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TFM Aline Lara - Memoria Final

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Universitat Politècnica de Catalunya 
Màster en Ciència i Tecnologia de la Sostenibilitat 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Diseño e implementación de un Sistema Inteligente de 
Soporte a la Toma de Decisiones en Sostenibilidad 
(ISDSS) para lograr la deforestación cero en la selva 
amazónica brasileña 
 
 
 
 
 
 
Aline Lara 
 
 
 
 
 
Tutores: Miquel Sànchez-Marrè y Olga Alcaraz Sendra 
 
 
 
 
 
 
 
Barcelona 
Junio, 2023 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
Resumo 
 
O Brasil é o único país do mundo que leva o nome de uma árvore e, ironicamente, é a nação que 
mais desmatou suas florestas, o que, excepcionalmente, representa quase a metade de suas 
emissões totais de gases de efeito estufa (GEE). Estima-se que, no total, 842 mil km2 de vegetação 
nativa tenham sido perdidos somente na Amazônia (cerca de 20% da floresta original) – uma área 
que representa quase o dobro do território da Espanha e 26 vezes o da Catalunha. A floresta 
amazônica abriga cerca de um terço da biodiversidade do planeta e produz 20% da água doce do 
mundo, sendo crucial para a humanidade e para o clima global. Nesse sentido, por meio do Acordo 
de Paris (PA), o governo brasileiro se comprometeu a alcançar o desmatamento zero até 2030. O 
objetivo deste estudo é contribuir para o alcance dessa meta por meio do desenvolvimento de um 
Sistema Inteligente de Apoio à Tomada de Decisões de Sustentabilidade (ISDSS) usando o 
modelo Causal Loop Diagram (CLD). Para isso, foram elaboradas duas questões – a primeira 
analisa os principais fatores que influenciaram as taxas de desmatamento entre 2004-2022 e a 
segunda propõe as melhores ações que o governo deve seguir para reverter o desmatamento. Foi 
criado um modelo CLD – no software Vensim – para responder a cada pergunta. A partir do 
estudo, foi possível compreender a complexa dinâmica do desmatamento na Amazônia brasileira 
e propor ações e as prioridades que o governo deve seguir para reverter esse cenário de devastação 
e cumprir seu compromisso no PA. 
 
Palavras chave: Amazônia, desmatamento zero, apoio à tomada de decisões, sistemas 
inteligentes, modelos qualitativos 
 
Resum 
 
Brasil és l'únic país del món que porta el nom d'un arbre i, irònicament, és la nació que més ha 
desforestat els seus boscos, i que de manera excepcional, això representa gairebé la meitat del 
total de les emissions de gasos d'efecte hivernacle (GEI). S'estima que, en total, només a 
l'Amazònia s'han perdut 842.000 km2 de vegetació autòctona (prop del 20% del bosc original) –
una superfície que representa gairebé dues vegades el territori d'Espanya i 26 vegades el de 
Catalunya. La selva amazònica abriga prop d'un terç de la biodiversitat del planeta i produeix el 
20% de l'aigua dolça del món, és crucial per a la humanitat i el clima global. En aquest sentit, sota 
l'Acord de París (AP) el govern brasiler s'ha compromès a assolir la desforestació zero per al 
2030. Aquest estudi té com a objectiu ajudar a assolir aquesta meta a partir del desenvolupament 
d'un Sistema Intel·ligent de Suport a la Presa de Decisions en Sostenibilitat (ISDSS) utilitzant el 
model Causal Loop Diagram (CLD). Per això s'han plantejat dues preguntes – la primera analitza 
els factors clau que han influït en les taxes de desforestació entre 2004-2022 i la segona proposa 
les millors accions que el govern ha de seguir per revertir la desforestació. S'ha dissenyat un model 
CLD – al programari Vensim – per contestar cada pregunta. A partir de l'estudi s'ha fet possible 
obtenir una comprensió de la complexa dinàmica de la desforestació a l'Amazònia brasilera i 
proposar accions i prioritats que el govern haurà de seguir per revertir aquest escenari de 
devastació i aconseguir el seu compromís a l'AP. 
 
Paraules clau: Amazònia, desforestació zero, suport a la presa de decisions, sistemes 
intel·ligents, models qualitatius. 
 
 
 
2 
 
Resumen 
 
Brasil es el único país del mundo que lleva el nombre de un árbol y, irónicamente, es la nación 
que más ha deforestado sus bosques, y que, de forma excepcional, eso representa casi la mitad 
del total de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Se estima que, en total, sólo en 
la Amazonía se han perdido 842 mil km2 de vegetación autóctona (cerca del 20% del bosque 
original) – una superficie que representa casi dos veces el territorio de España y 26 veces el de 
Cataluña. La selva amazónica abriga cerca de un tercio de la biodiversidad del planeta y produce 
20% del agua dulce del mundo siendo crucial para la humanidad y el clima global. En ese sentido, 
bajo el Acuerdo de Paris (AP) el gobierno brasileño se ha comprometido a lograr la deforestación 
cero para 2030. El presente estudio tiene como objetivo ayudar a alcanzar la esa meta a partir del 
desarrollo de un Sistema Inteligente de Soporte a la Toma de Decisiones en Sostenibilidad 
(ISDSS) utilizando el modelo Causal Loop Diagram (CLD). Para eso se ha planteado dos 
preguntas – la primera analiza los factores clave que han influido en las tasas de deforestación en 
entre 2004-2022 y la segunda propone las mejores acciones que el gobierno debe seguir para 
revertir la deforestación. Se ha diseñado un modelo CLD – en el software Vensim – para contestar 
a cada pregunta. A partir del estudio se ha hecho posible obtener una comprensión de la compleja 
dinámica de la deforestación en la Amazonia brasileña y proponer acciones y prioridades que el 
gobierno deberá seguir para revertir ese escenario de devastación y lograr su compromiso en el 
AP. 
 
Palabras clave: Amazonia, deforestación cero, soporte a la toma de decisiones, sistemas 
inteligentes, modelos cualitativos 
 
Abstract 
 
Brazil is the only country in the world named after a tree and, ironically, it is the nation that has 
deforested the most, accounting for almost half of its total greenhouse gas (GHG) emissions. It is 
estimated that, in total, 842,000 km2 of native vegetation have been lost in the Amazon alone 
(about 20% of the original forest) – an area almost twice the size of Spain and 26 times that of 
Catalonia. The Amazon rainforest hosts nearly a third of the planet's biodiversity and produces 
20% of the world's freshwater, making it crucial for humanity and the global climate. In that sense, 
under the Paris Agreement (PA) the Brazilian government has committed to achieve zero 
deforestation by 2030. This study aims to help achieve this goal through the development of an 
Intelligent Sustainability Decision Support System (ISDSS) using the Causal Loop Diagram 
(CLD) model. Two questions have been formulated – the first one analyzes the key factors that 
have influenced deforestation rates between 2004-2022 and the second one proposes the best 
actions that the government should follow to reverse deforestation. A CLD model has been 
designed – in Vensim software – to answer each question. From the study it has become possible 
to obtain a better understanding of the complex dynamics of deforestation in the Brazilian 
Amazon and to propose actions and priorities that the government should follow to reverse this 
scenario of devastation and achieve its commitment in the PA. 
 
Keywords: Amazonia, zero deforestation, decision support, intelligent systems, qualitative 
models 
 
 
 
3 
 
Reconocimientos 
 
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a mis supervisores, Olga Alcaraz y Miquel 
Sànchez-Marrè, por su invaluable apoyo y orientación durante el desarrollo de mi tesis. A lo largo 
de este proceso, agradezco especialmente la disponibilidad y el tiempo que han dedicado a discutir 
mis ideas y responder a mis preguntas, dándome toda la libertad de seguir el tema a mi modo. Sus 
contribuciones académicas, así como comentarios y sugerencias, han tenido un gran impacto en 
mi proceso de investigación y crecimiento profesional. 
 
También me gustaría agradecer a mi familia, en especial a mi padre, Regis Romeu, un gran 
científico al que admiro y que, desde que empecé a interesarme por la Amazonia, ha estado 
comprando librossobre el tema e incentivándome. Además de haberme proporcionado un gran 
apoyo, también fue mi compañero de viaje por la selva. 
 
Por último, me gustaría dar las gracias a Nina Arouca, que me recomendó a Tumbira (en la región 
de Manaus, Amazonas), y a toda la comunidad local, que me acogió con los brazos abiertos e hizo 
una gran contribución a mis conocimientos sobre la selva amazónica. 
 
 
 
4 
 
Índice 
 
1. Introducción 13 
2. La selva amazónica brasileña: contexto, importancia y amenazas 17 
2.1. El territorio 17 
2.1.1. Las Amazonias 17 
2.1.2. La Amazonia Brasileña 19 
2.2. La deforestación 22 
2.2.1. Monitorización por satélite 22 
2.2.2. Evolución histórica 23 
2.2.3. Distribución espacial 23 
3. La urgencia de las iniciativas de protección de la selva amazónica 27 
3.1. La necesidad vital de los bosques 27 
3.2. Los efectos de la deforestación 28 
3.2.1. Los modelos climáticos 28 
3.2.2. El punto de no retorno y la sabanización de la Amazonía 28 
3.2.3. Los efectos ya observados 28 
4. La preservación de la selva 33 
4.1. Actores 33 
4.2. Competencias 35 
4.3. Programas y Políticas del Gobierno 36 
4.3.1. Políticas de Mando y Control 37 
4.3.2. El Código Forestal 37 
4.3.3. Creación de Áreas protegidas 38 
4.3.4. Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación 
(PPCDAm) 40 
4.3.5. Municipios Prioritarios 41 
4.3.6. Condicionamiento del Crédito Rural 41 
4.3.7. Registro Ambiental Rural (CAR) 42 
4.3.8. Acuerdos Sectoriales de Deforestación Cero 42 
4.3.9. Pago por Servicios Ambientales (PSA) 42 
4.4. Cooperación internacional 43 
4.4.1. Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal 
(REDD+) 43 
4.4.2. Fondo Amazonia 43 
4.4.3. El Reglamento Europeo 2021 45 
5. Principales motores de la deforestación 47 
 
 
5 
 
5.1. La ocupación inicial de la selva, un breve histórico 47 
5.2. Subvenciones públicas en los años 70-80 47 
5.3. El agronegocio 48 
5.3.1. Ganadería 48 
5.3.2. Agricultura 49 
5.3.3. Precios de los productos básicos 49 
5.3.4. Bancada del boi – el Lobby del Congreso Nacional 51 
5.4. Especulación de tierras 51 
5.5. Apropiación de tierras públicas – grilagem 51 
5.6. Minería 53 
5.7. Explotación Maderera 54 
5.8. Infraestructura 54 
5.9. Debilitamiento de los mecanismos de protección 56 
5.9.1. Baja eficacia de la fiscalización 56 
5.9.2. Gobierno Bolsonaro 56 
6. Metodología 59 
6.1. Base de conocimientos 59 
6.1.1. Análisis de las tasas de deforestación en el periodo de 
2004 hasta 2022 59 
6.1.2. Soluciones para detener la deforestación en la Amazonia 
Brasileña 59 
6.2. Desarrollo del Sistema Inteligente de Soporte a la Toma de Decisiones 
(ISDSS) 78 
6.2.1. Contextualización 79 
6.2.2. Arquitectura del ISDSS 83 
6.2.3. Diseño del Causal Loop Diagram (CLD) 84 
7. Resultados y discusiones 99 
7.1. Factores clave de la deforestación 99 
7.2. Mejores soluciones para lograr la deforestación cero 100 
7.3. Validación del modelo 102 
8. Conclusiones e investigaciones futuras 105 
Bibliografía 109 
Anexo I 117 
Anexo II 123 
 
 
 
6 
 
Lista de Abreviaturas 
APP Áreas de Preservación Permanente 
CAR Registro Ambiental Rural 
CLD Causal Loop Diagram 
COP Conferencia de la ONU sobre el clima 
DETER Detección de Deforestación en Tiempo Real 
FAO Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación 
FAS Fundación Amazonia Sostenible 
FPND Bosques públicos no designados 
FUNAI Fundación Nacional del Indio 
GEI Gases de Efecto Invernadero 
Ibama Instituto Brasileño del Medio Ambiente 
IBGE Instituto Brasileño de Geografía y Estadística 
ICMBio Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad 
IDSS Sistema Inteligente de Soporte a la Toma de Decisiones 
Imazon Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía 
INPE Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales 
IPAM Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía 
ISA Instituto SocioAmbiental 
ISDSS Sistema Inteligente de Soporte a la Toma de Decisiones en Sostenibilidad 
LCA Ley de Crímenes Ambientales 
MapBiomas Cartografía Anual del Uso y la Cubierta del Suelo en Brasil 
MMA Ministerio del Medio Ambiente 
MPF Ministerio Público Federal 
NDC Contribución Determinada a Nivel Nacional 
Oema Organismo estatal del medio ambiente 
ONG Organización No Gubernamental 
 
 
7 
 
PCR Patrones de Comportamiento de Referencia 
PPCDAm Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación 
QR Qualitative Reasoning 
REDD+ Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal 
SA System Analysis 
SAD Boletín de Deforestación 
SD System Dynamics 
SEMA Secretaria del Medio Ambiente 
SICAR Sistema Nacional de Registro Ambiental Rural 
TAC Términos de Ajuste de Conducta 
TCU Tribunal de Cuentas de la Unión 
TI Tierras Indígenas 
UC Unidad de Conservación 
UNFCCC Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 
WWF World Wide Found for Nature 
 
 
 
 
8 
 
Lista de gráficos 
Gráfico 1. Tasas de deforestación de la Amazonia Legal de 1988–2022 23 
Gráfico 2. 
Distribución de la superficie deforestada por tamaño de superficie, 2002–
2020 24 
Gráfico 3. Distribución de la deforestación por Categoría de Tierra 2012-2020 26 
Gráfico 4. Emisiones de CO2e en Brasil 31 
Gráfico 5. PIB per cápita y tasas de deforestación 2000–2009 32 
Gráfico 6. Deforestación por tipo de tierra 36 
Gráfico 7. Producción de arroz, maíz y soja de 1990 a 2010 en la Amazonia Legal 49 
Gráfico 8. Deforestación en Áreas Públicas Federales del Bioma Amazónico, 2012 – 
2021 
53 
Gráfico 9. Deforestación y precios 65 
Gráfico 10. Actividad del Ibama 65 
Gráfico 11. 
Evolución de las iniciativas del gobierno federal para el control de la 
deforestación en la Amazonia legal en las décadas de 1990 y 2000, 
excluida la homologación informática 
66 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9 
 
Lista de imágenes 
Imagen 1. Especie de árbol Angelim en la amazonia brasileña. 19 
Imagen 2. Ubicación de Tumbira, Manaus 59 
Imagen 3. Fabio, nativo de Tumbira, en un paseo en canoa por el rio Negro en la 
época de lluvia 60 
Imagen 4. Mapa de la Reserva de Desarrollo Sostenible rio Negro, Tumbira 61 
Imagen 5. Manuel Garrido en su tractor 63 
Imagen 6. CLD en el pensamiento sistémico 81 
Imagen 7. Representación del CLD auto reforzante (R) y auto equilibrador (B) 82 
Imagen 8. Arquitectura del CLD 84 
Imagen 9. CLD 1 factores clave de la deforestación en la Amazonia brasileña 
2004-2022 87 
Imagen 10. Variables del CLD 2 por ámbitos 93 
Imagen 11. 
CLD 2.1 acciones de control y gobernanza de la tierra para detener la 
deforestación en la Amazonia 2023-2030 93 
Imagen 12. 
 CLD 2.2 acciones para generar una economía sostenible en la 
Amazonia 2023-2030 94 
 
 
Lista de mapas 
Mapa 1. Límites de la Pan-Amazonía 18 
Mapa 2. Estados de la amazonia brasileña 20 
Mapa 3. Biomas de la Amazonia brasileña 21 
Mapa 4. Distribución de la deforestación en la Amazonia Legal 25 
Mapa 5. Áreas protegidas y deforestación en la amazonia brasileña 39 
Mapa 6. Producción espacial de la soja 50 
Mapa 7. Carreteras y deforestación Amazonia Legal 55 
 
 
 
 
 
 
10 
 
Lista de tablas 
Tabla 1. Distribución de la selva amazónica por países de Sudamérica 17 
Tabla 2. Clases de cobertura del suelo en la Amazonia Legal (2019) 21 
Tabla 3. Deforestación acumulada por estado de la Amazonia Legal 25 
Tabla 4. Instituciones que actúan en la preservación de la Amazonía 33 
Tabla 5. Actores entrevistados en Tumbira 60 
Tabla 6. Medidas que contribuyeron al descenso de la deforestación en2004-2022 67 
Tabla 7. Medidas que facilitaron el aumento de la deforestación en 2012– 2016 69 
Tabla 8. Definición de variables CLD 1 85 
Tabla 9. Definición de variables CLD 2 90 
Tabla 10. Retroalimentaciones CLD 1 99 
Tabla 11. Mejores acciones para lograr la deforestación cero 101 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
11 
 
 
Foto de la autora – Tumbira, Manaus, Amazonas 2023 
 
 
 
Que esse sistema singular produza 20% da água doce 
do planeta e abrigue 25% da biodiversidade terrestre, 
bem como 10% de todas as formas vivas conhecidas, 
indica que estamos diante de algo grande. Somos 
guardiões desse legado, o que mais uma vez nos põe 
diante de uma encruzilhada: ou protegemos o que está 
sob nossa responsabilidade ou, caso deixemos que a 
Amazonia seja destruída, arcaremos com o desastre 
moral que se abaterá sobre nós, brasileiros, nesse 
momento crucial da história do planeta. 
 
João Moreira Salles, 2022 
 
 
 
12 
 
 
 
 
 
 
13 
 
1. Introducción 
 
El territorio brasileño dispone actualmente de cerca de 5 millones de km2 de bosques, ocupando 
el segundo lugar en la lista con mayor superficie forestal densa del mundo, solo superado por 
Rusia, según datos de la FAO (2015). Estos dos países, junto con Estados Unidos, Canadá y 
China, poseen conjuntamente el 53,3% de toda la cubierta forestal existente actualmente en el 
planeta. En el caso de Brasil, la gran mayoría de los bosques se concentra en la región amazónica, 
dado que la Mata Atlántica está reducida a solamente cerca del 12,5% de su área original 
[Capobianco, 2017]. 
 
Evolucionada a lo largo de los últimos 50 millones de años, la selva amazónica abriga cerca de 
un tercio de la biodiversidad del planeta y produce 20% del agua dulce del mundo. Sin embargo, 
por desgracia, Brasil no ha sabido reconocer esa gran riqueza natural que representa cerca de 60% 
de su territorio. Tradicionalmente, los que se trasladaron a la Amazonia fueron allí para sustituir 
a la Amazonia. “Cuando llegué, aquí no había nada” – es una frase recurrente de los colonos 
cuando los forasteros visitan sus propiedades, no sabían y tampoco querían atribuir valor al 
bosque [Salles, 2022]. Por lo que, la civilización brasileña no ha formulado una idea de la selva 
y, en consecuencia, a partir de la década de 1970 ha cambiado significativamente a sus paisajes, 
con la implantación de grandes proyectos que resultaron en la expansión de la ganadería, 
responsable de tres cuartas partes de la deforestación en la región [Abramovay, 2022b]. 
 
Desde entonces, la Amazonia brasileña ha sido, paradójicamente, el icono del control y del 
descontrol de la deforestación tropical. Solo entre los años de 2004 y 2012 el país ha reducido las 
tasas de deforestación en un 84% que, no obstante, volverán a subir aumentando en 153% en los 
10 años siguientes. Son múltiples los factores que han causado esas variaciones, pero es innegable 
que las políticas públicas tienen un papel clave tanto en el aumento como en el descenso. Fue en 
el gobierno Lula en que el Estado brasileño empezó más intensamente a crear mecanismos y 
medidas para la preservación del bosque. Pese a que, a partir de enero de 2019, bajo el gobierno 
de Bolsonaro muchos de los procedimientos creados para detener la deforestación fueron 
prohibidos o paralizados, enviando una clara señal a los taladores y mineros ilegales de que sus 
actividades serían cada vez menos reprimidas. 
 
Brasil es el único país del mundo que lleva el nombre de un árbol y, irónicamente, es la nación 
que más ha deforestado sus bosques. Según datos de la FAO (2010), el período de 1990 a 2010 
se talaron 55 millones de hectáreas en el país, más del doble que en Indonesia, el segundo país de 
una lista de 10 países con la mayor pérdida de bosques en el mundo [Capobianco, 2017] Hasta el 
día de hoy, se estima que, en total, sólo en la Amazonía se han perdido 842 mil km2 de vegetación 
autóctona (cerca del 20% del bosque original) – una superficie que representa casi dos veces el 
territorio de España y 26 veces el de Cataluña. 
 
De forma excepcional, la deforestación representa casi la mitad del total de emisiones de gases 
de efecto invernadero (GEI) de Brasil. El 8 de febrero de 2022, Brasil presentó a las Naciones 
Unidas la revisión de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) bajo el Acuerdo de 
París. La NDC revisada confirma el compromiso, propuesto en 2020, de reducir para 2025 las 
emisiones de GEI en un 37% por debajo de los niveles de referencia de 2005. Además, el gobierno 
brasileño ha ido más allá y se ha comprometido a reducir las emisiones de GEI en un 50% para 
2030 y a lograr la deforestación ilegal – que representa más de 90% del total – cero para 2028 
 
 
14 
 
[República Federativa do Brasil, 2022]. En el mismo año, en la COP 27, el recién electo presidente 
Lula volvió a comprometerse con ese objetivo prometiendo la deforestación cero de la Amazonia 
para 2030. 
 
Detener la deforestación legal e ilegal en la Amazonia para 2030 es una meta ambiciosa. Pese a 
que Brasil ya se ha enfrentado a este dilema y lo ha hecho bien, el cambio en la dinámica social 
y los nuevos elementos detrás de la devastación hacen que los instrumentos utilizados entonces 
para contener la deforestación pueden no tener los mismos efectos actualmente. Lo esencial, sin 
embargo, es que el país supo identificar la naturaleza del problema, diseñar soluciones y ponerlas 
en práctica. Asimismo, quizá ningún otro país tropical tenga una infraestructura técnica –
universidades, institutos, investigadores, ONG – tan robusta como la de Brasil [Salles, 2022]. 
Citando a Salles (2022), 
Cuando la política se alía con el conocimiento, nos mostramos 
competentes: la mayor contribución histórica de un solo país a la 
reducción de los GEI en la atmósfera la hizo Brasil durante los años en 
que se redujo la deforestación. En el mismo período, la producción 
agrícola de la región aumentó en más de un tercio, lo que pone en 
evidencia el falso dictado entre preservación y desarrollo. 
 
Comprender las causas del aumento y descenso de las tasas de deforestación es esencial para las 
lecciones que pueden derivarse de esta experiencia. El reto actual es encontrar la manera de 
reducir la deforestación a cero en la próxima década. Para ello es necesario reconocer que se trata 
de un problema complejo que exige un pensamiento sistémico, en el que intervienen muchos 
factores y actores que cambian en el espacio y en el tiempo, y que no existe ninguna solución 
milagrosa, ninguna estrategia única, que pueda eliminar la deforestación por sí sola [Moutinho et 
al, 2016]. 
 
Dada la complejidad y la urgencia del tema, se ve imprescindible la construcción de herramientas 
que den soporte a los tomadores de decisiones – en ese caso principalmente órganos del gobierno 
brasileño – a emplear las mejores acciones posibles. A luz de eso el presente estudio tiene como 
objetivo central ayudar a alcanzar la meta de deforestación cero en la Amazonia brasileña en 2030 
a partir del desarrollo de un Sistema Inteligente de Soporte a la Toma de Decisiones en 
Sostenibilidad (ISDSS) utilizando un modelo cualitativo de inteligencia artificial. 
 
Evolucionado a partir del subcampo de la física cualitativa, el Razonamiento Cualitativo (o en 
inglés, Qualitative Reasoning – QR) es una técnica de soporte a la toma de decisiones que se 
encuentra dentro del ámbito de la inteligencia artificial y ayuda a discurrir sobre dominios físicos 
y la evolución temporal de sistemas complejos de una forma diferente a la clásica numérica y 
cuantitativa. Uno de los modelos empleados en esa técnica es el Causal Loop Diagram (CLD – o 
en castellano, Diagramas de Bucles Causales). El CLD puede ser considerado como frases que se 
construyen identificando las variables clave de un sistema – los nodos – e indicando las relaciones 
causales entre ellas mediante enlaces– las aristas. Al enlazar varios bucles, se puede crear una 
historia concisa sobre unproblema o cuestión concreta [Lannon, 2023]. 
 
 
 
 
 
 
15 
 
Con eso, el trabajo pretender responder a dos principales cuestiones: 
 
i. Cuáles fueron los factores clave que han influido en las tasas de deforestación de la 
Amazonía brasileña entre los años de 2004 y 2022. 
ii. Qué acciones podría adoptar, a partir de ahora, el gobierno brasileño que tengan una 
mayor efectividad en lograr la deforestación cero en 2030. 
 
Para responder a esas cuestiones, se pretende describir la dinámica de la deforestación en la 
Amazonia brasileña basándose en los conocimientos adquiridos por científicos y políticos a lo 
largo de los últimos años – a partir de una investigación bibliográfica. El objetivo es en seguida 
hacer un modelaje de esa dinámica para una mejor visualización y comprensión por parte de la 
sociedad y políticos, ayudando a la toma de decisiones para detener la deforestación. La técnica 
elegida fue el CLD y el modelo ha sido implementado usando el software Vensim – un software 
de simulación utilizado para mejorar el rendimiento de los sistemas reales. 
 
Es importante dejar claro que esas son cuestiones complejas y subjetivas que dependen no solo 
de un amplio análisis y estudio bibliográfico como también de factores externos muy cambiantes 
– como la economía global y el escenario político brasileño. La intención es que el modelo pueda 
ser más elaborado en estudios futuros, ganando así mayor complejidad y precisión. 
 
El texto está estructurado en 8capítulos. Los cuatro a continuación presentan el estado del arte de 
la deforestación de la Amazonia, con el contexto y la justificación del estudio: con datos acerca 
del territorio de estudio y de las tasas de deforestación; estudios científicos acerca del papel vital 
del bosque y las consecuencias de su pérdida; las principales instituciones y mecanismos de 
preservación; las principales causas de la deforestación. En seguida, en la metodología se 
presentará un análisis de las tasas de deforestación en el periodo de 2004-2022 y de las soluciones 
para detener la deforestación según la visión de distintos autores, constituyendo la base para la 
creación del modelo, tras el desarrollo del CLD con su implementación en Vensim. Luego siguela 
discusión acerca de los resultados y las conclusiones. 
 
También cabe resaltar que, adicionalmente, durante el periodo de investigación, se ha hecho un 
viaje por la Amazonia, en la comunidad de Tumbira – una Unidad de Conservación ubicada en el 
rio Negro cerca de Manaus, la capital del Amazonas. En la metodología se ha reservado un 
apartado para presentar las perspectivas del viaje y las entrevistas hechas con la población local 
además de algunas citaciones e imágenes a lo largo del texto. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16 
 
 
 
 
17 
 
2. La selva amazónica brasileña: contexto, importancia y amenazas 
 
2.1 El Territorio 
 
2.1.1 Las Amazonias 
 
La Amazonia es casi mítica – un mundo verde y vasto de aguas y bosques, donde las copas de 
inmensos árboles esconden el húmedo nacimiento, reproducción y muerte de más de un tercio de 
las especies que viven en la Tierra. 
 
El territorio Pan Amazónico se caracteriza por la presencia de selvas tropicales, el área de 
influencia de la cuenca del río Amazonas y por criterios políticos y administrativos, lo que se 
traduce en la inclusión de zonas no forestales (sabanas y pastizales) de Sudamérica [Amazonia 
2030, 2021]. Según la Red Amazónica de Informaciones Socioambientales Georreferenciadas 
(Raisg) la Pan-Amazonía representa una superficie total de 8,4 millones de km2 distribuidos en 
nueve países, con más de dos tercios situados en Brasil (61,9%), seguido de Perú (11,4%), Bolivia 
(8,5%) y Colombia (6%). Los límites geográficos de la Pan-Amazonía están presentados abajo en 
el mapa 1. 
 
Tabla 1. Distribución de la selva amazónica por países de Sudamérica 
 
País 
 
Selva amazónica en 
el país (km2) 
Área del país 
cubierta por selva 
amazónica (%) 
Participación en el 
área total de Selva 
Amazónica (%) 
Bolivia 714.015 65,6 8,50 
Brasil 5.217.142 61,3 61,9 
Colombia 503.615 44,4 6,00 
Ecuador 130.580 52,6 1,50 
Guyana 209.687 100 2,50 
Guyana francesa 83.212 100 1,00 
Perú 961.440 74,4 11,4 
Surinam 144.715 100 1,70 
Venezuela 464.923 51,1 5,50 
Total 8.429.329 
Fuente: Amazonia 2030, 2021 
 
 
 
 
 
 
 
 
18 
 
Mapa 1. Límites de la Pan-Amazonía 
 
Fuente: Elaboración propia a partir de datos cartográficos de Raisg (2023) 
 
La Amazonia es uno de los biomas más extensos y diversos del planeta, con una rica biodiversidad 
de fauna y flora y un alto grado de endemismo. En la flora amazónica, a día de hoy, ya se ha 
establecido la clasificación científica de al menos 40 mil especies vegetales. Estas especies son 
extremadamente importantes, no sólo para el equilibrio del ecosistema, sino también por su valor 
económico, siendo utilizadas, por ejemplo, en la fabricación de alimentos y medicinas. Ejemplos 
de plantas pertenecientes a la flora amazónica son: andiroba, bacuri, castanheira, açaí y 
seringueira. Además, la fauna cuenta con cerca de 1,3 mil especies de aves, 3 mil de peces, 427 
de anfibios, 378 de reptiles y más de 300 mamíferos. Ejemplos de animales pertenecientes a la 
fauna amazónica son: el peixe–boi–da–amazônia, boto–vermelho (o cor–de–rosa), lontra y 
ariranha (WWF, 2023). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
19 
 
Imagen 1. Especie de árbol Angelim en la amazonia brasileña 
 
 
Foto de la autora –Tumbira, 2023 
 
La región alberga también una gran riqueza cultural, incluidos los conocimientos tradicionales 
sobre los usos y formas de explotar estos recursos naturales sin agotarlos ni destruir el hábitat 
natural. En territorio brasileño, hay 184 pueblos indígenas que suman unos 505.000 individuos 
de 38 familias lingüísticas diferentes y una gran variedad de poblaciones tradicionales, que 
incluyen seringueiros (trabajadores que extraen el látex del árbol del caucho), castanheiros 
(cultivadores de castaña), ribeirinhos (población tradicional que vive cerca del río), babaçueiras 
(recolectores de castaña de babaçú), entre otros [Capobianco, 2017]. 
 
La cuenca del Amazonas es la mayor cuenca hidrográfica del mundo – abarca cerca de 7 millones 
de km2 y tiene 1.100 afluentes. Su principal río, el Amazonas, atraviesa la región y desemboca en 
el océano Atlántico, vertiendo al mar unos 175 millones de litros de agua por segundo. Se calcula 
que la región también es la mayor reserva de madera tropical del mundo. Sus recursos naturales 
– que, además de madera, incluyen enormes reservas de caucho, frutos secos, pescado y 
minerales, por ejemplo – representan una abundante fuente de riqueza natural [MMA, 2020]. 
 
2.1.2 La Amazonia Brasileña 
 
En Brasil, existen dos territorios geográficos para la región: el bioma amazónico y la llamada 
Amazonia Legal – o amazonia brasileña. El bioma amazónico es el mayor de Brasil con un 
territorio de 4.196.943 km2, según datos del IBGE 2004. Es el hábitat de 2,5 mil especies de 
árboles – un tercio de toda la madera tropical del mundo – y 30 mil especies de plantas – de las 
100 mil de Sudamérica [MMA, 2022]. Comprende los estados de Acre, Amapá, Amazonas, Pará, 
Roraima y Rondônia y aproximadamente la mitad de los territorios de Maranhão y Mato Grosso 
y una pequeña zona situada en el norte de Tocantins (mapa 2). 
 
 
20 
 
Mapa 2. Estados de la amazonia brasileña 
 
 
 
Fuente: Elaboración propia a partir de datos cartográficos de Terrabrasilis (2023) 
 
La Amazonia Legal, con una superficie aproximada de 5 millones de km2, incluye toda el área 
del bioma amazónico, así como parte del bioma del Cerrado en Maranhão, Mato Grosso, 
Rondônia, Pará y Tocantins y Pantanal en Mato Grosso, según el IBGE 2018 (mapa 3). Fue 
creado por la Ley Federal 1.806/1953 como una manera de planificar y promover el desarrollo 
social y económico de los estados de la región amazónica, que históricamente comparten los 
mismos desafíoseconómicos, políticos y sociales. Representa 59% del territorio brasileño, 
repartido en 775 municipios, y contaba con una población de 24,3 millones de habitantes en 2010, 
según el IBGE 2016. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
21 
 
Mapa 3. Biomas de la Amazonia brasileña 
 
Fuente: Elaboración propia a partir de datos cartográficos de Terrabrasilis (2023) 
 
Si se consideran todos los biomas de la Amazonia Legal, la cobertura forestal comprende 3,8 
millones de km2 (75% de la superficie), seguida de la agricultura y la ganadería con casi 1 millón 
de km2 (17%). En un análisis de la transición de la serie histórica entre estas dos mayores clases, 
hecho por MapBiomas (2020), se detectó que 721.401 km² de áreas de bosque nativo pasaron a 
agricultura y ganadería entre 1985 y 2019 – 84% del área total de agricultura y ganadería 
[Amazonia 2030, 2021]. 
 
Tabla 2. Clases de cobertura del suelo en la Amazonia Legal (2019) 
Clases 
Superficie por bioma (km2) 
Amazonía Cerrado Pantanal Total 
Forestal 3.363.452 453.581 18.616 3.835.649 
Formación 
natural no 
forestal 
147.951 95.478 24.365 267.794 
Agricultura y 
ganadería 
590.643 259.610 8.073 858.326 
Superficie no 
vegetal 
3.819 5.018 28 8.865 
Masas de agua 106.101 5.467 2.420 113.989 
No observado 56 0 2 58 
Total 4.212.023 819.155 53.503 5.084.681 
Fuente: Amazonia 2030, 2021 
 
 
22 
 
2.2 La deforestación 
 
2.2.1 Monitorización por satélite 
 
Desde 1988, los datos sobre la deforestación de la Amazonia están disponibles gratuitamente en 
el sitio web del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), vinculado al Ministerio 
de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones [IPAM, 2023]. 
 
El proyecto PRODES creado por el INPE realiza el seguimiento por satélite de la deforestación 
por tala rasa – eliminación completa del bosque autóctono – en la Amazonia Legal y, desde 1988, 
elabora las tasas anuales, que son utilizadas por el Gobierno brasileño para establecer políticas 
públicas. Las imágenes utilizadas proceden del satélite LANDSAT, que detecta exclusivamente 
los claros de más de 6,25 hectáreas. Las estimaciones del PRODES son consideradas fiables por 
científicos nacionales e internacionales. Resultados recientes de análisis realizados con 
especialistas independientes indican un nivel de precisión cercano al 95% [INPE, 2023]. 
 
Es importante resaltar que los levantamientos oficiales elaborados por el INPE, por medio del 
PRODES, sólo identifican las áreas en las que el bosque ha sido completamente eliminado, 
mediante prácticas conocidas como tala rasa. No se contabiliza la degradación causada por las 
actividades de explotación forestal y los incendios. 
 
Además, el Instituto también cuenta con un programa denominado DETER (Detección de 
Deforestación en Tiempo Real), que desde 2004 permite buscar alertas de deforestación por 
municipios, áreas protegidas y bases operativas. Este sistema produce diariamente alertas de 
deforestación para los organismos de control y aplicación de la ley. Los informes de datos del 
DETER se divulgan al público en general mensual o bimensualmente, pero se suministran 
diariamente al Ibama (Instituto brasileño del Medio Ambiente). Las imágenes utilizadas proceden 
del sensor MODIS del satélite Terra y tienen una resolución espacial de 250 metros. El DETER 
registra las talas rasas y las zonas de degradación progresiva [IPAM, 2023]. Sin embargo, es 
incapaz de detectar patrones de ocupación del suelo en zonas cubiertas por nubes. 
 
Todavía, en los últimos años, el patrón de las áreas deforestadas en la Amazonia ha ido 
cambiando, con una reducción de su tamaño. Como el proyecto DETER es incapaz de detectar 
este patrón de deforestación, fue creado el proyecto DETER–B para satisfacer esta demanda, ya 
que identifica y cartografía, casi en tiempo real, la deforestación y otros cambios en la cubierta 
forestal con una superficie mínima cercana a 1 ha. El DETER–B también cartografía la 
degradación forestal y la tala de árboles [IPAM, 2023]. 
 
Desde 2004, el INPE y el gobierno federal han adoptado una política de transparencia de datos de 
monitoreo que garantiza el acceso completo a todos los datos generados por los sistemas de 
monitoreo. Esta política permite que la comunidad usuaria, que incluye al gobierno en todas sus 
esferas e instancias, la academia, los ciudadanos y la sociedad civil brasileña en sus diferentes 
estructuras institucionales, realicen evaluaciones independientes [INPE, 2023]. 
 
 
 
 
 
 
23 
 
2.2.2 Evolución histórica 
 
El ritmo de destrucción, en las últimas dos décadas, fue 170 veces más rápido que el registrado 
en la Mata Atlántica durante el Brasil colonial [Greenpeace et al, 2017]. Según Nobre (2014), la 
tala de bosques en la Amazonia alcanzó 762.979 km2 en 2013. Sumando las cifras recientes 
disponibles del INPE, a través del PRODES, la deforestación acumulada hasta 2022 alcanza los 
842.160 km2, lo que representa cerca de 20% del bosque original. 
 
Las tasas de deforestación de la Amazonia brasileña han variado mucho a lo largo de las décadas 
desde que comenzó la construcción de la carretera Transamazónica (BR–230), en 1970, iniciando 
la era moderna de la deforestación. Entre 1978 – año de las imágenes del primer estudio por 
satélite LANDSAT – y 1988, la deforestación alcanzó una media de 21.050 km2/año [Fearnside, 
2017]. Tras ese periodo crítico de los años ochenta, conocido internacionalmente como la década 
de la destrucción, se produjo un descenso significativo, alcanzando los 11.130 km2 deforestados 
en 1991. Sin embargo, en los años siguientes contrariamente al mencionado esfuerzo institucional 
emprendido y a las expectativas creadas por Río–92, cuando el gobierno brasileño asumió 
compromisos firmes de protección de sus bosques, la tasa de deforestación de la región amazónica 
comenzó a aumentar de nuevo, alcanzando un récord histórico en 1995 [Capobianco, 2017]. 
 
Gráfico 1. Tasas de deforestación de la Amazonia Legal de 1988–2022 
 
 
Fuente: INPE, 2023. Elaboración propia con base en los datos del PRODES (2023) 
 
Entre 1988 y 2022 hubo dos grandes picos en las tasas de deforestación: uno en 1995 con 29.059 
km2 y otro en 2004 con 27.772 km2. La pérdida del bosque se aceleró entre 1990 y 2004, con un 
promedio de 18.300 km2 deforestados al año. Entre 2004 y 2012 hubo una significativa 
disminución de las tasas – en 84% – llegando a un promedio de 12.300 km2 perdidos anualmente 
que después volverán a subir con un promedio de 8.100 km2 entre 2012 y 2022. 
 
2.2.3 Distribución espacial 
 
Como previamente mencionado, el patrón histórico de la deforestación ha cambiado con el 
tiempo, lo que crea dificultades adicionales para las medidas de control. Mientras que durante el 
periodo 1990–2005 la deforestación se produjo sobre todo en grandes zonas desbrozadas (> 100 
ha) para el establecimiento de pastos en tierras privadas, en la actualidad la deforestación suele 
0
5.000
10.000
15.000
20.000
25.000
30.000
35.000
19
88
19
90
19
92
19
94
19
96
19
98
20
00
20
02
20
04
20
06
20
08
20
10
20
12
20
14
20
16
20
18
20
20
20
22
km
2
 
 
24 
 
caracterizarse por desbroces pequeños (< 50 ha) y fragmentados, sobre todo en tierras públicas 
[Moutinho et al, 2016]. 
 
Gráfico 2. Distribución de la superficie deforestada por tamaño de superficie, 2002–2020 
 
Fuente: Gandour, 2021 
 
Otro aspecto importante a destacar es que la deforestación en la Amazonia no ocurre de manera 
dispersa, sino que se concentra principalmente en una zona conocida como el arco de 
deforestación (Arco do Desmatamento en portugués), así como en las fisonomías forestales. El 
arco de deforestación es una región donde la frontera agrícola se expande hacia la selva y donde 
se registran las tasas más altas de deforestación en la Amazonia. Este arco se extiende por 
aproximadamente 500 mil km² desde el este y sur de Pará hacia el oeste, pasando por Mato 
Grosso, Rondônia y Acre [Capobianco, 2017].Aunque el bioma de la Amazonia aún se encuentra relativamente preservado en términos de área 
total, existen regiones específicas en los estados de Pará, Maranhão, Mato Grosso y Rondônia 
donde el bosque ha sido casi completamente eliminado, y el proceso de fragmentación es tan 
grave como en la Mata Atlántica [Capobianco, 2017]. Se puede observar la distribución espacial 
de la deforestación en el periodo de 2008-2021 y las zonas sin bosque de la Amazonia Legal en 
el mapa 4 abajo. 
 
 
 
 
 
25 
 
Tabla 3. Deforestación acumulada por estado de la Amazonia Legal 
 
Estados Área (km2) 
Amapá 1.662 
Tocantins 8.790 
Roraima 9.149 
Acre 17.515 
Maranhão 26.385 
Amazonas 33.397 
Rondônia 66.135 
Mato Grosso 152.057 
Pará 166.753 
Fuente: INPE (2023). Elaboración propia. 
 
Mapa 4. Distribución de la deforestación en la Amazonia Legal 
 
Fuente: Elaboración propia a partir de datos cartográficos de Terrabrasilis (2023). Las Zonas Sin Bosque 
representan tipologías de vegetación no clasificadas en la clase Bosque. 
 
 
 
 
 
26 
 
Además, la pérdida de bosques también muestra una concentración por categoría de la tierra. Para 
la Amazonia en su conjunto, en promedio un tercio de la deforestación anual ocurre en 
propiedades privadas medianas y grandes, un cuarto en asentamientos de reforma agraria, y un 
quinto en tierras públicas no designadas o tierras no identificadas [Gandour, 2021]. 
 
Gráfico 3. Distribución de la deforestación por Categoría de Tierra 2012-2020 
 
 
Fuente: Gandour, 2021. 
 
 
 
27 
 
3. La urgencia de las iniciativas de protección de la selva amazónica 
 
La destrucción de la vegetación autóctona del país ya no tiene justificación. Acabar de una vez 
por todas con la deforestación ilegal y legal es, en definitiva, un imperativo ético, una deuda que 
la generación actual tiene consigo misma y con las generaciones futuras [Greenpeace et al, 2017]. 
 
En esa sección serán presentadas las principales razones del porqué es imperativo que Brasil 
detenga la deforestación cuanto antes. Para eso, será introducida una breve revisión de un informe 
acerca del futuro climático de la Amazonía de Antonio Donato Nobre – un importante científico 
y activista brasileño – en la cual será resaltada la necesidad vital de las selvas tropicales en un 
aspecto científico. A continuación, serán presentadas previsiones realizadas a partir de modelos 
climáticos y los efectos ya observados de la deforestación. 
 
3.1 La necesidad vital de los bosques 
 
Las selvas tropicales son mucho más que simplemente una agrupación de árboles, un depósito 
pasivo de biodiversidad o una reserva de carbono. Su tecnología viva e interactiva con el entorno 
les otorga un poder sobre los elementos, una capacidad innata y resistente de influir en el clima. 
De esta manera, se puede afirmar que los bosques tienen la capacidad de condicionar el clima que 
les favorece y brindan estabilidad y confort que sustentan a las sociedades humanas [Nobre AD, 
2014]. 
 
Según Antonio Nobre, hay cinco secretos de los bosques que los convierten en un elemento clave 
en los ciclos locales, regionales y planetarios del agua, de la energía y del carbono, entre otros. 
En su libro – O Futuro Climático da Amazonia – Nobre (2014) explora esos cinco 
descubrimientos esenciales para la eco hidrología amazónica [Nobre AD, 2014]. 
 
El primero es que el bosque mantiene húmedo el aire en movimiento, lo que hace que llueva en 
zonas del interior, alejadas de los océanos. Esto se debe a la capacidad innata de los árboles para 
transferir grandes volúmenes de agua del suelo a la atmósfera mediante la transpiración. 
 
El segundo es la nucleación de las nubes, en otras palabras, es la formación de precipitaciones 
abundantes en un aire limpio. Los árboles emiten sustancias volátiles precursoras de las semillas 
de condensación del vapor de agua, cuya eficacia en la nucleación de las nubes se traduce en 
precipitaciones abundantes y benignas. 
 
En la Amazonía, el aire de la atmósfera inferior – la troposfera – está tan limpio de polvo como 
el aire sobre el océano, donde las fuentes de polvo son muy pequeñas y las nubes típicas de la 
Amazonía se parecen mucho a las nubes marinas. Esta similitud inusual inspiró a esos 
investigadores a nombrar al Amazonas como el océano verde. Parte del océano azul tiende a la 
sequía, con muy poca lluvia, mientras que en el océano verde las lluvias son torrenciales y 
constantes. En consecuencia, antes del avance de la deforestación, se decía que allí solo había dos 
estaciones, la húmeda y la más húmeda. 
 
El tercer secreto desvelado es la supervivencia de la selva amazónica a las catástrofes climáticas 
y su formidable capacidad de mantener un ciclo hidrológico beneficioso, incluso en condiciones 
externas desfavorables. Según la teoría de la bomba biótica, se sostiene que la abundante 
 
 
28 
 
transpiración de los árboles, junto con una intensa condensación en la formación de nubes y 
lluvias, genera una disminución de la presión atmosférica sobre la selva amazónica, lo que atrae 
el aire húmedo del océano hacia el continente, manteniendo así las lluvias en cualquier 
circunstancia. 
 
Este fenómeno explica por qué la región meridional de Sudamérica, al este de los Andes, no es 
árida como las áreas de la misma latitud en el oeste de los Andes y en otros continentes. La selva 
amazónica no solo conserva la humedad para sí misma, sino que también exporta corrientes de 
vapor de agua conocidas como ríos aéreos, que transportan agua para alimentar las abundantes 
lluvias en regiones distantes durante el verano hemisférico. Este término, ríos aéreos, es 
ampliamente utilizado por académicos y científicos. 
 
El quinto y último secreto es la razón por la que la región amazónica y los océanos cercanos no 
fomentan la aparición de fenómenos atmosféricos como huracanes y otros fenómenos 
meteorológicos extremos. La condensación espacialmente uniforme sobre el dosel forestal impide 
la concentración de la energía eólica en vórtices destructivos, mientras que el agotamiento de la 
humedad atmosférica por eliminación lateral desde encima del océano priva a las tormentas de su 
alimento energético – el vapor de agua – en las regiones oceánicas adyacentes a los grandes 
bosques. 
 
3.2 Los efectos de la deforestación 
 
3.2.1 Los modelos climáticos 
 
Una de las mayores virtudes de los modelos climáticos es su capacidad para simular escenarios 
muy alejados del momento actual. Esas simulaciones no son predictivas en el sentido físico, pero 
cuando todavía no se dispone de la teoría física son el mejor conocimiento y la única herramienta 
para analizar sistemas complejos y hacer extrapolaciones bien fundadas [Nobre AD, 2014]. 
 
En 1991, Carlos Nobre ha conducido uno de los más citados estudios para simular el impacto de 
la deforestación de la selva amazónica sobre el clima. Utilizando un modelo de circulación general 
de la atmósfera (MCG) con un módulo acoplado que representaba la vegetación (SiB), los autores 
llegaron a la conclusión de que, cuando se sustituyen los bosques por campos degradados – zonas 
de pastoreo – en el modelo, se producía un aumento significativo de la temperatura media de la 
superficie – unos 2,5°C – y una reducción de la evapotranspiración anual – en 30%, de las 
precipitaciones – en 25%– y de la escorrentía superficial – en 20%. En la simulación también se 
produjo un aumento de la duración de la estación seca en la mitad sur de la cuenca del Amazonas 
[Nobre C.A. et al, 1991]. 
 
Deborah Lawrence y Karen Vandecar han revisado recientemente el estado del arte acerca de los 
efectos de la deforestación en el clima tropical y han encontrado que los modelos que simulan la 
deforestación completa de la Amazonia prevén un clima con un calentamiento de 0,1–3,8°C – 
media de 1,9°C– y una reducción de las precipitaciones de 140–640 mm al año – media de 324 
mm/año, es decir, una reducción del 10–15% [Lawrence & Vandecar, 2015]. 
 
Todavía, por lo quese ya se puede observar en los últimos años, parece que los modelos tienden 
a subestimar las consecuencias negativas en los escenarios simulados. Ya existen pruebas de gran 
 
 
29 
 
parte de lo previsto por los modelos como consecuencia de la deforestación, especialmente la 
prolongación de la estación seca. Sin embargo, estos experimentos virtuales indican una 
prolongación de la estación seca tras la destrucción del 100% del bosque, lo que ya se observa 
con la tala de algo menos del 19% del bosque. Los resultados de las proyecciones más recientes, 
que incluyen los océanos, agravan el panorama y dan la voz de alarma [Nobre AD, 2014]. 
 
La perturbación antropogénica, aunque ya extensa y probablemente excesiva, es el factor más 
imprevisible en una proyección sobre el destino final de la Amazonia. Siguiendo el escenario 
business as usual (BAU), y especialmente si optamos por no recuperarnos de los daños infligidos 
a la gran selva, la teoría sugiere que el sistema amazónico podría colapsar en menos de 40 años 
[Nobre AD, 2014]. 
 
3.2.2 El punto de no retorno y la sabanización de la Amazonía 
 
Durante más de 50 millones de años, el bosque ha sobrevivido al vulcanismo, las glaciaciones, 
los meteoritos y la deriva continental. Pero en menos de 50 años se ha visto amenazado por la 
acción humana. Tras las dos más graves sequías del último siglo, una en 2005 y otra en 2010, 
numerosas observaciones – en tierra y desde el espacio – indican que el neumático amazónico ya 
muestra señales de fatiga, o al menos importantes cicatrices [Nobre AD, 2014]. Si se mantiene la 
situación de deforestación, la temperatura en la Amazonía puede aumentar hasta 6–8 °C por 
encima de la media de 1996–2005 de junio a agosto en 2100 [Pereira et al, 2020]. 
 
Oyama y Nobre (2003) lanzaron la hipótesis de la sabanización de la Amazonia en su estudio de 
modelización mediante un modelo de circulación general de la atmósfera (MCG) y un modelo de 
equilibrio de la vegetación. El clima y la vegetación en el océano–verde amazónico se encuentran 
en equilibrio estable y resistente en condición húmeda. Con la deforestación, el clima cambia 
gradualmente y se vuelve inestable hasta que pasa a un punto de no retorno. El sistema puede 
entonces saltar a otro equilibrio, mucho más seco. 
 
Esta hipótesis indica que sólo protegiendo el bosque restante no se evitará su posterior 
desaparición debido al cambio climático en el nuevo equilibrio. Esta perspectiva arroja una nueva 
luz sobre la política de preocuparse por preservar intactas únicamente las zonas de conservación 
designadas. Acelerando la deforestación y superando el punto de no retorno, que parece cercano, 
se estima que sólo pasarán unas décadas antes de que el clima salte a otro estado de equilibrio. 
Deteniendo la deforestación y regenerando el bosque, se elimina la amenaza inmediata para un 
futuro más o menos lejano. Hasta que pasemos el punto de no retorno, quedan algunos resquicios 
de oportunidad para la acción reparadora [Nobre AD, 2014]. 
 
En resumen: si la selva desaparece, las inclementes leyes de la biofísica nos dicen que debemos 
olvidar la vida que llevamos hoy, porque será distinta. Tendremos que lidiar con las 
perturbaciones causadas por la sequía, el hambre y las enfermedades, principalmente en Brasil, 
pero no sólo allí [Salles, 2022]. 
 
 
 
 
 
 
 
30 
 
3.2.3 Los efectos ya observados 
 
Los estudios de las torres micro meteorológicas muestran que la sustitución de los bosques por 
praderas provoca, como predicen los modelos, un aumento de la temperatura de la superficie y 
una reducción de la evapotranspiración. En la parte más deforestada de la Amazonia, ya se 
observa un retraso progresivo en el inicio de la estación húmeda, lo que genera un impacto 
significativo en el sector agrícola [Nobre AD, 2014]. Cada vez hay más pruebas de que el clima, 
no sólo el regional o mundial, sino sobre todo el local, depende de los bosques en pie. En una 
región productora de cereales o en zonas con grandes asentamientos, la existencia de bosques – 
privados o públicos – es necesaria para dictar las futuras orientaciones de la producción agrícola 
[Greenpeace et al, 2017]. 
 
Asimismo, la función de termostato de los bosques sobre el clima regional quedó claramente 
demostrada por el reciente análisis del efecto de la deforestación sobre la temperatura atmosférica 
en la región de Xingú, que mantiene una gran parte de bosque prístino protegido por poblaciones 
indígenas. De 2001 a 2010, la temperatura en las zonas agrícolas que rodean el Parque Indígena 
de Xingu aumentó 0,5°C. La evidencia científica de la cuenca del Xingu indica que, sin proteger 
grandes porciones de bosques a nivel local y regional, un escenario futuro de más sequías y 
temperaturas más altas para la región – predicho por los modelos climáticos – podría ser aún peor 
[Moutinho et al, 2016]. 
 
Aparte de generar efectos en el clima local, la deforestación de la selva amazónica, en el caso de 
Brasil, también es un gran vector del calentamiento global que contribuye a la crisis climática. A 
diferencia de la mayoría de los países, en los cuales los combustibles fósiles son los principales 
impulsores de las emisiones de gases de efecto invernadero, en Brasil casi la mitad de las 
emisiones derivan de la deforestación. En 2021, las emisiones por cambios de uso del suelo en 
Brasil representaban un 49% de las emisiones totales [SEEG, 2023] mediante el cual, la 
deforestación en la Amazonia es el principal motor, representando el 77% de esas emisiones, 
según análisis del IPAM. Según Azevedo–Ramos (2008) en el periodo de 2004–2008, solo la 
reducción de la deforestación ha evitado la emisión de aproximadamente 200 millones de 
toneladas de carbono. 
 
Según datos de la FAO (2016) la ganadería es el mayor contribuyente a la deforestación de la 
selva amazónica, causando emisiones de dióxido de carbono a través del cambio de uso del suelo. 
Además de estas emisiones, el ganado emite grandes cantidades de metano (CH4) como resultado 
de los procesos biológicos de la digestión del ganado. El gas metano se considera el segundo 
mayor contribuyente al calentamiento global, después del CO2. Los sectores de la agricultura, 
ganadería e industria de alimentos y bebidas son responsables de las tres mayores emisiones 
sectoriales incorporadas en el comercio en Brasil. Por cada mil reales (cerca de $200 en valores 
de junio de 2023) de variación en la demanda final de ganado, se generan 532,6 t/CO2e en la 
economía brasileña – 432,4 t/CO2e solo en el propio ganado [Pereira et al, 2020]. 
 
 
 
 
 
 
 
 
31 
 
Gráfico 4. Emisiones de CO2e en Brasil 
 
 
Fuente: SEEG, 2023. Emisiones de CO2e GWP-AR5 
 
A medida que la deforestación y la degradación eliminan el bosque, este deja de cumplir 
gradualmente una de sus funciones más importantes – eliminar CO2 de la atmósfera. Los árboles 
en los bosques amazónicos contienen entre 60.000 y 80.000 millones de toneladas de carbono, 
cantidades que son mayores que las emisiones mundiales generadas por el hombre durante una 
década [Azevedo-Ramos, 2008]. 
 
En un estudio publicado en la revista Nature (Hubau et al, 2020), los investigadores comparan la 
dinámica de secuestro de carbono en zonas de selva virgen de África con otras del Amazonas. 
Mientras que en África la eliminación de carbono se mantuvo estable durante 30 años hasta 2015, 
en el Amazonas ha ido disminuyendo cada vez más rápido. Los investigadores estiman que la 
eliminación de carbono de la atmósfera por parte de todas las selvas vírgenes alcanzó su punto 
máximo en la década de 1990 y que, con el tiempo, emitirán más carbono del que pueden eliminar. 
 
La deforestación amazónica también genera incuestionables perjuicios socioambientales y 
económicos. La contaminación atmosférica generada por los incendios e incendios forestales 
vinculados a la deforestación tiene el potencial de causar cientos de muertes prematuras cada año. 
El descenso del número de incendios forestalesentre 2001 y 2012, el periodo en el que Brasil más 
redujo su tasa de deforestación, se tradujo en una disminución de la contaminación atmosférica y 
puede haber evitado la muerte prematura de entre 400 y 1.700 personas al año en Sudamérica 
[Greenpeace et al, 2017]. 
 
Como efectos económicos, es evidente que la deforestación no se ha convertido en riqueza para 
la mayoría de los amazónicos. Los municipios amazónicos están entre los de menor Índice de 
Desarrollo Humano (IDH) e Índice de Progreso Social (IPS) del país. Además, la contribución 
adicional de cada año de deforestación a la economía es minúscula. El área media talada por año 
entre 2007 y 2016 (7.502 km2) tenía el potencial de añadir una cantidad que representaba solo el 
0,013% del PIB brasileño medio en el mismo periodo [Greenpeace et al, 2017]. Asimismo, un 
estudio realizado por el Instituto Escolhas (2017) también demuestra que las pérdidas económicas 
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Residuos Procesos Industriales Energía Agricultura y Ganadería Cambio de uso del suelo y Bosques
 
 
32 
 
entre los años de 2004–2012 – cuando hubo un intenso descenso de las tasas de deforestación – 
fueron insignificantes. Afectaron principalmente a la generación de ingresos respaldada por 
empleos poco cualificados y mal pagados vinculados a la deforestación [Abramovay, 2022b]. 
Tanto la ganadería extensiva como la soja ocupan vastas superficies, pero mantienen a pocas 
personas en comparación con la agricultura familiar. Según Fearnside (2021), en el caso del 
pastoreo de ganado, que domina las zonas deforestadas en la mayor parte de la Amazonia 
brasileña, la población humana sostenida por unidad de superficie deforestada es mínima: la 
productividad y el beneficio financiero son pequeños, y el beneficio local es aún menor. 
 
En el gráfico abajo se puede observar la correlación del PIB de la Amazonia legal con las tasas 
de deforestación. A partir de 2004, cuando el gobierno empezó a aplicar medidas más rígidas 
contra la tala de los bosques, el PIB per cápita de la región siguió aumentando. También es 
importante resaltar que el comportamiento de la curva se corresponde con el ciclo del precio de 
la soja: los años de bajo crecimiento del PIB per cápita coinciden con el período de acentuado 
descenso del precio, y la recuperación del crecimiento se produce al mismo tiempo que se reanuda 
la tendencia al aumento del nivel de precios [Assunção et al, 2012]. 
 
Gráfico 5. PIB per cápita y tasas de deforestación 2000–2009 
 
Fuente: Assunção et al, 2012. Adaptado 
 
Por último, es importante destacar que Brasil es el mayor exportador mundial de carne de vacuno 
y el segundo de soja, lo que significa que la producción de estos productos ya supera con mucho 
la cantidad necesaria para alimentar a la población del país y que cada hectárea que se deforesta 
ahora para pastos y soja se destina a la exportación. Por lo tanto, la deforestación puede reducirse 
sin afectar al suministro de alimentos de Brasil. En otras palabras, se puede decir que la 
deforestación cero es posible [Fearnside, 2021]. 
 
 
 
 
33 
 
4. La preservación de la selva 
 
En este apartado se expondrán los actores y mecanismos clave para la preservación de la 
Amazonia brasileña, además de las competencias para la creación y aplicación de dichos 
instrumentos medioambientales. 
 
De los mecanismos, primero se presentarán las políticas y programas del gobierno que fueron 
considerados más importantes y efectivas por una amplia gama de pruebas empíricas a partir del 
análisis de distintos académicos. A continuación, también se presentarán los principales 
mecanismos de cooperación internacional. 
 
4.1 Actores 
 
Las instituciones consideradas para el estudio como principales actuantes en la preservación de 
la selva amazónica brasileña están presentadas en la tabla abajo. Están repartidas en dos grupos: 
los órganos del gobierno – tomadores de decisión responsables por la elaboración e 
implementación de las políticas ambientales –– y las ONGs – investigadores y activistas que 
contribuyen con proyectos para las comunidades locales, publicaciones y aportaciones técnicas. 
Una descripción más amplia acerca de cada institución puede ser vista en el anexo I. 
 
Tabla 4. Instituciones que actúan en la preservación de la Amazonía 
 
Gobierno Brasileño Abreviatura Año de creación Papel 
Ministerio del Medio 
Ambiente 
MMA 1992 
Formulación e 
implementación de 
políticas públicas 
ambientales nacionales 
Instituto Brasileño del 
Medio Ambiente y de 
los Recursos 
Naturales Renovables 
Ibama 1989 
Ejecución del poder de 
policía ambiental y 
ejecución de acciones 
de las políticas 
ambientales nacionales 
Instituto Chico 
Mendes para la 
Conservación de la 
Biodiversidad 
ICMBio 2007 
Gestión, protección, 
vigilancia e inspección 
de las unidades 
federales de 
conservación. 
Fundación Nacional 
del Indio 
FUNAI 1967 
Protección y promoción 
de los derechos de los 
pueblos indígenas 
incluyendo 
identificación y 
posterior supervisión de 
las tierras indígenas. 
 
 
34 
 
ONGs 
Instituto del Hombre 
y Medio Ambiente de 
la Amazonía 
Imazon 1990 
Investigación y 
búsqueda de soluciones 
a los problemas de uso 
y conservación de los 
recursos naturales en la 
Amazonia. 
Instituto 
Socioambiental ISA 1994 
Desarrollo de 
soluciones que protejan 
territorios, fortalezcan 
la cultura y 
conocimientos 
tradicionales de 
comunidades indígenas, 
quilombolas y 
caucheros 
Instituto de 
Investigación 
Ambiental de la 
Amazonía 
IPAM 1995 
Producción de 
conocimiento, 
implementación de 
iniciativas locales e 
influencia en las 
políticas públicas 
Fundación Amazonía 
Sostenible 
FAS 2008 
Ejecución de proyectos 
centrados en la 
educación, el 
emprendimiento, el 
turismo sostenible, la 
innovación, la salud en 
áreas protegidas 
Cartografía Anual del 
Uso y la Cubierta del 
Suelo en Brasil 
MapBiomas 2015 
Producción de 
cartografías anuales de 
cobertura y uso del 
suelo y realización en 
seguimiento mensual 
de la superficie del 
agua y las cicatrices de 
incendios con datos a 
partir de 1985 
Fuente: Elaboración propia 
 
Además de las instituciones también son actores importantes para la preservación del bosque las 
comunidades locales y pueblos tradicionales que allí viven. Estos son los indígenas, los caucheros 
– o seringueiros, en portugués – los quilombolas, ribeirinhos, pescadores y otros. La diversidad 
étnica y poblacional presente en la Amazonía concilia con la gestión sostenible para la 
conservación de la biodiversidad. Los pueblos y comunidades tradicionales encuentran en la caza, 
la pesca y en la extracción una fuente de alimentos e ingresos. Además, combinan este modo de 
 
 
35 
 
vida con conocimientos tradicionales que contribuyen a la conservación del bioma y, por tanto, 
al mantenimiento de los servicios ecosistémicos. Estas poblaciones han domesticado varias 
especies fructíferas de la región, lo que refuerza el potencial de esta actividad para el desarrollo 
sostenible de la Amazonia [IPSN, 2023]. Se puede encontrar la descripción de esos pueblos 
también en el anexo I. 
 
La garantía y protección de los territorios tradicionales es fundamental para el mantenimiento de 
las funciones ecológicas del bioma y de toda su biodiversidad y para un desarrollo justo y 
sostenible. Las prácticas de los pueblos y comunidades tienen tradicionalmente una lógica de 
gestión para la sostenibilidad, muchas veces despreciada por la sociedad, pero que ha demostrado 
ser la alternativa más viable para la supervivencia de la Amazonia [IPSN, 2023]. 
 
Por fin, cabe señalar que la sociedad, los votantes, los consumidores y los inversores también 
pueden tenerun papel importante en la preservación de la selva. Cada ciudadano brasileño y 
mundial, como consumidor, puede ayudar a convertir a las empresas en aliadas de la conservación 
mediante compras e inversiones. Los mercados corporativos también desempeñan un papel 
importante. Las iniciativas que valoran y hacen visibles los compromisos con la conservación son 
esenciales para canalizar la atención de la sociedad y promover el cambio por parte de políticos 
y empresas. Encuestas de opinión muestran que la mayoría de los brasileños apoya la 
conservación de los bosques y, de hecho, en varios momentos la participación y la presión de la 
sociedad han favorecido la conservación de la Amazonia [Greenpeace et al, 2017]. 
 
4.2 Competencias 
 
En la Amazonía, en general, cada estado tiene una agencia ambiental de administración directa, 
que se ocupa de la elaboración de políticas públicas y una autarquía – administración indirecta – 
que tiene el papel de ejecutar las políticas ambientales. Quien debe controlar la deforestación y 
aplicar sanciones administrativas es quien tiene la competencia para autorizar la supresión vegetal 
para uso alternativo del suelo y para la explotación maderera a través del plan de manejo forestal 
sostenible, que en este caso son los estados y el Gobierno Federal [Schimitt, 2015]. 
 
Según Schimitt (2015), a partir de un análisis de la tasa de deforestación de 2014, 
aproximadamente el 85,6% de la deforestación que ocurre en la Amazonia, la responsabilidad de 
inspeccionar y aplicar sanciones administrativas es de la Oema (Organismo estatal de medio 
ambiente). Sin embargo, debido a la relevancia del asunto para Brasil, la Federación, a través del 
Ibama, ha ejercido esta competencia de forma complementaria y por eso la mayor parte del 
esfuerzo de fiscalización ambiental del órgano se dirige a esta demanda. Si el Ibama actúa sólo 
en sus competencias primarias y deja de fiscalizar la parte de la deforestación en la Amazonia, 
que es competencia primaria de los estados, es posible que la deforestación vuelva a aumentar, ya 
que la falta de estructura de los órganos ambientales estatales no posibilita las condiciones 
[Schimitt,2015]. Además, son los estados los responsables por la aplicación del Código Forestal, 
el principal instrumento jurídico para la protección de los bosques en las propiedades privadas 
[CPI/PUC-Rio, 2022]. 
 
Sin embargo, como previamente mencionado, ha habido un aumento importante en el nivel de 
deforestación observado principalmente en áreas públicas federales y áreas sin información de 
títulos de propiedad en los últimos años. Entre 2018 y 2021, la superficie deforestada en esos 
 
 
36 
 
territorios aumentó 91% y 74%, respectivamente. Un estudio de la CPI/PUC-Rio (2022), indica 
que, en términos de escala, la prioridad para combatir la deforestación en tierras públicas está en 
los territorios federales – ya que el ámbito para un mayor impacto de la acción estatal está en las 
áreas privadas. Asimismo, corresponde a las autoridades públicas, tanto federales como estatales, 
promover la planificación territorial en zonas sin información sobre la propiedad de la tierra como 
forma de combatir la pérdida de bosques en estos territorios [CPI/PUC-Rio, 2022]. 
 
Gráfico 6. Deforestación por tipo de tierra 
 
Fuente: CPI/PUC-Rio, 2022 
 
Cabe señalar aquí también que, según Fearnside (2021), la fuerza de las medidas de gobernanza 
varía en función de los ciclos electorales, con una tendencia a relajar la aplicación de la normativa 
medioambiental antes de las grandes elecciones, lo que produce una relación significativa entre 
las tasas de deforestación y las elecciones. 
 
4.3 Programas y Políticas del Gobierno 
 
En Brasil, hasta la década de 1980 la sustitución de bosques en gran escala no sólo se consideraba 
necesaria para el desarrollo regional, sino que era directamente estimulada por programas y 
recursos públicos. Con la divulgación generalizada de las altas tasas de deforestación de las 
décadas de 70 y 80 y el establecimiento, en 1981, de la Política Nacional de Medio Ambiente – 
que tenía como objetivo la preservación, mejora y recuperación de la calidad ambiental en Brasil 
– se inició un cambio en la percepción del país acerca de las cuestiones ambientales y del 
problema de la deforestación [Capobianco, 2017]. 
 
En medio de la intensa movilización de la opinión pública internacional y nacional en la década 
de 1980, Brasil dio el primer paso en el ámbito jurídico hacia un cambio en la visión del futuro 
de su mayor selva, con la aprobación de la Constitución de Constitución de 1988 que, en su 
artículo 225 definía la Amazonia como patrimonio nacional y establecía las condiciones para su 
uso. Según Capobianco (2017) es innegable que en un corto período de tiempo – entre 1988 y 
 
 
37 
 
1989 – ha habido una rápida evolución en los marcos institucionales y jurídicos en el país: como 
la creación del Ibama, la revisión del Código Forestal Brasileño y la institución del PRODES, por 
el INPE. 
 
4.3.1 Políticas de Mando y Control 
 
Entre los instrumentos de regulación, vigilancia, investigación y sanción de infracciones y delitos 
medioambientales, se destacan la Constitución Federal de 1988, la Ley de Crímenes Ambientales 
(LCA), de 1998, y el Decreto N.º 6.514/2008, de 2008 [Gandour, 2021]. 
 
El previamente mencionado artículo 225 de la Constitución Federal reconoce que toda persona 
tiene derecho a un medio ambiente ecológicamente equilibrado. Una acción que cause daños a 
los elementos que componen el medio ambiente es una violación de un derecho y, por lo tanto, 
constituye un delito. La Constitución también establece la triple responsabilidad ambiental – 
esferas penal, administrativa y civil – y determina que las conductas y actividades perjudiciales 
al medio ambiente someterán a los infractores a sanciones penales y administrativas, 
independientemente de la obligación de reparar el daño causado [Gandour, 2021]. 
 
La LCA reglamenta las esferas penal y administrativa de la responsabilidad ambiental previstas 
en la Constitución Federal, definiendo las infracciones ambientales y determinando las sanciones 
penales y administrativas asociadas a ellas. Por último, el Decreto N.º 6514/2008 trata 
exclusivamente de las infracciones y sanciones administrativas, estableciendo el procedimiento 
administrativo federal para la investigación de las infracciones y definiendo las sanciones 
aplicables en cada caso. Entre otras disposiciones, regula el uso de multas, embargos e incautación 
y destrucción de productos e instrumentos asociados a delitos ambientales [Gandour, 2021]. 
 
4.3.2 El Código Forestal 
 
El Código Forestal es la ley que establece las normas generales sobre dónde y cómo se puede 
explotar la vegetación autóctona del territorio brasileño. Sus principales instrumentos para la 
protección de la vegetación autóctona son las Áreas de Preservación Permanente (APP) y la 
Reserva Legal [OECO, 2014]. 
 
La Reserva Legal es la porción de cada propiedad o posesión rural que debe ser preservada, ya 
que abriga una parte representativa del ambiente natural de la región donde está localizada y, por 
lo tanto, necesaria para el mantenimiento de la biodiversidad local. La explotación forestal 
sostenible se realiza dentro de los límites establecidos por la ley para el bioma donde se encuentra 
la propiedad. Ya las Áreas de Preservación Permanente tienen la función de preservar lugares 
frágiles como riberas de ríos, cimas de colinas y laderas, que no pueden ser deforestados para 
evitar la erosión y los deslizamientos de tierra, además de proteger los manantiales, la fauna, la 
flora y la biodiversidad de estas áreas. Las APPs son zonas naturales intocables, con límites 
estrictos, donde no está permitido construir, cultivar ni explorar económicamente [OECO, 2014]. 
 
El primer Código data de 1934 y, desde entonces, ha sufrido importantes modificaciones, como 
la de 1965, que lo hizo más exigente. Su última versiónse aprobó en mayo de 2012 y fue objeto 
de una intensa batalla en el Congreso. A pesar de determinar que la eliminación de la vegetación 
ocurrida en APPs o Reservas Legales debe ser recuperada, el Nuevo Código Forestal (ley federal 
 
 
38 
 
N.º 12.651/12) estableció reglas y parámetros más flexibles para el cumplimiento de los requisitos 
de conservación de la vegetación en áreas que fueron desbrozadas ilegalmente antes del 22 de 
julio de 2008 [Gandour, 2021]. 
 
4.3.3 Creación de Áreas protegidas 
 
La creación y defensa de áreas protegidas es un componente importante de cualquier estrategia 
para frenar la deforestación. Las áreas protegidas en Brasil incluyen tanto las Tierras Indígenas 
(TI), que están bajo la responsabilidad de la FUNAI, como las Unidades de Conservación (UC), 
que dependen del MMA si son federales, o bajo la responsabilidad de organismos equivalentes a 
nivel estatal si han sido creadas por los gobiernos de los estados [Fearnside, 2021]. 
 
La categoría de un área protegida, junto con su nivel estatal o federal, afecta a la eficacia de la 
reserva para evitar la deforestación – las tierras indígenas tienen menores porcentajes de áreas 
deforestadas, por ejemplo. Con el Programa de Áreas Protegidas del Amazonas (ARPA), que creó 
y fortificó una serie de áreas protegidas a partir de 2002 para cumplir el objetivo de proteger 
600.000 km2 de la selva amazónica, se ha demostrado que las reservas implican una reducción de 
la deforestación [(Fearnside, 2021]. Además, las UC y las Tierras Indígenas almacenan juntas 
alrededor del 56% del carbono de la Amazonia brasileña [Amazoniar, 2023]. 
 
Asimismo, se pueden seleccionar lugares para crear barreras que bloquean el avance de la 
deforestación. Por ejemplo, en 2004, el estado de Amazonas creó un mosaico de 30.000 km2 de 
zonas protegidas para bloquear la entrada de la deforestación desde Mato Grosso. Otro ejemplo 
es la zona blindada a lo largo de la carretera BR-319 donde se supone que las áreas protegidas 
actúan de forma similar al blindaje de un tanque de guerra para impedir que la deforestación 
atraviese la barrera de reservas paralela a la autopista [Fearnside, 2021]. Se puede observar las TI 
y UC delimitadas hasta 2023 y la superficie deforestada en 2022 en el mapa 5 abajo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
39 
 
Mapa 5. Áreas protegidas y deforestación en la amazonia brasileña 
 
Fuente: Elaboración propia a partir de datos cartográficos de Terrabrasilis (2023) 
 
Unidades Federales de Conservación (UC) 
 
Unidad de Conservación (UC) es la denominación creada por el Sistema Nacional de Unidades 
de Conservación de la Naturaleza (SNUC) – Ley N.º 9.985, de 18 de julio de 2000 – a las áreas 
naturales sujetas a protección por sus características especiales. Tienen la función de salvaguardar 
la representatividad de porciones significativas y ecológicamente viables de las diferentes 
poblaciones, hábitats y ecosistemas del territorio, preservando el patrimonio biológico existente. 
Además, garantizan a las poblaciones tradicionales el uso sostenible de los recursos naturales de 
forma racional y también permiten a las comunidades circundantes desarrollar actividades 
económicas sostenibles [OECO, 2013a]. 
 
El SNUC prevé diferentes usos y regulaciones para las unidades de conservación – básicamente 
se dividen en dos categorías: las unidades de uso sostenible, que prevén la utilización de sus 
recursos de forma ambientalmente sostenible; y las unidades de protección integral, creadas para 
proporcionar un mayor grado de protección a la fauna, la flora, el patrimonio kárstico (cuevas, 
grutas, etc.) y otros recursos naturales que puedan encontrarse en una UC [ICMBio, 2023]. 
 
Algunas categorías de UCs son: 
o Reserva Particular del Patrimonio Natural (RPPN) 
o Reserva extractivista (Resex) 
o Reserva del Desarrollo Sostenible (RDS) 
o Reserva Biológica 
o Refugio de la Vida Silvestre 
 
 
40 
 
o Parque nacional, estadual y natural municipal 
o Monumento natural 
o Bosque nacional, estadual y municipal 
o Estación Ecológica 
o Área de Protección Ambiental 
 
Tierras Indígenas (TIs) 
 
La demarcación de las Tierras Indígenas sirve para garantizar el derecho indígena a la tierra, ya 
que establece la extensión de la posesión indígena, ayuda a garantizar la protección de los límites 
demarcados e impedir la ocupación por terceros. Después de la etapa de demarcación física y 
publicación de la decisión del Ministerio de Justicia en el Diario Oficial, estas tierras son 
ratificadas y registradas como propiedad de la Unión, pero disfrutadas por los indígenas. Hoy, la 
Amazonia cuenta con 424 Tierras Indígenas reconocidas, en diversas etapas del proceso de 
demarcación [Pereira y Santana, 2023]. 
 
Desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la integridad de los ecosistemas y en 
la lucha contra el cambio climático, ya que actúan como barreras contra la deforestación en la 
Amazonia. Según la encuesta MapBiomas 2022, la deforestación en tierras indígenas fue de sólo 
el 1% en 30 años. Las Tierras Indígenas ocupan el 13,9% del territorio nacional y protegen el 
19,5% de la vegetación nativa del país. 
 
4.3.4 Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación en la 
Amazonia Legal (PPCDAm) 
 
El Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación en la Amazonia Legal 
(PPCDAm) se creó en 2004 y tiene como objetivo reducir continuamente la deforestación y crear 
las condiciones para la transición a un modelo de desarrollo sostenible en la Amazonia Legal. El 
Plan se estructuró para abordar las causas de la deforestación de forma global, integral e intensiva, 
con acciones articuladas en torno a tres ejes temáticos: (i) ordenamiento territorial y de la tierra, 
(ii) monitoreo y control ambiental, y (iii) fomento de actividades productivas sostenibles. 
 
A lo largo de sus 3 fases de ejecución (2004 a 2008; 2009 a 2011; y 2012 a 2015), el Plan ha 
contribuido en gran medida a la drástica reducción de la tasa de deforestación en la Amazonia 
[REDD+ Brasil, 2017]. La cuarta fase del PPCDAm (2016-2020) aportó nuevos elementos, con 
énfasis en un sistema más refinado de gestión de indicadores y resultados y en una planificación 
más clara; sin embargo, el plan no se aplicó en su totalidad y no alcanzó sus objetivos [MMA, 
2023]. El 5 de junio de 2023 – día mundial del medio ambiente – el gobierno Lula presentó la 
quinta fase del PPCDAm (2023-2027) que será discutida más adelante en la metodología y 
resultados. 
 
Asumiendo que el combate a las causas de la deforestación ya no podía ser conducido de forma 
aislada por los órganos ambientales, uno de los principales retos iniciales fue integrar esa lucha 
en las políticas del Estado brasileño. Coordinado por la Casa Civil hasta marzo de 2013, y a partir 
de entonces por el Ministerio de Medio Ambiente, el Plan es implementado por más de una docena 
de ministerios [REDD+ Brasil, 2017]. El plan fue pionero tanto en el contenido, al introducir 
instrumentos innovadores de política pública, como en la forma, al considerar la lucha contra la 
 
 
41 
 
deforestación una responsabilidad interministerial y no sólo del Ministerio de Medio Ambiente 
[Gandour, 2021]. 
 
El PPCDAm también promovió cambios institucionales que mejoraron las capacidades de mando 
y control en la Amazonia. El Ibama trató de mejorar la cualificación de su personal estableciendo 
requisitos más estrictos en su proceso de contratación. Esto condujo a un aumento tanto del 
número como de la calidad del personal de control [Assunção, Gandour y Rocha, 2013]. Según 
Assunção, Gandour y Rocha (2013), uno de los cambios clave introducidos por el PPCDAm fue 
el uso DETER. Como ya mencionado, el DETER es un sistema basado en satélites que capta y 
procesa imágenes utilizadas para identificar los focos de deforestación y emitir alertas que señalan 
las zonas que necesitan atención inmediata. Sin embargo, como el satélite utilizado en DETER

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