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ARTE Y LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEAS

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ARTE Y ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEAS
Arte y arquitectura contemporáneas, término utilizado para designar genéricamente el arte y la arquitectura realizados durante el siglo XX, que comprende diversos movimientos, estilos y escuelas, unidas por su ruptura respecto al historicismo de finales del siglo XIX y su emancipación de los cánones clásicos, que habían dominado las Bellas Artes desde el renacimiento.
ARTE CONTEMPORÁNEO 
El cuestionamiento sobre los principios artísticos que se inició en las últimas décadas del siglo XIX tuvo una influencia decisiva en la formación del espíritu crítico propio del siglo XX. Esta revolución estética trajo consigo una sucesión de estilos y movimientos, muchos de ellos de corta duración y la mayoría centrados en la búsqueda de nuevas direcciones y principios innovadores. Los movimientos más destacados fueron, entre otros, el fauvismo, el expresionismo, el cubismo, el futurismo, el constructivismo, el neoplasticismo, el dadaísmo, el surrealismo, el expresionismo abstracto y el Pop Art.
Orígenes del arte contemporáneo 
Las raíces del arte contemporáneo se pueden rastrear en la vanguardia pictórica francesa de finales del siglo XIX. En torno a 1860 los artistas comenzaron a preocuparse por la propia naturaleza material de la pintura. Édouard Manet utilizó manchas de colores planos, contorneadas mediante una pincelada suelta; los impresionistas —especialmente Camille Pissarro, Claude Monet, Auguste Renoir— se interesaron por representar los efectos de luz sobre los objetos, más que por reproducir las texturas auténticas de las cosas. Avanzado el siglo, el postimpresionismo evolucionó hacia un nuevo estilo, decisivo para el entendimiento de la pintura en las primeras décadas del siglo XX: Georges Seurat cambió la soltura de la pincelada impresionista por la precisión científica de los puntos yuxtapuestos de colores complementarios, creando un estilo conocido como puntillismo; Paul Gauguin exageró las formas y empleó el color de manera arbitraria, con un valor decorativo y simbólico, en una dirección calificada a menudo como primitivista; y las distorsiones expresionistas de línea y color en la obra de Vincent van Gogh ejercieron una gran influencia en el noruego Edvard Munch y en los expresionistas alemanes. Los descubrimientos de Paul Cézanne también fueron decisivos, especialmente su sistema de composición a base de planos de color, precursor de los experimentos analíticos de Pablo Picasso y Georges Braque a principios del siglo XX.
 Pintura 
El común denominador de todos estos artistas de finales del siglo XIX fue una menor preocupación por el realismo y por la aproximación fiel a la naturaleza, y un mayor interés por las intenciones expresivas. En el cambio de siglo su obra comenzó a ganar aceptación. Mientras tanto, la siguiente generación de pintores empleó incluso mayores distorsiones de línea, color y espacio pictórico. Entre estos artistas franceses (que se inspiraron en los experimentos de Gauguin) estaban Henri Matisse, André Derain, Maurice de Vlaminck, Georges Braque y el pintor holandés Kees van Dongen. El estilo anticonvencional que adoptaron estos artistas causó una tormenta de desaprobaciones que les valió el epíteto de fauves (las fieras). El fauvismo se desarrolló solamente entre 1898 y 1908, pero ejerció una influencia significativa en la evolución del arte contemporáneo.
Expresionismo 
Los artistas, tanto en Francia como en Alemania, compartieron el interés por el arte de los pueblos primitivos. Ello había motivado las estancias de Gauguin en Bretaña y las islas polinesias de Tahití y Dominica; Vlaminck afirmaba ser uno de los primeros artistas europeos en descubrir la escultura africana. En Alemania, un grupo de jóvenes artistas conocido como Die Brücke (El puente) visitaban regularmente el Museo Etnológico de Dresde y, como los fauvistas, se inspiraron en la energía y la fortaleza del arte indígena. Entre sus miembros destacan Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Karl Schmidt-Rottluff y Emil Nolde. Conocidos también como los expresionistas alemanes, desarrollaron un estilo simplificador, que compartía algunas premisas con el fauvismo pero con los añadidos de la crítica a la burguesía del Angst o miedo existencial. Un segundo grupo de artistas, Der Blaue Reiter (El jinete azul), apareció en Munich en 1911 con los pintores Wassily Kandinsky (un emigrante ruso) y Franz Marc. También inspirados por el arte primitivo, el fauvismo y el arte popular, su expresionismo perdió el contenido figurativo y evolucionó hacia la pintura abstracta.
Cubismo 
El interés por la escultura primitiva también desempeñó un papel importante en la formación del cubismo. Picasso, en la obra Las señoritas de Avignon (1907, Museo de Arte Moderno, Nueva York), muestra su conocimiento de la antigua escultura africana e ibérica. Picasso y Braque instauraron el cubismo entre 1907 y 1914, uno de los estilos más influyentes del periodo contemporáneo. En el cubismo se enfatiza la superficie plana y bidimensional del lienzo y se propone una forma analítica de perspectiva, basada en la multiplicidad de los puntos de vista, que rechaza los presupuestos de la pintura tradicional tales como los escorzos, la valoración de sombras y el claroscuro. En una primera fase, denominada cubismo analítico, los artistas buscaron el análisis y descomposición de las formas tridimensionales en múltiples elementos geométricos, a partir de la fragmentación en elementos cúbicos y sus proyecciones planas. Para resaltar aún más la naturaleza científica de la representación, se favorece el uso de una gama de color apagada y monocroma. En una segunda fase, denominada cubismo sintético, se desarrollaron experiencias con el collage. Materiales como madera, papeles de periódico, fotografías o plumas se combinaron (síntesis) con pigmentos planos en la composición del cuadro. Aunque las formas permanecen planas y fragmentadas, en el cubismo sintético el color desempaña un papel más importante, las obras son más decorativas y las evocaciones figurativas más explícitas. Otros destacados exponentes del cubismo que aportaron su interpretación personal del movimiento fueron Fernand Léger, Robert Delaunay, Sonia Delaunay, Marcel Duchamp, Juan Gris y Frantisek Kupka. En España, además, está representado por los escultores Pablo Gargallo y Julio González. Los artistas del futurismo italiano, especialmente Gino Severini, Umberto Boccioni, Carlo Carrà y Giacomo Balla, trabajaron en un estilo que se ha denominado cubismo dinámico. Entre otras cosas, se interesaron por la representación del movimiento y la velocidad a través de la repetición rítmica de líneas e imágenes.
Arte abstracto 
El cubismo también influyó en la aparición del arte no figurativo o arte abstracto. Wassily Kandinsky ya pintó en 1909 obras abstractas que contenían referencias a la naturaleza y a la música. El suizo Paul Klee produjo algunas acuarelas abstractas después de su primer encuentro con el cubismo. Los artistas rusos también conocían el cubismo a través de algunas colecciones privadas de Moscú, pero evolucionaron hacia un arte abstracto construido geométricamente. Kazimir Maliévich pintó un cuadrado negro sobre fondo blanco en 1913, denominando suprematismo a su versión del abstraccionismo, algo que para él expresaba la supremacía de la sensibilidad pura en las artes figurativas. Otros pintores rusos inspirados por el cubismo, conocidos como constructivistas, fueron Alexandr Rodchenko, Liubov Popova, El Lissitsky, Naum Gabo, Antón Pevsner y Vladímir Tatlin.
Simultáneamente a la emergencia del arte abstracto en Rusia, se produjo una evolución paralela en los Países Bajos, donde los artistas de vanguardia querían crear una nueva realidad universal y equilibrada, que abarcase todos los aspectos de la vida contemporánea, desde el urbanismo y el mobiliario hasta la pintura y escultura. Los principios del movimiento holandés denominado neoplasticismo se divulgaron a través de la revista De Stijl (El estilo), encabezada por Theo van Doesburg y Piet Mondrian.Mondrian, que estaba familiarizado con los distintos movimientos de vanguardia, volvió a Holanda en 1917 y publicó en su revista una serie de ensayos que se recogieron en París, en 1920, bajo el título El neoplasticismo: principio general de la equivalencia plástica. El método de composición de Mondrian parte de la utilización de líneas rectas que delimitan rectángulos de colores primarios, repitiendo este tema una y otra vez en distintas configuraciones. Su meta es destacar la bidimensionalidad de la superficie del lienzo con el fin de expresar su ideal basado en la pureza del arte, despojado de lo particular y acorde a las leyes universales del equilibrio.
Dadaísmo 
El movimiento dadaísta surgió en Suiza durante la I Guerra Mundial (1914-1918). El dadaísmo representó la antítesis del racionalismo de Mondrian y otros teóricos de la abstracción. Un grupo de artistas y escritores disconformes con el sistema de valores burgués eligió una palabra sin sentido, dada, para designar su actividad de protesta y sus obras antiestéticas. Se convirtió en el movimiento de ruptura más radical del arte contemporáneo. Los artistas y escritores más conocidos asociados a Dadá fueron Tristan Tzara y Marcel Duchamp, inventor del ready-made, esto es, la consideración de objetos cotidianos como obras artísticas, generalmente esculturas. El más célebre de éstos fue el famoso urinario titulado Fuente, expuesto en Nueva York en 1917. Otros artistas implicados en el Dadá fueron los franceses Jean Arp y Francis Picabia, el estadounidense Man Ray y los alemanes George Grosz y Max Ernst.
Surrealismo 
A pesar de que el Dadá había perdido fuerza en torno a 1922, algunos de sus exponentes dirigieron sus energías hacia el emergente surrealismo, en el que, como en el dadaísmo, lo incoherente y lo fortuito se emplearon en el proceso de producción. Las obsesivas y oníricas pinturas de Giorgio de Chirico, conocidas en ocasiones como metafísicas, se anticiparon al surrealismo en varios años. Sin embargo, fue el escritor francés André Breton quien dio nombre al movimiento y escribió su Manifiesto surrealista en 1924, asegurando la superioridad del subconsciente y la importancia de los sueños en la creación artística. Los surrealistas no compartieron criterios estilísticos, adscribiéndose sus miembros a diversas tendencias, desde la figuración a la abstracción. No obstante, tienen en común un ideal de inspiración espontánea e irracional. Los que trabajaron con un estilo figurativo fueron, entre otros, Max Ernst, Salvador Dalí, René Magritte, Paul Delvaux y Man Ray, mientras que a la corriente abstracta pertenecieron Jean Arp, André Masson, Yves Tanguy y Joan Miró.
Expresionismo abstracto 
Ciertos artistas estadounidenses, que habían sido realistas en la década de 1930, se unieron a un nuevo movimiento aparecido en las décadas siguientes con el nombre de expresionismo abstracto. La presencia de numerosos surrealistas europeos en Estados Unidos durante la II Guerra Mundial fue decisiva en la evolución de este movimiento. Los artistas estadounidenses tomaron de éstos su interés por el subconsciente, el simbolismo y la mitología. Influidos a su vez por la técnica surrealista del automatismo, estos pintores empezaron a producir obras totalmente espontáneas en las que el proceso pictórico por sí mismo se convertía en el tema primordial de la obra. Jackson Pollock, la figura más representativa de esta tendencia, utilizaba la técnica del dripping (goteo de pintura sobre la tela puesta en el suelo), corriendo con sus botes de pintura alrededor del lienzo. Otros artistas que compartieron la aproximación de Pollock fueron Willem de Kooning, Franz Kline, Hans Hofmann y Robert Motherwell. Esta corriente, conocida con el nombre de Action Painting, fue una de las dos grandes tendencias del expresionismo abstracto; la otra, denominada en ocasiones matierismo, fue la pintura a base de campos de color, en la que los artistas representaban vastas superficies monocromas sutilmente moduladas. Entre los seguidores de esta técnica destacaron Mark Rothko, Barnett Newman, Clyfford Still y Morris Louis. El expresionismo abstracto se desarrolló en Europa bajo el término informalismo, y entre sus artistas más destacados se encuentran el francés Jean Dubuffet y los españoles Antoni Tàpies y Manuel Millares, entre otros.
Escultura 
Del mismo modo que los pintores, los escultores de principios del siglo XX estuvieron influidos por el arte primitivo, como se refleja en las primeras obras de Constantin Brancusi y Henry Moore. Brancusi simplificó las formas hasta el límite en El recién nacido (1915, Colección Arensberg, Museo de Arte de Filadelfia), que forma parte de una serie de obras basadas en formas ovoides, cuyas curvas evocan los ritmos del cuerpo humano sólo rotos por los bordes afilados y el extremo cortado. Brancusi combinó la sutileza expresiva con una habilidad inigualable para descubrir la belleza intrínseca de los materiales, ya fueran madera, piedra o metal. El británico Moore también explotó la textura de los materiales, creando obras curvilíneas de gran elegancia y monumentalidad. Inspirándose en la escultura prehispánica, adoptó como tema recurrente la figura femenina reclinada (véase Arte y arquitectura precolombinas).
Principales escultores del siglo XX 
Algunos escultores de las primeras décadas del siglo XX compartieron los postulados del cubismo y otras vanguardias. Entre ellos destacaron Alexander Archipenko, Raymond Duchamp-Villon y Jacques Lipchitz, debido sobre todo a sus representaciones de la figura humana por medio de los planos geométricos. El español Julio González destacó por sus estructuras de hierro soldado, delgadas construcciones de varillas y barras de hierro conectadas por arcos de metal que definen la forma como espacio vacío. En 1930, González ayudó a Picasso a construir esculturas soldadas, por lo que se ha señalado una influencia de Picasso, que también realizó interesantes esculturas, sobre la obra de su amigo. En la misma línea expresiva cabe destacar al escultor Pablo Gargallo. En Rusia, los constructivistas edificaron sobre el espacio vacío, en lugar de tallar la masa escultórica. Los principales artistas fueron Vladimir Tatlin, famoso por su propuesta de Monumento a la III Internacional (1919, maqueta, Museos Estatales Rusos, San Petersburgo), Alexander Rodchenko y El Lissitzky, quien divulgó las teorías constructivistas por Europa occidental en la década de 1920. Las obras de los hermanos Naum Gabo y Antón Pevsner ejercieron una gran influencia en el arte abstracto estadounidense, así como las del artista húngaro László Moholy-Nagy.
El dadaísta Marcel Duchamp hizo su primera escultura móvil en 1913, al montar una rueda de bicicleta sobre un taburete, pero el nombre de móviles se aplicaría más tarde a las esculturas articuladas de Alexander Calder. Menospreciando las formas y técnicas escultóricas tradicionales, Duchamp comenzó, en la segunda década del siglo XX, a recoger objetos cotidianos para sus ready-mades, como portabotellas, palas de nieve o una percha para colgar abrigos. Por la misma fecha, otros escultores como Picasso, Ernst y Man Ray también empezaron a incorporar objetos de deshecho a sus obras, que adoptarían aspectos extraños y surreales, como se observa en Regalo (1921), de Man Ray (una plancha con una hilera de uñas saliendo de su base). Sin embargo, no todos los escultores surrealistas usaron objetos cotidianos; Arp creó abstractas fantasías orgánicas que simbolizaban la vida y el crecimiento, y Alberto Giacometti desarrolló sus características figuras alargadas que expresan el aislamiento del individuo contemporáneo. Los principios abstractos y geométricos del neoplasticismo fueron recogidos por Calder, cuyas primeras construcciones abstractas de cobre y el uso de colores puros primarios en sus móviles muestran la herencia de Mondrian. Otros escultores también produjeron obras siguiendo las corrientes abstractas de las vanguardias históricas, como el nipón-estadounidense Isamu Noguchi, el inglés AnthonyCaro y los españoles Jorge Oteiza y Eduardo Chillida.
Últimas tendencias de la escultura contemporánea 
Mientras que cierto número de escultores contemporáneos se han mantenido fieles a la estética de los movimientos de principios de siglo, otros han explorado nuevas direcciones. La definición de escultura se ha extendido hasta incluir un amplio espectro de manifestaciones creativas, materiales y técnicas. Los minimalistas Robert Morris, Sol LeWitt, Donald Judd y Dan Flavin destacan por la sencillez geométrica y la repetición modular a gran escala, y Richard Serra por sus enormes instalaciones con planchas de metal. En el campo de los earthworks (intervenciones en la propia naturaleza) sobresalen las figuras de Robert Smithson, Michael Heizer, Jan Dibbets, Walter de Maria o Denis Oppenheim. Otras corrientes, como el videoarte, los happenings, el arte povera, se cuentan entre las manifestaciones artísticas de las últimas décadas. Volviendo a la escultura, las simpáticas estatuillas de Claes Oldenburg se asocian con el Pop Art, al igual que las figuras en escayola a tamaño natural de Georges Segal. El alemán Joseph Beuys utilizó materiales de los happenings, electrónicos y tecnológicos, y al mismo tiempo otros convencionales como la madera, la grasa y el fieltro. Con ellos elaboró una obra de carácter conceptual dota de una fuerte personalidad. A mediados de la década de 1980, especialmente en la obra de Joël Shapiro y otros, la figura humana comienza a reaparecer en la escultura dentro de la tendencia conocida como posmodernismo.
ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA 
Del mismo modo que el arte contemporáneo, a partir de un rechazo de los estilos históricos del siglo XIX, aparecieron los principios de la arquitectura contemporánea que nació de una ruptura con los revivals. La arquitectura en el último tercio del siglo XIX seguía aferrada a los estilos del pasado, basándose en sistemas de composición, técnicas y materiales de la tradición académica, como el uso de los órdenes clásicos, bóvedas y columnatas que formaban parte de la sintaxis clasicista.
Frente a ello, la nueva arquitectura propuso otros principios estéticos basados en el empleo consecuente de las nuevas técnicas y materiales industriales, como el hormigón, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones.
La arquitectura contemporánea, cuyas primeras manifestaciones aparecieron en varios centros durante la segunda mitad del siglo XIX, se consolidó a gran escala en Estados Unidos, como consecuencia de la Exposición Internacional de arquitectura moderna organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1932, donde se acuñó el término International Style. El purismo racionalista de los primeros tiempos se fue replanteando paulatinamente, y desde la década de 1970 se ha mantenido en constante revisión, incluso rechazando a veces los postulados del movimiento moderno o International Style.
Orígenes de la arquitectura contemporánea 
La Revolución Industrial cambió el contexto tecnológico y social de la construcción hasta tal punto que los antiguos preceptos y objetivos de la composición arquitectónica perdieron toda su validez. A partir de 1840, los principales artistas y críticos buscaron nuevas aproximaciones a la arquitectura.
En Inglaterra, el escritor John Ruskin y el diseñador William Morris, fundador del movimiento Arts & Crafts, sostenían que los objetos producidos por la máquina estaban desprovistos de significado cultural y por ello carentes de cualidades estéticas. Inspirados en el pasado medieval y en la ideología socialista afirmaron la importancia del artesanado y buscaron la implicación directa de los obreros en la producción de artefactos de uso cotidiano y doméstico.
En el terreno de la tecnología, el Crystal Palace de sir Joseph Paxton, un enorme espacio para exposiciones temporales construido con ocasión de la Exposición Universal de Londres en 1851, representó un notable avance en el desarrollo de la arquitectura contemporánea. Realizado enteramente con elementos prefabricados de acero y cristal, su belleza debía ser algo secundario. Sin embargo, una de las ideas persistentes de la arquitectura del siglo XX es la creencia, compartida por arquitectos e ingenieros, de que la belleza reside en la claridad estructural y en el uso coherente de los nuevos materiales.
El hierro, el vidrio y el acero se fabricaban masivamente y se generalizó su uso en la edificación. Dos estructuras erigidas para la Exposición Internacional de París de 1889 mostraron sus posibilidades tecnológicas. La Galería de las Máquinas, del arquitecto C.L.F. Dutert y la empresa de ingenieros Contamin, Pierron y Charton, salvó una luz estructural —distancia entre apoyos— de 117 m, mientras que la torre Eiffel, de Alexandre Gustave Eiffel, alcanzó los 305 m de altura.
La tecnología pronto afectaría al diseño de edificios en aras de conseguir un mayor funcionalismo. La invención del ascensor en Estados Unidos, unido a la carestía del suelo edificable, alentó la posibilidad de construir edificios en altura. Para ello se inventó un sistema reticular de acero —una especie de rejilla tridimensional— a la que se añadieron suelos, ventanas y muros como simples cerramientos. El prototipo de rascacielos de oficinas tomó forma en Chicago en torno a 1890 y se difundió rápidamente por otros lugares. Entre los arquitectos involucrados en esta investigación destacaron Louis Sullivan y el resto de los miembros de la Escuela de Chicago.
Art Nouveau 
El estilo conocido como Art Nouveau, nombre acuñado a partir de la tienda parisina La Maison de L´Art Nouveau, apareció a principios de la década de 1890 en diversos países. Se denominó Jungendstie en Alemania, estilo Sezession en Austria, Modern Style en Inglaterra, Stilo Liberty en Italia y modernismo en España. Se caracterizó por la concepción artística global, desde los objetos decorativos y el mobiliario hasta el propio edificio, y por su libertad creativa, simbolizada con las formas orgánicas de la naturaleza. Por otro lado, algunas corrientes mostraron mayor predilección por la línea recta y los planos perpendiculares. En Barcelona, Antoni Gaudí representa con su obra el nacimiento del modernismo catalán, sobresaliendo el inacabado templo de la Sagrada Familia (comenzado en 1883), donde refleja el espíritu imaginativo. Otros destacados representantes del modernismo fueron Lluis Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch. En la Europa continental los belgas Victor Horta y Henry van de Velde ejercieron una profunda influencia en la arquitectura racionalista posterior; también se debe mencionar al francés Hector Guimard, autor de los famosos accesos a las estaciones de metro de París y a los arquitectos de la Sezession vienesa Otto Wagner, Joseph Maria Olbrich y Joseph Hoffmann. En Escocia, Charles Rennie Mackintosh proyectó la Glasgow School of Art (1887-1889; biblioteca en 1907-1909) con una sintaxis rectilínea, que culmina en la audaz fachada de hierro y cristal. Junto con su esposa, Margaret MacDonald Mackintosh, realizó decoraciones de interior y muebles de singular interés.
Frank Lloyd Wright 
Frank Lloyd Wright se formó en el estudio de Louis Sullivan hasta comenzar una trayectoria profesional independiente en 1900. A partir de esta fecha, proyectó un tipo de viviendas unifamiliares conocidas con el nombre de prairie houses (casas de la pradera), entre las que destaca la casa Robie (1908) en Chicago. Esta arquitectura novedosa no obtuvo una gran acogida en Estados Unidos pero sí en Holanda, donde sus principios racionales y su composición a base de potentes planos perpendiculares ejercieron una influencia decisiva en el movimiento neoplasticista. Wright adaptó la casa Robie al terreno, con sólidas terrazas de mampostería, dispuso una gran chimenea central y en torno a ella un espacio fluido continuo, enmarcado por profundos salientes que se proyectan hacia el exterior. Wright disfrutó de una larga y prolífica carrera, siendo el principal exponente de la arquitectura orgánica. Uno de sus últimos proyectosfue el Museo Solomon Guggenheim de Nueva York (1946-1959).
De Stijl 
De Stijl (El estilo) fue el título de una revista en torno a la cual se constituyó el grupo de artistas neoplasticistas holandeses en torno a 1919. Sus representantes más destacados, aparte de los pintores Piet Mondrian y Theo van Doesburg, fueron los arquitectos Jacobus Johannes Pieter Oud y Gerrit Rietveld (también diseñador de muebles), cuya casa Schröder (1924-1925) en Utrecht resume los criterios abstraccionistas del movimiento —volúmenes a partir de la intersección ortogonal de planos independientes, pintados en colores primarios, así como la eliminación del ornamento y la simetría y la repetición—. La disciplina geométrica de De Stijl se convirtió en un ingrediente del racionalismo del movimiento moderno.
La Bauhaus 
En Alemania y en Austria investigaciones semejantes condujeron al establecimiento de un estilo moderno. Especialmente influyentes fueron las innovaciones de dos arquitectos austriacos: Otto Wagner, que enfatizó la función, la textura del material y la claridad estructural, y Adolf Loos, que propugnó el uso de las formas geométricas. Estos y otros esfuerzos por encontrar un lenguaje para la nueva era industrial se fundieron en la personalidad del arquitecto alemán Walter Gropius, nombrado director de la escuela de arte de Weimar tras la I Guerra Mundial. Junto a su colega Adolf Meyer, Gropius, que se había formado en el estudio de Peter Behrens, se había destacado ya por sus proyectos modélicos de fábricas. La escuela de Weimar, con la denominación de Bauhaus, se trasladó con posterioridad a Dessau, donde los nuevos edificios (1925-1926) supusieron la codificación definitiva de los principios del movimiento moderno: ventanas horizontales, muro-cortina de vidrio, disposición racional y diseño global de todos los elementos. Al siguiente año se consolidó a escala internacional con las Weissenhof Siedlung (viviendas obreras) cerca de Stuttgart, dirigidas por Ludwig Mies van der Rohe (otro discípulo de Behrens que en 1930 tomó el mando de la Bauhaus, sucediendo al arquitecto Hans Meyer) y en las que participaron varios arquitectos europeos.
 Objetivos sociales de la Bauhaus 
Esta temprana versión de la arquitectura contemporánea contó con un programa social, derivado de la crisis económica que vivió Alemania tras la I Guerra Mundial y de la gravísima carestía de viviendas en los grandes núcleos urbanos. Durante la breve República de Weimar (1919-1933), los gobiernos socialistas de muchas ciudades abordaron estos problemas, al igual que numerosos arquitectos progresistas, como lo atestiguan los Siedlungen (barrios obreros) de Viena, Berlín y Frankfurt. En ellos se investigó con profundidad el concepto del Existenzmininun (mínimo espacio habitable), proclamando que los conocimientos técnicos debían aplicarse para mejorar las condiciones ambientales del conjunto de la sociedad y no sólo de una elite.

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