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Liberalismo económico y derechos humanos: de la vulneración a la injusticia (Economic liberalism and human rights: from the vulnerability to the injustice) Natacha Romero Valdivia1 Resumen: El sistema económico de base liberal trae consigo importantes consecuencias a nivel social, que tanto en poblaciones urbanas como rurales tiene impactos de gran magnitud. En Chile, es el pueblo mapuche el más afectado con el avance de la sociedad hacia una transformación social que se desdibuja entre la búsqueda del progreso y la explotación desenfrenada. Producto de este modelo, los pueblos originarios ven cómo sus derechos humanos son violentados frente a un Estado incapaz de proteger la cultura y la tierra en la que se funda la identidad del país. En definitiva, la explotación de la tierra fundamentada en la idea de progreso, trasciende la vida humana y las consecuencias sociales y medioambientales, traspasando incluso las normas morales y éticas en las que se sostienen las relaciones sociales y la justicia. Palabras Clave: Colonialismo Económico – Pueblo Mapuche – Tierra – Progreso – Derechos Humanos - Cultura Abstract: The liberal-based economic system has important social consequences, that both in urban and rural populations have large scale impacts. In Chile, is the Mapuche people the most affected with the progress of society towards a social transformation that is blurred between the pursuit of progress and the unbridled exploitation. Product of this model, the native peoples see how their human rights are violated when a State is unable to protect the culture and the land on which is founded the country's identity. Ultimately, the use of land based on the idea of progress, beyond human life and the social and environmental consequences, even traversing moral and ethical standards that are supported in social relations and justice. 1 Cientista Política y Bachiller en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado, Chile Diplomada en Políticas Indígenas, autonomía e interculturalidad, Universidad Alberto Hurtado, Chile. Key Words: Economic Colonialism – Mapuche People – Land – Progress – Human Rights – Culture. Un poco de historia… A pocas semanas de haber conmemorado los cuarenta años del Golpe de Estado que afectó a Chile, vuelven a ingresar al debate temas que hasta el momento parecían poco relevantes o que simplemente habían caído en el olvido producto de la preponderancia en otras temáticas y corrientes de estudio. No sólo son cuarenta años los que nos separan del fatídico 11 de septiembre de 1973; también cabe destacar que hace veintitrés años Chile vive al amparo de un Gobierno democrático que bajo el prometedor slogan de ‘Chile la alegría ya viene’, prometía cambiar las bases con las que hasta el momento se gobernaba, acabar con la tiranía, las violaciones a los derechos humanos, y restablecer la añorada democracia de antaño. El Plebiscito de 1989 y la posterior elección de Patricio Aylwin como Presidente de la República parecían traer consigo el regreso democrático que todos esperaban, y junto a él, el cumplimiento de las promesas que se habían realizado durante las campañas en cada uno de los bandos. Con los años nos es posible detectar que ciertos vestigios de la dictadura siguen en curso, en especial aquellos que más arraigo tomaron en la sociedad, por ejemplo la crisis en el plano de la educación que observamos hoy en día, la venta de los principales recursos naturales del país – materias primas – y por sobretodo, el trato a los pueblos originarios. El modelo económico neoliberal encuentra un asidero próspero en la dictadura; Allende2 estaba al tanto de la inmersión del Gobierno de los Estados Unidos en la economía chilena desde tiempo antes del Golpe de Estado, panorama que se hace más patente con la llegada de los Chicago Boys en 1982 que traen consigo una nueva forma de liberalismo, mucho más voraz y que no sólo se inmiscuyen en el ámbito de la economía, sino que también se solapan en la política y permean la gestión pública con temáticas financieras, las que terminan por transformar 2 Landau, Saul. «Entrevista inédita a Salvador Allende», <http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=162> (consulta: 17/05/2013). por entero la formación de políticas públicas y que al fin y al cabo, cambian por completo la forma en la que se relaciona la sociedad civil y el aparato estatal. Para la sociedad civil fue un impacto importante, considerando que se acabó cualquier noción existente de Welfare State, mientras que para ciertas fracciones de la sociedad – y en especial para los pueblos originarios – se da paso a un nuevo modo de comprender la vida, los criterios de oferta y demanda tergiversan las relaciones sociales, y la propiedad privada se impone como el más preciado bien posible. Se impone la idea de la individualidad, cualquier criterio comunitario parece peligroso y poco serio, al igual que las colectividades que buscan reivindicaciones o se imponen con ideas que no pertenecen a lo previamente establecido. Se trata del miedo a la diferencia, anclado desde toda una historia de terror ante lo distinto, de la expresión social como la amenaza terrorista más profunda, y la sensación de desconocimiento y pérdida de control de la sociedad civil organizada y libre pensante. No sólo los Chicago Boys fueron quienes implantaron este tipo de modelos económicos y su despliegue en las estructuras de la sociedad por medio de la forma de comprender el trabajo, la educación y la constante dicotomía público – privado, sino que también la intervención estadounidense en los flujos económicos y la ya sabida estrecha relación de sus personeros de gobierno con sus pares chilenos. El nuevo modelo trae consigo todo un cambio en la cosmovisión que hasta el momento imperaba – recordemos que era el socialismo el que había triunfado – además de un mundo completamente polarizado en dos extremos a través de la Guerra Fría; cuyo imaginario no permitía desertores ni opiniones tibias, necesariamente se debía estar a favor de uno de los bandos por consiguiente ser enemigo del otro. Es en este momento en donde se da inicio a lo que podría constituir uno de las principales razones que hasta nuestros días se dirimen en el mal llamado conflicto mapuche. No es la idea hacer una asociación de esta nación indígena con un determinado pensamiento ligado a una facción política particular, sino que se busca retratar de un modo más familiar una cosmovisión que se enfrenta de manera brutal a la artificialmente establecida y que no logra encontrar asidero en un modelo implantado ya hace cuarenta años. Cosmovisión y choque cultural La cosmovisión de los pueblos originarios dista mucho de nuestra forma de entender al mundo. Así como el poseer un idioma característico, existen otras particularidades que los diferencian de lo que entendemos como característico occidental. Dentro de los aspectos más representativos se hallan el lenguaje, las festividades, las formas de organización política, las creencias arraigadas a la religiosidad y por sobre todo, la historia. El lenguaje es uno de los aspectos claves que ha tomado un trono especialmente importante en los debates filosóficos del siglo veinte. Tanto la tradición filosófica continental como la analítica, con Heidegger y Wittgenstein respectivamente, se han ocupado de analizar el lenguaje y su impacto en la vida de sus usuarios. Es curioso que dos tradiciones tan diametralmente opuestas, de mano de dos filósofos - nacidos ambos en 1889, con pasado religioso y militar - pongan al centro del análisis al lenguaje en relación al mundo. Dice Heidegger: “El lenguaje es la casa del ser" pese a la gran cantidad de interpretación es de este pasajede los Beiträge, el lenguaje se sitúa como el centro de todo acontecer, es lo que permite que el ente a través de su ser logre desplegarse, es su casa, su morada, el lugar en donde habita y comprende, el espacio en el que se desenvuelve y es transparente a sí, auténtico a través del habla. Por otra parte, dice Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” donde se nos hace claro que el mundo está pensado por medio del habla, es decir, que mediante el acto del habla y a través del lenguaje, somos capaces de situarnos en el mundo y no sólo eso, sino que también lo creamos, lo edificamos al nombrar sus componentes, y esta singularidad es la que genera las diferencias culturales pues el idioma será el que configure la forma en cómo se concibe el mundo. Así como podemos diferenciar claramente las visiones de mundo que tenemos como latinos de aquellas expresadas por habitantes de otros continentes, también tenemos una manera especial de situarnos en el mundo dependiendo del lenguaje con el cual crecimos, de aquello que conforma nuestra identidad y nos hace pensar de una manera particular; diferencia que se hace aún más patente al pensar en el lenguaje - y con ello, el mundo - de los pueblos originarios. Otro punto importante refiere a las festividades, las cuales se hayan profundamente arraigadas a la cultura y a la forma de vida. Una de las más llamativas es el Año Nuevo, que en Occidente se celebra el 1 de enero, mientras que para las culturas originarias se da con el solsticio de invierno. Quizá este punto sea fundamental a la hora de comprender las culturas indígenas, pues se hace manifiesto el hecho de que poseen otro modo de concebir la vida, mucho más compenetrado con la tierra, donde el Año Nuevo se encuentra regido bajo las leyes de la naturaleza, en la noche más larga del año donde comienza un nuevo ciclo. La organización política no es un asunto menor, pues si bien nos encontramos con un pueblo que tiene sus líderes, estos no gozan de un estatus preferencial en comparación con el resto de los integrantes de la comunidad. Tampoco se les retribuye por el desempeño cumplido, y sus metas y propósitos no están dados por una serie de programas de explicitación de objetivos e impactos de sus respectivos períodos. El werken o líder es elegido por sus capacidades, nada de campañas sucias ni toneladas de propaganda electoral, simplemente sus habilidades lo hacen merecedor de este título y es la comunidad quien lo legitima. Este escenario contrasta profundamente con la legitimidad otorgada a los miembros de las Cámaras o al mismo Presidente, pues además de un método poco decoroso de elección como es el sistema binominal, se hace presente el sentimiento de una legitimidad amparada en un proceso técnico, no en la confianza propia hacia el individuo; situación que normaliza y resta autoridad al personero electo. En definitiva la cosmovisión genera condiciones de vida y formas de vivir completamente dispares, lo que deja en claro la imposibilidad de generar intervenciones desde el Estado que pretendan dar una solución estandarizada con la creación de políticas públicas homogeneizantes. Errores conceptuales e historia. El desconocimiento en torno a la cuestión3 mapuche se arrastra desde los comienzos de Chile como República. En primer lugar, se hace evidente el error metodológico que caracteriza el desconocimiento de las raíces históricas y el reduccionismo con el cual se ha tratado el tema desde la voz oficial. La comprensión del hecho, requiere necesariamente del conocimiento del pasado, de la historia que da origen a la situación actual. En este sentido, los pueblos originarios no constituyen un objeto de estudio; pues no se encuentran en la prehistoria; sino que son parte de nuestra realidad presente4 , conformándose de esta manera como sujetos históricos5. En 3 Se ha preferido apelar a la noción de <la cuestión mapuche>, evitando las denominaciones parcializadas del tipo <conflicto mapuche>; a la que referimos sólo entre comillas con el fin de demostrar que se trata de un enfoque con el cuál no estamos de acuerdo, y sólo hace alusión a un tipo de interpretación de la situación que viven nuestros pueblos originarios. 4 En el Censo de 1992, aparece una presencia indígena del diez por ciento de la población, mientras que las cifras del Censo de 2012 establecen la cifra en un 11,11%. 5 Informe Ethos N°24 (2002) El pueblo mapuche ¿Prehistoria o historia actual? Primera parte. definitiva, el pueblo mapuche ha sido el asentamiento poblacional más afectado y vulnerado por las sucesivas transformaciones sociales y el mal llamado progreso nacional. El principal desastre proveniente del modelo liberalista aplicado a la economía, se puede ver reflejado en la gran diferencia existente en nuestro modo de pensar, como ciudadanos educados bajo un modelo judeo – cristiano – de mercado, y las concepciones de mundo pertenecientes al pueblo mapuche. Para el ciudadano de a pie, la tierra es un recurso natural, el cual, más allá de su condición de renovación o caducidad, se comprende como un medio para la producción de un fin determinado, lo que se traduce a la explotación indiscriminada para la obtención de ganancias, además de existir una lógica de privatización donde el territorio tiene propietarios determinados y límites demarcados. La comparación llega a su punto más álgido al detenernos en el cuerpo de creencias mapuche donde la tierra es el espacio en el cual se desarrolla la vida; la tierra es madre, dadora de vida, un bien donado, compartido, que los une como comunidad de hermanos. Asimismo, la tierra no se explota de manera indiscriminada pues como madre, es imposible maltratarla, exigirle más de lo que naturalmente regala y menos aún desperdiciar aquello que de ella proviene6. Este choque de mentalidades- entre otras circunstancias históricas – han dado paso al mal llamado conflicto que se extiende hasta nuestros días. Al realizar una revisión histórica, es posible acceder a ciertos datos relevantes que dan cuenta de un “conflicto” que data de siglos. El primer contacto entre el pueblo mapuche y la civilización occidental ocurre en el siglo XVI con la proclamación Requerimiento7; táctica que había resultado exitosa en Perú, pero que en Chile no encuentra asidero dando origen a la época de la resistencia8. Los abusos ejercidos hacia los indígenas son evidentes, en 1560, el primer obispo de La Imperial – Antonio de San Miguel – renuncia para evitar “ser por más tiempo testigo de tantas injurias que en este reino se hacen a nuestro Señor por el mal trato que se le da 6 En este sentido, la mentalidad productivista tiene una moral inaceptable, pues explota a la tierra (madre). 7 Se trata de una declaración de guerra en la que se instaba a los indígenas a someterse a la Corona española y la religión católica o morir. 8 En 1541, el territorio indígena comprende el Valle central desde río Mapocho hasta la Isla de Chiloé. a los indios”9. Esta situación provoca la desconfianza de parte de los indígenas a los misioneros, quienes representaban la violencia del ejército y la esclavitud. En 1593, los jesuitas introducen un nuevo trato a los indígenas, en donde se establece a) la separación de la misión apostólica de la actividad militar, b) supresión de la esclavitud, c) aceptación de una frontera, d) el derecho a la guerra defensiva por pare de los indígenas10. Estas ideas llevan a transformaciones durante 1640, que en 1641 llevan a las paces de Quilín, donde se establece a independencia del territorio mapuche entre el río Bío – Bío y el río Toltén; instancia que se mantiene hasta la mitad del siglo XIX 11. En 1803 se realiza el parlamento de Negrete, instancia en la que se ratifica la fronterapor parte del gobierno español. Desde 1811 a 1814 se ratifica la frontera y autonomía mapuche por parte del gobierno español; esto los lleva a formar alianza con los realistas durante la guerra muerte entre 1819 y 1825. Es este hecho el que genera distancia y una imagen negativa desde la República de Chile hacia el pueblo mapuche. Es en este punto donde comienza la época de la conquista, periodo en el cual se aprueba la ley que en que el Estado se presupone como dueño de las tierras mapuche, iniciativa que tenía como fin el aprovechamiento del territorio en inversión y producción, además de acabar con la resistencia indígena. En 1867, comienza la conquista militar de terrenos araucanos, resistencia organizada que acaba en 1881, para proclamarse en 1883 el fin de la Guerra de Pacificación junto a la refundación de Villarrica. Es justo después de este periodo cuando se inicia la colonización, momento caracterizado por el exterminio, la violencia, la destrucción y el pillaje hacia el pueblo mapuche. Es también en esta época cuando se inicia el proceso de radicación y reducción mediante los Títulos de Merced12, que terminan por transformar la sociedad mapuche desde sus raíces y creencias, individualizando, dividiendo e incomunicando13. 9 Nogger, Albert. (1972) Cuatrocientos años de misión entre los araucanos. Padre Las Casas: Editorial San Francisco. Pp.60. 10 El nuevo trato – representado en la figura del sacerdote jesuita Luis de Valdivia – no es bien visto por los militares, a quienes les significa una pérdida de ingresos, ni por los encomenderos, quienes se ven afectados al ver alteradas sus actividades de esclavización. 11 Informe Ethos N°24 (2002) El pueblo mapuche ¿Prehistoria o historia actual? Primera parte. 12 Las tierras que otrora habían sido declaradas fiscales, se sometían a subastas públicas, generando así una reducción territorial. Las tierras pertenecientes a los mapuche fueron medidas e inscritas, dando origen a los Títulos de Merced. 13 Informe Ethos N°24 (2002) El pueblo mapuche ¿Prehistoria o historia actual? Primera parte En el siglo XX, luego de la Marcación de Painemal en 191314, se da inicio a la llamada época de la reivindicación étnica donde se busca la incorporación política de los mapuche a la sociedad chilena. En 1924 es elegido el primer Diputado Mapuche, Francisco Melivilu. A estas iniciativas les siguen en 1917 la Federación Araucana, en 1935 la Corporación Araucana, en 1938 el Frente Único Araucano, en 1953 la Asociación Nacional de Indígenas de Chile y la Dirección de Asuntos Indígenas; y en 1969 la confederación Nacional de Asociaciones Indígenas de Chile. Desde 1964 a 1973, se produce la reforma Agraria, que resulta bastante beneficiosa en la medida que crea espacios para la reivindicación política. Es en 1972 cuando se crea la Ley Indígena que recoge las demandas de recuperación de tierras; esfuerzo que se ve coartado con el Golpe Militar en 1973 que en una primera fase revierte los efectos de la Reforma Agraria, para en 1979 reformar la Ley Indígena de 1979: “(…) implementando la división de las tierras comunitarias y la entrega de títulos individuales de propiedad privada (…) En este tiempo comienza a formarse el gran territorio empresarial de las forestales, con el estado subvencionando las plantaciones en un 75% y liberándolas de impuestos”15 La Ley Indígena tiene veinte años de vigencia; y hasta la fecha, sólo se han restituido ciento setenta mil hectáreas. La densidad poblacional se calcula en aproximadamente trescientos mil mapuche en un espacio no superior a quinientas mil hectáreas. A lo largo de los años, los Gobiernos – en especial los veinte años de la Concertación –, han declarado la entrega de grandes espacios territoriales a comuneros mapuche; situación que se contrasta con los veinte años anteriores a la Ley Indígena, donde las empresas forestales se apropiaron de cerca de un millón y medio de hectáreas en la zona; las cifras son claras; la cantidad de territorio destituido, supera con creces al territorio restituido. Solo en los 3 años del gobierno de Salvador Allende se estaba en proceso de restituir a los mapuche el doble de lo que se ha restituido desde la vuelta de la democracia en más de 20 años. 14 Se trata de un hecho vejatorio en el que se marca a fuego a Don Juan Painemal, mapuche de la Isla de Cautín. Este hecho, además de constituir un atentado a la persona, también deja entrever la forma en que se concebía a los indígenas, a saber, como un animal más entre aquellos que pueden ser marcados. Pinto Rodríguez, Jorge. “El conflicto Estado-Pueblo Mapuche, 1900- 1960”. En Universum Nº 27 Vol. 1 Universidad de Talca. Chile. 2012. Pp. 167 – 189. 15 Informe Ethos N°24 (2002) El pueblo mapuche ¿Prehistoria o historia actual? Primera parte Pero el proceso de Allende se echó totalmente atrás durante la dictadura, con una violencia feroz, y nunca se ha vuelto a intentar. En Chile, la gran mayoría del territorio que se ha devuelto se ha hecho como subsidio a comunidades mapuche en situaciones de hacinamiento (Art.20a de la ley indígena), lo que no corresponde a territorios demandados por propiedad ancestral. Es decir, no hay un reconocimiento del Estado de Chile respecto a esta deuda histórica. Además la devolución de tierras se ha dejado al mercado de la especulación, aumentando exorbitantemente los precios y llegando a callejones sin salida. Reflexiones: En definitiva, el modelo económico liberal trae consigo terribles consecuencias a nivel humano y comunitario. Por otra parte, el Estado de Chile tampoco ofrece soluciones a las injusticias cometidas por las empresas, es más, beneficia a las grandes corporaciones con dividendos y facilidades para la explotación de grandes predios. Las injusticias a los pueblos originarios decantan desde un modelo devorador que no sólo se sirve de sus propios espacios, sino que cada vez avanza con más fuerza atentando contra culturas ancestrales, especialmente contra los derechos de quienes aún preservan sus creencias y estilos de vida. El pueblo mapuche no es el único afectado por la creciente industria, poblados al norte del país también se han visto acechados y vulnerados por los efectos de la minería, la ganadería, la silvicultura y la agricultura. Las soluciones son complejas, pues se deben asentar en un nuevo modelo respetuoso, tanto con la naturaleza como con otras formas de vida. Un cambio a iniciativas sustentables y conscientes con e medio ambiente podrían ser el principio para un mejor entendimiento, pero sin lugar a dudas, el mal llamado conflicto mapuche requiere una solución política, la cual no puede sino asentarse en la autonomía y la autodeterminación.
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