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PROBLEMAS PÚBLICOS Y CIENCIAS SOCIALES Carlos Haefner - Daniel Camarena CCoooorrddiinnaaddoorreess Reflexiones para una gobernanza inclusiva PROBLEMAS PÚBLICOS Y CIENCIAS SOCIALES Reflexiones para una gobernanza inclusiva Carlos Haefner y Daniel Camarena Coordinadores P r o b l e m a s P ú b l i c o s y c i e n c i a s s o c i a l e s , r e f l e x i o n e s P a r a u n a g o b e r n a n z a i n c l u s i v a Carlos Haefner & Daniel Camarena, coordinadores Todos los derechos reservados conforme a la ley D.R. © 2022 Por la obra: Carlos Haefner & Daniel Camarena Primera Edición: diciembre de 2022 A cargo de la edición: Universidad Autónoma de Nayarit Cuidado y corrección: P&C para Galaxia Literaria Proyecto gráfico e impresión: P&C Editores, distribuido bajo el sello editorial Galaxia Literaria. hola@galaxialiteraria.com www.galaxialiteraria.com Guadalajara, Jalisco. México. Tel. 33 14822765 isbn-13: 979-8371-81633-7 (Independently Published, 29, dic. 2022) Esta obra se terminó de imprimir en enero de 2023. Impreso y hecho en México. Printed and made in Mexico. Queda estrictamente prohibida la reproducción parcial o total de los contenidos de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar con la autorización previa, expresa y por escrito de los autores y autoras e instituciones titulares de los derechos. Problemas públicos y ciencias sociales Reflexiones para una gobernanza inclusiva Carlos Haefner y Daniel Camarena Coordinadores CONTENIDO Introducción: hacia una sociología de los problemas públicos ....9 Referencias bibliográficas ....................................................25 1 . Pl a n e ac i ó n e n t i e m P o s d e i n c e rt i d u m b r e 1.1. La post-pandemia y los escenarios políticos en América Latina ........................................................................................31 Introducción ..................................................................... 31 La Prospectiva y el Proyecto Estratégico de Gobierno ...........34 La incertidumbre y el pensamiento estratégico .....................36 La Prospectiva y la incertidumbre........................................39 El impacto de la globalización en América Latina ............... 40 El futuro de América Latina y el Caribe: la sociedad pos- covid-19 ........................................................................... 42 Los escenarios político-económico sobre América Latina ..... 47 Referencias bibliográficas .................................................... 51 1.2. Nueva invitación a la planeación prospectiva y estratégica . 55 Referencias bibliográficas ....................................................83 2. Po l í t i c a s Pú b l i c a s Pa r a P ro b l e m a s s o c i a l e s c o m P l e j o s 2.1. El Estado subsidiario y los desafíos de las políticas de la soledad en Alemania .................................................................87 Introducción .................................................................... 87 Soledad y aislamiento social: consideraciones lingüísticas y estado del arte sobre la temática ......................................... 89 Grupos de riesgo: soledad cronificada social como problema transversal ......................................................................... 92 El modelo del Estado del bienestar de la rfa: una visión general ...............................................................................93 Conjunto de medidas ofrecidas por la rfa para la prevención y reducción de la soledad en el marco del sistema subsidiario alemán sectorialmente diferenciado .................................... 96 Prestaciones transversales de la sociedad civil ..................... 104 Lagunas de las actuales políticas de la soledad en Alemania ..... 112 Conclusión: Problemáticas en la integración de una política contra la soledad en la arquitectura de la política social existente .......................................................................... 120 Referencias bibliográficas ...................................................121 2.2. Las políticas públicas en torno a la pobreza en México. Crónica de una pobreza anunciada ........................................ 127 I. Introducción ................................................................. 127 Del milagro y el halago mexicano ...................................... 130 Una realidad asediada por miradas e instrumentos ..............133 Una realidad sombría entre los vaivenes sociales y económicos .................................................................... 137 Crónica de una promesa incumplida ................................. 147 Reflexión final ...................................................................153 Referencias bibliográficas ...................................................155 2.3. Ética pública, gobernabilidad y gobernanza como ejes para el desarrollo metropolitano en el contexto del covid-19 ..............159 Introducción ....................................................................160 Referente teórico ............................................................. 164 Referencias bibliográficas .................................................. 201 2.4. Las Evaluaciones educativas estandarizadas y las definiciones de políticas públicas en Educación .......................................... 205 Antecedentes .................................................................. 206 Análisis independiente de los resultados de pisa en Matemáticas ediciones 2000 y 2018. .................................208 Análisis comparado de los resultados de pisa en Matemáticas 2000 y 2018. ..................................................................... 215 Algunas consideraciones previas al análisis correlacionado de los resultados de pisa y el idh. ..........................................222 Análisis comparado del idh 2000 y 2018. ......................... 225 Análisis de las correlaciones entre pisa y el idh, para 2000 y 2018. ...............................................................................229 Conclusiones .................................................................... 241 Referencias bibliográficas: .................................................246 3. Pro b l e m a s P ú b l i c o s y e l d e s a f í o d e n u e va s P e r s P e c t i va s s o c i o P o l í t i c a s 3.1. Envejecimiento y soledad en sociedades con debilitadas capacidades institucionales de protección social. .....................251 Introducción ................................................................... 252 Modernidades y exclusión social ....................................... 259 Envejecimiento y soledad: consideraciones socio- culturales ............................................................... 271 Esquema de observación de las Representaciones Sociales respecto de la Vejez en México y Chile. Estudio de Caso. ..................... 277 Observaciones en torno a los procesos de inclusión/exclusión desde la perspectiva de las personas mayores ...................... 283 Mecanismos empleados para reducir las complejidades derivadas del envejeciendo en soledad ..............................292 El rol del estado frente a la soledad de las personas mayores ... 297 Consideraciones finales ................................................... 300 Referencias bibliográficas .................................................. 303 3.2. Los Comités de Acción Ciudadana y la participación. ¿Enlaces para la gestión social? ¿Instrumentos de gobernanza? 309 Introducción ....................................................................309 Participación ciudadana y gobierno, el camino hacia la gobernanza ........................................................................311 La participación en el entorno social, la presencia de la sociedad civil.....................................................................313 La participación y la ciudad como objeto público .............. 317 De los Comités del Pueblo a los Comités de Acción Ciudadana .......................................................................320 Los Comités del Pueblo, pasos hacia una política participativa ................................................................. 320 Descentralización delamadridista, “apertura” emilista y los Comités de Acción Ciudadana. Experiencia nayarita .......... 322 Qué son los cac en la actualidad ¿buenos enlaces institucionales? ¿Instrumentos apropiados para la gobernanza? ........................ 326 Una reflexión final ............................................................ 329 Referencias bibliográficas .................................................. 330 3.3. La cohesión social del territorio insular del Pacífico mexicano a partir del diseño de políticas públicas ..................................333 La relevancia conceptual y práctica de la talasopolítica ...... 333 La talasopolítica mexicana y su relevancia en la cohesión social de lo insular .................................................................... 341 La relevancia del conteo insular en México en los fines de la cohesión social .................................................................346 Una perspectiva actual sobre la problemática de las islas del pacífico mexicano ............................................................ 350 Reflexiones finales ........................................................... 356 Referencias bibliográficas .................................................. 357 [9] Introducción: hacia una sociología de los problemas públicos Carlos Haefner V.1 y Daniel Camarena B.2 Las relaciones entre la sociedad y la política han sido abordadas a partir de diversas tradiciones en las ciencias sociales. En la teoría política tradicional, al menos a partir del siglo xviii, el Estado constituye la fórmula para la auto descripción del sistema polí- tico de la sociedad. La temática del Estado, una vez inventada, pudo actuar como punto de cristalización de la teoría política, la cual ha intentado repetitivamente concebir al Estado o a la política como el centro de control de todo lo que acaece en ella o con ella. Desde entonces, diversas nociones teóricas se fueron ges- tando en torno al concepto de Estado y, por añadidura, fuimos heredando una serie de conceptualizaciones desde enfoques clá- sicos para abordar su comprensión, tales como dominación, le- gitimación, gobierno, entre otros. 1 Dr. en Ciencias Sociales por la Universidad Iberoamericana de México. Aca- démico de la Escuela de Administración Pública, Universidad Austral de Chi- le y profesor del Doctorado en Defensa y Seguridad en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE) Ministerio de Defensa, Chile 2 Profesor titular del Programa Académico de Ciencia Política de la Univer- sidad Autónoma de Nayarit y Director de la Unidad Académica de Ciencias Sociales de la misma Universidad. [10] Durante la mitad del siglo xx, emergerán aproximaciones que nos señalaban la importancia de los partidos políticos y sin- dicatos como mediadores institucionales entre la sociedad y el sistema estatal de decisiones. Desde la Sociología, el aporte de N. Luhmann (1998) será sobresaliente al plantear una teoría compleja de la sociedad mo- derna, en cuanto ésta se observa como un sistema social estruc- turado sobre la base de diferenciación por funciones. Cada siste- ma parcial de la sociedad –religión, ciencia, educación, derecho, política– observa la sociedad a partir de su propia función, lo que las transforma en sociedades funcionalmente diferenciadas que se muestran como constelaciones policontexturales (Be- riain,1996). La diferenciación funcional al fragmentar a la sociedad en una variedad significativa de sistemas especializados parcialmen- te autónomos con tendencia centrifuga, origina el problema de la unidad y de la integración de las sociedades modernas. La emer- gencia de una sociedad sin centro constituye un rompimiento con las más valoradas tradiciones del pensamiento sociopolítico contemporáneo, Pues en este planteamiento el Estado deja de ocupar un papel central. Una sociedad sin eje y sin centro. Desde este enfoque, el análisis de la política no se estable- ce dentro de las preguntas tradicionales de la filosofía práctica, sino que se organiza en torno a la diferenciación, autonomía, especificación funcional, complejidad y diferenciación interna del sistema político. Para Luhmann (1993) es posible reconocer en los sistemas políticos evolucionados una diferenciación funcional tripartita: política, administración y público. La diferenciación entre la po- lítica y la administración comienza a producirse después de que se profundiza la separación de los subsistemas funcionales. Esto es, la política, entendida como la búsqueda de la legitimidad [11] para la toma de decisiones, se separa en forma progresiva de la administración, entendida como la aplicación de dichas deci- siones sin buscar la legitimidad, que supone dada. La función parcial especificada de la administración pública es el empleo de la legitimidad de la política –gobierno– para producir decisiones vinculantes. Por tanto, observar la dinámica sistémica de esta triada en el contexto de una profundización de los procesos de autorreferen- cialidad que van mostrando nuestras sociedades en un contexto de las semánticas reformistas que apunta a modernizar el Estado, constituye una oportunidad significativa para dar cuenta de la marcha y alcances de tales procesos. Esto es altamente relevante dado que la dificultad de lograr la separación entre política y ad- ministración ha resultado ser un serio obstáculo en el camino de una mayor diferenciación funcional en los países en desarrollo. Las observaciones sobre las semánticas reformistas del Esta- do han apuntado en la lógica de diferenciación sistémica frente a las nuevas complejidades societales, tales como la globalización y sus impactos territoriales, los desafíos de romper con la corrup- ción, el centralismo decisional que minimiza la participación de la ciudadanía, la búsqueda de la eficiencia del gasto, entre otros aspectos. En tal sentido, la des diferenciación del Estado ha permiti- do ir rompiendo –en ciertos aspectos– con aquellos esquemas de racionalización burocráticos clásicos que observan y reducen la sociedad desde un eje estatal altamente concéntrico e integrador que dificulta la relación comunicativa con otros subsistemas que de manera continua se enfrentan en un proceso de retroalimen- tación dinámica y circular a un mundo social en constante mo- vimiento, contingencia y des diferenciación sistémica. La legitimidad de los gobiernos, por consiguiente, es un factor que permite construir confianza para hacer operativas [12] aquellas decisiones –en el formato de políticas públicas– que permitan establecer un adecuado acoplamiento estructural entre el sistema político y el entorno-ciudadanías. El descentramiento del Estado hace emerger otras formas de hacer política. La emergencia de una sociedad que se hace cada vez más demandante –mediante una ciudadanía cada vez más activa– se constituye en el factor basal de lo que Beck (2006) denomina la subpolítica. Lo cual significa modelar la sociedad desde abajo, lo cual trae retos altamente complejos para el Estado y sus políticas pú- blicas, las que en lugar de ser pensadas desde la centralidad de- ben construirse participativamente en un marco polifónico de intereses. En tal sentido, la subpolítica para Beck (2006) implica que: “La inmovilidad de los aparatos gubernamentales y sus agentes subsidiarios es perfectamente conjugable con la movilidad con los agentes en todos los niveles posiblesde la sociedad, es decir, la extensión de la política puede acompañar la activación de las subpolítica”. (p.33) Lograr bosquejar un sistema de análisis de políticas públi- cas alineado con la diferenciación sistema de la política –sub- política– ha sido un tránsito amplio y diverso. Gran parte de los enfoques destacados fueron avanzando desde la periferia del paradigma burocrático o bien desde fuera de él, para dar cuenta de los temas/ problemas públicos incubados en demandas dife- renciadas por las ciudadanías en nuestros países. Parte importante de la discusión será cómo identificar y abordar los problemas públicos y no las inquietudes privadas (Wright Mills, 1987) en contextos de complejidad y diferencia- ción social. [13] Los estudios sobre problemas públicos han emergido en la forma de lo que lo R. K Merton (1980) denominaba una teoría de alcance medio, lo que posibilita sistematizar interrogantes, baterías conceptuales y herramientas metodológicas. La pregunta que se hacían Cobb y Elder (1972) respecto de dónde vienen los problemas públicos y cómo abordar su análisis y resolución sigue abierta en el sentido de los caminos pertinentes y efectivos para su identificación y análisis de alter- nativas para su resolución. Ya contamos con una abundante evidencia en tiempos re- cientes respecto a la emergencia de los problemas sociales y, por cierto, cómo generar formas plausibles de abordaje desde el Es- tado. La discusión en torno a que si los problemas públicos son aspectos objetivos de la sociedad o bien construcciones sociales de la misma ha nutrido el debate en forma relevante en la socio- logía y en el análisis de las políticas públicas. Tanto así que se ha bosquejando una suerte de sociología de los problemas públicos que desafía a la investigación y la producción conceptual para la configuración sistemas de observación de la gestión pública de mayor complejidad. El perspectivismo constructivista en torno a la emergencia de los problemas públicos ha sido señero en la discusión. Por ello, siempre es importante referenciar el aporte gatillante de H. Blumer (1971) y sus énfasis en torno a una definición colectiva de los problemas sociales y no producto de una existencia objetiva: “Un problema social existe inicialmente en términos de cómo es definido y concebido en una sociedad en lugar de ser una con- dición objetiva con una caracterización objetiva. La definición societal y no la caracterización objetiva de una condición social dada determina si la condición existe como problema social. La definición societal le da al problema social su naturaleza, da a [14] conocer cómo este es enfocado y muestra qué se ha hecho acerca de él.” (P.301) En el sentido argumentado, las políticas públicas son ele- mentos fundamentales para la construcción social de problemas. Por ello, la definición de un problema constituye el objeto de una sociología de los problemas públicos. Que no es otra cosa que darles centralidad pública a los problemas sociales. Tal como lo advierte Gusfield, (2003): “Los problemas públicos no son datos naturales (…) Ellos ad- quieren esa forma porque algunos de sus aspectos son presenta- dos como opuestos al interés público y porque se suponen trans- formables y erradicables a través de una acción específica que es la de los poderes públicos” (p. 7). Al no existir los problemas como tales –de naturaleza obje- tiva– ello supondrá la existencia de procesos sociales que los defi- nen y están imbricados por operaciones de intereses, intenciones y fines divergentes que están o entran en conflictividad. Factor que llega a ser gravitante en la transición de un problema y su instalación en la agenda pública en cuanto prioridad de resolu- ción mediante políticas públicas. La conflictividad es una variable importante al momento de evaluar cómo se logra dar forma a un problema público. Pero también es relevante la importancia de los grupos de presión que actúan de diversas maneras –o mediante procesos de captura de la agenda para visibilizar problemas identificados como proble- mas que ameritan resolución. Lo mismo ocurre ante el discurso de los medios de comunicación, sus efectos en la configuración de tendencias en la opinión pública y la elaboración de agendas electorales basadas en el señalamiento de situaciones que devie- [15] nen en urgentes y por ello se deben movilizar decisiones y recur- sos para abordarlos. En la perspectiva de Parsons (2007) se destaca que la defi- nición del problema y de la agenda es “resultado de un proce- so de competencia entre distintos grupos” (2007; 156). Grupos en disputa que no tienen la misma distribución de influencia y poder para poder instalar temas/problemas y discutir formas de viabilizar soluciones: “La agenda de las políticas públicas es menos un producto de la opinión pública (…) que el resultado de la forma en que la elite política, la ética empresarial y otras elijan estructurar los parámetros de aquello que realmente se debate” (Parsons, 2007; 156). La sociología como sistema que ha creado la propia socie- dad para auto observarse permite poner en evidencia aquellas situaciones que en un momento histórico determinado se con- sideran como un problema que genera condiciones necesarias para concurrir en su resolución. Por tanto, la comprensión de la emergencia de una agenda que se haga cargo de los temas/pro- blemas que la sociedad en sus dinámicas y tensiones considera como relevante de ser abordado es una cuestión central. Par- ticularmente, en un contexto de debate democrático que debe luchar ante actores tensionados y movilizados por intereses par- ticulares que intentan capturar la agenda pública. La democracia y la legitimidad del sistema de gobierno per- mite interrogarse y debatirse a sí misma. Las ventanas de oportu- nidad para abordar con éxito un problema público se construyen desde la política. La definición de la agenda pública es definida y redefinida también según la dinámica de las fuerzas políticas (Lahera, 2004). [16] En esa misma dirección Noël-Roth (2002) señala que tran- sitar del reconocimiento de una realidad a una realidad pro- blematizada depende de la representación de los problemas y, específicamente, de la representación social y política de los pro- blemas. “La representación no es un dato objetivo. Es una construcción que resulta del conjunto de luchas que los actores sociales y po- líticos libran para imponer una lectura” (p.58). Por tanto, lo que es una creencia o problema público de- penderá de diversos factores claves en las sociedades. Así como la forma, la temporalidad y cómo éstos se expresarán en la agenda pública. Muchos problemas identificados como altamente comple- jos y riesgosos para una proporción de población no necesaria- mente logran visibilidad en las agendas gubernamentales, es más la construcción social de un problema emergente puede despla- zar temas/problemas significativos para grupos sociales que sien- ten que su bienestar está amenazado y no resuelto. Esto es particularmente inquietante, toda vez que un pro- blema público –aunque no esté priorizado en la agenda– afecta a un número relevante de gente y tiene consecuencias negativas también sobre aquellos que no están directamente afectados. De los muchos problemas públicos, sólo algunos capturan la atención y acción de los tomadores de decisión. Por ello el proceso de formación de agenda pública es gravitante. Aguilar (1993) define la agenda gubernamental o institucional como: “El conjunto de asuntos aceptados para consideración seria y activa por parte de los encargados de tomar las decisiones. Por ello, los problemas públicos deben ser definidos, planteados y es- tructurados de manera que sean sociales y gubernamentalmen- [17] te abordables, de acuerdo con los recursos intelectuales, legales, fiscales, políticos y administrativos disponibles”.La operacionalización y despliegue exitoso de la agenda en la sociedad depende de la arquitectura y solidez de las políticas públicas que se diseñen e implementen para abordar la reduc- ción de la complejidad de los problemas públicos. Esta es la dimensión de la política que se vincula con las acciones o decisiones que un gobierno adopta y que están orien- tadas a la resolución de aquellos problemas que una sociedad y un gobierno definen como públicos, vale decir, que merecen atención por parte del gobierno. Los estudios de políticas públicas se han desarrollado con dos enfoques o énfasis. Por un lado, una aproximación que asu- me que los actores relevantes de las políticas públicas desarrollan conductas racionales; y, por otro lado, una aproximación que enfatiza una visión de las políticas públicas como el resultado de un proceso político. Al incorporar la variable de participación ciudadana en el análisis de las políticas públicas, ciertamente en- tendemos en este trabajo al ciclo de éstas como imbuido de un fuerte componente político (Haefner, 2019). Para Bacchi (1999, p.2) una manera innovadora de acercarse al estudio y análisis de las políticas públicas es retrotraerse de aquellos enfoques basados en la búsqueda de la mejor solución posible para un problema dado como lo ha planteado la escuela de racional choice y sus variantes en el tiempo y transitar ha- cia un modelo que centre su atención en las representaciones o diagnósticos en competencia que se producen en toda sociedad pluralista en torno a un problema público. Ahora bien, concebir la intervención del Estado mediante políticas públicas en la sociedad consiste, en concebirlas como decisiones políticas. Como afirma Oszlack (2015): [18] “Esto significa que la “relación estado‐sociedad” se concreta a través de sucesivas “tomas de posición” (o políticas) de diferentes actores sociales y estatales, frente a cuestiones problemáticas que plantea el propio desarrollo de la sociedad. Luego, no sólo inte- resa el encadenamiento de comportamientos intraburocráticos que traducen la política en acción, sino también la dinámica social generada por este proceso y sus efectos de retroalimenta- ción sobre el comportamiento de los actores estatales.” Para Lahera (2004) el ciclo de las políticas públicas como una co-construcción de múltiples actores, tanto gubernamen- tales, privados y sociedad civil, que buscan hacer coincidir me- diante negociaciones y acuerdos alternativas que permitan resol- ver con eficiencia, eficacia y calidad la provisión de algún bien o servicio público que la ciudadanía requiere para el mejoramiento de su bienestar social. Así planteado, reconocemos la estrecha relación entre par- ticipación ciudadana y políticas públicas, dado que la participa- ción ciudadana se define como un elemento esencial para influir en las decisiones políticas, mientras que las políticas públicas son respuestas a las demandas de equidad de la ciudadanía. Dicho de otro modo, es particularmente difícil lograr políticas públicas efectivas y legitimadas sin una participación vinculante de la ciu- dadanía (Haefner 2019). Una política pública se entiende, por tanto, como un pro- ceso político como lo plantea Grau (2002): “el conjunto de acciones, de procesos, de interacciones e inter- cambios entre actores que tienen lugar en los ámbitos del poder político. Así, y a pesar de que existe cierta tendencia a pensar que el ámbito de las políticas públicas es el ámbito de la tecni- cidad, las políticas públicas y su estudio suponen entrar en el análisis de lo que, de acuerdo con Lasswell, es el poder político: [19] quién obtiene qué, por qué y cuándo, y, como añade Dye, las consecuencias de ello” (Grau, 2002, p.58). De lo cual se deriva que es muy significativo tener a la vista la matriz socio-política (Garretón, 1992) en qué se desenvuelve la discusión sobre los problemas públicos y la forma de resolver- los. Dado que no sólo en dicha discusión se observan los valores de la sociedad –aquello que se considera de justicia distributiva resolver– como los conflictos de los mismos entre los diversos grupos de interés. Hay ciertas tendencias que se asoman en nuestros escena- rios sociopolíticos en las sociedades de la región que –a nuestro juicio– constituyen factores gravitantes que deben tenerse a la vista al momento de generar reflexividades sobre las políticas públicas. Por un lado, los niveles de confianza existente en la sociedad y las posibilidades políticas de gobernar en un marco de actuación de gobernanza multinivel. En América Latina, la población está expresando una pro- funda desconfianza respecto de las instituciones y en las interac- ciones de las personas en sus cotidianeidades que –como se ha ido observando en tiempos recientes hay una creciente conflicti- vidad y malestar social, los que sin duda afectan la gobernabili- dad política en varios países de la región. A ello hay que adicionar la crisis pandémica y económica en que nos encontramos, las cuales están provocando un acelerado empobrecimiento de la población por los costos de los alimentos y la inflación galopante. Tales escenarios políticos, económicos y sociales provocan una mayor inseguridad e incertidumbres res- pecto del presente y el futuro para gran parte de la ciudadanía. La vulnerabilidad social, la violencia, la corrupción, la des- igualdad social y las complejas condiciones políticas de la región son factores que ponen en jaque proyectos que se orienten a [20] avanzar hacia procesos de implementación de políticas públicas orientadas a la cohesión social y profundización democrática. En la medida que las respuestas políticas a los problemas públicos más sentidos por la población no son resueltas, la con- fianza se deteriora en forma dramática. La evidencia nos señala que en la medida que los países tienen una población que con- fía en sus instituciones hay mayor capacidad para enfrentar las crisis, potenciar el desarrollo y abrirse a la innovación. Antes de la pandemia la confianza había caído a niveles históricos, para el año 2020 se produjo una recuperación a raíz de las acciones gubernamentales para enfrentar el covid-19, en la actualidad lo ganado está en retroceso en forma acelerada (Barometer Edel- man, 2021). La confianza en la región no es precisamente un logro de nuestros inacabados procesos de modernidad. La confianza es un hecho básico de nuestra vida social, es uno de los prerrequi- sitos para vincularnos unos a otros y para establecer mecanismos de certezas con las instituciones. No se adquiere sobre la base de regulaciones estatales ni elaboradas normativas que obliguen conductas. Sabemos que cuando las sociedades y comunidades com- parten una ética del bien común generan un fuerte capital so- cial, que son aquellas redes de relaciones estables generadoras de confianza y orientadas al bien común. En tal sentido, es la existencia de virtudes sociales la fuente que permite lograr socie- dades trasparentes, probas y confiables. La confianza es el gran capital de nuestro tiempo. Al parecer es algo que no se genera en abundancia en nuestros países en la actualidad. La pérdida sistemática de confianza entre nosotros y con las instituciones responden a múltiples factores como todos sa- bemos. Una de esos factores se asocia ineludiblemente a la co- [21] rrupción política que dinamita nuestra convivencia y deteriora la democracia. Como señalan Schyns y Koop (2010) una caída de la con- fianza política, ya sea en los políticos, en las instituciones o en todo el sistema, puede hacer que los gobiernos enfrenten serios problemas respecto a la percepción de la efectividad de sus ac- ciones, así como a la disposición de los ciudadanos para obede- cer las leyes. Por ello, la confianza se construye derivada de la capacidad de los gobiernos para generar respuestas satisfactoriasa las necesidades de los ciudadanos como de la demostración consistente de integridad, apertura y ejercicio del poder en aras del interés público. El conjunto de la sociedad debe constituirse en actor pode- roso que permita reconstruir la confianza y el capital social en la región. El poder de los ciudadanos y su libertad nunca será una concesión de las elites y del Estado. En la medida que la sociedad siga debilitada no se podrá avanzar en libertad y en el logro del bien común. Y menos pensar el logro de políticas públicas exito- sas, en el sentido de generar justicia redistributiva. Como nos señalan Keefer y Scartascini (2021): “La confianza es esencial para afrontar la desigualdad, el es- tancamiento de la productividad, el lento crecimiento, la de- lincuencia y el cambio climático. Sólo la acción colectiva de los ciudadanos puede hacer frente a estos y a otros desafíos que se avecinan en la región. La confianza –que es la convicción de que las demás personas son honestas, responsables, de buena voluntad y que no actuarán de manera oportunista– es indis- pensable para la acción colectiva. Es esencial tanto para sacar a la región de las contracciones económicas provocadas por la pandemia COVID-19 como para crear sociedades más prósperas, inclusivas y democráticas.” (p. 20) [22] Para la ocde (2021) la confianza es importante para el éxito de una amplia gama de políticas públicas que dependen de las respuestas conductuales del público. A más largo plazo, se ne- cesita confianza para abordar los desafíos sociales a largo plazo, como el cambio climático, el envejecimiento de la población y la automatización del trabajo. Las bajas confianzas transversales en una sociedad dificultan, en definitiva, la gobernanza para un buen gobierno. Como afirma Rosanvallon (2015): “Puede decirse que, si bien nuestros gobiernos son democráticos, no se nos gobierna democráticamente. Ese es el gran hiato que nutre el desencanto y el desasosiego contemporáneos” (p. 15). Si bien el concepto de Gobernanza reviste un carácter poli- sémico (Koresawa y Konvitz, 2001:27) en ello radica su fortaleza porque es posible identificar diversos niveles de aplicación inter- disciplinarias, En dicha línea argumental, en este libro abraza- mos la noción de una gobernanza que es posible de lograr en la medida que gobernamos por políticas públicas, lo que demanda gobernar con el ciudadano y que promueve un estilo de gober- nar más de coordinación que de mando; más de asociación pú- blico-privado que de protagonismo gubernamental y más hori- zontal que vertical (Aguilar, 2007). En el fondo es abordar la gobernanza en cuanto esquema de actuación donde hay corresponsabilidad participativa entre los ciudadanos y sus organizaciones con el gobierno, todo ello mediado por un fuerte componente de confianza. Así planteado, se hace sustantivo afirmar que los ciudada- nos no actuaran de manera oportunista y que las instituciones públicas orientaran su acción a generar bienestar basada en una rendición de cuentas transparentes y oportunas a la sociedad. Ambas condiciones serían facilitadores del logro de proyectos colectivos, en el sentido que los actores sociales deciden organi- [23] zadamente sus objetivos fundamentales de convivencias (Irache- ta, 2012). En la medida que la gestión pública sea incluyente, solida- ria y responsable, los ciudadanos se sentirán ciertamente tam- bién responsables y serán solidarios, buscando tener una parti- cipación activa en los procesos de política pública, propiciando de esta manera que la participación del Estado sea más como facilitador y en la cual se tendrán incentivos para lograr una go- bernanza efectiva que responda y atienda las inquietudes de la ciudadanía (Uvalle, 2005). Responder a la ciudadanía desde una gobernanza efectiva debe hacerse desde los territorios, es ahí donde los problemas públicos se evidencian y donde se deben operacionalizar las po- líticas públicas. En el territorio se pone a prueba una noción de gobernanza multinivel (Peters, 2011). Sin un enfoque de una gobernanza territorial no es factible logar una real cohesión social, pues es un esquema de actuación de gobierno que permite articular con un sentido estratégico y prospectivo los diversos niveles de decisiones políticas guberna- mentales operando con complejas redes para la resolución de los problemas públicos. Lo cual demanda capacidades para observar el futuro y tomar decisiones estratégicas en el presente, que per- mitan –de alguna manera– gobernar la complejidad y la incerti- dumbre en nuestros países post covid-19. El futuro no es tarea para los improvisadores, y menos para aquellos que creen que la realidad es invariante; es ante todo una tarea para aquellos que están dispuestos a romper paradigmas y orientar sus acciones en procesos de construcción creativa de futuribles (Miklos, 2021). Los interesados en gobernar nos deben seducir con pro- puestas que involucren en el ejercicio de su probable gobierno escenarios de desarrollo basados en la prospectiva. Toda vez que [24] a ésta le interesa el futuro por tres razones: porque puede ser diferente al presente, porque puede hacer que sea diferente al presente y porque puede hacer que sea diferente a otros futuros posible. Pensar con una visión de futuro es considerar que existe la posibilidad de cambio de las estructuras económicas, sociales y políticas. Esto, por cierto, supone un dialogo político sustantivo que permita tematizar en forma compleja aquellos problemas públicos que la ciudadanía considera como gravitantes de ser resueltos con la finalidad de establecer una sociedad equitativa y generadora de cohesión social. Por medio de estas páginas y gracias a la inestimable cola- boración de destacados académicos de Europa y América Latina hemos querido aportar al debate en torno a diversas problemáti- cas que nos agobian en nuestros países, algunos de ellos son par- te de nuestra modernidad inconclusa que arrastramos del siglo xx y otras, constituyen, problemas públicos que emergen de la vorágine de nuestros procesos de transformaciones sociales y sus presiones para ser parte de las agendas públicas. Es cierto que algunos de los temas que este libro aborda, constituyen desafíos que aún recién comienzan a ser perfilados por nuestros gobiernos. Algunos de ellos, como el envejecimien- to y la soledad son el resultado de nuestra propia modernidad, por ello es altamente inexcusable la ausencia reflexiva política que permita lograr diseñar e implementar políticas públicas ten- dientes a abordar sus efectos y, por qué no, gobernarlos con sen- tido prospectivo. Si bien los problemas públicos y sus análisis no tienen un sólo domicilio conocido, estamos convencidos que en la medida que vayamos consolidando un programa de investigación bajo el rótulo de sociología de los problemas públicos podemos ir configurando perspectivismos sólidos para reflexionar y estudiar [25] empíricamente el desenvolvimiento de las políticas públicas y desde tales evidencias aportar a las administraciones públicas de nuestros países. Referencias bibliográficas Aguilar, L. (2007). Gobernanza y gestión pública. México: Fondo de Cultura Económica. Aguilar, L. (1993). Problemas públicos y agenda de gobierno. En: L. Aguilar (Ed. 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Viano (1989), la “transi- ción modernizadora significa la completa renovación del viejo paradigma y la emergencia de otro nuevo”. 3 Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Lovaina-Bélgica y Doctor en Economía por el Instituto de Altos Estudios de América Lati- na-Universidad de la Sorbona-París, Francia. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Director General del Centro Internacional de Estudios Es- tratégicos. Docente e Investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica, cide. Director del Departamento de Relaciones Internacionales en la Universidad de la Américas. Director del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Iberoamericana. Docente del Institu- to Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Asimismo, ha sido Consultor en Planeación Estratégica de la Organización Panamericana de la Salud. Consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo pnud. [32] En estas circunstancias, el cambio se da cuando el Estado entiende que para construir el futuro está obligado a cambiar y el proceso depende de la celeridad de la modernización, de su alcance y profundidad. En realidad, lo que está produciendo es un hecho básico: la conciencia de una realidad pos-recesión económica y financiera debido en gran medida a la pandemia covid-19, de una nue- va percepción del tiempo, de la sociedad, de la cultura, de una nueva economía productiva y de una nueva manera de pensar y hacer política. En general, dice sobe este punto Eric Hobsbawm (2000), “las grandes ideas y valores que utilizamos en el pasado para rela- cionarnos con la vida privada y colectiva carecen en la actualidad de sentido y significación”. De ahí que temas como la incertidumbre, el desorden, el riesgo, el caos, la gobernanza, la gobernabilidad, la desconfianza, la tolerancia y el nuevo institucionalismo, pasen a ocupar un lugar privilegiado en el análisis político. Zygmunt Bauman (2004) señala que en la actualidad la “modernidad líquida” ha impuesto a la condición humana cam- bios radicales que exigen repensar los viejos conceptos que solían articularla. En América Latina, los tiempos que corren son fundamen- tales y decisivos para el rumbo del progreso futuro; la Comisión Económica para América Latina (cepal) señala que es necesario pasar de la etapa de especialización productiva en bienes prima- rios o de baja transformación industrial, a otra en que la indus- tria manufacturera sea el motor de desarrollo. Es decir, una transformación “cualitativa de la estructura productiva” que impulse actividades intensivas en conocimiento y valor agregado. En la actualidad, los gobiernos, de una ma- nera más o menos común, están mostrando gran interés por la [33] “planeación estratégica, la prospectiva y las políticas para el de- sarrollo”. América Latina, sin embargo, continúa siendo una de las regiones más desiguales del mundo, donde el 31% de la pobla- ción se encuentra sumida en la pobreza. El rezago que tiene la región en materia de educación y competencias es otro de los factores estructurales no resueltos. América Latina invierte en investigación y desarrollo el 0.7% del pib, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (ocde) invierte el 24% del pib. En la región la fuerza laboral que tiene educación secundaria es el 46.6% y el 12% de educación universitaria y el 6 de cada 10 trabajadores se desen- vuelven e la economía informal y el 75.9% de ese sector tiene la secundaria incompleta según la Organización Internacional del Trabajo. En este marco referencial, la planeación estratégica con vi- sión de futuro es un instrumento político-económico para trans- formar la realidad, e importante para la construcción delfuturo. En este contexto de escenarios describe los posibles estados situacionales, a nivel económico, político y social. Permite ana- lizar la estrategia de los actores, sirve además para decidir lo que se debe hacer en el presente. La construcción de escenarios, señala Michel Godet (2001), es un método objetivo, que se basa en los hechos y en la infor- mación disponible. De los escenarios se puede extraer tendencias, momentos claves, consecuencias, impactos, comportamientos previsibles y no previsibles de los actores e impactos probables e improbables, económicos, políticos y sociales. Los escenarios permiten detectar todas las futuras alterna- tivas y clarificar las acciones en el presente y las consecuencias posibles. [34] Los escenarios permiten prever el daño posible, aún incier- to, en gran medida improbable, que puede ser el resultado de una decisión (gestión de problemas), lo que obliga en los escena- rios a calcular la magnitud del daño y su probabilidad. Los escenarios analizan a los actores y sus intereses, su capa- cidad de reacción, de movilización, de convocatoria y su capaci- dad del uso adecuado de sus recursos estratégicos. Los escenarios pueden evitar: • Cometer errores. • Llegar tarde. • Llegar con atraso tardío. • Llegar a tiempo, pero mal. La formulación de escenarios establece la identidad de los actores, recursos estratégicos, espacio de acción e influencia, alianzas, fronteras y medios de acción convencionales. También los escenarios permiten conocer los problemas y criterios de relevancia de la realidad, así como los factores exter- nos. La formulación de escenarios contribuye a la elaboración de árboles de referencia, árboles de decisión, matrices de decisión y matrices de impacto. La Prospectiva y el Proyecto Estratégico de Gobierno Con base en los escenarios y otras aproximaciones teóricos-me- todológicas es necesario tomar en cuenta lo que en su momento señaló Carlos Matus (1994). • El proyecto estratégico de gobierno • La capacidad de gobierno • Los instrumentos de acción (organización para realizar y encaminar el proyecto). [35] El proyecto estratégico implica un proceso de concertación, en el cual se construya una visión mínima de consenso sobre aquello que es negociable y realizable. Una visión consensuada sobre el proyecto de nación “amplia las opciones de crecimiento económico y desarrollo humano de la sociedad; facilita la or- ganización social de los actores porque identifica sus puntos de acuerdo y desacuerdo, establece responsabilidades y agendas de compromiso”. Por otra parte, aumenta la productividad de la sociedad y permite alinear las plataformas de los actores políticos y sociales. Otra condición fundamental para la gestión pública es la capacidad gubernamental de traducir las visiones de futuro (pla- nes nacionales de desarrollo) en proyectos sectoriales. Como dice Eleonora Masini (1994) sobre este aspecto, “construir el futuro implica el pensar en el futuro como una necesidad, y una manera de vivir”. Es decir que construir el futuro más ahora en situación de la pandemia, significa asumir una responsabilidad, un esfuerzo colectivo para realizar con hechos ese futuro deseado. El futuro depende de las decisiones y de las acciones a través de las cuales respondemos a nuestras percepciones sobre las de- mandas, necesidades, retos y exigencias de nuestras sociedades. Por su parte, Peter Drucker (1970) señala que la “planeación estratégica no se refiere a las decisiones del futuro, sino más bien a las decisiones de hoy que crean el futuro”. Las posibilidades del progreso regional deben emprenderse con una visión nacional posible y viable, con la participación de los actores, de manera que su contribución sea decisiva en la consecución de las metas nacionales. América Latina requiere una prospectiva adecuada a la re- gión que permita un recorrido creativo en la construcción del futuro. La región, más allá del crecimiento macro de su econo- [36] mía, todavía observa situaciones inestables y conflictivas, de alta tensión e incertidumbre. Concluyó el “mundo de las certezas” surge la necesidad de estructurar un “pensamiento estratégico” que identifique los ni- veles de riesgo e incertidumbre para pensar la naturaleza de las decisiones y la utilidad de la prospectiva. En la región podemos distinguir una situación de “comple- jidad compleja” donde subsiste el pasado-presente-futuro, que le otorga al contexto una particularidad que no se observa en otras regiones. Carlos Matus (1993) distingue entre incertidum- bre cuantitativa y cualitativa. Para este autor, la incertidumbre cualitativa desde el punto de vista de la dinámica del fenómeno, se clasifica en incertidum- bre suave e incertidumbre dura. La incertidumbre y el pensamiento estratégico América Latina requiere una visión prospectiva que incorpore la “complejidad compleja” como supuesto de la incertidumbre. La incertidumbre es “la falta de conocimiento de todos los posibles factores que aquejan al mundo contemporáneo lo que dificulta formular precisiones acerca de tales estados futuros, sobre la base de los datos y la información disponible” 4. Las situaciones inestables son debido a la crisis económica, a la desaceleración y a los factores de turbulencia (caídas de bol- sa) imprecisos y cambiantes. Según la cepal, hay cuatro niveles de complejidad e in- determinación, así para el caso latinoamericano, certeza, riesgo, incertidumbre y ambigüedad deben ser contemplados en los po- 4 CEPAL. Véase cap. V sobre los niveles de análisis en complejidad e indeter- minación, p 220 [37] sibles cursos de acción que los gobiernos deben enfrentar en el diseño y formulación de las políticas públicas. Conviene en este punto introducir la opinión que tie- ne Alan Afuah (1997) sobre los conceptos de incertidumbre y turbulencia. Según este autor la incertidumbre es la diferencia existente entre la información que tiene una organización y la información que necesita. En esta perspectiva los gobiernos enfrentan un entorno complejo, fruto del comportamiento de nuevos problemas: plu- ralidad de actores, trayectorias tecnológicas, regularidades e irre- gularidades del mercado, límites informativos, vulnerabilidades sociales y económicas, variables económicas en juego, tendencias político-económicas prevalecientes en las circunstancias actuales la recesión y la pandemia covid-19. Esto significa que los países de América Latina se encuen- tran en un entorno cada vez más complejo y competido, y más propenso al ingreso de nuevos actores en el escenario mundial como China, India y Corea del Sur. Una medida importante, que no sólo afecta a la iniciativa privada, es la velocidad del cambio tecnológico y del aumento del volumen de las tecnologías de información y comunicación. Debe ser retomado los países el estudio de la ocde, El mun- do en el 2020. Hacia una nueva era global, orientado a explorar los cambios más significativos respecto a la importancia econó- mica global de los diversos países particularmente los llamados “emergentes”. Otra experiencia relevante que también ha sido considerada en el campo educativo es la llamada escuela austra- liana basada en el funcionamiento de Centros de Investigación de Futuros. Otro enfoque igualmente significativo, que hoy tiene un uso muy importante tanto en el sector empresarial como en el [38] gubernamental es la “Planificación por Escenarios”, de acuerdo a las necesidades y las prácticas privadas y públicas. En el caso colombiano y peruano se destaca el método de escenarios en la solución de conflictos internos, dando relevancia al análisis estructural y el análisis de las estrategias de los actores. Otra visión con un componente étnico-cultural retomando a grandes pensadores como A. Pecci y E. Masini (1993), en los años ochenta y noventa, fueron implementados en el análisis de temas socio demográficosy de conflicto social en Guatemala, Perú y en Bolivia con el apoyo del pnud. En Colombia son relevantes los estudios de las universi- dades Externado de Colombia y la del Valle sobre migración, conflicto social y sociedad civil. No podemos dejar de lado los grandes aportes de Edgar Morín (2000) en el campo educativo en América Latina, con su visión sobre la ética del futuro expresada en sus libros, La Ética del género humano y el más reciente sobre Introducción al Pensa- miento Complejo. En 1984 en Perú, Francisco Sagasti (1983), ex presidente de ese país puso en marcha el grupo de “Análisis para el desarrollo en el largo plazo”. Por otra parte, desde 1974, fecha en el que surge el Club de Roma, se han creado filiales en América Latina encaminados al seguimiento de los acontecimientos nacionales y regionales con una visión de futuro. Filiales de la Federación mundial de Estu- dios del Futuro. En la década de los setenta dos libros causaron un impacto internacional enorme; nos referimos a los textos de Alvin Toffler El Shock del Futuro y La Sociedad del Riesgo, de Ulrich Beck. En Argentina se funda la Red Latinoamericana de Estudios de Prospectiva, y en esa década surge la Fundación Bariloche, la cual publica en ese periodo el libro Catástrofe o Nueva Sociedad, [39] como una respuesta al libro de Donella Meadows Límites al Cre- cimiento, editado por el Club Roma en el año 1972. Una década después Alvin Toffer publica otro libro, La Ter- cera Ola, y en los años 90 Samuel Huntington publica El Choque de Civilizaciones, sobre la reconfiguración del orden mundial. En los inicios de este siglo Ulrich Beck, publica otro libro sensacio- nal sobre “La Sociedad del Riesgo Global”. En 1998 la Universidad de Naciones Unidas promovió el “Proyecto del Milenio” sobre “Futuros del Mundo en el Siglo xxi”. Todos los libros y los proyectos mencionados estimularon la reflexión sobre los estudios del futuro, contribuyendo en la actualidad, en la gestión de la incertidumbre en situación de la pandemia. En Brasil durante la administración de Inacio Lula da Silva, se utilizaron planes basados en estudios prospectivos, para el lo- gro de un consenso entre el Estado, sector privado, los sindicatos y el sector académico. Se distingue en este país el Programa de Prospectiva Tecno- lógica del Ministerio de Desarrollo Industria y Comercio. La Prospectiva y la incertidumbre Hoy día asistimos al fin de las certezas que significa el colapso de la probabilidad probable y el surgimiento de la improbabilidad como probabilidad. Para Shoemaker (1995), desde la década de los noventa la incertidumbre surge como una característica es- tructural del entorno nacional e internacional. En este marco de incertidumbre, el pensamiento estratégi- co, puede entenderse como la capacidad para resolver los pro- blemas surgidos de la complejidad compleja, así como examinar la naturaleza de la incertidumbre, contexto, proceso y factores determinantes de la nueva situación. [40] Así como se asiste a la formulación de reformas estructura- les de tercera generación, la prospectiva representa un comple- mento de las reformas emprendidas en la región. Como dice Goux-Baudiment (2000), para la prospectiva de tercera generación, la “anticipación es parte de un ciclo de trabajo que incluye dos dimensiones: la estrategia que va de la anticipación a la acción y una dimensión que incluye la apropia- ción y el aprendizaje”, en un contexto donde la incertidumbre es parte de la estructura de los países. La anticipación significa prevención de problemas, identifi- cación de oportunidades, resolución de problemas a la velocidad que se presentan los hechos. Como señalan Mainwaring y Scully (2010), “que el merca- do es necesario, la experiencia latinoamericana muestra que esto no es suficiente debido al desempeño mediocre que la mayoría de los países mostraron luego de las reformas económicas dirigi- das hacia el libre mercado”. Es importante reconocer, tomando en cuenta la experiencia de las políticas de ajuste estructural “la capacidad que tiene el Estado” de intervenir en la economía para orientar los resultados económicos. Es fundamental, por otra parte, reconocer el lide- razgo político para dar sostenibilidad y orientación al desarrollo económico. El impacto de la globalización en América Latina Otro aspecto no menos importante es la fragilidad de los Esta- dos nacionales frente al impacto de los cambios globales. La globalización en el proceso de construcción del futu- ro de América Latina plantea diversos problemas en torno a los problemas derivados de las nuevas relaciones entre las institucio- nes políticas y las sociedades. [41] Mismas que hoy están siendo profundamente afectadas (Centro América y el Caribe, por ejemplo) por los cambios culturales que trae la globalización, no sólo provocada por la acelerada revolución en la tecnología y las comunicaciones, sino también desde la confrontación nacional con la ideología de la globalización (Cuba, Nicaragua, Bolivia, Perú entre otros paí- ses). Estamos frente a problemas muy serios como los de inmi- gración, pobreza, ausencia de cohesión e integración social, des- empleo e informalidad, juventud inconforme y brechas sociales aún no resueltos. Problemas que deben tomarse en cuenta en la definición del futuro. Países con antecedentes en los últimos años de go- bernanza democrática y de crecimiento económico visible están experimentando situaciones no previstas en el pasado. (Brasil y Chile). En este contexto hay que dar lugar a la explicación de los actores sociales y el rol que están desempeñando en esos y en otros países. El papel del contexto es crucial, como dicen Mainwaring y Scully (2010). El buen desempeño macroeconómico, no siempre produce la satisfacción de las aspiraciones de la sociedad civil. Las principales instituciones financieras internacionales han pu- blicado sus pronósticos económicos para 2022, y la perspectiva para América Latina. Señalan que la región será la de menor crecimiento del mundo en 2022. Según el fmi, la economía de Estados Unidos crecerá un 5,2 por ciento en 2022, China crecerá un 5.6 por ciento, Europa un 4.3 por ciento, Medio Oriente y Asia Central un 4 por ciento, África un 3.8 por ciento y América Latina y el Caribe sólo un 3 por ciento. [42] Por último, no basta tampoco en el análisis coyuntural o del presente la dinámica de la gobernabilidad; es necesario explicar las trayectorias de los conflictos, la situación de riesgo, la vul- nerabilidad social e institucional política, las amenazas (factores de perturbación y turbulencia) internas y externas, así como la particularidad y singularidad de los países en la situación actual. Sobre este punto Francisco Rojas Aravena (2003) señala que necesitamos mirar lo internacional, lo regional y lo subregional. La globalización produce efectos positivos y negativos en las diferentes regiones. Es fundamental según este autor analizar el espacio en el cual actuamos, otro aspecto es el factor tiempo y la necesidad de tomar decisiones en “tiempo real”, y en un contexto de mundia- lización. En el caso de algunos países de la región lo simbólico (he- rencias histórico-culturales) provoca el llamado a reparar agra- vios del pasado antes que construir el futuro. Son los casos de Bolivia, Ecuador, Perú recientemente y gran parte de los países de Centro América que buscan respon- sabilizar a las oligarquías y a los partidos políticos por todos los males de este mundo configuran procesos populistas (neopopu- listas) que nada tiene que ver con el “racionalismo Instituciona- lista” que promueve y evalúa el diseño de las políticas públicas que obedecen a lógicas y orientaciones teóricas asociadas al mar- co referencial de la globalización y la posmodernidad. El futuro de América Latina y el Caribe: la sociedad pos-co- vid-19 En la región se observa una crecientedesinstitucionalización, grandes movilizaciones, malestar, desconfianza, inseguridad y la emergencia de otros conflictos internos. [43] En el contexto internacional muchos son los factores que debemos tomar en cuenta son varios acontecimientos sucederán en los próximos años. China “sobrepasara” a la economía de Estados Unidos en 2030. En este nuevo escenario India se convertirá en la tercera economía del mundo, lugar que actualmente ocupa Japón. De acuerdo a las previsiones de (cebr), para el año 2035 se habrá consolidado una transformación en el equilibrio de la economía mundial, con el ascenso de otras economías como In- donesia, Brasil y Rusia. Al mismo tiempo, Alemania perderá la cuarta posición que ocupa actualmente al final de la década y a partir de 2030 será la quinta economía mundial. En el caso del China 5.6% es el crecimiento anual estimado entre 2022 y 2025. En la región latinoamericana, la economía de Colombia probablemente crecerá un 3.7% en 2022, la de Perú un 3%, la de México un 2.9%, la de Argentina 2.2% y la de Chile un 1.9% según la cepal. Según la directora Ejecutiva de esta institución lo que llama la atención es la fuga de capitales de América Latina que alcanzo 128 mil millones de dólares en 2021. En América Latina, la pandemia de covid-19 y sus con- secuencias económicas han inclinado la lucha económica y la influencia diplomática entre Estados Unidos y China, a favor de este país. Por otra parte, la triple alianza de China, Rusia e Irán se consolida y se prepara para enfrentar los intereses de Estados Unidos a nivel internacional. También debemos considerar la internacionalización de los riesgos globales, así como los desafíos geopolíticos, geoeconó- [44] micos y geotecnológicos que plantea la disputa chino-estadou- nidense. A medida que todo lo señalado adquiere importancia, se consolida la tendencia de la perdida de la presencia política de América Latina en el nuevo orden mundial a la par de una per- sistente fragmentación política y económica regional. La dinámica comercial promovida por el ascenso económi- co de China en Latinoamérica. Es el primer socio comercial de Sudamérica salvo Colombia, Ecuador y Venezuela, que mantie- nen a Estados Unidos como primer socio, refuerzan la idea de la “primarización” y escasa diversificación de las economías de la región. Alicia Bárcena de la cepal (2021), señala que la cooperación entre China y América Latina y el Caribe ofrece “una oportu- nidad para reducir las asimetrías globales y apoyar una recupe- ración económica transformadora inclusiva que promoverá el desarrollo sostenible en la línea de la agenda 2030”. Afirmó también que “la crisis del covid-19 ha agudizado las asimetrías globales entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo. Esto nos obliga a recuperar el multilateralismo y, en este marco la cooperación entre China y la celac, para dar respuestas colectivas a los efectos combinados de la pandemia, el cambio climático” y la situación económica y social regional. En esta tercera etapa de la globalización marcada por el des- orden (Angela Merkel) considerada también la era de la cuarta revolución industrial y el inicio de la 5ta generación tecnológica, será el periodo en la que potencias tecnológicas y unas pocas empresas digitales tendrán un peso cada vez mayor. La tendencia a la concentración de mercado y geopolítica de los polos de innovación en tecnologías disruptivas es impre- sionante. [45] China y Estados Unidos detectan 90% de las 70 principales plataformas digitales, 78% de las patentes de inteligencia artifi- cial y 75% del mercado de computación en la nube. (unctad; 2020, Digital Economy Report; 2019). En lo que se refiere al desarrollo y la innovación tecnológica en América Latina las solicitudes de nuevas patentes tecnológicas de la región equivalían a 3% del total global en 2006, bajaron a 2% en 2016 y llegaron a 0.2% en 2018. (wipo, 2020). De acuerdo con el Baco Mundial en el año 2020, los gastos en investigación y desarrollo como porcentaje del pib en el trans- curso de 20 años se mantuvieron estancados en un promedio de 0.7 En esta perspectiva el futuro de América Latina se inscri- be en un conjunto de tensiones políticas que surgen de la con- fluencia de crisis simultaneas asociadas a riesgos globales: Crisis sanitaria, crisis social, (desigualdad y pobreza) crisis económica, crisis climática, crisis de endeudamiento y de inestabilidad fi- nanciera. La convergencia de estas crisis afecta las perspectivas de desarrollo sostenible de los países, acelerando los riesgos, incre- mentando la imprevisibilidad de los escenarios futuros y redu- ciendo la capacidad de respuesta del Estado. En lo que se refiere a Estados Unidos, el presidente Joseph Biden, desde un inicio de su mandato mencionó que su progra- ma hacia la Casa Blanca se llamara “El Plan Biden para liderar el mundo democrático para enfrentar los desafíos del siglo xxi.”, que se encaminara hacia un nuevo liderazgo mundial. Los objetivos de Biden: Para la actualidad se mueven alrededor de una decena de principios: reforzar la democracia; restaurar el liderazgo moral; organizar una Cumbre Mundial, para renovar las ideas compar- [46] tidas por el mundo libre; centrarse en la clase media americana como columna vertebral de Estados Unidos. Apostar por la innovación basándose en el potencial ame- ricano; renovar el liderazgo estadounidense ante las amenazas globales y defender los intereses vitales de Estados Unidos, ter- minando con las guerras en las que está presente; restaurar las alianzas con énfasis en América Latina, África y, especialmente, Asia, donde la diplomacia americana (se diría que el soft power) será una herramienta esencial; impulsar el control de armas nu- cleares volviendo la vista a Irán; y, finalmente, liderar el proceso relacionado con la crisis climática. Se diría que la nueva administración Biden-Harris a la ca- beza cambiará el lema de la era Trump, “America First”, por otro más acorde con tiempos anteriores, “America Leader”; para lo cual los esfuerzos se dirigirán internamente evitando las rupturas actuales, y, sobre todo, hacia el exterior para volver a lograr el liderazgo perdido, primero frente a China y su dominio eco- nómico y, luego con Rusia, para disminuir su preponderancia geopolítica en sus zonas de influencia. En lo que refiere a China el presidente norteamericano con- sidero que el gigante asiático “es el único país con poder econó- mico, diplomático, militar y tecnológico para desafíos seriamen- te al sistema internacional estable y abierto” (marzo de 2021). Señaló también que hará hincapié en la diplomacia por en- cima de la acción militar y establecerá una cooperación con el otro mundo entorno a desafíos globales como el cambio climá- tico y el covid-19. Por otra parte, la importancia de los bloques regionales de América Latina se encuentra en franco declive. Las iniciativas de integración regional, como el mercado común del Sur (Mercosur) la comunidad Andina de Naciones (can) la alianza del Pacífico (ap), la alianza Bolivariana para los [47] pueblos de nuestra América Latina (alba) la comunidad de Es- tados Latinoamericanos y caribeños (celac) y la unión de Na- ciones Sudamericanas (unasur) atraviesan situaciones difíciles, de crecimiento y en otros casos de desmantelamiento organiza- cional. Los escenarios político-económico sobre América Latina Los escenarios político-económicos que prevalecen tanto a nivel internacional como regional siguen el curso del análisis tenden- cial pesimista y en otros casos tendencial optimista. A nivel internacional se observa algunos informes de riesgo globales de “world economoc forum” (2021) en lo que des- tacan el costo humano y económico inmediato causado por el covid-19. Las pérdidas de empleo, retrasan por años la reducción de la pobreza y la desigualdad,así como debilitar aún más la cohesión social y la cooperación mundial. El foro prevé que la fragilidad económica y las divisiones sociales aumentaran al mismo tiempo señalan que una genera- ción de jóvenes debidamente afectada está emergiendo en una época que se caracteriza por la pérdida de oportunidades. Por otra parte, señala que el cambio climático, al que todos estamos expuestos, continúa siendo un riesgo catastrófico. Algo significativo mencionado es que “un panorama indus- trial polarizado podría surgir en la economía pos-pandemia”. Las economías se recuperan del impacto provocado por el covid-19, las empresas se enfrentan a una recesión. Las tendencias prevalecientes están provocando el estacio- namiento de las economías avanzadas, el colapso de las brechas entre las empresas principales, secundarias y la reducción del di- namismo del mercado, y el incremento de la desigualdad. Todo [48] lo anterior concluye el World Economic Forum dificulta lograr un desarrollo sostenible a largo plazo. (2021) Por su parte la cepal (2021) plantea tomando en cuenta las tendencias prevalecientes la necesidad de una “Unión” de Amé- rica Latina y el Caribe para enfrentar las crecientes “asimétricas” globales y promover una renovada cooperación internacional para el desarrollo en la era pos-covid-19. Sugiere también la ne- cesidad de una “nueva visión del desarrollo” y que el “desarrollo es multidimensional”. Reconoce la limitación de que “el grado de desarrollo de un país no puede ser medido sólo por un indicador como el pib per cápita”. Destaco Alicia Bárcena el concepto de “desarrollo en transición” propuesto por la cepal y la ocde. Desde la otra perspectiva varios intelectuales integrados en el “Gran giro de América Latina: hacia una región democrática, próspera, sostenible e incluyente” propone un “gran pacto so- cial” que garantice condiciones de vida básicas, empleo, salud universal, educación de calidad, vivienda digna y seguridad para todos. El escenario deseable que proponen construir representa un giro que debe inspirar la transformación integral de América Latina. El grupo que encabeza Sergio Bitar (2021) 5 reconoce los factores condicionantes de la región del escenario global desea- do, tanto a nivel interno como global que son los siguientes: 1. Conservación y adecuado aprovechamiento de la naturaleza y el medio ambiente. 2. Desarrollo sostenible: educación, crecimiento verde/circu- lar, ciencia y tecnología. 5 Grupo de intelectuales que analiza actualmente el impacto de las tendencias mundiales en América Latina. [49] 3. Capacidad geopolítica y geoestratégica, integración regio- nal y global y autonomía estratégica de la región. 4. Desarrollo político institucional: 5. Democracia y participación. 6. Desarrollo sociocultural y digital: 7. Enfoque de cierre integral de las brechas de desarrollo. El escenario deseado, advierte sobre la necesidad de recorrer un largo sendero de transformación estructural en materia de desarrollo sostenible, democracia, progreso social e inclusión. Otro aspecto no menos importante es fortalecer la coopera- ción global y reactivar el multilateralismo, así como la capacidad estatal para impulsar un giro transformador que exige goberna- bilidad democrática. El enfoque de los escenarios Cisne Negro y su efecto en la Planificación Estratégica, en el que no es posible planificar adecuadamente sobre todo en un entorno cambiante como el actual. Los escenarios Cisne Negro se caracterizan por ser poco probables, pero que de ocurrir producirán un alto impacto. Para Godet (2016), escenarios y planificación no son la mis- ma cosa “el escenario es una forma de ver el futuro, no una rea- lidad, y la planificación es un complemento al escenario y para llegar al escenario deseado, es necesario de un plan estratégico”. Para Taleb (2008) un cisne negro tiene tres atributos: impre- visibilidad, consecuencias y explicación retrospectiva. El término cisne negro se refiere a un evento poco probable de ocurrencia en el futuro, pero de presentarse, generará un alto impacto, de ahí que los escenarios de ruptura, (la pandemia), que no se visualiza oportunamente y que se propagó en poco tiempo a nivel global, es un escenario cisne negro porque su efecto es de tal magnitud que ningún sistema de salud a nivel nacional o regional estuvo preparado para hacer frente a la pandemia covid-19. [50] En suma, integrar los escenarios Cisne-Negro al “escenario apuesta” permite elaborar un Plan Estratégico muy completo y adaptativo, por ofrecer una visión amplia del futuro deseado con las posibles consecuencias e impactos. A una manera de conclusión, en América Latina además de la problemática económica, la problemática social, la región deberá enfrentar grandes protestas sociales que se esperan para este año 2022, debido a las demandas de salud, educativas, em- pleo, salariales y el incremento de las tensiones provocadas por la desigualdad económica y el papel de las nuevas clases medias. Debemos contemplar también la extensión de la violencia y del crimen organizado, y las nuevas tendencias migratorias. Estos problemas sumados a las tendencias analizadas en las páginas anteriores, nos obligan a entender la realidad de otra manera, a nosotros mismos, así como los alcances de la sociedad post-covid. En el año 2021 fmi publicó un documento en el que esta- blece una ruta para poner fin a la pandemia de covid-19. La premisa planteada es contundente, “poner fin a la pan- demia es un prerrequisito necesario para restablecer el empleo, la subsistencia y el bienestar económico”. El fmi proyectó que el producto agregado de las economías avanzadas retornaría a su trayectoria tendencial previa a la pan- demia en 2022, y que para 2024 la superaría en 0.9 por ciento. En cambio, se proyecta que el producto de las economías emer- gentes y en desarrollo, excluida China, permanecerán 5,5% por debajo del pronóstico pre pandémico en 2024. Por último, como la pandemia es un problema mundial, como han señalado la oms y la ops “la pandemia no habrá ter- minado en ninguna parte hasta que termine en todas partes”. [51] En el año 2022 La cepal, reafirmó su compromiso de seguir apoyando el programa de trabajo de la celac, durante la nueva presidencia de Argentina. Del 25 al 29 de enero, los líderes mundiales se reunirán vir- tualmente en una semana de conversaciones de alto nivel orga- nizada por el foro Económico Mundial. El foro se centrará en el tema “año crucial para reconstruir la confianza”. Más de 200 líderes de empresas, gobiernos y sociedad civil de 60 países serán los partícipes para “reajustar en prioridades mundiales y la urgencia de reformar las instituciones vigentes”. Debemos reorganizarnos como sociedad en conjunto en cada nación y replantearnos los mecanismos de cooperación in- ternacional para resolver las profundas consecuencias para nues- tra subsistencia, cohesión social y orden regional y mundial, no es suficiente los cambios en la seguridad sanitaria mundial. En primer lugar, debemos repensar el multilateralismo. En segundo lugar, debemos redefinir el objetivo de las instituciones financie- ras internacionales para una nueva era (fmi; 2021). Referencias bibliográficas Agarwal R., Gopinath G. y Georgieva K. (mayo 2021). A Proposal to End the covid-19 Pandemic. Fondo Monetario Internacional, sdnea2021004, 54. Casullo N. (2004). El debate modernidad posmodernidad. Buenos aires: Punto Sur cepal. (2021). Seminario de la Agencia Chilena de Cooperación Inter- nacional para el Desarrollo. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (cepal). (2021). Lineamientos y propuestas para un plan de autosuficiencia sa- nitaria para América Latina y el Caribe. cepal, lc/ts.2021/115, 103. [52] Conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo. (2020). Informe sobre el comercio y el desarrollo 2020. Nacio-