Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
La inteligencia artificial generativa ante la descorporeización posthumana en las artes visuales: Los casos de DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney Pablo Añez Held La inteligencia artificial generativa ante la descorporeización posthumana en las artes visuales: los casos de DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney La inteligencia artificial generativa ante la descorporeización posthumana en las artes visuales: los casos de DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney Pablo Añez Held Diciembre de 2023 Monografía de grado Asesorada por Darío Velandia Onofre Departamento de Historia del Arte Facultad de Artes y Humanidades Universidad de Los Andes Bogotá, Colombia La inteligencia artificial generativa ante la descorporeización posthumana en las artes visuales: los casos de DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney Pablo Añez Held Índice Introducción: hacia lo posthistórico y lo posthumano en las artes visuales I. DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney: ¿Un nuevo paradigma? ¿Qué es la inteligencia artificial generativa y cómo funciona? DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney: ¿Qué son? DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney: una revisión bibliográfica desde las ciencias sociales y las humanidades II. La inteligencia artificial generativa como arte conceptual posthistórico Cuerpo y corporeización Arte conceptual y el fin del arte Crear arte sin ser artista, con inteligencia artificial III. Cuerpo, medio e imagen El arte posthistórico, la imagen y la era digital Antropología de la imagen Descorporeización: hipermediación e intermedialidad IV. Un futuro posthumano La última pregunta Lo posthumano En el principio era el logos 10 28 28 31 35 40 40 42 44 52 52 54 59 22 18 16 16 Si el hombre solo existe a través de sus formas corporales, toda modificación de su forma involucra otra definición de su humanidad. David Le Breton, Antropología del cuerpo y modernidad Así, lo contemporáneo es, desde cierta perspectiva, un período de información desordenada, una condición perfecta de entropía estética, equiparable a un período de una casi perfecta libertad. Hoy ya no existe más ese linde de la historia. Todo está permitido. Arthur Danto, Después del fin del arte Do these synthetic images or, better, virtual pictures, fall outside the bounds of our definition of the image, or do they perhaps lay the foundations for an entirely new conception of the image, one that departs radically from the past history of this concept? We seem to have reached a juncture where we can either proclaim the end times of the image or rejoice over the advent of something completely new. Hans Belting, An Anthropology of Images Human, all too posthuman, these extensions and enhancements of what bodies can do are here to stay. Are we going to be able to catch up with our posthuman selves, or shall we continue to linger in a theoretical and imaginative state of jetlag in relation to our lived environment? Rosi Braidotti, The Posthuman 10 Actualmente, DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney dominan el campo de la inteligencia artificial generativa para la creación de imágenes. Desde su lanzamiento durante el segundo semestre de 2022, estos programas han introducido un nuevo paradigma en la creación, difusión y recepción de las artes visuales. Con ellos, cualquier persona puede crear un sinnúmero de imágenes digitales con la palabra, el comando escrito. Tan solo se requiere de un dispositivo electrónico, conexión a internet y, en algunos casos, la suscripción al servicio. DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney están programados para producir imágenes de altísima calidad en segundos, siendo capaces de simular diversas técnicas, materiales, estilos, medios y composiciones con base en los procesos de deep learning, generación y difusión probabilística que habilitan la traducción de comando escrito a imagen. Estos programas ofrecen representaciones digitales fidedignas de pinturas, esculturas, dibujos, grabados, collages, fotografías, mapas, mosaicos, renderizados en tercera dimensión, entre otros, al alcance del usuario que instruye a la máquina con unas cuantas palabras o frases. Si bien el uso de la inteligencia artificial en las artes no es nada nuevo (obras de artistas como Harold Cohen, Mario Klingemann, Lynn Hershman Leeson, Memo Atken, Jake Elwes, Trevor Paglen, y Anna Ridler involucran el uso de instrumentos algorítmicos), programas como DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney plantean un giro paradigmático al poner la producción y exhibición de las imágenes creadas con inteligencia artificial por fuera de la institucionalidad tradicional del arte. Como bien apunta Lev Manovich, hoy la inteligencia artificial participa activamente de la cultura a medida que moldea las elecciones, comportamientos e imaginarios del sujeto contemporáneo a través de la filtración y orientación del contenido, la asistencia en la edición, y la creación completamente autónoma.¹ Desde los asistentes inteligentes integrados en los dispositivos telefónicos o domésticos hasta las arquitecturas profundas que orientan el funcionamiento de las aplicaciones o softwares (redes sociales, música, entretenimiento, transporte, educación, etc.), la inteligencia artificial permea todos los aspectos de la vida cotidiana actual. Ya los profesionales en las artes dependen en gran medida del ecosistema digital para la creación, edición, divulgación y recepción de contenidos visuales. Sin embargo, la inteligencia artificial generativa promete superar las estructuras limitantes1. Lev Manovich, AI Aesthetics (Moscú: Strelka Press, 2019) Introducción: hacia lo posthistórico y lo posthumano en las artes visuales 11 del trabajo y la especialización para llevar estas acciones al público general: en la contemporaneidad, todos pueden hacer arte sin ser artistas. Estas rupturas que genera la tecnología en el campo de las artes empiezan a notarse incluso desde adentro de la institucionalidad cultural, desde la venta del primer retrato artificial subastado en Christie’s² y el “regreso” artificial de Rembrandt³ hasta la polémica premiación de una imagen fotográfica producida con DALL-E en los Sony World PhotographyAwards de este año⁴ (ver fig. 1-3). La transformación disciplinar que traen consigo estos programas denota un pulso imparable, apunta a un nuevo paradigma que seguramente será una de las mayores fuentes de discusión académica en los años por venir. Este trabajo, por tanto, busca empezar a transitar este paradigma a partir del cuestionamiento de los conceptos de imagen, cuerpo, medio y palabra en el arte contemporáneo tecnológicamente mediado. A través de los aportes teóricos sugeridos por la historiografía del arte posthistórico, la antropología de la imagen y el posthumanismo, se explora cómo el surgimiento de programas como DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney plantea la posibilidad de un cambio epistemológico en la noción de arte, fenomenológico en el consumo y creación de imágenes, y ontológico en la definición del humano frente a su potencia artística. Aunque estos programas no son los únicos capaces de generar imágenes con inteligencia artificial (también se destacan, entre otros: Imagen, DeepDream, Canva, Artbreeder, Leonardo, Photoshop AI), hasta ahora configuran las estructuras más complejas, mejor entrenadas, y más utilizadas.⁵ Por tanto, también han sido los más robustamente estudiados, considerando su novedad. El número publicado por la revista IMAGE durante el primer semestre del año, en conjunto con revisiones bibliográficas más amplias sobre las implicaciones de la inteligencia artificial en la estructura socioeconómica y cultural, revelan un interés generalizado por temáticas como el materialismo histórico, la técnica, la estética, la semiótica, la ética y los nuevos medios, entre otros. No obstante, poco se ha estudiado sobre el cuerpo y, particularmente, sobre la redefinición de los procesos decorporeización en el arte. Es justo allí donde la reflexión del presente trabajo pretende insertarse. En concreto, la hipótesis del ensayo defiende que los programas de inteligencia artificial generativa, aquí ejemplificados en DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney, aceleran un proceso de descorporeización en las artes 2. Ahmed Elgammal, “AI Is Blurring the Definition of Artist”, American Scientist 107, no. 1 (enero-febrero 2019): 18. 3. Marcus Du Sautoy, The Creativity Code: Art and Innovation in the Age of AI (Cambridge: Harvard University Press, 2019), 115-139 4. Parshall, Allison, “How This AI Image Won a Major Photography Competition,” Scientific American, 21 de abril 2023. 5. Lukas R.A Wilde, “Generative Imagery as Media Form and Research Field: Introduction to a New Paradigm,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 6-33 12 visuales que se concreta con el afianzamiento de una nueva conciencia posthistórica y posthumana. La inteligencia artificial generativa revela un proceso en donde se diluye la especificidad espacial, temporal, fisiológica y cultural del cuerpo ante la representación automatizada. No se trata de la desaparición del cuerpo ante la tecnología, sino de la desvinculación entre el sujeto creativo y la encarnación del ser en la imagen, de la descorporeización del quehacer artístico-creativo. En últimas, DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney representan un instrumento para ilustrar el surgimiento de estas nuevas formas de creación y pensamiento. Más que utilizarlos o remitirse exclusivamente al análisis técnico, se parte de ellos para reflexionar acerca de cuestiones como las siguientes: ¿es este el verdadero fin del arte o la continuación de un proceso histórico? ¿Acaso el trabajo del artista tiende a volverse obsoleto o a cambiar radicalmente? ¿Es realmente factible hablar de un creador digital “posthumano”? ¿Dónde queda y cuál es el nuevo rol del cuerpo en la creación de imágenes que prescinden del sujeto en su encarnación? El presente trabajo transita el panorama recién expuesto a partir de tres momentos en el proceso de descorporeización en el arte, proyectados a lo largo de cuatro capítulos. De carácter expositivo, el primer capítulo presenta los programas de inteligencia artificial generativa mencionados y revisa el estado actual de la investigación con el motivo de indicar las principales contribuciones académicas al caso en cuestión. El segundo capítulo sienta las bases conceptuales sobre el cuerpo y la corporeización. Luego, parte de la historiografía del arte propuesta por Arthur Danto para remitirse al desarrollo del arte conceptual durante la segunda mitad del siglo XX como el origen de la primera descorporeización, a la par del auge del arte posthistórico. Este capítulo analiza la inteligencia artificial generativa como continuación y epítome del conceptualismo artístico con relación a la primacía del comando escrito sobre la creación visual. El tercer capítulo aborda los conceptos de imagen, cuerpo y medio con base en la antropología de la imagen, encabezada por Hans Belting, para referirse al presente. A partir de la caracterización del arte en internet y la creación digital, se advierte una segunda descorporeización a través del surgimiento inminente de la inteligencia artificial generativa como un super medio visual, un medio total o sintético capaz de condensar toda la representación intermedial dentro de la esfera digital. Por último, el 13 cuarto capítulo adapta la teoría posthumanista propuesta por Rosi Braidotti para reflexionar acerca del devenir de la descorporeización. A modo de reflexión futurológica y, en colaboración con una conciencia propia de la ciencia ficción, se argumenta que la inserción de la inteligencia artificial generativa en las artes visuales requerirá un nuevo sistema conceptual para referirse a la ontología del sujeto y el cuerpo humano; una ontología cuyas bases el posthumanismo puede ayudar a construir. Fig ura 1. C o lectivo O b vio us. R etrato d e E d m o nd d e B elam y. 20 18 . Im p resió n en tinta d e red g enerativa ad versarial so b re lienzo . C hristie’s 14 Fi g ur a 2. A g en ci a J. W al te r T ho m p so n. T he N ex t R em b ra nd t. 20 16 . I m p re si ó n 3d s o b re p ap el . T he N ex t R em b ra nd t. 15 Fig ura 3. B o ris E ld ag sen. P seud o m nesia. 20 23. Im ag en g enerad a co n D A LL-E 2 16 Desde su desarrollo técnico a mediados del siglo pasado, la inteligencia artificial (IA) – junto al avance de la computación, la cibernética y la robótica – ha permeado los modos de vida humanos. La contemporaneidad revela la presencia ineludible de experiencias asistidas o aumentadas a través de sistemas algorítmicos “inteligentes”, transversales al trabajo y al ocio. Recientemente, los programas (softwares) de generación de imágenes basados en inteligencia artificial han puesto en jaque el paradigma de la producción visual. Actualmente, DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney son los programas más sofisticados, populares y reseñados.⁶ Estos han sido entrenados con bases de datos robustas y millones de parámetros de traducción de texto a imagen. Si bien recorrer la teoría e historia de la inteligencia artificial generativa excede el alcance del presente trabajo, este capítulo busca aportar claridad conceptual sobre el funcionamiento de estos programas, presentar el objeto de estudio y revisar qué se ha escrito hasta el momento sobre el objeto de estudio que ocupa esta investigación. ¿Qué es la inteligencia artificial generativa y cómo funciona? Kaplan y Haenlein definen inteligencia artificial como “la capacidad de un sistema para interpretar correctamente datos externos, aprender de dichos datos y utilizar esos aprendizajes para lograr objetivos y tareas específicas a través de una adaptación flexible”.⁷ En este campo, la Inteligencia Artificial General (AGI) configura la búsqueda de un algoritmo que posee habilidades cognitivas similares a las humanas para aprender y actuar en cualquier entorno.⁸ El desarrollo de la IA se nutre del machine learning, o la habilidad de los sistemas para adquirir su propio aprendizaje al extraer patrones de datos procesados y/o en bruto.⁹ El machine learning implica la ponderación constante del conjunto de datos para proveer resultados más exactos o sofisticados tras la retroalimentación (feedback) y el aprendizaje repetido.¹⁰ Dicho aprendizaje se subdivide en tres. Primero, el aprendizaje supervisado consta de asimilar y clasificar un conjunto de datos con ejemplos etiquetados proporcionados por un supervisor externo humano, codificados como entradas (inputs) y salidas (outputs) deseadas. El objetivo de este tipo de aprendizaje es que el sistema 6. Estas páginas fueron escritas en septiembre de 2023. Dado su estado de innovación constante, la relevancia y el funcionamiento de estos programas puede cambiar en los próximos meses. Para futuros proyectos, habrá que rastrear el desarrollo de competidores como Imagen, DeepDream y Wombo, entre otros. 7. Andreas Kaplan y Michael Haenlein, “Siri, siri, in my hand: Who’s the fairest in the land? on the interpretations, illustrations, and implications of artificial intelligence,” Business Horizons 62, 1 (2019): 15–25, citado en Cristoph Bartneck, Cristoph Lütge, Alan Wagner y Sean Welsh, “What is AI?,” en An Introduction to Ethics in Robotics and AI: SpringerBriefs in Ethics (Cham: Springer, 2021), 5-17 8. Ben Goertzel y Cassio Pennachin, “Artificial General Intelligence,” Springer (2007), citado en Stuart Russell y Peter Norvig, “Introduction,” en Artificial Intelligence: A Modern Approach, 3ra edición (New Jersey: Pearson, 2010), 27 9. Ian Goodfellow, Yoshua Bengio y Aaron Courville, “Introduction,” en Deep Learning (Cambridge: MIT Press, 2016) 10. Du Sautoy, The Creativity Code: Art and Innovation in the Age of AI, 61-74 I. DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney: ¿Un nuevo paradigma?17 extrapole o generalice sus respuestas.¹¹ Segundo, el aprendizaje no supervisado propone encontrar estructuras ocultas en colecciones de datos sin etiquetar a través de la asociación y agrupamiento de datos.¹² En este caso, no hay un operador humano que proporcione instrucciones, respuestas o salidas deseadas. Tercero, en el aprendizaje reforzado o por refuerzo el algoritmo está provisto de acciones, parámetros y valores finales frente a un conjunto de datos sin procesar. Como no se basa en ejemplos de comportamiento correcto, el aprendizaje por refuerzo intenta maximizar una señal de recompensa en lugar de intentar encontrar una estructura oculta.¹³ La máquina se basa en el ensayo y error, aprende de experiencias pasadas, pondera indicadores y adapta su enfoque ante un entorno incierto. Cabe resaltar que estos marcos plantean nuevas formas de pensar el aprendizaje ante la interacción constante de los programas con el usuario. Du Sautoy sugiere que se percibe un cambio en la forma de programar que se aleja de las dinámicas jerárquicas desde arriba hacia abajo (top-down), y “el algoritmo hace sus propios ajustes y se construye gradualmente desde abajo hacia arriba [bottom-up] interactuando con más y más datos.”¹⁴ El deep learning se inserta aquí, no como tipo de aprendizaje sino como subcampo del machine learning, que a su vez puede incorporar y combinar los modelos expuestos. Este permite que el sistema aprenda de la experiencia y comprenda los conjuntos de datos en términos de una jerarquía de conceptos, con cada concepto definido en términos de su relación con conceptos más simples.¹⁵ El deep learning se compone de múltiples capas de significado organizadas en redes neuronales artificiales que simulan la estructura neuronal humana para tomar un conjunto sustancial de datos (big data), etiquetados o en bruto, y generar o “excavar” progresivamente múltiples rasgos inéditos que se ajustan a parámetros internos (ponderaciones y sesgos) que minimizan el error.¹⁶ Estas redes de capas ocultas interconectadas forman arquitecturas “profundas”, constituidas por millones de parámetros capaces de procesar cualquier tipo de lenguaje, por ejemplo, el lenguaje natural (e.g. Chat-GPT) o el lenguaje visual/imágenes (e.g. DALL-E). Sobre los tipos de redes artificiales,¹⁷ cabe mencionar dos en el marco de este estudio: las Redes Neuronales Convolucionales (CNN), utilizadas para el reconocimiento de objetos e imágenes mediante capas que simulan los campos receptivos visuales humanos y sistematizan los datos en forma de 11. Richard Sutton y Andrew Barto, “Introduction,” en Reinforcement Learning: An Introduction, segunda edición (Cambridge: MIT Press, 2020), 1-23 12. Sutton y Barto, “Introduction”, 2-3 13. Sutton y Barto, “Introduction”, 2-3 14. Du Sautoy, The Creativity Code: Art and Innovation in the Age of AI 15. Goodfellow, Bengio y Courville, “Introduction”, 1-29 16. Du Sautoy, The Creativity Code: Art and Innovation in the Age of AI 17. Hay muchos más tipos de redes artificiales. Si bien por motivos prácticos aquí solo se mencionan la convulsiva y la generativa, vale la pena revisar las redes recurrentes, capaces de procesar secuencias temporales y guardar o memorizar contenidos, tal como funciona Chat-GPT. Para más información, ver guías de texto como Deep Learning de Ian Goodfellow, Yoshua Bengio y Aaron Courville, o Artificial Intelligence: A Guide for Thinking Humans de Melanie Mitchell. 18 cuadrícula;¹⁸ y las Redes Generativas Adversariales (GAN), utilizadas para generar imágenes mediante dos redes “adversarias” contrastadas que generan datos artificiales a partir de un conjunto latente y luego los discriminan para distinguir los reales de los falsos.¹⁹ También existen modelos generadores de imágenes que, en lugar de gestarse como redes artificiales, se basan en procesos probabilísticos de difusión que transforman un conjunto de datos desde una distribución “ruidosa” inicial hacia una distribución objetivo que reduce la estática hasta vincular la imagen con su instrucción textual (prompt). Es importante resaltar que actualmente los sistemas de deep learning funcionan de forma multimodal, combinando programas GAN con modelos de difusión y nuevas técnicas de aprendizaje como el Preentrenamiento Lenguaje-Imagen Contrastante (CLIP) y la Difusión Guiada de Lenguaje-Imagen para Generación y Edición (GLIDE).²⁰ DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney: ¿Qué son? Dentro de este universo, DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney se configuran como redes neuronales artificiales de generación de imágenes a partir de descripciones textuales, también denominados “inteligencia artificial generativa”. Estos programas producen velozmente representaciones visuales de alta calidad fieles al comando introducido, siendo capaces de imitar diversos estilos y técnicas, e incluso crear piezas hiperrealistas. Los sistemas permiten visualizar complejas relaciones espaciotemporales, perspectiva, tridimensionalidad y múltiples objetos con cualidades diferenciadas; además pueden deducir detalles contextuales como la ubicación geográfica y el periodo histórico.²¹ De igual forma, facilitan el uso de imágenes subidas por el usuario, quien puede editar variaciones formales que combinan lenguajes visuales y textuales.²² Las figuras 4-7 tipifican algunas de estas características. DALL-E, desarrollada por la start-up estadounidense Open AI, funciona mediante la combinación entre una Red Generativa Adversarial y su modelo autóctono de CLIP, que toma una variedad de imágenes disponible públicamente en internet y atraviesa entrenamiento supervisado de lenguaje natural, creado originalmente para el sistema GPT.²³ Al no hacer uso de bases de datos etiquetadas, CLIP permite una mayor flexibilidad de clasificaciones, derivadas directamente de la red 18. Ian Goodfellow, Yoshua Bengio y Aaron Courville, “Convolutional Networks,” en Deep Learning (Cambridge: MIT Press, 2016), 330-373 19. Ian Goodfellow, Yoshua Bengio y Aaron Courville, “Deep Generative Models,” en Deep Learning (Cambridge: MIT Press, 2016), 654-720 20. Lukas R.A Wilde, “Generative Imagery as Media Form and Research Field: Introduction to a New Paradigm” 21. Estas funcionalidades son compartidas por todos los programas, pero se extraen de: “DALL·E: Creating images from text,” Research, Open AI, 5 de enero de 2021, https://openai.com/research/dall-e 22. Para más información sobre los procesos de inpainting, outpainting y variation, visitar: “DALL·E 2,” DALL-E, Open AI, consultado el 6 de septiembre de 2023, https://openai.com/dall-e-2 23. “CLIP: Connecting text and images,” Research, Open AI, 5 de enero de 2021, https://openai.com/research/clip https://openai.com/research/dall-e https://openai.com/dall-e-2 https://openai.com/research/clip 19 de interacciones de los usuarios en la web. Lanzado en dos versiones desde su introducción el primer semestre de 2021, el actual DALL-E 2 (agosto 2022) cuenta con más de cuatro mil millones de parámetros. El servicio funciona con la compra de créditos de uso a través de su página web y, al igual que las otras, solo recibe comandos en inglés.²Actualmente, Open AI no ha abierto el acceso al código fuente del programa, tampoco revela cuál es la fuente de los datos de entrenamiento (pares de imagen-texto). En segundo lugar, Stable Diffusion fue creado conjuntamente por las compañías Runway y Stability AI, en conjunto con el grupo de investigación CompVis de la Universidad de Múnich. Este sistema de código abierto funciona como modelo de difusión, entrenado con más de cinco mil millones de imágenes etiquetadas de la base de datos LAION-5B (Large-scale Artificial Intelligence Open Network), desarrollada por la organización alemana sin ánimo de lucro homónima.²⁵ Originalmente lanzado en agosto de 2022, su versión más reciente fue actualizada en julio de 2023 con más de 860 millones de parámetros. Actualmente, el programa funciona como servicio web, con la opción de descargar el código como plug-in para otrasaplicaciones (Adobe Photoshop, por ejemplo). Es gratuito y ofrece la posibilidad de acceder a planes pagos con atributos más avanzados.²⁶ Finalmente, Midjourney representa el programa elaborado por el laboratorio estadounidense de investigación independiente Midjourney Inc. Contrario al anterior, no es un sistema de código abierto, pero utiliza un modelo de difusión similar en conjunto con una Red Generativa Adversarial.²⁷ Aunque se asegura que fue entrenado con la base LAION- 5B, no es claro si también se nutrió de imágenes de artistas protegidas por derechos de autor.²⁸ Lanzado como beta de acceso público en julio de 2022, el modelo principal se difundió entre noviembre de 2022 y marzo de 2023. El programa funciona de forma paga a través del servidor oficial de Midjourney en la plataforma de Discord.²⁹ 24. Open AI, “DALL-E” 25. “Frequently Asked Questions,” Stable Diffusion Online, consultado el 6 de septiembre de 2023, https://stablediffusionweb.com/#faq 26. “Stable Diffusion Public Release,” Blog, Stability AI, 22 de agosto de 2023, https://stability.ai/blog/stable-diffusion- public-release; Para acceder al programa, revisar: “Stable Diffuson XL,” Stability AI, https://stability.ai/stablediffusion 27. Sobre Midjourney se encuentra muy poca información oficial. No es claro si funciona enteramente como modelo de difusión, GAN o una mezcla de ambos. Al momento de consultar (septiembre de 2023) no se encontró información sobre los parámetros de aprendizaje. Para más información, revisar: “Midjourney,” Midjourney Inc., https://www.midjourney.com/home/; y “Midjourney Documentation,” Midjourney Inc., https://docs.midjourney.com 28. Recientemente, un grupo de artistas demandó a Midjourney Inc. y Stability AI por infracción de derechos de autor. Ver: James Vincent, “AI art tools Stable Diffusion and Midjourney targeted with copyright lawsuit,” The Verge, enero 16 de 2023 29. “Discord Interface,” Midjourney Inc., https://discord.gg/midjourney https://stablediffusionweb.com/#faq https://stability.ai/blog/stable-diffusion-public-release https://stability.ai/blog/stable-diffusion-public-release https://stability.ai/stablediffusion https://www.midjourney.com/home/ https://docs.midjourney.com/ https://discord.gg/midjourney 20 Fi g ur a 4 . E je m p lo d e o ut p ai nt in g re al iz ad o p o r A ug us t K am p c o n D A LL E 2 en 2 0 22 c o n b as e en la p in tu ra a l ó le o o ri g in al d e Jo ha nn es V er m ee r, L a jo ve n d e la p er la ( 16 6 5- 16 6 7) . Fi g ur a 5. Im ag en g en er ad a p o r el a ut o r co n S ta b le D if fu si o n en s ep ti em b re d e 20 23 , b aj o e l c o m an d o “p in tu ra s ur re al is ta a l ó le o b aj o e l e st ilo d e R en é M ag ri tt e, r et ra ta nd o u n ho m b re c ay en d o e n el a ir e” (o ri g in al m en te e n in g lé s) . 21 Fig ura 7. Im ag en g enerad a p o r el auto r co n M id jo urney en no viem b re d e 20 23 b ajo el co m and o “im ag en fo to rrealista d e una escultura d e m árm o l g rieg a d entro d e un jard ín francés” (o rig inalm ente en ing lés). Fig ura 6 . Im ag en g enerad a p o r el auto r co n M id jo urney en no viem b re d e 20 23 b ajo el co m and o “g enera un g rab ad o en m etal sig uiend o el estilo d e M C E scher” (o rig inalm ente en ing lés). 22 DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney: una revisión bibliográfica desde las ciencias sociales y las humanidades Dada su novedad, estos programas aún no han sido estudiados de forma robusta, por lo que un primer abordaje al objeto de estudio deriva de aproximaciones relativas a la IA desde las ciencias sociales y las humanidades. No obstante, el número más reciente de la Revista Interdisciplinar de Ciencias de la Imagen - IMAGE, reúne un conjunto de trabajos que aterrizan la discusión al análisis específico de DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney.³⁰ En cuanto a los estudios generales sobre la IA, se evaluarán tres aproximaciones: el materialismo, la estética, y las disciplinas emergentes de la historia del arte digital y los estudios críticos de IA. Esta evaluación ayudará a contextualizar en un marco crítico amplio el debate naciente en torno a DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney a partir del reciente número de IMAGE dedicado al estudio de estos softwares. En primer lugar, los exponentes del materialismo enmarcan el debate frente al trabajo y la técnica. Dyer-Witheford, Kjosen y Steinhoff examinan la convergencia de las estructuras tecnológicas con las estructuras sociales en torno al trabajo. Los autores reflexionan sobre la IA como complemento y objeto autónomo de trabajo frente a sus efectos sobre el conflicto de clases, la competencia, el nuevo rol del trabajador y las contradicciones del capitalismo global.³¹ Por su parte, Sadin propone que la IA pone a la humanidad de cara al problema de la técnica en el capitalismo globalizado, en donde el sujeto algorítmicamente asistido enfrenta su máxima alienación y reificación.³² En ese sentido, la IA podrá configurarse como una estructura enunciadora de verdad, modelada como un antropomorfismo aumentado sobre las capacidades cognitivas humanas.³³ Más preocupado por la sistematización de todos los aspectos de la vida humana que por el fin del trabajo o la historia, Sadin se preocupa por un tipo de “singularidad ontológica” en la que se replantea la figura humana y, por tanto, una nueva corporeización basada en la superioridad de los sistemas computacionales para la evaluación de la experiencia humana.³⁴ Estas posturas invitan a reflexionar acerca del rol de la tecnología sobre la existencia humana: ¿somos fenomenológicamente inseparables de nuestros medios técnicos?, 30. IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023). 31. Nick Dyer-Witheford, Atle Mikkola Kjosen y James Steinhoff, “Introduction: AI-Capital,” en Inhuman power: Artificial Intelligence and the Future of Capitalism (Londres: Pluto Press, 2019): 1-30 32. Eric Sadin, “Del sujeto humanista al individuo algorítmicamente asistido,” en La humanidad aumentada: la administración digital del mundo, trad. Javier Blanco y Cecilia Paccarochi (Buenos Aires: Caja Negra Editorial, 2018 [2013]): 129-148. 33. Eric Sadin, La inteligencia artificial o el desafío del siglo: anatomía de un antihumanismo radical, traducido por Margarita Martínez. (Buenos Aires: Caja Negra Editorial, 2020 [2018]) 34. Sadin, La inteligencia artificial o el desafío del siglo: anatomía de un antihumanismo radical 23 ¿debemos replantear el vínculo humano-tecnología como una relación de continuidad?, ¿de qué forma la tecnología media lo que significa ser humano? Una segunda corriente interpretativa estudia la IA frente a la estética y creatividad humana. Lev Manovich, pionero en la investigación estética sobre los medios basados en IA, recurre al análisis de softwares de asistencia artificial presentes en la cotidianidad digital, tal como los asistentes virtuales (e.g. Siri) y los algoritmos que dictan el contenido sugerido y consumido en redes sociales como Instagram, para indagar sobre sus efectos en el comportamiento de la cultura.³⁵ El autor traza cuatro funciones de la IA sobre el contenido cultural: filtro y selección, personalización y direccionamiento, asistencia en creación y edición, y creación autónoma. Para Manovich, estas acciones implican el planteamiento de una estética artificial, en la que la IA adquiere un tipo de agencia en cuanto creadora e historiadora. Siguiendo esta línea de estudio, Rodríguez-Ortega indaga sobre la IA como una “nueva alteridad” creativa cuya incorporación al mundo del arte tiende a transformar el proceso creativo humano.³⁶ Esto plantea una miríada de preguntas, entre las que se destacan la cuestión de la autoría, el significado, la originalidad, el valor simbólico, y el reconocimiento de unacreatividad no humana. Sobre esto último, Du Sautoy profundiza sobre las implicaciones del machine learning y la retroalimentación de abajo hacia arriba (bottom-up feedback) sobre una creatividad insólita, capaz de excavar el proceso artístico como un código que puede discernirse y replicarse, hecho que cuestiona las nociones metafísicas e inconscientes del proceso creativo humano.³⁷ Esto invita a criticar la incontestada libertad humana: ¿acaso, como especie, no contamos con libre albedrío creativo? Finalmente, se destaca el surgimiento de nuevas disciplinas de estudio. Rodríguez-Ortega ofrece un barrido general sobre el concepto de historia del arte digital para el número de la revista Visual Resources dedicado a este tema.³⁸ La autora propone pensar la historia del arte digital como una serie de transformaciones metodológicas y epistemológicas derivadas del uso de nuevas tecnologías y herramientas, no como una ruptura total con la tradición de la historia del arte. Incluso cuando la IA no se menciona de forma directa, para la disciplina será importante lidiar con cuestiones como las epistemologías sesgadas 35. Lev Manovich, AI Aesthetics 36. Nuria Rodríguez-Ortega, “Inteligencia Artificial y campo del arte,” pArAdigmA: Revista Universitaria de Cultura, no. 23 (marzo 2020): 32-51 37. Du Sautoy, The Creativity Code: Art and Innovation in the Age of AI 38. Nuria Rodríguez-Ortega, “Digital Art History: The Questions that Need to be Asked,” Visual Resources 35, no. 2 (2019): 1-15. 24 inscritas en las bases de datos y algoritmos, así como sus implicaciones sobre el canon artístico, la dialéctica centro-periferia, la tensión entre lo local y lo global, y la historia del arte transnacional. Vinculado a esto, Raley y Rhee exploran el surgimiento de los Estudios Críticos de IA como campo interdisciplinar que estudia los algoritmos como prácticas situadas frente a lo técnico, lo histórico y lo sociocultural; con énfasis en las nuevas dinámicas éticas, lingüísticas, semióticas, epistemológicas y ontológicas que se ciernen sobre la condición humana en constante estado de reinvención de cara a la IA.³⁹ En conjunto, el surgimiento de disciplinas como estas parece confirmar la sospecha de una ruptura paradigmática en las ciencias sociales y las humanidades. Lo digital, y la inteligencia artificial en concreto, replantean las formas humanas de ser, hacer y conocer. Su existencia no puede obviarse en tanto permea todos los aspectos de la contemporaneidad. Con esto incluso cimbran los cimientos históricos y teóricos de las humanidades, asediadas por nuevas corporeidades y experiencias que replantean “lo humano”. Como ya se mencionó, estudio puntual de los programas mencionados se remite a la última publicación de la revista IMAGE, que responde al taller “DALL-E, Midjourney, Stable Diffusion: Respuestas de los Estudios de Medios hacia un ‘Nuevo Paradigma’ de Producción de Imágenes”, realizado en la Universidad de Tübingen en febrero de 2023 con la participación de académicos estadounidenses y europeos. Si bien este número cuenta con catorce ensayos, se revisarán once de estos, agrupados en las siguientes líneas temáticas: i) el surgimiento de un nuevo paradigma, ii) los estudios de la imagen, iii) el estilo y la intermedialidad; iv) la semiótica, y v) el cuerpo.⁴⁰ Primero, Lukas Wilde explora el impacto de la IA generativa como un “nuevo paradigma”.⁴¹ El autor sostiene que estas plataformas replantean los medios tradicionales, en tanto desafían las nociones establecidas de realismo y la división humano-máquina, particularmente frente a la distribución de agencia y subjetividad en la cultura contemporánea. No es el abandono de la realidad como referencia indéxica, sino la velocidad y cantidad de imágenes producidas lo que las hace prominentes. Desde los estudios de medios, Wilde propone un marco que estudie estos programas desde lo comunicativo-semiótico, material-tecnológico y cultural e institucional. Segundo, Fabian Offert y Andreas Ervik retoman la obra de Walter 39. Rita Raley y Jennifer Rhee, “Critical AI: A Field in Formation,” American Literature, 95, no. 2, (junio 2023): 185-204. Para más información sobre las cuestiones éticas tras la programación y uso de las plataformas de inteligencia artificial, revisar: Adrian Mackenzie y Anna Munster, “Platform Seeing: Image Ensembles and their Invisualities,” Theory, Culture and Society, 36, no. 5 (2019): 3-22; y Kate Crawford y Trevor Paglen, “Excavating AI: the politics of images in machine learning training sets,” AI & Society 36 (2021): 1105- 1116 40. Dada su poca afinidad temática con el objeto de estudio, se dejan de lado los siguientes tres artículos: Jens Schröter, “The AI Image, the Dream, and the Statistical Unconscious,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 112-120; Nicolle Lamerichs, “Generative AI and the Next Stage of Fan Art,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 150-164; y Konstantinos Michos, “AI in Scientific Drawing,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 165-178 41. Wilde, “Generative Imagery as Media Form and Research Field: Introduction to a New Paradigm” 25 Benjamin para estudiar la imagen. Por un lado, Offert deriva su argumento de las tesis que Benjamin propone en su célebre ensayo “Tesis sobre la filosofía de la historia”: existe una relación estructural entre la historia como memoria y las tecnologías que median tal experiencia histórica.⁴² Según esta propuesta, Offert reflexiona acerca la re-mediación de un pasado ya mediatizado a través de las tecnologías de IA. Por otro lado, Ervik apela al trabajo de Benjamin sobre fotografía para argumentar cómo este nuevo paradigma desvincula la función artística del ojo, pues los programas ahora tan solo requieren el acto de introducir palabras.⁴³ La leyenda, la palabra, se vuelve entonces obligatoria, con un carácter completamente diferente al que alude el título de la pieza. Luego, a partir de los escritos de Benjamin sobre cine, Ervik propone que nuestro imaginario colectivo consiste hoy en “un mecanismo de retroalimentación con los medios [feedback mechanism with media], que actúan a la vez como reservorios e impulsores de este”.⁴⁴ Tercero, refiriéndose a la cuestión del estilo y la intermedialidad, Lev Manovich emplea el concepto de “medios predictivos” para referirse a los programas de IA que traducen contenido entre medios, tal como utilizar la fotografía de una pintura para generar un dibujo digital.⁴⁵ En un texto alterno, en conjunto con Emanuele Arielli, proponen que la noción de estilo está innegablemente sujeta a las bases de datos que entrenan el programa, por lo que no es posible hablar de estilo ni sujeto frente a una creación libre e ilimitada.⁴⁶ Por su parte, Meyer revalúa el concepto de archivo como productor de contenido y significado.⁴⁷ Sobre esto, se pregunta: “¿qué significa la producción de imágenes cuando casi todas las imágenes imaginables ya parecen existir como una posibilidad estadística en un espacio de imágenes latentes alimentado por imágenes del pasado?”.⁴⁸ En su opinión, la condición necesaria para la existencia de estos programas es la disposición de acervos digitales de imágenes que determinan estilo, iconografía y forma a la vez que desjerarquizan la noción de estilo ligada al canon artístico occidental. Finalmente, Jay Botler propone estudiar la IA como medio, más que agente o herramienta. En tanto medio, el problema de la creatividad se fija en los principios de remezcla (remix), intermediación y remediación, con lo que supera los obstáculos de lo original y lo derivativo para pensarse como una red, y no una jerarquía, de productos culturales.⁴⁹ Cuarto, múltiples autores coinciden en torno al problema semiótico 42. Fabian Offert, “On the Concept of History (in Foundation Models),” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 121-134 43. Andreas Ervik, “GenerativeAl and the Collective Imaginary: The Technology- Guided Social Imagination in Al- Imagenesis,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 42-57 44. Ibid., 52 45. Lev Manovich, “Al Image Media through the Lens of Art and Media History,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 34-41 46. Lev Manovich y Emanuele Arielli, Artificial Aesthetics: A Critical Guide to AI in Art, Media and Design, 2021-2023. 47. Roland Meyer, “The New Value of the Archive: Al Image Generation and the Visual Economy of 'Style',” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 100-111 48. Ibid., 102 49. Jay David Botler, “Al Generative Art as Algorithmic Remediation,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 195-207 26 Hans Bajohr adelanta la noción de “significado tonto” (dumb meaning), en la que el producto artificial, separado de un significante humano, deviene replicativo y vacío.⁵⁰ Si bien el algoritmo puede lidiar con sintaxis, las estructuras comunicativas que imita son libres de carga semántica y contenido intrínseco. Aquí, los símbolos son meros referentes de las bases de datos, y no están anclados a la realidad humana. Erwin Feyersinger, Lucas Kohmann y Michael Pelzer plantean una visión similar.⁵¹ Proponen aproximarse al lenguaje como un sistema transformador, introduciendo los conceptos de "borrosidad" (fuzziness) y "agudización" (sharpening) en la construcción de comandos para mapear la relación entre instrucción de texto e imagen para revelar la estructura algorítmica oculta.⁵² El artículo explora la comprensión limitada de la realidad por parte de dicha tecnología, dada su dependencia de datos de entrenamiento y su inherente borrosidad lingüística. Por su parte, Amanda Wasielewsk explica que los símbolos, como imágenes digitales, se vinculan a referentes textuales (el código) que sustituyen su forma visual.⁵³ Modelos como Midjourney pueden vincular la imagen de un perro o una playa con su etiqueta, pero no comprenden estos conceptos más allá de los límites preestablecidos. Justamente frente al entrenamiento, Eryk Salvaggio propone una metodología basada en la “lectura” de las bases de datos mediante procesos de creación y contraste de pares texto-imagen, cuyos patrones repetidos revelen las etiquetas y sesgos implícitos tras las producciones y, así, aproximarse a su significado.⁵⁴ Por último, la propuesta de Pamela Scorzin sobre las realidades mixtas y lo meta-humano es la única de la revista que se aproxima al problema del cuerpo.⁵⁵ La autora estudia los sistemas generativos como agentes cocreadores que habilitan la creación de cuerpos deseados, pero inconcebibles en la realidad física. Híbridos, fluidos y variables, cuerpos virtuales como avatares permiten pensar lo digital como un espacio transespecie, productor de nuevas identidades mediadas por el algoritmo y las imágenes en circulación. La aproximación de este articulo resulta clave porque explora cuestiones fundamentales con respecto al problema del cuerpo, siendo el único artículo de la revista dedicado a este aspecto. Sin embargo, se considera que estas dimensiones son limitadas frente al problema de la corporeización como problema fenomenológico y ontológico, por lo que esta monografía se remite al posthumanismo 50. Hans Bajohr, “Dumb Meaning: Machine Learning and Artificial Semantics,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 58-70 51. Erwin Feyersinger, Lucas Kohmann, Michael Pelzer, “Fuzzy Ingenuity: Creative Potentials and Mechanics of Fuzziness in Processes of Image Creation with Al-Based Text-to-Image Generators,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 135-149 52. Ibid. 53. Amanda Wasielewsk, “Midjourney Can't Count: Questions of Representation and Meaning for Text-to-Image Generators,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 71-82 54. Eryk Salvaggio, “How to Read an Al Image: Toward a Media Studies Methodology for the Analysis of Synthetic Images,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 83-99 55. Pamela Scorzin, “AI Body Images and the Meta-Human: On the Rise of AI- generated Avatars for Mixed Realities and the Metaverse,” IMAGE: The Interdisciplinary Journal of Image Sciences 37, no. 1 (2023): 179-194 27 como pilar teórico para aportar a la discusión recién señalada. Como corriente filosófica, el posthumanismo configura un instrumento teórico útil para aproximarse a la ruptura ontológica que se asoma tras estas tecnologías. Harari, por ejemplo, reevalúa las nociones humanistas de individualidad en la era de la IA, donde los organismos son vistos como algoritmos moldeados por genes y factores externos; una visión que desafía las creencias tradicionales sobre el libre albedrío y el autoconocimiento.⁵⁶ Este paradigma amenaza con transferir autoridad a los algoritmos, creando una división entre aquellos con acceso a experiencias asistidas mejoras y una clase "inútil" o superflua. El autor incluso plantea que las artes no podrán proporcionar un “último (y únicamente humano) santuario”, pues el artista tampoco estará a salvo de los algoritmos.⁵⁷ Si se descartan las creencias humanistas sobre un espíritu elevado o un alma metafísica productora de “arte” y se avanza hacia una concepción cibernética de la humanidad, el arte tampoco será un enclave de resistencia contra el nuevo paradigma. En ese sentido, los aportes de Arthur Danto sobre el arte posthistórico se hacen cada vez más presentes, en conjunto con las aproximaciones de David Le Breton sobre la antropología del cuerpo y de Hans Belting sobre la antropología de la imagen, así como el proyecto posthumanista de Rosi Braidotti. Como se expone en los capítulos subsecuentes, este esquema dialoga con otras contribuciones teóricas para reflexionar sobre la ontología cambiante del sujeto y el cuerpo humano en la creación artística y la producción contemporánea de imágenes. 56. Yuval Noah Harari, Homo Deus: Breve historia del mañana, trad. Joandomènec Ros (Bogotá: Debate, 2016 [2015]) 57. Ibid. 338 28 Cuerpo y corporeización Aproximarse a la descorporeización del quehacer creativo implica una reflexión en torno al concepto mismo de cuerpo. Comprendido como condición necesaria y medio indispensable de la experiencia vital humana, el cuerpo adopta un carácter polisémico que elude interpretaciones unívocas, ligadas a una lectura esencialista de su dimensión tangible y material. Es, ante todo, una construcción sociocultural dinámica, en proceso constante de redefinición. Este trabajo se asienta sobre dos nociones de cuerpo: una dualista y otra monista, vinculadas al humanismo liberal y al posthumanismo, respectivamente. De acuerdo con David Le Breton, la primera se remonta a la modernidad, caracterizada por el despliegue del cuerpo como lugar de diferencia del individuo en la estructura social occidental.⁵⁸ El cuerpo moderno aparece entre los siglos XVI y XVII a través de la ruptura tripartita del sujeto: separado de sí mismo en el quiebre entre cuerpo y hombre, separado de los otros a través de su individualidad, y separado del cosmos entendido como fin en sí mismo.⁵⁹ En este contexto, el individuo empieza a verse fragmentado ontológicamente de forma dual, compuesto por cuerpo y espíritu como entidades separadas y discernibles. Desde entonces, el cuerpo adquiere un signo de posesión (se tiene un cuerpo en lugar de ser un cuerpo) que se consolida con la filosofía de René Descartes por medio de la división entre cuerpo y mente, donde el primero deviene en un objeto pasivo e inerte, un contenedor ocupado y gobernado por la mente.⁶⁰ Así, el humanismo liberal surge como paradigma estructural e intelectual de la modernidad, atado a una noción antropocéntrica, ontológicamente dualista y socialmente individualista del ser en el mundo. El cuerpo, aquí supeditado a una metáfora mecanicista, evade cualquier pretensiónde agencia y adquiere la figura de vehículo, medio, soporte material y operador de toda práctica social.⁶¹ Por su parte, el posthumanismo surge como una respuesta contemporánea al espectro de este humanismo antropocéntrico. Más que delimitar un paradigma o una escuela teórica, explica Rosi Braidotti,⁶² el posthumanismo configura una plataforma de pensamiento que apunta a descentrar al hombre (aquí la alusión al sexo no resulta arbitraria) como medida de todas las cosas. Esta propuesta remplaza al 58. David Le Breton, Antropología del cuerpo y modernidad (Buenos Aires: Prometeo Libros, 2021 [2013]) 59. Le Breton, “Lo inaprensible del cuerpo,” en Antropología del cuerpo y modernidad, 21-43 60. Le Breton, “En los orígenes de una representación moderna del cuerpo. El cuerpo máquina,” en Antropología del cuerpo y modernidad, 83-107 61. Ibid. 62. Rosi Braidotti, The Posthuman (Cambridge: Polity Press, 2013) II. La inteligencia artificial generativa como arte conceptual posthistórico 29 sujeto humanista de fronteras individuales discretas y pretensiones universalistas por uno enmarcado en la heterogeneidad transespecie y transmaterial. Lo posthumano invita a redefinir al sujeto en un continuo de naturaleza y cultura que no distingue lógicas binarias como el cuerpo y la mente, o el yo y el otro. Al contrario, Braidotti elabora una teoría relacional intersubjetiva que combina un “materialismo vital” con el monismo filosófico, en donde el mundo y los seres humanos no son entidades dualistas estructuradas según principios de oposición interna o externa. Braidotti critica al sujeto cartesiano para constituir al sujeto posthumano desde una multiplicidad que exhibe “flujos abiertos, interrelacionales, multisexuales y transespecie del devenir a través de la interacción con múltiples otros.”⁶³ En ese sentido, una definición posthumana de cuerpo como elemento aislado resultaría contradictoria. El cuerpo como dimensión tangible se absorbe dentro de la noción más amplia de sujeto. Evidentemente, la materialidad corpórea no desaparece, más bien se modifica en medio de un espectro relacional en el que desdeña al excepcionalismo y a la figura humana como categoría trascendental. El cuerpo así definido no existe por sí mismo como figura estática ni como vehículo del espíritu; es, en cambio, un proceso dinámico e intersubjetivo de corporeización.⁶⁴ Pero, ¿a qué se refiere esta corporeización y cómo se diferencia del cuerpo mismo? Refiriéndose al trabajo seminal de Katherine Hayles sobre lo posthumano, Bernadette Wegenstein diferencia el cuerpo como concepto estático-biológico y el cuerpo como producto de la experiencia histórica y cultural a través de la noción de corporeización.⁶⁵ Hayles menciona que, a diferencia del cuerpo, “la corporeización es contextual, está imbricada en las especificidades del lugar, el tiempo, la fisiología y la cultura, que en conjunto componen la representación.”⁶⁶ En su lectura del término, Wegenstein propone que la corporeización se refiere a la cualidad fenomenológica de ser un cuerpo, de habitar el cuerpo situado en el entorno natural y cultural. Un sujeto corporeizado encarna formas de vivencia y experiencia dinámicas: “si los cuerpos humanos -escribe Wegenstein- son en algunos casos objetos fácticos que hay que descubrir y analizar, son al mismo tiempo el medio mismo a través del cual se alcanza ese conocimiento.”⁶⁷ Este término atiende una especie de movimiento retrospectivo hacia el cuerpo monista premoderno, que hoy 63. Braidotti, The Posthuman, 89 64. Braidotti, The Posthuman 65. Bernadette Wegenstein, “Body,” en Critical Terms for Media Studies, editado por W.J.T Mitchell y Mark B. N. Hansen (Chicago: The University of Chicago Press, 2010), 19-34 66. Katherine Hayles, How We Became Posthuman: Virtual Bodies in Cybernetics, Literature. and Informatics, (Chicago: The University of Chicago Press, 1999), citado en Wegenstein, “Body”, 20 67. Wegenstein, “Body,” 20 30 regresa en su faceta posthumana.⁶⁸ Materialmente situado, el sujeto- cuerpo está conformado a partir de una vasta red de interacciones que trascienden su reducción a una posesión discernible del espíritu, antes asociado con la esencialidad humana. La corporeización replantea la materialidad del cuerpo como el proceso en el que el ser encarna su existencia, en el que dispone de su dimensión corpórea para asimilarse y diferenciarse con el entorno que lo rodea y así crear sentido desde lo tangible e intangible. En ese sentido, hablar de descorporeización alude igualmente a un proceso de desvinculación entre el cuerpo y su realidad situada e interrelacional. Aquí cuerpo se entiende, y se entenderá a lo largo del presente texto, a partir de la noción posthumana reseñada anteriormente. La descorporeización, entonces, indica una dinámica en la que el sujeto construye significado vital en calidad de estar despojado de su existencia corpórea. El ser en proceso de descorporeización desprecia su corporalidad situada con relación a un nuevo medio o significante, que en este caso es remplazado por la realidad virtual que crecientemente prescinde de la encarnación humana en el acto creativo. Cabe señalar que la creación descorporeizada no equivale a una mera desmaterialización del objeto. Pueden existir productos inmateriales o virtuales que hayan surgido de y evoquen una corporeización del sujeto, como lo son la mayoría de los contenidos físicos y/o digitales con los que el sujeto interactúa actualmente. La imagen digital de un espacio expositivo, por ejemplo, aún invita a su espectador a situarse mentalmente en un espacio real, de dimensiones acordes a su realidad física, compuesto por objetos y materialidades que le son conocidas desde su experiencia corporal situada en un tiempo y un espacio. Lo problemático deriva del surgimiento de programas como DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney, en el que el cuerpo podría resultar desechable en la dinámica de producción y significación creativa porque ya no se requiere de su movilidad y motilidad o de su referencialidad dimensional y material como condiciones que vinculan el entendimiento. El autor ya no tendrá que entrenarse en las artes ni basarse en su realidad sensorial directa para crear; la obra surgirá de la traducción de texto a imagen en un espacio virtual multimedial. En ese momento, el cuerpo ya no representará un signo o referente de lo esencialmente humano. Sin duda, este es un proceso aparentemente paradójico si se parte de 68. Aunque no lo denomina “premoderno”, Le Breton habla de un cuerpo previo al individualismo moderno y a la ruptura tripartita mencionada, en donde el cuerpo era entendido de forma interrelacional con el cosmos y la comunidad. De forma análoga, este regreso al cuerpo relacional se vincula con el monismo propuesto por el posthumanismo. 31 que el cuerpo es la condición necesaria e indispensable de la experiencia humana. Sin embargo, la discusión naciente acerca de un nuevo paradigma asociado a una presunta singularidad tecnológica que borra la distinción entre corporalidad biológica y manufacturada, entre el sustrato experiencial físico y el virtual, evoca el cuestionamiento de dicho cuerpo como indispensable. Pronto, el sujeto necesitará de nuevas herramientas conceptuales para referirse a su propia existencia tangible e intangible, al menos en lo que concierne al acto artístico-creativo. Este ensayo se ocupa de emprender una reflexión sobre estas necesidades conceptuales desde la teoría del arte. Arte conceptual y el fin del arte Si bien el desarrollo de la inteligencia artificial en el presente aviva el debate en torno a la descorporeización, es tentador trazar una primera ruptura paradigmática del cuerpo en las artes con el desarrollo del arte conceptual y el arte pop durante la segunda mitad del siglo XX. Históricamente, la fabricación de objetos artísticos⁶⁹ ha requerido de la interacción física del humano con su entorno material. Retomando a Le Breton, desde el neolítico el humano cuentacon el mismo cuerpo y potencialidades físicas, tan solo ampliadas por el empleo de la tecnología como moldeadora del entorno.⁷⁰ Hasta hace poco, toda producción visual y creativa era encarnada mediante acciones corporales directas: pintar, esculpir, dibujar, grabar, tejer, y una miríada de operaciones necesarias para la creación requerían de la movilidad y motilidad física. Incluso mediado por las herramientas y la técnica, el humano disponía de su cuerpo en interacción con la realidad circundante. Esto se mantuvo así hasta lo que historiadores como Arthur Danto han denominado “arte moderno” y, particularmente, el arte conceptual.⁷¹ Como indica Robert Bailey,⁷² el arte conceptual aparece a mediados del siglo pasado como un nuevo paradigma artístico, enmarcado en un periodo caracterizado por la agitación política y la revolución intelectual propiciada por el giro lingüístico y la filosofía de la ciencia, así como la consolidación de las disciplinas de la cibernética y la informática. En este contexto, los primeros trazos de una teoría-práctica de lo conceptual fueron elaborados a raíz de las contribuciones de Lucy Lippard, Sol LeWitt y Joseph Kosuth.⁷³ La primera, en particular, esboza una visión 69. Si bien se hace uso del término “arte”, este, como se evidencia enseguida, está vinculado en la propuesta de Arthur Danto (y Hans Belting, por extensión) sobre el arte antes y después de la era del arte. Este es un término conceptualmente controvertido y siempre debe ser situado en su marco historiográfico. 70. Le Breton, Antropología del cuerpo y modernidad, 180 71. Arthur Danto, Después del fin del arte: el arte contemporáneo y el linde de la historia, traducción de Elena Neerman (Madrid: Paidós, 1999 1997]) 72. Robert Bailey, “Introduction: A Theory of Conceptualism,” en One and Five Ideas: On Conceptual Art and Conceptualism, editado por Robert Bailey (Durham: Duke University Press, 2017), 1-36 73. Si bien estos aportes son clave, el arte conceptual no se reduce a un movimiento o a un tiempo y espacio específicos. Revisiones más recientes del arte conceptual como las de Boris Groys y Terry Smith apuntan a denominar “conceptualismo” a este proceso global de conceptualización del arte. 32 idealista en la que el concepto remplaza al objeto. En su aporte sobre la desmaterialización del arte, Lippard y Chandler⁷⁴ destacan el proceso de pensamiento frente a la forma artística. Para ellos, el arte conceptual revela la liberación de las ideas bajo una dinámica científica y posestética en la que la obra de arte se transmite como signo y no como objeto o cosa en sí misma.⁷⁵ La contribución de Henry Flynt concuerda con este aspecto al apelar al arte conceptual como producción creativa cuyo material son los conceptos, comprendidos aquí como un despliegue lingüístico y filosófico del arte.⁷⁶ Con esto en mente, Peter Goldie y Elisabeth Schellekens reúnen una definición heurística del arte conceptual, caracterizado por la remoción del énfasis tradicional sobre el placer sensible y la belleza, el cuestionamiento de la agencia en la creación artística, el posicionamiento crítico frente al consumismo y el establecimiento artístico, el rechazo a las técnicas tradicionales de las “artes plásticas”, la adopción de nuevos medios de producción (incluido el cuerpo), y el remplazo de la representación ilustrativa por una representación semántica.⁷⁷ El arte conceptual configura un acercamiento analítico y primariamente intelectual del objeto artístico basado en la experiencia en lugar de la percepción. Ahora bien, es importante señalar que el arte conceptual no se refiere meramente a un movimiento o vanguardia artística, ni a un periodo histórico. La vigencia y el alcance global de este fenómeno denota un carácter paradigmático que excede discusiones recluidas en el Norte Global. Con respecto a esta dinámica, teóricos como Terry Smith y Boris Groys estudian el conceptualismo como sistema teórico-práctico característico de la contemporaneidad artística. Smith señala que el cuestionamiento de la naturaleza lingüística del arte bajo una “conciencia Witgensteiniana” se enmarca en una tendencia con distintos puntos de origen situados de forma global.⁷⁸ El autor elabora una teoría del conceptualismo conformada por sus condiciones mínimas necesarias o tres “interrogaciones”. En primer lugar, el conceptualismo configura una serie de prácticas para interrogar al sujeto perceptor y al objeto percibido. Luego, conforma otro conjunto integrado de prácticas para cuestionar las condiciones en las que la primera interrogación se hace posible y necesaria. Finalmente, establece una plataforma para problematizar las condiciones (sociales, lingüísticas, culturales y políticas) mencionadas anteriormente, así como el intercambio comunicativo que ocurre en el 74. Lucy Lippard y John Chandler, “The Dematerialization of Art,” Art International 12, no. 2 (febrero de 1968): 31-36 75. Ibid., 33 76. Henry Flynt, “Essay: Concept Art,” en An Anthology of Chance Operations, editado por La Monte Young y Jackson Mac Low (Nueva York, 1963) 77. Peter Goldie y Elisabeth Schellekens, “Introduction,” en Philosophy and Conceptual Art, editado por Peter Goldie and Elisabeth Schellekens (Oxford, Clarendon Press, 2008), ix-xxi 78. Terry Smith, “One and Three Ideas: Conceptualism Before, During and After Conceptual Art,” en One and Five Ideas: On Conceptual Art and Conceptualism, editado por Robert Bailey (Durham: Duke University Press, 2017), 117-144 33 arte en sí mismo. El conceptualismo, en tanto sistema, encarna el valor central del arte contemporáneo; se extiende hasta el presente como un modelo de pensamiento que afecta por igual la creación, exhibición y consumo del arte en un mundo globalizado. Se infiere, entonces, que incluso cuando una obra no es concebida como “conceptual”, la estructura sobre la que se inscribe actualmente sí contempla una disposición y recepción vinculadas al carácter analítico-lingüístico del arte. En congruencia, Groys coincide con este planteamiento y agrega que, sujeto al giro lingüístico, el arte se despliega hoy en una estructura similar al modo en que las palabras articulan una oración para producir sentido.⁷⁹ La producción artística contemporánea no solo utiliza el lenguaje, sino que es pensada y usada como lenguaje. El filósofo propone un paralelismo entre la gramática del lenguaje y la gramática del espacio visual en donde palabra e imagen devienen inseparables para la creación. De tal forma, indica que esto no implica realmente un arte inmaterial, más bien “los artistas conceptuales desviaron la atención desde el objeto individual hacia la relación de estos con el tiempo y el espacio.”⁸⁰ El arte conceptual contemporáneo es para Groys un giro hacia la instalación artística, en donde el “lenguaje” es construido a través de las relaciones entre objetos, textos, documentos, performances y audiovisuales a lo largo de medios físicos y digitales. En últimas, lo conceptual es caracterizado como un arte que interroga la naturaleza y la esencia del arte, similar a la forma en que Kosuth alinea al arte conceptual con la filosofía para acceder al origen del arte.⁸¹ Es justo aquí en donde se propone situar una última aproximación a la cuestión de lo conceptual y lo contemporáneo. En Después del fin del arte, Arthur Danto⁸² equipara la noción de arte contemporáneo con la de arte posthistórico. Partiendo de la propuesta de Hans Belting sobre la idea de un arte anterior al comienzo del arte,⁸³ Danto sitúa lo contemporáneo como arte después del fin del arte, cuyas ambiciones no son estéticas y, por tanto, centradas en la observación, sino filosóficas, vinculadas a la indagación sobre qué es el arte. Lo posthistórico se comienza a identificar a partir de la aparición de la “imagen apropiada” y la ruptura del paradigma tradicional de la mímesis con el surgimiento del arte pop. Para Danto, las Cajas Brillo de Warhol configuran el arquetipo de lo posthistórico: demuestra que “no había unamanera especial de mirar las obras de arte en contraste con lo que he designado meras cosas reales.”⁸⁴ El pop, a la par del arte conceptual, demostró que la obra no necesita de un objeto tangible para devenir arte.⁸⁵ 79. Boris Groys, “Conceptualismo global: el regreso,” en Arte en flujo: ensayos sobre la evanescencia del presente, traducción de Paola Cortés Rocca (Buenos Aires: Caja Negra Editorial, 2016), 139-154 80. Groys, “Conceptualismo Global,” 139 81. Bailey hace alusión al célebre ensayo de Joseph Kosuth titulado “Art After Philosophy”, de 1969. 82. Danto, Después del fin del arte 83. Hans Belting, Imagen y culto: una historia de la imagen anterior a la era del arte, traducción de Cristina Díez y Jesús Espino (Madrid: Akal, 2010 [1990]), citado en Danto, Después del fin del arte, 27-28 84. Danto, Después del fin del arte, 40 85. Sobre esto Smith también señalaría el carácter conceptual del trabajo de artistas como Warhol, Rauschenberg y Johns frente al cuestionamiento de lo visual y la exposición de la imagen como ideas: Smith, “One and Three Ideas,” 121 34 Ante estos esquemas, los marcos legitimadores del modernismo asociados al formalismo greenbergiano son descartados por una contemporaneidad que evade todo relato histórico tradicional. El arte posthistórico denota una autoconciencia que se revela como un collage que dispone sin ataduras de toda creación, materialidad, técnica o medio anterior. Los artistas (aunque este término podría replantearse a la luz de la conciencia posthistórica), librados de la carga de la historia, instalan un campo en donde todo parece estar permitido, donde la esencia del arte comienza a vincularse con el pluralismo. Los límites antes establecidos por la institucionalidad artística se desvanecen con lo posthistórico. Incluso se disocian entre formas de arte público y extramuseístico que despliegan el cuerpo, las “artes menores”, los medios digitales y la artesanía, entre otros. Ya no es necesario imitar un imperativo prefijado o atenerse a un manifiesto o a una escuela; el arte contemporáneo se teje a la luz de una mentalidad postestructuralista que el autor asocia con el concepto derridiano de écriture. En paralelo a Groys, Danto sugiere que la disposición del objeto y el espacio artístico queda supeditada a las dinámicas del lenguaje, se presenta como lenguaje en sí mismo. Lo contemporáneo revela un nuevo tipo de conciencia posthistórica que tiende hacia lo analítico, lo múltiple y lo situado. Así, el paradigma actual evoca un tiempo de citas y menciones, un espacio (post)histórico en el que Danto converge con filósofos como Giorgio Agamben,⁸⁶ quien revela lo contemporáneo de forma similar como una fractura entre generaciones y lugares yuxtapuestos. Es una condición y conciencia histórica de desfase y anacronismo caracterizada por la cualidad de “citar” para re-evocar y reactualizar el pasado. Lo contemporáneo instala una vía de acceso al presente con forma de arqueología, que “no retrocede sin embargo a un pasado remoto -escribe Agamben- sino a lo que en el presente no podemos en ningún caso vivir y, al permanecer no vivido, es reabsorbido sin cesar hacia el origen, sin poder alcanzarlo jamás.”⁸⁷ Esta propuesta es atractiva de cara a la de Danto precisamente porque permite comprender esta cualidad camaleónica de lo contemporáneo en la cual la corporeidad humana se diluye entre una pluralidad de significantes, de conceptos e imágenes apropiadas: se hace escurridiza, inalcanzable. En la puja por advertir el presente, la corporeización contemporánea en las artes es atravesada por interlocutores digitales y virtuales que pronto exigirán, haciendo uso de 86. Giorgio Agamben, “¿Qué es lo contemporáneo?,” en Desnudez, traducción de Cristina Sardoy (Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2011 [2009]), 17-29 87. Agamben, “¿Qué es lo contemporáneo?,” 27 35 la expresión de Danto, un cuerpo después del fin del cuerpo. Crear arte sin ser artista, con inteligencia artificial Hasta aquí, además de establecer el marco terminológico para el resto del trabajo, este capítulo aborda una base conceptual asentada en la historia y teoría del arte. Como punto de partida, estas disciplinas entablan un diálogo entre los programas de inteligencia artificial generativa reseñados y la escena artística contemporánea a raíz de un vínculo entre imagen y palabra que puede trazarse hasta el arte conceptual. Sin embargo, aún es necesario insistir sobre una cuestión: ¿acaso estos procesos de conceptualización del arte equivalen necesariamente a una descorporeización del acto creativo? Es vital tener en cuenta que la descorporeización conforma, incluso etimológicamente, una acción o proceso, una dinámica que tiene lugar entre dos cuerpos, uno corporeizado y otro descorporeizado. No se pretende indicar la existencia presente de cuerpos plenamente descorporeizados, que devienen tal de un momento a otro por la mera aparición y uso de estas tecnologías. Incluso cabe interrogar, como se plantea en el cuarto capítulo, si dicho estado de total abstracción corpórea es siquiera posible. Dicho esto, dirigir la atención hacia el arte conceptual exhibe la búsqueda de los albores de este proceso en las artes. Lo conceptual, como estructura teórico-práctica que se distancia del énfasis tradicional en la percepción visual, anuncia la gradual separación del cuerpo como interlocutor físico de la creación artística.⁸⁸ Metafóricamente, se pasa de las manos al cerebro, de la pintura a la escritura posestructural. Como se expone previamente, el paradigma de la mimesis es asediado por una pretensión inmaterial que, si bien no niega la existencia tangible del objeto artístico, la supedita a su significado lingüístico. El artista bajo este panorama todavía encarna sus obras desde el cuerpo, pero crecientemente recurre a la tecnología y al dispositivo conceptual para hacerlo menos. De tal forma, aún situado en una noción monista de sujeto-cuerpo, es factible afirmar que lo conceptual en el arte no equivale necesariamente a una descorporeización del acto creativo, pero sí al origen del declive del compromiso físico del humano con su existencia cultural. Aunque esto es claro de cara a piezas como This is a Mirror, You are 88. Esto salvo el performance, ciertamente un caso de estudio interesante a la luz de esta propuesta que excede el alcance de esta monografía. Aunque el performance es innegablemente corporal, está sustentado en una lógica conceptual. ¿Sería un oxímoron pensar en una especie de performance descorporeizado? ¿Es factible imaginar un performance futuro fundamentado en las acciones “corporales” de avatares customizados en el espacio virtual? Si en la contemporaneidad la existencia corporal empezara a pensarse como escritura, ¿es posible entonces crear un tipo de performance escrito? 36 a Written Sentence (1968) de Luis Camnitzer (fig. 8) o One and Three Chairs (1965) de Joseph Kosuth (fig. 9), ¿qué hay de “conceptual” en las imágenes generadas por DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney? Al igual que el arte conceptual, estos programas conciben la imagen como lenguaje. La palabra, el comando o prompt, es condición necesaria de creación. Más que título o leyenda, el comando escrito es formador u operativo: establece los parámetros de espacio, estilo, formato, técnica, materialidad y contenido que tendrá la imagen generada y sus variaciones. Aun sin estar completamente dentro de la institución o campo artístico, la inteligencia artificial generativa evoca el ideal conceptualista de inmaterialidad y subordinación de lo perceptivo a lo lingüístico. DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney pueden estudiarse entonces, desde la historia y teoría del arte, como continuidad del arte conceptual. Al fin la creación visual requiere del acto de escritura, de una transmutación en la que prima lo analítico-lingüístico sobre la capacidad física de crear o construir un producto cultural. Si bien actualmente las imágenes resultantes ocupan la bidimensionalidad digitalcasi de forma exclusiva, los programas pueden simular imágenes tan diversas como una escultura de mármol, una pintura al óleo barroca, un collage cubista o una fotografía de un paisaje urbano. Todo esto al alcance del público con la única condición de poder traducir su imagen mental a comando escrito para que el programa realice el trabajo creativo. Esto evoca la lectura de Groys sobre las dinámicas del conceptualismo global: “hoy hay más gente involucrada en la producción activa de imágenes que en su contemplación pasiva.”⁸⁹ El arte posthistórico de Danto regresa también aquí como el espectro de un periodo de información desordenada y libre, caracterizado por una especie de entropía estética. Cercano al concepto de “historia después del fin de la historia” que Marx y Engels esbozan en La ideología alemana, Danto separa el producto del trabajo de la profesión: el sujeto contemporáneo puede crear arte sin ser artista.⁹⁰ DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney denotan una cualidad pop en su uso de la “imagen apropiada”; sujeta, evidentemente, a sus bases de datos de entrenamiento. Asimismo, son el modelo de la contemporaneidad que cita recurrentemente a su pasado y que se basa en la pluralidad lingüística como medio de exploración creativa y, por tanto, filosófica. En la creación ocurren múltiples traducciones: de imagen mental a lenguaje 89. Groys, “Conceptualismo global: el regreso,” 148 90. Danto, Después del fin del arte, 182 37 natural, de lenguaje natural a lenguaje de programación, y de lenguaje de programación a imagen deseada. Como epítome del arte conceptual, la primacía del concepto como significante creativo tiene lugar aquí en su estado más puro. El próximo capítulo continúa esta discusión, pero migra hacia los estudios de medios para retomar el problema de la descorporeización cuando lo conceptual y lo posthistórico son absorbidos por lo digital en la configuración de un sujeto-cuerpo virtual. Sometida al dominio técnico, “la carne del hombre -argumenta Le Breton- […] está infinitamente ausente de su conciencia. Allí alcanza su estado ideal en nuestras sociedades occidentales, donde su lugar en el seno del vínculo social es más bien el de la discreción, el del borramiento ritualizado.”⁹¹ Desde la antropología de la imagen, Belting indica nuevas herramientas conceptuales para aprehender este cuerpo en suspenso. 91. Le Breton, Antropología del cuerpo y modernidad, 180 38 Fi g ur a 8. L ui s C am ni tz er . T hi s is a M ir ro r, Y o u ar e a W ri tt en S en te nc e, 1 9 6 6 -6 8 . P o lie st ir en o m o nt ad o so b re c ar tó n si nt ét ic o . C o le cc ió n D ar o s La ti na m er ic a, Z ur ic h. 39 Fig ura 9 . Jo sep h K o suth. O ne and Three C hairs, 19 6 5. S illa p leg ab le d e m ad era, fo to g rafía m o ntad a d e una silla, y am p liació n fo to g ráfica d e la d efinició n d e "silla" d el d iccio nario . M useo d e A rte M o d erno , N ueva Y o rk. 40 El arte posthistórico, la imagen y la era digital Si el arte conceptual marca la primera ruptura en la corporeización del quehacer artístico, su evolución dentro de la esfera digital y el internet indica la segunda. Como se expuso anteriormente, lo conceptual, enmarcado en la noción de arte posthistórico planteada por Arthur Danto, revela la construcción de la imagen como lenguaje, ajena al relato legitimador del arte moderno. El arte contemporáneo desdibuja las jerarquías y valores del relato artístico anterior, cuyo significado se ha ampliado para incluir técnicas y productos visuales que a mediados del siglo pasado nadie habría denominado como “arte”. Este capítulo aborda el arte frente al concepto de imagen, entendiendo lo posthistórico con relación a estructuras digitales globales e interconectadas. Si el capítulo anterior se centró en la discusión sobre imagen y palabra, este se concentrará en la relación entre imagen y medio a partir del entorno actual en el cual se despliegan DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney. El internet, las redes sociales y los medios digitales pusieron en jaque al marco institucional y narrativo del arte. Retomando a Groys, ya no se necesita de espacios artísticos reales para producir arte, pues “el problema del internet no se relaciona con el hecho de que sea un lugar de distribución y exhibición del arte, sino con que sea un lugar de trabajo.”⁹² Ya no existe una diferencia entre producción y exhibición del arte, e incluso las instituciones culturales utilizan el internet como un espacio de autorrepresentación y almacenamiento. En un marco común, donde el arte opera en el mismo espacio que los demás flujos de capital, este pierde su institucionalidad y se atomiza entre redes de creación, reproducción e interacción globales sin precedente.⁹³ Pareciera como si el “arte” en internet fuese una continuación lógica de lo posthistórico: un espacio de citación y acceso libre, donde toda creación deviene válida y las técnicas artísticas tradicionales se diluyen entre pixeles y códigos. La mirada algorítmica del Internet, según Groys, resulta en la perdida de la identidad a través del proceso de reproducción digital. En sus palabras, “estamos inmersos en una comunicación solitaria con el medio; caemos en un estado de auto-olvido, de falta de conciencia del propio cuerpo.”⁹⁴ Con el internet y las tecnologías digitales, se empieza a percibir el cuerpo supeditado al medio, a la reproducción de información despojada del sujeto creador. 92. Boris Groys, “El arte en internet,” en Arte en flujo: ensayos sobre la evanescencia del presente, traducción de Paola Cortés Rocca (Buenos Aires: Caja Negra Editorial, 2016), 195-213 93. Groys, “El arte en internet” 94. Boris Groys, “Conceptualismo global: el regreso,” 153 III. Cuerpo, medio e imagen 41 ¿Por qué esto es tan disruptivo para el mundo del arte? La respuesta a esta pregunta está en la transformación de la naturaleza del medio gracias a la irrupción de lo digital.⁹⁵ Del mismo modo, Johanna Drucker argumenta que, si bien el medio se había convertido en el sujeto y sustancia del arte, con el advenimiento de la era digital y electrónica, la obra ya no puede ser determinada por su medio.⁹⁶ A diferencia de las prácticas artísticas anteriores, lo digital se caracteriza por ser programable, iterativo, generativo y compartido en red. Las circunstancias cambiantes de producción y recepción actuales dificultan diferenciar qué contenidos clasifican como “arte” y cuáles no. Mientras Drucker establece que la definición de arte en la era actual “depende de nuestra capacidad para distinguir las obras de arte de otros objetos o imágenes en las esferas de los medios de comunicación y la producción visual de masas”,⁹⁷ este ensayo propone que la búsqueda de tal frontera resulta fútil de cara a lo posthistórico, en donde arte y las “otras imágenes” se funden en un mismo plano discursivo y visual. La lógica operacional de los nuevos medios permea la organización, contenidos, convenciones y nuevos géneros de la esfera cultural. Para Mark Hansen, estos “nuevos medios” introducen formas de experiencia que desafían lo conocido al contar con una infraestructura técnica que no es homóloga a su apariencia superficial.⁹⁸ A diferencia de la fotografía, por ejemplo, donde la reacción de la luz sobre la superficie fotosensible reproduce lo que el ojo humano ve, los medios computacionales no implican una relación directa entre el almacenamiento técnico y la percepción sensorial humana. Hansen afirma que “los mismos datos digitales pueden emitirse en registros diferentes, lo que da lugar a experiencias mediáticas muy distintas.”⁹⁹ Más aún, el alcance y la reproductibilidad que los nuevos medios proveen moldean una lógica de pensamiento y representación que borra el límite entre lo real y lo virtual. Ahora se piensa y se crea en términos computacionales, sin importar si se está creando con o sin un computador, o dentro o fuera
Compartir