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EL PROBLEMA DE LOS GÉNEROS DISCURSIVOS 1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Y DEFINICIÓN DE LOS GÉNEROS DISCURSIVOS El problema de los géneros discursivos surge de la diversidad de actividades humanas que implican el uso del lenguaje. Cada esfera de la actividad humana genera enunciados concretos que reflejan las particularidades y objetivos de esa esfera, tanto en su contenido temático como en su estilo y composición. Estos enunciados, que pueden ser tanto orales como escritos, forman lo que se conoce como géneros discursivos. La variedad de géneros discursivos es vasta y refleja la infinita gama de actividades humanas y sus expresiones lingüísticas. Desde breves réplicas en un diálogo cotidiano hasta extensos documentos burocráticos, pasando por manifestaciones científicas y literarias, cada género tiene sus propias características temáticas, estilísticas y estructurales. A lo largo de la historia, se ha prestado más atención a los géneros literarios, mientras que los géneros discursivos en general han sido menos estudiados. Incluso dentro del ámbito de los géneros retóricos, se ha tendido a enfocarse en su especificidad funcional más que en su naturaleza lingüística común. Es fundamental comprender la distinción entre géneros discursivos primarios (simples) y secundarios (complejos). Los secundarios, como novelas, dramas y textos científicos, se desarrollan en contextos de comunicación cultural más compleja y suelen absorber y reelaborar géneros primarios. La relación entre estilo y género es crucial. Cada género tiene su propio estilo característico, que está intrínsecamente ligado a la temática y la estructura del enunciado. El análisis estilístico y genérico es esencial para comprender cómo los enunciados reflejan la individualidad del hablante o escritor, así como las condiciones y funciones específicas de cada esfera de comunicación. La evolución histórica de los estilos lingüísticos está estrechamente vinculada a los cambios en los géneros discursivos. Los géneros primarios y secundarios influyen mutuamente en la configuración del lenguaje a lo largo del tiempo, lo que refleja la relación dinámica entre la sociedad, la historia y la lengua. En resumen, el estudio de los géneros discursivos es fundamental para comprender la naturaleza del enunciado y su relación con la sociedad, la historia y la lengua. Esta comprensión profunda es esencial para abordar de manera adecuada los problemas tanto estilísticos como metodológicos en el análisis lingüístico. EL ENUNCIADO COMO UNIDAD DE LA COMUNICACIÓN DISCURSIVA. DIFERENCIA ENTRE ESTA UNIDAD Y LAS UNIDADES DE LA LENGUA (PALABRA Y ORACIÓN) La comunicación discursiva se basa en el enunciado como su unidad fundamental, distinguiéndose de las unidades de la lengua, como la palabra y la oración. Mientras que la lingüística del siglo XIX, influenciada por pensadores como Wilhelm von Humboldt, tendía a relegar la función comunicativa del lenguaje en favor de la generación del pensamiento, otros enfoques, como los seguidores de Vossler, destacaban la función expresiva del lenguaje, centrándose en la expresión del mundo individual del hablante. Sin embargo, en muchos enfoques lingüísticos se subestimaba o incluso se desvalorizaba la función comunicativa del lenguaje, tratándolo como si se utilizara en la soledad del hablante, sin relación forzosa con otros participantes en la comunicación. A menudo, se representaba la comunicación como un proceso entre dos entidades estáticas: el hablante y el oyente, lo cual simplifica en exceso la complejidad real de la interacción discursiva. En realidad, la comprensión de un enunciado implica una respuesta activa por parte del oyente, que puede manifestarse de diversas maneras, ya sea de forma inmediata o diferida en el tiempo. Todo enunciado se convierte así en un eslabón en una cadena compleja de discursos interrelacionados. Es importante distinguir entre la oración y el enunciado: mientras que la oración es una unidad gramatical, el enunciado es una unidad de comunicación discursiva delimitada por el cambio de los sujetos discursivos. Esta distinción es esencial para comprender la naturaleza y la función del lenguaje en la comunicación humana. En cada enunciado, desde una simple palabra hasta obras complejas, se encuentra la intención discursiva del hablante, que determina su significado, extensión y forma. La intención discursiva guía la elección del objeto, los límites del enunciado y su capacidad para transmitir el sentido completo. Además, influye en la selección del género discursivo, que se adapta y desarrolla según esta intención. Los géneros discursivos son formas estables de expresión que utilizamos en la comunicación cotidiana, tanto oral como escrita. Aunque los empleamos con naturalidad, a menudo desconocemos su existencia teórica. Así como dominamos nuestra lengua materna antes de estudiar gramática, aprendemos a utilizar los géneros discursivos a través de la práctica y la experiencia. La habilidad para utilizar los géneros discursivos influye en nuestra capacidad para comunicarnos de manera efectiva en diferentes contextos. Quienes dominan diversos géneros pueden expresarse con claridad y libertad, reflejando su personalidad de manera más plena en el discurso. Por otro lado, aquellos que no dominan ciertos géneros pueden sentirse limitados en ciertas situaciones de comunicación. Es importante reconocer que los géneros discursivos son distintos de las formas lingüísticas en su estabilidad y flexibilidad. Mientras que las formas lingüísticas son más normativas, los géneros discursivos son más ágiles y adaptables. Su variedad se determina por la situación comunicativa, las relaciones entre los participantes y otros factores contextuales. los géneros discursivos son herramientas fundamentales para la comunicación efectiva, permitiendo la expresión de nuestra intención discursiva de manera adecuada en diversos contextos y situaciones. Su dominio contribuye a una comunicación más clara, libre y creativa. La expresividad en el lenguaje es un fenómeno complejo que se manifiesta principalmente en el enunciado, más que en las unidades lingüísticas individuales como las palabras u oraciones. La oración, en sí misma, es neutra y no posee expresividad intrínseca; esta se origina únicamente dentro de un contexto específico de enunciado. Por ejemplo, la oración "él ha muerto" puede adquirir diferentes matices expresivos dependiendo del contexto en el que se emplee, pudiendo expresar tanto un sentimiento positivo como negativo. De manera similar, una oración exclamativa como "¡qué alegría!" puede adoptar tonos irónicos o sarcásticos según el contexto en el que se utilice. La entonación expresiva es un recurso fundamental para transmitir la actitud emocional y valorativa del hablante hacia el objeto del discurso. Sin embargo, esta entonación no está presente en las unidades lingüísticas aisladas, como las palabras o las oraciones, sino que surge en el proceso activo de uso del lenguaje en un enunciado concreto. Las palabras, en su significado neutro, no poseen expresividad intrínseca, pero adquieren matices expresivos en el contexto del enunciado en el que se utilizan. Estos matices están influenciados por factores como el género discursivo, la situación comunicativa y la intención del hablante. Los géneros discursivos, que representan formas típicas de enunciados, tienen una expresividad característica que se refleja en las palabras y oraciones que los componen. La expresividad genérica no es inherente a las palabras, sino que proviene de la asociación de las palabras con el género discursivo en el que suelen aparecer. la expresividad en el lenguaje se manifiesta principalmente en el enunciado, que es influenciado por diversos factores como el contexto comunicativo, el género discursivo y la interacción con otros enunciados. Las palabras y oraciones, en sí mismas, son neutras y adquieren expresividad solo dentro de un enunciado específico. El enunciado, en el análisis semiótico, se caracteriza por su interaccióncon el discurso ajeno y su orientación hacia un destinatario. Cuando incorporamos enunciados ajenos o palabras aisladas de otros, estos elementos añaden algo al discurso que parece irracional desde una perspectiva lingüística, especialmente en términos de sintaxis. Aunque estas interrelaciones no se ajustan a las normas sintácticas, se asemejan a las relaciones dialógicas entre réplicas en un diálogo. La entonación y el uso de comillas en el discurso escrito marcan los cambios de sujeto discursivo y reflejan la expresividad del hablante. El enunciado también está intrínsecamente ligado al destinatario. Cada enunciado, al ser un eslabón en la cadena de comunicación discursiva, está dirigido a alguien específico, ya sea un interlocutor directo, un grupo de especialistas o un público más amplio. La construcción del enunciado considera las posibles respuestas del destinatario, lo que influye en su estructura y estilo. Además, el contexto social y la relación entre el hablante y el destinatario determinan el género y el estilo del enunciado. El análisis del enunciado no se limita solo a su relación con el autor, sino que también considera su conexión con enunciados anteriores y posteriores en la comunicación discursiva. Los recursos lingüísticos utilizados en un enunciado reflejan la influencia del destinatario y su respuesta anticipada. Es importante destacar que estas características del enunciado se manifiestan plenamente solo en el contexto completo de la comunicación discursiva, lo que resalta la complejidad del análisis semiótico del lenguaje. La comunicación discursiva se basa en el enunciado
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