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ENSAYO FINANZAS
EL RESCATE DE LOS BANCOS MÁS PODEROSOS
POR:
ANDREA LILIANA CASTILLO
PRESENTADO A:
MAURICIO MONROY
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA EMPRESARIAL DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE BOGOTÁ
INGENIERÍA FINANCIERA
SEPTIEMBRE 28 DE 2015
EL RESCATE DE LOS BANCOS MÁS PODEROSOS
El sistema bancario está destinado a que funcione para los grandes bancos privilegiados. Y es en éste artículo, en donde se cuestiona, en medio de un clima positivo de una post-crisis, la situación general de riesgo que se presenta en general, y las medidas a futuro que se pueden tomar frente a ello que son una solución peligrosa. Su autor critica el posible riesgo que los bancos muy grandes para quebrar pueden llegar a tener si no son controlados debidamente, y peor aún si la legislación está hecha solamente para beneficiarlos a ellos.
A pesar de que se diga que ya en la era de la post-crisis, los problemas de retorno de las inversiones ya están controlados, se avecina un periodo de no intervención por parte de las entidades regulatorias, se cuestiona la forma de prevenir un nuevo colapso, además que no se han subsanado algunos errores que se vienen cometiendo desde la crisis de 2008.
La Reserva Federal y JP Morgan Chase han encontrado una posibilidad de bajar dividendos y recomprar acciones planificadas, dictamen que deja ve la situación. Otro caso es que para el Citibank se plantean dudas si se controla el riesgo correctamente.
Y es una realidad, que la mayoría de los pancos permanecen en riesgo, a pesar de que muchos creen que se ha superado la crisis del 2008, después de poner en evidencia el riesgo de los bancos y hacer una reforma regulatoria post-crisis.
Los dos grandes fallos que aún existen en el sistema, desde la crisis del 2008 son: 
El primer fallo es que los gobiernos han recatado a los bancos más grandes, para que no dañen la economía.
El segundo es que estos bancos, al ser demasiado grandes, se hicieron aún más grandes debido a que acreedores y socios comerciales prefirieron optar por entidades que tienen una garantía implícita en el gobierno.
Esta es una postura que polarizó las entidades bancarias, dándole mayor importancia a los bancos demasiados grandes, perjudicando a los medianos y pequeños.
Los bancos grandes tienen la posibilidad de tener menos tasas de interés sobre la deuda y son más seguros, ya que estos pagan los bonos y contratos así el banco falle. Esto ha traído como resultado una ventaja equivalente a más de un tercio del valor de su patrimonio en Estados Unidos.
Después de la crisis, se dio un apoyo generalizado para regular y establecer mayor capital y otros requisitos de seguridad, debido a la existente preocupación por el rescate de la economía.
Otros nuevo estudios, arrojaron que en estos momento, el impulso de la alta pre-crisis de los bancos grandes se ha reducido, que el fenómeno de la crisis se ha contenido y los reguladores se deben retener.
Para muchos es una peligrosa idea. Existe una probabilidad de un rescate por la vida de los bonos ya emitidos por los bancos ahora más baja y sin especificar por qué.
Esto se debe a que el menor riesgo de rescate puede reflejar la percepción de la regulación existente que ya es adecuada, o lo participantes de los bonos pueden esperar nuevas regulaciones.
Los inversores creen que los reguladores tienen suficiente apoyo político para implementar nuevas salvaguardias, o se piensa que la economía está fuerte y los bancos no van a fallar antes de que los bonos se paguen en un periodo de tiempo.
El problema es, que la investigación se centra en el largo plazo, en donde se puede esperar a un golpe de crisis, que hace que en el camino hacia ella los bancos sean más rentables y mucho más volátiles, para lo cual las operaciones comerciales y las deudas de corto plazo son más atractivas, ya que son más seguras para ser pagadas.
Como fruto de esto, las entidades más grandes resultan beneficiadas, sobre-tensionando sus carteras de negociación. Esto trae como resultado un impulso más grande sobre la deuda a corto plazo, la cual no ha sido estudiada a profundidad.
Un intento de Citigroup de derogar una disposición clave de la reforma de Wall Street y protección al consumidor en 2010 que habría movido gran parte de su consumo cortoplacista a los bancos más pequeños, es una forma de mostrar el grado de relacionamiento de esta clase de bancos que son respaldados por el gobierno, los cuales saben, que con una presencia fuerte en la mesa, van a recibir más negocios.
Además de esta clase de regulación, existe la desconfianza del comportamiento de los banqueros, que ante la normatividad, están dispuestos a asumir más riesgos enfrentando menores miedos al fracaso. De hecho se piensa que este comportamiento es atribuible al caso de la crisis financiera y no se piensa que no vuelva a suceder, para lo cual se deben ajustar las normas y regulaciones de sistema para prevenir dichos riesgos.
El autor concluye que los reguladores no deben ser disuadidos por los bancos o los estudios que se miden, ni por el impulso del corto plazo, ni que la percepción de una mayor seguridad es debida a las regulaciones y a la expectativa de una regulación adicional.
En ausencia de tales estudios, los reguladores deben utilizar su propio juicio e inteligencia, tema que no es fiable en un momento en que la inestabilidad y riesgo son teman que ponen en peligro la economía mundial.
Los bancos demasiado grandes para controlar, por tanto un poco superficial dejar al sistema funcionar al libre albedrio, independizando las responsabilidades de los bancos grandes, sin pensar los resultados y las diferencias que puedan existir con los bancos más pequeños, generando así un nuevo colapso.
Se debe estimular la normatividad a sacar el mejor provecho de los bancos más pequeños y que estos interactúen y tengan beneficios dentro de la economía para que logren mayor participación y subsistan.
Existen errores que no se han corregido desde 2008 y la solución no es burocratizar el sector bancario, para monopolizar el sector. Se debe generar un entorno menos volátil y continuar con las regulaciones que equilibren el sector en el corto y largo plazo, generen confianza y no produzcan rescates que solo subsanen a los más pudientes.

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