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I. GLUCOCORTICOIDES 1. Origen, síntesis y secreción La corteza suprarrenal sintetiza toda clase de hormonas esteroideas: los glucocorticoides cortisol y corticosterona en la zona fasciculada, los mineralocorticoides aldoste- rona y desoxicorticosterona en la zona glomerulosa y las hormonas gonadales deshidroepiandrosterona, androste- nodiona y testosterona en la zona reticular. El presente capítulo aborda el estudio de los glucocorticoides y los mi- neralocorticoides. El precursor es el colesterol que, en su mayor parte, proviene de las lipoproteínas del plasma, si bien también es sintetizado a partir de ra- dicales acetato. El sustrato preferido es el colesterol libre y esterificado presente en las LDL; para ello, las LDL interactúan con los receptores LDL presentes en la membrana de las células suprarrenales, los com- plejos son internados por endocitosis y proteínas y ésteres de coleste- rol son hidrolizados dejando libre el colesterol. La ACTH tiene la ca- pacidad de acelerar esta captación de las LDL y así incrementar la disponibilidad de sustrato; pero también estimula la secreción de hor- monas corticoides mediante la facilitación del primer paso de su sínte- sis, que tiene lugar en las mitocondrias y que es el paso limitante: la rotura de la cadena lateral del colesterol para convertirlo en 5-pregne- nolona. En la figura 52-1 se exponen las vías de síntesis de los diversos esteroides de las suprarrenales. A nivel microsómico, la pregnenolona sufre la 3b-oxidación, la iso- merización e hidroxilación en C17 y C21 para realizarse finalmente la hidroxilación en C11, de nuevo a nivel mitocondrial. Todas estas hi- droxilaciones utilizan una cadena de transporte de electrones, merced a la cual el NADPH reduce el citocromo P-450 y éste reduce el oxígeno molecular de forma que un átomo contribuye a formar agua y el se- gundo es introducido en el esqueleto esteroideo. Dado que la ACTH estimula la producción de cortisol en mayor grado que la de corticos- terona, hay que aceptar que la ACTH favorece la 17a-hidroxilación. Sin embargo, la ACTH estimula también la síntesis de aldosterona y de andrógenos (o proandrógenos) de la corteza suprarrenal. Además, la ACTH ejerce una acción trófica: estimula la síntesis de ARN y de pro- teínas, con lo cual aumenta la capacidad sintetizadora de las células y aumenta el peso total de la glándula. En el capítulo 49 (V, A, 2) se expone la correlación en- tre el eje hipotálamo-hipofisario y la secreción de corti- sol. El ritmo biológico de origen hipotalámico que marca la secreción de CRH y ACTH se transmite igualmente a la suprarrenal, de forma que la secreción de cortisol es mínima en las últimas horas de la tarde y primeras de la noche, y máxima alrededor de las 8 de la mañana; esto hace oscilar los niveles plasmáticos de 1-5 µg/ml a 15- 20 µg, pero la secreción no es constante sino pulsátil, con unos picos que después descienden exponencialmente. La secreción media diaria de cortisol en el adulto es de unos 14-20 mg/día (las cifras varían algo según el método de medida utilizado). La secreción de cortisol está sometida a la auto- rregulación por los sistemas de retroalimentación (v. fig. 49-8). La acción inhibidora del cortisol y de los glu- cocorticoides sintéticos se ejerce de manera directa tanto sobre las células corticotrofas de la hipófisis como sobre las células secretoras de CRH en el hipotálamo: ambas poseen receptores glucocorticoides y ambas, en situación aislada, responden con inhibición de su respectiva secre- ción cuando se añade un glucocorticoide. Todo aumento en la concentración de glucocorticoide por encima de la secreción diaria fisiológica produce inhibición de la se- creción endógena. Además, la secreción de cortisol está constantemente sometida a influencias neurógenas y químicas que modu- lan su velocidad; el estrés psicológico y el esfuerzo físico incrementan extraordinariamente la secreción de cortisol; la hipertermia, la hipoglucemia, la exposición al frío, las quemaduras, las radiaciones, la hipotensión, la hipovole- mia, las intervenciones quirúrgicas y otras situaciones fa- vorecen la secreción de cortisol; en muchos casos, estos es- timulos influyen en último término sobre el hipotálamo, donde estimulan la secreción de CRH. La sobrecarga de glucocorticoides puede inhibir parcial o totalmente la res- puesta al estrés y a algunas de estas maniobras, pero no siempre ocurre así. Existen incluso cuadros patológicos, como es el caso de algunas depresiones endógenas, en los que la administración de un glucocorticoide sintético no inhibe la secreción endógena de ACTH y cortisol. 2. Características químicas A partir del esteroide natural cortisol se han obtenido numerosos derivados sintéticos que mantienen algunas de sus propiedades y mejoran otras (fig. 52-2). Son es- 901 52 Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos J. Flórez y J. A. Amado 902 Farmacología humana HO COLESTEROL 17-OH-pregnenolona HO 5 4 3b-Deshidrogenasa -Isomerasa 5 -Pregnenolona CH3 I C=O O Progesterona CH3 I C=O O O 11-Desoxicorticosterona (DOC) CH3 I C=O HO CH3 I C=O OH Deshidroepi- androsterona HO O O 17-OH-progesterona Androstenodiona O O OH TESTOSTERONA O CH3 I C=O OH 11-Desoxicortisol (S) Corticosterona O CH2OH I C=O CH2OH I C=O O 18-OH-corticosterona CH2OH I C=O O CORTISOL CH2OH I C=O OH OHHOHO HO HO ESTRADIOL OH , 21b-Hidroxilasa NADPH, O2 11b-Hidroxilasa NADPH, O2 HOH2C O ALDOSTERONA CH2OH I C=O O OH I CH Fig. 52-1. Biosíntesis de los corticosteroides. tructuras fundamentales para mantener o incrementar las propiedades más características: a) en el anillo A el grupo cetónico en C3, el doble enlace entre C4 y C5 y el doble enlace entre C1 y C2; b) en el anillo B, la metilación en C6 y la fluoración en C9; c) en el anillo C, la función oxí- geno en C11, y d) en el anillo D, la hidroxilación en C17 y C21; la hidroxilación o la metilación en C16 reduce la actividad mineralocorticoide. El número de derivados es muy amplio, así como las vías de administración por las que se pueden utilizar. Con frecuencia se obtienen ésteres distintos de un mismo pro- ducto para emplearlo por vías diferentes, pero con algu- nos que se usan por vía tópica se consigue mantener su actividad antiinflamatoria y reducir su capacidad de di- fusión con el fin de circunscribir su acción localmente y restringir la acción sistémica (tabla 52-1). 52. Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos 903 O O 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 1617 18 19 20 21 Prednisona 6-Metilprednisolona CH2OH I C=O OH CH2OH I C=O OH O CH3 HO Triamcinolona CH2OH I C=O OH OH O HO F F Parametasona CH2OH I C=O OH CH3 O F HO Fluocinolona CH2OH I C=O CH3 CH3 O F HO Deflazacort O O HO Dexametasona CH2OH I C=O OH CH3 OH CH3 O OH F F F Betametasona CH2OH I C=O OH CH3 O HO O O C Beclometasona CH2OH I C=O O HO Cl OH Fludrocortisona CH2OH I C=O O HO N CCH2OCCH3 O II O II CH3 Fig. 52-2. Estructuras de glucocorticoides y mineralocorticoides sintéticos. 3. Mecanismo de acción: receptores corticoides Los receptores de los glucocorticoides, al igual que los de otras hormonas esteroideas, pertenecen a la superfa- milia de receptores esteroideos descritos en el capítulo 3. Una vez formado el complejo receptor-glucocorticoide en el citoplasma, penetra en el núcleo donde ha de regu- lar la expresión de los genes que responden específica- mente a los corticoides. Para ello, el complejo interactúa con secuencias específicas de ADN localizadas en las zo- nas de regulación de los genes; estas secuencias se deno- minan elementos de respuesta a glucocorticoides (GRE) y sonlas que dotan de especificidad a la inducción de la transcripción genética. De esta manera, el glucocorti- coide modula la transcripción, modulación que puede ser positiva si fomenta la síntesis de una determinada pro- teína o negativa si la inhibe. En cualquier caso, el proceso requiere tiempo y ésta es la razón de que muchas de las poderosas acciones de los glucocorticoides, tanto fisioló- gicas como farmacológicas, aparezcan tras un período de latencia de varias horas. Como ejemplos de regulación negativa o positiva ejercida por el complejo receptor-glucocorticoide sobre la expresión de genes, se sabe que interactúa con el heterodímero c-jun/c-fos, el cual se une a la pro- teína activadora 1 (AP-1) que, a su vez, actúa como factor de trans- cripción de diversos genes. Al producirse esta unión, se bloquea el efecto de la proteína AP-1, y es así como se inhibe la síntesis de cola- genasa, una enzima que contribuye a la destrucción del colágeno en la artritis reumatoidea. También se sabe que el complejo receptor-glu- cocorticoide activa la producción de la proteína IkBa, una sustancia que se une al factor de transcripción NF-kB y lo bloquea, impidiendo que éste active los genes de diversas proteínas implicadas en la infla- mación. Este factor de transcripción desempeña un papel clave como mediador intracelular de diversas citocinas, como el factor de necrosis tumoral. Además de sus efectos sobre la regulación de la actividad de diver- sos genes, los glucocorticoides ejercen efectos postranscripcionales (modifica la estabilidad del ARN mensajero de diversas citocinas y en- zimas). Existen dos tipos de receptores con los que pueden in- teractuar los glucocorticoides. Los receptores de tipo II fijan exclusivamente a los glucocorticoides (receptores glucocorticoides propiamente dichos), mientras que los receptores de tipo I tienen igual afinidad por los gluco- corticoides y los mineralocorticoides. Los receptores de tipo II están ampliamente distribuidos en el or- ganismo: en las células de los órganos diana de los glucocorticoides, donde median las acciones de éstos, y en el cerebro, donde se localizan tanto en múltiples neuronas como en las células de la glia (v. cap. 24, V, 2). Son muy abundantes en las neuronas implicadas en la respuesta al estrés (núcleo paraventricular y sistema límbico). La ocupación de es- tos receptores es variable dependiendo de los niveles circulantes de cor- tisol. El grado de respuesta al estrés agudo está regulado en parte por estos receptores. Los receptores de tipo I tienen una distribución mu- cho más selectiva. En el cerebro se localizan en determinadas neuronas límbicas (hipocampo y septum) y en otras áreas cerebrales definidas (áreas periventriculares y núcleo del tracto solitario). En el resto del or- ganismo se han identificado en los órganos diana de las hormonas mi- neralocorticoides, donde regulan el transporte de electrólitos (túbulo contorneado distal del riñón, glándulas salivales, glándulas sudoríparas y colon), así como en otras zonas (corazón y testículo). En las neuronas límbicas, la ocupación de estos receptores es del 80 % en condiciones normales; se cree que a su través se regula la actividad basal del eje hi- potálamo-hipófiso-suprarrenal. En los órganos diana de los mineralocorticoides existe una enzima microsómica, la 11b-hidroxiesteroide-deshidrogenasa, que convierte el 904 Farmacología humana Tabla 52-1. Glucocorticoides naturales y sintéticos Corticoide Éster Vía de aplicación A. Vías múltiples Betametasona — Oral Benzoato Tóp Dipropionato Tóp Fosfato y acetato Iny, oral sódicos Valerato Tóp Cortisol — Iny, tóp, oral Acetato Iny, tóp, sup, espuma rectal Cipionato Oral Fosfato sódico Iny Succinato sódico Polvo iny Cortisona Acetato Oral Cortivazol — Iny Deflazacort Acetato Oral Dexametasona — Oral, tóp Acetato Iny Fosfato sódico Iny, tóp, inh Fluprednisolona Hemisuccinato Iny Acetato Iny Metilprednisolona — Oral Acetato Iny, tóp, enema Succinato sódico Polvo iny Parametasona Acetato, fosfato Oral, iny Prednilideno Diaminoacetato Iny Prednisolona — Oral Succinato Iny, tóp Fosfato sódico Iny, tóp Tebutato Iny Prednisona — Oral Triamcinolona — Oral Acetónido Iny, tóp, inh Diacetato Oral, iny Hexacetónido Iny B. Uso tópico o inhalatorio exclusivamente Amcinónida Flumetasona Beclometasona, Fluocinolona dipropionato Fluocinónido Budesónido Fluocortina Clobetasol Fluocortolona Clobetasona Flupamesona Cortobenzolona Fluprednideno Desónido Halcinónido Desoximetasona Halometasona Diclorisona Mometasona Diflorasona Prednicarbato Diflucortolona Fluclorolona Fludroxicortida Iny: inyectable; sup: supositorio; tóp: tópica; inh: inhalatorio. cortisol en cortisona, la cual carece de capacidad para fijarse al recep- tor. De esta manera, la enzima impide que el cortisol, que circula en concentraciones 100-1.000 veces superiores a las de la aldosterona, ejerza sus efectos sobre este receptor en las células. Sin embargo, la al- dosterona, que posee un grupo hemiacetal C11-C18, no sirve de sus- trato para la enzima y así puede llegar intacta al interior de la célula para interactuar con el receptor, con lo cual éste mediará en dichas cé- lulas los efectos de los mineralocorticoides de manera exclusiva. Re- cientemente se ha comprobado que también otras células poseen esta enzima (piel y testículo), la cual es probable que module la disponibili- dad intracelular de cortisol. 4. Acciones fisiológicas y farmacológicas En ausencia completa de hormonas corticales se pro- duce una depleción del glucógeno hepático y muscular, disminuye la glucemia, se reduce la cantidad de nitró- geno no proteico en la orina, aumenta la eliminación de sodio en orina, disminuyen el volumen plasmático, la contractilidad cardíaca y el gasto cardíaco, desciende la presión arterial, disminuye la concentración de sodio en plasma y aumenta la de potasio y se pierde la capa- cidad de concentrar o de diluir la orina. La administra- ción de corticosteroides restablece estas funciones y, si se administran dosis excesivas, se aprecian expansión del volumen plasmático, retención de sodio y pérdida de po- tasio, aumento de la presión arterial, incremento del glu- cógeno en hígado y músculo, aumento de la glucemia, reducción de la masa conjuntiva y muscular, y aumen- to de nitrógeno no proteico en orina; en determinadas circunstancias, además, inhiben la respuesta inflama- toria y ciertas manifestaciones de la respuesta inmuni- taria. Este conjunto de acciones suele clasificarse en dos ti- pos: las glucocorticoides, representadas por la capacidad de almacenar glucógeno hepático y por la actividad an- tiinflamatoria, y las mineralocorticoides, representadas por la capacidad de retener sodio y agua. Existe una clara disociación en la capacidad de los corticoides naturales para activar unas u otras acciones: el cortisol tiene mu- cha mayor actividad glucocorticoidea que mineralo- corticoide, mientras que con la aldosterona sucede lo contrario; entre estos dos extremos, la cortisona y la cor- ticosterona ocupan situaciones intermedias. Muchos análogos sintéticos del cortisol muestran potencias cre- cientes de acción glucocorticoidea y decrecientes de ac- ción mineralcorticoide, lo que permite una gran mane- jabilidad y mayor seguridad en el uso (tabla 52-2), sin embargo, la acción glucocorticoidea se asocia a la capa- cidad de inhibir la actividad de la función hipotá- lamo-hipofisaria, provocando así la reducción en la fun- ción suprarrenal endógena. 4.1. Acciones metabólicas Los glucocorticoides promueven la canalización del metabolismo intermediario en el sentido de asegurar la concentración de glucosa en plasma y el suficiente al- macenamiento de glucógeno en hígado y músculo. En consecuencia, movilizan los aminoácidos en las pro- teínas de los tejidos, son desaminados y posteriormente convertidos por el hígado en glucosa (gluconeogénesis); promueven, además, la síntesis de glucógeno a partir de la glucosa, reducen la penetración de la glucosa en las células de los tejidos,como la piel, el músculo y los te- jidos conjuntivo y graso. La actividad hepática deriva, en parte, del incremento en el acceso de sustratos y, en parte, del aumento en la síntesis de ciertas enzimas que intervienen en la gluconeogénesis y el metabolismo de aminoácidos; así, por ejemplo, aumenta la síntesis de fructosa-1,6-difosfatasa y de glucosa-6-fosfatasa, impli- 52. Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos 905 Tabla 52-2. Perfil farmacológico de los principales esteroides corticales Dosis diaria (mg) por encima de la cual se suprime el eje hipófiso-suprarrenal Potencia Equivalencia Retención Corticoide antiinflamatoria en mg (oral) de Na+ Varones Mujeres Cortisol 1 20 1 20-30 15-25 Cortisona 0,8 25 0,8 Prednilideno 3 7 0,5 Prednisona 4 5 0,8 7,5-10 7,5 Prednisolona 4 5 0,8 7,5-10 7,5 Metilprednisolona 5 4 0,5 7,5-10 7,5 Triamcinolona 5 4 0 7,5-10 7,5 Parametasona 10 2 0 2,5-5 2,5 Fluprednisolona 15 1,5 0 1,5-2 1,5-2 Betametasona 25-40 0,6 0 1-1,5 1-1,5 Dexametasona 30 0,5 0 1-1,5 1-1,5 Cortivazol 30 0,75 0 1-1,5 1-1,5 Aldosterona 0 — 300 Desoxicorticosterona 0 — 20 Fludrocortisona 10 2 250 2,5-5 2,5 cadas en la gluconeogénesis, y aumenta la síntesis de la triptófano-2,3-dioxigenasa que rompe el anillo pirró- lico del triptófano, y de la tirosina-aminotransferasa que facilita la ruta cetogénica y glucogénica de la tiro- sina. En consecuencia, el mantenimiento de la dispo- nibilidad de carbohidratos se consigue mediante el incremento de la actividad catabólica proteica, mani- festada por la aparición del equilibrio nitrogenado ne- gativo. En la acción crónica de los glucocorticoides participan otras hormonas, como el glucagón, que contribuye a la acción gluconeogénica, y la insulina, cuya secreción au- menta en presencia de glucocorticoides; en parte, con- trarresta la acción catabólica y, en parte, contribuye a in- crementar la síntesis de glucógeno. En el tejido graso, los glucocorticoides ejercen un com- plejo número de efectos que pueden ser directos e indi- rectos. Puesto que aumentan el apetito y la ingesta caló- rica, e interfieren en la penetración de glucosa en las células, desencadenan la secreción de insulina; favorecen o estimulan la acción de otros agentes lipolíticos, como la de las catecolaminas que actúan por su activación de re- ceptores y formación de AMPc para inducir la lipólisis. Asimismo, los corticoides redistribuyen la grasa en el or- ganismo promoviendo su depósito en la mitad superior del cuerpo y reduciéndolo en la inferior. Dosis grandes de glucocorticoides pueden aumentar los triglicéridos plasmáticos, pero esto ocurre cuando hay asociada una diabetes y está reducida la transferencia de lípidos desde el plasma hasta los tejidos. 4.2. Acciones hidroelectrolíticas Como ya se ha indicado, los glucocorticoides actúan también sobre el equilibrio hidroelectrolítico en grado di- verso según el tipo compuesto. Se describen más adelante en este capítulo (v. II). Pero con independencia de estas acciones, provocan en el riñón un aumento de la tasa de filtración glomerular y del flujo sanguíneo renal, y au- mentan el aclaramiento de agua libre; de hecho, cuando hay deficiencia de secreción glucocorticoidea disminuye la capacidad para excretar agua libre. 4.3. Acciones antiinflamatorias e inmunodepresoras Los glucocorticoides ejercen una poderosa acción an- tiinflamatoria, sea cual fuere la causa de la inflamación (infecciosa, química, física o inmunológica), pudiendo in- hibir tanto las manifestaciones inmediatas de la inflama- ción (rubor, dolor, etc.) como tardías, entendiendo por tales ciertos procesos de cicatrización y proliferación ce- lular. Inhiben la dilatación vascular, reducen la transu- dación líquida y la formación de edema, disminuyen el exudado celular y reducen el depósito de fibrina alrede- dor del área inflamada. Para que esta acción se manifieste, son necesarias dosis farmacológicas, pero la respuesta es tan intensa que los glucocorticoides son los antiinflama- torios más eficaces. Varios son los mecanismos responsables de estas ac- ciones. Los glucocorticoides inhiben el acceso de los leu- cocitos al foco inflamatorio, interfieren en la función de los fibroblastos y de las células endoteliales y suprimen la producción o los efectos de numerosos mediadores quí- micos de la inflamación. En general se afecta más la lle- gada de leucocitos al foco que su función y se afecta más la inmunidad celular que la humoral (v. cap. 23). La ac- ción es múltiple por cuanto afecta a muy diversos tipos de leucocitos. La inhibición de la entrada de los neutrófilos al foco inflamatorio se debe a que bloquean la expresión de las moléculas de adhesión celular que permiten la fijación de los leucocitos al endotelio inflamado (v. fi- gura 22-2). Este efecto de inhibición del atrapamiento de neutrófilos en el lugar inflamado es responsable de la neutrofilia que producen. A do- sis farmacológicas bloquean parcialmente las funciones de los neutró- filos (liberación de enzimas lisosómicas, estallido respiratorio, etc.). Los glucocorticoides antagonizan la diferenciación de los macrófagos e in- hiben muchas de sus funciones: inhiben la producción de monocitos en la médula ósea, inhiben la expresión de antígenos de histocompatibili- dad de clase II, bloquean la síntesis de numerosas citocinas inflamato- rias (IL-1 e IL-6, factor de necrosis tumoral, etc.), disminuyen la pro- ducción de eicosanoides inflamatorios e inhiben la expresión de la NO-sintasa inducible (si se administran antes que se ponga en marcha el proceso inflamatorio, pero no una vez que ya se ha iniciado). Los glu- cocorticoides reducen el recuento de eosinófilos y basófilos en sangre y disminuyen la acumulación de eosinófilos y mastocitos en las áreas donde se produce una reacción alérgica. Inhiben la liberación de hista- mina y leucotrieno C4 de los basófilos, e inhiben la desgranulación de los mastocitos. En las células endoteliales inhiben la expresión de los an- tígenos de histocompatibilidad de clase II y de las moléculas de adhe- sión celular. En estas células, además, inhiben la secreción de diversas proteínas del complemento, de citocinas y de eicosanoides ya que inhi- ben la actividad de la fosfolipasa A2 y la expresión de la ciclooxigenasa 2, mientras que la cicloxigenasa 1 se ve poco afectada por los corticoi- des (v. cap. 20). Aunque inicialmente se pensó que los glucocorticoides inhibían directamente la actividad de la fosfolipasa A2, se sabe que en realidad la inhiben de forma indirecta, al aumentar la síntesis de deter- minadas proteínas de la familia de la anexina, de las cuales la mejor co- nocida es la lipocortina 1. En relación con los linfocitos, en la especie humana una dosis far- macológica de glucocorticoides produce linfopenia, afectándose todas las subpoblaciones linfocitarias. Esto al parecer se debe a la redistribu- ción de los linfocitos circulantes a otras aéreas, particularmente la mé- dula ósea, y se debe a cambios en la expresión de las moléculas de ad- hesión celular. Los linfocitos T inmaduros y, en algunas ocasiones, los linfocitos T activados son destruidos mediante apoptosis (muerte celu- lar programada), mientras que los linfocitos maduros quiescentes no se ven afectados. Los glucocorticoides inhiben diversos procesos que con- ducen a la activación de los linfocitos T: bajan la producción de IL-2, interfieren en su acción y bloquean la síntesis de linfocinas, como las IL-3, IL-4 e IL-6 o el interferón g. Los linfocitos B, por el contrario, son relativamente resistentes a los efectos de los glucocorticoides; sólo in- hiben su proliferación si se administran antes de que se activen. A do- sis pequeñas no afectan la producción de anticuerpos, pero a dosis al- tas se aprecia un aumento del catabolismo y una disminución discreta de la síntesis, quizá por mecanismos indirectos (inhibición de las célu- las TH) (v. cap. 23). A dosis farmacológicas, los glucocorticoides suprimen la prolifera- ción y la función de los fibroblastos (síntesis de colágeno), loque puede explicar su actividad inhibitoria de la cicatrización. 906 Farmacología humana 4.4. Acciones cardiovasculares Son complejas porque a ellas contribuyen tanto la actividad mineralocorticoide como la glucocorticoidea; además, los efectos observados dependen del estado pre- vio del aparato circulatorio y de la secreción hormonal, así como de la dosis que se utilice. El volumen plasmá- tico y el estado electrolítico regulados por la actividad mi- neralocorticoide desempeñan un papel indudable; su ac- tividad exagerada y mantenida llega a causar hipertensión arterial, mientras que su hipofunción ocasiona hipoten- sión arterial, pero a la hipotensión addisoniana contri- buye probablemente un factor miocárdico y otro vascu- lar; esto explica que la administración de glucocorticoides en la hipotensión de una crisis addisoniana ocasione de inmediato una subida de presión arterial, sin dar tiempo a que se restablezca el volumen líquido. Se admite que los glucocorticoides pueden ejercer en ciertas situaciones un efecto inotrópico directo o una ac- ción antitóxica sobre el miocardio. En los vasos también pueden favorecer su reactividad a las catecolaminas y otras sustancias presoras; es posible que la inhibición de la NO-sintasa a nivel vascular, antes mencionada, contri- buya a reducir factores endógenos vasodilatadores que pueden ser particularmente liberados en situaciones de shock inmunológico y endotóxico. Ello explicaría la ca- pacidad de los glucocorticoides para superar la hipoten- sión en estas situaciones. 4.5. Acciones musculosqueléticas Tanto la reducción como el exceso de actividad cor- ticoidea provocan debilidad muscular, aunque por me- canismos diferentes. Las dosis excesivas de glucocor- ticoides provocan catabolismo proteico en los músculos; esto explica la reducción de la masa muscular y la de- bilidad y la fatiga consiguientes. Existe, además, una dis- minución en la perfusión vascular del músculo que con- tribuye a su menor nutrición y desarrollo. En el hueso, los glucocorticoides a dosis altas aumen- tan el catabolismo de la matriz e inhiben la actividad os- teoblástica; pero como, además, perturban la absorción de calcio en el intestino al inhibir la acción de la vitami- na D a ese nivel, provocan hiperactividad paratiroidea y la consiguiente estimulación osteoclástica. Como resul- tado de todo ello se favorecen la resorción ósea y la ins- tauración de osteoporosis. 4.6. Acciones sobre otras hormonas Administrados en cantidades elevadas durante la fase de crecimiento del niño y adolescente, los glucocorticoi- des bloquean la acción de algunos estímulos sobre la li- beración de hormona de crecimiento, como se observa en los niños tratados de forma crónica. A ello se suma una acción inhibidora directa sobre los cartílagos de creci- miento (condrocitos). El resultado de ambas acciones es una detención del crecimiento del niño. Inhiben también la secreción de otras hormonas hipofisarias en respuesta a sus estímulos específicos: la de la TSH en respuesta a la TRH y las de las gonadotropinas en respuesta a la GnRH. Adicionalmente, reducen la formación de T3 a partir de T4 (v. cap. 53). En cambio, facilitan la síntesis de adre- nalina a partir de la noradrenalina en la médula supra- rrenal. 4.7. Acciones en el sistema nervioso central Dada la abundancia de receptores corticoides (I y II) en el SNC, su acción fisiológica debe ser importante a corto y a largo plazo. La carencia de cortisol en la en- fermedad de Addison y su exceso en la enfermedad de Cushing (o cuando se administran de forma exógena en abundancia), originan cuadros psiconeurológicos que comprenden desde la sensación de bienestar o de eufo- ria hasta estados claramente psicóticos. Es frecuente que la hormona mejore el humor, pero puede provocar eufo- ria, insomnio, intranquilidad o hiperactividad motora; en ocasiones produce ansiedad o depresión, o reacciones psi- cóticas. 5. Características farmacocinéticas El cortisol se absorbe bien por vía oral, con un tmáx de alrededor de 1 hora, pero puede sufrir un metabolismo presistémico abundante y variable. Existen sales y éste- res solubles e insolubles que permiten la inyección pa- renteral por diversas vías, la administración rectal o la aplicación tópica en forma de aerosol, enemas, cremas o soluciones. Aproximadamente el 90 % del cortisol plas- mático se halla unido a proteínas: el 10-15 % a la albú- mina y el 75-80 % a la transcortina, una globulina que presenta gran afinidad por el cortisol, la aldosterona y la progesterona, pero menor capacidad fijadora que la al- búmina; por ello, a las concentraciones normales de cor- tisol se encuentra ligado a la transcortina, pero cuando aumentan (por estrés, ACTH o administración exógena) se eleva la fracción unida a la albúmina y la fracción li- bre; sólo ésta pasa a los tejidos y es activa. En el hígado, el cortisol sufre reducción del doble enlace en posición 4,5 y del grupo cetónico en C3, que se hidroxila y poste- riormente se conjuga con ácido glucurónico y sulfatos. La semivida plasmática es de unos 90 min, pero la semi- vida biológica es mucho mayor (tabla 52-3), lo cual in- dica que depende de la compleja modificación ejercida por el cortisol a la altura de su receptor esteroideo in- tracelular. Esto mismo ocurrirá con los preparados sin- téticos. Los numerosos derivados sintéticos se administran también por diversas vías en abundantes formas galé- nicas, como se aprecia en la tabla 52-1. Por vía tópica, el índice de absorción es pequeño, lo que implica una me- nor incidencia de efectos sistémicos, terapéuticos o tóxi- cos. Pero, aun así, puede haber cierto grado de absorción; 52. Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos 907 por ejemplo, 2 golpes inhalatorios de beclometasona 4 veces al día (400 µg) equivalen a 7,5 mg de prednisona por vía oral y cuando se administran enemas de retención puede llegar a absorberse hasta el 30 % de la dosis de cor- ticoide. Es importante, en este sentido, tener en cuenta la correspondencia biológica de los diversos corticoides que se indica en la tabla 52-2. Los corticoides sintéticos se absorben bien por vía oral, siendo su biodisponibilidad en general superior a la del cortisol. En la tabla 52-3 se indican los principales datos farmacocinéticos. Se unen menos intensamente a las pro- teínas plasmáticas que el cortisol, perdiendo muchos de ellos la capacidad de unirse a la transcortina; por ello pa- san con mayor rapidez a los tejidos. El metabolismo he- pático de todos los preparados es muy abundante, origi- nando numerosos derivados esteroideos inactivos que sufren posteriormente procesos de conjugación. La ha- logenación en posición 9, la desaturación del enlace 1,2 y la metilación en C2 o C16 prolongan las semividas de eli- minación plasmática y la biológica. El metabolismo es in- ducible por los fármacos inductores: fenitoína, rifampi- cina, etc. La prednisona se convierte en prednisolona dentro del organismo por acción de una b-hidroxilasa, pero esta reacción puede ser bidireccional. Al aumentar su con- centración en plasma, aumenta la fracción libre y, por consiguiente, su actividad biológica. La cinética de la prednisolona es dosis-dependiente. La insuficiencia he- pática y renal, y la administración de estrógenos sintéti- cos elevan la fracción libre y, por lo tanto, la actividad biológica, mientras que el hipertiroidismo y los inducto- res enzimáticos la disminuyen. 6. Reacciones adversas 6.1. Supresión de la secreción endógena Por su capacidad de inhibir la secreción de CRH y ACTH, los esteroides naturales y sintéticos producen modificaciones estables en la hipófisis y en las supra- rrenales en proporción a la dosis administrada y a la du- ración de la administración. En principio, dosis su- prafisiológicas producen inhibición; si la duración es corta (no mayor de 7-10 días), la función adrenal se re- cupera de inmediato, pero si se prolonga más de 2 se- manas, los cambios atróficos se establecen de manera que, al suspender bruscamentela medicación cortico- tropa, sobreviene una insuficiencia suprarrenal aguda. Cuando la administración se prolonga durante un tiempo y con dosis altas, situación frecuente en muchas de las aplicaciones de esteroides, como se verá más adelante, la recuperación de la secreción de ACTH y de cortisol llega a tardar varios meses en normalizarse (a veces, hasta 12 meses); la recuperación de la secreción basal diaria de cortisol ya puede estar restablecida, pero no responder de manera normal a situaciones que exigen una secre- ción aguda aumentada (estrés, infecciones, quemaduras, etc.), de ahí que en estas situaciones sea preciso aumen- tar la dosis de corticoide que se estaba administrando. Es preciso tener en cuenta la potencia glucocorticoidea del producto en cuestión y compararla con la del cortisol; es decir, 1 mg de prednisona tiene tanta capacidad inhibi- dora de la función del eje hipotálamo-hipófiso-suprarre- nal como 5 mg de cortisol, etc. De todas maneras, existe una gran variabilidad en el grado de supresión del eje en pacientes tratados con dosis farmacológicas, que sólo puede valorarse mediante tests como el de la hipogluce- mia insulínica, el de la metopirona, el del tetracosáctido o el de la CRH. Las medidas que hay que adoptar frente a esta acción supresora son varias: a) excepto en casos de administra- ción corta, aunque sea abundante, no suspender nunca la medicación con esteroides de forma brusca, sino re- ducirlos siempre lentamente, tanto más cuanto más se haya prolongado la administración del producto; la ve- locidad de reducción puede ser de unos 2,5 mg de pred- nisona cada 2 o 3 semanas; b) tratar de administrar siem- pre la menor dosis posible, de ahí que en los casos de administración crónica el médico debe intentar ir redu- ciendo la dosis a niveles compatibles con el estado de la enfermedad y su sintomatología; c) en cuanto sea posi- ble, y en los casos de administración crónica, se debe in- tentar pasar a la terapéutica alternante que se describe más abajo; d) si durante la fase de reducción o retirada de esteroides sobreviene una infección aguda, interven- ción quirúrgica, etc., vigilar los signos de hipocorticalismo (incluidos los del equilibrio hidrosalino) y aumentar de nuevo temporalmente la dosis de esteroide; e) usar con preferencia preparados de acción corta; f) administrar una dosis única por la mañana, y g) antes de retirar defi- nitivamente el corticoide, realizar uno de los tests antes referidos. 908 Farmacología humana Tabla 52-3. Características farmacocinéticas de los glucocorticoides Semivida Semivida Unión Corticoide Biodisponibilidad (%) plasmática (min) biológica (h) Vd (l) a proteínas (%) Cortisol 30-90 90 8-12 28-49 90 Prednisolona y prednisona 80 200 18-36 30-40 70-90 Metilprednisolona 80-99 200 18-36 70-100 77 Triamcinolona 200 18-36 99-148 < Cortisol Dexametasona 90 300 36-54 70 66-77 6.2. Otras reacciones adversas Son numerosas y, a veces, suficientemente graves para justificar que la utilización de glucocorticoides sea lo más diferida posible. Dosis superiores a 100 mg/día de corti- sol o equivalente en esteroide sintético durante más de 2 semanas provocarán signos de hipercorticalismo o Cus- hing, cuya intensidad dependerá de la dosis: aumento de peso, redistribución de la grasa en cara, cuello y abdo- men, acné, retención de sodio y agua, hipertensión, ten- dencia a instaurar diabetes, hiperlipemia, osteoporosis que debe ser tratada con vitamina D, detención del cre- cimiento en niños, adelgazamiento de la piel y trastornos en la cicatrización de heridas. Se ha sugerido que el deflazacort tiene menos efectos hiperglucemiantes y catabolizantes sobre el hueso que la prednisona, a dosis equivalentes, pero hacen falta más es- tudios para confirmarlo. También se ha aconsejado su uso preferente en niños. La aplicación tópica de 9a-fluorprednisolona puede provocar un síndrome de hipermineralocorticalismo con poca expresividad del hipercorticalismo, debido a su po- tente efecto mineralocorticoide. Puede producir necrosis aséptica de la cabeza del fémur o del húmero. Las acciones antiinflamatoria e inmunodepresora fa- cilitan la aparición de infecciones fúngicas, víricas y bac- terianas que, además, pueden instaurarse y extenderse sin provocar señales de alarma, de ahí que sea preciso vigilarlas y valorar más cualquier signo. Pueden producir miopatías con debilidad de la mus- culatura proximal de las extremidades, aparte la acción catabólica generalizada. La suspensión brusca de este- roides puede originar un cuadro de abstinencia carac- terizado por dolores articulares, fiebre y síntomas gene- rales que, en el caso de un enfermo reumático, podría sugerir un agravamiento del cuadro; pero si se trata del síndrome de retirada, no se acompaña de signos humo- rales (como aumento de la velocidad de sedimentación y de la proteína C reactiva, etc.). La incidencia de úlceras pépticas producidas por dosis altas de esteroides ha sido muy debatida; alteran la ba- rrera mucosa, reducen la actividad regeneradora del epi- telio y, en ocasiones, aumentan la acidez del jugo gástrico. En conjunto parece que incrementan su incidencia, ca- racterizándose por presentar poca sintomatología pro- drómica y una alta proporción de complicaciones hemo- rrágicas y perforaciones. Aumentan también la incidencia de pancreatitis. La aplicación tópica en los ojos puede aumentar la pre- sión intraocular al reducir el flujo de salida, sobre todo en glaucomas de ángulo abierto. En niños y en pacientes con artritis reumatoidea se ha apreciado una mayor fre- cuencia en la aparición de cataratas subcapsulares. Como antes se ha indicado, pueden ocasionar altera- ciones psicológicas en forma de cambios de humor (eu- foria o depresión) y psicopatías de tipo maníaco-depresi- vo o esquizofrénico, incluso con intentos suicidas. Se han descrito algunos casos de hipertensión intracraneal be- nigna. Contraindicaciones absolutas o relativas a la admi- nistración de glucocorticoides son: la úlcera péptica, la insuficiencia cardíaca congestiva, la hipertensión, la dia- betes, la osteoporosis, el glaucoma, el herpes simple of- tálmico, la tuberculosis y las psicosis. 7. Aplicaciones terapéuticas Lógicamente deben administrarse como terapéutica sustitutiva en los diversos cuadros de insuficiencia su- prarrenal, pero la causa de su extendido uso reside en su acción sintomática antiinflamatoria e inmunodepresora, mediante la cual controlan situaciones a veces muy gra- ves. De acuerdo con ello, las dosis presentan fluctuacio- nes extraordinarias: desde las estrictamente sustitutivas de la secreción diaria de cortisol hasta cantidades que pueden llegar a ser 1.000 veces superiores. Como antes se ha indicado, las dosis altas aisladas (o únicas) no le- sionan y en ese sentido resultan relativamente inocuas; los problemas pueden surgir cuando la administración se tiene que prolongar, como ocurre con frecuencia. 7.1. Terapéutica de sustitución a) Insuficiencia suprarrenal crónica. Si es primaria, se administra cortisol a la dosis de 20 mg por vía oral por la mañana y 10 mg a media tarde. Con este programa, la mayoría de los pacientes necesitan 0,05-0,1 mg del mine- ralocorticoide fludrocortisona una vez al día por vía oral. Si se administra prednisona, hay que tener en cuenta que 5 mg corresponden a 20 mg de cortisol. En casos de in- fecciones, operaciones, traumatismos, etc., es preciso au- mentar la dosis a 80-100 mg/día de cortisol o incluso más. Si la insuficiencia es secundaria a insuficiencia hipofi- saria, la dosis de cortisol es la misma, pero puede no ser necesaria la fludrocortisona. b) Insuficiencia suprarrenal aguda (crisis addiso- niana). La carencia más importante es la de glucocor- ticoides, por lo que se deben administrar en grandes can- tidades por vía IV, junto con suero salino isotónico y glucosa (50 g en el primer litro). La inyección inicial es de 100 mg de hemisuccinato de cortisol en bolo; poste- riormente se administran 100-200 mg en infusión conti- nua (o 50 mg/6h en bolo IV directo); a estas dosis, la ac- tividad mineralocorticoide suele ser suficiente, pero si se inyectan esteroides sintéticos que carecen de actividad mineralocorticoide pueden asociarse 2 mg de acetato de desoxicorticosterona en inyección oleosa por vía IM. Puede ser necesario administrar agentes inotrópicos para mejorar la actividad hemodinámica, como la dobutamina. Superado el episodio agudo, el cortisol se administra por vía IM, 25 mg cada 6-8 horas durante 2 días, y después por vía oral. c) Hiperplasia suprarrenal congénita. Se trata de un grupo de cuadros en los que existe un déficit congénito 52. Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos 909 en algunas de las enzimas sintetizadoras de hormonas es- teroideas; esto origina un incremento en la secreción de ACTH y una reacción hiperplásica de las suprarrenales, con acumulación de los compuestos sintetizados por en- cima del sitio donde se encuentra la deficiencia enzimá- tica. Se han descrito deficiencias en la actividad de la 21-hidroxilasa, 11b-hidroxilasa, 17a-hidroxilasa, 18-hi- droxilasa, 3b-hidroxiesteroide-deshidrogenasa y desmo- lasa. La forma más frecuente es la deficiencia de 21-hi- droxilasa; cursa con reducción de cortisol y aumento de 17-hidroxiprogesterona (fig. 52-1) que se desvía hacia la síntesis de la testosterona. Si el fallo reside en la 11-hi- droxilación, se acumularán el 11-desoxicortisol y la 11-des- oxicorticosterona, apareciendo a la larga hipertensión. La deficiencia de la 17-hidroxilación se extiende también a las gónadas, por lo que aparecerá hipogonadismo con hi- peraldosteronismo. El tratamiento de estos casos exige la administración de glucocorticoides para suprimir la secreción de ACTH; se puede administrar cortisol por vía oral, 0,6 mg/kg/día en 4 dosis, o por vía IM, 25-100 mg/día inicialmente, para después bajar a 10-25 mg/m2/día. Si hay que administrar un mineralocorticoide (caso de la deficiencia de 21-hi- droxilasa), se emplea la fludrocortisona a la dosis de 0,l5 mg/m2/día. Dado que estos pacientes suelen ser niños, debe vigilarse cuidadosamente la evolución de su creci- miento (un crecimiento lento es el indicador más precoz de exceso de glucocorticoides) y de la edad ósea (si se acelera, indica hiperandrogenismo), así como determinar los metabolitos elevados en cada tipo de déficit enzimá- tico y la renina plasmática. 7.2. Terapéutica en enfermedades no endocrinas Existe un gran número de enfermedades en las que se debe recurrir de entrada a los glucocorticoides; en otras, en cambio, en las que ciertamente son útiles, es preferi- ble reservarlos como alternativas una vez que han fallado otros tratamientos, ya que la administración será crónica y ello facilita la aparición de efectos secundarios. Las do- sis y las vías de administración son extremadamente va- riables según la gravedad de la situación, la respuesta del enfermo, la fase aguda o fase estable de la enferme- dad, la localización del cuadro, etc. Por su comodidad y costo, la administración de prednisona por vía oral suele constituir la forma de referencia, pero cualquier otro cor- ticoide puede sustituirla teniendo en cuenta las formas galénicas de presentación (tabla 52-1) y las correspon- dencias farmacológicas (tabla 52-2). Es preferible la terapia local (p. ej., intraarticular o in- trabronquial) a la sistémica. En algunos casos es preferi- ble asociarlos a otros agentes, lo que permite reducir la dosis y evitar la toxicidad (p. ej., de la azatioprina, ciclo- fosfamida o ciclosporina en pacientes trasplantados). a) Enfermedades alérgicas: edema angioneurótico, asma bronquial, picaduras de insectos, enfermedad del suero, reacciones farmacológicas, urticaria, dermatitis por contacto y fiebre del heno. El esteroide tarda en ac- tuar, por lo que, en situaciones graves como en la reac- ción anafiláctica o en el edema angioneurótico, hay que recurrir a la adrenalina, 0,5-1,0 mg SC. La administración de esteroides en casos graves ha de ser por vía IV y a do- sis elevadas (p. ej., 80-100 mg de metilprednisolona). En casos concretos se puede recurrir a los preparados más específicos para uso tópico (tabla 52-1). b) Enfermedades vasculares del colágeno: arteritis de células gigantes, lupus eritematoso, síndromes mixtos del tejido conjuntivo, polimiositis, polimialgia reumática, ar- tritis reumatoidea, arteritis de la temporal. En algunos casos, como el lupus moderado o la artritis reumatoi- dea, deben tratarse inicialmente con otros fármacos (v. cap. 22), mientras que en otros, como la polimiositis o la arteritis de la temporal, se requieren altas dosis de pred- nisona desde el principio; por ejemplo, bolos de metil- prednisolona (1 g/m2 de superficie corporal durante 1- 5 días en el rechazo agudo, enfermedad de Goodpasture, lupus eritematoso grave, esclerosis múltiple en brote agudo, etc.). c) Miastenia grave: véase capítulo 13, II, 2. d) Alteraciones hematológicas: anemia hemolítica adquirida, púrpura alérgica aguda, anemia hemolítica au- toinmunológica, púrpura trombocitopénica idiopática, leucemia linfoblástica, linfomas y mieloma múltiple. En el capítulo 62, V se indican las dosis para enfermedades malignas y en el 23 para las enfermedades autoinmuno- lógicas. e) Enfermedades oculares: uveítis aguda, conjuntivi- tis alérgica, coroiditis y neuritis óptica. Para las afeccio- nes de la cámara anterior y del ojo externo se emplean soluciones de colirio; los preparados son muy numerosos. Para las inflamaciones del segmento posterior se requiere la vía oral: prednisona, 30 mg/día en varias dosis. Están contraindicados en el herpes simple; tampoco se deben emplear en caso de ulceraciones o abrasiones del ojo por- que demoran la cicatrización. f) Enfermedades gastrointestinales: colitis ulcerosa, esprue no tropical, enteritis regional y enfermedad infla- matoria. En el esprue con sintomatología grave es con- veniente administrar inicialmente prednisona, 30 mg/día durante 3-4 semanas, junto con la dieta libre de gluten. En la colitis ulcerosa debe reservarse para las crisis agu- das y tóxicas y para situaciones que no responden a otras medidas (sulfasalazina, etc.) (v. cap. 45). Puede ser nece- sario dar un enema rectal con 40 mg de metilprednisolona. En los casos graves se debe llegar a dosis de 50-120 mg/día de prednisona por vía oral; en lo posible, se debe pasar a la terapéutica alternante. g) Enfermedades hepáticas: necrosis hepática sub- aguda, hepatitis activa crónica, hepatitis alcohólica, ci- rrosis no alcohólica en mujeres. Sólo algunos pacientes con hepatitis activa crónica deben tratarse con esteroi- des: debe haber sintomatología activa, confirmación his- tológica de la gravedad de la evolución y reacción ne- 910 Farmacología humana gativa para el antígeno B de superficie. La dosis de pred- nisona en estos casos, así como en la necrosis hepática su- baguda es de 60-100 mg/día, que se disminuye a medida que mejora la evolución. En la hepatitis alcohólica grave con signos de encefalopatía, la prednisona se administra a la dosis de 40 mg/día durante 1 mes, para descender gra- dualmente hasta suprimirla. h) Hipercalcemias agudas: véase capítulo 57. i) Enfermedades neurológicas: en la lesión trau- mática de la médula espinal, la aplicación de metil- prednisolona dentro de las primeras 8 horas parece que favorece la recuperación. En la esclerosis múltiple, cur- sos cortos de corticoides mejoran temporalmente algu- nos de los síntomas, pero no retrasan la evolución de la enfermedad. En el edema cerebral de carácter vasogé- nico, en particular asociado a tumores y metástasis, se em- plea dexametasona a la dosis de 6-10 mg por vía oral o IV cada 6 horas. En cambio, no es útil en la fase aguda de los accidentes cerebrovasculares, que es cuando más se suele emplear; si al cabo de 2-3 días se aprecian focalidad y evo- lución sugestivas de edema, se emplea la dexametasona a la dosis antes señalada. j) Enfermedades pulmonares: asma bronquial, en la que adquieren particular protagonismo los preparados inhalatorios(v. cap. 42, II.6), neumonía por aspiración, prevención del distrés respiratorio infantil y sarcoidosis. En el caso del niño prematuro que puede desarrollar in- suficiencia respiratoria, se administra a la madre beta- metasona, 12 mg por vía parenteral, seguida de otra do- sis de 12 mg a las 18-24 horas. En la sarcoidosis se admi- nistra 1 mg/kg/día de prednisona para generar remisión; después se mantiene con 10 mg/día o menos. k) Afectaciones dermatológicas: dermatitis atópica, dermatosis, micosis fungoide, pénfigo, liquen simple, dermatitis seborreica, xerosis, etc. En el pénfigo se pre- cisa una dosis de hasta 120 mg/día de prednisona para controlar la enfermedad. Para muchas de las afectacio- nes dérmicas se utilizan cremas y pomadas, pero debe re- cordarse que también por esta vía se puede absorber el esteroide y llegar a provocar efectos sistémicos (v. capí- tulo 75). l) Enfermedades renales: síndrome nefrótico, 60 mg de prednisona (2 mg/kg en niños, descontando el peso co- rrespondiente al edema) durante 3-4 semanas; si mejora, se mantiene durante 1 año administrando la dosis sólo 3 días a la semana. m) Enfermedades cardiovasculares: aparte el shock anafiláctico, se recurre a veces a los glucocorticoides en altas dosis para otros tipos de shock (tóxico o séptico). Los resultados son muy controvertidos. En la carditis reumática se emplea en pacientes que no responden a los salicilatos o que presentan pericarditis u otros sig- nos graves que amenazan la vida del enfermo; la dosis es de 40 mg/día de prednisona o incluso superior si hace falta. n) Artritis reumatoidea: sólo en pacientes en los que fracasen los AINE y otros antiartríticos más específicos, descritos en el capítulo 22; también pueden usarse mo- deradamente durante el tiempo de espera entre la inicia- ción de la terapéutica con sales de oro y demás fármacos de segunda línea, y el comienzo de su acción, en pacien- tes cuyos síntomas no pueden ser controlados con reposo, medidas físicas, AINE, etc. La dosis de prednisona puede ser de 10 mg, recurriendo si es posible a la terapéutica al- ternante; si ésta se instaura, conviene asociar analgésicos menores, sobre todo en la tarde de los días off, para con- trolar mejor el dolor. ñ) Reacciones de rechazo: véase capítulo 23. o) Otras indicaciones: en los vómitos provocados por antineoplásicos, la dexametasona (10-20 mg IV) se em- plea en asociación con benzamidas y otros antieméticos (v. cap. 44). p) Infiltraciones tópicas: puede estar indicada la in- yección intraarticular con suspensiones microcristalinas de triamcinolona (5-20 mg) o de dexametasona en algu- nas situaciones. En la artritis reumatoidea, para ayudar a controlar la inflamación de una o dos articulaciones que estén inflamadas más persistentemente, para aliviar sín- tomas focales mientras se espera la respuesta a las sales de oro, penicilamina, etc., para facilitar la corrección de una deformación y para controlar la monoartritis. En las osteoartritis, para aliviar el componente inflamatorio, so- bre todo cuando los síntomas son muy agudos y existe lí- quido articular. En las sinovitis por precipitación de cris- tales, si no hay respuesta al tratamiento general (p. ej., en la gota). En la capsulitis adhesiva, por ejemplo, el «hom- bro congelado»; en ciertas afecciones de tejidos blandos: bursitis, tenosinovitis, peritendinitis, epicondilitis, etc. y en algunas lesiones espinales que no ceden a tratamien- tos convencionales mediante infiltración en ligamentos interespinosos, articulaciones sacroilíacas. No se deben usar las infiltraciones si existen lesiones sépticas de la piel por el riesgo de introducir y difundir la infección; en la enfermedad inflamatoria crónica o dege- nerativa; en la tendinitis crónica por el riesgo de rotura ni en los desgarros de tejidos blandos, en los que puede alterar su reparación. 7.3. Terapéutica alternante Cuando hay que administrar dosis altas de esteroides durante períodos prolongados de tiempo, es preferible darlas en pocas dosis y distanciadas que en varias dosis a lo largo del día; ésta es la base de la terapéutica alter- nante, que consiste en administrar toda la dosis de corti- coide necesaria para 48 horas en el primer día por la ma- ñana y descansar el siguiente. Con ello se consigue reducir varios de los efectos secundarios: la supresión del eje hi- potálamo-hipófiso-suprarrenal, ya que se deja un día en- tero para que se recupere, y el equilibrio negativo de ni- trógeno y calcio. La terapéutica alternante debe hacerse exclusivamente con los preparados de acción intermedia: prednisona, prednisolona, metilprednisolona y triamci- nolona. Es posible que en la tarde del segundo día rea- 52. Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos 911 parezcan algunos síntomas, que pueden ser controlados con otro tipo de medicación (analgésicos, broncodilata- dores, etc.). Suele ser útil en el tratamiento del asma, la nefrosis, la colitis ulcerosa, la miastenia grave y algunos casos de lupus; en cambio no suele ser útil en la artritis reumatoidea, la arteritis de células gigantes y los cuadros hematológicos malignos. La terapéutica alternante debe instaurarse sólo des- pués que la enfermedad haya sido controlada con una dosis diaria y estable. El paso de la dosis diaria a la do- sis alternante debe ser gradual, en la línea que se indica en el ejemplo de la tabla 52-4. Una vez transferida toda la dosis a un solo día, se pueden continuar los intentos de reducir la dosis hasta donde la sintomatología lo per- mita. En el tratamiento del asma se realiza también la trans- ferencia de la dosis oral a la vía inhalatoria; puesto que por la vía oral probablemente existía una supresión del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal y por vía inhalatoria los efectos sistémicos son menores, cabe el riesgo de que una transferencia demasiado brusca provoque una fase de hipofunción suprarrenal. El paso, por consiguiente, deberá ser pautado en la línea sugerida en el capítulo 42. II. MINERALOCORTICOIDES 1. Origen, biosíntesis y regulación La aldosterona se forma en la zona glomerulosa de la corteza suprarrenal mediante la oxidación de la corticos- terona (fig. 52-1) y formación de un aldehído en la posi- ción 18. El precursor 11-desoxicorticosterona posee ya ac- tividad mineralocorticoide, aunque su potencia es el 3 % de la aldosterona. El cortisol, como ya se ha indicado, tiene también actividad mineralocorticoide (tabla 52-2). En la práctica clínica, se emplea el derivado sintético fludro- cortisona (fig. 52-2), que es activa por vía oral, y la des- oxicorticosterona para la vía parenteral. La espirolactona se comporta como un antagonista específico, cuya activi- dad y propiedades se estudian en el capítulo 47. La biosíntesis y secreción diaria de aldosterona es de 30-150 µg. No depende tan intensamente de la secreción de ACTH como el cortisol, pero la actividad hipofisaria, a través de algunos fragmentos de proopiomelanocortina que contengan ACTH, puede facilitar su secreción. El es- tímulo mayor es la angiotensina II formada por la acción de la renina sobre el angiotensinógeno y la posterior ac- ción de la enzima convertidora (v. cap. 21). La angioten- sina activa receptores específicos localizados en las cé- lulas de la glomerulosa, provocando activación del ciclo de fosfoinosítidos y participación del Ca2+; como conse- cuencia se produce la activación de la desmolasa y la con- versión de la corticosterona en aldosterona. De lo expuesto se desprende que la regulación de la secreción de aldosterona depende muy directamente de los factores que regulan la secreción de renina. Factores estimuladores son: la depleción de Na+ y de líquido ex- tracelular, la reducción en la presión de perfusión de la arteria renal, la actividad b-adrenérgica, las prostaglan- dinas, la sobrecarga de K+; el K+ puede estimular, inclu- so, la secreción de aldosterona por acción directa sobre la corteza suprarrenal. Por el contrario, el aumento en la carga de Na+, la expansión de líquido extracelular o el au- mentode la presión de perfusión en la arteria renal re- ducen la producción de renina. La actividad de la glome- rulosa puede ser inhibida directamente por la acción de la dopamina, lo que explicaría que la activación de re- ceptores dopaminérgicos provoquen inhibición de la reab- sorción de Na+ (v. cap. 15, III, 3) y que bloqueantes do- paminérgicos, como la metoclopramida, lleguen a facili- tar la secreción de aldosterona. La actividad también es inhibida por los péptidos natriuréticos auricular y ventri- cular o cerebral, así como por la disminución del K+. A diferencia de la aldosterona, la secreción de corti- costerona depende exclusivamente de la secreción hi- pofisaria. 2. Mecanismo de acción La aldosterona activa el receptor glucocorticoideo de tipo I, como se ha explicado en I, 3. La activación del com- plejo aldosterona-receptor en el núcleo desencadena, pro- bablemente, la síntesis de enzimas que, en último término, facilitan el transporte de Na+. Sin embargo, el sitio es- pecífico de acción de estas enzimas es más discutible. Se acepta que la estimulación de la entrada de Na+ a través de la membrana luminal o apical de la célula tubular es consecuencia de un transporte pasivo que se ve facilitado por el gradiente creado por la activación del transporte ac- tivo en la membrana basal o lateral de la célula, es decir, la proteína formada por la activación del receptor aldos- terónico estimularía, por ejemplo, la ATPasa-Na+/K+-de- pendiente localizada en la membrana basal, que bombea Na+ desde el interior hacia el exterior intersticial de la cé- lula. La naturaleza de este estímulo aún no está clarificada, pero se sabe que la aldosterona incrementa la actividad de varias enzimas mitocondriales relacionadas con la sín- 912 Farmacología humana Tabla 52-4. Ejemplo de paso de una dosis diaria de 50 mg de prednisona a una dosis alternante, a lo largo de un mes Día Dosis (mg) Días Dosis (mg) 1 60 11, 13, 15 90 2 40 12, 14, 16 5 3 70 17, 19, 21 85 4 30 18, 20, 22 5 5 80 23, 25, 27 80 6 20 24, 26, 28 5 7 90 29 80 8 10 30 0 9 95 10 5 tesis de ATP; el aumento de ATP podría actuar como una fuente de energía para las bombas de sodio y para au- mentar su número o su actividad, pero la aldosterona es- timula también la actividad de la fosfolipasa y de la acil- transferasa y la formación de ácidos grasos, lo que puede repercutir en cambios estructurales de membrana que fa- ciliten el transporte iónico (v. fig. 47-2 D). 3. Acciones mineralocorticoides En el túbulo contorneado distal, la aldosterona facilita la reabsorción de Na+ y la eliminación de potasio, amo- nio, magnesio y calcio. El efecto neto del aumento de re- absorción de Na+ genera un potencial más negativo en la luz del túbulo que estimula la secreción de K+ y H+. Por eso, en situaciones de hiperaldosteronismo el equilibrio de Na+ es positivo, hay expansión del volumen líquido ex- tracelular, hipopotasemia, alcalosis, contracción del vo- lumen extracelular e hidratación celular, ya que el líquido extracelular se vuelve hipoosmótico y el agua se desplaza al compartimiento intracelular. Para que haya pérdida de K+ bajo la acción de la al- dosterona, tiene que llegar una carga suficiente de Na+ al túbulo distal, pero si la ingesta de Na+ es pequeña, la carga que llega al túbulo distal es insuficiente para que la faci- litación de la reabsorción genere el potencial necesario para eliminar K+. Por otra parte, los mineralocorticoides no influyen por sí mismos sobre la hemodinámica intrarrenal; los gluco- corticoides mantienen adecuadamente el flujo renal y la velocidad de filtración glomerular, lo que explica que el cortisol, a pesar de tener una acción mineralocorticoide y facilitar, por lo tanto, la reabsorción de Na+, pueda incre- mentar en algunas ocasiones la diuresis. En el tubo intestinal, los glucocorticoides parece que desempeñan un papel más importante que la aldosterona en el transporte iónico, tras activación de receptores cor- tisólicos y aldosterónicos; facilitan la reabsorción de Na+ y la eliminación de K+; reducen también la absorción de Ca2+ que contribuye, junto con otros factores ya comen- tados, a provocar la desmineralización ósea. La aldosterona reduce la concentración de Na+ y au- menta la de K+ tanto en la saliva como también en el sudor. 4. Características farmacocinéticas Como ya se ha indicado, la aldosterona no se utiliza por su escasa manejabilidad. Se fija poco a las proteínas del plasma y tiene un t1/2 de 15-20 min. Se metaboliza en el hígado con rapidez. La desoxicorticosterona tiene es- casa biodisponibilidad por vía oral, por lo que se admi- nistra por vía parenteral; su tl/2 es de unos 70 min. La fludrocortisona, derivado sintético, presenta un ín- dice mineralocorticoide/glucocorticoide muy elevado; se absorbe suficientemente bien por vía oral y tiene una se- mivida biológica que permite administrarla una vez al día. 5. Reacciones adversas Producen retención de sodio y agua que origina ede- mas, hipertensión, cefaleas e hipertrofia ventricular iz- quierda. La depleción potásica y de hidrogeniones origina alcalosis hipopotasémica, con parálisis musculares y alte- raciones de la actividad miocárdica. La sobredosificación se trata interrumpiendo el tratamiento y administrando diuréticos junto con potasio. 6. Aplicaciones terapéuticas Se emplean en la insuficiencia suprarrenal global, aguda o crónica, en asociación con glucocorticoides. En la aguda, la administración de altas dosis de cortisol junto con solución salina suele ser suficiente para restaurar el control hidrosalino, pero se pueden añadir 2 mg de cor- ticosterona en solución oleosa por vía parenteral. En la insuficiencia crónica, la dosis de fludrocortisona oscila entre 0,05 y 0,1 mg/día; si el preparado glucocorti- coide es sintético, necesitará ser completado con dosis mayores de fludrocortisona. Ésta también se emplea en el tratamiento de la hipotensión ortostática debida a in- suficiencia vegetativa y en los hipoaldosteronismos se- lectivos. 7. Mineralocorticoides indirectos El ácido glicirrícico y su derivado el glicirretínico (com- ponentes activos del regaliz) y la carbenoxolona tienen efectos mineralocorticoides indirectos. Inhiben la 11b-hi- droxiesteroide-deshidrogenasa, de manera que el recep- tor mineralocorticoide del riñón se ve activado por el cortisol circulante, que normalmente no ejercería esta ac- ción. El efecto inducido por estas sustancias es idéntico al que ocurre en el síndrome del exceso aparente de mi- neralocorticoides, en el cual la carencia congénita de esta enzima provoca un cuadro de hipertensión e hipopota- semia en niños, con niveles suprimidos de aldosterona y desoxicorticosterona. III. INHIBIDORES DE LA SÍNTESIS 1. Mitotano (o,p’-DDD) De estructura similar a los insecticidas DDT y DDD (fig. 52-3), provoca una acción citotóxica relativamente selectiva sobre las células de la corteza suprarrenal, nor- males o neoplásicas, en particular en las zonas fasciculada y reticular. Se absorbe bien por vía oral; se acumula en el tejido graso, por lo que queda retenido en el organismo durante varias semanas. El 60 % de una dosis se elimina por las heces sin metabolizar. Se utiliza en el carcinoma inoperable adrenocortical, a la dosis inicial oral de 8-10 g (dividida en varias tomas 52. Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos 913 para reducir la toxicidad digestiva); la dosis diaria es va- riable según la tolerancia: 2-16 g/día, que se debe mante- ner durante 3 meses. Provoca anorexia, náuseas y vómi- tos, somnolencia y letargia, y dermatitis. Lógicamente, deben administrarse glucocorticoides para evitar la insu- ficiencia suprarrenal. La espironolactona antagoniza la acción del mitotano. 2. Metirapona (metopirona) Inhibe la 11b-hidroxilasa por combinarse con el ci- tocromo P-450, con lo que interfiere en la síntesis de cor- tisol y corticosterona, permaneciendo el primero en for- ma de 11-desoxicortisol (fig. 52-1). Como el producto no ejerce acción inhibidora sobre la secreción de ACTH,ésta aumentará al desaparecer la acción del cortisol y estimu- lará la secreción de 11-desoxicortisol, cuya eliminación urinaria estará aumentada. A dosis altas puede llegar a inhibir también la hidroxilación en C20. Aunque a veces se utiliza terapéuticamente para tra- tar el hipercorticalismo de neoplasias suprarrenales que funcionan en forma autónoma o síndromes de Cushing por hiperactividad hipofisaria, su principal aplicación es en las pruebas de función hipofisaria con el fin de valo- rar la capacidad de la hipófisis para responder a la caída de cortisol. En el síndrome de Cushing de origen hipofi- sario, la respuesta en secreción de ACTH y 11-desoxi- cortisol plasmáticos y de 17-hidroxicorticoides urinarios será superior a la normal; en la mayoría de los síndromes de Cushing debidos a producción ectópica de ACTH no habrá respuesta a la metirapona. En los pacientes con insuficiencia hipotálamo-hipofisaria, el fármaco no pro- ducirá el debido aumento de ACTH ni de los esteroides adrenales. Suelen administrarse 300-500 mg cada 4 horas durante 6 dosis para asegurar un bloqueo completo de la síntesis. La administración prolongada puede originar hiper- tensión y signos de virilización. 3. Aminoglutetimida Inhibe la hidroxilación del colesterol en C20 y, por lo tanto, su conversión en pregnenolona y la síntesis de to- dos los corticosteroides. Además, antagoniza la actividad aromatasa que convierte en los tejidos periféricos la an- drostenodiona en estrona y 17b-estradiol. Por este mo- tivo, se utiliza no sólo en cuadros de hipercorticalismo, incluidas las neoplasias, sino en cánceres de mama que respondieron inicialmente al tamoxifeno y sufrieron re- caída. Se absorbe bien por vía oral y se elimina a partes igua- les por excreción renal y por metabolización hepática. La tl/2 de eliminación es de 13 horas pero, a las 2 semanas de tratamiento, disminuye a 7 horas como consecuencia de la autoinducción enzimática. En el cáncer de mama, la dosis inicial es de 250 mg, 2 veces al día durante 2 semanas, para aumentar después a 4 veces al día. Produce letargia y ataxia, erupciones cu- táneas, molestias digestivas e hipotensión ortostática. Será necesario suplementar con esteroides corticales. 4. Otros inhibidores La anfenona B bloquea la hidroxilación en las posi- ciones 11, 17 y 21, pero es demasiado tóxica para utili- zarla en la clínica. Produce depresión del SNC, alte- raciones dérmicas y digestivas, y lesiones hepáticas y ti- roideas. El trilostano inhibe la 3b-hidroxiesteroide-deshidro- genasa; su acción clínica es muy limitada y no resulta útil en el tratamiento del hipercorticalismo. La ciproheptadina actúa a nivel hipotalámico, impi- diendo la acción activadora del sistema serotonérgico so- bre la secreción hipotalámica de CRH (v. cap. 19). Ha de- mostrado eficacia en algunos enfermos con enfermedad de Cushing debida a hiperactividad hipofisaria y en al- gunos casos de enfermedad de Conn. Diversos derivados imidazólicos (etomidato, keto- conazol y otros antifúngicos similares) tienen efectos in- hibidores sobre la síntesis de esteroides suprarrenales y gonadales, así como en la síntesis de los metabolitos ac- tivos de la vitamina D. Actúan mediante la unión del N del anillo imidazólico al Fe del grupo hem del citocromo P-450 e inhiben el efecto de algunas de las enzimas que utilizan este citocromo. En la especie humana, el keto- conazol, aparte sus efectos antifúngicos (v. cap. 70) inhi- 914 Farmacología humana C–C N NO II CH3 I I CH3 Metirapona (metopirona) Cl Cl CH–CHCl2 Mitotano Aminoglutetimida C2H5 NH2 O ON I H Fig. 52-3. Estructuras de inhibidores de la síntesis de corticos- teroides. be preferentemente, y por este orden de sensibilidad, la C17-20-desmolasa, la colesterol-desmolasa y las 11 y 18-hidroxilasas. El efecto es dosis-dependiente y transi- torio (8-12 horas). A dosis de 600-1.200 mg/día es capaz de inhibir la síntesis de andrógenos y de cortisol. Ha de- mostrado su eficacia en el tratamiento del hirsutismo, del síndrome de Cushing, del carcinoma suprarrenal secre- tor y de la hipercalcemia debida a hiperproducción de cal- citriol. El etomidato es un agente empleado en anestesia (v. cap. 28, II, 5), que a dosis hipnóticas (0,3 mg/kg) e incluso a dosis que no provocan hipnosis (0,04 mg/kg) inhibe tran- sitoriamente la 11-hidroxilasa (6-18 horas). A dosis más altas inhibe también la colesterol-desmolasa. Se ha em- pleado para sedar temporalmente a enfermos agitados con síndrome de Cushing. La utilización de perfusiones con- tinuas de este fármaco durante días está contraindicada ya que aumenta la mortalidad en estos pacientes, proba- blemente por la insuficiencia suprarrenal que produce. Los antagonistas del calcio inhiben la secreción de al- dosterona en el hiperaldosteronismo primario. BIBLIOGRAFÍA Alexis MN. Glucocorticoids: new insights into their molecular me- chanisms. Trends Pharmacol Sci 1987; 8: 10-11. Baylink DJ. 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Alfabético Esteroides corticales y antiinflamatorios esteroideos I. GLUCOCORTICOIDES 1. Origen, síntesis y secreción2. Características químicas 3. Mecanismo de acción: receptores corticoides 4. Acciones fisiológicas y farmacológicas 4.1. Acciones metabólicas 4.2. Acciones hidroelectrolíticas 4.3. Acciones antiinflamatorias e inmunodepresoras 4.4. Acciones cardiovasculares 4.5. Acciones musculosqueléticas 4.6. Acciones sobre otras hormonas 4.7. Acciones en el sistema nervioso central 5. Características farmacocinéticas 6. Reacciones adversas 6.1. Supresión de la secreción endógena 6.2. Otras reacciones adversas 7. Aplicaciones terapéuticas 7.1. Terapéutica de sustitución 7.2. Terapéutica en enfermedades no endocrinas 7.3. Terapéutica alternante II. MINERALOCORTICOIDES 1. Origen, biosíntesis y regulación 2. Mecanismo de acción 3. Acciones mineralocorticoides 4. Características farmacocinéticas 5. Reacciones adversas 6. Aplicaciones terapéuticas 7. Mineralocorticoides indirectos III. INHIBIDORES DE LA SÍNTESIS 1. Mitotano (o, p'-DDD) 2. Metirapona (metopirona) 3. Aminoglutetimida 4. Otros inhibidores
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