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LA VILLA 
DE 
CORNELIVS
LA VILLA 
DE 
CORNELIVS
Valencia
MMVI
Desde la ventanilla de los modernos trenes que recorren el Corredor Mediterráneo puede contemplarse algún vestigio del vie-
jo camino que recorrió Hércules, sobre sendas ibéricas, en busca del jardín de las Hespérides. Lo que en su día se conoció
como la ruta Heraclea y que definitivamente pasaría a denominarse Vía Augusta, en memoria del emperador que impulsó de-
finitivamente su trazado hace más de 2000 años, constituyó la mayor vía de comunicación de la península ibérica con más
de 1.500 km que unían los Pirineos con la antigua Gades, la actual Cádiz. Más de 425 km atravesaban la Comunidad Valencia-
na por ciudades como: Saguntum, Valentia, Saetabis, etc. Una verdadera arteria que facilitaba el paso de los ejércitos y servía de
acicate al comercio de las diferentes zonas hispánicas entre sí y con la metrópoli romana a la que todavía en la actualidad se
dice “conducen todos los caminos”.
Las grandes construcciones de la antigüedad han abierto la puerta y servido de referencia a modernas carreteras y trazados
de ferrocarril de altas prestaciones. El statumen y rudus de las calzadas romanas se ha transformado en carril, balasto y travie-
sas polivalentes. Sin embargo, el objetivo sigue siendo el mismo: acortar las distancias que separan a los hombres, agrandar su
espacio de referencia.
Las obras de construcción de la línea de AVE Madrid-Castilla la Mancha-Comunidad Valenciana, que lleva a cabo el Administra-
dor de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) han supuesto el reciente descubrimiento del yacimiento romano de Els Alters, situa-
do en las inmediaciones de la población valenciana de Énova. El paso del ferrocarril contribuye al incremento de la riqueza ar-
queológica con nuevos hallazgos. 
Para preservar Els Alters ha sido necesario que el Ministerio de Fomento y Adif modificaran el proyecto de plataforma de vía so-
bre una traza de 230 m y construyeran un doble viaducto que, además de mantener su estricta finalidad ferroviaria, rescatara
de la senda del olvido una muestra representativa de nuestra historia. Las grandes obras civiles están experimentando una pro-
funda transformación de sensibilización y respeto con el medio en el que se construyen, y esta transformación se percibe en
la importancia que han adquirido los hallazgos arqueológicos, en el respeto por su excavación, la manera de potenciarlos, con-
servarlos y estudiarlos. 
Entre los objetivos de Adif no sólo se encuentra el de unir destinos mediante vías férreas de comunicación, sino que su respon-
sabilidad en el plano social se amplía al ámbito cultural mediante el impulso de proyectos culturales y de protección del medio
ambiente de significada relevancia. Este organismo público no sólo trabaja para plantear obras de ingeniería de interés general
con la más alta tecnología, sino que es capaz de impulsar proyectos arqueológicos y culturales de gran envergadura para el
beneficio de nuestra comunidad. 
La presente monografía de la intervención arqueológica en Els Alters constituye una forma de trabajo y de investigación coor-
dinada y eficaz. La excavación arqueológica ha permitido sacar a la luz y poder analizar una villa romana de época imperial: su
vida, sus costumbres, su forma de trabajo y hasta las creencias religiosas de las personas que dejaron su imperecedera huella
en el terreno. Pero en este caso, no solamente ha concluido el trabajo con el desarrollo de la investigación científica del yaci-
miento, sino que se ha hecho un inmenso esfuerzo de ingeniería civil, al modificar ciertos parámetros de la infraestructura fe-
rroviaria para conseguir que este lugar, testigo de la vida en la región hace casi 2000 años, perviva y se conserve para las ge-
neraciones futuras.
La modernización de las comunicaciones, las nuevas obras de ingeniería no están reñidas con el conocimiento de la historia, si-
no que en buena medida son su consecuencia y ayudan a profundizar en sus nuevos descubrimientos. El continuado paso
del hombre crea el sendero: el hombre pasa, el camino permanece.
Antonio González Marín
Presidente de Adif
Prólogo
José Luis de Madaria Escudero. Dirección Territorial de Cultura de Valencia.
David Vizcaíno. Arqueólogo
“De vegades, encara que pugui semblar impossible, les coses es
fan i surten be, malgrat la deixadesa d’uns, la manca de mà esque-
rra d’altres, la incapacitat per a governar assenyadament. Les gelo-
sies o la ineptitud, malgrat el no fer ni el deixar fer, malgrat les ma-
nies personals, el no veure més enllà del nas, malgrat la gasiveria, la
mandra, malgrat tots el defectes de la raça humana pou insonda-
ble. Malgrat tot això, de vegades les coses surten, no bé sino molt
bé. Perfectes”
Josep Mª Nolla i Brufau
La lectura de esta frase lapidaria en la publicación, excelente, de la Villa Romana de Vilauba nos ha generado siempre
una cierta inquietud e incluso una incredulidad respecto a su contenido. Todo ello hasta que el equipo de investigación
de la Villa Romana de Els Alters inicia su camino como tal, momento a partir del cual, la frase pasó a ocupar un lugar de
privilegio en nuestras peores pesadillas de almohada. No sólo empezamos a comprenderla en su integridad sino que
comenzó a verse multiplicada por fenómenos nuevos como las prisas, las presiones de la promotora y constructora, los
organismos oficiales o los enemigos, declarados o no.
El presente volumen pretende recoger tanto los resultados científicos de una excavación como, en cierta manera, la
forma que un equipo de investigación –que no se encuentra en posesión de la verdad absoluta, ni pretende tenerla–
abordó un problema que hasta la actualidad no se había producido en la Provincia de Valencia; la excavación de mane-
ra urgente de una villa romana casi completa y afectada de manera grave por una infraestructura actual.
El devenir de la Villa romana de Els Alters se inició, de manera dramática, en el año 1993 cuando se realizó una
prospección arqueológica para la redacción del Estudio Informativo del Proyecto de Tren de Alta Velocidad de
Levante en su tramo Xàtiva-Alzira (Variante Manuel-L’Enova). La prospección arqueológica no detectó la existencia
del yacimiento arqueológico y consecuentemente no generó ningún tipo de actuación en la zona. Respecto a la
aparición de restos arqueológicos en el lugar, aunque escasas, eran suficientemente significativas dada su natura-
leza de hallazgo epigráfico. Sobre dichas inscripciones, recuperadas en el siglo XIX, remitían de manera clara a la
ubicación correcta del yacimiento, “en una pared al lado del cementerio” (Corell, J. 1994). No es objetivo de este
equipo el plantear dudas malvadas sobre la prospección arqueológica, no obstante, este caso debería servir como
reflexión para situaciones similares que se puedan producir en el futuro. Parece oportuno mencionar, quizás de
manera corporativista, las dificultades de realizar una prospección en plena huerta valenciana con las transforma-
ciones, remociones, aportes y características propias de dicho espacio que ha producido innumerables quebrade-
ros de cabeza a equipos de investigación donde el número de prospectores no era pequeño (García Prósper, E.
Et alii. 2006).
Pese a todo, la resolución de la Secretaria General de Medio Ambiente, por la que se formulaba declaración de impacto
ambiental sobre el documento complementario del estudio informativo del “Proyecto de la Línea de Alta Velocidad
Madrid-Castilla La Mancha-Comunidad Valenciana- Región de Murcia, tramo Madrid-Albacete/Valencia, subtramo Játiva-
Benifaió” contempló la necesidad de realizar una nueva prospección arqueológica de forma paralela a la redacción del
proyecto de construcción. La empresa encargada de redactar dicho proyecto no realizó una nueva prospección del tra-
zado previsto e incorporó un refundido de los resultados obtenidos en 1993. Este hecho que podría parecer menor
supuso la incapacidad de tomar medidas con anterioridad al inicio de las obras y, por consiguiente, trasladó a la fasede
ejecución de proyecto el problema arqueológico.
La conjunción de este cúmulo de casualidades negativas tuvo su explosión definitiva tras la aparición de restos
romanos en superficie durante las labores de desbroce de la plataforma ferroviaria. El arqueólogo encargado del
seguimiento arqueológico comunicó el hallazgo, lo que supuso la paralización cautelar de las obras por parte de la
Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana. Con posterioridad a dicha paralización se realizó, en el área del
yacimiento, una gran zanja para la reposición de la acequia de Rafelguaraf. Dicha zanja, por desgracia acompañará
siempre a la historia y a la cartografía de esta excavación arqueológica.
Actualmente, desde las diferentes administraciones, se persigue como objetivo la valoración de las afecciones que
se puedan producir sobre el Patrimonio Cultural en las fases previas de cualquier proyecto y una vez valoradas
dichas afecciones, como premisa principal, intentar eliminar o minimizar la afección. La arqueología busca por
todos los medios no tener que llegar a efectuar excavaciones arqueológicas de urgencia, ya que llegar a este extre-
mo supone la necesidad de destrucción del registro arqueológico. Este pliego de intenciones viene perfectamente
recogido en el Convenio Europeo sobre la Protección del Patrimonio Arqueológico, hecho en La Valetta el 16 de
enero de 1992 y especialmente en su artículo 3,a,ii donde los países firmantes deben asegurar que las excavacio-
nes y prospecciones arqueológicas se realicen de una manera científica y con la obligación en cualquier caso de
que no utilicen métodos destructivos de investigación siempre que sea posible (Consejo de Europa. 1992. Conve-
nio europeo para la Protección del Patrimonio Arqueológico de Europa. LaValette (Malta) www.coe.int).
Tras una primera evaluación técnica se establece la prioridad de efectuar una excavación arqueológica en extensión en la
“parte baja” del yacimiento. Esta zona contaba con una superficie aproximada de 3000 m2, así como, con la presencia de
las estructuras y los niveles arqueológicos de mayor entidad dentro de toda la zona afectada por la construcción de la pla-
taforma ferroviaria. El estudio arqueológico se completaría en la zona intermedia de la plataforma o “parte alta”, donde se
localizaban estructuras con características constructivas que diferían con respecto a las del núcleo principal. Por otro lado,
esta zona, se veía afectada por instalaciones de derivación de riego, por lo que quedó recogida dentro del estudio
arqueológico, delimitando una zona de intervención de 300 m2 marcada por el trazado y la afección de las instalaciones.
Esta medida suponía generar el mayor estudio arqueológico, en cuanto a presupuesto y extensión de la zona de
intervención, realizado hasta la fecha en la Comunidad Valenciana, además, contaba con un handicap importante al
exigir el promotor su ejecución en un plazo no superior a cinco meses. Para ello fue necesario generar un equipo de
investigación con experiencia y las suficientes garantías científicas cuya elección pretendió reunir diferentes cualida-
des y capacidades que deberían compaginarse para el correcto desarrollo de los trabajos. Con esas premisas se
encargó a un equipo técnico formado por Rosa Albiach, Aquilino Gallego, Elisa García Prósper y David Vizcaino
redactar y dirigir un proyecto arqueológico de intervención valorado que fue aceptado y autorizado por la Conselleria
de Cultura.
El resultado del trabajo de campo ha permitido la documentación exhaustiva de uno de los mayores asentamientos rura-
les de época romana excavados hasta el momento, del que este libro es no más que el punto de partida de una investi-
gación que no pretendemos finalizar con esta monografía. Uno de los objetivos iniciales de esta intervención arqueológi-
ca era poder hacer partícipe a la comunidad científica de los resultados arqueológicos en un tiempo razonable. 
La magnitud del proyecto, ha dado la oportunidad, no solo de realizar la excavación del área o núcleo central de la
villa romana de Els Alters, si no también de desarrollar nuevos medios aplicados a la arqueología. Dentro de estos
medios, el uso y la experimentación con herramientas no convencionales destinadas a la mejora de la capacidad
de documentar e interpretar a posteriori el registro arqueológico, supone uno de los campos de trabajo aplicados.
Es por esta razón que en la presente monografía, además de las aportaciones científicas del proyecto, se presentan
distintos trabajos cuyos resultados valoramos como muy positivos dentro del conjunto de la intervención. El uso de
la técnica GPR, como método de registro no destructivo, o el levantamiento fotogramétrico de la Villa, abren una
perspectiva diferente a la hora de planificar y gestionar intervenciones de características similares a la nuestra.
Por otro lado, la puesta en marcha de estudios y trabajos interdisciplinares pretenden completar el estudio del medio
natural y así poder entender la Villa romana dentro de su ámbito de ocupación y comprender un poco mejor la manera
de vivir de nuestros antepasados y quizás poder aprender algo más de Rodine, sierva de Publio Cornelio Iuniani.
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LA VILLA 
DE 
CORNELIVS
LA VILLA 
DE 
CORNELIVS
(L’ÈNOVA, VALENCIA)
Rosa Albiach Descals y José L. de Madaria
(coords.)
Textos de
Rosa Albiach, Josep Blasco, Isabel Caruana, Joan Cátala, Rosario Cebrián, Joseph Corell, Sonia De Haro, José L. De Madaria,
Carles Ferrer, Aquilino Gallego, Elisa García, Xavier Gómez, Ricardo González, Celia Guillén, Jordi Juan, Nuria Lledó, Ana Martí,
Estefanía Martí, Antonio Mas, Josep Lluís Pascual, Trinidad Pasíes, Pau Pérez, Manuel Polo, Miquel Rosselló, Antonio Sáez,
Maria D. Sánchez, Alfred Sanchis, Sebastián Varea y David Vizcaíno 
Dibujos de
Josep Blasco, David Cardo, Isabel Caruana, Mar Hernández, Juan March, Antonio Sáez y Luis M. Torres
La edición del presente libro La villa de Cornelius que versa sobre la villa romana de Els
Alters (l’Enova, Valencia) ha sido realizada con motivo de la excavación arqueológica del
año 2004 y su posterior estudio. 
Promotor
ENTE PÚBLICO GESTOR DE INFRAESTRUCTURAS FERROVIARIAS G.I.F.
MINISTERIO DE FOMENTO
Constructora
EMPRESA JÁTIVA UTE (PLODER-ROVER ALCISA)
Edición de contenidos
ROSA ALBIACH, AQUILINO GALLEGO y ELISA GARCÍA-PRÓSPER
Equipo técnico
ROSA ALBIACH, PAU ARMENGOL, ISABEL CARUANA, CARLA FLORS, AQUILINO GALLEGO,
ELISA GARCÍA-PRÓSPER, CELIA GUILLÉN, JOSEPH M. OTAL, ANTONIO SÁEZ y DAVID
VIZCAÍNO 
Planimetría
JOSEP BLASCO, DAVID CARDO, MAR HERNÁNDEZ, JUAN MARCH y LUIS M. TORRES
Topografía
GLOBAL MEDITERRÁNEA S.L.
Inventario de materiales
ROSA ALBIACH, EVA BRAVO, ISABEL CARUANA, CARLA FLORS, AQUILINO GALLEGO y
ELISA GARCÍA-PRÓSPER
Dibujo de materiales
ISABEL CARUANA, ANTONIO SÁEZ y LUIS M. TORRES 
Documentación gráfica
ROSA ALBIACH, PAU ARMENGOL, JOSEP BLASCO, ISABEL CARUANA, JOAN CÁTALA,
ROSARIO CEBRIÁN, JOSEPH CORELL, SONIA DE HARO, JOSÉ LUIS DE MADARIA, CAR-
LES FERRER, AQUILINO GALLEGO, ELISA GARCÍA, XAVIER GÓMEZ, RICARDO GONZÁLEZ,
CELIA GUILLÉN, JORDI JUAN, NURIA LLEDÓ, ANA MARTÍ, ESTEFANÍA MARTÍ, ANTONIO
MAS, JOSEPH M. OTAL, JOSEP LLUÍS PASCUAL, TRINIDAD PASÍES, PAU PÉREZ, MANUEL
POLO, MIQUEL ROSSELLÓ, ANTONIO SÁEZ, Mª DOLORES SÁNCHEZ, ALFRED SANCHIS,
SEBASTIÁN VAREA y DAVID VIZCAÍNO
Agradecimientos
Ente Público Gestor de Infraestructuras Ferroviarias G.I.F.
Dirección General de Patrimonio. Consellería de Cultura
Servei d’Investigació Prehistòrica. Museu de Prehistoria. Diputació de València
Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Valencia 
Servicio Arqueológico Municipal de Valencia
Ayuntamiento de L’Enova 
Museo de Xàtiva
Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Xàtiva
Servicio Arqueológico Municipal de Alzira
Museu Tèxtil de Tarrassa
Vicent Escriva, Magdalena Monraval, Laurence Krougly, María Barberán, Vicente Berenguer,
Sonia Cañada, Sergio Clemente, Alicia Gimeno, Alejandro Gimeno Sara Gil, Pierre Guerin,
Joaquim Juan Cabanilles, Iván Linares, Nuria Martínez,Helena Ruíz, Chelo Olmos, Herminia
Piquer, Juan Salazar y José Vicente Sendra.
Depósito Legal: V-1912-2006
Imprime: Textos i Imatges, S.A. (Xirivella)
I / EL PAISAJE Y EL TERRITORIO
I. 1.- La situación de la villa en su entorno. R. Albiach, A. Gallego y E. García-Prósper_________________________13 
I. 2.- La geomorfología. C. Ferrer ___________________________________________________________________14
I. 3.- El paisaje vegetal. S. De Haro _________________________________________________________________17
I. 4.- Estudio arqueozoológico. A. Sanchis ____________________________________________________________19
I. 5.- El paisaje y la unidad de producción. R. González Villaescua ________________________________________28
II / LA EVOLUCIÓN DE LA VILLA 
II. 1.- La fundación de la villa. R. Albiach, A.Gallego y E. García-Prósper ____________________________________41
II.1.1.- Pars Urbana_________________________________________________________________________42
Zona central y septentrional: peristylum y tablinum ______________________________________________42
Zona meridional: fauces trasero, cubicula, cubiculum y oecus ______________________________________44
Zona oriental: edicula, hortus y la vajilla de época imperial ________________________________________46
Zona occidental: fauces oeste, los baños y los materiales del nivel de fundación ______________________55
II.1.2.- Pars Rustica _________________________________________________________________________58
II.1.2.1.- Identificación de fibras textiles en depósitos de signinum. J. J. Treserres _________________60
II.1.2.2.- La interpretación del proceso de producción del lino y del esparto. 
R. Albiach, A. Gallego y E. García-Prósper _________________________________________60
II.1.3.- Pars Fructuaria ______________________________________________________________________61
II.1.4.- La necrópolis ________________________________________________________________________64
II.1.5.- Las inscripciones romanas. J. Corell y X. Gómez ___________________________________________64
II. 2.- Las reformas en la villa. R. Albiach, A. Gallego y E. García-Prósper ___________________________________70
II.2.1.- Pars Urbana ________________________________________________________________________72
Un templete de culto doméstico _____________________________________________________________72
Las reformas en las habitaciones de la zona meridional ___________________________________________74
Las habitaciones del área occidental __________________________________________________________77 
El corredor oeste __________________________________________________________________________78
El área termal _____________________________________________________________________________79
II.2.2.- Pars Rustica _________________________________________________________________________81
La construcción de una nueva balsa __________________________________________________________81
II.2.3.- Pars Fructuaria ______________________________________________________________________82
Una ampliación de las estancias en la terraza superior ____________________________________________82
II.2.4.- Los materiales de vidrio. Mª D. Sánchez de Prado _________________________________________86 
II.2.5.- El material lapídeo utilizado en el programa decorativo y epigráfico. R.Cebrián __________________93
II.2.6.- Las manufacturas de hueso. J. Ll. Pascual Benito __________________________________________97
ÍNDICE DE CONTENIDOSÍNDICE DE CONTENIDOS
II. 3.- Un cambio de uso en la villa. Perduración R. Albiach, A.Gallego y E. García-Prósper ___________________101
II.3.1.- Pars Urbana _______________________________________________________________________103
Zona central: el patio ______________________________________________________________________103
Zona oriental: el jardín _____________________________________________________________________103
Zona meridional: el pasillo sur, las habitaciones 3, 4, 5 y 6, habitaciones 14 y 15, 
el porche y la habitación 12 ________________________________________________________________103
Zona occidental: El corredor oeste, las habitaciones del área occidental y 
el área de las antiguas termas ______________________________________________________________105
El incendio ______________________________________________________________________________106
II.3.2.- Pars Rustica ________________________________________________________________________107
Las antiguas balsas de producción ___________________________________________________________107
Una fosa-basurero ________________________________________________________________________107
II.3.3.- Pars Fructuaria _____________________________________________________________________107
II.3.4.- Las cerámicas de los niveles de abandono. M. Rosselló ____________________________________108
II.3.5.-Los hallazgos monetarios. N. Lledó y A. Sáez _____________________________________________113
II. 4.-El abandono de la villa y la ocupación puntual R. Albiach, A.Gallego y E. García-Prósper ________________126
II.4.1.- El fin de la villa _____________________________________________________________________128
El derrumbe de tejados y paredes ___________________________________________________________128
Los silos ________________________________________________________________________________128
Las fosas basurero y zanjas de expolio ________________________________________________________129
La zona de uso agrícola ____________________________________________________________________129
El área de enterramiento ___________________________________________________________________130
II.4.2.- Los testimonios medievales en la zona. J. Cátala _________________________________________131
II.4.3.- La necrópolis islámica. Paleobiología y ritual funerario. M. Polo y E. García-Prósper ______________134
III / TRABAJOS VARIOS Y VALORACIONES 
III.1.- El proyecto de excavación y la metodología de trabajo. R. Albiach, A. Gallego y E. García-Prósper _________145
III.2.- Aplicación de la fotogrametría terrestre digital. J. Blasco, S. Varea y P. Pérez __________________________146
III.3.- La aplicación del georradar. A. Mas ____________________________________________________________149
III.4.- Intervenciones de restauración.T. Pasies _______________________________________________________151
III.5.- Materiales restaurados en laboratorio. A. Martí y E. Martí __________________________________________152
III.6.- Intervención arqueológica en el Estribo 1 UIC. C. Guillén _________________________________________154
III.7.- Síntesis y valoración de la villa de Cornelius. R. Albiach ___________________________________________157
BIBLIOGRAFÍA ___________________________________________________________________________________163
I. 1.- LA SITUACIÓN DE LA VILLA EN SU ENTORNO 
Rosa Albiach Descals. Servei d’Investigació Prehistórica. Museu de Prehistòria. Diputació de Valencia.
Aquilino Gallego Úbeda. Arqueólogo.
Elisa García-Prósper. Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. 
Cuando el fundador de la villa decidió construir su hacienda lo hizo contemplando una serie de criterios paisajísticos, estratégi-
cos y económicos fundamentalmente. Escogió una amplia extensión de terreno que comprendía abundantes tierras aptas para
el cultivo con un área montañosa rica en flora, fauna y recursos hídricos, además de salubre y resguardada de los vientos, tal
como aconsejaba Marco Terencio Varrón (116-27 aC) en su libro Rerum rusticarum I, 11-13 que habían de ser las condiciones
ante la elección de un paraje apto para una villa. 
Esta propiedad le garantizaba la explotación y disfrute de una amplia área a escasas millas de la ciudad de Saetabis, actual Játiva,
además de cierta próximidad a la Via Augusta que permitía estar conectado con el principal enlace comercial y cultural de Hispa-
nia, que unía Roma con Gades (Cádiz) por la costa.
En la suave pendiente ofrecida por la ladera de un cerro erigió la villadotándola de pars urbana, pars rustica y pars fructuaria, co-
mo describía en el siglo I dC Lucius Iunius Moderatus Columella (De res rustica, I, 4, VI) que debía ser una villa. Proyectó la cons-
trucción de una gran residencia de planta itálica con unas instalaciones para el procesado del lino y unas dependencias para alo-
jar a los libertos y esclavos así como cella para el almacenaje y las tareas agropecuarias. Fue creada como una gran explotación
además de ser un lugar donde él y su familia tuvieron una residencia temporal, acogieron a sus visitas y atendieron a la clientela.
13
Vista aérea de la villa de Cornelius y su entorno
Alrededor de este fundus había centenares de metros de terreno conformados por un glacis de poca pendiente con depósitos
sedimentarios de limos, arcillas y arenas que crearon unos suelos de fondo aptos para la plantación. Este espacio quedaba li-
bre del riesgo de inundación y disponía de buenas condiciones climáticas tanto de insolación como de ausencia de heladas
así como de recursos hídricos superficiales y subterráneos, documentados por el hallazgo de un pozo. 
El resto de su propiedad, ager, abarcaba una zona montañosa con bosque para la caza donde había ciervos, corzos, jabalíes,
cabras hispánicas y aves silvestres, además de la existencia de caballos y perros para la ayuda en las cacerías. También había
zonas de pasto para ganado de explotación agropecuaria como bóvidos, ovicápridos y cerdos. La vegetación dominante de
este territorio era el carrascal, predominando en las zonas más altas de las sierras el pino negro y el roble, lo que nos indica la
existencia de unas temperaturas más frescas así como unas condiciones de humedad ambiental y precipitaciones más eleva-
das que las actuales. Los lugares más próximos a los lechos de los ríos estarían ocupados por una llanura fértil con alamedas,
fresnos y olmos. 
Esta propiedad quedaba integrada dentro de una estructura agraria cen-
turiada que tenía una orientación aproximada a NG-36ºE con un valor
métrico del módulo de 710 m. Se encontraba en una de las cuadrículas
centuriales y en la prolongación del mismo decumano que la necrópolis
de Les Foies (Manuel) datada entre mediados del siglo II e inicios del III. 
Los antecedentes de ocupación y hábitat en el lugar donde se situó
esta villa se remontan a época ibérica. En un pequeño altozano situa-
do al suroeste de la villa durante las prospecciones previas a la excava-
ción de esta villa se hallaron materiales cerámicos pertenecientes a la
Época Ibérica. 
La situación estratégica de Saetabis, entre la costa y el interior, ya desde
época ibérica como Saiti le permitió ser un importante centro de admi-
nistración que además acuñaba moneda. Los romanos la ocuparon y
establecieron aquí uno de sus lugares de control y gobierno territorial. El
auge económico de la ciudad, con derecho latino, fue muy próspero ya
desde los primeros años de ocupación, y la calidad de sus producciones
de lino fue renombrada ya por Catulo (XII, 14) en la primera mitad del
siglo I a.C. porque servía para fabricar telas sumamente apreciadas. Su
ubicación junto a la Via Augusta y la obtención del estatuto de munici-
pio romano no hicieron más que acrecentar esta óptima situación, vién-
dose ampliada también a su territorium. En este sentido, la villa de Els
Alters fue creada en el siglo I dC en clara relación con una creciente de-
manda del lino que estaba favorecida por la amplia red de comunicacio-
nes con mercados ya consolidados y otros nuevos que ayudaban a la
comercialización de la gran producción que de ella se obtenía. 
I. 2.- LA GEOMORFOLOGÍA 
Carles Ferrer. Servei d’Investigació Prehistòrica. Museu de Prehistòria Diputació de València
INTRODUCCIÓN
El yacimiento arqueológico de la villa romana de Els Alters se encuentra situado en el término municipal de L’Ènova (0º 28’ 24’’W
– 39º 2’ 31’’N), a los pies de un promontorio de muy baja altura que mira desde poniente al Pla de Rafelguaraf, valle anexo a la
Ribera Alta que drena el Barranc de Bartxeta. Los relieves junto a los que se halla forman parte de la orla montañosa que delimita
la Ribera por el sur, frontera natural con la Costera que muy cerca de aquí atraviesa el río Albaida para acceder a la cuenca del Xú-
quer, formando un paso que es clave en las comunicaciones norte/sur de las comarcas centrales valencianas desde época antigua. 
EL MARCO TECTÓNICO Y GEOMORFOLÓGICO
La Ribera Alta, enclavada en el extremo más meridional de las estructuras tectónicas ibéricas y cerca de la zona de contacto con
el Prebético, está constituida por la depresión de la cuenca baja del río Xúquer y rodeada de un relieve montañoso compuesto
principalmente de materiales cretácicos, elevados y plegados durante los esfuerzos compresivos antetortonianos (IGME, 1982). 
Al sur, estos relieves están constituidos por dos grandes unidades litológicas separadas por un eje de fracturación N-S, línea de de-
bilidad remarcada por el paso del Albaida antes citado. En el conjunto montañoso que se extiende a occidente predominan los
afloramientos extrusivos de arcillas y yesos triásicos (Santa Anna y Port de Carcer). El sector oriental, donde se ubica el yacimien-
to, se caracteriza por la presencia de estructuras anticlinales de baja altitud que forman ejes simples NW-SE. Pliegues formados
por calizas cretácicas a las que se suman, a techo y en contacto discordante, areniscas terciarias. Buen ejemplo de ello son las
montañas que se extienden al SE de Carcaixent y las lomas de L’Ènova-Manuel, que constituyen los flancos, unidos a los relieves
de la Penya Roja, que delimitan el Pla de Rafelguaraf (Foto 1, Fig. 1). 
I. 2.- LA GEOMORFOLOGÍA 14
Mapa de las tierras valencianas con la situación de la villa según el libro
Romans i visigots.
Los relieves inmediatos al yacimiento, que hemos dado
en llamar Serra de L’Ènova-Manuel, están formados por
una línea de cumbres, lomas más o menos redondeadas,
que siguen el eje de orientación ibérica (Fig. 2). Destacan,
de NW a SE, los picos de la Serra de Valiente (128 m),
Creu (100 m), Lloma Redona (183 m) y Pla dels Llosars
(152 m). Esta alineación culmina en el paso del Collado
(110 m), que permite un fácil acceso desde L’Ènova al
municipio de Bartxeta, y sirve de límite entre este conjun-
to de relieves y el formado por el de la Penya Roja. Junto
a la Creu, muy cerca del yacimiento arqueológico, se abre
otro collado, el del Port del Sapo, que con una altitud de
81 m (30 por encima del llano), facilita la comunicación
entre la Ribera y la plana de Xàtiva.
El Pla de Rafelguaraf está constituido por abanicos y glacis
de edad pliopleistocena para Ruiz (1998) y del Pleistoce-
no superior para el IGME (Merseguer, 1957). Para nos-
otros el valle posee formaciones de diversos momentos
del Cuaternario, pero predomina un conjunto de abanicos
aluviales y piedemontes que, por su tono rubefacto y por
el hecho de que en ocasiones muestran la formación de horizontes cálcicos, interpretamos como afectados por procesos edáficos ca-
racterísticos de suelos rojos mediterráneos del Pleistoceno superior. Ello es coherente con lo propuesto por Ibáñez (1992) que al es-
tudiar el nivel de relleno principal del Albaida, coincidente con el del Pla, lo identificó con un nivel G2-T2, que datado en formaciones
edáficas situadas aguas arriba en la misma cuenca, dio como resultado fechas en torno al 100-120 ka de antigüedad (Fumanal y
Carmona, 1995). Estos sedimentos afloran preferentemente en toda la orla sedimentaria que se sitúa a los pies de los relieves prin-
cipales, especialmente al noreste, donde las montañas alcanzan mayor altitud y forman grandes abanicos; así como en los relieves
aislados de Tossal Nou y Alteró de Giner, donde también se identifican costras cubriendo margas arenosas de color ocre que forman
parte del sustrato geológico terciario y que explican su preservación como lomas en el llano. Desde estos medios, y hasta las partes
más bajas, se han formado glacis holocenos de muy escasa potencia, sobre la formación pleistocenaerosionada o/y hundida (sub-
sidencia?), que culminan en cubetas, medios sedimentarios dominados por los aportes fluviales, en ocasiones decantados (Fig. 2). 
I. 2.- LA GEOMORFOLOGÍA 15
Foto 1. El Pla de Rafelguaraf con los relieves de Carcaixent al fondo desde el Port del Sapo.
En primer término la vaguada (transformada) que forma un pequeño abanico aluvial al llegar al
valle. Tras los cipreses, a la derecha, se haya la villa de Els Alters, más al fondo se distinguen los
núcleos urbanos de Tossal Nou y Rafelguaraf.
Fig. 1. Esquema geomorfológico del entorno del Pla de Rafelguaraf. 
El Pla, drenado por el Barxeta, recibe los aportes procedentes tanto de la Serra de 
Manuel-l’Ènova, como los de les Penyes Rojes (a oriente) y los de les Serres situadas al
Este de Carcaixent, de donde proceden los abanicos representados al Noreste.
Fig. 2. Esquema geomorfológico del entorno de Pla Els Alters. 
La figura muestra las relaciones del asentamiento con el medio físico inmediato. Los suaves re-
lieves suroccidentales, el piedemonte pleistoceno y los flujos hídricos en el llano.
Los grandes abanicos aluviales que se forman al noreste del valle hacen converger la pendiente hacia el suroeste, junto al núcleo
de Rafelguaraf, en las proximidades del llano ubicado frente a Els Alters (a menos de 2 km), donde el gran colector del valle, el
Barranc de Barxeta, concentra los flujos de varios de sus tributarios principales procedentes del Este (Font del Perelló, Vicentino,
de Guerilla, Barranquet,..). 
Los aportes meridionales, procedentes de la Serra de L’Ènova, no son concentrados en el valle, sino que conforman flujos en
manto que se dirigen hacia el norte, hasta alcanzar el cauce del barranco en la partida de Les Marjaletes. Topónimo de gran sig-
nificación geomorfológica, ya que parece designar un antiguo humedal. Las formaciones edáficas en este espacio son todas de
carácter antropogénico: suelos hidromorfos asociados al cultivo del arroz, que ocultan los rasgos naturales del medio. Ello nos
impide delimitar la superficie del marjal con exactitud. Con todo, podemos proponer que probablemente ocuparía una reducida
área situada por debajo de los 42 m de altitud a occidente de Rafelguaraf.
Desde Rafelguaraf hasta el río Xúquer se extiende el glacis de baja pendiente denominado Castelló-Pobla Llarga (Mateu, 1983). Pero
aquí los flujos hídricos no se dirigen hacia el río, ya que tanto éste como el Albaida presentan un llano de inundación de geometría cón-
cava (Mateu, 1980), de modo que se constituyen en barreras para el drenaje que hacen que las escorrentías se dirijan hacia el noreste.
Efectivamente, el Barranc de Barxeta adopta esta dirección, y circula paralelo al Xúquer, actuando como verdadero yazoo que recoge las
escorrentías que no puede absorber (o desborda) el cauce principal (Mateu, 1983), y no desemboca en este río hasta alcanzar Alzira,
una vez atravesados los llanos de Pobla Llarga y Carcaixent.
EL MEDIO FÍSICO INMEDIATO AL
YACIMIENTO
Como ya se ha señalado el yacimiento se ubica en
el piedemonte septentrional de un pequeño pro-
montorio de calizas arenosas del Cretácico (de has-
ta 60 m por encima del asentamiento). El sustrato
sedimentario está constituido por limos, arcillas y
arenas de color pardo rojizo y pardo anaranjado
que interpretamos como piedemonte del Pleisto-
ceno medio – superior, sobre el que se formó un
suelo durante el Holoceno (Foto 2). Con posteriori-
dad a la fase de ocupación de la villa romana se
depositó un sedimento de rasgos similares, de es-
casas decenas de centímetros, que sella las estruc-
turas. En cambio lateral hacia poniente y levante se
extienden sendos abanicos aluviales constituidos
por aportes sedimentarios más recientes que se
superponen a los pleistocenos, aunque a cotas
más bajas ya que los han erosionado en parte. Se
trata de los abanicos del Port del Sapo y de la Llo-
ma del Baladre, que aunque no poseen cauce re-
conocible en el llano, vierten sus aguas por sendas vaguadas que quedan marcadas por las someras incurvaciones que sigue la acequia
de L’Ènova (Fig. 2). El primero posee una cuenca de muy reducidas dimensiones, de algo más de 1.250 m2. El segundo alcanza los 6
km2 de cuenca y genera flujos superficiales de considerable volumen durante los periodos de lluvias de elevada intensidad horaria.
El contacto de los piedemonte y abanicos con el glacis holoceno en las inmediaciones del yacimiento se produce a través de un
escarpe de origen antrópico (construcción de la acequia Comuna de L’Ènova y de un camino), favorecido por la previa existencia
de una pendiente más pronunciada en la zona de transición. 
A los pies del yacimiento se ha identificado este glacis de menor pendiente, constituido por depósitos pleistocenos cubiertos por
una muy somera capa de sedimentos similares pero de edad holocena. Estos fueron aportados por flujos hídricos, preferente-
mente en manto, poco o nada organizados. Aquí, la presencia en el llano del promontorio del Tossal Nou, provoca que los efíme-
ros flujos hídricos que generan las vertientes se dirijan hacia el norte, y una vez atravesado el pequeño relieve giren hacia el NE,
en dirección a la partida de Les Marjaletes, para desembocar en el Barxeta, atravesando partidas denominadas Secà o Oliveres,
que parecen indicar un dominio edáfico preferentemente seco. 
Como ya se ha indicado, los suelos del llano están cubiertos por sedimentos grises depositados en un ambiente reductor (hidro-
morfo). La geometría de estos depósitos, que forma parte de bancales, nos permite interpretarlos como suelos antropogénicos for-
mados por el desarrollo del cultivo del arroz forzado, y no como suelos formados en un medio encharcado de forma natural, algo
ya observado por Cavanilles (1797, 1997) y Courtot (1970).
LAS CONDICIONES AMBIENTALES DE ÉPOCA ROMANA
Diversas investigaciones llevadas a cabo en las cuencas del Túria y Xúquer ponen en evidencia sus rasgos paleoambientales
y paleohidrológicos durante los últimos milenios. La tendencia general ha sido hacia la acreción y el aluvionamiento en las
cuencas fluviales principales. En la cuenca baja del Túria, Carmona (1990) señala un claro aumento de la actividad sedimen-
taria del río en época altoimperial, con un incremento de los aportes fluviales, de carácter energético, resultado de inundacio-
nes recurrentes, que modifican la geometría y el medio sedimentario en el que se ubica la ciudad de Valencia. Estos rasgos,
que posiblemente tengan su origen en procesos dinámicos y climáticos iniciados en época ibérica (Ferrer y Blázquez, 1999 y
Ferrer, 2005) perdurarán hasta que en época tardorromana cambie la tendencia dinámica. En este momento se observa la
formación de suelos en los depósitos aluviales, lo que denota el cese del aporte sedimentario, o lo que es lo mismo, una me-
jora de las condiciones ambientales, especialmente de humedad. Durante el periodo medieval, especialmente a partir de épo-
ca musulmana se ha documentado un retorno a las condiciones ambientales del cambio de Era, dando lugar a procesos de
aluvionamiento y acreción muy intensos, tanto en la cuenca del Túria como en la del Xúquer (Butzer et al. 1983).
Así pues, debemos pensar en unas condiciones ambientales para época romana similares a las actuales, con distribución de pre-
cipitaciones de carácter muy estacional y escorrentías con altos picos pero de carácter efímero. Ello nos lleva a proponer que los
barrancos que nutren el Barxeta permanecerían secos, como hoy, la mayor parte del año, especialmente los más próximos al ya-
cimiento, que apenas poseen cuenca de drenaje. El barranco, con flujo perenne, estaría poco incidido, dado el aporte recurrente
de sedimentos, que procedentes de las vertientes, ocuparían las partes más bajas del llano. Ello pudo favorecer sin duda el man-
tenimiento del pequeño humedal de Les Marjaletes, que por otro lado poseería carácter estacional, ya que se hallaría sometido
a aterramiento y a importantes fluctuaciones del nivel freático que lo sostenía.
Además de lo dicho,en relación con la cuestión del agua, resultan relevantes dos aspectos: por un lado la proximidad al flujo perenne que
aporta el río Albaida, y por otro el hecho de que el área dispone de importantes recursos hídricos subterráneos, que además de constituir una
I. 2.- LA GEOMORFOLOGÍA 16
Foto 2. Sustrato geológico del yacimiento arqueológico. Sobre sedimentos de piedemonte / glacis del pleistoceno
(de color rojo intenso) se forma un suelo holoceno (nivel superior de color pardo) sobre el que se asienta la villa.
probable fuente de agua, explican la presencia del humedal en las proximidades del yacimiento. Como es sabido, la Séquia de L’Ènova, que
parte del assut de Torre d’En Lloris, circula cerca del borde exterior (más bajo) del asentamiento, en el punto de contacto del piedemonte
con el glacis. Se ha propuesto que la citada infraestructura es de origen musulmán (Furió i Martinez, 2000; Sanchís, 1995), aunque es sin du-
da sugerente su posible relación con el asentamiento romano (Sanchís, 1995). Al respecto es preciso señalar que la citada acequia sigue la
curva de nivel de los 50 m, cortando algunas estructuras de época romana, y que es por tanto posterior al menos en este punto. 
Por su parte, el mapa geológico de Alcira (Merseguer, 1957) identifica la existencia de dos acuíferos: uno profundo, sobre areniscas ter-
ciarias, y otro en los depósitos cuaternarios. Pozos abiertos en el primer reservorio poseían en 1957 niveles piezométricos de menos de
los 20 metros de profundidad (tres en L’Ènova y tres
en Rafelguaraf). El acuífero superficial detrítico, que se
nutre de las aguas del anterior y de los aportes super-
ficiales de su cuenca, posee niveles muy variables,
tanto en profundidad como en composición. Se ex-
plotaba a finales de los años 50 a través de pozos con
niveles de agua situados en torno a los 10 metros de
profundidad (cuatro en Ènova y doce en Rafelguaraf).
Con todo, no es posible determinar con certeza cual
es el origen del agua utilizada en los procesos pro-
ductivos de la villa, aunque parece más probable el
uso del agua subterránea. En cambio podemos afir-
mar que el canal descrito en las excavaciones ar-
queológicas y que ha sido asociado a las balsas de la
zona de talleres (habitación 16 y siguientes – Foto 3
– ver página 59), se halla totalmente descontextuali-
zado de la red de drenaje local, ya que se orienta
transversalmente a este eje y posee una pendiente
opuesta a la del espacio que ocupa (NW-SE). Se tra-
ta pues de un canal claramente antropogénico. 
UN COMENTARIO FINAL
El lugar elegido para la construcción de la villa rústica romana no es casual. Un estudio somero del paisaje muestra que se ubica en
un espacio sobreelevado, a umbría de un collado, Port del Sapo, de fácil acceso (menos de 30 m de desnivel) que comunica la co-
marca de la Ribera con la Costera. No lo encontramos inmediatamente a la salida de este paso, ocupada por un abanico aluvial
activo durante el Holoceno y que se asocia a las barranqueras que descienden por este sector, sino en un espacio libre del riesgo
de inundación, entre este abanico y el que construyen los barrancos procedentes de la Lloma del Baladre, más potente, a levante.
Un criterio determinante para la localización del asentamiento parece haber estado en el aprovechamiento agrario de este sector
del Valle de Rafelguaraf, en relación tal vez con la disponibilidad de importantes recursos hídricos subterráneos. La selección del
piedemonte para construir las estructuras de habitación y talleres, además de liberar los suelos de fondo de valle más adecuados
para el cultivo y de estar exento del riesgo de inundación, tiene unas claras connotaciones de carácter bioclimático. No hemos
realizado un estudio de este tipo, que exigiría un análisis prolongado de las condiciones microclimáticas de este espacio, pero
podemos plantearnos la existencia de unas condiciones microambientales óptimas, con buenas condiciones de insolación y au-
sencia de riesgo de heladas derivadas de las típicas inversiones térmicas de valle invernales. 
I. 3.- EL PAISAJE VEGETAL 
Sonia de Haro Pozo. Universitat de València
Para conocer el paisaje vegetal del entorno de la villa romana de Els Alters se ha procedido a analizar y a identificar los restos de carbón
vegetal que se han recuperado durante el proceso excavación del yacimiento arqueológico. Ello es posible ya que la combustión de la
madera no destruye totalmente su estructura interna, sino que suele quedar el trazo de los distintos tipos de células que la compo-
nen, las cuales son la clave para la identificación vegetal a nivel de familia, género o especie de cada fragmento de carbón analizado.
LAS MUESTRAS ANTRACOLÓGICAS
La recuperación de las muestras de carbón para su posterior análisis es de vital importancia para obtener resultados fiables y con
ello una buena interpretación. En la villa romana de Els Alters se ha utilizado para la recuperación del material antracológico la
técnica del tamizado en seco con tamices de maya de 2 mm. En total se han analizado 539 fragmentos de carbón recuperados
en las siguientes unidades estratigráficas:
SECTOR A: 1024/ A, 1079/A, 1178, 1258/A, 1592.
SECTOR B: 1004/B, 1164/HB 16, 1285/HB 10b, 1299 corredor sur, 1412, 1146
SECTOR C: 1004, 1144, 1146, 1208, 1210, 1342, 1344, 1344/HB 6 hogar, 1341, 1316, donde las UE 1004 y 1208 corres-
ponden a niveles de destrucción, las UE 1144, 1342 y 1344 pertenecen a niveles de ocupación y las UE 1146, 1316 y 1341
forman parte de niveles de relleno.
17I. 3.- EL PAISAJE VEGETAL 
Foto 3. Imagen de la zona excavada. En primer término aparece la habitación 16, balsa de decantación y al
fondo el canal que la nutre. Se han documentado en su interior rellenos asociados a flujos hídricos, pero por su
disposición, transversal a la red de drenaje, debe ser interpretado como una acequía o canal antropogénico.
LA IDENTIFICACIÓN DE LAS MUESTRAS
Para poder realizar la identificación vegetal, cada fragmento de carbón se ha fracturado con los dedos en tres planos (transver-
sal, longitudinal tangencial y longitudinal radial) y se han examinado directamente en un microscopio óptico de reflexión, pudién-
dose observar así las características anatómicas que lo definen. 
En este caso se han identificado 7 taxones que pertenecen a diferentes formaciones vegetales: 
· Pinus nigra- Pinus sylvestris (Pino negro y/o Pino silvestre). Las características anatómicas de estas dos especies son prácti-
camente idénticas y aunque se han realizado numerosos estudios sobre su anatomía, hoy por hoy a través del microscopio es
muy difícil diferenciarlas.
El pino negro forma pinares en zonas mesomediterraneas entre los 500 y los 1000m El pino silvestre vive en zonas suprame-
diterráneas por en cima de los 800 m .
· Quercus sp. caducifolio (roble/quejigo). Los Quercus caducifolios se pueden diferenciar fácilmente de los Quercus de hoja peren-
ne, aunque afinar la identificación a nivel de especie es muy difícil ya que las características anatómicas de estas son muy parecidas.
· Juglans sp.(noguera) que pertenecen al bosque caducifolio 
· Quercus sp. perennifolio (Encina, Carrasca, Coscoja, Alcornoque). El mismo problema de identificación que tienen los pinos de
montaña, existe entre algunas especies del género Quercus.. Este es un obstáculo importante ya que son especies determi-
nantes en la dinámica de la vegetación mediterránea, que el antracoanálisis todavía no ha podido resolver.
· Juniperus sp.(Enebro). Los enebros y sabinas (Juniperus sp.) pueden crecer en el piso termomediterráneo si se trata del la
especie Juniperus oxicedrus o Juniperus phernicea o en pisos mesomediterráneos o incluso supramediterráneos si se trata de
la especie Juniperus communis, Juniperus thurifera o o Juniperus sabina..Para su identificación se toma como referencia el
número de células de los radios leñosos. 
· Pinus halepensis (Pino blanco). El pino blanco es una de las especies más abundantes en la mayor parte del territorio valen-
ciano en toda Maquia / garriga termomediterrània,· Ulmus sp.(olmo). El olmo crece de forma aislada o formando olmedas en lugares húmedos como en bordes de barrancos o
en las proximidades del cursos de agua permanente. 
· Ceratonia silicua (Algarrobo) Crece en terrenos soleados, secos y pedregosos en altitudes inferiores a los 500 m formando
parte de matorrales y maquias. Cultivado como especie frutal
· Olea europaea (Olivo/ Acebuche/Acebuche). El Acebuche es una planta que vive en el piso termomediterráneo que forma
parte de la maquia litoral. Su variedad cultivada tiene una mayor expansión debido a su cultivo.
RESULTADOS CUALITATIVOS Y CUANTITATIVOS
Para la cuantificación de las muestras de carbón se ha utilizado el números de fragmentos identificados de cada taxón.
Si tenemos en cuenta los resultados cualitativos podemos apreciar en las Tablas 1, 2 y 3 que en el sector A el taxón más
representativo es el Olivo/ Acebuche y Quercus sp.perennifolio. En el sector B el taxón más abundante es el enebro, Quercus
sp. perennifolio, aunque también destaca la representación del Quercus sp. Caducifolio y en el sector C, más heterogéneo
en cuanto resultados cuantitativos destacan el Juniperus sp. y Quercus sp. Perennifolio.
Los resultados cuantitativos del análisis aún nos pueden dar más información. Aunque hay que tener en cuenta en este caso que
tanto en el sector A como en el sector B las muestras de carbón son insuficientes para poder interpretar los resultados cuantitativos
obtenidos, aunque si hay que decir que a nivel cualitativo en el sector A destaca los 9 fragmentos identificados en la UE 1024 de
nogal (Juglans sp.). En el sector B todas las UUEE han dado un resultado monoespecifico, destacando Quercus sp.perennifolio de
la UE 1412, los fragmentos de Juniperus sp. en las UUEE 1285 y 1299, y los dos fragmentos de Pinus halepensis de la UE 1164.
El sector C, además de haberse analizado un número mayor de fragmentos de carbón, también se han identificado un número
mayor de taxones. Destaca sobre todo los fragmentos de carbón de enebro en las UE 1004, 1144, 1208, 1342 y 1344 y los
fragmentos de carbón de Quercus sp. caducifolio y de Quercus perennifolio de las UE 1004 y 1146. El Olivo/ Acebuche apare-
ce representada en las UE 1146, 1316 y 1341. En la UE 1440 hay que mencionar la identificación de Olmo (Ulmus sp.) 
En la UE 1344 se han recuperado 49 fragmentos de carbones concentrados en un hogar. El último fuego que se encendió en
la estructura fue con madera de pino negro y / o pino silvestre. 
I. 3.- EL PAISAJE VEGETAL 18
Taxones/ UUEE 1024 1079 1178 1258 1592
Juglans sp. 9
Olea europaea 1 6 3 1
Pinus halepensis 3
Pinus nigra- Pinus sylvestris 2
Quercus sp. perennifolio 2 1
Total fragmentos 12 5 6 3 1
Els Alters (Sector A)
Tabla 1: Resultados del análisis antracológico de Els Alters (Serctor A), donde se relaciona
el número de fragmentos identificados en cada UE con los taxones identificados.
Tabla 2: Resultados del análisis antracológico de Els Alters (Serctor B), donde se relaciona
el número de fragmentos identificados en cada UE con los taxones identificados.
Taxones/ UUEE 1004 1164 1285 1299 1412
Juniperus sp. 3 1
Pinus halepensis 2
Quercus sp. perennifolio 1 8
Total fragmentos 1 2 3 1 8
Els Alters (Sector B)
INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS
En primer lugar los resultados del análisis que se ha realizado a los fragmentos recuperados al yacimiento arqueológico Els
Alters ofrecen información etnobotánica , ya que algunas de las UUEE analizadas del sector C forman parte de niveles de
derrumbe como la UE 1004 y 1208 donde abundan los fragmentos de carbón de Enebro (Juniperus sp.), Quercus sp.
Caducifolio (roble, quejigo). Por lo que es muy probable que estas maderas se utilizaran utilizada en la construcción de edi-
ficios. Por otra parte, en los niveles de ocupación en el sector C, se han identificado Quercus sp.perennifolio y Enebro. En los
niveles de relleno destaca la identificación de olivo / acebuche y algarrobo, que no aparecen ni en los niveles de destrucción
ni en los niveles de ocupación.
Aunque el número de carbones analizados en los niveles de ocupación en el conjunto de la villa todavía es insuficiente para rea-
lizar una interpretación ecológica, si que es cierto que los taxones identificados dan indicios sobre el paisaje vegetal de la zona.
La mayor parte de los taxones identificados pertenecen a la serie Rubio longifoliae-Querceto rotundifoliae-sigmentum caracteri-
zada por formar en su etapa madura bosques densos con un estrato arbóreo dominado por la carrasca, acompañada en el estra-
to arbustivo por la coscoja y por enebro. Según los resultados la formación vegetal dominante de este territorio seria un carras-
cal , ya que Quercus sp. perennifolio (carrasca, coscoja, alcornoque) es uno de los taxons mejor representado entre las distintas
UUEE analizadas. A pesar de eso, la presencia de enebros en niveles de ocupación nos indica que este carrascal no se encuen-
tra en su etapa madura si no que presenta una cierta degradación.
La identificación de taxones que en conjunto pertenecerían a un paisaje de maquia o garriga como Pinus halepensis (Pino blan-
co), nos hace pensar que existirían zonas donde ya se havia acomodado una vegetación que formaría parte de una etapa sus-
titutiva de la vegetación potencial, probablemente como consecuencia de la acción humana, 
La identificación del taxón Pinus nigra-Pinus sylvestris, nos indica que a las cotas más altas de las sierras que limitan esta comar-
ca donde ya predomina el piso mesomediterráneo, la formación vegetal predominado seria un pinar con un estrato arbóreo
dominado por el pino negro.
A las sombras de estas mismas montañas se formaría un bosque caducifolio como lo demuestra los fragmentos de carbón iden-
tificados de Quercus caducifolio (Roble), que nos indican que en estos sitios habían unas temperaturas frías y unas condiciones
de humedad ambiental y precipitaciones elevadas. 
El río Júcar, es el principal eje de la red de drenaje de la comarca de la Ribera Alta, además de los numerosos barrancos y ram-
blas característicos de los paisajes mediterráneos. a los lugares más próximos al lecho del río estaría ocupada por una llanura fér-
til ocupada por alamedas y fresnos y olmos.
Esperamos que en próximas campañas arqueológicas se recuperen las muestras necesarias de carbón vegetal para poder
continuar esta investigación y completar la los resultados tanto en el campo de la etnobotànica como en el campo ecológi-
co propiamente dicho.
I. 4. ESTUDIO ARQUEOZOOLÓGICO
Alfred Sanchis Serra. Servei d’Investigació Prehistòrica (Gabinet de Fauna Quaternària). Museu de Prehistòria.
Diputació de València. 
La excavación arqueológica llevada a cabo en la villa romana de Els Alters ha deparado un importante conjunto de efectivos fau-
nísticos. Contamos con restos a lo largo de toda la secuencia, siendo destacados en la fase Romano-imperial (siglos I y II dC) y
sobre todo en momentos tardo-antiguos (siglos IV al VI dC). 
Estas acumulaciones óseas, al situarse en un medio rural, además de aportarnos información sobre las prácticas alimenticias de
los pobladores de la villa (propietarios y trabajadores), nos hablan del modelo pecuario desarrollado en el fundus, así como del
aprovechamiento del entorno natural circundante a través de prácticas cinegéticas, la recolección de moluscos y la pesca. Otros
materiales ponen de manifiesto la existencia de circuitos comerciales entre la costa y la propia villa. 
19I. 4.- ESTUDIO ARQUEOZOOLÓGICO
Tabla 3: Resultados del análisis antracológico de Els Alters (Serctor C), donde se relaciona el número de fragmentos identificados en cada UE con los taxones identificados.
1004 1144 1146 1208 1210 1316 1341 1342 1344 1344hogar 1440
Ceratonia siliqua 1
Juniperus sp. 11 10 23 56 69
Olea europaea 33 12 5
Pinus halepensis
Pinus nigra- Pinus sylvestris 49 2
Quercus caducifolio 100 53 1
Quercus perennifolio 1 5 60 1
Ulmus sp. 11
Total fragmentos 112 15 144 23 1 13 6 56 69 49 13
Els Alters (Sector C)
Los conjuntospresentan un origen deposicional variado, apareciendo contenidos en rellenos de fosas y silos -que actúan como
vertederos domésticos-, en la preparación de algunos pavimentos y sobre todo formando parte de niveles de amortización,
correspondiendo en este último caso a acopios de sedimentos procedentes de zonas cercanas, lo que explica la aparición de
animales más o menos completos que rara vez son consumidos (caballos, perros, etc.) y que con frecuencia se entierran en el
exterior de la zona de hábitat. 
Debido a las limitaciones de espacio, dado el carácter colectivo de la obra, los datos se presentan de forma global, aunque nues-
tra intención es darlos a conocer de manera exhaustiva en una próxima publicación.
METODOLOGÍA
La aparición de huesos de reducidas dimensiones así como de pequeños mamíferos, en la fase de clasificación, ponen de mani-
fiesto el carácter fiable de la muestra, relativizando una posible conservación diferencial de la misma. Este hecho puede resultar
positivo a la hora de minimizar la pérdida tafonómica a la ejercida, tan sólo, por la mano del hombre, antes (procesado carnice-
ro), durante y con posterioridad al enterramiento de los restos. Del mismo modo, es fundamental valorar el papel ejercido por
perros y roedores sobre los desechos de consumo antrópicos. 
Los materiales tienen en general un estado de conservación bastante bueno, presentando en pocos casos señales de carbona-
tación debido al contacto con el agua, o de corrosión, producida por la acción de los ácidos contenidos en las raíces de las plan-
tas. La acción directa del fuego representa una parte poco importante sobre el total del conjunto analizado, lo que implica una
mejor conservación del depósito original.
Se ha seguido la metodología habitual durante la fase de clasificación de los materiales, estableciendo atribuciones a la cate-
goría de especie, zona anatómica y lado corporal a través de las zonas de diagnóstico correspondientes, llegando en caso con-
trario, a la asignación de género o familia (Morales, 1988). Se han utilizado para tal fin las colecciones de referencia del Museo
de Prehistoria de la Diputación de Valencia, depositadas en su Gabinet de Fauna Quaternària. Los elementos no identificados
corresponden a esquirlas de pequeño tamaño pertenecientes a fragmentos de diáfisis y a cuerpos de costillas, todos ellos de
difícil asignación. Fuera de los indeterminados, hemos creado dos categorías: macromamíferos y mesomamíferos, donde que-
dan agrupados aquellos restos de imposible determinación específica con un tamaño apreciable. Los équidos han podido ser
clasificados cuando hemos hallado denticiones o huesos largos completos, y en caso contrario sus restos se han agrupado bajo
la nomenclatura Equus sp. En los ovicaprinos, un gran número de denticiones de adultos han formado parte del grupo gené-
rico, mientras que una proporción menor del total sí que ha sido asignada a las ovejas y cabras (Boessneck, 1980). En este
sentido, la presencia de la cabra montés ha dificultado aun más la tarea. En los suidos, el problema se ha centrado en la dife-
renciación entre la forma doméstica (Sus domesticus) y la silvestre (Sus scrofa), sobre todo en una muestra tan fracturada.
Pensamos que la mayoría de restos corresponden al cerdo, pero muchos nos plantean dudas. Por ello, preferimos incluirlos en
la categoría Sus sp.
La cuantificación de los materiales se ha realizado estableciendo el número de restos (NR) y el número mínimo de individuos
(NMI), obteniendo porcentajes de cada uno de ellos (Klein y Cruz-Uribe, 1984). Para el cálculo de éste último se han utilizado
principalmente las denticiones, completando los datos con el estudio del esqueleto postcraneal, correspondiendo al hueso más
representado de cada especie separado por lados corporales. La edad, el tamaño o el sexo de los individuos ha completado su
número. 
El establecimiento de las edades de muerte es un tema básico a la hora de estudiar la gestión de los recursos faunísticos. Para
ello, se han tenido en cuenta las secuencias de erupción dental y el grado de desgaste de las mismas, así como el estudio de
la fusión epifisaria (Silver, 1980), adoptando según el caso la metodología correspondiente (Mariezkurrena, 1983; Purdue, 1983;
Noddle, 1974; Payne, 1973; 1982; Bull y Payne, 1982; Tomé y Vigne, 2003). Se ha seguido la propuesta de Morales y Liesau
(1995), sintetizada recientemente por Fernández (2003) en su trabajo sobre la Galicia romana, a la hora de convertir los datos
referentes a las edades en cohortes.
Los restos de fauna pueden tener orígenes distintos, perteneciendo, por tanto, a diversos grupos tafonómicos. Para la conforma-
ción de estos últimos se ha seguido a Gautier (1987), atendiendo al estado de conservación de los restos, su representatividad
anatómica y sus contextos estratigráficos. Se han establecido tres grandes grupos: los restos de consumo antrópico, las eviden-
cias de manufacturas y los restos de esqueletos parciales o completos. Entre éstos, la presencia/ausencia de ciertos elementos
esqueléticos nos puede informar acerca de aspectos relacionados con el procesado carnicero o en general con todos los proce-
sos de actuación humana.
Los conjuntos faunísticos relacionados con la alimentación humana, con frecuencia, presentan alteraciones de desarticulación,
descarnado, fracturas y señales de fuego. En este sentido, las propuestas de Binford (1981) o Blasco (1982) nos han permiti-
do estudiar los huesos afectados por la acción de agentes pre y postdeposicionales. 
La biometría se ha vuelto imprescindible a la hora de realizar comparaciones entre especies similares en diferentes fases o bien
para sexar a los individuos determinados. Se ha seguido el método de A. von D. Driesch (1976). Otro aspecto relacionado con
la caracterización de las cabañas ganaderas, es la estimación de la altura en la cruz de los ejemplares, para ver si se producen
variaciones en sus tamaños en diferentes períodos, tratándose de cambios vinculados a posibles mejoras en las técnicas de con-
trol de las poblaciones para incrementar su rentabilidad económica. Numerosos investigadores han elaborado métodos de cál-
culo de las alturas de los animales a través del empleo de factores, destacando los de Teichert (1969; 1975) para el ganado
ovino y porcino; los de Schramm (1967) para el caprino; los de Matolcsi (1970) para el bovino; los de Kieselwalter (1888) para
el equino; los de Harcourt (1974) y Clark (1995) para los perros, y los de Godynicki (1965) para el ciervo. 
La estimación del sexo resulta difícil, sobre todo cuando la muestra está lo suficientemente fragmentada, como es el caso. En su
determinación lo ideal es combinar los criterios métricos y morfológicos (Chaix y Méniel, 2001).
I. 4.- ESTUDIO ARQUEOZOOLÓGICO20
La especie mejor representada, según el NR, es el cerdo (19,68), seguido de las ovejas y cabras, que junto a los ovicaprinos indefini-
dos representan el 12,95%. Se confirma durante esta fase un mayor número de cabras que de ovejas, manteniéndose una propor-
ción de 2/1 a favor de las primeras. Por detrás, se sitúan los bovinos (9,19%) y los ciervos (5,18%). La presencia de otras especies
domésticas es más bien marginal y esporádica (equinos, gallinas, pollos, conejos y perros). Algo parecido ocurre con el resto de espe-
cies silvestres distintas al ciervo, como el corzo, la cabra montés, el zorro, el tejón, el galápago leproso y algunas aves no identificadas.
La lectura del NMI matiza algunas cosas. Así, la suma de los individuos indentificados de cabras, ovejas y ovicaprinos en gene-
ral (34,85%), supera al de los cerdos (25,68%), y reafirma la mayor importancia de las cabras (9,17%) respecto a las ovejas
(4,58%). Esto pone de manifiesto cierta igualdad en la presencia de ambas cabañas (ovicaprinos y cerdos). Bovinos y ciervos
adquieren total paridad como tercer grupo representado.
Entre los restos malacológicos se constata la presencia de gasterópodos terrestres y de bivalvos de origen marino, con valores genera-
lesmuy próximos, aunque con cierta preponderancia para los primeros. Entre los gasterópodos destaca Otala punctata (20,51%) y en
segundo término Cryptomphalus aspersus (17,94%). En tercer lugar aparece Rumina decollata (15,38%). Entre los restos marinos, es
de mencionar la presencia de Glycymeris violascens (16,66%), de Ostrea edulis (10,25%) y de Spondylus gaederopus (7,69%).
Fase Tardo-antigua. La muestra la conforman un total de 7274 restos, de los que 6800 pertenecen a especies de ver-
tebrados y 474 a especies malacológicas. La fauna de vertebrados presenta un porcentaje de restos identificados del
49,84%, con un 31,55% de indeterminados, y un 18,55% del grupo de macro/meso.
Durante esta fase, los restos de especies domésticas continúan siendo los más importantes (80,54% según el NMI, y algo
menores atendiendo al NR). Según este último parámetro, los ovicaprinos junto a las ovejas y cabras determinadas repre-
sentan el grupo más importante (15,34%), con los suidos en segundo término (8,89%), pero con valores muy próximos
a los de los ciervos (8,45%), que ocupan el tercer lugar. A continuación los bovinos (7,86%).
Según el NMI, el grupo de los ovicaprinos (20,93%) de nuevo presenta un mayor porcentaje de cabras (7,20%) que de
ovejas (6,17%), aunque con menores diferencias, con los cerdos por detrás (17,16%), mientras que ciervos (12,24%) y
bovinos (12,12%) se sitúan en tercer puesto con valores muy parejos. Se atestigua una presencia reducida de equinos
(5,36%) y cierta entidad en la de conejos (4,11%), gallos (3,66%) y perros (3,54%). El resto de especies silvestres man-
tienen unos valores escasos, aunque mostrando una mayor diversificación de sus taxones (lince, gato silvestre, aves, sau-
rios y peces) en relación con la fase precedente.
ESTUDIO DE LAS ESPECIES Y VALORACIÓN DE SU IMPORTANCIA RELATIVA
Fase Romano-imperial. La muestra está formada por un total de 850 restos, de los que 772 pertenecen a especies de ver-
tebrados y 78 a especies malacológicas. En la fauna de vertebrados, el porcentaje de restos identificados es del 51,93%,
mientras que el de indeterminados llega hasta el 33,03%. El grupo de macro/meso alcanza el 15,01%. Observamos el predo-
minio absoluto de las especies domésticas (45,46% según NR y 81,65% según el NMI) sobre las silvestres (6,47/18,34). 
21I. 4.- ESTUDIO ARQUEOZOOLÓGICO
Tab. 1. Fase Romano-imperial. Distribución de las especies de vertebrados según el NR, el
NMI y sus porcentajes relativos.
Especies de vertebrados NR (%) NMI (%)
Equus caballus 6 (0,77) 1 (0,91)
Equus sp. 2 (0,25) 1 (0,91)
Equus asinus 12 (1,55) 2 (1,83)
Bos taurus 71 (9,19) 11 (10,09)
Sus sp. 152 (19,68) 28 (25,68)
Ovicaprino 73 (9,45) 23 (21,10)
Ovis aries 8 (1,03) 5 (4,58)
Capra hircus 19 (2,46) 10 (9,17)
Oryctolagus cuniculus 4 (0,51) 4 (3,66)
Gallus gallus 3 (0,38) 3 (2,75)
Canis familiaris 1 (0,12) 1 (0,91)
Total domésticos 351 (45,46) 89 (81,65)
Cervus elaphus 40 (5,18) 11 (10,09)
Capreolus capreolus 1 (0,12) 1 (0,91)
Capra pyrenaica 2 (0,25) 2 (1,83)
Vulpes vulpes 1 (0,12) 1 (0,91)
Meles meles 1 (0,12) 1 (0,91)
Ansaridae 2 (0,25) 2 (1,83)
Avifauna indeterminada 2 (0,25) 1 (0,91)
Mauremys caspica 1 (0,12) 1 (0,91)
Total silvestres 50 (6,47) 20 (18,34)
Macromamífero indet. 30 (3,88) -
Mesomamífero indet. 86 (11,13) -
Indeterminados 255 (33,03) -
Total 772 (100) 109 (100)
Tab. 2. Fase Romano-imperial. Distribución de las especies malacoló-
gicas según el NR y sus porcentajes relativos.
Especies malacológicas NR (%)
Rumina decollata 12 (15,38)
Otala punctata 16 (20,51)
Cryptomphalus aspersus 14 (17,94)
Iberus alonensis 2 (2,56)
Total gasterópodos terrestres 44 (56,41)
Glycymeris violascens 13 (16,66)
Ostrea edulis 8 (10,25)
Cerastoderma edule 2 (2,56)
Acanthocardia tuberculata 2 (2,56)
Pecten maximus 1 (1,28)
Spondylus gaederopus 6 (7,69)
Total bivalvos marinos 32 (41,02)
Indeterminados 2 (2,56)
Total 78 (100)
I. 4.- ESTUDIO ARQUEOZOOLÓGICO22
Tab. 3. Fase Tardo-antigua. Distribución de las especies de vertebrados según el NR, el
NMI y sus porcentajes relativos.
Especies de vertebrados NR (%) NMI (%)
Equus caballus 32 (0,47) 12 (1,37)
Equus sp. 59 (0,86) 29 (3,31)
Equus asinus 11 (0,16) 6 (0,68)
Bos taurus 535 (7,86) 106 (12,12)
Sus sp. 605 (8,89) 150 (17,16)
Ovicaprino 791 (11,63) 183 (20,93)
Ovis aries 131 (1,92) 54 (6,17)
Capra hircus 122 (1,79) 63 (7,20)
Oryctolagus cuniculus 85 (1,25) 36 (4,11)
Gallus gallus 78 (1,14) 32 (3,66)
Canis familiaris 184 (2,70) 31 (3,54)
Gallidae 4 (0,05) 2 (0,22)
Total domésticos 2637 (38,77) 704 (80,54)
Cervus elaphus 575 (8,45) 107 (12,24)
Capreolus capreolus 9 (0,13) 6 (0,68)
Capra pyrenaica 13 (0,19) 9 (1,02)
Lepus granatensis 1 (0,01) 1 (0,11)
Felis silvestris 2 (0,02) 2 (0,22)
Lynx pardina 1 (0,01) 1 (0,11)
Vulpes vulpes 108 (1,58) 8 (0,91)
Gyps fulvus 2 (0,02) 2 (0,22)
Columbidae 3 (0,04) 3 (0,34)
Alectoris rufa 7 (0,10) 5 (0,57)
Mauremys caspica 3 (0,04) 3 (0,34)
Lacerta lepida 1 (0,01) 1 (0,11)
Avifauna indeterminada 23 (0,33) 16 (1,83)
Ictiofauna indeterminada 4 (0,05) 3 (0,34)
Corvidae 1 (0,01) 1 (0,11)
Total silvestres 753 (11,07) 168 (19,22)
Canidae 2 (0,02) 2 (0,22)
Macromamífero indet. 193 (2,83) -
Mesomamífero indet. 1069 (15,72) -
Indeterminados 2146 (31,55) -
Total 6800 (100) 874 (100)
Por lo que respecta a los moluscos, los gasterópodos terrestres son los más representados (Otala punctata, 33,75%), segui-
dos por los bivalvos marinos (Glycymeris violascens, 31,22%). Se observa, de nuevo, un gran abanico de especies, sobre
todo por la aparición de los de hábitats dulceacuícolas.
Valoraciones. Los ovicaprinos, los bovinos y los equinos mantienen una representación estable en las dos fases culturales.
Los conejos, los gallos, los perros y los ciervos también, aunque con un pequeño aumento en la tardía. En cambio, los cerdos
experimentan un destacado retroceso en la fase tardo-antigua. 
En los moluscos, es importante mencionar el incremen-
to significativo, durante la fase tardía, de Otala punctata
y de Glycymeris violascens, y el descenso, también des-
tacado, de Cryptomphalus aspersus, Ostrea edulis y
Spondylus gaederopus. Otras especies, se mantienen
uniformes aunque con pequeñas variaciones (Rumina
decollata, Iberus alonensis, Acanthocardia tuberculata
y Cerastoderma edule).
Los equinos (Equus caballus, Equus asinus e indefi-
nidos). En general, mantienen una presencia bastante
marginal en la villa. Estas especies no son criadas por su
carne, aunque en ocasiones se aprovechan algunos
individuos, sobre todo aquellos de edad juvenil muertos
por enfermedad o accidente, lo que explica la aparición
de algunos huesos fracturados y de incisiones carnice-
ras sobre ellos. Las marcas de serrado sobre sus restos
nos señalan una posible utilización de los mismos en la
manufactura de algunos elementos. En el caballo, las
alteraciones están más presentes en época Romano-
imperial, descendiendo mucho su número en momen-
Tab. 4. Fase Tardo-antigua. Distribución de las especies malacológi-
cas según el NR y sus porcentajes relativos.
Especies malacológicas NR (%)
Rumina decollata 59 (12,44)
Otala punctata 160 (33,75)
Cryptomphalus aspersus 23 (4,85)
Theba pisana 1 (0,22)
Iberus alonensis 9 (1,89)
Total gasterópodos terrestres 252 (53,16)
Charonia rubicunda 1 (0,22)
Total gasterópodos marinos 1 (0,22)
Glycymeris violascens 148 (31,22)
Ostrea edulis 21 (4,43)
Acanthocardia tuberculata 17 (3,58)
Cerastoderma edule 6 (1,26)
Spondylus gaederopus 1 (0,22)
Cardites antiquata 1 (0,22)
Cardidae 4 (0,84)
Total bivalvos marinos 198 (41,77)
Potomida littoralis 4 (0,84)
Unionidae 3 (0,632)
Total bivalvos dulceacuícolas 7 (1,47)
Melanopsis tricarinata 1 (0,22)
Total gasterópodos dulceacuícolas 1 (0,22)
Indeterminados 13 (2,74)
Total 474 (100)
Fig. 1. Partes distales de huesos largos de caballo (metatarso y tibia) que han sido serradas. Tanto
estas zonas, como las diáfisis resultantes, son utilizadas en la elaboración de manufacturas. Els
Alters (faseRomano-imperial).
tos tardíos. Esta tendencia se invierte en el caso de los asnos, que en momentos imperiales comportan escasos valores, aumen-
tando en época Tardo-antigua. Los huesos con señales de fuego corresponden a elementos anatómicos marginales que fueron
arrojados al fuego (falanges o metapodios). Son mínimos los indicios acerca de la actuación de perros.
Las edades de sacrificio están dominadas por los adultos, con pocos restos de animales más jóvenes, observándose cierta arbi-
trariedad en la representación de los elementos anatómicos. 
De los caballos, tan sólo hemos podido calcular la altura en la cruz de un ejemplar de la fase tardía, con un resultado de 145,18
cm, similar a la de los de la villa italiana de Settefinestre -143,2/146,6 cm- (King, 1985) y a la de los de Vilauba (Girona) –151,8
cm- (Molist, 1999). 
Estos animales eran enterrados, en la mayoría de los casos, fuera de las zonas de hábitat. De algunos pocos se aprovechaba su
carne, huesos o piel y la mayoría eran utilizados en la villa para la monta, la carga o el transporte. Ambas especies necesitan
forraje abundante y bastantes cuidados, con pastos amplios.
Los bovinos (Bos taurus). Es la tercera especie más representada en la
fase Romano-imperial, mientras que en época Tardo-antigua, pierde este
puesto a favor del ciervo. Este descenso de la importancia de los bovinos,
contrasta con lo observado en la villa de Vilauba (Molist, 1999), donde
estos animales experimentan un aumento progresivo desde el alto impe-
rio hasta época visigoda. Esto mismo se confirma en la villa del Alto de la
Cárcel (Mariezkurrena y Altuna, 1994). En las villae francesas de Saint-
Pierre-Les-Laurons (Leguilloux, 1989) y de Saint-Michel à la Garde
(Columeau, 1989) los bóvinos son la especie principal. 
Las edades de sacrificio de estos animales en la fase imperial, nos hablan
del predominio de los adultos (algunos de los cuales pudieron llegar a la
senectud) y presencia más marginal de animales más jóvenes. Esto se con-
firma en momentos tardíos. 
La estimación de las alturas en la cruz nos informa de la inexistencia de
diferencias de tamaño entre fases, lo que indica cierta estabilidad en los
rebaños. Las hembras con alturas entre 112 y 124 cm, y los machos entre
119 y 131 cm, que cuadran con las de los individuos de la villa del Alto de
la Cárcel (Navarra) –110,5/120,4 cm- (Mariezkurrena y Altuna, 1994), y
con los de Settefinestre –129,71 cm- (King, 1985). Los ejemplares de Els
Alters presentan unas alturas más propias de los morfotipos indígenas, aun-
que algunos de los más grandes podrían pertenecer a aquellos introduci-
dos por los romanos y que se constatan en otras zonas del imperio
(Fernández, 2003).
Las partes esqueléticas representadas corresponden a restos del procesa-
do carnicero, sin diferencias entre fases, con porcentajes similares de alte-
ración de un período a otro (25%). En época Romano-imperial, se consta-
ta una baja fracturación, pero con abundantes señales de incisiones de
desarticulación y descarnado. En momentos tardíos, aumentan las fractu-
ras, produciéndose una intensificación del procesado carnicero, con predo-
minio de los huesos largos (húmero, fémur, tibia y metapodios), presencia
de elementos craneales y fracturación de vértebras y costillas. La propor-
ción de falanges es baja si la relacionamos con los valores de los huesos
largos, abriendo la posibilidad de que en un primer procesado carnicero
estas partes marginales fueran desechadas en otros lugares. Se han arrojado al fuego aquellos despojos correspondientes a ele-
mentos anatómicos marginales y de escaso aprovechamiento alimenticio. 
Los bovinos pueden aportar leche, producir terneros, fuerza de tracción, tiro y estiércol. Del mismo modo, después del sacrificio,
se pueden aprovechar las cornamentas, los tendones, las pezuñas, los huesos y la piel. En la villa, los bovinos fueron utilizados
en vida como fuerza de trabajo (tiro) o tracción, y algunos de los cuales, después de dejar de ser útiles, se sacrificaron para apro-
vechar su carne y otros elementos. Una pequeña parte de la cabaña (juveniles) se destinó para carne.
Los suidos (Sus sp.). Especie principal, junto a los ovicaprinos, durante la fase Romano-imperial. En momentos tardíos descien-
de su importancia, cediendo su lugar de privilegio a los ovicaprinos. Este modelo se repite en la villa de Vilauba (King, 1988;
Molist, 1999) y en la del Alto de la Cárcel (Mariezkurrena y Altuna, 1994). En las villas romanas de Galicia, los ovicaprinos igua-
lan en representación a los suidos (más del gusto itálico) y normalmente los superan, planteando un sistema alimentario simi-
lar al de los núcleos indígenas prerromanos. Fernández vincula este hecho con la identidad de los trabajadores de la villa, que
con toda probabilidad serían indígenas con sus propios gustos culinarios (Fernández, 2003). En cambio, en la villa francesa de
Mountmaurin (S I-IV dC) los cerdos son la especie más consumida (Poulain-Josien, 1983).
Las edades de sacrificio en la fase imperial, están dominadas por los adultos de 2-3 años y también por los subadultos. Los infan-
tiles no están representados. En la fase tardía se repite lo mismo, aunque los juveniles suplantan a los subadultos.
El sexo aporta un NR bajo, aunque hemos confirmado una mayor presencia de machos que de hembras. Sólo disponemos de
un animal donde ha sido calculada la altura en la cruz (91,83 cm) por lo que no podemos observar variaciones en diferentes
etapas. Esta estimación es algo superior a la de los cerdos del Alto de la Cárcel –80,4 cm- (Mariezkurrena y Altuna, 1994), y
coincidente con las máximas de Settefinestre (King, 1985).
I. 4.- ESTUDIO ARQUEOZOOLÓGICO 23
Fig. 2. Fragmento distal de húmero de bovino. Algunos animales adul-
tos y seniles, después de dejar de ser útiles como fuerza de trabajo, son
sacrificados para aprovechar su carne. Els Alters (fase Tardo-antigua).
Los restos esqueléticos nos informan de un procesado carnicero muy intenso en la fase imperial, con pocos huesos largos ente-
ros y gran cantidad de incisiones de descarnado, desarticulación y fragmentación de los paquetes cárnicos, para tratar de conse-
guir trozos susceptibles de ser cocinados. El mismo modelo se repite en la fase tardía. Son frecuentes los molares, los metapo-
dios y los fragmentos articulares de los huesos largos. En la fase Tardo-antigua observamos un perfil similar. La mayoría de uni-
dades anatómicas aparecen representadas: fragmentos del cráneo y pequeños huesos junto a despojos culinarios (fragmentos
de diáfisis y de epífisis de los huesos largos).
Las alteraciones presentes sobre los huesos de suidos son las que cabe esperar sobre una especie vinculada fundamental-
mente a la obtención de carne y derivados. Los valores son bastante uniformes entre la época imperial y la tardía. Las frac-
turas e incisiones son numerosas, claro ejemplo del procesado carnicero. La aparición de elementos óseos con marcas de
fuego aumenta en momentos tardíos, lo puede hablar de la preferencia de asar la carne a la brasa. Las señales de denticio-
nes de perros sobre los huesos nos indican que con frecuencia actuaban en los basureros o que eran alimentados con los
desperdicios del hombre.
El modelo de explotación de la cabaña porcina se basa en la obtención de carne a través del sacrificio de ejemplares (machos)
de 2-3 años y de subadultos, repitiéndose en la fase posterior, aunque con más juveniles que subadultos.
El cerdo, en un sistema semiextensivo, y por su condición de omnívoro, puede ser alimentado durante gran parte del año con
desperdicios humanos. No resulta costoso su mantenimiento y su alimentación es bastante sencilla.
Los ovicaprinos (Ovis aries, Capra hircus e indefinidos). Es otro de los grupos importantes en la economía de la villa, sien-
do el más destacado en la fase Romano-imperial. En este período, las cabras doblan en número a las ovejas, panorama que se
mantiene en la fase tardía, aunque reduciéndose las diferencias respecto a momentos anteriores.