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Introducción En los países desarrollados una de las primeras causas de mortalidad la constituyen las enferme- dades cardiovasculares. De todos los factores implicados en su patogenia tal vez sea la hiper- tensión arterial (HTA) el más importante. Considerando que actualmente numerosas evi- dencias apoyan el concepto del inicio de la HTA en la infancia1-3, el mejor tratamiento consistirá en 296 Hipertensión 2004;21(6):296-310 00 Hipertensión arterial en la infancia y adolescencia. Importancia, patogenia, diagnóstico y tratamiento B. Álvarez Álvarez, B. de Rivas Otero, N. Martell Claros y M. Luque Otero Unidad de Hipertensión. Hospital Clínico San Carlos. Madrid. España La hipertensión arterial es uno de los factores de ries- go cardiovascular más importantes. Actualmente exis- ten evidencias suficientes para pensar que la hiperten- sión arterial esencial se inicia en las edades tempranas de la vida, por lo que su detección y seguimiento de- be comenzar en los primeros años. Junto a otra serie de factores condicionales de la hi- pertensión del adulto se ha visto que los niveles de presión arterial que se presentan en la infancia tienen un importante valor predictivo de los niveles de pre- sión en la edad adulta. Aunque se desconoce con exactitud la patofisiología de la hipertensión arterial esencial, probablemente en ella están involucrados la predisposición genética y también factores del entorno, el estilo de vida y facto- res fetales. El enfoque terapéutico de la hipertensión arterial en la infancia debe contemplar no sólo el uso de fármacos, sino también la aplicación de medidas no farmacoló- gicas. Las indicaciones para iniciar la terapia farmaco- lógica no son siempre fáciles de precisar y antes de iniciarla se debe valorar cuidadosamente el cociente riesgo/beneficio de cada fármaco en cada individuo. Es trascendental concienciar a los profesionales de la importancia de su despistaje en las revisiones periódi- cas de todos los niños. Aunque realizar un diagnósti- co, seguimiento y tratamiento adecuados resulta a ve- ces difícil debido a la controvertida información dis- ponible en el momento actual. El clínico no debe desanimarse en el registro y seguimiento adecuados de la presión arterial en la infancia durante su prácti- ca clínica habitual. La presente revisión pretende ac- tualizar y, en la medida de lo posible, esclarecer los conocimientos necesarios para ello. Palabras clave: hipertensión, infancia, etiología, diag- nóstico, tratamiento. Hypertension in children and adolescents. Importance, pathogenesis, diagnosis and treatment Hypertension is one of the most important cardiovascular risk factors. At the present, there are enough evidences to conclude that the essential hypertension starts in the first years of life and, therefore, its detection and pursuit must be done from this early life stage. Furthermore, the blood pressure levels during the childhood are an important predictive value, beside other factors, for the blood pres- sure in adult life. Although the pathophysiology of the essential hyperten- sion is nowadays not completely understood, it is known that several factors, like genetic predisposition, foetal, en- vironmental, and the life style are involved and all of them, interacting each other, may be a great part of its ori- gin. The treatment in children and adolescents must combine drugs and no pharmacological measures. The indications to initiate the drug treatment are not always easy to fix and before starting it, the quotient risk/benefit must be ca- refully evaluated for any drug in any patient. It is crucial for professionals to be made aware of the im- portance of hypertension screening as part of periodic child examinations. However, it is the case today that proper diagnosis, follow-up and treatment often turn out to be difficult due to the controversial information cu- rrently available. Still, physicians should not become lax in their regular practice regarding proper measurement and follow-up of blood pressure in children. The present review seeks to update and, as much as possible, clarify those skills necessary for such. Key words: hypertension, childhood, ethiology, diagno- sis, treatment. REVISIÓN Correspondencia: B. Álvarez Álvarez. Unidad de Hipertensión. Hospital Clínico San Carlos. C./ Profesor Martín Lagos, s/n. 28040 Madrid. jmmarcosv@hotmail.com Recibido: 5 de mayo de 2004. Aceptado: 10 de mayo de 2004. la detección temprana de la hipertensión. El énfa- sis en este diagnóstico precoz nos permitirá, por un lado, descubrir hipertensiones secundarias (poten- cialmente curables) y, por otro, identificar a aquellos niños o adolescentes con HTA primaria o esencial o susceptibles de desarrollar HTA en la edad adulta. Con todo ello se puede conseguir una prevención del deterioro de órganos diana, ya que la identifi- cación del hipertenso en la edad adulta puede ser demasiado tardía y el daño que ya entonces ha- yan sufrido los órganos diana será irreparable. Sin embargo, hasta la década de los sesenta en que se publicó el primer estudio sobre la técnica de la toma de presión arterial (PA) en el niño4 no se valoraba dicha constante y hubo que esperar a este momento para disponer de publicaciones que recomendaban la importancia de la toma de PA en la infancia. En 1977, el National Heart Lung and Blood Institute5 recomienda registrar la PA rutinariamente en los niños a partir de los 3 años de edad cuando acudan a sus revisiones pediátricas, poniendo especial interés en los ni- ños con problemas de obesidad, nefropatía o con alta agregación familiar de hipertensión, puesto que estos últimos son los que con mayor frecuencia desarrollarán HTA5. La prevalencia de HTA en la infancia/adolescencia descrita en varios estudios varía en función de los criterios utilizados en cada uno de ellos entre el 0,8 % encontrado por Gillum et al6 y el 2,5 % de Loggie7. En la población española un estudio rea- lizado en Torrejón de Ardoz8 estudiando 2.947 ni- ños de entre 6 y 18 años, tomando el percentil 95 de la distribución, se encontró una prevalencia del 2,2% de HTA y tomando 90 como percentil la pre- valencia aumentaba a un 4,8%9. Definición de hipertensión arterial La definición de HTA en la infancia se debe es- tablecer a partir de las distribuciones de los va- lores de PA en muestras ampliamente represen- tativas de las poblaciones infantojuveniles. Co- mo los valores de PA varían según la edad, la talla, el peso y el sexo del niño, es necesario re- ferirnos a tablas de percentiles para poder definir los límites de riesgo o patológicos (tabla 1). Los valores más aceptados internacionalmente son los de la Task Force for Blood Pressure in Children, publicados en 1987 y modificados en 199610, que relacionan la PA conjuntamente con la edad cronológica, el peso y el percentil de ta- lla para cada caso en particular. Diagnóstico El diagnóstico de hipertensión o normotensión es de suma importancia, ya que puede influir de una manera decisiva en el futuro del niño o adoles- cente y por ello resulta esencial atenerse a las nor- mas establecidas por expertos, como es el caso del Comité de la Organización Mundial de la Sa- lud (OMS)11. Por tanto, la lectura que realicemos debe ser rigurosa, fiable y en condiciones basales. Condiciones de medida 1) El primer requisito para una determinación correcta de la PA es seleccionar el tipo de apara- to. El esfignomanómetro de mercurio convencio- nal, que es el más aconsejable, siempre debe es- tar equilibrado sin bajar de la marca del cero y en posición vertical. En los niños más pequeños y con coartación de aorta no se puede utilizar el esfigmomanómetro convencional y se emplea un aparato Doppler con ultrasonidos que detecta la velocidad de la sangre12. Aun así, sólo se registra la presión arterial sistólica (PAS), ya que no desa- parece el ruido hasta que la columna de mercu- rio llega a cero y no puede detectarse la presión arterial diastólica (PAD). En investigación se emplea el Random Zero, que consiste en unacolumna de mercurio con un fal- so depósito de mercurio; una vez tomada la pre- sión se desconecta el manguito, quedando una medida de mercurio determinada; la presión real se hallará restando tanto de PAS como de la PAD la cifra del falso 013. 2) El segundo requisito es la elección del tamaño del manguito. En relación con la anchura es ne- cesario que el brazal cubra las dos terceras partes del brazo, dejando libre la fosilla cubital. Deben quedar unos 2 cm libres desde la flexura hasta el manguito para poder así insertar cómodamente el fonendoscopio. Además, el manguito debe ser lo suficientemente largo como para cubrir las dos ter- ceras partes de la circunferencia del brazo, de for- ma que queden debidamente ocluidos tanto la ar- teria humeral como los tejidos que la rodean. Si existiera alguna duda sobre el tamaño del mangui- to que debemos emplear siempre hay que elegir el de mayor tamaño, ya que una compresión excesi- va sobre el brazo elevaría la presión. La Asociación Americana de Cardiología5 reco- mienda las medidas del manguito adaptadas a la edad del niño y que se reflejan en la tabla 2. 3) El tercer requisito hace referencia al niño. La ro- pa debe ser lo más ligera posible sin que comprima el brazo. El niño debe permanecer en situación ba- ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 00 Hipertensión 2004;21(6):296-310 297 TABLA 1 Clasificación de los valores de presión arterial PA normal PAS y PAD < P 90 PA normal-alta PAS y/o PAD P 90-95 HTA manifiesta PAS y/o PAD P 95-99 HTA grave PAS y/o PAD o > P 99 PA: presión arterial; PAS: presión arterial sistólica; PAD: presión arte- rial diastólica; P: percentil; HTA: hipertensión arterial. sal, es decir, relajado en posición sentado o en de- cúbito supino, 5 ó 10 minutos antes de la toma de la presión. Si durante este período no se ha conse- guido que el niño esté tranquilo debemos emplear el tiempo que sea necesario para lograrlo y evitar la angustia que les produce a muchos de ellos la “bata blanca”. Su brazo permanecerá extendido y apoyado sobre una superficie horizontal a nivel del corazón. También es conveniente que el niño ten- ga la vejiga vacía desde media hora antes de la to- ma de presión. Igualmente no habrá realizado ejer- cicio alguno, ni comido, fumado o ingerido bebi- das alcohólicas en ese tiempo14. 4) Finalmente, y por lo que se requiere al obser- vador y al entorno, la medida debe realizarse en una habitación sin ruidos y con una temperatura confortable; el observador debe tener una pre- paración suficiente, nunca debe redondear las cifras de presión, siempre debe anotarlas y hacer la media de ellas. La persona que realice la me- dida debe estar sentada y sin ningún obstáculo entre ella y el aparato de presión, quedando sus ojos a la altura de la columna de mercurio. Técnica de medida Maniobras de obliteración del pulso: una vez que nuestro paciente se encuentra en las condiciones lo más cercanas a las basales como sea posible le colocamos el manguito en el brazo y se localiza el pulso radial en la flexura del codo. Tras locali- zar el pulso radial se debe proceder a hinchar len- tamente el manguito hasta que dejemos de perci- bir el pulso (presión de obliteración del pulso), punto que nos indicará hasta dónde debemos posteriormente elevar la presión en el momento de efectuar la toma. A continuación se desinfla rá- pidamente el manguito, se coloca el fonendos- copio sobre la arteria radial y procedemos a inflar rápidamente el manguito hasta sobrepasar en 20 mmHg la presión de obliteración que previa- mente hemos determinado, teniendo en cuenta que como mínimo debe llegarse a 180 mmHg. A continuación debe desinflarse despacio el man- guito a una velocidad de 2 mmHg/seg. Este método auscultatorio, universalmente acepta- do, es el de Korotkoff. El primer sonido audible (o fase I de Korotkoff), que debe seguirse de al menos otros dos sincrónicos con el pulso, corresponde a la PAS o momento en que la presión arterial del vaso colapsado supera a la presión del manguito inflado. La desaparición total de ruido (o fase V de Korotkoff) corresponderá a la PAD cuando se trata de niños mayores de 12 años y a la fase IV de Ko- rotkoff (cambio brusco de la intensidad del sonido) cuando se trata de niños menores de esa edad. No obstante, el observador debe seguir desinflando lentamente el manguito al menos otros 10 mmHg por si existieran latidos posteriores. Cuando no sea posible obtener una lectura fia- ble por el método auscultatorio se puede obte- ner el valor de la PAS por el método palpatorio al ir descomprimiendo progresivamente el man- guito y al percibir la primera pulsación de la ar- teria radial. La presión debe medirse en ambos brazos, conside- rando como válida la medida más alta y utilizando para medidas sucesivas ese brazo (brazo control). Es conveniente que el registro de la PA se acompa- ñe de la toma de la frecuencia cardíaca del niño. El diagnóstico final nos lo dará la media de tres to- mas de presión, separadas al menos una de otra por 15 minutos o bien registradas dos en el mis- mo día y otra en día diferente. Si un niño tiene la PA en un percentil entre el 90-95 es imprescindi- ble realizar otra u otras tomas, separadas al menos un mes de la anterior, para poder definir con pre- cisión en qué percentil se encuentra comparán- dolo con las tablas existentes. En la figura 1 se muestra el algoritmo propuesto para el diagnóstico de la hipertensión en la in- fancia. En la evaluación diagnóstica de un niño que presenta HTA se debe realizar una correcta recogida de antecedentes personales y familiares, exploración física completa y una serie de prue- bas complementarias, todo ello encaminado a descartar la presencia de HTA secundaria y a eva- luar la presencia de otros factores de riesgo car- diovascular y de lesión de órganos diana que puede presentar el niño hipertenso. Historia clínica En la historia del niño hipertenso deben recoger- se otros datos importantes para su evaluación y seguimiento. Entre ellos destacan: 1) Medidas antropométricas: el peso y la talla, variables como ya hemos dicho estrechamente relacionadas con la PA, deben estar reseñadas para conocer la valoración exacta de la PA. Es conveniente calcular el índice de Quetelet y el pliegue tricipital para conocer el estado nutri- cional del niño y saber si es o no obeso, uno de los condicionantes ambientales más estrecha- mente relacionados con la HTA en la infancia. 2) Raza: en nuestro país va aumentando el nú- mero de inmigrantes de otras razas. Por ello de- bemos recordar que la HTA es más prevalente y más grave en la raza negra, aunque para algunos ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 298 Hipertensión 2004;21(6):296-310 00 TABLA 2 Anchura del manguito según la edad ANCHURA MANGUITO EDAD (AÑOS) 2,5 cm 1 5-6 cm 1-4 8-9 cm 4-8 12,5 cm Adultos 14 cm Adultos obesos ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 00 Hipertensión 2004;21(6):296-310 299 autores estas diferencias no se hacen patentes hasta después de la pubertad y sobre todo a par- tir de los 25 años15, 16. 3) Antecedentes en el período neonatal: en al- gunos estudios se demuestra un aumento de la PA en jóvenes que durante este período recibie- ron cuidados intensivos y por ello resulta de im- portancia registrar estos antecedentes al recoger la historia del niño17. 4) Antecedentes familiares de HTA, hiperlipide- mia, obesidad y/o diabetes mellitus: entre la po- blación afecta de HTA existe una mayor preva- lencia de alteraciones metabólicas en compara- ción con la población normotensa. La agregación familiar de todos los procesos mencionados es co- mún, del mismo modo que ocurre con la HTA18, 19. Por todo ello, la presencia de antecedentes fa- miliares de cualquiera de estos procesos nos de- be hacer tomar concienciade lo imprescindible que es en estos niños la toma de PA y un estu- dio más extenso de todos estos factores. Por úl- timo es aconsejable recomendar a estas familias que tomen medidas preventivas higiénico-dieté- ticas con sus hijos para contrarrestar la suscep- tibilidad familiar de desarrollar hipertensión. 5) Tratamiento médico: se debe investigar la po- sibilidad de que el niño o el joven esté tomando alguna medicina que pueda elevar la PA (corti- costeroides, aintiinflamatorios no esteroideos, vitamina D, etc.). 6) Alcohol, anticonceptivos, tabaco u otras sus- tancias adictivas: en la adolescencia deben con- siderarse también otros factores de riesgo como el uso de anticonceptivos y el consumo de alco- hol y otros tóxicos como cocaína o anfetami- nas20, 21. En cuanto al tabaco, aunque no es cau- sa directa de HTA, es uno de los factores de ries- go mayores de la misma, así como de sufrir complicaciones cardiovasculares. 7) Hábitos dietéticos: debe darse gran importancia a la ingesta de sal por su implicación en la etiopa- togenia de la HTA22. Entre las preferencias gastro- nómicas de la infancia se encuentran productos manufacturados y procesados industrialmente (snacks salados) que contribuyen al aumento de la ingesta diaria de sal con los mismos. Debe consig- narse el consumo de regaliz u otros productos que contengan tiramina, pues pueden ser responsables de la aparición de la HTA. 8) Actividad física: los cambios de hábitos de la población infantojuvenil actual hacia un tipo de vida más sedentaria pueden influir a largo plazo en una mayor prevalencia de PA elevada en di- chas edades23, 24. Exploración física En la exploración física inicial de un paciente pediátrico hipertenso siempre se debe tomar la PA en el muslo para no pasar por alto una coar- tación de la aorta. Otros componentes importan- tes del examen físico de los niños hipertensos son la auscultación de soplos en el cuello, el ab- domen y los flancos25. Medir la PA: evaluar el percentil de PAS y/o PAD ≥90% Medir PA en varias visitas ≥95% Hipertenso 90%-95% <90% Normotenso Toma de PA anual <90% Determinar si la PA alta puede obedecer a la altura o al peso Niño alto para su edad ObesoNo obeso Control ponderal; vigilar PA Evaluación diagnóstica; valorar tratamiento no farmacológico y posibilidad farmacológico Si perdiese ≥95%; evaluación diagnóstica, valorar tratamiento no farmacológico y posibilidad de farmacoterapia Si PA elevada no obedece a estatura ni peso Vigilar PA cada 6 meses Fig. 1. Algoritmo diag- nóstico de la hiperten- sión arterial en la infan- cia. PA: presión arterial; PAS: presión arterial sis- tólica; PAD: presión arte- rial diastólica. Exploraciones complementarias La realización de estudios complementarios pretende, en primer lugar, descartar una posible causa secundaria de hipertensión, en segundo lugar, evaluar los factores de riesgo asociados y, finalmente, determinar la afectación de órganos diana. Estas exploraciones consisten en determinacio- nes simples como análisis sistemático de sangre, sodio, potasio, ácido úrico, lípidos plasmáticos, proteinuria, ionograma en orina de 24 horas, se- dimento urinario, electrocardiograma y ecocar- diograma para valorar el carácter crónico de la HTA que dará origen a hipertrofia del ventrículo izquierdo (HVI). Se ha observado que el 10%-15% de niños con HTA ligera presentan datos ecocar- diográficos de HVI, siendo éste un hallazgo de importancia pronóstica al ser la masa ventricular el mejor predictor de morbilidad cardiovascular relacionado con la HTA26. En nuestros estudios8 y confirmado por otros autores27 se demuestra que los jóvenes con las presiones más altas tienen un tamaño de masa ventricular izquierda mayor. In- cluso las elevaciones discretas son significativas, ya que valores persistentemente iguales o por encima del percentil 90 se asocian a cambios estructurales en el corazón28. Monitorización ambulatoria de la presión arterial en edad pediátrica La monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA) durante 24 horas nos permite observar la PA durante el día y la noche en un ambiente no médico, proporcionándonos una visión más real de la variabilidad de la misma a lo largo del día. Algunos estudios en población pediátrica han demostrado que se trata de una técnica más re- productible que la toma de PA en consulta, bien tolerada por los niños, que nos permite descartar la “bata blanca”, identificar a pa- cientes con hipertensión nocturna (non-dipper) y cuyos valores presentan una mayor relación con la presencia o desarrollo de daño de órga- nos29. Además, Flynn30 demuestra que existen diferen- cias en los valores de MAPA entre los pacientes con hipertensión esencial y secundaria. Estos hechos sugieren que esta técnica puede ayudarnos en la clínica a identificar a los niños a los que se les debe realizar una evaluación más detallada para conocer la causa de su hi- pertensión. Así, la MAPA promete convertirse en una herra- mienta útil en el estudio y manejo de la hiper- tensión durante la infancia y la adolescencia, pa- ra lo cual es preciso definir estándares para el uso e interpretación de esta técnica en edad pe- diátrica31. Importancia del nivel de la presión arterial en la infancia Durante el desarrollo del niño la evolución de la PA puede seguir tres trayectorias. En primer lugar existe un concepto cada vez más aceptado que sostiene que los niveles elevados de PA se establecen ya desde la infancia. Algu- nos estudios longitudinales recientes muestran que la HTA en adultos está asociada a un alto ni- vel de presión en la infancia. La base de esta tra- yectoria es la tendencia que tiene cada indivi- duo a permanecer a lo largo de su vida en el mis- mo nivel de distribución de PA. A este comportamiento se le denomina “fenómeno del rastro o tracking”32, 33. La segunda trayectoria es la que se denomina “fenómeno de regresión o de Jennss”, en virtud de la cual, llegado un momento de la vida que puede situarse en la pubertad, las cifras de pre- siones situadas en los percentiles superiores y en los inferiores tienden a confluir en el percentil 50, situándose en la media. Una tercera vía plantea la hipótesis de que todos los individuos parten de las mismas cifras inicia- les de PA y, a lo largo de la vida y en función de condicionantes genéticos, ambientales, etc., ca- da individuo se situará en un determinado nivel de PA34. Esta teoría se denomina “horse racing o carrera de caballos”. En la actualidad la teoría más aceptada es la de tracking, aunque algunos grupos de individuos o algunos individuos dentro de un grupo puedan ajustarse más a los otros dos comportamientos descritos. No existe acuerdo sobre si el fenómeno del ras- tro se verifica en la PAS y la PAD. Para algunos autores35 la correlación de niveles de presión desde edades tempranas a edades adultas varía en un rango de 0,1 a 0,7 para la PAS y de 0,02 a 0,5 para la PAD. En cambio, en un estudio re- ciente de seguimiento durante 15 años en po- blación finlandesa sólo se demostró el fenómeno del tracking para la PAS36. Los hallazgos del Bogelusa Heart Study demos- traron que los valores de PA en la infancia igua- les o superiores al percentil 80 se asociaban a un aumento de la prevalencia de PA elevada en la edad adulta37. Estudios de tracking comparando mediciones casuales de PA y MAPA en adolescentes conclu- yen que la determinación casual de PA no basta para verificar el fenómeno del rastreo, aunque algo se mejora empleando la MAPA para el ras- tro de la PAS38. En MAPA, la media de la PAS era mejor que la toma casual de PA para mantener- se en la misma posición en el tercil de distribu- ción de PA. El tracking contribuye junto con otros factores, tanto ambientales como genéticos, a orientarnos ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 300 Hipertensión 2004;21(6):296-310 00 sobre los niños que puedan desarrollar una hi- pertensión primaria en el futuro39.Este fenómeno, considerando algunos estudios recientes, tiene rasgos diferenciales según el se- xo: el despistaje de HTA en la adolescencia rea- lizado según sexos demostró que en las adoles- centes las medidas de PA predicen bien la hiper- tensión durante la vida adulta. Mientras que en los hombres, la medición de PA predice mejor el riesgo cardiovascular a 10 años de los jóvenes adultos40. Así, la mejor predicción de los niveles de PA en el niño en el futuro serán las distintas medidas de presión tomadas en diferentes ocasiones. La de- tección y prevención de estos elevados niveles de PA en el niño podría reducir la incidencia de HTA en el adulto, constituyendo así la verdade- ra prevención primaria. Etiopatogenia de la hipertensión arterial. Determinantes de la presión arterial Los niveles de PA en la mayoría de las poblacio- nes se incrementan con la edad35, existiendo una gran variabilidad de la PA dependiendo de los factores genéticos y ambientales, entre los que se encuentra la edad, el sexo, la raza, el peso, la ta- lla, el estado de maduración sexual e incluso el control tensional a lo largo del día y de la esta- ción del año (los valores de PA son más elevados durante el día y en invierno que de noche y en verano). En la infancia se ha demostrado una estrecha co- rrelación entre los valores de PA, el peso, la talla y el estado de maduración sexual del niño. A partir de los 14 años se pierde la relación con las variables antropométricas, a excepción del peso41-45. La PAS aumenta de forma rápida desde el naci- miento hasta las 6 semanas de vida46, momento en que se estabiliza hasta los 2 años de edad. Desde esta edad hasta los 5 años va aumentan- do a razón de 1 mmHg por año. Los valores de PAD son difíciles de medir en lac- tantes y niños pequeños, por lo que su tendencia no es fácil de establecer, aunque parece existir un incremento hasta los 2 años de edad y esca- sos cambios hasta los 5 años47. Tanto los estudios realizados en nuestro país9 como las tablas de la Task Force 19873 y otros estudios realizados en distintas áreas geográficas de países desarrollados48-50 en poblaciones in- fantojuveniles demuestran que los valores de PAS a partir de los 5 años aumentan a razón de 1,8 mmHg en ambos sexos y los valores de PAD lo hacen a razón de 0,8 mmHg al año. Ambas presiones se estabilizan en mujeres de alrededor de 13 años, pero continúa el ascenso en los hombres hasta los 18 años (traduciendo un de- sarrollo puberal más tardío y una mayor masa corporal)45. Hipertensión arterial secundaria La HTA es infrecuente en los lactantes y en los niños pequeños y cuando aparece suele indicar un proceso patológico subyacente (hipertensión secundaria). Sin embargo, algunos niños mayo- res, y en especial los adolescentes, presentan hi- pertensión esencial que pueden mantener hasta la edad adulta. La gravedad de la HTA resulta útil para distinguir la hipertensión secundaria de la esencial; por lo general los niños y adolescentes con HTA esen- cial presentan una PA que supera ligeramente el percentil 95 para la edad. Se conocen numerosas enfermedades infantiles que pueden provocar hipertensión aguda y cró- nica (tablas 3 y 4). Como se indica en la tabla 3 algunos niños y adolescentes atendidos en uni- dades de Urgencias por problemas agudos de sa- lud (por ejemplo, fracturas) pueden tener PA muy alta. El mismo fenómeno se detecta en ni- ños que ingresan en el hospital por enfermeda- des agudas (por ejemplo, dolor abdominal). Ge- neralmente el aumento de la PA es bien tolerado y la presión baja al rango normal o normal alto en 2 ó 3 días. En la mayoría de los casos estos pacientes tienen antecedentes familiares de HTA, por lo que, como ya hemos mencionado, se debería seguir controlando su PA en previsión de que su abrupta elevación con el estrés sea un marcador de HTA ulterior25. En cuanto a la etiología de la enfermedad cróni- ca, la probabilidad varía con la edad (tabla 5). Las enfermedades del parénquima renal, la en- fermedad renovascular y la coartación de aorta comprenden entre el 70% y el 90% de todos los casos. Todas estas enfermedades referidas aquí, capa- ces de producir HTA, se van a presentar con grandes elevaciones de PAS y/o PAD. La hiper- ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 00 Hipertensión 2004;21(6):296-310 301 TABLA 3 Causas de hipertensión arterial aguda durante la edad pediátrica De origen renal: glomerulonefritis postinfecciosa aguda, síndrome hemolítico-urémico, traumatismo renal, etc. De origen central y autonómico: síndrome de Guillain-Barré, quemaduras, porfiria, encefalitis, etc. Debido a fármacos u otras sustancias tóxicas: anticonceptivos orales, corticoides, ciclosporina, regaliz, intoxicación por vitamina D, cocaína, etc. De origen variado: fracturas de huesos largos, hipercalcemia, etc. tensión severa en el niño es rara y cuando se de- tecta suele indicar ya una lesión orgánica irre- versible. La HTA sistólica aislada no es frecuente en el joven y, como se comentó previamente, puede ser un marcador del desarrollo tardío de una HTA esencial. Aunque este hecho no es co- mún, se han descrito casos de afectación de ór- ganos diana51. Por tanto, estos niños deben ser seguidos y evaluados igual que se hace con los jóvenes con elevación de PAD o ambas. Desde hace años se conoce la base anormal en la biosíntesis de hormonas esteroides que justifi- ca algunos tipos de HTA secundaria en la infan- cia. Existen en la actualidad conocimientos de las bases moleculares de 4 formas de HTA seve- ra que se transmite de forma autosómica: el hi- peraldosteronismo remediable con glucocorti- coides, el síndrome del exceso aparente de mi- neralocorticoides, la mutación en la activación del receptor mineralocorticoide y el síndrome de Liddle52. Hipertensión arterial esencial Durante el final de la primera década y la se- gunda la HTA esencial se convierte en la causa más común de HTA mantenida, en particular en los niños con enfermedad asintomática leve. Se desconoce con exactitud la fisiopatología de la HTA esencial, pero se cree que probablemente en ella están involucrados la predisposición ge- nética y también factores del entorno, el estilo de vida y factores fetales. Base genética La mayoría de los individuos con HTA esencial tienen anormalidades poligénicas complejas junto con factores del entorno predisponentes. Hay una clara influencia genética, existiendo pa- trones de PA familiar desde la infancia. Estudios familiares han demostrado que entre el 20% y el 40% de los casos pueden ser adscritos a factores familiares53. Los estudios recientes del genoma de 2.000 gemelos con antecedentes familiares de hipertensión severos54 han encontrado evi- dencias sobre genes (locus en los cromosomas 6, 2, 5 y 9) que determinan la hipertensión, incluso la existencia de alelos (variantes de ADN causantes) implicados. Aunque la mayoría está de acuerdo en que la PA está bajo control gené- tico, en un porcentaje variable según los dife- rentes diseños experimentales, el descubrimien- to de los genes que causan la HTA no ha resul- tado muy alentador, ya que se trata de una enfermedad de naturaleza multifactorial y no de- be esperarse mucho de estos descubrimientos sin conocer con mayor exactitud sus vías pato- génicas55; a pesar de ello también es de impor- tancia esta base genética para entender la hete- rogeneidad en la respuesta individual a determi- nados tratamientos farmacológicos56. Vida intrauterina Existen numerosas evidencias recientes sobre la influencia de la vida intrauterina en la patogenia de las enfermedades crónicas. Diferentes estudios epidemiológicos relacionan las medidas en el na- cimiento con los niveles de riesgo y la mortalidad cardiovascular57. Los fetos con crecimiento uteri- no retardado (CIR) y los bajo pesos al nacimiento se consideran un factor de riesgo de HTA esen- cial58. Fatal-Valevski et al59 han demostrado que los niños con CIR tenían niveles más elevadosde PAS, PAD y presión arterial media (PAM). Aunque la relación inversa entre el peso al naci- miento y la PA está firmemente establecida60, no ocurre lo mismo con otros marcadores del creci- miento intrauterino, como son el peso de la pla- centa y el ratio placentario (la relación entre el peso de la placenta y el peso del niño)57,61. Algunos estudios epidemiológicos62 sugieren que, además del bajo peso, si se asocia un creci- miento acelerado (en peso y talla) durante la in- ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 302 Hipertensión 2004;21(6):296-310 00 TABLA 4 Causas de hipertensión arterial crónica durante la edad pediátrica De origen renal: enfermedades parenquimatosas crónicas, obstrucción ureteral, tumores o traumatismos renales, lupus eritematoso sistémico u otras enfermedades del tejido conjuntivo, etc. De origen vascular: coartación aórtica, lesiones de la arteria renal, cateterismo de la arteria umbilical, trombosis de la vena renal, etc. De origen endocrino: hipertiroidismo, hiperparatiroidismo, síndrome de Cushing, hiperaldosteronismo, feocromocitoma, síndrome de Liddle, etc. De origen central: masas o hemorragias intracraneales, etc. TABLA 5 Causas de hipertensión arterial según la edad del niño EDAD (AÑOS) CAUSAS 0-2 Trombosis de la arteria renal Estenosis de la arteria renal Malformación renal congénita Coartación de aorta Displasia broncopulmonar 2-6 Enfermedad parenquimatosa renal Coartación de aorta Estenosis de la arteria renal 6-10 Estenosis de la arteria renal Enfermedad parenquimatosa renal Hipertensión arterial esencial Adolescente Hipertensión arterial esencial Enfermedad parenquimatosa renal fancia se puede incrementar el riesgo de desa- rrollo temprano de HTA en la vida adulta. En estudios realizados en animales (ratas, coba- yas) la alimentación pobre en proteínas durante la gestación produce HTA irreversible en la vida adulta, lo que justifican por una disminución im- portante en el número de nefronas apreciado en este tipo de dietas63. Período neonatal En estudios animales se ha demostrado que la exposición a glucocorticoides durante la mitad y final de la gestación incrementan la presión de los descendientes, hecho también observado en un estudio australiano con niños pretérmino a los que se había administrado glucocorticoide para favorecer la maduración pulmonar64. En otra línea de investigación, tanto en estudios realizados con niños prematuros65 como en fetos a término66, se demuestra la relación positiva en- tre la lactancia materna y unos niveles menores de PA en años posteriores de la vida. En el pri- mer trabajo se sugiere que la presencia de sustan- cias (no nutrientes) como hormonas o factores de crecimiento, presentes en la leche materna, pueden ser las responsables de estos efectos. También se ha sugerido que en la leche materna existen determinados ácidos grasos poliinsatura- dos que podrían explicar estos efectos67. Obesidad Existen numerosas evidencias epidemiológicas y clínicas que apoyan la influencia de la obesidad en los niveles de PA también durante la infancia y su proyección en la vida adulta. Es decir, los niños obesos tienen un riesgo especialmente ele- vado de ser hipertensos en su vida adulta Aun- que hasta hace poco tiempo la hipertensión esencial en edad pediátrica era considerada ra- ra, en nuestros días es cada vez más frecuente, sobre todo en asociación con obesidad y otros factores de riesgo, incluyendo la historia familiar de hipertensión y la predisposición étnica para la HTA68. Es evidente que una de las secuelas más frecuentes de la obesidad infantil es la hi- pertensión, sin olvidar la dislipidemia69. Los niños obesos están en un rango tres veces su- perior de padecer HTA que los niños de normo- peso. Además, el riesgo de HTA se incrementa en todo el rango de valores del índice de masa corporal (IMC) y no se define por un único efec- to umbral. Como en los adultos, existen una se- rie de alteraciones que contribuyen al desarrollo de HTA en los niños obesos, y son: aumento de actividad del sistema nervioso simpático, resis- tencia a la insulina y anormalidades en la es- tructura y función vasculares. Se ha demostrado, tanto en estudios observacionales como de in- tervención, la eficacia que tiene la pérdida de peso en la disminución de la PA70. Recientemente un grupo de investigadores71 han establecido los genes en la misma región del cromosoma 7q, que relacionan la PA, la sensibi- lidad a la homeostasis a la insulina y los niveles de leptina. Dieta Dentro de la dieta, la ingesta excesiva de sodio y la disminución en la misma de potasio, calcio y magnesio se han relacionado con el aumento de la PA. Los ensayos realizados sobre la ingesta de sal y su influencia sobre los valores de PA dan resul- tados controvertidos. En nuestro país hay pocos estudios en los que se analice este aspecto de la etiología, y la mayoría de ellos los ha llevado a cabo nuestro grupo9. Sorprende la alta ingesta de sodio encontrada (superior a 10 g/día) en la población infantil estudiada9, siendo superior a la encontrada por otros autores en otros países occidentales72. En el estudio de nuestro grupo en Torrejón de Ardoz sobre la PA en la infancia y la adolescencia en un grupo de 441 sujetos con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años a los que se les determinó la ingesta de so- dio mediante medición del mismo en una mues- tra de orina de 24 horas, se encontró que la ex- creción de sodio es mayor en los varones que en las mujeres y que ésta aumenta con la edad. Nuestros resultados mostraron unos coeficientes de correlación positivos y estadísticamente sig- nificativos entre la ingesta de sodio y la PA en algunos grupos de edad, pero, sin embargo, al ajustar el peso corporal en cada grupo de edad tal correlación significativa desaparecía, per- diéndose cualquier relación entre la ingesta de sodio y los niveles de PA. En un estudio recien- te realizado por nuestro grupo aún no publica- do, la restricción de la ingesta de sodio en un conjunto de adolescentes cuyas PA se encontra- ban por encima del percentil 90 no se asoció a cambios en las cifras de PAS ni PAD durante un año de seguimiento. En cuanto al potasio, en el estudio de Torrejón se halló una correlación positiva entre ingesta de potasio e HTA sistólica en niños con mayo- res cifras de PA, hecho no del todo explicado salvo por la fuerte correlación que existe entre el sodio y el potasio. La relación entre la ingesta de calcio y los nive- les de PA en la población infantil no sugiere que esta relación desempeñe un papel importante en la fase inicial de la HTA73. En otro estudio rea- lizado en Torrejón74 no se encontraron diferen- cias significativas entre los adolescentes que se encontraban en los percentiles 50 y 90 de PA respecto al consumo de calcio y magnesio, aun- que la excreción urinaria de calcio fue superior en los adolescentes que se encontraban en el percentil 90. ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 00 Hipertensión 2004;21(6):296-310 303 Reactividad vascular La respuesta vascular al estrés fue superior en los adolescentes con PA elevada que en aquellos que tenían la PA lábil y a su vez fue mayor en éstos que en normotensos, lo que sugiere que la reactividad vascular en respuesta a situaciones ambientales de estrés puede ser de utilidad para predecir el riesgo de HTA, dada su sensibilidad para distinguir entre adolescentes con PA persisten- temente elevada y aquellos con PA lábil o normal75. Dos grandes estudios epidemiológicos realiza- dos en población infantil y en adultos jóvenes sugieren una respuesta hipertensiva exagerada frente a determinadas pruebas estresantes, y que ello es un indicador de riesgo de desarrollar HTA en las 2 a 4 décadas siguientes76,77. En otros es- tudios en población pediátrica a más corto pla- zo, la reactividad vascular frente a diferentes ti- posde estrés podía predecir los valores futuros de PA78-82. La estabilidad de la PA puede ser un rasgo diferencial de utilidad para la detección de adolescentes de riesgo. Recientemente se ha demostrado que el aumen- to de PAS en la infancia es un buen predictor de la rigidez arterial en el joven asintomático83. Algunos estudios recientes que abarcan los fac- tores de riesgo cardiovascular en general y no sólo la HTA han confirmado la necesidad de en- fatizar las actuaciones sobre los factores de ries- go cardiovascular en la infancia para retrasar el desarrollo de lesiones arterioescleróticas, particu- larmente de lesiones clínicamente significativas, lo que confirma la utilidad de comenzar la pre- vención primaria de todos estos factores84. Hemodinámica de la hipertensión esencial infantil En el trabajo realizado por nuestro grupo en To- rrejón de Ardoz8 se demostró que en el grupo de niños con presiones más elevadas, por encima del percentil 95, tanto la frecuencia cardíaca como el volumen de eyección, gasto e índice cardíacos eran superiores a los del grupo de ni- ños con presiones en el percentil 50, mientras que las resistencias periféricas totales halladas eran iguales en ambos grupos. De la misma ma- nera, se encontró una correlación positiva y sig- nificativa entre gasto cardíaco y PAS. Estos re- sultados confirman la teoría de Guyton, que enuncia que el inicio de la HTA se caracteriza por un estado hipercinético en el que aumenta la frecuencia y el gasto cardíaco y que, con el tiempo, los tejidos tendrían capacidad de auto- rregular la perfusión excesiva aumentando las resistencias vasculares, hecho común en la fase crónica de la HTA, cuando ya el gasto cardíaco ha vuelto a la normalidad. Sin embargo, otros estudios 85,86 han encontrado que la fase inicial se caracteriza por un incremento de las resis- tencias periféricas y no del gasto cardíaco. No existe una explicación razonable a estas discre- pancias. Tratamiento de la hipertensión en la infancia y adolescencia El enfoque terapéutico de la HTA en la infancia debe contemplar no sólo el uso de fármacos, si- no también la aplicación de medidas no farma- cológicas. La consideración de su uso, fármacos y/o medidas no farmacológicas se realizará en función de los valores de PA, de la presencia de una etiología definida y de la evaluación de los factores de riesgo asociados. Los objetivos del tratamiento de la HTA infanto- juvenil deben ser los siguientes: disminuir la pre- sión por debajo del percentil 95 y del 90 si ade- más son diabéticos10 para evitar el daño cardio- vascular precoz, producir los mínimos efectos secundarios posibles y mantener una adecuada calidad de vida respetando el desarrollo normal del niño y del joven. Medidas no farmacológicas Las medidas no farmacológicas se aplicarán a to- dos los pacientes cuya PA se sitúe de forma man- tenida por encima del percentil 90 para su edad y sexo10, 26, sobre todo si tienen factores de ries- go para desarrollar HTA, particularmente historia familiar de hipertensión, o pertenecen a grupos con mayor prevalencia de hipertensión, como son los afroamericanos y los asioamericanos10. Al aplicar estas medidas no se debe olvidar que su implantación a estas edades no debe ser muy severa para garantizar su aceptación. Entre ellas destaca la reducción de peso en pre- sencia de obesidad, la realización de ejercicio fí- sico aeróbico de forma regular y la disminución de la ingesta de sal. La obesidad es uno de los mayores determinan- tes de la elevación de los valores de PA. Los be- neficios de la pérdida de peso en la reducción de la PA en niños se han investigado tanto en estu- dios observacionales como de intervención70. Rocchini et al87 realizaron un ensayo controlado en el que se distribuyeron aleatoriamente a ado- lescentes con sobrepeso a tres intervenciones: dieta, dieta más ejercicio o control (sin interven- ción). Los cambios en la PAS desde la basal fue- ron de –10, –16 y +4 mmHg, respectivamente. Este estudio supone la evidencia definitiva de que la pérdida de peso, especialmente si se aso- cia a ejercicio físico, es útil en el tratamiento de niños hipertensos y obesos. La disminución de la ingesta de sal es contro- vertida, aunque parece conveniente, dado que generalmente excede a lo necesario. Se recomien- dan restricciones moderadas (5-6 g/día) intentan- ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 304 Hipertensión 2004;21(6):296-310 00 do que los más jóvenes se acostumbren a pres- cindir de alimentos salados26. Asimismo es preciso advertir a los adolescentes acerca de los efectos del tabaco, el alcohol y al- gunas drogas como las anfetaminas y la cocaína sobre la PA y las complicaciones cardiovasculares. Tratamiento farmacológico Existen niños tanto con hipertensión esencial como secundaria (algunas tienen indicación de tratamiento específico [tabla 6]) que precisan tra- tamiento farmacológico. Se calcula que aproxima- damente un 1 %4 de los niños va a necesitar es- te tipo de tratamiento para controlar sus cifras de PA, y antes de iniciarlo se debe valorar cuidado- samente el cociente riesgo/beneficio de cada fár- maco en cada individuo. Las indicaciones para iniciar la terapia farmaco- lógica no son siempre fáciles de precisar, si bien pueden esquematizarse de la siguiente forma26: 1) HTA grave (por encima del percentil 99). 2) HTA manifiesta resistente a medidas no far- macológicas (percentil 95-99). 3) HTA manifiesta con repercusión orgánica. 4) HTA manifiesta sintomática. En 1987, el segundo informe de la Task Force3 para el control de la PA en edad pediátrica esta- blece una estrategia escalonada para el trata- miento de la hipertensión en niños (fig. 2). Este enfoque escalonado se modificó posterior- mente para permitir la administración de cual- quier antihipertensivo como tratamiento inicial. Así, casi todos los fármacos utilizados para el tra- tamiento de la hipertensión en el adulto se han aplicado al tratamiento de la hipertensión pediá- trica25. Sin embargo, los antihipertensivos no han sido bien estudiados en niños25, 88 y los clínicos se han visto obligados durante años a confiar en los pocos datos provenientes de estudios antiguos re- alizados con fármacos que en la actualidad ya no se consideran de primera elección. En la tabla 7 se muestran los agentes antihipertensivos para el tra- tamiento de la hipertensión crónica en niños10, 89-91. Los factores que han dificultado el desarrollo del conocimiento del manejo de los antihipertensi- vos en niños y adolescentes son varios: la falta de datos científicos sobre la eficacia y la farma- cocinética de estos fármacos en población pe- diátrica, la falta de recomendaciones de los fa- bricantes para su uso en esta edad y la falta de formulaciones apropiadas89. Hasta hace poco tiempo los únicos fármacos que contaban con estudios prospectivos eran: captopril, minoxidil, propanolol, nifedipino de acción rápida y algunos diuréticos. El captopril, aunque parece ser un fármaco efi- caz en el tratamiento de la hipertensión de la infancia, tiene una duración de acción corta y ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 00 Hipertensión 2004;21(6):296-310 305 TABLA 6 Tratamiento específico indicado en algunas patologías que causan hipertensión secundaria PATOLOGÍA TRATAMIENTO Síndrome de Gordon Tiazidas Síndrome de Liddle Amiloride Hiperaldosteronismo primario Espironolactona Síndrome de Cushing Espironolactona Hipertiroidismo Betabloqueantes Tumores secretores de catecolaminas Fenoxibenzamina Hiperplasia adrenal congénita Corticoides por déficit de 11-betahidroxilasa Paso 1 Comenzar con una dosis pequeña de diurético tiazídico Comenzar con una dosis pequeña de betabloqueante o La dosis se va incrementando hasta alcanzar los objetivos de control, la aparición de efectos adversos o alcanzar la dosis máxima Si no se ha alcanzado el objetivode control Paso 2 Añadir o sustituir una dosis pequeña de betabloqueante Añadir o sustituir una dosis pequeña de diurético o Ir aumentando las dosis hasta la dosis máxima si es necesario Si no se ha alcanzado el objetivo de control Paso 3 Añadir un tercer antihipertensivo, por ejemplo, vasodilatador o consultar con un especialista Fig. 2. Algoritmo para el tratamiento de la hiper- tensión arterial en niños. En pacientes de raza ne- gra, diabéticos o asmáti- cos se sugería usar el diu- rético como primer paso. Sin embargo, en adoles- centes con hipertensión hipercinética (pulso rápi- do) se recomendaba usar preferiblemente betablo- queantes. generalmente debe darse tres veces al día, por lo que fue reemplazado en la clínica por el enala- pril sin que fuera estudiado en esta población hasta hace poco tiempo89. El minoxidil ha demostrado ser un fármaco efec- tivo en niños, pero actualmente no se considera un fármaco de primera elección debido a que produce hipertricosis89. El propanolol también ha caído en desuso debi- do a que puede disminuir la capacidad al ejerci- cio en algunos niños y empeorar problemas de reactividad bronquial, además de alterar el perfil lipídico26, 89, 92. El empleo crónico de diuréticos tiene efectos ad- versos bioquímicos y pueden disminuir la cali- dad de vida si se emplean a dosis altas. Pueden emplearse a dosis bajas y asociados a otros fár- macos en caso necesario26. Afortunadamente en los últimos 5-10 años se han publicado artículos acerca del uso de la medica- ción antihipertensiva en niños; aunque la mayor parte de ellos son estudios retrospectivos realiza- dos en un solo centro, han ayudado a los clínicos a manejar estos fármacos (dosis, efectos adversos) y a identificar cuestiones importantes para el de- sarrollo de estudios prospectivos multicéntricos89. Como ejemplo de estos estudios destacamos los desarrollados con antagonistas del calcio. Se han publicado en niños resultados con amlodipino, felodipino, isradipino, nicardipino intravenoso y nitrendipino. En concreto, el amlodipino ha sido estudiado por 5 grupos distintos. Aunque la ma- yoría de los niños en estos estudios tenían formas secundarias de HTA, el amlodipino ha demostra- do ser un agente antihipertensivo eficaz, capaz de descender la PAS y la PAD, con efectos ad- versos similares a los que se presentan en adul- tos. En estos estudios también se ha observado una relación inversa entre la dosis efectiva y la edad del paciente y la posibilidad de dar la me- dicación dos veces al día para alcanzar el control de la PA. Estos hallazgos han ayudado a desarro- llar estudios farmacocinéticos en niños y nos ayudarán a entender mejor los efectos de esta medicación en los niños y cómo usarla de la ma- nera más eficaz. El mayor estímulo para el desarrollo de ensayos clínicos con fármacos antihipertensivos en niños y adolescentes esponsorizados por la industria farmacéutica proviene del documento de la Food and Drug Administration Modernation Act de 1997. La Food and Drug Administration identifi- ca medicamentos con potenciales efectos bene- ficiosos en la salud de los niños e incentiva a los fabricantes para desarrollar ensayos clínicos88, 89. Aunque se han desarrollado varios ensayos, de ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 306 Hipertensión 2004;21(6):296-310 00 TABLA 7 Fármacos antihipertensivos para el tratamiento de la hipertensión crónica en niños y adolescentes CLASE FARMACOLÓGICA FÁRMACO DOSIS RECOMENDADA (mg/kg/día) Bloqueantes adrenérgicos α/β-bloqueantes Labetalol DI: 1; DM: 3 α-bloqueantes Prazosín DI: 0,05-0,1; DM: 0,5 β-bloqueantes Atenolol DI: 1; DM: 8 Propanolol DI: 1; dosis usual; 2-4; DM: 16 α-agonistas Clonidina DI: 0,05-0,1*; DM: 0,5-0,6** Calcioantagonistas Nifedipino DI: 0,25; DM: 3 IECA Captopril Niños DI: 1,5; DM: 6 Neonatos DI: 0,03-0,15; DM: 2 Enalapril DI: 0,08 (hasta 5 mg); DM: 0,58 (hasta 40 mg) Diuréticos Bumetanida DI: 0,02-0,05; DM: 0,3 Furosemida DI: 2 y subir hasta 6 mg/kg/día Hidroclorotiazida DI: 1; DM: 2-3 Metolazona DI: 0,1; DM: 3 Espironolactona Dosis de 3,3 mg/kg/día Triamterene DI: 2; DM: 3 Clotalidona 10-20 hasta 1 g/día. En niños < 6 meses: 30 mg/kg/d Vasodilatadores Hidralazina DI: 0,75; DM: 7,5 hasta 200 mg/día Minoxidil DI: 0,2. Rango efectivo: 0,25-1 mg/kg/día hasta 50 mg/día ARA II Irbesartán 2 mg/kg en niños entre 6-16 años Agonistas centrales adrenérgicos Metildopa DI: 10; DM: 65 hasta 3 g/día * Dosis inicial total en miligramos. ** Dosis diaria total en miligramos. DI: dosis inicial; DM: dosis máxima; IECA: inhibidores de la enzima de con- versión de la angiotensina; ARA II: antagonistas de los receptores de angiotensina II. momento sólo disponemos de los datos obteni- dos con dos fármacos: enalapril y la asociación bisoprolol/hidroclorotiazida. Enalapril A pesar del amplio uso del enalapril en pobla- ción hipertensa pediátrica, no se habían realiza- do estudios sistemáticos para determinar su efi- cacia, la dosis-respuesta y la seguridad de su uso en esta población. Soffer et al93 y Wells et al90 es- tudiaron la eficacia y la seguridad del enalapril, y demostraron que descendía la PA de forma do- sis-dependiente y que era eficaz y seguro en ni- ños entre 6-16 años. Shahinfar et al94 describen que la farmacocinética en niños es similar a la de los adultos. No obstante, debido a su efecto teratogénico, debe evitarse su uso en niñas ado- lescentes cuando hay riesgo de embarazo. Tam- bién debe evitarse en niños con estenosis renal bilateral. Bisoprolol/hidroclorotiazida (ziac) Es el primer ensayo de combinación de antihi- pertensivos en niños para estudiar la eficacia, se- guridad, dosis-respuesta y farmacocinética de la asociación. Este estudio demostró la eficacia con respecto a la reducción de la PA, aunque no tan manifiesta como la observada en adultos95. En cuanto a nuevos fármacos como los antago- nistas de los receptores de angiotensina II (ARA II), Sakarcan et al91 estudiaron la farmacocinética del irbesartán (2 mg/kg en niños entre 6-16 años) y determinaron que es similar a la de los adultos. Es- te fármaco reduce la PAS una media de 16 mmHg y la PAD en 10 mmHg. Aunque estos ensayos aportarán información so- bre el uso de los fármacos antihipertensivos en ni- ños, hay todavía preguntas de las que no tenemos respuesta: ¿cómo afectará un tratamiento con an- tihipertensivos durante 10-15 años al crecimiento y desarrollo del niño?, ¿debemos establecer dife- rencias entre sexos a la hora de pautar el trata- miento, considerando que la maduración sexual, más precoz en las niñas, parece influir en una es- tabilización más rápida en las cifras de PA con respecto a los niños40; ¿tiene el tratamiento de es- tos niños algún beneficio en su salud futura apar- te de reducir la PA? ¿Nos ayudarán los estudios genéticos que se ba- san en la heterogeneidad interindividual en la respuesta al tratamiento farmacológico a elegir para cada paciente el tratamiento más adecuado? Para contestar a estas y otras preguntas necesita- mos nuevas investigaciones y la realización de estudios a largo plazo. Sieber et al96 observan que un notable número de pacientes en edad pediátrica (25 %) no alcanzan los objetivos del tratamiento; además vieron que el número de fármacos y de dosis/día de fármacos antihipertensivos era muy similar entre los niños que tenían buen control y los que no lo tenían, lo que sugiere la inercia de los clínicos como una causa de la falta de control de estos pacientes. Manejo de las emergencias hipertensivas en niños Para el manejo de estas situaciones en niños re- sulta vital elegir un fármaco de acción rápida y de carácter predecible y vigilar cuidadosamente la PA a medida que se reduce, manteniendo al niño en una Unidad de Cuidados Intensivos u otra Unidad Hospitalaria donde se pueda moni- torizar estrechamente. La encefalopatía hipertensiva constituye una po- sible complicación, por lo que resulta suma- mente importante elegir antihipertensivosque ejerzan efectos adversos mínimos sobre el siste- ma nervioso central con objeto de distinguir los síntomas de la enfermedad de las reacciones ad- versas del fármaco. Los fármacos utilizados en estas situaciones se ÁLVAREZ ÁLVAREZ B, ET AL. HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. IMPORTANCIA, PATOGENIA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO 00 Hipertensión 2004;21(6):296-310 307 TABLA 8 Antihipertensivos utilizados en emergencias hipertensivas en edad pediátrica FÁRMACO VÍA DOSIS INICIO DE DURACIÓN ACCIÓN Labetalol iv 0,5-3 mg/kg por hora 5-10 min 2-3 h Nitroprusiato sódico iv 0,5-8 µg/kg por min En seg Entre seg y min Nicardipino iv 1-3 por µg/kg por min En min 10-15 min Nifedipino vo (sublingual) 0,25-0,5 mg/kg 20-30 min Más de 6 h Diazóxido iv 1-5 mg/kg (bolo) o 0,25-5 µg/kg 1-3 min 8-24 h por min en infusión Hidralazina iv 0,1-0,5 mg/kg 10-30 min 4-12 h Clonidina iv 2-6 µg/kg 10 min 3-7 h Esmolol iv 50-300 µg/kg por min En seg 10-20 min Enalaprilato iv 0,005-0,01 mg/kg 8-24 cada En 15 min 12-24 h hora Adaptada de Adelman et al97; iv: por vía intravenosa; vo: por vía oral. administran principalmente por vía intravenosa con el fin de ajustar cuidadosamente la dosis a medida que disminuye la PA. No hay recomendaciones absolutas en estas si- tuaciones. Adelman et al97 recomiendan el uso de labetalol, nitroprusiato sódico y nicardipino intravenoso. Los pulsos intravenosos de diazóxi- do pueden producir hipotensiones significativas, por lo que no se recomienda su utilización. Este fármaco también se ha usado en infusión intra- venosa lenta, pero en niños no hay experiencia. El nifedipino de acción corta puede producir una bajada de presión que en ocasiones es su- perior a lo recomendado y comprometer la circu- lación cerebral. En este sentido se han descrito casos de isquemia cerebral sintomática en niños tras la administración de nifedipino. Parece que la magnitud de la bajada de PA es dosis-depen- diente, por ello si se decide utilizar este fármaco se debe usar la mínima dosis efectiva y el niño debe permanecer monitorizado en un centro hospitalario98, 99. Otras alternativas recomenda- das son: hidralazina, clonidina, esmolol y enala- pril. En la tabla 8 se muestran los fármacos dis- ponibles y la dosificación de los mismos para el tratamiento de las emergencias hipertensivas en población pediátrica97. Bibliografía 1. Report of a WHO Study Group. Blood pressure studies in children. WHO Technical Report Series, n.° 715. WHO Geneva, 1985. 2. Shear CL, Burke G, Freedman DS. The value of childhood blood pressure measurement and family history in predicting future blood pressure status: result from eight years of follow- up in the Bogalusa Heart Study. Pediatrics 1986;77:862-9. 3. National Heart, Lung and Blood Institute. Report of the Se- cond Task Force for Blood Pressure in Children. Pediatrics 1987;8:1-25. 4. Moss AJ, Adams FH. Problems of blood pressure in child- hood. Springfield: Charles C Thomas, 1962. 5. National Heart, Lung and Blood Institute. Report of the Task Force for Blood Pressure in Children. Pediatrics 1977;59: 797-820. 6. Gillum RF, Elmer PJ, Prineas RJ. Chaging sodium intake in children. 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