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Resumen libro la educacion

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RESUMEN LIBRO “LA EDUCACIÓN”
El verdadero significado de la educación es el desarrollo armonioso de las facultades
físicas, mentales y espirituales, nos prepara para el gozo del servicio en este mundo y
para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo
venidero. En los aquellos tiempos había personajes muy influyentes, maestros,
hombres con un espíritu investigador cuyas declaraciones han estimulado el
pensamiento y abierto la vista a algunas situaciones de las cuales se requerían
conocimiento. Todo conocimiento y desarrollo tienen origen en el conocimiento de
Dios, cualquier lugar donde nos dirijamos: al dominio físico, mental y espiritual;
cualquier cosa que contemplemos, fuera de la marchitez del pecado, en todo vemos
revelado este conocimiento. El amor es la base de la creación y la redención es el
fundamento de la verdadera educación. 
Al ser creados Adán y Eva, Dios les dio todo tipo de capacidad ya que fueron creados
a la imagen de Dios, además estaban dotados de dones mentales y espirituales
superiores, fueron creados en una condición un poco menor que los ángeles. La
presencia y el nombre de Dios estaba escrito en toda la creación ya que la tierra
clama a Dios como el verdadero creador.
El Edén era una representación de lo que Dios deseaba que fuera toda la tierra, su
propósito es que nosotros adquiramos conocimiento y que lo podamos esparcir a
todo el mundo todo lo que Dios hizo por nosotros.
Aunque Adán y Eva fueron creados santos e inocentes Dios les dio el libre albedrío
para que tengan la decisión de escoger para ver si ellos lo sirven por voluntad propia
y con amor y lealtad. La Biblia nos relata el nacimiento del pecado, de la misma
manera la redención. Aunque, por los signos evidentes de decadencia, la tierra da
testimonio de la maldición que pesa sobre ella, es todavía hermosa y rica en señales
del poder vivificador. 
Dondequiera que nos encontremos, cual sea nuestra condición y situación por la que
pasemos, Dios nos perdona y ama a pesar de todos nuestros pecados y errores, solo
debemos consagrarnos a él, para así poder gozar de la paz verdadera que nos trae el
estar en su presencia y a su lado.
El capítulo 4 nos da una visión clara de la relación de la educación con la redención,
por la causa del pecado nosotros estamos separados de Dios, pero el sacrificio que
sufrió Dios por nosotros permite que se reanude la comunión con Dios, aunque no
podamos ver su rostro ni contemplarlo, está en nuestros corazones y al alabarlo
tenemos una comunión especial con el mediante la oración y la lectura de su palabra.
La vida y la muerte de Cristo es el precio de nuestra redención, todo lo hizo con un
propósito especial de darnos salvación. La mejor elección que debemos hacer es
alejarnos del pecado y seguir a Cristo, ya que el pecado no solo nos aparta de Dios,
sino que destruye en el alma humana el deseo y la aptitud para conocerlo. 
En el plan divino de la educación, adaptado a la condición del ser humano después
de la caída, Cristo figura como representante del Padre, como eslabón de unión
entre Dios y la humanidad; él es el gran 
Maestro del ser humano, y dispuso que los hombres y mujeres fueran
representantes suyos. En aquellos tiempos la familia era la escuela y los padres eran
los maestros. 
La educación que tenía por centro la familia fue la que prevaleció en los días de los
patriarcas. Dios proveyó, para las escuelas así establecidas, las condiciones más
favorables para el desarrollo del carácter. Las personas que estaban bajo su
dirección seguían el plan de vida que Dios había indicado al principio. 
La fidelidad en cualquier situación, desde la más humilde a la más encumbrada,
educó todas sus facultades para un servicio más elevado. Como segundo ejemplo
tenemos la vida de Daniel y sus compañeros fueron aparentemente más favorecidos
en su juventud por la suerte, en Babilonia, que José en los primeros años de su vida
en Egipto; sin embargo, fueron sometidos a pruebas de carácter apenas menos
severas, ellos eran obedientes a sus principios, un día una prueba decisiva les
sobrevino a Daniel y sus compañeros al empezar su carrera. La orden de que se les
sirviera la comida de la mesa real era una expresión del favor del rey, y del interés
que tenía por su bienestar. La lealtad a Jehová les prohibía que tuvieran parte en
semejante homenaje, ellos tampoco se atrevían a arriesgarse a sufrir los efectos
enervantes del lujo y la disipación sobre su desarrollo físico, mental y espiritual.
Mientras Daniel se aferraba a Dios con confianza inquebrantable, descendió sobre él
el espíritu del poder profético. Es necesario inculcar en los jóvenes la verdad de que
sus dones no les pertenecen. Todo joven y todo niño tienen una obra que hacer para
la honra de Dios y beneficio de la humanidad, hagamos el bien a las personas,
inculquemos esperanza para así poder gozar de la gloria de Dios.
Los niños necesitan aprender de las verdades de Dios, de que Dios es el creador de la
tierra y que nada sucedió por pura casualidad, ya que sus corazones no han sido
endurecidos por el contacto con el mal, es perspicaz para reconocer la presencia de
todo lo creado. Ya que para los de más edad, que necesitan continuamente los
silenciosos recordativos de lo espiritual y lo eterno, la enseñanza de la naturaleza no
dejará.
Todo lo que existe sobre la tierra, desde el árbol más alto del bosque hasta el liquen
que se adhiere a la roca, desde el océano sin límites hasta la concha más diminuta de
la playa, pueden contemplar la imagen y la inscripción de Dios. Dios sabe nuestros
pensamientos, él nos escucha atentos, él sabe nuestras necesidades y quiere
ayudarnos a ser mejores cada día y gozar de estar en su presencia.
En conclusión, toda la naturaleza nos revela la voluntad y la realidad de que existe un
creador, ya que nada sucedió por casualidad o por explosiones, este es el mensaje
que, a la luz que procede de la cruz, ha de leerse en toda la naturaleza. 
Los cielos declaran la gloria de Dios, y la tierra está llena de sus riquezas. Dios es
nuestro creador y nos espera siempre para recibirnos con los brazos abiertos. Nos
tiene preparado un hogar en los cielos para que vivamos con él por toda la
eternidad, solo en el hallaremos salvación y la verdadera felicidad y solución a todos
nuestros problemas.

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