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IX Congreso Argentino de Antropología Social. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Misiones, Posadas, 2008. Caza y distribución de Caribú en Sheshatshiu, Labrador: modelos cooperativo y comunitario. Damian Castro. Cita: Damian Castro (2008). Caza y distribución de Caribú en Sheshatshiu, Labrador: modelos cooperativo y comunitario. IX Congreso Argentino de Antropología Social. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Misiones, Posadas. Dirección estable: https://www.aacademica.org/000-080/242 Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de acceso abierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir su producción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite: http://www.aacademica.org. https://www.aacademica.org/000-080/242 Caza y distribución de Caribú en Sheshatshiu, Labrador: modelos cooperativo y comunitario Lic. Damian Castro Doctorando Memorial University of Newfoundland damianocastro@hotmail.com Resumen La localidad de Sheshatshiu, en la península de Québec/Labrador, es uno de los asentamientos del pueblo Innu impulsados por el gobierno canadiense en los 1950s y 1960s. Allí, el caribú sigue constituyendo una parte importante de la dieta y la cultura Innu. Durante el trabajo de campo en ese lugar, se han observado dos principales modelos o estrategias de caza a través de las que se obtiene y distribuye el caribú. Por un lado se encuentra un modelo en cual algunos cazadores salen a cazar cooperativamente -muchas veces furtivamente-, en camioneta, moto de nieve o una combinación de ambos, dependiendo de la distancia de la ruta en que el caribú se encuentre. El caribú es luego distribuido entre las familias de los cazadores que participaron. Por otro lado, se han observado cazas comunitarias organizadas y pagadas por el concejo tribal (Sheshatshiu Band Council) en las que el producto se reparte a todas las unidades domésticas o, de no alcanzar, sólo a aquellas donde viven ancianos. La ventaja de la caza comunitaria radica en la posibilidad juntar suficiente apoyo para cazar en lugares que por diferentes razones no son de fácil acceso. Sin embargo, la independencia de los cazadores para obtener el caribú donde este se encuentre y poder darlo a quien se considere que lo necesite, lo que hace al modelo cooperativo más resistente al proceso de dominación Euro Canadiense. Innu, Caribú, caza, centralización, cooperación. Introducción Desde principios del siglo XX, las discusiones académicas en torno a los modos de vida de las culturas algonquinas, de las cuales lo Innu forman parte, se centraron en las formas de propiedad de la tierra. La publicación de la tesis doctoral de Eleanor Leacock (1954) enfocó la discusión acerca del modo de subsistencia de la nación Innu en determinar hasta que punto el avance del sistema capitalista –en particular el comercio de pieles- había producido cambios profundos en su modo de vida. Uno de los puntos más controversiales giraba alrededor de la pregunta sobre si las culturas algonquinas de América del Norte tenían el concepto de propiedad privada y por qué. Para Leacock, la existencia de propiedad privada se debía a la expansión del sistema capitalista. De este modo se Leacock refutaba las hipótesis propuestas por Speck (1915, 1977) que sostenían que el modo de producción Innu –y algonquino en general- posee una forma de propiedad poco comunes entre los forrajeros, llamados territorios de caza. Sin embargo, el posterior refinamiento de la discusión en los 80s y los 90s, en vez de buscar una solución definitiva al problema de la propiedad, propone una discusión sobre como los procesos históricos en conjunción con la agencia de las sociedades en cuestión determinan una serie de estrategias complejas y difíciles de encasillar en las categorías utilizadas en los períodos anteriores de la discusión (Tanner 1986). Publicaciones como el número especial de la revista Antropológica editado por Bishop y Morants en1986 constituye un claro ejemplo del refinamiento de esta discusión. En el artículo del propio Bishop (1986), donde analiza las redes de comercio durante la época previa a la invasión europea, resulta evidente que formas de propiedad no comunal eran desarrolladas de un modo que sería difícil de considerar como “privadas” y en las que se resaltarían ciertos recursos intercambiables antes que el territorio donde se encuentrasen. Otro ejemplo del enriquecimiento de este debate se encuentra en los escritos de Jose Mailhot (1997, 1986), para quien el patrón de movilidad del pueblo Innu no está determinado por una idea territorialidad centrada en la posesión individual o comunal de cierto territorio, sino por la interrelación derivada de la red de parentesco en la que los individuos se encuentran. Lo que resulta llamativo, entonces, es que la singularidad de estas formas de relacionarse con el territorio, los recursos naturales y, fundamentalmente, entre los individuos, es lo que define las estrategias de subsistencia y no una serie de rasgos específicos consistentes con las categorías propuestas por las teorías anteriores. Lo que se propone discutir en este trabajo, partiendo de dos modelos de caza del caribú observadas durante el trabajo de campo en Sheshatshiu, Labrador, son algunos aspectos de los cambios que se producen a partir de la expansión Euro canadiense. Como se verá, a través de estos dos modelos la articulación entre territorio, recursos animales y comunidad ofrece la posibilidad de discutir algunas cuestiones sobre el avance de la sociedad capitalista dominante sobre el pueblo Innu. Al mismo tiempo, estos ejemplos muestran que la sociedad Innu, a través de sus órganos políticos o de los propios individuos involucrados en actividades de caza, ocupa un lugar activo en el este proceso, lo que debe ser reflejado en un análisis que muestre a las sociedades subordinadas como agente causal que produce sus propias estrategias para intentar restablecer el equilibrio entre territorio, recursos y gente, un equilibrio roto por el avance de la sociedad dominante. La importancia del caribú La importancia del los alimentos salvajes ha sido resaltada recientemente por Samson and Prety (2006), en relación a los beneficios de una alimentación que prevenga distintas enfermedades, entre ellas la obesidad y la diabetes, cuyos indicadores sobrepasan en Sheshatshiu los de la sociedad canadiense. La incidencia de estas enfermedades hace que en Sheshatshiu haya un/a profesional de salud permanentemente asignado al tema diabetes, en adición a los profesionales que trabajan en el centro de salud y a los investigadores de la universidad provincial, Memorial University of Newfoundland,. La obvia importancia nutricional del caribú es sólo es sobrepasada por su importancia cultural y política. Desde el punto de vista cultural, el caribú ocupa un papel importante en cuanto a su posición en la cosmovisión Innu (ej. Armitage 1991, 1992). En la mayor parte de las poblaciones Algonquinas como los Innu, los animales son considerados como seres sintientes y sociales (Brightman 1993, Tanner 1979, Armitage 1991, 1992, Speck 1977, Feit 1994, 1988, Scott 1989, 1986). Los animales entran entonces en diferentes modelos de relaciones con los humanos, como el benefactor-adversario (Brightman 1993) o él de amistad o subordinación (Tanner 1979). A su vez, los animales, que al ser cazados se considera que se están ofreciendo voluntariamente a los cazadores, pueden comunicare con sus amos, que son seres con la capacidad de impedir la entrega voluntaria. El amo del caribú (Atiku Uchimao) es considerado como el más poderoso, aunque no falten narrativas de otros animales enfrentándolo exitosamente (ej. rata almizclera o la nutria). CazadoresInnu carneando un caribú El lugar particular que ocupa el caribú en la cosmovisión es consistente con su prestigio que otorga cazar caribú en comparación con otras actividades de subsistencia. Esto podría deberse al uso que este recurso ha tenido –y que en algunos casos sigue teniendo– en distintas actividades y tecnologías. A parte de la gran cantidad de carne que se puede obtener, tanto cuero como pelos y huesos se utilizaban para la realización de distintos artículos, de indumentaria, vivienda o utensilios. Aún hoy es común ver mocasines y guantes hechos de cuero de caribú. La ampliamente reconocida importancia cultural del caribú es una de la razones para que éste también constituya un recurso siempre presente en la política tanto interna como externa de la los Innu de Labrador. Internamente, esto se puede apreciar en los distintos emprendimientos de caza comunitaria que son organizados por el concejo de banda, algunas veces en conflicto con negociaciones que el gobierno de la Nación Innu desarrolla en cuanto a las zonas habilitadas para la caza. Este punto en particular se verá en la sección siguiente. El concejo de banda también costea el programa de puestos remotos (Outpost Program), en el que se llevan a cazadores y sus familias a lugares de difícil acceso. Dependiendo el momento del año, estos lugares son accesibles solo a través de hidroplano, avión a esquíes o helicóptero. Lo costoso del transporte, sumado a la importancia política de la presencia Innu en estos parajes remotos que se encuentran en disputa con los gobiernos provincial y nacional, hacen de este programa un tema recurrente en las discusiones de la posible compensación que se le debe dar a los Innu para curar la heridas provocadas por la expansión Euro-Canadiense, como fue resaltado por el reporte presentado a la Comisión Canadiense de Derechos Humanos (Backhouse and McRae 2002). Las formas en que se caza el Caribú difieren en distintos aspectos. Se utilizan distintos medios de locomoción como moto de nieve, camioneta o avión. Por otro lado, las incursiones de caza pueden desde uno o dos días hasta varias semanas. Sin embargo, la diferenciación que más impacta a las áreas disponibles y en la posterior distribución es si la caza es organizada por el Concejo de Banda o no. En ese sentido se pueden reconocer dos modelos básicos de obtención de Caribú. Por un lado, las cacerías donde sólo se involucran algunos cazadores y que podríamos caracterizar como cooperativa, ya que cada uno de los cazadores aporta alguna parte de lo necesario para ir de caza. Por otro lado, existe una modalidad comunitaria en donde el Concejo de Banda organiza y costea la cacería y en la que se contratan cazadores para que ejecuten la misma. Modelo cooperativo Georg Henriksen (1973,1994), basándose en su experiencia etnográfica en los años ’60, afirma que el líder1 o utshimau no es figura permanente sino que depende de negociaciones puntuales dirigidas a resolver problemas de supervivencia. Antes que un “contrato” -por usar un concepto ciertamente no Innu- se trata de una relación ad-hoc que puede ser anulada en cualquier momento. Los cazadores más experimentados y exitosos, entonces, lideran las 1 Georg Henriksen trabajó entre los Mushuau Innu que habitaron hasta hace poco tiempo el asentamiento de Davis Inlet en Labrador y que ahora habitan la población de Nataushish, Labrador. incursiones de caza atrayendo a otros cazadores a partir de las probabilidades de éxito que seguirlos lleva aparejadas. Sin embargo, siempre es posible que este liderazgo sea disputado por cazadores menos experimentados que quieran liderar. A partir de allí, cualquier empresa de caza impone una serie de idas y venidas en donde los cazadores se visitan –o inclusive, espían- mutuamente para determinar que estaría dispuesto a hacer el otro. Con estas estratagemas, entonces, el cazador menos popular intentaría determinar si sería seguido por otros, en caso de que decidiera liderar una incursión. También quisiera saber, por supuesto, los planes del cazador más popular, para ver si tal vez éste último accediera quedarse en el campamento o, inclusive, si seguiría al menos popular, lo cual sería una legitimación del nuevo liderazgo. Cuarenta años han pasado desde el trabajo de campo de Henriksen. Sin embargo, muchos rasgos del complejo utshimau se mantienen vigentes. Las salidas de caza relevadas, tanto desde partiendo desde Sheshatshiu como desde los campamentos de caza más remotos, involucran este tipo de visitas de unas casas, oficinas y carpas a otras con el fin de averiguar intenciones y planes para el futuro inmediato. Luego de estas visitas, las cosas se organizan de manera más o menos rápida. En general, en principio es el seguidor quien tiene la carga de demostrar su intención de seguir, aunque esta demostración podría ser precedida por una invitación o insinuación por parte del líder.2 La mayor parte de las incursiones de este tipo que se hacen desde Sheshatshiu, usan como principal medio de transporte la camioneta. Si bien muchas veces se carga la moto de nieve en la camioneta, la mayor parte del recorrido se hace en las rutas y caminos del área. Cuando parte de estas rutas están cerradas en invierno debido a la cantidad de nieve acumulada, continúa siendo posible transitarlas en moto de nieve. Por lo tanto, a medida que avanza el invierno más largo es el recorrido que se realiza en moto de nieve. Hay que tomar en cuenta también que la moto de nieve gasta más combustible por distancia recorrida e, incluso cuando se trata de motos nuevas con motores de cuatro tiempos, es un medio mucho menos confiables que la camioneta. Esto se debe no sólo a la frecuencia con que se rompen, sino al simple hecho de que se atascan con facilidad en las superficies de nieve y hielo por las que deben transitar. Por ejemplo, en una de estas salidas combinadas de camioneta/moto de nieve relevadas, una de las motos se quedó más de diez veces en la nieve, que en esa área era particularmente profunda, produciendo un tremendo desgaste físico en quien conducía. Por lo tanto, siempre que se pueda, se usa la camioneta. Si bien muchos cazadores Innu realizan cacerías de Caribú con sólo moto de nieve, parecerían ser más frecuentes las cacerías de otros animales que pueden encontrarse más cerca, cómo distintos tipos de aves –uapineu e inineu3- o inclusive pesca de hielo. Esto podría deberse a que la distancia necesaria es más corta para acceder a estas especies. En el caso de la pesca de hielo, especialmente en el Lake Melville 2 Al principio de mi trabajo de campo, luego de recibir esta invitación y no demostrar luego mi interés de manera inequívoca –ej. yendo de visita, llamando por teléfono para ver novedades, etc.-, me quedé sin participar en varias oportunidades. Cuando entendí la necesidad de esas visitas y comunicaciones previas, pude formar parte más fácilmente de las cacerías. 3 Perdiz de nieve o alpina y urogallo de abeto respectivamente sobre el que está Sheshatshiu, el uso de moto de nieve se ve facilitado por la regularidad y predictibilidad de las condiciones del hielo y la nieve. Mapa con rutas terrestres (en rojo), rutas de moto de nieve (en verde) y lugares de caza. La zona marcada en rosa es la caza prohibida. Como puede apreciarse en el mapa, la ruta que cruza Labrador este-oeste –llamada Translabrador Highway- sirve como eje a partir del cual se realizan una gran cantidad de incursiones de caza, excepto el caso de las dos salidas que se hacen sobre los lagos Melville y Grand. Sin embargo, el área cubierta puede ser bastante, tomado en cuenta el recorrido de esta autopista y el de los caminos que salen de ella. Inclusive, muchas familias de Shashatshiu poseen cabañas preparadas para poder pasar lanoche en cualquier momento del año. Además, la manada de Caribú del río George migra hacia el sur desde el otoño y cruza siempre en algún punto de la ruta de Labrador. Algunas veces, la cruza por la zona donde habita la manada de la montañas Red Vine, cuya caza está prohibida. Esta manada está en declive desde hace años, solo contando algunas decenas de ejemplares. Si bien se trata de la misma especie (rangifer tarandus), esta manda no migra y los intentos de incrementar su número con ejemplares de las manadas migrantes más numerosas han fallado. El gobierno de la nación Innu acuerda con esta prohibición, aunque esto no implica un acatamiento automático por parte de los grupos de cazadores. De hecho, muchos intentos de caza en zonas prohibidas muchas veces finalizan en la detención y enjuiciamiento de los cazadores y/o la confiscación de sus armas, camionetas y motos de nieve –además de los animales cazados- por parte de las autoridades provinciales, que imponen altas multas de miles de dólares a los cazadores. Respecto a la distribución de la caza, a partir de un relevamiento en Sheshatshiu realizado durante el invierno de 2007/2008, se pudo verificar que de 39 caribúes cazados en la Translabrador Highway por cuatro cazadores que fueron en grupos separados, siete fueron distribuidos a familiares y sólo tres a amigos o terceros. Eso significa que poco más del 25% de los animales cazados fue distribuido. Esto no considera, claro está, la distribución que puede producirse de hecho durante la caza, ni la distribución que sucede una vez cocinado el animal. Esta última cuestión podría ser difícil de establecer. Si bien es posible que la mujer que encabeza la unidad doméstica ofrezca parte de la comida cocinada a alguien, es costumbre entre los Innu servirse uno mismo de lo que se esté cocinando sin demasiado protocolo, por lo que sería difícil obtener esta información a partir de una encuesta o entrevista. Para resolver esta cuestión, sería necesario realizar una observación extensiva en las diferentes unidades domésticas durante las horas de comidas, que por otro lado no son fijas entre los Innu. El programa de puestos remotos Los cazadores Innu también tienen la posibilidad de acceder a lugares alejados de la ruta a través del ya mencionado programa de puesto remotos. Este programa facilita los medios acceder a campamentos de caza repartidos por el todo el territorio tradicional de los Innu de Labrador. Inclusive, existe la “licencia cultural”, a la que pueden aplicar los que trabajan para la Nación Innu o los que cursan en los establecimientos educativos de la zona para poder ir al campo sin que se considere que están abandonando sus puestos de trabajo a de estudio. Los empleados de la banda no pueden acceder a esta licencia, aunque participan de la salida de todos modos. El Concejo de Banda otorga también una orden de compra por familia ($200) a ser gastada en el supermercado cooperativo de Goose Bay, a 40 km de Sheshatshiu, con el objeto de abastecerse para el viaje. Si bien cualquier Innu podría subirse a uno de los aviones o helicópteros e ir a cualquiera de estos puestos, los mismos están asociados a familias o grupos de familias que los frecuentan. Esta relación puede ser relativamente distante (ej. un tío del padre), y se tiende a remontar el uso a antes del asentamiento, cuando los Innu se trasladaban más o menos libremente por la zona. Si bien se podría pensar en proceso de “privatización” que sugiere Leackock (1954) respecto a la propiedad, autores como Mailhot (1986, 1997) discuten que la asociación de familias a lugares sea una cuestión de propiedad y lo explican como una manera de movilizarse de manera estructurada por el parentesco. En estos campamentos, es posible apreciar formas de cooperación más cercanas a lo descripto por Henriksen, donde las visitas entre carpas y cierto nivel de intrigas respecto a dónde ir o a quién seguir son comunes. La cercanía entre carpas y la ausencia de las distracciones típicas de Sheshatshiu facilitan este tipo de interacción4. De acuerdo al relevamiento realizado, si bien estos viajes son costeados por el Concejo de Banda, aquello obtenido en estos puestos es repartido de la misma manera que las cacerías del modelo cooperativo, con la mayoría de las porciones (siete) yendo hacia parientes y en menor medida a amigos (tres) y, en un caso, enviado a Sheshatshiu para ser repartido entre los ancianos que no pudieran cazar. Sin embargo, la cantidad de Caribú enviado es proporcionalmente mayor en relación con lo obtenido en la ruta, ya que se distribuye la 4 Al principio de mi estadía en un campamento de caza durante la primavera de 2008 era común que luego de desayunar me acercara a la cabina de uno de los dos posibles uchimaos y, una vez manifestada mi disponibilidad, partíamos a realizar alguna actividad. Con el paso de los días, sólo hacía falta que asomara la cabeza por la puerta de mi carpa, recién despierto, para escuchar “¿estás listo?” de parte del designado uchimao del día misma cantidad, aunque se obtiene menos (24 contra 29). Esto no necesariamente significa que la gente comparta más, sino que puede querer decir que puede consumir menos, dado que el tiempo en los puestos de caza es menor al tiempo que dura la temporada de caza en la ruta, que es todo el año excepto en verano. Por otro lado, la gente de la ciudad envía hacia a los puestos gran cantidad de comida, lo que disminuye la necesidad de consumo de los alimentos salvajes in situ. Por ejemplo, durante un período de dos semanas en uno de los puestos, se cazaron un oso, cuatro gansos, tres patos, unos diez urogallos, tres puercoespines y dos castores. Se enviaron a la ciudad la mayor parte del oso, dos gansos, un castor y todos los puercoespines. En cada vuelo procedente de la ciudad, gran cantidad de gaseosas, chips, caramelos y tocino arribaba para regocijo del campamento. Esta abundancia no aminoraba las actividades de subsistencia que eran prácticamente constantes, comenzando ni bien la gente se despertaba. Los mismos vuelos que traen y llevan gente y comida de y hacia estos puestos de caza, pueden ser usados, también, como medio de transporte para ejecutar cacerías comunales. Cacerías comunales En Sheshatshiu se puede presenciar otro tipo de cacerías, organizada y costeadas integralmente por el Concejo de Banda. Estos emprendimientos involucran cierto nivel de profesionalización. Cazadores experimentados son contratados y a su vez contratan grupos de jóvenes deseosos de ganar algún dinero mientras se desarrollan tareas en Nutshimit, palabra con la que se refieren al monte o interior no poblado de la península Labrador/Quebec. Si bien los puestos mencionados son un lugar propicio para la caza, también implican un alto costo y sacrificio. Estos puestos están alejados y no siempre se puede ir y volver en cualquier momento, dado que se depende de que las condiciones sean propicias para el aterrizaje y despegue del transporte aéreo. Por otro lado, el costo del transporte aéreo es muy alto, alrededor de once dólares la milla, por lo que si la manada de caribú del Río George se encuentra cerca de la ruta, el transporte terrestre resulta más conveniente. Además, el Concejo de Banda posee una cabina con espacio para 8-10 personas que puede ser utilizada en estos viajes, localizada en una zona de abundante leña a unas cinco horas de Shashatshiu y a 45 minutos del pueblo Churchill Falls, que fue construido alrededor de la represa hidroeléctrica alimentada por el embalse Smallwood. La cercanía a este pueblo facilita bastante el reaprovisionamiento. Una vez allí, se pueden usar los caminos secundarios con moto de nieve. Una de las provisiones más importantes, entonces, es gasolina y aceite. Para evitar estar yendo y viniendo a la estación de servicio quequeda a 45 minutos, se deben llevar tambores de gasolina y una gran cantidad de aceite para los motores de dos tiempos de las motos de nieve. Todo este equipamiento no puede ser cargado en una camioneta tipo pick-up o 4x4, requiriéndose más bien un camión. El grupo, al estar compuesto por 10 o más cazadores y ayudantes, se puede dividir en dos o tres partidas para abarcar más zonas. De este modo también, siempre puede quedar gente en la cabaña para mantenerla caliente, cosa no de menor importancia dado que en el invierno las temperaturas rara vez suben de -20C. El producto obtenido no es repartido entre las familias de los cazadores, sino que estos actúan como asalariados del Concejo de Banda. Si bien se consume parte de la caza en el mismo campamento y los cazadores se quedan con alguna pieza, la idea es que lo cazado se reparta entre toda la banda, idealmente un animal por familia. Si no hubiese suficientes animales, sólo se reparte entre los ancianos. En este sentido, este modelo pone al Concejo de Banda como entidad redistribuidora y a los cazadores como profesionales a su servicio. Esta situación no cambia cuando se caza siguiendo este modelo en los puestos remotos, la diferencia es que el transporte es otro y que puede abarcarse un área mucho mayor. En estos puestos, indudablemente las probabilidades de caza exitosa aumentan y en algunos casos se puede amortizar el costo de transporte. Por otro lado, aproximadamente la primera mitad trayecto la Translabrador Highway, está vedada a la caza del caribú por la presencia de la manada Red Wine, cuya supervivencia se encuentra seriamente comprometida. Cazar en esta zona puede ser fuente de conflicto con el Servicio de Vida Salvaje del gobierno provincial, que durante el último invierno, por ejemplo, confiscó siete caribúes y una moto de nieve del Concejo de Banda, lo que no impidió que los cazadores volvieran a la semana siguiente, esta vez con el apoyo del gobierno de la Nación Innu de Labrador. Lo que debe entenderse, claro está, es que cazar furtivamente para toda una comunidad, es altamente riesgoso por el tiempo de exposición, las huellas dejadas y la posibilidad de que “Wildlife” se entere. Lugares de caza comunitaria y puestos remotos Por último, resulta interesante que, si bien el caribú es repartido por el Concejo de Banda, no todo el mundo entiende que está recibiendo el producto de un emprendimiento comunitario. No se ve a quienes cazan y reparten como miembros de una estructura política de gobierno, sino se considera que quien les da el animal es quien mata u organiza la cacería. Inclusive, se podría decir que quien llega con la camioneta a una casa y descarga el caribú es quien es visto como quien lo esta compartiendo sin importar quién y cómo lo cazó. La expansión del capitalismo en Sheshatshiu Uno de los puntos que más consenso produce luego del refinamiento del debate sobre el patrón territorial algonquino es la importancia de las relaciones sociales por sobre la relación comunidad-territorio. Por un lado, los cambios producidos en el uso del territorio como consecuencia de la expansión Euro Canadiense, que trae consigo la mercantilización de los animales, no necesariamente tienen como consecuencia cambios en las relaciones entre individuos a nivel general. Estos territorios sólo afectan a los productos mercantilizados. Si se mata a un castor en un territorio de otro cazador, se puede comer la carne siempre y cuando se le la piel al dueño del territorio. Aún hoy, cuando se comparte carne de oso o castor, la piel se la queda el cazador o trampero. Tomando en cuenta los mencionados aspectos sociales que revisten las relaciones con animales, sería posible pensar que los cambios más impactantes de la sociedad dominante son aquellos que afectan estas relaciones. El foco, entonces, debe ser puesto sobre la mercantilización de los animales y sus implicancias a distintos niveles antes que enfatizar los distintos modos en que la sociedad dominante afecta la territorialidad. Ambos modelos de caza muestran el producto de la caza siendo compartido a través de eventos en los que el caribú no tiene un equivalente transaccional. Siguiendo la diferenciación entre don y mercancía que hace Gregory (1982), en ninguno de estos casos se rompen las tres condiciones que el intercambio debe cumplir para ser un don: el caribú no es un objeto enajenable, los individuos involucrados dependen unos de de otros y la transacción crea o refuerza un relación cualitativa entre quienes participan de ella. Sin embargo, la caza comunitaria plantea una cuestión interesante en cuanto a la relación reforzada. Por un lado, no es el cazador quien reparte el producto de la caza con la comunidad. Hay una mediatización de la transacción, que pasa a ser entre el cazador y el concejo de banda y de éste, con los individuos de la comunidad. Si bien estos últimos saben quien fue contratado para ejecutar la caza, no parece ser su relación con los cazadores lo que es reforzado, sino la de los individuos con los miembros del concejo o los oficiales a cargo de la repartición. Si bien la profesionalización de los cazadores no puede analizarse como una mera proletarización ni considerarse que la fuerza de trabajo de los cazadores está siendo alienada, el producto de la caza corre el riesgo de mercantilizarse en el modelo comunitario. Algunos miembros de la comunidad mencionan –no sin cierta desaprobación- cómo algunas comunidades Innu de Quebec reclutan cazadores de Sheshatshiu pagándoles por pieza. Esta situación podría ser prueba de una creciente mercantilización. Conclusiones El modelo cooperativo es el que resulta más consistente con la modalidad de liderazgo observada en el pasado entre los Innu y que probablemente siga vigente según observaciones recientes. Esto, sumado a la posible mercantilización del Caribú a partir de la profesionalización de la caza, hace suponer que el modelo cooperativo es más ventajoso para mantener la autonomía Innu y, posiblemente, desacelerar el avance de las relaciones de dominación con la sociedad euro canadiense. Sin embargo, los crecientes costos que suponen las incursiones de caza, sumados a qué la caza sobre la ruta en la zona restringida pueden determinar la necesidad de mayores posibilidades de acceso a los puestos remotos, cosa que sólo se puede hacer con el apoyo comunitario. Tanto el Concejo de Banda como la estructura gubernamental de la Nación Innu son entidades creadas a partir de la presión de los gobiernos provincial y federal para entrar en negociaciones por las tierras que les fueron enajenadas. También se podría decir que estas entidades son costeadas por los mencionados gobiernos dado que los mismos son responsables por la mayor parte de los subsidios con que permiten que estas instituciones funcionen. De todos modos, los beneficios obtenidos por los proyectos de desarrollo realizados en el territorio Innu (que nunca fue formalmente cedido) especialmente en el área hidroeléctrica, superan largamente cualquier transferencia de dinero que los Innu puedan estar recibiendo de parte de los gobiernos federal o provincial. Si bien desde el punto financiero se podría entender que las instituciones Innu podrían lograr cierto nivel de independencia que les permitiera mantener el modelo de caza comunitaria a largo plazo, es la independencia de los cazadores para obtener el Caribú donde este se encuentre y poder darlo a quien se considere que lo necesite, lo que hace al modelo cooperativo más resistente al proceso de dominación. Bibliografía Armitage, Peter. 1991. The Innu. New York: Chelsea House Publishers. Armitage, Peter. 1992. “Religious Ideology Among the Innu of Eastern Quebec and Labrador”. Religiologiques 6:64-110. Backhouse Constance and Donald McRae. 2002. Report to the Canadian Human Rights Commission on the Treatment of the Innu of Labradorby the Government of Canada, Canadian Human Rights Commission. (Consultado 23 de Marzo, 2008. http://www.chrc- ccdp.ca/publications/rapport_innu_report/toc-en.asp). Bishop, Charles and Toby Morantz. 1986. Who Owns the Beaver? 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