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Psicología y comunicación Cátedra: Lutzky Comisión: Viernes 17 a 19 hs Alumno: Pérez Acebedo, Alejo Consigna: Encontrar al sujeto de cada uno de los autores dentro del universo político. El sujeto cartesiano es aquel que decide dudar de todo, no sistemáticamente (dudar por el solo hecho de dudar) sino metódicamente. De aquello que no puede dudar, concluye descartes en sus meditaciones, es de su duda, puesto que si él duda es porque piensa; y las dudas surgen de una actitud del pensamiento. El pensamiento es un atributo que le pertenece al hombre y es lo único que no puede separarse de él. El sujeto Cartesiano es una cosa que piensa, un espíritu, un entendimiento, una razón. Desde esta perspectiva es la subjetividad la que da fundamento a todo lo existente. El hombre no es un cuerpo humano, no es aire, viento, vapor, ni nada que pueda fingir e imaginar. En el sujeto cartesiano no hay mundo exterior sino que hay introspección. Se trata en resumen de un ser racional, que despoja de toda certeza a la información que proviene de sus sentidos –engañosos y deformadores-. En el campo de la política puede darse una clara representación de este tipo de sujeto al considerar ciertas actitudes y disposiciones de la gente que hoy está al frente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, del partido PRO. Esencialmente en el mismo Macri, como también con su jefe de gabinete, Larreta, existe constantemente una tendencia a plantear como parte de su proyecto político una racionalización de los problemas que existen en la ciudad, y a ser resueltos en tanto problemáticas abstractas y vacías de un contenido especifico. Básicamente puede ser entendido en tanto que cuestiones tales como la salud, la educación, la limpieza y recolección de residuos -cuestiones esenciales para el desarrollo concreto, diario y cotidiano de la ciudad- no son más que entes y reductos abstractos que deben ser resueltos solo en tanto ecuaciones que encontraban respuestas deficitarias en las administraciones anteriores. Desde su postura racionalista existe un total alejamiento de la realidad concreta, aunque esta si tiene un nombre, un apellido y una vida especifica en cada sujeto que es parte de dichas complicaciones en cada momento de su ser en la ciudad; mas se lo toma todo aquello desde una postura meramente formal, donde se trabaja netamente con números, estadísticas y probabilidades que recortan o no dan cuenta de lo material de nuestras realidades. Por otra parte un caso que también puede ser encuadrado dentro de la caracterización del sujeto racionalista a mí entender es la figura encarnada por el hoy Ministro de Justicia y Seguridad, Anibal Fernandez. Podemos tener ya como un elemento que da cuenta en parte de su accionar característico su formación en derecho, y por tanto una tendencia a considerar a las cuestiones más desde un aspecto formal-sistémico y no tanto desde una perspectiva fenomenológica o material-concreta. Por lo tanto es una persona que recurre constantemente a una duda sistemática de todo aquello que se le afirma en cuanto a, por ej., situaciones concretas en distintas partes del país vinculadas a problemáticas muy directas y vitales para miles de habitantes de la Argentina. En todos estos casos suele vérselo en tanto “vocero oficial” del gobierno actual (así como también lo hacía desde su viejo cargo durante la presidencia de Nestor Kirchner) declarando continuamente a través de una retorica elevada y ornamentada una serie de repreguntas, desvíos y negaciones acerca de todo aquello que se le plantea. Continuamente se planta en un terreno de elevación y meta-física sobre estos problemas y los termina absorbiendo, negando o asimilando en otros campos “abstractos”. Incluso el mismo ha tenido una capacidad enorme de dudar de todo lo que “en apariencias” existe en el mundo y creemos como verdadero, puesto que gracias a “su pensamiento” (única señal de que existe) ha logrado ir acomodándose en el mapa político de la Argentina durante décadas estando coincidentemente en sintonía con los distintos poderes de turno (muy disidentes en sus “tendencias ideológicas”), dejando en claro entonces que antes que lo que se ve o existe el puede a través de su pensamiento llegar a nuevas síntesis, seguir viviendo, y acercarse a una racionalización de sus fines y deseos. El sujeto marxista descripto por Jean Paul Henry es un sujeto de acción, un sujeto de la praxis. La praxis es en esencia individual y esto es porque es una praxis corporal. De esta forma, es en la praxis done se desarrolla la vida cotidiana de todos los días, es en ella donde el hombre pone el cuerpo. Vale señalar que de acuerdo al modo de vida concreto de los individuos, con sus acciones cotidianas, se va a dar cuenta de las propiedades de una clase determinada y su conciencia. Por lo tanto se marca un punto importante de esta concepción: desde esta perspectiva la vida determina la conciencia puesto que la manera en que los hombres comprenden e interpretan su propia vida, no es libre sino que depende de ella y se arraiga en ella. Asimismo, es en la vida personal, individual, el modo concreto de la actividad cotidiana que se enmarca su ideología; de ninguna manera esta le es preexistente a una clase objetiva. Ninguna realidad objetiva, clase social o material tiene el poder de producir una idea, sino solamente la vida. Este sujeto, más fenomenológico, es aquel destinado a llevar a cabo la revolución y actúa sin dudarlo en lugar de quedarse en una actitud reflexiva. Dentro de la esfera política es sencillo dar cuenta que los denominados partidos de izquierda “socialistas” apuntan esencialmente a la misma dirección que este sujeto: buscan despertar la conciencia de las reales condiciones de existencia y por lo tanto apunta con sus acciones a lograr un despertar de quienes son parte de las clases explotadas. Queda claro que en la práctica existen muchos matices entre todos estos partidos, algunos de los cuales pueden ser en verdad categorizados como de raíz esencialmente burguesa por su creencia en una democracia de tipo liberal como modelo ultimo y único para organizar una sociedad; como así también en el otro extremo aquellos que plantean la necesaria culminación en una revolución donde el pueblo de los oprimidos se alce con el poder que les fue ilegítimamente expropiado. En el medio de esos dos polos existen variadísimas opciones y sesgos ideológicos que vuelven a cada propuesta un universo muy particular y fértil para ser estudiado en su propia interioridad. El caso paradigmático que he seleccionado para presentar brevemente aquí es el del “Partido Obrero”. Existe un imaginario expresado por sus miembros según el cual ellos son “la punta de lanza” para encabezar dicha revolución, es decir ser quienes guíen a las clases que están en una posición de asimetría de poder y hegemonía en nuestras sociedades de consumo para alcanzar un nuevo régimen de justicia real e igualdad social. Serian por tanto los actores principales, la vanguardia que marque el camino a través de sus acciones concretas y directas para liberar a las masas oprimidas por un régimen vil y parasitario. Existe por su parte en el nombre mismo del partido una alusión directa a un término que daría cuenta de la clase a la que se interpela a actuar bajo su tutela: la clase obrera, el pueblo trabajador que sufre condiciones de arrebato ilegitimo de un plus valor resultado de su trabajo concreto por parte de las clases y grupos que tienen los medios de producción bajo su –no justificada- propiedad exclusiva y privada. Esta realidad objetiva innegable crea una conciencia de dicho estado de alienación, y fuerza a que estos sujetos encabecen con su praxis política diaria el camino de una transformación del sistema “culpable” de tales delitos concretos contra la “humanidad” en tanto valor máximo. Una última mención deseo realizar al respecto de este sujeto en tanto comentario anecdótico. Se trata justamente de cómo a través del discurso y de los medios en un momento histórico muy complejo para nuestro país,como lo fue la salida del menemismo, se trato de convencer a la gente de que confié en “un nuevo candidato” diferente a aquel actor político “neoliberal” clásico de los 90´s que su única acción era la inacción frente al vaciamiento del país. Tal fue el caso de cómo se lo trato (y efectivamente los resultados electorales parecerían confirmar que fue una campaña efectiva sobre esta idea) de posicionar a Fernando de la Rua. En una serie de comerciales, quien luego seria nuestro presidente por “la alianza”, se lo mostraba “en acción” pura transformando la realidad caótica de nuestro país. El seria el bombero de todos los incendios, el policía de cada esquina, el maestro de los niños de nuestro país, etc. Es una clara utilización de este tipo de sujeto “que actuaria” (para diferenciarse de todo el clima político que vivimos durante una década en nuestro país) para cambiar todas las cosas que estaban mal en nuestro territorio. El sujeto que presenta Sartre según Alain Finkielkraut es un sujeto que esclaviza desde la existencia. Para Sartre la existencia es una espesura que el hombre no puede abandonar. Desde este plano la mirada despreciativa del otro te petrifica, te paraliza y te convierte en objeto. Este hecho de violencia no le permite ser al hombre, puesto que éste siente que pierde su libertad. Existe una continuidad e intertextualidad con la dialéctica del amo y del esclavo tan profundamente abarcada por Hegel, y debe entender que ese otro que me mira me convierte con ese simple acto en siervo, puesto que en el cruce de miradas lo que sucede primordialmente es un choque intersubjetivo de poderes en búsqueda de alguien que se alce con el dominio y otro que lo reconozca como tal. Se trata de una noción belicosa, se da en términos de una guerra constante y donde la disputa por el poder es la dimensión esencial de ese vinculo con el otro. Un pequeño vistazo hacia nuestra historia más reciente nos dejara dar cuenta del caso más exageradamente cruel y duro en relación a este tipo de sujeto en las funciones políticas. Con tener en cuenta lo sucedido en la última dictadura de nuestro país (iniciada en 1976 al mando del genocida Videla) veremos cómo existió (todo claro esta como la segunda faz de un proceso económico que acabo con toda la actividad y capacidad productiva de la argentina en favor de los capitales internaciones y el juego financiero) un proyecto de aculturación y adoctrinamiento de la población por medio del miedo y la violencia tanto simbólica como efectiva. El estado miraba fijamente y controlaba en tanto “objetos” virtualmente peligrosos a todos y cada uno de nosotros y todos los actos, acciones o decisiones que tomábamos eran juzgados y condenados con penas mortales: persecución, tortura, muerte y fusilamiento. Existió por lo tanto, desde quienes ejercen legalmente el monopolio coercitivo y de represión en el país, una mirada exterminadora de toda oposición, diferenciación o reclamo de su propio proyecto “anti subversivo” y nacionalista, con la meta de respetar los valores de la patria y el cristianismo. Sobre el resultado de esto creo que no hay demasiado que mencionar, simplemente se trató del genocidio más grande ejercido desde el mismo espacio que debiera ser organizador y protector del bien de los ciudadanos: simplemente no debemos olvidar que fue la culminación de una historia nacional que tendió a repetirse continuamente. En definitiva es en este caso donde se llevo al extremo esta lógica de poder y dominación que señala Sartre, y donde el limite mismo fue el de decidir con la vida y la muerte quien tenía el poder: la mirada del estado terrorista sobre el sujeto (vuelto un objeto que tenia potencialidades peligrosas para su proyecto) pueblo lo esclavizo hasta el punto de acabar con decenas de miles de vidas humanas. En este punto no se trato de “proteger” a ciertos valores dando algún tipo de castigo a aquellos que pudieran ser calificados de terroristas o golpistas (sería el caso de alguna guerrilla armada que buscara tomar el poder por la fuerza), sino que cualquier tipo de iniciativa que reclamara algo distinto a lo propuesto por el estado era aniquilado instantáneamente de la faz del planeta. Hablando en términos del panorama más actual y reciente podemos hacer referencia al ex intendente de Escobar, Luis Patti. No por casualidad el mismo se encuentra procesado (detenido por dicha causa) por violación de los derechos humanos en la época que hicimos referencia unas líneas atrás. En su discurso político –para ocupar una banca en el congreso nacional- se encuentra por tanto una continua construcción del otro siguiendo los valores que representa un sujeto como este, pudiendo dar cuenta que el método por el que se hizo tristemente famoso –la picana eléctrica- era el método que tenia de mirar y hacer siervo a otro “supuestamente” merecedor de tal castigo. No se trata de seres humanos sino objetos cosificados expuestos a una degradación y aplicación de torturas indiscriminadas. Existe por lo tanto una mirada y un impulso que violentamente busca subordinar la imagen de aquel que tiene algún proyecto o creencia divergente a los esquemas “capitalistas” clásicos, forzándolo y reduciendo al otro a ser culpable y siervo de quien tiene el poder. El sujeto que enseña Lévinas según Alain Finkielkraut es un sujeto ético que libera al hombre. Se trata puntualmente de una concepción totalmente opuesta a la planteada por Sartre. Lévinas parte desde la fenomenología para plantearnos que la otra persona es una fuerza eminente que rompe las cadenas que atan al hombre al yo de si mismo, que lo libera del fastidio, que lo desatasca de si mismo y que lo libera del peso de su propia existencia. Es el otro, que aparece delante de mí, el único capaz de hacerme salir del encierro de mí ser y liberarme a través del compromiso moral (el amor por el prójimo como génesis de todo vínculo) que me genera entrar en relación con esa otra realidad. Para Lévinas este existir es un encadenamiento de uno mismo con el otro, en tanto ambos son sujetos y entran en una relación afectiva y moral (a diferencia de la visión satriana de que la mirada esclaviza y pone en funcionamiento una dialéctica de poder y tensión). En una primera instancia de esta relación vemos un carácter asimétrico en el que el otro se presenta con el rostro desnudo. Desde esta concepción el otro impugna la tranquila seguridad de mi derecho al ser, puesto que el rostro de ese otro me acusa como hombre de perseverar en mi ser, egoístamente, sin consideración por todo lo que no sea yo mismo. De manera que el rostro del otro es doblemente saludable en la medida en que libera al yo de si mismo y en la medida en que lo desembriaga de su complacencia y de su soberbia. Asimismo, Lévinas desplaza la moral, al colocar el bien no al final sino en el comienzo de toda relación. Y de esta forma el sentido original del ser para los demás no es la lucha, es la ética. El encuentro con el otro provoca responsabilidad. En este caso seleccionare para dar cuenta de este sujeto a un actor del campo político pero que justamente desde la posición en la que se sostiene decide –justificadamente siguiendo su lógica y sus ideas- quedar fuera de una disputa que considera como “elección burguesa”. Se trata del denominado PCR (Partido Comunista Revolucionario). Existe a partir de su doctrina ideológica marxista-leninista una noción de compromiso con el sujeto “pueblo” entendido como toda aquella persona que se encuentra bajo el eje de la dominación del sistema y la alienación de sus reales condiciones de existencia. Las elecciones en si no son más que actuación de todos grupos que responden a los mismos intereses de unas clases (o fracciones de las mismas) que en definitiva son quienes están explotando al resto de la población. Se trata de todas formas con el mismo contenido (son actores que avalan las mismas reglas de juego de la explotación capitalista) y por lo tanto de nítida extracción burguesa. De allí deriva la expresión “gane quien gane el pueblo siempre pierde”.Justamente en la interpelación que hacen, frente al rostro de cada uno de los sujetos por los cuales el PCR entabla una lucha por llegar al camino de la revolución, se puede ver el compromiso ético establecido. Es el otro, el explotado, el alienado, quien les permite salir de su propia existencia y egoísmo del ser para comprometerse en una dura lucha en la construcción de un nuevo orden sin clases sociales, sin distinciones y con igualdad real de oportunidades para todos. Entiendo que en tanto “ideal” y valor “superior” al que se puede aspirar esa sociedad sin clases puede ser vista como justamente el mayor compromiso o responsabilidad que podemos tomar los seres humanos al ver el rostro de otro que está siendo explotado y manipulado. Otro sujeto que estuvo vinculado directamente en el campo político es el Padre Luis Farinello. Esta persona desde su condición religiosa fue uno de los mayores voceros de un compromiso por causas sociales-populares, denunciando precozmente el agravado panorama que el modelo neo-liberal traería consigo para nuestros países. A partir de esta lucha es que tras mucho tiempo dio inicio a un movimiento, POLO SOCIAL, el cual tras cierto fracaso en unas elecciones legislativas dejo de existir. De todos modos en su acción comprometida y consecuente con aquellos que se encuentran más excluidos por el sistema, marginados de todas las oportunidades que un mundo capitalista-globalizado como el de hoy genera, Farinello actúa desde la ética al reconocer en el rostro desnudo de los más indefensos un compromiso que no puede evadir. Su figura permitió dar forma a muchos emprendimiento (fundación, fabricas, centros de rehabilitación, etc) que toman como meta dar ayuda, contención y base de apoyo sólido para que todas estas personas puedan salir adelante y tenga la chance de tener una vida digna. Es el compromiso ético al reconocer a otro que tiene muchos problemas –sumado a su condición de religioso y la fe que guía sus acciones- lo que puede verse reflejado en la obra de este Padre. El sujeto zen es un sujeto universal, abierto, un sujeto exterior e interior; que consiste en ser yo y el universo. Desde esta perspectiva el interior y el exterior no forman más que una superficie lisa, pero existe un largo proceso para llegar un punto tal de iluminación en el que se llegaría a tal estado superior. Nosotros no somos una entidad separada de todas las demás y no existe un mundo exterior a nosotros mismos. Desde esta perspectiva todo lo que el hombre haga con su vida repercute en el universo. Al momento de pensar en el ámbito de los políticos específicamente encuentro a un actor que en su discurso e ideario colectivo pareciera tener rasgos y huellas de un tipo de sujeto similar al del zen. Se trata de la figura de Elisa Carrio, no tanto en función de su partido (actualmente Coalición Cívica) sino de su propia experiencia particular. Justamente ella afirma tener ciertas revelaciones mas vinculadas a su creencia religiosa cristiana, pero creo que el análisis puede realizarse en términos más amplios si se tiene en cuenta un panorama mayor de sus declaraciones en el tiempo. En sus ideas siempre se remarca, a partir de la posición que ella pareciera tomar de estar un escalón encima de cierta disputa “partidaria”, en un punto de convencimiento según el cual la Argentina saldrá adelante y está destinada a un futuro de mayor igualdad y bienestar. En efecto ella aparece como un sujeto que se encuentra en un estado de iluminación y conciencia global de nuestra realidad y porvenir, considerando así que los males que sucedieron –y que pueden seguir dándose- no son más que consecuencias y derivaciones (la noción de que existe una repercusión en el universo de cada uno de los hechos que hacemos) de malos gobiernos y dirigencias anteriores; pero que en definitiva se llegara a un punto en el cual los argentinos darán paso a una instancia más abierta y universal, comprendiéndose parte de la misma problemática, y eligiendo finalmente un proyecto que encare las reformas necesarias en el país, no centrándose ya en cuestiones que dividan (partidos que parten a la gente). Otro elemento que puede ser señalado en esta instancia como pertinente es el conocido como “Partido Verde” de argentina (proyecto ecologista). En su proyecto político-ecológico de transformación del sistema que nos “sojuzga” queda claro que todos los seres vivos somos protagonistas y parte de este eco-sistema. Es nuestro ser en el mundo parte vital del mismo. Por tanto cada de uno de nosotros deberá tomar, desde una conciencia total de esta unidad con el mundo (del que somos una misma parte, sin distinción alguna), una postura intransigente en cada mínima acción para no dañar mas al ambiente que es tan parte nuestra como nuestro cuerpo. “Por el bienestar del presente y del futuro es necesario que sumemos nuestras fuerzas en una dirección coherente” señala su convocatoria, entendiendo que el poder popular está en la base social, y está compuesta por todos y cada uno de los ciudadanos. Son ellos los que siendo parte de este mundo -somos el mundo- deberán tomar decisiones tanto a nivel administrativo-legislativo, como en el día a día para no tener un futuro equilibrado y promisorio. El sujeto freudiano es el sujeto conciente / inconsciente. La conciencia es lo que el sujeto tiene en mente mientras que el inconsciente es lo que está escondido, aquello que no puede ser ni conocido, ni controlado por la conciencia. De esta manera, nuestros actos conscientes derivan de un sustrato inconsciente creado por influencias hereditarias. La mayoría de las acciones cotidianas son efecto de motivos ocultos que escapan a nuestro conocimiento. Sigmund Freud hace una distinción con respecto al comportamiento del individuo cuando se encuentra inmerso en una masa. Señala que el individuo dentro de una masa adquiere, por el sólo hecho del número, un sentimiento de poder invencible que le permite entregarse a instintos que, de estar sólo, habría sujetado forzosamente. Por ser parte de la masa anónima desaparece totalmente el sentimiento de la responsabilidad que frena incesantemente a los individuos. En la masa el individuo da rienda suelta a todas sus pulsiones inconscientes. Asimismo, todo sentimiento y todo acto son contagiosos; y de esta forma el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al interés colectivo. El individuo está cercano a la fascinación con la que cae el hipnotizado bajo la influencia del hipnotizador. En suma, los rasgos principales que el individuo presenta en la masa son: la desaparición de la personalidad consciente, de los sentimientos e ideas en el mismo sentido por sugestión y contagio; y la tendencia a transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas. El individuo deja de ser el mismo ya que se ha convertido en un autómata. Además, la masa es impulsiva, voluble y excitable. Nunca se impone lo personal, ni siquiera el interés de la auto conservación. Los sentimientos son siempre muy simples. Vale decir que hay dos tipos de relaciones, por un lado la del individuo-masa donde todos se van a querer como hermanos. Por el otro, un individuo – líder en el cual el líder es el padre, que los ama. Otro factor importante es la libido que es una energía considerada como magnitud cuantitativa de aquellas pulsiones que tiene que ver con todo lo que puede sintetizarse como amor cuya meta es la unión sexual. Vale aclarar que en la masa los individuos se juntan pero tienen la meta sexual inhibida. También dentro de la masa todos son iguales al líder. Éste es deshumanizado, se lo contempla sin defectos y por consecuencia es el que sostiene el grupo. En la política Argentina puede hacerse una rápida referencia muy directa a un movimiento que aun hoy tiene una total vigencia (aunque en realidad sufrió muchísimas variaciones, por no señalar degradaciones): el peronismo. Como movimiento de masas este se ha estructurado desde la década del 40 hasta nuestra actualidad. Puede señalarse en realidad que Perón, tanto como evita, si fueronverdaderos líderes carismáticos, que se dirijan a ese nuevo actor de las sociedades, el pueblo o masa trabajadora. Y que en los multitudinarios actos que encabezaban existía esta doble identificación por parte de quienes daban forma a la masa trabajadora. El día conocido como “de la lealtad peronista” justamente puede ser visto como el punto de nacimiento de tal movimiento de masas. Aquel 17 de octubre de 1945 en Buenos Aires tuvo lugar una movilización obrera, sindical y civil de escalas mayúsculas que exigían al gobierno la liberación del coronel Domingo Perón, hasta ese entonces secretario de trabajo de la nación. La identificación con el líder carismático por parte de gran parte del a población salió a reclamar y exigir, en tanto sujeto-masa, el reconocimiento de quien fuera el único que supo representar sus intereses y deseos. En ese día, con esta gran movilización, queda marcado un caso paradigmático de la identificación de las masas entre si, y con el Gral. Perón, que en definitiva era entonces para ellos el primer trabajador en el poder. Mirando el campo político actual, y en clara vinculación –más bien diría yo utilización aberrante de tal figura, más allá de no coincidir mínimamente con lo realizado por Perón mismo- al ejemplo previo podemos hablar de Kirchner y su continuidad en el poder con su mujer. A pesar de lo gracioso –y trágico a la vez- que suene, aun desde un partido que no es el justicialista, sino desde el “frente para la victoria”, el ex presidente Nestor Kirchner busco imitar claramente las tendencias de orador-carismático frente a las masas, evocando la figura de un Perón líder y representante de las clases trabajadoras. Tanto a nivel gestual y discursivo, con actos “aparentemente” masivos (aunque todos los sujetos allí convocados en este caso no lo hacían por identificación o coincidencia con el líder, siguiendo sus pulsiones e intenciones inconscientes, sino por un pancho y una coca, motivo poco menos que patético pero recurrente en la política de nuestros pagos) la idea de el ex presidente fue la de llegar a construir una imagen de identificación con las masas que serian la base de su legitimidad en el poder. Del mismo modo su mujer, la actual presidenta, CFK [sic] según algunos medios, también trato de generar una figura emotiva, carismática, a partir de una imitación muy limitada de los modos, formas y contenidos que Evita poseía. El problema aquí es básicamente que no se trata sino de dos figuras muy bizarras, que repiten las tendencias degeneratorias que el justicialismo fue generando tras la desaparición de la figura de aquel primer Perón – líder de las masas oprimidas de la argentina. El sujeto Lacaniano según Joel Dor es un sujeto barrado, uno nunca puede llegar por completo al inconsciente, siempre hay algo detrás de sus actos. Desde esta perspectiva la subjetividad implica al sujeto del inconsciente como sujeto del deseo enlazado con la relación del sujeto y su relación con su discurso. El sujeto está dividido por el orden del significante, el “ello habla” en referencia al sujeto en su ser, en la autenticidad y la verdad de su deseo. De esta manera, la dimensión del lenguaje –en tanto muro- oculta al sujeto de si mismo en la verdad de su deseo y a la inversa el deseo del sujeto nos habla de él en su discurso sin que lo sepa. La distinción entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación es esencial en la relación que el sujeto hablante mantiene con el inconsciente y el deseo. Por un lado, el sujeto del enunciado alude a lo dicho y por el otro, el sujeto de la enunciación se refiere al decir. Asimismo la verdad del sujeto sólo puede decirse a medias porque el sujeto no sabe lo que quiere ya que nunca puede llegar a la verdad del sujeto, a la verdad del inconsciente. Como consecuencia de esto el sujeto debe ser localizado al nivel del sujeto de la enunciación. De hecho, el inconsciente aparece en el decir, mientras que en lo dicho la verdad del sujeto se pierde –tras el muro del lenguaje- y sólo aparece en la máscara del sujeto del enunciado. Un caso que tiene aun hoy muchas implicaciones, y posibles consecuencias de gran escala, es el vinculado con las políticas de salud y prevención respecto a la gripe A o “porcina”. La Ministra de Salud de nuestro país, Graciela Ocaña, respecto al tema apareció en muchos medios hablando respecto del tema, de que no debía existir en la población ningún tipo de preocupación al respecto. En su discurso, en lo dicho, trataba de transmitir total calma como máxima responsable de la protección sanitaria de los argentinos. Pero en el decir, en aquel primer momento, se dejaron huellas muy claras de cual era en verdad la intención y su real verdad interna. En uno de los casos –dado en los primeros días del brote en México- es que ella aparecía dando notas en el Aeroparque Jorge Newbery sobre la no contaminación de nuestro país, y como no debía existir ningún pánico sobre este tema. Pero al mismo tiempo que aseguraba la inmunidad total de nuestras fronteras la ministra se encontraba ella misma frente a las cámaras con un doble barbijo cubriendo su rostro. En su decir visual, en la imagen que transmitía, dejaba en claro que aquello que el muro del lenguaje construía en su discurso ocultaba su verdadero sentir. Asimismo, y tras este clarificador episodio, donde el sujeto y su autenticidad saltaron la barrera del lenguaje, la ministra brindaba una conferencia desde la casa de gobierno, para señalar que no iba a existir expansión del virus en Argentina, pero al mismo tiempo se prohibían la llegada de vuelos internacionales del país de origen. En los hechos, en el decir –del estado en tanto sujeto que toma decisiones- se toma una medida que va en contra de lo que en el discurso, en lo dicho planteaba la ministra de salud.
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