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Damian Castro (2008) Caza y distribución de Caribú en Sheshatshiu, Labrador modelos cooperativo y comunitario

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IX Congreso Argentino de Antropología Social. Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales - Universidad Nacional de Misiones, Posadas, 2008.
Caza y distribución de Caribú
en Sheshatshiu, Labrador:
modelos cooperativo y
comunitario.
Damian Castro.
Cita: Damian Castro (2008). Caza y distribución de Caribú en Sheshatshiu,
Labrador: modelos cooperativo y comunitario. IX Congreso Argentino
de Antropología Social. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales -
Universidad Nacional de Misiones, Posadas.
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Caza y distribución de Caribú en Sheshatshiu, Labrador: modelos cooperativo y 
comunitario 
 
Lic. Damian Castro 
Doctorando Memorial University of Newfoundland 
damianocastro@hotmail.com 
Resumen 
La localidad de Sheshatshiu, en la península de Québec/Labrador, es uno de los asentamientos 
del pueblo Innu impulsados por el gobierno canadiense en los 1950s y 1960s. Allí, el caribú 
sigue constituyendo una parte importante de la dieta y la cultura Innu. Durante el trabajo de 
campo en ese lugar, se han observado dos principales modelos o estrategias de caza a través 
de las que se obtiene y distribuye el caribú. Por un lado se encuentra un modelo en cual 
algunos cazadores salen a cazar cooperativamente -muchas veces furtivamente-, en 
camioneta, moto de nieve o una combinación de ambos, dependiendo de la distancia de la ruta 
en que el caribú se encuentre. El caribú es luego distribuido entre las familias de los cazadores 
que participaron. Por otro lado, se han observado cazas comunitarias organizadas y pagadas 
por el concejo tribal (Sheshatshiu Band Council) en las que el producto se reparte a todas las 
unidades domésticas o, de no alcanzar, sólo a aquellas donde viven ancianos. La ventaja de la 
caza comunitaria radica en la posibilidad juntar suficiente apoyo para cazar en lugares que por 
diferentes razones no son de fácil acceso. Sin embargo, la independencia de los cazadores 
para obtener el caribú donde este se encuentre y poder darlo a quien se considere que lo 
necesite, lo que hace al modelo cooperativo más resistente al proceso de dominación Euro 
Canadiense. 
Innu, Caribú, caza, centralización, cooperación. 
Introducción 
Desde principios del siglo XX, las discusiones académicas en torno a los modos de vida de las 
culturas algonquinas, de las cuales lo Innu forman parte, se centraron en las formas de 
propiedad de la tierra. La publicación de la tesis doctoral de Eleanor Leacock (1954) enfocó 
la discusión acerca del modo de subsistencia de la nación Innu en determinar hasta que punto 
el avance del sistema capitalista –en particular el comercio de pieles- había producido 
cambios profundos en su modo de vida. Uno de los puntos más controversiales giraba 
alrededor de la pregunta sobre si las culturas algonquinas de América del Norte tenían el 
concepto de propiedad privada y por qué. Para Leacock, la existencia de propiedad privada se 
debía a la expansión del sistema capitalista. De este modo se Leacock refutaba las hipótesis 
propuestas por Speck (1915, 1977) que sostenían que el modo de producción Innu –y 
algonquino en general- posee una forma de propiedad poco comunes entre los forrajeros, 
llamados territorios de caza. 
Sin embargo, el posterior refinamiento de la discusión en los 80s y los 90s, en vez de buscar 
una solución definitiva al problema de la propiedad, propone una discusión sobre como los 
procesos históricos en conjunción con la agencia de las sociedades en cuestión determinan 
una serie de estrategias complejas y difíciles de encasillar en las categorías utilizadas en los 
períodos anteriores de la discusión (Tanner 1986). Publicaciones como el número especial de 
la revista Antropológica editado por Bishop y Morants en1986 constituye un claro ejemplo 
del refinamiento de esta discusión. En el artículo del propio Bishop (1986), donde analiza las 
redes de comercio durante la época previa a la invasión europea, resulta evidente que formas 
de propiedad no comunal eran desarrolladas de un modo que sería difícil de considerar como 
“privadas” y en las que se resaltarían ciertos recursos intercambiables antes que el territorio 
donde se encuentrasen. Otro ejemplo del enriquecimiento de este debate se encuentra en los 
escritos de Jose Mailhot (1997, 1986), para quien el patrón de movilidad del pueblo Innu no 
está determinado por una idea territorialidad centrada en la posesión individual o comunal de 
cierto territorio, sino por la interrelación derivada de la red de parentesco en la que los 
individuos se encuentran. Lo que resulta llamativo, entonces, es que la singularidad de estas 
formas de relacionarse con el territorio, los recursos naturales y, fundamentalmente, entre los 
individuos, es lo que define las estrategias de subsistencia y no una serie de rasgos específicos 
consistentes con las categorías propuestas por las teorías anteriores. 
Lo que se propone discutir en este trabajo, partiendo de dos modelos de caza del caribú 
observadas durante el trabajo de campo en Sheshatshiu, Labrador, son algunos aspectos de los 
cambios que se producen a partir de la expansión Euro canadiense. Como se verá, a través de 
estos dos modelos la articulación entre territorio, recursos animales y comunidad ofrece la 
posibilidad de discutir algunas cuestiones sobre el avance de la sociedad capitalista dominante 
sobre el pueblo Innu. Al mismo tiempo, estos ejemplos muestran que la sociedad Innu, a 
través de sus órganos políticos o de los propios individuos involucrados en actividades de 
caza, ocupa un lugar activo en el este proceso, lo que debe ser reflejado en un análisis que 
muestre a las sociedades subordinadas como agente causal que produce sus propias estrategias 
para intentar restablecer el equilibrio entre territorio, recursos y gente, un equilibrio roto por 
el avance de la sociedad dominante. 
La importancia del caribú 
La importancia del los alimentos salvajes ha sido resaltada recientemente por Samson and 
Prety (2006), en relación a los beneficios de una alimentación que prevenga distintas 
enfermedades, entre ellas la obesidad y la diabetes, cuyos indicadores sobrepasan en 
Sheshatshiu los de la sociedad canadiense. La incidencia de estas enfermedades hace que en 
Sheshatshiu haya un/a profesional de salud permanentemente asignado al tema diabetes, en 
adición a los profesionales que trabajan en el centro de salud y a los investigadores de la 
universidad provincial, Memorial University of Newfoundland,. La obvia importancia 
nutricional del caribú es sólo es sobrepasada por su importancia cultural y política. 
Desde el punto de vista cultural, el caribú ocupa un papel importante en cuanto a su posición 
en la cosmovisión Innu (ej. Armitage 1991, 1992). En la mayor parte de las poblaciones 
Algonquinas como los Innu, los animales son considerados como seres sintientes y sociales 
(Brightman 1993, Tanner 1979, Armitage 1991, 1992, Speck 1977, Feit 1994, 1988, Scott 
1989, 1986). Los animales entran entonces en diferentes modelos de relaciones con los 
humanos, como el benefactor-adversario (Brightman 1993) o él de amistad o subordinación 
(Tanner 1979). A su vez, los animales, que al ser cazados se considera que se están ofreciendo 
voluntariamente a los cazadores, pueden comunicare con sus amos, que son seres con la 
capacidad de impedir la entrega voluntaria. El amo del caribú (Atiku Uchimao) es 
considerado como el más poderoso, aunque no falten narrativas de otros animales 
enfrentándolo exitosamente (ej. rata almizclera o la nutria). 
CazadoresInnu carneando un caribú 
El lugar particular que ocupa el caribú en la cosmovisión es consistente con su prestigio que 
otorga cazar caribú en comparación con otras actividades de subsistencia. Esto podría deberse 
al uso que este recurso ha tenido –y que en algunos casos sigue teniendo– en distintas 
actividades y tecnologías. A parte de la gran cantidad de carne que se puede obtener, tanto 
cuero como pelos y huesos se utilizaban para la realización de distintos artículos, de 
indumentaria, vivienda o utensilios. Aún hoy es común ver mocasines y guantes hechos de 
cuero de caribú. 
La ampliamente reconocida importancia cultural del caribú es una de la razones para que éste 
también constituya un recurso siempre presente en la política tanto interna como externa de la 
los Innu de Labrador. Internamente, esto se puede apreciar en los distintos emprendimientos 
de caza comunitaria que son organizados por el concejo de banda, algunas veces en conflicto 
con negociaciones que el gobierno de la Nación Innu desarrolla en cuanto a las zonas 
habilitadas para la caza. Este punto en particular se verá en la sección siguiente. El concejo de 
banda también costea el programa de puestos remotos (Outpost Program), en el que se llevan 
a cazadores y sus familias a lugares de difícil acceso. Dependiendo el momento del año, estos 
lugares son accesibles solo a través de hidroplano, avión a esquíes o helicóptero. Lo costoso 
del transporte, sumado a la importancia política de la presencia Innu en estos parajes remotos 
que se encuentran en disputa con los gobiernos provincial y nacional, hacen de este programa 
un tema recurrente en las discusiones de la posible compensación que se le debe dar a los Innu 
para curar la heridas provocadas por la expansión Euro-Canadiense, como fue resaltado por el 
reporte presentado a la Comisión Canadiense de Derechos Humanos (Backhouse and McRae 
2002). 
Las formas en que se caza el Caribú difieren en distintos aspectos. Se utilizan distintos medios 
de locomoción como moto de nieve, camioneta o avión. Por otro lado, las incursiones de caza 
pueden desde uno o dos días hasta varias semanas. Sin embargo, la diferenciación que más 
impacta a las áreas disponibles y en la posterior distribución es si la caza es organizada por el 
Concejo de Banda o no. En ese sentido se pueden reconocer dos modelos básicos de 
obtención de Caribú. Por un lado, las cacerías donde sólo se involucran algunos cazadores y 
que podríamos caracterizar como cooperativa, ya que cada uno de los cazadores aporta alguna 
parte de lo necesario para ir de caza. Por otro lado, existe una modalidad comunitaria en 
donde el Concejo de Banda organiza y costea la cacería y en la que se contratan cazadores 
para que ejecuten la misma. 
Modelo cooperativo 
Georg Henriksen (1973,1994), basándose en su experiencia etnográfica en los años ’60, 
afirma que el líder1 o utshimau no es figura permanente sino que depende de negociaciones 
puntuales dirigidas a resolver problemas de supervivencia. Antes que un “contrato” -por usar 
un concepto ciertamente no Innu- se trata de una relación ad-hoc que puede ser anulada en 
cualquier momento. Los cazadores más experimentados y exitosos, entonces, lideran las 
 
1 Georg Henriksen trabajó entre los Mushuau Innu que habitaron hasta hace poco tiempo el asentamiento de 
Davis Inlet en Labrador y que ahora habitan la población de Nataushish, Labrador. 
incursiones de caza atrayendo a otros cazadores a partir de las probabilidades de éxito que 
seguirlos lleva aparejadas. Sin embargo, siempre es posible que este liderazgo sea disputado 
por cazadores menos experimentados que quieran liderar. A partir de allí, cualquier empresa 
de caza impone una serie de idas y venidas en donde los cazadores se visitan –o inclusive, 
espían- mutuamente para determinar que estaría dispuesto a hacer el otro. Con estas 
estratagemas, entonces, el cazador menos popular intentaría determinar si sería seguido por 
otros, en caso de que decidiera liderar una incursión. También quisiera saber, por supuesto, 
los planes del cazador más popular, para ver si tal vez éste último accediera quedarse en el 
campamento o, inclusive, si seguiría al menos popular, lo cual sería una legitimación del 
nuevo liderazgo. 
Cuarenta años han pasado desde el trabajo de campo de Henriksen. Sin embargo, muchos 
rasgos del complejo utshimau se mantienen vigentes. Las salidas de caza relevadas, tanto 
desde partiendo desde Sheshatshiu como desde los campamentos de caza más remotos, 
involucran este tipo de visitas de unas casas, oficinas y carpas a otras con el fin de averiguar 
intenciones y planes para el futuro inmediato. Luego de estas visitas, las cosas se organizan de 
manera más o menos rápida. En general, en principio es el seguidor quien tiene la carga de 
demostrar su intención de seguir, aunque esta demostración podría ser precedida por una 
invitación o insinuación por parte del líder.2 
La mayor parte de las incursiones de este tipo que se hacen desde Sheshatshiu, usan como 
principal medio de transporte la camioneta. Si bien muchas veces se carga la moto de nieve en 
la camioneta, la mayor parte del recorrido se hace en las rutas y caminos del área. Cuando 
parte de estas rutas están cerradas en invierno debido a la cantidad de nieve acumulada, 
continúa siendo posible transitarlas en moto de nieve. Por lo tanto, a medida que avanza el 
invierno más largo es el recorrido que se realiza en moto de nieve. Hay que tomar en cuenta 
también que la moto de nieve gasta más combustible por distancia recorrida e, incluso cuando 
se trata de motos nuevas con motores de cuatro tiempos, es un medio mucho menos 
confiables que la camioneta. Esto se debe no sólo a la frecuencia con que se rompen, sino al 
simple hecho de que se atascan con facilidad en las superficies de nieve y hielo por las que 
deben transitar. Por ejemplo, en una de estas salidas combinadas de camioneta/moto de nieve 
relevadas, una de las motos se quedó más de diez veces en la nieve, que en esa área era 
particularmente profunda, produciendo un tremendo desgaste físico en quien conducía. Por lo 
tanto, siempre que se pueda, se usa la camioneta. Si bien muchos cazadores Innu realizan 
cacerías de Caribú con sólo moto de nieve, parecerían ser más frecuentes las cacerías de otros 
animales que pueden encontrarse más cerca, cómo distintos tipos de aves –uapineu e inineu3- 
o inclusive pesca de hielo. Esto podría deberse a que la distancia necesaria es más corta para 
acceder a estas especies. En el caso de la pesca de hielo, especialmente en el Lake Melville 
 
2 Al principio de mi trabajo de campo, luego de recibir esta invitación y no demostrar luego mi interés de manera 
inequívoca –ej. yendo de visita, llamando por teléfono para ver novedades, etc.-, me quedé sin participar en 
varias oportunidades. Cuando entendí la necesidad de esas visitas y comunicaciones previas, pude formar parte 
más fácilmente de las cacerías. 
3 Perdiz de nieve o alpina y urogallo de abeto respectivamente 
sobre el que está Sheshatshiu, el uso de moto de nieve se ve facilitado por la regularidad y 
predictibilidad de las condiciones del hielo y la nieve. 
 
Mapa con rutas terrestres (en rojo), rutas de moto de nieve (en verde) y lugares de caza. La zona marcada en rosa es la caza 
prohibida. 
Como puede apreciarse en el mapa, la ruta que cruza Labrador este-oeste –llamada 
Translabrador Highway- sirve como eje a partir del cual se realizan una gran cantidad de 
incursiones de caza, excepto el caso de las dos salidas que se hacen sobre los lagos Melville y 
Grand. Sin embargo, el área cubierta puede ser bastante, tomado en cuenta el recorrido de esta 
autopista y el de los caminos que salen de ella. Inclusive, muchas familias de Shashatshiu 
poseen cabañas preparadas para poder pasar lanoche en cualquier momento del año. Además, 
la manada de Caribú del río George migra hacia el sur desde el otoño y cruza siempre en 
algún punto de la ruta de Labrador. Algunas veces, la cruza por la zona donde habita la 
manada de la montañas Red Vine, cuya caza está prohibida. Esta manada está en declive 
desde hace años, solo contando algunas decenas de ejemplares. Si bien se trata de la misma 
especie (rangifer tarandus), esta manda no migra y los intentos de incrementar su número con 
ejemplares de las manadas migrantes más numerosas han fallado. El gobierno de la nación 
Innu acuerda con esta prohibición, aunque esto no implica un acatamiento automático por 
parte de los grupos de cazadores. De hecho, muchos intentos de caza en zonas prohibidas 
muchas veces finalizan en la detención y enjuiciamiento de los cazadores y/o la confiscación 
de sus armas, camionetas y motos de nieve –además de los animales cazados- por parte de 
las autoridades provinciales, que imponen altas multas de miles de dólares a los cazadores. 
Respecto a la distribución de la caza, a partir de un relevamiento en Sheshatshiu realizado 
durante el invierno de 2007/2008, se pudo verificar que de 39 caribúes cazados en la 
Translabrador Highway por cuatro cazadores que fueron en grupos separados, siete fueron 
distribuidos a familiares y sólo tres a amigos o terceros. Eso significa que poco más del 25% 
de los animales cazados fue distribuido. Esto no considera, claro está, la distribución que 
puede producirse de hecho durante la caza, ni la distribución que sucede una vez cocinado el 
animal. Esta última cuestión podría ser difícil de establecer. Si bien es posible que la mujer 
que encabeza la unidad doméstica ofrezca parte de la comida cocinada a alguien, es 
costumbre entre los Innu servirse uno mismo de lo que se esté cocinando sin demasiado 
protocolo, por lo que sería difícil obtener esta información a partir de una encuesta o 
entrevista. Para resolver esta cuestión, sería necesario realizar una observación extensiva en 
las diferentes unidades domésticas durante las horas de comidas, que por otro lado no son 
fijas entre los Innu. 
El programa de puestos remotos 
Los cazadores Innu también tienen la posibilidad de acceder a lugares alejados de la ruta a 
través del ya mencionado programa de puesto remotos. Este programa facilita los medios 
acceder a campamentos de caza repartidos por el todo el territorio tradicional de los Innu de 
Labrador. Inclusive, existe la “licencia cultural”, a la que pueden aplicar los que trabajan para 
la Nación Innu o los que cursan en los establecimientos educativos de la zona para poder ir al 
campo sin que se considere que están abandonando sus puestos de trabajo a de estudio. Los 
empleados de la banda no pueden acceder a esta licencia, aunque participan de la salida de 
todos modos. El Concejo de Banda otorga también una orden de compra por familia ($200) a 
ser gastada en el supermercado cooperativo de Goose Bay, a 40 km de Sheshatshiu, con el 
objeto de abastecerse para el viaje. 
Si bien cualquier Innu podría subirse a uno de los aviones o helicópteros e ir a cualquiera de 
estos puestos, los mismos están asociados a familias o grupos de familias que los frecuentan. 
Esta relación puede ser relativamente distante (ej. un tío del padre), y se tiende a remontar el 
uso a antes del asentamiento, cuando los Innu se trasladaban más o menos libremente por la 
zona. Si bien se podría pensar en proceso de “privatización” que sugiere Leackock (1954) 
respecto a la propiedad, autores como Mailhot (1986, 1997) discuten que la asociación de 
familias a lugares sea una cuestión de propiedad y lo explican como una manera de 
movilizarse de manera estructurada por el parentesco. En estos campamentos, es posible 
apreciar formas de cooperación más cercanas a lo descripto por Henriksen, donde las visitas 
entre carpas y cierto nivel de intrigas respecto a dónde ir o a quién seguir son comunes. La 
cercanía entre carpas y la ausencia de las distracciones típicas de Sheshatshiu facilitan este 
tipo de interacción4. 
De acuerdo al relevamiento realizado, si bien estos viajes son costeados por el Concejo de 
Banda, aquello obtenido en estos puestos es repartido de la misma manera que las cacerías del 
modelo cooperativo, con la mayoría de las porciones (siete) yendo hacia parientes y en menor 
medida a amigos (tres) y, en un caso, enviado a Sheshatshiu para ser repartido entre los 
ancianos que no pudieran cazar. Sin embargo, la cantidad de Caribú enviado es 
proporcionalmente mayor en relación con lo obtenido en la ruta, ya que se distribuye la 
 
4 Al principio de mi estadía en un campamento de caza durante la primavera de 2008 era común que luego de 
desayunar me acercara a la cabina de uno de los dos posibles uchimaos y, una vez manifestada mi 
disponibilidad, partíamos a realizar alguna actividad. Con el paso de los días, sólo hacía falta que asomara la 
cabeza por la puerta de mi carpa, recién despierto, para escuchar “¿estás listo?” de parte del designado uchimao 
del día 
misma cantidad, aunque se obtiene menos (24 contra 29). Esto no necesariamente significa 
que la gente comparta más, sino que puede querer decir que puede consumir menos, dado que 
el tiempo en los puestos de caza es menor al tiempo que dura la temporada de caza en la ruta, 
que es todo el año excepto en verano. Por otro lado, la gente de la ciudad envía hacia a los 
puestos gran cantidad de comida, lo que disminuye la necesidad de consumo de los alimentos 
salvajes in situ. 
Por ejemplo, durante un período de dos semanas en uno de los puestos, se cazaron un oso, 
cuatro gansos, tres patos, unos diez urogallos, tres puercoespines y dos castores. Se enviaron a 
la ciudad la mayor parte del oso, dos gansos, un castor y todos los puercoespines. En cada 
vuelo procedente de la ciudad, gran cantidad de gaseosas, chips, caramelos y tocino arribaba 
para regocijo del campamento. Esta abundancia no aminoraba las actividades de subsistencia 
que eran prácticamente constantes, comenzando ni bien la gente se despertaba. Los mismos 
vuelos que traen y llevan gente y comida de y hacia estos puestos de caza, pueden ser usados, 
también, como medio de transporte para ejecutar cacerías comunales. 
Cacerías comunales 
En Sheshatshiu se puede presenciar otro tipo de cacerías, organizada y costeadas 
integralmente por el Concejo de Banda. Estos emprendimientos involucran cierto nivel de 
profesionalización. Cazadores experimentados son contratados y a su vez contratan grupos de 
jóvenes deseosos de ganar algún dinero mientras se desarrollan tareas en Nutshimit, palabra 
con la que se refieren al monte o interior no poblado de la península Labrador/Quebec. 
Si bien los puestos mencionados son un lugar propicio para la caza, también implican un alto 
costo y sacrificio. Estos puestos están alejados y no siempre se puede ir y volver en cualquier 
momento, dado que se depende de que las condiciones sean propicias para el aterrizaje y 
despegue del transporte aéreo. Por otro lado, el costo del transporte aéreo es muy alto, 
alrededor de once dólares la milla, por lo que si la manada de caribú del Río George se 
encuentra cerca de la ruta, el transporte terrestre resulta más conveniente. Además, el Concejo 
de Banda posee una cabina con espacio para 8-10 personas que puede ser utilizada en estos 
viajes, localizada en una zona de abundante leña a unas cinco horas de Shashatshiu y a 45 
minutos del pueblo Churchill Falls, que fue construido alrededor de la represa hidroeléctrica 
alimentada por el embalse Smallwood. La cercanía a este pueblo facilita bastante el 
reaprovisionamiento. 
Una vez allí, se pueden usar los caminos secundarios con moto de nieve. Una de las 
provisiones más importantes, entonces, es gasolina y aceite. Para evitar estar yendo y 
viniendo a la estación de servicio quequeda a 45 minutos, se deben llevar tambores de 
gasolina y una gran cantidad de aceite para los motores de dos tiempos de las motos de nieve. 
Todo este equipamiento no puede ser cargado en una camioneta tipo pick-up o 4x4, 
requiriéndose más bien un camión. El grupo, al estar compuesto por 10 o más cazadores y 
ayudantes, se puede dividir en dos o tres partidas para abarcar más zonas. De este modo 
también, siempre puede quedar gente en la cabaña para mantenerla caliente, cosa no de menor 
importancia dado que en el invierno las temperaturas rara vez suben de -20C. 
El producto obtenido no es repartido entre las familias de los cazadores, sino que estos actúan 
como asalariados del Concejo de Banda. Si bien se consume parte de la caza en el mismo 
campamento y los cazadores se quedan con alguna pieza, la idea es que lo cazado se reparta 
entre toda la banda, idealmente un animal por familia. Si no hubiese suficientes animales, sólo 
se reparte entre los ancianos. En este sentido, este modelo pone al Concejo de Banda como 
entidad redistribuidora y a los cazadores como profesionales a su servicio. Esta situación no 
cambia cuando se caza siguiendo este modelo en los puestos remotos, la diferencia es que el 
transporte es otro y que puede abarcarse un área mucho mayor. En estos puestos, 
indudablemente las probabilidades de caza exitosa aumentan y en algunos casos se puede 
amortizar el costo de transporte. 
Por otro lado, aproximadamente la primera mitad trayecto la Translabrador Highway, está 
vedada a la caza del caribú por la presencia de la manada Red Wine, cuya supervivencia se 
encuentra seriamente comprometida. Cazar en esta zona puede ser fuente de conflicto con el 
Servicio de Vida Salvaje del gobierno provincial, que durante el último invierno, por ejemplo, 
confiscó siete caribúes y una moto de nieve del Concejo de Banda, lo que no impidió que los 
cazadores volvieran a la semana siguiente, esta vez con el apoyo del gobierno de la Nación 
Innu de Labrador. Lo que debe entenderse, claro está, es que cazar furtivamente para toda una 
comunidad, es altamente riesgoso por el tiempo de exposición, las huellas dejadas y la 
posibilidad de que “Wildlife” se entere. 
 
Lugares de caza comunitaria y puestos remotos 
Por último, resulta interesante que, si bien el caribú es repartido por el Concejo de Banda, no 
todo el mundo entiende que está recibiendo el producto de un emprendimiento comunitario. 
No se ve a quienes cazan y reparten como miembros de una estructura política de gobierno, 
sino se considera que quien les da el animal es quien mata u organiza la cacería. Inclusive, se 
podría decir que quien llega con la camioneta a una casa y descarga el caribú es quien es visto 
como quien lo esta compartiendo sin importar quién y cómo lo cazó. 
La expansión del capitalismo en Sheshatshiu 
Uno de los puntos que más consenso produce luego del refinamiento del debate sobre el 
patrón territorial algonquino es la importancia de las relaciones sociales por sobre la relación 
comunidad-territorio. Por un lado, los cambios producidos en el uso del territorio como 
consecuencia de la expansión Euro Canadiense, que trae consigo la mercantilización de los 
animales, no necesariamente tienen como consecuencia cambios en las relaciones entre 
individuos a nivel general. Estos territorios sólo afectan a los productos mercantilizados. Si se 
mata a un castor en un territorio de otro cazador, se puede comer la carne siempre y cuando se 
le la piel al dueño del territorio. Aún hoy, cuando se comparte carne de oso o castor, la piel se 
la queda el cazador o trampero. 
Tomando en cuenta los mencionados aspectos sociales que revisten las relaciones con 
animales, sería posible pensar que los cambios más impactantes de la sociedad dominante son 
aquellos que afectan estas relaciones. El foco, entonces, debe ser puesto sobre la 
mercantilización de los animales y sus implicancias a distintos niveles antes que enfatizar los 
distintos modos en que la sociedad dominante afecta la territorialidad. 
Ambos modelos de caza muestran el producto de la caza siendo compartido a través de 
eventos en los que el caribú no tiene un equivalente transaccional. Siguiendo la diferenciación 
entre don y mercancía que hace Gregory (1982), en ninguno de estos casos se rompen las tres 
condiciones que el intercambio debe cumplir para ser un don: el caribú no es un objeto 
enajenable, los individuos involucrados dependen unos de de otros y la transacción crea o 
refuerza un relación cualitativa entre quienes participan de ella. Sin embargo, la caza 
comunitaria plantea una cuestión interesante en cuanto a la relación reforzada. Por un lado, no 
es el cazador quien reparte el producto de la caza con la comunidad. Hay una mediatización 
de la transacción, que pasa a ser entre el cazador y el concejo de banda y de éste, con los 
individuos de la comunidad. Si bien estos últimos saben quien fue contratado para ejecutar la 
caza, no parece ser su relación con los cazadores lo que es reforzado, sino la de los individuos 
con los miembros del concejo o los oficiales a cargo de la repartición. 
Si bien la profesionalización de los cazadores no puede analizarse como una mera 
proletarización ni considerarse que la fuerza de trabajo de los cazadores está siendo alienada, 
el producto de la caza corre el riesgo de mercantilizarse en el modelo comunitario. Algunos 
miembros de la comunidad mencionan –no sin cierta desaprobación- cómo algunas 
comunidades Innu de Quebec reclutan cazadores de Sheshatshiu pagándoles por pieza. Esta 
situación podría ser prueba de una creciente mercantilización. 
Conclusiones 
El modelo cooperativo es el que resulta más consistente con la modalidad de liderazgo 
observada en el pasado entre los Innu y que probablemente siga vigente según observaciones 
recientes. Esto, sumado a la posible mercantilización del Caribú a partir de la 
profesionalización de la caza, hace suponer que el modelo cooperativo es más ventajoso para 
mantener la autonomía Innu y, posiblemente, desacelerar el avance de las relaciones de 
dominación con la sociedad euro canadiense. Sin embargo, los crecientes costos que suponen 
las incursiones de caza, sumados a qué la caza sobre la ruta en la zona restringida pueden 
determinar la necesidad de mayores posibilidades de acceso a los puestos remotos, cosa que 
sólo se puede hacer con el apoyo comunitario. 
Tanto el Concejo de Banda como la estructura gubernamental de la Nación Innu son entidades 
creadas a partir de la presión de los gobiernos provincial y federal para entrar en 
negociaciones por las tierras que les fueron enajenadas. También se podría decir que estas 
entidades son costeadas por los mencionados gobiernos dado que los mismos son 
responsables por la mayor parte de los subsidios con que permiten que estas instituciones 
funcionen. De todos modos, los beneficios obtenidos por los proyectos de desarrollo 
realizados en el territorio Innu (que nunca fue formalmente cedido) especialmente en el área 
hidroeléctrica, superan largamente cualquier transferencia de dinero que los Innu puedan estar 
recibiendo de parte de los gobiernos federal o provincial. 
Si bien desde el punto financiero se podría entender que las instituciones Innu podrían lograr 
cierto nivel de independencia que les permitiera mantener el modelo de caza comunitaria a 
largo plazo, es la independencia de los cazadores para obtener el Caribú donde este se 
encuentre y poder darlo a quien se considere que lo necesite, lo que hace al modelo 
cooperativo más resistente al proceso de dominación. 
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