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La Escalinata Jeroglífica de Copán, Honduras Resultados de los Estudios y Propuestas de Conservación TRADUCCIÓN DEL INFORME FINAL La Escalinata Jeroglífica de Copán, Honduras Resultados de los Estudios y Propuestas de Conservación INFORME DEL PROYECTO The Getty Conservation Institute, Los Angeles Instituto Hondureño de Antropología e Historia, Tegucigalpa Derechos © 2006 J. Paul Getty Trust e Instituto Hondureño de Antropología e Historia Diseño de la versión en inglés: Joe Molloy, Mondo Typo, Inc. Traducción de textos: Chris Bain Borrego, Alessandra Bonatti y Penta SA. Revisión de la traducción: Carolina Castellanos Diseño de la versión en castellano: Jennifer Carballo, Aldea Rodríguez, Benjamin Marcus Se han realizado los mejores esfuerzos para ponerse en contacto con aquellas personas o instituciones que ostenten los derechos de los materiales que se presentan en este volumen y para obtener permiso para su publicación. Toda omisión en este sentido se corregirá en volúmenes futuros si se le solicita por escrito a la editorial. Getty Conservation Institute 1200 Getty Center Drive, Suite 700 Los Angeles, CA 90049-1684, Estados Unidos Teléfono 310 440-7325 Fax 310 440-7702 Correo electrónico: gciweb@getty.edu www.getty.edu/conservation Instituto Hondureño de Antropología e Historia Villa Roy Barrio Buenos Aires Tegucigalpa, Apartado 1518, Honduras Teléfono 504 222-3470 Fax 504 222-2552 Correo electrónico: ihah2003@yahoo.com www.ihah.hn/ Getty Conservation Institute (GCI) trabaja en el nivel internacional para lograr avances en el campo de la conservación mediante investigaciones científicas, proyectos de campo, educación y capacitación, así como a través de la diseminación de información por varios medios. En el marco de sus programas, GCI hace énfasis en la creación y difusión de conocimiento que beneficien a los profesionales y a las organizaciones responsables de la conservación de las artes visuales. El Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) es una entidad autónoma del Estado Hondureño, encargada de la protección, conservación e investigación del legado cultural de Honduras. El IHAH promueve y publica, tanto en el nivel nacional como internacional, el legado cultural hondureño: los productos tangibles e intangibles de aquellos ancestros y contemporáneos que cumplen con una función formativa e informativa en las actuales generaciones del país. El IHAH brinda información y conocimiento sobre el desarrollo, la adaptación, la creatividad, la organización social y una visión global de los diferentes grupos humanos y de su ambiente, al tiempo que promueve la identidad nacional hondureña. Fotografía de la portada por Eliud Guerra, septiembre 2006. Fotografía de la contraportada por Hiroyuki Ikarashi, julio 2003. Índice v Prefacio vii Agradecimientos ix Resumen Introducción 1 Descripción del sitio arqueológico de Copán 2 Historia del sitio y de la Escalinata Jeroglífica 4 Significado e importancia de la Escalinata Jeroglífica Historia de la Conservación en la Escalinata Jeroglífica 7 Historia de las intervenciones 17 Estudios anteriores acerca de la conservación de piedra en Copán 26 Comparación de la documentación fotográfica de la Escalinata Jeroglífica a través del tiempo Evaluación de las Condiciones Actuales 33 Registro foto-topográfico 38 Registro de condiciones 42 Análisis de materiales 56 Monitoreo ambiental 66 Análisis biológico 74 Evaluación estructural 76 Conclusiones principales Propuestas de Acciones Futuras para la Conservación 85 Experimentación de técnicas y materiales de tratamiento para la conservación de piedra y mampostería 99 Propuestas y opciones técnicas para la conservación Apéndice A 117 Sistema de identificación para los bloques y glifos de la Escalinata Jeroglífica Apéndice B 119 Resumen cronológico de la historia de la conservación de la Escalinata Jeroglífica Apéndice C 125 Documentación fotográfica de los bloques de la Escalinata Jeroglífica seleccionados para el monitoreo de condiciones Apéndice D 127 Glosario ilustrado de condiciones en la piedra de la Escalinata Jeroglífica Apéndice E 129 Datos adicionales del monitoreo ambiental Apéndice F 135 Proveedores de productos y equipo para la experimentación de tratamientos de conservación Apéndice G 143 Conceptos de diseño para una nueva cubierta de protección para la Escalinata Jeroglífica Apéndice H 151 Protocolo de monitoreo fotográfico para la Escalinata Jeroglífica 159 Nota bibliográfica y abreviaturas 161 Referencias y bibliografía 180 Créditos del texto 181 Créditos fotográficos CD-ROM del informe en inglés Prefacio Este documento comprende la versión en castellano de los textos del informe ‘The Hieroglyphic Stairway of Copán, Honduras. Study Results and Conservation Proposals. A Project Report’. Se hace referencia a las imágenes de la misma forma que en la versión en inglés y éstas deben consultarse en el documento original. El presente proyecto de conservación, llevado a cabo por Getty Conservation Institute (GCI) y por el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) tiene diversos orígenes, algunos de los cuales se remontan al año 1986, año en el que dio comienzo el Proyecto Escalinata Jeroglífica. Dos años más tarde, éste se incorporó al Proyecto Arqueológico Acrópolis de Copán (PAAC), un proyecto de ocho años de duración que fue encabezado por William Fash de la Universidad de Harvard y administrado a través del IHAH. El propósito del Proyecto de la Escalinata Jeroglífica fue el de investigar, estabilizar y restaurar este importante componente de la Estructura 26 (W. Fash et al. 1992: 105–6). En julio de 1997, el IHAH y la UNESCO organizaron una reunión de expertos en el sitio de Copán, con el fin de discutir el problema del deterioro de la Escalinata Jeroglífica y el posible desmantelamiento y transporte de los bloques a un ambiente más controlado. El grupo de trabajo, integrado por arqueólogos, conservadores y científicos con gran experiencia de trabajo en el sitio o en el campo de la conservación, consideró las condiciones de la Escalinata Jeroglífica y las diferentes opciones para garantizar su conservación. La discusión, basada en informes anteriores, generó una recomendación esencial: llevar a cabo una evaluación de las condiciones de la piedra, la cual debía incluir una investigación de gabinete detallada, una caracterización de la piedra utilizada en la Escalinata y un monitoreo ambiental. El análisis de los resultados de estos estudios sería la base para formular las propuestas para la conservación de la Escalinata (IHAH 1997). Antes y después de esta reunión, diversas instituciones (incluyendo al Getty Conservation Institute) sostuvieron varias reuniones regionales. En ellas se dieron cita diversos representantes de instituciones de patrimonio cultural de la región maya y representantes de diversas agencias internacionales, con el fin de considerar las necesidades de conservación prioritarias en la región. En 1999, en el marco de este contexto, inició un proyecto conjunto entre el IHAH y GCI. Este proyecto tenía el propósito de establecer una estrategia de largo plazo para la Escalinata Jeroglífica que además contribuyera al campo de la conservación en generaly que fuera una referencia útil para estudios similares que pudieran llevarse a cabo en otras áreas del sitio y de la región maya. El proyecto fue puesto en marcha con un equipo conformado por personal del GCI y por consultores, inicialmente con la colaboración de Barbara Fash, Directora del Proyecto IHAH de Estudio y de Conservación de la Escalinata Jeroglífica, entre 1999 y el año 2002 (Andrews y Fash, 2005: 25). El proyecto consistió en una serie de campañas de campo en Copán para el estudio, para el monitoreo de condiciones ambientales, para las pruebas y análisis de laboratorio en los laboratorios científicos del GCI y para la investigación de gabinete, llevada a cabo tanto en archivos de los Estados Unidos, como de Tegucigalpa y de Copán. Durante las campañas de campo se involucró, en la medida de lo posible, al personal del IHAH con el objeto de ampliar la comprensión del proceso de conservación y de capacitar en las diversas actividades, desde el registro de condiciones hasta la realización de las pruebas de tratamiento. El resultado buscado era conseguir que el IHAH contara con más personal capaz de hacer frente a los retos de conservación en el futuro. La fase preliminar del proyecto incluyó la selección de una metodología para registrar las condiciones de la Escalinata, el muestreo inicial de piedra de Copán para los análisis de laboratorio y la obtención de datos acerca de las condiciones ambientales en la Escalinata. Se Prefacio v llevó a cabo un estudio estereofotográfico completo de las superficies talladas de la Escalinata. Los métodos y las herramientas para la documentación se eligieron con base en las capacidades actuales del IHAH para que fuera posible realizar un trabajo similar por cuenta propia en el futuro. En septiembre del año 2000, GCI organizó una reunión en Copán con el fin de evaluar los resultados de los estudios preliminares, de definir los productos necesarios derivados de la investigación y el monitoreo ambiental y de generar observaciones y recomendaciones preliminares relativas a la futura conservación y el mantenimiento de la Escalinata (Getty Conservation Institute 2000b). El presente informe incluye el resultado de los diversos estudios y de los análisis desarrollados desde los inicios del proyecto, incluyendo las conclusiones principales derivadas del análisis de la historia de la conservación en la Escalinata y de la evaluación de las condiciones actuales. Con base en estas conclusiones, y en los resultados de las pruebas de tratamiento llevadas a cabo desde el año 2001 en la Escalinata, se proponen diversas opciones para acciones futuras de conservación, de monitoreo de condiciones y de mantenimiento de largo plazo. vi Prefacio Agradecimientos El presente informe de trabajo comprende los resultados y las recomendaciones derivadas del proyecto ‘Conservación de la Escalinata Jeroglífica de Copán’. Este proyecto es parte de la Iniciativa Maya, un programa del Departamento de Proyectos de Campo del Getty Conservation Institute, y se ha llevado a cabo en colaboración con el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) de Honduras. Al Getty Conservation Institute le gustaría manifestar su agradecimiento por el apoyo y la colaboración brindada al IHAH, actualmente dirigido por el Dr. Darío A. Euraque y anteriormente por el Dr. Ricardo Agurcia Fasquelle, Embajadora Margarita Durón de Gálvez, el Arq. Gilberto Lagos, la Dra. Olga Joya, así como a la anterior directora y Jefa del Departamento de Investigación Antropológica del IHAH, la Lic. Carmen Julia Fajardo. Los Jefes del área de Conservación, tanto anterior como actual, la Arq. Ana María Escher y el Ing. Rolando Soto, también brindaron ayuda al proyecto. De manera especial, al GCI le gustaría manifestar su agradecimiento al profesor Oscar Cruz Melgar, Director Regional del IHAH, así como a todo el personal en el sitio de Copán, especialmente a José Rufino Membreño y a Rolando Marroquín por su generosa ayuda. Asimismo, nos gustaría expresar nuestro agradecimiento por el apoyo logístico otorgado por Alberto Durón, delegado del IHAH en La Lima, y por Armando Ortiz, en El Puente. Nos gustaría también expresarle nuestro agradecimiento al personal del Centro Regional de Investigaciones Arqueológicas (CRIA) en Copán, en especial a Laura Nina Flores, bibliotecaria, por su ayuda con el intercambio de investigaciones y de datos. Los miembros del proyecto PICPAC del IHAH, dirigido por el Dr. Seiichi Nakamura y después por el Dr. Ricardo Agurcia Fasquelle, también nos brindaron un importante apoyo, en especial el fotógrafo del proyecto, Hiroyuki Ikarashi y la Ing. Iroshka Enamorado. La fase inicial del proyecto se realizó con la ayuda de Barbara Fash, Investigadora Asociada del Museo Peabody de Arqueología y Etnología y Directora del Proyecto de la Escalinata Jeroglífica del IHAH. Nos gustaría expresar nuestro sincero agradecimiento a ella y a los miembros de su proyecto. Los dibujos de la Escalinata reproducidos en este informe fueron adaptados de su dibujo no publicado, que ella amablemente compartió con el proyecto. Además, Eliud Guerra fue un apoyo importante durante el proyecto con la documentación y con las pruebas para tratamiento. La fotógrafa Reyna Flores brindó una valiosa colaboración con la documentación y con los procesados fotográficos. Concepción Lázaro y Ana Edith Lara también apoyaron al proyecto con su trabajo de documentación. Juan Ramón Guerra, chofer, nos ofreció ayuda logística al inicio del proyecto y Fernando López contribuyó de diversas maneras, incluyendo la construcción de escaleras y escalones de acceso a la Escalinata. Nos gustaría expresarles nuestro agradecimiento al personal de la Asociación Copán y a Catherine Doctor, por su gran interés en el proyecto, en el sitio de Copán y en su interpretación. Eduardo Góchez de Concultura en El Salvador ofreció asistencia con la instalación de las estaciones de monitoreo ambiental. La investigación de archivos llevada a cabo en los Estados Unidos como parte del proyecto fue apoyada por el personal de los Archivos del Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard, especialmente con el trabajo de India Spartz. Además, nos gustaría agradecer la ayuda de Mara Yarbrough, bibliotecaria del Laboratorio de Antropología, Museo de Artes y Cultura Indígena, en Santa Fe, Nuevo México. El Proyecto de Conservación de la Escalinata Jeroglífica del GCI se realizó bajo la coordinación general de Tim Whalen, Director del Instituto, de Jeanne Marie Teutonico, Directora Asociada, de François LeBlanc, Jefe de Proyectos de Campo y de Françoise Descamps, Jefa del proyecto Iniciativa Maya. Muchos miembros del personal del GCI, tanto anteriores como actuales, Agradecimientos vii contribuyeron al proyecto en diferentes etapas y de diferentes modos. Del Departamento de Proyectos de Campo: Elsa Bourguignon, Jennifer Carballo, Rand Eppich, Evin Erder, Christopher Gray, Virginia Horton, Bettina Lucherini, Rick Miller, Thomas Roby, Giora Solar, Lucia Valero- Martin, Anna Zagorski. Del Departamento de Ciencias: Susan Baron, Vincent Beltran, Ann Bourges, David Carson, Giacomo Chiari, Alberto de Tagle, Eric Doehne, Pnina Evans, Joy Keeney, Herant Khanjian, Tiziana Lombardo, Shin Maekawa, Urs Mueller, Alice Ormsbee, Carlos Rodríguez Navarro y Stefan Simon. Del Departamento de Diseminación e Investigación: Angela Escobar, Jane Fujimoto y Tom Shreves. Del Museo J. Paul Getty: Eduardo Sanchez. Al GCI le gustaría agradecer la asistencia brindada por el consultor William Martin, experto en conservación de arquitectura y piedra, quien proporcionó directrices muy valiosas durante todo el proyecto. Otros consultores también contribuyeron en diferentes aspectos: Clive Boardman,en estereofotografía; Peter Boniface, en análisis de datos del estudio; Paul Brooks, en estereofotografía; Giulia Caneva, en análisis biológico; Catherine Dewey, en documentación gráfica; Mark Gemperline, en ingeniería estructural; Lorenzo Lazzarini, geólogo/experto en conservación de piedra; Lorraine McVey, en investigación bibliográfica; Mark Philips, en análisis de datos del estudio; Gionata Rizzi, arquitecto especializado en conservación/diseño de cubiertas; Todd Rutenbeck, en ingeniería estructural; Luis Torres Montes, químico, experto en la conservación de piedra; Fritz Wenzel, en ingeniería estructural; Albert Wiedmann, en análisis de datos del estudio. Las firmas Consultoría Jefferson e Ingeniería Sandberg colaboraron con el análisis de materiales. viii Agradecimientos Resumen La Escalinata Jeroglífica es uno de los principales elementos que confieren al sitio arqueológico maya de Copán un valor universal excepcional, lo que motivó su inscripción en 1980 en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. La Escalinata, ubicada en el lado oeste de la estructura piramidal conocida como Estructura 26, ostenta la inscripción Maya más larga que se conoce en la antigua Mesoamérica. La inscripción, que data del siglo VIII de nuestra era, tiene una importancia histórica excepcional dado que relata la historia oficial de los gobernantes de Copán. La Escalinata Jeroglífica fue excavada a finales de la década de 1890 y se reconstruyó a finales de la década de 1930. Desde entonces, la Escalinata se ha convertido en un importante símbolo cultural en el nivel nacional y es una fuente de orgullo para la sociedad hondureña. En décadas recientes, la preocupación por el deterioro y la pérdida de las superficies de la piedra tallada en el sitio, en particular en la inscripción jeroglífica, ha llevado tanto a realizar estudios científicos de la piedra como a convocar diversas reuniones internacionales de expertos en arqueología y conservación, con el fin de determinar la mejor forma de asegurar la conservación de los monumentos de Copán. Desde 1979, se han realizado diversos tratamientos de la piedra, en un primer momento para eliminar el crecimiento microbiológico y, posteriormente, durante las décadas de 1980 y 1990, para la consolidación de las superficies. También se han adoptado medidas para prevenir el deterioro, como prohibir a los visitantes el acceso a la Escalinata y la colocación, en 1985, de una cubierta de protección sobre la Escalinata. Además de estos esfuerzos para frenar la pérdida de superficies talladas, se consideró la posibilidad de retirar los bloques de la Escalinata para colocarlos en un ambiente más controlado. En 1999, el Getty Conservation Institute y el IHAH acordaron llevar a cabo un proyecto conjunto para analizar las condiciones de la Escalinata y para determinar las acciones apropiadas para garantizar su conservación. El presente informe resume el estudio profundo e integral que se ha realizado en la Escalinata Jeroglífica el cual incluye: la investigación histórica, los estudios científicos de la piedra y de los morteros, los estudios de la colonización biológica en la Escalinata, el estudio detallado de las condiciones de conservación y el monitoreo de las condiciones ambientales. Con base en el análisis de la información que se ha recabado e integrado, se han definido propuestas y opciones para la conservación de la Escalinata en el largo plazo. Si bien se ha presentado un importante deterioro de la piedra desde que la Escalinata Jeroglífica fue excavada, actualmente el monumento está en condiciones estables, salvo por pocas y localizadas excepciones. La estabilidad actual de la piedra se debe en gran medida a la cubierta de protección ya que permite mantener secas las superficies de la misma, genera un ambiente más estable al reducir las fluctuaciones ambientales diarias y limita drásticamente el crecimiento microbiológico en la piedra. Las condiciones actuales pueden y deben mantenerse por lo que se debe mantener una cubierta protectora sobre la Escalinata, ya sea conforme al sistema actual, con algunas modificaciones limitadas y localizadas, o bien mediante el diseño y la construcción de una nueva cubierta permanente, capaz de preservar el micro ambiente actual. El acceso directo a la Escalinata deberá limitarse en la medida de lo posible, pues inclusive el ocasional acceso autorizado sigue siendo la causa de pérdidas limitadas en la superficie de la piedra. Con la puesta en práctica de estas dos medidas de conservación preventiva puede garantizarse la preservación del monumento en el largo plazo sin tener que recurrir al traslado de los bloques a un ambiente más controlado. Además, se pueden ejecutar tratamientos de conservación que podrían mejorar de manera significativa las condiciones en la Escalinata, como el resane en las zonas donde existe pérdida de mortero entre los bloques de piedra y la estabilización de las áreas superficiales de la piedra Resumen ix tallada que se encuentren en riesgo de perderse. Estos dos tratamientos, tanto el relleno de porciones faltantes en el mortero como la estabilización de superficies de la piedra, pueden realizarse eficazmente utilizando materiales locales para preparar las mezclas de mortero de cal, pero deben ser ejecutadas por personal debidamente capacitado y capaz de documentar su trabajo. Alternativamente, se podría tomarse la decisión de ir más allá de la intervención mínima necesaria para lograr la estabilización, buscando mejorar la presentación general de la Escalinata y la lectura de los jeroglíficos con la ejecución de un tratamiento integral de conservación. Un proyecto así implicaría la eliminación de los morteros actuales entre los bloques, la consolidación de toda la Escalinata y la reducción o eliminación de los tratamientos anteriormente aplicados en las superficies, reemplazándolos según sea necesario. Esta intervención de alto grado podría hacer que los bloques tallados fueran más visibles y legibles. Con tratamientos apropiados, los bloques tendrán mayor homogeneidad en la apariencia y las intervenciones serán menos evidentes que las actuales. Independientemente del nivel de tratamiento que se lleve a cabo en el futuro, será necesario monitorear y mantener las condiciones de la Escalinata y de los tratamientos, para asegurar que funcionen de manera apropiada y prevenir deterioro y pérdidas adicionales. Se propone un programa de monitoreo fotográfico e inspección visual que deberán poner en práctica miembros del personal de mantenimiento debidamente capacitados y dedicados a la Escalinata Jeroglífica y a todos los monumentos del sitio. El equipo de mantenimiento deberá ser supervisado por un conservador con la formación adecuada, capaz de garantizar que el trabajo de mantenimiento se organice, ejecute y documente de manera apropiada. Con el fin de iniciar y dar seguimiento a esta actividad, deberán identificarse conservadores y técnicos de mantenimiento que potencialmente se puedan dedicar a estas funciones en el sitio durante todo el año, para darles la capacitación necesaria. Esta capacitación es un proceso que toma varios años en el caso de los conservadores y varios meses en el caso de los técnicos, por lo que el IHAH deberá evaluar la necesidad de capacitación tan pronto como sea posible, con el fin de mejorar la conservación y el manejo del sitio en el corto plazo. Si bien este estudio se ha centrado en la conservación de un elemento arquitectónico de Copán, hay varios aspectos del mismo que podrán aplicarse a la conservación de otros monumentos para beneficiar a todo el sitio. Por ejemplo, la metodología propuesta para monitorear las condiciones de la Escalinata puede ser utilizada en todo el sitio. La metodología de tratamiento propuestaen el presente informe podría aplicarse a otros monumentos bajo cubiertas de protección en Copán. Además, la metodología general del proyecto: la evaluación de condiciones, el análisis de conclusiones, la definición de propuestas y pruebas de tratamiento y de medidas preventivas y, posteriormente, la planeación de intervenciones, bien puede aplicarse a otros monumentos, independientemente del nivel de presupuesto del que se disponga. x Resumen INTRODUCCIÓN Descripción del sitio arqueológico de Copán El sitio arqueológico de Copán se ubica en el occidente de Honduras, cerca de las fronteras con Guatemala y El Salvador, aproximadamente unos 500 km al noroeste de Tegucigalpa, capital de Honduras, en el municipio de Copán Ruinas, Departamento de Copán (Fig. 1). Durante el período Clásico maya (entre los años 250 y 900 d.C.), Copán se encontraba en el límite sur oriental de las tierras bajas mayas, una región cultural que actualmente comprende los estados modernos de México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador (Fig. 2) (W. Fash 1991; Webster 1999: 1). Copán, uno de los centros más grandes e importantes, fue una de las ciudades-estado dominantes de la región, hecho que es atestiguado en la actualidad por sus monumentales ruinas. El área central del sitio, conocida como Grupo Principal, abarca unas 12 hectáreas y está compuesta por una serie de edificios de gran tamaño organizados en torno a plazas abiertas. El Grupo Principal se divide en dos secciones: las plazas bajas del norte y la acrópolis del sur, un área elevada que es el resultado de siglos de secuencias constructivas (Fig. 3) (W. Fash 1991: 21). En la plaza baja de mayores dimensiones, conocida como la Gran Plaza, se ubican estelas y altares tallados, comisionados durante el reinado del decimotercero gobernante de Copán (Fig. 4). La plaza de la Escalinata Jeroglífica se encuentra justamente al sur de esta área, junto con el Campo de Pelota y el Templo 11 (o Templo de las Inscripciones). La acrópolis está organizada en torno a dos patios principales. El Patio Occidental está delimitado al este por la Estructura 16 dentro de la cual se encontró, durante la excavación arqueológica de túneles, el templo pintado conocido como Rosalila, en un buen estado de conservación (en el Museo de Escultura del sitio se exhibe una réplica en tamaño real de este edificio) (Agurcia-Fasquelle 1996). El Altar Q, que retrata a los dieciséis reyes de Copán y vincula al decimosexto de ellos con el fundador de la dinastía, también se ubica en la plaza del Patio Occidental. El Patio Oriental (o Plaza de los Jaguares) presenta varios edificios, incluyendo al Templo 22, y la adyacente Casa del Petate o Casa Comunitaria, en la que el decimocuarto rey se reunía con diversos representantes de la población (Fig. 5) (B. Fash et al. 1992). Al sur de la acrópolis, se han encontrado numerosos recintos residenciales de la élite (W. Fash 1991: 26). Copán tenía una ubicación privilegiada en un valle ribereño de acceso restringido, con bolsones de ricas tierras aluviales, que era adecuada para el cultivo de muchos alimentos que constituían la dieta mesoamericana básica, tales como maíz y frijol, además de tabaco y cacao (Fig. 6) (Webster 1999: 6; Schumann de Baudez 1983). El Grupo Principal no existía en aislamiento, pues el Valle de Copán presenta miles de vestigios arqueológicos. El estudio del patrón de asentamiento, llevado a cabo por la Universidad de Harvard a mediados de la década de 1970, produjo detallados mapas de asentamiento de toda el área y documentó los usos de suelo que tuvo el valle en la antigüedad (W. Fash 1991: 27). Las excavaciones realizadas en varias áreas fuera del centro cívico- ceremonial de Copán han arrojado datos adicionales sobre esta antigua ciudad-estado maya (Fig. 7) (consultar Webster 1989, por ejemplo). Introducción 1 Historia del sitio y de la Escalinata Jeroglífica La historia de Copán comienza con la ocupación inicial del Valle de Copán, alrededor de 1400 a.C., por parte de grupos de agricultores que vivieron en pequeñas aldeas. En el área residencial de Las Sepulturas, al oriente del Grupo Principal, se han encontrado evidencias, que datan hacia 1000–850 a.C., del desarrollo de una organización social compleja, principalmente entierros y artículos funerarios asociados con imágenes de estilo olmeca (W. Fash 1991: 63–64, 70). Durante el Clásico Temprano (400–600 d.C.) comienzan a evidenciarse cambios importantes en la sociedad de Copán, incluyendo un incremento en la población y la aparición de características culturales del Clásico Maya. Estas incluyen el sistema jeroglífico de escritura del Clásico Maya, el complejo sistema de calendario, la construcción de templos y palacios de mampostería con cámaras abovedadas, los diseños arquitectónicos centrados en torno a una plaza, los juegos de pelota, la elaboración de cerámica policroma y la aparición de un complejo estilo artístico (Coe 1993: 47; Bell et al. 2004). Los investigadores estiman que para finales del Clásico Temprano había entre 8,000 y 12,000 personas viviendo en el área de Copán (W. Fash 1991: 76). Las inscripciones documentan que en el año 426 d.C. K’inich Yax K’uk’ Mo’ estableció la dinastía gobernante de Copán (Stuart 1992), considerado por todos los gobernantes posteriores como su ancestro. La dinastía de Copán tuvo un total de dieciséis gobernantes y son los monumentos y construcciones comisionados por los últimos gobernantes, erigidos durante el Clásico Tardío (entre 600 y 900 d.C.), los que pueden apreciarse actualmente en el Grupo Principal. Durante el Clásico Tardío, varios de los grandes centros mayas fueron haciéndose más y más complejos, tanto desde el punto de vista sociopolítico como desde el económico, y luego entraron en decadencia. Si bien las causas de este colapso aún están siendo debatidas, muchos investigadores creen que se debió a problemas internos, como factores ecológicos (W. Fash 1991: 173; Culbert 1973; Culbert 1991; Gonlin 1993: 37). Durante el apogeo de Copán, alrededor de 800 d.C., se estima que había cerca de 20,000 habitantes en el bolsón de Copán (W. Fash 1991: 154). Tras el fallecimiento del decimosexto gobernante del sitio, en 820 d.C., la ciudad estado colapsó y fue prácticamente abandonada hasta la aparición de grupos culturalmente diferentes hacia mediados del siglo diez (Manahan 2004). Si bien la Escalinata Jeroglífica se reconstruyó durante la primera mitad del siglo veinte, existía una comprensión limitada de la historia del monumento, excepto por los pocos elementos que arrojaban las fechas registradas en la inscripción de la Escalinata. Los epigrafistas notaron que había un lapso de veinte años entre la fecha de inauguración de la Escalinata y la última fecha registrada para el decimotercero gobernante de Copán; asimismo, otras inscripciones registraban la decapitación de este gobernante a manos del gobernante de la vecina ciudad de Quiriguá, en 738 d.C. (W. Fash 2002: 9; W. Fash et al. 1992: 106). Sin embargo, no fue sino hasta el año de 1986, con el inicio del Proyecto Escalinata Jeroglífica, que los investigadores llevaron a cabo investigaciones arqueológicas para comprender mejor el significado y las motivaciones que había detrás de este importante monumento (Fig. 8) (W. Fash 2002: 9). Existían dos hipótesis particulares acerca de la Escalinata. La primera era que la Escalinata Jeroglífica era un monumento de conquista, construido por el gobernante de la vecina Quiriguá para celebrar su victoria contra Copán. La segunda era que la Escalinata era un ‘gran templo de autoafirmación’, construido por el decimoquinto gobernante de Copán con el propósito de dar nuevamente legitimidad al gobierno dinástico tras la derrota del decimotercerogobernante por parte de Quiriguá. Con la excavación de túneles en el interior de la estructura piramidal de la Escalinata Jeroglífica (conocida como Estructura 26) los arqueólogos pudieron ‘someter a prueba 2 Introducción la historia de la escalinata’ al investigar las etapas constructivas de la estructura (W. Fash et al. 1992: 107; W. Fash 2002: 10). William Fash y su equipo descubrieron un gran número de evidencias arqueológicas que apoyaban la segunda hipótesis y que además contribuían a la comprensión de la historia dinástica temprana de Copán. Las excavaciones revelaron que K’inich Yax K’uk’ Mo’, fundador de la dinastía de Copán, encargó las dos construcciones más tempranas que se erigieron en este lugar a principios del siglo V d.C. Posteriormente, el Gobernante 2 construyó una estructura, denominada Papagayo por los arqueólogos que la descubrieron, sobre estos edificios, misma que se conservó intacta por espacio de 250 años (W. Fash 2002: 10, 11). No fue sino hasta después de la muerte del Gobernante 12, cerca de 695 d.C., que se construyó una nueva estructura en este lugar. El Gobernante 13 creó una cámara mortuoria para el Gobernante 12 en la parte superior de Papagayo, cubriéndola luego con una gran estructura piramidal. Los investigadores consideran que fue sobre los amplios escalones del lado oriental de este edificio (lo que representó un cambio en relación con las estructuras más tempranas construidas en este lugar, pues éstas habían tenido escalinatas que daban al Poniente) que se inauguró la primera escalinata jeroglífica, 15 años después de la muerte del Gobernante 12 (Fig. 9). Las inscripciones de esta escalinata anterior cuentan la historia del Gobernante 12, quien gobernó Copán por más de sesenta años. Posteriormente, en 738 d.C., el decimotercero gobernante de Copán, quien comisionó varios de los hermosos monumentos que se aprecian en el sitio en la actualidad, murió en una batalla contra Quiriguá. Es probable que durante el corto período de gobierno del Gobernante 14, quien fue su sucesor, se haya recurrido a un ‘gobierno de consenso’ según sugiere la construcción de la llamada Casa del Petate (W. Fash 2002: 15; B. Fash et al. 1992). La Escalinata Jeroglífica, una versión más elaborada que la original, que vemos hoy día fue construida por el Gobernante 15 en el lado oeste de la estructura piramidal (Fig. 10). Tras remover los bloques tallados de la escalinata jeroglífica encargada por el Gobernante 13 en el lado oriental del edificio, el Gobernante 15 creó una pirámide nueva y más grande, con trece terrazas que simbolizaban los trece niveles del cielo según la cosmovisión mesoamericana (W. Fash 2002: 16). Las inscripciones que aparecen en la Escalinata Jeroglífica hacen referencia a muchos acontecimientos de la historia de la dinastía de Copán, haciendo énfasis en su origen divino y dando legitimidad al derecho de gobernar tras la desafortunada muerte de su decimotercero gobernante (Fig. 11). Introducción 3 Significado e importancia de la Escalinata Jeroglífica Copán es uno de los sitios más grandes y mejor investigados de toda el área maya y ha producido más inscripciones jeroglíficas y monumentos esculpidos que ningún otro sitio arqueológico en Mesoamérica (Fig. 12) (W. Fash 1991: 19). Su diverso corpus de escultura antigua, sumamente hermosa y expresiva, hace de este sitio una ‘ventana potencialmente maravillosa al interior de la ideología maya’ (W. Fash 2002: 7). Por estas razones arqueológicas y porque el complejo arquitectónico de Copán, con sus templos piramidales y sus plazas, es uno de los más característicos de la civilización maya, Copán satisface los criterios de valor universal excepcional establecidos por la Convención de Sitios de Patrimonio Mundial de la UNESCO (Ministerio de Cultura y Turismo de Honduras 1979). Como resultado de esto, Copán ha estado en la Lista de Patrimonio Mundial desde 1980. En su recomendación a la UNESCO, Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) cita específicamente las inscripciones jeroglíficas de la Escalinata de la Estructura 26 como un monumento de considerable importancia histórica (ICOMOS 1980). La Escalinata Jeroglífica, ubicada en el lado oeste de esta estructura piramidal, fue construida en dos partes y en dos momentos (710 y 755 d.C.). Tiene la inscripción de texto maya más larga que se conoce hasta ahora en toda Mesoamérica (Fig. 13) (W. Fash 2002: 7). La inscripción narra la historia oficial de los gobernantes de Copán y proporciona ‘un registro exacto de los eventos dinásticos anteriores y de los personajes importantes’ (W. Fash et al. 1992: 112). En el Nuevo Mundo, donde son escasos los registros históricos preservados que documentan los acontecimientos y los personajes del pasado, la Escalinata da la oportunidad de contrastar la historia narrada en los textos esculpidos con los datos descubiertos por la investigación arqueológica. En este sentido, la Escalinata Jeroglífica ha permitido a los investigadores comprender mejor cómo se transformó la ideología político-religiosa de Copán (W. Fash 2002: 15). La mayor parte de la Escalinata fue reconstruida a finales de la década de 1930. Al hacerlo, más de la mitad de los bloques tallados no se colocaron en su posición original. No obstante, los 15 escalones inferiores se encontraron, y aún están, en su lugar original. A pesar de la inexactitud en la reconstrucción, la Escalinata se ha convertido en un importante símbolo nacional y en una fuente de orgullo para la sociedad hondureña, jugando un papel vital en el fortalecimiento de la identidad cultural de este país. Como evidencias de esta importancia política y cultural podemos citar el que la Escalinata, junto con el Juego de Pelota de este sitio, aparecen ilustrados en el billete más común del país (Fig. 14) y el hecho de que la toma de poder presidencial más reciente de Honduras se llevó a cabo en la Plaza de la Escalinata. La Escalinata es una de las razones por las cuales Copán es el principal sitio turístico cultural del país, tanto internacional como nacionalmente y forma parte del programa nacional de educación. 4 Introducción Introducción / Pies de ilustración (Ver la versión en inglés para las figuras.) Descripción del sitio arqueológico de Copán Figura 1. Mapa de Honduras Figura 2. Mapa de Mesoamérica, en el que se muestran los sitios mayas más importantes. Figura 3. Grupo Principal de Copán, en el que se identifican los monumentos y las características principales del sitio. Figura 4. La Gran Plaza, viendo hacia el noreste, con la Estructura 4, las estelas y los altares en segundo plano. Figura 5. Patio Oriental o Plaza de los Jaguares, viendo hacia el noroeste; puede apreciarse, en segundo plano, el Templo 22 con su cubierta. Figura 6. Valle de Copán viendo hacia el noroeste, con el Grupo Principal en el área boscosa, el río Copán en primer plano y el poblado moderno de Copán Ruinas a la izquierda en segundo plano. Figura 7. Mapa del asentamiento periférico de la antigua Copán, con el Grupo Principal como núcleo. Historia del sitio y de la Escalinata Jeroglífica Figura 8. Plaza de la Escalinata Jeroglífica viendo hacia el sudeste, con la Estructura 26 a la izquierda y la Escalinata, temporalmente descubierta sin la cubierta de protección de lona; julio de 2003. Figura 9. Sección esquemática de las principales estructuras descubiertas al investigar la Estructura 26, con base en las características expuestas mediante la excavación de varios túneles. Figura 10. Escalinata Jeroglífica temporalmente descubierta; julio de 2003. Figura 11. Dibujo de los glifos tallados en los bloques 406 a 410, escalón 43. Significado e importancia Figura 12. Escalinata Jeroglífica, detalle del bloque 365 (glifoB), escalón 39. Figura 13. Escalones 39-44 en el lado norte de la Escalinata Jeroglífica. Figura 14. Billete hondureño de un lempira, en el que aparece la Escalinata Jeroglífica y el Juego de Pelota de Copán. Introducción 5 6 Introducción HISTORIA DE LA CONSERVACIÓN Historia de las intervenciones Primeros recuentos escritos y descubrimiento de la Escalinata Jeroglífica Se han hecho descripciones del sitio arqueológico de Copán en varias fuentes escritas desde tiempos de la Conquista española, si bien su referencia más famosa es la que hizo John Lloyd Stephens en Incidentes de Viaje en América Central, Chiapas y Yucatán (si se desea consultar la referencia más antigua, que data de 1576, consultar García de Palacio 1860 y Gordon 1896: 45– 48; si se desea consultar referencias más recientes, consultar Galindo 1836; Galindo 1920; Stephens 1841). El libro de Stephens, que tuvo gran éxito entre el público en general, publicado en 1841, dio a conocer a Copán al mundo, así como a otros sitios mayas. Ninguna de estas primeras publicaciones, sin embargo, hace referencia a la Escalinata Jeroglífica. En 1885, Alfred Percival Maudslay, un explorador británico que posteriormente se dedicó al estudio de los mayas, realizó la primera exploración extensa y cuidadosa del sitio y, al hacerlo, redescubrió la Escalinata Jeroglífica al encontrar una sección de escalones que se ubicaban en la parte media de la pendiente del lado oeste de la estructura piramidal 26 (Fig. 15) (Maudslay 1889– 1902: 11, 30). Las excavaciones posteriores revelaron que esta sección de escalones, que eran la única parte visible de la Escalinata en esa época, se había deslizado desde la parte superior de la pirámide, aunque los escalones se mantuvieron juntos y en secuencia, tal como habían estado en su ubicación original. El Museo Peabody de Arqueología y Etnología La exploración de Maudslay en el sitio despertó el interés del Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard que, en 1891 obtuvo del gobierno hondureño una concesión por diez años para explorar las ruinas del país y, en particular, el derecho de llevar a cabo investigaciones en Copán (Gomez y Zelaya 1891: 1). Bajo este edicto especial, el Museo comenzó sus trabajos arqueológicos en Copán en diciembre del año 1891, comenzando por el retiro de la vegetación que cubría el sitio (Saville 1892c: 14). Los trabajos en la Escalinata Jeroglífica comenzaron en la siguiente temporada de campo durante 1892–93 (Fig. 16). Entre diciembre de 1892 y enero de 1893, los bloques de escalones jeroglíficos de la sección desprendida fueron descubiertos en su totalidad con el fin de poder tomar moldes de los mismos. Los escalones que habían permanecido en su posición original en la parte inferior de la Escalinata se descubrieron bajo más de 4 metros de material de derrumbe (Fig. 17).1 La excavación de la Escalinata tuvo que interrumpirse prematuramente debido a la muerte por fiebre tropical del director de la expedición, John G. Owens (Gordon 1893a: 1). Posteriormente, George Byron Gordon, el topógrafo de la expedición, se hizo cargo de la misma y fue el responsable de llevar a Boston, entre otros hallazgos hechos en campo, la segunda Figura Sedente, cortada en secciones con una sierra, así como un número de bloques de escalones jeroglíficos, cortados en planchas de entre 10 y 12.5 cm para facilitar su transporte (Lincoln 1893a; Gordon 1893c: 1–2). Entre 1893 y 1894 no se realizaron expediciones a Copán debido a la muerte de Owens y al ambiente político inestable en Honduras (Maudslay 1889–1902: 65). Durante la temporada de campo de 1894–95, dirigida por Gordon los bloques jeroglíficos de la sección desprendida, así como otros bloques sueltos encontrados entre los escombros, se limpiaron, fotografiaron, numeraron y luego se bajaron al nivel de la plaza ‘sin que ninguno de ellos sufriera el menor daño’ (Fig. 18). En la plaza, se les colocó sobre soportes de piedra, se les fotografió y se hicieron moldes en papel de la mayoría de ellos, probablemente después de ‘cepillarlos’ con agua, lo que era una práctica común en el sitio en aquella época (Figs. 19, 20).2 Los trabajos en Copán Historia de la conservación 7 volvieron a interrumpirse durante los tres años siguientes (1896–1898), debido a la elección de un nuevo presidente en Honduras, quien anuló el edicto de concesión al Museo Peabody (Gordon 1898b: 3). Con la elección de un nuevo presidente en el año de 1899, el Museo Peabody envió una expedición a principios del año 1900. La mayor parte de la temporada de campo se dedicó a la Escalinata Jeroglífica. Los escalones inferiores encontrados en su posición original, que se habían liberado parcialmente en temporadas anteriores, fueron completamente descubiertos, revelando un total de 15 escalones y la primera Figura Sedente (Fig. 21). La condición de estos escalones fue decepcionante para Gordon, quien consideró que un gran número de glifos estaba totalmente destruido y la mayoría de los restantes dañados. Las balaustradas a ambos lados de los escalones también estaban casi totalmente destruidas. Se hicieron moldes de papel y se fotografiaron todos los escalones encontrados en su sitio, así como de todos los bloques sueltos de los que aún no se habían hecho moldes (Fig. 22) (Gordon 1900b: 1–2; Gordon 1900g: 2, 3). La intención del Museo Peabody era continuar con sus trabajos en Copán durante la siguiente temporada de campo, la de 1900–01, pero cuando Gordon llegó a Copán en diciembre de 1900, no pudo llevarse a cabo trabajo alguno, debido a que el permiso de trabajo, cuya duración prevista era de diez años, no fue renovado. Sin embargo, Gordon reportó daños en la Escalinata hechos antes de su llegada. Un agente, presumiblemente enviado a Copán por el gobernador de Santa Rosa con el fin de recolectar objetos para la Exposición Panamericana, había desprendido muchos ornamentos de la Escalinata Jeroglífica utilizando cinceles (Gordon 1901b: 4, 12). Con esta amarga nota concluyeron 10 años de esfuerzos de investigación realizados en el marco de las expediciones a Copán organizadas por el Museo Peabody. La mayoría de los documentos escritos y fotográficos derivados de las expediciones del Museo Peabody se guardan en los archivos del Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachussets. La publicación The Hieroglyphic Stairway, Ruins of Copán: Report on Explorations by the Museum (La Escalinata Jeroglífica, Ruinas de Copán: Informe sobre las Exploraciones hechas por el Museo) ofrece un buen resumen del trabajo llevado a cabo por el museo en Copán (Gordon 1902). La Institución Carnegie de Washington Tras los importantes trabajos ejecutados por el Museo Peabody en Copán en la década de 1890, no se llevaron a cabo actividades arqueológicas relevantes sino hasta la década de 1930 cuando comenzaron las expediciones de la Institución Carnegie de Washington. Sin embargo, en 1910, el arqueólogo estadounidense Sylvanus Griswold Morley visitó Copán en representación de la Escuela de Arqueología Americana, ahora The School of American Research (Morley 1920: 27). Las fotografías que Morley tomó durante esta visita muestran claramente que los materiales de derrumbe del montículo habían vuelto a cubrir el lado norte de los escalones que aun se encontraban en su posición original, mismos que fueron retirados por Morley durante su visita (Figs. 23, 24). Morley continuó visitando el sitio durante la década de 1910 para preparar su monumental publicación Las Inscripciones de Copán (Morley 1920) y jugó un papel esencial en la creación del departamento de arqueologíade la Institución Carnegie de Washington en 1914. Bajo su dirección, la Institución Carnegie habría de conducir investigaciones, prospecciones y trabajos de excavación en muchos sitios mayas, incluyendo Copán (Brunhouse 1971: 63–78). La Institución Carnegie inició sus actividades en Copán en enero de 1935 (Strømsvik 1935a: 8 Historia de la conservación 118), bajo la dirección del ingeniero noruego Gustav Strømsvik, quien se mantuvo en el cargo durante todo el tiempo en que la Institución Carnegie de Washington estuvo involucrada con el sitio. El énfasis de los trabajos estuvo en la ‘reparación’ de las estructuras (Strømsvik 1935a: 118), lo que implicaba la preservación y reconstrucción, más que en realizar nuevas excavaciones de gran escala. Durante la primera temporada de campo, entre enero y junio de 1935, se limpió una vez más la vegetación que cubría el montículo de la Escalinata y se estabilizó el altar que se encontraba en la base de la misma. Fue en esta primera temporada cuando alguien informó a Strømsvik que a veces se colocaban botellas vacías en la Escalinata para practicar tiro al blanco.3 Desde el principio, Strømsvik abogó por una reconstrucción completa de la Escalinata Jeroglífica, aún cuando esto implicara que algunos bloques se colocaran en una posición incorrecta (Morley 1935a: 30 mar.; Strømsvik 1941a: 51). Su principal argumento en favor de la reconstrucción era el de evitar que los bloques jeroglíficos, colocados en la plaza, continuaran sufriendo daños como consecuencia del constante deshierbe en la plaza, que luego se quemaba sin ningún cuidado (Maudslay 1889–1902: 17; Saville 1892c: 14). Sin embargo, Morley estaba más a favor de una reconstrucción parcial de la Escalinata, consolidando los 15 escalones encontrados in situ y posiblemente reubicando ‘los 15 escalones que [se habían] desprendido juntos de un lugar más alto en la escalinata’ y que eran los únicos bloques cuyo orden se conocía (Morley 1935a: 30 mar.). El trabajo en la Escalinata se retrasó otro año, pues la temporada de campo de 1936 se dedicó fundamentalmente a desviar el río Copán, que había arrastrado parte de la sección oriental de la Acrópolis Principal desde tiempos de las expediciones del Museo Peabody, por lo que su desvío se consideraba con justicia como una prioridad para garantizar la preservación del sitio (Strømsvik 1936a). La reconstrucción de la Escalinata Jeroglífica finalmente comenzó en enero de 1937 con la estabilización de los 15 escalones que estaban en su posición original, aunque en malas condiciones fundamentalmente por el crecimiento de vegetación y de microorganismos. Los bloques de los cuatro escalones más elevados de la sección de escalones encontrados en su posición original, se fotografiaron y, junto con la primera Figura Sedente, fueron colocados nuevamente en su sitio, utilizando un mortero de cemento. El espacio detrás de los bloques se rellenó con piedras consolidadas con mezcla de cal y, finalmente, se limpiaron y se rellenaron con cemento las juntas entre bloques (Fig. 25).4 Con el fin de volver a colocar la sección de escalones que se habían desprendido en bloque, se decidió primero excavar y construir una nueva escalinata de apoyo sobre la cual se podrían ubicar los bloques jeroglíficos. Strømsvik apuntó en su cuaderno de notas de campo que la escalinata de apoyo se construyó en parte para asegurar que ‘cualquier escalón colocado no habría de interferir con la colocación de otras piedras que aún no se hubieran encontrado’ (Strømsvik 1937c: 6 enero 1937). Strømsvik también era de la opinión que, utilizando esta técnica, ‘sería muy sencillo reubicar cualquier bloque individual de piedra y colocarlo en otra posición, si llegara a determinarse que el mismo se había colocado en un lugar erróneo’ (Strømsvik 1941a: 52). La altura a la que debía colocarse la sección caída sobre la escalinata de apoyo fue objeto de muchas discusiones,5 y tras muchas de éstas y de un error de cálculo, la sección desprendida terminó colocándose 13 escalones por encima de la sección de escalones que se habían encontrado en su posición original (Strømsvik 1937c: 20 abril 1937; Strømsvik 1938–41: 25 enero 1938). La escalinata de apoyo se construyó hasta el escalón número 43 y los bloques jeroglíficos de la sección desprendida se colocaron desde el escalón 29 hasta el 43 (Fig. 26). Se usaron piedras planas sin tallar, remetidas unos centímetros con relación a las talladas, para llenar aquellas áreas en las que había piedras faltantes. Sobre el último escalón reubicado, se construyó un canal para Historia de la conservación 9 desviar el agua que pudiera bajar del montículo hacia los costados de la escalera, con el fin de evitar crecimientos biológicos en las piedras. Finalmente, las grietas visibles, las juntas y las llamadas ‘imperfecciones’ se rellenaron con cemento (Strømsvik 1937c: 19 abril, 7, 12–13 mayo 1937). Se agruparon los elementos de las balaustradas, con miras a volver a colocarlos en su sitio pero, debido a la falta de tiempo y de cemento,6 sólo el panel inclinado de la balaustrada inferior del lado sur pudo reconstruirse para finales de la temporada. Durante la siguiente temporada de campo (1937–38) se hicieron pocos trabajos, pues la colocación de la mayoría de los bloques sueltos era incierta. Se reconstruyeron algunos paneles de la balaustrada a ambos lados de la escalinata, con algo de incertidumbre, y se colocaron media docena de bloques jeroglíficos en el lado norte de los escalones 18–21 (Fig. 27).7 Al año siguiente, en la primavera de 1939, el área entre los escalones encontrados en su lugar y las secciones desprendidas fue rellenada con bloques de piedra. Strømsvik anotó en sus cuadernos de notas de campo que, para esta sección, usó sólo piedras cuyas superficies estaban ‘absolutamente destruidas y no podían leerse y de éstas las más pequeñas y rotas’. Por encima del sitio en el que se colocó la sección desprendida, se construyó menos de una docena de escalones de apoyo y de éstos tan sólo su porción central, pero no se colocó bloque jeroglífico alguno en ellos. 8 En la temporada de campo de 1939–40 se completó la reconstrucción de la Escalinata Jeroglífica. Los escalones de apoyo de la misma se construyeron primeramente hasta el escalón 63; sobre éstos se colocaron entonces los bloques jeroglíficos, utilizando cemento. Se construyó una terraza en pendiente, por encima del último escalón, con material de relleno y cal, y también los escalones lisos superiores, más estrechos, para unir el último escalón de la Escalinata con el piso del Templo 26. Se concluyó la reconstrucción de ambas balaustradas y se colocó la Figura Sedente 6, que ocupa la posición más alta de todas, en la parte media de los escalones superiores. Finalmente, se rellenaron las grietas y cuarteaduras de los bloques de piedra con cemento.9 Según Strømsvik, ‘todas las secciones reconstruidas están marcadas para que los estudiosos puedan distinguir aquellos elementos que ocupan su posición correcta, aquellos que probablemente estén bien colocados y aquellos para los cuales quedan dudas en cuanto a su colocación’ (Strømsvik 1940: 264). Actualmente, no es claro el modo en que habría de distinguirse entre las diferentes secciones, aunque es posible que se hayan utilizado diferentes tipos de mortero de colocación para este fin. Durante la temporada de campo de 1940–41, se encontraron algunos elementos faltantes de la balaustrada, que fueron colocados en la balaustrada norte (Fig. 28) (Strømsvik 1941b: 293). Los trabajos en Copán se interrumpieron en febrero de 1943, pues Strømsvik se enlistó en la Armada Real de Noruega (Kidder 1943: 177); los trabajos se reanudaron en Enero de 1946.En el curso lo que fuera la última temporada de campo de la Institución Carnegie de Washington, Strømsvik consideró cambiar la posiciónde los cuatro elementos horizontales de las balaustradas de la Escalinata. Finalmente, decidió no hacerlo, mencionando en su cuaderno de notas de campo que ‘resulta más apropiada una limpieza con cuidado y a fondo, así como un lavado de cemento’, aunque no da más detalles sobre si estas operaciones se llevaron a cabo o no.10 Ya desde 1946, Strømsvik notó el importante deterioro de los monumentos, tanto en Quiriguá como en Copán, que había ocurrido durante la década anterior (Strømsvik 1946: 202). Lo atribuyó al crecimiento biológico que habría debido eliminarse de las superficies de la piedra y cuya recolonización habría debido evitarse. En su corto informe anual para el anuario de la Institución Carnegie, también escribió que debería buscarse un ‘agente endurecedor’ para 10 Historia de la conservación facilitar la conservación de las superficies de piedra debilitadas (Strømsvik 1946: 202). En los años siguientes, Strømsvik ocasionalmente visitó Copán mientras trabajaba en otros sitios mayas de la región y, particularmente en 1949, condujo algunos experimentos para la conservación de piedra, basándose en los que había conducido Morley en Quiriguá. Strømsvik limpió y secó cuidadosamente los 6 escalones más bajos de la Escalinata Jeroglífica, aplicándoles luego con una brocha una laca clara de DuPont #1234,11 que le había enviado Robert Eliot Smith, otro arqueólogo mesoamericanista que también trabajaba para la Institución Carnegie (Strømsvik 1949: 231). Es probable que el producto aplicado fuera una laca de metacrilato, un polímero de tamaño molecular grande utilizado para proteger metales y que probablemente no penetró mayormente en la piedra, por lo que habría formado apenas una película no muy bien adherida sobre la superficie de la mismo.12 Tras más de una década de intensa actividad en Copán, la Institución Carnegie de Washington abandonó el sitio en 1946, lo que detuvo las investigaciones arqueológicas en el sitio. Éstas no volvieron a comenzar sino hasta mediados de la década de 1970. A partir de ese momento, el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), entidad gubernamental responsable del sitio desde 1952, ha debido enfrentar de manera progresiva las cuestiones relativas a la conservación de los monumentos en Copán. Instituto Hondureño de Antropología e Historia PRIMEROS ESTUDIOS DE CONSERVACIÓN DE LA PIEDRA La creciente preocupación de las autoridades hondureñas en cuanto al deterioro de sus monumentos de piedra llevó al IHAH a solicitar, infructuosamente, un fondo de la Fundación Wenner-Gren para la Investigación Antropológica en 1955, con el fin de llevar estudiar el deterioro de la piedra ocasionado por los crecimientos biológicos (Zelaya Rubi y Hale 1983: 161; Rodríguez Gudiel 1979: 1). Doce años después, en junio de 1976, el geólogo francés Léon Feugueur llevó a cabo el primer estudio en Copán a petición del director del IHAH (Feugueur 1969). Le sucedió, en 1972, el antropólogo estadounidense Darnell Castell, quien recomendó un tratamiento particularmente agresivo para el crecimiento biológico sobre la piedra, mismo que, afortunadamente, no se llevó a cabo.13 La primera propuesta detallada de conservación para Copán fue hecha por el ingeniero químico Luis Torres Montes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, en 1975 (Cama Villafranca y Torres Montes 1975). En ella, se proponían varias medidas de conservación, tales como la eliminación de microorganismos y evitar el daño ocasionado por los visitantes al sitio. Es esta propuesta la que quizá llevó a la decisión, tomada alrededor de 1975 por el IHAH, de prohibir a los visitantes caminar por la Escalinata (Fig. 29).14 El informe entregado por Torres incluía también una propuesta detallada de conservación para la Escalinata Jeroglífica, misma que contemplaba su desmantelamiento piedra por piedra, seguido de un tratamiento de conservación en laboratorio de los bloques individuales, antes de volver a colocarlos en su sitio, sobre una estructura metálica sostenida por planchas subterráneas de concreto reforzado. Esta propuesta nunca se puso en práctica. TRATAMIENTOS CON BIOCIDAS En julio de 1975, Mason E. Hale, del Departamento de Botánica del Instituto Smithsoniano, vino a Copán para examinar los monumentos y sugirió un programa para el tratamiento de crecimientos biológicos (Hale 1975), basándose en su experiencia de Quiriguá (Zelaya Rubi y Historia de la conservación 11 Hale 1983: 162; Rodríguez Gudiel 1979: 2). Con el apoyo financiero de la National Geographic Society (Sociedad Geográfica Nacional de los Estados Unidos), el programa se desarrolló a partir de Julio de 1976 y se hicieron varios tratamientos experimentales en algunos monumentos de Copán (Fig. 30). El tratamiento consistía en una aplicación de Clorox (agente conocido también como cloro, que es el ingrediente activo del hipoclorito de sodio [NaClO 6H2O]), diluyendo su presentación comercial a razón de 1 parte de cloro por 5 partes de agua; es decir, una solución acuosa al 5.25%. Este tratamiento era seguido por una aplicación, hecha al día siguiente, de Borax (cuyo ingrediente activo es el borato de sodio [Na2B4O7 10H2O]) en una solución acuosa al 5%. Las soluciones se aplicaron con un aspersor de mano, a razón de unos 300 cc/m2 de Clorox y 500 cc/m2 de Borax, este último menos fácil de absorber. Las superficies tratadas no se lavaron con agua después del tratamiento, con la esperanza de que esto las hiciera retener efectos biocidas residuales. El tratamiento se repitió seis meses después, seguido de un tercer tratamiento, aplicado aproximadamente un año después (Fig. 31) (Hale 1984: 310–11). Los tratamientos experimentales se hicieron en otras partes del sitio al año siguiente, incluyéndose tres áreas de la Escalinata Jeroglífica: el lado sur del escalón 2, en una sección de peralte de aproximadamente 1.5 metros de longitud; el lado norte del escalón 28, en una sección de peralte de aproximadamente 2 metros de longitud; el lado sur del escalón 53, en una sección de peralte de aproximadamente 2 metros de longitud (Hale 1978a: 7). Estas tres áreas recibieron tratamiento en enero de 1977 y en julio del mismo año, aplicándoseles tanto Clorox como Borax1515; este tratamiento fue seguido por una tercera aplicación, únicamente de Clorox, en enero de 1978 (Hale 1978a: 2). Los buenos resultados obtenidos en estas pruebas preliminares llevaron a la decisión de dar este tratamiento a todos los monumentos principales de Copán, incluyendo la totalidad de la Escalinata Jeroglífica (Fig. 32). La Escalinata fue tratada tres veces con Clorox y Borax en septiembre de 1978, diciembre de 1978 y marzo de 1979, eliminándose la microflora de las huellas de los escalones y eliminando el 95% de los líquenes mayores en los peraltes. Hale insistió en que los restos de microflora se eliminarían de manera natural (Hale 1984: 320), por lo cual no resultaba necesario cepillar mecánicamente las superficies, lo que tan sólo aumentaría el ya de por sí extenso deterioro de la Escalinata (Hale 1979d: 2). No obstante, no se sabe si se siguió o no la recomendación de Hale de no cepillar mecánicamente las superficies. Hale estaba conciente que la recolonización biológica era inevitable por lo que recomendó que los monumentos fueran rociados con regularidad con una solución biocida de preferencia Clorox o Thaltox Q (compuesto británico a base de cloro y fluor [Kumar y Kumar 1999: 2]), en intervalos de entre 2 y 8 años (Hale 1984: 315), dependiendo de su grado de exposición. Se llevaron a cabo pruebas en el sitio con Thaltox Q en 1979 y en septiembre de 1980 (Martínez 1983: 8) y, posteriormente, las áreas tratadas anteriormente que se habían infestado nuevamente fueron rociadas con la solución (Zelaya Rubi y Hale 1983: 162); no obstante, no ha sido posible determinar loslugares precisos de su aplicación. La evaluación de todos los tratamientos con agentes biocidas se hizo exclusivamente por medio de la fotografía. Existen fotografías e información adicional sobre los tratamientos de Hale en varias fuentes.16 En 1986, siete años después de la última aplicación de agente biocida, el científico alemán Josef Riederer reportó la ausencia de crecimientos biológicos de importancia, salvo algunos crecimientos de algas, especialmente en áreas húmedas (Riederer et al. 1986). 12 Historia de la conservación TRATAMIENTOS DE SUPERFICIE A finales de la década de 1970, varios investigadores que estaban trabajando en Copán expresaron su preocupación a las autoridades hondureñas por el deterioro de los monumentos en general y en particular de la Escalinata Jeroglífica (W. Fash 1977; B. Fash 1979). Los informes de agosto y septiembre de 1978 también subrayaron que los 15 escalones inferiores de la Escalinata se estaban deteriorando, específicamente por el desprendimiento en capas de su superficie,17 y en ellos se sugiere que la aceleración en el deterioro era consecuencia de la reciente eliminación de microflora. Habiendo atacado el deterioro ocasionado por agentes biológicos, Mason Hale y otros reconocieron que el deterioro por erosión y exfoliación de la piedra se había convertido en un problema prioritario (Hale 1984: 315) y concordaban que la consolidación de la piedra debería ser el siguiente tema de investigación.18 En marzo y abril de 1982, se experimentó un tratamiento utilizando Paraloid B-72 en una pequeña área de la Escalinata Jeroglífica que corresponde a los bloques 21 (Glifo F) y 22 del escalón 6 y a los bloques 28 y 29 del escalón 7 (Fig. 33) (Martínez 1983: 19, 25). Tras limpiar la superficie de la piedra, las escamas desprendidas se readhirieron utilizando una solución de Paraloid B-72 diluido en acetona al 20% (Fig. 34), y los peraltes de los escalones se ‘impermeabilizaron’ con una solución de Paraloid B-72 al 5%. Las huellas de los escalones no se trataron para permitir la evacuación de humedad (Cruz 1983: 18; Martínez 1983: 19). Es interesante que este experimento se considerara más como un intento de mitigar la recolonización biológica que como uno de consolidación y, en ese sentido, se le consideró exitoso, como muestra la documentación fotográfica del área tratada un año y medio más tarde (Fig. 35). Para el verano de 1982, quizás como resultado de una serie de recomendaciones hechas por conservadores del INAH de México, el Paraloid B-72 se estaba utilizando de manera regular para el tratamiento de superficies de piedra (Riederer 1982: 6; para versiones publicados ver Riederer 1983; Riederer 1986a). Se llevaron a cabo tres tipos principales de tratamiento: consolidación de superficies frágiles de piedra, utilizando soluciones de baja concentración (de entre el 1 y el 5% en acetona) de Paraloid B-72, la readhesión de escamas desprendidas utilizando una solución de Paraloid de entre el 15 y el 20% como adhesivo (Martínez 1983: 12, 14), y el ribeteo de escamas con una mezcla de Paraloid B-72 y polvo de piedra de Copán.19 El programa de trabajo de agosto de 1986 incluía específicamente una propuesta de tratamiento para la conservación de superficies en la Escalinata Jeroglífica que contemplaba la utilización de Paraloid B-72 diluido al 12%, mezclado con polvo de piedra de Copán para efectuar ribeteos y la utilización de Paraloid diluido al 5% como consolidante de superficies (Martínez 1986: 2). A finales de la década de 1980, el Mowilith 30 había reemplazado parcialmente al Paraloid B-72 como adhesivo para el ribeteo en el sitio, incluyendo la Escalinata; este agente se utilizó diluido en acetona al 12 y 15% (Axume 1987–89). Se llevaron a cabo tratamientos regulares en la Escalinata Jeroglífica, utilizando para ellos tanto Paraloid como Mowilith, hasta la primavera de 1998. Todas las demás actividades de conservación y mantenimiento, tales como el cepillado semestral de los peraltes y las huellas de los escalones se suspendieron en junio del año 2000.20 LA UTILIZACIÓN DE CUBIERTAS DE PROTECCIÓN COMO INTERVENCIÓN PREVENTIVA A principios de la década de 1980, al mismo tiempo que se experimentaba con tratamientos para las superficies para mitigar el deterioro de la piedra, se consideraba que mover las esculturas a un área techada o al ambiente climáticamente controlado de un museo y colocar réplicas en el sitio era la mejor solución para su conservación.21 En abril de 1983, tras una reunión de expertos Historia de la conservación 13 celebrada en Copán para discutir el deterioro de la piedra, se recomendó, entre muchas otras propuestas, llevar a cabo algunas pruebas con cubiertas de protección (Véliz R. 1983b). Esta importante reunión llevó a la realización de varios estudios y a dos reuniones de seguimiento en 1984 y 1986.22 Uno de estos estudios identificó la acción de cascada del agua en los escalones de la Escalinata Jeroglífica durante la estación de lluvias como un importante agente de deterioro, que producía tanto daños mecánicos como biológicos. El estudio consideraba la consolidación de la piedra, la protección con una cubierta y el desmantelamiento como tres opciones diferentes para la conservación de la Escalinata (Martínez 1983: 18, 20). Para 1984, se habían colocado techos en las estelas (Fig. 36) y la idea de colocar una cubierta en la Escalinata Jeroglífica durante la estación de lluvias se consideró como una solución que equilibraba las necesidades de conservación con la calidad de experiencia de los visitantes; al mismo tiempo, continuaban estudiándose la forma de ‘impermeabilizar’ y consolidar la piedra.23 En 1984, el director del IHAH tomó la decisión de colocar una cubierta de protección sobre la Escalinata y se realizaron los preparativos para instalar tres cables principales para sostener la gran lona de tela durante el verano de 1984–85, con el fin de que la cubierta pudiera estar lista para comienzos de la estación lluviosa de 1985 (IHAH 1997: 4; Véliz R. 1985: 2). Al tensar el cable del sur, una abrazadera de mala calidad se rompió y el cable cayó sobre la Escalinata; sin embargo, no ha podido hallarse descripción alguna de los daños que esto pudo haber causado. La lona de protección de la Escalinata finalmente se instaló el 2 de mayo de 1985 y, al mismo tiempo, se construyó una saliente corta en el borde de la plataforma superior, con el fin de desviar el agua hacia los lados de la Escalinata. No obstante, la sección superior de la lona, que era parte del diseño inicial, aún no se había instalado para finales del mes de mayo de 1985.24 Esta lona, más corta que la primera, cuya no instalación dejaba los primeros tres escalones expuestos a la lluvia, no se colocó sino hasta aproximadamente el año de 1998, año en que la lona también se hizo más ancha, siguiendo las recomendaciones contempladas en el plan de conservación de la Escalinata de 1998 (Fig. 37) (IHAH 1998: 13). La cubierta de protección de la Escalinata, que inicialmente se instalaba sólo durante la estación lluviosa, rápidamente se hizo permanente alrededor de 1987 y se ha mantenido hasta la actualidad.25 Como parte de su mantenimiento la lona se ha reemplazado en varias ocasiones: en la primavera de 1991, en la primavera de 1998, en febrero de 2001, en abril 2003 (Fig. 38), y en septiembre 2006.26 La historia de conservación de la Escalinata Jeroglífica está resumida cronológicamente en el Apéndice B. 14 Historia de la conservación Notas 1. Owens [1893b], notas del campo sobre la excavación del Montículo #26, 1, 3. 2. Gordon 1895h, 1; Gordon 1895e, 2; Bowditch y Lowell 1893, 4–5. 3. Strømsvik 1935c, 22 de marzo, 8, 10, 12, 25, 29 de abril. 4. Strømsvik 1937c, 5 de dic. 1936, 27 de ene.–12 de feb., 17 de mayo, 1937. 5. Sise desea consultar una discusión de los diferentes argumentos sobre el número total de escalones de la Escalinata Jeroglífica y de la colocación de la sección que se cayó junta, consultar a Strømsvik 1937c, 3 y 5 de febrero, 1937; Morley 1937, 26 y 29 de enero, 1º y 3 de febrero. 6. Strømsvik 1937c, comenzando el 12 de febrero; 29 de abril, 14 de mayo de 1937. 7. Strømsvik 1938–41, 3, 6, 9 y 25–26 de enero, 8 de febrero de 1938. 8. Strømsvik 1938–41, 28 de marzo, 10 y 15 de abril, 18 de mayo de 1939. 9. Strømsvik 1938–41, 9 y 12 de febrero, 2, 4 y 28 de marzo, 8 de marzo–27 de mayo, 26 de abril, 1º de mayo de 1940. 10. Strømsvik 1942–46, 26 de marzo de 1946. 11. Smith 1949. Los autores quisieran agradecer a Olaf Husby, sin el cual esta información sobre un tratamiento temprano de las superficies de la piedra de la Escalinata no se habría podido localizar. 12. Los autores agradecen a Bill Ginnell por arrojar luz sobre este producto de DuPont. 13. Cueva V. 1972; Sandoval 1984, 2–5; Rodríguez Gudiel, alrededor de 1992, 3. 14. Thomas Roby y Elsa Bourguignon, comunicación personal con Miguel Rodríguez Gudiel, 2003. 15. Hale 1978a, 7; Extractos de informes relacionados con el tratamiento de la microflora en las ruinas de Copán 1978, 1. En otros informes elaborados por el mismo Mason Hale, aparecen datos contradictorios sobre la fecha en la que se trataron los tres peraltes de la Escalinata. Se dan las fechas de enero y abril de 1978 en Hale 1979d, 2, pero esta información parece estar equivocada, pues Rodríguez Gudiel 1977b confirme que ya se habían llevado a cabo dos tratamientos en algunos de los escalones de la Escalinata. 16. Cruz M. 1983; Rodríguez Gudiel 1979; Extractos de informes relacionados con el tratamiento de la microflora en las ruinas de Copán 1978. 17. Extractos de informes relacionados con el tratamiento de la microflora en las ruinas de Copán 1978, 12–13. 18. Rodríguez Gudiel 1979, 7; Torres Montes y Franco V. 1980. Para consultar el caso específico de la Escalinata Jeroglífica, ver Extractos de informes relacionados con el tratamiento de la microflora en las ruinas de Copán 1978, 12. 19. Síntesis de comunicaciones personales entre Thomas Roby y Elsa Bourguignon y entre René Martínez, Rufino Membreño y Hernando Guerra, 2003. 20. Thomas Roby y Elsa Bourguignon, comunicación personal con Françoise Descamps, 2003. Historia de la conservación 15 21. Véliz R. 1983a; Sanders 1983; Soto G. 1984, 5. 22. Sandoval 1983; Sandoval 1984; Martínez 1983, 12, 14; Rodríguez Gudiel, Soto G. y Sandoval 1984; Riederer et al. 1986. 23. Rodríguez Gudiel, Soto G. y Sandoval 1984; Sandoval 1984, 41. 24. Larios V. 1985a, 3; Larios V. 1985b, 3; Larios V. 1985c, 3. 25. Comunicación personal entre Thomas Roby y Elsa Bourguignon y Hernando Guerra o Rufino Membreño, 2003. 26. Comunicación personal entre Thomas Roby y Elsa Bourguignon y Ramón Guerra, Hernando Guerra y Rufino Membreño, 2003. 16 Historia de la conservación Estudios anteriores acerca de la conservación de piedra en Copán Conservación de tufa volcánica La revisión bibliográfica reciente acerca de la conservación de piedra revela que los informes relativos a la tufa volcánica, un tipo de piedra que se encuentra en sitios culturales importantes, como la Isla de Pascua, Borobudur, en la isla de Java y Goreme, en Turquía, no son muy comunes, por lo que los factores y mecanismos de deterioro de este tipo de piedra no se han descrito claramente (Grissom 1994). A menudo, se cita al agua como el principal agente de deterioro de las rocas volcánicas, por su acción de solubilización gradual de iones específicos, transporte de sales solubles, fomento del crecimiento biológico e inducción de alteración por la alternancia de ciclos de hielo/deshielo. Consecuentemente, el tratamiento de conservación para piedras volcánicas que se recomienda con mayor frecuencia implica el uso de consolidantes, que a menudo son soluciones alcoxisilánicas, empleadas junto con agentes repelentes al agua. El papel del crecimiento biológico en el deterioro de la piedra volcánica también ha sido una preocupación importante en sitios tropicales y algunas veces ha llevado a recomendar el uso de biocidas. Los temas relacionados con la contaminación del aire y los tratamientos de limpieza, que a menudo guían la investigación para otros tipos de piedra, tienen poca importancia en la conservación de piedra volcánica. Conservación de la piedra de Copán El primer estudio científico de la piedra de Copán es un breve apéndice en el estudio epigráfico de Morley, Las Inscripciones de Copán (Morley 1920), que proporciona una descripción petrográfica de la piedra. Este estudio fue llevado a cabo por uno de los colegas de Morley del laboratorio geofísico de la Institución Carnegie de Washington, pero su único objetivo era la identificación geológica de la piedra y no comprender las causas de deterioro. En 1952, el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) se convirtió en la autoridad responsable del cuidado del sitio de Copan y, con el paso de los años, se ha ido preocupando cada vez más por el deterioro de sus monumentos de piedra. Por consiguiente, con frecuencia a petición del IHAH, desde finales de la década de los 60 se ha llevado a cabo un gran número de estudios científicos acerca de la piedra de Copán y su deterioro y, a partir de la década de los 80 (en 1983, 1984, 1986, 1997 y 2000), se han organizado reuniones entre expertos en conservación del sitio de Copán (Véliz R. 1983b; Rodríguez Gudiel, Soto G. y Sandoval 1984; Reiderer et al. 1986; IHAH 1997; GCI 2000a). El alcance, la complejidad, así como los métodos analíticos empleados en estos estudios son muy variables. La presente revisión resume las conclusiones de cada uno de los principales estudios enfocados hacia las condiciones de deterioro observadas en el sitio, así como los resultados de los análisis llevados a cabo y los principales factores y mecanismos de deterioro sugeridos por sus respectivos autores. Fred E. Wright, 1920 Se tomaron pequeñas muestras, procedentes de tres monumentos de Copán y se utilizó la microscopía de luz polarizada para examinar láminas delgadas de las mismas (Wright 1920). Wright determinó que las tres muestras eran prácticamente iguales: se trataba de una piedra mate, porosa, de grano fino, con un rango que iba del color verde pálido al verde amarillento, con inclusiones pequeñas más densas y duras. Llegó a la conclusión de que se trataba de una piedra tipo tufa, cuya composición iba de la dacita a la andesita, con un alto contenido de sílice y compuesta de una matriz sumamente alterada, con inclusiones de fragmentos de tufa más dura sin alterar. El material de la matriz parecía estar hecho de fragmentos de tufa vítrea que habían Historia de la conservación 17 sufrido una rápida desvitrificación y una alteración posterior, ya que la plagioclasa primaria y los fragmentos de cristales de cuarzo habían permanecido sin cambios, salvo por pequeñas alteraciones, que dieron lugar a las inclusiones. En la matriz, gran parte del material era demasiado fino para llevar a cabo una identificación satisfactoria valiéndose de un microscopio óptico, aunque sí podía distinguirse algo de material arcilloso, calcita secundaria y cuarzo. En una de las muestras, se observó una costra con una tonalidad marrón, más o menos distribuida en capas, que presentaba signos de alteración, con una zona de contacto sumamente definida entre la costra y el interior adyacente. En cada lámina delgada, aparecían líneas cortas e irregulares de material oscuro, parcialmente relleno de materiales secundarios, tales como cuarzo secundario, finas rayas de calcita con forma de hilos y clorita, que por lo general
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