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 Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus 
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T r a d u c t o r a s I n e x p e r t a sT r a d u c t o r a s I n e x p e r t a sT r a d u c t o r a s I n e x p e r t a sT r a d u c t o r a s I n e x p e r t a s 
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 Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus 
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RESUMENRESUMENRESUMENRESUMEN 
 
La universidad, como se supone, es un momento para explorar 
cosas nuevas, aprendiendo sobre uno mismo, y pasarlo bien 
haciéndolo. Para Max Henley, fue el momento más difícil de su vida. 
Durante su segundo año como estudiante, su mejor amigo y amante, 
Nick, murió en un accidente de autos. Max conducía ese coche. 
Ahora, dos años más tarde, Max se ha enfocado en sus 
estudios, debido a que ha sufrido una lesión jugando al fútbol, lo que 
lo aleja de la cancha. Todas las energías de Max están es sus estudios 
académicos. Bueno, en ellos y en su Profesor, Alec Demakis. 
El problema es que siempre que Max piensa en su Profesor, la 
culpa sobre la muerte de Nick retorna. ¿Alguna vez podrá Max 
perdonarse lo suficiente para volver a amar? 
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Capítulo UnoCapítulo UnoCapítulo UnoCapítulo Uno 
 
—Ahí. Sí. Ve más profundo. —Justin sentía que el color se 
elevaba sobre su cara mientras gritaba. Podía sentir el caliente rubor 
viajar desde su cuello hacia arriba. No había nada como sentir la polla 
de Luc penetrarlo. 
Habían estado juntos durante cuatro años y todavía no podían 
mantener sus manos alejadas el uno del otro. Justin rezaba para que 
siempre fuera así. Durante ese corto tiempo habían estado siempre 
juntos. Había perdido su trabajo como entrenador de fútbol en el 
instituto pero había sido contratado como entrenador principal de la 
línea ofensiva de una universidad. 
Mudarse de Evergreen había sido algo difícil pero habían 
logrado encontrar una pequeña casa estilo bungalow muy linda. 
Bastante cerca del estadio de fútbol. 
Mientras Luc seguía empujando en él, Justin se hizo hacia atrás 
golpeándolo, —Así, sí. 
—Dios te sientes tan bien, —dijo Luc mientras abrigaba con su 
mano la goteante polla de Justin. 
—Todo tuyo, —gritó Justin mientras su orgasmo crecía. 
—Sí, así, córrete sobre mi polla. —Luc siguió chupando su polla 
hasta dejarla seca. Liberándolo, Luc colocó sus manos sobre las 
caderas de Justin y pujó dos veces más, antes de enterrarse tan 
profundamente como pudo. 
Justin sintió a Luc ponerse rígido mientras él molía su ingle 
contra el culo de de Justin. —Dámelo, —Justin gimió cuando Luc 
siguió vibrando con los ramalazos de su orgasmo. Sintió el peso del 
cuerpo de Luc caer contra él y se derrumbó en la cama. 
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Luc lo besó y lamió a lo largo de su sudorosa columna para 
acariciar su oído. 
—Te amo, —le dijo mientras rodaba hacia un costado al lado 
de Justin. 
Tirando a Luc hacia sus brazos, Justin lamió los labios de Luc 
hasta que éste los abrió para él. Invadiendo las profundidades de la 
boca de Luc, Justin presionó su gastada polla contra Luc. 
Luc rompió el beso y rió. —Si vamos a tener la cena lista 
cuando Max llegue más nos vale que nos detengamos ahora. 
Justin puso su cara de puchero. —Pero es domingo. Es el único 
día de la semana en que puedo pasar tiempo contigo en la cama. 
Con un golpe al culo de Justin, Luc estrechó sus ojos. —Estás 
intentando cambiar de conversación. 
Suspirando, Justin pasó su mano sobre su cara. —Nick falleció 
hace dos años, bebé. Tal vez Max simplemente no está listo para 
seguir adelante. 
Sacudiendo su cabeza, Luc se sentó. —Cuando ese conductor 
borracho golpeó el auto de Max, no sólo mató a Nick, mató gran 
parte de Max también. Eso fue tan malo que tuvo que dejar el fútbol. 
No le dejaré desistir del amor también. 
Justin tiró a Luc hacia atrás, abrazándolo. Besando su frente, 
Justin pensaba en Max y Nick. Habían sido los mejores amigos desde 
la escuela primaria, amantes secretos en la secundaria y una pareja 
abiertamente gay en sus dos primeros años en la Universidad. Justin 
sintió que sus ojos comenzaban a arder, una vida de amor, truncada 
por un horroroso accidente, que se llevó con él la capacidad de Max 
de jugar al fútbol. 
—Sé que es difícil verlo tan triste todo el tiempo, pero pienso 
que es algo que tendrá que resolver solo. —Justin ahuecó la fuerte 
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mandíbula de Luc—. Pídele que siga adelante y menciónale la idea de 
hacer una cita otra vez, pero no lo empujes. 
—Él parece tan perdido. La única cosa para la que parece tener 
tiempo es para sus estudios. 
—¿Eso no es algo bueno? Al menos sabemos que será muy 
educado. 
—La Universidad, como se supone, es algo más que recibir 
clases, es tiempo para entender quién eres. —Luc se encogió de 
hombros—. Él debería salir con amigos, emborracharse y tener sexo. 
—Wow, escúchate, Papá New Age1. —Justin le dio a Luc un 
último beso antes de balancear de sus piernas por el costado de la 
cama, parándose, se volvió hacia él y pasó su mano sobre la polla 
semi rígida de Luc—. ¿Por qué no te das unaducha rápida antes de 
pongamos la parrilla? 
Sonriendo abiertamente, Luc acarició su polla unas veces. —Es 
domingo, tú sabes como que me levanto los domingos. 
—Hagámoslo, entonces. —dijo Justin mientras tiraba a Luc de 
la cama y lo tomaba en brazos—. Vamos hombre sucio. Vamos a 
fregarnos las espaldas. 
 
 
 
 
1 El término Nueva Era o New Age utilizado durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI se 
refiere a la Era de Acuario y nace de la creencia astrológica de que el sol pasa un período de tiempo 
(era) por cada uno de los signos del zodíaco. No hay un acuerdo sobre la duración de cada era aunque 
según algunos astrólogos, el cambio sería alrededor del siglo XXVII y para otros ocurrió exactamente el 4 
de febrero de 1962. En este caso el sol saldría de Piscis para entrar en Acuario. Para las personas que 
creen que la astrología tiene una base real, el arribo de cada una de estas eras está marcado por 
cambios sociopolíticos importantes. Según esta creencia, la Era de Acuario marcaría el comienzo de un 
cambio en la conciencia del ser humano, que ya estaría empezando a notarse y que llevaría asociado un 
tiempo de prosperidad, paz y abundancia. Esto según Wikipedia, pero en la realidad… (N.T.) 
 
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Estirado en el salón principal, con las manos detrás de su 
cabeza, Justin oyó la puerta de vidrio deslizarse para abrirse. Abrió 
un ojo y rió cuando descubrió a Max que le llevaba una cerveza. —
¡Eh!, —le dijo mientras tomaba la botella de Max—. Eres un buen 
chico. 
Tomó un trago largo y esperó a que Max tomara asiento al lado 
suyo. 
—¿Algo te preocupa? 
Tomando un sorbo de su cerveza, Max se encogió de hombros. 
—No mucho. El final de año termina para mí el miércoles, he estado 
nada más que estudiando. 
Justin miró a Max durante un par de segundos. —Necesitas un 
corte de pelo. 
Él pasó una mano por su oscuro pelo castaño que casi llegaba 
hasta sus hombros, Max se encogió otra vez. —Tal vez. No he 
dedicado a mi pelo ni un solo pensamiento. 
Asintiendo, Justin se levantó y fue a comprobar el asado2 sobre 
los carbones. —¿Qué planeas hacer este verano? ¿Trabajarás o 
tomarás clases de verano? 
—Ambos, creo. También podría comenzar algún Master. 
Justin asintió y recogió el plato con filetes de la mesa. Colocó 
los filetes sobre la parrilla, y pensó en lo que Luc había estado 
hablando antes. —Solo trata de que no sean solo clases. Podrías 
pensar en salir de vez en cuando, tener algo de diversión. 
 
2 La autora emplea la no menos famosa palabra “barbacoa” La parrillada (también llamada Churrasco, 
asado, carne asada o barbacoa), es un método para cocinar carnes de diferentes animales, principalmente 
de bovino, mediante el calor radiante o gases calientes de un fuego difundido en casi todo el planeta 
Tierra desde la invención del fuego, esto es, aún antes de que surgiera la especie humana, a tal punto que 
Claude Levi-Strauss dedicó un libro al respecto llamado «Lo crudo y lo cocido» en el cual considera a la 
cocción de las carnes como un paso importante para definir a la cultura humana. (N.T.) 
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Justin oyó el golpe de Max bajando su botella de cerveza. En 
un segundo, Max estaba de pie a su lado. —¿Has estado hablando 
con papá? 
Justin miró a Max. —Él está preocupado. Te has ido poniendo 
cada vez más malhumorado últimamente. Luc solo quiere que 
disfrutes por una vez en tu vida. A propósito del tema, ¿qué has 
decidido hacer el próximo fin de semana con la ceremonia de 
graduación? 
—No iré, se los he dicho a ambos antes. Iré cuando finalmente 
consiga mi Doctorado, pero no antes. —Max se dio vuelta para 
dirigirse hacia la casa pero Justin lo oyó mascullar—. Nunca será lo 
mismo sin Nick de todos modos. 
Cerrando sus ojos ante el dolor en la voz de Max, Justin oyó 
abrirse nuevamente la puerta. Tal vez Luc tenía razón. Ellos 
necesitaban hacer algo para conseguir que Max dejara de 
atormentarse a sí mismo. 
Girando los filetes, Justin se preguntó si podría armar una cita 
con Julian, el mariscal3 del equipo que había terminado la carrera el 
año anterior. Aunque no estaba seguro si Julian habría salido del 
armario4, era un buen chico, y se veía malditamente bien. Justin 
decidió discutirlo con Luc antes de decirle algo a Julian o a Max. 
 
3 Bueno amigas, las notas de pie de página nos enseñarán algo sobre fútbol, Julian, es un 
mariscal de campo (inglés: quarterback) es una posición del fútbol americano y fútbol 
canadiense. Los mariscales de campo son miembros del equipo ofensivo, son los líderes del 
equipo en las jugadas ofensivas, así como son responsables de decirles la jugada a los demás, 
ya sea un fake, un pase, una patada de despeje o una carrera. El término mariscal de campo 
tiene su origen en el rugby, donde los jugadores de atrás, de acuerdo con la distancia que se 
llevaba con los delanteros eran designados como "quarter back”. 
 
4 “Was out of the closet ” Consiste en manifestar abiertamente su condición sexual. Quiénes 
se mantienen en el armario probablemente lo hacen para evitar ser discriminados, 
afortunadamente esta práctica es menos común a la par que se aceptan más abiertamente las 
relaciones homosexuales. 
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Poniendo la carne sobre una fuente limpia, Justin la llevó 
adentro. Max siempre rechazaba comer al aire libre, algo sobre 
exponer sus alimentos a demasiados bichos en el aire. Justin se reía 
pero era sólo uno de los pequeños caprichos de Max a los que había 
tenido que acostumbrarse durante los cuatro años pasados. 
La mesa ya estaba con mazorcas de maíz, y la ensalada casera 
de papas de Luc. Justin puso la fuente con carne en el centro de la 
mesa. —¡Eh! ¿Bebé, puedes traerme otra cerveza cuándo entres? 
—La tienes, amor. 
Sentando en su silla habitual, Justin miró la entrada para ver a 
Max y Luc en lo que parecía una densa conversación. Rápidamente 
se preguntó si había ido demasiado lejos con Max. Miró como Max 
despacio sacudía su cabeza, solo antes deque Luc lo tirara en un 
abrazo. De camino Max agarró a Luc por detrás y enterró su cara en 
su pecho lo que hizo que Justin mirara hacia otro lado dándoles algo 
de privacidad. 
Él entendía que no tenía una respuesta para Max, no la tenia. 
Luc era el primer hombre al que alguna vez había amado y Justin no 
tenía ninguna idea de cómo podría afectarle su muerte. De sólo 
pensar en que algo le pasara a Luc traía a sus ojos lágrimas. Justin 
parpadeó rápidamente y sacudió su cabeza. —Suficiente. 
Él estaba tan perdido en sus pensamientos que Luc lo asustó 
cuando colocó un beso a la cima de su cabeza. —¿Estás bien? —Luc 
le preguntó mientras ponía la botella de cerveza sobre la mesa. 
—Sí —Justin extendió la mano y acarició el extremo de Luc. 
 
 
 
 
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Después de cena, los tres se pusieron a limpiar la cocina, antes 
de instalarse a mirar una película en la TV de pantalla grande. 
Max miraba la película con un ojo y su papá y Justin con el otro. 
Ellos estaban en paz uno con el otro, su papá se enroscaba en el 
regazo de Justin, Justin suavemente acariciaba a su papá en el 
estómago. Max sintió un puño apretar su corazón. ¿Habría tenido con 
Nick alguna vez algo parecido? 
Él creía que no. Con Nick, parecía que no habían tenido, ni 
risas, ni peleas, ni folladas. En realidad, no podía recordar alguna 
vez haber estado juntos mirando alguna película como lo hacía su 
papá. 
El pensamiento lo deprimió tanto, que tuvo que escapar. Se 
paró bruscamente, y se estiró. —Voy a salir. 
Luc se sentó y balanceó sus piernas al piso. —¿Quieres que te 
lleve? 
—No, esto está bien. Es una noche agradable para dar un 
paseo. —Max tomó su botella de cerveza vacía y se dirigió a la 
cocina. Colocó la botella y la lanzó en el cajón de la basura. 
Cuando regresó a la sala de estar, él vio la mirada sobre la cara 
de su papá. —¿Qué? 
Limpiando su garganta, Luc alzó la vista hacia él. —¿No crees 
que ya es tiempo de que te compremos otro coche? 
—No, no lo creo. Por ahora caminaré. Mi departamento está a 
solo seis cuadras de aquí, y cuatro del campus5. —Él se dobló y besó 
a su papá en la mejilla—. No te preocupes por mí. 
 
5 La palabra campus (pl: campus) es un cultismo del latín, cuyo significado original es llanura. 
El campus es no sólo el área perteneciente a una universidad, sino también el conjunto de 
edificios que la forman. Generalmente un campus incluye las bibliotecas, las facultades, las 
aulas, incluso las zonas de residencias para los estudiantes, y normalmente áreas de 
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Luc soltó una corta risa. —Sí, claro. —Luc tomó su mano, de 
repente mirándolo muy serio—. Tienes que comenzar a vivir otra vez. 
Nick no habría querido que te cerraras a la vida como lo has estado 
haciendo. 
—Sí, bueno, adivino que nunca sabremos lo que Nick quería, ¿O 
lo haremos? —Max colocó un beso rápido sobre la frente de Justin 
antes de salir de la casa. 
Dando un paso en la acera, Max se dirigió a su apartamento. Se 
sentía enfadado y triste al mismo tiempo. No podía enojarse con su 
padre, sabía que estaba preocupado por él, pero todavía tenía un 
precio que pagar por tomar la vida de Nick. 
Recordando la noche del accidente, Max alcanzó su edificio de 
departamentos y siguió caminado. 
Habían estado en un restaurante, celebrando su triunfo. Ese día 
Max recordaba que Nick abiertamente coqueteaba con el camarero. 
Había sospechado durante semanas que Nick estaba interesado en 
los jugadores, aunque Max realmente no podía culparlo. Nick era un 
tipo magnífico y los dos sólo habían estado uno con el otro. Tal vez él 
sólo quería ver lo que sería estar con otro hombre, pero ver a Nick 
abiertamente coquetear delante suyo, enfureció a Max. 
Sacó su billetera y lanzó algunos billetes en la mesa y luego se 
puso de pie. —Me voy a casa. Si estás más interesado en el 
camarero, ve a casa con él—. Él giró y salió del restaurante. 
No le llevó mucho tiempo a Nick alcanzarlo en el 
estacionamiento. —¡Eh!, ¿cuál es tu maldito problema? 
 
esparcimiento como cafeterías, incluso tiendas y sobre todo jardines y parques. La palabra se 
adoptó primero para describir un espacio urbano particular en el College de Nueva Jersey (de 
la Universidad de Princeton) durante las primeras décadas del siglo XVIII. (Una traductora 
destripando el mundo) 
 
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Max se detuvo y se dio hacia vuelta a Nick. —No lo sé, tal vez el 
hecho de que prácticamente follabas al camarero con tus ojos. Mira 
hombre, si ya no quieres esto, pues, mierda, sólo dímelo. Pero si 
alguna vez me entero que estás saliendo con otro mientras estés 
conmigo, te mato. 
Abriendo la puerta de su coche, Max se sentó, sujetó su 
cinturón de seguridad y lo puso en marcha. Unos segundos más 
tarde, Nick se deslizó en el asiento de pasajeros. Lo sacó del 
estacionamiento, y lo puso en marcha sobre la calle principal cuando 
Nick finalmente habló. 
—Sabes que te amo. Es solo que soy curioso. Siento si te 
molesta, pero es verdad. 
Esa fue era la última cosa que Max recordaba antes de que un 
conductor borracho pasara su luz roja y lo golpeará contra el lado del 
pasajero en su pequeño coche compacto. 
Max dejó de andar y frotó su cara. Miró alrededor, estaba 
sorprendido de encontrarse del otro lado del campus. Suspirando, él 
giró y entró en su casa. 
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12Capítulo DosCapítulo DosCapítulo DosCapítulo Dos 
 
La alarma que zumbaba en su oído despertó a Max la mañana 
siguiente. Se había quedado toda la tarde estudiando para su clase 
de Mitología griega y sentía los efectos esa mañana. Mientras 
golpeaba para silenciar el botón, Max sintió su polla tironear y el 
rubor en su cara le recordó su sueño erótico. Comenzaba a ser 
habitual su presencia en estos días. Lo que más le molestaba era que 
los sueños no eran los mismos excepto que tenían el mismo 
personaje principal 
Balanceando sus piernas por el lado de la cama, Max se dirigió 
a la ducha. Conectando el agua caliente, miró su erección matutina. 
—Bueno, ¡hola! Vaya que estás grande. 
Cuando dio un paso bajo el rocío caliente de la ducha, Max 
vertió un poco de champú en su mano y abrigó su polla. 
Acariciándola, Max recordó el sueño de la noche anterior. 
Se había sido inclinado delante del escritorio del profesor 
Demakis, mientras el alto y muy musculoso dios griego, lo aporreaba. 
Sujetando con firmeza su polla, Max apretó su polla hasta 
correrse. Casi se cayó de rodillas cuando vio su semilla correr hacia 
abajo por el desagüe. 
Él cerró sus ojos y los apretó cuando una imagen de Nick 
golpeó su mente. —Lo lamento Nick. 
 
 
 
 
 
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Llegar a clases a tiempo fue un poco más difícil aquella 
mañana. Estaba listo para su final, pero no tan seguro sobre ver al 
profesor. Tomó su asiento habitual, a mitad de camino entre el frente 
de la clase y el centro del aula. Max puso su mochila en el piso. 
Repiqueteando con su lápiz, sintió como se le cortaba la 
respiración cuando el Profesor Demakis entró en la sala. Max miró a 
su alrededor, obviamente no era el único estudiante que tenía sueños 
con el profesor, aunque parecía solo un hombre común. 
Después de entregar el examen final, el profesor Demakis subió 
al alto proscenio del salón. Max encontraba algo difícil al principio 
saber que lo estaba mirando, pero pronto se concentró en su 
examen. Se vio sorprendido de cuan fácil le resultó el examen y 
media hora más tarde ya lo había concluido. Miró a su alrededor para 
ver que el resto de los estudiantes trabajaban en él con fuerza. 
Silenciosamente tomó su mochila del piso, y comenzó a andar hacia 
el pasillo. En ese momento vio que el profesor le hacía señas para 
que se acercara a su escritorio, indicándole a Max que dejara su 
examen allí. 
Asintiendo, Max dejó caer su prueba sobre la mesa y se dio 
vuelta para salir. El profesor agitó su mano hasta que consiguió la 
atención de Max. 
Tragando una superabundancia de saliva de su boca, Max se 
acercó a Demakis. 
Moviendo su dedo hacia Max, Demakis lo hizo señas para que 
se acercara más. 
Oh demonios, estoy en problemas. Él se inclinó más cerca y casi se 
corrió sobre sus vaqueros cuando Demakis ahuecó su mano sobre el 
oído de Max y le susurró: —Tengo algo que hablar con usted. Puede 
encontrarse conmigo en mi oficina después de clases. 
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Max estaba tan perdido en el cálido aliento contra su oído y el 
olor increíblemente cítrico que provenía de su profesor que le tomó 
varios segundos contestar. —Sí, señor —asintió y se alejó. La cálida 
risa de Demakis llenó su vientre mientras salía callada y rápidamente 
de la sala de conferencias. 
Decidiendo esperar bajo un árbol en el predio, Max se 
sorprendió al encontrar toda el área casi vacía. Por lo general en esta 
época el predio estaba lleno de estudiantes haciendo lo que hacían 
todos, reír son sus amigos, estudiar silenciosamente. 
Encontrando su árbol favorito, Max se estiró con su espalda 
sobre la suave hierba verde. No podía imaginar qué era lo que el 
profesor Demakis podría querer con él. Mierda, su polla comenzó a 
moverse. 
Detrás de la pretina de sus jeans el sólo pensar qué querría 
Demakis hacía crecer su erección. Con ella, también llegaba la culpa. 
No debería pensar en otros hombres. Había jurado a Nick que lo 
amaría toda la vida. Cómo demonios podía estar pensando en 
Demakis, cuando Nick ni siquiera había estado enterrado dos años. 
Mandando sus deprimentes pensamientos lejos, Max dejó que 
se mente divagase en el pabellón de hojas sobre él. 
La bocina de un automóvil lo sobresaltó, despertándolo. 
Intentando recordar dónde estaba, Max miró alrededor para ver que 
el predio estaba completamente vacío. Sosteniendo su muñeca, vio 
que habían pasado casi dos horas desde el examen. —Oh demonios. 
Max se levantó del suelo, y corrió tan rápido como pudo debido 
a su pierna destrozada hacia la oficina de Demakis. Después de subir 
tres escaleras, Max dio vuelta en una esquina justo a tiempo para ver 
a Demakis cerrar la puerta de oficina. —Señor—, lo llamó sin aire, 
descansando sus manos sobre sus rodillas. Maldición, ¿cuándo había 
estado en tan mala forma? 
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—¿Está bien? —Demakis le preguntó mientras cruzaba de un 
tranco el pasillo hacia él. 
Max asintió y sostuvo su mano. —Sí. Lo lamento, es sólo que 
corrí un poco. No es tarea fácil con una pierna como la mía. —
despacio recuperaba su aliento y se enderezó para saludar al 
profesor—. Me quedé dormido en el pasto. Siento haberme perdido 
nuestra reunión. 
—Está bien. —dijo Demakis mirando su reloj—. Justo estaba por 
ir a almorzar, ¿le interesaría acompañarme? Podemos hablar 
mientras comemos. 
Antes de siquiera pensarlo, Max afirmó. —Me parece bien. 
Demakis le señaló su derecha a Max. —Bajemos en el ascensor 
¿si? 
Asintiendo otra vez, Max siguió a Demakis. Después de que las 
puertas se abrieran y entraran, el profesor se dio vuelta. —¿Qué le 
gustaría almorzar? 
—Oh, me gusta cualquier cosa mientras sea grande y carnudo. 
—Tan pronto como las palabras salieron de su boca, Max se había 
arrepentido. ¿Qué demonios? Me he convertido en un completo asno. 
Dando un codazo a Max con el suyo, Demakis se rió de la 
evidente vergüenza de Max —Conseguiremos lo que busca. —
Demakis hizo una pausa para darle palmas en la espalda a un Max 
que se acababa de ahogar—. Conozco un lugar dónde podremos 
encontrar el mejor emparedado de carne más abajo. 
—Me parecebien, señor. —Max intentó recuperarse mientras 
salían del elevador. 
Mientras Demakis caminaba bajo la luz del sol de tarde, se dio 
vuelta hacia Max, —Cuando no estemos en la clase, por qué no me 
llamas Alec. 
—¿Alec? —Max se sintió confundido. 
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Demakis se rió otra vez y comenzó a andar hacia el 
estacionamiento de la facultad. —Alec es mi nombre de pila, Alec 
Evander Demakis. —sonrió a Max—. Sí, un padre griego amante de 
las tradiciones. —Con una enorme sonrisa burlona sobre su cara, Max 
esperó que Alec subiera a su enorme SUV, negro. Subiendo, 
inmediatamente abrochó su cinturón de seguridad mientras lo 
esperaba. 
Él no podía creer que hubiera estado teniendo sueños mojados 
con el hombre y ni siquiera conocía su primer nombre. Alec, Max giró 
el nombre en su mente. Apropiado. 
Mientras conducía hacia el restaurante hablaron de las clases 
que planeaban asumir durante el verano. Max estaba feliz de tener 
algo de que conversar, eso le daba la oportunidad de estudiar a Alec. 
Él se veía un tanto más grande en el pequeño espacio de su SUV. Su 
espesa cabellera negra, era lo bastante larga como para colgar en 
apretados rizos, enmarcando unos enormes ojos negros, e increíbles. 
Max estudió la hendidura en la barbilla de Alec, fuerte y 
pesadamente sombreada. Su lengua se arremolinado en su boca, 
muriéndose por inclinarse y pasarla por arriba de aquella hendidura. 
Max apostaba que Alec tendría que afeitarse al menos dos veces al 
día. Debió haber hecho una pregunta porque Alec le agitó su mano. 
—¿Max? 
—Oh, lo lamento. Yo uh... pensaba en algo más. 
—¿Qué me preguntaste? —dirigió a Max los dientes más 
blancos que alguna vez había visto, Alec rió. 
—No pregunté nada. Ya llegamos. —E hizo señas hacia el 
restaurante. 
—Oh, bien, sí. —Max abrió su puerta y siguió a Alec hacia la 
oscura barra, todavía sonriendo en silencio. Encontraron una cabina y 
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se deslizaron dentro. Max nerviosamente recogió el menú sobre la 
mesa y ocultó su cara. 
Empujando el menú hacia abajo con uno de sus largos y 
bronceados dedos, Alec estrechó sus ojos un poco. —¿Estás seguro 
de que estás bien? 
La camarera escogió ese momento de acercarse a su mesa. 
Max no pudo dejar de notar el modo en el que la mujer se 
inclinó en la mesa, mostrándole sus abundantes pechos con el objeto 
de sacar alguna ventaja. 
—¿Qué puedo traerle a estos dos apuestos hombres hoy? 
Regresando de nuevo a su menú, Alec ni siquiera la miró. —
Sólo tráigame un emparedado de un enorme filete cocido al vapor 
con verduras y un vaso de agua. 
—¿Y usted? —Ella se dio vuelta hacia Max. 
—Lo mismo, excepto papas fritas en vez de verduras—. Max 
alzó la vista hacia Alec. Podría jurar haber oído un gruñido. 
Cuando la camarera se fue, él rió. —¿Tiene algún problema con 
que haya ordenado papas fritas? 
—Lo lamento. Es solo que tienes un gran cuerpo y no entiendo 
como puedes alimentarlo con esa comida chatarra y esperar que siga 
así. 
Encogiéndose, Max tomó de nuevo su menú. —Sí, bien, ese tipo 
de preocupaciones dejaron de molestarme cuando mis días de fútbol 
terminaron. 
Alec pareció impresionado. —¿Crees que porque no puedes 
jugar más al fútbol, ya no eres más un atleta? 
—Supongo que puedo arreglármelas, nunca tendré el cuerpo de 
hace dos años, así que por qué intentarlo. 
Apagando un aliento largo, Alec se hizo hacia atrás en su 
asiento, cruzando sus brazos sobre su pecho. —El ejercicio regular, la 
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dieta equilibrada no sólo hacen una persona más sana, sino también 
más feliz6. 
Cambiando de tema, Max desenrolló su vajilla de plata y puso 
su servilleta en su regazo. —¿Entonces, de qué quería hablarme? 
Alec no dijo nada enseguida. Él pareció estudiarlo por alguna 
razón. Finalmente, después que la camarera les trajo sus 
emparedados, Alec comenzó. —Quería saber si necesitabas un 
trabajo este verano. Hay una caja grande de viejos libros y archivos 
donados por un profesor que trabajó en la Universidad hace 
aproximadamente sesenta años. Y necesito alguien que sepa 
suficiente sobre mitología para examinar los libros y los archivos y 
determinar que debería ser catalogado para la biblioteca de la 
Universidad y qué podría llegar a usar para mis conferencias. Ya que 
eres uno de los mejores estudiantes que alguna vez haya tenido el 
privilegio de enseñar, pensé que podrías estar interesado. 
Él tomó una bebida de su agua y dirigió una sonrisa burlona a 
Max. 
—Además, me dirigí a su consejero y sé que tomará clases de 
verano. Entonces no tengo que preocuparme de que desee salir los 
fines de semana largos o algo así. Esto realmente no será un trabajo 
de jornada completa, pero se le pagará por hora y, algo más, todo el 
trabajo tiene que ser completado hacia el final del verano. Esto 
determinará cuántas horas en realidad necesitará para completar el 
trabajo a tiempo. ¿Interesado? 
Dejando su emparedado, Max limpió sus manos. Tragando su 
bocado. —¿Dónde exactamente trabajaría? 
 
6 Cara de disgusto de la traductora que tiene que hacer dieta algún día antes de estirar la pata. 
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—El Doctor Phillips se va a Egipto durante el verano, entonces 
él ofreció que usen su oficina, —Alec le dijo mientras comía algo de 
brócoli cocido al vapor. 
Max tomó una frita y la inundó de ketchup. Él sabía que Alec 
compartía la oficina con el doctor Phillips. La gran pregunta era por 
qué parecía intentar manipularlo con la respuesta.—Alec, ¿cuándo quiere que comience? 
—Supongo que el lunes. No esperaba que comenzaras el fin de 
semana cuando la graduación es el sábado. 
Tragando su frita, Max sacudió su cabeza. —No voy a participar 
en la ceremonia de graduación, así que si puede conseguirme una 
llave de la oficina, estaré feliz de comenzar este fin de semana. 
Max miró como la mandíbula de Alec se apretaba. Parecía que 
estaba buscando algo para decirle o preguntarle por que no asistiría, 
pero no dijo nada. —Muy bien. Te conseguiré la llave como tan 
pronto como pueda. 
 
 
 
Regresando a su departamento, Max nerviosamente pasó sus 
dedos sobre el suave cuero del asiento a su lado. Su cuerpo se sentía 
tan tenso después de tan solo una hora de estar con Alec, que no 
estaba seguro de cuánto duraría con todo un verano por delante. Su 
única esperanza sería si Alec planeaba ampliar las vacaciones durante 
este receso. Cuando se acercaban a su edificio, se dio la vuelta hacia 
Alec. —¿Se tomará algo de tiempo antes de reiniciar el semestre para 
algún viaje? 
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Poniendo el SUV en el parque, Alec giró aquellos ojos grandes 
oscuros sobre él. —Tengo una clase hasta finales de julio. Tomaré 
una semana entonces para volver a Nueva York a ver mi familia. 
Max tragó y asintió. Mierda, tendría que verlo la mayor parte 
del tiempo. —Gracias por almuerzo. Supongo que le veré algún día 
dentro de esta semana. —Él comenzó a escapar, pero una mano 
sobre su pierna lo detuvo. Sintió su polla inmediatamente volver a la 
vida detrás de su cremallera. Mirando a Alec, rezó porque la dureza 
detrás de su pretina no se notara—. ¿Sí? 
Chasqueando sus ojos hacia abajo, una pequeña sonrisa 
burlona estiró la boca de Alec. Maldición, definitivamente había 
descubierto su inadecuada erección. —Te encontraré cuando consiga 
la llave. Tengo que comprobar con Phillips y ver algunas instrucciones 
que me dejará en cuanto al empleo de su oficina. —Le dio al muslo 
de Max un apretón leve antes de agregar—. Gracias por el almuerzo. 
Odio el comer solo. 
Max sonrió y se acercó a su apartamento en un estado de 
aturdimiento. Todavía podía sentir la presión de la mano de Alec 
mientras exprimía su pierna. Abriendo la puerta, se dirigió a dejar las 
llaves sobre la mesa, cuando vio la foto de Nick. La había tomado el 
verano después de su primer año en la universidad y era la favorita 
de Max. Habían estado nadando en el lago con su papá y Justin toda 
la tarde y ambos tenían un bronceado agradable. Los brazos de uno 
alrededor del otro. Max se reía en la imagen, mientras Nick parecía 
malhumorado. —¿Por qué nunca lo había notado antes? 
Miró la foto unos momentos antes de hacerse hacia atrás de la 
mesa. Tumbándose en el canapé, Max abrió su mochila y retiró su 
libro de economía. Tenía un examen final más el miércoles y luego se 
habrían terminado sus clases por diez días. Se había inscrito en dos 
clases durante el verano, sabiendo que trabajaría. 
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Empezaba a concentrarse en el estudio cuando sonó el teléfono 
a su lado. Dejando su libro, Max lo tomó. 
—¿Hola? 
—¡Eh!, hijo. 
—¡Eh! —Max se puso cómodo, sabiendo que su papá lo 
mantendría en la línea un rato. 
—¿Cómo te fue en el final? 
—Bien. Supongo que debo haber estudiado porque no me llevó 
demasiado tiempo. Yo... uh... tuve un almuerzo con el Profesor 
Demakis después. Quiere contratarme durante el verano para que 
examine una caja de archivos y libros que un profesor viejo dejó 
cuando se fue del departamento. 
—Eso es bueno. Sé que has estado pensando en un trabajo 
parcial. ¿No perjudicará tus estudios, no? 
Poniendo sus ojos en blanco, Max sonrió abiertamente. —No. 
Tengo un horario muy flexible y puedo disponer de mis horas, 
mientras el trabajo esté completo al finalizar el verano. Alec me 
conseguirá una llave. Usaré la oficina del Doctor Phillips. 
—¿Alec? 
—Lo lamento, el profesor Demakis. 
—¿Él te deja llamarlo por su nombre de pila? 
Max oyó la desaprobación en la voz de su padre. —Sólo cuando 
no estamos en clases, allí él será el profesor Demakis. 
—¿Cómo es, este tipo de Alec? 
—Grande y griego. 
Leyendo entre las líneas un poco, su papá le preguntó más 
cosas. —¿Cuántos años tiene? ¿Es casado? 
—Demonios, pa, corta el interrogatorio. Yo diría que está en 
sus treinta o principios de los cuarenta. No vi un anillo de bodas y él 
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no habló sobre una esposa o niños mientras almorzamos. Él es mi 
profesor y jefe. 
—¿Y solo eso? 
Apagando un aliento audible, Max se sentó sobre el sofá. —No 
tengo la mira puesta en él así que realmente no importa de todos 
modos. ¿Hay algo más que quieras? 
—Sí. Solo quería asegurarme que no vas a ir a la Graduación, 
Justin y yo pensamos ir a casa a Evergrenn este fin de semana 
directamente después de la ceremonia. Queríamos saber si quieres ir 
a montar con nosotros. 
—No y gracias. Pienso comenzar mi trabajo este fin de semana. 
—Bien. ¿Estarás para la cena del jueves? 
—Como todas las semanas. 
—No te hagas el astuto conmigo. 
Sonriendo abiertamente, Max podía sentir la risa en la voz de 
su papá. —Y yo pensando que era la razón por la que gastabas miles 
de dólares en mí, ¿o me equivoco? 
—Asno simpático. Te veré el jueves y buena suerte en tu final. 
Te amo. 
—Te amo. 
 
 
 
 
Luc colgó el teléfono y miró el reloj. Faltaban dos horas para 
que Justin regresara a casa. Él sabía que estaba en camino ahora, 
después de un viaje al sur para conocer a un jugador novato de 
primer año, pero Luc no podía esperar para hablar con él. 
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Después de agarrar una cerveza, instaló su gran cuerpo en su 
silla y marcó el número de su celular. 
—¡Eh!, bebé. 
—¡Eh!, amor. ¿A qué hora estarás en casa? —El sonido de la 
profunda voz de Justin hizo que la polla de Luc tirara, justo como 
siempre hacía. 
—Um ... otros noventa minutos si el tráfico permanece liviano. 
¿Por qué? ¿Qué pasa? 
—Solo te extraño. Es duro estar sin ti. Creo que empezaré a ir a 
la oficina. Esto está muy solo. 
—Pobre bebé, estaré en casa dentro de poco para cuidarte, — 
Justin jugueteó. 
—Vas a seguir jugando si te digo que he desabrochado mis 
pantalones, Ohh, ahora estoy metiendo la mano dentro de mis 
calzoncillos y los bajé y estoy mirando, una enorme polla en mi 
mano. 
—Maldito, ¿quieres matarme? 
Esas palabras retiraron la lujuria de Luc inmediatamente. —No. 
Lo siento, lo lamento. Esa es la última cosa que quiero. Te necesito, 
¿sí? Te necesito para que llegues a casa entero. 
—Oh, bebé. No pienses así. Yo sólo bromeaba. Estaré en casa, 
sólo estate listo y preparado cuando llegue. 
—Siempre estoy listo para ti. Creo que me saltaré hacer la cena 
esta noche. Podríamos ordenar algo. 
—Estaré allí pronto. Te amo. 
—Sí, amor, yo también. —Luc colgó el teléfono y lo sacudió 
hacia el sofá. El momento de impacto cuando Justin mencionó la 
muerte lo había conmocionado, había mecido su corazón. De sólo 
pensar que podría viajar con Justin y ver morir a su amor entre sus 
brazos hizo correr una ola de tristeza que lo venció y lo hizo 
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encorvarse como una pelota en el sofá. Cómo podía pensar en ayudar 
a Max a vencer algo así. Si esto le pasara, él sabría que solo querría 
morir con Justin. —Mi muchacho es más fuerte que yo. —comprendió 
en voz alta. 
 
 
 
 
 
Cuando Justin entró en la casa, encontró a Luc dormido, 
colocado en su enorme sofá favorito. Decidió tomar una rápida ducha 
antes de despertarlo. Justin fue de puntillas por delante del sofá hacia 
el cuarto de baño. 
Recién afeitado y oliendo a jabón, Justin se puso unos 
calzoncillos bóxer y regresó a la sala de estar. Todavía dormido, Luc 
se veía mucho más joven que sus cuarenta y cuatro años. 
Andando hacia la cocina, Justin recogió el teléfono, y pidió 
comida rápida. Agarró un par de botellas de agua del refrigerador, y 
regresó a la sala de estar. Puso las botellas sobre la mesa, Justin 
avanzó lentamente al lado de Luc en el amplio sofá de cuero. 
Sin despertarse, Luc se hizo un nudo en brazos y metió su 
cabeza bajo la barbilla de Justin. Necesitaba alguna piel, despacio la 
arrugada camisa blanca de Luc comenzó a ser desabotonada por 
Justin. 
En cuanto el aire fresco alcanzó su piel expuesta, Luc despertó. 
—Oh, amor. Estoy tan contento de que hayas llegado —Luc lo fue 
besando camino hacia su pezón y lo tomó—. Mmm... sí... se siente 
bien, bebé. —Justin tuvo que extender sus muslos para acomodar su 
erección que crecía. 
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—¿Qué te ha dejado tan trastornado? No acostumbras a tomar 
una siesta durante el día. 
Soltando el pezón de Justin, Luc levantó su cabeza para mirar 
los ojos de Justin. —Hablé con Max, y luego cuando hablé contigo… — 
Luc sacudió su cabeza ligeramente y enterró su cara contra el pecho 
de Justin—. No vuelvas a decirme que puedes morir. Me siento tan 
mal con que Max no puede seguir adelante con su vida. Creo que esta 
tarde comprendí que está pasando por un infierno y que si alguna vez 
te pasa algo… 
Abrigándose en sus brazos, apretándolo más cerca suyo, Justin 
besó su cabeza. —Es lo mismo para mí, pero todo lo que podemos 
hacer es vivir cada día que tengamos juntos. —Él tiró a Luc más 
cerca en su regazo—. Dime que te dijo Max. 
Encogiendo sus hombros como un pequeño muchacho, Luc 
siguió jugando con los pezones duros como guijarros de Justin. —Él 
tuvo un almuerzo con uno de sus profesores y le ofreció un trabajo. 
Catalogará un material de investigación que le donaron a la 
Universidad. 
—¿Qué profesor? Me pregunto si lo conozco. 
—Max dijo que su nombre era Alec Demakis. —Justin gimió, 
Luc se separó lo suficiente como para mirarlo—. ¿Lo conoces? ¿Es la 
causa de tu gemido? 
—No lo conozco bien, pero he estado en un par de almuerzos 
en la facultad donde había asistido. 
—Entonces... ¿cuál es el problema? 
—Ninguno. —Intentando cambiar de tema, Justin recogió la 
botella del agua y se la dio a Luc—. Toma. Calculo que estarás 
sediento después de dormir con la boca abierta —sonrió abiertamente 
y le guiñó un ojo cuando Luc tomó la botella. 
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Estrechando sus ojos hacia Justin, Luc saco la tapa y tomó un 
trago. —No habrías gemido si el nombre del nuevo jefe de Max no 
te hubiera molestado. Ahora dímelo. 
Justin se tomó la oportunidad de abrir su propia agua y tomar 
un sorbo. —Demonios, no sé por qué lo hice. El hombre es magnífico, 
y gay. 
Luc se puso rígido en los brazos de Justin. —¿Estás intentando 
decirme que te sientes atraído por alguien más? 
Sacudiendo su cabeza, Justin tomó su botella y la de Luc y las 
dejó abajo. —¿Acaso a ti no te gusta Antonio Banderas? 
—¿Y por que no debería? 
—Exacto, pero sentirse atraído por alguien no significa que vas 
a engañar a la persona que más amas en el mundo. Yo gemí porque 
no hay ningún modo en que Max sea capaz de resistirse si Alec está 
interesado en él. 
—¿Bueno, eso no es algo bueno? 
—No estoy seguro que lo sea. Ante todo, él es un profesor de la 
Universidad y Max todavía es considerado un estudiante. En segundo 
lugar, hay algo sobre Alec... no sé... una especie de presencia sobre 
él. Definitivamente es un macho Alfa. Él manda en cualquier espacio. 
Eso es lo que es. Estoy solo preocupado porque si los dos se reúnen, 
Alec intentará manejar a nuestro Max. 
La respuesta de Luc fue cortada por el timbre. Él miró a Justin. 
—¿La cena? 
—Sí, ordené una pizza mientras roncabas. Hazme el favor y 
abre la puerta. No estoy seguro que el tipo me aprecie apareciendo 
en calzoncillos. 
Luc se desenredó del cuerpo de Justin y se puso de pie. —Yo no 
ronco, —le dijo mientras iba a abrir la puerta. 
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Capítulo TresCapítulo TresCapítulo TresCapítulo Tres 
 
Max pasó la mitad del día siguiente en la biblioteca estudiando 
para su examen final de economía. Cuando salió del edificio después 
de haber hecho el examen, Max suspiró. —Otra A —dijo sonriente. 
En ese momento decidió ir al Departamento de Historia para 
hablar con Alec sobre su empleo de verano. No había escuchado nada 
sobre las llaves de la oficina aún y estaba ansioso por comenzar a 
trabajar. 
Usando el ascensor, Max camino por el pasillo del tercer piso. 
Se detuvo al notar una pequeña intensidad en su paso. De pronto 
sintiéndose culpable, Max dio media vuelta para marcharse. 
Comprendiendo que no era el trabajo por lo que estaba deseando 
comenzar, sino más bien por que trabajaría cerca de Alec. Negando 
con su cabeza presionó el botón del ascensor sintiéndose aliviado 
cuando las puertas se abrieron inmediatamente. Max entró en él y 
esperó a que las puertas cerraran. 
 —¿Puedes mantenerlas abiertas? —dijo una fuerte y dominante 
voz. 
Max levantó la cabeza mientras buscaba palpando el botón en 
el tablero de mandos. Tragando, Max se movió a un lado mientras 
Alec entraba en él ascensor. —Gracias. 
—De nada. 
—¿Qué estas haciendo aquí? ¿Tienes una reunión con alguno de 
tus profesores? 
—No. No. Apenas bajaba, imagino, —dijo mientras estudiaba a 
Alec por el rabillo del ojo. Un traje, oh mierda, Alec llevaba puesto 
traje hoy. Max sintió un tirón en sus vaqueros y aclarando su 
garganta dijo —Va usted muy bien vestido hoy. 
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—Tengo una cita para cenar con los benefactores del 
departamento. Es allí hacia donde me dirijo ahora. Odio esta parte de 
mi trabajo, pero siempre podemos usar el dinero adicional. —dijo 
Alec dándose media vuelta solo lo justo para poder mirarlo 
directamente a los ojos—. A propósito, el Doctor Phillips me dijo que 
estará fuera de la oficina el viernes. La caja esta en mi oficina ahora 
mismo pero la moveré allí cuando se haya ido. Me tomé la libertad de 
examinar el contenido. Hasta ahora, sólo había escuchado sobre ello. 
Es un poco más de lo que había previsto. Tendrás mucho trabajo. 
Todos los documentos de identificación están sueltos. No tienen 
ningún orden por lo que no estoy seguro si fue obra del profesor o de 
sus hijos. 
—Está bien. Me gusta estar ocupado, señor. 
Alec inesperadamente gruñó cuando las puertas se abrieron. 
Max lo miro bruscamente. —¿Señor? 
—Te veré más tarde, Max —Alec salió del ascensor sin decir 
otra palabra. Max lo siguió para luego quedarse de pie allí. 
De la manera que Alec había pronunciado su nombre fue más 
bien una caricia en vez de un Adiós. Max movió sus ojos cerrándolos 
abrumado cuando un sentimiento de aislamiento lo bombardeó. 
Empujando abrió la puerta, y salió del edificio. ¿Era ya tiempo? 
¿Era eso lo qué sentía? Decidiendo que tenía que hablar con Justin, 
Max se dirigió al departamento de Atletismo. 
 
 
 
 
Justin estaba al teléfono cuando Max golpeó la puerta 
ligeramente y entró en la oficina. Con una sonrisa de bienvenida 
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Justin le indicó con su mano que terminaría la llamada en un 
segundo. Max tomó asiento delante del escritorio de Justin y esperó a 
que terminara. 
—Bien, bebé. Sí, estaré en casa aproximadamente en una hora. 
Te amo —Justin colgó el teléfono—. ¡Eh!. ¿A qué debo el placer de 
esta visita sorpresa? No creo que hayas estado en este edificio 
desde… —Justin cerró la boca de golpe. Max de pronto se sintió 
incómodo. 
—Necesito hablar con alguien y mi padre no es precisamente el 
mejor consejero que conozco. 
Quitando sus pies del escritorio, Justin se inclinó hacia adelante, 
apoyando sus antebrazos en el libro delante de él. —¿Qué pasa? 
Con un fuerte suspiro, Max se recostó en su silla. —No lo sé 
exactamente. He estado sintiéndome extraño últimamente, solo, pero 
en cuanto reconozco este sentimiento comienzo a sentirme culpable 
—Max pasó las manos por su pelo—. Mierda, no sé. Quiero decir que 
me digo a mi mismo que es tiempo de seguir adelante pero cuando 
regreso a mi casa y veo la foto de Nick y… 
Justin lo interrumpió. —Tal vez es hora de que quites alguna de 
las fotos —Antes de que pudiera protestar, Justin movió su mano— 
No te estoy sugiriendo que quites todas las fotos, pero tienes que 
admitir que tu apartamento parece más un santuario que una casa. 
—No quiero olvidarlo —Max jugó con la goma gastada de su 
zapato. 
—Nunca he dicho que deberías, pero si su cara es la única cosa 
que ves cuando estás en casa, nunca podrás seguir delante. Hazle a 
Nick una caja especial o un álbum o algo por el estilo. Pon todo eso 
que quieres conservar en ella y deshazte de todo lo demás. Tal vez 
deberías llamar a su madre y preguntarle si quiere alguna de sus 
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cosas —Max sacudió la cabeza. Sintiendo como sus ojos comenzaban 
a arder de solo pensar en mirar entre las cosas de Nick 
—Ella no quiere nada. Después... después del accidente, le dije 
que podría tomar todo lo que quisiera. Pero me dijo que todo en 
nuestra casa era mío, sus recuerdos están guardados todas en la 
seguridad de la habitación de su casa —miró a Justin—. Nunca he 
tocado nada que fuera de él. Infiernos, su ropa todavía cuelga en 
nuestro armario. Creo, pensé que si lo dejaba como estaba antes, 
sentiría que él estaba todavía vivo. 
—Y eso es perfectamente natural. Pero han pasado casi dos 
años y medio. Creo que es hora de unirte a la tierra de los vivos. 
Justin se puso de pie y camino alrededor del escritorio 
ofreciendo sus brazos a Max, —Dame un abrazo. 
Sonriendo, Max se levantó y lo abrazó. —Gracias. 
Sosteniéndolopor sus brazos Justin se retiró. —Si necesitas 
ayuda, sabes que siempre estaré aquí. 
—Sí, lo sé. Gracias. 
 
 
 
 
Después de un viaje a la tienda de vinos y a la organización, 
Max se preparó para comenzar a exorcizar su apartamento. 
Quitándose toda la ropa, se quedo sólo con unos calzoncillos y se 
sentó en el sofá. Con una botella abierta de tequila en mano, Max 
miró alrededor de la sala de estar. Justin tenía razón. Había muchas 
mas fotos de Nick ahora que cuando estaba vivo. 
Después de un par de tragos, se levantó y recogió el primer 
cuadro de encima del centro de entretenimiento. Mientras envolvía 
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cada uno de los cuadros con papel de seda, estudiaba la cara de Nick. 
Las fotos de los dos en el instituto eran muy diferentes a sus fotos de 
la universidad. 
Max tocó la cara de Nick con sus dedos. Sostuvo la foto tomada 
sólo un mes antes de la muerte de Nick. Mientras más estudiaba la 
foto, menos reconocía a su mejor amigo y amante. —¿Desde cuándo 
estabas tan triste? Susurró mirando la foto. —¿Era por mí, o eras tú? 
Posando la foto en la mesa para café, Max tomó la botella 
olvidándose del vaso esta vez. Recogió la botella y tomó varios 
tragos. Con la botella todavía agarrada puso toda su atención de 
nuevo en la foto. Dios, deseaba que Nick estuviera allí ahora mismo 
para contestar sus preguntas. Mientras más bebía, más se 
preguntaba si ellos todavía estarían juntos si Nick no hubiera muerto. 
Durante los últimos meses que estuvieron juntos, Nick había 
cambiado. Él se había ido alejando y comenzaba a desaparecer 
durante horas. Siempre que le preguntaba sobre ello, Nick se ponía a 
la defensiva y le decía que dejara de hacer de mamá osa. 
En ese momento, Max realmente no había visto lo que veía 
ahora. En la foto Nick no parecía feliz y ahora le resultaba obvio. 
Bebió otro trago de la botella, sabiendo que todo lo que necesitaba 
esa noche era olvidar. Desesperadamente necesitaba una noche sin 
tener sueños eróticos con Alec, o la culpa que sentía después, 
extendiendo la mano, Max agarró el marco de la mesa y lo llevó a la 
cocina con él. Lo tiró en el cubo de la basura. Esta era una foto que 
no le importaba nunca mas volver a ver. Tambaleándose de regreso 
al sofá, Max fue sorprendido por unos golpes en la puerta. Pensando 
que era Justin o su padre, Max fue a la puerta con la botella todavía 
agarrada firmemente en su mano. 
Al abrir la puerta, se sorprendió al encontrarse con Alec. Max 
tragó mientras el objeto de sus fantasías estaba parado delante de él 
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usando él mismo maldito traje que llevaba antes. Quedó 
momentáneamente perplejo, sin poder articular palabra alguna. 
—¿Estás bien? —dijo Alec con voz fuerte. 
Sin decir una palabra, Max se tambaleó de regreso al sofá 
sentándose lentamente. Extendiendo sus brazos, con la botella sujeta 
en su mano dijo, —Simplemente exorcizando a algunos demonios. 
¿Qué puedo hacer por ti? 
Alec entró en el cuarto y cerró la puerta tras él. Mirando 
alrededor, llegó al sofá y se sentó al lado de Max. Buscando en su 
bolsillo sacó una llave. —Me detuve en mi oficina de regreso. El Dr. 
Phillips justamente salía, parece que terminó antes. Él me dio la llave 
y pensé en dejarme caer por aquí y así podrás comenzar cuando 
quieras —Alec dejó la llave sobre la mesa de café—. Ahora ¿quieres 
decirme qué es lo que te pasa? 
Max notó el modo en el que Alec miraba su pierna. Nadie aparte 
de su padre, Justin y el personal del hospital habían visto las 
cicatrices del accidente. Agarrando la manta que tenía en el respaldo 
del sofá, Max rápidamente cubrió su pierna. Al levantar su mirada se 
encontró con los ojos de Alec. 
Negando con la cabeza lentamente, Alec quitó la manta de la 
pierna de Max. —No hay ninguna necesidad de esconderla, además, 
hace demasiado calor para una manta. 
—Es horrendo, —dijo él tratando de arrancar la manta de las 
manos de Alec. 
—¿Horrendo? No. —Alec movió sus largos y bronceados dedos 
sobre las cicatrices de su pierna. Mientras más le tocaba más duro se 
ponía Max. El no podía hacer eso, no ahora, no rodeado por las fotos 
de Nick. Eso era demasiado. 
Max se aparto bruscamente, mirando hacia Alec. —Gracias por 
traerme las llaves. —Antes de levantarse, Max miró directamente a 
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los ojos de Alec, preguntándose si notaria a través de sus apretados 
calzoncillos su semi erección. Rezando para que no dijera nada. 
Caminando hacia la puerta, Alec se detuvo y puso una mano 
sobre el hombro de Max. —¿Estás seguro de que todo está bien? 
Max asintió antes de bajar la mirada a sus pies. Su cuerpo 
respondía al toque de Alec y lo odió, pero al mismo tiempo no podía 
moverse. —Estoy bien, señor. 
Alec apretó fuertemente él brazo de Max. —Por favor. No sabes 
lo que me haces cuando me llamas así, llámame Alec. 
—Sí, s… Alec. —dijo sobresaltado al sentir los labios de Alec 
sobre la cima de su cabeza justo antes de librase de sus brazos. 
Max oyó la puerta abrirse y esperó varios segundos para 
escuchar como se cerraba. Cuando esto no sucedió, alzó la vista. Alec 
estaba de pie en la entrada mirándolo, su excitación era evidente con 
un fuerte control y su mirada fija en el bulto prominente que se 
notaba bajo sus pantalones de vestir. —Llámame si necesitas algo. 
—Bien, —masculló, segundos antes de que la puerta se cerrara 
y Alec se fuera. Aún aturdido, Max fue hasta el sofá y miró alrededor 
del cuarto. Ya no sentía el zumbido del alcohol, y miró las fotos que 
todavía necesitaban ser guardadas. Tenía que salir de allí. De pronto 
los recuerdos eran demasiado para él. Saltando del sofá, Max se 
dirigió al cuarto de baño. 
Después de una rápida ducha, Max entró en el dormitorio. 
Buscando en su caja de recuerdos, tomó un paquete de cerillas que 
había encontrado en el bolsillo del abrigo de Nick después de que 
muriera. Tocando las cerillas, Max miró el nombre sobre la cubierta, 
—Secrets —dijo. Max se preguntó que había hecho Nick en Secrets 
que ni siquiera le había contado. No estaba familiarizado con ese 
lugar y había vivido en la ciudad durante cuatro años. Dándole laLínea suplementaria Línea suplementaria Línea suplementaria Línea suplementaria Carol LynneCarol LynneCarol LynneCarol Lynne 
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vuelta, leyó la dirección—. Es hora de averiguar cuales eran tus 
demonios, Nick. 
 
 
 
 
Después de ponerse unos jeans de cintura baja obscenamente 
apretados con una camiseta blanca, Max pidió un taxi. Después de un 
viaje de veinte minutos, estuvo a punto de arrepentirse. No estaba 
seguro de si quería saber que encontraría al final de este viaje. 
El taxi paró enfrente de lo que parecía ser un bar de cuero. Con 
nueva determinación, Max pagó al conductor y salió. Abriendo la 
puerta, fue golpeado inmediatamente por un fuerte olor a sudor y a 
hombres. El gorila que estaba sentado sobre un taburete en la 
entrada de la puerta mirándolo de arriba a bajo dijo. 
—No te había visto aquí antes, cariño. 
—Soy nuevo, —murmuró entrando en el bar. Las mesas en el 
enorme y oscuro salón parecían estar llenas, entonces Max se dirigió 
hacia la barra. Encontrando un taburete desocupado, Max alzó la 
mano al camarero para conseguir su atención. —Tequila, por favor. 
El hombre cabeceó y le vertió el trago en un vaso. —Aquí 
tienes, guapetón. 
Max cerró los ojos al escuchar las palabras cariñosas. Nick 
siempre lo había llamado así. Todo el mundo siempre había 
comentado acerca de lo guapo que era. Fue esa una de las razones 
por las que había trabajado así de duro durante los entrenamientos, 
no quería ser visto como un hombre bonito, los hombres no eran 
bonitos. 
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Dando la vuelta en su taburete, Max miró hacia la pista de 
baile. La canción era rápida aunque seductora y el baile reflejaba eso. 
Observando los cuerpos seductoramente apretados mientras se 
movían, Max sintió como su polla comenzaba a despertar. Mientras 
miraba como se movían los bailarines, un fuerte trasero llamo su 
atención. Él bajó su mirada dejándola fija en un perfecto musculoso 
culo envuelto en pantalones de cuero. —Ah joder, —susurró para si 
mismo. 
Claramente, había pasado mucho tiempo desde su última 
salida. Max terminó su bebida y despacio anduvo hacia la pista de 
baile. Esperó hasta que la canción hubiera terminado antes de 
golpear ligeramente al hombre grande en el hombro. —¿Te gustaría 
bailar? —Max preguntó tímidamente por encima del sonido de la 
muchedumbre. 
Las piernas de Max comenzaron a temblar, cuando vio a la 
persona que tenía enfrente. Sintió como se caía, pero era incapaz de 
hacer algo al respecto. Unas fuertes manos lo sostuvieron 
rápidamente sujetándolo por el torso. — ¿Alec? 
Alejándose completamente de su anterior compañero de baile, 
Alec puso su otro brazo alrededor de Max. —¿Qué estás haciendo 
aquí? 
Él alzó la vista hacia los ojos de Alec tan negros como la noche. 
—Encontré una caja de cerillas que pertenecía a Nick. Necesitaba 
saber —Max miró a la muchedumbre vestida de cuero. Hombres 
mayores se arrodillaban a los pies de otros hombres, unos con 
collares de perro puestos. Era obvio que esto era algún tipo de asunto 
Dominación/Sumisión, pero para él no tenía sentido. Miró de nuevo a 
Alec. —Usted… ¿Conocía a Nick? 
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Suspirando, Alec sacudió su cabeza. —Si estas preguntando si 
alguna vez follé con él la respuesta es no. Si preguntas si venía aquí 
a menudo, la respuesta es sí. 
Max intentó distanciarse de los brazos de Alec. —¿Por qué? —
sacudió su cabeza mientras Alec siguió sosteniéndolo—. ¿Por qué 
venía aquí sin decirme nada? 
—Tengo mis propias opiniones sobre eso, pero no es algo que 
esté dispuesto a hablar contigo ahora mismo. Más tarde, cuando 
estés calmado, hablaremos. —Como la música continuaba, la gente 
que bailaba alrededor de ellos comenzaba a golpearlos. Alec sostuvo 
a Max a poco más cerca y comenzó a mover sus caderas. —Baila 
conmigo. 
Max estaba demasiado entumecido como para rechazarlo en 
aquel momento. Dejó que Alec tirara de él más cerca resbalando por 
entre unos muslos cubiertos de cuero. El primer roce de su polla 
contra la pierna de Alec envió sacudidas de placer por todo el cuerpo 
de Max. Sin poder evitarlo, gimió. 
Empujando aún más a Max contra sus piernas, Alec se dobló y 
susurró en su oído. —He soñado con tenerte en esta posición. Te 
deseo. 
Cuando Max gimió y alzó la vista hacía él, Alec besó sus labios, 
deslizando su lengua profundamente en la boca de Max. Todavía 
besándose, Max dejó a su cuerpo tomar el control de su mente 
mientras se restregaba contra Alec. 
Cuando una mano fuerte cubrió su erección, Max pensó que 
enloquecería. Él rompió el beso, —Para o me voy a correr en mis 
vaqueros. 
—Ven a casa conmigo, —susurró Alec contra sus labios 
mientras seguía masajeando la polla de Max. 
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—Sí —silbó cuando sintió a Alec liberar el botón superior de sus 
vaqueros. Parecía que aquel griego grande estaba tan caliente como 
él, en unos segundos, la polla de Max estaba libre de su restricción y 
siendo apretada por la mano de Alec. —¡Oh mierda!, —gritó echando 
su cabeza hacia atrás. 
Repentinamente, no le importó quien estaba a su alrededor. 
Todo lo que importaba era que su polla estaba siendo acariciada 
hasta la culminación, por el objeto de sus sueños. —Me voy a correr. 
—Córrete para mi, hombrecito, —Alec gruñó empujando su 
pulgar contra el lado más sensible de la polla de Max. Vibrando por su 
liberación, Max bombardeó con su semilla la bronceada mano de Alec. 
Sin perder tiempo, Alec comenzó a lamer la esencia de Max de su 
mano. Repentinamente, algo ocurrió. Envolvió sus dedos alrededor de 
la mano de Alec y negó con su cabeza. —No lo hagas. Ni siquiera se 
si estoy sano. —Tirando de su camiseta limpió

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