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1 
Muy temprano en una mañana en pleno invierno. La temperatura apenas 
estaba sobre cero. 
Incluso con una máscara, el aire era tan frío que le perforaba los pulmones. 
El asfalto relucía con las partículas de hielo mientras él lo cruzaba a zancadas. 
El efecto temblor reverberaba a través del yeso en su brazo, pero el dolor ya no 
era demasiado intenso. 
La niebla matutina aferrada al paseo marítimo en el terraplén brillaba con un 
tono carmesí ante la luz del amanecer. 
Más allá de la neblina, una serie de pasos firmes se acercaba. 
A juzgar por el ritmo y el peso corporal, quizá era un hombre. Parecía fuerte. 
Y se estaba moviendo bastante rápido, pero no era muy joven. Estaba en sus 
treintas…no, cuarentas, quizá. 
Mientras juzgaba todo eso solo por el sonido de los pasos del hombre, Minoru 
cambió al lado izquierdo de la vía de ciclismo, disminuyendo su velocidad de 
dieciséis kilómetros por hora a diez. Tras un par de segundos, la sombra de la 
persona apareció ante él. Se pasaron en silencio. 
Tal como imaginaba, se trataba de un corredor en sus mejores años, luciendo 
una barba delgada. El atleta se movía a una velocidad de casi treinta kilómetros 
por hora. Corriendo a una velocidad increíble que parecía cincelar la niebla, 
pronto quedó muy lejos detrás de Minoru, con el olor del sudor desapareciendo 
poco después. 
Retomando su ritmo y posición original, Minoru se sumió en un profundo 
pensamiento. 
Probablemente era muy difícil mantener un ritmo así a esa edad. Y 
considerando toda la fuerza de voluntad que le tomaba a Minoru salir 
arrastrándose fuera de su cama para salir a correr antes de ir a la escuela, debía 
ser el doble de duro hacerlo antes de un viaje diario al lugar de trabajo. Incluso 
su hermana mayor adoptiva Norie, quien siempre estaba animada y alegre, solía 
estar sin energías por las mañanas. Aunque era 3 de enero, Norie seguía dormida 
en cama. 
Minoru también quería seguir corriendo cuando llegara a la edad del hombre, 
siendo esa la razón por la que comenzó esta rutina matutina, pero hace tres—
no, cuatro—meses, tuvo que admitir que sus carreras matinales habían perdido 
algo de sentido. 
La finalidad del ejercicio es ejercitar el propio cuerpo, por lo que si no existe 
el más mínimo reto, no tiene significado. Incluso se podía decir que, lo que 
vuelve entretenido al ejercicio es soportar el dolor y luchar por superar los 
límites del cuerpo. 
Pero ahora, incluso si Minoru corría a una velocidad de veinte kilómetros por 
hora unos nueve o diez kilómetros, no se sentía falto de aliento. Y veinte 
kilómetros por hora es la media de los maratonistas de clase alta que aparecían 
en las Olimpiadas. Si él quería aplicarle una tensión seria a sus pulmones, 
tendría que correr mucho más rápido, pero ir a toda velocidad por el terraplén 
del río Arakawa a casi treinta y dos kilómetros por hora de seguro sería más que 
sospechoso. Y ya que Minoru temía que otras personas lo recordaran, jamás 
podría hacer algo así. 
—…Ojalá pudiese encender y apagar tus poderes… 
Murmuró en voz baja mientras corría. 
Claro, no hubo respuesta. La esfera, de escasos dos centímetros, incrustada 
en su pecho—el Third Eye de color negro azabache—no era consciente de sí 
misma. Sólo servía para incrementar las habilidades físicas de su huésped y le 
otorgaba al mismo una habilidad sobrenatural. 
Riri Isa, una profesora que trabajaba junto a Minoru para la División de 
Fuerzas Especializadas del Departamento de Seguridad y Salud Industrial del 
Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar (DFE para abreviar), estaba 
investigando cómo los Third Eyes podían otorgarle a sus huéspedes fuerza y 
resistencia anormal, y cosas así, pero hasta ahora, no había progresado nada en 
comprender la estructura básica del parásito. 
Sin embargo, cómo fenómeno, ya se habían hecho un par de descubrimientos. 
Todas los eucariotas, incluyendo los humanos, usan una sustancia conocida 
como ‘trifosfato de adenosina’ como fuente de energía para la actividad celular. 
Minoru recordaba lo que había aprendido del ATP en la clase de biología. 
El ATP es una molécula compuesta por tres grupos fosfato pegados a un 
nucleósido llamado adenosina. Cuando uno de los grupos fosfato se separa, se 
genera una gran cantidad de energía. El cuerpo humano usa esta energía para 
actividades como la contracción de músculos o la digestión de partículas de 
comida. 
El ATP que ha perdido un grupo fosfato de esa manera cambia a ser ‘difosfato 
de adenosina’, o ADP. La energía obtenida por los alimentos se usa para unir el 
fosfato al ADP para que vuelva a ser ATP. Este ciclo se repite constantemente 
en el cuerpo humano. 
Sin embargo, la Profesora descubrió un compuesto desconocido entre las 
células de Minoru y los demás Jet Eyes. 
Al igual que el ATP, estaba compuesta de grupos fosfato unidos a la 
adenosina. Pero en este caso, había nueve fosfatos juntos. 
La Profesora Riri Isa le dio a este compuesto el nombre temporal de 
‘nanofosfato de adenosina’, o ANP para abreviar. 
El ANP podía desconectar siete grupos fosfato antes de pasar a ser ADP. En 
otras palabras, podía generar siete veces más energía que el ATP. La Profesora 
dijo que esa podía ser una de las razones por la que los poseedores de Third Eye 
tenían una fuerza y estado físicos mayores a la media. Al mismo tiempo, sin 
embargo, ella desconocía cómo los Third Eyes producían un compuesto tan 
poderoso. 
La Profesora en sí era una Jet Eye con una habilidad que le permitía responder 
rápidamente cualquier pregunta, siempre y cuando fuera posible extraer la 
información de datos disponibles, saltándose completamente el proceso de 
razonamiento. Incluso si ella no podía entenderlo, Minoru sospechaba que los 
misterios de los Third Eyes jamás se resolverían. Quizá el poder de esas 
esferitas—y la razón de su existencia—estaba más allá del alcance de la 
comprensión humana. 
Este parasito milagroso conocido como Third Eye estaba lejos de ser 
todopoderoso. Aún existía un límite en su habilidad para mejorar el cuerpo de 
su huésped. 
Los huéspedes de Third Eye no podían correr para siempre sin necesitar 
descansar, levantar un carro, ni nada por el estilo. Y si alguien salía disparado 
hacia concreto sólido a toda velocidad, ciertamente resultaría gravemente 
herido. 
—…Suu. 
Una vez más, un murmullo inconsciente se escapó de los labios de Minoru, 
pero no hubo respuesta. 
Sintiéndose sediento, comenzó a desacelerar. Frente a él, un poste al norte 
del puente Sakitama. Se detuvo y respiró hondo. Al ver el reloj de carreras 
especial que la DFE elaboró en su mano izquierda, notó que su ritmo cardíaco 
ligeramente elevado bajaba de inmediato. 
Antes de que el Third Eye se arraigara en el cuerpo de Minoru, él no había 
necesitado hidratarse durante sus carreras diarias de 10 kilómetros. Pero a 
cambio de aumentar la fuerza física del huésped, el Third Eye consumía una 
gran cantidad de fluidos y glucosa. Claro, si él mantuviese su velocidad de 
carrera al mismo nivel de antes, el consumo disminuiría acordemente, pero 
luego apenas sentiría que corriera. Se había dejado llevar y alcanzó casi los 
quince kilómetros por hora, por lo que ya se encontraba muerto de sed a este 
punto de ida y vuelta en su ruta. 
Las máquinas expendedoras estaban mayormente ausentes de los terraplenes 
del Arakawa. Él podía, teóricamente, comprar algo de beber en el parque Saiko 
en el lado oeste, o dirigirse al área residencia en el este, pero un desvío 
interrumpiría su carrera por un rato. 
Como resultado, Minoru había comenzado a usar otro dispositivo especial de 
la DFE bajo su Windbreaker: un paquete de hidratación. Había un recipiente de 
plástico PPS1 a prueba de agua de 500 mililitros en la parte de atrás, del cual 
podía beber con la ayuda de un tubo que traía pegado. La capacidad era bastante 
modesta en comparación con los demás paquetes del mercado, pero no se sentíapesado como una mochila o un bolso de cadera, y no afectaba su libertad de 
movimiento. 
Bajando su máscara, Minoru sacó un delgado tubo desde debajo del collar y 
levantó la válvula en el extremo en su boca. El agua que fluyó era tibia, claro, 
pero él no quejó. Además, beber agua fría en medio de una carrera a mediados 
de invierno sólo congelaría más su estómago. 
 
1 N.T: Sulfuro de Polifenileno (Polyphenylene sulphide). 
Apoyándose en un poste y sorbiendo el agua tibia por su propia temperatura 
corporal, Minoru levantó la mirada hacia el cielo sureño. 
La víspera de Año Nuevo había pasado hace tres días—31 de diciembre de 
2019. 
Debido a que lo enviaron a una misión de reconocimiento para la DFE, 
Minoru se había infiltrado en un edificio en perfecto estado en Minami-Aoyama, 
Minato Ward, Tokio. 
Era la ubicación de un piso franco para los opuestos de los Jet Eyes, el grupo 
de Ruby Eyes conocido como el Sindicato… En otras palabras, una guarida. 
Claro, ya que se esperaba que la misión fuese peligrosa, la Profesora Riri Isa 
preparó las mejores medidas defensivas que pudiesen realizarse con los 
miembros actuales de la organización. 
Bajo el nombre clave Isolator, Minoru tenía la habilidad de crear una barrera 
transparente capaz de protegerlo de cualquier ataque, y podía combinarlo a la 
perfección con el poder de la invisibilidad de Refractor—Suu Komura. 
Las mecánicas de su combinación fueron muy primitivas: Minoru cargó a 
Suu en su espalda mientras ambos activaban sus habilidades. Pero al mismo 
tiempo, su combinación no era nada milagrosa. Pues Suu Komura era la única 
dentro de la DFE—la única persona en el mundo, de hecho—que Minoru había 
podido llevar al interior de su caparazón. 
Protegido por la barrera de Minoru y la invisibilidad de Suu, ambos entraron 
en el piso franco en Minami-Aoyama como una pareja invisible e invencible. 
Pero cayeron en la trampa que les tendió la que se presume es la ejecutiva del 
Sindicato, la Ruby Eye que respondía al nombre clave Liquidizer. 
Con la aterradora habilidad de convertir la sustancia en líquido, ella licuó el 
concreto que llenaba la primera planta del piso franco, atrapando a Minoru y a 
Suu dentro. 
El pesado concreto, que se volvió a endurecer al instante, no se rompería sin 
importar cuántas veces Minoru lo golpeara con su caparazón. Cuando los dos 
miembros de la DFE posicionados afuera—Denjirou “DD” Daimon y 
Accelerator, Yumiko Azu—les advirtieron que el peligro se acercaba, Suu 
intentó realizar una última medida desesperada. 
El instante en el que el Jet Eye o Ruby Eye deja de vivir, se dispara una 
reacción en el Third Eye alojado en fuese cual fuese la parte del cuerpo, 
conocido como fenómeno ‘éxodo’. 
El Third Eye se separada del huésped y sale disparado hacia el cielo, 
probablemente al espacio, a una velocidad espantosa. No existía forma de 
detenerlo. Incluso si se encontraba rodeado por acero de noventa centímetros de 
grosor, éste abriría un enorme agujero a través de él. 
Suu intentó usar ese fenómeno sobrenatural. Deliberadamente se auto-
expulsó del caparazón de Minoru, tratando de dejarse aplastar hasta morir por 
la presión del concreto y el caparazón y así inducir el éxodo del Third Eye. 
Minoru fue capaz de desactivar su poder a tiempo para evitar la muerte de 
Suu. Sin embargo, ella recibió heridas graves por impactar con el concreto a 
toda velocidad y sacada en un MEDEVAC en un estado de coma. Actualmente, 
ella está siendo tratada en la UCI del hospital ubicado en el centro de la ciudad, 
y Minoru no ha escuchado nada de que haya recuperado el conocimiento. 
Él había planeado visitar a Suu por primera vez en la tarde. Tras pedir 
permiso infinitas veces desde la noche de la misión, la Profesora finalmente se 
lo otorgó. 
Claro, incluso si fuera, ellos no serían capaces de hablar, y él podría no verla 
en lo absoluto. Sin importar qué, él quería compartir sus pensamientos con ella 
de una forma muy cercana. Ni siquiera le había agradecido por salvarle la vida 
y la de los demás. 
Alejando el tubo de agua de su boca, levantó su mano derecha herida. 
Una fractura sencilla en el cúbito. Una fractura abierta del tercer y cuarto 
metacarpiano. Fractura por avulsión los dedos medio y anular. Extensos 
desgarros musculares. Fue tan severo que el doctor que lo trató frunció el ceño, 
pero comparado con la mayoría de los miembros restantes de la DFE que 
participaron en la misión de reconocimiento, las heridas de Minoru eran 
menores. En efecto, el dolor inicial se había ido por casi por completo al tercer 
día. 
Las heridas de Yumiko estaban limitadas a simples rasguños en sus piernas, 
pero Olivier Saito (Divider), quien llegó justo a tiempo para combatir a Trancer, 
un Ruby Eye, recibió el golpe directo de una granada de mano hecha de hielo y 
sufrió heridas profundas y contusiones en todo el cuerpo. 
Gracias a su habilidad de corte y a los poderes de sanación del Third Eye, 
ninguna de sus heridas resultó mortal; pero aun así lo ingresaron al hospital más 
cercano al cuartel general y, aparentemente, se quedaría allí un par de días antes 
de ser dado de alta. 
Mientras tanto, sus enemigos, conocidos como Liquidizer y Trancer, 
aparentemente también resultaron gravemente heridos, pero escaparon al licuar 
el suelo de la fábrica que sirvió como campo de batalla, y su paradero actual es 
desconocido. Se suponía que las Fuerzas de Autodefensa de Japón llevarían a 
cabo una estrategia basada en la información obtenida por Minoru y Suu en el 
piso franco, pero aún no había noticias sobre los resultados. 
—…entonces, ¿por qué…Suu tuvo que…? 
Murmurando con voz comprimida, Minoru trató de apresar su mano derecha 
aún herida, pero el material sintético obtenido por impresión 3D era 
asombrosamente duro a pesar de lo delgado que era el material, logrando 
solamente un ligero crujido. 
Con un largo suspiro, Minoru se alejó del poste. 
Cuando su hermana adoptiva, Norie Yoshimizu, lo interrogó, él le dijo que 
sólo se había caído y torcido el brazo mientras corría, pero no pudo evitar 
sentirse apenado por la frecuencia con la que le mentía desde que se unió a la 
DFE. Él atesoraba a Norie más que nadie en el mundo, y nunca ha querido 
entristecerla o preocuparla, pero esta situación parecía estarse yendo a pique. 
Tres días antes de la misión de reconocimiento, él había ido a la Central Nuclear 
de la Bahía de Tokio, un lugar lleno de radiación altamente letal, y entró a la 
unidad de alojamiento de un reactor nuclear por sí solo. 
Los Ruby Eyes mataban personas. Los Jet Eyes los detenían. Minoru no podía 
seguir negando esta realidad. Pero si seguía acumulando tantos secretos, llegaría 
el día en el que todo se desplomaría. 
Aunque había sólo una manera de resolver dicho problema. 
Él haría que el jefe Himi, cabeza de la DFE y poseedor del aterrador poder 
de manipular los recuerdos de las personas, removiese todo rastro de Minoru de 
la mente de Norie. Luego se iría de casa sin dejar nada y se mudaría al cuartel 
general de la DFE. De esa manera, ningún Ruby Eye sería atraído allí mediante 
el aroma de Minoru ni atacarían a Norie. 
Pero…Minoru no quería eso. 
No parecía correcto manipular los recuerdos de Norie, pero más allá de eso, 
Minoru tampoco quería dejar su hogar actual. No quería renunciar a su vida con 
Norie. Por eso, debido a su ego, continuó mintiéndole a la persona que más 
amaba en la vida, exponiéndola al peligro. 
—…… 
Soltando otro extenso suspiro, Minoru se preparó para retomar su carrera. 
Sin embargo, justo antes de dar un paso, notó la presencia de otra persona. 
Esta vez, los pasos que se acercaban a través de la espesa niebla matinal eran 
claramente diferentes a los del hombre que había pasado minutos antes. 
“Es extraño que tanta gente salga a correr por el río Arakawa tan temprano 
por la mañana a tres días dehaber comenzado el año…” 
Mientras contemplaba eso con un rastro de ironía, Minoru se echó a un lado. 
Con la mirada hacia abajo, esperó que el corredor pasase. 
“Un momento” 
Para cuando comenzó a pensar eso, la otra persona ya lo estaba llamando. 
—¡Ah, pero si es Utsugi! 
Una jovencita con un Windbreaker redujo el ritmo mientras gritaba. 
No era una extraña sino una compañera de escuela de Minoru. Ella era una 
estudiante de primer año en la Secundaria Yoshiki al igual que él, y miembro 
del club de atletismo: Tomomi Minowa. 
Minoru no sabía cómo responder mientras ella corría hacia él. 
Él y Tomomi se habían encontrado cinco veces en las últimas dos semanas 
para correr juntos, pero hoy no habían planeado nada. Pero un encuentro 
repentino así podría parecer que Minoru la había estado esperando para 
emboscarla. 
Ignorante ante las preocupaciones que saturaban la mente de Minoru, 
Tomomi le habló con una sonrisa tranquila. 
—Oye, ¡debiste haberme dicho que saldrías a correr hoy! Y yo que creía que 
empezarías mañana. 
—Oh, bueno… 
Sus pensamientos seguían disperso, pero Minoru enderezó su espalda y habló. 
—Feliz Año Nuevo, Minowa. 
Tomomi parpadeó un par de veces, luego volvió a sonreír y agachó la cabeza. 
—Igual para ti, Utsugi. ¡Feliz Año Nuevo! ¡Hagamos que sea bueno, ¿sí?! 
—S-sí, en definitiva… 
Tomomi parecía estar sonriendo un poco mientras lo miraba, por lo que 
Minoru no pudo evitar sonreír. 
—¿D-dije algo gracioso…? 
—Ah, no, no. Para nada. Disculpame por reírme. 
Con su cabello corto ondeándose mientras sacudía su cabeza, Tomomi volvió 
a sonreí. 
—Es que nunca antes, ninguna persona de mi edad, me había dado un Feliz 
Año tan decente. 
—…Podría hasta ser mi primera vez dándolo. 
—¡Ja, ja, ja! Pero es mejor decirlo en persona en lugar de LANE o como se 
diga. 
Cuando Tomomi dijo el nombre de una aplicación de mensajería bastante 
popular, Minoru no pudo evitar asentir en aprobación. 
—Sí. Digo, sólo logras decirlo una vez al año. 
Al escuchar eso, Tomomi volvió a resoplar. 
Minoru y ella se habían vuelto amigos y acordaron correr juntos a lo largo 
del río Arakawa cada vez que el tiempo lo permitiera hace 18 días; el 16 de 
diciembre. Pero la primera vez que él habló con ella fue el 3 de diciembre, dos 
semanas antes de eso. 
Sin embargo, los recuerdos que Tomomi tenía de esa vez habían sido 
borrados con la habilidad del jefe de la división, pues ella fue atacada por un 
Ruby Eye que respondía al nombre de Biter y apeas logró evitar ser comida 
antes de que Minoru la salvara. Ellos no le permitieron conservar el recuerdo 
de ver el grotesco rostro de Biter. Claro, Minoru estuvo de acuerdo con eso. 
Pero como resultado, Minoru tuvo que seguir mintiéndole a Tomomi, incluso 
ella había sido lo bastante amable para ser su amiga. 
“Esto es lo que pasa cuando te vuelves cercano a alguien” 
Mientras él más cerraba la distancia con otra persona, era más probable que 
ocurriera algo terrible. En lugar de enfrentar esa posibilidad, Minoru siempre se 
había mantenido lejos de los demás…hasta que rescató a Tomomi de Biter. 
Pero luego, Minoru eligió ser amigo de Tomomi por segunda vez luego que 
sus recuerdos les fuesen borrados. 
Y no se lamentaba de eso. Al menos hasta donde Tomomi Minowa estuviese 
incluida, él quería aceptar y superar todo lo que pudiese suceder a futuro. 
—¿Eh…? 
Tomomi de repente se le acercó más a Minoru, haciéndolo preguntarse, con 
pánico, si le había leído la mente. 
Pero no, sus ojos se ubicaron en la mano derecha de Minoru que se había 
escapado de la manga de su Windbreaker. Por reflejo, él trató de echarla hacia 
atrás, pero ya era demasiado tarde. 
—¡Utsugi, ¿qué le pasó a tu mano?! ¡¿Te hiciste daño?! 
La expresión de la chica estaba llena de preocupación mientras se iba 
acercando, por lo que Minoru sacudió su cabeza. 
—N-no, está bien. Sólo me caí con fuerza. Ya ni siquiera duele. 
Minoru trató de flexionar los dedos de su levantada mano derecha mientras 
hablaba. El delgado yeso tenía partes separadas para cada dedo, pero a simple 
vista, parecía que la mano estuviese cubierta por vendas. 
—Bien… —Tomomi suspiró de alivio, pero seguía con el ceño fruncido—. 
En serio, Utsugi. ¡También eres un atleta, deberías cuidar tu cuerpo! 
—Yo…no sé si realmente soy un atleta… 
—¡Si no lo fueses, ni siquiera estarías corriendo a principio de año! 
Tomomi finalmente volvió a reír tras decir eso, pero luego su rostro se volvió 
a llenar de sospechas. Minoru se preocupó de que ella hubiese notado una herida 
nueva, pero esta vez, descubrió algo más: la válvula de bebida asomada a través 
del cuello de Minoru. 
—¿Llevas puesto un hidro, Utsugi? 
Asumiendo que ella se refería a un equipo de hidratación, Minoru asintió: 
—S-sí. En invierno me da sed más fácilmente. 
—Te entiendo bien. Yo a veces quisiera traer agua conmigo, pero nunca 
termino haciéndolo… Oye, ¿me das un poco de la tuya? 
Minoru fue tomado por sorpresa por la sonrisa inocente de Tomomi. 
—¿Qu——? P-pero… 
Él quiso decir que acababa de usar la válvula, pero comprendió que eso sería 
una respuesta muy infantil, así que se inventó otra cosa rápidamente: 
—Eh… el equipo está en mi espalda, así que el agua está completamente 
tibia… 
—Ja, ja. Así que dices cosas como ‘completamente’. 
—¿Eh? Oh, bueno, supongo… 
—¡No hay problema! De todas formas, el agua fría no es buena para el 
estómago. 
Minoru no pudo objetar a eso. 
—B-bueno, aquí…tienes. 
Una vez que Minoru sacó el tubo de su cuello hasta el máximo, Tomomi lo 
aceptó sin dudarlo, llevándolo a sus labios y comenzando a beber. 
Los instintos poderosamente negativos de Minoru le advirtieron que Tomomi 
probablemente gritaría ‘¡Está muy tibiiia!’ o ‘¡Ascoooo!’ y lo escupiría, pero 
nada de eso pasó. Al contrario, ella se tomó el 70% de los 300 mililitros 
restantes en el recipiente antes de suspirar, satisfecha. 
—¡Ahh, así está mejor! Muchas graaaacias, Utsugi. 
—N-no es nada… 
—¡En realidad, estoy impresionada! Normalmente, el agua de los equipos de 
hidratación terminan sabiendo a plástico, pero esta no está nada mal. 
—E-en serio… 
Eso era porque el equipo de hidratación en cuestión desarrollado por la DFE 
usaba un material de alta tecnología y difícil de pronunciar llamado sulfuro de 
polifenileno en lugar de polietileno regular, pero él no podía explicarle eso a 
Tomomi. 
—…Al parecer, si le echas levadura en el interior antes de usar, el olor a 
plástico desaparece. 
Los ojos de Tomomi se ampliaron al descubrir eso, lo cual era algo trivial 
que Minoru había escuchado en alguna parte. 
—¡Vaya, eso no lo sabía! ¡Lo pondré en práctica cuando llegue a casa! 
—Creo que era un cinco por ciento… 
Y allí iba otra mentira. 
Claro, era la DFE quien le preocupaba, no la información aleatoria sobre la 
levadura, pero en las últimas semanas, Minoru había estado totalmente 
consciente de que mentir por omisión también era una forma de deshonestidad. 
Él y Tomomi habían estado en la misma clase en el segundo año de la 
primaria, pero en ese entonces, difícilmente hablaban. Luego de eso, terminaron 
asistiendo a la misma secundaria y, regularmente, conversaban tras cruzarse en 
el terraplén del río Arakawa…o al menos, eso era lo que Tomomi pensaba. 
Pero había un evento mayor que faltaba en esa versión de lo ocurrido. 
Si el Ruby Eye Biter no hubiese atacado, Tomomi y Minoru probablemente 
no habrían sido tan cercanos. Probablemente, él habría sido abrumado por su 
típico miedo de permanecer en los recuerdos de la gente e intentado distanciarse 
de ella. 
La razón principal por la que él no lo había hecho era por el hecho de que 
sólo él sabía que Tomomi estaba perdiendo recuerdos importantes. Incluso 
comprendía que sería terrible rechazarla cuando ella le pidió ser amigos luego 
de olvidar tanto. 
Pero ya que se volvieron mejores amigos, el número de mentiras 
incrementaba cada vez que hablaba con ella. 
Si tan soloel gobierno anunciase formalmente la existencia de los Third 
Eyes—revelando a los Ruby Eyes que atacaban a los humanos y a los Jet Eyes 
que luchaban contra ellos. Así él podría contarle todo a Norie y a Tomomi, 
permitiéndose así alivianar su consciencia. 
Pero aunque él podría pensar eso de vez en cuando, Minoru sabía que 
realmente no podría permitir que la gente a su alrededor supiese que él era 
miembro de una ‘organización íntegra que combatía al mal’. Al final, todo lo 
que podía hacer era ocultarse mientras fuese posible. 
Mientras todos esos pensamientos se retorcían en su mente, Tomomi volvió 
a tomar la válvula y bebió el resto del agua. 
—¡Ah, Utsugi, lo siento! Me la bebí toda… 
—¿Qu…? Ah, bueno. Está bien. Ya había tomado antes. 
—Je, je, je… Gracias. 
Tomomi le devolvió el tubo, y esta se encajó en su lugar cuando el pequeño 
imán en la válvula se conectó con la placa de metal incorporada a su collar. 
Mirando a su alrededor, Minoru comprendió que estaba comenzando a 
aclarar. Tomomi entrecerró la mirada hacia el este ante el deslumbrante sol 
matutino. 
—Nuestro primer año de secundaria terminará pronto… 
Tras su abrupto murmullo, Minoru inclinó su cabeza. 
—¿Aún no es pronto para eso? Nos quedan tres meses. 
—¡Tres meses se van en un santiamén! Digo, ¡parece que fue ayer que 
tuvimos la ceremonia de entrada! 
—E-eso es algo… 
“Para mí parece que han pasado siglos” 
Era lo que Minoru casi decía, pero luego cerró la boca. Al pensarlo bien, se 
sentía que esos cuatro meses desde que el Third Eye entró en su cuerpo—
comenzando especialmente desde el encuentro con Biter—hubiesen sido tan 
ajetreados que pasaron diez veces más rápido. 
“Quizá le pregunte a la Profesora por qué nuestra precepción del tiempo 
cambia así…” 
Pensó Minoru mientras volvía a abrir su boca. 
—Bueno, deberíamos volver para no perder tiempo, ¿no crees? 
Tomomi parpadeó y respondió con un tono extrañamente nervioso. 
—N-no, eh, no quería decir eso… 
—¿Eh…? ¿Qué cosa? 
—Eh…n-nada, ¡no importa! ¡V-vamos! 
Sacudiendo sus brazos en formas circulares, Minoru se ubicó a su lado. Al 
mirarlo, Tomomi aumentó el ritmo. Trece kilómetros por hora…como el 
orgullo del club femenino de atletismo, Tomomi era totalmente capaz de ir a 
velocidades que Minoru podría no haber sido capaz de seguir antes, pero hora 
no se sentía falto de aliento. 
Sin embargo, verse demasiado calmado sería poco natural, peor lo que 
intentó respirar un poco más pesado. Sintiendo una onda fresca de culpabilidad 
por añadir otra capa de engaños, Minoru trató de cubrirla hablando entre 
alientos. 
—Por cierto… ¿cuál distancia es tu especialidad principal, Minowa? 
—La carrera de 3 kilómetros desde que iniciamos la secundaria. 
—Vaya… ¿y cuál es el tiempo record para el campeonato intercolegial…? 
—De unos nueve minutos recientemente. 
—Nueve minutos…quiere decir que… 
Tras un breve periodo de matemática mental, Minoru gritó con sorpresa. 
—¡¿Más de veinte kilómetros por hora?! ¡¿Tienes que correr tan rápido para 
tres kilómetros?! 
Tomomi rio irónicamente, como si implicase que era un poco tarde para 
preguntar eso. 
—Bueno, sí. ¡Quiero decir, para el maratón olímpico masculino, ellos tienen 
que correr a una velocidad de 42 kilómetros! 
—C-cielos… 
Asintiendo ausentemente, Minoru desvió su atención a la esfera incrustada 
en su esternón. 
Él no había medido seriamente su tiempo desde que obtuvo al Third Eye, 
pero dudaba que pudiese completar un maratón a una velocidad de veinte 
kilómetros por hora, ni siquiera ahora. Por lo que, en lo que a habilidades físicas 
normales se refería, el Third Eye no necesariamente convertía a su huésped en 
un súper humano que excedía los límites normales. 
Ahora que lo pensaba, si los huéspedes de Third Eye se volvían tan 
físicamente fuertes como los campeones de oro de las olimpiadas, de seguro el 
gobierno intentaría usar eso de alguna manera. Al final, ellos probablemente 
querrían administrar una prueba de aptitud física. Ya que eso no pasaba, 
quedaba claro que el gobierno también era consciente de que los usuarios de 
Third Eye ganarían automáticamente una competencia contra los verdaderos 
atletas olímpicos. 
Sintiéndose un poco mejor, Minoru aspiró profundamente el aire frío de 
mediados de invierno. 
Luego, como si ella hubiese estado esperando ese momento de 
vulnerabilidad—— 
Desde su costado, llegó una pregunta completamente inesperada. 
—Oye, Utsugi. ¿Quieres pasar por mi casa? 
—Ah, sí. No hay probl—¡Espera, ¿qué?! 
Tras asentir automáticamente, Minoru saltó varios centímetros en el aire. 
Una vez logró aterrizar sin caer, miró el rostro de Tomomi desde un ángulo 
extraño. Ya que ella estaba mirando fijamente hacia adelante y respiraba a un 
ritmo ortodoxo de 2:2, era imposible decir lo que estaba pensando. Sus mejillas 
y orejas se enrojecieron un poco, pero eso quizá era por el aire casi congelante. 
Mientras Minoru se esforzaba por responder, Tomomi volvió a hablar sin 
dejar de mirar el camino frente a ella. 
—Nuestra numerosa familia en las pampas nos envía mochi casero cada año 
para el Año Nuevo, pero nunca logramos acabarlo. Por eso pensé que sería 
conveniente si pudieses ayudarnos un poco, ¿no? 
—Ya…veo… 
Quizá fue su imaginación, pero ella parecía estar hablando un poco más 
rápido de lo normal. Minoru pensó mucho en cómo podía negarse. 
Cierto… Él no tenía más opción que rehusarse. Llegar de repente a su casa y 
comer pasteles de arroz de su familia sería pasarse de la raya. Probablemente 
tendría que conocer a la familia de Tomomi, y él no tenía confianza en su 
habilidad de manejar una situación que, indudablemente, lo pondría en muchos 
recuerdos. 
Además, se suponía que él visitaría hoy a Suu Komura. No podía estar 
disfrutando en la casa de un amigo…sobre todo de una chica…mientras una 
compañera, y miembro de la DFE, que le salvó la vida estaba luchando por su 
vida en la UCI. 
Considerando que era lo mejor usar una excusa inofensiva como ‘mi familia 
me está preparando el desayuno’, Minoru tomó aire para hablar. 
Finalmente, él notó lo fuertemente que estaban apretadas las mano de 
Tomomi mientras las sacudía rítmicamente a sus lados. 
Tomomi Minowa no era el tipo de persona que fuese naturalmente social. Al 
menos en la escuela media, él recordaba que ella se la había pasado bastante 
aislada, fuese por voluntad propia o porque las otras chicas se distanciaban de 
ella. 
Por eso, para que ella invitara a su casa a un chico de una clase distinta, 
aunque fuesen compañeros de carrera, quizá le tomaba más valor del que 
Minoru pudiese imaginar. Si él la rechazaba directamente, ella se lamentaría de 
haberlo invitado. Luego sólo recordaría esta interacción como una decepción 
dolorosa y amarga. 
Los recuerdos de Biter ya habían sido borrados. Minoru no quería causarle 
más dolor. 
——incluso si podría ser su propio ego el que estuviese hablando 
nuevamente. 
Con eso en mente, Minoru volvió a tomar aliento, revisó el reloj en su muñeca 
y habló: 
—Aún es muy temprano… ¿Tu familia no se molestará si llevas a alguien? 
De inmediato, una sonrisa brilló en el rostro de Tomomi, y movió su cabeza 
y cuerpo para mirar a Minoru. 
—¡No, para nada! Toda mi familia es madrugadora. 
—¿Sí…? Bueno, si no hay problema, supongo que aceptaré… 
—¡Je, je, je, asegúrate de comer bastante! 
Minowa dio, alegremente, un golpecito en el hombro izquierdo de Minoru 
con su mano derecha aún apretada, luego aceleró el paso nuevamente. 
Luego de correr por un rato, ambos se acercaron a una barrera vehicular 
plateada en forma de U. Las barricadas del puente Hanekura—un lugar donde 
Tomomi dijo ‘cada vez que paso por aquí, noto que me detengo y mi pecho se 
tensa’. Incluso con sus recuerdos borrados, el miedo que ella sintió cuando Biter 
la atacó dejó una marca en su corazón. 
Pero esta mañana, ella fue capaz de cruzar la barricada sin siquiera detenerse, 
como si no sehubiese dado cuenta que la estaba pasando. Viéndola cruzar ese 
fatídico lugar, Minoru esperaba con todo su ser que esos recuerdos aterradores 
se fuesen completamente de su mente. 
 
Luego de haber pasado el puente Hanekura y dejado el terraplén del río 
Arakawa, ambos se dirigieron al norte de la carretera prefectural Nº 57. 
Claro, Minoru no sabía dónde vivía Minowa, pero probablemente no era tan 
lejos ya que ambos habían estado en la misma escuela media. Mientras pensaba 
en eso, siguió a Tomomi hasta un punto donde la carretera se dirigía al este, a 
través del río Kamogawa hasta una zona residencial. Trazando una línea recta 
desde allí hasta la casa de Minoru, probablemente no se tomaría ni un tercio de 
milla. 
Tomomi se detuvo frente a una casa unifamiliar aún nueva con paredes 
externas de color blanco y sonrió. 
—Aquí vivo yo. 
—vaya… Qué casa tan bonita. La mía no queda ni a diez minutos a pie desde 
aquí. 
Ante su respuesta casual, Minoru acercó su cara a la de él. 
—¿En serio? ¿Dónde vives, Utsugi? 
—Bueno, eh… Derecho por la calle por la que pasamos, la Ruta 57, hay un 
fabricante de dulces tradicional… ¿Sabes cuál es? No es tan lejos de aquí. 
—¿Queeeeé? ¡Siempre voy a comprar bizcochos castella recién hechos! 
Tomomi se acercó aún más con sus ojos bien abiertos, por lo que Minoru se 
echaba hacia atrás mientras asentía. 
—S-sí, son realmente buenos…esponjosos… 
—¡¿Verdad que sí?! 
Con una gran sonrisa, Tomomi finalmente se alejó. Soltando un gran suspiro, 
sujetó su estómago con ambas manos. 
—Ah, cielos, el sólo pensarlo me está dando hambre… ¡Vamos, Utsugi, 
comamos ese mochi! 
Y así, Tomomi fue hacia la entrada, pero Minoru dudaba. 
—Eh, Minowa, ¿segura que está bien que yo venga sin previo aviso…? 
—¡Ya te dije que no hay problema! 
—Pero me refiero…a que probablemente huela a sudor por la carrera… 
—¿Hmm? 
Tomomi rápidamente se le volvió a acercar y olfateó el aire. 
—Nah, estás bien. Pero si te preocupa eso, puedes usar nuestro baño, ¿bien? 
—N-no, gracias. ¡No es para tanto! 
Minoru sacudió su cabeza con violencia, mientras que Tomomi sonreía 
mientras esperaba en el porche techado. Minoru se resignó y la siguió. 
Diez minutos después… 
“¿Cómo demonios terminó todo así…?” 
Sentado rígidamente en el suelo, Minoru se preguntaba eso mientras sus 
dedos se movían ansiosamente. 
Sujetado firmemente en sus manos estaba el control de la consola de 
videojuegos más reciente. La TV frente a él mostraba un juego de fútbol. Junto 
a él, un jovencito de primeria gritaba enérgicamente. Y enrollado en su regazo 
había un gato gris atigrado. 
—¡Raaah, Inazuma chutaaaa! 
El chico gritó mientras uno de los jugadores en la pantalla intentaba un 
disparo medio. Sin embargo, el portero de Minoru saltó en dirección al balón y 
lo agarró. 
—¡Nooo! ¡¿Cómo lo hiciste?! ¡Eres bueno! 
—G-gracias… 
Minoru soltó el balón mientras respondía. La pantalla se movió rápidamente. 
Él no era muy bueno en los videojuegos y muy poco había jugado de este 
tipo. Desde que se mudó con Norie, su vida poco había tenido que ver con los 
videojuegos o juegos móviles, y nunca había ido a casa de algún amigo a jugar 
con ellos. Tenía vagos recuerdos de jugar en una máquina de juegos antigua con 
su hermana mayor Wakaba antes del accidente, pero no recordaba el título. 
El hecho de que aún fuese capaz de jugar videojuegos de fútbol de nueva 
generación con sus controles complicados probablemente—no, 
definitivamente—era debido al Third Eye. Dada su experiencia luchando contra 
Ruby Eyes cuando cada segundo contaba, era capaz de concentrarse de tal 
manera que parecía que el tiempo parecía disminuir para él. 
Pero debido al nanofosfato de adenosina que la Profesora Riri Isa le había 
comentado, él no podía alegrarse de que sus reflejos hubiesen mejorado. Al fin 
y al cabo, era totalmente posible que el Third Eye sintetizara alguna sustancia 
química extraña en s cuerpo que tuviese un efecto en sus funciones cerebrales. 
Mientras pensaba en todo eso, los dedos de Minoru se movían casi 
automáticamente para manipular los botones y palancas, guiando al atleta 
marcado con un cursor verde hacia la portería del equipo contrario. Por suerte, 
o quizá mala suerte, sus dedos pulgar, índice y medio de la mano derecha 
estaban mayormente ilesos, por lo que no tenía problemas para usar el control. 
Esquivó y se abrió paso a través de cuatro jugadores enemigos y pateó hacia la 
portería. Rozando la mano del portero mientras este extendía su brazo hasta más 
no poder, el balón golpeó firmemente en la esquina superior izquierda de la 
portería. 
—¡Ahhhh, ya me tieneeees! 
Gritando dramáticamente, el chico saltó hacia atrás en el suelo, con el control 
aun en su mano. Luego se volteó para ver amargamente a Minoru. 
—¿En serio es la primera vez que juegas esto, Minoru? 
Sintiéndose un poco avergonzado de que un chico que lo acabase de conocer 
lo tratara con tanta confianza, Minoru asintió. 
—S-sí. Pero leí las instrucciones antes de empezar. 
—¿Quién se supone que eres, Amuro? 
“¿Y ese quién es?” 
Minoru miró inexpresivamente al chico mientras este le saludaba con una 
expresión atónita, pero antes de que el chico pudiese explicarse, alguien gritó 
desde la salsa. 
—¡Oye, Sou! ¡Se supone que lo llames solamente por su apellido, Utsugi! 
Minoru giró para ver a Tomomi, quien estaba ocupada preparando la comida, 
moviendo sus palillos de forma amenazante. Su madre, que usaba lentes, y 
estaba de pie a su lado, se acomodó la manga de su jersey. 
—¡Querida, no sacudas los palillos así! 
—Pero Sou estaba… 
—Simplemente tráeme un plato para servir de la cocina. 
—Estaaá bien. 
Sentado junto a la pareja de madre e hija, y leyendo el periódico, estaba el 
padre de Tomomi, quien también usaba anteojos. Ya que había llegado a la casa 
sin que nadie se diera cuenta, Minoru quiso ayudar con la comida, pero el 
hermanito de Tomomi, Souta, un estudiante de quinto grado, lo arrastró a jugar 
videojuegos, ya hora estaba fijo en ese lugar porque el gato se había acurrucado 
en su regazo. 
Sonriendo con engreimiento mientras su hermana mayor era regañada, Souta 
se sentó y reanudó el juego de fútbol. 
—Bien, Minoru, esta vez sí te ganaré… 
Sin embargo, en ese momento, la voz de su madre lo interrumpió. 
—¡Sou, es hora de comer, así que nada de jugar! 
Minoru esperaba otra discusión, pero sorprendentemente, Souta dejó de gritar, 
apagando la consola con un ‘está bieeen’ a regañadientes. 
Cuando Souta se levantó, el gato atigrado en las rodillas de Minoru se dignó 
a regresar al piso tras un largo estiramiento. Minoru también se levantó, 
siguiendo al chico hasta el comedor. 
La familia Minowa parecía consistir de Tomomi, su hermano menor, y sus 
padres, pero había cinco sillas puestas en la mesa. Al notar la presencia de 
Minoru, Tomomi le indicó que se sentara junto a su padre: 
—Siéntate aquí, Utsugi. 
“¿Qué pensará el Sr. Minowa de que el amigo de su hija aparezca en su casa 
al tercer día del Año Nuevo…? 
Minoru estaba nervioso, pero obedientemente se sentó donde le indicaron. Se 
sentía extraño usando el Windbreaker en la mesa, pero todo lo que tenía era una 
franelilla ajustada, por lo que no podía quitárselo. 
Aunque ya había hecho eso cuando se auto-presentó, Minoru sintió que debía 
disculparse de nuevo por entrometerse en la hora sagrada de la familia. Pero 
antes de que pudiese decir algo, Tomomi habló primero. 
—¿Cuántos mochi quieres en tu sopa de Año Nuevo, Utsugi? 
—Eh… bueno…d-dos, por favor… 
Minoru estaba avergonzado por recibir la comida antes que el patriarca de la 
familia pero al parecer, ese orden ya se había decidido. 
—¡Papá también quiere dos! ¿Y tú, Sou? 
—¡Tres! —respondió Souta con entusiasmo. Tomomi asintió y volvió a la 
cocina. Luego de unos minutos, estaba de regreso con una bandeja cargando un 
juego de cinco tazones de laca llenos de sopa tradicional de Año Nuevo. 
La sopaque ella colocó frente a Minoru era tan genuina como el tazón que la 
contenía. 
Había dos mochi colocados al fondo, así como pollo asado, espinaca japonesa, 
zanahorias, champiñones finamente cortados, ceriflor, y pequeños trozos de 
yuzu dorado. Minoru solía cocinar, pero siempre priorizaba la conservación de 
tiempo y esfuerzo, por lo que no podía evitar admirar. 
—E-esto se ve asombroso… Han pasado tres días del Año Nuevo, pero aún 
hicieron una sopa de Año nuevo tan increíble… 
—De donde yo vengo, la comemos los tres primeros días del Año Nuevo. 
Sentado a su derecha, el Sr. Minowa respondió calmadamente. 
—También es costumbre incrementar la cantidad de mochi cada día. 
El padre de Tomomi colocó el periódico sobre el tatami mientras hablaba, 
haciendo que Minoru tragara con nerviosismo antes de seguir vociferando sus 
pensamientos. 
—Vaya… añadir tanto mochi a la sopa del día de Año Nuevo debe hacer que 
el segundo y tercer día sean difíciles. 
—Ja-ja, así mismo. Los niños se enferman cuando se empeñan en comer 
cinco o seis… 
El Sr. Minowa soltó una risa sorprendentemente alegre, y Souta, sentado en 
una esquina de la mesa, reaccionó en el momento. 
—¡Yo puedo comer seis sin problemas! ¡Herma, quiero seis mochi! 
—¡En tus sueños, idiota! ¡Jamás los terminarás! 
—¡No soy idiota! ¡Y claro que puedo! 
—¡Primero cómete los tres que tienes al frente! 
Mientras observaba el intercambio de palabras de esos dos hermanos, 
ligeramente preocupado de que terminaran peleando… 
De repente, Minoru se dio cuenta que había lágrimas formándose en sus ojos. 
Tardó un poco en comprender la razón. 
La imagen de Souta y Tomomi había despertado unos recuerdos que estaban 
enterrados profundamente. 
Si abría los párpados, indudablemente lloraría. Obligándose a pensar en otra 
cosa, rápidamente se secó las lágrimas con sus dedos. 
Apenas logrando tragarse las emociones que se volvían más y más intensas, 
Minoru suspiró. Cuando levantó la mirada, cruzó miradas con Tomomi, quien 
lo miraba extrañamente. 
Por suerte, claro, antes que ella pudiese decir algo, la Sra. Minowa regresó 
de la cocina. Colocó varios platos largos llenos con pasta de pescado, tortillas 
enrolladas, huevas de arenque y cosas así en el centro de la mesa, luego se sentó 
frente al Sr. Minowa. 
—Utsugi, asegúrate de comer suficientes platillos de Año Nuevo. ¡Tomomi, 
rápido, siéntate! 
—Está bieeen. 
Tomomi se sentó frente a Minoru, y el Sr. Minowa tomó los palillos. 
La familia de cuatro integrantes agradeció al unísono por la comida, con 
Minoru uniéndose tarde. Todos tomaron sus tazones de sopa. 
Mientras el caldo transparente entraba a su boca, sabores espléndidos se 
esparcieron por sus papilas gustativas. 
Hasta el incidente de hace ocho años, la familia Utsugi debió haber comido 
la sopa de Año Nuevo juntos cada año, pero él ya no podía recordar el sabor. 
Aun así, el sabor y la calidez que abrazó a Minoru se sintió algo nostálgica. 
 
Luego de la comida, Souta insistió en retar a Minoru a una revancha, por lo 
que eran más de las ocho y media cuando él dejó la casa de Minowa. 
Norie probablemente estaría despierta a esa hora. Él podría avisarle de que 
ya había desayunado, pero ella insistiría en querer saber con detalle lo sucedido. 
Minoru tenía el estómago lleno, pero imaginó que igual correría hasta su casa. 
En lo que levantó los brazos para estirarse, escuchó la puerta abrirse, y la voz 
de Tomomi resonando detrás de él. 
—¡Ah, Utsugi, espera un momento! 
Al darse la vuelta, vio a Tomomi en sandalias trotar hacia él. Sostenía una 
bolsa de plástico en su mano derecha a la altura de su pecho y se la dio a Minoru. 
—Toma, cómelo en casa. 
—¿Eh…? 
Echando un vistazo al interior, vio dos recipientes de plástico totalmente 
llenos con comida de Año Nuevo y mochi picado. 
—Ah, no. No podría aceptar todo esto luego que de tu familia me diera de 
comer… 
Sonrojado, trató de devolverlo, pero Tomomi escondió sus manos detrás de 
ella. 
—¡Tranquilo, está bien! Siempre hacemos más comida de la que podemos 
comer. Además, temprano me tomé toda el agua de tu filtro. 
—El agua tibia y la comida de Año Nuevo casera no son lo mismo… 
—Ja, ja, ja. Entonces… ¡puedes invitarme a algo la próxima vez! 
—¿Ah? 
Mientras Minoru miraba, atónito, Tomomi le sonrió y se despidió con un 
‘¡Nos vemos en el terraplén!’. Y así, volvió a entrar a su casa. 
Colocándose a regañadientes la bolsa de plástico en su brazo derecho, Minoru 
hizo una gentil reverencia hacia la residencia Minowa, y se fue hacia el oeste 
por la calle residencial. 
 
El hogar Yoshimizu era una vivienda unifamiliar, de cuatro habitaciones, y 
con más de quince años que se encontraba al norte del distrito Sakura de Saitama. 
El muro de concreto prefabricado era de un gris suave, y el tejado era negro. 
Era un diseño considerablemente sutil comparado con la pared exterior de color 
blanco y ladrillos rojos de la casa Minowa, pero fue el padre de Norie, el Sr. 
Kouhei Yoshimizu, no de Norie en sí, quien eligió los colores. 
El Sr. Yoshimizu había fallecido por una hemorragia cerebral cinco años 
atrás, y la madre de Norie, Tamami, se había ido mucho antes de eso, por lo que, 
desde entonces, vivía sola con Minoru. Él se sentía culpable por ser una carga 
para ella—incluso antes de que el Third Eye complicase más las cosas—cuando 
ella sólo tenía treinta y un años, pero aun así no podía imaginarse renunciando 
a su vida actual. 
Perdiéndose nuevamente en tales pensamientos, Minoru sacó una llave de su 
pequeño bolso de cintura y abrió la puerta principal. De inmediato, el aroma a 
café alcanzó su nariz. Norie estaba despierta. 
—Ya llegué… 
Por alguna razón, Minoru simplemente murmuró mientras se cambiaba sus 
botas por las zapatillas, y en lo que pasó del pasillo a la sala… 
—¡Bienvenido de nuevo, Mii! 
Norie lo saludó con una sonrisa brillante, de pie, como si lo estuviese 
esperando. 
—G-gracias, Norie. 
Minoru no pudo evitar sentir curiosidad por el motivo detrás de esa sonrisa 
mientras devolvía el saludo. Teniendo un mal presentimiento, se vio tentado a 
salir pirado hacia su habitación lo más pronto posible, pero primero debía 
entregarle la bolsa de plástico a Norie. 
—Eh… ¿Recibiste mi mensaje? 
—¡Obvio! ¡No sabía que tuvieras amigos que te invitasen a desayunar, Mii! 
Si fuese Yumiko Azu, compañera de Minoru y miembro de la DFE, la que 
dijese eso, el tono habría sido 100 por ciento sarcástico, pero no había rastro de 
eso en la sonrisa alegre y el cabello corto y esponjoso de Norie. Ella 
probablemente estaba enteramente feliz de escuchar que la vida social de 
Minoru estuviese mejorando… Pero tal como él lo había pensado, la sonrisa de 
Norie se tornó un poco más traviesa. 
—…Entonces, ¿esa ‘amiguita’ es la chica de la otra vez? ¿La pequeña 
Komura? 
—¡¿Qu——?! —su voz se quebró mientras sacudía rápidamente la cabeza—. 
¡N-no, no era ella! E-es una amistad del colegio. 
Mientras respondía, un fuerte dolor atravesó su pecho. Norie no sabía que 
Suu estaba gravemente herida, y no podía contarle. Incluso tuvo que inventar 
una historia diciendo que se había herido la mano al caer mientras corría. 
Norie parpadeó un instante, luego se acercó. Una dulce fragancia emanó de 
su pequeño cuerpo, cubierto sólo por su pijama y una chaqueta. 
—Eh-eh… ¿Es un amigo entonces? ¿O una amiga? 
—Es… 
Por reflejo, Minoru quiso gritar ‘¡Un chico!’ pero las palabras se atoraron en 
su garganta. Ya le había mentido a Norie en muchas cosas. No quería añadir 
más cosas deshonestas a eso. 
—…Una chica… —murmuró—. Se apellida Minowa. Está en el club de 
atletismo en el instituto… 
Con su rostro aún cerca del de Minoru, Norie inclinó su cabeza 
profundamente, como si intentase recordar algo. 
—Eh… ¿La pequeña Minowa? ¿Esa no fue tu compañera en la primaria? 
—Me sorprende que aún la recuerdes… Hasta yo lo había olvidado, en 
serio… 
—Bueno, su nombre solía aparecer muchoen las noticias escolares en ese 
tiempo. Fue a muchos torneos, ¿o me equivoco? 
—Sí, ella es muy rápida. Recientemente, hemos estado corriendo juntos por 
el terraplén de Arakawa, y está en plena forma que es difícil no verla a veces… 
En lo que dijo eso, notó que el rostro de Norie estaba volviendo a adoptar una 
sonrisa irónica, por lo que rápidamente él aclaró su garganta. 
—E-en fin, su familia terminó dándome algunos mochi y cosas para traer a 
la casa, por eso… 
Minoru le entregó la bolsa a Norie, quien soltó un pequeño ‘¡Dios mío!’ 
mientras la aceptaba con ambas manos y la colocaba en la mesa que tenía cerca. 
Cuando sacó dos recipientes de plástico, soltó otro ‘¡Oh!’. 
—¡Vaya, pero misa estos adorables platillos de Año Nuevo…! El mochi 
también se ve delicioso… 
Ella levantó la mirada, y se notó una pequeña preocupación en su expresión. 
—… ¿Qué quieres hacer? ¿Celebramos… el Año Nuevo? 
—…… 
Minoru no respondió de inmediato, en lugar de eso, bajó ligeramente su 
cabeza. 
La casa Yoshimizu normalmente no celebraba festividades. Esto no solo 
incluía el día de San Valentín o Navidad, sino también los cumpleaños, la 
Víspera y día el Año Nuevo. Las únicas excepciones eran visitar las tumbas de 
los miembros de la familia de Minoru y de Norie en los aniversarios de sus 
muertes. 
El motivo de esto era que, cuando Minoru llegó a la casa, terminó llorando 
en las Navidades y cumpleaños porque eso le recordaba a sus padres y hermana. 
Luego de discutirlo, Norie y el Sr. Yoshimizu decidieron no celebrar ninguna 
ocasión anual hasta que Minoru pudiese manejarlo sin necesidad de llorar. 
Incluso así, él siguió recibiendo regalos y cosas así, por lo que todo lo que 
realmente sucedió fue que Norie y su padre perdieron la oportunidad de celebrar 
eventos que hubiesen dejado recuerdos felices. 
Claro, ahora que él tenía dieciséis, Minoru no lloraba fácilmente, incluso si 
recordaba el rostro de sus familiares. Sin embargo, nunca había podido hablar 
o sugerir que volviesen a celebrar las festividades. 
Quizá se debía a que, en lo profundo de su corazón, él rechazaba, por instinto, 
el cambio. El tiempo parecía detenerse cuando estaba en casa, y temía lo que 
pudiese pasar si comenzaba a avanzar de nuevo. 
Pero tarde o temprano, él tenía que aceptar que algunos cambios eran 
inevitables. En realidad, la vida diaria de Minoru ya había sido alterada 
drásticamente gracias al Third Eye. Entre todos esos cambios, estaban unos que 
él mismo había elegido. Por lo que no podía intentar dejar que Norie pasase lo 
mismo por siempre. 
—…Sí —Minoru levantó la mirada y asintió con firmeza—. Hagámoslo. 
Celebremos el Año Nuevo. Iré a comprar los ingredientes para la sopa. 
Esta vez fue el turno de Norie de mirar a Minoru un instante y en silencio, 
pero finalmente sonrió amablemente. 
—Está bien, Mii… 
Ajustando su postura, hizo una reverencia formal. 
—Feliz Año Nuevo. ¡Disfrutemos de otro año, juntos! 
 
2 
La ruta más rápida desde la casa de Minoru en el distrito Sakura de Saitama 
hasta el cuartel general de la DFE en el área Toyama 3-chome del Shinjuku era 
a través de la línea JR Saikyou desde la estación Yonohonmachi que estaba 
cerca hasta Ikebukuro, luego pasando a la línea Fukutoshin del Metro de Tokio 
y bajándose en Nishiwaseda. Tomaba una hora y media de puerta a puerta. 
Si Yumiko lo hubiese buscado en su amada motocicleta Mach 0.7, el tiempo 
habría disminuido a una media hora, pero difícilmente podía pedirle eso para 
motivos ajenos a sus labores en la DFE. Especialmente, cuando la razón era 
para visitar a Suu Komura. 
Por eso es que, cuando Minoru salió de casa a las 10:30 de la mañana, supo 
que no llegaría hasta mediodía al cuartel general de la DFE en el parque Toyama. 
Tomando el viejo elevador hasta el quinto piso y tratando de ignorar el sonido 
ligeramente desconcertante que emitía, Minoru cruzó la puerta mientras se abría. 
—Con permiso. 
Exclamó automáticamente la frase que se había convertido en su saludo 
cotidiano y entró en la enorme habitación que abarcaba todo el quinto piso. Pero 
tan pronto como avanzó unos cuantos pasos, una extraña sensación de 
incomodidad lo hizo detenerse. 
Comprendió el motivo de eso casi de inmediato. 
Estaba calmado. No había rastro del típico ruido de fondo de los juegos que 
Olivier Saito jugaba en su enorme televisor en el centro de la habitación, el 
sonido de DD preparando algún tipo de platillo en la cocina, el típico saludo 
amargado que Yumiko Azu solía darle junto a un breve saludo desde su posición 
acostada en el cojín. La luz del sol invernal de color blanco agua se filtraba en 
una habitación que estaba cubierta por un completo silencio. 
“…Pero la Profesora, al menos, debería estar aquí” 
Cambiando sus botas por zapatillas, Minoru colocó su bolso de mensajero en 
el sofá que Yumiko normalmente ocupaba antes de ir al lado oeste de la enorme 
habitación, avanzando a paso silencioso por reflejo. 
La supervisora de campo de la DFE, conocida como ‘Speculator’, la 
Profesora Riri Isa tenía un laboratorio personal en la esquina de la habitación, 
separada por una partición blanca. Avanzando cerca de la pantalla divisora, 
Minoru miró el espacio lleno de incontables estantes, mesas de experimentos, y 
equipamiento misterioso, pero el lugar también parecía vacío… 
…No, no lo estaba. 
Al fondo del laboratorio, sobresaliendo a un lado de una silla metálica que 
estaba frente a la ventana, había una trenza atada con una cinta roja. 
Acercándose de puntillas, Minoru echó un vistazo a la silla sólo para 
encontrar a una niña angelical profundamente dormida ante la luz del sol. 
Con su cabello trenzado, con su sudadera de capucha estampada, y su falda-
pantalón, ella era la viva imagen de una estudiante de primaria, pero la bata de 
laboratorio que tenía puesta y el teclado inalámbrico sobre su regazo 
desbarataba esa imagen infantil. Su complexión no se veía para nada saludable. 
Ella probablemente había pasado toda la noche trabajando en algo. 
Casi era la hora acordada, pero él no quería despertar a una jovencita de su 
siesta, por lo que intentó retirarse con cuidado. 
Pero justo antes de que pudiese avanzar un metro, la niña pareció detectar 
débilmente su presencia, y sus ojos se abrieron. 
Tras parpadear un par de veces, sus enormes ojos marrones se centraron en 
Minoru. Una ligera sonrisa apareció en sus labios, luego se curvearon en forma 
de una expresión desaprobatoria. 
—…Mikkun, no es nada apropiado espiar el rostro de una chica durmiendo. 
Su refutación sonaba a la de una persona mayor, haciendo que Minoru 
encogiese su cabeza y se disculpara con pena. 
—L-lo siento, Profesora… Digo, ¡no, eso no es lo que estaba haciendo! Te 
veías cansada, por lo que sólo pensaba esperar por allá… 
—Hmm… Ah, ¿es tan tarde así? Creo que debo ser yo quien se disculpe… 
Es que la luz del sol se sentía tan bien que me quedé dormida rápido. 
La Profesora Riri miraba por la ventana mientras hablaba, por lo que Minoru 
le siguió la línea de visión. 
La ventana del quinto piso del complejo de apartamentos te otorgaba una 
vista clara por encima de los enormes árboles del parque Toyama. Ya que aún 
era mediado de invierno, la mayoría de ellos estaban desnudos, pero la imagen 
del pálido sol sobre la gélida atmósfera era tan tranquila que ciertamente podría 
hacer dormir a cualquiera que la viese. 
—…En un día así, sería perfecto sentarse a comer naranjas sobre un 
kotatsu… 
Minoru murmuró sin siquiera pensarlo, y la Profesora se cruzó de brazos y 
soltó un profundo ‘hmm’. 
—Un kotatsu… Una mesa baja de calefacción, ¿eh? Cierto, el cuartel de la 
DFE no posee un equipamiento así actualmente… 
Mirando el reloj en la pared, ella asintió con una expresión seria. 
—La cita en el hospital es a las dos en punto. Ya que sólo estamos tú y yo 
aquí, creo que podríamos tener una pequeña reunión hasta entonces, pero… 
antes que nada, Mikkun,¿me echas una mano? 
—C-claro, ¿por qué no? Pero… 
—¿Qué? No es gran cosa. Sólo es levantar algo un poco pesado… Creo que 
debe estar en la habitación del Sr. Lindenberger. 
“Otra vez con el misterioso nombre alemán… Creo que es alemán. No es que 
esté muy seguro” 
Ya se había hecho costumbre durante el tiempo que Minoru llevaba con la 
DFE, por lo que parecía que ese era el nombre de otro miembro, pero Minoru 
aún no lo había conocido. 
Mientras Minoru trataba con un repentino ataque de ansiedad, la Profesora 
giró su silla a medias para mirar el monitor del computador en el escritorio y 
movió el mouse por un momento. Luego levantó la mirada y volvió a asentir. 
—De acuerdo a la lista de equipos, sigue aún almacenado en el vestidor en la 
habitación 303. Lo siento, pero ¿te importaría buscarlo por mí? Le escribiré al 
ocupante para que sepa que vas para allá. 
—…Sólo para saber, ¿qué voy a buscar exactamente? 
La comandante de edad de una estudiante de primaria sonrió a Minoru con 
satisfacción. 
—Un set de kotatsu, obvio. 
 
Cruzando la habitación aún vacía, Minoru tomó el elevador hasta el tercer 
piso, y entró al pasillo compartido de allí. 
Ya había estado en el cuarto piso antes, donde vivían Yumiko y su compañera, 
Sanae Ikoma, pero era primera vez que ponía un pie en el tercero. Al igual que 
en el cuarto piso, las cuatro habitaciones del área probablemente eran cuartos 
privados de los demás miembros de la DFE, pero Minoru no sabía quién vivía 
en cada una. 
Primero, avanzó hacia la puerta de la habitación 303 como le dijo la Profesora. 
La puerta de Yumiko tenía una placa escrita a mano que rezaba ‘Azu — 
Ikoma’, pero la de esta habitación estaba vacía. Al parecer, sin embargo, aquí 
era donde el miembro de la DFE llamado Lindenberger vivía. 
Ideando mentalmente a un anciano alemán con bigote, Minoru presionó 
tímidamente el timbre. Un sonido electrónico antiguo resonó dentro de la 
habitación. 
Cinco segundos…diez segundos…veinte segundos pasaron, y nadie 
respondía. Minoru volvió a presionar el botón, pero el resultado fue el mismo. 
—…Hmm… 
Tras dudar un momento, Minoru colocó su mano en el pomo de la puerta. 
Esperaba descubrir que la puerta estaba cerrada y así regresar al quinto piso, 
pero en lugar de eso, el pomo rotatorio anticuado giró sin oponerse, y la puerta 
se abrió. 
Confirmando dos veces que se trataba de la habitación 303, Minoru empujó 
la puerta. De inmediato, fue recibido por un fuerte olor a polvo, haciéndolo 
contraer la cara por reflejo. 
Cubriéndose la nariz y la boca con su mano derecha, Minoru echó un vistazo 
al interior, pero al igual que el pasillo, la sala estaba oscura casi en su totalidad. 
Al parecer, las cortinas y las contraventanas estaban cerradas. 
—Eh, ¿hola? 
Minoru asomó la cabeza a través del umbral, pero no hubo respuesta. ¿Acaso 
el inquilino estaba durmiendo o simplemente no estaba en casa? Sea cual fuere 
el caso, él no podía entrar así como así. 
Pensando en llamar a la Profesora para pedirle indicaciones, Minoru 
comenzó a sacar su celular del bolsillo. Pero antes de que pudiese hacerlo, notó 
un ligero rastro de luz por el rabillo del ojo. 
—…¿? 
Frunciendo el ceño, Minoru entrecerró la vista y descubrió que la fuente de 
luz era un delgado hilo colgado entre el pasillo y el piso. 
Era una telaraña. La luz del pasillo la reflejaba. 
Ya que era mediado de invierno, la araña que había elaborado la red ya no 
estaba, y la misma ya se había caído. Es decir, era una telaraña 
considerablemente vieja, y ya que se extendía a través de la entrada, hacía meses 
que nadie entraba o salía de esta habitación. 
—¿Qué…? ¿Es sólo una habitación vacía…? 
Murmurando para sí, Minoru guardó su celular en el bolsillo interno de su 
anorak de montaña. La Profesora debió haber dado el número equivocado. En 
cualquier caso, existía la posibilidad de que allí no estuviese la mesa que él 
debía tomar, pero no sabría a ciencia cierta a menos que echase un vistazo. 
Buscando de nuevo la entrada, notó que no había siquiera un par de zapatos 
sobre las baldosas. Pensando que debió haber notado algo raro antes, abrió el 
estante de zapatos. Estaba casi vacío, a excepción de dos pares de zapatillas de 
vinilo baratas y un calzador. 
Primero, sacó el calzador y lo usó para remover la telaraña que bloqueaba la 
entrada. Luego sacó uno de los dos polvorientos pares de zapatillas hacia el 
pasillo, y se cambió sus zapatos. 
—…Bien, voy a entrar. 
Minoru anunció su intención en voz baja, a pesar del hecho de que la 
habitación estaba vacía, antes de entrar al pasillo interno. Ubicando el 
interruptor por intuición, lo levantó, y la lámpara LED se encendió tenuemente. 
La estructura de la habitación era prácticamente la misma que la de Yumiko, 
por lo que el vestidor que la Profesora mencionó probablemente estaba al otro 
lado de la puerta cerrada a la derecha del pasillo. En el cuarto de Yumiko, ella 
le dijo que lo arrojaría por el balcón si abría el de ella. Con eso en mente, abrió 
la puerta con cuidado sólo para encontrar una habitación de estilo occidental de 
unos treinta metros aproximadamente. Intentó encender la luz como antes, pero 
las escarapelas instaladas en el techo estaban vacíos, por lo que no pasó nada 
cuando movió el interruptor. 
Si abriese las ventanas y contraventanas, era probable que hubiese suficiente 
luz solar; pero parecía ser un problema, por lo que prefirió volver a sacar su 
celular y activar el modo linterna. Ese teléfono inteligente, el cual se lo otorgó 
la DFE, aparentemente era parte del equipo fabricado de manera especial, así 
que la batería no disminuiría mucho sin importar cuánto se usase. 
Iluminada por la luz del celular de Minoru, la habitación estaba tan vacía 
como se lo esperaba. No había siquiera mobiliario, pero vio su objetivo en la 
pared más al sur—un armario con puerta corredera. Suspirando de alivio 
mientras se acercaba, deslizó la puerta con una mano. 
El vestidor probablemente se estaba usando como un almacén, ya que estaba 
lleno de pilas de cajas de cartón y no de ropa. La mayoría de ellas contenía 
alimentos no perecederos, como agua mineral, enlatados, y ramen instantáneos, 
pero lo que él estaba buscando estaba en un rincón a la derecha: una enorme 
caja de cartón con la palabra kotatsu escrita en un lado. 
Minoru se movió para sacarla, pero en eso, algo más llamó su atención. Junto 
al kotatsu estaba una caja marcada con un logotipo de barra de energía, el sello 
abierto y la solapa ligeramente abierta. Echando un vistazo al interior, vio que 
el contenido de las 24 cajitas en su interior estaba a la mitad. 
Probablemente, alguien sabía que estos productos estaban aquí y sacaba 
barras de energía a escondidas. Podría ser Olivier, Yumiko, o quizá hasta la 
mismísima Profesora… “¿Será que quizá puedo ayudarme con una?”, pensó 
Minoru un instante, pero claro, no hizo nada de esa clase, y sólo sacó la caja 
con el kotatsu por el que originalmente había ido. 
Cerrando la puerta del armario y alejando su celular, Minoru levantó la caja 
con ambas manos. Era asombrosamente pesada pero nada que su cuerpo 
fortalecido por el Third Eye no pudiese manejar. 
Minoru pensó en la mística sustancia de nanofosfato de adenosina que las 
células musculares de sus brazos usaban mientras cargaba la caja hacia el pasillo, 
luego regresó para guardar las zapatillas y el calzador, y apagó la lámpara LED. 
—…Lamento la intrusión —murmuró mientras se iba, pero claro, no hubo 
respuesta. 
Una vez cerró la puerta y levantó nuevamente la caja del kotatsu, Minoru se 
dirigió al elevador. 
 
La Profesora le había dicho que ella sólo necesitaba ‘un ligero levantamiento 
de peso’, pero la tarea de Minoru no terminó allí, ya que lo siguiente era armar 
el kotatsu que estaba en la caja. Luego de instalar las cuatro patas en la parte 
superior, ubicarlo en la alfombra frente al TV, cubrir el fondo con sábana quevenía con él, y ubicando la mesa en la parte superior, Minoru hizo una pausa 
para tomar aliento. Luego lo conectó en el tomacorriente, presionó el interruptor, 
se aseguró que el interior brillase rojo antes de ver al lado oeste de la habitación. 
—Eh, Profesora, todo el kotatsu está listo… 
Pero antes de terminar de hablar, la chiquilla con bata de laboratorio salió 
corriendo de su cubículo y se abalanzó hacia el kotatsu con entusiasmo 
caricaturesco. 
Minoru observó, sin hablar, mientras el rostro de la Profesora pasaba de estar 
inexpresiva a ridículamente relajada en cuestión de segundos. 
—…Mh-hmm, lo sabía, nada es mejor que esto. Siento como si hubiese 
pasado mucho desde que recordé que algo como un asombroso dispositivo de 
calefacción existía en Japón… 
—Eso es, bueno… 
“…algo un poco exagerado”, quiso decir Minoru, pero logró mantener la 
boca cerrada. 
La Profesora Riri Isa había entrado en contacto con el Third Eye hacía sólo 
cuatro meses y obtenido la habilidad de especulación—o mejor dicho, plantado 
dentro de ella. Desde entonces, ella raramente regresaba a casa, optando por 
encerrarse en el cuartel general de la DFE. 
Minoru había asumido la parte ‘raramente’ hasta hoy. Aunque ella era su 
comandante, seguía siendo una niña de 10 años en su cuarto grado de primaria, 
por lo que él suponía que ella probablemente iba a casa los fines de semana. 
Sin embargo, ya que ella estaba allí a pesar de estar en las vacaciones de tres 
días por el Año Nuevo, eso debía significar que ella nunca iba a casa. 
Al parecer, Yumiko y Olivier les habían dicho a sus padres que se quedarían 
en los dormitorios de la escuela. Claro, ellos iban a la escuela desde allí, y de 
vez en cuando visitaban a sus padres. 
Pero la Profesora…parecía extraño que una chica de 10 años de edad se 
quedase tanto tiempo fuera de casa sin que sus familiares se alarmaran. No era 
algo de lo que ella pudiese desprenderse con solo decir que la habían transferido 
a una escuela en el extranjero. Entonces, ¿qué era exactamente lo que la DFE—
el jefe Himi—hizo…? 
Estando a punto de decir en voz alta sus inquietudes, Minoru optó por 
abandonar ese pensamiento. Ya que él se negaba a mudarse al cuartel general, 
no parecía correcto meterse en sus asuntos. 
Como si supiese lo que Minoru pensaba, la Profesora Riri lo miró y sonrió 
con una inocencia acorde a su edad. 
—Gracias por tomarte la molestia, Mikkun. No te quedes allí—¿por qué no 
vienes también? Aunque no tenemos mandarinas, lo siento. 
—Ah… ¿Reviso el refrigerador? 
—No, eso lo hice anoche, por eso estoy segura de que no hay. Y como DD 
está en casa con su familia, tampoco tenemos más comida. 
—Ya veo… 
Al principio, Minoru creyó que quizá debió haber tomado algunas barras de 
energía de la habitación 303, pero finalmente recordó lo que tenía en su propia 
bolsa. 
—¡Ah, cierto! Dame un momento. 
—¿Hmm…? 
La Profesora lo miró con dudas mientras él tomaba su bolso de mensajero del 
sofá que había cerca y lo llevó a la cocina. Alllí, sacó tres contenedores 
pequeños, colocó su contenido en unos cuantos platos desechables, y luego 
tomó estos y los puso sobre una bandeja junto a dos platos y dos pares de palillos. 
Mientras hacía eso, preparó té verde bien tostado para dos, luego se dio prisa en 
volver a la cálida mesa. 
Al ver los platos alineados en la orilla, los ojos de la Profesora brillaron. 
—¡¿Y esto?! ¡¿Trajiste mochi?! 
—Sí. Estos son harina de soja, estos están cubiertos con algas, y estos tienen 
queso. 
—Ohh… Se siente como si hubiese pasado mucho desde que recordaba que 
una comida tan maravillosa existía en Japón… 
Mientras repetía la misma extraña frase de antes, la Profesora aceptó el plato 
y palillos de parte de Minoru. 
—En realidad, es la primera vez en mucho tiempo que recibimos mochi, pero 
mi hermana y yo nos emocionamos tanto que terminamos haciendo demasiado 
para nosotros… 
—Jo, jo. ¿Se emocionaron por el mochi? Ahora me gustaría ver… ¿Está bien 
si tomo un poco? 
—Adelante, sírvete tú misma. 
En lo que Minoru le dio el permiso, la Profesora inmediatamente tomó un 
mochi de queso con sus palillos y lo llevó directamente a su boca. Luego de 
masticarlo y tragar, sus ojos se ampliaron con emoción. 
—¡Yum! 
—Q-qué bueno que te guste. Ese también tiene salsa de pizza casera. 
—Ohh, el sabor del tomate lo complementa a la perfección. Ahora viene el 
que está cubierto por algas… Hmm-mm, este tiene un sabor tradicional. ¡Este 
también es delicioso! 
—Parece que el truco es usar bien la salsa de soya y carbonizarlo un poco. 
Mientras transmitía el conocimiento que Norie compartió con él, Minoru 
también tomó un trozo de mochi. Él había comido lo mismo hacía un par de 
horas, pero parecía saber diferente al disfrutarlo bajo el kotatsu, aún si no estaba 
en casa. 
Una vez que ella probó cada uno de los tipos, la Profesora tomó un gran sorbo 
de té y suspiró con satisfacción. 
Luego de unos segundos, dijo algo totalmente inesperado. 
—…Por lo visto, parece que no me culpas, Mikkun. 
—¿Eh…? ¿Culparte…? 
—Bueno, sí. Por lo que pasó… 
Ella bajó su cabeza, sus trenzas rebotaban mientras hablaba en voz baja. 
—…En Minami-Aoyama, cuando Yukko, Oli-V y tú lucharon contra 
Liquidizer y Trancer… yo no envié una unidad de apoyo, aun sabiendo que 
podría ser una batalla difícil. Prioricé el obtener información del Sindicato por 
encima de su seguridad. Debido a eso, Oli-V se encuentra en el hospital, 
seriamente herido, y como el tratamiento de Hinako en cuanto a su condición 
severa no ocurrió de inmediato, aún se encuentra en UCI… Mikkun, tienes todo 
el derecho de culparme. 
Aun después que la Profesora terminara de hablar, Minoru se mantuvo 
callado un momento. 
Luego colocó los palillos en el plato y sacudió suavemente su cabeza. 
—No… No tengo derecho de culparte, y tampoco quiero hacerlo. Más bien, 
me disculpo por ponerme emocional durante la comunicación ese día… Sé que 
fue algo difícil para ti, pues eras quien nos comandabas… 
Minoru bajó la mirada, y esta vez la Profesora fue quien quedó en silencio. 
Escuchó ropa sonar, luego unos pequeños pasos. Al principio, él pensó que 
ella se iba, pero en lugar de eso, la Profesora caminó alrededor del kotatsu, se 
sentó a la izquierda de Minoru, colocó sus delgadas piernitas debajo del cobertor. 
—Eh, bueno… 
Mientras Minoru se sentaba rígidamente, inseguro de qué hacer, sintió un 
pequeño peso a su lado. La Profesora Riri se estaba apoyando en él. 
Eventualmente, ella habló en un leve susurro. 
—…Honestamente, pasé toda la mañana preparándome mentalmente para tu 
enojo hacia mí. 
—¿Eh…? 
—Mi habilidad de especulación no puede leer la mente de las personas. Todo 
lo que podía hacer era imaginar cuán enojado y decepcionado deberías estar de 
mí… Pero luego de lo que dijiste, no sé qué se supone que haga. 
“¿Entonces por qué estás sentada junto a mí?” 
Pensó Minoru, pero no lo dijo en voz alta. En lugar de eso, extendió el 
edredón, que se había quedado debajo de la mesa, y lo colocó alrededor de la 
Profesora. 
—...Come más mochi, por favor. 
Minoru movió su plato hacia ella, y la Profesora asintió como una niña y soltó 
un ‘ujum’, luego volvió a tomar los palillos. 
Al final, la Profesora se comió cinco mochi, y Minoru tres; colocó las sobras 
en sus recipientes, y los guardó en el refrigerador, para luego volver juntos al 
laboratorio. 
Ya era la una de la tarde. Considerando cuánto tomaría llegar al hospital, ellos 
solo disponían de unos veinte minutos, pero aun así, la Profesora tiró de otra 
silla metálica hacia su escritorio para que Minoru se sentara. 
—…Me siento mal mostrándote esto antes de visitar a Hinako, pero quería 
compartir esta información contigo… 
Con eso, la Profesora movió su mouse. Un video se reprodujo en el monitor 
8K de más de setenta centímetros en pantalla completa. Un chirrido de motor 
salió de los altavoces. 
—¿Qué es…esto…? 
—Es un videode la cámara corporal de un miembro del Escuadrón de Tareas 
Especiales infiltrado en la base de Sindicato, la cual ubicamos con información 
que nos conseguiste en Año Nuevo. 
—…¡! ¿El…ETE? 
La Profesora asintió silenciosamente ante el estupefacto Minoru. 
El nombre oficial del ETE era Escuadrón de Tareas Especiales en el 
Departamento de Inteligencia de Apoyo Operacional de la GSO. Era 
prácticamente imposible descubrir qué hacía esa organización, basándose solo 
en su nombre, el cual era más largo que el de la DFE, pero aparentemente, era 
una unidad de poseedores de Jet Eye dentro de las Fuerzas de Autodefensa. 
El video en el monitor mostraba soldados vestidos de negro, sentados uno al 
lado del otro. La luz era baja, por lo que todos parecían ser sólo siluetas, peor 
Minoru podía decir que eran soldados basándose en los enormes rifles 
automáticos que cada uno de ellos tenían. A juzgar por el temblor en pantalla y 
el ruido, él pensó que podrían encontrarse dentro de un helicóptero. 
Tragando grueso mientras observaba fijamente, Minoru escuchó la baja voz 
de un hombre debajo del sonido del motor. 
—Sesenta segundos hasta el objetivo. Prepárense para un descenso rápido 
por cuerda. 
La cámara se movió, dando una vista completa del interior del helicóptero. 
Parecía haber unos seis soldados, incluyendo al que filmaba. 
—¿T-todos son Jet Eyes…? —susurró Minoru, pero la Profesora sacudió 
rápidamente su cabeza. 
—No, ninguno. Todos son humanos ordinarios…aunque fuertemente 
entrenados, es decir, de soldados de élite. 
—¿Eh? Pero ¿acaso el ETE no es un grupo de Jet Eyes…? 
—Luego te lo explico. Por ahora, sólo sigue observando. 
Con eso, Minoru no tuvo más opción que tragarse sus preguntas por ahora. 
—Treinta segundos. 
Cuando el hombre volvió a hablar, los soldados comenzaron a moverse. 
Levantándose de asientos simples, se alinearon con tres personas al frente de 
las puertas a ambos lados de la cabina. De inmediato, el sonido del motor 
cambió, y el temblor se redujo un poco. 
—Abran las puertas. Qué empiece el descenso. 
En respuesta a la rápida orden del comandante, las enormes puertas 
correderas fueron abiertas de inmediato. En lugar de luces de ciudad, todo lo 
que se podía ver debajo del cielo violeta oscuro era la negra superficie del 
océano. 
El registro del tiempo mostrado en la esquina inferior derecha del video 
marcaba: “31-12-2019 — 17:14”. Minoru y compañía habían luchado contra 
Liquidizer y Trancer en la fábrica abandonada a eso de las 4 de la tarde de ese 
día, por lo que eso se llevó a cabo sólo una hora después. 
En la pantalla, los soldados bajaban uno tras otro sin un salvavidas, usando 
solamente las dos cuerdas que colgaban de las puertas laterales del helicóptero. 
El que grababa fue el último en salir, sujetando las cuerdas y saltando sin 
dudarlo. Ahora, la escena debajo del avión flotante finalmente era visible—pero 
en lugar de agua, lo que había era varios edificios planos rectangulares debajo. 
En lugar parecía ser algún tipo de distrito de almacenes recuperados. 
—Profesora… ¿Dónde es eso? 
La Profesora dio una respuesta corta. 
—Keihinjima, en el barrio Ota. 
—¿Keihinjima…? Un momento… 
Últimamente, Minoru había invertido gran parte de su tiempo libre mirando 
un mapa de Tokio en su celular para así estar más familiarizado con el terreno 
para sus trabajos como miembro de la DFE, pero recordar esta zona le tomó 
solo un instante. Si su memoria no le fallaba, se trataba de una pequeña isla 
artificial al sur de Ooi Pier. Lo que significaba que, ese lugar… 
—¡¿Eso no está al norte del Aeropuerto Haneda?! 
Lo que él quería decir era que a él le sorprendía que fueran capaces de pilotar 
un helicóptero tan cerca, pero la Profesora pareció tomar sus palabras de otra 
forma y asintió con una mueca. 
—Así es. Los altos mandos estaban a su lado cuando descubrieron que el 
Sindicato tenía una base allí…más cuando los aeropuertos son el primer 
objetivo para ataques terroristas. En lugar de las misiones de reconocimiento a 
pequeña escala que habían planeado con anticipación, decidieron emplear un 
asalto armado. 
—Pero… ¿Aun así usaron humanos ordinarios en lugar de Jet Eyes…? Si allí 
hay Ruby Eyes, con sus habilidades, aniquilarían al escuadrón en un instante… 
—murmuró Minoru, olvidando que esa imagen era de hace tres días. 
En la pantalla, los seis soldados—no, como eran miembros de las Fuerzas de 
Autodefensa, quizá lo mejor era llamarlos ‘agentes’—descendieron en el 
terreno de un almacén de dos pisos y corrieron directamente hacia la puerta 
principal. Si dentro hubiese algún Ruby Eye, seguramente notarían el sonido del 
helicóptero, así que probablemente no había razón en intentar ocultar su 
presencia. 
Al mismo tiempo, sin embargo, esto los volvería un blanco fácil para los Ruby 
Eyes. Si hubiese enemigos con habilidades, digamos, como las de Igniter, les 
arrebatarían en un instante el oxígeno a todo el grupo, y los agentes colapsarían 
antes de poder hacer algo. 
Pero esto no era más que la suposición de Minoru ante los eventos que ya 
ocurrieron. 
—¿Eh…? Están vestidos de forma muy extraña… 
Murmurando para sí, Minoru acercó su rostro al monitor. 
A diferencia de los miembros del ETE que conoció hace unos días, Nishikida 
y Kakinari, estos agentes de negro usaban lo que parecía unos trajes ajustados 
en lugar de uniformes de combate. Parecían tener una armadura interna y 
fuentes de poder en varios lugares, pero las siluetas eran impecables, y en lugar 
de los típicos cascos de las Fuerzas de Autodefensa, estos usaban mascaras que 
cubrían toda la cabeza y rostro. 
—… ¿En serio ellos son del personal de las Fuerzas de Autodefensa? 
Esta vez, la Profesora respondió rápidamente a la pregunta más reciente de 
Minoru. 
—Ellos usan trajes especiales anti-Third Eyes, desarrollados por la Agencia 
de Equipamiento de Defensa… Se trata de una alianza colectiva entre la antigua 
Acquisition, Technology & Logistics Agency y la Itsuki Heavy Industry Co. Son 
blindados, a prueba de cortes y puñaladas, antigás, resistentes al calor, y a los 
choques… Al parecer, ni siquiera una bala OTAN de 5.56 mm disparado a tres 
metros de distancia los penetraría. Lo único que no pueden soportar es la 
radiación. 
—Ah… ya veo. 
Como él no sabía mucho de temas militares, Minoru no comprendía del todo 
los detalles, pero por la larga lista que la Profesora le había mencionado, él 
podía decir que los uniformes eran asombrosos. 
—A propósito, cada pieza tiene un costo de trescientos millones de yenes. 
—¿T-trescientos…? 
Minoru vio la pantalla con horror, donde uno de los agentes estaba cortando 
el seguro de las puertas correderas con una herramienta. En cuestión de 
segundos, el seguro cayó al piso, y el agente abrió la puerta unos cinco 
centímetros. Luego, éste sacó un cable delgado, como el que se usó para el 
equipo de hidratación de Minoru, del cuello del traje y lo dirigió a la abertura. 
No era una válvula de suministro de agua, sino una cámara; luego de un rato, el 
agente miró atrás y asintió. 
Al parecer, la persona usando la cámara corporal era el comandante; con un 
gesto, indició a los otros cinco miembros con una voz firme y calmada. 
—Entremos. 
Los agentes más cercanos abrieron la puerta en su totalidad, y el grupo entró, 
preparando sus rifles. El comandante ingresó al edificio de último y movió su 
rifle con linterna incluida rápidamente por toda la habitación antes de decir 
‘despejado’. Al parecer, la única voz que se grababa era la de quien tenía la 
cámara, es decir, el comandante. 
El primer piso del almacén estaba lleno de hileras de enormes estantes de 
acero, pero la mayoría estaban vacíos, con algunas que otras cajas de cartón en 
ellos en la parte trasera. El piso, que estaba pintado de gris, estaba cubierto 
ligeramente de polvo, dando la impresión de que nadie había entrado o salido 
en algún tiempo. 
—Eh, ¿En serio estas

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Arthur C

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