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Cuento_Literatura

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-¡Vamos Alejandro! ¡Tenemos que ir a ver como esta papa!
-Espera Amelia, mama aun no a terminado de preguntar en que habitación esta. Le conteste a Amelia con indiferencia y en ese momento volteé a ver a mi mama y le dije:
Mama, no entiendo porque tenemos que venir a ver a ese hombre no se merece nuestro tiempo.
-¡Alejandro! ¡Es tu padre! Merece que vengamos a verlo
-Ese hombre no merece nada de nosotros solo nuestro odio.
-Es que tu padre a cometido errores, pero está enfermo y merece que tus hijos vayan a visitarlo.
-Para eso está el bastardo de Alberto y la suripanta de Bertha.
-¡BASTA! No puedes referirte así a ella y tampoco puedes referirte así a tu hermano.
-Por la culpa de ella él nos dejó y Alberto jamás lo considerare mi hermano
-¡Esta aquí¡ Dijo Amelia con felicidad. Mi mama camino lentamente hacia donde se encontraba Amelia. Yo permanecí en el mismo lugar, no quería ver a mi padre después de tanto daño que nos hizo a mi mama y a mí. 
Cuando mi mama llego donde se encontraba Amelia me dijo:
-Alejandro, ven hacia aquí ahora. 
De mala gana yo fui con mi mama. Esperamos un rato al que la enfermera nos diera permiso para entrar a la habitación. Cundo salió la enfermera del cuarto nos dijo que ya podíamos pasar y nos abrió la puerta.
En ese instante me quede congelado, hace mucho tiempo que no veía a mi papa. La última vez que lo vi fue cuando Amelia y yo esperamos afuera del despacho de abogados esperando a mama saliera con los papales del divorcio. 
-¿Quién es? Pregunto mi padre desde la cama que estaba al otro extremo de la habitación
-Somos nosotros papa. Le contesto Amelia con mucha emoción. 
En ese instante mi padre se levantó y se recargo en sus almohadas y contesto:
-¡Princesa¡ ¿Qué haces allí en la puerta? ¡Pasa, pasa! 
Amanda salió corriendo hacia la cama de papa como si fuera una niña pequeña. Ella podrá tener 18 años pero aun así algunas veces se comporta como si fuera una niña de 10 años.
-Hola, Alfredo… ¿Cómo te sientes? – dijo mi madre con voz entre contado.
Mi papa volteo a ver a mama y le dijo viéndola a los ojos
-Bien, Elena… mi salud esta mejorado... y tu socio ¿Cómo estás? 
Mi padre antes de que nos dejara por Bertha cuando jugábamos decimaos que éramos socios, era como nos referimos uno al otro. El no me decía campeón ni hijo como lo hacían los otros padres, él siempre fue muy original con todo lo que decía y hacia… eran una de las cosas que me gustaban de él. 
Yo sin hacer contacto visual y fríamente le dije –bien 
En ese instante entraron a la habitación Bertha y Alberto. 
-¿Cómo estas amo…..? – Bertha no termino la frase porque vio que mi madre Amelia y yo estábamos en el mismo cuarto.

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