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4 - El inversor inteligente

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Benjamin Graham
El inversor inteligente (Spanish Edition)
Un libro de asesoramiento práctico
Deusto, 2012
¿De qué se trata?
Maneje sus emociones con el mismo cuidado que su dinero e invierta utilizando el método del valor.
Reseña
Invertir en el mercado de valores no es una operación que deba tomarse a la ligera, ni con base en corazonadas. Jugar con la suerte no es lo mismo que trabajar en un contexto de incertidumbre (y en realidad, invertir en valores es sinónimo de incertidumbre). A través de la exposición experta de los principios del método del valor de Ben Graham, usted aprenderá que no hay nada de malo con la especulación financiera, si es que está dispuesto a perder rápidamente su dinero, y que, en cambio, hacer crecer su patrimonio depende de paciencia y disciplina.
Ideas fundamentales
· Invertir y especular son operaciones muy distintas.
· Considere algunas claves sobre cómo especular para no declararse en bancarrota.
· Establezca su propio perfil de inversor con una sencilla pregunta.
· Invierta aplicando el método del valor con una cartera diversificada de acciones.
· Estime las acciones por el valor intrínseco de la empresa, y no por su precio.
· Hay tres elementos de una operación de inversión inteligente: conocer antes de comprar, protegerse y ser precavido.
· Analice a detalle la información de la empresa o acción en la que desea invertir.
· Proteja su inversión de pérdidas graves al establecer un margen de seguridad.
· Aspire a recibir resultados “adecuados”, no golpes de suerte.
Resumen
Invertir y especular son operaciones muy distintas. 
El dinero y las emociones humanas tienen una relación muy fuerte. Si no lo cree, imagínese lo que sentiría si ganara un millón de dólares en un casino, y luego lo perdiera en la siguiente vuelta de la ruleta. El inversor inteligente no es solamente el más metódico, el que analiza mejor el mercado y predice con mayor acierto su comportamiento futuro. En principio, el inversor inteligente es también aquel que maneja su dinero con el mismo cuidado que sus emociones.
En gran medida, el comportamiento del mercado de valores es errático e impredecible a ciencia cierta. Pero, en última instancia, es el comportamiento de los inversores lo que da ventaja a unos sobre otros. Esta ventaja no es de índole mágica ni secreta; consiste en comprender la diferencia entre invertir en la bolsa y especular en ella.
Considere algunas claves sobre cómo especular para no declararse en bancarrota.
Una inversión es una operación que implica un análisis detallado y exhaustivo de los instrumentos financieros que usted desea adquirir, con el objetivo de minimizar pérdidas y maximizar beneficios. Una especulación es lo mismo que una corazonada o un golpe de suerte. No hay nada de malo en seguir motivaciones irracionales al momento de invertir, pues finalmente los beneficios y las pérdidas serán su responsabilidad. El comportamiento del mercado tampoco es precisamente racional. Pero hay algunos aspectos que debe considerar antes de seguir su instinto de apostador.
“Aunque existen buenas y malas empresas, no se puede hablar con propiedad de buenas acciones; sólo existen buenos precios de acciones, que van y vienen”. ”
Desconfíe de gurús financieros que le prometan rendimientos milagrosos de la noche a la mañana: no están creando riqueza a largo plazo, sino aprovechando fluctuaciones del mercado para ganar pequeñas ventajas aleatorias, sin ningún método que las respalde. Al igual que es posible invertir de manera inteligente, un especulador inteligente sabrá de antemano cuánto puede perder al realizar este tipo de operaciones.
Si está consciente de que especular es igual a jugarse dinero en la mesa del casino, separe cierta cantidad de su patrimonio en una cuenta para tal efecto e inténtelo. ¿Quién sabe? Es posible que las corazonadas y la intuición tengan alguna función en su vida (después de todo, somos humanos) pero el inversor inteligente es aquel que opera en la bolsa según datos cuantificables, no según los dictados de su imaginación.
“Invertir también es una aventura; el futuro financiero siempre es un mundo desconocido y sin mapas”. ”
Por otra parte, cualquier operación financiera comporta cierto nivel de incertidumbre. Calcular los riesgos que usted puede asumir con tal de aumentar su patrimonio es tan importante como analizar las acciones y resultados de la empresa en la que desea invertir. Sin embargo, la manera en que un inversor particular se enfrenta al riesgo depende de diversos factores.
Establezca su propio perfil de inversor con una sencilla pregunta.
Además del costo de la vida, perspectivas y necesidades económicas a largo plazo, deudas y ahorros, usted debe preguntarse seriamente qué cantidad de dinero sería capaz de perder en el momento de su vida en que decida invertir.
El riesgo también depende de la edad del inversor: no es lo mismo perder una fuerte suma de dinero a los 30 años de edad, cuando aún tiene una vida laboral larga por delante, que perderla a los 70 años, cuando especula con su fondo de retiro.
Existen dos tipos o perfiles básicos de inversores: 
1. Inversor defensivo o pasivo – Su prioridad es evitar errores y pérdidas a través de un análisis minucioso de la empresa en la que invierte. Asume riesgos muy bajos, aunque el retorno de inversión no resulte mayor que el promedio.
2. Inversor activo o emprendedor – Su prioridad es la identificación de los conjuntos de valores capaces de reportar beneficios más atractivos que la media del mercado, por lo que asume riesgos controlados cuando tiene una oportunidad sólida.
Invierta aplicando el método del valor con una cartera diversificada de acciones.
La imagen que se asocia popularmente al inversor es el de alguien gritando y respondiendo a gritos en una sala llena de gente en una atareada planta de la bolsa de valores. Al finalizar las operaciones bursátiles, ese griterío se convierte en ganancias para los inversores. Y aunque existen tantos estilos de inversión como inversores en el mercado, el método del valor, desarrollado por Benjamin Graham y David Dodd, se ha convertido en un punto de partida clave para generar beneficios a largo plazo.
“La especulación sin matices no es ni ilegal, ni inmoral ni (para la mayor parte de las personas) un método de engordar la cartera”. ”
Aunque existen distintos mercados en los que puede invertir (como el de fondos del gobierno o de divisas, por mencionar un par de ejemplos), el mercado de valor consiste en aprovechar la diferencia entre el precio de mercado de una empresa y el valor intrínseco de esta.
Para financiarse y cumplir sus objetivos, muchas empresas ofrecen paquetes de valores a la venta en el mercado, con lo cual contraen obligaciones de pago con sus inversionistas. Cuando usted compra acciones, no piense que está comprando solamente números o valores abstractos; en cambio, asegúrese de contar con un entendimiento razonable de la industria en la que se encuentra la empresa cuyas acciones adquiere.
El precio de mercado de estas acciones depende de la calificación que reciba por parte de las aseguradoras de riesgo, lo que explica la diferencia de precios entre muchos tipos de acciones. A medida que la empresa prospera, el valor de sus acciones aumenta, así como la rentabilidad que ofrece a sus inversores, y viceversa: cuando su operación baja o se vuelve ineficiente, sus deudas exceden su capacidad de pago y las acciones se devalúan. 
Estime las acciones por el valor intrínseco de la empresa, y no por su precio.
El precio de las acciones en el mercado está sujeto a fluctuaciones que están fuera del control y la previsión a ciencia cierta de cualquier operador individual, por más experto que se presente. Por ello es tan importante estimar correctamente el valor intrínseco de la empresa, más allá del precio de sus acciones.
“En realidad, los precios del mercado frecuentemente son absolutamente insensatos”. ( – Warren Buffett) ”
En ese sentido, un inversor inteligente no vende simplemente sus acciones cuando cotizan a la baja, porque sabe que lacotización es solamente un indicador entre muchos. Antes de vender una acción que cotiza a la baja, pregúntese si ha cambiado el valor intrínseco de la empresa. De ahí la importancia de encontrar empresas con alto valor intrínseco, integrado por las actividades subyacentes que realiza, la historia de la compañía y sus objetivos a largo plazo.
Por esa razón muchas veces puede ser más conveniente invertir en empresas establecidas que ofrecen rentabilidad a largo plazo (más de ocho o diez años) a través de sus estados de resultados, y evitar aquellas que parecen muy atractivas por las condiciones actuales del mercado, pero que están sujetas a cambios imprevisibles a largo plazo.
“Los principios subyacentes de la inversión sensata no deben modificarse de una década a otra, pero la aplicación de estos principios debe adaptarse a los principales cambios en el entorno y los mecanismos financieros”. ”
Una alta inversión en acciones de empresas de crecimiento rápido puede parecer atractiva en un principio, pero también es posible que los cambios del mercado obliguen a la empresa a reducir o cerrar su operación tan rápido como apareció, generando pérdidas considerables para sus inversores. Sin importar el tipo de riesgo que sea capaz de asumir, procure una cartera de inversiones diversificada, mediante la compra de acciones en distintos tipos de industria.
De este modo, además de tener más oportunidades de éxito en el largo plazo, también protege su patrimonio al no colocar todos los huevos en la misma canasta, como reza el refrán.
Hay tres elementos de una operación de inversión inteligente: conocer antes de comprar, protegerse y ser precavido.
A pesar de que la inversión y la especulación se realicen mediante los mismos canales y las mismas operaciones, el proceso de reflexión detrás de estas operaciones es muy distinto. Los mercados cambian todo el tiempo y no existe una única fórmula mágica para tener éxito en la bolsa; sin embargo, para hablar propiamente de una operación de inversión, Graham exige contar con tres elementos o condiciones de igual importancia: 
1. Conocer a fondo la empresa antes de comprar acciones – Realizar un análisis exhaustivo del estado financiero de la empresa a través de distintos exámenes de rentabilidad.
2. Protegerse de pérdidas graves – Establecer un margen de seguridad estimando adecuadamente el riesgo de la inversión.
3. Recuerde que comprar acciones no es jugar a la lotería – Aspire a obtener resultados “adecuados”; no apueste a golpes de suerte u oportunidades que se presentan como “únicas”.
Analice a detalle la información de la empresa o acción en la que desea invertir.
Imagine durante un momento esta situación: usted conduce el automóvil de su preferencia por una carretera en un trayecto diario de 100 kilómetros a una velocidad de 100 km/h. Si conduce con precaución y no se presentan incidentes, usted llegará en una hora a su destino, lo cual constituye una apuesta bastante razonable. Ahora bien, si usted conduce por el mismo camino a 200 km/h, en teoría llegará a su destino en media hora, pero aumenta el riesgo de perder el control del vehículo o de cometer una infracción de tránsito. Con esta situación en mente, ¿pensaría que vale la pena correr el riesgo de chocar o ser detenido por la policía por “ahorrarse” media hora de trayecto?
“A la hora de la verdad, ‘incertidumbre’ e ‘inversión’ son sinónimos”. ”
Cuando examina una empresa en la que desea invertir se le presenta una situación muy similar. ¿Las actividades subyacentes de la empresa son sólidas, es decir, están en una industria estable que la gente seguirá considerando importante en el futuro? ¿Cuál es su participación histórica en el mercado con relación a sus competidores? ¿Cuáles serían las consecuencias para los accionistas si la empresa se declara súbitamente en bancarrota?
Asimismo, es de crucial importancia considerar indicadores de rentabilidad como la diferencia entre el activo a corto plazo y el pasivo total: usted no compraría acciones en una empresa que debe más de lo que tiene, o cuyos retornos de inversión en la última década sean inferiores a los que ofrece el mercado.
Proteja su inversión de pérdidas graves al establecer un margen de seguridad.
Existen fórmulas que calculan el margen de seguridad para proteger una inversión, tomando en cuenta el valor de la acción dividida entre su precio. Este margen sirve para compensar los riesgos imprevistos que aparezcan en el futuro, así como los errores de valoración. Mientras mayor sea este margen de seguridad, mayor será la capacidad de usted como inversor para absorber los imprevistos y no perder su patrimonio.
“El público especulador es incorregible. En términos financieros no sabe ni siquiera contar hasta tres”. ”
Cuanto más barata sea una acción, menor será el riesgo, y podrá aspirar a una mayor rentabilidad. Por poner un ejemplo, si usted compra un billete de un dólar a 40 centavos, corre menos riesgo que si lo compra a 60 centavos. Además, la expectativa de recompensa es mayor en el primer caso, cuando la empresa presente el estado de resultados de lo que ha hecho con ese dólar del que usted posee el 40%. El riesgo se reduce mientras mayor sea el potencial de recompensa de una cartera de valor en particular. Recuerde que usted no compra 40 centavos de la empresa, sino el valor intrínseco de esta; el precio de mercado no necesariamente refleja este valor.
Aspire a recibir resultados “adecuados”, no golpes de suerte.
Según los mejores inversores del mundo, el peor enemigo de un inversor no es el mercado ni la competencia, sino su propia impaciencia. La tentación de comprar y vender acciones dependerá del propio temperamento del inversor, así como de su carácter y su propensión al riesgo.
Para evitar que sus inversiones se conviertan en un juego de azar, diversifíquelas en distintos instrumentos financieros, siempre tomando en cuenta que la incertidumbre es una condición inevitable del mercado. El método del valor es útil para gestionar el riesgo financiero, pero en última instancia, el ganador o perdedor al final de un periodo de operaciones será aquel inversor capaz de beneficiarse de las discrepancias entre el precio de una acción y su valor intrínseco. 
“Es necesario tener un fundamento suficiente y gozar de fama adecuada para que estas oportunidades llamen a la puerta”. ”
Por otra parte, las perspectivas positivas de crecimiento de un sector no se traducen inmediatamente en beneficios para sus inversores. En la práctica, es decir, en los resultados, un golpe de suerte y una decisión razonada e inteligente son difíciles de diferenciar. La tentación de jugar con la suerte y el deber de tomar decisiones preparadas de manera metódica y disciplinada son fuerzas poderosas dentro de cada inversor. Las buenas oportunidades existen, pero hace falta ser capaz de reconocerlas, estimar adecuadamente el riesgo mediante un análisis exhaustivo y tener el carácter para aprovecharlas.
 
Sobre el autor
Benjamin Graham es considerado el padre de la inversión en valor y del activismo accionario. Sus métodos siguen siendo practicados por inversores y sociedades de inversión de todo el mundo.
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