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1 Muy temprano en una mañana en pleno invierno. La temperatura apenas estaba sobre cero. Incluso con una máscara, el aire era tan frío que le perforaba los pulmones. El asfalto relucía con las partículas de hielo mientras él lo cruzaba a zancadas. El efecto temblor reverberaba a través del yeso en su brazo, pero el dolor ya no era demasiado intenso. La niebla matutina aferrada al paseo marítimo en el terraplén brillaba con un tono carmesí ante la luz del amanecer. Más allá de la neblina, una serie de pasos firmes se acercaba. A juzgar por el ritmo y el peso corporal, quizá era un hombre. Parecía fuerte. Y se estaba moviendo bastante rápido, pero no era muy joven. Estaba en sus treintas…no, cuarentas, quizá. Mientras juzgaba todo eso solo por el sonido de los pasos del hombre, Minoru cambió al lado izquierdo de la vía de ciclismo, disminuyendo su velocidad de dieciséis kilómetros por hora a diez. Tras un par de segundos, la sombra de la persona apareció ante él. Se pasaron en silencio. Tal como imaginaba, se trataba de un corredor en sus mejores años, luciendo una barba delgada. El atleta se movía a una velocidad de casi treinta kilómetros por hora. Corriendo a una velocidad increíble que parecía cincelar la niebla, pronto quedó muy lejos detrás de Minoru, con el olor del sudor desapareciendo poco después. Retomando su ritmo y posición original, Minoru se sumió en un profundo pensamiento. Probablemente era muy difícil mantener un ritmo así a esa edad. Y considerando toda la fuerza de voluntad que le tomaba a Minoru salir arrastrándose fuera de su cama para salir a correr antes de ir a la escuela, debía ser el doble de duro hacerlo antes de un viaje diario al lugar de trabajo. Incluso su hermana mayor adoptiva Norie, quien siempre estaba animada y alegre, solía estar sin energías por las mañanas. Aunque era 3 de enero, Norie seguía dormida en cama. Minoru también quería seguir corriendo cuando llegara a la edad del hombre, siendo esa la razón por la que comenzó esta rutina matutina, pero hace tres— no, cuatro—meses, tuvo que admitir que sus carreras matinales habían perdido algo de sentido. La finalidad del ejercicio es ejercitar el propio cuerpo, por lo que si no existe el más mínimo reto, no tiene significado. Incluso se podía decir que, lo que vuelve entretenido al ejercicio es soportar el dolor y luchar por superar los límites del cuerpo. Pero ahora, incluso si Minoru corría a una velocidad de veinte kilómetros por hora unos nueve o diez kilómetros, no se sentía falto de aliento. Y veinte kilómetros por hora es la media de los maratonistas de clase alta que aparecían en las Olimpiadas. Si él quería aplicarle una tensión seria a sus pulmones, tendría que correr mucho más rápido, pero ir a toda velocidad por el terraplén del río Arakawa a casi treinta y dos kilómetros por hora de seguro sería más que sospechoso. Y ya que Minoru temía que otras personas lo recordaran, jamás podría hacer algo así. —…Ojalá pudiese encender y apagar tus poderes… Murmuró en voz baja mientras corría. Claro, no hubo respuesta. La esfera, de escasos dos centímetros, incrustada en su pecho—el Third Eye de color negro azabache—no era consciente de sí misma. Sólo servía para incrementar las habilidades físicas de su huésped y le otorgaba al mismo una habilidad sobrenatural. Riri Isa, una profesora que trabajaba junto a Minoru para la División de Fuerzas Especializadas del Departamento de Seguridad y Salud Industrial del Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar (DFE para abreviar), estaba investigando cómo los Third Eyes podían otorgarle a sus huéspedes fuerza y resistencia anormal, y cosas así, pero hasta ahora, no había progresado nada en comprender la estructura básica del parásito. Sin embargo, cómo fenómeno, ya se habían hecho un par de descubrimientos. Todas los eucariotas, incluyendo los humanos, usan una sustancia conocida como ‘trifosfato de adenosina’ como fuente de energía para la actividad celular. Minoru recordaba lo que había aprendido del ATP en la clase de biología. El ATP es una molécula compuesta por tres grupos fosfato pegados a un nucleósido llamado adenosina. Cuando uno de los grupos fosfato se separa, se genera una gran cantidad de energía. El cuerpo humano usa esta energía para actividades como la contracción de músculos o la digestión de partículas de comida. El ATP que ha perdido un grupo fosfato de esa manera cambia a ser ‘difosfato de adenosina’, o ADP. La energía obtenida por los alimentos se usa para unir el fosfato al ADP para que vuelva a ser ATP. Este ciclo se repite constantemente en el cuerpo humano. Sin embargo, la Profesora descubrió un compuesto desconocido entre las células de Minoru y los demás Jet Eyes. Al igual que el ATP, estaba compuesta de grupos fosfato unidos a la adenosina. Pero en este caso, había nueve fosfatos juntos. La Profesora Riri Isa le dio a este compuesto el nombre temporal de ‘nanofosfato de adenosina’, o ANP para abreviar. El ANP podía desconectar siete grupos fosfato antes de pasar a ser ADP. En otras palabras, podía generar siete veces más energía que el ATP. La Profesora dijo que esa podía ser una de las razones por la que los poseedores de Third Eye tenían una fuerza y estado físicos mayores a la media. Al mismo tiempo, sin embargo, ella desconocía cómo los Third Eyes producían un compuesto tan poderoso. La Profesora en sí era una Jet Eye con una habilidad que le permitía responder rápidamente cualquier pregunta, siempre y cuando fuera posible extraer la información de datos disponibles, saltándose completamente el proceso de razonamiento. Incluso si ella no podía entenderlo, Minoru sospechaba que los misterios de los Third Eyes jamás se resolverían. Quizá el poder de esas esferitas—y la razón de su existencia—estaba más allá del alcance de la comprensión humana. Este parasito milagroso conocido como Third Eye estaba lejos de ser todopoderoso. Aún existía un límite en su habilidad para mejorar el cuerpo de su huésped. Los huéspedes de Third Eye no podían correr para siempre sin necesitar descansar, levantar un carro, ni nada por el estilo. Y si alguien salía disparado hacia concreto sólido a toda velocidad, ciertamente resultaría gravemente herido. —…Suu. Una vez más, un murmullo inconsciente se escapó de los labios de Minoru, pero no hubo respuesta. Sintiéndose sediento, comenzó a desacelerar. Frente a él, un poste al norte del puente Sakitama. Se detuvo y respiró hondo. Al ver el reloj de carreras especial que la DFE elaboró en su mano izquierda, notó que su ritmo cardíaco ligeramente elevado bajaba de inmediato. Antes de que el Third Eye se arraigara en el cuerpo de Minoru, él no había necesitado hidratarse durante sus carreras diarias de 10 kilómetros. Pero a cambio de aumentar la fuerza física del huésped, el Third Eye consumía una gran cantidad de fluidos y glucosa. Claro, si él mantuviese su velocidad de carrera al mismo nivel de antes, el consumo disminuiría acordemente, pero luego apenas sentiría que corriera. Se había dejado llevar y alcanzó casi los quince kilómetros por hora, por lo que ya se encontraba muerto de sed a este punto de ida y vuelta en su ruta. Las máquinas expendedoras estaban mayormente ausentes de los terraplenes del Arakawa. Él podía, teóricamente, comprar algo de beber en el parque Saiko en el lado oeste, o dirigirse al área residencia en el este, pero un desvío interrumpiría su carrera por un rato. Como resultado, Minoru había comenzado a usar otro dispositivo especial de la DFE bajo su Windbreaker: un paquete de hidratación. Había un recipiente de plástico PPS1 a prueba de agua de 500 mililitros en la parte de atrás, del cual podía beber con la ayuda de un tubo que traía pegado. La capacidad era bastante modesta en comparación con los demás paquetes del mercado, pero no se sentíapesado como una mochila o un bolso de cadera, y no afectaba su libertad de movimiento. Bajando su máscara, Minoru sacó un delgado tubo desde debajo del collar y levantó la válvula en el extremo en su boca. El agua que fluyó era tibia, claro, pero él no quejó. Además, beber agua fría en medio de una carrera a mediados de invierno sólo congelaría más su estómago. 1 N.T: Sulfuro de Polifenileno (Polyphenylene sulphide). Apoyándose en un poste y sorbiendo el agua tibia por su propia temperatura corporal, Minoru levantó la mirada hacia el cielo sureño. La víspera de Año Nuevo había pasado hace tres días—31 de diciembre de 2019. Debido a que lo enviaron a una misión de reconocimiento para la DFE, Minoru se había infiltrado en un edificio en perfecto estado en Minami-Aoyama, Minato Ward, Tokio. Era la ubicación de un piso franco para los opuestos de los Jet Eyes, el grupo de Ruby Eyes conocido como el Sindicato… En otras palabras, una guarida. Claro, ya que se esperaba que la misión fuese peligrosa, la Profesora Riri Isa preparó las mejores medidas defensivas que pudiesen realizarse con los miembros actuales de la organización. Bajo el nombre clave Isolator, Minoru tenía la habilidad de crear una barrera transparente capaz de protegerlo de cualquier ataque, y podía combinarlo a la perfección con el poder de la invisibilidad de Refractor—Suu Komura. Las mecánicas de su combinación fueron muy primitivas: Minoru cargó a Suu en su espalda mientras ambos activaban sus habilidades. Pero al mismo tiempo, su combinación no era nada milagrosa. Pues Suu Komura era la única dentro de la DFE—la única persona en el mundo, de hecho—que Minoru había podido llevar al interior de su caparazón. Protegido por la barrera de Minoru y la invisibilidad de Suu, ambos entraron en el piso franco en Minami-Aoyama como una pareja invisible e invencible. Pero cayeron en la trampa que les tendió la que se presume es la ejecutiva del Sindicato, la Ruby Eye que respondía al nombre clave Liquidizer. Con la aterradora habilidad de convertir la sustancia en líquido, ella licuó el concreto que llenaba la primera planta del piso franco, atrapando a Minoru y a Suu dentro. El pesado concreto, que se volvió a endurecer al instante, no se rompería sin importar cuántas veces Minoru lo golpeara con su caparazón. Cuando los dos miembros de la DFE posicionados afuera—Denjirou “DD” Daimon y Accelerator, Yumiko Azu—les advirtieron que el peligro se acercaba, Suu intentó realizar una última medida desesperada. El instante en el que el Jet Eye o Ruby Eye deja de vivir, se dispara una reacción en el Third Eye alojado en fuese cual fuese la parte del cuerpo, conocido como fenómeno ‘éxodo’. El Third Eye se separada del huésped y sale disparado hacia el cielo, probablemente al espacio, a una velocidad espantosa. No existía forma de detenerlo. Incluso si se encontraba rodeado por acero de noventa centímetros de grosor, éste abriría un enorme agujero a través de él. Suu intentó usar ese fenómeno sobrenatural. Deliberadamente se auto- expulsó del caparazón de Minoru, tratando de dejarse aplastar hasta morir por la presión del concreto y el caparazón y así inducir el éxodo del Third Eye. Minoru fue capaz de desactivar su poder a tiempo para evitar la muerte de Suu. Sin embargo, ella recibió heridas graves por impactar con el concreto a toda velocidad y sacada en un MEDEVAC en un estado de coma. Actualmente, ella está siendo tratada en la UCI del hospital ubicado en el centro de la ciudad, y Minoru no ha escuchado nada de que haya recuperado el conocimiento. Él había planeado visitar a Suu por primera vez en la tarde. Tras pedir permiso infinitas veces desde la noche de la misión, la Profesora finalmente se lo otorgó. Claro, incluso si fuera, ellos no serían capaces de hablar, y él podría no verla en lo absoluto. Sin importar qué, él quería compartir sus pensamientos con ella de una forma muy cercana. Ni siquiera le había agradecido por salvarle la vida y la de los demás. Alejando el tubo de agua de su boca, levantó su mano derecha herida. Una fractura sencilla en el cúbito. Una fractura abierta del tercer y cuarto metacarpiano. Fractura por avulsión los dedos medio y anular. Extensos desgarros musculares. Fue tan severo que el doctor que lo trató frunció el ceño, pero comparado con la mayoría de los miembros restantes de la DFE que participaron en la misión de reconocimiento, las heridas de Minoru eran menores. En efecto, el dolor inicial se había ido por casi por completo al tercer día. Las heridas de Yumiko estaban limitadas a simples rasguños en sus piernas, pero Olivier Saito (Divider), quien llegó justo a tiempo para combatir a Trancer, un Ruby Eye, recibió el golpe directo de una granada de mano hecha de hielo y sufrió heridas profundas y contusiones en todo el cuerpo. Gracias a su habilidad de corte y a los poderes de sanación del Third Eye, ninguna de sus heridas resultó mortal; pero aun así lo ingresaron al hospital más cercano al cuartel general y, aparentemente, se quedaría allí un par de días antes de ser dado de alta. Mientras tanto, sus enemigos, conocidos como Liquidizer y Trancer, aparentemente también resultaron gravemente heridos, pero escaparon al licuar el suelo de la fábrica que sirvió como campo de batalla, y su paradero actual es desconocido. Se suponía que las Fuerzas de Autodefensa de Japón llevarían a cabo una estrategia basada en la información obtenida por Minoru y Suu en el piso franco, pero aún no había noticias sobre los resultados. —…entonces, ¿por qué…Suu tuvo que…? Murmurando con voz comprimida, Minoru trató de apresar su mano derecha aún herida, pero el material sintético obtenido por impresión 3D era asombrosamente duro a pesar de lo delgado que era el material, logrando solamente un ligero crujido. Con un largo suspiro, Minoru se alejó del poste. Cuando su hermana adoptiva, Norie Yoshimizu, lo interrogó, él le dijo que sólo se había caído y torcido el brazo mientras corría, pero no pudo evitar sentirse apenado por la frecuencia con la que le mentía desde que se unió a la DFE. Él atesoraba a Norie más que nadie en el mundo, y nunca ha querido entristecerla o preocuparla, pero esta situación parecía estarse yendo a pique. Tres días antes de la misión de reconocimiento, él había ido a la Central Nuclear de la Bahía de Tokio, un lugar lleno de radiación altamente letal, y entró a la unidad de alojamiento de un reactor nuclear por sí solo. Los Ruby Eyes mataban personas. Los Jet Eyes los detenían. Minoru no podía seguir negando esta realidad. Pero si seguía acumulando tantos secretos, llegaría el día en el que todo se desplomaría. Aunque había sólo una manera de resolver dicho problema. Él haría que el jefe Himi, cabeza de la DFE y poseedor del aterrador poder de manipular los recuerdos de las personas, removiese todo rastro de Minoru de la mente de Norie. Luego se iría de casa sin dejar nada y se mudaría al cuartel general de la DFE. De esa manera, ningún Ruby Eye sería atraído allí mediante el aroma de Minoru ni atacarían a Norie. Pero…Minoru no quería eso. No parecía correcto manipular los recuerdos de Norie, pero más allá de eso, Minoru tampoco quería dejar su hogar actual. No quería renunciar a su vida con Norie. Por eso, debido a su ego, continuó mintiéndole a la persona que más amaba en la vida, exponiéndola al peligro. —…… Soltando otro extenso suspiro, Minoru se preparó para retomar su carrera. Sin embargo, justo antes de dar un paso, notó la presencia de otra persona. Esta vez, los pasos que se acercaban a través de la espesa niebla matinal eran claramente diferentes a los del hombre que había pasado minutos antes. “Es extraño que tanta gente salga a correr por el río Arakawa tan temprano por la mañana a tres días dehaber comenzado el año…” Mientras contemplaba eso con un rastro de ironía, Minoru se echó a un lado. Con la mirada hacia abajo, esperó que el corredor pasase. “Un momento” Para cuando comenzó a pensar eso, la otra persona ya lo estaba llamando. —¡Ah, pero si es Utsugi! Una jovencita con un Windbreaker redujo el ritmo mientras gritaba. No era una extraña sino una compañera de escuela de Minoru. Ella era una estudiante de primer año en la Secundaria Yoshiki al igual que él, y miembro del club de atletismo: Tomomi Minowa. Minoru no sabía cómo responder mientras ella corría hacia él. Él y Tomomi se habían encontrado cinco veces en las últimas dos semanas para correr juntos, pero hoy no habían planeado nada. Pero un encuentro repentino así podría parecer que Minoru la había estado esperando para emboscarla. Ignorante ante las preocupaciones que saturaban la mente de Minoru, Tomomi le habló con una sonrisa tranquila. —Oye, ¡debiste haberme dicho que saldrías a correr hoy! Y yo que creía que empezarías mañana. —Oh, bueno… Sus pensamientos seguían disperso, pero Minoru enderezó su espalda y habló. —Feliz Año Nuevo, Minowa. Tomomi parpadeó un par de veces, luego volvió a sonreír y agachó la cabeza. —Igual para ti, Utsugi. ¡Feliz Año Nuevo! ¡Hagamos que sea bueno, ¿sí?! —S-sí, en definitiva… Tomomi parecía estar sonriendo un poco mientras lo miraba, por lo que Minoru no pudo evitar sonreír. —¿D-dije algo gracioso…? —Ah, no, no. Para nada. Disculpame por reírme. Con su cabello corto ondeándose mientras sacudía su cabeza, Tomomi volvió a sonreí. —Es que nunca antes, ninguna persona de mi edad, me había dado un Feliz Año tan decente. —…Podría hasta ser mi primera vez dándolo. —¡Ja, ja, ja! Pero es mejor decirlo en persona en lugar de LANE o como se diga. Cuando Tomomi dijo el nombre de una aplicación de mensajería bastante popular, Minoru no pudo evitar asentir en aprobación. —Sí. Digo, sólo logras decirlo una vez al año. Al escuchar eso, Tomomi volvió a resoplar. Minoru y ella se habían vuelto amigos y acordaron correr juntos a lo largo del río Arakawa cada vez que el tiempo lo permitiera hace 18 días; el 16 de diciembre. Pero la primera vez que él habló con ella fue el 3 de diciembre, dos semanas antes de eso. Sin embargo, los recuerdos que Tomomi tenía de esa vez habían sido borrados con la habilidad del jefe de la división, pues ella fue atacada por un Ruby Eye que respondía al nombre de Biter y apeas logró evitar ser comida antes de que Minoru la salvara. Ellos no le permitieron conservar el recuerdo de ver el grotesco rostro de Biter. Claro, Minoru estuvo de acuerdo con eso. Pero como resultado, Minoru tuvo que seguir mintiéndole a Tomomi, incluso ella había sido lo bastante amable para ser su amiga. “Esto es lo que pasa cuando te vuelves cercano a alguien” Mientras él más cerraba la distancia con otra persona, era más probable que ocurriera algo terrible. En lugar de enfrentar esa posibilidad, Minoru siempre se había mantenido lejos de los demás…hasta que rescató a Tomomi de Biter. Pero luego, Minoru eligió ser amigo de Tomomi por segunda vez luego que sus recuerdos les fuesen borrados. Y no se lamentaba de eso. Al menos hasta donde Tomomi Minowa estuviese incluida, él quería aceptar y superar todo lo que pudiese suceder a futuro. —¿Eh…? Tomomi de repente se le acercó más a Minoru, haciéndolo preguntarse, con pánico, si le había leído la mente. Pero no, sus ojos se ubicaron en la mano derecha de Minoru que se había escapado de la manga de su Windbreaker. Por reflejo, él trató de echarla hacia atrás, pero ya era demasiado tarde. —¡Utsugi, ¿qué le pasó a tu mano?! ¡¿Te hiciste daño?! La expresión de la chica estaba llena de preocupación mientras se iba acercando, por lo que Minoru sacudió su cabeza. —N-no, está bien. Sólo me caí con fuerza. Ya ni siquiera duele. Minoru trató de flexionar los dedos de su levantada mano derecha mientras hablaba. El delgado yeso tenía partes separadas para cada dedo, pero a simple vista, parecía que la mano estuviese cubierta por vendas. —Bien… —Tomomi suspiró de alivio, pero seguía con el ceño fruncido—. En serio, Utsugi. ¡También eres un atleta, deberías cuidar tu cuerpo! —Yo…no sé si realmente soy un atleta… —¡Si no lo fueses, ni siquiera estarías corriendo a principio de año! Tomomi finalmente volvió a reír tras decir eso, pero luego su rostro se volvió a llenar de sospechas. Minoru se preocupó de que ella hubiese notado una herida nueva, pero esta vez, descubrió algo más: la válvula de bebida asomada a través del cuello de Minoru. —¿Llevas puesto un hidro, Utsugi? Asumiendo que ella se refería a un equipo de hidratación, Minoru asintió: —S-sí. En invierno me da sed más fácilmente. —Te entiendo bien. Yo a veces quisiera traer agua conmigo, pero nunca termino haciéndolo… Oye, ¿me das un poco de la tuya? Minoru fue tomado por sorpresa por la sonrisa inocente de Tomomi. —¿Qu——? P-pero… Él quiso decir que acababa de usar la válvula, pero comprendió que eso sería una respuesta muy infantil, así que se inventó otra cosa rápidamente: —Eh… el equipo está en mi espalda, así que el agua está completamente tibia… —Ja, ja. Así que dices cosas como ‘completamente’. —¿Eh? Oh, bueno, supongo… —¡No hay problema! De todas formas, el agua fría no es buena para el estómago. Minoru no pudo objetar a eso. —B-bueno, aquí…tienes. Una vez que Minoru sacó el tubo de su cuello hasta el máximo, Tomomi lo aceptó sin dudarlo, llevándolo a sus labios y comenzando a beber. Los instintos poderosamente negativos de Minoru le advirtieron que Tomomi probablemente gritaría ‘¡Está muy tibiiia!’ o ‘¡Ascoooo!’ y lo escupiría, pero nada de eso pasó. Al contrario, ella se tomó el 70% de los 300 mililitros restantes en el recipiente antes de suspirar, satisfecha. —¡Ahh, así está mejor! Muchas graaaacias, Utsugi. —N-no es nada… —¡En realidad, estoy impresionada! Normalmente, el agua de los equipos de hidratación terminan sabiendo a plástico, pero esta no está nada mal. —E-en serio… Eso era porque el equipo de hidratación en cuestión desarrollado por la DFE usaba un material de alta tecnología y difícil de pronunciar llamado sulfuro de polifenileno en lugar de polietileno regular, pero él no podía explicarle eso a Tomomi. —…Al parecer, si le echas levadura en el interior antes de usar, el olor a plástico desaparece. Los ojos de Tomomi se ampliaron al descubrir eso, lo cual era algo trivial que Minoru había escuchado en alguna parte. —¡Vaya, eso no lo sabía! ¡Lo pondré en práctica cuando llegue a casa! —Creo que era un cinco por ciento… Y allí iba otra mentira. Claro, era la DFE quien le preocupaba, no la información aleatoria sobre la levadura, pero en las últimas semanas, Minoru había estado totalmente consciente de que mentir por omisión también era una forma de deshonestidad. Él y Tomomi habían estado en la misma clase en el segundo año de la primaria, pero en ese entonces, difícilmente hablaban. Luego de eso, terminaron asistiendo a la misma secundaria y, regularmente, conversaban tras cruzarse en el terraplén del río Arakawa…o al menos, eso era lo que Tomomi pensaba. Pero había un evento mayor que faltaba en esa versión de lo ocurrido. Si el Ruby Eye Biter no hubiese atacado, Tomomi y Minoru probablemente no habrían sido tan cercanos. Probablemente, él habría sido abrumado por su típico miedo de permanecer en los recuerdos de la gente e intentado distanciarse de ella. La razón principal por la que él no lo había hecho era por el hecho de que sólo él sabía que Tomomi estaba perdiendo recuerdos importantes. Incluso comprendía que sería terrible rechazarla cuando ella le pidió ser amigos luego de olvidar tanto. Pero ya que se volvieron mejores amigos, el número de mentiras incrementaba cada vez que hablaba con ella. Si tan soloel gobierno anunciase formalmente la existencia de los Third Eyes—revelando a los Ruby Eyes que atacaban a los humanos y a los Jet Eyes que luchaban contra ellos. Así él podría contarle todo a Norie y a Tomomi, permitiéndose así alivianar su consciencia. Pero aunque él podría pensar eso de vez en cuando, Minoru sabía que realmente no podría permitir que la gente a su alrededor supiese que él era miembro de una ‘organización íntegra que combatía al mal’. Al final, todo lo que podía hacer era ocultarse mientras fuese posible. Mientras todos esos pensamientos se retorcían en su mente, Tomomi volvió a tomar la válvula y bebió el resto del agua. —¡Ah, Utsugi, lo siento! Me la bebí toda… —¿Qu…? Ah, bueno. Está bien. Ya había tomado antes. —Je, je, je… Gracias. Tomomi le devolvió el tubo, y esta se encajó en su lugar cuando el pequeño imán en la válvula se conectó con la placa de metal incorporada a su collar. Mirando a su alrededor, Minoru comprendió que estaba comenzando a aclarar. Tomomi entrecerró la mirada hacia el este ante el deslumbrante sol matutino. —Nuestro primer año de secundaria terminará pronto… Tras su abrupto murmullo, Minoru inclinó su cabeza. —¿Aún no es pronto para eso? Nos quedan tres meses. —¡Tres meses se van en un santiamén! Digo, ¡parece que fue ayer que tuvimos la ceremonia de entrada! —E-eso es algo… “Para mí parece que han pasado siglos” Era lo que Minoru casi decía, pero luego cerró la boca. Al pensarlo bien, se sentía que esos cuatro meses desde que el Third Eye entró en su cuerpo— comenzando especialmente desde el encuentro con Biter—hubiesen sido tan ajetreados que pasaron diez veces más rápido. “Quizá le pregunte a la Profesora por qué nuestra precepción del tiempo cambia así…” Pensó Minoru mientras volvía a abrir su boca. —Bueno, deberíamos volver para no perder tiempo, ¿no crees? Tomomi parpadeó y respondió con un tono extrañamente nervioso. —N-no, eh, no quería decir eso… —¿Eh…? ¿Qué cosa? —Eh…n-nada, ¡no importa! ¡V-vamos! Sacudiendo sus brazos en formas circulares, Minoru se ubicó a su lado. Al mirarlo, Tomomi aumentó el ritmo. Trece kilómetros por hora…como el orgullo del club femenino de atletismo, Tomomi era totalmente capaz de ir a velocidades que Minoru podría no haber sido capaz de seguir antes, pero hora no se sentía falto de aliento. Sin embargo, verse demasiado calmado sería poco natural, peor lo que intentó respirar un poco más pesado. Sintiendo una onda fresca de culpabilidad por añadir otra capa de engaños, Minoru trató de cubrirla hablando entre alientos. —Por cierto… ¿cuál distancia es tu especialidad principal, Minowa? —La carrera de 3 kilómetros desde que iniciamos la secundaria. —Vaya… ¿y cuál es el tiempo record para el campeonato intercolegial…? —De unos nueve minutos recientemente. —Nueve minutos…quiere decir que… Tras un breve periodo de matemática mental, Minoru gritó con sorpresa. —¡¿Más de veinte kilómetros por hora?! ¡¿Tienes que correr tan rápido para tres kilómetros?! Tomomi rio irónicamente, como si implicase que era un poco tarde para preguntar eso. —Bueno, sí. ¡Quiero decir, para el maratón olímpico masculino, ellos tienen que correr a una velocidad de 42 kilómetros! —C-cielos… Asintiendo ausentemente, Minoru desvió su atención a la esfera incrustada en su esternón. Él no había medido seriamente su tiempo desde que obtuvo al Third Eye, pero dudaba que pudiese completar un maratón a una velocidad de veinte kilómetros por hora, ni siquiera ahora. Por lo que, en lo que a habilidades físicas normales se refería, el Third Eye no necesariamente convertía a su huésped en un súper humano que excedía los límites normales. Ahora que lo pensaba, si los huéspedes de Third Eye se volvían tan físicamente fuertes como los campeones de oro de las olimpiadas, de seguro el gobierno intentaría usar eso de alguna manera. Al final, ellos probablemente querrían administrar una prueba de aptitud física. Ya que eso no pasaba, quedaba claro que el gobierno también era consciente de que los usuarios de Third Eye ganarían automáticamente una competencia contra los verdaderos atletas olímpicos. Sintiéndose un poco mejor, Minoru aspiró profundamente el aire frío de mediados de invierno. Luego, como si ella hubiese estado esperando ese momento de vulnerabilidad—— Desde su costado, llegó una pregunta completamente inesperada. —Oye, Utsugi. ¿Quieres pasar por mi casa? —Ah, sí. No hay probl—¡Espera, ¿qué?! Tras asentir automáticamente, Minoru saltó varios centímetros en el aire. Una vez logró aterrizar sin caer, miró el rostro de Tomomi desde un ángulo extraño. Ya que ella estaba mirando fijamente hacia adelante y respiraba a un ritmo ortodoxo de 2:2, era imposible decir lo que estaba pensando. Sus mejillas y orejas se enrojecieron un poco, pero eso quizá era por el aire casi congelante. Mientras Minoru se esforzaba por responder, Tomomi volvió a hablar sin dejar de mirar el camino frente a ella. —Nuestra numerosa familia en las pampas nos envía mochi casero cada año para el Año Nuevo, pero nunca logramos acabarlo. Por eso pensé que sería conveniente si pudieses ayudarnos un poco, ¿no? —Ya…veo… Quizá fue su imaginación, pero ella parecía estar hablando un poco más rápido de lo normal. Minoru pensó mucho en cómo podía negarse. Cierto… Él no tenía más opción que rehusarse. Llegar de repente a su casa y comer pasteles de arroz de su familia sería pasarse de la raya. Probablemente tendría que conocer a la familia de Tomomi, y él no tenía confianza en su habilidad de manejar una situación que, indudablemente, lo pondría en muchos recuerdos. Además, se suponía que él visitaría hoy a Suu Komura. No podía estar disfrutando en la casa de un amigo…sobre todo de una chica…mientras una compañera, y miembro de la DFE, que le salvó la vida estaba luchando por su vida en la UCI. Considerando que era lo mejor usar una excusa inofensiva como ‘mi familia me está preparando el desayuno’, Minoru tomó aire para hablar. Finalmente, él notó lo fuertemente que estaban apretadas las mano de Tomomi mientras las sacudía rítmicamente a sus lados. Tomomi Minowa no era el tipo de persona que fuese naturalmente social. Al menos en la escuela media, él recordaba que ella se la había pasado bastante aislada, fuese por voluntad propia o porque las otras chicas se distanciaban de ella. Por eso, para que ella invitara a su casa a un chico de una clase distinta, aunque fuesen compañeros de carrera, quizá le tomaba más valor del que Minoru pudiese imaginar. Si él la rechazaba directamente, ella se lamentaría de haberlo invitado. Luego sólo recordaría esta interacción como una decepción dolorosa y amarga. Los recuerdos de Biter ya habían sido borrados. Minoru no quería causarle más dolor. ——incluso si podría ser su propio ego el que estuviese hablando nuevamente. Con eso en mente, Minoru volvió a tomar aliento, revisó el reloj en su muñeca y habló: —Aún es muy temprano… ¿Tu familia no se molestará si llevas a alguien? De inmediato, una sonrisa brilló en el rostro de Tomomi, y movió su cabeza y cuerpo para mirar a Minoru. —¡No, para nada! Toda mi familia es madrugadora. —¿Sí…? Bueno, si no hay problema, supongo que aceptaré… —¡Je, je, je, asegúrate de comer bastante! Minowa dio, alegremente, un golpecito en el hombro izquierdo de Minoru con su mano derecha aún apretada, luego aceleró el paso nuevamente. Luego de correr por un rato, ambos se acercaron a una barrera vehicular plateada en forma de U. Las barricadas del puente Hanekura—un lugar donde Tomomi dijo ‘cada vez que paso por aquí, noto que me detengo y mi pecho se tensa’. Incluso con sus recuerdos borrados, el miedo que ella sintió cuando Biter la atacó dejó una marca en su corazón. Pero esta mañana, ella fue capaz de cruzar la barricada sin siquiera detenerse, como si no sehubiese dado cuenta que la estaba pasando. Viéndola cruzar ese fatídico lugar, Minoru esperaba con todo su ser que esos recuerdos aterradores se fuesen completamente de su mente. Luego de haber pasado el puente Hanekura y dejado el terraplén del río Arakawa, ambos se dirigieron al norte de la carretera prefectural Nº 57. Claro, Minoru no sabía dónde vivía Minowa, pero probablemente no era tan lejos ya que ambos habían estado en la misma escuela media. Mientras pensaba en eso, siguió a Tomomi hasta un punto donde la carretera se dirigía al este, a través del río Kamogawa hasta una zona residencial. Trazando una línea recta desde allí hasta la casa de Minoru, probablemente no se tomaría ni un tercio de milla. Tomomi se detuvo frente a una casa unifamiliar aún nueva con paredes externas de color blanco y sonrió. —Aquí vivo yo. —vaya… Qué casa tan bonita. La mía no queda ni a diez minutos a pie desde aquí. Ante su respuesta casual, Minoru acercó su cara a la de él. —¿En serio? ¿Dónde vives, Utsugi? —Bueno, eh… Derecho por la calle por la que pasamos, la Ruta 57, hay un fabricante de dulces tradicional… ¿Sabes cuál es? No es tan lejos de aquí. —¿Queeeeé? ¡Siempre voy a comprar bizcochos castella recién hechos! Tomomi se acercó aún más con sus ojos bien abiertos, por lo que Minoru se echaba hacia atrás mientras asentía. —S-sí, son realmente buenos…esponjosos… —¡¿Verdad que sí?! Con una gran sonrisa, Tomomi finalmente se alejó. Soltando un gran suspiro, sujetó su estómago con ambas manos. —Ah, cielos, el sólo pensarlo me está dando hambre… ¡Vamos, Utsugi, comamos ese mochi! Y así, Tomomi fue hacia la entrada, pero Minoru dudaba. —Eh, Minowa, ¿segura que está bien que yo venga sin previo aviso…? —¡Ya te dije que no hay problema! —Pero me refiero…a que probablemente huela a sudor por la carrera… —¿Hmm? Tomomi rápidamente se le volvió a acercar y olfateó el aire. —Nah, estás bien. Pero si te preocupa eso, puedes usar nuestro baño, ¿bien? —N-no, gracias. ¡No es para tanto! Minoru sacudió su cabeza con violencia, mientras que Tomomi sonreía mientras esperaba en el porche techado. Minoru se resignó y la siguió. Diez minutos después… “¿Cómo demonios terminó todo así…?” Sentado rígidamente en el suelo, Minoru se preguntaba eso mientras sus dedos se movían ansiosamente. Sujetado firmemente en sus manos estaba el control de la consola de videojuegos más reciente. La TV frente a él mostraba un juego de fútbol. Junto a él, un jovencito de primeria gritaba enérgicamente. Y enrollado en su regazo había un gato gris atigrado. —¡Raaah, Inazuma chutaaaa! El chico gritó mientras uno de los jugadores en la pantalla intentaba un disparo medio. Sin embargo, el portero de Minoru saltó en dirección al balón y lo agarró. —¡Nooo! ¡¿Cómo lo hiciste?! ¡Eres bueno! —G-gracias… Minoru soltó el balón mientras respondía. La pantalla se movió rápidamente. Él no era muy bueno en los videojuegos y muy poco había jugado de este tipo. Desde que se mudó con Norie, su vida poco había tenido que ver con los videojuegos o juegos móviles, y nunca había ido a casa de algún amigo a jugar con ellos. Tenía vagos recuerdos de jugar en una máquina de juegos antigua con su hermana mayor Wakaba antes del accidente, pero no recordaba el título. El hecho de que aún fuese capaz de jugar videojuegos de fútbol de nueva generación con sus controles complicados probablemente—no, definitivamente—era debido al Third Eye. Dada su experiencia luchando contra Ruby Eyes cuando cada segundo contaba, era capaz de concentrarse de tal manera que parecía que el tiempo parecía disminuir para él. Pero debido al nanofosfato de adenosina que la Profesora Riri Isa le había comentado, él no podía alegrarse de que sus reflejos hubiesen mejorado. Al fin y al cabo, era totalmente posible que el Third Eye sintetizara alguna sustancia química extraña en s cuerpo que tuviese un efecto en sus funciones cerebrales. Mientras pensaba en todo eso, los dedos de Minoru se movían casi automáticamente para manipular los botones y palancas, guiando al atleta marcado con un cursor verde hacia la portería del equipo contrario. Por suerte, o quizá mala suerte, sus dedos pulgar, índice y medio de la mano derecha estaban mayormente ilesos, por lo que no tenía problemas para usar el control. Esquivó y se abrió paso a través de cuatro jugadores enemigos y pateó hacia la portería. Rozando la mano del portero mientras este extendía su brazo hasta más no poder, el balón golpeó firmemente en la esquina superior izquierda de la portería. —¡Ahhhh, ya me tieneeees! Gritando dramáticamente, el chico saltó hacia atrás en el suelo, con el control aun en su mano. Luego se volteó para ver amargamente a Minoru. —¿En serio es la primera vez que juegas esto, Minoru? Sintiéndose un poco avergonzado de que un chico que lo acabase de conocer lo tratara con tanta confianza, Minoru asintió. —S-sí. Pero leí las instrucciones antes de empezar. —¿Quién se supone que eres, Amuro? “¿Y ese quién es?” Minoru miró inexpresivamente al chico mientras este le saludaba con una expresión atónita, pero antes de que el chico pudiese explicarse, alguien gritó desde la salsa. —¡Oye, Sou! ¡Se supone que lo llames solamente por su apellido, Utsugi! Minoru giró para ver a Tomomi, quien estaba ocupada preparando la comida, moviendo sus palillos de forma amenazante. Su madre, que usaba lentes, y estaba de pie a su lado, se acomodó la manga de su jersey. —¡Querida, no sacudas los palillos así! —Pero Sou estaba… —Simplemente tráeme un plato para servir de la cocina. —Estaaá bien. Sentado junto a la pareja de madre e hija, y leyendo el periódico, estaba el padre de Tomomi, quien también usaba anteojos. Ya que había llegado a la casa sin que nadie se diera cuenta, Minoru quiso ayudar con la comida, pero el hermanito de Tomomi, Souta, un estudiante de quinto grado, lo arrastró a jugar videojuegos, ya hora estaba fijo en ese lugar porque el gato se había acurrucado en su regazo. Sonriendo con engreimiento mientras su hermana mayor era regañada, Souta se sentó y reanudó el juego de fútbol. —Bien, Minoru, esta vez sí te ganaré… Sin embargo, en ese momento, la voz de su madre lo interrumpió. —¡Sou, es hora de comer, así que nada de jugar! Minoru esperaba otra discusión, pero sorprendentemente, Souta dejó de gritar, apagando la consola con un ‘está bieeen’ a regañadientes. Cuando Souta se levantó, el gato atigrado en las rodillas de Minoru se dignó a regresar al piso tras un largo estiramiento. Minoru también se levantó, siguiendo al chico hasta el comedor. La familia Minowa parecía consistir de Tomomi, su hermano menor, y sus padres, pero había cinco sillas puestas en la mesa. Al notar la presencia de Minoru, Tomomi le indicó que se sentara junto a su padre: —Siéntate aquí, Utsugi. “¿Qué pensará el Sr. Minowa de que el amigo de su hija aparezca en su casa al tercer día del Año Nuevo…? Minoru estaba nervioso, pero obedientemente se sentó donde le indicaron. Se sentía extraño usando el Windbreaker en la mesa, pero todo lo que tenía era una franelilla ajustada, por lo que no podía quitárselo. Aunque ya había hecho eso cuando se auto-presentó, Minoru sintió que debía disculparse de nuevo por entrometerse en la hora sagrada de la familia. Pero antes de que pudiese decir algo, Tomomi habló primero. —¿Cuántos mochi quieres en tu sopa de Año Nuevo, Utsugi? —Eh… bueno…d-dos, por favor… Minoru estaba avergonzado por recibir la comida antes que el patriarca de la familia pero al parecer, ese orden ya se había decidido. —¡Papá también quiere dos! ¿Y tú, Sou? —¡Tres! —respondió Souta con entusiasmo. Tomomi asintió y volvió a la cocina. Luego de unos minutos, estaba de regreso con una bandeja cargando un juego de cinco tazones de laca llenos de sopa tradicional de Año Nuevo. La sopaque ella colocó frente a Minoru era tan genuina como el tazón que la contenía. Había dos mochi colocados al fondo, así como pollo asado, espinaca japonesa, zanahorias, champiñones finamente cortados, ceriflor, y pequeños trozos de yuzu dorado. Minoru solía cocinar, pero siempre priorizaba la conservación de tiempo y esfuerzo, por lo que no podía evitar admirar. —E-esto se ve asombroso… Han pasado tres días del Año Nuevo, pero aún hicieron una sopa de Año nuevo tan increíble… —De donde yo vengo, la comemos los tres primeros días del Año Nuevo. Sentado a su derecha, el Sr. Minowa respondió calmadamente. —También es costumbre incrementar la cantidad de mochi cada día. El padre de Tomomi colocó el periódico sobre el tatami mientras hablaba, haciendo que Minoru tragara con nerviosismo antes de seguir vociferando sus pensamientos. —Vaya… añadir tanto mochi a la sopa del día de Año Nuevo debe hacer que el segundo y tercer día sean difíciles. —Ja-ja, así mismo. Los niños se enferman cuando se empeñan en comer cinco o seis… El Sr. Minowa soltó una risa sorprendentemente alegre, y Souta, sentado en una esquina de la mesa, reaccionó en el momento. —¡Yo puedo comer seis sin problemas! ¡Herma, quiero seis mochi! —¡En tus sueños, idiota! ¡Jamás los terminarás! —¡No soy idiota! ¡Y claro que puedo! —¡Primero cómete los tres que tienes al frente! Mientras observaba el intercambio de palabras de esos dos hermanos, ligeramente preocupado de que terminaran peleando… De repente, Minoru se dio cuenta que había lágrimas formándose en sus ojos. Tardó un poco en comprender la razón. La imagen de Souta y Tomomi había despertado unos recuerdos que estaban enterrados profundamente. Si abría los párpados, indudablemente lloraría. Obligándose a pensar en otra cosa, rápidamente se secó las lágrimas con sus dedos. Apenas logrando tragarse las emociones que se volvían más y más intensas, Minoru suspiró. Cuando levantó la mirada, cruzó miradas con Tomomi, quien lo miraba extrañamente. Por suerte, claro, antes que ella pudiese decir algo, la Sra. Minowa regresó de la cocina. Colocó varios platos largos llenos con pasta de pescado, tortillas enrolladas, huevas de arenque y cosas así en el centro de la mesa, luego se sentó frente al Sr. Minowa. —Utsugi, asegúrate de comer suficientes platillos de Año Nuevo. ¡Tomomi, rápido, siéntate! —Está bieeen. Tomomi se sentó frente a Minoru, y el Sr. Minowa tomó los palillos. La familia de cuatro integrantes agradeció al unísono por la comida, con Minoru uniéndose tarde. Todos tomaron sus tazones de sopa. Mientras el caldo transparente entraba a su boca, sabores espléndidos se esparcieron por sus papilas gustativas. Hasta el incidente de hace ocho años, la familia Utsugi debió haber comido la sopa de Año Nuevo juntos cada año, pero él ya no podía recordar el sabor. Aun así, el sabor y la calidez que abrazó a Minoru se sintió algo nostálgica. Luego de la comida, Souta insistió en retar a Minoru a una revancha, por lo que eran más de las ocho y media cuando él dejó la casa de Minowa. Norie probablemente estaría despierta a esa hora. Él podría avisarle de que ya había desayunado, pero ella insistiría en querer saber con detalle lo sucedido. Minoru tenía el estómago lleno, pero imaginó que igual correría hasta su casa. En lo que levantó los brazos para estirarse, escuchó la puerta abrirse, y la voz de Tomomi resonando detrás de él. —¡Ah, Utsugi, espera un momento! Al darse la vuelta, vio a Tomomi en sandalias trotar hacia él. Sostenía una bolsa de plástico en su mano derecha a la altura de su pecho y se la dio a Minoru. —Toma, cómelo en casa. —¿Eh…? Echando un vistazo al interior, vio dos recipientes de plástico totalmente llenos con comida de Año Nuevo y mochi picado. —Ah, no. No podría aceptar todo esto luego que de tu familia me diera de comer… Sonrojado, trató de devolverlo, pero Tomomi escondió sus manos detrás de ella. —¡Tranquilo, está bien! Siempre hacemos más comida de la que podemos comer. Además, temprano me tomé toda el agua de tu filtro. —El agua tibia y la comida de Año Nuevo casera no son lo mismo… —Ja, ja, ja. Entonces… ¡puedes invitarme a algo la próxima vez! —¿Ah? Mientras Minoru miraba, atónito, Tomomi le sonrió y se despidió con un ‘¡Nos vemos en el terraplén!’. Y así, volvió a entrar a su casa. Colocándose a regañadientes la bolsa de plástico en su brazo derecho, Minoru hizo una gentil reverencia hacia la residencia Minowa, y se fue hacia el oeste por la calle residencial. El hogar Yoshimizu era una vivienda unifamiliar, de cuatro habitaciones, y con más de quince años que se encontraba al norte del distrito Sakura de Saitama. El muro de concreto prefabricado era de un gris suave, y el tejado era negro. Era un diseño considerablemente sutil comparado con la pared exterior de color blanco y ladrillos rojos de la casa Minowa, pero fue el padre de Norie, el Sr. Kouhei Yoshimizu, no de Norie en sí, quien eligió los colores. El Sr. Yoshimizu había fallecido por una hemorragia cerebral cinco años atrás, y la madre de Norie, Tamami, se había ido mucho antes de eso, por lo que, desde entonces, vivía sola con Minoru. Él se sentía culpable por ser una carga para ella—incluso antes de que el Third Eye complicase más las cosas—cuando ella sólo tenía treinta y un años, pero aun así no podía imaginarse renunciando a su vida actual. Perdiéndose nuevamente en tales pensamientos, Minoru sacó una llave de su pequeño bolso de cintura y abrió la puerta principal. De inmediato, el aroma a café alcanzó su nariz. Norie estaba despierta. —Ya llegué… Por alguna razón, Minoru simplemente murmuró mientras se cambiaba sus botas por las zapatillas, y en lo que pasó del pasillo a la sala… —¡Bienvenido de nuevo, Mii! Norie lo saludó con una sonrisa brillante, de pie, como si lo estuviese esperando. —G-gracias, Norie. Minoru no pudo evitar sentir curiosidad por el motivo detrás de esa sonrisa mientras devolvía el saludo. Teniendo un mal presentimiento, se vio tentado a salir pirado hacia su habitación lo más pronto posible, pero primero debía entregarle la bolsa de plástico a Norie. —Eh… ¿Recibiste mi mensaje? —¡Obvio! ¡No sabía que tuvieras amigos que te invitasen a desayunar, Mii! Si fuese Yumiko Azu, compañera de Minoru y miembro de la DFE, la que dijese eso, el tono habría sido 100 por ciento sarcástico, pero no había rastro de eso en la sonrisa alegre y el cabello corto y esponjoso de Norie. Ella probablemente estaba enteramente feliz de escuchar que la vida social de Minoru estuviese mejorando… Pero tal como él lo había pensado, la sonrisa de Norie se tornó un poco más traviesa. —…Entonces, ¿esa ‘amiguita’ es la chica de la otra vez? ¿La pequeña Komura? —¡¿Qu——?! —su voz se quebró mientras sacudía rápidamente la cabeza—. ¡N-no, no era ella! E-es una amistad del colegio. Mientras respondía, un fuerte dolor atravesó su pecho. Norie no sabía que Suu estaba gravemente herida, y no podía contarle. Incluso tuvo que inventar una historia diciendo que se había herido la mano al caer mientras corría. Norie parpadeó un instante, luego se acercó. Una dulce fragancia emanó de su pequeño cuerpo, cubierto sólo por su pijama y una chaqueta. —Eh-eh… ¿Es un amigo entonces? ¿O una amiga? —Es… Por reflejo, Minoru quiso gritar ‘¡Un chico!’ pero las palabras se atoraron en su garganta. Ya le había mentido a Norie en muchas cosas. No quería añadir más cosas deshonestas a eso. —…Una chica… —murmuró—. Se apellida Minowa. Está en el club de atletismo en el instituto… Con su rostro aún cerca del de Minoru, Norie inclinó su cabeza profundamente, como si intentase recordar algo. —Eh… ¿La pequeña Minowa? ¿Esa no fue tu compañera en la primaria? —Me sorprende que aún la recuerdes… Hasta yo lo había olvidado, en serio… —Bueno, su nombre solía aparecer muchoen las noticias escolares en ese tiempo. Fue a muchos torneos, ¿o me equivoco? —Sí, ella es muy rápida. Recientemente, hemos estado corriendo juntos por el terraplén de Arakawa, y está en plena forma que es difícil no verla a veces… En lo que dijo eso, notó que el rostro de Norie estaba volviendo a adoptar una sonrisa irónica, por lo que rápidamente él aclaró su garganta. —E-en fin, su familia terminó dándome algunos mochi y cosas para traer a la casa, por eso… Minoru le entregó la bolsa a Norie, quien soltó un pequeño ‘¡Dios mío!’ mientras la aceptaba con ambas manos y la colocaba en la mesa que tenía cerca. Cuando sacó dos recipientes de plástico, soltó otro ‘¡Oh!’. —¡Vaya, pero misa estos adorables platillos de Año Nuevo…! El mochi también se ve delicioso… Ella levantó la mirada, y se notó una pequeña preocupación en su expresión. —… ¿Qué quieres hacer? ¿Celebramos… el Año Nuevo? —…… Minoru no respondió de inmediato, en lugar de eso, bajó ligeramente su cabeza. La casa Yoshimizu normalmente no celebraba festividades. Esto no solo incluía el día de San Valentín o Navidad, sino también los cumpleaños, la Víspera y día el Año Nuevo. Las únicas excepciones eran visitar las tumbas de los miembros de la familia de Minoru y de Norie en los aniversarios de sus muertes. El motivo de esto era que, cuando Minoru llegó a la casa, terminó llorando en las Navidades y cumpleaños porque eso le recordaba a sus padres y hermana. Luego de discutirlo, Norie y el Sr. Yoshimizu decidieron no celebrar ninguna ocasión anual hasta que Minoru pudiese manejarlo sin necesidad de llorar. Incluso así, él siguió recibiendo regalos y cosas así, por lo que todo lo que realmente sucedió fue que Norie y su padre perdieron la oportunidad de celebrar eventos que hubiesen dejado recuerdos felices. Claro, ahora que él tenía dieciséis, Minoru no lloraba fácilmente, incluso si recordaba el rostro de sus familiares. Sin embargo, nunca había podido hablar o sugerir que volviesen a celebrar las festividades. Quizá se debía a que, en lo profundo de su corazón, él rechazaba, por instinto, el cambio. El tiempo parecía detenerse cuando estaba en casa, y temía lo que pudiese pasar si comenzaba a avanzar de nuevo. Pero tarde o temprano, él tenía que aceptar que algunos cambios eran inevitables. En realidad, la vida diaria de Minoru ya había sido alterada drásticamente gracias al Third Eye. Entre todos esos cambios, estaban unos que él mismo había elegido. Por lo que no podía intentar dejar que Norie pasase lo mismo por siempre. —…Sí —Minoru levantó la mirada y asintió con firmeza—. Hagámoslo. Celebremos el Año Nuevo. Iré a comprar los ingredientes para la sopa. Esta vez fue el turno de Norie de mirar a Minoru un instante y en silencio, pero finalmente sonrió amablemente. —Está bien, Mii… Ajustando su postura, hizo una reverencia formal. —Feliz Año Nuevo. ¡Disfrutemos de otro año, juntos! 2 La ruta más rápida desde la casa de Minoru en el distrito Sakura de Saitama hasta el cuartel general de la DFE en el área Toyama 3-chome del Shinjuku era a través de la línea JR Saikyou desde la estación Yonohonmachi que estaba cerca hasta Ikebukuro, luego pasando a la línea Fukutoshin del Metro de Tokio y bajándose en Nishiwaseda. Tomaba una hora y media de puerta a puerta. Si Yumiko lo hubiese buscado en su amada motocicleta Mach 0.7, el tiempo habría disminuido a una media hora, pero difícilmente podía pedirle eso para motivos ajenos a sus labores en la DFE. Especialmente, cuando la razón era para visitar a Suu Komura. Por eso es que, cuando Minoru salió de casa a las 10:30 de la mañana, supo que no llegaría hasta mediodía al cuartel general de la DFE en el parque Toyama. Tomando el viejo elevador hasta el quinto piso y tratando de ignorar el sonido ligeramente desconcertante que emitía, Minoru cruzó la puerta mientras se abría. —Con permiso. Exclamó automáticamente la frase que se había convertido en su saludo cotidiano y entró en la enorme habitación que abarcaba todo el quinto piso. Pero tan pronto como avanzó unos cuantos pasos, una extraña sensación de incomodidad lo hizo detenerse. Comprendió el motivo de eso casi de inmediato. Estaba calmado. No había rastro del típico ruido de fondo de los juegos que Olivier Saito jugaba en su enorme televisor en el centro de la habitación, el sonido de DD preparando algún tipo de platillo en la cocina, el típico saludo amargado que Yumiko Azu solía darle junto a un breve saludo desde su posición acostada en el cojín. La luz del sol invernal de color blanco agua se filtraba en una habitación que estaba cubierta por un completo silencio. “…Pero la Profesora, al menos, debería estar aquí” Cambiando sus botas por zapatillas, Minoru colocó su bolso de mensajero en el sofá que Yumiko normalmente ocupaba antes de ir al lado oeste de la enorme habitación, avanzando a paso silencioso por reflejo. La supervisora de campo de la DFE, conocida como ‘Speculator’, la Profesora Riri Isa tenía un laboratorio personal en la esquina de la habitación, separada por una partición blanca. Avanzando cerca de la pantalla divisora, Minoru miró el espacio lleno de incontables estantes, mesas de experimentos, y equipamiento misterioso, pero el lugar también parecía vacío… …No, no lo estaba. Al fondo del laboratorio, sobresaliendo a un lado de una silla metálica que estaba frente a la ventana, había una trenza atada con una cinta roja. Acercándose de puntillas, Minoru echó un vistazo a la silla sólo para encontrar a una niña angelical profundamente dormida ante la luz del sol. Con su cabello trenzado, con su sudadera de capucha estampada, y su falda- pantalón, ella era la viva imagen de una estudiante de primaria, pero la bata de laboratorio que tenía puesta y el teclado inalámbrico sobre su regazo desbarataba esa imagen infantil. Su complexión no se veía para nada saludable. Ella probablemente había pasado toda la noche trabajando en algo. Casi era la hora acordada, pero él no quería despertar a una jovencita de su siesta, por lo que intentó retirarse con cuidado. Pero justo antes de que pudiese avanzar un metro, la niña pareció detectar débilmente su presencia, y sus ojos se abrieron. Tras parpadear un par de veces, sus enormes ojos marrones se centraron en Minoru. Una ligera sonrisa apareció en sus labios, luego se curvearon en forma de una expresión desaprobatoria. —…Mikkun, no es nada apropiado espiar el rostro de una chica durmiendo. Su refutación sonaba a la de una persona mayor, haciendo que Minoru encogiese su cabeza y se disculpara con pena. —L-lo siento, Profesora… Digo, ¡no, eso no es lo que estaba haciendo! Te veías cansada, por lo que sólo pensaba esperar por allá… —Hmm… Ah, ¿es tan tarde así? Creo que debo ser yo quien se disculpe… Es que la luz del sol se sentía tan bien que me quedé dormida rápido. La Profesora Riri miraba por la ventana mientras hablaba, por lo que Minoru le siguió la línea de visión. La ventana del quinto piso del complejo de apartamentos te otorgaba una vista clara por encima de los enormes árboles del parque Toyama. Ya que aún era mediado de invierno, la mayoría de ellos estaban desnudos, pero la imagen del pálido sol sobre la gélida atmósfera era tan tranquila que ciertamente podría hacer dormir a cualquiera que la viese. —…En un día así, sería perfecto sentarse a comer naranjas sobre un kotatsu… Minoru murmuró sin siquiera pensarlo, y la Profesora se cruzó de brazos y soltó un profundo ‘hmm’. —Un kotatsu… Una mesa baja de calefacción, ¿eh? Cierto, el cuartel de la DFE no posee un equipamiento así actualmente… Mirando el reloj en la pared, ella asintió con una expresión seria. —La cita en el hospital es a las dos en punto. Ya que sólo estamos tú y yo aquí, creo que podríamos tener una pequeña reunión hasta entonces, pero… antes que nada, Mikkun,¿me echas una mano? —C-claro, ¿por qué no? Pero… —¿Qué? No es gran cosa. Sólo es levantar algo un poco pesado… Creo que debe estar en la habitación del Sr. Lindenberger. “Otra vez con el misterioso nombre alemán… Creo que es alemán. No es que esté muy seguro” Ya se había hecho costumbre durante el tiempo que Minoru llevaba con la DFE, por lo que parecía que ese era el nombre de otro miembro, pero Minoru aún no lo había conocido. Mientras Minoru trataba con un repentino ataque de ansiedad, la Profesora giró su silla a medias para mirar el monitor del computador en el escritorio y movió el mouse por un momento. Luego levantó la mirada y volvió a asentir. —De acuerdo a la lista de equipos, sigue aún almacenado en el vestidor en la habitación 303. Lo siento, pero ¿te importaría buscarlo por mí? Le escribiré al ocupante para que sepa que vas para allá. —…Sólo para saber, ¿qué voy a buscar exactamente? La comandante de edad de una estudiante de primaria sonrió a Minoru con satisfacción. —Un set de kotatsu, obvio. Cruzando la habitación aún vacía, Minoru tomó el elevador hasta el tercer piso, y entró al pasillo compartido de allí. Ya había estado en el cuarto piso antes, donde vivían Yumiko y su compañera, Sanae Ikoma, pero era primera vez que ponía un pie en el tercero. Al igual que en el cuarto piso, las cuatro habitaciones del área probablemente eran cuartos privados de los demás miembros de la DFE, pero Minoru no sabía quién vivía en cada una. Primero, avanzó hacia la puerta de la habitación 303 como le dijo la Profesora. La puerta de Yumiko tenía una placa escrita a mano que rezaba ‘Azu — Ikoma’, pero la de esta habitación estaba vacía. Al parecer, sin embargo, aquí era donde el miembro de la DFE llamado Lindenberger vivía. Ideando mentalmente a un anciano alemán con bigote, Minoru presionó tímidamente el timbre. Un sonido electrónico antiguo resonó dentro de la habitación. Cinco segundos…diez segundos…veinte segundos pasaron, y nadie respondía. Minoru volvió a presionar el botón, pero el resultado fue el mismo. —…Hmm… Tras dudar un momento, Minoru colocó su mano en el pomo de la puerta. Esperaba descubrir que la puerta estaba cerrada y así regresar al quinto piso, pero en lugar de eso, el pomo rotatorio anticuado giró sin oponerse, y la puerta se abrió. Confirmando dos veces que se trataba de la habitación 303, Minoru empujó la puerta. De inmediato, fue recibido por un fuerte olor a polvo, haciéndolo contraer la cara por reflejo. Cubriéndose la nariz y la boca con su mano derecha, Minoru echó un vistazo al interior, pero al igual que el pasillo, la sala estaba oscura casi en su totalidad. Al parecer, las cortinas y las contraventanas estaban cerradas. —Eh, ¿hola? Minoru asomó la cabeza a través del umbral, pero no hubo respuesta. ¿Acaso el inquilino estaba durmiendo o simplemente no estaba en casa? Sea cual fuere el caso, él no podía entrar así como así. Pensando en llamar a la Profesora para pedirle indicaciones, Minoru comenzó a sacar su celular del bolsillo. Pero antes de que pudiese hacerlo, notó un ligero rastro de luz por el rabillo del ojo. —…¿? Frunciendo el ceño, Minoru entrecerró la vista y descubrió que la fuente de luz era un delgado hilo colgado entre el pasillo y el piso. Era una telaraña. La luz del pasillo la reflejaba. Ya que era mediado de invierno, la araña que había elaborado la red ya no estaba, y la misma ya se había caído. Es decir, era una telaraña considerablemente vieja, y ya que se extendía a través de la entrada, hacía meses que nadie entraba o salía de esta habitación. —¿Qué…? ¿Es sólo una habitación vacía…? Murmurando para sí, Minoru guardó su celular en el bolsillo interno de su anorak de montaña. La Profesora debió haber dado el número equivocado. En cualquier caso, existía la posibilidad de que allí no estuviese la mesa que él debía tomar, pero no sabría a ciencia cierta a menos que echase un vistazo. Buscando de nuevo la entrada, notó que no había siquiera un par de zapatos sobre las baldosas. Pensando que debió haber notado algo raro antes, abrió el estante de zapatos. Estaba casi vacío, a excepción de dos pares de zapatillas de vinilo baratas y un calzador. Primero, sacó el calzador y lo usó para remover la telaraña que bloqueaba la entrada. Luego sacó uno de los dos polvorientos pares de zapatillas hacia el pasillo, y se cambió sus zapatos. —…Bien, voy a entrar. Minoru anunció su intención en voz baja, a pesar del hecho de que la habitación estaba vacía, antes de entrar al pasillo interno. Ubicando el interruptor por intuición, lo levantó, y la lámpara LED se encendió tenuemente. La estructura de la habitación era prácticamente la misma que la de Yumiko, por lo que el vestidor que la Profesora mencionó probablemente estaba al otro lado de la puerta cerrada a la derecha del pasillo. En el cuarto de Yumiko, ella le dijo que lo arrojaría por el balcón si abría el de ella. Con eso en mente, abrió la puerta con cuidado sólo para encontrar una habitación de estilo occidental de unos treinta metros aproximadamente. Intentó encender la luz como antes, pero las escarapelas instaladas en el techo estaban vacíos, por lo que no pasó nada cuando movió el interruptor. Si abriese las ventanas y contraventanas, era probable que hubiese suficiente luz solar; pero parecía ser un problema, por lo que prefirió volver a sacar su celular y activar el modo linterna. Ese teléfono inteligente, el cual se lo otorgó la DFE, aparentemente era parte del equipo fabricado de manera especial, así que la batería no disminuiría mucho sin importar cuánto se usase. Iluminada por la luz del celular de Minoru, la habitación estaba tan vacía como se lo esperaba. No había siquiera mobiliario, pero vio su objetivo en la pared más al sur—un armario con puerta corredera. Suspirando de alivio mientras se acercaba, deslizó la puerta con una mano. El vestidor probablemente se estaba usando como un almacén, ya que estaba lleno de pilas de cajas de cartón y no de ropa. La mayoría de ellas contenía alimentos no perecederos, como agua mineral, enlatados, y ramen instantáneos, pero lo que él estaba buscando estaba en un rincón a la derecha: una enorme caja de cartón con la palabra kotatsu escrita en un lado. Minoru se movió para sacarla, pero en eso, algo más llamó su atención. Junto al kotatsu estaba una caja marcada con un logotipo de barra de energía, el sello abierto y la solapa ligeramente abierta. Echando un vistazo al interior, vio que el contenido de las 24 cajitas en su interior estaba a la mitad. Probablemente, alguien sabía que estos productos estaban aquí y sacaba barras de energía a escondidas. Podría ser Olivier, Yumiko, o quizá hasta la mismísima Profesora… “¿Será que quizá puedo ayudarme con una?”, pensó Minoru un instante, pero claro, no hizo nada de esa clase, y sólo sacó la caja con el kotatsu por el que originalmente había ido. Cerrando la puerta del armario y alejando su celular, Minoru levantó la caja con ambas manos. Era asombrosamente pesada pero nada que su cuerpo fortalecido por el Third Eye no pudiese manejar. Minoru pensó en la mística sustancia de nanofosfato de adenosina que las células musculares de sus brazos usaban mientras cargaba la caja hacia el pasillo, luego regresó para guardar las zapatillas y el calzador, y apagó la lámpara LED. —…Lamento la intrusión —murmuró mientras se iba, pero claro, no hubo respuesta. Una vez cerró la puerta y levantó nuevamente la caja del kotatsu, Minoru se dirigió al elevador. La Profesora le había dicho que ella sólo necesitaba ‘un ligero levantamiento de peso’, pero la tarea de Minoru no terminó allí, ya que lo siguiente era armar el kotatsu que estaba en la caja. Luego de instalar las cuatro patas en la parte superior, ubicarlo en la alfombra frente al TV, cubrir el fondo con sábana quevenía con él, y ubicando la mesa en la parte superior, Minoru hizo una pausa para tomar aliento. Luego lo conectó en el tomacorriente, presionó el interruptor, se aseguró que el interior brillase rojo antes de ver al lado oeste de la habitación. —Eh, Profesora, todo el kotatsu está listo… Pero antes de terminar de hablar, la chiquilla con bata de laboratorio salió corriendo de su cubículo y se abalanzó hacia el kotatsu con entusiasmo caricaturesco. Minoru observó, sin hablar, mientras el rostro de la Profesora pasaba de estar inexpresiva a ridículamente relajada en cuestión de segundos. —…Mh-hmm, lo sabía, nada es mejor que esto. Siento como si hubiese pasado mucho desde que recordé que algo como un asombroso dispositivo de calefacción existía en Japón… —Eso es, bueno… “…algo un poco exagerado”, quiso decir Minoru, pero logró mantener la boca cerrada. La Profesora Riri Isa había entrado en contacto con el Third Eye hacía sólo cuatro meses y obtenido la habilidad de especulación—o mejor dicho, plantado dentro de ella. Desde entonces, ella raramente regresaba a casa, optando por encerrarse en el cuartel general de la DFE. Minoru había asumido la parte ‘raramente’ hasta hoy. Aunque ella era su comandante, seguía siendo una niña de 10 años en su cuarto grado de primaria, por lo que él suponía que ella probablemente iba a casa los fines de semana. Sin embargo, ya que ella estaba allí a pesar de estar en las vacaciones de tres días por el Año Nuevo, eso debía significar que ella nunca iba a casa. Al parecer, Yumiko y Olivier les habían dicho a sus padres que se quedarían en los dormitorios de la escuela. Claro, ellos iban a la escuela desde allí, y de vez en cuando visitaban a sus padres. Pero la Profesora…parecía extraño que una chica de 10 años de edad se quedase tanto tiempo fuera de casa sin que sus familiares se alarmaran. No era algo de lo que ella pudiese desprenderse con solo decir que la habían transferido a una escuela en el extranjero. Entonces, ¿qué era exactamente lo que la DFE— el jefe Himi—hizo…? Estando a punto de decir en voz alta sus inquietudes, Minoru optó por abandonar ese pensamiento. Ya que él se negaba a mudarse al cuartel general, no parecía correcto meterse en sus asuntos. Como si supiese lo que Minoru pensaba, la Profesora Riri lo miró y sonrió con una inocencia acorde a su edad. —Gracias por tomarte la molestia, Mikkun. No te quedes allí—¿por qué no vienes también? Aunque no tenemos mandarinas, lo siento. —Ah… ¿Reviso el refrigerador? —No, eso lo hice anoche, por eso estoy segura de que no hay. Y como DD está en casa con su familia, tampoco tenemos más comida. —Ya veo… Al principio, Minoru creyó que quizá debió haber tomado algunas barras de energía de la habitación 303, pero finalmente recordó lo que tenía en su propia bolsa. —¡Ah, cierto! Dame un momento. —¿Hmm…? La Profesora lo miró con dudas mientras él tomaba su bolso de mensajero del sofá que había cerca y lo llevó a la cocina. Alllí, sacó tres contenedores pequeños, colocó su contenido en unos cuantos platos desechables, y luego tomó estos y los puso sobre una bandeja junto a dos platos y dos pares de palillos. Mientras hacía eso, preparó té verde bien tostado para dos, luego se dio prisa en volver a la cálida mesa. Al ver los platos alineados en la orilla, los ojos de la Profesora brillaron. —¡¿Y esto?! ¡¿Trajiste mochi?! —Sí. Estos son harina de soja, estos están cubiertos con algas, y estos tienen queso. —Ohh… Se siente como si hubiese pasado mucho desde que recordaba que una comida tan maravillosa existía en Japón… Mientras repetía la misma extraña frase de antes, la Profesora aceptó el plato y palillos de parte de Minoru. —En realidad, es la primera vez en mucho tiempo que recibimos mochi, pero mi hermana y yo nos emocionamos tanto que terminamos haciendo demasiado para nosotros… —Jo, jo. ¿Se emocionaron por el mochi? Ahora me gustaría ver… ¿Está bien si tomo un poco? —Adelante, sírvete tú misma. En lo que Minoru le dio el permiso, la Profesora inmediatamente tomó un mochi de queso con sus palillos y lo llevó directamente a su boca. Luego de masticarlo y tragar, sus ojos se ampliaron con emoción. —¡Yum! —Q-qué bueno que te guste. Ese también tiene salsa de pizza casera. —Ohh, el sabor del tomate lo complementa a la perfección. Ahora viene el que está cubierto por algas… Hmm-mm, este tiene un sabor tradicional. ¡Este también es delicioso! —Parece que el truco es usar bien la salsa de soya y carbonizarlo un poco. Mientras transmitía el conocimiento que Norie compartió con él, Minoru también tomó un trozo de mochi. Él había comido lo mismo hacía un par de horas, pero parecía saber diferente al disfrutarlo bajo el kotatsu, aún si no estaba en casa. Una vez que ella probó cada uno de los tipos, la Profesora tomó un gran sorbo de té y suspiró con satisfacción. Luego de unos segundos, dijo algo totalmente inesperado. —…Por lo visto, parece que no me culpas, Mikkun. —¿Eh…? ¿Culparte…? —Bueno, sí. Por lo que pasó… Ella bajó su cabeza, sus trenzas rebotaban mientras hablaba en voz baja. —…En Minami-Aoyama, cuando Yukko, Oli-V y tú lucharon contra Liquidizer y Trancer… yo no envié una unidad de apoyo, aun sabiendo que podría ser una batalla difícil. Prioricé el obtener información del Sindicato por encima de su seguridad. Debido a eso, Oli-V se encuentra en el hospital, seriamente herido, y como el tratamiento de Hinako en cuanto a su condición severa no ocurrió de inmediato, aún se encuentra en UCI… Mikkun, tienes todo el derecho de culparme. Aun después que la Profesora terminara de hablar, Minoru se mantuvo callado un momento. Luego colocó los palillos en el plato y sacudió suavemente su cabeza. —No… No tengo derecho de culparte, y tampoco quiero hacerlo. Más bien, me disculpo por ponerme emocional durante la comunicación ese día… Sé que fue algo difícil para ti, pues eras quien nos comandabas… Minoru bajó la mirada, y esta vez la Profesora fue quien quedó en silencio. Escuchó ropa sonar, luego unos pequeños pasos. Al principio, él pensó que ella se iba, pero en lugar de eso, la Profesora caminó alrededor del kotatsu, se sentó a la izquierda de Minoru, colocó sus delgadas piernitas debajo del cobertor. —Eh, bueno… Mientras Minoru se sentaba rígidamente, inseguro de qué hacer, sintió un pequeño peso a su lado. La Profesora Riri se estaba apoyando en él. Eventualmente, ella habló en un leve susurro. —…Honestamente, pasé toda la mañana preparándome mentalmente para tu enojo hacia mí. —¿Eh…? —Mi habilidad de especulación no puede leer la mente de las personas. Todo lo que podía hacer era imaginar cuán enojado y decepcionado deberías estar de mí… Pero luego de lo que dijiste, no sé qué se supone que haga. “¿Entonces por qué estás sentada junto a mí?” Pensó Minoru, pero no lo dijo en voz alta. En lugar de eso, extendió el edredón, que se había quedado debajo de la mesa, y lo colocó alrededor de la Profesora. —...Come más mochi, por favor. Minoru movió su plato hacia ella, y la Profesora asintió como una niña y soltó un ‘ujum’, luego volvió a tomar los palillos. Al final, la Profesora se comió cinco mochi, y Minoru tres; colocó las sobras en sus recipientes, y los guardó en el refrigerador, para luego volver juntos al laboratorio. Ya era la una de la tarde. Considerando cuánto tomaría llegar al hospital, ellos solo disponían de unos veinte minutos, pero aun así, la Profesora tiró de otra silla metálica hacia su escritorio para que Minoru se sentara. —…Me siento mal mostrándote esto antes de visitar a Hinako, pero quería compartir esta información contigo… Con eso, la Profesora movió su mouse. Un video se reprodujo en el monitor 8K de más de setenta centímetros en pantalla completa. Un chirrido de motor salió de los altavoces. —¿Qué es…esto…? —Es un videode la cámara corporal de un miembro del Escuadrón de Tareas Especiales infiltrado en la base de Sindicato, la cual ubicamos con información que nos conseguiste en Año Nuevo. —…¡! ¿El…ETE? La Profesora asintió silenciosamente ante el estupefacto Minoru. El nombre oficial del ETE era Escuadrón de Tareas Especiales en el Departamento de Inteligencia de Apoyo Operacional de la GSO. Era prácticamente imposible descubrir qué hacía esa organización, basándose solo en su nombre, el cual era más largo que el de la DFE, pero aparentemente, era una unidad de poseedores de Jet Eye dentro de las Fuerzas de Autodefensa. El video en el monitor mostraba soldados vestidos de negro, sentados uno al lado del otro. La luz era baja, por lo que todos parecían ser sólo siluetas, peor Minoru podía decir que eran soldados basándose en los enormes rifles automáticos que cada uno de ellos tenían. A juzgar por el temblor en pantalla y el ruido, él pensó que podrían encontrarse dentro de un helicóptero. Tragando grueso mientras observaba fijamente, Minoru escuchó la baja voz de un hombre debajo del sonido del motor. —Sesenta segundos hasta el objetivo. Prepárense para un descenso rápido por cuerda. La cámara se movió, dando una vista completa del interior del helicóptero. Parecía haber unos seis soldados, incluyendo al que filmaba. —¿T-todos son Jet Eyes…? —susurró Minoru, pero la Profesora sacudió rápidamente su cabeza. —No, ninguno. Todos son humanos ordinarios…aunque fuertemente entrenados, es decir, de soldados de élite. —¿Eh? Pero ¿acaso el ETE no es un grupo de Jet Eyes…? —Luego te lo explico. Por ahora, sólo sigue observando. Con eso, Minoru no tuvo más opción que tragarse sus preguntas por ahora. —Treinta segundos. Cuando el hombre volvió a hablar, los soldados comenzaron a moverse. Levantándose de asientos simples, se alinearon con tres personas al frente de las puertas a ambos lados de la cabina. De inmediato, el sonido del motor cambió, y el temblor se redujo un poco. —Abran las puertas. Qué empiece el descenso. En respuesta a la rápida orden del comandante, las enormes puertas correderas fueron abiertas de inmediato. En lugar de luces de ciudad, todo lo que se podía ver debajo del cielo violeta oscuro era la negra superficie del océano. El registro del tiempo mostrado en la esquina inferior derecha del video marcaba: “31-12-2019 — 17:14”. Minoru y compañía habían luchado contra Liquidizer y Trancer en la fábrica abandonada a eso de las 4 de la tarde de ese día, por lo que eso se llevó a cabo sólo una hora después. En la pantalla, los soldados bajaban uno tras otro sin un salvavidas, usando solamente las dos cuerdas que colgaban de las puertas laterales del helicóptero. El que grababa fue el último en salir, sujetando las cuerdas y saltando sin dudarlo. Ahora, la escena debajo del avión flotante finalmente era visible—pero en lugar de agua, lo que había era varios edificios planos rectangulares debajo. En lugar parecía ser algún tipo de distrito de almacenes recuperados. —Profesora… ¿Dónde es eso? La Profesora dio una respuesta corta. —Keihinjima, en el barrio Ota. —¿Keihinjima…? Un momento… Últimamente, Minoru había invertido gran parte de su tiempo libre mirando un mapa de Tokio en su celular para así estar más familiarizado con el terreno para sus trabajos como miembro de la DFE, pero recordar esta zona le tomó solo un instante. Si su memoria no le fallaba, se trataba de una pequeña isla artificial al sur de Ooi Pier. Lo que significaba que, ese lugar… —¡¿Eso no está al norte del Aeropuerto Haneda?! Lo que él quería decir era que a él le sorprendía que fueran capaces de pilotar un helicóptero tan cerca, pero la Profesora pareció tomar sus palabras de otra forma y asintió con una mueca. —Así es. Los altos mandos estaban a su lado cuando descubrieron que el Sindicato tenía una base allí…más cuando los aeropuertos son el primer objetivo para ataques terroristas. En lugar de las misiones de reconocimiento a pequeña escala que habían planeado con anticipación, decidieron emplear un asalto armado. —Pero… ¿Aun así usaron humanos ordinarios en lugar de Jet Eyes…? Si allí hay Ruby Eyes, con sus habilidades, aniquilarían al escuadrón en un instante… —murmuró Minoru, olvidando que esa imagen era de hace tres días. En la pantalla, los seis soldados—no, como eran miembros de las Fuerzas de Autodefensa, quizá lo mejor era llamarlos ‘agentes’—descendieron en el terreno de un almacén de dos pisos y corrieron directamente hacia la puerta principal. Si dentro hubiese algún Ruby Eye, seguramente notarían el sonido del helicóptero, así que probablemente no había razón en intentar ocultar su presencia. Al mismo tiempo, sin embargo, esto los volvería un blanco fácil para los Ruby Eyes. Si hubiese enemigos con habilidades, digamos, como las de Igniter, les arrebatarían en un instante el oxígeno a todo el grupo, y los agentes colapsarían antes de poder hacer algo. Pero esto no era más que la suposición de Minoru ante los eventos que ya ocurrieron. —¿Eh…? Están vestidos de forma muy extraña… Murmurando para sí, Minoru acercó su rostro al monitor. A diferencia de los miembros del ETE que conoció hace unos días, Nishikida y Kakinari, estos agentes de negro usaban lo que parecía unos trajes ajustados en lugar de uniformes de combate. Parecían tener una armadura interna y fuentes de poder en varios lugares, pero las siluetas eran impecables, y en lugar de los típicos cascos de las Fuerzas de Autodefensa, estos usaban mascaras que cubrían toda la cabeza y rostro. —… ¿En serio ellos son del personal de las Fuerzas de Autodefensa? Esta vez, la Profesora respondió rápidamente a la pregunta más reciente de Minoru. —Ellos usan trajes especiales anti-Third Eyes, desarrollados por la Agencia de Equipamiento de Defensa… Se trata de una alianza colectiva entre la antigua Acquisition, Technology & Logistics Agency y la Itsuki Heavy Industry Co. Son blindados, a prueba de cortes y puñaladas, antigás, resistentes al calor, y a los choques… Al parecer, ni siquiera una bala OTAN de 5.56 mm disparado a tres metros de distancia los penetraría. Lo único que no pueden soportar es la radiación. —Ah… ya veo. Como él no sabía mucho de temas militares, Minoru no comprendía del todo los detalles, pero por la larga lista que la Profesora le había mencionado, él podía decir que los uniformes eran asombrosos. —A propósito, cada pieza tiene un costo de trescientos millones de yenes. —¿T-trescientos…? Minoru vio la pantalla con horror, donde uno de los agentes estaba cortando el seguro de las puertas correderas con una herramienta. En cuestión de segundos, el seguro cayó al piso, y el agente abrió la puerta unos cinco centímetros. Luego, éste sacó un cable delgado, como el que se usó para el equipo de hidratación de Minoru, del cuello del traje y lo dirigió a la abertura. No era una válvula de suministro de agua, sino una cámara; luego de un rato, el agente miró atrás y asintió. Al parecer, la persona usando la cámara corporal era el comandante; con un gesto, indició a los otros cinco miembros con una voz firme y calmada. —Entremos. Los agentes más cercanos abrieron la puerta en su totalidad, y el grupo entró, preparando sus rifles. El comandante ingresó al edificio de último y movió su rifle con linterna incluida rápidamente por toda la habitación antes de decir ‘despejado’. Al parecer, la única voz que se grababa era la de quien tenía la cámara, es decir, el comandante. El primer piso del almacén estaba lleno de hileras de enormes estantes de acero, pero la mayoría estaban vacíos, con algunas que otras cajas de cartón en ellos en la parte trasera. El piso, que estaba pintado de gris, estaba cubierto ligeramente de polvo, dando la impresión de que nadie había entrado o salido en algún tiempo. —Eh, ¿En serio estas
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