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Censo

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CENSO
Censo (en latín censere, 'evaluar'), término que en un principio se refería al recuento oficial y periódico de la población de un país o de una parte de un país. Designa también el registro impreso de dicho recuento. En nuestros días se llama así a la información numérica sobre demografía, viviendas y actividades económicas de una demarcación.
HISTORIA DEL CENSO
Los primeros censos conocidos fueron elaborados con carácter fiscal o para proceder al reclutamiento militar. Los fragmentos de tablas de arcilla hallados en la antigua Babilonia indican que ya en el año 3800 a.C. se llevaban a cabo para hacer un cálculo aproximado de los futuros ingresos proporcionados por los impuestos. También se sabe que las antiguas civilizaciones china, hebrea, egipcia y griega elaboraban censos. Sin embargo, las enumeraciones no se efectuaron con regularidad hasta que los romanos comenzaron el recuento de los habitantes de su Imperio. Los censos romanos corrían a cargo de los censores locales. Se efectuaban cada cinco años y al principio sólo se llevaban a cabo en Roma, pero en el año 5 a.C. se extendieron hasta cubrir todo el Imperio. Además de ocuparse del registro de la población y de la recaudación de impuestos, el censor se ocupaba también de mantener la moral pública.
Con el predominio del feudalismo durante la edad media, ya no era necesaria la información para la recaudación de impuestos ni el reclutamiento militar, aunque el libro inglés Domesday Book de 1086 se asemejaba a un censo. Hubo que esperar hasta el siglo XVII para que un Estado volviera a intentar realizar un recuento fidedigno de su población. Suecia ha sido mencionada a menudo como país precursor en recoger información sobre sus habitantes. La ley obligaba a sus iglesias a mantener un registro permanente de los nacimientos, muertes y matrimonios de todas las personas que habitaban dentro de los límites parroquiales. Aún se sigue manteniendo esta especie de registro estadístico en Escandinavia, Finlandia, los Países Bajos y Bélgica.
No obstante, el primer censo verdadero de una época más reciente fue elaborado en la colonia de Nueva Francia (actual Quebec), donde el recuento de individuos comenzó en 1665. El aumento de gobiernos democráticos tuvo como consecuencia un nuevo aspecto en el proceso censal: en Estados Unidos el censo de 1790 tenía el propósito concreto de determinar la representación en el Congreso de acuerdo con la población. Este fue el primer censo en el que se expusieron con carácter público las listas con la información recogida.
El año 721 el valí Amheser envió al califa de Damasco una detallada descripción numérica de la península Ibérica. En tiempo de Al-Hakam II y bajo el califato de Abd-el-Numen se realizaron empadronamientos censales. Alfonso VII de Castilla concedió a los mozárabes de Toledo permiso para la formación de un catastro. Las actas de las Cortes de Alcalá de 1348 mencionan diversos empadronamientos. Las de Valladolid de 1351 dispusieron que se redactara el Becerro de las Behetrías, especie de catastro de los señoríos de las villas importantes de Castilla. En 1482 los Reyes Católicos realizaron un censo de sus reinos al que siguió otro después de la conquista de Granada. Años más tarde se llevaría a cabo un recuento de hogares en Cataluña, Navarra, Vascongadas y Valencia.
En América Latina, en la época de los monarcas borbones Carlos III y Carlos IV, movidos por un impulso de control burocrático y administrativo, se procedió al levantamiento de censos de población en los virreinatos. Constituyen un importante antecedente histórico de la preocupación censal de los gobiernos nacionales tras la independencia, que tuvieron que enfrentarse a grandes carencias y dificultades.
EL CENSO MODERNO
Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX la práctica del censo se fue extendiendo a todo el planeta. Organizaciones internacionales como las Naciones Unidas han animado a todos los países a adoptar un sistema similar a la hora de efectuar sus censos. Dentro de la larga lista de criterios recomendados por la ONU para elaborar un censo se encuentran: lugar de residencia, estado civil, sexo, edad, hijos, lugar de nacimiento, empleo o situación laboral, ciudadanía, lengua materna, origen étnico o adscripción religiosa, nivel de estudios, población total, distribución de la misma y características de la vivienda familiar.

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