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La_lengua_contenciosa

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Primera Edición abril de 2020 
Esta obra se encuentra bajo una Licencia Creative Commons 4.0 Internacional 
(Atribución - No Comercial - Compartir Igual) a menos que se indique lo 
contrario. 
Compiladora: Sofía De Mauro 
Comité Organizador: Sofía De Mauro y Cecilia Pacella (coordinadoras) 
Colaboradoras: Cecilia Pacella y Miriam Villa 
Diagramación y edición: Sofía De Mauro 
Diseño de portada: Manuel Coll 
Corrección: Lucía Bima 
 
Actas I Encuentro Internacional: derechos lingüísticos como Derechos 
Humanos en Latinoamérica / Fernando Alfón... [et al.] ; compilado por 
Sofía De Mauro.- 1a ed.- Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba. 
Facultad de Filosofía y Humanidades, 2020. 
Libro digital, PDF 
 
 Archivo Digital: descarga y online 
 ISBN 978-950-33-1566-8 
 
1. Lingüística. 2. Soberanía. 3. Derechos Humanos. I. Alfón, Fernando. II. 
De Mauro, Sofía, comp. 
 CDD 410.1 
 
 
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Autoridades 
Decano: Dr. Juan Pablo Abratte - In memoriam. 
Vicedecana: Lic. Flavia Andrea Dezzutto. 
Secretaría de Coordinación General Secretario: Prof. Leandro Hernán Inchauspe. 
Secretaría de Administración Secretaria: Mgtr. Mariana Muiño. 
Secretaría de Extensión: José María Bompadre/ Subsecretaria de Extensión: Virginia 
Carranza/ Área de Cultura: Claudio Diaz y Paloma Braverman. 
Programa de Derechos Humanos: Cesar Marchesino. 
Área de Comunicación: Pablo Giordana y Manuel Coll. 
Comité Académico 
Presidente honorario: Osvaldo Bayer - In memoriam. 
Juan Pablo Abratte, Fernando Alfón, Beatriz Bixio, Ana Borzone, Daniela Catrileo, 
Marisa Censabella, Américo Cristófalo, Washington Cucurto, José Del Valle, Laura 
Devetach, Flavia Dezzutto, Juan Druetta, val flores, Gabriel Giorgi, César González, 
Horacio González, Beatriz Gualdieri, Enrique Hamel, Lucas Heredia, Graciela Herrera 
de Bett, Liliana Herrero, Roberto Jacoby, Noé Jitrik, María Pía López, Eduardo Mattio, 
Silvio Mattoni, Cristina Messineo, Walter Mignolo, Elvira Narvaja de Arnoux, Cecilia 
Pacella, John Hillary Palmer, Leonardo Peluso Crespi, Dora Riestra, Carolina Scotto, 
Daniel Santoro, Diego Tatián, Sonia Torres, Camila Sosa Villada, Eugenio Zaffaroni, 
Mónica Zidarich. 
Comité Organizador 
Coordinación general: Sofía De Mauro y Cecilia Pacella. 
Camila Alejandra Alonso, Mateo López Arzuaga, Beatriz Bixio, Emilia Casiva, Daniela 
Contursi, Ciro del Barco, Luisa Domínguez, Maia Milman, Brenda Muñoz, Cecilia 
Pacella, Martín Rena, Ives Romero, Mayra Roso, Patricia Supisiche, Diego Tatián, 
Malena Tatián, Miriam Villa. 
Avales 
Instituto de Culturas Aborígenes (ICA); Red de Facultades de Humanidades del Norte Grande: 
Universidad Nacional de Catamarca. Facultad de Humanidades; Universidad Nacional de 
Córdoba. Facultad de Filosofía y Humanidades; Universidad Nacional de Jujuy. Facultad de 
Humanidades y Ciencias Sociales; Universidad Nacional de La Rioja. Departamento 
Humanidades; Universidad Nacional del Nordeste. Facultad de Humanidades; Universidad 
Nacional de Salta. Facultad de Humanidades; Univ. Nacional de Santiago del Estero. Fac. de 
Humanidades, Cs. Sociales y de la Salud; Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de 
Filosofía y Letras; Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires; 
Instituto de Lingüística de la UBA; Sede Andina Universidad Nacional de Río Negro; Inst. de 
Inv. en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa), UNRN; Prof. Univ. de Ed. Sup. en 
Lengua y Literatura, Univ. Nacional de Gral. Sarmiento; Instituto del Desarrollo Humano, 
Univ. Nacional de Gral. Sarmiento; PICT-2017-1794 ANPCyT / CONICET: «Hegemonías y 
disensos en torno a la regulación del español contemporáneo. Perspectivas nacional, regional y 
global»; Observatorio Latinoamericano de Glotopolítica del Programa de Estudios Lat. 
Contemporáneos y Comparados (PELCC) de Univ. Nac. de Tres de Febrero (UNTREF); 
Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) 
 
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Invitadxs 
 
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LA LENGUA CONTENCIOSA34 
Emmanuel Theumer 
La voluntad de inclusión a través de un cambio en la lengua parece tensionar 
las placas tectónicas del heterosexismo. El uso de la “x” pero especialmente la 
“e” está provocando conmociones en nuestra vida cotidiana. Diversas prácticas 
científicas, periodísticas, literarias o filosóficas se ven desbordadas por un litigio 
político que ha sabido aprovechar la interferencia en las convenciones 
lingüísticas. 
Dos cuestiones a considerar a modo introductorio: 
1- Los actuales debates en torno al “lenguaje inclusivo” tienen lugar en un 
escenario de creciente movilización feminista internacional. En tal escenario, el 
sujeto político “mujer” ha demostrado su extraordinaria capacidad 
aglutinadora y movilizante. Al mismo tiempo, en algunas regiones su 
desontologización ha permitido expandir las fronteras corporales del 
feminismo haciéndolo expresivo para travestis, transgéneros, no binaries, 
maricas, lesbianas y amplio etcétera que muestran la radicalidad democrática 
del movimiento. En este escenario el “lenguaje inclusivo” tiende a promoverse 
como una narrativa civilizatoria que anuncia la retirada de convenciones 
lingüísticas excluyentes y ofrece una versión redentora, cuando no superadora, 
de la comunicación necesaria para una sociedad de avanzada. Sin embargo, las 
diferentes alusiones al uso de la “a”, la “x” o la “e” nos indican que el “lenguaje 
inclusivo” es éste mismo una superficie de tensión significante, disputas por la 
significación, de variadas expresiones del feminismo, mejor aún, de los 
movimientos de disidencia sexual. ¿Qué es lo que estamos haciendo cuando 
damos la bienvenida a todes? ¿Quién entra y quién sale en esta operación 
contenciosa de la lengua? ¿Quiénes nos inter-constituimos a través de las 
prácticas de “lenguaje inclusivo”? 
2- Desarrollo de una contra-movimiento autodenominado “Contra la 
ideología de género”. Esta contraofensiva insiste en el retorno a un estado 
societal heteropatriarcal al oponerse a derechos sexuales y (no) reproductivos, 
la educación sexual, la despenalización del aborto, el matrimonio entre 
personas del mismo sexo y el reconocimiento de la identidad de género. La 
 
34 Una versión preliminar de este escrito fue publicada en ¿Cómo empezó tode?, Suplemento Soy, 
Página 12. 21/09/2018 
97 
 
oposición a una comprensión fluida del género es paralela a una rancia defensa 
de la diferencia sexual como evidencia natural inevitable. Bajo este contexto, el 
“lenguaje inclusivo” es denunciado como aberración ideológica y síntoma de la 
decadencia nacional-civilizatoria. 
UN PRESUNTO UNIVERSAL NO-MARCADO 
Un primer capítulo de esta historia política lo encontramos en la crítica 
feminista que emerge en los años setenta para denunciar las marcas masculinas 
de nuestra lengua castellana. Esta objeción apunta a un conjunto de operaciones 
mediante las cuales nuestra lengua se presenta como “neutral” pero reuniendo 
sucesivas referencias hacia los varones y negando a las mujeres. Cuando las 
feministas abrieron el “todos” para interrogarse dónde estaban las mujeres 
cientos de relatos, incluidos algunos revolucionarios, volaron por los aires. Al 
hacerlo, avanzaron hacia una comprensión de la lengua como una tecnología de 
gobierno del género. Esto permitió disputar tanto la exclusión como la 
subordinación moral, biológica y jurídica de las mismas. Jerarquizaciones que la 
propia lengua arrastra y actualiza al tomar como referente privilegiado a los 
varones. Aunque este análisis crítico ha sido ampliamente difundido, menos 
conocido es que fue una argentina, Delia Suardíaz, la primera en diagramar sus 
tramas problemáticas en 1973: ella analizó el modo en que las mujeres estaban 
ausentes en diversos usos sexistas de la lengua castellana y apostó a la 
necesidad de un cambio lingüístico. 
LA VOLUNTAD DE INCLUSIÓN 
Un segundo momento,precipitado en los últimos años, es el que se 
desprende como crítica queer y trans a los esencialismos. Aquí ni un sexo, ni dos 
sexos —ni todos ni todos y todas— pueden ser la condición fundante de un 
“lenguaje inclusivo”. Tales usos advierten que el lenguaje es finito y 
reduccionista en sus marcas masculinas o en su dosis de visibilidad femenina. 
Pero también advierten que es la propia lengua la que permite interferir en 
cierta certeza con la que nos manejamos, en esa suerte de “seguridad 
ontológica” mediante la cual tendemos a percibirnos como varones o mujeres. 
El cuestionamiento se dirige hacia la limitación de la bicategorización del 
género tratando de traer a escena variaciones que son irreductibles a la 
comprensión hetero-centrada del mismo. El uso de la “x” y la “e” insisten en la 
indecibilidad del género, en la imposibilidad de reducirlo a dos categorías 
estables, en la multiplicidad de experiencias sexogénericas que habitamos. Pero 
a diferencia de la “x”, el uso de la “e” también es favorable a una comunicación 
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contra-capacitista puesto que puede interferir tanto en la escritura como en la 
dicción, incluida la de softwares lecto-parlantes de pantallas. 
Más próximas a las corporalidades emanadas de los Principios de 
Yogyakarta que a la lejana posibilidad de ser institucionalizado en las formas 
cultas de la Real Academia Española, ni el todxs ni todes constituyen formas 
gramaticales neutras. En cada uno de los contextos de enunciación en los que 
operan políticamente aprendemos —bajo extrañezas, sonrisas apáticas, 
reacciones pueriles— que la diferencia sexual está atada con alambres, que no 
existe por fuera de convenciones lingüísticas que la naturalizan. Pero no solo 
ello. Planteada como una alternativa, querámoslo o no, la apuesta por un 
“lenguaje inclusivo” nos obliga a posicionarnos políticamente en el uso de la 
lengua. La nuestra es, fundamentalmente, una disputa por las convenciones 
lingüísticas con las que vamos a pensarnos en comunidad. 
Cuando damos la bienvenida al todes tomamos distancia de una 
presunción normativa del género que ofrece una bipartición del público en 
“varones” y “mujeres”. Esta apuesta política quizás ha sido la menos 
comprendida por quienes ven en los usos del “todes” una nueva 
invisibilización de las mujeres, operación que según algunos marcos jurídicos 
podría ser imputada de inconstitucional. Pero no se trata de anteponer la 
visibilidad trans a la de las mujeres cis, sino más bien asumir la imposibilidad 
de contener a través del lenguaje las múltiples experiencias para con el género y 
la sexualidad. No se trata tanto de lograr una nueva versión acabada de la 
lengua castellana como de introducir fisuras a las convenciones lingüísticas 
mediantes las cuales versiones convencionales del género perviven y se 
actualizan. El “lenguaje inclusivo” es sencillamente una imposibilidad y esa es 
una de sus mejores interferencias políticas. Antes que inclusivo este es un 
lenguaje incisivo. Como tal, incita a la sucesiva expansión de los límites con los 
que vamos a comprender la inclusión.

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