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8 Nursing. 2009, Volumen 27, Número 5 DETERMINAR LA CAUSA del dolor abdominal agudo es a menudo un proceso complicado que requiere mucho tiempo. Dado que el dolor puede ser inespecíico y que el abdomen contiene numerosos órganos y estructuras, el clínico que intenta determinar el origen del dolor debe descartar muchas causas posibles. Las causas del dolor abdominal se incluyen en 3 categorías genéricas: inlamación, distensión de los órganos e isquemia. En algunos casos la causa subyacente es un proceso potencialmente mortal, de manera que siempre es esencial efectuar una valoración diagnóstica rápida y precisa. En este artículo se expone la valoración de un paciente con dolor abdominal y la manera en que usted debe intervenir adecuadamente. Pero comencemos con la consideración de un par de situaciones hipotéticas. Laura G., de 42 años de edad, acude al servicio de urgencias (SU) con un cuadro de dolor abdominal intermitente y meteorismo desde hace 1 mes. La paciente indica que no ha presentado modiicaciones en sus hábitos intestinales y que tampoco tiene otros antecedentes clínicos signiicativos. Cuando usted examina a la señora Laura G. observa que muestra una prominencia de las regiones umbilical, hipogástrica e ilíaca izquierda. Esta zona presenta matidez en la percusión; en la palpación usted percibe bajo sus dedos una masa dura. El hemograma completo demuestra una anemia intensa. La tomografía computarizada (TC) abdominal y pélvica realizada de urgencia muestra la presencia de un tumor ovárico izquierdo benigno y totalmente capsulado. La paciente es intervenida quirúrgicamente para la extirpación del tumor, la anemia desaparece y su evolución es buena. Pedro B., de 45 años de edad, presenta un cuadro de dolor sordo y profundo en la zona periumbilical que se desplaza hacia el cuadrante inferior derecho. Señala que el dolor comenzó hace aproximadamente 24 h. No tiene náuseas, vómitos ni modiicaciones en los hábitos intestinales. En la anamnesis indica que fue tratado por cáncer testicular hace 10 años y que en aquel momento el problema se inició con un cuadro de dolor abdominal similar al que experimenta ahora. El señor Pedro B. muestra una elevación del recuento leucocitario con desviación a la izquierda, lo que posiblemente indica una infección bacteriana o un proceso inlamatorio. En la TC abdominal y pélvica se demuestra la inlamación del apéndice. El señor Pedro B. es hospitalizado para la realización de una apendicectomía y, después de ello, se recupera de manera completa. Objetivo general. Proporcionar a los profesionales de enfermería una visión global del dolor abdominal. Objetivos de aprendizaje. Tras la lectura de este artículo, usted será capaz de: 1. Analizar las técnicas que se utilizan para la valoración abdominal. 2. Identificar las causas comunes de dolor abdominal. olor abdominal agudo D olor abdominal agudo D Susan Simmons Holcomb, ARNP,BC, PhD Nursing. 2009, Mayo 9 Son muchos los problemas –algunos de ellos potencialmente mortales– que pueden causar dolor abdominal. Veamos cómo interpretar los datos con rapidez y precisión. 10 Nursing. 2009, Volumen 27, Número 5 Delimitación del dolor ¿Por dónde empezar en un paciente con dolor abdominal? Desde el punto de vista anatómico, el abdomen se divide en 4 cuadrantes y en 9 regiones. Podemos utilizar estas subdivisiones para delimitar la zona del dolor y documentar los hallazgos (véase el cuadro anexo ¿Dónde le duele?). No obstante, usted debe tener en cuenta que el dolor abdominal puede irradiar hacia muchas localizaciones, como los hombros, el área del corazón (la zona subesternal y la parte izquierda del tórax), la parte baja y media de la espalda, y la ingle. Además de la localización del dolor, sus características ofrecen datos respecto a su causa. Las ibras nerviosas delta de tipo A inervan los tejidos cutáneos y el peritoneo parietal; la estimulación causada por un elemento irritante, como material purulento, sangre, bilis u orina, da lugar con frecuencia a un dolor localizado. Las ibras de tipo C inervan el tejido visceral, de manera que el dolor originado en los distintos órganos suele ser más generalizado y profundo. El dolor visceral se puede clasiicar en los 3 subtipos siguientes: Dolor por tensión. Se debe a la distensión de un órgano, como ocurre en los cuadros de obstrucción intestinal o de estreñimiento. La acumulación de sangre por un traumatismo y la acumulación de material purulento o líquido secundaria a una infección u otras causas también pueden originar este tipo de dolor. El dolor por tensión que se describe como un dolor cólico puede deberse al incremento de la fuerza contráctil peristáltica a medida que el intestino intenta eliminar los elementos irritantes. Los pacientes con dolor abdominal por tensión pueden tener diicultades para sentirse cómodos y a menudo se retuercen hasta encontrar una postura cómoda. Dolor inlamatorio. Puede deberse a la inlamación del peritoneo visceral o parietal, como ocurre en la apendicitis aguda. Este dolor se describe como profundo y terebrante (con sensación de perforación). En las fases iniciales, si está afectado el peritoneo visceral, el dolor no se puede localizar con facilidad; a medida que se afecta el peritoneo parietal es más fácil localizarlo. La mayor parte de los pacientes con dolor abdominal de origen inlamatorio intenta no moverse en absoluto. Dolor isquémico. Es el tipo más grave de dolor visceral –y, afortunadamente, el menos frecuente–; si no se restablece rápidamente el lujo sanguíneo, la zona afectada se necrosa. Los episodios de dolor de origen isquémico se inician súbitamente y son extremadamente intensos, presentan una gravedad creciente y no responden a los analgésicos. De la misma forma que los pacientes con dolor de origen inlamatorio, los que padecen dolor isquémico intentan permanecer quietos y sin cambiar de posición. La causa más habitual del dolor abdominal de origen isquémico es la estrangulación intestinal1. ¿Dónde le duele? Usted puede utilizar los 4 cuadrantes abdominales que se muestran en la figura superior y las 9 regiones abdominales de la figura inferior con el objetivo de determinar la causa del dolor abdominal de su paciente. Dolor en el cuadrante superior derecho o en la zona perigástrica debido a problemas biliares y hepáticos Dolor suprapúbico o en el sacro debido a problemas en el recto Dolor epigástrico de- bido a problemas en el estómago, el duodeno o el páncreas Dolor periumbilical debido a problemas en el intestino delgado, el apéndice o el colon proximal Dolor hipogástrico debido a problemas en el colon, la vejiga o el útero. El dolor de origen colónico puede ser más difuso de lo que se muestra en la ilustración Cuadrante superior derecho Cuadrante inferior derecho Cuadrante superior izquierdo Cuadrante inferior izquierdo Hipocondrio derecho Hipocondrio izquierdo Fosa lumbar izquierdaFosa lumbar derecha Región ilíaca (o inguinal) derecha Región ilíaca (o inguinal) izquierda Epigastrio Zona umbilical Hipogastrio Nursing. 2009, Mayo 11 Consejos para la valoración Veamos ahora cómo puede usted iniciar la valoración de un paciente con dolor abdominal. Primero debe realizar una historia clínica que incluya los antecedentes ginecológicos (en las mujeres) y los antecedentes personales y familiares de problemas abdominales, como la enfermedad por relujo gastroesofágico (ERGE), los cálculos biliares y renales, el cáncer de colon y la enfermedad intestinal inlamatoria. Usted debe preguntar a su paciente cuándo se inició el dolor, cuál es su localización y cómo describe sus características y su intensidad. Es importante saber si el dolor es constante o intermitente, si despierta a su paciente por las noches o si hay factores que lo agravan o lo alivian.Si su paciente señala que el consumo de comida empeora o alivia su dolor abdominal, pregúntele qué tipo de comida. También es necesario valorar y documentar la posible presencia de signos y síntomas asociados, como iebre, náuseas o vómitos, modiicaciones en los hábitos intestinales, disminución del peso corporal, pirosis o hemorragia rectal. Si su paciente indica la presencia de náuseas y vómitos, además de modiicaciones en los hábitos intestinales, es necesario determinar si ha viajado recientemente, si ha consumido alimentos caducados o ha bebido agua que podría estar contaminada, o si se ha bañado en lagos o en piscinas públicas. Es importante la información relativa a la frecuencia de los movimientos intestinales. Si su paciente señala que tiene diarrea, tiene que determinar si las heces son líquidas, sueltas o una combinación de ambas, y también si el propio paciente ha observado la presencia de sangre en las heces. En los pacientes con modiicaciones de los hábitos intestinales pero sin diarrea, tiene que determinar el color y la consistencia de las heces, si lotan o se hunden, y si se acompañan de moco o de olores especiales. Los vómitos que anteceden al dolor abdominal o que se asocian al inicio del mismo pueden sugerir una infección como posible causa del dolor. El dolor abdominal que se inicia antes de los vómitos puede indicar una apendicitis o bien, de manera menos frecuente, una colecistitis. Sospeche una colecistitis en los pacientes con dolor en el cuadrante superior derecho abdominal y con antecedentes familiares de enfermedad calculosa biliar en edades tempranas2. Otros factores de riesgo para la colecistitis son el sexo femenino, la edad de 40 o más años y el peso corporal excesivo. Entre los signos y síntomas asociados, estos pacientes pueden presentar vómitos y iebre3. A medida que usted continúa su valoración, pregunte a su paciente si está tomando algún nuevo medicamento que podría ser la causa del dolor abdominal (p. ej., los antiinlamatorios no esteroideos) o si se le ha establecido recientemente el diagnóstico de algún problema que podría cursar con síntomas abdominales, como puede ser una ERGE. En los niños el dolor en el abdomen puede deberse a la denominada migraña abdominal. Es necesario determinar el patrón de los síntomas, especialmente si el dolor abdominal se asocia a vómitos o tiene un carácter cíclico. Es importante la información relativa a la frecuencia y a la duración de los síntomas asociados, como los vómitos. Usted también debe valorar los antecedentes personales o familiares de migraña1. La valoración física que realice debe incluir las fases de examen, auscultación, percusión y palpación. El examen del abdomen permite determinar la presencia de movimientos, como las oleadas de líquido o el incremento de la peristalsis. Tiene que descartar la presencia de cicatrices debidas a intervenciones quirúrgicas previas; el paciente podría presentar adherencias en el intestino que fueran la causa de un cuadro de obstrucción intestinal. Valore el contorno del abdomen; la distensión generalizada puede indicar un aumento de los gases, pero la prominencia localizada puede deberse a la distensión de la vejiga o a una hernia. La auscultación permite valorar los sonidos intestinales y la presencia de ruidos adicionales como los soplos. Los sonidos intestinales normales son sonidos de chasquidos y borboteo peristálticos que aparecen con una frecuencia de 5 a 34 por minuto. Los sonidos intestinales hipoactivos pueden indicar un cuadro de íleo. Los sonidos intestinales hiperactivos pueden deberse a obstrucción intestinal en sus fases tempranas. Los soplos arteriales con componentes sistólico y diastólico son sonidos anómalos que se deben al paso de la sangre a través de arterias con estenosis, como la aorta o las arterias renales, ilíacas o femorales. La percusión puede ayudarle a identiicar los bordes de órganos como el hígado y también a determinar la presencia de aire o de masas sólidas, como los tumores. Sobre el estómago y los intestinos suele detectarse timpanismo (un sonido similar al de un tambor) cuando estas estructuras están rellenas de aire. Sin embargo, sobre estructuras sólidas como el hígado, el bazo, los tumores y otras masas se percibe una sensación de matidez. La palpación facilita la valoración de las zonas de sensibilidad dolorosa localizada y generalizada, y también permite descartar la presencia de masas y de aumento de tamaño de los órganos. La palpación debe ir desde las zonas supericiales a las profundas, aunque siempre que hay tener en cuenta que un paciente con dolor abdominal puede no tolerar en absoluto la palpación del abdomen. En algunos casos muestra un relejo de defensa muscular (contracción de los músculos abdominales), lo que impide la valoración adecuada del abdomen mediante palpación. En estos casos, la lexión de las rodillas del paciente puede relajar el abdomen, lo Si usted sospecha un aneurisma aórtico, la palpación podría estar contraindicada o quizá debería realizarla un médico. 12 Nursing. 2009, Volumen 27, Número 5 Algunas causas de dolor abdominal agudo Causa Signos y síntomas Aneurisma aórtico Generalmente asintomático, pero puede dar lugar a dolor abdominal y en la espalda abdominal Masa pulsátil que puede ser palpable Apendicitis Dolor abdominal sobre el ombligo, con irradiación hacia el cuadrante inferior derecho A menudo asociado a fiebre. El examen clínico puede demostrar reacción de rebote y positividad en los signos del obturador, el psoas y Rovsing El hemograma completo muestra incremento de los leucocitos con desplazamiento hacia la izquierda, así como aumento de los neutrófilos Colecistitis El dolor en el cuadrante superior derecho (hacia la zona epigástrica) se puede irradiar hacia el hombro o la espalda Pueden aparecer náuseas y vómitos Cólico biliar (dolor que aumenta de intensidad a lo largo de 2-3 min y que se mantiene durante 20 min o más) Signo de Murphy positivo Estreñimiento Posible dolor cólico o de características agudas que puede simular una apendicitis El paciente puede presentar una sensibilidad dolorosa difusa a la palpación, así como heces palpables Diverticulitis Dolor en el cuadrante inferior izquierdo, a menudo más intenso después de las comidas y con alivio después de la defecación Posible fiebre Posible diarrea o estreñimiento El abdomen puede presentar distensión y timpanismo junto a sensibilidad dolorosa a la palpación en el cuadrante inferior izquierdo Rotura de embarazo ectópico Inicio súbito de un cuadro de dolor en el cuadrante inferior izquierdo o derecho Posible hemorragia vaginal Gastroenteritis Dolor abdominal difuso en forma de calambres, posiblemente acompañado de náuseas, vómitos, diarrea y fiebre Posibles ruidos intestinales hiperactivos, distensión abdominal y sensibilidad dolorosa difusa a la palpación Íleo u obstrucción intestinal Dolor difuso que aparece en forma de oleadas de calambres con una duración de 5-15 min Náuseas seguidas de vómitos en los casos de obstrucción intestinal Es posible eliminar las heces distales a la obstrucción, con diarrea El abdomen puede presentar distensión y se pueden auscultar ruidos intestinales de tono alto Sensibilidad dolorosa difusa a la palpación y reacción de defensa muscular Pancreatitis Dolor en el cuadrante superior derecho y hacia la zona epigástrica, con posible irradiación hacia la espalda; se puede asociar a náuseas, vómitos y fiebre Posible íleo En los casos graves, shock, ictericia y derrame pleural De manera infrecuente se puede observar positividad en los signos de Grey Turner y Cullen Enfermedad ulcerosa péptica Generalmente, dolor epigástrico 1-3 h después de las comidas y a menudo asociado a episodios de despertar nocturno El dolor súbito e intenso con irradiación hacia el hombroderecho, junto con signos peritoneales, puede indicar perforación La hematemesis y la melena sugieren hemorragia Peritonitis Dolor abdominal difuso que se puede acompañar de fiebre, náuseas y vómitos. El dolor aumenta con cualquier tipo de movimiento Distensión y rigidez abdominales. Aparece una reacción de rebote pero, a diferencia de lo que ocurre en la apendicitis, tiene carácter difuso más que localizado. Puede existir una reacción de defensa muscular Posibles signos y síntomas de shock Nursing. 2009, Mayo 13 que facilita su palpación. En pacientes con muchas cosquillas este problema se puede evitar si usted coloca la mano del paciente debajo de la suya y palpa la zona en primer lugar con la propia mano del paciente; después, el cambio de manos le permite a usted realizar una palpación directa4. Si la presencia de un soplo plantea la sospecha de que su paciente puede presentar un aneurisma aórtico, la palpación podría estar contraindicada o quizá debería realizarla un médico. Para valorar zonas especíicas de sensibilidad dolorosa a la palpación, utilice técnicas especíicas. El signo de Murphy permite valorar la sensibilidad dolorosa y la inlamación de la vesícula biliar. Para ello, doble sus dedos bajo las costillas inferiores derechas del paciente o aplique presión sobre las costillas y, después, pida a su paciente que tome aire profundamente. El aumento evidente del dolor con interrupción súbita de la inspiración representa la positividad del signo de Murphy y es indicativa de colecistitis aguda. La valoración de la respuesta de dolor de rebote (signo de Blumberg) se debe dejar para el inal, ya que esta maniobra puede dar lugar a un dolor de intensidad suiciente como para que el paciente impida que se le vuelva a tocar el abdomen. Coloque sus dedos lenta y irmemente en la zona del dolor y, después, retírelos con rapidez. La reacción de rebote es positiva cuando el paciente muestra un aumento de la intensidad del dolor después de que usted retira los dedos. La reacción de rebote sugiere una inlamación peritoneal, por ejemplo, secundaria a apendicitis. Si usted sospecha que su paciente padece apendicitis, debe valorar el signo de Rovsing y la reacción de rebote. Para ello, aplique una presión profunda y homogénea en el cuadrante inferior izquierdo del abdomen del paciente y, después, retire rápidamente sus dedos. La aparición de dolor en el cuadrante inferior derecho mientras se aplica una presión sobre el lado izquierdo (positividad del signo de Rovsing) sugiere una apendicitis, así como también la aparición de dolor en el cuadrante inferior derecho cuando se retira súbitamente la presión (reacción de rebote referida). También puede valorar la posibilidad de una apendicitis mediante el denominado signo del psoas o signo del obturador. Coloque su mano inmediatamente por encima de la rodilla derecha del paciente y pídale que levante el muslo frente a la resistencia ejercida por la mano. De manera alternativa, pida a su paciente que se gire hacia su lado izquierdo; después, el paciente debe extender la pierna derecha desde la cadera. La lexión de la pierna en el nivel de la cadera contrae el músculo psoas, mientras que la extensión induce la distensión de este músculo. El incremento del dolor abdominal con cualquiera de estas maniobras (positividad del signo del psoas) sugiere que el músculo psoas presenta irritación debido a la inlamación del apéndice. Para valorar el signo del obturador, pida a su paciente que lexione su rodilla derecha y, después, que lexione el muslo derecho a nivel de la cadera y que realice una rotación interna de la pierna también en el nivel de la cadera, con el objetivo de inducir la distensión del músculo obturador interno. La aparición de dolor hipogástrico derecho (positividad del signo del obturador) sugiere una irritación del músculo obturador debido a inlamación del apéndice. Si usted considera que el dolor abdominal del paciente puede estar relacionado con una pielonefritis o con cálculos renales, tiene que valorar la sensibilidad dolorosa a la palpación en los ángulos costovertebrales. Para ello, coloque la palma de una de sus manos en los ángulos costovertebrales derechos y golpéela con la supericie cubital de su puño. Después, repita la misma maniobra en los ángulos costovertebrales izquierdos. La aparición de dolor con la percusión sugiere pielonefritis. Pruebas diagnósticas y tratamiento Las pruebas analíticas que se citan a continuación pueden ser útiles para restringir el diagnóstico diferencial de las causas del dolor abdominal: Hemograma completo para descartar signos de infección, cáncer e inlamación. Peril metabólico completo para determinar la glucemia y descartar cuadros de disfunción renal o hepática, alteraciones en el equilibrio de los electrólitos o problemas relacionados con la disminución de la concentración de albúmina. Estudio de una muestra de heces para descartar infección o parásitos. Análisis de orina para descartar infección o presencia de cálculos renales. Concentraciones de amilasa y lipasa, que pueden estar elevadas en los pacientes con problemas pancreáticos. Examen de Helicobacter pylori para descartar una enfermedad ulcerosa péptica. Prueba de embarazo y estudio microscópico de las secreciones vaginales en las mujeres, con objeto de descartar un embarazo ectópico e infecciones como la vaginosis bacteriana o la candidiasis vulvovaginal. Pruebas para descartar las enfermedades de transmisión sexual en los hombres y las mujeres sexualmente activos. Se pueden llevar a cabo los estudios de imagen siguientes: La TC puede ser la primera prueba de imagen a realizar debido a que su grado de sensibilidad, de especiicidad y de precisión es superior al del estudio radiológico convencional del abdomen2. La ecografía abdominal y pélvica tiene una capacidad diagnóstica superior a la de la radiografía simple y puede ayudar al clínico a identiicar la presencia de cálculos renales o biliares, apendicitis y problemas ginecológicos. La radiografía abdominal simple puede revelar cálculos, dilatación intestinal, Dado que algunas de las causas de dolor abdominal son potencialmente mortales, es muy importante que usted lleve a cabo la clasificación del paciente con rapidez y precisión. 14 Nursing. 2009, Volumen 27, Número 5 presencia de líquido indicativa de obstrucción intestinal, y patrones de heces y de gases. En el cuadro anexo Algunas causas de dolor abdominal agudo hay más detalles acerca de los signos y los síntomas especíicos de los problemas abdominales más frecuentes. La gran variedad de causas del dolor abdominal hace que los tratamientos también sean muy variados. En general, la cirugía está indicada en los cuadros de obstrucción intestinal, apendicitis aguda, rotura de quiste ovárico y aneurisma aórtico. Los antibióticos se deben prescribir si la causa del dolor es una infección, como los cuadros de pielonefritis o de infección del tracto urinario inferior. No obstante, si la infección se debe a un absceso también puede estar indicado el drenaje quirúrgico. El dolor abdominal por gastroenteritis vírica debe tratarse con administración de líquidos, reposo intestinal y antieméticos en los pacientes mayores de 12 años de edad. Su papel Dado que algunas de las causas de dolor abdominal son potencialmente mortales, es muy importante que usted lleve a cabo la clasiicación del paciente con rapidez y precisión. Otras intervenciones de enfermería son la valoración continuada, el control del dolor del paciente, el ofrecimiento de apoyo emocional, el restablecimiento del equilibrio hidroelectrolítico y la aplicación de intervenciones especíicas para tratar la causa subyacente del dolor. Por ejemplo, si el dolor se asocia a infección, usted también va a tener que adoptar las medidas necesarias para regularla temperatura corporal del paciente y administrar antibióticos, según esté prescrito. El tratamiento del dolor del paciente se debe llevar a cabo con los medicamentos prescritos y mediante intervenciones no farmacológicas, incluyendo la adopción de posturas diversas, los masajes en la espalda y las almohadillas de calentamiento (si no están contraindicadas). Para proteger a su paciente frente a complicaciones como las arritmias cardíacas y las convulsiones, mantenga el equilibrio electrolítico. Los pacientes con diarrea, vómitos o iebre son los que muestran una tendencia mayor a desequilibrios electrolíticos. Es necesario determinar las concentraciones de electrólitos antes de iniciar el tratamiento de reposición electrolítico, con reevaluación periódica de ellas a lo largo del tratamiento. Si el dolor abdominal del paciente se debe a ERGE, hernia hiatal, enfermedad ulcerosa péptica o diverticulitis, usted debe informarle sobre los alimentos que ha de evitar y también sobre la cronología de las comidas en relación con la actividad física. El paciente debe evitar de manera general el consumo de cantidades excesivas de comida y el consumo de grasas, alimentos fritos, especias, café, té, derivados del tomate y alcohol. (Algunos pacientes también deben evitar otros alimentos especíicos.) Además, no debe comer en las 2-3 h antes de acostarse, y tampoco debe tumbarse o realizar ejercicio inmediatamente después de comer. Aconseje a su paciente que mantenga un peso corporal normal y que disminuya su peso si presenta sobrepeso u obesidad; el riesgo de ERGE y de cálculos en la vesícula biliar aumenta en función del peso corporal. Por otra parte, el paciente debe reducir su estrés, abandonar el tabaco, disminuir o eliminar el consumo de alcohol y reducir el uso de medicamentos que puedan lesionar el esófago, como los corticoides y los antiinlamatorios no esteroideos, incluyendo el ácido acetilsalicílico (aspirina). Divide y vencerás A pesar de que el dolor abdominal puede plantear diicultades para su diagnóstico y tratamiento, usted debe recordar cuáles son las estructuras que se localizan en cada sección del abdomen y tiene que conocer los tipos distintos de dolor; ambos aspectos pueden ofrecerle datos de gran utilidad para determinar el origen del dolor del paciente y, así, eliminarlo con rapidez. N BIBLIOGRAFÍA 1. Miller SK, Alpert PT. Assessment and differential diagnosis of abdominal pain. The Nurse Practitioner. 31(7):39-47, July 2006. 2. MacKersie AB, et al. Nontraumatic acute ab- dominal pain: Unenhanced helical CT compared with three-view acute abdominal series. Radiology. 237(1):114-122, October 2005. 3. Trowbridge RL, et al. Does this patient have acute cholecystitis? JAMA. 289(1):80-86, January 1, 2003. 4. Smeltzer SC, et al. Brunner & Suddarth’s Textbook of Medical-Surgical Nursing, 11th edition. Lippincott Williams & Wilkins, 2008. Susan Simmons Holcomb es enfermera en el Olathe Medical Services, Inc., en Olathe (Kansas), y consultora de educación continuada en enfermería en el Kansas City Community College. La autora declara que no tiene intereses económicos relacionados con el contenido de este artículo.
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