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PEDRO JUAN URBANO CARDONA COMENTARIO DEL 12-13/03/2024 EN LA DISCUSIÓN DEL DOCUMENTO DE DAN MREJERU: “TENDENCIAS EVOLUTIVAS EN EL PENSAMIENTO HUMANO: POLARIZACIÓN, LINEALIZACIÓN Y CONFLICTO” DESARROLLADA EN ACADEMIA EDU BIOLÓGÍA DE LO TRASCENDENTE Los estudios de genética y neurociencias aplicados a las experiencias de los sentimientos y comportamientos trascendentes nos acercan a una comprensión biológica de los mismos, a cómo se organiza y responde el sustrato físico en el que se sustentan y a cómo este los condicionan. EL CEREBRO Y LAS EXPERIENCIAS DE TRANCE El estudio de la actividad de la corteza cerebral en el sueño y en el trance nos ayuda a determinar las regiones de la misma que intervienen con mayor importancia en la formación de las visiones y ensoñaciones. Así, durante la fase R.E.M. del sueño, es decir, la fase en la que soñamos cuando dormimos, el hemisferio derecho (responsable de una visión holistica, global y espacial) presenta un EEG con mayor actividad de lo normal. El trance, por su parte, es un estado de actividad cerebral distinto a la vigilia y al sueño, caracterizado por un EEG de ondas theta con una frecuencia entre tres y siete hertz o ciclos por segundo, al que se puede llegar mediante la meditación, la privación sensorial o de alimentos, las danzas y músicas de ritmos con una frecuencia similar a la de las ondas theta y la ingesta de alucinógenos, entre otros. En él los 1 individuos experimentan paroxismos, alucinaciones o delirios. A través de los análisis de neuroimagen se observa, en los probandos a los que se les ha inducido un estado de trance con danzas de ritmo vivo, un aumento de la actividad en el hemisferio derecho y una disminución en el lóbulo frontal izquierdo (responsable de la producción del habla) y, en las personas que alcanzan el éxtasis místico mediante la meditación, un aumento de la actividad en los lóbulos frontales (responsables de la concentración) y una disminución en los lóbulos parietales (responsables de la conciencia del yo, de delimitar los objetos y de ubicarlos en el espacio) posiblemente relacionada con la sensación de dejar de percibir su propio cuerpo y de unión con lo absoluto. Por otra parte, si se estimula eléctricamente el giro angular derecho, en la confluencia entre los lóbulos parietal y temporal, se experimenta la sensación de que nuestro yo intangible sale del cuerpo y viaja fuera de él percibiendo el mundo. Sensaciones parecidas a las experimentadas en el éxtasis místico se pueden elicitar durante el clímax sexual. Por ejemplo, dejar de percibir el propio cuerpo y el de la pareja (como si se desconectaran los sentidos de la somoestesia y el tacto) transformándose cada uno de ellos en una gran y potente explosión de luz blanca permanente (como si se hiperactivara el sentido de la vista) que se fusionan en una sola y acompañado de un profundo sentimiento de felicidad, de unión con la totalidad y de amor absoluto. En las experiencias cercanas a la muerte es probable que se vean afectados los lóbulos temporales y parietales en las visiones que se elicitan, el hipocampo por el repaso a la vida del individuo y algunas partes del sistema límbico (como también debe ocurrir en el éxtasis místico, el clímax sexual y el trance hipnótico) en los intensos estados emocionales que se producen, llegando hasta el delirio. Por otra parte, si estimulamos el lóbulo temporal derecho en sujetos normales con potentes campos magnéticos, aplicados con un casco en el cráneo, se manifiestan sensaciones visuales o acústicas de apariciones de seres místicos propios de la cultura de los probandos, tanto en creyentes como en agnósticos. También se sabe que en muchos afectados de epilepsia localizada en el lóbulo temporal derecho se producen trances místicos (acompañados de sensaciones de familiaridad o no familiaridad, alegría, amor y placer 2 sexual, alucinaciones visuales y auditivas y delirios), conversiones religiosas súbitas, hiperreligiosidad, hipermoralismo, hiposexualidad y exageradas preocupaciones filosóficas y cosmológicas. RACIONALIZACIÓN DE LAS EXPERIENCIAS TRASCENDENTES En los pacientes con cerebro escindido se ha comprobado que el hemisferio izquierdo interpreta los acontecimientos, cuando carece de la suficiente información, de una forma razonada y coherente con la realidad, aunque dicha interpretación no se corresponde con la verdadera explicación de lo sucedido. Por ejemplo, a uno de estos pacientes, en unas condiciones apropiadas para que a cada hemisferio le llegue una información distinta, se le proyectan en el campo visual izquierdo una imagen de una escena nevada que sólo percibe el hemisferio derecho y en el campo visual derecho una pata de un ave que sólo percibe el hemisferio izquierdo, al pedirle que elija una imagen relacionada con la anterior de entre varias proyectadas posteriormente, con la mano izquierda, controlada por el hemisferio derecho, indicará la pala para quitar la nieve y con la mano derecha, controlada por el hemisferio izquierdo, escogerá la cabeza de una gallina. Al preguntarle por qué la mano izquierda ha elegido la pala, responde que para limpiar el gallinero, debido a que el hemisferio izquierdo, el responsable del lenguaje, no ha visto la escena nevada. Con esta respuesta, coherente con las percepciones del hemisferio, este las interpreta dando una solución al problema propuesto. Esta capacidad de interpretación del hemisferio izquierdo parece que sólo existe en nuestra especie. Si a una persona se le pide que adivine qué luz, de dos, se va a encender en una pantalla de ordenador, que ha sido programado para que una lo haga el 80% de las veces, tendrá un acierto inferior al del 80% porque intenta descubrir cuál es el razonamiento por el que una se enciende más que la otra. En las ratas y en los otros animales el acierto es del 80%, porque, al igual que nosotros, detectan que una se enciende con más frecuencia que la otra pero no se preocupan por descubrir el 3 porqué y siempre eligen la que más se enciende. Los cerebros del resto de los animales procesan la información de la misma manera que nuestro hemisferio derecho, que tiene un 80% de acierto, escogen lo práctico y no como nuestro hemisferio izquierdo que prefiere equivocarse con tal de encontrar una solución con la cual acertaría el 100%. De todo ello podemos deducir que un cerebro que ha desarrollado un hemisferio izquierdo capaz de interpretar la realidad a partir de percepciones parciales, las sensaciones de incorporeidad y de unión con lo absoluto en los trances, las alucinaciones con seres místicos y las apariciones de los difuntos en los sueños, todas ellas correlacionadas con una variación en la activación del hemisferio derecho, deben estar en la base de la creencia en la existencia del alma y los espíritus. GENÉTICA Y NEUROTRANSMISORES DE LO TRASCENDENTE Las percepciones y los sentimientos trascendentes, como el amor a Dios o el amor a la naturaleza, o como sentirse unido a lo absoluto o ser capaz de sacrificarse por un mundo mejor, parece que tienen un componente genético muy destacado según atestiguan varios estudios realizados con gemelos monocigóticos y gemelos bicigóticos (aproximadamente el 50% de la variación detectada en los sentimientos trascendentes de estos gemelos se debe a una implicación genética) o con el gen que codifica la proteína VMAT, que transporta los neurotransmisores monoaminas al interior de las vesículas sinápticas, donde están protegidos de una degradación prematura. Un alelo de este gen correlaciona con una mayor predisposición hacia los sentimientos trascendentes al modificar la cantidad de monoaminas que intervienen en las sinapsis, aunque deben existir otros cincuenta genes como mínimocon una incidencia similar. De las cuatro monoaminas que se sintetizan en el cerebro, dos están estrechamente relacionadas con los sentimientos trascendentes: la serotonina y la dopamina. La seratonina produce estados de paz y de unión con lo que nos rodea, sube el ánimo, desapareciendo la depresión, el miedo y la inseguridad, y altera las percepciones, por eso las drogas que aumentan la producción de 4 serotonina o son afines a dicho neurotransmisor inducen a los estados de éxtasis. La dopamina provoca la sensación de placer, como cuando degustamos un manjar o mantenemos relaciones sexuales. Ambas, al actuar conjuntamente y en exceso, activan un estado alterado de la consciencia que podemos denominar experiencia trascendente. CONCLUSIONES Lo que nos convierte en humanos es la especialización hemisférica, que alberga el lenguaje humano y la racionalización del pensamiento. 5
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