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ARGELIA REPÚBLICA

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ARGELIA REPÚBLICA
HISTORIA
Los primeros habitantes de lo que en la actualidad es Argelia fueron los bereberes, grupos tribales de origen desconocido. Las pinturas encontradas en las cuevas de la región del Ahaggar representan un pueblo que criaba ganado y cazaba en el área, entre el 8000 y el 2000 a.C. Mucho después, hacia el 1100 a.C., los fenicios, un pueblo marinero del este del Mediterráneo, fundaron un estado norteafricano en Cartago, en el actual territorio de Túnez. Durante las Guerras Púnicas libradas entre Cartago y Roma entre los siglos III y II a.C., Masinisa, un jefe bereber aliado de Roma que reinó del 202 al 148 a.C., estableció el primer reino argelino de Numidia. Su nieto, Yugurta, fue sometido por Roma en el 106 a.C.
Numidia prosperó bajo el dominio de Roma. Se produjo tanto grano y aceite de oliva que la región llegó a ser conocida como ‘el granero de Roma’. Un sistema de vías militares y ciudades con guarniciones protegían a los habitantes de las tribus nómadas. Con el tiempo, estas ciudades crecieron como auténticas ciudades romanas en miniatura.
El declive del Imperio romano trajo muchos cambios. Se retiraron las legiones romanas para defender otras fronteras y en el siglo III d.C. se desarrolló en la región el movimiento donatista, una secta cristiana propia del norte de África. Los vándalos, un pueblo germánico, invadieron la región en el siglo V y se establecieron constituyendo su propio reino. Apenas un siglo después estos guerreros fueron expulsados por las tropas del emperador bizantino Justiniano, cuyo sueño era restaurar la gloria del Imperio romano.
DINASTÍAS ISLÁMICAS MEDIEVALES
El sueño de Justiniano tuvo escasa duración. En el siglo VII los árabes invadieron el norte de África, trayendo una nueva religión, el islam. Los habitantes de lo que hoy día es Argelia, no obstante, presentaron resistencia, dirigidos por una mujer, Kahina, la suma sacerdotisa de una tribu supuestamente convertida al judaísmo, pero con el tiempo tuvieron que someterse al islam y a la autoridad árabe; Argelia se convirtió en una provincia del califato Omeya. Los árabes, sin embargo, permanecieron en gran parte como una clase dominante urbana.
Un conflicto interno sobre la sucesión al trono califal permitió a los bereberes formar su propio gobierno islámico en el siglo VIII. Muchos de ellos se unieron a una rama de los chiitas del islam y fundaron varios reinos tribales. Uno de los más destacados fue el de los rustamidas, localizado en Tahert, en el centro de Argelia. Tahert prosperó durante los siglos VIII y IX. Entre los siglos XI y XIII dos dinastías bereberes sucesivas, los almorávides y los almohades, sometieron el norte de África y el sur de la península Ibérica a una autoridad central única. Tremecén (actual Tlemcen o Tilimsen), la capital de los almohades, se convirtió en una ciudad de hermosas mezquitas y escuelas de enseñanza islámica, así como en un centro artesano de renombre. Los puertos de Argelia como Bejaia, Annaba y la cada vez mayor ciudad de Argel llevaron a cabo un activo comercio con las ciudades europeas suministrando los famosos caballos de Berbería, cera, cuero de calidad y tejidos para los mercados europeos.
DOMINIO DEL IMPERIO OTOMANO
Tras el derrumbamiento de los almohades en 1269 se puso de relieve una ardiente competencia comercial entre los puertos del Mediterráneo, tanto cristianos como musulmanes. Para ganar ventaja, los gobiernos de las ciudades empezaron a contratar corsarios piratas dedicados a asaltar barcos mercantes para pedir el rescate de personas y mercancías. Argel se convirtió en el primer centro de actividades de piratería.
En el siglo XVI los españoles ocuparon varios puertos del norte de África. Argel fue bloqueada y forzada a pagar tributo. Otros puertos fueron capturados por completo. Los musulmanes, desesperados, pidieron ayuda al sultán otomano, por entonces el califa de todo el mundo islámico. Dos hermanos piratas, los Barbarroja, persuadieron al Imperio otomano para que los enviara con una flota a África del Norte. Expulsaron a los españoles de la mayor parte de sus nuevas posesiones y, en 1518, el más joven de los Barbarroja, Jayr ad-Din, fue nombrado beylerbey, el representante del sultán en Argelia. En 1575 fue hecho prisionero por piratas berberiscos Miguel de Cervantes, que cumplió cautiverio en Argel durante 5 años hasta su rescate por padres trinitarios.
A causa de la distancia con respecto a la capital turca, situada en Constantinopla (actual Estambul), Argel se gobernó como provincia autónoma. En el exterior, la efectividad de su flota de piratas berberiscos hizo de Argel una potencia; los piratas argelinos dominaron el Mediterráneo. Los estados europeos pagaban tributo regularmente para asegurar la protección de sus barcos. Los rescates de prisioneros suponían grandes ingresos para la provincia. La seguridad interna se mantuvo gracias a las guarniciones de jenízaros otomanos.
COLONIZACIÓN FRANCESA
Francia se anexionó Argelia en 1834, situación que provocó una violenta resistencia entre las tribus bereberes, acostumbradas al débil control turco. Su cabecilla, Abd al-Qadir, que afirmaba ser descendiente de Mahoma, usó tácticas de ataque y retirada que fueron muy efectivas; no fue sometido completamente hasta 1847 y aún en la actualidad es venerado como héroe por los nacionalistas argelinos.
Con Abd al-Qadir apartado, Francia empezó a colonizar Argelia y los colonos europeos llegaron en masa. Para fomentar este proceso, los franceses confiscaron o adquirieron terrenos de los propietarios musulmanes a precios bajos. Argelia se convirtió en un departamento de ultramar de Francia, controlado totalmente por la minoría europea, los colons (colonos), que pasaron a constituir una elite privilegiada. Con la ayuda de grandes entradas de capital, desarrollaron una economía moderna, con industrias, bancos, escuelas, tiendas y servicios similares a los existentes en su país. La agricultura argelina se adaptó a la economía francesa; grandes fincas produjeron vinos y cítricos para exportar a Francia, tal como África del Norte había servido antes a Roma. Algunos europeos hicieron grandes fortunas, pero la mayoría eran pequeños granjeros, comerciantes, mercaderes y empleados de fábricas. Todos, sin embargo, compartieron su creencia apasionada en la Algérie française, la Argelia francesa.
La población musulmana, aunque se beneficiaba de los servicios sociales y del desarrollo económico, permanecía en desventaja aun siendo mayoritaria, estando sujeta a numerosas restricciones. Según las leyes francesas, no podían celebrar actos públicos, llevar armas de fuego o dejar sus hogares o pueblos sin permiso. Legalmente, eran súbditos franceses, pero para convertirse en ciudadanos franceses, con plenos derechos, tenían que renunciar a sus creencias. Pocos lo hicieron.
La población musulmana creció rápidamente; hacia 1930 alcanzaba los 5 millones. Una pequeña minoría, educada en escuelas francesas, adoptó la cultura francesa, aunque no fue aceptada del todo por los colons. De este grupo surgió el impulso inicial del nacionalismo argelino.
DESARROLLO DEL NACIONALISMO ARGELINO
El nacionalismo argelino se desarrolló después de la I Guerra Mundial entre los grupos musulmanes que, en un principio, sólo aspiraban a la equiparación con los europeos. Farhat Abbas y Ahmed Messali Hadj, este último comunista, estuvieron entre los más destacados líderes argelinos en las décadas de 1920 y 1930. En 1936, el gobierno francés concibió un plan que contemplaba similar trato para los musulmanes veteranos de la Gran Guerra y los militares franceses, pero fue desbaratado por los diputados colons en la Asamblea Nacional francesa. Frustrado por la resistencia obstinada de estos últimos a la reforma, Abbas aunó fuerzas con Messali durante la II Guerra Mundial para organizar un partido de militancia antifrancesa, los Amigos del Manifiesto y la Libertad. Después de la guerra, por el Estatuto Orgánico de Argelia (1947), se constituyó la primera Asamblea parlamentaria de Argelia, con unnúmero equivalente de delegados europeos y musulmanes, lo que no resultó satisfactorio ni para los nativos ni para los colons, demostrándose ineficaz desde su inicio. Los nacionalistas más militantes estaban entonces a favor de la lucha armada. A principios de la década de 1950, muchos se escondieron o se exiliaron.
GUERRA DE INDEPENDENCIA
En marzo de 1954 Ahmed Ben Bella, un antiguo sargento del Ejército francés, se unió a otros ocho argelinos exiliados en Egipto para formar un comité revolucionario que más tarde pasó a ser conocido como el Frente de Liberación Nacional (FLN). Unos pocos meses después, el 1 de noviembre, el FLN lanzó su ofensiva para lograr la independencia de Argelia mediante ataques coordinados a los edificios públicos, militares, puestos de policía e instalaciones de comunicaciones.
Un continuo aumento en la acción de la guerrilla durante los siguientes dos años forzó a los franceses a solicitar refuerzos; en total, 400.000 efectivos de tropas francesas fueron apostados en Argelia. La estrategia del FLN combinó las tácticas guerrilleras de Abd al-Qadir con un deliberado uso del terrorismo. De hecho, las tácticas de la guerrilla paralizaron a las fuerzas francesas más dotadas, mientras los atentados indiscriminados y los secuestros de europeos y musulmanes que no apoyaban activamente al FLN crearon un clima de miedo por todo el país, lo que provocó el surgimiento del contraterrorismo, ya que los colons y las unidades del Ejército francés atacaban los pueblos musulmanes y asesinaban brutalmente a la población civil.
En 1956 la guerra se extendió a las ciudades. En Argel, incluso los cafés, escuelas y tiendas se convirtieron en objetivos, ya que los nacionalistas buscaban debilitar la moral de los colons y atraer la atención internacional a su causa. El levantamiento de Argel fue implacablemente sofocado. Además, los franceses ganaron gradualmente ventaja al usar nuevas tácticas. Se impusieron castigos colectivos a pueblos enteros sospechosos de ayudar a las guerrillas. Otros grupos fueron deportados a campos de refugiados. Las vallas electrificadas a lo largo de las fronteras tunecina y marroquí separaron al grueso principal del FLN de las unidades diseminadas por el interior de Argelia.
A pesar de su superioridad militar, los franceses fueron incapaces de encontrar una solución política que resultara satisfactoria tanto para los colons como para el FLN. Las críticas internacionales contra Francia se incrementaron y sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se preocuparon debido al compromiso de las fuerzas francesas en una guerra impopular.
En mayo de 1958, los colons y oficiales del Ejército francés se unieron en Argel para derrocar al gobierno francés, si bien actuaron de modo titubeante. Un Comité de Seguridad Pública demandó la vuelta del general Charles de Gaulle, el jefe de la Francia Libre durante la II Guerra Mundial y el único que podía calmar la guerra y preservar la Argelia francesa. De Gaulle, sin embargo, fue realista. Una vez en el poder, reconoció que la guerra era difícil de ganar. En 1959 anunció su intención de permitir a los argelinos elegir entre la independencia o la asociación continuada con Francia.
El plan no gustó nada a los colons. Agraviados, efectuaron una revuelta sin éxito contra De Gaulle a comienzos de 1960, y en 1961 un grupo de generales intentó derrocarlo. En ambas ocasiones, sin embargo, la mayor parte del Ejército permaneció leal al gobierno. Asociado con el complot de los generales estuvo un grupo de militares y extremistas colons, conocidos como la Organisation Armée Secrète (OAS), que al mismo tiempo llevó a cabo una brutal campaña de contraterrorismo contra el FLN y las autoridades francesas.
En marzo de 1962 se aceptó finalmente un alto el fuego entre el gobierno y los representantes del FLN, en los denominados acuerdos de Evian. En el referéndum largamente esperado, celebrado el mes de julio, Argelia votó mayoritariamente por la independencia. Los colons iniciaron una evacuación masiva; antes de que acabara el año, la mayoría había abandonado el país. Algunos de ellos, ayudados por el gobierno francés, se instalaron en el noreste argentino, aunque finalmente optaron por desistir en su deseo por permanecer en el país.
ARGELIA INDEPENDIENTE
Los acuerdos de Evian estipularon la independencia inmediata para Argelia, incluyendo la ayuda especial de Francia para facilitar la recuperación del país tras ocho años de guerra. Los franceses lograron mantener su presencia en el Sahara argelino, gracias a los considerables avances realizados por sus técnicos para la explotación de los depósitos de petróleo y gas. Por su parte, el FLN garantizó la protección y plenos derechos civiles para el resto de la población europea, que después de un periodo de tres años elegirían entre la ciudadanía argelina o francesa.
Los costes materiales y humanos de la guerra fueron cuantiosos. Las víctimas francesas se elevaron a 100.000 y las argelinas a más de 1 millón, mientras que 1,8 millones se habían convertido en refugiados. Alrededor de 150.000 musulmanes favorables al mantenimiento de la vinculación con Francia fueron represaliados por el FLN después del alto el fuego.
La salida de los europeos privó a Argelia de casi toda su mano de obra especializada. Para empeorar las cosas, las rivalidades entre facciones dentro del FLN, mantenidas en un segundo plano durante la guerra, se hicieron más evidentes. En un encuentro en Trípoli, Libia, los líderes del FLN aprobaron una carta que declaraba a Argelia un país de régimen socialista, con el Frente como la única organización política legal. La autoridad máxima sería ejercida por el comité central del FLN, en tanto que la economía estaría controlada por el Estado, pasando las antiguas tierras propiedad de los colons a ser gestionadas por comités de trabajadores.
En poco más se pusieron de acuerdo los líderes y pronto estalló una guerra abierta entre las distintas facciones. El coronel Huari Bumedián, jefe del Estado Mayor del Ejército de Liberación Nacional, dio su apoyo a Ahmed Ben Bella, quien en septiembre de 1962 fue elegido primer presidente de la Argelia independiente.
Ben Bella fue presidente durante tres años y dirigió el comienzo de los trabajos para volver a poner al país en funcionamiento. La primera Constitución, aprobada en 1963, estableció una forma presidencialista de gobierno. El único obstáculo a los poderes del presidente venía dado por el voto de censura de los dos tercios de la Asamblea Nacional. Con tal autoridad sin prácticamente restricciones, Ben Bella, convertido en máximo mandatario, y gracias a su prestigio personal, pasó a estar cada vez más preocupado por el liderazgo de las naciones del Tercer Mundo, al mismo tiempo que se convertía en un gobernante cada vez más autocrático. A mediados de 1965 Bumedián, entonces ministro de Defensa, creyó que Ben Bella había ido demasiado lejos; le arrestó en un golpe de Estado sin derramamiento de sangre y asumió el poder supremo.
EL RÉGIMEN DE BUMEDIÁN
Bajo Bumedián Argelia empezó a capitalizar sus vastos recursos. El Ejército, más que el FLN, llegó a convertirse en una fuerza dominante en la vida política, económica y social del país. Bumedián formó un Consejo de la Revolución, integrado por 26 miembros, que pasó a ser la autoridad suprema; sus miembros eran comandantes del Ejército y compañeros de la época de la guerra de liberación. Se prohibieron las facciones en el partido único, así como el gobierno personal —aunque Bumedián asumió los cargos más importantes del Estado: presidente, primer ministro y ministro de Defensa—, y se mantuvo el principio de liderazgo colegiado.
Además del rápido desarrollo económico, Bumedián introdujo en el país un sistema político viable a corto plazo, con una estabilidad política incontestada. La Constitución de 1976 definía a Argelia como Estado socialista bajo el liderazgo del FLN, a la vez que Bumedián pasaba a ser presidente legalmente. Cuando murió, en 1978, el coronel Chadli Benyedidfue elegido para sucederle. Benyedid continuó la política de su antecesor pero relajó algunos de los controles estrictos de Bumedián; en 1980 puso en libertad y perdonó al anterior presidente Ben Bella. Benyedid fue reelegido en 1984, sin apenas oposición.

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