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© Reyes Adorna Castro y Jaime Covarsí Carbonero, 2016
© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2016
Henao, 6 – 48009 Bilbao
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Para mis hijos, Lucía y Félix,
dos poetas libres que embellecen el mundo.
Reyes Adorna
A mis alumnos de Hornachos.
Jaime Covarsí
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INTRODUCCIÓN
La poesía es el lugar donde todo sucede.
Alejandra Pizarnik
Este libro pretende profundizar en la capacidad terapéutica de la poesía, dignificarla, y
hacerla accesible a quien lo desee desde la creación propia. Para ello, ofreceremos un
método para adquirir el hábito de escribir un poema cada día, entregando casi doscientas
consignas o propuestas con las que superar el bloqueo y el miedo al papel en blanco, que
pueden obstaculizar inicialmente esta terapia.
La poesía ha sido normalmente considerada las más compleja, misteriosa e
incomprensible de todas las artes de la palabra. Esta concepción de la expresión poética
nos hace a menudo rechazar su lectura y mucho más su creación. Con esta creencia, nos
estamos perdiendo el género más intimista de toda la literatura, y en el que los escritores
y lectores de poemas han descubierto parte de su ser y su posición en el mundo.
Reconciliarnos con ella es descubrir su valor vital y un medio para hallarnos a nosotros
mismos.
Porque de toda la expresión literaria, la lírica hace culminar los procesos terapéuticos
internos, al estar más unida a la parte más profunda y emocional del ser humano. Ella es
la que nos regala la capacidad de profundizar en nuestras mareas emocionales, de intimar
con nosotros mismos, establecer relaciones con el exterior, mirarnos dentro y dar forma a
pensamientos y emociones, enredados en la belleza y la extrañeza del lenguaje poético.
Si nos acostumbramos a presenciar el mundo desde las lentes del poema,
aprenderemos a buscar y a descubrir material poetizable hasta debajo de las piedras, a
observar las cosas como si fuese la primera vez, desautomatizar nuestras supuestas
certidumbres, y entrar en un universo diferente, siempre vivo. Esa mirada especial nos
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enseñará puertas, antes desapercibidas, que nos llevarán hacia una mayor plenitud
personal y una conciencia más amplia.
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LA POESÍA COMO TERAPIA
La escritura y la poesía terapéuticas
La alegría de escribir.
La posibilidad de hacer perdurar
la venganza de una mano mortal.
Wislawa Szymborska
Usar la escritura como terapia es un recurso para mejorar la calidad de vida. Es una
herramienta que siempre tenemos a mano, fácil, cómoda y barata, que puede servirnos
para distanciarnos de los problemas y verlos con más claridad, desahogar nuestras
emociones cuando nos desbordan, aclarar nuestras ideas, conocernos mejor a nosotros
mismos o reflexionar pausadamente sin el desorden y el caos de nuestro pensamiento.
Escribir tiene un poder terapéutico que funciona del siguiente modo: ayuda a que las
conexiones entre los dos hemisferios cerebrales se realicen con mayor eficacia, puesto
que actúan unidas la parte racional y la emocional y creativa. Estas conexiones hacen que
el cerebro esté más predispuesto a la resolución de problemas y que le sea más fácil
hacer frente al estrés. También nos ayudan a salirnos fuera y educar la mirada, observar
nuestros estados internos y gozar de más perspectiva y visión del mundo exterior.
La escritura nos enseña a mirar porque nos hace pararnos y centrarnos no solo en un
pensamiento, en una sola emoción, en un solo punto de nuestra existencia. Escribir nos
amplía la mirada. Puede hacernos observar los problemas desde una posición más
amplia, situarnos desde arriba, posicionarnos en los ojos del otro, o mirar lo que nos
preocupa desde otra perspectiva, para empezar a tomar el mando de lo que nos ocurre
dentro y aprender también a observar todo lo que ocurre fuera.
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Y, ¿qué dicen los expertos en neurociencia sobre esta técnica?
Según D. Siegel, escribir un diario activa la función narradora de la mente. Los
estudios indican que el simple hecho de anotar la descripción de una experiencia
difícil, puede reducir la reactividad fisiológica y aumentar la sensación de bienestar,
aunque lo que se haya escrito no lo enseñemos a nadie. Escribir acerca del trauma
mejora las funciones inmunitarias. Y R. Trivers dice: se necesita escribir muy poco
para que se detecten efectos inmunitarios medibles algunas semanas después. Una
reseña reciente de 150 estudios confirman que escribir las emociones experimentadas,
aunque sea en forma de escritos autobiográficos esporádicos, produce a menudo
efectos inmunitarios positivos. Al respecto da algunas pautas, como por ejemplo, afirma
que si usamos más palabras que expresen emociones positivas nuestra salud mejora. Así
escribir “no estoy feliz”, es mejor que escribir “estoy triste”, quizá porque en el primer
caso el foco está puesto en la emoción positiva. También afirma que adoptar varias
perspectivas en un relato biográfico está relacionado con la mejora de la inmunidad y
que sacar fuera los traumas infantiles es positivo para la salud. Parece ser que mantener
secretos internos, nos hace ser más proclives a padecer enfermedades, tanto mentales
como físicas, por la ansiedad que provocan si no los liberamos. La escritura puede servir
para sacar fuera todo aquello que nos desborda, incluido nuestros más profundos
secretos.
Y concretamente, el lenguaje de la poesía estimula áreas cerebrales. Nicola Molinaro,
investigador italiano, y sus colaboradores, analizaron cómo influyen en la actividad
cerebral diversas figuras retóricas. De todas las figuras utilizadas, el oxímoron –recurso
que consiste en unir dos conceptos que supuestamente tienen significados excluyentes o
contradictorios, como “nieve cálida”–, es la que mayor actividad generó, sobre todo en el
área frontal izquierda que se relaciona con el lenguaje y la creatividad. También se
registró una gran actividad cuando se mezclan dos palabras que de forma natural no
están relacionadas, que ellos llamaron “expresión incorrecta”, como “monstruo
geográfico”. Incluso se estudia la posibilidad de que la poesía pudiera servir para
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estimular aquellas áreas que están dañadas. Experiencias como la de la clínica psiquiátrica
del hospital Cumberland de Brooklyn en Nueva York muestran que una terapia poética
bien llevada puede mejorar el estado de ánimo y el estrés de los pacientes.
Por lo tanto, tenemos un recurso que puede acompañarnos toda la vida y solo nos hace
falta para ello un cuaderno y un bolígrafo o un ordenador. La escritura puede convertirse
en la mejor amiga que podemos tener, que no es más que uno mismo, o aquella parte
más sabia, más amorosa, que habita en nosotros, capaz de escucharnos, comprendernos
y de perdonarnos.
La concepción oscura de la poesía
El poema es un cuerpo resistente frente al tiempo y el
poeta es el guardián de lo sencillo, de la posibilidad.
Lezama Lima
Unida a la parte más libre del código lingüístico, a la menos estructurada, a la más
juguetona y rompedora, la magia de la poesía nos trasciende, nos hipnotiza y nos eleva al
todo es posible. Digamos que la poesía tiene la facultad de estar por encima del lenguaje,
dándole alas para su propia realización. Lo grandioso es que su realización también es la
nuestra, tanto si somos meros lectores, como si nos acercamos a ella siendo poetas.
No pocas veces se ha llegadoa la conclusión de que un buen escritor debe manejar el
lenguaje poético con maestría. Pero ella, quizás la más importante de las artes escritas, es
también la hija pobre de la literatura, aquella que menos vende, que menos se lee, que
más prejuicios sufre. ¿Por qué es la menos popular, la más olvidada? Destinada desde los
principios a acompañar al canto, lleva mucho tiempo presa de rimas y medidas silábicas
concretas, cultas y a menudo complicadas. Y por supuesto, dependiendo de la etapa
histórica que nos encontremos, la poesía era privilegio de unos pocos, que veían en su
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quehacer algo extraordinario, exquisito y exclusivo. Y hacían todo lo posible para que así
fuera. No pocos poetas de nuestra historia han llenado versos con frases oscuras para la
mayoría para que solo una minoría culta pudiera entenderlos. Querían que su arte fuese
minoritario; en ello depositaban el valor de sus letras. Este concepto del poeta oscuro ha
hecho mucho daño en nuestra idea del poema y la mayoría se acerca a él con temor a no
entenderlo. Hasta que los movimientos literarios más flexibles y revolucionarios de
nuestra historia, que comienzan con el romanticismo, la sacaron de su jaula y le fueron
regalando cada vez más libertad, no empezó a despojarse de prejuicios, aunque
desafortunadamente todavía los arrastra.
En nuestro sistema educativo también ocurre un tanto de lo mismo. En clase, pocas
veces se lee poesía simplemente por el placer de leerla y mucho menos se escribe o se
habla de sus funciones. Normalmente se lee el poema que el libro de texto recoge y se
estudian a los poetas. Se les pide a los alumnos que midan los versos y que clasifiquen
las estrofas. Es como si vemos una película en el cine y a la vez se nos pide que
estudiemos su ficha técnica. Los alumnos tienen el concepto de que la poesía es una
suerte de laberinto casi matemático donde lo menos importante son las palabras o la
emoción que nos provocan. Tediosamente estudian la teoría, sin buscar el sentido
profundo al poema. Normalmente esta forma de acercarse a la poesía les corta las alas a
los posibles futuros lectores o escritores de poemas.
Sin embargo, en la actualidad, la poesía tiene poco de oscura, al menos en su mayoría.
Es una poesía más directa que habla de inquietudes humanas, de expresiones cotidianas,
apta para que llegue el milagro de la identificación personal. La poesía no debe estar
cerrada por la forma al corazón ni al intelecto del hombre, debe estar abierta a aquellos
que comparten trozos de realidad emocional o mental con aquel que escribe. La sencillez
no está reñida con la profundidad, el intimismo, la inteligencia y mucho menos con la
belleza. Si se escribe poesía solo para demostrar lo bien que utilizamos el vocabulario, la
sintaxis o los recursos estilísticos, perdemos su objetivo más hondo, aquello para lo que
está diseñada desde el principio de los tiempos: para expresar el dolor, la dicha, el amor o
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el asombro. Según León Felipe, “ay” fue el primer verso que surgió desde las entrañas
del ser humano, un verso que es comprensible para todos y que su expresión enseguida
nos alivia.
¿Para qué sirve la poesía?
No vamos a entrar en la discusión teórica de si la literatura, y concretamente la poesía,
sirve para algo. Para eso hay bastantes libros escritos que debaten la función práctica de
la creatividad humana. Sin embargo, todo poeta sabe que la visión interna que le
proporciona, el placer de soltar en un papel lo que emocionalmente le desborda, la
facilidad con la que los problemas parecen aclararse en los versos, el desahogo que
experimenta, el regocijo de recrearse en las imágenes creadas, en la belleza, y sobre todo,
la capacidad de mirar con otros ojos el mundo, es algo cuando menos útil y provechoso.
Si nos sumergimos en el mundo poético, pronto descubriremos el valor vital de la poesía.
Aguiar e Silva en su libro Teoría de la literatura, resume bastante bien sus funciones
principales. Todas ellas pueden considerarse terapéuticas, en el sentido de convertirse en
un medio por el que el ser humano crece, se conoce con mayor profundidad y es capaz
de ser más consciente de sus estados internos y de aquello que le rodea. Estas son:
El arte por el arte. En esta función, el escritor solo pretende captar la belleza,
simplemente como primer y fundamental objetivo. Recrearse en la palabra sin buscar
otro fin que el de hacer algo bello. Belleza pura, poema puro. Al poeta le basta jugar con
el lenguaje y con él transforma su visión del mundo. El arte lo embellece, lo redime de la
fealdad y la vulgaridad. Gracias a la poesía lo existente adquiere otra vida. La belleza es
el dios del poeta.
La evasión. El poeta quiere construir un mundo nuevo en la mansión de la palabra. Se
puede entender como huida, pero no tiene por qué. Muchos han usado la literatura para
crearse un mundo propio y no ver lo que le rodea, pero no tiene por qué ser solamente
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este el objetivo. Puede ser la necesidad de crear un espacio lírico propio en el que
respirar de vez en cuando. El poeta puede querer construir una realidad paralela, ampliar
la que conoce, donde ambas se den la mano y se enriquezcan mutuamente. La realidad
de la poesía puede hacer mirar el mundo exterior con esa visión, y el mundo exterior, a
su vez, puede enriquecer el universo poético con experiencias, sensaciones, experiencias,
reflexiones, o sea, de todo lo poetizable. Puede servirnos de reconocimiento, de
aceptación de nuestra historia, y puede ser una búsqueda de una meta que pueda
motivarnos en el presente a actuar para alcanzar ese mundo posible.
Conocimiento. El poeta se convierte en un filósofo que penetra en los misterios. Esa
visión que otorga la poesía puede hacernos ver correspondencias, analogías, relaciones,
que pueden llevarnos a reflexionar, a descubrir o a sacar la sabiduría interior que todos
poseemos. Como dice Aguiar e Silva, el mundo es un poema gigantesco, vasta red de
jeroglíficos y el poeta descifra este enigma, penetra en la realidad invisible y mediante
la palabra simbólica revela la facultad de las cosas. Según él, los que acaban
alumbrados por la poesía, piensan que el lenguaje poético se transforma en vehículo del
conocimiento absoluto o se torna incluso poseído por una fuerza mágica creando la
realidad. Él dice: a tenor de los tiempos, la literatura ha sido el más fecundo
instrumento de análisis y comprensión del hombre y de sus relaciones con el mundo. Y
la poesía, que combina los elementos de la razón y las emociones en un solo acto, aún
más.
La catarsis. Esta palabra, nacida del lenguaje médico desde los griegos, significa
purificación, limpieza del espíritu, liberación. Se trataría de soltar en un papel lo que nos
desborda, lo más intenso, lo que nos inquieta, limpiar nuestros malestares,
desbloquearnos con los latidos de la palabra y bailar al ritmo del verso, descargando
nuestras luchas internas o nuestras más insistentes prisiones. Muchos escritores han
intuido este aspecto liberador de la escritura; realmente casi todos ellos escriben por
necesidad. Decía Aristóteles que la tragedia liberaba, que producía esa catarsis que en
realidad no es más que una limpieza, una depuración de nuestro universo mental y
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emocional. También los románticos concebían la poesía como una vía casi mágica de
conocimiento personal. Nos sirve para exorcizar los malestares humanos psíquicos y a
veces, hasta físicos. Según Aguiar e Silva, desde hace muchos siglos se interpreta la
obra literaria como una forma de liberación y superación de elementos existenciales
adversos y dolorosos, como una búsqueda de paz y de armonía íntimas tanto en el
plano del escritor como en el del lector.
El compromiso. Hay quienes han usado la poesía como arma política o social para
abrir conciencias. Es tomar el medio poético como herramienta para abrir los ojos al
mundo, para educar, para emocionar, para enseñar a vivir y para denunciar situaciones.
Es la función más social de lapoesía, que pretende transformar no solo el mundo interno
del que escribe, sino el del resto, donde el poeta se entrega a la sociedad y regala sus
versos para que penetren en lo más hondo de los demás también. El poeta necesita
cambiar el mundo para librarse también de su propia angustia. Esta última función puede
culminar o no el proceso terapéutico, pero no es obligatorio. Muchas veces con solo
escribir para uno mismo y exorcizar demonios personales se está contribuyendo a que
nuestras relaciones con el entorno también cambien, se contagien de nuestra calma y de
nuestra seguridad, y de todo aquello que nos ha aportado la poesía como proceso
terapéutico interior.
El arte de encontrarse con uno mismo
Como culminación de estas funciones, la lírica tiene en su poder el desentrañamiento
de uno mismo. El hombre es un ser acuciado por numerosos estímulos externos e
internos que con facilidad pueden llegar a descentrarlo, a diluir su personalidad y, con
ello, a perder la noción de su verdadero ser, de su sentido esencial. La creatividad se nos
presenta entonces como un esfuerzo ordenador e integrador de ese puzle existencial que
somos. La poesía y su análisis pueden proporcionar al hombre una visión de sí mismo
que le ayude a comprender su propio ser.
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El hombre se enfrenta al mundo como en un juego de espejos. Desde esta perspectiva,
el mundo es tal y como lo traducimos o interpretamos, por lo que en esta interpretación,
el exterior se funde con los ojos que lo miran y el ser humano se ve reflejado en él. Por
lo tanto, en este ejercicio queda aclarada su esencia. Hay algo de nosotros mismos en
cada composición poética que realizamos, en cada obra artística, y se desvelan nuestro
ser, nuestros anhelos, nuestras preocupaciones… Dicho de otro modo, mirando fuera nos
encontramos con nosotros mismos.
Para un poeta, una flor no es simplemente la unión de un tallo con sus hojas, etc.,
como le ocurriría a un botánico. Los ojos del poeta subliman y engrandecen lo que
miran, le dan un sentido, y con esa mirada, el poeta también se ve a sí mismo. De modo
que podemos afirmar que la poesía nos obliga a adoptar una nueva forma de estar en el
mundo, una disposición novedosa que va más allá del valor objetivo de los fenómenos
que nos rodean. En su Poética, Antonio Machado nos recuerda que las ideas del poeta
no son categorías formales, cápsulas lógicas, sino directas intuiciones del ser que
deviene, de su propio existir; son, pues, temporales (�) Inquietud, angustia, temores,
resignación, esperanza, impaciencia que el poeta canta, son signos del tiempo y, al
par, revelaciones del ser en la conciencia humana.
Cuando elegimos compartirlo
Como anteriormente hemos aclarado que la poesía terapéutica no está forzosamente
destinada a ser compartida. Es un acto individual de comunicación con nosotros mismos.
Pero a veces el poema pide a gritos salir fuera, y el proceso de comunicar se convierte
también en terapéutico, tanto por nuestra parte como por parte del lector.
Gustavo Adolfo Bécquer, en la Introducción sinfónica a sus Rimas, nos dice: Por los
tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes
hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el Arte los vista de la palabra para
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poderse presentar decentes en la escena del mundo. Como podemos apreciar, para
nuestro poeta, la poesía no solo es la unión entre lo poético (“extravagantes hijos de mi
fantasía”) y el poema (esa vestimenta hecha de la palabra), sino que además tiene un
destino. El poema es una forma del acicalarse de lo poético “para poderse presentar
decentes en la escena del mundo”. Es decir, la poesía, una vez compuesta bajo los
ropajes del poema, puede estar destinada, como producto lingüístico que es, a su
comunicación. Cuando esto acurre, su cultivo nos pone en contacto con los demás, nos
abre al mundo, y este abrirse significa penetrar en la esfera de los hombres.
Pero, ¿qué es lo que el poeta comunica y comparte con los demás por medio del
poema? Precisamente, esa intimidad del hombre que constituye la mirada poética. El
poeta se encarga de desvelarla. Todo su esfuerzo va dirigido a hacerla comprensible para
sí mismo y para los demás. De este modo, lo íntimo e individual, se hace común. Es el
depositario, de este modo, de los anhelos que acucian al hombre, por eso podemos sentir
el valor terapéutico de la poesía simplemente como lectores.
Gong Bilan, en su preludio XVIII a Las veinticuatro categorías de la poesía de Si
Kongtu, observa, refiriéndose a la figura del poeta, que piensas que eres solo uno,
ascendiendo, con tu propio esfuerzo, sin nadie, sin nada más. Pero te mueves con el
mundo todo. Por eso te cuesta subir, llevas el peso abstracto del mundo. Eres como un
sol que no puede sustraerse a la vista de las cosas, un sol emergente de rayos
inequívocos, que por fin se expresa iluminando, irradiando belleza y plenitud.
En definitiva, lo que hagamos con el poema es cosa nuestra. Una vez creado, sabremos
si necesitamos mostrar nuestro acto de creación al mundo o saborearlo a solas. Ambas
opciones persiguen fines distintos, pero son igualmente terapéuticas.
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EL MÉTODO
La tierra es un lugar para vivir
pero los versos son la propia vida.
Ángeles Mora
El objetivo es realizar un poema al día. Buscar un momento al día en que sepamos que
vamos a estar tranquilos, que gozamos de un rato para nosotros, y crear unos versos. El
tiempo que le dediquemos será variable dependiendo del poema que escribamos. Pueden
ser un par de minutos o quince o una hora. Habrá veces que el poema salga rápido y se
deslice en el papel con fluidez, y otras que necesite madurar para nacer. Pero debemos
procurar hacerlo cada día. Si nos ponemos las gafas del poema diariamente, lo hacemos
hábito, y nos hará desarrollar los mecanismos necesarios en el cerebro para incorporarlo
en nuestra forma habitual de ver el mundo. Si durante unas tres semanas –lo que tarda
aproximadamente el cerebro en adquirir un hábito–, nos esforzamos en ponernos esas
lentes y buscar material poético fuera y dentro de nosotros, lo tendremos más fácil para
que la costumbre lo integre en nuestra forma de vivir y entender la realidad. Igual que un
músculo hay que entrenarlo casi a diario para que se haga más fuerte, la mirada poética
hay que ejercitarla para incorporarla a nuestra vida cotidiana. Buscar poemas hasta
debajo de las baldosas, como decía Benedetti, nos hace acostumbrarnos a una forma
especial de mirar. Como dice Luis García Montero:
Lo más importante para un artista es aprender a mirar. La poesía nace de una
mirada porque los versos, las metáforas, los adjetivos precisos, las palabras
mágicas, los juegos y los cambios de sentido son una forma especial de ver el
mundo.
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Pero podemos caer en el error de quedarnos solo en el objetivo de educar la mirada
poética, sin que surja el poema. Sin embargo, el desvelamiento poético del ser va unido a
una materialización lingüística concreta. Como las dos caras de una moneda, lo que
descubrimos con la realización del poema nos ayudará también a mirar y a descubrir
otros. No podemos, sobre todo al principio, prescindir de él. Él será el maestro que nos
abra los ojos.
Hay que desprenderse de la idea de que un poema debe tener rima o medir un número
determinado de sílabas. Es más, podemos realizar si lo deseamos, poemas en prosa, sin
versos. El poema no debe encorsetarse en la jaula de la medida. De hecho la mayoría de
los poemas contemporáneos son de verso libre. En este método, escribir es lo
importante, que las ideas y las imágenes salgan y fluyan sobre el cuaderno sin
restricciones. No perdamos de vista que perseguimos un fin terapéutico, como es la
educación de la mirada, vivir más intensamente, reconciliarnos con nuestra historia o
mejorar nuestro autoconocimiento, entre otras cosas. Crear poemas ayuda a disponernos
poéticamente ante el mundo, independientemente de que alcancemos una excelencia
formalo no. Después, una vez que el poema haya nacido, podremos embellecerlo,
pulirlo, o dejarlo tal y como ha salido. Dar belleza al poema también es terapéutico.
Descubrimos que la forma da más sentido al contenido, lo multiplica y le saca aspectos
que incluso estaban oscuros para nosotros. De forma natural, cada día iremos mejorando
nuestra técnica, depurando nuestro estilo. Y seguramente nos entre curiosidad por
investigar los recursos literarios e indagar en el lenguaje poético.
Estos recursos son naturales en el ser humano. Aliteración, anáfora, hipérbaton,
oxímoron, metáfora, alegoría..., son nombres que los seres humanos les hemos puesto a
aquellos juegos, giros, repeticiones, o imágenes que surgen espontáneamente cuando
escribimos sobre nuestra intimidad. Ellos aparecerán sin darnos cuenta sobre el papel. Al
principio no hará falta conocerlos. Dejemos que fluyan, sin buscarlos, porque tienen su
función en el escrito. Aportan información, crean unas sensaciones especiales en el que
escribe y culminan el proceso de autodescubrimiento y sanación. Al transcender el
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lenguaje ordinario, se revelan otros aspectos desconocidos de la realidad misma y de
nosotros mismos y ampliamos lo que percibimos rutinariamente a través de los sentidos.
Material poetizable encontraremos en todos sitios, solo hay que buscar. Hasta en los
detalles más nimios y aparentemente insignificantes hay riqueza. Cuanto más nos
adentremos en el paisaje poético, mejor tendremos acostumbrados los ojos a percibir la
belleza exterior, más asombro nos provocará y más gozaremos de una multiplicación de
los sentidos en todos los niveles. Asimismo, también encontraremos material poético
dentro de nosotros. Si nos acostumbramos a observar nuestras emociones y reflexiones,
mejor podremos distanciarnos sanamente de ellas, ordenarlas y aliviarlas en un papel,
facilitándonos la tarea de conocernos, comprendernos y transformarlas en algo bello.
Como escribe Fran Muño en un poema:
Una idea para un poema
aparece en cualquier parte,
a cualquier hora, sin previo aviso.
Aparece en las noticias de la radio, de la televisión,
en los titulares de los periódicos...
Surge de los comentarios que se oyen en el autobús,
en la panadería, en el bar donde suelo ir a desayunar...
Aparece su amalgama de letras
en los momentos más insospechados,
en los lugares más imprevistos.
Y he de reconocer
que siempre me sorprende su encuentro.
Pero al principio no es fácil. Parece que escribir un poema al día es una tarea
imposible. ¿De qué escribo?, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo empezar?, son algunas de las
preguntas que nos haremos. La duda de si me saldrá algo bello o no, de si soy capaz, de
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si voy a encontrar las imágenes... Debemos considerar estas dudas como “basura
mental”, puesto que no sirven para nada y encima, nos apartan de lo verdaderamente
importante, que es escribir. Lo demás debe considerarse secundario.
La primera dificultad es entrenar la mirada y empezar a “ver” temas, materiales para
construir el poema diario. Como aún no tenemos entrenados los ojos para eso, nos puede
ser muy útil tener a mano una batería de consignas, de comienzos, de citas o libros de
poemas de otros autores, que nos sugieran y nos faciliten la labor. Este pequeño libro
está lleno de sugerencias o ejercicios para empezar el poema cuando no sepamos de qué
escribir o cómo empezar. No hace falta empezar por el primero, puede ser escogido al
azar, o después de leer unos pocos, elegir el que en ese momento más nos llame la
atención o creamos que necesitamos. Todos albergan infinitas posibilidades, pues hemos
comprobado que a menudo quienes los realizan, trascienden o transforman el objetivo
principal de la propuesta. Todos tienen su parte terapéutica, pues persiguen el desahogo,
el autoconocimiento, la capacidad de sublimarlo todo –hasta la propia sombra–, o la
capacidad de salirnos fuera y relativizar los problemas.
Cuando estemos más entrenados, no todos los días habrá que echar mano de estas
consignas, sino que empezaremos a percatarnos de forma natural, de material poético en
acontecimientos, reflexiones, emociones intensas, una sorpresa, un pequeño
descubrimiento, un hecho inesperado, interesante o agradable, un placer efímero, una
pregunta sin respuesta, un sueño, una pesadilla, un recuerdo que nos haya asaltado, una
persona, un juego de palabras, una imagen que nos haya llamado la atención...
Regalar belleza a lo más vulgar, intrascendente o insignificante de nuestras vidas, es
elevarla a lo extraordinario. La poesía hace posible esta proeza.
De acuerdo, en el habla coloquial, que no sopesa cada palabra, todos vemos
expresiones como “un mundo corriente”, “una vida corriente”, “un hecho
corriente”... Sin embargo, en el lenguaje de la poesía, donde cada palabra se
cuida, nada es normal y nada es corriente. Ninguna piedra y ninguna nube sobre
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ella. Ningún día y ninguna noche tras de él. Y por encima de todo, ni siquiera la
existencia de nadie en este mundo.
Wislawa Szymborska
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194 EJERCICIOS
Uno
Sigo buscando en los versos
eso que todos sabemos sentir.
Marwan
Haz un poema que conteste a esta pregunta:
—¿Qué busco en el verso?
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Dos
En el primer recuerdo
de mi infancia
siempre aparecen limpias las estrellas.
Alejandro López Andrada
Realiza un poema sobre tu primer recuerdo hermoso.
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Tres
Abandona todo,
la tierra hueca, el árbol lejano,
la hierba que nace en las fotografías,
(...)
aférrate (...)
A lo que tienes, a lo que eres, a este universo,
a este corazón que cabalga en tu pecho,
como animal enjaulado.
Manuel Moya
Piensa qué vas a abandonar hoy. Y a qué te puedes aferrar, en aquello que nadie
te puede arrebatar porque depende enteramente de ti. Haz un poema con esa idea,
con la misma estructura del anterior.
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Cuatro
En este ejercicio jugaremos con las conexiones que la naturaleza teje entre nosotros y
ella misma. Habrá que componer un poema que dote a fenómenos o elementos
naturales de la capacidad de interactuar con nosotros. Por ejemplo:
La luna me mira
el universo me piensa
el pájaro me habla
el río me dice que pare:
sus ojos de lluvia
parecen envidiarme.
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Cinco
He aprendido a cerrar los ojos.
Y que mil dolores pequeños dañan más
que un gran dolor.
Martín Lucía
Realiza un poema con aquellas cosas importantes que hayas aprendido a lo largo
de la vida.
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Seis
De todas formas
da gracias por la esencia de ese caos.
Agradece lo extraño que ya es todo.
F. Benítez Reyes
Gracias por esta piel cantando con sus poros
y por la mente que se baña en su propio vacío.
Gracias por la energía azul escondida en las neuronas
y por mis cabellos que crecen hacia el cielo.
Gracias pulmones por obligarme a estar
satisfecho de la caricia del aire.
Alejandro Jodorowski
Escribe un poema en el que cada verso sirva para agradecer cualquier detalle,
cualquier cosa de la que goces, cualquier sensación. Busca en tu vida todo aquello
que a veces no valoras o que pasa desapercibido, pero que lamentarías perder.
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Siete
Podría haber sido volcán
montaña furiosa.
Abrasada en mi propio fuego
libre al despeñar barrenos monte abajo
arrojar sentimientos chamuscados
sin miedos
lava color sangre
deseo molesto
pesadilla cruel
crepúsculo que antecede a la sombra
fuego
libertador
dios vengador
de mis propios agravios
vacío de instintos odiados.
Ser volcán
ser ceniza.
Julia Linares
Imagina qué podrías haber sido. Haz un poema con esa idea. Puedes escribir
comenzando por “pude haber sido”, o usar el condicional “podría haber sido”, o
utilizar el presente “puedo ser”.
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Ocho
A solas conmigo misma
me armo de nuevo
como un rompecabezas.
G. Belli
Haz un poema titulado: “Me reconstruyo”.
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Nueve
Con las manos perdidas abrimos la memoria.
El poema recorre un continente
toma una habitación,
deshace su maleta.
García Montero
La vida tiende túneles que llevan a la infancia.
Antonio Lucas
Compón un poema con tus recuerdos,con aquello que te venga a la memoria en
este momento. Por ejemplo:
Recuerdo una infancia de columpios,
un verano sin tiempo contemplando estrellas;
buscaba soledad comiendo atardeceres,
soñaba con volar por los tejados.
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Diez
Utilizar el verbo ser para etiquetarnos o definirnos o usarlo con los demás, es una
tendencia de nuestras estructuras mentales, muy dadas a simplificar y ordenar el mundo.
Sin embargo, si lo pensamos y abrimos la mirada, veremos que nadie es, puesto que este
verbo encierra un matiz en su definición que nos da idea de inmutabilidad. Todo cambia,
nosotros también. La realidad es que estamos más cerca de nos comportamos, o nos
sentimos que de somos. Vamos a intentar cambiar estos diálogos que establecemos con
nosotros mismos o con los demás, para identificar las veces que etiquetamos, y para irlos
cambiando por expresiones más flexibles y realistas.
El ejercicio consiste en escribir dos estrofas. La primera comenzará con “A veces
me comporto...”, asegurándonos de que por cada comportamiento que aparezca,
habrá que buscar, antes de continuar, otro opuesto. La segunda estrofa comenzará
con “A veces me siento…”, y habrá que hacer lo mismo.
Por ejemplo:
A veces me comporto egoístamente,
mi ombligo me habla desde su oquedad.
Pero otras veces comparto hasta el aliento
y soy capaz de leer los ojos
de aquel que respira a mi lado.
A veces me siento pesada,
un ladrillo de hieles me llena la cabeza.
Sin embargo otras veces,
mi cuerpo entusiasmado de poemas
engrandece mis jaulas comiendo flores.
34
Once
Algunas tribus africanas, tienen una tradición bastante interesante. Cada uno de sus
miembros adquiere al nacer una palabra-fuerza, secreta, que es pensada o pronunciada
cuando es necesaria, cuando necesitan una ayuda extra de su interior. Apoyados en ella,
se sienten más capaces de emprender sus objetivos o superar obstáculos.
Escoge una palabra-fuerza, hazla tuya. Haz con ella un poema. Recuérdala en
los momentos sombríos.
35
Doce
Solo aquel que acepta el vértigo
se merece las cimas.
Benjamín Prado
¿Qué crees que tienes que aceptar para llegar a la meta que te has marcado? Haz
un poema con ello.
36
Trece
Esto ya ha pasado. Hoy sé saludar
a la belleza.
Rimbaud
Hazte estas preguntas:
¿Qué acontecimiento doloroso ha pasado ya? ¿Qué aprendí de él? Haz con estas
reflexiones un poema.
37
Catorce
Aléjate, abandóname en la sombra,
que quiero ser raíz y tierra seca
para poder amar este torcido
tronco sin luz, a solas y en tinieblas.
Carlos Bousoño
Escribe un poema donde pidas que se alejen los obstáculos que te impidan
cumplir algo que desees.
38
Quince
Lo delicado y lo exuberante
infinitos son los brillos, las aguas fluyen,
densa y salvaje la primavera ocupa
si te retiras a la profundidad del valle
es posible que aparezca la beldad
cargado está el árbol de melocotones esmeralda
y a la orilla del agua todo es brisa, todo es sol
sombras de los sauces, recodos del camino
pájaros que en bandadas se aproximan
persigue todo eso, adelántate
más allá del intelecto está lo genuino
acuérdate siempre porque entonces
con lo viejo, lo nuevo construirás.
Si Kongtu,
Las veinticuatro categorías de la poesía
Escribe un poema donde reflexiones sobre qué puedes construir (lo nuevo) a
partir de lo que ya tienes (lo viejo). Intenta destacar la continuidad que hay entre
el pasado y el futuro, busca sus conexiones.
39
Dieciséis
MAYO
Dejé una guirnalda de flores blancas y rojas entre tus manos, y desde allí,
jugando con las ramas de tus dedos, trepándote se te subió a la cabeza y arraigó
bajo tu pelo. Ahora, cada vez que nos encontramos, una suave calidez se
enciende en tus mejillas de blanca arena.
Jaime Covarsí
Escribe un poema que lleve por título el nombre de un mes. Puedes asociarle
algunas características de la naturaleza. Inserta un deseo o un recuerdo. Puedes
probar a escribir uno por cada mes del año.
40
Diecisiete
Fue una noche como esta.
Estaba el balcón abierto
igual que hoy está, de par
en par. Me llegaba el denso
olor del río cercano
en la oscuridad. Silencio.
Gil de Biedma
Cuenta en un poema una anécdota importante en tu vida y las sensaciones o
emociones que te produjo.
41
Dieciocho
Una vez solo es la vida.
Apúrala con calma, con hambre, enajenado,
distante a la idiotez, altivo si es preciso,
abraza la penumbra, no huyas la tristeza,
sé fiel a la lujuria, no temas la renuncia.
Apúrala en silencio,
jamás con abandono.
Que nunca sea el recuerdo de un nunca pudo ser.
Antonio Lucas
No mires atrás
y a orillas de otro río
hazte un columpio.
Pon cuerdas nuevas.
Sé labradora
de tu trapecio.
Deja a la luna y su influjo
balancéate a tu antojo.
Escoge tú el río.
Cierra las puertas antiguas
y entra vacía
en tu fresca casa.
Tira trastos añejos al cuarto de atrás
ponle candados allí entre rejas y
42
sal al circo nuevo
que te espera.
Julia Linares
Compón un poema que esté lleno de consejos para ti mismo o para alguien que
creas que puede necesitarlos.
43
Diecinueve
Acaso olvides la lenta palmera
que oscila en la noche,
el crujido del hielo o el ojo del ciclón
(...)
Acaso olvides todo.
No olvides, sin embargo, que un día llegas,
que un día te marchas.
Manuel Moya
Realiza un poema con estos dos comienzos: “Acaso olvides...” y “No olvides, sin
embargo, ...”.
44
Veinte
En la percha del tiempo
colgaré ese traje descosido,
mi cuerpo.
Manuel Andújar
Haz un poema donde expliques qué colgarías “En la percha del tiempo”.
45
Veintiuno
Pegar la frente a la piedra
fría de astros, perfumada
de azahar, de primavera.
¿Qué importan las demás cosas?
Quedarse inmóvil aquí,
en la soledad más honda.
Hasta que todo se apague
y la fuente del olvido
se desborde por el aire…
Ricardo Molina
Haz un poema que empiece por “Pegar la frente a la piedra”. A continuación
describe cómo es esa piedra y qué estado puede provocarte.
46
Veintidós
Caminata
Por el lado oscuro de la luna
un tiempo caminé.
Había dudas de dolor intenso
en cada encrucijada.
Pero luego la noche se deshizo
como luz en el agua.
Y estuve presto a ver el ángel
que vigila la vida de las cosas.
Me fue dado compartir la calma
de los álamos blancos, renacidos.
Pablo Guerrero
Escribe un poema en el que describas en primera persona cómo se te desvela un
paisaje o una idea a medida que recorres un camino.
47
Veintitrés
¿Qué le pedirías a tu cuerpo que te regalara? Haz un poema que responda a esa
pregunta. Por ejemplo:
Quisiera que mi cuerpo me regale
la posibilidad del fuego en mis entrañas
la eternidad de la nieve cuando sangre,
la versatilidad ancha de mis ríos.
Quisiera que mi cuerpo me regale
un reloj parado en las paredes
de las venas que recorren
mis caminos
un llanto cuando duela
una mueca de amor
y una entrada al circo de mis ojos
para siempre.
Reyes Adorna
48
Veinticuatro
¡Qué ruido sin voces!
¡qué sol sin astro!
¡ay, qué alegría triste!
¡qué desierto tan lleno y tan sin sombra!
Juan Ramón Jiménez
La antítesis es un recurso muy poderoso y expresivo. Haz un poema donde
describas tu estado de ánimo partiendo de ideas contrapuestas.
49
Veinticinco
—Escribir un poema es intentar desatarse,
adivinar en qué mano está la moneda
–dije yo–. Tú mirabas
el sol igual que un fuego encima de la isla
y yo dije: –La poesía empieza
cuando ya has olvidado qué es lo que te asustaba
pero aún tienes miedo.
Yo veía
las torres blancas. Tú dijiste: –Es raro,
nos gustaría huir
pero nadie nos sigue.
Benjamín Prado
En esta propuesta, habrá que recrear un diálogo importante o interesante que
hayas mantenido con alguien, transformándolo en poesía.
50
Veintiséis
En cualquier lugar, en cualquier momento
se vuelve a producir el milagro.
La impaciencia vence al miedo
en esa batalla por conseguir un mérito
que nunca será arrebatado.
(...)
Siempre
en cualquier lugar, en cualquier momento
hay un niño que logra montar en bicicleta.
Fran Muño
Buscaun “milagro” que se haya producido hoy. Haz con él un poema.
51
Veintisiete
Galerías del alma ¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vida nueva.
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano,
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva.
Antonio Machado
Escribe un poema donde imagines cómo son las galerías del alma y con quién
quisieras recorrerlas cogido de la mano.
52
Veintiocho
Cosas que hacer en otra vida
antes de que me olvide
como en esta
darle una patada en el culo a más de cuatro
ir a un concierto tan fumada
(...)
bailando puro trompo
borrachita de amor.
Luisa Futuransky
Realiza un poema con aquellas cosas que harías en otra vida.
53
Veintinueve
Anuncios
Se traspasa afectividad
por cese de negocio.
Pecho reformado, mucha luz, calefacción central,
autoestima.
Negociable. Vacío…
Busco amor de segunda mano, todo terreno.
No importan kilómetros psíquicos.
Sufro bien y al contado.
Belén Reyes
Redacta en forma de poema un anuncio original sobre cualquier cosa que creas
necesitar, con ese toque de ironía de Belén Reyes.
54
Treinta
A lo peor se te muere
la pena por la mitad.
No se la des al cuchillo.
Ponla en el viento a volar.
Los pájaros de la pena
necesitan libertad.
Rompe la jaula en tu pecho,
y no dejes de llorar.
L. Álvarez Lencero
Haz un poema donde describas qué saldría de tu pecho si se rompiera o qué
dejarías marchar.
55
Treinta y uno
VEO, VEO. Y tú ¿qué ves? No veo. ¿De qué color?
No veo. El problema no es lo que se ve,
sino el ver mismo. La mirada, no el ojo. Antepupila.
El no color, no el color. No ver. La transparencia.
José Ángel Valente
Haz un poema donde celebres ser capaz de sentir (aunque a veces pueda ser
doloroso). Escribe una celebración a las emociones.
56
Treinta y dos
Para llegar aquí necesité
recorrer sombras
y atravesar sigilos.
Alejandro López Andrada
Responde a esta pregunta en un poema:
¿Qué necesité para llegar aquí?
57
Treinta y tres
Confieso que quería que me crecieran
alas y perder la cabeza.
Confieso que he
olvidado para qué.
¿Por qué alas y una cabeza perdida?
Ámame porque no pasa nada
Leonard Cohen
Realiza un poema cuyas estrofas comiencen por Confieso.
58
Treinta y cuatro
La vida un barco negro que anochece
contra cuyo vaivén la muerte imprime
su obstinado revuelo de puñales.
Antonio Aparicio
Haz un poema donde describas qué es la vida para ti, asociándolo a un objeto,
como un barco.
59
Treinta y cinco
Meditatio mortis
Sintióse luego el hombre con predisposición para
pronunciarse, aunque solo fuera interiormente. Y rogó, entonces, para sí:
“Oh, muerte, ven a mí. Susurra a mi oído mientras avanzo. Que el temor que
despiertas inunde mi inteligencia, mi corazón y mi brazo. Al menos nos
despiertas, sí, los ojos como platos, avizor el espíritu,
que se aposta para rozar con sus manos de polvo y sus labios de cera la
tierra que piso, el sendero que abro.
En mi caminar, brota de mis entrañas, sé tú vientre fecundo, siega amable de
mis días, desbroza mis noches
de impurezas. Oh, muerte, ya llega. A ti yo me abandono, me entrego en
existencia. Requiescat in vita.
Así sea”.
Jaime Covarsí
Escribe un poema en el que te dirijas a un ser superior o a una emoción que sea
recurrente.
60
Treinta y seis
Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada
segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
(...).
Wislawa Szymborska
Realiza un poema cuyos versos comiencen igual que los del poema anterior, “que
me disculpe...”, “que no se enoje...”, “perdonadme...”, etc.
61
Treinta y siete
En la verdad
donde el camino se bifurca
para distintas vidas de tus pasos,
vacila una amapola.
Ella, una llamita apenas,
te salvará.
No hay sol que la marchite.
José Luis Vidal Carreras
Responde a esta pregunta y haz con ella un poema:
¿Qué te salvará?
62
Treinta y ocho
Acaso vivir es empezar de cero.
A. J. Sánchez
Si necesitas empezar de cero, escribe un poema que refuerce esta idea y que
hable de cómo vas a hacerlo, de qué recursos personales dispones.
63
Treinta y nueve
La Muerte de rodillas mana.
Su sangre blanca que no es sangre.
Se huele a garantía.
Pero ya me quiero reír.
César Vallejo
Escribe un poema donde te rías de una sensación o emoción que te angustie o
desespere.
64
Cuarenta
Lo había perdido todo:
amor, familia, bienes, esperanza,
y me decía casi sin tristeza:
¿No es hermoso, por fin, vivir sin miedo?
Ángel González
¿Hace falta que te quiten todo para vivir sin miedo? ¿Es el miedo a perder el
más grande de los miedos? ¿Qué harías si pudieras vivir sin tu más feroz temor, y
a costa de qué? Haz con esta última pregunta un poema.
65
Cuarenta y uno
Soñar con el día
que no tengas
que necesitar nada.
No tener hambre,
ni sed,
no saber qué es cada cosa
no reconocer los colores
ni el significado de las palabras.
Soñar con ser una bola traviesa
de un árbol de navidad
un grano de arena
o una posibilidad en un buzón.
Una improvisación en un encuentro.
Soñar con haberlo olvidado todo
y haber domesticado una buena razón.
Miriam Nisa
Haz un poema con los sueños que te gustaría soñar hoy.
66
Cuarenta y dos
El silencio ese abismo
ese mágico hueco
donde no pasa nada
y el pasado se anula.
Mario Benedetti
¿Qué es para ti el silencio? Realiza un poema con él.
67
Cuarenta y tres
Debido al tiempo se dobla mi espalda.
Debido a mí, todo trabajo carece de altura.
Decidió el alma partir y le dije: ¡no partas!
Dijo: ¿qué hago?: la casa se derrumba.
Omar Jayyam
Imagina que la casa de tus sentimientos se derrumba y tu alma decide
abandonarte. Intenta escribir un poema en el que convenzas al alma de que
permanezca: ofrécele razones para que lo haga.
68
Cuarenta y cuatro
Autobiografía
Mi pecado es terrible:
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.
Marcos Ana
Escribe un poema que comience por “Mi pecado es terrible:”. A continuación
puedes describir un sueño que desees para el hombre, algo que creas que debe
cambiar a tu alrededor.
69
Cuarenta y cinco
Descanso iluminado, ni fiebre ni languidez, en cama o en el prado.
Amigo ni ardiente ni débil. Amigo.
Amada ni torturadora ni torturada. Amada.
Aire y mundo de ningún modo buscados. Vida.
—¿Era, pues, esto?
—Y el soñar refresca.
Arthur Rimbaud
Haz un poema donde describas diversos elementos o emociones negándoles
algunas características que no desees que posean.
70
Cuarenta y seis
Cae la tarde. El viento agita
el parque mustio y dorado...
¡Qué largamente ha llorado
toda la fronda marchita!
Antonio Machado
Deja hablar a la tristeza en este poema. ¿Qué tiene que decirte?, ¿qué le dirías tú
a ella?
71
Cuarenta y siete
El miedo,
decrépito, infantil,
peor que lo temido.
Carlos Barral
Ahora deja hablar al miedo. ¿Qué tiene que decirte?, ¿qué te contestaría?
72
Cuarenta y ocho
Así recuerda el viento
que caminas
tras una sola sombra
en el otoño.
Gonzalo Munilla
Haz un poema respondiendo a esta pregunta: “¿Qué recuerda el viento?”.
73
Cuarenta y nueve
Realiza un poema con todo aquello que te ha faltado hoy, y todo aquello que te
ha sobrado. Por ejemplo:
Hoy me han faltado minutos
para mirar más de cerca,
más lento.
Me han faltado montañas que escalar,
hacer una llamada,
ordenar un cajón,
queso en la nevera,
un viaje en barco,
lanzar abrazos
a los árboles caídos.
Pero, sobre todas las cosas,
me han faltado
las gafas del poema:
Para ver no lo que me falta
sino todo lo que me sobra.
Reyes Adorna
74Cincuenta
Por miedo a hogueras infernales o por codicia de orgasmos celestiales,
deja de afirmar que el nacimiento de tu alma sucede en el futuro.
Ahora es cuando debes convertir tu sufrimiento en arpa y 
hacer fructificar tu saco de comienzos.
Acepta las leyes dictadas por anquilosados enjambres,
pero en tu mente y en tu corazón queda libre de pensar y amar lo que en ti
florezca.
¡Sé lo que das y no lo que los otros quieren que conserves!
No te preocupes. Si hay un futuro blanco o un futuro negro,
no necesitas saberlo ahora.
No desdeñes el presente por un porvenir embozado.
A. Jodorowski
Realiza un poema que se titule: “Acepto”.
75
Cincuenta y uno
Mis ojos miraban en hora de ensueño
la página blanca.
Rubén Darío
¿Qué poema escribirías si fueses una página en blanco?
76
Cincuenta y dos
Si los años me dejaran
si la vida no insiste,
si el mar siguiera armonioso
y el árbol verde.
Si mis pies
no fueran por caminos tortuosos,
si mi mente no quedara estanca
de pesadillas llena.
Si hoy fuera
el día cero, de la hora cero
el primero y el último.
Abandonaría
mi gesto serio
cuando el enfado
amarga mi día.
La sonrisa
sería mi baluarte.
Julia Linares
¿Qué harías si la vida te dejara hacer? Escribe un poema sobre esta pregunta.
77
Cincuenta y tres
La nube que trae un viento
las palabras que traen pena,
otras palabras las limpian,
otro viento se la llevan.
Pedro Salinas
Escribe un poema donde presentes algo que te produzca tristeza y, a
continuación, añade algo que pueda conseguir que desaparezca.
78
Cincuenta y cuatro
Revive escenas del pasado como si estuvieras ahora mismo allí, contándolo en
condicional. Por ejemplo:
Entraría corriendo tras la cancela
iría el sonido del cerrojo tras de mí,
andaría crujiendo hojas secas con mis pasos,
las nubes sonreirían mi inocencia.
Escucharía a los mayores hablar del almuerzo,
contaría las losetas jugando a saltarlas
lloraría un amor mientras escribo,
pediría deseos a la semilla del kalanchoe.
Subiría a la azotea a abrazar grandezas
coleccionando atardeceres y horizontes anaranjados,
el calor invisible, el frío no importa,
como si el espacio no tuviese fronteras en mi cuerpo
y el tiempo aún no me hubiera presentado sus respetos.
79
Cincuenta y cinco
Un poema, inventor del silencio,
inventor de la nieve.
Leopoldo María Panero
Responde a esta pregunta mientras escribes: ¿Qué inventa hoy el poema?
80
Cincuenta y seis
A medida que el tiempo te rodea
te vas acostumbrando a que te roben
digamos tu mejor melancolía
el frulete de tu curiosidad
tu borrador de amor correspondido.
Benedetti
Haz un poema, que hable de lo que te ha robado el tiempo y de lo que te ha
regalado.
81
Cincuenta y siete
Cuando empieza a doler
entonces escribo.
Cuando lleva un tiempo doliendo
entonces escribo.
Cuando deja de doler
entonces escribo.
Cuando no duele nada
entonces escribo sobre
cuando empezaba a doler,
cuando llevaba un tiempo doliendo
o cuando dejaba de doler.
Marwan
¿Qué te hace escribir?
82
Cincuenta y ocho
Hasta qué embarazosa pesadez
y crasa corpulencia mi amor había crecido
a no ser por lo que hice a fin de aligerarlo
y mantenerlo bien proporcionado,
que fue ponerlo a dieta y hacerlo alimentarse
de lo que menos sufre el amor: discreción.
John Donne
Escribe un poema donde expliques la dieta espiritual a la que piensas someterte.
83
Cincuenta y nueve
Mar de oídos atentos, ¿qué te diría la piedra?
Julio Cortázar
¿Qué nos diría un elemento de la naturaleza si pudiera hablar?
84
Sesenta
Para borrar tu nombre,
ardiente cuerpo que en la tierra aguardas
como un dios el olvido, aquí te nombro,
límite de una vida, aquí, preciso
cuerpo que ardió. No tumba: tierra libre.
Vicente Aleixandre
Intenta borrar sensaciones pesarosas o emociones negativas nombrándolas.
Escribe su epitafio o describe su entierro.
85
Sesenta y uno
Al cabo, son poquísimas las cosas
que de verdad importan en la vida:
poder querer a alguien, que nos quieran
y no morir después de nuestros hijos.
Amalia Bautista
Haz un poema con las cosas que de verdad te importan.
86
Sesenta y dos
Devuélveme los ojos hace tiempo extraviados.
Jonh Donne
Realiza un poema con dos estrofas. La primera empezará por “Devuélveme”; la
segunda por “Quédate con”.
87
Sesenta y tres
DA CAPO
Coge el agotado corazón como un guijarro
y arrójalo lejos.
Ya no queda nada.
Ya la última onda se extingue
en la maleza.
Al volver a casa, corta zanahorias, cebollas, apio.
Dóralos en aceite antes de añadir
lentejas, agua y hierbas.
Añade luego castañas asadas, un poco de pimienta, sal.
Por último, queso de cabra y perejil. Come.
Puedes hacerlo, créeme, es legítimo.
Vuelve a empezar de nuevo la historia de tu vida.
Jane Hirshfield
Imita la estructura y el tema de este poema. Termina con la misma frase.
88
Sesenta y cuatro
Nunca sabré quién soy
perdido en no sé dónde
que siempre está de más.
Jesús Delgado Valhondo
Escribe un poema donde te reconcilies con la sensación de estar perdido.
Averigua qué puede tener de beneficioso ese estado.
89
Sesenta y cinco
Escribe un poema que empiece por: “Me reconcilio con”, en el que pienses con
qué sensaciones, palabras, personas, deseos, insatisfacciones, o emociones, quieres
reconciliarte hoy.
90
Setenta y seis
Contesta con un poema a esta pregunta: ¿Qué quieres borrar del mundo? Por
ejemplo:
Borro del mundo
la sonrisa falsa
el oído ausente
las manos que rompen.
Reyes Adorna
91
Sesenta y siete
Si el poeta es un poeta de verdad,
tiene que repetir sin descanso no sé.
Wislawa Zsimborska
Compón un poema de dos estrofas. La primera deberá empezar por “No sé”. La
segunda por “Sin embargo sé...”.
92
Sesenta y ocho
Te escribo para pasar la mano
sobre tu pelo,
y seguir, seguir
y embadurnarme todo
con la roja tinta de mis dedos
y volver a empezar.
Antonio Mora
Escríbele a una persona a la que te apetezca escribir. ¿Para qué vas a escribirle?
Puedes comenzar como este poema: “Te escribo para...”.
93
Sesenta y nueve
¿Qué vas a hacer en este momento con ese pensamiento inútil que te hace sentir
mal? Haz un poema con él. Por ejemplo:
A este pensamiento lo meteré despacio
en una maleta con candado firme,
lo llevaré al aeropuerto de ideas caídas,
creencias ancianas, basura mental.
Desde allí viajará a ese lugar
donde habita lo inservible.
Reyes Adorna
94
Setenta
Uno tiene deseos de agradecer la vida,
de bilocarse a veces y estar, mejor, quedarse.
Ser en todas las cosas. Encabalgar los versos
Humanos y divinos sin apegarse a nada
Y después no quedar más de ti que otra manera
De ser hombre a través del destino ineluctable.
Carmelo Guillén
Realiza un poema que comience por “Uno tiene deseos de...”.
95
Setenta y uno
Conviene retirarse tenuemente
del espectáculo al que nunca se ha accedido,
filtrar debajo de las puertas
la forma leve de tu sombra,
no asomarse a la Historia con banderas
como si la Historia existiese en algún reino,
caer del aire, disolverse como
si nunca hubieras existido.
José Ángel Valente
Responde en un poema esta pregunta: ¿Qué crees que te conviene en estos
momentos?
96
Setenta y dos
Piso tesoros.
Jorge Guillén
Cada día pisamos tesoros allá por donde vamos, sin darnos cuenta. Realiza un poema
con esta idea. Otra idea para un poema puede ser escribir dos estrofas. Una, que
comience por “No quiero pisar”, y otra por “Quiero pisar”.
97
Setenta y tres
Lo siento: tengo prisa. Tengo ganas de estar libre de mi prisa, tengo prisa
por acostarme y levantarme sin decirme: adiós, tengo prisa.
Octavio Paz
Realiza un poema titulado “Desacelerando”.
98
Setenta y cuatro
¿Con qué tienes que aprender a vivir? ¿Sin qué tienes que aprender a vivir? En
un poema con dos estrofas, cada una para cada una de estas preguntas, escribe
sobre ello.
99
Setenta y cinco
Cada día me digo, susurrando,
mantén el equilibrio. Todo acecha,
todo asusta, tu vida entera pende
deun frágil hilo y de un azar infinito.
Amalia Bautista
Realiza un poema que comience por: “Cada día me digo”, con aquellas
propuestas de cambio que resuenan en ti cada día.
100
Setenta y seis
La realidad es un manojo de poemas sobre los cuales nadie reclama derechos
de autor. Debajo de cada piedra, de cada baldosa, se esconde un poema.
Mario Benedetti
La poesía huye, a veces, de los libros
para anidar extremos, en la calle,
en el silencio, en los sueños, en la piel,
en los escombros...
Joaquín Sabina
¿Dónde has encontrado hoy un poema?
101
Setenta y siete
Olvidar.
Olvidar todo.
Abrir
al día las ventanas.
José Ángel Valente
Realiza un poema que empiece por “Olvidar”, con todas aquellas cosas que te
gustaría depositar en el olvido, pero con las que hay que aprender a vivir.
102
Setenta y ocho
La soledad puede ser un deseo
y en ocasiones una penitencia
o una isla con náufragos y sin árboles.
M. Benedetti
Realiza un poema con las ventajas de la soledad.
103
Setenta y nueve
Debes amar la arcilla que va en tus manos,
debes amar su arena hasta la locura,
y si no, no la emprendas que será en vano,
solo el amor alumbra la maravilla,
solo el amor convierte en milagro el barro.
Silvio Rodríguez
Realiza un poema con aquellas cosas que en la vida hay que aprender a amar,
aunque no sean agradables.
104
Ochenta
Oh mi yo, oh vida de sus preguntas
que vuelven del desfile interminable de los desleales,
de las ciudades llenas de necios
¿qué hay de bueno en estas cosas?
Respuesta: Que tú estás aquí,
que existe la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama
y que tú puedes contribuir con un verso...
¡que prosigue el poderoso drama
y que tú puedes contribuir con un verso!
Walt Whitman
Después de leer este poema, el profesor Keating, en la película El club de los poetas
muertos, preguntó:
—¿Cuál es tu verso?
Ahora te lo preguntamos a ti. Escribe un poema con ese verso que te pertenece y
que en este día te define.
105
Ochenta y uno
Deja a todo llevarte
hasta una paz sin bordes.
José Luis Vidal Carreras
¿Qué vas a dejar hoy que te lleve? Escribe un poema con esa idea.
106
Ochenta y dos
Y ese es el milagro: aceptar que un hombre pasa por la tierra sin más
mercancía que su paso. Que lentamente va entendiendo la corteza de las
cosas, pero no siempre su adentro. Y aun así sobrevive. Y alcanza otra
mañana.
Antonio Lucas
Realiza un poema con esta idea: Sobrevivo, a pesar de todo.
107
Ochenta y tres
Están presente y pasado presentes
tal vez en el futuro, y el futuro
en el pasado contenido.
Si está eternamente presente el tiempo
todo, todo el tiempo es irredimible.
T. S. Eliot
Reflexiona sobre la continuidad del tiempo y trata de escribir un poema donde
desveles el futuro partiendo del pasado que has vivido.
108
Ochenta y cuatro
Si pudiera elegir, escribiría
sobre las alas lentas del verano.
Gonzalo Escarpa
¿Qué harías, pensarías, sentirías... si pudieras elegir? Haz un poema con ello.
109
Ochenta y cinco
Qué terrible destino
escribir en la arena, donde el viento
se lleva las palabras y, las olas,
empujadas por la marea,
vuelven a su cauce la vacuidad,
sin huella ni memoria.
José Antonio Cáceres
Imagina que estás sentado del mar y ves cómo las olas van limpiando la orilla.
Escribe un poema donde expliques qué te gustaría que fueran limpiando las olas
delante de ti.
110
Ochenta y seis
¿Qué harías si pudieras? Escribe un poema con la anáfora “Si pudiera...”, o al
menos que comience por estas palabras. Por ejemplo:
Si pudiera
iría de viaje a la luna
montada en transatlántico.
Abrazaría a los niños que tienen
déficit de abrazos,
regalaría números a las letras
y letras a los números,
descansaría de perseguir,
me comería una estrella.
Reyes Adorna
111
Ochenta y siete
Me arrepiento
de haberme desecho
de mis antiguas gafas
(más o menos cuatro o cinco
si mal no recuerdo),
pues ahora mismo
me pondría frente
a un espejo
y me las colocaría
una tras otra.
Fran Muño
Escribe un poema con tus arrepentimientos, en tono de humor si lo deseas.
También puedes escribir un poema que empiece por: “Me perdono”, con todas
aquellas cosas que vas a permitir perdonarte a partir de ahora.
112
Ochenta y ocho
Tal vez amar es aprender
a caminar por este mundo.
Aprender a quedarnos quietos
como el tilo y la fábula.
Aprender a mirar.
Octavio Paz
Escribe un poema sobre tu idea de lo que es amar.
113
Ochenta y nueve
Yo no quiero volver a caminar
en dirección contraria a la belleza
ni que en mi mesa se sirva
el agua sucia del conformismo
no quiero reclamarte el desescombro.
Marwan
¿Por dónde no quieres volver a caminar? Haz un poema respondiendo a esta
pregunta.
114
Noventa
Trato de comprender
por qué me siento libre en la jaula de un pájaro.
Lauren Mendinueta
Realiza un poema que comience como este: “Trato de comprender...”.
115
Noventa y uno
Mi vida
os la puedo resumir en dos palabras:
un patio
y un trocito de cielo
por donde a veces pasa
una nube perdida
y algún pájaro huyendo de sus alas.
Marcos Ana
¿Puedes resumir tu vida en dos palabras?
116
Noventa y dos
Cuántas veces me mataron
cuántas veces me morí,
sin embargo estoy aquí resucitando,
gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal
que seguí cantando.
María Elena Walls
Realiza un poema titulado “Renacer”.
117
Noventa y tres
Ahora la Peste, emperatriz terrible
viene contra nosotros en persona,
su opulenta cosecha derramando;
y día y noche en nuestras ventanas
la guadaña mortífera resuena.
¿Qué podemos hacer? ¿Quién nos ayuda?
Alexander Pushkin
Imagina que viene la Tristeza o la Pena, como si fuera la Peste del poema
anterior. Intenta responder las preguntas del poeta ofreciendo soluciones para
superarlas.
118
Noventa y cuatro
Si voy a seguir viviendo (...)
Planeo el mundo, segunda edición.
Wislawa Zsymborska
Realiza un poema que comience por: “Si voy a seguir viviendo...”.
119
Noventa y cinco
¿Qué te ha permitido hoy la vida? Haz con la respuesta un poema. Por ejemplo:
Hoy la vida me ha dejado
ganarle la batalla al hambre,
poner mis pies en el suelo
que estático se ha mantenido firme.
Hoy la vida me ha dejado
leer palabras en un libro
y entenderlas,
hacer un poema
y celebrarlo,
recoger la mesa,
hacer mi cama.
Hoy la vida me ha dejado respirar,
sentir mi cuerpo sin que casi nada duela,
responder a una mirada,
gozar de un día más en el calendario.
Reyes Adorna
120
Noventa y seis
Quien alguna vez supo mirar una tormenta
conoce nuestra historia.
Benjamín Prado
Escribe un poema con lo que te sugiera este fragmento de Benjamín Prado.
121
Noventa y siete
A veces no es que el mundo sea triste
sino que son los ojos los que albergan
la tristeza con que lo miro.
Marwan
¿Qué gafas te has puesto hoy para mirar el mundo? Descríbelo en un poema.
122
Noventa y ocho
Antes de embarcarme en ser
ilusión compartida conviene
aprender a quedarse solo.
Luis García Montero
Escribe un poema con aquellas cosas que puedes hacer en soledad y que te hacen
sentir bien.
123
Noventa y nueve
Con cada dolor algo nuevo se aprende.
Con cada pérdida, nos volvemos más sabios.
David Hernández Sevillano
¿Qué has aprendido del dolor? ¿Te ha enseñado algo? Escribe un poema donde
le des las gracias por todo lo que te ha enseñado y despidiéndolo amablemente.
124
Cien
Existo como soy, eso basta,
si nadie en el mundo lo sabe
me siento contento.
Y si todos y cada uno lo saben
me siento contento.
Walt Whitman
Escribe un poema titulado “Existo”.
125
Ciento uno
Espérame
cuando vistas tu soledad de gala
para celebrar lo que nunca vuelve.
Alejandro Pedrejosa
Escribe un poema de amor que comience por “Espérame”.
126
Ciento dos
¿Qué es lo que me encuentro hoy en:
cualquier objeto,
cada canción,
y en todas las fragancias impregnadas?
Los días contienen siempre algo escondido.
Fran Muño
Escribe un poema con esta pregunta:¿Qué esconde este día?
127
Ciento tres
En los tiempos oscuros
habla
de los tiempos oscuros.
Ese es el desafío:
mira también la noche
cara a cara.
Ángeles Mora
¿Cuál es tu desafío? Escribe un poema con él.
128
Ciento cuatro
El amor que transforma la ceniza en madera.
Benjamín Prado
Escribe un poema cuyos versos tengan esta estructura, en la que cuentes cómo el
amor transforma. Puedes también hacer cada verso usando otros sustantivos
abstractos con la amistad, la ternura, la delicadeza, la voluntad, etc.
129
Ciento cinco
Alumbramiento
Primero abrí los ojos para deslumbrarme
de luces blancas como leche reciente,
de luces blancas como nieve herida.
Después cerré los ojos para ver si existe
un sol dentro de mí que deslumbrara
inundándolo todo de agua viva.
Acaso así volverán a ser nuevas
todas las horas de mis pensamientos,
todas las estaciones de mis días.
Pablo Guerrero
Escribe un poema que te permita describir tu interior usando elementos
exteriores de la naturaleza. Puedes centrarte en una sola emoción o hacer una
descripción más exhaustiva.
130
Ciento seis
Cuánto tiempo necesita tu pasado
para hacerse pájaro y huir.
Antonio Lucas
Con la idea contraria de la propuesta anterior, elabora un poema que recoja el
consejo de mirar hacia adelante, porque ya llevamos, inútilmente, demasiado
tiempo observando el pasado.
131
Ciento siete
¿Qué te ofrezco, me dices
para que en tus brazos pueda
vivir momentos felices
y acariciar los matices
de tu tez de rosa y seda?
¿Para anegarme en la loca
luz que rutila en tus ojos;
para calmar con mi boca
esta sed que me sofoca
de amor, en tus labios rojos...?
¿Para en tu faz no observar
un desdén que no merezco,
para poderte adorar,
peregrina hija de Agar,
me dices que qué te ofrezco...?
Miguel Hernández
Realiza un poema dirigido a alguien, donde le expreses qué le ofreces. No tiene
por qué ser una persona.
132
Ciento ocho
Al ladrón
se le olvidó
la luna en la ventana.
Ryô-Kan
Realiza un poema con todo aquello que nunca te podrán quitar pase lo que pase.
133
Ciento nueve
Me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! –y en esto soy irreductible– no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Oliverio Girondo
Haz un poema que empiece por: “Me importa un pito...”.
134
Ciento diez
Otro tiempo vendrá distinto a este.
Ángel González
Compón un poema que hable de ese tiempo.
135
Ciento once
La tristeza no es una
maldición
es un río de luz
una nube, un sabor
un deseo.
M. Benedetti
¿Qué cara tiene la tristeza? ¿Cómo puedo consolarla? Escribe un poema que
consuele a tu tristeza.
136
Ciento doce
Una noche te dije: –Quien no tiene secretos
nunca tendrá piedad.
Llovía, pero abriste una ventana.
La tormenta era azul dentro del bosque.
La mancha roja de las rosas
se extendía
por el corazón de los jardines.
Y el mundo era un mundo de otra época:
como la vez que estábamos en una casa abandonada
viendo un incendio antiguo.
Benjamín Prado
Escribe un poema que comience con una frase importante que le hayas dicho a
alguien en tu vida.
137
Ciento trece
Uno no sabe nunca de qué semilla
ha de nacer el árbol fuerte,
o si pasado el arroyo se aquieta el peligro
o se acabarán las llanuras,
sobre los cerros y los abedules.
Manuel Moya
Realiza un poema que comience por: “Uno nunca sabe...”.
138
Ciento catorce
Cuando estés triste ponte a cantar,
cuando estés alegre, a llorar.
Cuando estés vacío, de verdad vacío,
ponte a mirar.
Jaime Siles
Realiza un poema donde digas lo que vas a hacer cuando te sientas vacío.
139
Ciento quince
Ayer recorrí el monte
que domina y amamanta
el pueblo donde ahora vivo.
Paco Cifuentes
Habla de un acto que hayas realizado ayer, aparentemente insignificante. Haz un
poema con él.
140
Ciento dieciséis
Los enemigos tienen de bueno
que nos machacan la cobardía
nos dan vergüenza en la vergüenza
y desconfianza en la confianza.
M. Benedetti
Escribe un poema con aquello que te han enseñado tus enemigos. No tienen por
qué ser personas.
141
Ciento diecisiete
Con los versos se forman palabras
con los versos y su concavidad
se forman corporales las palabras
que no podríamos decir.
José Ángel Valente
Escribe en un poema aquello que nunca hayas podido decir.
142
Ciento dieciocho
Vamos a hacer limpieza general.
(...)
Las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
los que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Amalia Bautista
Realiza un poema que se titule: “Basura mental”, donde recojas todas esas cosas,
emociones, recuerdos, etcéteras, que quisieras dejar en la basura.
143
Ciento diecinueve
El arte de perder no es difícil de adquirir.
Pierde algo cada día. Acepta la molestia
de las llaves perdidas, la hora malgastada.
Elizabeth Bishop
Haz un poema con aquello que has perdido y has ganado en el trayecto de tu
vida.
144
Ciento veinte
Y ahora, ¿dónde estoy?
Ángel González
Mira a tu alrededor y contesta a esta pregunta con un poema.
145
Ciento veintiuno
Buenas noches, hollín de la cocina.
¿Dónde la cocinera?
—Arde, besugo azul, en la salsera
rehogada en bencina.
Rafael Alberti
Haz un poema donde converses con diferentes objetos que estén a tu alrededor.
Explica qué representan para ti, de qué modo te definen.
146
Ciento veintidós
Yo evito a los muertos.
Hoy prefiero la soledad.
Julia Linares
¿Qué evitas? ¿Qué prefieres? Haz un poema con estas dos preguntas.
147
Ciento veintitrés
Escribe un poema que empiece por: “No necesito”.
148
Ciento veinticuatro
Piensa y escribe: ¿Para qué escribo poemas? Por ejemplo:
Para no ir por la vida de puntillas
escribo poemas.
Para comer tierra de sueños
y noches sin paisajes,
para tallar la esperanza lentamente
en el hueco de una incertidumbre,
para saciar mi sed de abrazos,
e imposibles castillos,
para conquistar el caos
y la pereza,
para cobijarme en su refugio,
escribo poemas.
Reyes Adorna
149
Ciento veinticinco
La verdad es un armario
lleno de sombra.
Antonio Gamoneda
Juega con el concepto de verdad y compón un poema que desarrolle su
significado.
150
Ciento veintiséis
Y celebro los errores de mi vida
como si fueran hijos encontrados en el mar.
Miguel Sánchez Gatell
¿Cómo celebras tus errores? ¿Qué te han aportado positivamente? Haz un
poema con esta reflexión.
151
Ciento veintisiete
Perdóname por oír
lo que no dices
en lo que dices.
Jodorowski
¿Qué te sugieren estos versos? Haz un poema con ello.
152
Ciento veintiocho
De mi pequeño reino afortunado
me quedó esta costumbre de calor
y una imposible propensión al mito.
Gil de Biedma
¿Qué quedó de tu infancia? ¿Qué queda del niño que fuiste en ti? Haz un poema
que responda a estas preguntas.
153
Ciento veintinueve
Imaginemos que podemos conseguirlo
Que un día entrarás por la puerta y yo escondido
te sorprendo para asustarte
Haciéndote cosquillas mientras gritas ¡No, No, No!
Imaginemos que me besarás por el cuello
Y te reirás de lo grande que me queda el pijama
Imaginemos que recorremos los kilómetros que
nos separan
Apagando todos los Televisores.
Fernando “H” Valderrama
Realiza un poema que comience por “Imaginemos…”.
154
Ciento treinta
Vivir sin memoria
tiene sus ventajas,
por ejemplo: salir una mañana de algún sitio
valiente, celebrante,
sumando nueve, o doce, o veinticuatro.
Acordarse del mundo
da siempre decimales.
Morir es inexacto.
Miguel Sánchez Gatell
¿Vivir sin memoria tiene sus ventajas? Si crees que sí, haz un poema con ello. Si
crees que no, también.
155
Ciento treinta y uno
El lobo gritaba bajolas hojas
escupiendo las bellas plumas
de su yantar de corral:
Como él yo me consumo.
Arthur Rimbaud
Describe tu estado de ánimo comparándolo con alguna acción de un animal.
156
Ciento treinta y dos
Ya que no puedo ser libre
agrandaré mis prisiones.
Manuel Altolaguirre
¿Cómo puedes agrandar tus prisiones? Haz un poema que responda a esta
pregunta.
157
Ciento treinta y tres
Hay un momento en que el pasado es porvenir.
Ese es mi instante.
Juan Ramón Jiménez
¿Cuál es tu instante? Haz un poema rindiéndole un homenaje.
158
Ciento treinta y cuatro
Y miras qué has dejado atrás.
José Luis Vidal
Responde a estas preguntas en un poema:
¿Qué he perdido en el camino? ¿Qué he encontrado?
159
Ciento treinta y cinco
Envejecer tiene su gracia.
Es igual que de joven
aprender a bailar, plegarse a un ritmo
más insistente que nuestra inexperiencia.
Y procura también cierto instintivo
placer curioso,
una segunda naturaleza.
Gil de Biedma
¿Qué ventajas tiene envejecer? Haz con la respuesta un poema.
160
Ciento treinta y seis
Vosotros que escucháis en sueltas rimas
el quejumbroso son que me nutría
en aquel juvenil error primero
cuando en parte era otro del que soy.
Petrarca
Escribe un poema donde reflexiones sobre un error del pasado. Explica cómo has
cambiado y qué diferencias hay entre tu persona actual y aquella que cometió el
error.
161
Ciento treinta y ocho
No creo en el opio y el dinero
aunque sean difíciles de conseguir
y penados con largas condenas.
No creo en el amor
en medio de la esclavitud yo
no creo
que sea un hombre sentado en una casa
en una isla argólica sin árboles.
Leonard Cohen
Desmonta tus creencias, y piensa en todo aquello en lo que no crees. Haz un
poema cuyos versos empiecen por “No creo…”.
162
Ciento treinta y nueve
Quizás te veas perdido:
que andas bajo el cielo,
por la no tierra.
José Luis Vidal
Haz un poema cuando te sientas perdido, sobre el mejor modo de encontrarte.
163
Ciento cuarenta
No pido mucho:
poder hablar sin cambiar la voz;
caminar sin muletas;
hacer el amor sin tener que pedir permiso;
escribir en un papel sin rayas.
Miquel Martí i Pol
Haz un poema que comience por el mismo verso que este poema.
164
Ciento cuarenta y uno
Me gusta justamente el plato que otro come
aburro una tras otra mis camisas
me encantan los entierros y odio los recitales
duermo como una bestia
deseo que los muebles estén más de mil años en el
mismo lugar
y aunque a escondidas uso tu cepillo de dientes
no quiero que te peines con mi peine.
Soy fuerte como un roble
pero me ando aburriendo a cada rato
comprendo las cuestiones más difíciles
y no sé resolver lo que en verdad me importa.
José Joaquín Goytisolo
Construye versos en primera persona donde confieses tus oscuros secretos...
165
Ciento cuarenta y dos
Siempre me he preguntado
por esa línea
que dice si es Tirreno
o ya Mediterráneo
el mar en que te bañas...
Gonzalo Munilla
Realiza un poema que comience por: “Siempre me he preguntado...”.
166
Ciento cuarenta y tres
Soltar
la voz, el calendario
la noche inventada
que me ata.
Wislawa Szimborska
¿Qué vas a soltar hoy? Haz un poema con eso.
167
Ciento cuarenta y cuatro
Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves:
abierta siempre a los hombres,
al sol y al aire.
Marcos Ana
Escribe un poema donde enumeres las cosas que entrarían en tu casa sin llaves.
168
Ciento cuarenta y cinco
De ti sé siempre
la respuesta. Procuro
ante el espejo
detenerme un instante
para buscarte adentro.
Ángel Campos Pámpano
Escribe un poema como si estuvieras delante de un espejo que reflejara tu
interior. Describe lo que se ve en él.
169
Ciento cuarenta y seis
La tierra de los sueños
Por una senda extraña
frecuentada por ángeles perversos,
bajo el humor maligno de la luna,
más allá de las órbitas y el tiempo,
llego a la Thule humosa,
al tenebroso imperio,
donde un fantasma rígido, la Noche,
reina en un trono milenario y negro.
Luis Palés Matos
Haz un poema donde expliques qué puedes encontrarte al caminar por “una
senda extraña”. Puedes empezar por el mismo verso del poema. Debes describir
fuerzas o emociones adversas a las que tienes que sobrevivir.
170
Ciento cuarenta y siete
Al acecho (Lectura de Ungaretti)
Al acecho
como un cazador,
en largas tardes,
silencioso esperas
un batir de alas
que se pierde en el viento,
sombras veloces,
fugitivas palabras del poema.
Juan Luis Panero
Imagina que eres un cazador al acecho de palabras que representen emociones.
Completa el poema de Panero, evocándolas.
171
Ciento cuarenta y ocho
En la destreza
del árbol cesa el vuelo,
se desmorona.
Un pájaro se mece
en la rama desnuda.
Ángel Campos Pámpanos
Imagina que eres ese pájaro que nos presenta el poeta. Haz un poema donde
describas qué siente meciéndose en la rama.
172
Ciento cuarenta y nueve
El día siempre empieza
sumiso con las órbitas
pero siempre termina
hundido en el deseo y en las cifras.
Miguel Sánchez Gatell
¿Cómo ha empezado hoy el día? ¿Cómo ha terminado? Haz un poema con estas
preguntas.
173
Ciento cincuenta
Imagina que el tiempo solo es lo que amas:
unas pocas palabras, unos seres exactos,
unas horas muy lisas, una playa (quizá)
donde el daño no acecha.
Antonio Lucas
Realiza un poema imaginando cómo quieres vivir o cómo te gustaría que fuese la
vida.
174
Ciento cincuenta y uno
Hijo, en tu busca
cruzo los mares:
las olas buenas
a ti me traen:
los aires frescos
limpian mis carnes
de los gusanos
de las ciudades;
pero voy triste
porque en los mares
por nadie puedo
verter mi sangre.
José Martí
Dirígete a tu hijo (aunque no lo tengas) y escríbele un poema donde le enseñes lo
que necesita para la vida.
175
Ciento cincuenta y dos
¿Es algo más que el día lo que muere esta tarde?
Ángel González
Realiza un poema con la pregunta contraria: ¿Es algo más que el día lo que
renace esta mañana?
176
Ciento cincuenta y tres
Para mí el bordón solo.
A vosotros os dejo
la vara justiciera,
el caduceo,
el báculo
y el cetro.
Para mí el bordón solo del romero�
Yo quiero el camino blanco y sin término.
León Felipe
Escribe un poema donde hagas una elección: debes desechar lo que no deseas
para ti y explicar lo que quieres.
177
Ciento cincuenta y cuatro
Duele en todos los huecos
el oscuro quebranto
del corazón.
José Ángel Valente
Haz un poema con aquello que más duele. Puedes empezar como empieza el
poema de Valente.
178
Ciento cincuenta y cinco
LLorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Oliverio Girondo
La anáfora es un recurso literario que consiste en comenzar cada verso con la misma o
las mismas palabras.
Compón un poema cuyos versos comiencen con Llorar... Podemos usar otros
infinitivos, como besar, limpiar, arrastrar, tocar...
179
Ciento cincuenta y seis
Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, solo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.
Blas de Otero
Imagina por un momento qué pasaría si te faltara algo esencial en tu vida.
Escribe un poema describiendo cómo podría afectarte. Y qué harías para superar
la pérdida.
180
Ciento cincuenta y siete
Caras de neblina y humo,
en los charcos y cristales.
A mi alcoba sube un árbol
de la calle.
Dos árboles.
Tres árboles.
Ciento veinticuatro árboles.
Rafael Alberti
Imagina que diferentes objetos o deseos pueden subir a tu alcoba. Haz un poema
enumerándolos.
181
Ciento cincuenta y ocho
Veo pasar y pasar gente,
como torrentes de agua.
Pilar Leandro
Párate a observar el presente y construye un poema cuyos versos empiecen por
“veo”, “oigo”, “huelo”, “toco”, “amo”, “siento”, “percibo”, “vivo”, “saboreo”...
Este poema sirve para educar la atención plena.
182
Ciento cincuenta y nueve
Y pase lo que pase, ten siempre presente,
que nadie se aleja tanto
que no pueda volver sobre sus huellas.
Manuel Moya
Escribe un poema

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