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Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
ISSN: 1405-2210
januar@ucol.mx
Universidad de Colima
México
Jambeiro, Othon
Notas sobre cultura y comunicación en el Brasil contemporáneo
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, vol. IV, núm. 14, primavera, 1992, pp. 73-82
Universidad de Colima
Colima, México
Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31641405
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NOTAS SOBRE
CULTURA Y
COMUNICACION
en el Brasil contemporaneo
Othon Jambeiro
La historia de la eultura brasilena registra la presencia permanente de
un importante clcmento en nuestra six;iedad: la reivindicaci6n de un
Estado fuerte, intervcntor pcro tolerante y paternal eon los inteleetua-
les. Presente desde haec mueho en la historia brasilena; esta tradiei6n
se consolid6 en el Estado nuevo. En la ideologia del regimen de
Getulio Vargas, considerado al mismo tiempo eomo fin y medio, fue
consagrado como la unica forma dc organizaeion social e^paz de
materializar los destinos hist6ricos del pafs. Conseeuentemente, ade-
miis de omnipresente y todopoderoso, debfa ser permanenlcmente
reforzado.
En el campo politico y cultural, en Estado nuevo aparece como
"padre que corrigc severa pero afeetuosamente los crrores de la so-
ciedad, detenta la misi6n de cstar en conlacto permanente con el al-
ma brasilena, protegi(^ndola, orientSndola, dirigidndola". De esta
manera, el Estado asume el rol de dirigente y organiz^dor de ta so-
ciedad e interviene en la economia, en la poli'tiea y tambi6n en la eul-
tura, por medio de la cual define y difunde su coneepci6n del mun-
do.
Esta ideologia construy6 y nos legd un fuerte naeionalismo en-
vasado en la rigidez dc nucstras hist6ricas posiciones "nativistas" y
persiguio un ut6pico desarrollo autodeterminado, basado en la utili-
73
Othon Jambciro
zaci6n dc "inagotables" recursos naturales y en cl capita! nacional, y
alent6 la formaci6n de una cultura "genuinamente" brasilena. Posi-
ci6n ingenua, aislacionista, que ncgaba el intcmacionalismo, preten-
di'a ignorar la fuerle y creciente presencia del capital cxranjero en la
economla y el casi total desconocimiento de los supuestos recursos
con los que !a naturaleza nos habfa premiado y, mucho mis, sus posi-
bilidadcs de explotaci6n.
Esc nacionalismo contem'a, como supuesto basico, la idea del
predominio de intereses considerados como los de la naci6n por so-
bre los intereses que el estado —como defensor, mantenedor y ex-
presion polilica de la naci6n- entendiese de caricter regional, gru-
pal o individual. Supuesto semejante anim6 en la d6cada de los anos
cincuenta al Instituto Superior de Estudios Brasilenos (ISEB) y su
propuesta b^sica de creaci6n de una "conciencia nacional", asf como
tambidn al proyecto politico de la izquierda antes de 1964 y de sus
facciones m^s radicales dcspu6s de este aiio. La izquierda defendia
la alianza de intelectuales, obreros y campwsinos por la realizaci6n
de una Utopia llamada "revoluci6n nacional y popular". La propia
doctrina de seguridad nacional, construida en la Escuela Superior de
Guerra para dar soporte al golpc militar del 64, que a todo sobrepo-
n(a los "objetivos nacionales permanences", no estaba exenta del mis-
mo nacionalismo.
Creo que hasta hoy di'a gran parte del pensamiento brasileiio
sobre la cultura y la comunicaci6n refleja afin esa ideologia, a pesar
de la enorme distancia que nos scparan ahora del Eslado nuevo, las
ideologias, la politica, la economia y la cultura del mundo contempo-
r^neo, con todas las manifestaciones que fluyen diariamente de nues-
tra vida en sociedad.
Estas manifestaciones no son nuevas, pOT otra parte. Y son mks
evidentes a partir de la d^cada de los aiios sesenta, cuando se inten-
sified en el Brasil el proceso de modernizaci6n capitalista, con la
consecuente internacionalizaci6n de nuestro mercado interno, inclu-
yendo. sin duda, el mercado cultural. La industria de comunicaci6n y
de la cultura se expandi6 extraordinariamente, sobre todo porque el
desarrollo del capitalismo en el Brasil, principalmente a partir del
gobierno de Juscelino Kubitschek cre6 un mercado nacional de pro-
ductos culturales.
Es a partir de ese entonces que surge la nueva cultura brasile-
na: "Un nuevo tipo de comunicacidn social y nuevo tipo de cultura.
74
Noiassobrccultura...
ambos con caracterfsticas que, comparadas con la comunicacidn y la
cultura anteriormente existentes, son muy diferentes. Esta nueva cul-
tura se establece como horizonte de las representaciones sociales. El
hccho de que cl proceso de subordinaci6n real al capital no sc haya
realizado completamcnte, no impidi6 que csa producci6n vinicse a
eonstituir el circuito simb61ico cultural y comunicacional-hegcm6ni-
co en el mundo capitalista contcmpor^nco. Elcmcnto constitutivo de
la modernidad, estc circuito es, ciertamente, el productor cuantitati-
vamente mds importante del Smbito pOblieo de los pafses m^s dcsa-
rrollados y hoy intcrfiere de forma esencial, sea en la reproducei6n
econ6mica del capital —a trav6s del consumo y de la publicidad, por
ejempio— sea en los mecanismos dc dominaci6n politico e ideot6gi-
co.
"Ese proeeso, por lo tanto, ademcis de eonstituir una alternati-
va de cxpansidn econ6mica en el interior de cada sociedad capitalis-
ta — asegurando la reproducci6n ampliada de las relaeiones dc pro-
ducei6n dominantes— signified tambidn y simult^neamente una am-
plia redcfinicidn dc las matrices simbdlicas dc la cultura, a trav6s de
la univcrsalizaci6n de un cierto "estilo dc vida" traducido en priicti-
cas del eonsumo y reactualizado, en cada lugar, en una dimensidn in-
telectual y moral por los procesos culturales dc la hcgemonia so-
En su desarroUo posterior, csta industria no par6 hasta hoy de
sofisticarse tecnol6gicamente, de asimilar los modernos patrones in-
(ernacionaies de gerencia, opcraci6n y rcproducci6n del capital, cu-
ya re present aci6n m^s visible es la acentuada concentraei6n en po-
cas emprcsas tanto de un elevado patr6n t^cnico y de producci6n,
cuanto del capital invertido en cl drea.
En verdad, caraeterizando el avanee de las relaciones capitalis-
tas en el Brasil — y en consecuencia la formaci6n de un burguesi'a na-
cional— la transformaci^n de la sociedad brasilena en urbano-indus-
trial condujo naturalmcntc el desarrollo de la comunicaci6n y de la
cultura hacia una ccntraHzaci^n impuesta por las nuevas teenologfas
que caracterizan ta modernizaci6n. De la misma forma, la propia
formaci6n de la burguesi'a naeional provoc6, en un momento de ace-
lerada modernizaci6n del capitalismo, una tambidn r^pida concen-
traei6n en el 4rea de la cultura, dc capitales naeionales y principal-
mente extranjeros, incluso porque solamente asf serfa posible cl ac-
75
Oihon Jambeiro
ceso a las sofislicadas y caras tccnologfas modernas, generadoras de
la alia produclividad neccsaria a la remuneractdn del capital.
La organizaci6n dc las actividades y del desarrollo de la comu-
nicacion y de la cultura sc incorpor6 asi a la 16gica del capital y paso
a estructurarse en t6rminos empresariales. Se dio, desde enlonces,
una crecienlc articulaci6n y comando del mercado, al cual se vincu-
lan cada vez mds los produclos cullurales.
Dos puntos sobresalen entonces:
Primero, que dice respecto a la modcrnizacion capitalisla, que
concentr6 el ingreso, desarroll6 la industria, urbaniz6 el pai's c inler-
nacionaliz6 nuestro mercado inlerno. Durante mucho tiempo, la re-
sistencia a esta realidad ha sidojustificada por el supuesto de que es
viable la modernizaci6n capitalista independicnic, aulonoma, en los
moldes anunciados por la conccpcion naciona I-populist a. Los he-
chos han probado lo conlrario. Y todavia mas: est^n probando hoy
que la internacionalizacidn de la economia, a travds de una intcgra-
ci6n soberana y competitiva, es deseabic y dcbe scr procurada, criti-
ca, pero agresivamente, como forma correcta dc superar el subdesa-
rrollo.
Un segundo punto se refiere a la relacion entrc democracia,
mercado y productos culturales. La resistencia que muchos intelec-
tuates y poiiticos han opuesto a la inevitabilidad del desarrollo capi-
talista en el Brasil, resistencia esa debida a supuestas inadecuaciones
e inviabilidad ideologica del capitalismo en relaci6n al mundo subde-
sarrolado, los ha llavado a creer en el mercado como una fuerza ma-
idHca y a concebir como de car^cter antidemocratico su crecimiento
y consolidaci6n. En verdad, el reconocimiento de la existencia del
mercado como fuerza propulsora de la sociedad, aunque defendido
bajo la forma de desarrollo del mercado interno o incorporacion de
las masas al mereado consumidor brasileno, asusta por lo que signifi-
ca de reconoeimiento de la eficacia eeon6mica del eapitalismo.
Todavia hay mucho por estudiar y debalir sobre esta euesti6n,
pero hoy sabemos eon seguridad que la acci6n del eapitalismo en la
cultura y en la comunicaci6n — aunque nos haya trai'do algunos ma-
les sociales, econ6micos y eullurales, cuyo slgnificado y eonsecuen-
cias reales deben ser evaluados a partir de ahora a la luz de los nue-
vos ticmpos— demoeralizo enormemente el aeceso a los productos
culturales. Hoy sabemos tambicn que la creacion de un mercado na-
cional, con la eonseeuente busqueda de la preferencia y del interns
76
Notas sobre cultura...
popular para estos productos, se tradujo en la quiebra del privilegio
de producci6n y consumo que se restringia a las elites dominantes.
No es que esto signifique que las capas popuiares hayan pasa-
do a dirigir directamente el proceso de produccion cultural o la pro-
gramacion de los medios de comunicaeion de masas, o que se hayan
vuelto propietarios o concesionarios simb61icos de los medio de pro-
ducci6n, o que el sislema capitalista los haya enriquecido. ascendifin-
dolos en la estructura social. Lo que se afirmo en la sociedad, por
efeclo de la economi'a de mercado, de la busqucda de la eficiencia
empresaria!, del desarrollo cientiTico y tecnol6gico y de la organiza-
ci6n econ6mica capitalista, fue fundamentalmente la democratiza-
cion del acceso a la cultura por via de la radio, de la televisi6n, de los
discos, de las revistas, de los periodicos, de los libros.
Naci6 Una nueva situaci6n real donde las formas, las estructu-
ras, las instituciones y la organizacion de la sociedad se tornaron in-
satisfactorias en relaci6n a los nuevos contcnidos y a las nuevas rela-
ciones sociales y econ6micas del pai's. La soeiedad brasilena se mod-
erniz6, con fuerte desarrollo industrial y del sector terciario, en de-
trimento del sector agrario tradicional. La estratificacion social ha
sufrido cambios con la expansion de la clase obrara y de las capas
medias, con la introduccion de nuevas formas de control gerencial,
nuevas formas de vida, nuevas profesiones, nuevos patrones de con-
sumo. Nuevos elementos, personajes e ideas pasaron a actuar y a de-
sempenar roles significativos en la construccion de la dimension pu-
blica de la sociedad, tanto por medio de la comunieaeion de masas,
del turismo, de eventos artisticos y deportivos, cuanto por la amplia-
cion de las posibilidades de participacion en la vida cultural, social,
econdmica y poh'tica del pai's.
Demostraciones expresivas de eso son el vertiginoso crecimien-
to de la vida sindical y de su principal brazo politico, el Partido de
los Trabajadores; las muchedumbres que llenaron las plazas en la
campafia de las "Directas Ya" (movimienlo popular por elecciones
presidenciales directas, en 1984); cl fantastico aumento de las ventas
de discos, cintas, libros y otros productos cuhurales, y el creciente in-
teres — agudizado por el ahondamiento de la crisis— en la situacion
y en la politica economica de los sucesivos gobiernos antcriorcs y
posteriores al regimen militar. La democratizacion de la vida poh'tica
basilena trajo a flote un verdadero enjambre de vocaciones politieas
— no importa si reales o prctendidas— que anegaron las listas de
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Othon Jambeiro
candidatos de practicamenle todos los casi cincuenta partidos
cos que fueron creados en apenas un aho.
Aunque algunas senales de comprensi6n de esa relidad hayan
surgido en los anos sesenta y setenta, solamente es a partir del final
de los anos ochenta que ha ganado fuerza y se ha consolidado la revi-
si6n de jwsiciones retr6gradas y prejuiciosas con relaci6n a la mo-
dernidad brasilena. Al mismo tiempo, empezd a tomar cuerpo una
comprensi6n m^s cientiTica y receptiva a nuevas formulaciones acer-
ca de la rcalidad. Desde entonces parece que estamos avanzando ha-
cia una nueva conccpcidn de la historia y de la vida contemporSnea,
incluyendo necesariamenle cultura y comunicaci6n. Sin embargo, to-
davi'a miramos el futuro con inseguridades que el saber actual no es
capaz de superar.
De todas formas, constituye un avance extraordinario el que
tengamos la eapaeidad de revisar conceptos y posiciones y de proce-
sar, de manera critica y con provecho intelcctual, la vasta gama dc
informaciones y manifestaciones culturales que la internacionaliza-
ci6n de nuestra economia, de nuestro mercado, de nuestras vidas,
imponen a nuestra inteligcncia.
Este camino podr^ llevarnos a desarrollar nuestra eultura con
la expectativa de que ella sea capaz de buscar nuevas posibitidades
de expresi6n y de existencia, eliminando definitivamente de sus fun-
damentos et ideario nacional-populista. Una cultura contemporSnea,
incrustada en un patr6n internacional y que, como punto de partida
para una nueva reflexi6n te6rica, y para la acci6n politica, reconozca
y acepte la existencia de un fundamento dcmocr^tieo en el desarrollo
eapitalista, inctuso en el campo de la cultura y de la comunicaci6n.
Desde un punto de vista tedrico, el fundamento democr^tico
no es exclusivo del capitalismo, pero a pesar de haber sido inteniado
en otras formas de organi7aci6n social, en ninguna de cllas fue tan
real y duradero como en el capitalismo. De hecho, capitalismo y de-
mocracia crecieron juntos. Y por m&s que se intentara, la aspiraci6n
democr^tiea de la teon'a socialista jamSs se realiz6. En los reglmenes
capitalistas, por lo contrario, la democracia — cuya esencia es el ejer-
cicio de la soberania popular— es una cuesti6n cotidiana, en el senti-
do de su profundizaei6n pero no de su establecimiento. En cl decir
de Mannheim:
"[...] preeisamente porque la democracia sc realiz6 en nuestra
6poca, ella, todavia, no es para nosotros un medio ideal sino una re-
78
Notas sobre cultura...
alidad con aspectos positivos y negativos. Ya no es posible percibir la
democracia como sumatoria de aspiraciones ideales en contraste con
Una realidad imperfecta. Equipararia con la idea de perfeccion de la
libre fantasia ya no es mSs una actitud adecuada. Por el contrario, lo
que se neeesita es una actitud de sobria evaluaci6n, involucrando la
conciencia de los posibles defectos de la democracia como pre-re-
quesito para su correccion."
Todavia m^s agudo es Alan Swingewood: "La cultura capitatis-
(a no es un sistema totalitario, no es una forma de dominaci6n ejerci-
da de arriba hacia abajo. La reduccion del aura, la reproducci6n ma-
siva de la alta cultura y las tendencias a la presentaci6n artistica de la
realidad en t6rminos de la vida diaria, son elementos de una cultura
potencialmente democratica y no sintomas de estaneamienlo o dccli-
naci6n cultural."
Con esta nueva conccpcion es posible que se este eliminando el
sueiio de la revoluci6n popular, por lo menos en lo que concierne a
la esperada alianza entre pueblo e intelectuales donde cabri'a a esto
dara aqu6tlos, paternal y did^cticamente, "la conciencia de sf mis-
mo". Dando las espaldas a los intelecluales, parece ser que las capas
popuiares prefieren integrarse al proceso de consolidacion de la cul-
tura de masas y atender a la llamada consumista de! capitalismo mo-
derno, que busca satisfacer sus gustos y preferencias y asi eonvertirse
en uno de los factores que cquilibran la producci6n industrial de los
bienes simbollcos.
Est^ claro que en este punto existen polemicas f^rtiles, ideoI6-
gicamente fuertes y ricas en terminos teoricos, particularmcnte cuan-
to al car^cter de los productos culturales ofrecidos a las capas popu-
laros, cuanto a la manipulacidn ideologica por parte de las clases do-
minantes.
En cuanto al eardcter de los productos eulturales reproducidos
en masas, se aflrma generalmente que no se trata simplemente de
productos culturales, sino de productos que lo son integralmente.
Esto para caracterizar un presumible tipo de producci6n inte-
lectual que obedeceria reglas de concepci6n y elaboraci6n extranas a
la logica del sistema social, es decir, a la Iogica del mercado. Asi se
producin'an obras nobles que no seri'an destinadas a la adquisicion y
disfrute de un determinado mercado, con gustos y preferencias cspe-
ciTicas, sino que seri'an concebidas por cl simple deseo de creaci6n.
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Othon Jambeiro
Por contraposici6n, habrfa un producto indeseable, eoncebido
como mercaderia y producido con vistas exclusivamente al lucro. Un
producto cuya base de creaei6n y produccion seri'a la busqueda ince-
sante del gusto y de la preferencia del mercado.
Particularmente, creo que el producto noble, puro, distante del
publico, jam^s existio. En toda la historia del hombre, todo y cual-
quier producto de su inteligencia, fuese material o simb6Iico, siem-
pre procuro la identidad con un determinado publieo eonsumidor,
un mercado. Los pintores, escultores, escritores, trabajaron y segui-
ran trabajando y dirigiendo sus obras hacia un publico que ellos
idealizan, con el cual dialogan a trav^s de sus productos — su merca-
do. El eual hist6ricamente los remunera con prestigio, poder y dine-
ro. La relaeion, pues, no es nueva. Nueva es ia aplicaci6n de la cien-
cia y de las tdcnicas modernas en la identifleaci6n, percepci6n y ofer-
ta de bienes simb6Hcos y materiales al mercado. Nuevas son la exten-
sion e intensidad que las modernas tdcnicas permiten el alcanee de la
relacion entre el artista, su obra y su mereado.
En cuanto al segundo punto existe de modo general una postu-
ra severamente critica contra quienes se poncn a defender un relaja-
miento dc la crcencia practicamente tradieional de la cficacia del ca-
racter manipulador de las clases dominantes a la naturaleza cultural-
mente pasiva de los pueblos economicamente dcpendientes, cuya
condicion esencial seria la de meros receptores del proceso ideologi-
co. Existe aparentcmente una ciega resistencia a aceptar la posibili-
dad de un patrimonio cultura! comun, que contiene diferencias sus-
tanciales entre personas, grupos y clases, acumulados historicamente
a traves de experiencias, historias de vida, luchas politieas, trayeclo-
rias sociales, situaciones geogr^fieas, origenes raciales y religiosos y
tantos otros factores.
En verdad, no existe cohesion absoluta ni en el lodo, ni en cual-
quiera de las partes. Luis Gonzaga Mota es extrcmadamente afirma-
tivo en csta cucstion:
"Creemos que la simple poscsion de los medio de producci6n
de la ideologi'a no ofrece a las clases dominantes a priori, el control
cultural total de lodos ios segmentos sociales. Por cl contrario, los
grupos popuiares resisten, se organizan frente a la industria cultural
y toman iniciativas diversas en sus practicas sociales de vida.
"[...] aunque la burguesia sea hegem6nica y, al mismo tiempo,
propietaria de la llamada industria cultural, no se deduce neeesaria-
80
Nous sobre culture...
mentc que ella imponga pasivamentc su idcologfa y nculralice, de
hccho, todas las formas dc dcfensa y rcacci6n dc las clascs popula-
Tcs. "{...] Las ideas sc imponcn indiscriminadamcnlc. Ellas sufrcn in-
flucncias reci'procas dc sus contrarios. Las accioncs y reacciones de
cada clase social csl^n condicionadas, en cada momcnio, por las
condiciones de vida dc las otras clases y nada custe en eslado pure
"No existe una nianipulad6n cultural integral y avasalladora, aun
cuando (y esto casi sicmprc ocurre) ella sc complcla con otras formas
de dominaci6n poli'lica, legal y adminlstraliva."
De eualquier fnodo, crco que exislcn indicadores suficiente-
mcnte convinccntcs para podcr afirmar que en el mundo
contempor^neo ha crecido yse ha consolidado el podcr del mercado,
incluso es confrontaci6n con cl poder del cstado. Esto a pesar de la
presencia del estado. Pucs a pcsar dc la Iegislaci6n, normas, reglamen-
tos y del aparato inslitucional, la fucrza de la reatidad ha hecho que el
mercado —y consecuenlcmenlc el desarrollo capitalista— sea eapaz
dc veneer las resistencias tanto dc nucstros prejuicios, cuanto de la
tutela del podcr publico.
La organi7aci6n cultural, incluycndo los medios de
comunicaci6n de masas, se rorm6 en los moldes de la organizacidn
capitalisla avanzada, para lo que redbi6 impuUo no s6lo de las cor-
poraciones miiltinacionalcs, sino tambidn del crecicnte mereado con-
sumidor y de los propios organlsmos del Estado. Todo lo eual requiri6
la adaptaci6n al interds y prcfcrcneias del mercado, la incorporaci6n
de la eslructura emprcsarial y la pcrsecuci6n del lucro. Incluso porquc
de no seguir cstas pautas. la nrganizaci6n cultural quedari'a social-
mente desplegada y sin referenda a la realidad objctiva de la moderna
sodedad brasilena.
La conclusidn 16gica dc todo es que la cultura necesita refcrirse
y depender de la sociedad que la genera para ser libre c independiente
del Estado. Lo que implica, en c\ mundo contcmporSnco, referirse y
depender del mercado. iPodria ser de otra mancra? Creo que no.
Cualquiera que sea la sit uaei6n poli't ica o sistema econ6mico de un pals
en cl mundo actual, no sc p<̂ drfa huir de la vinculaci6n de la cultura y
de la comunicacion con el mcrcado y, consecuentcmente, con la
efieiencia empresarial, con el continue perfcccionamiento
tecnot6gico. con las leyes de la eompetencia y, en algunos casos, de la
competencia intemacional. Simplemente porque se trata de factores
esenciales para la sobrcvivcncia dentro de la sociedad urbano-in-
dustrial (easi postindustrial) contempordnea.
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Notas y referencias bibliograficas
L Estado now es el nombre por el eual la historia brasilena registra la
dictadura implantada por Getulio Vargas, de 1937 a 1945.
2. Velloso, M6nica P (1982). "Cultura e Poder Polftico: ima eon-
figuracaodocampoinielcciual." In: Oliveira, L.L.,ef. al., Estado
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3. Se llamaban movimtetos nativislas las primeras luchas por la inde-
pendencia brasilena de Poriugal.
4. Mcstrado em comunicao c cultura contemporaneas. Documento
inicial para discussao. Faculdadc de Comunicacao de UFBA,
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5. Mannehcim, K. (1974). Sociologla da cultura. SP, Perspcctiva, p.
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6. Swingewood, Alan (1978). O mito da cultura de massa. FU, I ntercien-
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7. M otta, Luiz Gonzaga (1983). "Cultura de resistencia e comunieacao
alternativa popular no Brasil". In: Comunicacao epoUtica, vol. 1,
n.l, SP, mar-mai, pp. 53-56.
82

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