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Pintura_al_pastel

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Pintura al pastel: Técnica pictórica seca consistente en el uso de pintura de pastel seca, la cual está compuesta de pigmento puro, yeso y cola los que el mezclarse se logra una pasta que se modela para darle forma de barra, y se deja secar. 
Pastel
El pastel es un medio pictórico que ha resultado atractivo a infinidad de artistas plásticos, siendo mencionado por primera vez por Leonardo da Vinci en 1495. Es el preferido de muchos artistas tanto por la luminosidad e intensidad del color, debida a la gran proporción de pigmento que las barras contienen, como por la sencillez de su manejo, puesto que no requiere paleta, pinceles ni sustancias diluyentes. El hecho de que el pastel sea una técnica seca proporciona al pintor la ventaja de la rapidez, ya que no se ve obligado a esperar a que la pintura se seque para aplicar nuevas capas encima. Esta pintura, además, encierra una interesante versatilidad que permite pintar con finas líneas superpuestas, hacer veladuras y también trabajar con empaste y colores saturados.
El desarrollo de la pintura al pastel a lo largo de la Historia del Arte va ligado a la conquista del dibujo como técnica independiente y no sólo como complemento de la pintura con pincel. Su nombre deriva de la palabra pasta, la masa que se forma al mezclar los pigmentos en polvo con la goma que los aglutina. El pastel empieza a utilizarse como un medio seco y rápido de aplicar color al dibujo para potenciar los volúmenes y acercarse un poco más a la realidad con el soporte del color, principalmente en el retrato y la pintura de figura. En el siglo XVIII ya es una de las técnicas mas utilizadas entre pintores de la corte francesa, y ha dejado de formar parte del dibujo para convertirse en un medio pictórico con personalidad propia. A partir de entonces estará presente y será protagonista de todos los movimientos artísticos hasta nuestros días. Conoció su edad de oro en el siglo XVII, donde sus colores francos y su capacidad para reproducir fielmente los tejidos, las texturas y las luces lo hicieron inseparable del arte del retrato. Fue utilizado por numerosos pintores como Charles Le Brun, Robert Nanteuil o Joseph Vivien Fue en el siglo XVIII cuando conoció su apoteosis. Era el medio de moda para pintar retratos, y se solía usar en una técnica mixta con gouache. Los pintores Maurice Quentin de La Tour y Rosalba Carriera son especialmente bien conocidos por su técnica al pastel. Quentin de La Tour fue conocido como el "príncipe de los pastelistas"; empleó un método de fijación del pastel hoy en día desaparecido. Los retratos de Jean-Baptiste-Simeon Chardin (1699-1779) y bodegones son aún muy admirados. Tanto Chardin como Jean-Baptiste Perronneau y Jean-Étienne Liotard exploraron otras vías más espontáneas o intimistas. Cayendo en desuso después de la Revolución Francesa en beneficio del neoclasicismo y de la pintura al óleo
Composición
La pintura de pastel está compuesta de pigmento puro, yeso y cola. Con esta mezcla se hace una pasta que se modela para darle forma de barra, y se deja secar. La calidad y el tipo de pastel están condicionados por las proporciones de esta mezcla en la pintura; los pasteles de gran calidad no llevan yeso en su composición, ya que se trata prácticamente de una barra de pigmento puro. Por esta razón, los colores de la pintura al pastel son limpios, intensos y saturados; con los que permiten al artista realizar bellas obras de gran contraste y luminosidad.
Características[editar]
Los lápices carecen de los aglutinantes que poseen otras técnicas como el lápiz de carbón. Esto hace que sea tremendamente difícil de adherir a la superficie pictórica, que suele ser un papel poroso. El medio de asegurarla es mediante el empleo un fijador , pero le resta brillo al pastel y falsea los colores. El pastel es muy apreciado por la delicada gama de colores que ofrece y por una característica otorgada por su propia fragilidad: al carecer de aglutinantes, el color de la barra es exactamente el mismo que obtendrá el artista tras su aplicación. Además, no necesita ser preparada con anticipación y tampoco requiere de tiempo de secado. Esto permite trabajar a gran velocidad con trazos espontáneos y directos. Las cualidades de los lápices pasteles no compensan sus dificultades técnicas, por lo que su uso ha estado muy limitado durante la historia. El momento en el que tuvo su mayor apogeo fue durante el auge del retrato en la Francia del siglo XVIII, y por los impresionistas de la segunda mitad del siglo XIX, a los que sirvió por su facilidad de aplicación y la espontaneidad que permitía a la hora de captar los infinitos cambios del paisaje o la figura.
Edgar Degas. Después del baño. 1884.
Lesser Ury. Lago Gardasee. 1897.
Ernst Ludwig Kirchner. Hombre y una mujer desnuda. 1915.

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