Logo Studenta

América Latina y el Medio Oriente en el marco estructural y funcional dei sistema internacional contemporáneo

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

AMÉRICA LATINA Y EL MEDIO ORIENTE 
EN EL MARCO ESTRUCTURAL Y FUNCIONAL 
DEL SISTEMA INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO 
1. Algunas reflexiones acerca de la evolución mundial 
contemporánea; 2. Breves consideraciones sobre la in­
fluencia de la política imperialista en las regiones perifé­
ricas; 3. Algunos datas sobre las vinculaciones políticas 
de la Argentina con los países dei Medio Oriente; 4. 
Reflexiones finales. 
SIL VIA SUDOL'" 
1. Algunas reflexiones acerca de la evolución mundial contemporánea 
La emergencia de dos superpotencias, Estados Unidos y Unión Soviética, 
luego de la segunda guerra mundial dio origen a lo que 1 aguaribe ha denomi­
nado "sistema interimperial". 
Si bien formalmente aparecen como naciones independientes, semejantes a 
las demás, se hallan dotadas de un potencial económico-tecnológico y político­
militar que excede el nivel deI resto de los países deI mundo. 
Las demás naciones surgen como independientes a los fines jurídicos y son 
consideradas interlocutores autónomos y dotados de soberanía propia en las 
relaciones internacionales. a pesar de la dependencia tecnológico-económica y 
político-militar que en mayor o menor medida las caracteriza. 
Este sistema interimperial implica además la división del mundo en dos áreas 
de influencia hegemónica y algunos espacios geopolíticos, notablemente en 
África, que continúan siendo objeto de disputa entre las dos superpotencias.! 
Este rígido marco de posguerra convertía a los países periféricos en áreas 
altamente dependientes, con escasos márgenes de salida y fuerte vulnerabilidad 
externa. 
La década del '70 dejó traducir ciertas posibilidades de cambio y algunas 
alternativas que flexibilizaron el régimen bipolar que sostenía aI orden vigente 
en el sistema internacional. 
Una serie de cambios sustanciales en la correlación de fuerzas internaciona­
les en todos los niveles, aunque principalmente en la correlación de fuerzas 
político-militares entre Estados Unidos y la URSS ya hacia mediados de los 
'60 había posibilitado el surgimiento de la détente. Esta se encontraba entonces 
en pleno desarrollo en la década deI '70. 
>, De la Faculdad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad 
Nacional de Rosario, Argentina. 
! Jaguaiibe, Helio. Hegemonía céntrica y autonomía periférica. In: Hill, Eduardo y To­
massini. Luciano, comp. América Latina y el nuevo orden económico internacional. Buenos 
Aires. Belgrano, 1982. p. 18. 
R. C. pol., Rio de Janeiro, 30(4):55-68. out./dez. 1987 
El resurglmlento dentro deI bloque capitalista de otros centros de poder eco­
nómicos y políticos, como Europa Occidental y Japón, las contingencias susci­
tadas en el bloque socialista a causa del conflicto chino-soviético (lo cual trajo 
aparejada da nueva presencia de la República Popular de China como centro 
de poder en las relaciones internacionales), la agudización de los problemas 
de la economía capitalista mundial y fundamentalmente el reconocimiento de 
hecho por parte de Estados Unidos de la fuerza de disuasión nuclear soviética 
y una paridad en la correlacÍón de fuerzas político-militares entre ambas poten­
cias, evidenciaban la necesidad de replantear no sólo las doctrinas estratégicas, 
sino también de implementar nuevas formas de negociación internacional que 
permitieran ensanchar el espacio político estrecho de fuerzas en el que so habían 
mantenido las relaciones antagónicas entre el bloque capitalista y el socialista.2 
Sin embargo, la evolución dei sistema internacional no se detiene. Por e! 
contrario, desde la década de! '70 se han comenzado a experimentar con mayor 
vigor cambios estructurales que demuestran junto a la emergencia de nuevos 
centros de poder, una estructura internacional más fluída e interdependiente 
pero la vez más fragmentada e incierta. 
EI capitalismo en su fase transnacional, característica fundamental en la actua­
lidad, requiere por una parte una constante superación tecnológica, lo cu aI im­
pulsa el proceso de aceleración de la historia y por otra parte, frente a esa 
necesidad de avance tecnológico los países periféricos ingresan ai círculo vicio­
so dei endeudamiento externo. 
Si bien el proceso de transnacionalización posibilita un más ancho margen 
de maniobra a los países periféricos, el Estado deja de monopolizar el manejo 
de Ias relaciones externas y nuevos agentes comienzan a intervenir en elIas, po­
niendo en juego recursos de poder no tradicionales, paralizando de esta forma 
los centros nacionales de decisión en beneficio de esa característica central deI 
mundo contemporáneo. 
A eIlo debe sumarse, ya en Ia década dei '80 la vuelta de Estados Unidos a 
la política deI Gran Garrote, una visión neoglobalista del mundo, con ambicio­
nes hegemónicas renovadas, la agudización de los conflictos regionales (funda­
mentalmente Centroamérica y Medio Oriente), el deterioro de los precios de los 
productos primarios, el ajuste de las políticas proteccionistas de las economías 
centrales y la pérdida por parte de los acuerdos de productores deI Tercer Mun­
do (como la OPEP) de la capacidad de actuar en forma conjunta y homogénea. 
"EI sistema internacional se caracteriza por la distribución individual de 
poder entre los Estados y Ias relaciones de cooperación, competencia y conflicto 
que produce este proceso en su dinámica histórica." 
La distribución asimétrica de poder entre los Estados ha producido histórica­
mente una relación entre orden y poder en el sistema internacional, gracias a la 
cual Ia acción conjunta o Ia rivalidad de las grandes potencias estructuran en e! 
plano mundial un determinado orden (patrón previsible de relaciones).3 
Consideremos que el orden vigente en nuestro tiempo se encuentra en crisis 
y Ia sociedad en un profundo proceso de transición. 
~ Pena Guerrero, Roberto. La détente internacional: teoría y realidad. In: Relaciones 
Internacionales, México, UNAM, (31):113-4. 1983. 
3 Lafer, Celso. Reflexiones sobre el tema dei nuevo orden mundial en un orden mundial 
en tra/lsformación. In: Taguaribe. Helio, comp. La política internacional de los anos '80. 
Buenos Aires, Belgrano, 1982. p. 292. 
56 R.C.P. 4/87 
Un ordem que se quiebra, que ha perdido rigidez permite a los menos pode­
rosos sacar provecho de las circunstancias favorables, sirviéndose de un campo 
de juego más flexible. Sin embargo, ese orden internacional fracturado refleja 
aún en la actualidad un esquema profundamente asimétrico que sigue privile­
giando aI centro con respecto a la periferia. 
Dadas las características establecidas para el sistema internacional actual, el 
problema clave que se plantean los países periféricos continúa siendo entonces 
el acceso a la autonomía nacional como salida de la aguda vulnerabilidad externa 
que padecen. 
Sin embargo, en la transición de un orden a otro, producida a largo plazo, 
junto a las demandas de autonomía nacional, luego de un oscuro período carac­
terizado por gobiernos autoritarios en no pocos países deI mundo la demanda de 
democratización es otra expresión clave dentro de ese orden en cambio. 
Será necesario entonces concretar un reordenamiento en el ámbito interno de 
los países, intentando a la vez una mayor adaptación a las circunstancias deI 
mundo moderno. 
2. Breves consideraciones sobre la influencia de la política imperialista en las 
regiones periféricas 
Los países a estudiar en el presente trabajo (Argentina, Argelia, Arabia Saudí, 
Egipto, Israel e Irán), revisten en mayor o menor medida la condición de de­
pendientes, periféricos o subdesarrollados. 
Los mismos han sido, a través deI tiempo, piezas claves para el interés de la 
potencia dominante de turno, observándose en todos los casos e1 predominio 
amplio de Gran Bretana, quien dejó paso luego a Estados Unidos, excepto Ar­
gelia, cuya potencia colonizadora fue Francia. 
EI imperialismo británico actuó de maneras diversas de acuerdo a las circuns­
tancias que se presentaban, ya que tanto Egipto, Irán y Palestina (hoy Israel 
y partede Jordania) revistieron todas las características de colonia, con ocupa­
ción política y militar en sus territorios, mientras que en Arabia Saudí actuó 
ejerciendo amplia influencia en su clase dirigente y en la Argentina, donde el 
rol de potencia colonizadora lo había desempenado Espana, Gran Bretana bregó 
fundamentalmente por favorecer sus propios intereses económicos a través de 
la instalación de ciertas industrias apropriadas para satisfacer las necesidades 
de su mercado interno (como los frigoríficos) y estableciendo caminos y vías 
férreas en la clásica forma de abanico con centro en e1 puerto de Buenos Aires, 
lo cu ai contribuyó a la formación de una estructura imperialista interna carac­
terizada por la dependencia deI interior (que poco a poco perdió el vigor de 
sus economías regionales) para con Buenos Aires (que se convirtió en el más 
fiel aliado de los intereses foráneos). 
En todos los casos Gran Bretana fomentó la formación de élites desnacio­
nalizadas, miembros de la oligarquía terrateniente o de las clases dirigentes 
de las naciones periféricas, funcionales a la tarea de afianzar la condición de 
dependientes de los países afectados a cambio deI logro de ciertos beneficios 
personales o de su propio grupo social. 
Poco a poco el predominio británico fue reemplazado por e1 poder hege­
mónico norteamericano, lo cual redujo aún más las posibilidades de los países 
dependientes de abandonar su situación de tales, agravándose el cuadro de 
América Latina 57 
situación si se tiene en cuenta que a partir de la segunda posguerra la otra 
gran potencia vencedora, la Unión Soviética, se disputará con Estados Unidos 
el poderío en distintas áreas deI mundo. 
Concretamente en el Oriente Medio el comportamiento de la URSS implica 
dos orientaciones generales: la que afirma que su política es de naturaleza 
esencialmente defensiva (es decir, que esta región no sea utilizada como base 
de ataque militar o subversión política en su contra) y quienes afirman que la 
política soviética en el Medio Oriente es ofensiva y tiende a eliminar la 
influencia occidental en la región.4 
Desde el punto de vista soviético la región deI Medio Oriente significa funda­
mentalmente el acceso inmediato a puertos de aguas calientes (objetivo histó­
rico de la Rl1sia zarista), alcanzar un camino marítimo a través de los mares 
:'>Jegro, Rojo y Mediterráneo, que desemboque en el Índico y en el Golfo 
Pérsico (Árabe), expandirse en la región y provocar la socialización dei mun­
do árabe.5 
Es preciso recordar que la URSS tiene contacto fronterizo a lo largo de la 
línea sur con grandes países musulmanes (entre ellos Irán), tiene una impor­
tante cantidad de población perteneciente a la religión islámica y por otra parte 
(~;e:1!a t:nr.bién con gn:n cantidad de población de origen judío, lo cual 
provoca no pocas tensiones con el Estado de Israel, que solicita la salida 
de esos habitantes da la URSS para incorporarIos a su territorio. Precisamente 
en el momento actual se concretan conversaciones entre funcionarios soviéticos 
e israeIíes en Helsinki a propósito de ese problema (agosto de 1986). 
AIgunas tácticas utilizadas por la URSS para ganar influencia en el Medio 
Oriente (particularmente en los países árabes) son: otorgar avuda militar a sus 
clientes de la región, ayuda económica (por ejemplo para la construcción de 
la represa de Asuán en Egipto), Tratados de Amistad y Cooperación (con 
Egipto en 1971, si bien fue denunciado en 1976; con Iraq en 1972; con 
Somalía en 1974, denunciado en 1977; con Yemen dei Sul en 1976 y con 
Siria en 1980). 
Por otra parte, Moscú ha explotado la cuestión dei colonialismo de Occi­
dente y el peligro dei petróleo en la región y ha otorgado ayuda militar 
y diplomática a los países árabes contra Israel. 
Con respecto ai conflicto árabe-israelí la URSS (ai igual que Estados Cni­
dos) preparó su plano de paz, publicado en Pravela, el 2 de octubre de 1976 
y rechazado por Israel y Estados Unidos. 
Entre los puntos principales incluye: retiro total de las tropas israelíes de 
todos los territorios ocupados en 1967, derecho palestino a crear su propio 
Estado, derecho de todos los Estados deI Medio Oriente, incluído Israd, de 
vivir dentro de un área de paz y seguridad y en fin dei estado de guerra 
entre Israel y sus vecinos árabes, agregando luego la libre circulación en el 
estrecho de Tirán para los barcos israelíes y las garantías soviéticas y nor~eame­
ricana sobre los acuerdos de paz. 
4 Freedman. Robert. La réaction soviétique aux Accords de Campo David. In: Conte, 
Francis; l'vtarlres, Jean Louis. L'Union Soviétique dans les rélations internationales. Paris, 
Económica. 1982. p. 464. 
, Pausanias Michelene, Enrique, Guerra e paz en el Medio Oriente? In: Estrategia. Buenos 
Aire.,. (23):75-6, jul./ago. 1973. 
58 R.C.P. 4/87 
"Aunque el plan no prosperó y fue Estados Unidos quien logró imponer su 
propio plan de paz en la región, luego de los Acuerdos de Camp David entre 
Egipto e Israel, los dirigentes soviéticos quedaron más que satisfechos ya que 
el mundo árabe cond::!nó abiertamente esos tratados (incluída Arabia Saudí). 
Sin embargo. el resurgimiento deI Islam, que ve en la URSS el símbolo 
deI ateísmo y el boom petrolero de los afios '70 que permitió obtener grandes 
ingresos a los países de la región (y adquirir tecnología de Occidente) han 
debilitado algo las relaciones con la URSS. 
Además, Estados Unidos y en menor medida China y Francia se han opuesto 
a los esfuerzos soviéticos por establecer S'J hegemonía en la región. 
Este ha permitido a los países deI área "juzgar" con los intereses de las 
po!encias. impidiéndelcs ejerccr influencia preponderante. Si bien luego de 
Camp David, como reacción a la política norteamericana la URSS había adqui­
rido mayor preponderancia en la problemática deI Medio Oriente, ha" que 
tener en cuenta que el Estado soviético más quc artífice de ese cambio fue 
principalmente espectador exterior. 
El alejamiento momentâneo de Arabia Saudí de Estados Unidos no signi­
ficaria acercamiento a Moscú. el apoyo brindado por la URSS a la invas~ión 
de Yemen deI Sur a Yemen deI Norte fracasaría y la invasión sovi~tica a 
Aüwnistán marcada el comienzo dc un total l"é'ché'zo hacia :\1oscú Pé)!' parte 
de ~ los países musulmanes. Además los partidos comunistas árabes cado" vez 
tuvieron menos influencia y fue prohibido en Irán (con quien la URSS además 
tiene el problema de las minorías kurdas) y la doctrina marxista es fuerte­
mente resistida por los países árabes, de gran sentimiento religioso.6 
Desde E'I punto de vista norteamcricano es necesario tener en cuenta que 
su amistad con gran número de países árabes representa, entre otras cosas. 'Ia 
r,~tención de los grandes intereses petroleros de Occidente, la contención de 
expansiones soviéticas y la protección de sus comunicaciones con el Lejano 
Oriente. 
Los Estados Unidos siempre desempefiaron un rol protagónico en el Medio 
Oriente, desde las doctrinas Truman y Eisenhawer hasta la suscripción deI 
Tratado de Paz de Camp David entre Egipto e Israel, en 1978-79, que con­
sagra su posición de instaurar una paz "paso a paso" en el área. fomen­
tando de esta forma una mayor desarticulación en el ya resquebrajado mun­
do árabe. 
El presidente J ames Carter se erige en artífice y árbitro de los Acucrdos, 
que traerían aparejado entre otros hechos el asesinato deI entonces presidente 
egipcio Anuar-as-Sadat y que marcan el fin formal de la guerra entre ambos 
países pero que no ofrecen ninguna solución concreta aI problema central deI 
conflicto, este es, la creación de un Estado nacional para el pueblo palestino. 
Por otra parte el afio '79 condujo a un hecho traumático para Estados Uni­
dos en el Medio Oriente, ya que se produjo la revolución islámica en Irán, 
país que hasta ese momento bajo el gobierno dei sha Reza Pahlevi asumía 
la condición de gendarme norteamericano en la región. 
Ante estos acontecimientos la política de Ronald Reagan aparecerá comola 
restauración de los principios clásicos que habían dominado la política exte­
rior norte americana desde 1947 hasta la distensión. El conflicto Este-Oeste 
6 Freedman, Robert. op. cit. p. 467-75. 
América Latina 59 
recupera total vitalidad, siendo eje de la interpretación de los problemas mun­
diales y prioridad absoluta deI programa. 
Por lo que respecta a la política hacia el Oriente Medio de Reagan (funda­
mentalmente en la etapa de Haig) se caracteriza por el mantenimiento de 
una línea claramente pro-israelí frente a la constante oposición de los parti­
darios de una actitud más crítica con respecto a Israel (Weimberger, Clark), 
en el sobrentendido de que tanto una opción como otra se mueven dentro de la 
pauta bien establecida de la alianza norteamericana con Jerusalén. 
Esto es observable también en la actitud norte americana ante la invasión 
israelí aI Líbano (operación Paz para Galilea), la destrucción por parte de 
Israel deI reactor nuclear iraquí, la anexión de las alturas deI Golán y una 
postura profundamente contraria a la línea árabe "dura" (con un marcado 
enfrentamiento con el líder libio Moammar Kadafi). 
La inflexión pro-israelí se combinó con un aumento espectacular de venta 
de armas y compromisos militares con países árabes amigos: venta de los 
A W ACs a Arabia Saudí, suministros militares a Egipto, venta de armas a 
Jordania, etc? 
Dado que Estados Unidos niega todo reconocimiento a la Organización para 
la liberación de Palestina (OLP) como legítimo representante deI pueblo pales­
tino aparece la llamada "opción jordana". EI presidente Reagan sugiere la 
creación de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza federados con Jordania, 
en un intento por continuar con la política "paso a paso". Sin embargo, el 
rey Hussein de Jordania ha reiterado su apoyo a Yasser Arafat y ha ratifi­
cado la posición de su país con respecto a considerar a la OLP como única 
representante de los palestinos. 
Por su parte Israel considera el apoyo norteamericano entre otras cosas 
en que "siendo un pequeno país en Oriente Medio representa no sólo la 
continuidad histórica de la soberanía judía, sino también los valores demo­
cráticos y civilizadores de Occidente, lo cual Estados Unidos debe garantizar". 
Además se habla de una afinidad cultural e histórica y resulta destacable 
senalar que Estados Unidos viven actualmente cerca de seis millones de habi­
tantes de origen judío, identificados en su gran mayoría con Israel y los 
mismos son tomados en cuenta por los políticos norteamericanos. 
Se reconocen también consideraciones que responden específicamente a in­
tereses concretos de los norteamericanos en la zona. Estos tienen por objetivo 
neutralizar el avance soviético y la posibilidad de su hegemonía en la región, 
intentando mantener la influencia norteamericana.8 
Finalmente podría afirmarse con Nixon que "determinar quién domina qué 
en el Golfo Pérsico y en el Medio Oriente es la clave para determinar quién 
domina qué en el mundo.9 
Sin embargo, gran cantidad de elementos se entrecruzan y posibilitan que 
los actores de la región asuman un rol protagónico en el desarrollo de los 
acontecimientos. 
7 Barros Almazor, Pablo. La política exterior de Reagan-Haig. In: Estudios Internacio­
Ilales, Madrid, 6(2):407-11, abr./jun. 1985. 
8 Ben Ami, Shlomo; Medin, zvi. Historia dei Estado de Israel. Madrid, Rialp, 1981. 
p. 263-4. 
9 Nixon, Richard. La verdadera guerra: la tercera guerra mundial ha comenzado. Barce­
lona. Planeta. 1980. p. 91. 
60 R.C.P. 4/87 
Si bien se hallan ubicados justamente en la llamada "encrucijada deI mun­
do", podrá observarse que de acuerdo a su desempeno en foros internacionales 
y relaciones bilaterales algunos países poseen cierto grado de permisibilidad 
internacional (Argelia, Arabia Saudí, Irán). 
Esto último probablemente los diferencie de alguna manera de la Argentina, 
quien además de no haber logrado aún un nivel razonable de viabilidad 
nacional, halla escaso margen de permisibilidad internacional. Además sus 
relaciones con las grandes potencias (casi en su totalidad con los Estados 
Unidos) no se reflejan directamente como en el caso deI Medio Oriente, sino 
fundamentalmente a través de lazos económicos que sujetan las posibilidades 
de tomar decisiones autónomas y agudizan su vulnerabilidad externa. 
3. Algllnos datas sobre las vinclllaciones políticas de la Argentina con los 
países dei Media Oriente 
La República Argentina encuentra en el Medio Oriente amplias posibili­
dades para la cooperación. EI marco político, si bien siempre algo más rí­
gido que el menos comprometido aspecto económico, presenta algunas alter­
nativas concretas para el diálogo y las iniciativas conjuntas. 
Los cinco países deI Medio Oriente que consideramos claves para la polí­
tica exterior argentina (Arabia Saudí, Argelia, Egipto, Israel e Irán) , con 
los matices propios que los caracteriza, significan de alguna manera las vías 
de acceso hacia el Golfo Pérsico (Árabe) y el Norte de África. 
En principio si se observa la importancia de estas comunidades en la com­
posición étnica argentina, deI total de población extranjera residente en el país, 
antes de 1930 deI Cercano y Medio Oriente (fundamentalmente de Siria y 
Líbano) habían ingresado 12.494 habitantes mientras que entre 1976 y 1980 
el ingreso se redujo a 914.\0 Con respecto a la inmigración de origen judío, 
tuvo gran importancia a principios y hasta mediados de siglo (fundamental­
mente procedente de países de Europa Oriental). En la actualidad los habi­
tantes de origen judío representan menos deI 2% de la problación total deI 
paísY 
Pese a la paralización de la ola inmigratoria en la Argentina a partir de 
la mitad deI presente siglo es innegable que los descendiantes de aqueUos 
inmigrantes, junto aI proceso de asimilación a la scoiedad argentina se sienten 
también apegados a sus orígenes y constituyen un importante factor de poder 
en lo que respecta a la elaboración política hacia la tierra de sus antepasados. 
Cabe agregar a este somero análisis que junto a la preponderancia que está 
tomando Irán en el aspecto económico para la Argentina (fundamental com­
prador de arroz) se destaca un importante grupo de inmigrantes de ese origen 
que se ha establecido fundamentalmente en Buenos Aires durante los últi­
mos anos. 
La República Argentina, que ha adoptado para su gobierno la forma repre­
sentativa, republicana y federal, con un régimen presidencialista y pluralidad 
10 Censo Nacional de Población y Vivienda-1980. Serie D, Resumen Nacional, Ministerio 
de Economía, Secretaría de Hacienda, Buenos Aires, Indec, 1983. 
11 Lewin, Boleslao. C6mo fue la inmigraci6n judía en la Argentina. Buenos Aires, Plus 
Ultra, 1983. p. 319. 
América Latina 61 
de partidos políticos se diferencia de los países analizados en algunos aspectos 
en su organización institucional. 
Argelia es una república democrática y popular, cuyo órgano superior de 
gobierno es el Consejo Revolucionario y el único partido es el Frente de 
Liberación Nacional; Egipto es una república con sistema presidencialista y el 
partido político dominante es el Nacional Demócrata (oficialista) si bien exis­
ten otros; el Reino de Arabia Saudí es una monarquía patriarcal donde no 
existen partidos políticos, ya que siendo una monarquía absoluta no se realizan 
elecciones y se rige por la ley coránica; el Estado de Israel es una república 
democrática parlamentaria, no posee constitución escrita y el parlamento 
(Knesset) es la autoridad suprema, es pluripartidista si bien casi en la tota­
lidad de su historia ha predominado el Partido Laborista; Irán es una repú­
blica islámica cuvo sistema se basa en una organización parlamentaria y se 
ajusta aI principi~ de división de poderes para la administración deI país, los 
principios deI sistema gubernamental así como su estructura básica se funda­
mentan en los cánones islámicos y las órdenes divinas. 
Israel presenta una situación relativamente distinta a los países que secon­
sideran en el presente trabajo, ya que el resto de los mismos actúan junto a 
la Argentina en foros internacionales representativos de los países deI Tercer 
Mundo. El Estado de Israel, aI no participar de los mismos sólo nos permite 
un análisis más individual de su relación con la Argentina, así como su desem­
pefio en las Naciones Unidas. 
Las relaciones entre ambos países siempre han sido muy buenas. Desde el 
inmediato reconocimiento por parte de la Argentina aI mismo luego de su 
creación como Estado nacional hasta los inumerables convenios suscriptos 
acerca de los más diversos temas y el intercambio de misiones que tratan 
de intensificar probables campos de cooperación. Las relaciones diplomáticas 
entre ambos países se establecieron en 1949 y desde entonces se entablaron 
importantes canales de comunicaciÓn. 
lndudablemente una de las áreas que se destaca en la relación con Israel 
es la que se refiere a intercambio científico-tecnológico. 
La relevancia que este país ha adquirido fue expresada en noviembre de 
1985 con la visita de ArieJ Sharon, Ministro de lndustria y Comercio israelí, 
quien realizó contactos con representantes de distintas áreas nacionales y 
suscribió con autoridades argentinas un Memorándum de Entendimiento. Otro 
dado de importancia es la posibilidad de que el presidente argentino, Dr. Raúl 
Alfonsín, viaje en un futuro próximo a este país deI Medio Oriente. 
En las Naciones Unidas la Argentina ha adoptado una posición de "equi­
distancia" en lo referido aI conflicto árabe-israelí, lo cual se traduce en 
abstenciones ante el tratamiento de la questión y esta misma actitud adopta 
Israel en lo que respecta a los temas relacionados con la Argentina, específi­
camente la cuestión Malvinas. 
Dado el escaso margen que se observa para plantear una relación con Israel 
en términos más amplios (plano de relaciones multilaterales), se considera 
que la misma debe ser encauzada como hasta el presente en el contexto de la 
cooperación bilateral, ya que es allí donde pueden obtenerse resultados sig­
nificativos. 
Con respecto a la República Islámica de Irán se observa que en lo~ úl­
timos afios ha adquirido particular relevancia para el comercio exterior argen­
tino. Si bien no se puede afirmar que esto se encuadre en un marco estricta-
62 R.C.P. 4/87 
mente político, sino preferentemente en una coyuntura positiva para la ex­
portación de granos argentinos hacia ese país, sí sería Irán quien ubica a la 
Argentina en un plano político favorable en el corto y mediano plazo. 
Irán considera, de acuerdo a algunos medios de comunicación argentinos, 
la posibilidad de estrechar vínculos políticos y culturales con nuestro país. 
Sin embargo, la guerra que mantiene con Iraq, otra nación amiga de la Argen­
tina, representa por el momento un alto, ya que la República Argentina se 
ha pronunciado "neutral" ante la misma y mantiene relaciones amistosas con 
ambos países. 
De todos modos han sido insistentes las versiones que afirmaban la venta 
argentina a Irán de dos fragatas tipo 42, Hércules y Santísima Trinidad, que 
integran la flota marina de guerra (y como contrapartida la venta de aviones 
Pucará a Iraq, lo cu ai suscitó polémicas fundamentalmente entre las grandes 
companías arroceras por temor a perder el importante mercado iraní). 
La República Islánica de Irán, que estableció relaciones diplomáticas con 
la Argentina en 1947, integra junto a éste eI Movimiento de Países No Aliena­
dos. AIlí ambas naciones se enfrentan a los mismos problemas por resolver 
y si bien las resoluciones de No Alienados se adoptan por consenso, podría 
sefialarse que la actitud iraní refleja una línea más "dura" que la posición 
argentina. Con respecto a Malvinas este país apoya con sus votaciones la posi­
ción argentina. 
Podría decirse que Irán ha ido avanzando en 10 referido a sus relaciones 
con la Argentina. Evidentemente aún se encuentra en la fase de afirmación 
de sus relaciones económicas. Sin embargo, a partir de éstas es posible co­
menzar a transitar el camino hacia un acercamiento más integral. 
La República Árabe de Egipto se presenta como uno de los tradicionales 
aliados de la Argentina en el Medio Oriente, sea por su condición destacada 
en el mundo árabe o por la continuidad en el nivel de relaciones bilaterales 
evidenciado a través deI tiempo. 
Su trayectoria en el ámbito deI Tercer Mundo y su política de neutra­
lismo positivo erigieron aI Egipto de Nasser en artífice dei Movimiento de 
Países no Alienados y vocero de las reivindicaciones de los países dependientes. 
Sin embargo en los últimos afios, entre otras causas, a partir de la firma 
de los Tratados de Paz de Camp David con Israel, Egipto no sólo fue aislado 
en el mundo árabe, sino también en todo el Tercer Mundo. 
Así mismo, las relaciones argentino-egipcias no quedaron aI margen de estas 
circunstancias y sufrieron un elevado deterioro. 
Por una parte Egipto solicitó a varies países latinoamericanos, entre ellos 
a la Argentina, el envio de tropas aI SinaL El manejo inadecuado y la acti­
tud poco clara asumida por nuestro país provocó evidentemente una fisura 
en las ya desgastadas relaciones bilaterales. Además, la desarticulación de la 
política interna de ambos países hacia la década deI '70, el total deterioro 
de la economía egipcia, que se tradujo en un intercambio cada vez menor, 
las negativas políticas económicas aplicadas por el gobierno argentino (frente 
a las políticas subsidiarias de la Comunidad Económica Europea), así como la 
abstención egipcia en la cuestión Malvinas dieron como resultado, aI arribar 
a la década deI '80 la pérdida deI mercado egipcio y un deterioro casi total 
de las relaciones globales. 
Frente a este desalentador cuadro de situación la Argentina se haIla abocada 
en la actualidaó a la tarea de recomponer la situación con este país, com 
América Latina 63 
quien se habían establecido relaciones diplomáticas en 1947. Ha sido cubierta 
la Embajada en El Cairo, que permaneció más tiempo de lo aconsejable sin 
embajador y se llevan a cabo tratativas a nivel ministerial e inclusive a nivel 
presidencial. En este sentido, existen posibilidades de concretar una visita 
deI presidente, Dr. Raúl Alfonsín, a Egipto, quien se reuniría con su par, 
Hosni Moubarak, lo cual en principio depende de las actividades establecidas 
en ambas agendas presidenciales. 
Poco a poco entonces, pueden obtenerse las condiciones favorables para 
poner en práctica un nuevo acercamiento hacia Egipto. 
Sin embargo es prioritario que ambos países logren mejorar su situación in­
terna y obtengan un mayor grado de credibilidad a nivel internacional. 
Con respecto aI Reino de Arabia Saudí se han producido algunos impor­
tantes cambios en la última década. 
EI papel fundamental que va a juzgar el Reino a partir dei boom petrolero. 
el protagonismo de sus funcionarios económkos. su activa participación en el 
Fondo Monetario Internacional como uno de los principales acreedores inter­
nacionales, su posición de potencia mediadora en el Conflicto de Medio Oriente 
dado el respeto que recibe de los demás países deI área y el rol de impor­
tancia que asume en el más amplio marco del mundo islámico han permitido 
que éste vaya a cubrir el vacío de liderazgo que había provocado el alejamiento 
de Egipto. 
La Argentina, que estableció relaciones diplomáticas con Arabia Saudí en 
1946, mantuvo siempre excelentes relaciones con el Reino. Estas se han refle­
jado fundamentalmente a nivel económico. Sin embargo actualmente el inter­
cambio comercial entre ambos países ha descendido, observándose la apertura 
de una nueva etapa. donde se destaca preferentemente el aspecto político. 
Ya en mayo de 1985 el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la 
Argentina, Dante Caputo, viajó a ese país, analizando con su par saudí cuestio­
nes de orden económico, pero fundamentalmente "la situación conflictiva en 
el Medio Oriente y otros asuntos políticos de interés.12 
En julio de 1986 viaja aI Reinosaudí el presidente argentino, secundado 
fundamentalmente por el Canciller, el Ministro de Economía y el Secretario 
de Industria y Comercio Exterior. 
Este es un acontecimiento transcendente, dada la importancia de la dele­
gación que arribó a Djeddah y también porque ante todo se destacó la idea 
de "cooperación general entre ambos países". 
Fueron múltiples los temas que se abordaron y entre ellos se destacan: el 
conflicto centroamericano y la participación argentina en aI Grupo de Apoyo 
a Contadora, la evolución de la guerra entre Irán e Iraq, la situación del 
Líbano y el conflicto árabe-israelí, la posición saudí ante la crisis de la 
deuda externa (destacándose que este país no tiene la misma posición dura 
que la mayoría de los países acreadores, siendo uno de los mayores apor­
tantes aI FMI), la concreción de acuerdos en materia de defensa y más pun­
tualmente en el plano político que interesa a la Argentina se trató entre 
los Cancilleres de ambos países la posición de Arabia Saudí en las Naciones 
Unidas por la cuestión Malvinas. Este país se ha inclinado por la abstención, 
12 Caputo regresa a la Argentina. La Razón, 13 mayo 1985. 
64 R.C.P. 4/87 
ya que considera a ambas partes "naciones amigas", confirmando el Canciller 
saudí que el Reino no variará su posición. 
Se destaca también la posibilidad de que ambos países inicien consultas en 
relación con su participación común en el Movimiento de Países no Alienados 
con vistas a la próxima reunión cumbre en ZimbabweP 
Cabe preguntarse si luego de esta importante visita y deI compromiso asu­
mido por parte de funcionarios saudíes por visitar la Argentina un nuevo 
rumbo se abre en las relaciones entre ambos países. 
Es indudable que nuevos campos para la cooperación aparecen a partir de 
la misma, si bien se necesita tiempo y parmanencia en los contactos para lograr 
óptimos resultados. Lo importante es que se ha avanzado en la decisión de 
abrir esta significativa puerta que representa Arabia Saudí en el Medio Oriente. 
Cabe esperar ahora, continuidad y la mejor predisposición de ambas partes. 
Finalmente en esta somera referencia a los cinco países en particular corres­
ponde considerar la situación de Argelia. 
Es un país que ocupa un lugar destacado no sólo en el bloque árabe, sino 
en eI Tercer Mundo en general. La República Argentina ha obtenido amplio 
prestigio a partir de su ardua lucha por la liberación nacional, afirmándose 
como país con gran personalidad dentro deI Movimiento de no Alineados, con 
activa participación e importantes iniciativas. 
Su relativamente estable situación económica, los ingresos obtenidos a partir 
deI auge petrolero y circunstancias políticas favorables han hecho que Argelia 
ya no sea un típico país periférico o dependiente, sino que se acerque más 
bien a lo que podríamos denominar "potencias intermedias" o "clase media 
de naciones". 
En la actualidad, habiendo obtenido una neutralidad casi paradigmática para 
con las grandes potencias, lo cu aI no impide su rol protagónico y activo en 
las importantes cuestiones que preocupan a los No Alineados, Argelia se ha 
abocado a concretar un proyecto de modernización de su estructura nacional, 
par le cual requiere cooperación científica y técnica de países que se hallen 
en una situación más o menos equivalente a la propia. Argelia se ha volcado 
fundamentalmente hacia América Latina y en especial hacia Brasil y la 
Argentina. 
Nuestro país ha concretado con Argelia hasta el momento algunos Con­
venios de importancia y se destaca la visita a ese país norafricano deI presi· 
dente de la nación, Dr. Raúl Alfonsín, en octubre de 1984, quien dialogó 
con su par, Chdli Bendjedid y deI Canciller, Dante Caputo, en diciembre 
de 1984.14 
Las posibilidades de cooperación con Argelia son múltiples y los puntos de 
contacto se verifican no sólo a nivel bilateral sino también en los foros inter­
nacionales. Ambos países participan por ejemplo en el Grupo de los 24, 
donde se debate fundamentalmente el tema de la deuda externa. Si bien la 
deuda argelina se estima en 13 mil millones de dólares, gozando esa nación 
de gran credibilidad, ha adherido a la propuesta final deI Grupo sobre el 
tratamiento político de la deuda. 
13 Acuerdos en materia de defensa y de la deu da con Arabia Saudí. Clarín, 21 jul. 1986. 
14 Asistencia nuclear a Argelia. Clarín, 28 mayo 1985. 
América Latina 65 
Además, hay gran cooperaclOn entre las dos Cancillerías en lo referido a 
no Alineados, consultándose previamente sobre los distintos temas. 
Con respecto a Malvinas, Argelia siempre ha apoyado la posición argen­
tina y durante la 40 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas 
fue uno de los países que apadrinó la Resolución 40/21. 
Como corolario de esta relación que prospera intensamente (y que se había 
iniéTado en 1938 con la presencia de un Encargado de Negocios argentino 
en Argel, elevándose aI rango de Embajada en 1972), se espera para el pró­
ximo mes de octubro la visita a la Argentina deI presidente de Argelia, Chadli 
Bendiedid. 
Pe~e a que la Argentina mantiene buenas relaciones con todos los países 
tratados en el presente trabajo. podríamos decir que Argelia aparece como 
aquel que presenta mayores posibilidades para la cooperación en el corto, 
mediano y largo plazo. 
Antes de finalizar este punto sobre las relaciones de la Argentina con los 
países deI Medio Oriente se hará una muy breve referencia sobre las rela­
ciones militares de no sólo la Argentina con esos países sino de toda Latinoamé­
rica. y se destaca toda la región fundamentalmente porque se observa un in­
cremento cada vez mayor de las mismas, que atafie a la Argentina pero 
también a muchos otros países de América Latina. 
Es muv importante sefialar que el comercio de armas entre el mundo árabe 
e Israel y América Latina no obedece sólo a consideraciones económicas, 
sino que establece complejas relaciones entre el país proveedor y el receptor, 
traduciéndose en determinados casos en acuerdos de cooperación militar. 
Israel y Brasil son los principales exportadores de armas deI Tercer Mundo. 
EI primero suministra material de guerra a naciones de centro y sudamérica. 
BrasiL por su parte, es un gran proveedor de armamento de los países árabes, 
con algunos de los países árabes. com algunos de los cuales ha firmado acuerdos 
de cooperación militar. También la Argentina y Chile vendeu armas aI Medio 
Oriente. Los más importantes proveedores de armas deI Media Oriente a Amé­
rica Latina son Israel y Libia. 
Por otra parte es importante remarcar que Argelia es el primer país árabe 
en suscribir un convenio nuclear con la Argentina. Junto a el10 se estudia la 
posibilidad de que la industria nuclear argentina desarrolle un trabajo en 
un proyecto en Egipto. 
Es posible afirmar que esos vínculos de tipo militar, la participación de los 
países mencionados en la venta de armas sea hacia el Medio Oriente sea 
hacia América Latina. obstaculizan la resolución pacífica de los conflictos 
y amenazan la seguridad de ambas regiones. 
Sólo a partir de la reducción de la producción y comercio de armas será 
posible la solución pacífica de los conflictos. ya que todos los países deI 
mundo deben tomar conciencia de que con la sola posesión de armamentos 
convencionales nunca se ganará una guerra en los albores deI tercer milenio 
(excepto en el caso de un gran desequilibrio militar) y que la utilización de 
armamentos nucleares significaria la destrucción de la humanidad. 
Esto es, deben buscarse los canales políticos y económicos adecuados para 
neutralizar las posibilidades de conflicto y avanzar hacia una mayor inte­
gración en un mundo cada vez más unido por el proceso de transnacionalización 
pero cada vez más desarticulado por los conflictos de intereses individuais. 
66 R.C.P. 4/87 
4. Reflexiones finales 
EI presente trabajo se ha inserta do fundamentalmente en um marco de rela­
ciones bilaterales y en algunos casos haciendo referencia aI ámbito de los 
organismosinternacionales. 
En estas reflexiones finales trataremos de brindar aI mismo un enfoque más 
globalizador pero a la vez puntual en algunos aspectos. 
Dado que el sistema internacional refleja un constante proceso de cambio, 
los países periféricos deterian planificar y llevar a la práctica nuevas políticas 
que les permitan hallar las alternativas de reducir su vulnerabilidad externa 
ampliando sus márgenes de autonomía. 
Junto a la posibilidad de cooperación bilateral existen foros importantes y 
representativos de los países deI Tercer Mundo, como e1 Movimiento de Países 
no Alineados, el Grupo de los 77 y e1 Grupo de los 24 (éstes de carácter 
económico) y también la Asamblea General de las Naciones Unidas. 
Sin embargo es evidente que todos ellos necesitan un proceso de reactiva­
ción, ya que han entrado en los últimos anos en una patética situación de 
estancamiento. Sus decisiones no ejercen coacción y la mayoría de sus miem­
bros se hallan frente a problemas concretos, prisioneros de trámites burocráticos 
y formalismos retardatarios. 
EI Tercer Mundo mantiene demasiados temas en juego para inclinarse por 
la opción deI enfrentamiento de sus intereses recíprocos o que es peor por el 
camino de la inacción. Considerando que los dependientes sólo lograrán aban­
donar su condición de tales a partir de la toma de conciencia de su situación 
creemos que este requisito en casi todos los casos ya ha comenzado a to­
mar vigor. 
Problemas tales como un nuevo y más amrlio deterioro de los términos 
deI intercambio, la crisis de la deuda externa deI Tercer Mundo, los conflictos 
regionales como: Centroamérica, el Líbano, Irán-Iraq, el problema deI Sahara 
Occidental, la insistencia sudafricana en la aplicación de la política deI apartheid, 
el sionismo internacional y la nueva carrera armamentista son ejemplos con­
tundentes de que el Tercer Mundo no podrá resistir demasiado tiempo de subsis­
tir las características negativas deI sistema internacional actual. 
La Argentina por su parte deberá definir algunos temas de interés sobre todo 
para lograr una participación activa en el Movimiento de Países no Alineados. 
La mayoría de esos países respalda su posición en el tema Malvinas. Sin 
embargo, nuestro país insiste en un doble juego en su política antártica, ya 
que mientras reclama soberanía en un sector de ese continente, participa en 
No Alineados donde sus miembros reclaman que el mismo sea considerado 
patrimonio común de la humanidad. Por otra parte debe manifestarse más 
claramente también con respectos a la OLP, quien ejerce la vicepresidencia 
de los No Alineados. 
Es indudable que este organismo aI igual que la Asamblea General debe 
ser revitalizado, pero esto se logrará fundamentalmente a través de la parti­
cipación activa y el planteo de políticas claras de los países miembros que 
no sólo requieran el establecimiento de un orden internacional más justo a 
partir de los discursos de sus representantes sino de una estrategia conjunta 
que sólo se obtiene a través de un contacto constante y la discusión abierta 
dentro de un contexto de democracia y participación social. 
América Latina 67 
EI proceso de transnacionalización ha posibilitado el rápido contacto entre 
los pueblos y los medios de comunicación hacen cada vez más estrechas las 
distancias. Sin embargo, muchas veces la mala información o la deformación 
producida por las agencias internacionales de noticias no posibilitan una 
información eficaz. 
Por ello, el contacto directo entre los representantes de países con intereses 
comunes incrementa la interacción horizontal en el Sur y significa la posi­
bilidad de una posterior información clara y precisa de las élites dirigentes 
hacia la sociedad civil. Esta, a través de la transparencia du los objetivos de 
política exterior y la corresponsabilidad en la ejecución de los mismos logrará 
abandonar la apatía en que se halla inmersa, asumiendo un rol de partici­
pación y discusión. 
Deben explorarse las estrategias alternativas hacia una mayor autonomización 
como vía conjunta de promoción. Tanto América Latina como el Medio Oriente 
son regiones que no deben permanecer pasivas aI paso de la historia. La 
posibilidad de cooperación entre ambas puede presentarse pero en ámbitos más 
constructivos que el estrecho contacto militar que se observa en la actualidad. 
América Latina en la etapa actual presenta un importante desafío que se 
expresa en los Tratados de Cooperación entre la Argentina y Brasil. Estes países 
se convertirán en verdaderos artífices de sus destinos y actuarán como dina­
mizadores en un proceso hacia la formación de un subsistema regional, si 
logran un resultado favorable a partir de los mismos. 
Si estos países logran superar ese desafío, podrían luego incorporarse poco 
a poco a ese marco otros países latinoamericanos. como ya ha surgido Uruguay. 
Pero también podrían incorporarse otros países deI Tercer Mundo con caracte­
rísticas similares (como algunos deI Medio Oriente) lo cual permitirá la for­
mación de un frente más o menos poderoso dentro de los países periféricos, 
dependi entes o subdesarrollados a partir deI cual finalmente podría impulsarse 
un plan más cierto para el establecimiento de un Nuevo Orden Económico 
Internacional. 
Debe tenerse en cuenta la heterogeneidad deI sur, pero también la necesidad 
de poner en común sus recursos de poder, para lo cual reviste de mayor im­
portancia la habilidad para despejar y poner en la mesa de discusión los 
intereses no antagónicos sino comunes de quienes se sumen a proyectos de 
acciones conjuntas. Es fundamental la coherencia y cordinación entre las res­
pectivas políticas exteriores en el momento en que se implemente una política 
comúnY 
15 Tomassini. Luciano. Tendencias favorables o adversas a Ia formación de un subsistema 
regional latinoamericano. Estudios Internacionales, Buenos Aires, (29). 1975. 
68 R.C.P. 4/87

Continuar navegando