen las bases donde se fun-
damenta la seguridad con la que irá tomando decisiones 
en el resto de su vida. Por eso es congruente el hecho 
de que Bowlby haya desarrollado su teoría a partir de 
sus experiencias con pequeños delincuentes y niños va-
gabundos, en quienes él observó común encontrar en 
ellos el antecedente de disrupción temprana en la rela-
ción madre-hijo.
Reflexionando acerca del lapso histórico de las últi-
mas dos décadas en este país en la que ha crecido la 
pobreza, la delincuencia, la mayor frecuencia de madres 
adolescentes y se ha declarado una guerra antinarcos en 
la que miles de jóvenes delincuentes huérfanos de ape-
go y otros tantos miembros de familias bien integradas 
mueren, día a día en un conflicto sin frente bélico, que 
se ha generalizado en los límites de ocho o diez de las 
entidadesfederativas de este país, afectadas día a día 
por hechos de sangre. Inmerso en mis cavilaciones me 
pregunto: ¿Podríamos los pediatras contribuir al futuro 
de esta nación esmerándonos al inculcar a los padres el 
cultivo del apego? Pienso que es momento de hacerlo.
Referencias
1. Bowlby H. Maternal care and mental health. This Week Citation 
Classic. Current Contents Dec. 15, 1986. http://garfield. Library. 
Open edu/classic 1986/A1986 17063100001.psf
2. Harlow UF. The Nature of Lave (Publicado en: Am Psychol, 13, 673-
85) http://psychclassics.yorku.ca/Harlow/love.htm (Junio 24 2010).
3. Bowlby B. The nature of the child’s tie to his mother. Intern J 
Psycho-Analysis. (http://www.psychology.sunysb.edu/attachment/
online/nature%20of%20the%20childs%20tie%20bowlby.pdf) (Ju-
nio 24 2010).
4. Deval J. El desarrollo Humano, Siglo XXI España en coedición Siglo 
XXI México 7a ed. 1997: 189-196.

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