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LA CONTEMPLACION INFUSA sorMariaLuisa

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LA CONTEMPLACIÓN INFUSA 
por Sor Luisa María Rodamilans. 
(Madre de los Sacerdotes Jesuitas Andreu. Ver al final) 
 
COMENTARIO PRELIMINAR: 
La obra de Sor Luisa María Rodamilans, monja salesa de del 
Monasterio de la Visitación y madre de los sacerdotes Andreu, es 
muy extensa. La vamos a exponer por temas. Sor Luisa María recibe 
directamente del Sagrado Corazón, a través de Margarita María de 
Alacoque, el encargo de difundir la "Contemplación Infusa", que es 
la más elevada de las oraciones, "El broche de oro que cierra la unión 
con Dios". Hasta ahora, esto parecía reservado para los grandes 
místicos, como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, y un 
sinfín de ellos, que han entregado su vida a la contemplación, a la 
oración, a la meditación. Sin embargo, es deseo del Señor, que todos 
sus hijos se beneficien de esta sublime forma de orar. Juan Pablo II 
nos gritaba en el corazón de los cristianos: "no tengáis miedo a cristo, 
abrirle vuestros corazones". Ese es el secreto, ver a Dios como Padre, 
como Padre que quiere que todos sus hijos se beneficien de sus 
dones, de su riqueza, de su felicidad. Descubriremos que las cosas 
de Dios, los caminos de Dios son para todo aquél que abre su 
corazón a Dios y desea amarle, como Dios desea ser amado. 
Esta obra está llena de Amor, rebosa Amor, encontraremos la 
palabra amor cientos de veces, pues Dios es Amor y el hombre está 
hecho por Amor, con Amor y para el Amor. El Señor nos llama a 
todos, sin excepción, a sus intimidades, a su amor. Esto no es una 
aventura, un esfuerzo inmenso para poder llegar a la felicidad en 
esta tierra. No, dice Jesús: "El quiera venir en pos de Mí, niégese a sí 
mismo, tome su cruz, y me siga". Ese es el itinerario, la Cruz. 
 Acordémonos de lo que dijo la Virgen en Garabandal: 
"A la Eucaristía cada vez se la da menos importancia". 
"Meditad en la Pasión" 
INDICE: 
 
1- EL SAGRADO CORAZÓN Y SANTA MARGARITA MARÍA DE 
ALACOQUE. 
 
2- LA PAZ EN EL ALMA. 
 
3- LA LIMPIEZA DE CORAZÓN. 
 
4- EL GOZO DE DIOS. 
 
5- LA CONTEMPLACIÓN ES AMOR. DIOS DA SUS 
INTIMIDADES. 
 
6- DIOS SE DA. 
 
7- LOS DESEOS. 
 
8- SU ÍNTIMA COMUNICACIÓN. 
 
9- LA CONTEMPLACION, ANSIA DE TODOS LOS SANTOS. 
 
10- ENTENDER NO ENTENDIENDO. 
 
11- POR LAS REGIONES CELESTIALES. 
 
12- SU COMPLACENCIA EN NOSOTROS. 
 
13- EL VALOR DE UNA OBEDIENCIA TOTAL. PRESENCIA DE 
DIOS. 
 
14- POBREZA INTERIOR. 
 
15- LA CORRECCIÓN A UN ALMA. 
 
16- CAMINO. 
 
17- EL ALMA ESTÁ HERIDA. 
 
18- ENCONTRAR A DIOS. 
 
19- DE LA MEDITACIÓN A LA CONTEMPLACIÓN INFUSA. 
 
20- QUIERO SER SANTA. 
1- EL SAGRADO CORAZÓN Y SANTA MARGARITA MARÍA DE 
ALACOQUE 
 
Mi oración de esta mañana ha sido fervorosísima. ¡Tantas cosas me ha recordado 
el Señor sobre la devoción a su Sagrado Corazón. Nuestra Hermana me 
recordaba cuando la vi en el refectorio estando yo de rodillas para decir la culpa; 
yo quedé recogidísima y no sabía en donde estaba, ella esta a mi lado, la veía y 
ella me decía: 
 
“YO PROPAGUÉ LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN, TÚ 
PROPAGA LA VIDA CONTEMPLATIVA Y HAZ LO QUE SEÑOR TE 
DIGA” 
 
 La devoción al sagrado Corazón es una 
excelente preparación que nos lleva a la vida de 
perfección, y por esta llegamos a la vida de unión con 
Dios. 
 Nuestro santo padre, San Francisco de Sales, 
nos habla mucho de la vida de unión con Dios. Esta se 
alcanza con la vida de perfección. 
 
 El Señor me da a entender que pocos le conocen 
a Él como a mí se da a conocer, en suavidad y dulzura, 
amor y misericordia, bondad, etc… 
 
 Es delicioso este conocimiento de Dios dentro del recogimiento en que 
pone mi alma. Yo le digo al Señor que soy muy pequeña, que nada valgo, que 
todo se lo debo a Él. Él me dice amorosamente que porque soy pequeña y porque 
nada soy, por eso derrama en mi alma su amor. Se complace en mí, le agrada mi 
alma porque a Él le gusta tratar con los pequeños, pero que le quieren amar. 
 Yo le digo que no busco sus consuelos, que le busco y le quiero a Él, pero 
que si me da sus consuelos, si son suyos, sí los quiero, por ser estos de Él. Pues 
todo lo que es de Dios me es delicioso y lo amo. 
 Ahora bien, si los consuelos y dulzuras no son suyos, no los quiero, 
porque yo sólo quiero y busco a Dios. 
 El Señor sigue regalándose en mi alma con amor con sus dulzuras 
exquisitas, las cuales hacen que sea deliciosa mi oración. 
 ¡Que promesa hago aquí! Dios lo sabe. Dios deja libertad al alma, pero con 
su Amor tiene una fuerza que arrastra para amarle entre las mayores 
humillaciones y desprecios, pero todo es gracia de Dios. 
 El Señor recoge mi alma y me dice: “Estas dulzuras y suavidades no es cosa 
que te doy. Las tienes por la unión que tienes conmigo y así me conoces como Yo soy, 
gozo, suavidad, dulzura, amor. Gozas de lo que yo soy, gozas de mi gozo. Tu contacto 
conmigo por esta unión te hace conocerme, y mi Amor, al estar unido así a ti, hace que me 
ames con mi amor. Esta unión de Amor te da un conocimiento de cómo soy yo, por eso 
hay muy pocos que me conocen como tú me conoces. Esto es el Verbo que se comunica en 
Amor y el Espíritu Santo te santifica en Amor”. 
 “No tengas miedo a estas cosas, Yo soy tu Dios”. 
 
 Gracias Señor por lo que me ha dicho el confesor, que todo es gracia tuya, 
porque viendo mis deseos de amarte, me tratas con tanto amor, por tu gran 
Misericordia con los más pequeños. 
 
 Ayer, rezando completas, se volvió a repetir lo de la otra vez. Estaba 
mirando sencillamente una estampa de Ntra Sta Hª Margarita María de 
Alacoque, en que está de rodillas en el coro al lado de la reja. Estando así, se le 
apareció el Sagrado Corazón del que salían, de sus manos y su Corazón, unos 
rayos de luz. 
 Al mirar yo a Jesús, los rayos se desviaron y, como si entrasen en mi 
corazón, así los sentía yo deliciosamente. Oí que me decían: “Lo que ha otros 
concedo, ¿no te lo puedo conceder a ti?. 
 Se me cerraron los ojos con aquél dulcísimo recogimiento. Fue un instante 
delicioso, pero procuré no pararme en ello con el fin de de seguir rezando 
completas con la Comunidad. 
 Estas visitas de Dios son deliciosas. Dejan mucho recogimiento y deseo de 
perfección. 
 
2- LA PAZ EN EL ALMA 
 
Empiezo mi cuaderno espiritual con mucha ilusión, para ver si voy adelantando 
en mi vida espiritual, como también en las demás virtudes que se necesitan para 
poder ir llegando a la vida de perfección, sobre todo siendo humilde por puro 
amor a mi Dios Amor. 
 Mi vida quiero que sea el Amor de Dios, y si muchas veces no he obrado 
por tu Amor, Dios mío, perdóname, y tómalo todo como si lo hubiera hecho sólo 
por tu Amor. 
 Soy débil Señor, pero a pesar de todo, quiero ser completamente tuya. Sin 
Ti nada soy. 
 Ayer, viendo un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, en el que estaba 
nuestra Sta. hermana Margarita María de Alacoque, vi que salían unos rayos del 
pecho de Jesús, los cuales iban a parar a Sta. Margarita María. Cuando lo estaba 
mirando, se desviaron los rayos hacia mi pecho. SenTi entonces la presencia de 
Jesús en mi interior deliciosamente. Tuve que estar un rato con gran 
recogimiento, el cual me lo producía los rayos que senTia en mi interior. 
 
 Al día siguiente tuve una oración muy profunda y de mucho 
recogimiento, con un coloquio precioso con mi Dios Amor. Yo me veo la misma 
nada para estas cosas, pero el Señor me 
suele decir que las gracias que El ha dado a 
otros, también me las puede dar a mi. 
 
 El Papa a las monjas contemplativas 
nos dice que tenemos que amar a Dios, 
pero sobre todo dejarnos amar de El. 
 Pregunto al Señor en qué consiste 
dejarse amar de El? Me dicen: "Dejar que 
Dios se goce animándonos, y gozar 
nosotros de ese amor". 
 Creo que la mística, los éxtasis,los 
toques sustanciales, las presencias, etc... son delicadezas del Amor de Dios a las 
almas que le aman con puro amor. Dios puede dar estos actos de su Amor a las 
almas que El quiera, El es dueño de sus cosas, pero creo que generalmente las da 
a las almas que llevan vida de perfección y que no hacen faltas voluntarias. Por 
eso, estas delicadezas del Amor de Dios a las almas se deben tratar con 
reverencia, respeto y amor de Dios. 
 
 <<Esta es nuestra oración, porque la hizo conmigo mi Dios Amor. ¡Oh 
Dios que por amor habitas en el alma en gracia, para allí comunicarla las delicias 
de tu Amor, con una intimidad tan grande y profunda como amorosa! Enséñame 
Dios mío en estos momentos de cielo en mi alma, a saber corresponder y ser 
agradecida a todo el amor que me tenéis. Que yo corresponda con gran fidelidad 
a todas estas delicadezas de tu Amor, animándote cada vez más y más con mi 
más fino y puro amor>>. 
 
 Hoy repito la jaculatoria que tanto me gusta: Yo os adoro Dios mío en el 
fondo de mi alma, y os amo con todo mi corazón. Esta jaculatoria se puede decir 
en cualquier momento. De esta forma tan sencilla recordamos la presencia de 
Dios en nuestras almas. 
 
 La ascética es llegar a la vida de perfección cristiana por medio de una 
vida de mortificación. La mística es experimentar la presencia de Dios en el alma. 
El que experimenta la presencia de Dios en el alma, ya posee el don de Sabiduría, 
porque el don de Sabiduría es gustar las cosas divinas. 
 
 <<Señor, veo la táctica y la técnica que se pueden tener para llegar a tener 
oración. Según veo yo, el llegar a tener oración es amando mucho a Ti, y que éste 
amor haga que nuestras obras sean hechas con la mayor perfección por puro 
amor a Ti. Y así darte nosotros amor, sin buscar otra cosa que este darte amor a 
Ti, nuestro Dios Amor. No buscar tus dones, sólo buscarte a Ti. No buscar tus 
gracias, sólo buscarte a Ti. Pero si nos das tus dones y gracias, tenemos que 
recibirlo todo con mucho amor por ser gracias y dones tuyos>>. 
 
 Todo lo que viene de Dios lo tenemos que recibir como gracias que no 
merecemos, que El nos da por su bondad. Somos servidores de Dios y estamos 
obligados a servirle lo mejor que podamos, servirle por puro amor a El mismo. 
Toda dádiva es gratuita que nos da por su bondad. 
 La oración es una gracia gratuita que Dios nos da. No podemos quejarnos 
de nada, sólo ir recibiendo las luces que Dios nos quiera 
dar. Pueden ser estas de sus intimidades, o de sus 
atributos, o de su amor a las almas, ya nos de a gustar sus 
amores y delicadezas que El sólo sabe y puede dar. Hay 
veces que en una hora el alma recibe más de Dios, que 
otras veces en varios días de oración. Como es una gracia 
gratuita de Dios, El da lo que quiere, cuando quiere, como 
quiere y a quién quiere. Lo que sí podemos hacer nosotros 
es disponernos con nuestra vida de perfección para que Dios pueda obrar según 
su voluntad. Y nosotros ser muy agradecidos siendo muy humildes a todo lo que 
sea la Voluntad Divina. 
 
 Leyendo a Sta Teresa sobre el Cantar de los Cantares, dice: "Béseme con el 
beso de su boca, porque más valen tus pechos que el vino". 
 El "beso de su boca" puede ser el beso de paz. Y "porque más valen tus 
pechos que el vino", puede referirse a la Llaga del Costado abierto de Cristo. Así, 
el alma, se embriaga en la Sangre de Cristo, porque su Sangre vale tanto, que con 
nada se puede comparar. El alma con el "béseme", queda en la paz de Cristo, 
embriagada en su divino Amor. Ahora bien, si Dios es espíritu, y tu tienes 
espíritu, es el espíritu el verdadero encuentro con el Padre. 
 El "Rostro de Dios" es una expresión bíblica para significar la presencia 
viviente de Dios. Esa presencia se engrosa, se condensa, cuando la fe y el amor 
hacen que las relaciones del alma con Dios sean más fecundas e íntimas. El 
hombre se distingue particularmente de los demás seres, en que lleva una zona 
interior de soledad, la cual es el lugar de encuentro con el Absoluto y 
Transcendente. Por esa interioridad es superior al universo entero. A estas 
profundidades de si mismo retorna cuando entra dentro de su corazón, donde 
Dios le aguarda escrutador de los corazones, y donde el hombre personalmente, 
bajo la mirada de Dios, decide su propio destino. En este espacio de soledad es 
donde Dios espera al hombre para el diálogo. 
 
 Leo que para llegar al encuentro con Dios, tenemos muchas cosas que nos 
estorban, distracciones y tantas otras. Esto es verdad. En los libros se dan muchas 
explicaciones de la habitación de Dios en el alma, sin embargo esto hay que 
vivirlo para poder expresar algo por su grandeza. 
 "Cuando el alma intenta entrar en la comunicación con el Señor, lo 
primero que tiene que hacer, es vivificar la presencia del Señor, después de 
dominar y recoger las facultades. El alma ha de tener muy claro, que Dios está 
objetivamente presente en su ser entero, al que comunica la existencia y la 
consistencia. Dios nos penetra, nos envuelve y nos sostiene". 
 
 Las tentaciones tienen por misión, en 
muchos casos, el impedirnos el poder 
recogernos en la oración. Se da el caso que 
muchas veces somos tentados con cosas de las 
que ni siquiera nos acordábamos y que en esos 
precisos momentos en que nos recogemos para 
la oración, vienen a nuestra mente a 
estorbarnos y a darnos vueltas como algo muy 
molesto, o no molesto. Pero, si el alma, al 
ponerse para hacer la oración, es recogida por el Señor sin ella pensarlo ni 
procurarlo, y el Señor la hace sentir su divina presencia, el alma, entonces, en ese 
dulce recogimiento se encuentra hablando con Dios amorosamente. Aquí cesan 
las preocupaciones y las distracciones. Nada molesta, nada estorba, está en una 
completa paz con su Dios Amor. 
 Influye mucho como nos hayamos esforzado durante el día. Hay que dejar 
resbalar muchas cosas, o mejor dicho, todo lo que nos quite la paz. Sin paz no 
puede haber recogimiento en la oración, en la paz se encuentra a Dios. Creo que 
para poder tener oración, muchos métodos estorban. Lo que hace falta es tener 
una conciencia pura, tranquila, llena de santa paz interior y exterior, dejando a 
un lado toda preocupación que nos quiera arrebatar esta paz tan preciada. En esa 
paz es en donde tenemos que encontrar a Dios. Todos los que tratamos de 
oración, vivimos por experiencia, que cualquier preocupación que tengamos, nos 
estorba, porque empieza a dar vueltas en nuestra imaginación, y nos impide 
recogernos con Dios, y es por esto mismo, porque nos quita la paz. 
 
 Mi alma reacciona así por lectura que estoy haciendo: 
 
 <<Dios mío, quiero amarte en verdad, y para llegar a amarte como deseo, 
tengo que renunciar a muchas cosas. Estoy dispuesta a ello, pero ayúdame mi 
Dios Amor con tu gracia. Sé que estas renuncias me llevarán a muchas 
humillaciones, desprecios, vencimientos costosos, pero para todo cuento con tu 
gracia y amor. Sin tu gracia nada soy, bien lo sabes Tú mi Dios Amor. Esque 
quiero ser tuya por puro amor a Ti, y si para ser tuya tengo que pasar por una 
vida llena de humillaciones, contradicciones, dificultades, o lo que sea, estoy 
dispuesta a ello mi Señor, pero repito como siempre que cuento con tu gracia y 
amor. 
 Por eso te digo Señor mío, que me ayudes a no fallar en mis deseos, soy 
débil, ten compasión de mí. Dame fortaleza para sufrir todo lo que Tu quieras, y 
conformidad con tu divina voluntad. 
 Señor, que yo te ame siempre con puro amor a Ti, mi Dios Amor. Que sea 
tuya siempre Señor. 
 Dios mío, que sepa desenvolverme en todo momento dándote mi amor, 
por dificultoso que sea lo que se me presente. Con ello, Señor mío, quiero darte 
amor puro, mi Dios Amor.Que mi luchar sea siempre para darte amor, con este luchar te de amor, y 
más amor, y puro amor. 
 Que sea humilde Señor>>. 
 
 Leo en diferentes libros muchas explicaciones para poder encontrarnos 
con Dios. Entre ellas una es la paz. 
 Para mi la paz es única para poder encontrarme con Dios, porque en esta 
paz interior y exterior es donde encontramos a Dios. Sin esta paz veo dificilísimo 
encontrarnos con Dios. La paz depende de nosotros. La paz nos la tenemos que 
hacer nosotros. Y si de verdad amamos a Dios, encontraremos la paz y con esta 
paz a El. 
 Veo dificilísimo encontar a Dios si nosotros no trabajamos para ello. Por 
cualquier cosa nos inquietamos, aun de ser pequeñas o sin impotancia, y 
perdemos la paz que necesitamos para poder encontrarnos con Dios. Por eso, 
tenemos que hacer un vacío completo, exterior e interior. Al hacer este vacío, nos 
encontramos que nada nos preocupa. Entonces llegaremos a tener esa santa paz 
que se necesita para poder encontar en nuestro interior, en el fondo de nuestra 
alma, a Dios, que nos espera lleno de amor. 
 Por eso, a mi me gusta al empezar la oración, pedir 
perdón a Dios de todas mi faltas, hasta de las más pequeñas. 
Así, con esa pureza, sin preocupación ninguna, con esa santa 
paz, procuro recogerme, si el Señor no me recoge antes. De 
esta forma empiezo mi oración. Hay veces que el Señor 
recoge mi alma al empezar, otras veces en la mitad de la 
oración. Si el Señor no me recoge, procuro hacer la oración 
meditando, o estando amorosamente con El. 
 La oración es un encuentro, y el encuentro una intimidad; la oración es la 
intimidad con Dios. No tenemos que violentarnos en la oración. Siempre tiene 
que haber calma y tranquilidad. Dios habita en el alma, El se deja sentir en mi. El 
sentir su divina presencia con nada se puede comparar. Se siente a Dios, y el 
alma sabe con certeza que es Dios. Al sentirle le veo aunque no le vea. Al sentirle 
me habla aunque no le hable. Al sentirle se da a entender sin decir nada. 
 Es una presencia divina que se ve, que se oye, que se entiende sin decir 
nada, sin ver nada, todo en silencio, pero entendiéndolo todo exactamente. Esto 
acaece en ese recogimiento interior que Dios pone al alma. Donde El habla sin 
hablar, se deja oír sin ruido, se deja entender sin palabras. En este silencio divino 
donde todo es amor, todo se hace por amor y con amor. El alma después de este 
encuentro de silencio con Dios, sale cambiada, fortalecida, como nueva, es otra, 
Dios la ha dicho en su silencio: "Si me sientes con amor, es porque te amo. Si 
sientes que me recreo en tu alma, es porque me eres agradable. Si me sientes en 
tu alma, es porque me posees". 
 
 Nunca me gusta decir lo que yo doy a Jesús. Eso es cuenta nuestra, de 
Jesús y mía. Todo lo que haga por amor a El mismo, a ello estoy obligada. Soy 
sierva suya. Para eso me creó Dios, para amarle, servirle, y darle gloria. Pero, sí 
me gusta escribir las delicadezas que Dios tiene para las almas que le aman, o que 
quieran amarle. Y sobre todo si le aman con puro amor a El mismo. Dios es 
Amor. El vencimiento es cruz. 
 
 Estoy haciendo la visita al Santísimo. Pienso que en estos días no me pasan 
cosas, y como había escrito algo sobre las renuncias y vencimientos... Estando así 
distraída pensando en el vencimiento, sentí la 
presencia Divina en mi interior muy fuerte, tanto 
que quedó mi alma muy recogida. 
Siempre se me suelen cerrar los ojos en estos casos, 
sin darme cuenta de ello. Estando con los ojos 
cerrados, veía una cruz de tamaño natural del 
estilo de las que pinta el pintor Dalí, con el Cristo 
inclinado hacia delante. Estaba un poco de 
costado, pero yo no hacía caso, y meneaba la 
cabeza y cerraba los ojos. Cuando abría los ojos, no veía nada, y cuando se me 
volvían a cerrar, otra vez veía el crucifijo, pero un poco más vuelto e espaldas. A 
esto, oigo que me dicen: "El vencimiento es cruz". 
 A mi entender, fue que el vencerse siempre cuesta. Y que cuanto mayor es 
el vencimiento, más nos cuesta y es mayor cruz. 
 
 Por la noche, al ir a rezar el Rosario, empezándole pensaba en que me 
gusta mucho llevar las manos limpias para ir a misa. Pensando esto, otra vez 
volví a sentir la presencia divina, que me dejó recogida con mucha suavidad. Se 
me cerraron los ojos como me suele pasar, y vi una sagrada Hostia con mucha 
luz. Entonces, oí que me dijeron: "Soy el mismo que recibes". 
 Creo, que el Señor me dijo esto, para que no dude cuando siento ese dulce 
recogimiento, y que pinse que es el Dios mismo que recibo en la sagrada 
comunión. 
 Me veo miserable ante mi Dios Amor, pero El me dice que piense en su 
misericordia. Gracias por todo mi Dios Amor. 
 
 Escribo estas cosas para que se vea como trata 
Dios a las almas que le quieren amar. No me trata así por lo que soy, pues me veo 
miseria, la misma nada, y cuanto más veo la majestad de Dios, más nada me veo 
a mi misma. Pero Dios tiene sus delicadezas con quién quiere, y cuando ve un 
alma que es muy pequeña y que quiere amarle, El la coge en sus brazos y la 
mima como un padre ama a su hijo pequeño. Dios es todo misericordia. 
 El, en estos toques que da a mi alma amorosamente, me llena d El. Soy 
feliz en El, porque mi felicidad es El mismo. En esa felicidad gozo de El, porque 
El es mi gozo. Dios es mi vida, porque El es vida para mi. 
 
3- LA LIMPIEZA DE CORAZÓN 
 
"Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" 
 
Presencia de Dios en el alma 
 
 
 
 He oído una homilía sobre los limpios de corazón. Esto me gusta pensarlo 
mucho, pues, me parece que es una de las principales virtudes que necesitamos 
para ir a la oración, al encuentro con Dios. 
 Jesús dice en el Sermón de la Montaña: "Dichosos los limpios de corazón, 
porque ellos verán a Dios". Jesús llama dichosos a los limpios de corazón, a esas 
almas limpias, de corazón sencillo, sin doblez, almas humildes, transparentes, 
que dejan ver hasta el fondo su limpieza de corazón. 
 Un corazón limpio no tiene motas, las cuales son nuestras imperfecciones. 
No tiene faltas, las cuales son nuestras faltas. No tiene impurezas, porque sus 
acciones son puras. 
 El limpio de corazón tiene que reflejar a Dios en sus obras limpias, en su 
convivencia, en su mirada pura, en su conversación sencilla y sin doblez, en su 
porte sin altivez, en su andar sin obstinación y orgullo, en su mirada humilde y 
veraz. Que los que le ven, puedan decir: Esta alma refleja a Dios. Procuremos 
tener limpieza de corazón para que en nuestras obras reflejemos a Dios. 
 Para ir a la oración, al encuentro con Dios, vayamos con un corazón limpio 
y humilde. Esto nos dará la paz interior y exterior que necesitamos para 
encontrarnos con Dios. Al llegar aquí, se comprende que ya hemos hecho todas 
las renuncias que necesitamos y vencimientos para este encuentro con Dios 
Amor. 
 Si amamos a Dios con esa limpieza de corazón que El quiere, entonces, las 
renuncias, los vencimientos, y todo lo demás, por costoso que sea, lo haremos 
gustosos porque con ello damos algo de amor a Dios, y así poderle demostrar 
que le amamos de verdad. Creo, que sin esa limpieza de corazón la oración no 
puede dar fruto, porque el encuentro con Dios no ha sido como tenía que ser. 
 
 Mi corazón me dicta esta oración a mi Dios 
Amor: Yo quiero amarte mi Señor con un amor 
puro, con esa limpieza de corazón con la que Tu 
quieres que te ame. Quiero amarte Señor con un 
corazón sin motas ni repliegues. Te quiero amar 
Señor con esa limpieza de corazón que Tu nos 
dices en la Bienaventuranzas. 
 
 Pensemos que tenemos que hacer para 
llegar a tener esa limpieza de corazón que Dios 
quiere denosotros, y hagámoslo. Si tenemos esa 
limpieza de corazón, iremos a la oración, al 
encuentro con Dios, con esa santa disposición, 
para que si es su voluntad, nos muestre su Rostro. Y así, seremos de esos 
bienaventurados que el Señor nombra como limpios de corazón, los cuales verán 
a Dios. Que llegue a ver tu Rostro, Señor. Gracias por todo mi Dios Amor. 
 Leyendo lo que es el infierno en un escrito de Sta. Teresa, lo tantísimo que 
allí se sufre, y que es para toda la eternidad, pensé como otras veces, que para mí 
la mayor pena sería no ver a Dios nunca. Aquí tampoco le vemos. En esto, siento 
la presencia de Dios dulce y amorosamente como diciéndome: "Aquí ya me 
conoces, y estoy contigo aunque no me ves". 
 Estas vistas del Señor son deliciosas, aunque mejor que decir visitas, diría 
presencias, las cuales enloquecen al hombre en amor de Dios, y en las que 
hombre se vuelca a dar amor a Dios sin reparar en los medios. Va hasta el fin, su 
entrega es total. Si estas visitas son verdaderamente de Dios, causan estos o 
parecidos efectos. 
 ¿Que tiene esta presencia de Dios, que arrastra al hombre para que haga lo 
que Dios quiere? Si la presencia de Dios es verdadera, deja al hombre sin 
voluntad, como le acaeció a San Pablo cuando cayó del caballo, y oyó una voz 
que le decía: "Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?" El contestó: "¿Quién eres? Y 
el Señor le contestó: "Yo soy Jesús, a quién tu persigues" Y Pablo hizo lo que le 
mandó Jesús. 
 En esta escena de los Hechos de los Apóstoles se ve el amor de Dios, la 
fortaleza que da Dios al hombre que le quiere seguir para hacer su voluntad, si el 
hombre no pone obstáculo para ello. Porque la voluntad del hombre es libre, 
Dios la respeta. Dios llama, pero no fuerza. Recordemos al joven rico del 
Evangelio, al cuál Dios llamó, sin embargo el joven no le siguió. 
 Santa Teresa habla de los dos grados de oración o dos últimos modos de 
unión. La oración pasiva o infusa, la cual es un a noticia experimental de Dios, 
según el efecto, gustándole y tocándole con el espíritu[1], y la oración activa, la 
cual consiste en una total conformidad de nuestra voluntad con la Voluntad 
divina. Esta última puede adquirirse por nuestra propia industria, y con la ayuda 
ordinaria de la gracia. 
 
* * * 
 
 Dios me ha llenado hoy en la oración que me ha dado, de su dulzura y 
suavidad. ¡Me ha hecho ver tantas cosas! Me ha hecho ver como mi alma 
descansaba en su amor. 
 He visto que Tú, Señor, dulcemente 
tenías mi alma descansando en tu Seno, 
Señor mío y Dios mío. 
 No quiero faltas ni pecados 
voluntarios. Para esto tengo que estar muy 
sobre mi, y no obrar con ligereza, porque 
quiero obrar dándote puro amor. Por eso, 
tengo que pensar muy bien lo que hago, y 
guardar mi equilibrio de fidelidad en mis 
acciones. 
https://arcadelaalianza.net/TORRE%20de%20MARFIL/partes/lAlIMPIEZcORAZON.htm#_ftn1
 Saco el propósito de ser atenta con aquella alma que Tu sabes, que no huya 
de darte amor aunque me cueste. 
 
 Durante estos días Dios se deja sentir en mi alma deliciosamente. Yo le 
digo al Señor la miseria que soy, aunque El ya lo sabe. Me trata con tanto amor 
mi Dios Amor, me veo tan nada ante su grandeza. El es mi gozo. 
 Estoy frente al sagrario, y pienso cuanto me enseña El desde su cárcel de 
amor. Dios me espera lleno de paciencia, para que yo venga a acompañarle. ¡Qué 
pensará Jesús en el sagrario! Se encuentra muy sólo casi todo el día. Estará 
esperando a que vengamos a decirle que le amamos, y El a su vez, decirnos que 
está ahí por amor a nosotros, para que podamos tener nuestros coloquios con El. 
Gracias Señor. 
 También, pienso en como habita Dios en nuestra alma por la gracia. Y digo 
y pienso en cuantas veces nos recogemos en nuestro interior para hacer compañía 
a Dios, hablar con El de lo que queremos amarle, de nuestros conflictos, y de 
tantas cosas. También para darle las gracias. Nunca nos deja solos, nos cuida 
como la madre más cariñosa cuida a sus hijos. 
 Ayer sentí la presencia del Señor dulce y amorosamente. Yo, Señor, te 
quiero amar, y al sentirte con tanto amor, se que vivimos unidos en el Amor. Qué 
más puedo pedir que vivir en unión de amor con mi Dios Amor. El amor de 
Dios es todo para mi. El es mi fortaleza, pues, al estar unido su Amor al mío, me 
hace fuerte en El y por El. 
 Yo pongo toda mi confianza en mi Dios Amor, de El lo espero todo. Veo 
que su misericordia amorosa me envuelve en El, y me hace suya. Cuando me 
siento en Dios, mi alma se siente suya en El, yo me gozo de ese gozo, y en ese 
gozo soy feliz, porque El es mi gozo. 
 
 
 
 [1] Moradas, Cap. I y II. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4- EL GOZO DE DIOS 
 
 
 Mi oración de esta tarde ha sido deliciosa. Ha sido esa oración en la cual sin 
ver, veía, sin oír, oía, sin hablar, entendía. 
 He sentido a Dios en mi alma produciéndome rayos de felicidad. No sé como 
explicar esto. Creo que para entenderlo, hay que vivirlo. Por lo que Dios me hacía 
sentir, veía que Dios se regalaba en mi alma con mucho amor. Sin hablar, me 
decía que me amaba mucho por la felicidad que me daba a gozar. Sin oir, oía 
como con el susurro de su amor se recreaba en mi alma lleno de amor. Quiero 
amar a mi Dios Amor, siendo muy fiel. Todos estos goces y delicias suponen que 
tengo que llevar las contrariedades con un amor generosísimo a Dios, me guste o 
no me guste, y todo hacerlo por amor a El, sin pararme en mi para nada. Creo 
que esta es la manera de dar mi amor a Dios. No hago más de lo que debo hacer, 
pues, sierva soy del Señor, sierva inútil, pero que que quiere amar mucho a Dios, 
pues para esto he sido creada, para amarle, servirle, y darle gloria. 
 Mi oración de esta tarde ha sido deliciosa. Señor, pido mucho por lo que ya 
sabes, ayúdale a reflexionar, a que cambie de conducta. Señor, no le abandones, 
ten compasión de él y de todos los hombres, tu misericordia no tiene límites. 
 Mi oración sigue siendo deliciosa, pero eso no quita que tenga algunas 
distracciones, las cuales pienso que son por mi culpa y que debo evitarlas. Y 
evitarlas quitando pensamientos inútiles que en la oración son un estorbo muy 
grande y que se sienten sin que una se de cuenta. Pero, si cogemos el hábito de no 
consentirlos, no nos molestarán tanto en la oración, aunque hay veces que no 
llegan a quitar del todo el recogimiento interior. Porque el alma al darse cuenta 
de su presencia, los quita enseguida. Por eso, durante el día debemos procurar 
que nuestro pensamiento no se alimente de cosas inútiles. 
 Señor me da a entender, que sentir si divina presencia, es poseer ya el Espíritu 
Santo. 
 Yo veo, Señor, que con tanto conocimiento y amor que pones en mi d Ti, 
cualquier otra alma sería mejor que yo. Quiero ser mejor, no consigo amarte 
como quisiera, me veo débil. Esta debilidad moral que veo en mi, no me deja ser 
lo que yo quisiera ser para darte todo mi amor por puro amor a Ti, mi Dios 
Amor. Tu lo eres todo para mi. Me dan ganas de llorar viendo lo que soy para 
darte amor. Pero en ello me dejas ver la misericordia que tienes conmigo, 
tratándome con tanto amor como me tratas. Gracias Señor. 
 Digo a los pecadores, y me cuento entre ellos, que vayamos arrepentidos, que 
El está deseando perdonarnos y darnos el Abrazo de su Amor. Pienso por mi, y 
me propongo ceder en mis derechos por amor a Dios en favor de cualquier 
hermana, y si esta no me es simpática, será con mayor obligación, aunque vea en 
ella una no rectitud de intencion en sus acciones. 
 Debo amar a Dios sobre todo, por encima de todo, y por puro amor a El 
mismo, todo lo demás que ame, será dentro de este amor. Pero, siempre Dios mi 
primer amor. Señor, en Ti confío. 
 
5- LA CONTEMPLACIÓN ES AMOR. DIOS DA SUSINTIMIDADES 
 
 Señor, en la oración me das gran recogimiento. En este recogimiento me haces 
sentir tu presencia divina con dulzura, suavidad y amor. Al sentir esta presencia 
divina tuya Señor,, siento tu contacto divino en mi alma, contacto real, y me das 
un conocimiento tuyo de como eres todo dulzura, suavidad, amor... Si Tu, Señor, 
no fueses eso que yo siento, no me lo podrías comunicar, por eso, es un 
conocimiento tuyo divino en mi alma. Con razón me dijiste una vez: "Pocos me 
conocen como tu me conoces". Gracias Señor. 
 Si Tu, Señor, me dices que piense en lo que siento, tengo que decirte esto 
que te digo. 
 El Señor me da a entender, que no debo extrañarme de tener estos deseos 
de santidad, de perfección. Y sigue diciéndome: "Quiero que tu alma sea un 
jardín oloroso de virtudes donde Yo me pueda recrear con amor, y donde 
encuentre ese amor a mi Amor". 
 Trato de recordar las gracias que el Señor me ha dado durante mi vida, y 
las que ahora me da. Son innumerables, pues si empezase a contarlas, no 
terminaría jamás. 
 El Señor me da a entender, que lo que desea de mi, es que viva la vida 
contemplativa, la cual es vida de perfección. Que la viva santamente, que si se 
viviese santamente, los conventos de clausura de vida contemplativa, estarían 
llenos de santos. 
 Esta vida contemplativa consiste en ser fieles a nuestros votos, por ellos 
nos consagramos a Dios, y El nos quiere fieles a nuestra palabra de consagradas. 
Pero, fieles en todo, con una fidelidad generosa, tanto en las cosas pequeñas, 
como en las grandes. Todo tiene su valor. No debemos despreciar nada por 
pequeño que sea, la cual podamos hacer por amor a Dios, pues, así le vamos 
dando amor, amor y más amor, a El, que es todo amor y que tanto nos ama. 
 El Señor ama mucho a las monjas 
contemplativas[1]. Son para El un jardín 
escogido en el que puede encontrar flores 
de suave fragancia, virtudes impregnadas 
de delicado perfume, todo esto muy 
querido por El. En las almas contemplativas 
es donde El espera poder recrearse de tanto 
como se le ofende. Si las contemplativas 
vivimos fielmente nuestra vida consagrada, 
entonces seremos para el mundo un 
ejemplo de virtud, ejemplo que arrastrará a 
muchas almas a vivir una vida santa, según el estado de cada uno. De esta forma 
dirán de nosotras que vivimos lo que decimos, nuestras obras hablarán por 
nosotros. Tenemos que hablar de Dios, de su bondad, de su misericordia, de su 
amor, pues tenemos que reflejar a Cristo en cada momento con el ejemplo de 
nuestra vida. Nosotras no nos hemos consagrado para hacer nuestra voluntad, 
sino para cumplir nuestros votos de consagradas: la castidad, la pobreza, la 
obediencia. Esta obediencia no podemos cambiarla a nuestro gusto, o cambiarla 
según nos parezca a nosotras. Tenemos que ser muy fieles, viendo en la 
obediencia a Cristo, y cumplir lo que se nos dice sin rodeos y sin vueltas a 
nuestro gusto. Tenemos que hacer lo que manda la obediencia, esto nos dará 
mucha paz en el alma[2]. Y para la oración es un camino amplio que nos lleva a la 
unión con Dios. Tenemos que procurar que otros vivan la vida de Cristo, estamos 
obligadas a esto, reflejar a Cristo y darlo a vivir a los demás por amor a El mismo. 
Con esto no hacemos más que lo que debemos, osea, vivir nuestra verdadera 
consagración y ser verdaderas contemplativas. Quién nos mire, pueda exclamar, 
que vivimos de Cristo, damos a Cristo. ¡Que hay más grande que dar a Cristo con 
nuestras buenas obras!. 
 Al tratar con almas consagradas, nos enseñas por pequeños detalles, como 
viven sus vidas consagradas. Uno no quiere hacer tal cosa por no faltar a la 
obediencia, otro no presume de nada, se le ve humilde, otro habla con aire de 
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recogimiento encantador, sin afectación, y es que ama la pureza de las cosas, la 
castidad en su alma. 
 El recogimiento de la vista, el no querer verlo todo, nos guarda 
excelentemente para nuestra pureza interior de alma. Son almas de delicada 
conciencia, que dan amor a Dios. 
 Todas estas cosas y otras, son formas de ir dando a Cristo, y reflejarle en 
nuestra manera de actuar, haciéndole por puro amor a Dios. 
 
* * * 
 
 Pensando en lo costoso que es estar con personas de carácter difícil, yo 
decía: Voy a procurar huir de ciertas personas. Pero, hoy, después de la 
comunión, el Señor me ha hecho ver el amor que le puedo dar no rehuyendo a 
personas así, estando complaciente con ellas, perder de mis derechos para 
complacerlas. Esto me ha llenado de alegría. Procuraré agradar a Dios, 
agradando a los demás. 
 Eso es lo que busco, dar a Dios mucho amor, costoso, difícil, difícil, un 
amor que me cueste, lleno de generosidad, y todo por puro amor a El mismo. 
 Hay personas a las cuales no se puede contrariar, aún de que lo que dicen 
carece de razón, sin embargo es un buen vencimiento el dominarse para acertar 
lo que debemos decir, sin llegar a herir a estas personas tan absolutas y difíciles. 
 Siempre hay que sostener la verdad. Hay veces que uno podrá disimularla 
sin mentir, pero mentir nunca, aunque ello nos cueste algún sufrimiento. Para 
todo confío en el Señor, porque El me ayudará en cada momento ha hacer lo que 
es de su agrado. Y así, dar amor a mi Dios Amor. 
 
 Me escribe mi director, al cual en una carta le le expuse mis fallos y mis 
sublimidades. Me dice que voy bien. Esto me tranquiliza en mi vida espiritual, y 
doy gracias a mi Dios Amor. 
 
 Somos almas consagradas, conservemos nuestras almas como se conserva 
un cáliz consagrado, que no se usa más que para poner la Preciosísima Sangre de 
Cristo. Tenemos que conservar nuestras almas limpias de toda falta voluntaria 
para el servicio a Dios, y así, Dios, que habita en nuestras almas de una manera 
especial por nuestra consagración, hará de nuestras almas la morada de sy 
delicioso amor. 
 
 * * * 
 
 En la lectura de esta tarde en un libro del Padre Arintero, como J. Pastor le 
pregunta cual es la diferencia entre un toque substancial y una palabra substacial. 
No me ha dado tiempo a avanzar en la lectura y me he 
quedado sin saber la contestación. 
 A continuación, durante la oración he sentido la 
presencia divina tan profundamente, que era como si 
algo traspasase mi corazón. Era tan dulcísimo que 
pensé morir. Creo que nunca la había sentido así, tan 
dulcemente. Luego, el Señor me da a entender que 
esto es un toque substancial, como enseñándome lo 
que no pude acabar de leer. 
 Me llena de admiración las delicadezas del 
Señor para mi, que sólo soy un montón de miseria. Creo que le da pena verme 
tan nada y llena de deseos, por eo creo que me trata así. ¡Gracias mi Dios Amor! 
 
 * * * 
 
 El señor me da a entender el provecho espiritual que sacaré si estoy mucho 
tiempo contemplando un crucifijo. De esta forma iré entendiendo lo que El nos 
enseña, lo que El nos dice. 
 Vemos sus brazos abiertos como diciéndonos: los tengo extendidos para 
abrazaros con mi misericordia. Nos enseña su paciencia, sus sufrimientos por 
nuestro amor. Y por eso sufre, para salvarnos, para hacernos hijos de Dios, 
hermanos suyos, herederos de su gloria. Cuanta paciencia con los que le injurian, 
como les disculpa y perdona. Con que amor nos mira dentro de sus grandes 
sufrimientos. Estando El sufriendo por nosotros nos deja a su Madre Santisima, 
para que sea nuestro amparo y consuelo. Le vemos despreciado, desprendido del 
todo para darnos su amor y enseñarnos a amar. Le abren el costado, para sí 
enseñarnosque de El nace la Iglesia. Por eso es iglesia de amor, porque nace del 
amor de Cristo. 
 ¡Tanto se puede llegar a aprender contemplando lo que para nosotros es 
un crucifijo! Comprendo, que si contemplara despacio un crucifijo, aprendería 
mucho para ser sencilla, humilde, sin doblez, tener más caridad. 
 Jesús a sus perseguidores no les recuerda los milagros que hizo para 
curarlos, calla, sufre, siendo El todopoderoso. ¡Cuanto enseña Jesús desde 
la Cruz! 
 La contemplación, el Amor, su fondo interior, sus intimidades, todo el 
Señor nos lo da. 
 
 * * * 
 
 Sigo contemplando el crucifijo. Nos dice tanto su amor. Le contemplo a la 
cruz clavado, sufriendo lo indecible por mi amor. 
 Al ver Jesús tus manos clavadas, pienso que con el peso de tu Santísimo 
Cuerpo, se abrían más tus heridas. Y lo mismo pienso de tus pies clavados. 
¡Cuanto sufres Señor! Y si te pregunto por quién sufres, me dirás: por ti, por tu 
amor. 
 Verte así despreciado, Tu que habías hecho el bien por donde ibas, con 
tantos milagros, obras, enseñanzas. Cuanto sufriría tu Corazón viéndote 
maltratado, injuriado, despreciado, cuando hacía sólo días, te aclamaba la gente 
con tanto entusiasmo en la entrada triunfal de Jerusalén. Y ahora, cuando te han 
clavado en la Cruz, te dejan sólo. ¡Que ingratitud! 
 Te acompañan los que te quieren bien de verdad, tu Santisima Madre, San 
Juan, María Magdalena, y algunos otros. Señor, que yo sea de los que te aman de 
verdad, y por tu amor acompañe a los más necesitados tanto en el cuerpo como 
en el alma, en ellos te vea a Ti, mi Dios Amor. Que sepa callar como Tu callabas, 
que sepa sufrir sin quejarme, como Tu sufrías en la Cruz, que sepa 
perdonar como Tu perdonaste, que no presuma 
de mí, pues, nada soy sin Ti, que tenga delicadeza 
de disimular las faltas de otros, como Tu 
disimulas las mías, y todo hecho con amor 
generoso y por tu amor, mi Dios Amor. 
Comprendo que me he detenido poco para mirar 
el crucifijo y pensar todo lo que nos dice y nos 
enseña. 
 
 Hace unos días vino a una joven, para ver 
si le gustaba nuestra vida. Venía recomendada 
por un religioso, el cual era conocido del monasterio. Estuvo unos días, y le gustó 
nuestra vida. Más tarde, escribió diciendo que lo había pensado bien, y que se 
decidía a venir para empezar su vida religiosa. 
 Al cabo de unos dos meses, que fueron más de dos meses, vino por fin 
para comenzar la nueva vida. Llegó contenta y decidida y la acompañaba su 
director. Después de algunas semanas, la empezaron las dudas pensando en lo 
que había dejado y en las dificultades que encontraba. De esta forma, comenzó a 
dudar de su vocación, sin embargo, se veía que ella quería contentar a Dios. 
 Escribo esto, para hacer ver como el demonio se mete entre medias para 
perturbar y enfriar una vocación, o quitarla si puede. Todas esas dudas son 
tentaciones para estorbar esos buenos deseos de darse a Dios con generosidad. 
Para combatir todo esto, debe rechazar todas las dudas, y rechazarlas como 
malos pensamientos. Y con esta disposición, sólo pensar como llegar con más 
generosidad y fidelidad a la meta que se ha propuesto, que es darse a Dios con 
una entrega total llena de amor a El mismo. 
 El amor todo lo puede, lo difícil lo hace fácil, lo costoso, suave y ligero. Si 
el demonio ve que no se le hace caso, se retirará, y el alma podrá seguir fielmente 
su vocación. Así, habrá triunfado, y el Señor la mirará con mucho amor. Verá el 
Señor que sabe luchar, y que en la lucha sale victorioa, porque se ve que ama a 
Dios en espíritu y en verdad. 
 Una vocación tan pensada y bien preparada tiene que ser verdadera. Que 
no nos valla a pasar lo que al joven rico, que por pensar y darle pena lo que 
dejaba, no fue fiel a la llamada de Jesús. ¡Como disfrutará el demonio viendo que 
por un puñado de cosas dejamos lo principal, que es seguir a Jesucristo y vivir 
con El para siempre! Pensemos bien lo que esto supone. 
 
* * * 
 
 Recordando lo del toque substancial, el Señor me hace ver cuanto le gustó 
la obediencia de cerrar el libro sin poder acabar de leer la explicación. Dios me 
enseñó lo que no medió tiempo a leer, haciéndome experimentar lo que es un 
toque substancial. El Señor me hace gustar las cosas divinas. esto da una fuerza 
interior inmensa para la vida espiritual de perfección. Es una gracia de Dios 
difícil de explicar, porque en esta gracia se encierran muchísimas otras, y cuando 
se vive de ellas, entonces se ven y se comprenden. 
 
 En mi lectura de hoy, leo sobre lo mala que es para el alma la tibieza. 
Después de otras muchas que leo antes y después, pone este ejemplo: Es cierto, 
que cuando una olla está hierviendo, no llegan las moscas a ella, más después 
que se enfría, se llegan todas hasta ella. 
 Cuando un alma tiene fervor, todas las tentaciones huyen. Cuando un 
alma está tibia todos los demonios la dan guerra. 
 Los remedios para evitar la tibieza 
son: pensar en Dios siempre, tener el 
pensamiento de la muerte, hacer lectura 
espiritual, tener oración vocal, guardarse 
de pecados veniales los cuales apagan la 
devoción y el fervor, pedir al Señor el 
espíritu de devoción, determinarse a no 
dejar los ejercicios espirituales se esté seco 
o devoto. Procuren siempre consejo de 
hombre espirituales que le guíen, y no 
vaya descuidado a pasr donde no piensa. 
¿Cual es la diferencia que hay entre el 
religioso que sirve a Dios, y el que no le 
sirve? Yo la diré, y es breve de saber. El 
religioso que sirve a Dios tiene aquí gloria 
de mayor perfección. Por el contrario, el que a Dios no sirve, tiene acá el infierno, 
y después infierno perpetuo de mayor corrupción. 
 El descuido del corazón en la madre de la tibieza. 
 ¡Queréis cumplir con Dios y con el mundo! 
 ¡Queréis que os ame Dios, y vosotros no queréis amarle a El. 
 ¡Queréis parlar de día cuanto pudiereis, y queréis venir de noche a rezar! 
 Pues sabed, que el pecado venial es la puerta del pecado mortal. 
 Es cierto, que más de llorar es lo del religioso flojo, que lo del pecado 
engolfado en vicios, porque este pena y anda en el camino de la perdición. Pero el 
religioso que no lo es de costumbre, sino de hábito, con su vana confianza va a 
parar al infierno. 
 
 * * * 
 
 Hoy es día de retiro personal. He leído más acerca de la tibieza. Me ha 
impresionado lo fácil que es caer en la tibieza por dejarse llevar de la rutina, de la 
vida cómoda, de no llevar la vida espiritual con el fervor y el amor a Dios con 
que hay que llevarla, y de tantas otras cosas que pueden hacer que nos enfriemos. 
 Me da mucha pena que luchando para dar más amor a Dios, en vez de 
subir a mayor amor, bajamos a veces por dejarnos llevar de las pequeñeces, 
yendo a caer en la tibieza, por lo que haremos las cosas con frialdad y desgana, 
en vez de poner nuestros cuidados y afanes en dar a Dios un amor puro, fiel y 
generoso. 
 
 Tu, Señor, no me enseñas eso en la Cruz. La Cruz me enseña a ser 
humilde, a ser generosa con todos, a sufrir callando, a vivir como Tu viviste, y 
todo hecho por amor a Ti, y por este amor, amar a los demás. 
 
 Es mucho más mérito, el darse que el dar. Hay muchos que dan, pero 
pocos que se entregan dándose por amor a Dios, y por este amor a los demás. El 
no mirarse, el no saber el hombre quién es[3], la presunción de tenerse en mucho 
pensando que se es algo, acarrea un mal grande que es la soberbia. En cambio, el 
haber conocido nuestra poquedad, el haber venido a conocimiento de cosa tan 
baja, acarrea desmayo. 
 Nunca vi seguridad del alma, sino en el conocimientode sí mismo. No hay 
edificio seguro, sino es hecho sobre hondo cimiento. No veo que haya tiempo 
mejor gastado, que el que usamos en reprendernos y entendernos a nosotros 
mismos. De lo contrario, seremos como una casa sin luz, como una medida sin 
medida ni regla, y por tanto, falsa. Y finalmente, hombre sin hombre. En esto cae 
el hombre que no se conoce ni examina, pues, quién no se conoce, ni se puede 
regir como hombre, ni se ve, ni se posee a sí mismo. Estos son lo que olvidados 
de sí, tienen mucho cuidado de mirar las vidas ajenas, mientras tiene los ojos 
cerrados para sí mismos y para sus defectos. Estos tiene más de cien ojos abiertos 
velando para saber lo ajeno. 
 
 * * * 
 
 Tengo que trabajar mucho para tener más suavidad cuando hablo, así me 
lo ha dicho la madre Superiora. He sentido mucho mucho el haber discutido con 
ella. ¡Lo he sentido mucho! La madre Superiora representa a Dios. ¡Quién soy yo 
para discutir enfada! Me ha durado mucho esta pena. Me humillo y pido perdón. 
Comprendo que me vienen muy bien las humillaciones, me enseñan mucho la 
nada que soy, y que todo lo bueno que tengo se lo debo al Señor. 
 Hoy me propongo tener muy presente, el pensar 
mucho en como habita Dios en mi alma, tener presente esta 
presencia de Dios en mi alma por la gracia, hacer las cosas 
pensando en El, y hacerlas por su amor. Pensar que El me 
está mirando siempre con amor. Ver como correspondo a 
este amor. 
 Esta presencia de Dios en mi quisiera que fuese contínua, y en ella darle 
amor, pero un amor generoso y fiel. Saco estas notas de la vida del Padre 
https://arcadelaalianza.net/TORRE%20de%20MARFIL/partes/LaContemEsAmorSusIntimid.htm#_ftn3
Arintero: Puntualidad y fervor en todo. No faltar más con tibiezas e 
infidelidades. Guardar silencio en los desprecios y contradicciones. El primer 
paso que debemos dar en nuestra renovación, es el violentarnos para renunciar a 
nuestros desordenados gustos, sólo así es como podremos emprender de veras el 
camino espiritual. 
 
 * * * 
 
 El Señor ha querido que piense en esta presencia suya en mi alma, en 
como me la hace sentir y experimentar, en como me la da estos deseos tan 
grandes de entrar en mi interior, y vivir esta presencia de Dios con sus 
intimidades. 
 Esta presencia tengo que procurar vivirla con la mayor fidelidad posible. 
Confío en la gracia de Dios para vivirla según sus deseos. En estos días, el Señor 
me pone mayores deseos para que la viva. Para ello mi vida tiene que ser de 
mucha abnegación y amor a Dios. Tengo que estar muy sobre mi, en todas mis 
acciones, de esta forma el Señor me ayudará con su divina gracia. 
 Así lo espero Señor por tu gran misericordia. Al darme estos deseos tan 
grandes de vivir pensando como Tu, mi Dios Amor, habitas en mi alma por 
gracia y amor, me das a entender que es para ayudarme a vivir mi vida de 
perfección. 
 Quién mejor que El puede hacer de mi esto, siendo yo tan distraída, y 
faltándome tanto para llegar a ser verdaderamente fervorosa. Para todo confío en 
el Señor, yo soy la misma nada. 
 Ayer tuve una humillación. Doy gracias al Señor. A lo primero me costó 
serenarme, pero luego reaccioné, y quedé dando gracias a Dios pues veo que me 
trata con amor. Necesito mucho que me humillen, y como quiero ser humilde, 
tengo que dar gracias a Dios cuando se me humilla. Porque, para llegar a ser 
humildes, hay que pasar y recibir bien por las humillaciones. Y dar gracias a 
Dios, porque con las humillaciones nos enseña lo que somos, y en ellas 
reconocemos que estamos llenos de soberbia, sino las recibimos como un regalo 
de Dios. 
 
 Es malo adular a las personas. Es engañarlas, hacerlas creer lo que no son, 
sobre todo si es espiritualmente. Dios nos tomará cuenta de nuestra falsedad al 
haber mentido adulando a una persona. Quién sabe si por haber adulado a esa 
persona, no ha llegado en el cielo más alto por haberse dejado engañar, y la otra 
le pese lo mismo por haber engañado. 
 En la adulación no se obra limpio. Hay veces que se va detrás de un favor 
el cual se busca, de alguna conveniencia personal, de engreírse pensando 
en nuestro interior que sabemos más que la otra persona. Por eso, cuando no se 
puede decir una verdad por delicadeza, o por varios motivos, creo que lo mejor 
es callar. Este callar a la otra persona la hará pensar, y puede ser que se dé cuenta 
de la verdad. 
 La verdad nos suele molestar, pero creo que es de agradecer. Dice Sta. 
Teresa: <<cuando hablen bien de Ti, ponte triste, y cuando hablen mal, créeles>>. 
Tal vez, al hablarnos mal, nos dicen una verdad, que de otra forma no se habrían 
atrevido a decirnos. 
 
 También contemplo hoy la casa de Lázaro, María y Marta, "Betania". 
Pensando en como iba Jesús a Betania, el Señor me da a entender que iba sólo a 
ratos, tiempos cortos, pero, sin embargo, en mi alma por la gracia, está 
siempre. Gracias mi Dios Amor. 
 
 Paso a meditar en la Pasión del Señor. Jesús, se deja clavar en un madero 
por mis pecados. Cuanto sufriría Jesús cuando los clavos que a golpe de martillo 
le atravesaban sus manos y pies. Y todo lo sufría callando por mi, por mi orgullo, 
por mi vanidad, por mi amor propio, por aquella inmodestia, por aquél desprecio 
al prójimo, por creerme más que los demás, por aquél pecado que hice (cada uno 
sabrá el suyo), por mis falta de convivencia, por no ser comprensiva, por no 
ayudar al que lo necesitaba, por dejarme llevar de mis gustos y caprichos, y, por 
mis muchísimas faltas y pecados que 
cometí y cometo. 
 ¡Cuanto nos enseña la Pasión del 
Señor! Es un libro abierto. Jesús esté con 
sus brazos en cruz, dispuesto a abrazarnos 
si vamos arrepentidos. Nos enseña a 
sufrir, sufriendo El por nosotros. 
Nos enseña a amar, dándose El por 
nuestro amor. Nos enseña a perdonar 
aunque nos injurien sin razón. Nos enseña 
a mirar con amor a los que no nos aman. 
 Jesús en la cruz abre su Corazón 
divino dándonos su Amor, para que con 
nuestro arrepentimiento, entremos en El, y 
El así abrazarnos con su perdón. Y todo, absolutamente todo, por amor. 
 ¿Quién soy yo, para que Dios se deje clavar en la cruz por mi amor? 
Debemos responder a esta pregunta y sabernos hijos de Dios y corredentores con 
El, herederos del cielo, y templos vivos del Espíritu Santo. 
 
 Señor, que corresponda mejor a tu amor. ¡Cuanto te he costado! ¡Cuantos dolores 
has sufrido por mi! Me da vergüenza ser mejor de los que soy, amarte con mayor 
generosidad, humillarme ante Ti, que me amas con tanto amor. 
 
 Cometemos muchas faltas por no llegar a examinarnos y así conocernos 
mejor, por nuestra falta de conocimiento de nosotros mismos, pues al no 
examinarnos, el Señor no puede alumbrar en nuestro interior con su luz, y así, 
continuamos cometiendo tantas faltas. En parte pueden llegar a ser involuntarias, 
algunas veces lo son, y es por falta de nuestro propio conocimiento. Y es ahí 
donde está la falta, en examinarnos, o si lo hacemos, no hacerlo bien. Hay que 
examinarnos para corregir mejor nuestras faltas. Y para esto se necesita la gracia 
de Dios, la luz que ilumina en nuestro interior. Hemos de pedir al Señor en el 
examen esta luz que nos muestra como está nuestra alma, y pedirse lo con 
humildad, pues El es Padre y sabe lo que más nos conviene. Al conocer nuestras 
debilidades, nos podremos corregir de ellas. De esta forma el alma irá siendo 
cada vez más limpia a los ojos de Dios, y El nos mirará con más amor. Algo que 
nos enfría mucho el alma para el amor de Dios, es el afán de noticias. 
 
 Los buenos deseos hacen de los pecadores: buenos; de los buenos: perfectos; 
y de los perfectos: santos. 
 
 Quiero hacer mi vida sin quenada me ate para dar amor a mi Dios Amor, 
por las constituciones de mi regla y la obediencia según me lo mandan y 
enseñan. No quiero que me ate el complacer a una hermana, y por ello faltar a la 
caridad. No dejarme llevar de mis gustos, para con esto hacerme parecer mejor 
ante los demás. No dejar de hacer lo bueno y recto, según las constituciones de la 
obediencia, porque se rían de mi y me señalen con burla. 
 Estos días procuro leer y pensar en la Pasión y Muerte de nuestro 
Salvador, pero lo hago forzándome mucho, y por estar en Semana Santa, que es 
tiempo para ello. Pero si pienso como Dios está en mi alma por amor, enseguida 
le siente en mi interior con un recogimiento dulce y amoroso, que yo no me 
podría proporcionar, si no me lo da El. Todo esto sin ninguna preparación por mi 
parte. 
 ¡Cuanto nos ama el Señor! Y como está en nuestras almas por la gracia. 
Con ese su Amor que brilla por su divina presencia en el alma, con luz divina y 
amor divino, para que veamos mejor su amor. 
 ¡Cuanto me ama el Señor! Y qué consuelo y gozo encuentra El en mi alma, 
donde los dos unidos gozamos del mismo amor. Porque a mi me hace gozar de 
El en su gozo de amor. Dios es amor. 
 Y, cuando así se comunica el Señor, se da a conocer como es: amor. Y 
también es amor cuando nos prueba con tribulaciones, trabajos, enfermedades, y 
tantas cosas. Nos prueba para saber si le amamos y si es verdadero nuestro amor, 
porque en los momentos de consolación es muy fácil el amor. Dios siempre es 
amor. 
 
 * * * 
 
 Hoy, después de la sagrada comunión, he sentido la presencia de dios. 
Diremos que me ha visitado el Señor de una manera espacialísima. 
 Gracias Señor por tu divina presencia llena de amor. 
 No hay presunción en el buen deseo de comulgar por dar gusto a Dios y 
por alimentar y fortalecer nuestra pobre alma. 
 Después de comulgar, cuando menos lo esperaba, ni lo pensaba, y ni me 
acordaba de estas cosas, yo no me lo podía producir, he sentido la presencia de 
Dios. De momento no me di cuenta de lo que era, tal vez estaría distraída, pero 
enseguida pensé que era Dios, pues se dejó sentir muy profundo en mi alma. Oí 
enseguida que me decía, y era Dios el que me hablaba: 
 
 <<Ves como estoy contigo. Ves como eres mía. Ves como tu alma me es agradable. 
Ves como me recreo en ella. Ves lo unidos que estamos. Ves que gozas de mi gozo por lo 
unidos que estamos>>. 
 
 Yo me sentía una con El. Así veía que todo lo que me decía era verdad. Yo 
le decía: Señor, no soy nada para que me trates así. No valgo nada. Todo lo 
espero de Ti. 
 El señor me decía: 
 
 <<Porque te ves nada, y no vales nada, y todo lo esperas de de Mi, por eso me 
complazco en tu alma, por amor, por los grandes deseos que tienes de Mi. Las gracias que 
he dado a otros, ¿no te las puedo dar a ti? Soy el mismo, tu Dios Amor. Cuando 
preguntas esas cosas a la superiora o a tu director, nadie te niega que te las pueda dar a ti. 
¿Porqué no me crees? Los libros te dicen lo mismo que Yo te hago sentir. Lo mismo que te 
digo, te lo doy a entender. Te enseño. ¿Porqué dudas? ¡Que más pruebas quieres! 
Algunas veces me has visto. ¿Va a ser como Tomás, un incrédulo. Dime que más 
quieres>>. 
 Señor, gracias por todo lo que me das. Señor, deseo amarte con humildad, 
con pureza, con sencillez. Esperarlo todo de Ti, porque yo me veo sin nada para 
tanto como te quiero amar. Tú Señor, sabes todo. Ayúdame mi Dios para que te 
pueda amar según tus deseos y los míos. 
 En estos momentos el alma queda abstraída de todo. No pierde el 
conocimiento de lo exterior, pero es como si lo perdiera, porque no se da cuenta 
de lo que pasa a su alrededor. El alma será absorbida en Dios y atenta al diálogo 
con su Dios Amor. 
 Que fuerza tiene esta Presencia amorosa de dios, que al dejarse sentir así, 
hace del alma lo que quiere, sin dominarla. Se gana la voluntad del alma, y esta 
se ofrece por amor a Dios, a lo que Él quiere de ella. 
 Estas cosas si no se experimentan, es difícil entenderlas, porque son 
difíciles de explicar. Más que difíciles, no se puede llegar a dar una explicación, 
por no haberla. 
 
* * * 
 
 Hoy siento esta Presencia de Dios. Me siento tan unida a Él, como si los 
dos fuésemos uno. Siento como que algo está unido a mi alma, y me une con Él, 
haciendo de los dos uno. 
 Soy feliz porque Dios me hace feliz en Él, con Él. Su felicidad me hace feliz 
a mi. Yo soy feliz en Dios porque Él me hace sentir su felicidad en mí. 
 
 Rezando Laudes, leo como Dios, después que resucitó, visitaba a algunos. 
Estos fueron testigos de su resurrección. Así también Él me da a entender, que Él 
también me visita con su divina Presencia, cuando así se hace sentir en mi alma. 
Así puedo decir con verdad, como Dios visita a la almas, haciéndolas sentir su 
Divina Presencia. 
 A Dios por la gracia, siempre le llevamos en el alma, pero estas visitas son 
una manera especial de dejarse sentir amorosamente. 
 
 Copio: “La lección busca” “La meditación halla” “La oración pide” “Pero 
la contemplación gusta”. 
 
 Y goza de aquello que buscó, pidió y halló. –Buscad leyendo y hallaréis 
meditando”. –“Llamad orando, y os abrirán contemplando” (Dicen que es de San 
AgusTin, pero no es seguro). 
 
 * * * 
 
 Muchas cosas me ha hecho ver el Señor en la oración, sobre todo sobre la 
gracia. Reconozco que nada merezco, así se lo digo al Señor. 
 Él me da a entender que no me la da porque la merezca, sino por su 
Bondad y Misericordia. ¡Gracias mi Dios Amor! 
 
 * * * 
 
 Durante la contemplación el Señor me centra en la “Contemplación 
Infusa”. Para llegar a ella, tenemos que disponer el alma con nuestra vida de 
perfección lo más posible. Así el alma limpia, sencilla, transparente y muy 
humilde, se dispone para que Dios pueda obrar en ella. 
 Ya sabemos que la contemplación, Dios la da cuanto quiere, a quien quiere 
y como quiere. Pero es más fácil que Dios nos la dé, si nos disponemos haciendo 
lo más posible de nuestra parte, haciendo lo que podamos. 
 También es verdad que debemos llegar a la vida de perfección, por puro 
amor a Dios.Después dejar que Dios obre en el alma según quiera. 
 Pero si Dios ve un alma con intenciones rectas, es más fácil que Dios la de la 
Contemplación Infusa, pues Él está deseando encontrar almas dispuestas, para poder 
repartir sus divinas gracias. 
 Todo el que posea la Contemplación Infusa tendrá una dulzura exquisita para los 
demás, porque del fondo de su alma tiene que salir la Dulzura Divina que posee por la 
Contemplación Infusa. 
 
 
 --Seguir los sentimientos de Cristo--. 
 Copio: Dicen que quienes gracias a las inspiraciones del Espíritu Santo han 
sido elevados a la contemplación, reciben las arras de la felicidad. Más, para ser 
así elevados, es menester abstenerse no sólo de las malas obras, sino también de 
los pensamientos inútiles. 
 Por eso, el gran San Agustín clamaba con tanto ardor, pidiendo esa 
perfecta pureza, calma, paz, silencio, gozo y descanso, como también del alma 
 
 --Sobre los dones del Espíritu Santo— 
 “La presunción sería desear esos dones por vanagloria, mas no cuando se 
desean precisamente para mayor apoyo de nuestra flaqueza, para mejor 
fundarnos en la verdadera humildad y en todas las demás virtudes, para así 
poder crecer en gracia y conocimiento de Dios y en todo seguir a Jesucristo. 
 
 * * * 
 
 Rezando Laudes, hoy el Señor me hacía entender que así como después 
de haber resucitado Jesússe aparecía a los Apóstoles; las veces que yo he visto a 
Jesús, no es lo mismo, pero sí una cosa parecida, como para decirme que Jesús 
vive y nos acompaña en nuestro caminar por la vida. Pues yo veía a Jesús cerca 
de mí, como si fuese una persona igual y me hablaba. 
 Esto me recuerda a los discípulos del Emaús, pero no es lo mismo. Estos le 
reconocieron al partir el pan. Yo, aunque veía a Jesús con toda claridad, solía 
pensar que eran fantasías mías, pues nunca me considero digna de tan grandes 
gracias. 
 
 
 
 [1] Se hace notar que Luisa María en este importante apartado, se refiere 
conjuntamente a las almas de religiosos, y seglares. Aquí aparece un llamamiento 
universal a la santidad por medio de la Contemplación Infusa. Aun de que ella 
habla hacia un colectivo religioso en el que se desarrolla su vida contemplativa, es 
modelo para todos los que quieran vivir vida de amor, de unión, de intimidad 
con Dios. 
 [2] En este apartado se hace resaltar la importancia de la dirección espiritual para 
todos en la vida interior, la necesidad de un maestro santo, para todo el que desee 
perseverar en el camino de la santidad. 
 [3] El examen de conciencia como escudo de la vida interior ante el enemigo de 
la tibieza que se nos presenta. 
 
 
 
6- DIOS SE DA 
 
 
 
 
 En los momentos en que Dios recoge mi alma amorosamente, Él se da a 
entender y enseña su doctrina. Es como si dijera: “Así como Yo te trato a ti, trata 
tú a los demás, sin llegar a recordarles nada de sus faltas”. 
 Otras veces Dios recoge mi alma llenándola de dulzura y suavidad, por la 
unión que tiene con el alma. Así se da a conocer. Dios da lo que Él es, pues si Él 
no fuese así, no podría dar lo que no posee. El alma que esto recibe, debe ser 
dulce, suave, reflejando esa Presencia interior de Dios que le enseña y alimenta su 
alma de lo que Él es y posee. Es como si Dios hablase por medio de ella, y es así, 
porque esa dulzura le viene de Dios, que con su Divina Presencia en su alma, se 
da. No es cosa suya. 
 Yo diría que siempre que Dios me da algún conocimiento particular de Él, 
suele ser recogiendo mi alma profunda y amorosamente. Unas veces más y otras 
menos. 
 A mi me entusiasma éste conocimiento que Dios da del Él en mi alma. En 
este conocimiento, Dios da un conocimiento especial interior y exterior, para 
mejor comprender las enseñanzas de Jesucristo y como ponerlas por obra. 
Además da mucha fuerza para ello si el alma quiere corresponder a la divina 
Gracia. 
 
 Dios a un alma humilde la mira con su amor. Si queremos que Dios nos mire con 
amor, tenemos que ser humildes y cuanto más humildes seamos, más amor de Dios 
tendremos. 
 
 Copio: “Estas inestimables visitas del Señor que tanto bien tienden a 
hacernos y que nos permiten ya tratar familiarmente con Él, pueden en algún 
modo tenerse en toda oración devota, en realidad se tienen, aunque apenas se 
advierta. 
 Cuando esta oración sea del todo fervorosa, ya que éste fervor lo sentimos 
y lo gozamos cuando Él nos lo da y no cuando nosotros lo queremos y lo 
procuramos. 
 Ese ardor, dice San Bernardo, es la señal de la Presencia del Señor, el cual 
de éste modo viene a encendernos más y más en su Amor y mostrarnos la 
complacencia que tiene de vernos conversar así con Él, 
conversar afectuosamente. 
 
 Este es el fin con que has de pedir las visitas de Dios y las 
gracias que de ella proceden. No por las dulzuras que traen, sino para 
que el mismo Dios sea glorificado en ellas, y tú quedes alentado a 
trabajar haciéndote digno de recibir otras muchas mayores para 
servirle más con ellas. 
 
 Así entiendo yo, por lo que he podido experimentar, que el Señor prepara 
el alma con un toque que le da un recogimiento especial interior y exterior. Así 
queda el alma dispuesta para poder tratar con Dios. 
 En estos momentos el alma no es dueña de sí, sino que está dispuesta para 
lo que Dios desee de ella, y esto se ve con toda claridad. 
 Todo esto hay que recibirlo con mucha humildad, pues el alma no merece 
estas gracias. Dios la da por su gran Misericordia. Hay veces que las da por que 
son almas muy débiles y necesitan que Dios las ayude para poder alcanzar sus 
deseos de ser toda de Dios. 
 
 Dice San Pedro de alcántara: “Dejar la meditación por amor a la 
contemplación”. En este tiempo deseche el hombre todas las imaginaciones que 
se le ofrecieren, no especulando por entonces cosas particulares de Dios. 
Conténtese con el conocimiento que de Él se tiene por Fe, y aplique la voluntad y 
el amor. Enciérrese dentro de sí mismo, en el centro de su alma, y esté atento 
como quien escucha. Aún de sí mismo y de lo que hace, se debería olvidar. 
Porque, como decía uno de aquellos padres: “aquella es perfecta oración, donde 
el que está orando no se acuerda de que está orando” 
 
 El Temor de Dios es el principio de la Sabiduría. En verdad entonces, el 
alma entonces empieza a gustar de Dios, cuando Él la imprime el temor. Pues el 
“Temor de Dios” hace al hombre cuerdo, así como la ciencia le hace entendido. 
 La diferencia de éste lugar y el primero está en que el primero nos acerca a 
la Sabiduría mediante las consideraciones de las obras de Dios. El segundo nos 
introduce en ella mediante la LUZ INFUSA. En uno está como maestro, en el otro 
como Juez. Pero hay un tercer lugar en que se muestra como ESPOSO. Ahí reina 
la tranquilidad. Ahí es donde se ve la Misericordia de Dios con los que le temen. 
 
 “La verdadera oración –dice San Francisco de Sales-, es cierto trato y 
conversación del alma con Dios”. Así también Dios nos habla recíprocamente a 
nosotros. 
 Tú, hermano, si quieres acertar, busca a Dios en tu corazón. No salgas fuera de ti 
mismo, porque más cerca está Él de ti, y más 
dentro, que tú mismo. 
 
 “Los deseos hacen de los pecadores: 
buenos; de los buenos: perfectos; y de los 
perfectos: santos”. 
 
 
 Oración al Espíritu Santo: “¡Oh dulce 
amor de las cosas limpias, pues tú sabes 
Señor que yo por mí ninguna cosa puedo, 
extiende tu piadosa Mano sobre mí y hazme 
salir de mí, para que así, pueda pasar a Ti”. 
 
 
 DÍA 1-6-1981. 
 
 Señor, me encuentro bien. Me veo tan nada que no tengo fuerza para 
pedirte sufrir. Pero sí te diré que me conformo con tu Voluntad para todo. 
Cuento con tu gracia y amor, pues sin Ti, nada soy. 
 
 El Señor me llena de sus consolaciones. Ellas me dan una fuerza grande 
para ser de Dios como Él quiera. 
 Yo creo, que al verme el Señor tan poca cosa, Él viene y me da fuerzas con 
su Divina Presencia, como diciéndome: No tengas miedo, estoy contigo. Y siento esa 
Presencia Divina, que me dá fuerza y me ayuda. 
 
 Señor, si Tú no subiste al Cielo sin haber sufrido la Pasión, es justo que nosotros 
también suframos para ir contigo al cielo. 
 Tú Señor sufriste sin culpa, yo con culpa. Tú por amor a las almas, yo para 
redimir mis muchísimos pecados. 
 Señor, cuanto se puede sacar de esta consideración, viendo como Tú sufres por 
nuestro amor, para que nosotros sepamos sufrir por amor a los demás, y ello por amor a 
Ti. 
 
 El Señor me dice: “Sufre por mi amor, que yo también por amor sufrí por 
ti”. 
 
 Señor, enséñame a sufrir. Que yo sea generosa en el sufrimiento, dándote 
mucho amor con él. Acuérdate Señor de que para todo te necesito. Señor quiero 
ser humilde, con una humildad verdadera. No sólo reconociendo minada, sino 
llevando las humillaciones con humildad y por tu Amor. Que las humillaciones 
me enseñen a ser humilde. Señor, siguiendo tus caminos, hallé la Sabiduría, 
porque Tú, Dios mío, eres el Sabio porexcelencia y eres el que da la Sabiduría, y 
das una Sabiduría que nos conduce a la Vida Eterna. ¡Dichoso el que halla tu 
Sabiduría Señor! 
 
 DÍA 8-JUNIO-1981 
 
 Dios mío, si mis deseos son realidades, mis deseos son amarte con la 
mayor perfección en la forma que Tú quieras. Ya sabes mi DIOS AMOR, que yo 
nada puedo por mí, así que todo lo espero de Ti, mi dios y Señor. 
 A mí me parece que Tú me pides un vencimiento a mis gustos, a mí 
misma, con un dominio de mí misma lo más posible, para ser fiel a Ti, Señor. 
 Privarme de lo que más me gusta. Yo busco darte amor, pero comprendo 
que no te lo doy todo con la generosidad con que te lo tengo que dar. Mis ansias 
de Ti son grandes, pero mis hechos son pequeños. 
 
 
 
 
7- LOS DESEOS 
 
 Esta especie de beneficios tienen ser ofrecidos por llamamiento, proposiciones y 
solicitudes. Sin fuerza, sin violencia, y esta es la razón, porque se hace a manera 
de deseos y no de querer absoluto. 
 
 Esto me anima mucho, porque los deseos aquí tienen su valor, pues según 
yo entiendo, veo que los deseos son ya como un llamamiento vida de perfección. 
En nosotros está responder a estos deseos con nuestras buenas obras y confiando 
en el Señor, para poder llegar a que nuestros deseos sean realidades, llegando al 
Puro Amor de Dios. 
 
 Señor, después de lo que me dijeron ayer de cómo eres inmutable, pero yo 
dejo eso y pienso como me amas y buscas mi amor, y cómo te das a conocer que 
eres mi Amor, y como me das a tu divino Hijo por Amor, para que, por medio de 
Él, lleguemos a ser hijos adoptivos tuyos. Todo esto es para mi muy consolador, 
pues yo me apoyo en tu Amor, y vivo, y quiero vivir, según los deseos de tu 
Amor. Por lo menos así quiero vivir, dándote amor. 
 
 Ayer me dijeron que cada vez que me mueva, diga: Por tu Amor. 
 Esto indica que te quiero dar amor, y que éste recuerdo de darte amor, me 
ayuda a recordar t Presencia Divina, a vivir tu Presencia con más amor. Lo que 
vaya a hacer, hacerlo con mayor perfección, por tu Amor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8- SU ÍNTIMA COMUNICACIÓN 
 
 
 
 
 
 Si, pues, nunca llegamos a merecer su íntima comunicación, y conocerla, es 
porque huimos muchas veces de su compañía, porque no nos resolvemos a 
entrar en su estrecha senda, por la angosta puerta de la continua abnegación, o 
porque no perseveramos en seguirle e imitarle fielmente, abrazando con amor la 
cruz de cada día. 
 Por sólo esto es por lo que no acabamos de gustar por experiencia, como 
gustan todos los santos, cuan suave es el Señor, cuan llevadero su yogo, cuan 
ligera y dulce su carga, y cuan inefablemente delicioso su íntimo trato que es 
gloria anticipada, donde en este destierro mismo, se embriaga ya el alma en 
torrentes de delicias divinas. 
 
 Todo esto me lo hace ver así el Señor. Tenemos que disponernos con un 
alma limpísima. Después de esa limpieza de alma es cuando nos encontramos 
con Dios, que nos espera con amor. Así me lo hace experimentar a mí, mi Dios 
Amor. 
 Este sentir la Presencia Divina ayuda mucho para la vida espiritual, pues 
Dios se da a conocer y a entender de forma que el que lo experimenta lo entiende 
fácilmente. Para todas estas cosas se necesita una vida de perfección sin faltas 
voluntarias. 
 Tener grandes deseos de ser de Dios, cueste lo que cueste. A cualquier precio 
quiero tener a Dios contento. 
 
 
9- LA CONTEMPLACION, ANSIA DE TODOS LOS SANTOS 
 
 
 La Contemplación, dice San Francisco de Sales, “no es otra cosa sino una 
amorosa, sencilla y permanente atención del espíritu a las cosas divinas”. “El vino de la 
contemplación sólo se da a gustar a los amigos, y a los muy amigos se les da hasta 
embriagarse”. 
 
 En pocas palabras está muy bien dicho esto de la contemplación. Cuando 
añade a los muy amigos, nombra a los de vida perfecta, a los limpios de corazón, a 
los humildes, a los sencillos. Los muy amigos son los que no escatiman nada de 
lo que les pide el Señor. A estos, a los muy amigos, se les da hasta embriagarse. 
 Todo esto es precioso, si se fija uno en lo que dice y en lo que quiere decir. 
Procuremos ser de los muy amigos de Dios y acompañarle tanto en el Tabor como 
en la Cruz. 
 Este gusto de Dios –dice el P. Gron-, esta ciencia experimental, ha sido 
objeto de los deseos y ansias de todos los santos. Mas, para que Dios se 
comunique así, añade, hay que entregarse enteramente a Él, pues no concede tan 
señalada gracia, sino a sus caros amigos. 
 
 Hoy se deja sentir el Señor dulce y suavemente en mi alma. Que fáciles se 
ven entonces los sacrificios que nos pueda pedir el Señor y con qué gusto el alma 
se los quiere dar, por puro amor. 
 Estas vistas de Dios tienen la particularidad de que lo difícil, lo hacen fácil, 
y lo que es costoso, se da con gusto. 
 Esta fuerza que da Dios en momentos así, sino se experimenta, no se 
puede explicar. El alma sale cambiada y dispuesta para todo lo que Dios la pida. 
 ¡Gracias Señor por todo! 
 
 SUS GRACIAS DIOS LAS DA. 
 SUS INTIMIDADES DIOS LAS DA. 
 
 
 DIA 26-JUNIO-1981. 
 
 He de procurar vivir con la mayor 
fidelidad posible. Cuantas menos faltas haga, 
más cerca y unida viviré con el Señor, al cual le 
gustan los corazones limpios. Así cumpliré 
mejor el voto que tengo hecho, de hacer las 
cosas con la mayor perfección. 
 Dios me pide una cosa, y cuando se la 
estoy acabando de dar, me va pidiendo otra. Así me va despojando de todo lo 
que es estorbo, así vivir con Él en mi alma, sin que haya tropiezos que le sean 
desagradables. Y encontrando mi alma más limpia, Él pueda vivir su Amor en 
mí. 
 
 Yo, Señor, te doy con gusto lo que quieras, y así ir dándote mi amor más 
limpio y agradable a Ti, y todo por puro amor a Ti. Cuanto más me propongo, 
más tropiezos doy. Gracias Señor porque así me humillas. Necesito pasar muchas 
humillaciones, y recibirlas de tal manera, que sean para mí una alegría el 
poderlas recibir. Me propongo, y deseo, tener el alma limpísima, adquirir más 
grados de unión a tu Amor, vivir más unida a Ti. Para esto, tengo que 
perfeccionar mi vida, cumplir mejor mi voto de perfección. 
 Con mis tropiezos me hacer ver la nada que soy, menos que una hormiga 
y quiero volar como el águila. Pues poco me conozco, por eso necesito 
tropezones, para que me vea la nada que soy y me vaya conociendo mejor. 
Gracias Señor por la humillaciones que pones en mi camino. 
 Señor, me gusta mucho pensar que habitas en mi alma por gracia, fe y 
amor. Por eso, me gusta recogerme en mi interior, para estar contigo hablándote, 
adorándote, amándote. Para esto tengo que ser muy fiel a tus deseos y generosa 
en mis obras contigo y con los demás. 
 
 
 Los pecados veniales impiden el fervor de la caridad. Nuestras faltas de 
observancia, a las cuales no solemos dar importancia, nos impiden llegar a 
la oración de simplicidad, que es lo que esperan de nosotros nuestros fundadores. 
 Si vivimos según las virtudes, ya es, o puede ser una vida imperfecta. Pero, 
si vimos según los dones, es ya una vida sobrenatural. 
 
 
 Mi oración ha sido hoy fervorosísima, dulcísima. Todavía me dura este 
dulcísimo recogimiento en que el Señor pone mi alma. Es un recogimiento que se 
apodera de todo mi ser, hasta mi cuerpo goza de él con una paz y una dulzura 
deliciosas que dan mucho fervor. Este dulcísimo recogimiento da grandes deseos 
de ser toda de Dios, cueste lo que cueste. 
 
 DÍA 29-JUNIO-1981 
 
 Yo busco a Dios por encima de todo. No busco sus goces, ni sus consuelos, 
le busco a Él.

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