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La diosa del matrimonio

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La diosa del matrimonio “Hera” (diosa griega)
Hera es, en la mitología griega, la diosa del matrimonio. Hermana y esposa de Zeus, fue también madre de otros dioses. En la mitología romana se la conoce como Juno.
Su carácter tiene una doble vertiente. Por un lado, se muestra fiel y protectora, pero, por otro lado, es celosa y vengativa. Esto último está motivado por las numerosas infidelidades de su marido, Zeus.
Su culto fue muy extendido en la Antigüedad Clásica: es una de las principales divinidades y una de las doce deidades que residen en el Olimpo.
El nombre de Hera viene de heros (señora o dama). Se la representa como una mujer hermosa aunque de aspecto severo, de edad madura y con porte majestuoso. En ocasiones, aparece sentada en un trono, llevando una diadema y acompañada de un pavo real.
Zeus y Hera
Tanto Zeus como Hera son descritos como dioses de fuerte temperamento. La relación entre ambos se mueve dentro de una contante tensión: Zeus era proclive a cometer numerosas infidelidades y Hera espiaba continuamente a su marido. Sus ataques de celos y gritos de rabia hacían retumbar el Olimpo.
Dado que Hera es la diosa del matrimonio, no soporta las continuas infidelidades de Zeus. Hera suele reaccionar con rabia, y Zeus no duda en aplicar la fuerza para aplacar la ira de su esposa.
En una ocasión, Zeus la encadenó a un yunque y la colgó de la bóveda celeste. Ningún dios pudo liberarla y fue necesaria la intervención del dios Hefesto (hijo de ambos y forjador de las cadenas), para poder liberarla.
Estas tensiones se reflejan la Ilíada, de Homero. Zeus prohíbe la intervención divina en la Guerra de Troya, pero Hera participa ayudando a los griegos. En la misma obra, Hera logra seducir a Zeus para distraerlo mientras Poseidón encoraja a las tropas griegas.
Pasajes en la mitología
Hera está presente en numerosas historias en donde ayuda o pone trabas al héroe en sus hazañas. Al ser la diosa del matrimonio, muestra resentimiento ante los héroes fruto de las infidelidades de su esposo Zeus.
Presentamos algunos de los hechos mitológicos en donde Hera está presente.
Partido en la Guerra de Troya
Este conflicto tiene su germen en el llamado Juicio de Paris. El príncipe troyano debía elegir a la diosa más bella entre Afrodita, Atenea y la propia Hera. La vencedora fue Afrodita, quien le había prometido a Helena y, en consecuencia, se desencadenó la Guerra de Troya.
Al no ser declarada vencedora, Hera (así como Atenea) tomó partido por los griegos frente a los troyanos. Son numerosas las situaciones en las que Hera ayuda o rescata a los griegos en diferentes momentos del conflicto.
Hera y los Argonautas
Pelias, rey usurpador de Yolco, asesinó por venganza a Sidero, la madrastra de su madre. Lo hizo porque esta la maltrataba continuamente. El lugar del asesinato fue en un templo dedicado a Hera, donde Sidero se había refugiado. Pelias, además de mancillar el templo, abandonó el culto a la diosa.
Jasón, sobrino de Pelias, recuperaría el trono que le fue arrebatado a su padre si organizaba una expedición a la Cólquide y volvía con el Vellocino de Oro. Para esta misión, se construyó un barco, el Argos, y sus magníficos tripulantes se conocieron como Argonautas.
Hera, que quería ver destituido al rey Pelias, tomó a Jasón y a los Argonautas bajo su protección, ayudándolos en tan peligrosa empresa.
Acciones contra Hércules
Hércules sufrió de manera recurrente la ira de la diosa Hera. Hijo de Zeus y de Alcmena, es, por lo tanto, fruto de una infidelidad. Ya en su edad más temprana, pues aún estaba en la cuna, el héroe fue objeto del resentimiento de Hera cuando esta envió dos serpientes. Hércules cogió cada una con una mano y las estranguló.
A la vuelta a casa de un ataque a Troya, Hera envió unos fortísimos vientos contra las naves del héroe, lo que ocasionó que se desviaran y fueran a la isla de Cos.
En otro pasaje de la biografía de Hércules, Hera le provocó un ataque de locura que le hizo asesinar a sus propios hijos. Esto provocó un exilio y penitencia del héroe, que tomaría forma bajo los 12 trabajos. En uno de ellos, la hidra de Lerna, Hera envió un gran cangrejo para que lo picara y dificultara su lucha.
El parto de Leto
Según el Himno Homérico a Apolo, Leto, hija de titanes, estaba embarazada de gemelos. El padre no había sido otro que Zeus, por lo que los celos de Hera afloraron rápidamente. Leto buscaba un lugar donde poder dar a luz, ya que en todos lugares la rechazaban. El motivo era que los gemelos eran los dioses Apolo y Artemisa, y ninguna ciudad quería ser el lugar de nacimiento de Apolo.
Después de vagar de una ciudad a otra, pudo dar a luz en Delos y todos los dioses asistieron al parto, excepto Hera e Ilitía (la diosa del nacimiento). Al no estar presente esta última diosa, Leto sufrió horribles dolores durante nueve días.
Otras fuentes indican que Leto no encontraba ningún lugar para dar a luz debido a Hera. Esta enviaba a sus mensajeros y a su hijo Ares (dios de la guerra) para amenazar a las ciudades y evitar que pudiera dar a luz en ellas.
Hera y la ninfa Ío
Ío era una ninfa a la cual Zeus perseguía y, para atraparla, provocó una densa niebla. Hera, desconfiada, despejó la niebla y vio que en su interior se encontraba una vaca. Sabiendo que Zeus había convertido a la ninfa en ese animal, Hera pidió quedársela.
Le encargó a Argos, un ser de cien ojos, que la vigilara día y noche. Zeus, para liberar a Ío, le ordenó a Hermes que matara al cuidador. Entonces, Hera, enfurecida por la muerte de Argos, envió un tábano para que picara sin cesar a la vaca.
La ninfa convertida en vaca vagó por diferentes lugares, siempre sintiendo las dolorosas picaduras del tábano. Cuando se encontraba exhausta, le pidió a Zeus que le devolviera su auténtica forma.
Hera, devastada por la muerte de Argos, cogió sus cien ojos y los echó sobre la cola del pavo real. Por ese motivo, a Hera se le suele representar en compañía de este animal.
Las Pétrides
Hay varias versiones acerca de la acción de Hera sobre las Pétrides, las tres hijas de Preto, rey de Tirinto. Hera hizo enloquecer a las jóvenes (por reírse de uno de sus templos o por creerse más bellas que ella). Entre sus locuras, creían que eran vacas y se comportaban como tal en cada momento.
El adivino Melampo, tras numerosos ruegos y sacrificios a Hera, logró sanar a las tres hermanas y liberarlas tras diez años de locura. Después, se casó con la más bella de las hermanas y obtuvo un tercio del reino.

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