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SEÑAS DE IDENTIDAD: AGRUPACIONES MILITARES EN LA ICONOGRAFÍA 
TOLTECA DE CHICHÉN ITZÁ, YUCATAN 
 
Eduardo Pérez de Heredia Puente, Peter Bíró y Eduardo Tejeda Monroy 
31 ENERO 2024 
 
 
 
Abstract 
 
Based on the headdresses of the armed characters or warriors in the Chichén Itzá 
reliefs during Early Postclassic times, we propose the division into four main groups: 
xiuhtototl, turquoise butterfly, aztaxelli and “Maya”. By integrating more elements of 
the attire of these groups, hierarchies within them are revealed, which commonly 
show a main leader and a secondary leader. The so-called military orders, such as 
that of jaguars and eagles, are hardly discernible in the iconographic record, and 
had they existed they would have had a secondary organizational role. 
 
Basándonos en los tocados de los personajes armados (guerreros) de los relieves 
de Chichén Itzá en el Postclásico Temprano proponemos la división en cuatro 
grandes grupos principales: xiuhtototl, mariposa de turquesa, aztaxelli y “maya”. Al 
integrar más elementos de los atuendos de estos grupos se revelan jerarquías a su 
interior, que muestran comúnmente un líder principal y uno secundario. Las 
llamadas órdenes militares, tales como la de jaguares y águilas, son poco 
discernibles en el registro iconográfico, y de haber existido habrían tenido un papel 
organizativo secundario. 
 
2 
 
INTRODUCCIÓN 
En este trabajo partimos de la premisa de que la llegada de los Toltecas a 
Chichén Itzá en el siglo IX produjo un nuevo sistema sociopolítico de gran 
complejidad que integró a los recién llegados y a los linajes aristocráticos mayas de 
la ciudad y que quedó plasmado en sus monumentos (Bíró y Pérez de Heredia 2016; 
Pérez de Heredia y Bíró 2020; Guenter 2020; Martin 2023). Aunque algunos autores 
niegan absolutamente la llegada de algún contingente extranjero a la ciudad, la cual 
se parecería a Tula por emulación, otros admiten la llegada de gentes con rasgos 
culturales del altiplano sin especificar su origen (para una revisión de las diferentes 
posturas ver Michael Smith 2007, Martin 2023,). Nosotros pensamos que sí existió, 
en efecto, la llegada de un contingente armado proveniente de Tula (Guenter 2019; 
Bíró y Pérez de Heredia en prensa 2024). Las representaciones de ceremonias 
oficiales en bajorrelieves de la ciudad atestiguan la complejidad del nuevo sistema: 
por ejemplo, en el Templo Inferior de Jaguares fueron retratados un centenar de 
personajes que ostentaban una posición elevada en los asuntos de la ciudad. A 
través del análisis iconográfico se ha ido avanzando por décadas en entender las 
diferentes dimensiones de significado que presentan los relieves. En este ensayo 
nos enfocamos en el aspecto militar del sistema de gobierno, a través del examen 
de los personajes armados, comúnmente denominados guerreros. 
Antes de entrar de lleno en la iconografía, es necesario revisar lo que 
conocemos acerca de la guerra en Mesoamérica, en particular en el área maya 
durante los periodos Clásico Tardío y Terminal y durante la época tolteca o 
Postclásico Temprano. En la actualidad existen tres vertientes generales sobre la 
3 
 
naturaleza de la guerra en el área maya. La primera es que la beligerancia estaba 
confinada a los gobernantes con el único objetivo de conseguir prisioneros de guerra 
para ser sacrificados a los dioses (Schele y Miller, 1986; Freidel 1986: 95-101; 
Freidel, et al., 1999: 290-334), postura que ya ha sido rebasada, pero que todavía 
permea en el imaginario de la población en general (Marcus, 2000: 242). La 
segunda, avanzada por Ross Hassig (1992: 73-74, 95; 2000: 161), propone que la 
organización militar entre los mayas era limitada y se manifestaba en pequeños 
grupos armados, conformados por personajes de la élite gobernante y cuyas 
tácticas se limitaban a asaltos veloces carentes de dirección grupal, aunque también 
se podían gestar batallas hasta 80 km de distancia, para lo cual usa como 
argumento las inscripciones en los monumentos esculpidos. Finalmente, la tercera 
propuesta estima un gran poderío militar con la capacidad de realizar conquistas a 
larga distancia y a gran escala, fundamentada principalmente por el registro 
epigráfico (Martin y Grube, 2008). Hasta el momento las tres presentan grandes 
problemas teóricos, debido a que no se contempla de manera amplia y sólida el 
estudio de la organización militar, el sistema de reclutamiento, la praxis bélica y 
mucho menos los planteamientos de logística, abastecimiento, marcha, 
acampamiento y el coeficiente de probabilidad militar inherente que consiste en el 
porcentaje de la población masculina que participaba en las contiendas armadas. 
Muy posiblemente la beligerancia maya obedeció a factores económicos y 
políticos, más que religiosos o limitados a la captura de prisioneros de guerra para 
el sacrificio. Así se acentúa la obtención de ciertos recursos y bienes escasos o de 
primordial importancia, el control de las rutas comerciales, la venganza política y la 
4 
 
independencia de grupos sometidos (Marcus, 2000: 241; Hassig, 1992; 2000; 
Kettunen, 2014: 105). Sin embargo, el principal motivo fue el establecimiento de una 
red de vasallaje lo más extensa posible, ya que de esta manera los señores mayas 
demostraban su poder y prestigio sobre sus semejantes y, en consecuencia, 
estaban siempre en constante competencia por demostrar su supremacía. Al tener 
bajo su control a varias poblaciones se aseguraba una cuantiosa cantidad de 
recursos y bienes manufacturados a través de la tributación, así como bastante 
mano de obra disponible proveniente de las poblaciones avasalladas, las cuales 
podían incrementarse si se impulsaban campañas bélicas para este fin (Tejeda, 
2012: 207; 2013: 58-59). 
La forma de hacer la guerra en Mesoamérica varió a lo largo del tiempo entre 
las distintas sociedades que la habitaron, ya que el sistema de organización militar 
está determinado por el sistema sociopolítico de la entidad. Aunque la información 
es fragmentaria, sabemos que los jerarcas dirigían sus propios ejércitos y ocupaban 
el cargo de jefes supremos de guerra para demostrar su poderío a su pueblo y a los 
demás señores rivales. Debajo de ellos había otros jefes de guerra menores, pero 
diestros en las actividades bélicas, que los auxiliaban para el comando de los 
contingentes armados, debido a que su dirección se torna más complicada cuanto 
más numeroso sea un ejército1 (Anglim, et al., 2002: 137; Otterbein, 2004: 5; 
 
1 Debe entenderse como ejército a la institución formada por combatientes armados, 
auspiciada y organizada por el mismo gobierno de una entidad política, donde el jerarca es 
el máximo líder. Este cuerpo puede ser temporal o permanente, según las circunstancias 
sociopolíticas de la entidad. Se distingue por poseer un sistema de mando definido, sistema 
de reclutamiento, sistemas de comunicación, sistemas de armamento, unidades específicas, 
adiestramiento, abastecimiento, logística y estrategia durante la campaña militar (Anglim, et 
5 
 
Redman, 1990: 391; Turney-High, 1991: 75, 81). Para los mayas del periodo Clásico 
Tardío, el rango más alto lo poseía el gobernante o k´uhul ajaw “señor divino”, quien 
fungía como jefe principal de guerra. En ocasiones eran acompañados por algún 
señor avasallado yajaw, por un sajal, quien era un personaje noble que administraba 
una entidad política menor sometida, un yajaw k’ahk’ “vasallo del fuego” o un aj 
k’uhun (Martin y Grube, 2008: 19, 135; Miller y Martin, 2004: 26, 80, 191, 277). 
Existían también otros individuos con títulos asociados al sistema militar 
identificados en las inscripciones, quienes plausiblemente se tratan de jefes de 
guerra. Según Alfonso Lacadena (citado por Rivera, 2018: 107-113), los títulos de 
yajaw te’ “señor de la lanza”2, b’ah te’ “primera lanza” y ch’aho’majaw “señor de 
hombres varones” por su asociación con el personaje y su contexto en los textos 
jeroglíficos estarían debajo del k’uhul ajaw según la cadena de mando3. En un rango 
menor se situaban el b’ah pakal “primer escudo”, el b’ah to’k’ “primer pedernal”, el 
b’ah tox “primer lanzador” y el lakam “bandera/estandarte”; de los cuales es difícil 
 
al., 2002: 136-140; Ferguson, 1990: 30, 49; Fried, 1960: 720-721; Gracia, 2003: 36; Guilaine 
y Zammit, 2002: 211; Keeley, 1996: 12; Redman, 1990: 302; Otterbein, 2004: 4-5, 180-182). 
2 Probablemente el yajaw te’ funcionó como el jefe del ejército y por eso fue el segundo rango 
en el sistema del sistema militar del periodo Clásico. En efecto, Yax Nu’un Ahin I de Tikal, 
el rey de Tikal en el periodo Clásico Temprano fue el vasallo (yajaw) y el jefe de guerra 
principal (yajaw te’) de Sihyaj K’ahk’ de Teotihuacan. Este último, a su vez fue la mano 
derecha e izquierda (tz’eb k’ab’ noh k’ab’) del teotiwa emperador (kalom te’) de Jatz’om 
Kuy. Además, el más prestigioso cautivo del periodo Clásico Temprano según los dinteles 
de Yaxchilán fue el yajaw te’. Otras informaciones epigráficas muestran que el guerrero 
común se nombró te’ y este contexto su traducción fue “lanzador” (veáse la expresión 
utz’akaw te’ “se ordenan los lanzadores”) en la estela 12 de Piedras Negras. 
3 Cadena de mando se refiere a la estratificación de rangos militares en función de su mando, 
responsabilidades y su relación con los combatientes subordinados, que puede, o no, estar 
ligada a la estratificación social de la entidad política. Algunos gobernantes mayas podían 
ostentar estos títulos como el caso de K’inich B’aknal Chahk quien ostentó el título de b’ah 
te’ ajaw (Lacadena, 2010). 
6 
 
de inferir su posición en la jerarquía militar. Acerca del lakam se puede suponer que 
más que un cargo militar sea un abanderado que formaba parte del sistema de 
comunicación del ejército, pero quizás también asociado al oficio del tributo4. Otros 
personajes importantes que formaban parte del ejército eran los sacerdotes, cuya 
función era la de pedir el favor divino a los ancestros y dioses tutelares en plena 
batalla; dicha acción sirvió también para elevar la moral de los combatientes e 
incluso se sabe que llevaban las efigies de los dioses a las batallas, como 
mecanismo para garantizar la victoria (Tejeda, 2013: 60). 
El grueso de la milicia estaba formado por hombres de la población en 
general, pero se desconoce en su totalidad el sistema de leva, y por ende no hay 
evidencia fidedigna acerca de si los ejércitos mayas del periodo Clásico Tardío eran 
permanentes o temporales. Tampoco podemos determinar con certeza si era 
profesional y de tiempo completo o semi-profesional. Sin embargo, para el 
Posclásico Medio, según los documentos históricos coloniales se puede entender 
que los Cocom de Mayapán (ca. s. XIII-XV) tenían un ejército permanente e incluso 
entre sus filas mantenían mercenarios chontales provenientes de Tabasco que han 
sido identificados como los Canul. Posterior a la caída de Mayapán (ca. 1440), al 
parecer todas las milicias de los señoríos de las Tierras Bajas del Norte eran 
 
4 Los sistemas de comunicación forman el conjunto de órdenes de los superiores dirigidas a 
sus subalternos durante la batalla, mediante señales sonoras, visuales o luminosas. Las 
primeras pueden ser corporales, desde cadenas de voces, silbidos o gritos, instrumentos de 
viento o percusión. Las visuales consisten en la utilización de banderas o estandartes, y las 
luminosas utilizan objetos con fuego o que reflejen la luz solar (Anglim, et al., 2002: 137-
140). 
 
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temporales y solamente se convocaba a los hombres cuando se avecinaba algún 
conflicto bélico (íbidem, 60-61). 
Es importante notar que la indumentaria militar que portaban los gobernantes 
y los jefes de guerra ostentaba atributos distintivos respecto a la de los demás 
combatientes. Esto tiene la finalidad de mostrar su jerarquía y para que los 
guerreros durante la batalla los distinguieran fácilmente entre los contingentes, 
debido a que ellos eran los que daban las órdenes durante los combates. Su 
vestimenta podía estar elaborada con materiales exóticos o de una mejor calidad a 
los utilizados por los guerreros comunes. Incluso la calidad y decoración de las 
armas que manejaban era superior a las empleadas por los guerreros comunes 
(íbidem, 59-60). El cargo de los jefes de guerra pudo darse por investidura directa, 
al formar parte de la élite gobernante, o bien, los guerreros comunes eran 
promovidos a dicho cargo al realizar alguna hazaña o poseer gran destreza en 
combate (Carneiro, 1990: 95, 99). Para la sociedad maya del Posclásico Tardío en 
la península de Yucatán, fray Diego de Landa (1986: 52) escribió que el 
nombramiento de los jefes de guerra (nacom) podía ser un título perpetuo y 
heredable, o bien temporal, cuya duración era por tres años. De forma similar pudo 
haber acontecido para los sistemas militares del Clásico Tardío. Entonces, es 
posible indicar que los únicos personajes profesionales en materia bélica eran los 
jefes de guerra, y al parecer existía una semi-profesionalización en los demás 
estratos militares, al ser la guerra una actividad relativamente ordinaria. 
La epigrafía (Martin y Grube 2008) y los documentos históricos (Tejeda 2012: 
135-139) reflejan un panorama de beligerancia continua en el área maya, 
8 
 
principalmente entre entidades políticas vecinas o cercanas que competían por la 
supremacía de una región, aunque también hay menciones de conflictos armados 
a larga distancia. Por lo tanto, la guerra era una actividad común, en la que los 
hombres jóvenes aprendían a combatir de la mano de los más experimentados y 
veteranos. Esto nos lleva a la cuestión de determinar la cantidad de efectivos que 
podían formar un ejército. Para responder lo anterior, se ha establecido el 
coeficiente de probabilidad militar inherente, que consiste en un porcentaje de entre 
el 8% al 12% de la población masculina óptima físicamente para el combate, que 
oscila entre los 20 a los 49 años de edad. Esto se debe a que realizar levas de 
mayor porcentaje atentaría en contra de la infraestructura y los medios de 
producción autónomos de la entidad política (Hassig, 1992: 17-18; Keegan, 1976: 
31; Keeley, 1996: 34-35). Un análisis estadístico de censos poblacionales de los 
señoríos (cuchcabalob) de la península de Yucatán durante el siglo XVI por uno de 
los suscritos, arrojó que los ejércitos de aquel momento probablemente oscilaban 
entre unos cientos y dos mil efectivos (Tejeda, 2012: 183-187). Sin embargo, hay 
que considerar que las entidades del periodo Clásico Tardío eran mucho más 
populosas, por lo que es necesario un estudio más profundo basado en otros 
parámetros. 
Hace algunos años se propuso que los mayas realizaban la guerra 
únicamente durante la temporada de secas durante los meses de agosto a marzo 
(Hassig, 1992: 96-97), pero estudios posteriores como el de Peter Mathews (2000) 
mostraron que los eventos bélicos en las inscripciones de las Tierras Bajas 
Occidentales se realizaban a lo largo de todo el año. Sin embargo, más 
9 
 
recientemente, Harri Kettunen (2014: 102) ha notado que los registros bélicos 
doblan su cantidad de menciones en temporada de secas, en comparación de la de 
lluvias5. Esto fue confirmado con más datos por Simon Martin (2020: 224-225). 
En otro aspecto, parece ser que los guerreros eran dueños de su propio 
armamento, debido a que la tecnología y muchos de los materiales estaban al 
alcance de todos los pobladores, y a que las armas, en un principio, eran 
instrumentos de cacería y herramientas de corte, quizás con la excepción de los 
escudos y las corazas de algodón endurecidas con sal, que requieren una 
manufacturamás especializada. La mejora de los sistemas de armamento estaba 
condicionado a la tecnología disponible y se desarrollaron acorde a la forma de 
efectuar la guerra de cada región determinada. Dichos sistemas, a su vez, 
establecieron la formación de unidades específicas de los combatientes, lo que 
condujo a los planteamientos tácticos y estratégicos de una campaña bélica. El 
sistema de armamento es el equipamiento con el que un combatiente va a la guerra, 
y se compone de armas ofensivas y defensivas. Las armas ofensivas prehispánicas 
se pueden dividir en cortantes, punzantes, contundentes o una mezcla de las 
anteriores. Estas pueden ser para combate cuerpo a cuerpo a larga distancia, 
cuerpo a cuerpo a corta distancia y armas arrojadizas. La distancia radica en la 
 
5 Nuevamente, gracias a los documentos históricos de los siglos XVI y XVII se sabe que los 
enfrentamientos armados podían ser a plena luz del día, al anochecer o al amanecer, mientras 
que los escenarios podían ser a campo abierto, en la selva, tal como lo sugiere el mural de la 
batalla del cuarto 2 del Edificio de las Pinturas de Bonampak, y tanto a las afueras como al 
interior de los asentamientos, como se puede apreciar en los murales de Chacmultún, o los 
del Templo Superior de Jaguares y Las Monjas de Chichén Itzá. Inclusive asediaban o 
sitiaban los emplazamientos si es que se encontraban protegidos por algún sistema de 
fortificación (Tejeda, 2012: 191-199; 2017). 
 
10 
 
lejanía o cercanía a la que el combatiente puede atacar a su adversario con un 
instrumento sin ser herido. Las armas defensivas se clasifican en pasivas y activas, 
siendo las primeras todas aquellas piezas protectoras que se sujetan al cuerpo, 
mientras las activas son los escudos, cuya forma de sujeción puede ser empuñados 
o embrazados, que están en constante movimiento por el usuario, y que por su 
tamaño pueden ser de cobertura o evasión; además algunos de ellos podían tener 
funciones ofensivas según su diseño (Cervera, 2014: 19-20; Tejeda, 2012: 51-52). 
Durante el periodo Clásico, las armas ofensivas cuerpo a cuerpo de larga 
distancia eran la lanza pesada y la lanza ligera, la cual también podía ser arrojadiza, 
mientras que las armas de combate a corta distancia eran el palo curvo – del que 
trataremos líneas más abajo –, distintos tipos de mazas, hachas y los cuchillos de 
pedernal u obsidiana que eran empleados como arma secundaria. Las armas 
arrojadizas eran la lanza ligera, la honda y el lanzadardos, que fue la principal de 
ellas. Por su parte, el armamento defensivo disponible eran los escudos rígidos, que 
podían ser de evasión o cobertura, de forma circular con una o dos abrazaderas, o 
rectangulares con dos abrazaderas. El escudo flexible, que aparece más 
recurrentemente representado en los monumentos y pinturas de la cuenca del 
Usumacinta, era de evasión y solía sujetarse con un asa situada en la parte superior. 
Para proteger el cuerpo los combatientes solían llevar corazas de algodón 
endurecidas con sal que les protegía el torso, aunque había otras más largas que 
alcanzaban sus rodillas o hasta la altura de los tobillos y algunas de ellas estaban 
forradas con piel de felino, según el estatus del portador. Tanto en los monumentos, 
como en pinturas y cerámica decorada, los guerreros llevaban cubierta la parte 
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superior de la cabeza con un tocado de tela, plumas o con diversos motivos de 
animales y deidades elaborados posiblemente en madera o fibras. 
En los monumentos de Chichén Itzá y Tula, todos los combatientes que 
portan el lanzadardos llevan una braza o protector que les envuelve todo el brazo 
izquierdo, que es la extremidad que carga los proyectiles. Esta protección 
probablemente sea una “manga” de algodón endurecida con sal, ya que al usar el 
propulsor con el brazo derecho se deja expuesto el flanco izquierdo. Además, que 
empleaban unas placas circulares que se sujetaban a los costados de la cintura 
para proteger el área lumbar6 (Tejeda, 2013: 55-56). Por lo tanto, el sistema de 
armamento condicionó la gestión de diversos tipos de combatientes (unidades 
específicas): lanceros pesados, lanceros ligeros, infanterías ligeras, lanzadores de 
dardos y honderos. 
Por otro lado, el caso del sistema militar tolteca no es muy claro, debido a 
que las evidencias arqueológicas son más limitadas. Para esta capital se desconoce 
en gran medida el sistema de gobierno, pero podría estimarse que se trató de una 
meritocracia que alentaba a la atracción e incorporación de nuevos miembros, tal 
como apunta Hassig (1992: 112, 118), la cual estaba dirigida por distintos grupos 
emparentados con poder equivalente y que estaban encabezados por un 
gobernante investido por la serpiente emplumada. Dicha figura aparece 
 
6 Fue hasta el periodo Postclásico Tardío cuando los mayas emplearon un arma muy similar 
al macuáhuitl mexica, denominada jaats’ab, salvo que la diferencia que las navajillas no eran 
de obsidiana, sino de pedernal. También se introdujo el arco simple (chulúul) y la flecha 
(jalal) procedente de los grupos del norte de México. Sin embargo, al incorporarse estas dos 
armas al arsenal maya no sustituyeron ni dejaron obsoletas otras armas, sino que ampliaron 
las opciones (Tejeda, 2013: 55-57). 
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representada en lugares centrales de los monumentos esculpidos junto con otros 
personajes cuyos diseños conservan las mismas proporciones, tales como 
aparecen en las banquetas del Palacio Quemado, el Edificio 4 y los pilares de la 
Pirámide B de Tula. Incluso estudios de ADN proporcionados por los entierros de la 
ciudad, exponen que la población fue multiétnica de filiación nahua, otomí y 
chichimeca (Paredes y Healan, 2021: 100), lo cual fundamenta aún más dicho 
sistema de gobierno. 
Por ende, se considera que el sistema militar tolteca sea también de orden 
meritocrático. El gobernante fungió como jefe principal de guerra, bajo cuyo mando 
operaron otros jefes de guerra menores, pertenecientes a los demás grupos 
importantes, mientras que el grueso del ejército lo formaron los hombres del pueblo 
en general. Gracias a los monumentos escultóricos de Tula, es posible entender 
acerca del sistema de armamento tolteca; ya que cerca del 80% de la iconografía 
en ellos, representa personajes antropomorfos y varios de ellos portan armas (cf. 
Jiménez: 2008). La lanza fue el arma principal de combate cuerpo a cuerpo a larga 
distancia, que aparece principalmente en las banquetas del Palacio Quemado y del 
Edificio 4, mientras para el combate a corta distancia se utilizaba el palo curvo y el 
lanzadardos como arma arrojadiza, que son representados extensamente en los 
monumentos. Muy probablemente la honda también fue usada por los toltecas, 
aunque no aparece representada en la plástica tolteca. En cambio, el armamento 
defensivo activo estaba limitado a escudos circulares de evasión, y el pasivo a un 
cobertor de brazo de algodón endurecido con sal, rodilleras, protector lumbar, 
tocados y cascos en forma de ave. Por ello se puede indicar la existencia de las 
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siguientes unidades en Tula: lanceros pesados, lanzadores de dardos con palo 
curvo y honderos. 
El palo curvo fue una innovación propia de las fuerzas armadas toltecas, ya 
que hasta el momento no se conoce que algún otro grupo lo haya utilizado 
anteriormente (Hassig, 1992: 172). Este arma, en conjunto con el lanzadardos, 
produjo un sistema de armamento mixto de gran versatilidad, nunca antes visto en 
Mesoamérica. La mayoría de los guerreros representados en los monumentos de 
Tula son de infantería ligera, los lanzadadores de dardos portan en la mano derecha 
el átlatl, en la contraria agarran un haz de proyectiles y un palo curvo, mientras un 
cuchillo aparece como arma secundaria sujeto al brazo por una banda (véase:Jiménez, 2008; 2021). Las brazas, o protectores de brazo, pueden observarse en 
algunos de los monumentos recuperados de Tula Chico, que datan del 700 al 850 
d.C. aproximadamente (Cobean, et al., 2021). Los combatientes muy posiblemente 
iniciaban el combate disparando una lluvia de dardos sobre el enemigo para 
debilitarlo, y al agotárseles entablaban el combate cuerpo a cuerpo. Por lo que dicha 
unidad de guerreros debía ser bastante flexible, brindando una superioridad táctica 
al ejército tolteca. Hassig (íbidem, 113-114) apunta que las fuerzas principales 
toltecas estaban integradas por este tipo de infantería ligera, en detrimento de los 
lanceros pesados, que dominaban normalmente los ejércitos mesoamericanos. 
Es importante recalcar que algunos sistemas militares pudieron poseer las 
llamadas castas de guerreros, conocidas también como órdenes militares, que son 
grupos de combatientes de élite que se distinguen del resto del ejército y a los que 
por lo general se accede por mérito o por filiación (Tax, 1968: Turney-High, 1991: 
14 
 
86, 90). Se ha propuesto que en algunos ejércitos mesoamericanos se desarrollaron 
estos sistemas de órdenes militares. El mejor conocido fue el mexica, donde se 
distinguen los guerreros jaguar y águila, mientras que el más temprano 
posiblemente fue el teotihuacano, en el que García-Des Lauriers (2000) distingue 
guerreros con tocado de mariposa, coyote, felino, águila y Tláloc. En el atuendo de 
los guerreros tolteca de élite en los pilares de la Pirámide B, dos posibles castas 
militares o de filiación han sido identificadas por Elizabeth Jiménez (2021) por el 
elemento que decora el tocado de la cabeza de los personajes: un pequeño pájaro 
descendente (xiuhtótotl) y los que portan casco en forma de cabeza de ave. Lo más 
relevante es que comparten el mismo sistema de armamento, lo cual refleja la 
inexistencia de unidades específicas especializadas por orden militar. Toda esta 
tradición escultórica enfocada en el ámbito bélico, refleja una organización militar 
mucho más especializada que la del Clásico maya, por lo que se podría considerar 
que el ejército tolteca estaba formado por individuos mucho más profesionalizados; 
al menos todos los jefes de guerra, siendo los demás combatientes semi-
profesionalizados. 
En cuanto al tamaño del ejército tolteca, Ross Hassig (1992: 114-115) 
considera que en su época de apogeo pudo haber estado conformado de 7,500 a 
13,000 efectivos, con una edad entre los veinte a cincuenta años de edad; inclusive 
pudo doblar su número con las poblaciones aledañas sujetas a Tula. El autor 
especula que el sistema militar meritocrático tolteca plausiblemente les permitía 
crear ejércitos numerosos, en comparación de las sociedades aristocráticas como 
la maya, que limitaban a la población en general su ascenso a los cargos altos 
15 
 
(Hassig 1992: 113-114). Basado en los datos anteriores es posible considerar que 
la táctica, la estrategia, el armamento y hasta el “modo” de hacer la guerra de los 
Mayas del norte de Yucatán era muy distinto al que traerían los Toltecas a inicios 
del siglo X. 
AGRUPACIONES DE GUERREROS EN EL ARTE DE CHICHÉN ITZÁ 
A continuación, trataremos de entender la composición de grupos militares 
en el Chichen Tolteca con ejemplos de su etapa temprana, utilizando iconografía de 
varios edificios que cuentan con representaciones de congregaciones de 
personajes armados o “guerreros”, especialmente del Templo Inferior de Jaguares. 
Por su posición como subestructura del Gran Juego de Pelota, consideramos que 
este edificio corresponde a una etapa temprana del estilo Tolteca, fechando 
posiblemente ca. 950/970 d.C. 
Divididos en cinco registros horizontales, los relieves de este edificio 
muestran un gran ritual público con procesiones de personajes (mayormente 
armados) convergiendo en torno a una escena central alrededor de una caja de 
ofrendas, en la que se conjura a la Serpiente Emplumada (Figura 1). Existen pocas 
interpretaciones generales de la escena. Para Schele y Mathews (1998:213-226) se 
trata de una conmemoración que tiene relación con el mito de la Creación, 
destacando vínculos con creencias mayas del periodo Clásico. Otros autores se han 
basado en estos relieves para entender la organización política del sitio y el debate 
iniciado por Miller (1977; ver Baudez y Latsanopoulos 2010) sobre la identidad de 
los dos personajes principales, conocidos usualmente como Capitán Disco Solar y 
Capitán Serpiente, sigue latente. Más allá del sentido general de la escena, 
16 
 
interpretar los relieves en profundidad no es tarea sencilla, dado el gran número de 
personajes representados, conservándose la evidencia de 87 individuos, aunque el 
número original debió superar la centena. 
En vez de enfocarnos en la identidad de personajes principales, que ocupan el 
centro de la escena y que se encuentran bastante bien caracterizados (Miller 1977, 
Schele y Mathews 1998, Ringle 2009, Baudez y Latsanopoulos 2010; Biro y Pérez 
de Heredia 2021), en este ensayo examinamos los posibles grupos militares que 
parecen estar agrupados en los relieves, incluyendo los personajes secundarios, o 
de menor rango. Para nuestra discusión, proponemos que, mientras los glifos 
asociados a algunos personajes son nominales7, información adicional acerca del 
grupo al que pertenece el personaje es proporcionada por los elementos principales 
del atuendo, que contienen datos acerca del linaje, oficio, o sodalidad militar o 
religiosa a la que pertenezca el sujeto. En la versión más sintética de los personajes 
de Chichén Itzá, que puede encontrarse en las figuras atlantes, vemos que los 
atributos más importantes son, en este orden: tocados, pectorales, faldellines y 
calzado, que son aquí suficientes para determinar la identidad del personaje 
representado. El tocado es el identificador principal, y así proponemos que los 
llamados guerreros de los relieves Chichén Itzá pueden agruparse de acuerdo a los 
tocados de esta manera: 
 
7 En Tula, de acuerdo a Jiménez (2021: 159), los glifos parecen representar nombres 
personales en náhuatl, otomí u otro idioma de la región, pero también pueden referirse a otras 
cosas al mismo tiempo: su título, función o posición, rango militar o procedencia. 
17 
 
1. Los guerreros con Xiuhtototl (Pájaro de Turquesa), que se caracterizan por 
el pequeño pájaro azul en su tocado. 
2. Los guerreros con Mariposa de Turquesa, con este elemento en el tocado. 
3. Los guerreros con Aztaxelli, un tocado o casquete con dos plumas. 
4. Los guerreros “Mayas”, con tocados comunes del Clásico Tardío y Terminal. 
 
Figura 1. Parte central de los relieves del muro oeste del Templo Inferior de 
Jaguares, mostrando registros B-E (dibujo modificado de Linda Schele 1998). En 
azul oscuro los guerreros Xiuhtototl, en azul claro los Mariposa de Turquesa, y en 
rojo los Aztaxelli. 
 
 
 
 
 
18 
 
XIUHTOTOTL, LOS GUERREROS DEL PÁJARO DE TURQUESA 
Ya Alfred Tozzer (1930) advirtió la prominencia de los personajes que portan 
en el frente de sus tocados el Xiuhtototl, o Pájaro de Turquesa (Figura 2), la 
característica ave descendente de algunos guerreros en Tula y en Chichén Itza, que 
ha sido identificada con el cotinga, un pequeño pájaro de color azul turquesa. La 
palabra xiu aparece en el habla yucateca con un significado de “hierba en general”, 
así como de “esparcir flores u hojas”8, pero es una palabra de origen nahua, xihuitl, 
voz que se traduce por turquesa, fuego, hierba y año; como adjetivo significa 
‘precioso’ y es utilizado para referirse al sustento, a los niños y al poder de los 
gobernantes (Izeki, 2008). 
Relacionados con el concepto de xihuitl se encuentran los seres 
sobrenaturales Xiuhcoatl, la Serpiente de Fuego y Xiuhtecuhtli (Señor del Fuego, 
también llamado Señor Turquesa, Señor de los Años). Representacionesde estos 
pájaros xiuhtototl aparecen primero en Chichén Itzá en el Disco del Caracol en 932 
asociado a la llegada de los Toltecas (Bíró y Pérez de Heredia 2016), siendo 
después comunes en la iconografía de la ciudad. Durante el periodo Postclásico 
Temprano estos guerreros con el tocado del xiuhtototl aparecen como un grupo 
principal y separado de otros, como es sumamente aparente en el Templo Inferior 
de Jaguares (Figura 1, registro C, en azul oscuro), y parecen haber estado 
encabezados por un líder, al que denominamos Jefe Principal de Guerra Xiuhtototl, 
que está representado con un gran tocado de plumas multicolores y falda de 
 
8 Barrera Vásquez et al., Diccionario Maya Cordemex, 946. 
 
19 
 
serpientes en el Templo Inferior de Jaguares (Figura 2a), y que también aparece en 
el Castillo y en el Templo Norte del Gran Juego de Pelota, entre otros edificios. 
Detrás de este aparece otro personaje con tocado xiuhtototl y sandalias con 
serpientes anudadas, que parece ser el segundo al mando de este grupo y al que 
denominamos Jefe Secundario de Guerra Xiuhtototl. 
 
 
Figura 2. a: Personajes con el xiuhtototl en el Templo Inferior de Jaguares (Breton 
1907); b: Ave Cotinga; c: Pilastra 6 del Templo del Chacmool (Morris et al, 1931); 
d: Banqueta del Chacmool (Schele 1998). 
20 
 
En los relieves del Templo del Chacmool, personajes con el pájaro de 
turquesa ocupan los cuatro lados de una de las pilastras principales, la pilastra 6, 
donde aparece nuevamente el Jefe Principal de Guerra Xiuhtototl con falda de 
serpientes y cascabeles en el lado norte (Figura 2c), mientras en el lado este 
aparece retratado su segundo, el Jefe Secundario de Guerra Xiuhtototl9. En suma, 
el Jefe Principal de Guerra Xiuhtototl ocupa un lugar prominente en los relieves 
murales y en las columnatas, tanto por su posición central como por encabezar un 
contingente, y parece haber estado asistido por otro personaje prominente al cual 
denominamos Jefe Secundario de Guerra Xiuhtototl quien le sigue en las 
procesiones, mientras el resto de personajes con el tocado del pájaro de turquesa 
parecen ser capitanes de similar rango y se localizan en lugares menos prominentes 
que los dos líderes (asumiendo que todos los personajes representados eran, al 
menos, capitanes de hombres). 
Siguiendo a Morris (1931:245), quien relaciona los pájaros azules como 
escudo de la familia Xiu, Kristan-Graham (1989: 132-134), identificó a los portadores 
del xiuhtototl con este linaje del norte de Yucatán en tiempos coloniales. En un 
trabajo reciente, hemos coincidido que el grupo Tutulxiu, o Xiu de las crónicas, que 
era el gran enemigo de los Cocom a la llegada de los españoles, posiblemente 
representa a los descendientes de esos primeros toltecas con tocado xiuhtototl de 
Chichén Itzá, quienes se identificarían entonces con el grupo que denominamos los 
 
9 Aunque hemos asignado estos sobrenombres provisionales de Jefe Principal y Jefe 
Secundario de Guerra para referirnos al a los dos más altos líderes militares de cada grupo, 
no estamos satisfechos con ellos y admitimos que han de proponerse alternativas más 
adecuadas. 
21 
 
Toltecas. Este grupo es de los que mejor representan un contingente militar del 
altiplano de México en Chichén Itzá, por sus claras diferencias de vestimenta y 
armamento con los patrones del Clásico Maya, junto con los guerreros de mariposa 
de turquesa que examinaremos a continuación. 
LOS GUERREROS DE MARIPOSA DE TURQUESA 
Frente al grupo de los Xiuhtototl en el registro C del Templo Inferior de 
Jaguares aparecen dos personajes con tocado y pectoral de Mariposa de Turquesa 
(Figura 3). Es notable que los personajes Xiuhtototl y Mariposa de Turquesa 
comparten también el pilar 2 de la Pirámide B de Tula Hidalgo (Figura 7). Es 
importante notar que otros personajes en los relieves portan pectorales de mariposa 
de turquesa, pero no en los tocados. También es aparente que la gran mayoría de 
los 12 personajes con adornos de mariposa de turquesa se localizan en el lado norte 
de los relieves (Figura 1, en azul claro). 
En el lado norte del registro C, el atuendo del primer personaje de este grupo, 
a quien denominamos Jefe Principal de Guerra Mariposa de Turquesa (Figura 3), 
se compone de: un tocado de mariposa de turquesa sobre un yelmo, coronado por 
un arreglo de plumas formando un abanico del que surgen dos grupos de plumas 
largas verdes de quetzal; atlatl y dardos, protector lumbar, braza de algodón, bezote 
tipo tolteca y orejeras circulares. Como distinción adicional, el Jefe Principal de 
Guerra Mariposa de Turquesa presenta ataduras del calzado en forma de serpientes 
de cascabel. Los colores del tocado son claramente visibles en la subestructura del 
Templo de las Mesas (Figura 3c), con un abanico de plumas azules de punta blanca 
y todos los demás adornos de turquesa. Es notable que la vírgula del canto del Jefe 
22 
 
Principal de Guerra Mariposa en el Templo Inferior de Jaguares adopta la forma de 
una serpiente Xiuhcoatl (Figura 3a), igual al canto del personaje llamado Escudo 
Solar en el mismo relieve (Figura 1). 
Otra representación notable de este grupo de tocados con mariposa de 
turquesa ocurre en la extensión al este del Tzompantli (Figura 3b). Aquí, los 
personajes son todos similares y repiten el atuendo del Jefe Principal de Guerra 
Mariposa de Turquesa (a excepción del pectoral). No obstante, en este monumento 
muestran piernas esqueléticas y porta cada uno la cabeza de un decapitado. 
La mariposa de turquesa como pectoral es bastante común en el arte de 
Chichén Itzá, y es indistintamente usada por el grupo Cocom y el grupo Xiuhtototl. 
Seis de los 14 personajes Cocom representados en el Templo Superior de Jaguares 
tienen pectoral de mariposa de turquesa, y sólo uno, llamado Ekmay Cocom, porta 
la mariposa en el tocado (Pérez de Heredia y Bíró 2020:46, Fig. 8). Aunque el 
pectoral de mariposa es también común en el templo del Chacmool y en el Templo 
de los Guerreros, en el primero no se ha conservado ningún ejemplo de tocado de 
mariposa de turquesa, y el personaje con sandalias de serpiente tampoco parece 
estar representado (solamente encontramos un posible caso en la Columnata 
Noreste donde un Tlaloc porta este tipo de calzado). 
De acuerdo a Sahagún, los guerreros fallecidos que se unían al sol se 
transformaban en pájaros y mariposas, lo que llevó a Seler (1990–1998:III:102, IV:9, 
V:39) a proponer que las mariposas representaban las almas de los guerreros 
muertos, un argumento ampliamente aceptado (Berlo 1983b, 1984), mientras que 
Kubler (1961) y von Winning (1987) las asocian con los muertos en general. 
23 
 
 
 -
 
Figura 3. Guerreros de Mariposa de Turquesa. a: Templo Inferior de Jaguares 
(Maudslay 1902; b: Tzompantli (Greene R.); c: Subestructura del Templo de las 
Mesas (Foto Eduardo Pérez de Heredia); d. Teotihuacan, máscara de cerámica 
(dibujo de Jenni Bongard basada en Berlin y Pasztory 1993, cat. 74); e: Tula, 
espalda de atlante (Foto Eduardo Pérez de Heredia). 
24 
 
Según Annabel Headrick (2006:125), un cierto segmento de la sociedad 
teotihuacana, presuntamente un grupo militar, usaba como narigueras una placa en 
forma esquemática de mariposa (Figura 3d). Los anteojos de los guerreros y 
mariposas asociarían indudablemente a estas figuras con el dios Tlaloc, según esta 
autora (Headrick 2006: 126). En Tula (Figura 3e) se ha asociado a la mariposa con 
la diosa Itzpapálotl, "Mariposa de obsidiana", y con la diosa Cihuacóatl (Jiménez 
2021: 158). 
LOS GUERREROS AZTAXELLI 
El tercer grupo discernible de guerreros en base a sus tocados e insignias es 
el de los Aztaxelli. En las jambas del Templo Superior de Jaguares, los personajes, 
aunque comparten el uniforme de guerrerotolteca (atlatl, dardos, espejo trasero y 
protector de brazo), se distinguen por portar un tocado de casquete con dos plumas, 
identificado por William Ringle (2009) como el aztaxelli de los aztecas, que se 
vincula con el dios de la caza Mixcoatl. Todos ellos presentan un glifo a la altura de 
su cabeza. En un trabajo reciente, los dos primeros autores han identificado a estos 
“guerreros” del Templo Superior de Jaguares como sucesivos líderes del linaje 
Cocom, un grupo prominente durante el reinado de Kakupakal, cuando ocupaban 
cargos de impartición de justicia y en las fuerzas armadas (Pérez de Heredia y Bíró 
2020). Yajawal Cho Cocom fue un importante personaje en el reino de Kakupakal, 
donde podría haber actuado como oidor y juez, aparte de ser, de acuerdo a sus 
títulos, b’ah te’ “primera lanza” del rey (Pérez de Heredia y Bíró 2020:58-65). Tras 
la llegada de los Toltecas, este linaje parece haberse integrado al nuevo sistema de 
gobierno de manera independiente de los otros linajes mayas. En estos relieves se 
25 
 
ha podido descifrar, con ayuda de la lista de los gobernantes Cocom que aparece 
en documentos coloniales de la colección Willard, que se trata de 14 glifos 
nominales de líderes del grupo Cocom. Estos son: Ek, Ekmay, H’kin, Kan, Dzaay, 
Hooch, Kuh, Edz, Chuh, Chuc, Lobedz, Zi, Keuel y Mehen (Pérez de Heredia y Bíró 
2020). 
 
Figura 4. Líderes Aztaxelli en el Templo Superior de Jaguares (Dibujos de 
Matthew Looper). 
26 
 
Personajes con tocado aztaxelli aparecen en otros contextos de Chichén Itzá, 
como el registro D del Templo Inferior de Jaguares (Figura 1, en rojo), donde el líder 
de este grupo, que denominamos provisionalmente Jefe Principal de Guerra 
Aztaxelli, adopta la forma de serpiente supernatural del Mixcoatl, o también en las 
jambas de la puerta oeste del Castillo (Ringle 2009). El papel de los Cocom por su 
número en los relieves con escenas de ceremonias es relevante, pero no 
sobresaliente. También aparecen en los murales pictóricos del Templo Superior de 
Jaguares en varias actividades bélicas, separados de otros grupos, reforzando la 
idea de que eran un grupo militar discreto. Es interesante que los Cocom son un 
grupo fundador de la ciudad durante el Clásico Tardío, apareciendo en los dinteles 
del Bebedero y del Akabdzib durante el siglo IX (Pérez de Heredia y Bíró 2020). El 
conocido personaje Yajawal Cho Kokom contaba con su propio edificio, el Akabdzib, 
y posiblemente poseía las dos rejolladas junto a las que se encuentra este edificio. 
A la llegada de los toltecas, los Cocom parecen haber mantenido este carácter de 
ser un grupo aparte, pero adoptando en gran medida la vestimenta militar de los 
recién llegados. 
LOS GUERREROS “MAYAS” 
Un último grupo de personajes armados también se distingue de los 
anteriores por su atavío, ya que en este caso continúa acorde con las tradiciones 
mayas del Clásico Terminal del Norte de Yucatán. Este grupo, que denominamos 
tentativamente Guerreros “Mayas”, se caracteriza por utilizar sombreros de 
plataforma ancha que soportan máscaras de deidades mayas o grandes penachos 
de plumas (Figura 5). Al contrario que los guerreros toltecas, ninguno porta atlatl ni 
27 
 
dardos, sino lanzas o mazas, y, en algunos casos, escudos. La mayoría lleva 
máscaras faciales de deidades mayas como Chaak, K’awil, y otras de aves. Es 
también característica de este grupo la nariguera tubular y una especie de toca, 
hecha de cuentas verdes rectangulares que cae hasta los hombros. Los faldellines 
son mucho más elaborados que los de los de los guerreros de tipo tolteca que 
hemos examinado. Además de las máscaras, sus otros adornos, como collares, 
orejeras, ajorcas, brazaletes etc., son mayormente de jade en vez de turquesa. En 
ocasiones presentan calzado atado con cintas a la pierna. Otra característica es que 
no presentan normalmente glifos nominales, a excepción de la banqueta del Templo 
del Chacmool (Figura 5b). 
Estos personajes de tipo maya clásico no se identifican inmediatamente en 
el Templo Inferior de Jaguares, excepto quizás por los rasgos mayas clásicos del 
personaje en el trono de jaguar, el príncipe heredero y los personajes frente al 
Sacerdote Quetzalcóatl, pero sí aparecen prominentemente en el Templo del 
Chacmool (Figura 5) y en el Templo de los Guerreros, así como en la banqueta de 
la Columnata Noreste, donde encabezan las procesiones de los lados norte y sur. 
Los guerreros con atuendo maya no aparecen claramente en los murales de batallas 
del Templo Superior de Jaguares, pero su presencia es importante en la banqueta 
del Templo de los Guerreros, que muestra a varios guerreros con tocado de Chaac 
en una especie de consejo y sentados sobre tronos (Figura 5b), lo que indica que 
su importancia, aunque quizás menor en asuntos militares, era notoria en los 
asuntos del gobierno de la ciudad. Por otro lado, los diferentes personajes que 
conforman el contingente de guerreros mayas en el Templo del Chacmool aparecen 
28 
 
recurrentemente en otros monumentos, lo que indica que cada personaje 
representaría un oficio, y que quizás existiría una relación de rango al interior del 
grupo. No deberíamos juzgar la importancia del contingente maya en el ejército de 
Chichén Itzá por su escasa representación en los relieves, dado que la aportación 
de la población local maya debió formar el grueso del ejército, al ser la mayoritaria 
de la ciudad. 
 
Figura 5. Guerreros “Mayas”. a: Templo del Chacmool, Pilastras 5 y 6 (en Morris 
1931). b: Banqueta del Templo del Chac Mool (Schele 1998); 
29 
 
LAS ORDENES MILITARES EN CHICHÉN ITZÁ 
William Ringle y George Bey (2010) han propuesto que, junto con el estilo 
que aquí denominamos Tolteca, se expresa una nueva forma de control político, 
ejercida a través de la formación de cofradías o sodalidades militares y la 
proliferación de rangos, lo que se refleja en el énfasis en los detalles de los atuendos 
e insignias. Aquí hemos mostrado que, en efecto, en las escenas talladas en relieve, 
la disposición y distribución de las diferentes clases de vestimenta de los guerreros 
del Chichén Tolteca está basado en el orden y la jerarquía militar, y que podría 
revelar un sistema de al menos cuatro grupos militares principales que 
denominamos de manera tentativa: Xiuhtototl, Mariposa, Aztaxelli y Maya. 
Otra cuestión es saber si estas divisiones cruzan o refuerzan otro tipo de 
divisiones sociales, a lo largo de líneas étnicas, de patrilinaje o pertenencia a casas 
de la nobleza. Es decir, si para pertenecer al grupo de los Xiuhtototl era necesaria 
una ascendencia tolteca, o en el caso de los Aztaxelli, un guerrero debía pertenecer 
primero al linaje Cocom. En el caso de los Cocom, sabemos que en su origen está 
un patrilinaje del siglo IX. Si los Xiuhtototl de Chichén Itzá son antecesores de los 
Xiu de Mayapan, estaríamos ante otro caso en que la orden militar estaría también 
dominada por un patrilinaje. Es lógico pensar que el grupo de guerreros con lanzas, 
hachas y atuendos mayas estaría conformado por los linajes gobernantes del 
Clásico Terminal, como los Canek y los Cupul, incluyendo a la Casa Real y sus 
deudos. 
Esto plantea la pregunta de si los guerreros de Mariposa de Turquesa eran 
miembros de una división de patrilinaje o se asemejaban más al ejército de los 
30 
 
plebeyos de los aztecas. No existe al momento ninguna indicación de lo primero, lo 
que hace necesario explorar la segunda posibilidad más a detalle. Recordemos que 
el uso de la mariposa de turquesa se asocia tanto a guerreros Xiuhtotol como 
Cocom, pero nunca es portada por guerreros mayas. No obstante, debemos 
considerar que los guerreros mariposa son toltecas en origen, pues aparecen en 
Tula, y son de los más importantes, pues fueron representados en los Atlantes en 
la ciudad del Altiplano. 
 
Figura 6. El Jefe Principal de Guerra Xiuhtototl y el Jefe Principalde Guerra 
Mariposa de Turquesa en el Templo Inferior de Jaguares. a: Registro C; b: 
Registro E (Maudslay 1902). 
31 
 
Es muy interesante que el Jefe Principal de Guerra Xiuhtototl y el Jefe 
Principal de Guerra Mariposa aparecen representados por duplicado en los relieves 
del Templo Inferior de Jaguares (Figura 6): la primera vez confrontados en el registro 
C, y la segunda en fila ante el rey sentado en el trono del Registro E. Sin embargo, 
la diferencia es que en el segundo caso aparecen como personajes radiantes 
(rodeados de rayos), y podría ser, si el rey sentado en el trono es la deidad solar, 
que representen a personajes ya fallecidos. La otra posibilidad, que consideramos 
más probable, es que se trata de los mismos personajes en diferentes ceremonias, 
lo que separaría al Registro D de los registros B y C. 
COMPARACION CON OTROS CASOS DE MESOAMERICA 
Un reciente trabajo sobre las órdenes militares de Chichén Itzá, enfocado en 
los relieves del Templo de los Paneles Esculpidos, presentado por Claude Baudez 
y Nicolas Latsanopoulos (2010) se ha enfocado en la supuesta existencia de 
órdenes militares de Águilas y Jaguares similares a las reportadas para los aztecas. 
Ellos plantean que los temas principales de la iconografía del Templo de los Paneles 
se refieren al entrenamiento de los guerreros jaguar y su destino después de la 
muerte en el campo de batalla o en el altar de sacrificios (2010:14). En su intento 
por estudiar la existencia e importancia de órdenes militares comparables a las de 
Teotihuacán y a las de los caballeros aztecas del sol, ellos encuentran evidencia de 
que el jaguar aparece como el emblema militar más frecuentemente exhibido en la 
iconografía de Chichén Itzá, donde se asocia con el poder en la forma de tronos en 
forma felina. Además, destacan las representaciones de jaguares en la Plataforma 
de Águilas y Jaguares, en el Templo de las Grandes Mesas, en las fachadas de la 
32 
 
subestructura del Castillo y del Templo de los Jaguares y en las columnas talladas 
del Templo de las Columnas de Jaguares Atlantes. Las aves ocupan el segundo 
lugar en importancia después de los jaguares, como en la Plataforma de Águilas y 
Jaguares, en el altar de la galería del Mercado, y en la pirámide del Osario (Baudez 
y Latsanopoulos 2010:17). 
En un principio, Clara Millon (1988) sugirió que en Teotihuacán existieron 
órdenes militares similares a las órdenes de águilas y jaguares entre los aztecas, 
poniendo como ejemplo la vasija de Las Colimas. Aquí las ordenes principales 
serían, tomando en cuenta sus tocados, la de los guerreros caninos (jaguar/puma) 
y los guerreros pájaros, mientras en las pinturas de Teotihuacan se han propuesto 
cuatro órdenes principales: pájaro, canino, serpiente y felino (Headrick 2006:87). En 
cambio, en el mismo sitio, Claudia García-Des Lauriers (2000) identificó las 
siguientes castas militares: mariposa, coyote, felino, águila y Tláloc. También se 
asume la existencia de ordenes similares en otros sitios del Clásico Terminal y 
Postclásico Temprano, como Xochicalco, Tajín e incluso en el arte del Clásico 
Tardío maya, bajo el argumento de que las elaboradas vestimentas militares 
parecen sugerir la existencia de órdenes guerreras (Hassig, 1992:95), pero dicha 
aseveración es muy aventurada por la falta de suficientes evidencias. 
Es inevitable tener que comparar el patrón mostrado en Chichén Itzá con el 
de Tula, en especial con los pilares de la Pirámide B, que muestran casi a los 
mismos personajes que los pilares del Templo de Chacmool (Figura 7). Para 
Mastache et al. (2002: 104-105) los personajes de los pilares de la Pirámide B 
representan dos jerarquías diferentes: la primera, en el registro inferior, formada por 
33 
 
reyes o gobernantes que se distinguen por presentar glifos sobre la cabeza, 
mientras los que carecen de ellos en el registro superior representarían élites 
secundarias de alto rango, similares al cihuacoatl de los aztecas. Otra interpretación 
diferente corresponde a Cynthia Kristan-Graham (1989: 315-317), según la cual los 
pilares representarían parejas de gobernantes: el actual y su antecesor. 
Más reciente aun es la propuesta de Elizabeth Jiménez, que distingue entre 
todos a un personaje (Señor Papagayo) como el gobernante que comisionó los 
monumentos, mientras el resto serían una secuencia de gobernantes con glifos, y 
otros aún serian gobernantes sin glifos representando dioses (Jiménez 2021: 163). 
Finalmente, en el caso de los aztecas, conocemos por las fuentes coloniales de la 
existencia de las ordenes de águilas y jaguares compuestas de soldados nobles 
veteranos. Sobre esta había otras órdenes superiores, la de los rapados o 
tonsurados y la de los otomíes, y la pertenencia a ellas requería de mayor numero 
de cautivos y hazañas (Hassig 1992:142). 
Nuestra opinión acerca de la existencia de estas órdenes militares en la 
iconografía de Chichén Itzá es la siguiente: aun aceptando la importancia de águilas 
y jaguares en algunos contextos, las representaciones de esos animales son muy 
escasas en la indumentaria de los guerreros de Chichén Itzá. Ciertamente hay un 
guerrero con tocado de cánido o felino que aparece de manera aislada en las 
escenas, pero este rasgo no es compartido por otros en la misma escena. Además, 
se encuentran los pectorales de jaguar, pero estos son muy infrecuentes, y hasta 
34 
 
donde podemos observar, parecen compartidos por Aztaxelli y Xiuhtototl sin 
distinción.10 
Lo mismo puede decirse de la presencia de águilas o aves en los atuendos 
de los personajes de Chichén Itzá. Aunque se conocen varias de ellas, como los 
personajes ataviados como aves en el Templo Norte, o en la Columnata Noreste; 
sin embargo, su presencia es aislada, y no se reproduce en otros miembros de la 
misma escena, por lo que es difícil identificarlos como un grupo militar aparte. Sin 
embargo, esto no significa que tales órdenes castrenses no puedan haber existido 
en Chichén Itzá. Debemos preguntarnos si, en el caso de que contáramos 
únicamente con la iconografía azteca conocida, seriamos capaces de determinar la 
existencia de una orden de águilas y jaguares en Tenochtitlan, sin recurrir a las 
fuentes escritas coloniales, que informan gran parte del conocimiento que tenemos 
de los mexica. La respuesta es: muy posiblemente no. En suma, pensamos que la 
evidencia de órdenes de Águilas y Jaguares en Mesoamérica, aparte de los aztecas, 
es muy endeble, y es casi inexistente en Chichén Itzá, donde otras divisiones entre 
los guerreros son más aparentes. Por último, queremos resaltar la íntima relación 
que los cargos militares examinados tienen con diferentes deidades, 
manifestándose generalmente en los tocados y algunos otros elementos. Por 
ejemplo, bajo la categoría de Guerreros “Mayas” encuadramos aquellos que en sus 
tocados portan deidades mayas como Chaak. 
 
10 El pectoral de cánido en el codice Magliabechiano f. 72r. es llamado xolocozcatl, 
relacionándolo con el dios Xolotl. 
35 
 
 
Figura 7. Pilastras con personajes en Tula (Jiménez 2021). 
36 
 
De igual manera que el gobernante se identificaba con la deidad solar y el 
sacerdote principal lo hacía con Quetzalcoatl, el Jefe Principal de Guerra Xiuhtototl 
representa a Xiuhtecuhtli, dios del Fuego, el Jefe Principal de Guerra Mariposa a la 
deidad Itzpapalotl, el Jefe Principal de Guerra Aztaxelli al dios Mixcoatl y otros a 
Tlaloc, Mictlantecuhtli o Tezcatlipoca. Esto es interesante porque cada una de estas 
deidades tenía una contraparte animal. Así águilas y jaguares son aspectos de la 
deidad solar, Venus es una serpiente emplumada, Itzpapalotl una mariposa, y 
Xiuhtecuhtli se representa con un ave turquesa, la cotinga. 
Es posible pues que las órdenes militares en Mesoamérica estuvieron 
también agrupadas a través de líneas de culto religioso.Aunque las ordenes de 
Águilas y Jaguares en Chichén Itzá son muy tenues, no puede negarse la 
semejanza entre los dos ejemplos de que las órdenes militares más importantes en 
ambos casos eran solares, dado que águilas y jaguares, como pájaros y mariposas 
se asocian con el sol. De esta manera todos los guerreros representados 
pertenecerían a alguna de las divisiones mencionadas, pero también estarían 
agrupados bajo la advocación de deidades particulares del panteón disponible, 
tanto maya como tolteca. 
CONCLUSIONES 
Partimos del presupuesto inicial en este trabajo de que los relieves narrativos 
principales de Chichén Itzá reflejan las estructuras que gobernaban la vida política 
y social de la ciudad. De acuerdo a la iconografía examinada, el ejército de Chichén 
Itzá estaba dividido en dos grandes particiones, los Xiuhtototl y los Mariposa de 
Turquesa, al frente de cada cual había un líder al que provisionalmente 
37 
 
denominamos Jefe Principal de Guerra, ayudado por un segundo a quien 
denominamos Jefe Secundario de Guerra. Estos son quizás comparables a los 
cargos mexica de tlacatecuhtli y tlacatecatl por un lado, formado por nobles, y por 
el otro el tlacochtecuhtli y el tlacochcacatl, quienes representaban la escuela militar 
de la gente del común. Dos grupos militares representados de manera secundaria, 
los Aztaxelli y los “Mayas”, complementaban el ejército de Chichén Itzá, a cuyo 
frente se encontraba el Gobernante como comandante general. El resto de las 
decenas de personajes representados en los relieves debieron haber sido al menos 
jefes de guerra (capitanes de hombres) o guerreros muy destacados. 
Sin duda, la realidad debió ser mucho más compleja, y agrupaciones de 
menor tamaño o rango también pueden haber existido, según indicarían algunos 
atuendos, como el tocado de águila y de jaguar, el tocado de ‘tiara de obispo’ 
(llamado entre los aztecas xiuhuitzontli, que en Chichén Itzá es usada tanto por un 
Jefe Principal de Guerra Xiuhtototl y por un Jefe Principal de Guerra Aztaxelli). 
De especial interés son los guerreros del registro inferior del Templo Inferior 
de Jaguares, que hemos tratado en otro trabajo (Figura 8, Pérez de Heredia y Bíró 
en prensa 2024). Este registro inferior está formado por cuatro grupos de personajes 
que son únicamente asistentes al evento principal que ocurre arriba de ellos, y hacia 
el que sus líderes levantan la cabeza, pero no participan activamente en él, 
exceptuando por sus cánticos floridos (Figura 8). Pueden considerarse guerreros, 
por el hecho de portar armas, pero es muy notorio que no solamente sus armas son 
muy diferentes, como arpones, sino que también sus atavíos son distintos de los 
estereotipos de guerreros toltecas o mayas en Chichen Tolteca y que podrían 
38 
 
representar gobernantes/guerreros de otros lugares. Esta es la única ocasión en 
que estos personajes son representados en Chichén Itzá, pero abre la posibilidad 
también de la presencia de guerreros foráneos en la armada de la ciudad. 
 
Figura 8. Templo Inferior de Jaguares. Registro inferior del muro sur (Anne Hunter 
en Maudslay 1902). 
 
¿En qué se parece y en qué se diferencia el sistema militar que vislumbramos 
en Chichén Itzá de aquel aparente en Tula y Tenochtitlan? Con respecto al primer 
caso, es en gran medida una copia de Tula, donde aparecen los estereotipos de 
guerrero Xiuhtototl, guerrero Mariposa y guerrero Aztaxelli, aparentemente como 
tres grandes divisiones, así como el armamento, parafernalia y seres sobrenaturales 
asociados. De Tula procede también la costumbre de los pilares con guerreros 
enmarcados arriba y abajo por seres sobrenaturales. La diferencia fundamental 
estriba en que las representaciones de Chichen Itza incluyen guerreros de origen 
maya, y las de Tula no. Aunque se ha propuesto que Tula era una sociedad 
multiétnica, en la iconografía no parecen distinguirse otros grupos comparables a 
los mayas. Con respecto al segundo caso, en Chichen Itza es apreciable una 
división binaria en dos grandes grupos, cada uno liderado por un primer jefe y un 
39 
 
segundo, que recuerdan el sistema de dos divisiones y cuatro cargos (tlacatecutli, 
tlacochtecutli, tlacateccatl y tlacochcalcatl) de los mexica. En ambos casos se 
habrían dado otras órdenes militares menores como los otomís entre los mexica, o 
los propios mayas en Chichen Itzá. 
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