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La_literatura

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La literatura. Bueno, es una cosa que algunos especialistas dicen que ya no saben 
bien qué es, puesto que está hecha de palabras. Palabras iguales a las que usamos 
todos los días (algunas no tan iguales), pero en todo caso, dice por ejemplo Jonathan 
Culler, las transformaciones que le hace la literatura al lenguaje son 
transformaciones que también nosotros le hacemos al lenguaje todos los días. 
Transformaciones simples, a veces, como cuando decimos “buenas”, en lugar de 
“buenos días”; o cuando decimos que le “buscamos tres pies al gato”, para decir que 
algo es complicado; o cuando decimos que algo está “de puta madre”, para decir que 
algo es asombroso, maravilloso, increíble, y que es muy diferente a un insulto, por 
ejemplo. 
Estos cambios pequeños son intervenciones que la literatura también usa. ¿Una 
metáfora?: “Eres un farol”, para referirse a alguien a quien le gusta llamar la 
atención, y que quiere decir que se parece a un farol de la calle, que desde lejos, 
con su luz, llama la atención en medio de la calle (y de la noche). Una forma de la 
comparación: “No te hagas el que la virgen te habla”, para decir que alguien hace 
como que no oye nada de lo que le están diciendo (porque no le conviene), como si 
estuviera oyendo a la mismísima virgen de Guadalupe, o bien a otra virgen (de la 
religión, claro) que se presenta como una aparición divina. Una metonimia: 
“Celuléame”, que se refiere a algo con el nombre de otra cosa: en lugar de decir 
“llámame”, se refiere al objeto con el que se hacen las llamadas; o, también: “Ya 
leíste a Rulfo?”, en lugar de referirse a un libro de Rulfo, ¿no? 
Bueno, este tipo de cosas (metáforas, comparaciones, metonimias y otras muchas) se 
llaman operaciones retóricas (en literatura), pero como vimos, las usamos, las 
reusamos y las inventamos todos nosotros, todos los días. 
Vamos a hacer una pequeña prueba y vamos a cambiar algunas cosas en las siguientes 
oraciones simples, comunes y corrientes. 
1. Cambia el sustantivo (¡Ayuda!: ¿cuál es el sustantivo?): 
Se me hizo tarde porque no pasó el camión. 
2. Cambia el verbo: 
¿En dónde estabas cuando te fui a buscar? 
3. En el paréntesis agrega una comparación utilizando el adverbio “como”. 
Cada vez que te encuentro estás ( … ) traes la misma ropa 
4.
 Evolución 
El maestro llega y pone la hoja del examen, pero el estudiante le hace las preguntas, y lo 
reprueba, naturalmente, porque padece de certidumbres. 
Pez por boca 
Los adolescentes hablan en clase no debido a que no les interese lo que dice el maestro 
(aunque es probable que esto sea cierto). Tampoco hablan porque estén aburridos 
(aunque con frecuencia lo están). Hablan porque si permanecen callados demasiado 
tiempo su función respiratoria disminuye. Corren el riesgo de morir ahogados si no 
hablan; así que hablan para respirar, esa es la verdad.

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