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LA CONTEMPLACIÓN INFUSA por Sor Luisa María Rodamilans. (Madre de los Sacerdotes Jesuitas Andreu. Ver al final) COMENTARIO PRELIMINAR: La obra de Sor Luisa María Rodamilans, monja salesa de del Monasterio de la Visitación y madre de los sacerdotes Andreu, es muy extensa. La vamos a exponer por temas. Sor Luisa María recibe directamente del Sagrado Corazón, a través de Margarita María de Alacoque, el encargo de difundir la "Contemplación Infusa", que es la más elevada de las oraciones, "El broche de oro que cierra la unión con Dios". Hasta ahora, esto parecía reservado para los grandes místicos, como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, y un sinfín de ellos, que han entregado su vida a la contemplación, a la oración, a la meditación. Sin embargo, es deseo del Señor, que todos sus hijos se beneficien de esta sublime forma de orar. Juan Pablo II nos gritaba en el corazón de los cristianos: "no tengáis miedo a cristo, abrirle vuestros corazones". Ese es el secreto, ver a Dios como Padre, como Padre que quiere que todos sus hijos se beneficien de sus dones, de su riqueza, de su felicidad. Descubriremos que las cosas de Dios, los caminos de Dios son para todo aquél que abre su corazón a Dios y desea amarle, como Dios desea ser amado. Esta obra está llena de Amor, rebosa Amor, encontraremos la palabra amor cientos de veces, pues Dios es Amor y el hombre está hecho por Amor, con Amor y para el Amor. El Señor nos llama a todos, sin excepción, a sus intimidades, a su amor. Esto no es una aventura, un esfuerzo inmenso para poder llegar a la felicidad en esta tierra. No, dice Jesús: "El quiera venir en pos de Mí, niégese a sí mismo, tome su cruz, y me siga". Ese es el itinerario, la Cruz. Acordémonos de lo que dijo la Virgen en Garabandal: "A la Eucaristía cada vez se la da menos importancia". "Meditad en la Pasión" INDICE: 1- EL SAGRADO CORAZÓN Y SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE. 2- LA PAZ EN EL ALMA. 3- LA LIMPIEZA DE CORAZÓN. 4- EL GOZO DE DIOS. 5- LA CONTEMPLACIÓN ES AMOR. DIOS DA SUS INTIMIDADES. 6- DIOS SE DA. 7- LOS DESEOS. 8- SU ÍNTIMA COMUNICACIÓN. 9- LA CONTEMPLACION, ANSIA DE TODOS LOS SANTOS. 10- ENTENDER NO ENTENDIENDO. 11- POR LAS REGIONES CELESTIALES. 12- SU COMPLACENCIA EN NOSOTROS. 13- EL VALOR DE UNA OBEDIENCIA TOTAL. PRESENCIA DE DIOS. 14- POBREZA INTERIOR. 15- LA CORRECCIÓN A UN ALMA. 16- CAMINO. 17- EL ALMA ESTÁ HERIDA. 18- ENCONTRAR A DIOS. 19- DE LA MEDITACIÓN A LA CONTEMPLACIÓN INFUSA. 20- QUIERO SER SANTA. 1- EL SAGRADO CORAZÓN Y SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE Mi oración de esta mañana ha sido fervorosísima. ¡Tantas cosas me ha recordado el Señor sobre la devoción a su Sagrado Corazón. Nuestra Hermana me recordaba cuando la vi en el refectorio estando yo de rodillas para decir la culpa; yo quedé recogidísima y no sabía en donde estaba, ella esta a mi lado, la veía y ella me decía: “YO PROPAGUÉ LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN, TÚ PROPAGA LA VIDA CONTEMPLATIVA Y HAZ LO QUE SEÑOR TE DIGA” La devoción al sagrado Corazón es una excelente preparación que nos lleva a la vida de perfección, y por esta llegamos a la vida de unión con Dios. Nuestro santo padre, San Francisco de Sales, nos habla mucho de la vida de unión con Dios. Esta se alcanza con la vida de perfección. El Señor me da a entender que pocos le conocen a Él como a mí se da a conocer, en suavidad y dulzura, amor y misericordia, bondad, etc… Es delicioso este conocimiento de Dios dentro del recogimiento en que pone mi alma. Yo le digo al Señor que soy muy pequeña, que nada valgo, que todo se lo debo a Él. Él me dice amorosamente que porque soy pequeña y porque nada soy, por eso derrama en mi alma su amor. Se complace en mí, le agrada mi alma porque a Él le gusta tratar con los pequeños, pero que le quieren amar. Yo le digo que no busco sus consuelos, que le busco y le quiero a Él, pero que si me da sus consuelos, si son suyos, sí los quiero, por ser estos de Él. Pues todo lo que es de Dios me es delicioso y lo amo. Ahora bien, si los consuelos y dulzuras no son suyos, no los quiero, porque yo sólo quiero y busco a Dios. El Señor sigue regalándose en mi alma con amor con sus dulzuras exquisitas, las cuales hacen que sea deliciosa mi oración. ¡Que promesa hago aquí! Dios lo sabe. Dios deja libertad al alma, pero con su Amor tiene una fuerza que arrastra para amarle entre las mayores humillaciones y desprecios, pero todo es gracia de Dios. El Señor recoge mi alma y me dice: “Estas dulzuras y suavidades no es cosa que te doy. Las tienes por la unión que tienes conmigo y así me conoces como Yo soy, gozo, suavidad, dulzura, amor. Gozas de lo que yo soy, gozas de mi gozo. Tu contacto conmigo por esta unión te hace conocerme, y mi Amor, al estar unido así a ti, hace que me ames con mi amor. Esta unión de Amor te da un conocimiento de cómo soy yo, por eso hay muy pocos que me conocen como tú me conoces. Esto es el Verbo que se comunica en Amor y el Espíritu Santo te santifica en Amor”. “No tengas miedo a estas cosas, Yo soy tu Dios”. Gracias Señor por lo que me ha dicho el confesor, que todo es gracia tuya, porque viendo mis deseos de amarte, me tratas con tanto amor, por tu gran Misericordia con los más pequeños. Ayer, rezando completas, se volvió a repetir lo de la otra vez. Estaba mirando sencillamente una estampa de Ntra Sta Hª Margarita María de Alacoque, en que está de rodillas en el coro al lado de la reja. Estando así, se le apareció el Sagrado Corazón del que salían, de sus manos y su Corazón, unos rayos de luz. Al mirar yo a Jesús, los rayos se desviaron y, como si entrasen en mi corazón, así los sentía yo deliciosamente. Oí que me decían: “Lo que ha otros concedo, ¿no te lo puedo conceder a ti?. Se me cerraron los ojos con aquél dulcísimo recogimiento. Fue un instante delicioso, pero procuré no pararme en ello con el fin de de seguir rezando completas con la Comunidad. Estas visitas de Dios son deliciosas. Dejan mucho recogimiento y deseo de perfección. 2- LA PAZ EN EL ALMA Empiezo mi cuaderno espiritual con mucha ilusión, para ver si voy adelantando en mi vida espiritual, como también en las demás virtudes que se necesitan para poder ir llegando a la vida de perfección, sobre todo siendo humilde por puro amor a mi Dios Amor. Mi vida quiero que sea el Amor de Dios, y si muchas veces no he obrado por tu Amor, Dios mío, perdóname, y tómalo todo como si lo hubiera hecho sólo por tu Amor. Soy débil Señor, pero a pesar de todo, quiero ser completamente tuya. Sin Ti nada soy. Ayer, viendo un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, en el que estaba nuestra Sta. hermana Margarita María de Alacoque, vi que salían unos rayos del pecho de Jesús, los cuales iban a parar a Sta. Margarita María. Cuando lo estaba mirando, se desviaron los rayos hacia mi pecho. SenTi entonces la presencia de Jesús en mi interior deliciosamente. Tuve que estar un rato con gran recogimiento, el cual me lo producía los rayos que senTia en mi interior. Al día siguiente tuve una oración muy profunda y de mucho recogimiento, con un coloquio precioso con mi Dios Amor. Yo me veo la misma nada para estas cosas, pero el Señor me suele decir que las gracias que El ha dado a otros, también me las puede dar a mi. El Papa a las monjas contemplativas nos dice que tenemos que amar a Dios, pero sobre todo dejarnos amar de El. Pregunto al Señor en qué consiste dejarse amar de El? Me dicen: "Dejar que Dios se goce animándonos, y gozar nosotros de ese amor". Creo que la mística, los éxtasis,los toques sustanciales, las presencias, etc... son delicadezas del Amor de Dios a las almas que le aman con puro amor. Dios puede dar estos actos de su Amor a las almas que El quiera, El es dueño de sus cosas, pero creo que generalmente las da a las almas que llevan vida de perfección y que no hacen faltas voluntarias. Por eso, estas delicadezas del Amor de Dios a las almas se deben tratar con reverencia, respeto y amor de Dios. <<Esta es nuestra oración, porque la hizo conmigo mi Dios Amor. ¡Oh Dios que por amor habitas en el alma en gracia, para allí comunicarla las delicias de tu Amor, con una intimidad tan grande y profunda como amorosa! Enséñame Dios mío en estos momentos de cielo en mi alma, a saber corresponder y ser agradecida a todo el amor que me tenéis. Que yo corresponda con gran fidelidad a todas estas delicadezas de tu Amor, animándote cada vez más y más con mi más fino y puro amor>>. Hoy repito la jaculatoria que tanto me gusta: Yo os adoro Dios mío en el fondo de mi alma, y os amo con todo mi corazón. Esta jaculatoria se puede decir en cualquier momento. De esta forma tan sencilla recordamos la presencia de Dios en nuestras almas. La ascética es llegar a la vida de perfección cristiana por medio de una vida de mortificación. La mística es experimentar la presencia de Dios en el alma. El que experimenta la presencia de Dios en el alma, ya posee el don de Sabiduría, porque el don de Sabiduría es gustar las cosas divinas. <<Señor, veo la táctica y la técnica que se pueden tener para llegar a tener oración. Según veo yo, el llegar a tener oración es amando mucho a Ti, y que éste amor haga que nuestras obras sean hechas con la mayor perfección por puro amor a Ti. Y así darte nosotros amor, sin buscar otra cosa que este darte amor a Ti, nuestro Dios Amor. No buscar tus dones, sólo buscarte a Ti. No buscar tus gracias, sólo buscarte a Ti. Pero si nos das tus dones y gracias, tenemos que recibirlo todo con mucho amor por ser gracias y dones tuyos>>. Todo lo que viene de Dios lo tenemos que recibir como gracias que no merecemos, que El nos da por su bondad. Somos servidores de Dios y estamos obligados a servirle lo mejor que podamos, servirle por puro amor a El mismo. Toda dádiva es gratuita que nos da por su bondad. La oración es una gracia gratuita que Dios nos da. No podemos quejarnos de nada, sólo ir recibiendo las luces que Dios nos quiera dar. Pueden ser estas de sus intimidades, o de sus atributos, o de su amor a las almas, ya nos de a gustar sus amores y delicadezas que El sólo sabe y puede dar. Hay veces que en una hora el alma recibe más de Dios, que otras veces en varios días de oración. Como es una gracia gratuita de Dios, El da lo que quiere, cuando quiere, como quiere y a quién quiere. Lo que sí podemos hacer nosotros es disponernos con nuestra vida de perfección para que Dios pueda obrar según su voluntad. Y nosotros ser muy agradecidos siendo muy humildes a todo lo que sea la Voluntad Divina. Leyendo a Sta Teresa sobre el Cantar de los Cantares, dice: "Béseme con el beso de su boca, porque más valen tus pechos que el vino". El "beso de su boca" puede ser el beso de paz. Y "porque más valen tus pechos que el vino", puede referirse a la Llaga del Costado abierto de Cristo. Así, el alma, se embriaga en la Sangre de Cristo, porque su Sangre vale tanto, que con nada se puede comparar. El alma con el "béseme", queda en la paz de Cristo, embriagada en su divino Amor. Ahora bien, si Dios es espíritu, y tu tienes espíritu, es el espíritu el verdadero encuentro con el Padre. El "Rostro de Dios" es una expresión bíblica para significar la presencia viviente de Dios. Esa presencia se engrosa, se condensa, cuando la fe y el amor hacen que las relaciones del alma con Dios sean más fecundas e íntimas. El hombre se distingue particularmente de los demás seres, en que lleva una zona interior de soledad, la cual es el lugar de encuentro con el Absoluto y Transcendente. Por esa interioridad es superior al universo entero. A estas profundidades de si mismo retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda escrutador de los corazones, y donde el hombre personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino. En este espacio de soledad es donde Dios espera al hombre para el diálogo. Leo que para llegar al encuentro con Dios, tenemos muchas cosas que nos estorban, distracciones y tantas otras. Esto es verdad. En los libros se dan muchas explicaciones de la habitación de Dios en el alma, sin embargo esto hay que vivirlo para poder expresar algo por su grandeza. "Cuando el alma intenta entrar en la comunicación con el Señor, lo primero que tiene que hacer, es vivificar la presencia del Señor, después de dominar y recoger las facultades. El alma ha de tener muy claro, que Dios está objetivamente presente en su ser entero, al que comunica la existencia y la consistencia. Dios nos penetra, nos envuelve y nos sostiene". Las tentaciones tienen por misión, en muchos casos, el impedirnos el poder recogernos en la oración. Se da el caso que muchas veces somos tentados con cosas de las que ni siquiera nos acordábamos y que en esos precisos momentos en que nos recogemos para la oración, vienen a nuestra mente a estorbarnos y a darnos vueltas como algo muy molesto, o no molesto. Pero, si el alma, al ponerse para hacer la oración, es recogida por el Señor sin ella pensarlo ni procurarlo, y el Señor la hace sentir su divina presencia, el alma, entonces, en ese dulce recogimiento se encuentra hablando con Dios amorosamente. Aquí cesan las preocupaciones y las distracciones. Nada molesta, nada estorba, está en una completa paz con su Dios Amor. Influye mucho como nos hayamos esforzado durante el día. Hay que dejar resbalar muchas cosas, o mejor dicho, todo lo que nos quite la paz. Sin paz no puede haber recogimiento en la oración, en la paz se encuentra a Dios. Creo que para poder tener oración, muchos métodos estorban. Lo que hace falta es tener una conciencia pura, tranquila, llena de santa paz interior y exterior, dejando a un lado toda preocupación que nos quiera arrebatar esta paz tan preciada. En esa paz es en donde tenemos que encontrar a Dios. Todos los que tratamos de oración, vivimos por experiencia, que cualquier preocupación que tengamos, nos estorba, porque empieza a dar vueltas en nuestra imaginación, y nos impide recogernos con Dios, y es por esto mismo, porque nos quita la paz. Mi alma reacciona así por lectura que estoy haciendo: <<Dios mío, quiero amarte en verdad, y para llegar a amarte como deseo, tengo que renunciar a muchas cosas. Estoy dispuesta a ello, pero ayúdame mi Dios Amor con tu gracia. Sé que estas renuncias me llevarán a muchas humillaciones, desprecios, vencimientos costosos, pero para todo cuento con tu gracia y amor. Sin tu gracia nada soy, bien lo sabes Tú mi Dios Amor. Esque quiero ser tuya por puro amor a Ti, y si para ser tuya tengo que pasar por una vida llena de humillaciones, contradicciones, dificultades, o lo que sea, estoy dispuesta a ello mi Señor, pero repito como siempre que cuento con tu gracia y amor. Por eso te digo Señor mío, que me ayudes a no fallar en mis deseos, soy débil, ten compasión de mí. Dame fortaleza para sufrir todo lo que Tu quieras, y conformidad con tu divina voluntad. Señor, que yo te ame siempre con puro amor a Ti, mi Dios Amor. Que sea tuya siempre Señor. Dios mío, que sepa desenvolverme en todo momento dándote mi amor, por dificultoso que sea lo que se me presente. Con ello, Señor mío, quiero darte amor puro, mi Dios Amor.Que mi luchar sea siempre para darte amor, con este luchar te de amor, y más amor, y puro amor. Que sea humilde Señor>>. Leo en diferentes libros muchas explicaciones para poder encontrarnos con Dios. Entre ellas una es la paz. Para mi la paz es única para poder encontrarme con Dios, porque en esta paz interior y exterior es donde encontramos a Dios. Sin esta paz veo dificilísimo encontrarnos con Dios. La paz depende de nosotros. La paz nos la tenemos que hacer nosotros. Y si de verdad amamos a Dios, encontraremos la paz y con esta paz a El. Veo dificilísimo encontar a Dios si nosotros no trabajamos para ello. Por cualquier cosa nos inquietamos, aun de ser pequeñas o sin impotancia, y perdemos la paz que necesitamos para poder encontrarnos con Dios. Por eso, tenemos que hacer un vacío completo, exterior e interior. Al hacer este vacío, nos encontramos que nada nos preocupa. Entonces llegaremos a tener esa santa paz que se necesita para poder encontar en nuestro interior, en el fondo de nuestra alma, a Dios, que nos espera lleno de amor. Por eso, a mi me gusta al empezar la oración, pedir perdón a Dios de todas mi faltas, hasta de las más pequeñas. Así, con esa pureza, sin preocupación ninguna, con esa santa paz, procuro recogerme, si el Señor no me recoge antes. De esta forma empiezo mi oración. Hay veces que el Señor recoge mi alma al empezar, otras veces en la mitad de la oración. Si el Señor no me recoge, procuro hacer la oración meditando, o estando amorosamente con El. La oración es un encuentro, y el encuentro una intimidad; la oración es la intimidad con Dios. No tenemos que violentarnos en la oración. Siempre tiene que haber calma y tranquilidad. Dios habita en el alma, El se deja sentir en mi. El sentir su divina presencia con nada se puede comparar. Se siente a Dios, y el alma sabe con certeza que es Dios. Al sentirle le veo aunque no le vea. Al sentirle me habla aunque no le hable. Al sentirle se da a entender sin decir nada. Es una presencia divina que se ve, que se oye, que se entiende sin decir nada, sin ver nada, todo en silencio, pero entendiéndolo todo exactamente. Esto acaece en ese recogimiento interior que Dios pone al alma. Donde El habla sin hablar, se deja oír sin ruido, se deja entender sin palabras. En este silencio divino donde todo es amor, todo se hace por amor y con amor. El alma después de este encuentro de silencio con Dios, sale cambiada, fortalecida, como nueva, es otra, Dios la ha dicho en su silencio: "Si me sientes con amor, es porque te amo. Si sientes que me recreo en tu alma, es porque me eres agradable. Si me sientes en tu alma, es porque me posees". Nunca me gusta decir lo que yo doy a Jesús. Eso es cuenta nuestra, de Jesús y mía. Todo lo que haga por amor a El mismo, a ello estoy obligada. Soy sierva suya. Para eso me creó Dios, para amarle, servirle, y darle gloria. Pero, sí me gusta escribir las delicadezas que Dios tiene para las almas que le aman, o que quieran amarle. Y sobre todo si le aman con puro amor a El mismo. Dios es Amor. El vencimiento es cruz. Estoy haciendo la visita al Santísimo. Pienso que en estos días no me pasan cosas, y como había escrito algo sobre las renuncias y vencimientos... Estando así distraída pensando en el vencimiento, sentí la presencia Divina en mi interior muy fuerte, tanto que quedó mi alma muy recogida. Siempre se me suelen cerrar los ojos en estos casos, sin darme cuenta de ello. Estando con los ojos cerrados, veía una cruz de tamaño natural del estilo de las que pinta el pintor Dalí, con el Cristo inclinado hacia delante. Estaba un poco de costado, pero yo no hacía caso, y meneaba la cabeza y cerraba los ojos. Cuando abría los ojos, no veía nada, y cuando se me volvían a cerrar, otra vez veía el crucifijo, pero un poco más vuelto e espaldas. A esto, oigo que me dicen: "El vencimiento es cruz". A mi entender, fue que el vencerse siempre cuesta. Y que cuanto mayor es el vencimiento, más nos cuesta y es mayor cruz. Por la noche, al ir a rezar el Rosario, empezándole pensaba en que me gusta mucho llevar las manos limpias para ir a misa. Pensando esto, otra vez volví a sentir la presencia divina, que me dejó recogida con mucha suavidad. Se me cerraron los ojos como me suele pasar, y vi una sagrada Hostia con mucha luz. Entonces, oí que me dijeron: "Soy el mismo que recibes". Creo, que el Señor me dijo esto, para que no dude cuando siento ese dulce recogimiento, y que pinse que es el Dios mismo que recibo en la sagrada comunión. Me veo miserable ante mi Dios Amor, pero El me dice que piense en su misericordia. Gracias por todo mi Dios Amor. Escribo estas cosas para que se vea como trata Dios a las almas que le quieren amar. No me trata así por lo que soy, pues me veo miseria, la misma nada, y cuanto más veo la majestad de Dios, más nada me veo a mi misma. Pero Dios tiene sus delicadezas con quién quiere, y cuando ve un alma que es muy pequeña y que quiere amarle, El la coge en sus brazos y la mima como un padre ama a su hijo pequeño. Dios es todo misericordia. El, en estos toques que da a mi alma amorosamente, me llena d El. Soy feliz en El, porque mi felicidad es El mismo. En esa felicidad gozo de El, porque El es mi gozo. Dios es mi vida, porque El es vida para mi. 3- LA LIMPIEZA DE CORAZÓN "Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" Presencia de Dios en el alma He oído una homilía sobre los limpios de corazón. Esto me gusta pensarlo mucho, pues, me parece que es una de las principales virtudes que necesitamos para ir a la oración, al encuentro con Dios. Jesús dice en el Sermón de la Montaña: "Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Jesús llama dichosos a los limpios de corazón, a esas almas limpias, de corazón sencillo, sin doblez, almas humildes, transparentes, que dejan ver hasta el fondo su limpieza de corazón. Un corazón limpio no tiene motas, las cuales son nuestras imperfecciones. No tiene faltas, las cuales son nuestras faltas. No tiene impurezas, porque sus acciones son puras. El limpio de corazón tiene que reflejar a Dios en sus obras limpias, en su convivencia, en su mirada pura, en su conversación sencilla y sin doblez, en su porte sin altivez, en su andar sin obstinación y orgullo, en su mirada humilde y veraz. Que los que le ven, puedan decir: Esta alma refleja a Dios. Procuremos tener limpieza de corazón para que en nuestras obras reflejemos a Dios. Para ir a la oración, al encuentro con Dios, vayamos con un corazón limpio y humilde. Esto nos dará la paz interior y exterior que necesitamos para encontrarnos con Dios. Al llegar aquí, se comprende que ya hemos hecho todas las renuncias que necesitamos y vencimientos para este encuentro con Dios Amor. Si amamos a Dios con esa limpieza de corazón que El quiere, entonces, las renuncias, los vencimientos, y todo lo demás, por costoso que sea, lo haremos gustosos porque con ello damos algo de amor a Dios, y así poderle demostrar que le amamos de verdad. Creo, que sin esa limpieza de corazón la oración no puede dar fruto, porque el encuentro con Dios no ha sido como tenía que ser. Mi corazón me dicta esta oración a mi Dios Amor: Yo quiero amarte mi Señor con un amor puro, con esa limpieza de corazón con la que Tu quieres que te ame. Quiero amarte Señor con un corazón sin motas ni repliegues. Te quiero amar Señor con esa limpieza de corazón que Tu nos dices en la Bienaventuranzas. Pensemos que tenemos que hacer para llegar a tener esa limpieza de corazón que Dios quiere denosotros, y hagámoslo. Si tenemos esa limpieza de corazón, iremos a la oración, al encuentro con Dios, con esa santa disposición, para que si es su voluntad, nos muestre su Rostro. Y así, seremos de esos bienaventurados que el Señor nombra como limpios de corazón, los cuales verán a Dios. Que llegue a ver tu Rostro, Señor. Gracias por todo mi Dios Amor. Leyendo lo que es el infierno en un escrito de Sta. Teresa, lo tantísimo que allí se sufre, y que es para toda la eternidad, pensé como otras veces, que para mí la mayor pena sería no ver a Dios nunca. Aquí tampoco le vemos. En esto, siento la presencia de Dios dulce y amorosamente como diciéndome: "Aquí ya me conoces, y estoy contigo aunque no me ves". Estas vistas del Señor son deliciosas, aunque mejor que decir visitas, diría presencias, las cuales enloquecen al hombre en amor de Dios, y en las que hombre se vuelca a dar amor a Dios sin reparar en los medios. Va hasta el fin, su entrega es total. Si estas visitas son verdaderamente de Dios, causan estos o parecidos efectos. ¿Que tiene esta presencia de Dios, que arrastra al hombre para que haga lo que Dios quiere? Si la presencia de Dios es verdadera, deja al hombre sin voluntad, como le acaeció a San Pablo cuando cayó del caballo, y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?" El contestó: "¿Quién eres? Y el Señor le contestó: "Yo soy Jesús, a quién tu persigues" Y Pablo hizo lo que le mandó Jesús. En esta escena de los Hechos de los Apóstoles se ve el amor de Dios, la fortaleza que da Dios al hombre que le quiere seguir para hacer su voluntad, si el hombre no pone obstáculo para ello. Porque la voluntad del hombre es libre, Dios la respeta. Dios llama, pero no fuerza. Recordemos al joven rico del Evangelio, al cuál Dios llamó, sin embargo el joven no le siguió. Santa Teresa habla de los dos grados de oración o dos últimos modos de unión. La oración pasiva o infusa, la cual es un a noticia experimental de Dios, según el efecto, gustándole y tocándole con el espíritu[1], y la oración activa, la cual consiste en una total conformidad de nuestra voluntad con la Voluntad divina. Esta última puede adquirirse por nuestra propia industria, y con la ayuda ordinaria de la gracia. * * * Dios me ha llenado hoy en la oración que me ha dado, de su dulzura y suavidad. ¡Me ha hecho ver tantas cosas! Me ha hecho ver como mi alma descansaba en su amor. He visto que Tú, Señor, dulcemente tenías mi alma descansando en tu Seno, Señor mío y Dios mío. No quiero faltas ni pecados voluntarios. Para esto tengo que estar muy sobre mi, y no obrar con ligereza, porque quiero obrar dándote puro amor. Por eso, tengo que pensar muy bien lo que hago, y guardar mi equilibrio de fidelidad en mis acciones. https://arcadelaalianza.net/TORRE%20de%20MARFIL/partes/lAlIMPIEZcORAZON.htm#_ftn1 Saco el propósito de ser atenta con aquella alma que Tu sabes, que no huya de darte amor aunque me cueste. Durante estos días Dios se deja sentir en mi alma deliciosamente. Yo le digo al Señor la miseria que soy, aunque El ya lo sabe. Me trata con tanto amor mi Dios Amor, me veo tan nada ante su grandeza. El es mi gozo. Estoy frente al sagrario, y pienso cuanto me enseña El desde su cárcel de amor. Dios me espera lleno de paciencia, para que yo venga a acompañarle. ¡Qué pensará Jesús en el sagrario! Se encuentra muy sólo casi todo el día. Estará esperando a que vengamos a decirle que le amamos, y El a su vez, decirnos que está ahí por amor a nosotros, para que podamos tener nuestros coloquios con El. Gracias Señor. También, pienso en como habita Dios en nuestra alma por la gracia. Y digo y pienso en cuantas veces nos recogemos en nuestro interior para hacer compañía a Dios, hablar con El de lo que queremos amarle, de nuestros conflictos, y de tantas cosas. También para darle las gracias. Nunca nos deja solos, nos cuida como la madre más cariñosa cuida a sus hijos. Ayer sentí la presencia del Señor dulce y amorosamente. Yo, Señor, te quiero amar, y al sentirte con tanto amor, se que vivimos unidos en el Amor. Qué más puedo pedir que vivir en unión de amor con mi Dios Amor. El amor de Dios es todo para mi. El es mi fortaleza, pues, al estar unido su Amor al mío, me hace fuerte en El y por El. Yo pongo toda mi confianza en mi Dios Amor, de El lo espero todo. Veo que su misericordia amorosa me envuelve en El, y me hace suya. Cuando me siento en Dios, mi alma se siente suya en El, yo me gozo de ese gozo, y en ese gozo soy feliz, porque El es mi gozo. [1] Moradas, Cap. I y II. 4- EL GOZO DE DIOS Mi oración de esta tarde ha sido deliciosa. Ha sido esa oración en la cual sin ver, veía, sin oír, oía, sin hablar, entendía. He sentido a Dios en mi alma produciéndome rayos de felicidad. No sé como explicar esto. Creo que para entenderlo, hay que vivirlo. Por lo que Dios me hacía sentir, veía que Dios se regalaba en mi alma con mucho amor. Sin hablar, me decía que me amaba mucho por la felicidad que me daba a gozar. Sin oir, oía como con el susurro de su amor se recreaba en mi alma lleno de amor. Quiero amar a mi Dios Amor, siendo muy fiel. Todos estos goces y delicias suponen que tengo que llevar las contrariedades con un amor generosísimo a Dios, me guste o no me guste, y todo hacerlo por amor a El, sin pararme en mi para nada. Creo que esta es la manera de dar mi amor a Dios. No hago más de lo que debo hacer, pues, sierva soy del Señor, sierva inútil, pero que que quiere amar mucho a Dios, pues para esto he sido creada, para amarle, servirle, y darle gloria. Mi oración de esta tarde ha sido deliciosa. Señor, pido mucho por lo que ya sabes, ayúdale a reflexionar, a que cambie de conducta. Señor, no le abandones, ten compasión de él y de todos los hombres, tu misericordia no tiene límites. Mi oración sigue siendo deliciosa, pero eso no quita que tenga algunas distracciones, las cuales pienso que son por mi culpa y que debo evitarlas. Y evitarlas quitando pensamientos inútiles que en la oración son un estorbo muy grande y que se sienten sin que una se de cuenta. Pero, si cogemos el hábito de no consentirlos, no nos molestarán tanto en la oración, aunque hay veces que no llegan a quitar del todo el recogimiento interior. Porque el alma al darse cuenta de su presencia, los quita enseguida. Por eso, durante el día debemos procurar que nuestro pensamiento no se alimente de cosas inútiles. Señor me da a entender, que sentir si divina presencia, es poseer ya el Espíritu Santo. Yo veo, Señor, que con tanto conocimiento y amor que pones en mi d Ti, cualquier otra alma sería mejor que yo. Quiero ser mejor, no consigo amarte como quisiera, me veo débil. Esta debilidad moral que veo en mi, no me deja ser lo que yo quisiera ser para darte todo mi amor por puro amor a Ti, mi Dios Amor. Tu lo eres todo para mi. Me dan ganas de llorar viendo lo que soy para darte amor. Pero en ello me dejas ver la misericordia que tienes conmigo, tratándome con tanto amor como me tratas. Gracias Señor. Digo a los pecadores, y me cuento entre ellos, que vayamos arrepentidos, que El está deseando perdonarnos y darnos el Abrazo de su Amor. Pienso por mi, y me propongo ceder en mis derechos por amor a Dios en favor de cualquier hermana, y si esta no me es simpática, será con mayor obligación, aunque vea en ella una no rectitud de intencion en sus acciones. Debo amar a Dios sobre todo, por encima de todo, y por puro amor a El mismo, todo lo demás que ame, será dentro de este amor. Pero, siempre Dios mi primer amor. Señor, en Ti confío. 5- LA CONTEMPLACIÓN ES AMOR. DIOS DA SUSINTIMIDADES Señor, en la oración me das gran recogimiento. En este recogimiento me haces sentir tu presencia divina con dulzura, suavidad y amor. Al sentir esta presencia divina tuya Señor,, siento tu contacto divino en mi alma, contacto real, y me das un conocimiento tuyo de como eres todo dulzura, suavidad, amor... Si Tu, Señor, no fueses eso que yo siento, no me lo podrías comunicar, por eso, es un conocimiento tuyo divino en mi alma. Con razón me dijiste una vez: "Pocos me conocen como tu me conoces". Gracias Señor. Si Tu, Señor, me dices que piense en lo que siento, tengo que decirte esto que te digo. El Señor me da a entender, que no debo extrañarme de tener estos deseos de santidad, de perfección. Y sigue diciéndome: "Quiero que tu alma sea un jardín oloroso de virtudes donde Yo me pueda recrear con amor, y donde encuentre ese amor a mi Amor". Trato de recordar las gracias que el Señor me ha dado durante mi vida, y las que ahora me da. Son innumerables, pues si empezase a contarlas, no terminaría jamás. El Señor me da a entender, que lo que desea de mi, es que viva la vida contemplativa, la cual es vida de perfección. Que la viva santamente, que si se viviese santamente, los conventos de clausura de vida contemplativa, estarían llenos de santos. Esta vida contemplativa consiste en ser fieles a nuestros votos, por ellos nos consagramos a Dios, y El nos quiere fieles a nuestra palabra de consagradas. Pero, fieles en todo, con una fidelidad generosa, tanto en las cosas pequeñas, como en las grandes. Todo tiene su valor. No debemos despreciar nada por pequeño que sea, la cual podamos hacer por amor a Dios, pues, así le vamos dando amor, amor y más amor, a El, que es todo amor y que tanto nos ama. El Señor ama mucho a las monjas contemplativas[1]. Son para El un jardín escogido en el que puede encontrar flores de suave fragancia, virtudes impregnadas de delicado perfume, todo esto muy querido por El. En las almas contemplativas es donde El espera poder recrearse de tanto como se le ofende. Si las contemplativas vivimos fielmente nuestra vida consagrada, entonces seremos para el mundo un ejemplo de virtud, ejemplo que arrastrará a muchas almas a vivir una vida santa, según el estado de cada uno. De esta forma dirán de nosotras que vivimos lo que decimos, nuestras obras hablarán por nosotros. Tenemos que hablar de Dios, de su bondad, de su misericordia, de su amor, pues tenemos que reflejar a Cristo en cada momento con el ejemplo de nuestra vida. Nosotras no nos hemos consagrado para hacer nuestra voluntad, sino para cumplir nuestros votos de consagradas: la castidad, la pobreza, la obediencia. Esta obediencia no podemos cambiarla a nuestro gusto, o cambiarla según nos parezca a nosotras. Tenemos que ser muy fieles, viendo en la obediencia a Cristo, y cumplir lo que se nos dice sin rodeos y sin vueltas a nuestro gusto. Tenemos que hacer lo que manda la obediencia, esto nos dará mucha paz en el alma[2]. Y para la oración es un camino amplio que nos lleva a la unión con Dios. Tenemos que procurar que otros vivan la vida de Cristo, estamos obligadas a esto, reflejar a Cristo y darlo a vivir a los demás por amor a El mismo. Con esto no hacemos más que lo que debemos, osea, vivir nuestra verdadera consagración y ser verdaderas contemplativas. Quién nos mire, pueda exclamar, que vivimos de Cristo, damos a Cristo. ¡Que hay más grande que dar a Cristo con nuestras buenas obras!. Al tratar con almas consagradas, nos enseñas por pequeños detalles, como viven sus vidas consagradas. Uno no quiere hacer tal cosa por no faltar a la obediencia, otro no presume de nada, se le ve humilde, otro habla con aire de https://arcadelaalianza.net/TORRE%20de%20MARFIL/partes/LaContemEsAmorSusIntimid.htm#_ftn1 https://arcadelaalianza.net/TORRE%20de%20MARFIL/partes/LaContemEsAmorSusIntimid.htm#_ftn2 recogimiento encantador, sin afectación, y es que ama la pureza de las cosas, la castidad en su alma. El recogimiento de la vista, el no querer verlo todo, nos guarda excelentemente para nuestra pureza interior de alma. Son almas de delicada conciencia, que dan amor a Dios. Todas estas cosas y otras, son formas de ir dando a Cristo, y reflejarle en nuestra manera de actuar, haciéndole por puro amor a Dios. * * * Pensando en lo costoso que es estar con personas de carácter difícil, yo decía: Voy a procurar huir de ciertas personas. Pero, hoy, después de la comunión, el Señor me ha hecho ver el amor que le puedo dar no rehuyendo a personas así, estando complaciente con ellas, perder de mis derechos para complacerlas. Esto me ha llenado de alegría. Procuraré agradar a Dios, agradando a los demás. Eso es lo que busco, dar a Dios mucho amor, costoso, difícil, difícil, un amor que me cueste, lleno de generosidad, y todo por puro amor a El mismo. Hay personas a las cuales no se puede contrariar, aún de que lo que dicen carece de razón, sin embargo es un buen vencimiento el dominarse para acertar lo que debemos decir, sin llegar a herir a estas personas tan absolutas y difíciles. Siempre hay que sostener la verdad. Hay veces que uno podrá disimularla sin mentir, pero mentir nunca, aunque ello nos cueste algún sufrimiento. Para todo confío en el Señor, porque El me ayudará en cada momento ha hacer lo que es de su agrado. Y así, dar amor a mi Dios Amor. Me escribe mi director, al cual en una carta le le expuse mis fallos y mis sublimidades. Me dice que voy bien. Esto me tranquiliza en mi vida espiritual, y doy gracias a mi Dios Amor. Somos almas consagradas, conservemos nuestras almas como se conserva un cáliz consagrado, que no se usa más que para poner la Preciosísima Sangre de Cristo. Tenemos que conservar nuestras almas limpias de toda falta voluntaria para el servicio a Dios, y así, Dios, que habita en nuestras almas de una manera especial por nuestra consagración, hará de nuestras almas la morada de sy delicioso amor. * * * En la lectura de esta tarde en un libro del Padre Arintero, como J. Pastor le pregunta cual es la diferencia entre un toque substancial y una palabra substacial. No me ha dado tiempo a avanzar en la lectura y me he quedado sin saber la contestación. A continuación, durante la oración he sentido la presencia divina tan profundamente, que era como si algo traspasase mi corazón. Era tan dulcísimo que pensé morir. Creo que nunca la había sentido así, tan dulcemente. Luego, el Señor me da a entender que esto es un toque substancial, como enseñándome lo que no pude acabar de leer. Me llena de admiración las delicadezas del Señor para mi, que sólo soy un montón de miseria. Creo que le da pena verme tan nada y llena de deseos, por eo creo que me trata así. ¡Gracias mi Dios Amor! * * * El señor me da a entender el provecho espiritual que sacaré si estoy mucho tiempo contemplando un crucifijo. De esta forma iré entendiendo lo que El nos enseña, lo que El nos dice. Vemos sus brazos abiertos como diciéndonos: los tengo extendidos para abrazaros con mi misericordia. Nos enseña su paciencia, sus sufrimientos por nuestro amor. Y por eso sufre, para salvarnos, para hacernos hijos de Dios, hermanos suyos, herederos de su gloria. Cuanta paciencia con los que le injurian, como les disculpa y perdona. Con que amor nos mira dentro de sus grandes sufrimientos. Estando El sufriendo por nosotros nos deja a su Madre Santisima, para que sea nuestro amparo y consuelo. Le vemos despreciado, desprendido del todo para darnos su amor y enseñarnos a amar. Le abren el costado, para sí enseñarnosque de El nace la Iglesia. Por eso es iglesia de amor, porque nace del amor de Cristo. ¡Tanto se puede llegar a aprender contemplando lo que para nosotros es un crucifijo! Comprendo, que si contemplara despacio un crucifijo, aprendería mucho para ser sencilla, humilde, sin doblez, tener más caridad. Jesús a sus perseguidores no les recuerda los milagros que hizo para curarlos, calla, sufre, siendo El todopoderoso. ¡Cuanto enseña Jesús desde la Cruz! La contemplación, el Amor, su fondo interior, sus intimidades, todo el Señor nos lo da. * * * Sigo contemplando el crucifijo. Nos dice tanto su amor. Le contemplo a la cruz clavado, sufriendo lo indecible por mi amor. Al ver Jesús tus manos clavadas, pienso que con el peso de tu Santísimo Cuerpo, se abrían más tus heridas. Y lo mismo pienso de tus pies clavados. ¡Cuanto sufres Señor! Y si te pregunto por quién sufres, me dirás: por ti, por tu amor. Verte así despreciado, Tu que habías hecho el bien por donde ibas, con tantos milagros, obras, enseñanzas. Cuanto sufriría tu Corazón viéndote maltratado, injuriado, despreciado, cuando hacía sólo días, te aclamaba la gente con tanto entusiasmo en la entrada triunfal de Jerusalén. Y ahora, cuando te han clavado en la Cruz, te dejan sólo. ¡Que ingratitud! Te acompañan los que te quieren bien de verdad, tu Santisima Madre, San Juan, María Magdalena, y algunos otros. Señor, que yo sea de los que te aman de verdad, y por tu amor acompañe a los más necesitados tanto en el cuerpo como en el alma, en ellos te vea a Ti, mi Dios Amor. Que sepa callar como Tu callabas, que sepa sufrir sin quejarme, como Tu sufrías en la Cruz, que sepa perdonar como Tu perdonaste, que no presuma de mí, pues, nada soy sin Ti, que tenga delicadeza de disimular las faltas de otros, como Tu disimulas las mías, y todo hecho con amor generoso y por tu amor, mi Dios Amor. Comprendo que me he detenido poco para mirar el crucifijo y pensar todo lo que nos dice y nos enseña. Hace unos días vino a una joven, para ver si le gustaba nuestra vida. Venía recomendada por un religioso, el cual era conocido del monasterio. Estuvo unos días, y le gustó nuestra vida. Más tarde, escribió diciendo que lo había pensado bien, y que se decidía a venir para empezar su vida religiosa. Al cabo de unos dos meses, que fueron más de dos meses, vino por fin para comenzar la nueva vida. Llegó contenta y decidida y la acompañaba su director. Después de algunas semanas, la empezaron las dudas pensando en lo que había dejado y en las dificultades que encontraba. De esta forma, comenzó a dudar de su vocación, sin embargo, se veía que ella quería contentar a Dios. Escribo esto, para hacer ver como el demonio se mete entre medias para perturbar y enfriar una vocación, o quitarla si puede. Todas esas dudas son tentaciones para estorbar esos buenos deseos de darse a Dios con generosidad. Para combatir todo esto, debe rechazar todas las dudas, y rechazarlas como malos pensamientos. Y con esta disposición, sólo pensar como llegar con más generosidad y fidelidad a la meta que se ha propuesto, que es darse a Dios con una entrega total llena de amor a El mismo. El amor todo lo puede, lo difícil lo hace fácil, lo costoso, suave y ligero. Si el demonio ve que no se le hace caso, se retirará, y el alma podrá seguir fielmente su vocación. Así, habrá triunfado, y el Señor la mirará con mucho amor. Verá el Señor que sabe luchar, y que en la lucha sale victorioa, porque se ve que ama a Dios en espíritu y en verdad. Una vocación tan pensada y bien preparada tiene que ser verdadera. Que no nos valla a pasar lo que al joven rico, que por pensar y darle pena lo que dejaba, no fue fiel a la llamada de Jesús. ¡Como disfrutará el demonio viendo que por un puñado de cosas dejamos lo principal, que es seguir a Jesucristo y vivir con El para siempre! Pensemos bien lo que esto supone. * * * Recordando lo del toque substancial, el Señor me hace ver cuanto le gustó la obediencia de cerrar el libro sin poder acabar de leer la explicación. Dios me enseñó lo que no medió tiempo a leer, haciéndome experimentar lo que es un toque substancial. El Señor me hace gustar las cosas divinas. esto da una fuerza interior inmensa para la vida espiritual de perfección. Es una gracia de Dios difícil de explicar, porque en esta gracia se encierran muchísimas otras, y cuando se vive de ellas, entonces se ven y se comprenden. En mi lectura de hoy, leo sobre lo mala que es para el alma la tibieza. Después de otras muchas que leo antes y después, pone este ejemplo: Es cierto, que cuando una olla está hierviendo, no llegan las moscas a ella, más después que se enfría, se llegan todas hasta ella. Cuando un alma tiene fervor, todas las tentaciones huyen. Cuando un alma está tibia todos los demonios la dan guerra. Los remedios para evitar la tibieza son: pensar en Dios siempre, tener el pensamiento de la muerte, hacer lectura espiritual, tener oración vocal, guardarse de pecados veniales los cuales apagan la devoción y el fervor, pedir al Señor el espíritu de devoción, determinarse a no dejar los ejercicios espirituales se esté seco o devoto. Procuren siempre consejo de hombre espirituales que le guíen, y no vaya descuidado a pasr donde no piensa. ¿Cual es la diferencia que hay entre el religioso que sirve a Dios, y el que no le sirve? Yo la diré, y es breve de saber. El religioso que sirve a Dios tiene aquí gloria de mayor perfección. Por el contrario, el que a Dios no sirve, tiene acá el infierno, y después infierno perpetuo de mayor corrupción. El descuido del corazón en la madre de la tibieza. ¡Queréis cumplir con Dios y con el mundo! ¡Queréis que os ame Dios, y vosotros no queréis amarle a El. ¡Queréis parlar de día cuanto pudiereis, y queréis venir de noche a rezar! Pues sabed, que el pecado venial es la puerta del pecado mortal. Es cierto, que más de llorar es lo del religioso flojo, que lo del pecado engolfado en vicios, porque este pena y anda en el camino de la perdición. Pero el religioso que no lo es de costumbre, sino de hábito, con su vana confianza va a parar al infierno. * * * Hoy es día de retiro personal. He leído más acerca de la tibieza. Me ha impresionado lo fácil que es caer en la tibieza por dejarse llevar de la rutina, de la vida cómoda, de no llevar la vida espiritual con el fervor y el amor a Dios con que hay que llevarla, y de tantas otras cosas que pueden hacer que nos enfriemos. Me da mucha pena que luchando para dar más amor a Dios, en vez de subir a mayor amor, bajamos a veces por dejarnos llevar de las pequeñeces, yendo a caer en la tibieza, por lo que haremos las cosas con frialdad y desgana, en vez de poner nuestros cuidados y afanes en dar a Dios un amor puro, fiel y generoso. Tu, Señor, no me enseñas eso en la Cruz. La Cruz me enseña a ser humilde, a ser generosa con todos, a sufrir callando, a vivir como Tu viviste, y todo hecho por amor a Ti, y por este amor, amar a los demás. Es mucho más mérito, el darse que el dar. Hay muchos que dan, pero pocos que se entregan dándose por amor a Dios, y por este amor a los demás. El no mirarse, el no saber el hombre quién es[3], la presunción de tenerse en mucho pensando que se es algo, acarrea un mal grande que es la soberbia. En cambio, el haber conocido nuestra poquedad, el haber venido a conocimiento de cosa tan baja, acarrea desmayo. Nunca vi seguridad del alma, sino en el conocimientode sí mismo. No hay edificio seguro, sino es hecho sobre hondo cimiento. No veo que haya tiempo mejor gastado, que el que usamos en reprendernos y entendernos a nosotros mismos. De lo contrario, seremos como una casa sin luz, como una medida sin medida ni regla, y por tanto, falsa. Y finalmente, hombre sin hombre. En esto cae el hombre que no se conoce ni examina, pues, quién no se conoce, ni se puede regir como hombre, ni se ve, ni se posee a sí mismo. Estos son lo que olvidados de sí, tienen mucho cuidado de mirar las vidas ajenas, mientras tiene los ojos cerrados para sí mismos y para sus defectos. Estos tiene más de cien ojos abiertos velando para saber lo ajeno. * * * Tengo que trabajar mucho para tener más suavidad cuando hablo, así me lo ha dicho la madre Superiora. He sentido mucho mucho el haber discutido con ella. ¡Lo he sentido mucho! La madre Superiora representa a Dios. ¡Quién soy yo para discutir enfada! Me ha durado mucho esta pena. Me humillo y pido perdón. Comprendo que me vienen muy bien las humillaciones, me enseñan mucho la nada que soy, y que todo lo bueno que tengo se lo debo al Señor. Hoy me propongo tener muy presente, el pensar mucho en como habita Dios en mi alma, tener presente esta presencia de Dios en mi alma por la gracia, hacer las cosas pensando en El, y hacerlas por su amor. Pensar que El me está mirando siempre con amor. Ver como correspondo a este amor. Esta presencia de Dios en mi quisiera que fuese contínua, y en ella darle amor, pero un amor generoso y fiel. Saco estas notas de la vida del Padre https://arcadelaalianza.net/TORRE%20de%20MARFIL/partes/LaContemEsAmorSusIntimid.htm#_ftn3 Arintero: Puntualidad y fervor en todo. No faltar más con tibiezas e infidelidades. Guardar silencio en los desprecios y contradicciones. El primer paso que debemos dar en nuestra renovación, es el violentarnos para renunciar a nuestros desordenados gustos, sólo así es como podremos emprender de veras el camino espiritual. * * * El Señor ha querido que piense en esta presencia suya en mi alma, en como me la hace sentir y experimentar, en como me la da estos deseos tan grandes de entrar en mi interior, y vivir esta presencia de Dios con sus intimidades. Esta presencia tengo que procurar vivirla con la mayor fidelidad posible. Confío en la gracia de Dios para vivirla según sus deseos. En estos días, el Señor me pone mayores deseos para que la viva. Para ello mi vida tiene que ser de mucha abnegación y amor a Dios. Tengo que estar muy sobre mi, en todas mis acciones, de esta forma el Señor me ayudará con su divina gracia. Así lo espero Señor por tu gran misericordia. Al darme estos deseos tan grandes de vivir pensando como Tu, mi Dios Amor, habitas en mi alma por gracia y amor, me das a entender que es para ayudarme a vivir mi vida de perfección. Quién mejor que El puede hacer de mi esto, siendo yo tan distraída, y faltándome tanto para llegar a ser verdaderamente fervorosa. Para todo confío en el Señor, yo soy la misma nada. Ayer tuve una humillación. Doy gracias al Señor. A lo primero me costó serenarme, pero luego reaccioné, y quedé dando gracias a Dios pues veo que me trata con amor. Necesito mucho que me humillen, y como quiero ser humilde, tengo que dar gracias a Dios cuando se me humilla. Porque, para llegar a ser humildes, hay que pasar y recibir bien por las humillaciones. Y dar gracias a Dios, porque con las humillaciones nos enseña lo que somos, y en ellas reconocemos que estamos llenos de soberbia, sino las recibimos como un regalo de Dios. Es malo adular a las personas. Es engañarlas, hacerlas creer lo que no son, sobre todo si es espiritualmente. Dios nos tomará cuenta de nuestra falsedad al haber mentido adulando a una persona. Quién sabe si por haber adulado a esa persona, no ha llegado en el cielo más alto por haberse dejado engañar, y la otra le pese lo mismo por haber engañado. En la adulación no se obra limpio. Hay veces que se va detrás de un favor el cual se busca, de alguna conveniencia personal, de engreírse pensando en nuestro interior que sabemos más que la otra persona. Por eso, cuando no se puede decir una verdad por delicadeza, o por varios motivos, creo que lo mejor es callar. Este callar a la otra persona la hará pensar, y puede ser que se dé cuenta de la verdad. La verdad nos suele molestar, pero creo que es de agradecer. Dice Sta. Teresa: <<cuando hablen bien de Ti, ponte triste, y cuando hablen mal, créeles>>. Tal vez, al hablarnos mal, nos dicen una verdad, que de otra forma no se habrían atrevido a decirnos. También contemplo hoy la casa de Lázaro, María y Marta, "Betania". Pensando en como iba Jesús a Betania, el Señor me da a entender que iba sólo a ratos, tiempos cortos, pero, sin embargo, en mi alma por la gracia, está siempre. Gracias mi Dios Amor. Paso a meditar en la Pasión del Señor. Jesús, se deja clavar en un madero por mis pecados. Cuanto sufriría Jesús cuando los clavos que a golpe de martillo le atravesaban sus manos y pies. Y todo lo sufría callando por mi, por mi orgullo, por mi vanidad, por mi amor propio, por aquella inmodestia, por aquél desprecio al prójimo, por creerme más que los demás, por aquél pecado que hice (cada uno sabrá el suyo), por mis falta de convivencia, por no ser comprensiva, por no ayudar al que lo necesitaba, por dejarme llevar de mis gustos y caprichos, y, por mis muchísimas faltas y pecados que cometí y cometo. ¡Cuanto nos enseña la Pasión del Señor! Es un libro abierto. Jesús esté con sus brazos en cruz, dispuesto a abrazarnos si vamos arrepentidos. Nos enseña a sufrir, sufriendo El por nosotros. Nos enseña a amar, dándose El por nuestro amor. Nos enseña a perdonar aunque nos injurien sin razón. Nos enseña a mirar con amor a los que no nos aman. Jesús en la cruz abre su Corazón divino dándonos su Amor, para que con nuestro arrepentimiento, entremos en El, y El así abrazarnos con su perdón. Y todo, absolutamente todo, por amor. ¿Quién soy yo, para que Dios se deje clavar en la cruz por mi amor? Debemos responder a esta pregunta y sabernos hijos de Dios y corredentores con El, herederos del cielo, y templos vivos del Espíritu Santo. Señor, que corresponda mejor a tu amor. ¡Cuanto te he costado! ¡Cuantos dolores has sufrido por mi! Me da vergüenza ser mejor de los que soy, amarte con mayor generosidad, humillarme ante Ti, que me amas con tanto amor. Cometemos muchas faltas por no llegar a examinarnos y así conocernos mejor, por nuestra falta de conocimiento de nosotros mismos, pues al no examinarnos, el Señor no puede alumbrar en nuestro interior con su luz, y así, continuamos cometiendo tantas faltas. En parte pueden llegar a ser involuntarias, algunas veces lo son, y es por falta de nuestro propio conocimiento. Y es ahí donde está la falta, en examinarnos, o si lo hacemos, no hacerlo bien. Hay que examinarnos para corregir mejor nuestras faltas. Y para esto se necesita la gracia de Dios, la luz que ilumina en nuestro interior. Hemos de pedir al Señor en el examen esta luz que nos muestra como está nuestra alma, y pedirse lo con humildad, pues El es Padre y sabe lo que más nos conviene. Al conocer nuestras debilidades, nos podremos corregir de ellas. De esta forma el alma irá siendo cada vez más limpia a los ojos de Dios, y El nos mirará con más amor. Algo que nos enfría mucho el alma para el amor de Dios, es el afán de noticias. Los buenos deseos hacen de los pecadores: buenos; de los buenos: perfectos; y de los perfectos: santos. Quiero hacer mi vida sin quenada me ate para dar amor a mi Dios Amor, por las constituciones de mi regla y la obediencia según me lo mandan y enseñan. No quiero que me ate el complacer a una hermana, y por ello faltar a la caridad. No dejarme llevar de mis gustos, para con esto hacerme parecer mejor ante los demás. No dejar de hacer lo bueno y recto, según las constituciones de la obediencia, porque se rían de mi y me señalen con burla. Estos días procuro leer y pensar en la Pasión y Muerte de nuestro Salvador, pero lo hago forzándome mucho, y por estar en Semana Santa, que es tiempo para ello. Pero si pienso como Dios está en mi alma por amor, enseguida le siente en mi interior con un recogimiento dulce y amoroso, que yo no me podría proporcionar, si no me lo da El. Todo esto sin ninguna preparación por mi parte. ¡Cuanto nos ama el Señor! Y como está en nuestras almas por la gracia. Con ese su Amor que brilla por su divina presencia en el alma, con luz divina y amor divino, para que veamos mejor su amor. ¡Cuanto me ama el Señor! Y qué consuelo y gozo encuentra El en mi alma, donde los dos unidos gozamos del mismo amor. Porque a mi me hace gozar de El en su gozo de amor. Dios es amor. Y, cuando así se comunica el Señor, se da a conocer como es: amor. Y también es amor cuando nos prueba con tribulaciones, trabajos, enfermedades, y tantas cosas. Nos prueba para saber si le amamos y si es verdadero nuestro amor, porque en los momentos de consolación es muy fácil el amor. Dios siempre es amor. * * * Hoy, después de la sagrada comunión, he sentido la presencia de dios. Diremos que me ha visitado el Señor de una manera espacialísima. Gracias Señor por tu divina presencia llena de amor. No hay presunción en el buen deseo de comulgar por dar gusto a Dios y por alimentar y fortalecer nuestra pobre alma. Después de comulgar, cuando menos lo esperaba, ni lo pensaba, y ni me acordaba de estas cosas, yo no me lo podía producir, he sentido la presencia de Dios. De momento no me di cuenta de lo que era, tal vez estaría distraída, pero enseguida pensé que era Dios, pues se dejó sentir muy profundo en mi alma. Oí enseguida que me decía, y era Dios el que me hablaba: <<Ves como estoy contigo. Ves como eres mía. Ves como tu alma me es agradable. Ves como me recreo en ella. Ves lo unidos que estamos. Ves que gozas de mi gozo por lo unidos que estamos>>. Yo me sentía una con El. Así veía que todo lo que me decía era verdad. Yo le decía: Señor, no soy nada para que me trates así. No valgo nada. Todo lo espero de Ti. El señor me decía: <<Porque te ves nada, y no vales nada, y todo lo esperas de de Mi, por eso me complazco en tu alma, por amor, por los grandes deseos que tienes de Mi. Las gracias que he dado a otros, ¿no te las puedo dar a ti? Soy el mismo, tu Dios Amor. Cuando preguntas esas cosas a la superiora o a tu director, nadie te niega que te las pueda dar a ti. ¿Porqué no me crees? Los libros te dicen lo mismo que Yo te hago sentir. Lo mismo que te digo, te lo doy a entender. Te enseño. ¿Porqué dudas? ¡Que más pruebas quieres! Algunas veces me has visto. ¿Va a ser como Tomás, un incrédulo. Dime que más quieres>>. Señor, gracias por todo lo que me das. Señor, deseo amarte con humildad, con pureza, con sencillez. Esperarlo todo de Ti, porque yo me veo sin nada para tanto como te quiero amar. Tú Señor, sabes todo. Ayúdame mi Dios para que te pueda amar según tus deseos y los míos. En estos momentos el alma queda abstraída de todo. No pierde el conocimiento de lo exterior, pero es como si lo perdiera, porque no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor. El alma será absorbida en Dios y atenta al diálogo con su Dios Amor. Que fuerza tiene esta Presencia amorosa de dios, que al dejarse sentir así, hace del alma lo que quiere, sin dominarla. Se gana la voluntad del alma, y esta se ofrece por amor a Dios, a lo que Él quiere de ella. Estas cosas si no se experimentan, es difícil entenderlas, porque son difíciles de explicar. Más que difíciles, no se puede llegar a dar una explicación, por no haberla. * * * Hoy siento esta Presencia de Dios. Me siento tan unida a Él, como si los dos fuésemos uno. Siento como que algo está unido a mi alma, y me une con Él, haciendo de los dos uno. Soy feliz porque Dios me hace feliz en Él, con Él. Su felicidad me hace feliz a mi. Yo soy feliz en Dios porque Él me hace sentir su felicidad en mí. Rezando Laudes, leo como Dios, después que resucitó, visitaba a algunos. Estos fueron testigos de su resurrección. Así también Él me da a entender, que Él también me visita con su divina Presencia, cuando así se hace sentir en mi alma. Así puedo decir con verdad, como Dios visita a la almas, haciéndolas sentir su Divina Presencia. A Dios por la gracia, siempre le llevamos en el alma, pero estas visitas son una manera especial de dejarse sentir amorosamente. Copio: “La lección busca” “La meditación halla” “La oración pide” “Pero la contemplación gusta”. Y goza de aquello que buscó, pidió y halló. –Buscad leyendo y hallaréis meditando”. –“Llamad orando, y os abrirán contemplando” (Dicen que es de San AgusTin, pero no es seguro). * * * Muchas cosas me ha hecho ver el Señor en la oración, sobre todo sobre la gracia. Reconozco que nada merezco, así se lo digo al Señor. Él me da a entender que no me la da porque la merezca, sino por su Bondad y Misericordia. ¡Gracias mi Dios Amor! * * * Durante la contemplación el Señor me centra en la “Contemplación Infusa”. Para llegar a ella, tenemos que disponer el alma con nuestra vida de perfección lo más posible. Así el alma limpia, sencilla, transparente y muy humilde, se dispone para que Dios pueda obrar en ella. Ya sabemos que la contemplación, Dios la da cuanto quiere, a quien quiere y como quiere. Pero es más fácil que Dios nos la dé, si nos disponemos haciendo lo más posible de nuestra parte, haciendo lo que podamos. También es verdad que debemos llegar a la vida de perfección, por puro amor a Dios.Después dejar que Dios obre en el alma según quiera. Pero si Dios ve un alma con intenciones rectas, es más fácil que Dios la de la Contemplación Infusa, pues Él está deseando encontrar almas dispuestas, para poder repartir sus divinas gracias. Todo el que posea la Contemplación Infusa tendrá una dulzura exquisita para los demás, porque del fondo de su alma tiene que salir la Dulzura Divina que posee por la Contemplación Infusa. --Seguir los sentimientos de Cristo--. Copio: Dicen que quienes gracias a las inspiraciones del Espíritu Santo han sido elevados a la contemplación, reciben las arras de la felicidad. Más, para ser así elevados, es menester abstenerse no sólo de las malas obras, sino también de los pensamientos inútiles. Por eso, el gran San Agustín clamaba con tanto ardor, pidiendo esa perfecta pureza, calma, paz, silencio, gozo y descanso, como también del alma --Sobre los dones del Espíritu Santo— “La presunción sería desear esos dones por vanagloria, mas no cuando se desean precisamente para mayor apoyo de nuestra flaqueza, para mejor fundarnos en la verdadera humildad y en todas las demás virtudes, para así poder crecer en gracia y conocimiento de Dios y en todo seguir a Jesucristo. * * * Rezando Laudes, hoy el Señor me hacía entender que así como después de haber resucitado Jesússe aparecía a los Apóstoles; las veces que yo he visto a Jesús, no es lo mismo, pero sí una cosa parecida, como para decirme que Jesús vive y nos acompaña en nuestro caminar por la vida. Pues yo veía a Jesús cerca de mí, como si fuese una persona igual y me hablaba. Esto me recuerda a los discípulos del Emaús, pero no es lo mismo. Estos le reconocieron al partir el pan. Yo, aunque veía a Jesús con toda claridad, solía pensar que eran fantasías mías, pues nunca me considero digna de tan grandes gracias. [1] Se hace notar que Luisa María en este importante apartado, se refiere conjuntamente a las almas de religiosos, y seglares. Aquí aparece un llamamiento universal a la santidad por medio de la Contemplación Infusa. Aun de que ella habla hacia un colectivo religioso en el que se desarrolla su vida contemplativa, es modelo para todos los que quieran vivir vida de amor, de unión, de intimidad con Dios. [2] En este apartado se hace resaltar la importancia de la dirección espiritual para todos en la vida interior, la necesidad de un maestro santo, para todo el que desee perseverar en el camino de la santidad. [3] El examen de conciencia como escudo de la vida interior ante el enemigo de la tibieza que se nos presenta. 6- DIOS SE DA En los momentos en que Dios recoge mi alma amorosamente, Él se da a entender y enseña su doctrina. Es como si dijera: “Así como Yo te trato a ti, trata tú a los demás, sin llegar a recordarles nada de sus faltas”. Otras veces Dios recoge mi alma llenándola de dulzura y suavidad, por la unión que tiene con el alma. Así se da a conocer. Dios da lo que Él es, pues si Él no fuese así, no podría dar lo que no posee. El alma que esto recibe, debe ser dulce, suave, reflejando esa Presencia interior de Dios que le enseña y alimenta su alma de lo que Él es y posee. Es como si Dios hablase por medio de ella, y es así, porque esa dulzura le viene de Dios, que con su Divina Presencia en su alma, se da. No es cosa suya. Yo diría que siempre que Dios me da algún conocimiento particular de Él, suele ser recogiendo mi alma profunda y amorosamente. Unas veces más y otras menos. A mi me entusiasma éste conocimiento que Dios da del Él en mi alma. En este conocimiento, Dios da un conocimiento especial interior y exterior, para mejor comprender las enseñanzas de Jesucristo y como ponerlas por obra. Además da mucha fuerza para ello si el alma quiere corresponder a la divina Gracia. Dios a un alma humilde la mira con su amor. Si queremos que Dios nos mire con amor, tenemos que ser humildes y cuanto más humildes seamos, más amor de Dios tendremos. Copio: “Estas inestimables visitas del Señor que tanto bien tienden a hacernos y que nos permiten ya tratar familiarmente con Él, pueden en algún modo tenerse en toda oración devota, en realidad se tienen, aunque apenas se advierta. Cuando esta oración sea del todo fervorosa, ya que éste fervor lo sentimos y lo gozamos cuando Él nos lo da y no cuando nosotros lo queremos y lo procuramos. Ese ardor, dice San Bernardo, es la señal de la Presencia del Señor, el cual de éste modo viene a encendernos más y más en su Amor y mostrarnos la complacencia que tiene de vernos conversar así con Él, conversar afectuosamente. Este es el fin con que has de pedir las visitas de Dios y las gracias que de ella proceden. No por las dulzuras que traen, sino para que el mismo Dios sea glorificado en ellas, y tú quedes alentado a trabajar haciéndote digno de recibir otras muchas mayores para servirle más con ellas. Así entiendo yo, por lo que he podido experimentar, que el Señor prepara el alma con un toque que le da un recogimiento especial interior y exterior. Así queda el alma dispuesta para poder tratar con Dios. En estos momentos el alma no es dueña de sí, sino que está dispuesta para lo que Dios desee de ella, y esto se ve con toda claridad. Todo esto hay que recibirlo con mucha humildad, pues el alma no merece estas gracias. Dios la da por su gran Misericordia. Hay veces que las da por que son almas muy débiles y necesitan que Dios las ayude para poder alcanzar sus deseos de ser toda de Dios. Dice San Pedro de alcántara: “Dejar la meditación por amor a la contemplación”. En este tiempo deseche el hombre todas las imaginaciones que se le ofrecieren, no especulando por entonces cosas particulares de Dios. Conténtese con el conocimiento que de Él se tiene por Fe, y aplique la voluntad y el amor. Enciérrese dentro de sí mismo, en el centro de su alma, y esté atento como quien escucha. Aún de sí mismo y de lo que hace, se debería olvidar. Porque, como decía uno de aquellos padres: “aquella es perfecta oración, donde el que está orando no se acuerda de que está orando” El Temor de Dios es el principio de la Sabiduría. En verdad entonces, el alma entonces empieza a gustar de Dios, cuando Él la imprime el temor. Pues el “Temor de Dios” hace al hombre cuerdo, así como la ciencia le hace entendido. La diferencia de éste lugar y el primero está en que el primero nos acerca a la Sabiduría mediante las consideraciones de las obras de Dios. El segundo nos introduce en ella mediante la LUZ INFUSA. En uno está como maestro, en el otro como Juez. Pero hay un tercer lugar en que se muestra como ESPOSO. Ahí reina la tranquilidad. Ahí es donde se ve la Misericordia de Dios con los que le temen. “La verdadera oración –dice San Francisco de Sales-, es cierto trato y conversación del alma con Dios”. Así también Dios nos habla recíprocamente a nosotros. Tú, hermano, si quieres acertar, busca a Dios en tu corazón. No salgas fuera de ti mismo, porque más cerca está Él de ti, y más dentro, que tú mismo. “Los deseos hacen de los pecadores: buenos; de los buenos: perfectos; y de los perfectos: santos”. Oración al Espíritu Santo: “¡Oh dulce amor de las cosas limpias, pues tú sabes Señor que yo por mí ninguna cosa puedo, extiende tu piadosa Mano sobre mí y hazme salir de mí, para que así, pueda pasar a Ti”. DÍA 1-6-1981. Señor, me encuentro bien. Me veo tan nada que no tengo fuerza para pedirte sufrir. Pero sí te diré que me conformo con tu Voluntad para todo. Cuento con tu gracia y amor, pues sin Ti, nada soy. El Señor me llena de sus consolaciones. Ellas me dan una fuerza grande para ser de Dios como Él quiera. Yo creo, que al verme el Señor tan poca cosa, Él viene y me da fuerzas con su Divina Presencia, como diciéndome: No tengas miedo, estoy contigo. Y siento esa Presencia Divina, que me dá fuerza y me ayuda. Señor, si Tú no subiste al Cielo sin haber sufrido la Pasión, es justo que nosotros también suframos para ir contigo al cielo. Tú Señor sufriste sin culpa, yo con culpa. Tú por amor a las almas, yo para redimir mis muchísimos pecados. Señor, cuanto se puede sacar de esta consideración, viendo como Tú sufres por nuestro amor, para que nosotros sepamos sufrir por amor a los demás, y ello por amor a Ti. El Señor me dice: “Sufre por mi amor, que yo también por amor sufrí por ti”. Señor, enséñame a sufrir. Que yo sea generosa en el sufrimiento, dándote mucho amor con él. Acuérdate Señor de que para todo te necesito. Señor quiero ser humilde, con una humildad verdadera. No sólo reconociendo minada, sino llevando las humillaciones con humildad y por tu Amor. Que las humillaciones me enseñen a ser humilde. Señor, siguiendo tus caminos, hallé la Sabiduría, porque Tú, Dios mío, eres el Sabio porexcelencia y eres el que da la Sabiduría, y das una Sabiduría que nos conduce a la Vida Eterna. ¡Dichoso el que halla tu Sabiduría Señor! DÍA 8-JUNIO-1981 Dios mío, si mis deseos son realidades, mis deseos son amarte con la mayor perfección en la forma que Tú quieras. Ya sabes mi DIOS AMOR, que yo nada puedo por mí, así que todo lo espero de Ti, mi dios y Señor. A mí me parece que Tú me pides un vencimiento a mis gustos, a mí misma, con un dominio de mí misma lo más posible, para ser fiel a Ti, Señor. Privarme de lo que más me gusta. Yo busco darte amor, pero comprendo que no te lo doy todo con la generosidad con que te lo tengo que dar. Mis ansias de Ti son grandes, pero mis hechos son pequeños. 7- LOS DESEOS Esta especie de beneficios tienen ser ofrecidos por llamamiento, proposiciones y solicitudes. Sin fuerza, sin violencia, y esta es la razón, porque se hace a manera de deseos y no de querer absoluto. Esto me anima mucho, porque los deseos aquí tienen su valor, pues según yo entiendo, veo que los deseos son ya como un llamamiento vida de perfección. En nosotros está responder a estos deseos con nuestras buenas obras y confiando en el Señor, para poder llegar a que nuestros deseos sean realidades, llegando al Puro Amor de Dios. Señor, después de lo que me dijeron ayer de cómo eres inmutable, pero yo dejo eso y pienso como me amas y buscas mi amor, y cómo te das a conocer que eres mi Amor, y como me das a tu divino Hijo por Amor, para que, por medio de Él, lleguemos a ser hijos adoptivos tuyos. Todo esto es para mi muy consolador, pues yo me apoyo en tu Amor, y vivo, y quiero vivir, según los deseos de tu Amor. Por lo menos así quiero vivir, dándote amor. Ayer me dijeron que cada vez que me mueva, diga: Por tu Amor. Esto indica que te quiero dar amor, y que éste recuerdo de darte amor, me ayuda a recordar t Presencia Divina, a vivir tu Presencia con más amor. Lo que vaya a hacer, hacerlo con mayor perfección, por tu Amor. 8- SU ÍNTIMA COMUNICACIÓN Si, pues, nunca llegamos a merecer su íntima comunicación, y conocerla, es porque huimos muchas veces de su compañía, porque no nos resolvemos a entrar en su estrecha senda, por la angosta puerta de la continua abnegación, o porque no perseveramos en seguirle e imitarle fielmente, abrazando con amor la cruz de cada día. Por sólo esto es por lo que no acabamos de gustar por experiencia, como gustan todos los santos, cuan suave es el Señor, cuan llevadero su yogo, cuan ligera y dulce su carga, y cuan inefablemente delicioso su íntimo trato que es gloria anticipada, donde en este destierro mismo, se embriaga ya el alma en torrentes de delicias divinas. Todo esto me lo hace ver así el Señor. Tenemos que disponernos con un alma limpísima. Después de esa limpieza de alma es cuando nos encontramos con Dios, que nos espera con amor. Así me lo hace experimentar a mí, mi Dios Amor. Este sentir la Presencia Divina ayuda mucho para la vida espiritual, pues Dios se da a conocer y a entender de forma que el que lo experimenta lo entiende fácilmente. Para todas estas cosas se necesita una vida de perfección sin faltas voluntarias. Tener grandes deseos de ser de Dios, cueste lo que cueste. A cualquier precio quiero tener a Dios contento. 9- LA CONTEMPLACION, ANSIA DE TODOS LOS SANTOS La Contemplación, dice San Francisco de Sales, “no es otra cosa sino una amorosa, sencilla y permanente atención del espíritu a las cosas divinas”. “El vino de la contemplación sólo se da a gustar a los amigos, y a los muy amigos se les da hasta embriagarse”. En pocas palabras está muy bien dicho esto de la contemplación. Cuando añade a los muy amigos, nombra a los de vida perfecta, a los limpios de corazón, a los humildes, a los sencillos. Los muy amigos son los que no escatiman nada de lo que les pide el Señor. A estos, a los muy amigos, se les da hasta embriagarse. Todo esto es precioso, si se fija uno en lo que dice y en lo que quiere decir. Procuremos ser de los muy amigos de Dios y acompañarle tanto en el Tabor como en la Cruz. Este gusto de Dios –dice el P. Gron-, esta ciencia experimental, ha sido objeto de los deseos y ansias de todos los santos. Mas, para que Dios se comunique así, añade, hay que entregarse enteramente a Él, pues no concede tan señalada gracia, sino a sus caros amigos. Hoy se deja sentir el Señor dulce y suavemente en mi alma. Que fáciles se ven entonces los sacrificios que nos pueda pedir el Señor y con qué gusto el alma se los quiere dar, por puro amor. Estas vistas de Dios tienen la particularidad de que lo difícil, lo hacen fácil, y lo que es costoso, se da con gusto. Esta fuerza que da Dios en momentos así, sino se experimenta, no se puede explicar. El alma sale cambiada y dispuesta para todo lo que Dios la pida. ¡Gracias Señor por todo! SUS GRACIAS DIOS LAS DA. SUS INTIMIDADES DIOS LAS DA. DIA 26-JUNIO-1981. He de procurar vivir con la mayor fidelidad posible. Cuantas menos faltas haga, más cerca y unida viviré con el Señor, al cual le gustan los corazones limpios. Así cumpliré mejor el voto que tengo hecho, de hacer las cosas con la mayor perfección. Dios me pide una cosa, y cuando se la estoy acabando de dar, me va pidiendo otra. Así me va despojando de todo lo que es estorbo, así vivir con Él en mi alma, sin que haya tropiezos que le sean desagradables. Y encontrando mi alma más limpia, Él pueda vivir su Amor en mí. Yo, Señor, te doy con gusto lo que quieras, y así ir dándote mi amor más limpio y agradable a Ti, y todo por puro amor a Ti. Cuanto más me propongo, más tropiezos doy. Gracias Señor porque así me humillas. Necesito pasar muchas humillaciones, y recibirlas de tal manera, que sean para mí una alegría el poderlas recibir. Me propongo, y deseo, tener el alma limpísima, adquirir más grados de unión a tu Amor, vivir más unida a Ti. Para esto, tengo que perfeccionar mi vida, cumplir mejor mi voto de perfección. Con mis tropiezos me hacer ver la nada que soy, menos que una hormiga y quiero volar como el águila. Pues poco me conozco, por eso necesito tropezones, para que me vea la nada que soy y me vaya conociendo mejor. Gracias Señor por la humillaciones que pones en mi camino. Señor, me gusta mucho pensar que habitas en mi alma por gracia, fe y amor. Por eso, me gusta recogerme en mi interior, para estar contigo hablándote, adorándote, amándote. Para esto tengo que ser muy fiel a tus deseos y generosa en mis obras contigo y con los demás. Los pecados veniales impiden el fervor de la caridad. Nuestras faltas de observancia, a las cuales no solemos dar importancia, nos impiden llegar a la oración de simplicidad, que es lo que esperan de nosotros nuestros fundadores. Si vivimos según las virtudes, ya es, o puede ser una vida imperfecta. Pero, si vimos según los dones, es ya una vida sobrenatural. Mi oración ha sido hoy fervorosísima, dulcísima. Todavía me dura este dulcísimo recogimiento en que el Señor pone mi alma. Es un recogimiento que se apodera de todo mi ser, hasta mi cuerpo goza de él con una paz y una dulzura deliciosas que dan mucho fervor. Este dulcísimo recogimiento da grandes deseos de ser toda de Dios, cueste lo que cueste. DÍA 29-JUNIO-1981 Yo busco a Dios por encima de todo. No busco sus goces, ni sus consuelos, le busco a Él.
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