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REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA 
Año XXXVI, No 72. Lima-Boston, 2do semestre de 2010, pp. 415-436 
 
 
 
 
EL HUMOR NEGRO, LA BURLA DE LA MODERNIDAD Y LA 
ECONOMÍA DEL LIBRO EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
Michael Abeyta 
University of Colorado, Denver 
 
 
Resumen 
Este estudio explora las implicaciones ideológicas del humor negro en la 
narrativa de David Toscana. El humor satírico y acérbico, la burla, la parodia y 
la ironía tienen un papel crucial en la visión crítica que aporta el autor sobre la 
sociedad mexicana actual. Señalaremos en su narrativa la aproximación satírica 
a la modernidad y a la historia, pero sobre todo a la cultura del libro en México 
para observar cómo esta visión se relaciona con el fracaso individual y colectivo 
en el contexto del subdesarrollo. Destacamos en la obra de Toscana cierta críti-
ca a la razón instrumental promocionada en los libros de la “no-ficción” que 
han saturado al mercado del libro. Asimismo, se discutirán el humor morboso y 
la parodia en la obra de Toscana en relación con la tradición hispánica: sobre 
todo con Miguel de Cervantes y la verdad quijotesca. 
Palabras clave: David Toscana, humor, sátira, fracaso, modernidad, subdesarro-
llo, globalización, neoliberalismo, razón instrumental, mercado de libro, narra-
tiva mexicana. 
 
Abstract 
This study explores the ideological implications of black humor in David 
Toscana’s narrative works. The satiric and acerbic humor, the mocking parody 
and irony play a crucial role in the author’s critique of contemporary Mexican 
society. We highlight his satirical treatment of Modernity and history, but above 
all of the book culture in Mexico, to show how his critique relates to the idea of 
individual and collective failure as a corollary to underdevelopment. In particu-
lar, his works critique the instrumental reason promoted by the nonfiction 
books that have saturated the book market. We also examine his morbid 
humor and parody in relation to the Hispanic tradition, primarily in compari-
son with Cervantes and the play of truth and fantasy in Don Quixote. 
Keywords: David Toscana, humor, satire, failure, Modernity, underdevelopment, 
globalization, neoliberalism, instrumental reason, book market, Mexican fiction. 
 
MICHAEL ABEYTA 
 
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Lucio, el protagonista de El último lector, es el bibliotecario de 
Icamole, un pueblo sin lectores, y él se empeña en ser el censor de 
los libros que entran a su biblioteca por si acaso uno de los pueble-
rinos llega a sacar un libro. Al juzgar los libros, lee primero la con-
traportada para ir formando juicios y prejuicios sobre ellos. Como 
Lucio, voy a empezar por citar la contraportada de la misma novela, 
El último lector, la cual tiene un juicio de Carlos Monsiváis sobre el 
libro de David Toscana. Dice: “No es Pedro Páramo, no es humor 
negro, no es surrealismo… Me detengo para no disolver mi punto 
de vista en negaciones y comparaciones absurdas. La novela de Da-
vid Toscana sí es, y con gran eficacia, el trazo de un proceso de vida 
cotidiana que, traspasado por el absurdo y sus procedimientos, se 
clarifica”. Aunque Monsiváis declara que no es una novela de 
humor negro, afirmamos que El último lector sí contiene muchos de 
los mismos elementos del humor negro de las demás novelas de 
David Toscana. Tal vez Monsiváis quiso destacar el sufrir diario en 
la vida cotidiana de los personajes, pero esto no extirpa la presencia 
del humor negro en la obra. No me desanima la cita del ilustre inte-
lectual mexicano; resulta que son varios los críticos que afirman el 
humor negro, el humor mordaz y morboso en la obra de Toscana 
por lo general. De hecho, Toscana afirmó el humor en su obra poco 
después de que salieron Estación Tula e Historias del Lontananza. Y 
quisiera referirme a esa entrevista de 1997 con José Garza para des-
tacar el contexto social e histórico de la obra de Toscana, lo cual es 
imprescindible para entender el humor en su obra. Hablando de 
Historias del Lontananza, Toscana explica que 
 
La idea de ubicar los cuentos en una cantina surge del espíritu de derrota 
que se sintió a partir de los días finales del 94, cuando ‘el error de diciem-
bre’, una situación que provocó un ambiente de ánimo social interesante, en 
que los sueños fueron mucho más allá de la realidad, o sea, más planes que 
realizaciones, más fracasos que triunfos. De hecho, pienso que en términos 
estrictos, la crisis económica casi casi nos convirtió a todos en unos fraca-
sados (en Garza). 
 
Toscana explica también que esa situación social le resulta inte-
resante en parte porque “las historias que terminan mal siempre se-
rán más atractivas, en términos literarios”. Las historias felices para 
él son cerradas, mientras “las que no ofrecen un dulce sabor de bo-
ca permiten meditar, obligan a seguir en la lucha por la felicidad”. 
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
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En cuanto al humor, continúa diciendo que el humor es “parte 
esencial de nuestra realidad. Siempre que comentamos una mala ex-
periencia, generalmente lo hacemos con una buena dosis de 
humor”. 
El sentido del fracaso en la obra de Toscana ya ha sido mencio-
nado bastante en la crítica, sin embargo, pocas veces se ha precisado 
cómo se articula. Para entender cómo se articula el humor negro y 
el sentido del fracaso en la obra de Toscana, hay que examinar su 
visión crítica de la globalización neoliberal, la sociedad mexicana, su 
historia y la mala suerte de ser vecino de los Estados Unidos. Pero 
sobre todo en este análisis nos interesa destacar la burla de la eco-
nomía del libro como parte esencial de la visión crítica de Toscana. 
Voy a trazar primero cierta relación con el humor de Miguel de 
Cervantes, que poco se ha estudiado en la obra de Toscana y que 
clarifica la actitud lúdica y satírica de Toscana frente a la cultura 
hegemónica estadounidense. Segundo, Toscana a su manera se burla 
también de la modernidad casi naufragada en México, y de la globa-
lización por medio de su retrato del trabajo alienado, el tiempo, el 
consumo y las mercancías, y la imposibilidad del protagonismo 
heroico en la vida cotidiana de la sociedad capitalista. 
El crítico Miguel Rodríguez Lozano señaló el relato “Un poeta 
local”, de Historias del Lontananza, como ejemplar de la visión estéti-
ca de Toscana, pero yo quisiera señalar otro cuento del mismo libro 
como modelo para entender el humor y la crítica social en la narra-
tiva de Toscana. Quisiera destacar en “El cacomixtle” cierto juego 
muy cervantino y cierta problemática quijotesca. Si bien en “Un 
poeta local” Toscana “pone en jaque la visión idealista de la literatu-
ra y la mitificación que se hace de ella” (Rodríguez Lozano 59), lo 
que vemos en “El cacomixtle” es otra especie de burla y crítica que 
también se encuentran en casi todas la novelas de Toscana. En el 
sentido en que Cervantes se burlaba de los libros de caballería, y hay 
que recordar que la nobleza española los usaba como libros de cor-
tesanos para imitar los modales apropiados para la corte, Toscana, 
en sus libros, se burla de la razón instrumental y el pragmatismo ba-
rato de todo un género de libro que ha llegado a saturar el mercado 
de libro en México, y que se asocia sobre todo con el capitalismo 
estadounidense. 
“El cacomixtle” trata del cantinero Odilón, que busca temas para 
hablar con sus clientes. De ahí sale el tema absurdo del mamífero 
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ladrón que el bartender vio en un reportaje televisado; el cacomixtle 
es “un animal que se mete en los gallineros y, por puro placer, se 
pone a matar cuanta gallina encuentra aunque sólo con una satisfaga 
su hambre”. Sobre todo Odilón recurre a un Manual del bartender pa-
ra buscar estrategias para conversar y controlar a los clientes, pero le 
desilusiona el libro estadounidense por su falta de utilidad para su 
negocio. Sin embargo, intenta usar el manual para animar a un clien-
te deprimido en camisa de rayas: recuerda que un recién conversole 
había dicho que “cuando se llenaba de dudas, abría la Biblia en una 
página al azar, y poniendo el dedo en cualquier línea, daba con la 
respuesta necesaria”. Odilón hace lo mismo con el manual y en-
cuentra una frase aparentemente inútil e inane como consejo perso-
nal: “Al servir cerveza en un vaso perfectamente limpio se formará una espuma 
gruesa, compacta, cremosa. La cerveza lucirá clara y libre de burbujas de gas” 
(Lontananza 48). Cuando se da cuenta de que el cliente se emborra-
cha penando por una mujer, se le ocurre una idea. Odilón, que ad-
mite no saber de mujeres, le dice al hombre: “¿Sabe?, amigo –dijo 
Odilón– los hombres a veces somos como los cacomixtles…”. “Es 
cierto”, interrumpió el hombre, y así corta la conversación y sale del 
bar quitándole a Odilón la oportunidad de terminar la idea. Odilón 
 
se acaba de enterar de la existencia de los cacomixtles. No era posible que 
aquel hombre los conociera al punto de anticipar sus palabras. Le vino un 
sentimiento de desolación. Pensó que tal vez, sólo tal vez, él había nacido 
creado para ocuparse de asuntos más grandes que atender una cantina. Tal 
vez dentro de sí existía un don para formular frases que llegaran al corazón 
de la gente. Somos como los cacomixtles, se dijo, y le pesaron sus ochenta 
años como nunca y se preguntó qué hubiera sido de él si desde antes, 
mucho antes, si desde que abandonó la secundaria hubiera descubierto ese 
don (50-51). 
 
Sigue pensando que quisiera ser otro y empieza a soñar, a pre-
sentir una voz difusa y el recuerdo de su padre. Entonces Odilón se 
sirve otro tequila e intenta elaborar la idea del don. Su imaginación 
empieza a generar una serie de sentencias absurdas. 
 
Ahí podría estar la clave, en formular una frase poderosa y transmitirla de 
mesa en mesa, sentado con sus clientes. Las mujeres son como espuma de 
cerveza, pensó. Un vaso limpio es la vida sin burbujas, pensó. Los recuer-
dos deben lavarse como un vaso donde la espuma de los sueños flota en 
forma de burbujas, pensó. La espuma cremosa, gruesa y compacta es la 
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
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belleza de una mujer ante los ojos de un cacomixtle, pensó. Negó con la 
cabeza, tapó la botella y volvió a la barra, decepcionado. Se puso a atender 
sin ánimo a los clientes, con la sensación de que aquel hombre de la camisa 
de rayas le había encendido la luz por un instante, sólo por un instante 
(Lontananza 50-52). 
 
Aunque es sumamente humorística y casi dadaísta la mezcla arbi-
traria de cualidades humanas con las de la cerveza, el humor inme-
diatamente se vuelve agridulce con la sensación de derrota. Quisiera 
sugerir dos posibles interpretaciones de estas citas. Primero, el cuen-
to refleja cierto fracaso de la sociedad posrevolucionaria: a saber, la 
falta de educación secundaria universal. El dato de que Odilón no 
termina la secundaria refleja muchos casos en los libros de Toscana 
de carreras abandonadas, empleos y oportunidades perdidas, todo 
relacionado con la falta de inversión social, fracaso del régimen pri-
ísta, pero también eje central de las políticas económicas de ajuste 
de las grandes instituciones financieras: el Fondo Monetario Inter-
nacional, el Banco Mundial, etc. Y hay que recordar que a partir de 
la presidencia de Miguel de la Madrid, el régimen implementó ajus-
tes neoliberales para lidiar con la crisis de la deuda externa. 
La segunda interpretación tiene más que ver con la cultura del li-
bro en México y la influencia del mercado estadounidense. Muchos 
de los personajes lectores en las obras de Toscana tienen poca edu-
cación y no leen novelas, ni poesía, ni historia, ni ciencia, ni filoso-
fía. Leen un género de libro práctico que en inglés llamamos “non-
fiction”, la no-ficción. No son lectores “intelectuales” en el sentido 
clásico. Con la excepción de El último lector y Estación Tula, la mayo-
ría de los lectores leen manuales prácticos, periódicos, y libros de 
auto-ayuda que al final aumentan el sentido de fracaso y derrota, 
que no son eficaces y que no satisfacen las necesidades vitales de los 
personajes, como vimos en el caso de Odilón. Lo que es más, el gé-
nero de la no-ficción, un modelo de producto inventado en la in-
dustria norteamericana del libro, fomenta cierta eficacia pragmática 
que tiende a simplificar la realidad y las verdades. En una comunica-
ción personal, Alberto Ruy Sánchez ha comentado sobre la oposi-
ción entre el género de la no-ficción según el modelo norteamerica-
no y el ensayo dentro de la tradición hispana: 
 
nosotros tenemos la palabra ensayo que implica que hay un sujeto escri-
biendo, ensayándose y por lo tanto es personal y es también literatura sub-
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jetiva, más o menos cercana a describir una realidad. Creer que por llamarse 
“non-fiction” evacúa toda posibilidad de subjetividad es un fetichismo pro-
testante. Lo opuesto a la mentalidad barroca que sabe que el sujeto que es-
cribe siempre existe, que la verdad es una realidad compleja, que las cosas 
son y no son al mismo tiempo y que se puede llegar a dios o a la verdad a 
través de las emociones, de la forma (Alberto Ruy Sánchez, correo electró-
nico)1. 
 
 Esta aproximación a una sensibilidad barroca sobre la verdad en 
la ficción y la no-ficción nos ayuda a entender la burla sobre la no-
ficción en la narrativa de Toscana. 
Cabe aquí analizar los ejemplos. Volviendo a “El cacomixtle” y 
el viejo Odilón, el título completo del manual, “el único libro que 
había comprado desde que abandonó la secundaria”, es Manual de 
Bartender: la guía práctica para administrar con éxito un bar de un tal Lyo-
nel Baldwin. A Odilón, dueño de una cantina, el libro le decepciona: 
 
 Al principio le decepcionó lo que estaba leyendo. El autor, al fin pensando 
en bares de primer mundo, hablaba sobre la instalación de computadoras 
para controlar el inventario de alcoholes, la nómina, el consumo de las me-
sas y el de los clientes asiduos; la forma de negociar contratos con las com-
pañías de cable para tener al más bajo costo HBO, MTV, Playboy Channel 
o peleas de box de campeonato mundial. 
 
El libro de trescientos noventa y seis páginas, incluía también in-
formación y consejos sobre las bebidas preferidas según el segmen-
to social, sexual y racial, y la responsabilidad moral del propietario 
con respecto a los menores de veintiún años. También contiene 
 
las recetas de las mil bebidas y combinaciones más populares del mundo. 
¡Mil!, se sorprendió Odilón, en el LONTANANZA no servimos más de 
diez. De hecho, Odilón se jactaba de esa falta de variedad y seguido platica-
ba sobre la ocasión cuando tres norteamericanos le pidieron unas margari-
tas. “Los mexicanos no tomamos esa mariconada”, dijo. “Se inventó para 
los gringos que no aguantan el tequila” (Lontananza 45-47). 
 
1 En su ensayo “Fundamentalismo contra lectores”, Ruy Sánchez, basándo-
se en sus lecturas de André Schiffrin y Max Weber, sobre todo La ética protestan-
te y el espíritu del capitalismo, elabora la crítica de cierto fundamentalismo dogmáti-
co y anticultural que se asociaba con las políticas económicas y culturales del 
gobierno de Vicente Fox, lo cual ha agravado la situación de los lectores en 
México y ha favorecido la hegemonía de las grandes editoriales multinacionales 
en el mercado del libro. 
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
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Está claro que en la actitud, tanto del narrador como de Odilón, 
hay una burla frente a la distancia entre el Primer y el Tercer mun-
do, pero también una disonancia con respecto de las necesidades 
económicas del cantinero. El manual no puede cumplir con la pro-
mesa de éxito precisamente por la desigualdad entre los dos países. 
Estos manuales, que presumen cierta eficacia universal, son céntri-
cos y por ende tan imprácticos en la periferia como las políticas 
económicas neoliberales acerca del desarrollo: el no invertir en la 
infraestructura pública-social,levantar las protecciones contra las 
inversiones de las compañías transnacionales, privatizaciones, etc. 
Otro ejemplo de esta disonancia y la burla de la razón instru-
mental que conduce a la reificación de la vida humana, se ve en Es-
tación Tula. Froylán, un escritor frustrado y desempleado que resiste 
las exhortaciones de su mujer a que salga a buscar un trabajo, parece 
no extrañar el trabajo alienado que tenía y recuerda la forma de pen-
sar en el empleo: 
 
“¿Por qué subió tres por ciento el desperdicio de poliéster?”. “¿Cuántas to-
neladas de nylon sacamos de estas máquinas?”. “¿Por qué tan altos los cos-
tos de mantenimiento?”. “¿A cuántos operarios podemos desocupar si efi-
cientamos tal proceso?”. Con un poco de experiencia supe que en los nego-
cios no se buscan verdades sino respuestas satisfactorias. Entonces no sólo 
escribí ficciones para la página literaria del periódico, sino también para las 
juntas de consejo, los memorándums y los informes de resultados (Estación 
Tula 18). 
 
Entonces su mujer le mira con tristeza, como un desempleado 
añorando la seguridad del trabajo donde “se dan los buenos días 
cien o mil compañeros, donde Japón es el pueblo ungido ‘tenemos 
que ser como ellos o nos va a llevar la chingada’, donde hablan de 
Juran como si hablaran de Kafka. ‘Ya leíste Managerial Breakt-
hough?’. ‘Sí, es un gran libro’” (Estación Tula 18-19). En el fluir de 
conciencia, en el contexto del desempleo y la burla de la cuantifica-
ción, el título en inglés y la referencia al “éxito” japonés son total-
mente irónicos a la vez que acentúan el sentido de fracaso económi-
co. Otro punto muy importante aquí, y que subyace toda la narrati-
va de Toscana, es la discordancia entre la verdad de la experiencia 
vital y la ideología capitalista. Se burla aquí de la retórica de la efica-
cia y la cuantificación como índices de verdad y progreso en esa 
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ideología. La idea de que en los negocios no se buscan verdades si-
no respuestas satisfactorias refleja una crítica a otro nivel con res-
pecto a la economía como ciencia, como lo describe el gran econo-
mista egipcio Samir Amin: 
 
Las ciencias económicas puras expresaron la intensificación del econo-
mismo del pensamiento social burgués, lo que reemplazó el análisis del fun-
cionamiento real del capitalismo con un mito de la autorregulación del mer-
cado cuya lógica tiende a establecer un equilibrio general. La inestabilidad 
ya no se veía como parte intrínseca de esa lógica, pero la atribuía a las im-
perfecciones de los mercados existentes. Las ciencias económicas así se 
transformaron en un discurso que ya no se empeñaba en discernir la reali-
dad, sino su única función fue la de legitimar el capitalismo atribuyéndole 
características intrínsecas que no podría tener. Las ciencias económicas pu-
ras se hicieron la teoría de un mundo imaginario (Obsolescent Capitalism 23, 
traducción mía). 
 
En la obra de Toscana, esta disonancia entre la ideología y la rea-
lidad también nos recuerda otra vez de la desmistificación en el Qui-
jote. Don Quijote fracasaba y enfrentaba la derrota a cada paso debi-
do a su fe en la utopía de la edad dorada y el amor cortés, ambas 
asociadas con la sociedad feudal. Los personajes de Toscana, a ve-
ces más como Sancho Panza que Don Quijote, se burlan de la ideo-
logía capitalista y las condiciones del subdesarrollo, las cuales les 
profundizan la derrota. 
En Santa María del Circo, Duelo por Manuel Pruneda, El último lector y 
El ejército iluminado también se sigue la burla de los libros prácticos y 
la razón instrumental, pero con unos cambios sutiles implicando 
una crítica más generalizada de la cultura popular, sobre todo en las 
últimas dos novelas. Pero sigamos con Santa María del Circo. En esta 
novela, los manuales prácticos apuntan a otro aspecto de la sociedad 
capitalista: la mercantilización. Se presentan dos manuales, uno aso-
ciado con el personaje Hércules, el fuerte del circo que ya no es tan 
fuerte y que se queja de su fofez, y el mago Mandrake, que explica la 
desilusión que sufrió con las artes mágicas. Cuando Hércules cuenta 
su historia, trae una fotografía de Eugenio Sandow, autor del libro 
La fuerza física y cómo obtenerla y otro que Hércules caracteriza como 
su Biblia: Sistema Sandow de entrenamiento físico, pero él, como Odilón, 
desenmascara inmediatamente la falsa promesa del libro: “Este libro 
te daba consejos para abultar músculo; el otro prometía acondicio-
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
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namiento físico, un mediocre sustituto de la juventud, cosa que aho-
ra me parece más deseable, imperiosa, diría yo” (Santa María 82-83). 
Aunque la trama de la novela toma lugar en el pasado, todavía el 
manual refleja cierta idea utópica asociada con la modernidad capi-
talista: el culto a la juventud, a lo nuevo, un fetichismo que todavía 
predomina en la cultura estadounidense. Hércules atribuye al libro 
de Sandow su propia debilidad: 
 
Yo antes pensaba que el cuerpo aguantaba todo y que una dosis de insalu-
bridad era buena porque me fortalecía contra las enfermedades. El libro de 
Sandow me enseñó lo contrario; aprendí la importancia de mantenerse lim-
pio, comer limpio y respirar limpio. Quizá no es bueno leer estas cosas 
porque uno se siente más enfermo; ve una infección en cada bicho, un con-
tagio en cada tos. Siempre he ocultado que me siento así; un hombre fuerte 
nunca debe mostrar sus debilidades […]. Sandow habla de los síntomas de 
deterioro y yo los vengo experimentando desde hace tiempo. Mi vientre se 
infla, mi pecho se derrama (Santa María 147). 
 
Pero la derrota más grave para Hércules es su resignación ante la 
lotería del circo. Cuando los miembros del circo fundan el nuevo 
pueblo, eligen al azar un nuevo papel para cada personaje. A Hércu-
les le toca uno de los papeles más humillantes, el de “puta”, lo cual 
se asocia con la decadencia de los hombres fuertes cuando la profe-
sión cambia de una actividad de exposición a una de competición 
(Santa María 148). Pero la derrota principal se debe a que su espíritu 
y su auto-imagen están tan debilitados que él acepta la mercantiliza-
ción de su cuerpo como prostituta. La humillación ante el recono-
cimiento de la inutilidad y la insignificancia de uno, es un tema cen-
tral en Santa María del Circo. 
En el caso de Mandrake, cuyo acto en el circo es partir a una 
chica en dos, su manual es El perfecto mago, que encuentra en una bi-
blioteca heredada de su familia. Nadie en ella lee los libros y un día 
Mandrake elige uno para leer, pensando en su futuro. Sus comenta-
rios sobre la lectura reflejan una actitud socarrona y amarga: 
 
Como buen predestinado que nada sabe hacer por cambiar su futuro, un 
día se me ocurrió leer un libro. ¿Has escuchado a esa bola de pendejos 
hablando sobre las bondades de la lectura? No saben lo que dicen. Prefiero 
las bibliotecas con libros de madera. Lucen más bonitos, son más fáciles de 
sacudir, en caso de incendio no se prenden tan rápido y, lo mejor de todo, 
no tienen páginas. 
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Al revisar unos títulos encuentra el libro que le corresponde: 
 
repasé solapas y contraportadas, según yo para elegir bien. Y habiendo tan-
tos clásicos de literatura, compendios de medicina, infolios de leyes, trata-
dos filosóficos, enciclopedias y obras de todos temas, anchos y gustos, ¿sa-
bes cuál vine a elegir?... Se llamaba El perfecto mago de un tal Francisco Ole-
garoy (Santa María 132-133). 
 
Y Mandrake aprende los treintaisiete trucos en el libro, actúa en 
asambleas y así gana renombre como mago. 
El libro promete que ganará aplausos, amigos y el amor de las 
mujeres. Pero un día encuentra una tienda llamada “Trucos y No-
vedades del Centro” y se da cuenta de que su “arte” se ha comercia-
lizado: el dueño le vende una mercancía que lo deja desilusionado y 
Mandrake explica su asombro: 
 
Para mí era cosa de brujería, algo maravilloso, muy superior a Olegaroy, y 
de segurose mostró en la cara porque el hombre ofreció el cilindro en ven-
ta. Lo pagué sin chistar y sólo entonces tuve la duda de si yo podría apare-
cer esos pañuelos. “No te preocupes”, me dijo el hombre al despacharme la 
mercancía con la misma vulgaridad con que mercaba los cigarros con ex-
plosivos, “las instrucciones vienen en la caja”. 
 
El tono de la voz narrante, primero asombrado, se torna amargo 
mientras escucha al comerciante y Mandrake comienza a imaginar la 
producción en masa de la mercancía: 
 
Tenía en las manos un producto comercial llamado el “Magical Mystery 
Tube”. Lo elaboraba una compañía en Connecticut, y Dios sabe si ya se 
habían fabricado mil o un millón de cilindros igual al mío. Ese día juré 
abandonar la magia […] instrucciones en la caja. Para seguir instrucciones 
hubiera fabricado ladrillos, producción en masa, sin secretos: barro, se 
compacta se cuece, listo […]. Arrumbé el cilindro y deshojé el libro de 
Francisco Olegaroy, que me había ganado aplausos y algunos pesos, pero 
ningún amigo ni mucho menos el amor de una mujer (Santa María 135). 
 
Así que Mandrake comprende que la magia no escapa del feti-
chismo de la mercancía que sugiere el nombre del producto en in-
glés. De esta manera este proceso de cosificación desmistifica la 
magia, lo cual supone una doble fetichización: el nombre del pro-
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
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ducto y el producto mismo como mercancía. “Mágico” y “Misterio-
so” chocan con la banalidad de “cilindro” (tube). 
El sueño de ejercer la magia como oficio, que representa las po-
sibilidades creativas de la artesanía o del arte para Mandrake, se 
desmorona ante el impacto de la producción en masa y del comer-
cio estadounidense. De nuevo, un libro que pertenece a la economía 
hegemónica, y ahora un producto que evoca de la nostalgia por las 
creencias precapitalistas, fracasa, pues no ofrece la manera de supe-
rar la limitaciones del desarrollo desigual. Pero esto no es todo: no 
sólo le quita toda esperanza sobre el oficio, sino también le roba to-
da ilusión sobre la magia; la mercantilización pone de manifiesto su 
banalidad. 
En Duelo por Miguel Pruneda aparece otra vez un manual de ejerci-
cios, como en el caso de Hércules. Miguel Pruneda, ya viejo, pero 
deseando a una jovencita, tantea con su antiguo folleto de ejercicios 
de Charles Atlas. En un momento de ternura cómica y agridulce, su 
mujer Estela le reta por haber perdido el sueño más importante para 
ella: “Pensé que tenías sueños, protestó Miguel. Bastantes, aseguró 
ella, sólo que Charles Atlas no aparece en ninguno: apareces tú, con 
tus mismos brazos y vientre y piernas, pero con ojos que miran dis-
tinto” (Duelo 91). En las novelas de Toscana los hombres muchas 
veces malentienden a sus mujeres porque los hombres son más 
propensos a perderse en las trampas ideológicas del mercado: el in-
dividualismo egocéntrico. El deseo de destacarse les conduce a per-
der de vista su primera conexión con la comunidad –la mujer–. Esto 
está muy claro en Duelo por Miguel Pruneda cuando Horacio se enoja 
porque Miguel prefiere recurrir a un periodista en lugar de confiar 
en la palabra de Horacio sobre la historia de Don José, el vecino 
muerto. Según Estela, 
 
él intentó contarnos la historia de su amigo, no para que la conociéramos, 
sino para hacernos entender lo importante que don José era para él. Tal vez 
nos iba a contar una mentira y por eso le molestó que nosotros tomáramos 
la versión del periódico, no nos dimos cuenta de que Horacio quería ador-
nar la memoria de don José y de paso buscarse compañía, nuevos amigos 
(Duelo 96). 
 
Una de las armas más potentes contra la ideología capitalista es 
precisamente la solidaridad humana. Y Estela señala aquí otra gran 
lección del Quijote: que a veces detrás de la mentira hay una verdad 
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más importante, que la ficción es también una categoría de la verdad 
en la vida cotidiana. 
En El último lector y en El ejército iluminado ya empezamos a ver 
nuevas direcciones en la narrativa de Toscana. Como hemos señala-
do, en El último lector el protagonista es bibliotecario de pueblo. Y 
mientras también aparece un manual práctico que apunta a los 
mismos temas anteriores, éste surge dentro de un universo de lectu-
ras literarias del bibliotecario. Quisiera comentar dos motivos en la 
novela relacionados con la verdad quijotesca y la cultura del libro; a 
saber, el comienzo y el final de la biblioteca de Lucio. Lucio llega a 
ser bibliotecario precisamente por el sueño fracasado de su mujer 
Herlinda, el de aumentar el número de chivos que criaban. Fue Her-
linda quien trajo el primer libro a la casa, una guía para el Cuidado 
integral de los chivos. Para crecer necesitaban una bodega de forraje pa-
ra guardar el alimento balanceado que recomendaba la guía. Por eso, 
Lucio construye el segundo piso de su casa, pero cuando por fin lo 
tiene terminado, su mujer ya llevaba varios años muerta por un pi-
quete de alacrán. Decidió terminar el segundo piso por miedo de los 
alacranes y por rendir homenaje al sueño de su mujer difunta a pe-
sar de que para terminar el segundo piso, Lucio tuvo que vender to-
dos los chivos. Entonces, cuando llegó el gobierno estatal con libros 
para formar una biblioteca, Lucio era el único residente con espacio 
para guardar los libros. Guarda los libros en el primer piso; y los 
censurados los arroja a una habitación llena de cucarachas que se 
alimentan de ellos. Así empieza su profesión de bibliotecario. 
Al final de la novela parece que Lucio se vuelve definitivamente 
loco por el hambre; cree en su imaginación que Herlinda, su mujer 
difunta, ha vuelto a vivir con él. En este sentido, ella se convierte en 
una especie de Dulcinea, producto del amor, la soledad, la imagina-
ción literaria y la locura. Sin embargo, es a través de la locura de Lu-
cio, y su imaginación, que llegamos a la verdad de su sufrir diario y 
de su agonía. La muerte, y sobre todo la vergüenza que uno siente 
ante ella, se presenta a través de la crítica y la burla que Lucio hace 
de la representación de la muerte tanto en las novelas como en la 
guía de crianza de chivos. 
La trama de la novela empieza con su hijo Remigio, quien en-
cuentra una niña muerta en su pozo, el único en el pueblo con agua 
todavía. La escena es morbosa y cómica a la vez: 
 
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
427 
Remigio cree que el punto más bajo de esa red de canales subterráneos se 
halla en su propiedad; de otro modo no se explica que su pozo aún tenga 
agua cuando los demás ya se secaron. Orinar o lanzar a una rata son cosas 
tolerables, pero no arrojar a una niña. Descarta la idea de que haya caído 
accidentalmente: le estaría viendo los calzones y no la cara (El último lector 
11). 
 
Remigio sabe que es muy probable que la policía le acuse a él del 
asesinato y para salvarse del problema recurre a los consejos de su 
padre. Lucio “lee” la situación a través de los casos y tramas de las 
novelas que ha leído y, siguiendo una novela llamada La muerte de 
Babette, le aconseja al hijo que enterrara a la niña bajo un árbol, un 
aguacate. La verdad de la situación es que para sobrevivir, no pue-
den decir la verdad directamente. Lucio emplea un código basado 
en la novela para comunicar las verdades imaginadas del caso a la 
policía y después a la madre de la niña muerta; la policía no entiende 
muy bien a Lucio, pero la madre sí conoce la historia de Babette y 
llega a entenderse con el bibliotecario. De ahí otra vez, la frontera 
entre la verdad y la mentira, la realidad y la fantasía, se vuelve borro-
sa y en última instancia, en El último lector se reivindica el papel de la 
imaginación que brota de la vida cotidiana. 
El final de la biblioteca es también de suma importancia en el li-
bro. Parte de la razón por la que Lucio sufre hambre y se vuelve lo-
co es que se declara cerrada la biblioteca, y por eso pierde su oficio 
de bibliotecario, debido aun cambio de gobierno estatal. Al princi-
pio, el nuevo gobierno lo obligó a cambiar el nombre de la bibliote-
ca y después solicitó de cada director de biblioteca que “expidiera 
un reporte trimestral sobre la cantidad de visitantes, los libros pres-
tados, los perdidos y las consultas hechas a enciclopedias y textos 
escolares” para asegurar el mejor uso de recursos. 
 
A Lucio no le hacía falta llevar registros para llenar ese reporte: pues al 
principio atendía un promedio de tres lectores por semana, todos alumnos 
de la escuela de Icamole, y todos con el propósito de consultar la enciclo-
pedia. Cuando decidió regalar la enciclopedia a la escuela, se volvió un 
evento ilusorio que alguien entrara a buscar un libro (El último lector 35-36). 
 
Se nota un conflicto de valores entre Lucio y la política del go-
bierno estatal en cuanto a la economía del libro. El gobierno estatal, 
con una racionalidad que pretende promover “un mejor uso de re-
MICHAEL ABEYTA 
 
428 
cursos”, busca imponer valores monetarios por encima de valores 
culturales. El cambio de política del nuevo gobierno refleja los ajus-
tes neoliberales que exigen recortes en los presupuestos guberna-
mentales con la idea de disminuir el gasto público, y por ende el sec-
tor público. Y aunque esta novela fue publicada en el año 2005, la 
racionalidad por el cierre de la biblioteca recuerda la tendencia neo-
liberal del gobierno de Vicente Fox de regir la vida cultural desde las 
finanzas y el comercio, favoreciendo así la expansión de las grandes 
editoriales, sobre todo las tiendas de grandes descuentos, lo cual ha 
acelerado la desaparición de editoriales y tiendas medianas y peque-
ñas. En los últimos 10 años, 441 librerías (43%) cerraron sus puer-
tas, causando la pérdida de más de 4 mil empleos especializados2. 
Por otra parte, la actitud de Lucio es totalmente contraria a la del 
nuevo gobierno estatal; Lucio regala la enciclopedia a la escuela. 
Aunque esto resulta en la pérdida de su salario, no obstante repre-
senta la verdadera economía del arte y de la cultura: la economía del 
don, de la generosidad, del compromiso de la inversión social que 
no espera un rendimiento que se pueda medir en términos moneta-
rios o comerciales, sino en términos de capital social, del desarrollo 
de la ciudadanía. Cuando Lucio recibe la notificación oficial de que 
se declaraba cerrada la biblioteca, por lo que ya no recibiría más lo-
tes de libros ni la cuota de mantenimiento, él respondió “con una 
carta cólerica a las autoridades estatales, declarando que así como el 
agua hace más falta en el desierto y la medicina en la enfermedad, 
los libros son indispensables donde nadie lee” (El último lector 36). 
Comparar la necesidad de libros con la del agua, aunque tal vez pa-
rezca absurdo, revela uno de los signos más importantes del sub-
desarrollo en la novela: la escasez del agua en el pueblo, y la depen-
dencia del gobierno para suministrarla. El agua y la educación son 
condiciones primordiales para el desarrollo y en muchas culturas 
han sido obras públicas desde la antigüedad. 
La imaginación desatada en Lucio cuando resucita a Herlinda, o 
la que vemos en Odilón cuando mezcla las cualidades de la cerveza 
 
2 Arturo Ahmed Romero agrega que “la causa principal fue la competencia 
desigual que se da en el mercado del libro y la falta de un marco legal que dé 
certidumbre a la inversión y el financiamiento para la creación de nuevas libre-
rías y propicie la modernización de las ya existentes” (“Los retos de las librerías 
en la nueva Ley de Fomento para el Libro y la Lectura en México”). Véase 
también Alberto Ruy Sánchez, “Fundamentalismo contra lectores”. 
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
429 
con cualidades humanas, encuentra su mayor auge y logro en El ejér-
cito iluminado. Esta novela cuenta la historia de Ignacio Matus, un 
maestro de niños discapacitados (los “iluminados” que sufren de 
retraso mental) quien se obsesiona con la pérdida de los territorios 
mexicanos al norte del Río Bravo. Matus es además maratonista y 
también está obsesionado con el gringo que había ganado la medalla 
de bronce en las olimpiadas del 1924; Matus no participó en el ma-
ratón de París, pero corrió en su ciudad el mismo día y terminó con 
mejor tiempo que el maratonista norteamericano. Por eso siente que 
el gringo le birló la medalla de bronce. Con su fervor nacionalista y 
antiyanqui, su deseo de hacerse héroe de la patria y su odio decide 
organizar con sus estudiantes un pequeño ejército para retomar 
Texas para México. 
La imaginación desatada en Matus y en los niños iluminados da 
rienda suelta a la creación de escenarios heroicos de guerra contra 
los gringos enemigos a lo largo de la novela. Lo que nos interesa 
aquí, es destacar la tremenda burla que hace Toscana de la historia 
mexicana y del nacionalismo militante. Como en las demás novelas, 
sobre todo en Estación Tula, Santa María del Circo y El último lector, 
Toscana se burla de las vicisitudes de la historia de México, sobre 
todo durante el siglo XIX. En sus novelas, los llamados héroes de la 
nación mexicana, en particular Santa Ana y Porfirio Díaz, son desas-
trosos para la gente común. Lo que se destaca en El ejército iluminado 
en comparación con las otras novelas de Toscana es que anterior-
mente nuestro autor no había tocado tan fuertemente las cuerdas 
sensibles del orgullo mexicano: la humillación de la Guerra con los 
Estados Unidos de 1846-1848 no sólo tuvo consecuencias enormes 
para México, sino que todavía se siente en los conflictos fronterizos 
en torno a la inmigración, el desequilibrio e injusticia en el comercio 
y las actitudes racistas del gobierno estadounidense y de los medios 
de comunicación. 
En una reseña de la novela, Juan José Reyes afirma la relación 
entre Ignacio Matus y Don Quijote, pero niega el papel del rencor 
como motor de la pasión de Matus: 
 
Aquel hombre, no es difícil entenderlo desde las primeras páginas, es una 
(buena) suerte de Quijote norteño… que es movido no por el rencor (a pe-
sar de que un gringo le habría birlado la medalla merecida en la justa parisi-
na) sino por el puro amor patrio, por la justicia; es decir, por una utopía que 
incluye el entusiasmo, la renacida juventud, la impaciencia y el liderazgo. 
MICHAEL ABEYTA 
 
430 
 
Estamos de acuerdo con el impulso utópico, la justicia, la “rena-
cida juventud” y la impaciencia como motores de la pasión de Ma-
tus, pero aseverar que Matus “es movido no por el rencor… sino 
por el puro amor patrio”, me parece poco riguroso. (En su reseña, 
Reyes no parece reconocer además que los niños son discapacita-
dos: se refiere a ellos como “niños comunes”). Reyes afirma que sí 
hay un tono paródico en la novela, pero no reconoce que es preci-
samente el discurso nacionalista militante el que queda parodiado. 
Nadie puede acusar a Toscana, o a su narrador, de falta de amor pa-
trio, sin embargo, la ironía mordaz de la novela señala una visión 
crítica con respecto al nacionalismo, tal vez del mismo corte de la 
desconstrucción del nacionalismo revolucionario de Roger Bartra en 
La jaula de la melancolía 3. 
Mientras sí hay una ternura y un amor que se siente entre los 
personajes, y que corresponde con el amor patrio como señala Re-
yes, el lector desde el comienzo reconoce que algo anda mal con un 
maestro, obsesionado con el odio por los gringos, que convence a 
unos niños discapacitados a levantar armas para ir a una guerra sui-
cida, para retomar Texas para México. La narración provoca a cada 
paso un gran conflicto entre, por un lado, la injusticia y la indigna-
ción ante la historia de las relaciones entre México y Estados Uni-
dos, que justifica la pasión de Matus, y por otro lado, la locura y el 
odio que informan la obsesión del protagonista. 
A lo largo de la narración, Matus enseña a los niños a prepararse 
para la guerra, y así se va formando la imagen ligeramente des-
humanizantey siempre contradictoria de los gringos. Está claro que 
los niños iluminados han aprendido el odio necesario de todo sol-
dado dispuesto a matar: los gringos enemigos a veces son cobardes, 
sin misericordia, avaros, “infieles” que pertenecen al “nefando ejér-
cito de las barras y las estrellas” (El ejército iluminado 99, 165, 183). El 
rencor que siente Matus por Clarence DeMar, quien le robó la me-
dalla de bronce, se conjuga con el odio al enemigo gringo. ¿Cómo 
 
3 Mientras Bartra lleva a cabo una crítica feroz del nacionalismo revolucio-
nario del régimen priísta, y también de la izquierda mexicana, su crítica de las 
políticas neoliberales del gobierno panista ha sido más suaves porque asocia al 
nuevo gobierno neoliberal con la transición democrática. Para un análisis a 
fondo de las posiciones de Bartra, véase Abeyta, “Postnationalism, Globaliza-
tion and the ‘Post-Mexican Condition’ in Roger Bartra”. 
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
431 
no puede sentirse el rencor alimentado por la vergüenza cuando 
Matus, frustrado con la falta de agallas de sus conciudadanos de 
Monterrey, reflexiona sobre la ocupación de la misma ciudad duran-
te la guerra con Estados Unidos y después en la capital durante las 
olimpiadas del 68?: 
 
Hace ciento veintitantos años esta misma plaza se llenó de gringos unifor-
mados y bien armados; por suerte yo no lo vi, debe de ser humillante que 
en tu ciudad mande un ejército invasor. Tú lo has dicho, Matus, humillante, 
pero fue hace tanto tiempo que ya nadie lo recuerda y pocos lo aprenden 
[…]. Matus baja la cabeza, avergonzado. Ahora sí está vencido, en la guerra 
y en la vida no le resta sino llegar en último lugar. No tiene alumnos, no 
tiene soldados, ni siquiera habrá un disparo de salida. Le molesta pensar 
que en pocos días comienzan las olimpiadas y, como de costumbre, los 
gringos van a arrollar a sus rivales y de nuevo harán ondear su bandera en la 
capital mexicana, igual que lo hizo su ejército en 1848, y entonarán su 
himno una y otra vez y obligarán a la gente a ponerse de pie y saludar (El 
ejército iluminado 34-36). 
 
La coincidencia entre las hazañas del ejército iluminado y la ma-
tanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968 señala otra de las gran-
des críticas de la novela: Toscana en sus novelas, mientras sí critica 
las injusticias de los Estados Unidos, siempre guarda sus burlas más 
feroces para los líderes mexicanos que han participado en la ruina 
del país. Al final, las razones que da el capitán Argüelles para poner 
en libertad a Matus son tremendamente irónicas: 
 
Le tengo buenas noticias, dice, lo voy a poner en libertad. Tal parece que 
eligió el mejor momento para su aventura, porque con lo que ocurrió en la 
ciudad de México lo que menos queremos es que el ejército siga llamando 
la atención. No somos perseguidores de gente con ideas, como usted y sus 
muchachos, sólo tratamos de mantener el orden (El ejército iluminado 192). 
 
Además, es muy importante que al final de la novela Matus reci-
ba de la viuda de Clarence DeMar la medalla de bronce; DeMar dio 
instrucciones de que si un día las olimpiadas se realizaran en México 
que ella le enviara la medalla a Matus. Con esto, el personaje Cla-
rence DeMar se humaniza a pesar de la ironía y falta de respeto de 
su mujer para con Matus. Esto crea una distancia clara entre la ima-
gen que Matus ha desarrollado de los gringos y la del narrador. 
MICHAEL ABEYTA 
 
432 
En cuanto a la cultura del libro en relación con la imaginación 
desatada de los iluminados, vemos en esta novela otro logro intere-
santísimo. Mientras sí aparecen libros y discursos que crean diso-
nancias con las necesidades vitales de los personajes, entre la reali-
dad y lo que se exige en la sociedad capitalista (sobre todo el con-
formismo), este proceso se extiende a un campo mucho más amplio 
de la cultura popular que en las novelas anteriores. Por un lado, en 
escenas cómicas aparecen libros de niños, de colorear, y de oracio-
nes que Matus descarta como inadecuados para sus soldados, pues 
son obstáculos al heroísmo. También los iluminados intentan usar 
sin éxito un diccionario bilingüe para descifrar el habla de unos 
gringos que resultan ser compatriotas mexicanos hablando en espa-
ñol. Hay, además, una burla mordaz del himno nacional, la bandera 
y el discurso nacionalista a lo largo de la novela4. Por otro lado, mu-
chas de las nociones que tienen los iluminados sobre la guerra, la 
aventura y la ciencia militar las aprendieron de Matus, pero también 
de fórmulas y lugares comunes del cine y de la leyenda popular. Por 
ejemplo, una vez que se separan de Matus y enfrentan a unos grin-
gos, que son mexicanos desafortunados, los iluminados dialogan en-
tre sí acerca del combate con ellos. El diálogo es morboso y diverti-
do a la vez: 
 
Yo disparo, Comodoro alza la mano derecha con el índice al cielo, estoy se-
guro de dar en el blanco […]. Apoya el cañón en el marco de la ventana 
izquierda e hinca una rodilla en el suelo; pronto tiene la cabeza de uno de 
los hombres perfectamente alineada con la mira. Apunta al pecho, le su-
giere el Milagro, y Comodoro explica que es otra su intención. Quiero me-
terle el tiro por el agujero de la oreja. No sé si esto sea ley o azar o mera ca-
 
4 Es admirable que en México se estén escribiendo novelas que critican los 
abusos del gobierno, de la violencia social, y que desconstruyen el nacionalis-
mo. En Estados Unidos, como ha dicho la autora R.J. Hillhouse, los novelistas, 
sobre todo los del género thriller, han fallado, han decepcionado al público nor-
teamericano porque no han ayudado a entender la oscura realidad de la guerra 
contra el terror y de la ocupación de Irak. La literatura norteamericana no está 
desempeñando un papel crítico, sino que fomenta una visión paranoica que 
promueve la idea de que sólo un héroe dispuesto a violar los derechos huma-
nos, a violar la constitución, puede salvarnos de los terroristas, etc. “Outsour-
cing Intelligence: Author R.J. Hillhouse on How Key National Security Projects 
Are Contracted to Private Firms”. Por si fuera poco, mucha de la literatura nor-
teamericana que se traduce al español es de autores como Tom Clancy, que fe-
tichizan el nacionalismo militar. 
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
433 
ballerosidad, dice Ubaldo, pero jamás he visto que en la guerra se dispare a 
la cabeza, las balas entran por el tronco cuando son letales, y en piernas o 
brazos cuando la intención es sólo herir; los alemanes mueren berreando y 
sacudiéndose; los gringos, si acaso mueren, lo hacen con dignidad y en si-
lencio; y de los japoneses sé poco porque siempre andan en aviones (El ejér-
cito iluminado 154). 
 
La influencia de Hollywood está clara: hasta la deshumanización 
de soldados alemanes y japoneses, mas la exaltación del sacrificio de 
soldados norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial, informan 
la imaginación de los iluminados, entrenados a ver a los gringos 
como enemigos. Lo que es más, no se puede halagar la caballerosi-
dad de estos niños sin reconocer la violencia implícita en su misión: 
por su afán de hacerse héroes, acaban disparando a un mexicano 
inocente. Esta escena recuerda además la famosa escena de los ga-
leotes en el Quijote, cuando Don Quijote pone en libertad a unos 
criminales que lo manipulan convenciéndole de la injusticia de su 
castigo. El choque moral entre los ideales del caballero y los ilumi-
nados, por una parte, y su equivocado esfuerzo por instalar la justi-
cia en el mundo, por otra, es un tema central en ambas obras. Tam-
bién hay un conflicto parecido en Duelo por Miguel Pruneda en torno 
al personaje José Videgaray, quien asesina a un profesor norteameri-
cano para vengar el honor de la patria. 
En cuanto a lo que saben los iluminados sobre la guerra, éstos 
repiten aseveraciones que implican un conocimiento basado en una 
experienciaanterior: “yo he visto que…”. En el camino hacia la 
frontera, Ubaldo se preocupa por los riesgos que podrían enfrentar 
y, dirigiéndose a Comodoro, hace la siguiente observación: 
 
Yo he visto que alguien debe siempre marchar por delante, así se entera de 
antemano de los peligros que amenazan a la tropa; en una emboscada sólo 
le disparan a él, nos avisa si hay puente roto antes de que sea imposible fre-
nar, y sobre todo, es el primero en caer en arenas movedizas. 
 
Comodoro, un chico gordo, se baja de la carreta de mula para 
adelantarse, pero el fusil le resulta demasiado pesado: 
 
Más rápido, le dice Azucena cuando nota que la mula lo empieza a alcanzar. 
Comodoro acelera unos segundos, sólo unos segundos porque el cansancio 
lo vence y de nuevo el animal le pisa los talones. Hazte a un lado, le grita 
Ubaldo, incapaz de frenar. El rifle pesa mucho, balbucea Comodoro. 
MICHAEL ABEYTA 
 
434 
 
Cuando el carrito se le acerca, Ubaldo le da un consejo: “si caes 
en arenas movedizas, manténte quieto, no trates de salir porque te 
hundes más; espera a que te lancemos una cuerda. Aun si tu cabeza 
se sumerge alza las manos, no pierdas ilusiones” (El ejército iluminado 
141-142). Así, la imaginación desatada de los iluminados genera es-
cenarios conjeturales, aunque muy improbables, que chocan con la 
realidad a la vez que se alimentan de ella y de la cultura popular. 
Azucena, siguiendo el pensamiento de Ubaldo, y mezclándolo 
con su propia experiencia y observación de la realidad, concluye que 
 
 Será una muerte espantosa… él nunca usa el pasamanos del instituto por-
que sus puños son incapaces de sostenerle el peso. No importa cuántas 
cuerdas le arrojemos, Comodoro se nos va a hundir. En el instante en que 
la arena se lo trague hay que disparar, así le ahorramos la oscuridad y la de-
sesperanza (El ejército iluminado 142). 
 
La mezcla de realidades (la experiencia del instituto, la gordura 
de Comodoro) con las fórmulas aprendidas del cine y de la cultura 
popular por lo general, es una gran parte del logro del humor mor-
daz de esta novela y recuerda la convivencia entre la realidad y la 
fantasía en el Quijote. De la misma manera que Don Quijote ve gi-
gantes agitando los brazos donde hay molinos de viento con las as-
pas volteándose, los iluminados ven gringos enemigos donde andan 
mexicanos borrachos y bigotudos. Matus infunde en los niños el de-
seo de ser héroes, de tal grado que acaban viendo y haciendo lo que 
quieren, convirtiendo sus equivocaciones en hazañas. 
Para concluir, quisiera resumir algunas ideas de esta lectura de 
Toscana a la luz de las observaciones de Carlos Monsiváis acerca del 
rumbo actual de la literatura mexicana. Como otros escritores de su 
generación, Toscana está muy consciente de las transformaciones 
del mercado del libro, sobre todo el hecho de que su obra está suje-
ta a una obsolescencia acelerada. Lo que he querido destacar en este 
estudio, sin embargo, es la visión crítica de la cultura del libro en 
México, la escasez de lectores y recursos, y la saturación del merca-
do con libros de la no-ficción cuya pretensión de eficacia se encuen-
tra totalmente desmistificada en su narrativa. Es decir, que en sus 
novelas encontramos una crítica mordaz de la influencia del merca-
do estadounidense y los efectos negativos de la globalización, sobre 
todo de la razón instrumental frente a las realidades del subdesarro-
EL HUMOR NEGRO… EN LA NARRATIVA DE DAVID TOSCANA 
 
 
435 
llo. Toscana desmistifica en el nacionalismo y en la ideología capita-
lista todo discurso y condición material que asegura el fracaso. Lo 
que es más, Toscana es lector riguroso tanto de escritores nortea-
mericanos como de españoles, latinoamericanos y de otras culturas. 
No hay que entender esta lectura, e influencia, como una especie de 
colonialismo, como señala Monsiváis, sino que sienten Toscana y 
sus contemporáneos mexicanos una gran “urgencia de estar al día 
impuesta por la globalización”. De hecho, al final de El último lector, 
cuando Lucio contempla los libros condenados, se incluyen los de 
“todos esos hijos de la gran puta que predican que Latinoamérica ya 
no da para las letras si no se le disfraza de gringuez” (El último lector 
186). Toscana afirma claramente la tradición latinoamericana e his-
pana: frente a la cultura anglosajona, frente a la razón instrumental y 
el fetichismo protestante de la verdad, Toscana afirma la verdad qui-
jotesca, la verdad crítica y sabia del barroco que afirma la relación 
compleja entre la realidad y la ficción, que afirma el papel de la ima-
ginación y la experiencia en la vida cotidiana, que afirma la lucha 
diaria y la terquedad del mexicano frente a las condiciones adversas 
del subdesarrollo. 
 
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