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Mac	Kenzie,	María	Marta
Evaluación,	enseñanza	y	aprendizaje:
Análisis	de	la	evaluación	de	los	procesos	de
aprendizaje	en	el	marco	de	las	decisiones
acerca	de	la	enseñanza	en	el	Primer	Ciclo	de
la	Educación	Primaria	en	la	Provincia	de
Buenos	Aires
Tesina	presentada	para	la	obtención	del	grado	de	Licenciada	en
Ciencias	de	la	Educación
Directora:	Picco,	Sofía
Mac	Kenzie,	M.	(2017).	Evaluación,	enseñanza	y	aprendizaje:	Análisis	de	la	evaluación	de
los	procesos	de	aprendizaje	en	el	marco	de	las	decisiones	acerca	de	la	enseñanza	en	el
Primer	Ciclo	de	la	Educación	Primaria	en	la	Provincia	de	Buenos	Aires.	Tesis	de	grado.
Universidad	Nacional	de	La	Plata.	Facultad	de	Humanidades	y	Ciencias	de	la	Educación.	En
Memoria	Académica.	Disponible	en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1498/te.1498.pdf
Información	adicional	en	www.memoria.fahce.unlp.edu.ar
Esta	obra	está	bajo	una	Licencia	Creative	Commons	
Atribución-NoComercial-SinDerivadas	4.0	Internacional
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
 
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA 
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN 
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN 
 
 
TESINA DE LICENCIATURA 
 
 
 
Evaluación, enseñanza y aprendizaje. 
Análisis de la evaluación de los procesos de aprendizaje en el 
marco de las decisiones acerca de la enseñanza en el Primer Ciclo 
de la Educación Primaria en la Provincia de Buenos Aires 
 
 
 
 
 
Estudiante: María Marta Mac Kenzie 
Directora: Sofía Picco. 
Marzo de 2017 
 
2 
 
 
ÍNDICE 
 
Resumen 3 
Agradecimientos 4 
 
Introducción 5 
 
Capítulo 1: CONSTRUCCIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN Y 
ESTADO DE LA CUESTIÓN 
7 
1 – a – ¿Cuál es el problema de investigación? 7 
1 – b – Líneas principales del estado de la cuestión 10 
 
Capítulo 2: CONSTRUCCIÓN DEL MARCO CONCEPTUAL-
REFERENCIAL 
13 
2 – a – Repensando las prácticas de evaluación 13 
2 – b – Relaciones entre enseñanza, aprendizaje y evaluación 18 
 
Capítulo 3 : DECISIONES METODOLÓGICAS 24 
3 – a – Objetivos de la investigación 24 
3 – b – Estrategia metodológica 24 
3 – c – Momentos en el proceso de investigación 26 
 
Capítulo 4: RELACIONES ENTRE EVALUACIÓN , ENSEÑANZA y 
APRENDIZAJE 
31 
4 – a – Concepciones que sustentan los docentes y sus influencias en las 
prácticas de evaluación 
31 
4 – b – La programación de la enseñanza y sus componentes: qué dicen los 
docentes entrevistados 
39 
4 – c – La programación de la enseñanza y sus componentes: análisis de las 
programaciones escritas y los instrumentos de evaluación 
43 
4 – d – Influencias del entorno institucional en las prácticas de evaluación y 
la toma de decisiones 
50 
 
Capítulo 5 : CONCLUSIONES 59 
Bibliografía 62 
3 
 
Anexo 65 
 
RESUMEN 
 
 
En este trabajo analizamos las concepciones y prácticas de evaluación 
de los aprendizajes que llevan a cabo los docentes en el marco de las 
decisiones acerca de la enseñanza en el Primer Ciclo de la Educación Primaria 
en la Provincia de Buenos Aires. Más específicamente, nos propusimos indagar 
qué conciben los docentes por evaluación, así como también las funciones 
predominantes que le asignan y los criterios que utilizan al momento de llevar a 
cabo esta práctica compleja. Asimismo, hemos focalizado la atención en los 
vínculos que los docentes establecen entre la evaluación y los otros 
componentes de la programación de la enseñanza (prioritariamente: 
intenciones –objetivos y propósitos–, contenidos y estrategias metodológicas). 
Para el logro de los objetivos de investigación, entrevistamos docentes 
del primer ciclo de la Escuela Primaria y analizamos sus relatos junto con otros 
materiales de referencia utilizados por ellos y evaluaciones realizadas por sus 
alumnos. La información contenida en todo lo anteriormente mencionado fue 
interpretada en el marco de la bibliografía específica del campo de la 
evaluación educativa y de la Didáctica, prestando también atención a los 
emergentes empíricos. 
 
4 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
• A la Profesora Sofía Picco, por su calidez, profesionalismo y 
acompañamiento permanente. 
• A las Profesoras Estela Cols y Viviana Traverso, con quienes 
comenzamos a construir el objeto de estudio del presente 
trabajo. 
• A la Profesora Gabriela Hoz, por su lectura y 
recomendaciones específicas 
• A la Educación Pública Argentina (Educación Inicial, Primaria, 
Secundaria, Terciaria y Universitaria) en la que me formé y 
aprendí a amar la Educación como campo de trabajo. 
• A mi esposo y mis hijos, por haberme motivado y apoyado a lo 
largo de toda la carrera. 
• A mis padres, por su legado. 
 
 
5 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
El presente trabajo de investigación se encuentra organizado en 
capítulos a fin de ordenar la información de acuerdo a las etapas de la 
investigación en sí misma y a las categorías de análisis que atraviesan dicho 
proceso. 
En el primer capítulo, nos embarcamos en la construcción del problema de 
investigación. El mismo constituye en el análisis de las prácticas de evaluación 
de los aprendizajes que realizan los docentes como parte de su trabajo en 
torno de las decisiones acerca de la enseñanza en el Primer Ciclo de la 
Educación Primaria en la Provincia de Buenos Aires. 
Asimismo, nos remitimos al estado de la cuestión en el cual hallamos un 
número importante de trabajos que abordan de una u otra manera nuestro 
tema de investigación colaborando con la posibilidad de complejizar nuestro 
análisis de este objeto de estudio que resulta de considerable complejidad. 
En el segundo capítulo, se pone en marcha la construcción del marco 
conceptual-referencial del presente trabajo. En el mismo, se presentan líneas 
teóricas para repensar las prácticas de evaluación como concepto. Por otro 
lado, se entreteje una matriz de relaciones entre los conceptos de evaluación, 
enseñanza y aprendizaje ya que los mismos resultan clave teniendo en cuenta 
nuestro objeto de estudio. A partir del entramado teórico, se presentan con 
mayor claridad las categorías sobre las que se estructura el análisis empírico. 
En el tercer capítulo, se da cuenta de las decisiones metodológicas. Se deja 
constancia tanto de los objetivos planteados en función del problema de 
investigación así como de las estrategias metodológicas utilizadas para el 
alcance de los objetivos. En línea con los objetivos de investigación, le 
otorgamos un lugar prioritario no sólo a la caracterización de las prácticas de 
evaluación sino también a los sentidos que los docentes le dan a las prácticas 
de evaluación que ponen en marcha. Desde esta perspectiva, resulta 
fundamental el análisis de las entrevistas realizadas a docentes de Primer Ciclo 
de escuelas de Educación Primaria en dos distritos de la Provincia de Buenos 
Aires. 
6 
 
Por otro lado, se realiza una síntesis de los pasos o momentos que formaron 
parte del trabajo de investigación como tal, a saber: profundización teórica, 
construcción y administración de entrevistas a docentes, recolección y análisis 
de planificaciones. 
En el cuarto capítulo, se desarrollan de manera más completa las 
relaciones entre los conceptos de evaluación, enseñanza y aprendizaje. 
Ponemos el foco de atención sobre las concepciones que los docentes 
entrevistados sustentan y el modo en que dichas concepciones ejercen 
influencia sobre las mismas prácticas de evaluación. Del mismo modo, nos 
detenemos en el análisis del decir de los docentes sobre la programación de la 
enseñanza teniendo en cuenta sus distintos componentes. En paralelo, 
presentamos una descripción e interpretación de los instrumentos de 
evaluación utilizados por los docentes entrevistados con sus alumnos. Además, 
realizamos un análisis de la forma en que el entorno institucional propio de la 
escuela como dispositivo y la comunidad educativa en particular ejercen 
influencias en las prácticas de evaluación y, como parte constituyente de las 
mismas, la tomade decisiones por parte de los sujetos que evalúan. 
Por último, en el quinto capítulo se da cuenta de algunas tendencias 
observadas en el análisis empírico. Es válido aclarar que nos propusimos no 
incurrir en afirmaciones taxativas en términos maniqueos de buenas y malas 
prácticas de evaluación. 
 
 
 
 
 
 
7 
 
 
Capítulo 1 
CONSTRUCCIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN Y ESTADO 
DELACUESTIÓN 
 
 
1 – a – ¿Cuál es el problema de investigación? 
 
En este trabajo analizamos las concepciones y prácticas de evaluación 
de los aprendizajes que llevan a cabo los docentes en el marco de las 
decisiones acerca de la enseñanza en el Primer Ciclo de la Educación Primaria 
en escuelas de la Provincia de Buenos Aires. 
Consideramos que analizar los modos en que evalúan los docentes 
cuando evalúan es pertinente en el marco del Diseño Curricular vigente en la 
Provincia de Buenos Aires ya que éste plantea la necesidad de reflexionar 
sobre las condiciones didácticas que la Escuela Primaria y sus docentes 
ofrecen. Por otra parte, la Ley Nacional de Educación establece como parte de 
los derechos y deberes de los alumnos, que estos últimos deben “ser 
evaluados/as en su desempeño y logros, conforme a criterios rigurosamente y 
científicamente fundados, en todos los niveles, modalidades y orientaciones del 
sistema, e informados/as al respecto” (Ley de Educación Nacional N° 26.206, 
2006, p.26). 
Además, en el anteriormente mencionado Diseño Curricular se señala 
que teniendo en cuenta el marco definido por la Ley Provincial de Educación, 
algunos de los propósitos de la Educación Primaria consisten precisamente en 
“ofrecer a los niños/as espacios de evaluación de su desempeño y de sus 
aprendizajes como instancias de reconocimiento de sus progresos y de 
identificación de lo que falta aprender” (Diseño Curricular para la Educación 
Primaria, Provincia de Buenos Aires, 2008, p.14). 
Desde el punto de vista del Régimen Académico que se encuentra 
explicitado en la Resolución 1057/14, la evaluación persigue el objetivo de 
colaborar con la mejora de los procesos de enseñanza y de aprendizaje que se 
llevan a cabo en la escuela primaria. Las prácticas de evaluación constituyen 
procesos sistemáticos y permanentes que permiten a los docentes la revisión 
8 
 
continua de la planificación, la cual, a su vez, es el eje vertebrador de las 
prácticas de enseñanza. Además, la evaluación permite la toma de decisiones 
de continuidad pedagógica en función de los aprendizajes de los alumnos y sus 
trayectorias educativas. Ahora bien, es interesante indagar, al menos en forma 
preliminar, cómo es interpretada y puesta en práctica dicha normativa en la 
escuela primaria, más específicamente en el Primer Ciclo de la misma. 
Sostenemos la concepción de que nuestro objeto de estudio, las 
prácticas de evaluación, constituyen procesos complejos cuyo análisis requiere 
introducirnos en las relaciones existentes entre las condiciones de enseñanza y 
los aprendizajes realizados por los alumnos de manera progresiva. En lo que 
respecta a las condiciones de enseñanza y a los fines de esta investigación, 
vamos a buscar signos o indicios de las mismas en los distintos componentes 
de las programaciones, a las cuales hemos tenido acceso, y en los relatos de 
los docentes. Le otorgamos un lugar central a la enseñanza porque 
consideramos que los aprendizajes de los alumnos sólo pueden ser evaluados, 
de manera justa y real, a la luz de las condiciones de enseñanza en que se 
produjeron. 
Asimismo, concebimos la evaluación como un proceso necesariamente 
relacionado con la programación de la enseñanza. Implica la recolección, 
análisis, interpretación y valoración de distintos tipos de informaciones acerca 
de la marcha y los resultados de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. 
Todo esto está directamente relacionado con la toma de decisiones por parte 
de los docentes tales como: el grado de comprensión adquirido por parte de los 
alumnos en el marco de las situaciones de enseñanza propuestas, la 
pertinencia de las estrategias metodológicas utilizadas, las calificaciones y la 
promoción de los alumnos, etc. 
Con respecto a este último aspecto, es necesario tener en cuenta que la 
Escuela Primaria en la Provincia de Buenos Aires se organiza en dos ciclos de 
tres años cada uno. Decidimos focalizar esta investigación en el Primer Ciclo 
ya que, siguiendo el Diseño Curricular, la evaluación de los aprendizajes en 
este período cobra especial significatividad considerando que el mismo 
 
“incide más que ningún otro trayecto institucional sobre el destino escolar de los 
niños y niñas. […] El Primer Ciclo concentra el mayor índice de repitencia de todo 
9 
 
el trayecto de la educación primaria, fundamentalmente porque los niños y niñas 
no logran alfabetizarse en los tiempos que la escuela espera y con las propuestas 
que ésta ofrece” (Diseño Curricular para la Educación Primaria, Provincia de 
Buenos Aires, 2008, pp.89-90). 
 
Volviendo a la evaluación, entendemos que la misma, como parte de la 
programación de la enseñanza, implica también la previsión de objetivos, 
propósitos, criterios y elección de determinadas estrategias que permitan 
relevar la información necesaria para juzgar el devenir y los resultados de los 
procesos de enseñanza y de aprendizaje. A su vez, comprendemos que en 
todas estas acciones se reflejan los marcos culturales de los sujetos 
involucrados, las tradiciones escolares y pedagógicas y los aspectos políticos, 
entre otros (Celman, 1998; Cols, 2004). 
Por lo tanto, los siguientes interrogantes son centrales en nuestro 
trabajo: ¿Cuáles son las concepciones de evaluación de los docentes? ¿Qué 
se evalúa? ¿Cómo se evalúa? ¿Para qué se evalúa? ¿Qué funciones de la 
evaluación predominan? ¿Qué criterios orientan las decisiones con respecto a 
la enseñanza y a la promoción de los alumnos? ¿Para qué y cómo se utiliza la 
información que brindan los resultados de las distintas instancias de evaluación 
que se llevan a cabo durante el curso escolar? ¿Qué factores influyen en la 
elaboración de juicios de valor con respecto al proceso de aprendizaje de los 
alumnos? ¿De qué manera influye el área curricular en cuestión en las 
prácticas de evaluación? ¿Qué orientaciones relativas a la evaluación reciben 
los docentes por parte de la institución en la que trabajan? 
Este trabajo no pretende hacer un listado maniqueo de buenas y malas 
formas de evaluar los aprendizajes. Lo que pretendemos más bien es analizar 
lo que conversamos con los docentes en las entrevistas y aquello que 
observamos en materiales y documentos curriculares diversos. Acordamos con 
Celman(1998) cuando plantea que “no existen formas de evaluación que sean 
absolutamente mejores que otras. Su calidad depende del grado de pertinencia 
al objeto evaluado, a los sujetos involucrados y a la institución en la que se 
ubiquen” (p.6). 
 
 
10 
 
1 – b – Líneas principales del estado de la cuestió n. 
 
En las indagaciones realizadas, encontramos una suficiente variedad de 
trabajos relacionados con nuestro tema de investigación. Los mismos abonan 
el análisis enriqueciendo nuestra mirada sobre este complejo objeto de 
estudio.Teniendo en cuenta los propósitos de esta investigación nos 
circunscribimos a aquéllos que focalizan su atención en la evaluación en el 
marco de las prácticas de enseñanza. 
Desde un punto de vista global, la problemática de la evaluación es 
analizada en el trabajo de Litwin (1998) reconociendo en este campo 
situaciones paradójicas y contradicciones en relación con la evaluación de los 
aprendizajes desde una perspectiva didáctica. La autora analiza sentidos y 
concepciones de evaluación que influyen en las prácticas. Advierte una 
“patología” de la evaluación según la cual se invierten finalidades y propósitos 
tanto en el proceso de enseñanza como en el de aprendizaje. 
En estemismo sentido, pero focalizando el análisis de la problemática 
en el nivel primario, Kaufman, Gallo y Wuthenau (2009) también encuentran 
una contradicción entre la perspectiva desde la que los docentes se proponen 
enseñar a leer y escribir y el tipo de evaluaciones que se ponen en práctica. En 
su trabajo de investigación, observan que se intenta enseñar a leer y escribir 
desde una perspectiva constructivista pero se ponen en marcha evaluaciones 
que las autoras denominan “tradicionales”, las cuales parecen constatar cuánto 
ignoran los niños pero no brindan la posibilidad de comparar esto con lo que sí 
saben. De hecho, las autoras, desde el campo de la enseñanza de la lectura y 
la escritura, plantean que en los últimos años es precisamente en el proceso de 
evaluación donde surgen las mayores dificultades teniendo en cuenta que leer 
y escribir son procesos de aprendizaje que duran toda la vida y las estrategias 
de evaluación más utilizadas en la escuela son dirigidas a evaluar estados más 
que procesos. 
Por su parte, Black y Wiliam (1998), teniendo en cuenta precisamente 
los tipos de evaluación indagados, comparan distintas finalidades y estrategias 
de evaluación. Aseveran que la enseñanza y el aprendizaje han de ser 
interactivos. Expresan que los maestros necesitan saber tanto acerca de las 
dificultades como de los progresos de los estudiantes de tal manera que 
11 
 
puedan adaptar la enseñanza a las necesidades reales de los alumnos, las 
cuales varían, a su vez, de acuerdo a cada sujeto. De hecho señalan que 
cualquier estrategia de evaluación es válida siempre y cuando provea 
información queresulte útil para modificar las actividades de enseñanza y de 
aprendizaje. La evaluación se vuelve formativa cuando la información o 
evidencias de las dificultades y de los progresos recogidas se utilizan 
realmente para favorecer ese encuentro entre la enseñanza y las necesidades 
de los alumnos. En suma, advierten la conveniencia y necesidad de incorporar 
la evaluación formativa al trabajo áulico. 
Por último, desde un plano más instrumental, en el trabajo de Wragg 
(2001) se destaca la creciente importancia que ha ido adquiriendo la evaluación 
de lo que efectivamente aprenden los niños en la escuela. Es por eso que en 
este trabajo se abordan métodos formales e informales para evaluar el trabajo 
y los progresos de los alumnos. También se describen los muchos objetos que 
subyacen a la evaluación y se profundiza en las distintas finalidades de la 
evaluación que se han podido observar. 
Ahumada Acevedo (2005) realiza un trabajo acerca de la evaluación 
educativa en el cual busca trascender la dimensión técnica del diseño de 
instrumentos. Promueve dejar a un lado el interés en la certificación del grado 
en que se reproducen saberes estáticos y declarativos los cuales, 
generalmente, carecen de significado y sentido para los sujetos de la 
evaluación. Aborda la evaluación del aprendizaje desde la convicción de que 
existe un vínculo indisociable entre el aprendizaje, la enseñanza, las prácticas 
evaluativas y la cultura de la evaluación imperante en una institución escolar y 
en un sistema educativo determinados. Cuestiona las prácticas evaluativas 
centradas en cuestiones que no son relevantes para el desenvolvimiento de los 
sujetos en la vida, razón por la cual introduce el término de evaluación 
auténtica. 
Poniendo el foco en la programación de la enseñanza, en la cual está 
enmarcada la evaluación como proceso, Cols (2004) realiza un repaso de los 
distintos niveles de concreción curricular, los enfoques principales acerca de la 
programación de la enseñanza y puntea algunas cuestiones relativas a los 
distintos componentes de la programación. Al referirse a la evaluación como 
uno de dichos componentes, hace hincapié en las características de este 
12 
 
proceso que incluye el relevamiento de información sobre los procesos de 
enseñanza y de aprendizaje, criterios que conducen al docente a la elaboración 
de juicios de valor los cuales, a su vez, orientan las decisiones relativas a la 
enseñanza. También analiza que estas decisiones están inscriptas en marcos 
curriculares e institucionales determinados y se ven influenciadas por el 
contexto específico de la situación de enseñanza, las tradiciones pedagógicas 
y didácticas y por las concepciones, escalas de valores y experiencias 
personales y profesionales de los docentes. 
Tomando como punto de partida el estado de las investigaciones 
brevemente reseñado, nos interesa analizar con mayor detenimiento las 
prácticas de evaluación de los aprendizajes que se llevan a cabo puntualmente 
en el Primer Ciclo de la Educación Primaria en la Provincia de Buenos Aires en 
el marco de las decisiones acerca de la enseñanza por parte de los docentes 
de este nivel. 
 
 
13 
 
 
Capítulo 2 
CONSTRUCCIÓN DEL MARCO CONCEPTUAL-REFERENCIAL 
 
 
2 – a –Repensando las prácticas de evaluación. 
 
La evaluación es un objeto complejo que presenta mucha riqueza por la 
diversidad de aristas que habilita. No obstante, ésta es también una dificultad 
que llama la atención sobre las diferentes reflexiones, interpretaciones y juicios 
de valor a los que da lugar el trabajo empírico. 
Las concepciones que se tengan acerca de los procesos de aprendizaje, 
enseñanza y más específicamente de evaluación, “constituyen marcos 
referenciales epistemológicos y didácticos que, juntamente con criterios 
ideológico-educativos y consideraciones acerca del contexto en que se 
desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje, actúan a modo de 
parámetros que guían dicha reflexión y orientan las interpretaciones” (Celman, 
1998, p.51). 
Nos pareció fundamental, en primer lugar, trabajar en la construcción del 
concepto de evaluación que nos proponemos sostener en este trabajo de 
investigación.La evaluación como objeto de estudio ha adquirido mucha 
importancia en estos últimos tiempos tanto desde la Didáctica como desde el 
Curriculumya que conduce a diferentes tipos de decisiones que tienen que ver 
con los sujetos que aprenden y conlos que enseñan, las propuestas de 
enseñanza, las instituciones escolares en las cuales se llevan a cabo y los 
aspectos político-administrativos del sistema escolar. 
Este trabajo se basa sobre un concepto de evaluación cargado de 
sentidos diversos. En términos generales, el acto de evaluar implica “examinar 
el grado de adecuación entre un conjunto de informaciones y un conjunto de 
criterios adecuados al objetivo fijado con el objeto de tomar una serie de 
decisiones” (De Ketele, 1984, p.8).En este sentido, al evaluar, los docentes 
emiten “un complejo juicio de valor con la finalidad de comprobar un saber pero 
que, a su vez, se relaciona estrechamente con la necesidad de mejorar los 
procesos de enseñanza” (Gvirtz y Palamidessi, 1998, p.12). 
14 
 
Ahora bien, también concebimos la evaluación como parte constitutiva 
de la programación de la enseñanza, entendida ésta como un proceso 
correspondiente al momento de concepción y anticipación de la acción. Para 
programar, los docentes realizan una serie de actividades tales como buscar 
materiales y fuentes, consultar a otros docentes y a los directivos y escribir 
tanto los borradores como el documento final de la planificación. Este 
complejo proceso colabora con la concreción progresiva de las 
intencionalidades educativas articulando en forma dinámica distintos 
componentes, a saber: objetivos y propósitos, contenidos, actividades, 
medios, estrategias y evaluación (Cols, 2004; Feldman, 2010a). 
A su vez, siguiendo a Celman (1998), podemos concebir que la 
programación de la enseñanza es un proceso de toma de decisiones y, por 
tanto, de evaluación. Decidir qué contenidos trabajar o con qué estrategias, 
por ejemplo, son decisiones asentadas en evaluaciones permanentes que 
realiza el docente y que se desarrollan íntimamente articuladas con la 
prácticade programación en sí misma. 
Además, está marcado por un sentido práctico e implica la 
interpretación de una variedad de informaciones, elaboración de juicios y 
toma de decisiones. Según Cols (2004), las decisiones que toman los 
docentes pueden clasificarse a nivel general en tres grupos: las que se 
relacionan con los resultados educativos, las que hacen referencia al 
contenido de la educación y las que conciernen a la forma de la educación. 
Como parte constitutiva de la enseñanza, la programación incluye 
procesos y decisiones íntimamente relacionados con la concepción de la 
tarea. Una de las funciones de la programación tiene que ver con la 
posibilidad de justificar, analizar y legitimar la acción otorgándole 
racionalidad a su trabajo y dando cuenta de los principios que subyacen a 
las decisiones que toman (Cols, 2004). Concebimos a los docentes como 
profesionales racionales que elaboran juicios y toman decisiones en 
entornos o situaciones inciertas y complejas. Lo que los maestros hacen 
está dirigido en gran medida por lo que ellos piensan. Por esto es que, para 
entender la evaluación de los aprendizajes en el marco de las decisiones 
relativas a la enseñanza, consideramos fundamental intentar encontrar las 
15 
 
relaciones posibles entre los pensamientos de los docentes y sus acciones 
(Shavelson y Stern, 1981; Tardiff y Gauthier, 2008). 
Como sabemos, la evaluación y la acreditación de los aprendizajes 
atraviesan las prácticas escolares de una manera singular. La evaluación en el 
campo específico de la escuela implica un proceso que consiste en confrontar 
un conjunto de informaciones obtenidas de manera deliberada con criterios 
determinados en función de los objetivos que se espera alcanzar. Habiendo 
afirmado que las prácticas de evaluación se encuentran vinculadas a la toma 
de decisiones por parte de quien enseña, consideramos pertinente señalar que, 
para ser válidas, las decisiones tomadas por los docentes precisan estar 
fundamentadas en los resultados de las evaluaciones realizadas en distintas 
ocasiones y de diferentes formas (De Ketele, 1984). 
Otra forma de concebir la acción de evaluar refiere al hecho de fijar o 
establecer el valor social de una cosa o persona en función de una situación 
de examen y de una prueba. Se asocia con un acto de sopesar, medir, 
estimar y así llegar a un resultado el cual suele ser una calificación. 
Nuevamente se refuerza la idea de que se evalúa para tomar decisiones las 
cuales, en el marco de las instituciones educativas, pueden estar 
relacionadas con la acreditación mediante la cual se pretende asegurar a 
otros que la persona acreditada tiene las cualidades o capacidades 
esperadas y esto, a su vez, conduce a su promoción (Gvirtz y Palamidessi, 
1998). Ahora bien, es preciso tener en cuenta que, desde la perspectiva 
didáctica, solamente es justo evaluar los aprendizajes por parte de los alumnos 
deaquello que efectivamente ha sido enseñado.“Evaluar lo que no ha sido 
enseñado es uno de los dispositivos fundamentales de la discriminación 
escolar” (Lerner, 2000, p.28). 
Es válido señalar, además, que sostenemos que la evaluación no se 
reduce a tests, pruebas, ejercicios y demás instrumentos de evaluación. 
Todos éstos forman parte específica de la metodología con la cual se decide 
evaluar, la cual guarda estrecha relación con aquello que los docentes 
entienden por evaluación. De hecho, Hoffmann (2010) identifica dos 
grandes concepciones de evaluación: la clasificatoria y la mediadora. La 
primera persigue los propósitos de seleccionar, comparar y clasificar siendo, 
por lo tanto, de carácter excluyente. La segunda se corresponde con los 
16 
 
propósitos de observar, acompañar y promover mejoras en el aprendizaje. 
Se caracteriza por el respeto a la diversidad siendo, por lo tanto, de carácter 
inclusivo. 
Parte de nuestro material empírico para analizar en esta investigación 
se constituye con instrumentos de evaluación que los docentes 
entrevistados utilizaron con sus alumnos y corrigieron respectivamente. En 
consecuencia, al analizar los instrumentos antes mencionados, 
consideramos pertinente introducir en este marco conceptual-referencial los 
conceptos de validez y confiabilidad propios del campo de la evaluación. El 
primero hace referencia las características que un instrumento de 
evaluación debe reunir para evaluar lo que se supone debe evaluar. La 
validez de la evaluación está sujeta, por tanto, a los propósitos y el contexto 
general en que dicha evaluación es puesta en marcha. Camilloni(1998) 
presenta una serie de diferentes tipos de validez. De acuerdo al material 
empírico con el que contamos, resulta pertinente detenernos en el concepto 
de validez de contenido. La misma consiste en la capacidad de un 
instrumento de representar lo más acertadamente el campo de contenidos 
puestos en juego. La autora utiliza en forma análoga el término de validez 
curricular dando cuenta del referente al cual los contenidos implicados en el 
instrumento deben remitir, a saber, el diseño curricular en cual se expresan 
de forma prescriptiva los objetivos, propósitos, contenidos e indicadores de 
avance. 
La confiabilidad, por su parte, hace alusión a la capacidad de medir 
aquellos aspectos que se pretende medir pudiendo aislar aquellos otros 
aspectos que no son relevantes de acuerdo a los propósitos de la 
evaluación.En este sentido, la confiabilidad se vincula con la estabilidad y la 
exactitud de la medición, la sensibilidad del instrumento para evaluar y la 
objetividad en la construcción del juicio. La administración de los 
instrumentos de evaluación debe procurar determinadas condiciones para 
todos los alumnos por igual de tal manera que los resultados reflejen la 
mayor confiabilidad posible (Camilloni, 1998). 
Desde otra perspectiva, tenemos en cuenta que existen distintos tipos 
de evaluación. Siguiendo a Carlino (1999), podemos mencionar diferentes 
criterios que se utilizan para establecer esos tipos, como por ejemplo, según el 
17 
 
momento de los procesos de enseñanza y de aprendizaje (que permite hablar 
de evaluación inicial, de proceso y final) o según la finalidad con la que se 
evalúa (que habilita la evaluación diagnóstica, formativa y sumativa). Estos 
tipos se complementan en las prácticas de evaluación escolar. 
Profundizaremos más adelante en aquellos tipos de evaluación que sean más 
pertinentes según el análisis empírico. 
Se pueden destacar, también, dos funciones que cumple la evaluación 
como práctica compleja. Una es la función pedagógica, la cual está 
directamente ligada con los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Es decir, 
se evalúa para obtener información que permita dar cuenta de la marcha de los 
aprendizajes y los efectos de las estrategias de enseñanza utilizadas. 
Asimismo, se utiliza dicha información para orientar los ajustes que fueran 
necesarios teniendo en cuenta las propuestas didácticas escogidas 
anteriormente y las adquisiciones a nivel del aprendizaje realizadas por los 
alumnos. La otra, es la función social. La misma guarda relación con las 
decisiones que van más allá de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. 
Tiene que ver con decisiones de selección, promoción, acreditación, 
certificación y todo tipo de información que se encuentre destinada a otros 
actores que no son los alumnos y tampoco los docentes (Díaz Barriga y 
Hernández Rojas, 1999). 
Siguiendo con la conceptualización de las prácticas de evaluación, 
sostenemos que las mismas forman parte ineludible de los procesos de 
enseñanza y de aprendizaje. Están cargadas de problemáticas de carácter 
psicopedagógico, técnico-práctico, administrativo-institucional y sociocultural. 
Desde la Didáctica y desde un enfoque constructivista adquieren 
importancia las decisiones que toman los docentes. Se busca promover 
aprendizajes con sentido y con valor funcional para los alumnos mediantela 
regulación de la enseñanza y de los aprendizajes (Díaz Barriga y Hernández 
Rojas, 1999). Evaluar, desde la perspectiva constructivista, es dialogar y 
reflexionar sobre los procesos de enseñanza y de aprendizaje. De hecho, es 
parte integrante de dichos procesos. Consiste en poner en primer término las 
decisiones pedagógicas para promover una enseñanza verdaderamente 
adaptativa que atienda a la diversidad del alumnado. Además, consiste en 
poner el foco en el logro de aprendizajes con sentido y valor funcional para los 
18 
 
alumnos. Por otro lado, la evaluación se relaciona con el problema de la 
regulación de la enseñanza y el aprendizaje, así como con las intenciones de 
favorecer el pasaje desde la heterorregulación evaluativa hacia la 
autorregulación de los alumnos con respecto a sus aprendizajes. 
Por su parte, Wiliam (2009) define la evaluación como “puente entre las 
enseñanza y el aprendizaje” (p.15)dando cuenta de que es a través de la 
evaluación que se puede obtener información acerca del grado en que fue 
aprendido lo que se enseñó. Desde esta conceptualización, Wiliam plantea que 
la clave de la evaluación formativa es precisamente el trabajo de interpretación 
de las evidencias obtenidas acerca de los logros de los estudiantes mediante la 
cual puedan realizarse ajustes que promuevan mejores aprendizajes.En el 
trabajo consultado, el autor realiza un recorrido histórico por las distintas 
conceptualizaciones de evaluación formativa llegando, luego, a una integración 
de las mismas al concluir que cualquier evaluación que brinde información 
plausible de ser utilizada para la mejora de la enseñanza, puede ser 
considerada como formativa. El autor hace hincapié, también, en la importancia 
de las retroalimentaciones e interacciones entre los que enseñan y los 
destinatarios de la enseñanza. 
Por último, también en relación con la evaluación formativa, Celman 
(1998) incluye en su trabajo una descripción de las características principales 
de la misma. En primer lugar, persigue el objetivo de entender las 
elaboraciones a nivel cognitivo de los estudiantes frente a las tareas que se le 
plantean. En segundo lugar, recolecta información relativa a las 
representaciones que sostiene cada alumno de la tarea en cuestión y las 
estrategias de resolución que despliega. Por último, implica una forma 
particular de interpretar los errores en la resolución de las tareas por parte de 
los estudiantes ya que son elementos que brindan información acerca de todo 
lo anteriormente mencionado. 
 
 
2 – b –Relaciones entre enseñanza, aprendizaje y ev aluación. 
 
Siguiendo a Fenstermacher (1989), podemos decir que el 
aprendizajeinvolucra tanto el proceso mediante el cual se adquiere un 
19 
 
conocimiento, una habilidad, una capacidad, etc., lo que el autor denomina el 
aprendizaje como tarea; como a su incorporación efectiva, lo que se denomina, 
el aprendizaje como rendimiento. Esta forma de entender el aprendizaje cobra 
significatividad en la concepción que el mismo autor sustenta sobre la 
enseñanza. 
En este sentido, Fenstermacher(1989) parte de clarificar una relación 
ontológica (pero no causal) entre estos dos procesos: para que haya 
enseñanza, el aprendizaje debe existir como posibilidad, pero la enseñanza no 
produce de manera directa ni causa el aprendizaje. No obstante, para este 
autor, la enseñanza sí puede influir en el aprendizaje entendido como tarea, 
aunque no en el aprendizaje entendido como rendimiento, pasando a ocupar 
aquí un lugar muy importante la responsabilidad y el compromiso del 
estudiante. Tal es así que utiliza la expresión estudiantarpara dar cuenta del 
lugar activo que debe desempeñar el estudiante en su propio proceso de 
aprendizaje. 
Los vínculos entre enseñanza, aprendizaje y evaluación son intensos y 
complejos. Acordamos con Vizcarro(1998) cuando afirma:“cómo evaluamos 
determina qué y cómo se aprende" (p.131)así como también condiciona qué y 
cómo se enseña. 
Utilizamos el término aprendizaje desde una perspectiva constructivista. 
Desde esta mirada se entiende que todo progreso cognoscitivo está movilizado 
por desequilibrios que el sujeto tiene como conflictos o contradicciones. En su 
esfuerzo por resolverlos, se producen nuevas coordinaciones entre esquemas 
de acción en función de las cuales intentará superar las limitaciones de los 
conocimientos anteriores. Es decir, el aprendizaje no es resultado de procesos 
lineales donde los docentes controlan un determinado ordenamiento de 
estímulos y refuerzos. Por el contrario, se reconocen procesos circulares a lo 
largo de los cuales los estímulos se integran a los esquemas de acción de los 
sujetos que aprenden (Castorina, Fernández y Lenzi, 1997). 
El aprendizaje implica un cambio que se produce en el tiempo. Los 
sujetos parten de cierto estado de conocimiento hacia uno de mayor 
conocimiento. Para valorar dicho cambio, es necesario realizar una 
comparación entre el punto de partida de cada sujeto y el punto de llegada de 
ese mismo sujeto tras la intervención pedagógica que se haya llevado a cabo. 
20 
 
Esta concepción de aprendizaje implica que es necesario realizar un proceso 
de evaluación continua a través del cual los docentes puedan ir identificando 
los cambios que se van produciendo desde el estado inicial de cada quien y en 
función de las estrategias de enseñanza escogidas; he aquí la importancia del 
concepto de indicadores de avance que se encuentra en el Diseño Curricular 
para la Educación Primaria. 
Todavía más, así como la evaluación es parte constitutiva de la 
enseñanza, lo es también de los procesos de aprendizaje. 
 
“En la medida en que un sujeto aprende, simultáneamente evalúa, discrimina, 
valora, critica, opina, razona, fundamenta, decide, enjuicia, opta… entre lo que 
considera que tiene un valor en sí y aquello que carece de él. Esta actitud 
evaluadora, que se aprende, es parte del proceso educativo que, como tal, es 
continuamente formativo” (Álvarez Méndez, 1996; citado en Celman, 1998, p.37). 
 
De acuerdo con ciertos elementos que fuimos encontrando en el 
análisis de las entrevistas, vimos necesario, incluso, diferenciar el concepto 
de aprendizaje de la categoría de oficio de alumno. Como vimos, el primero 
remite a un proceso de construcción de conocimiento mientras que el 
segundo alude a habilidades que permiten a los alumnos sobrevivir durante 
su trayectoria escolar de manera más o menos exitosa, por ejemplo: 
permanecer sentados y callados mirando al docente, esforzarse hasta 
cumplir con la serie de actividades que se les asignan, etc. O sea, se trata 
de actitudes y formas de desempeñarse con el docente y sus pares.“En 
una sociedad donde se ha universalizado la escolarización, los alumnos 
desarrollan ante lo arbitrario de la escuela, estrategias de protección y 
resistencia, transmitidas o reinventadas de generación a generación” 
(Ministerio de Educación, Provincia de Córdoba2014, p.4). 
En tercer lugar, nos resultó fundamental desarrollar el concepto 
deenseñanza. En relación con lo anteriormente planteado, sabemos que la 
enseñanza constituye un intento por transmitir algo, lo cual no 
necesariamente será aprendido. Es decir, no hay una relación causal entre 
enseñanza y aprendizaje (Fenstermacher, 1989; Basabe y Cols, 
2007).Como ya dijimos, la enseñanza incide sobre el aprendizaje como 
21 
 
tarea y son las tareas de aprendizaje desarrolladas por el alumno las 
responsables del aprendizaje como rendimiento (Fenstermacher, 1989). 
Más que una relación causal entre la enseñanza y el aprendizaje, nosotros 
acordamos con Basabe y Cols(2007) quienes encuentran entre estos dos 
procesos una relación que reconoce mediaciones entre las acciones de 
enseñanza por parte del docente y los logros de los alumnos. 
El proceso de enseñanza involucra, necesariamente, tres 
elementos: alguien que tiene un conocimiento, alguien quecarece de él y 
un saber, contenido de la transmisión. 
Tomando como punto de partida los aportes de la Psicología, Lerner 
(2001) encuentra necesaria la formulación de interrogantes generados por 
la problemática didáctica. Plantea que la investigación didáctica se ocupa, 
entre otros, de organizar proyectos de enseñanza dirigidos a generar 
avances del conocimiento y también de estudiar el funcionamiento de esos 
proyectos puestos en marcha asumiendo que la elaboración de los mismos 
se realiza sobre la base de un conjunto de decisiones tomadas desde una 
determinada posición epistemológica. Es decir que los procesos de 
enseñanza se encuentran atravesados por las concepciones que quienes 
enseñan tienen sobre los sujetos de aprendizaje, sobre cómo aprenden, 
sobre los contenidos involucrados en la enseñanza, sobre ellos mismos 
como sujetos que enseñan y sobre los procesos de enseñanza en sí 
mismos. 
Los docentes disponen de un importante acervo de conocimientos, 
tradiciones, creencias y teorías personales a través de los cuales 
interpretan sus acciones de enseñanza. Lo que los docentes piensan y 
conocen es importante para comprender sus decisiones y acciones en 
clase (Basabe y Cols, 2007). Específicamente a los fines de nuestro 
trabajo, podemos decir que en la evaluación y en las formas de evaluar 
que tienen los docentes, influyen sus concepciones acerca de la 
enseñanza, el aprendizaje, los estudiantes, las finalidades formativas, etc. 
Complementariamente, situándonos en el contexto específico de la 
escuela, entendemos que los procesos de construcción de los 
conocimientos por parte de los alumnos se ven favorecidos por situaciones 
en las cuales hay intervenciones de carácter intencional presentadas u 
22 
 
ofrecidas desde el entorno externo por parte de los docentes. En la 
escuela, como dispositivo responsable de la transmisión de cultura y 
conocimiento, esta característica de la enseñanza mencionada 
anteriormente se hace muy visible. En el contexto específico de la escuela 
primaria, las intenciones se encuentran prescriptas en el curriculum. A su 
vez, la programación de la enseñanza, 
 
“incluye una serie de procedimientos y prácticas orientados a dar concreción a las 
intenciones pedagógicas que el curriculum prescripto plantea, adecuarlas a la 
particularidad de las escuelas y situaciones docentes y ofrecer un marco 
institucional visible que organice el trabajo escolar y posibilite su supervisión” 
(Cols, 2004, p.2). 
 
La enseñanza, como acción intencional, proyectual y racional, se ve 
reflejada en la programación. Consideramos que en esta última es esperable 
encontrar, entre los demás componentes, previsiones relativas a la evaluación 
lo cual es fundamental desde el punto de vista de la planificación de la 
enseñanza para evitar tanto la rutina, sin objetivos ni inspiración, como la 
improvisación caótica y confusa (Cols, 2004). 
De Vita (2009) afirma que los docentes, al programar,están tomando en 
cuenta tanto su propio derecho a enseñar como el derecho de sus alumnos a 
participar de propuestas de enseñanza planificadas, que se caractericen por su 
sistematicidad, organización, secuenciación y adecuación a las necesidades e 
intereses de la población de estudiantes en cuestión. 
Quienes son responsables de orientar los aprendizajes mediante 
estrategias de enseñanza deben, a su vez, tomar decisiones en función de los 
objetivos fijados. Las decisiones de los maestros, previamente razonadas o 
tomadas en la marcha en el marco de las distintas situaciones didácticas que 
tuvieran lugar, implican analizar, criticar alternativas, juzgar sobre la base de 
ciertos criterios y optar por determinados caminos o posibles soluciones. A su 
vez, la toma de decisiones, para ser más adecuada, debe fundamentarse en la 
evaluación, proceso a través del cual se recogen informaciones pertinentes que 
den cuenta de la adquisición o no de determinados aprendizajes por parte de 
los alumnos. 
23 
 
 
El recorrido teórico precedente nos permite visualizar los vínculos 
inseparables que se entablan entre las prácticas de enseñanza, aprendizaje y 
evaluación. Con estas categorías teóricas, avanzamos en los próximos 
capítulos en el análisis empírico de las prácticas de evaluación de los 
aprendizajes que llevan a cabo los docentes del Primer Ciclo de la Educación 
Primaria en la Provincia de Buenos Aires en el marco de sus decisiones acerca 
de la enseñanza. 
Cabe aclarar que este marco conceptual-referencial nos ayudará en el 
análisis pero no obturará la riqueza que puedan evidenciar los emergentes 
empíricos, cuestiones teórico-metodológicas que veremos a continuación. 
 
 
24 
 
 
Capítulo 3 
DECISIONES METODOLÓGICAS 
 
 
3 – a – Objetivos de la investigación. 
 
El objetivo general de esta investigación consiste en: 
 
� Analizar la evaluación de los aprendizajes de los alumnos que realizan 
los docentes en el marco de las decisiones acerca de la enseñanzaen el 
Primer Ciclo de la Educación Primaria en la Provincia de Buenos Aires. 
 
Los objetivos específicos son: 
 
� Caracterizar las prácticas de evaluación de los aprendizajes que llevan a 
cabo docentes de Primer Ciclo endos escuelas primariaspertenecientes 
a los partidos de Almirante Brown y Lomas de Zamora de la Provincia de 
Buenos Aires. 
� Analizar las concepciones de evaluación que orientan las decisiones que 
toman los docentes acerca de la enseñanza y el aprendizaje. 
� Analizar las relaciones que los docentes establecen entre la evaluación y 
los demás componentes de la programación de la enseñanza. 
 
 
3 – b – Estrategia metodológica. 
 
Para el alcance de los objetivos propuestos en esta investigación resulta 
indispensable acceder a los sentidos que los docentes le asignan a las 
prácticas de evaluación que llevan a cabo. Para ello, consideramos que a partir 
del análisis de las entrevistas a los docentes de los distintos años que 
componen el Primer Ciclo de la Educación Primaria será posible indagar las 
concepciones de enseñanza en general y de evaluación en particular. 
25 
 
Por otro lado, sostenemos que la observación y el análisis documental 
de, por un lado, los instrumentos de evaluación construidos y utilizados por los 
docentes con sus alumnos y, por otro lado, las programaciones a las que los 
docentes nos permiten acceder, serán útiles para encontrar en ellos respuestas 
a los interrogantes que orientan esta investigación. 
Entendemos,además,que los modos en que los docentes evalúan se ven 
influenciados por numerosas variables y condiciones: las concepciones de 
enseñanza y de evaluación más específicamente, las concepciones de 
aprendizaje, las historias particulares de los sujetos que evalúan, las 
tradiciones institucionales que se refuerzan a lo largo de los años, las 
características del contexto institucional en el que trabajan y también aún el 
posicionamiento que asume el docente como evaluador. 
En relación con esto último, consideramos que las prácticas de 
evaluación de los aprendizajes de los alumnos están necesariamente 
vinculadas a decisiones por parte de los docentes en lo que respecta a la 
enseñanza. Esto implica dos cuestiones: la primera es que los docentes deben 
apropiarse de los objetivos de aprendizaje del año en particular que cursan sus 
alumnos y de todo el Primer Ciclo en general. Deben encauzar cada propuesta 
de trabajo (incluyendo las consideraciones acerca de la evaluación) hacia el 
logro de los objetivos de aprendizaje que se hayan planteado. 
La segunda cuestión se vincula con la autonomía del docente en 
cuestión y su lugar como profesional. Concebimos a los docentes como 
profesionales capacitados para asumir su responsabilidad como sujetos que 
toman decisiones en su labor. Consideramos necesario correr a los maestros 
del lugar que históricamente se les ha otorgado, a saber: el de agentes que 
ejecutan acríticamentelo que los técnicos o directivos les indican que deben 
hacer. 
 
“Un enfoque prescriptivo de la educación, supone que el docente limita su trabajo 
a ejecutar en el aula las indicaciones que otros han confeccionado para él. Esta 
suposición no sólo es éticamente insostenible, sino también, empíricamente falsa. 
Quienes tengan alguna experiencia en la profesión docente, saben que si hay algo 
que caracteriza a esta tarea es, precisamente, su imposibilidad de ser realizada 
siguiendo pautas muy específicas y analíticamente prescritas. Todo currículo y 
cualquier metodología, por organizados que estén, son sólo propuestas y 
26 
 
sugerencias que se transforman por la acción mediadora de las instituciones y sus 
docentes” (Celman, 1998, p.4). 
 
Si bien esta segunda cuestión atraviesa la presente investigación, la 
misma requiere de posteriores análisis de mayor profundidad. Por lo tanto, se 
observa en este trabajo mayor hincapié en la primer cuestión a la cual se hizo 
referencia anteriormente. 
Por otra parte, en coherencia con lo antes expuesto, el enfoque 
adoptado en esta investigación recupera aspectos de los estudios 
interpretativos o hermenéuticos en tanto se busca caracterizar las prácticas de 
enseñanza desde el punto de vista de los sujetos. Como ha señalado Erickson 
(1990), los estudios interpretativos acerca de la enseñanza, se caracterizan por 
su interés en la captación del significado humano en la vida social y en la 
comprensión de la naturaleza y estructura de los hechos1. Asumir un punto de 
vista interpretativo en la investigación acerca de la enseñanza, supone 
considerar que no es posible plantear la existencia de significados fijos y 
obvios; por el contrario, los seres humanos crean interpretaciones significativas 
del mundo que los rodea y esas interpretaciones juegan un papel decisivo en 
su acción. 
 
 
3 – c – Momentos en el proceso de investigación. 
 
En un primer momento, llevamos a cabo una instancia necesaria de 
profundización en el marco conceptual-referencial. Paralelamente, relevamos 
los sentidos de evaluación que se expresan en el Diseño Curricular del Primer 
Ciclo de la Educación Primaria (Provincia de Buenos Aires), en las 
Resoluciones que nos sugirieron las evaluadoras del proyecto de tesina y en 
otros materiales de desarrollo curricular pertinentes al objeto de estudio. 
 
1
Además, el autor plantea que prefiere el término “interpretativo” a otros como cualitativo en tanto 
evita la connotación de no cuantitativo, connotación que no quiere subrayar en tanto existe cierto grado 
de cuantificación en este tipo de investigaciones. Esta cuestión también aparece en el debate 
cuantitativo/cualitativo en la reflexión metodológica. Por otra parte, el término “interpretativo” es más 
inclusivo que otros, como etnográfico o estudio de casos. 
27 
 
En un segundo momento, nos abocamos a la construcción y 
administración de las entrevistas a los docentes. En este sentido, optamos por 
la realización de entrevistas semiestructuradas a tres maestras del Primer Ciclo 
de escuelas de los partidos de Almirante Brown y Lomas de Zamora (zona sur 
del Gran Buenos Aires) de la Provincia de Buenos Aires.Una de las maestras 
ejerce en 1er año (en una escuela primaria de Lomas de Zamora), otra en 2do 
año (en una escuela primaria de Almirante Brown) y la tercera en 3er año (en 
una escuela primaria de Lomas de Zamora). Cabe aclarar, que las escuelas a 
las que tuvimos acceso son de gestión privada. 
Definimos la entrevista como una forma de conversación entre dos 
personas en la cual se ponen en juego estrategias comunicativas a partir de las 
cuales se accede al “decir sobre el hacer”de los actores(Alonso, 1998; citado 
en Piovani, 2007a, p.219). El investigador plantea una serie de preguntas las 
cuales parten de los interrogantes que dieron origen a la investigación y de los 
aspectos implicados en las hipótesis. Las respuestas que brinda el entrevistado 
pueden dar lugar a nuevas preguntas por parte del investigador. Esta 
posibilidad de repreguntar es fundamental para clarificar los temas planteados, 
profundizar sentidos y significados y orientar la entrevista de acuerdo a los 
objetivos de investigación. Además, consideramos que, dado el objeto de 
estudio, conviene este tipo de entrevista ya que establece un marco 
comunicativo dinámico. 
Nos propusimos obtener, a partir de estas entrevistas, información 
relativa al “universo de las significaciones de los actores: sistemas de 
representaciones, creencias, normas, valores, nociones, etc.”(Piovani, 2007a, 
p.221). 
Siguiendo el análisis que realiza Piovani (2007a), optamos un por una 
entrevista semiestructurada, entendiendo que la misma presenta un nivel 
intermedio de espontaneidad en la interacción verbal, directamente vinculado 
con el grado de estructuración previsto para las preguntas y respuestas. La 
entrevista que se administró, se construyó en base a las siguientes 
dimensiones: 
 
� Dimensión relativa a los sujetos involucrados en la evaluación: Grupo 
etario de los alumnos, contexto social y cultural, contexto institucional, 
28 
 
formación docente y creencias del docente acerca de las capacidades 
de sus alumnos. 
� Dimensión relativa al nivel de educación y al área curricular en cuestión: 
Objetivos de aprendizaje, propósitos de enseñanza, carga horaria, 
concepciones acerca del conocimiento específico de cada una de las 
áreas curriculares. 
� Dimensión relativa a la programación y específicamente a la evaluación: 
Concepciones acerca de la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación, 
relaciones establecidas por parte del docente entre enseñanza y 
evaluación, fuentes utilizadas para programar la enseñanza y la 
evaluación, funciones y tipos de evaluación tenidos en cuenta por parte 
de los docentes, criterios de evaluación, estrategias y técnicas de 
evaluación, construcción de instrumentos de evaluación, relevamiento, 
interpretación y uso de la información obtenida a partir de la evaluación, 
elaboración de juicios y criterios para la construcción de calificaciones, 
decisiones acerca de la enseñanza y el aprendizaje. 
 
La exhaustividad persigue el objetivo de evaluar coherencia o 
incoherencia entre las distintas respuestas brindadas por los docentes a lo 
largo de su relato. Desde este punto de vista, resulta necesario complementar 
el abordaje del trabajo de investigación con el análisis documental para indagar 
tanto aquellas cuestiones que no se dejan ver en los relatos de los docentes 
como también articulaciones o desarticulaciones entre el discurso y la 
información brindada en planificaciones e instrumentos de evaluación. 
Se complementó la información obtenida a partir de las entrevistas con: 
 
� Materiales de consulta que utilizan los docentes. Entre ellos: Diseño 
Curricular, libros de texto utilizados en clase, materiales 
complementarios, materiales obtenidos en capacitaciones docentes o 
publicaciones varias. 
� Planificaciones/programaciones de clase2. 
 
2
 Consideramos pertinente aclarar que a los fines del análisis utilizamos las expresiones planificación y 
programación como sinónimos, dado que suele no hacerse una diferenciación en el diálogo con las 
docentes. No obstante, en términos teóricos, optamos por la expresión programación por considerar 
29 
 
� Instrumentos de evaluación cumplimentados por los alumnos, corregidos 
y calificados por los docentes. 
� Registros de comentarios hechos por las docentes al momento de la 
entrega de planificaciones e instrumentos de evaluación. 
� Anotaciones de comentarios hechos por las maestras al momento de 
entregarnos los instrumentos de evaluación ya realizados por los 
alumnos y las planificaciones. 
 
Por último, nos dedicamos al análisis de las entrevistas realizadas. 
Luego de la transcripciónliteral de las entrevistas, procedimos con el análisis 
cualitativo tomando como técnica prioritaria el “análisis del contenido” tal como 
lo expone Bardin (1991). Se realizó el recorte según los temas abordados y la 
elaboración de categorías emergentes para constituir informaciones relevantes 
y/o recurrentes. Los documentos aportados/producidos por las docentes fueron 
sometidos a análisis a través de la inmersión en los datos, su reducción y 
organización por medio de categorías derivadas del marco conceptual-
referencial previo o emergentes. 
Optamos por la ventaja que presentan las técnicas de análisis del 
contenido relativas a la articulación de saberes provenientes de diferentes 
disciplinas, no sólo de la lingüística. Evidencian un desarrollo interdisciplinar 
que es hoy también indispensable en la investigación (y podemos agregar 
intervención) en el campo de las ciencias sociales. 
El análisis del contenido en un sentido amplio, tomando los aportes de 
Andréu Abela (2001), “es una técnica de interpretación de textos” (p.2). En 
nuestro caso, esos textos se conforman por las entrevistas realizadas a los 
docentes y desgravadas, que albergan un contenido que debe ser leído e 
interpretado para acceder a un nuevo conocimiento sobre los sentidos que los 
docentes le asignan a las prácticas de evaluación de los aprendizajes de los 
alumnos. 
Adoptamos las técnicas de análisis del contenido cualitativo, que 
recuperan las ventajas del análisis del contenido cuantitativo, más vinculado a 
 
que la misma es más amplia que el documento escrito (acepción con la que suele asociarse la 
planificación), abarcando los complejos procesos decisionales por los que atraviesa el docente al 
representarse anticipadamente la enseñanza, como vimos en el capítulo anterior. 
30 
 
la cuantificación de aspectos manifiestos, pero avanzan hacia la interpretación 
del sentido latente incorporando otros procedimientos analíticos y el contexto 
en el que la misma se inscribe (Andréu Abela, 2001; Piovani, 2007b). 
En el análisis de los materiales empíricos prestamos especial atención a 
poner en diálogo el marco conceptual-referencial construido en el capítulo 2 
con las entrevistas y los otros documentos que nos aportaron las docentes. En 
todo momento, tomamos las categorías teóricas como recursos críticos para 
generar conocimiento, sin obturar la recuperación de los emergentes. 
 
Sobre la base de estas decisiones teórico-metodológicas, nos abocamos 
en el capítulo siguiente al análisis del material empírico. 
 
 
31 
 
 
Capítulo 4 
RELACIONES ENTRE EVALUACIÓN, ENSEÑANZA Y APRENDIZAJ E 
 
 
A los fines de clarificar la presentación del análisis empírico realizado, 
decidimos organizar este capítulo en una serie de apartados.Para la definición 
de dichos apartados, volvimos sobre nuestro material empírico a través del 
prisma de los interrogantes iniciales de este trabajo de investigación y fuimos, a 
su vez, constituyéndolos en torno a la profundización de temáticas que resultan 
pertinentes en función de los objetivos de la investigación, el marco conceptual-
referencial y los emergentes empíricos de los relatos de las maestras. 
 
 
4 – a–Concepciones que sustentan los docentes y sus influencias en las 
prácticas de evaluación. 
 
Partimos de analizar las concepciones de evaluación, enseñanza y 
aprendizaje que aparecen en las entrevistas realizadas a las maestras. Como 
una apreciación general, podemos decir que estas concepciones parecieran 
vincularse en torno a un eje lineal en el que se suceden los siguientes 
procesos: planificación, enseñanza, actividades realizadas por los alumnos 
para aprender los contenidos en cuestión y finalmente evaluación. 
Es decir, parece vislumbrarse una concepción tal que da cuenta de que 
un proceso ocurre necesariamente a continuación del otro: primero se llevaría a 
cabo la enseñanza, luego ocurriría el aprendizaje y por último se pondría en 
práctica la evaluación (concebida prácticamente en todos los casos como la 
acción de tomar examen). Este tipo de concepción se corresponde con un 
modelo de evaluación tradicional en el cual el juicio de valor es sobre los 
productos de aprendizaje con el fin de calificar a los alumnos y de esa manera 
trasladar la calificación a las decisiones relativas a la acreditación y luego la 
promoción. El enfoque es retrospectivo ya que se emite juicio de valor a partir 
32 
 
de la culminación del proceso en miras a poder determinar cuánto ha aprendido 
el alumno. (Gvirtzy Palamidessi, 1998; Cols, 2004). 
En relación con lo anteriormente explicitado, no encontramos ningún 
elemento que pudiera dar cuenta de que las docentes conciben la evaluación 
como parte constitutiva de la enseñanza. Más bien, en todos los casos, la 
evaluación aparece definida y concebida como un proceso de carácter distinto 
y que toma lugar a posteriori del proceso de enseñanza. 
Estas características se ponen en evidencia en los siguientes 
fragmentos: 
 
“Puntualmente, en el ámbito educativo institucional, un docente planifica, entrega, 
enseña y evalúa los conocimientos-saberes que organizó a principio de año en el 
formato de planificación anual” (Maestra de primer año). 
 
“Uno enseña para que aprendan y después evalúa para ver si se 
aprendió”(Maestra de segundo año). 
 
Parecería que esta concepción lineal es un resabio de un enfoque 
racional, sistemático o técnico de programación en donde el norte está puesto 
sobre la eficacia en el logro de los objetivos de aprendizaje en este caso. De 
acuerdo a ese norte, se pone en marcha un proceso racional y sistemático para 
determinar los medios que conducen hacia el logro de los objetivos definidos. 
Se planifican los pasos que han de ser atravesados para el logro de los 
objetivos adjudicándole a este último componente de la programación, un lugar 
central (Cols, 2004). 
Por su parte, en la planificación escrita de primer año, se nombran las 
estrategias de evaluación que se utilizarán, pero no se especifica en qué 
momentos dentro de la secuencia de enseñanza se pondrían en práctica las 
mismas. Por otro lado, la planificación escrita de segundo año, no otorga 
información respecto de la evaluación, ya sea a nivel estrategias, criterios o 
incluso alguna generalidad. Sin embargo, en la entrevista a esta misma 
docente, sí aparecen mencionadas estrategias de evaluación, aunque 
homologadas a tipos de evaluación: 
 
“E: ¿Qué tipos de evaluación conocés? 
33 
 
D: Escrita, oral, mediante juegos he evaluado. También evaluación cotidiana, día a 
día” (Maestra de segundo año). 
 
Por su parte, la docente de primer año brinda una respuesta similar, pero 
agregando el término de evaluación continua. 
 
“E: ¿Qué tipos de evaluación conocés? 
D: Escrita, oral, continua”. (Maestra de primer año). 
 
En ninguna entrevista aparecen expresiones que pudieran relacionarse 
con concepciones del aprendizaje en términos de proceso de construcción de 
conocimiento. Más bien, al preguntar por aprendizajes aparecen expresiones 
que remiten a resultados. Por ejemplo, en las entrevistas a las maestras de 
segundo y tercero encontramos las siguientes definiciones de aprendizaje: 
 
“D: Aprendizaje… saberes que ellos se apropian, es lo que después van a 
recordar, si no se lo apropian, se lo apropian o vos no hacés que se lo apropien, 
no repetición” (Maestra de segundo año). 
D: “Cuando se adquieren conocimientos” (Maestra de tercer año). 
 
Se podría pensar que, frente a concepciones de aprendizaje como las 
antes mencionadas, la evaluación estará más cerca de la valoración de 
resultados que de la ponderación de los procesos. Queda la intriga de qué 
lugar ocupan los diferentes puntos de partida a la hora de hacer juicios de valor 
con respecto a los resultadosde unos y de otros. En relación con este punto 
del análisis, resulta interesante hallar, en la misma entrevista, dos criterios 
encontrados teniendo en cuenta aquello a lo cual refieren. A saber, frente al 
pedido de definición del concepto de evaluación, la docente de segundo año 
responde: 
 
“D: Evaluación… ay, re conductista mi definición eh, pero es saber si los 
contenidos se aprendieron. 
E: ¿Y por qué te parece que la definición que diste es conductista y qué implica 
eso? 
D: Qué sé yo, porque re maestro ciruela tipo, vos sabés, vos no sabés. Pero es 
que, en realidad, evaluar es un poco eso” (Maestra de segundo año). 
34 
 
 
Aquí, nuevamente, encontramos resabios de la concepción tradicional 
de evaluación, la cual ha sido hegemónica por muchos años y guarda estrecha 
relación con el enfoque técnico de programación que mencionamos 
previamente. En relación con esta concepción de evaluación, Ahumada 
Acevedo (2005) realiza una descripción de la evolución desde los sistemas 
tradicionales centrados en pruebas en los cuales se miden los resultados de 
aprendizaje en forma independiente de las prácticas de enseñanza en las 
cuales se hayan enmarcado, hacia lo que él denomina sistemas de evaluación 
auténtica y alternativa los cuales ponen el foco en el desempeño del alumno, 
en el uso de lo que sabe, es decir, busca observar qué sabe y qué puede hacer 
con lo que sabe en situaciones especialmente diseñadas para que los alumnos 
puedan demostrarlo. 
Parecería que a pesar de los avances en el campo teórico de la 
evaluación y de las declaraciones del Diseño Curricular de la Educación 
Primaria, en las prácticas prima aún una concepción tradicional de evaluación. 
Por otro lado, la maestra de segundo año, frente a la pregunta de qué 
tiene en cuenta a la hora de calificar a sus alumnos, contesta: 
 
“D: Le pongo ‘qué bien lo hiciste’ o estimulo con palabras. Tengo en cuenta cómo 
estaba cuando arrancó el año. Lo mismo en el caso de escritura: un pibe empezó 
escribiendo letras sueltas, después me arma dos oraciones y para mí es un 
excelente. Ha pasado que un papá vino a quejarse de que el texto escrito por su 
hija no estaba para un muy bien, que estaba re bajo. Pero sabiendo cómo se 
había esforzado la alumna porque yo vi cómo arrancaba al principio, para mí era 
un muy bien”(Maestra de segundo año). 
 
Aparecen, por tanto, algunas diferencias en el discurso de la misma 
maestra, dado que en estas palabras sí se estaría refiriendo a la evaluación 
ligada al proceso en la cual se arriba a deliberaciones y se tienen en cuenta 
tanto los objetivos, como las prácticas de enseñanza y su relación intrínseca. 
Asimismo en este enfoque, se reconoce que el aprendizaje y la enseñanza son 
procesos atravesados por el contexto en el que ocurren alejándose así de toda 
pretensión de racionalidad y supuesta objetividad (Cols, 2004).En esta misma 
perspectiva, es pertinente el planteo de Lerner quien apela a tener en cuenta 
35 
 
los puntos de partida de los alumnos a la hora de emitir juicios de valor sobre 
sus aprendizajes. 
 
“cuando estamos tratando de evaluar prácticas –y que no aparezca como la 
evaluación de conductas observables- hay que pensar que una misma acción 
puede decir cosas muy diferentes en base a la historia personal y escolar de cada 
chico. […] un mismo indicador puede tener sentidos diferentes. Un 
comportamiento que es señal indudable de progreso en algunos casos puede no 
serlo en otros.” (Lerner, 2002, p. 29). 
 
Particularmente, a la hora de relacionar el proceso de evaluación con las 
decisiones relativas tanto a la calificación como a la promoción de los alumnos, 
las docentes hacen referencia a aspectos más relacionados con el oficio del 
estudiante que con los aprendizajes relacionados con los contenidos 
disciplinares. Por ejemplo: el empeño, el esfuerzo, el cumplimiento, la buena 
predisposición,las buenas relaciones con los compañeros, la prolijidad, entre 
otros, son factores que parecen ocupar un lugar muy importante en la 
determinación de la calificación final de los alumnos. He aquí, fragmentos de 
las entrevistas a las maestras en las cuales esto se puede apreciar: 
 
“¿Cómo se relacionan la evaluación de los aprendizajes y la promoción de tus 
alumnos? 
D: Desde mi punto de vista, considerando que en la evaluación no hay estándares, 
la evaluación numérica, concreta y escalar, no está relacionada con la promoción. 
Más bien la promoción tendría que ver con los avances personales en relación al 
buen vínculo o no que ese alumno haya realizado con sus pares. También se 
tendría en cuenta el nivel de pertenencia que el chico posee con su grupo” 
(Maestra de primer año). 
 
“E: ¿Qué tenés en cuenta para calificar a tus alumnos? 
D: En la evaluación uno le pone un puntaje, trato de ser lo más objetiva posible. A 
veces no se puede. Vos sabés que se esforzó el triple, entonces le das un plus” 
(Maestra de segundo año). 
 
“E: ¿Cómo se relacionan la evaluación de los aprendizajes y la promoción de tus 
alumnos? 
D: Se toma en cuenta en conjunto con otros factores áulicos para la promoción de 
las materias. 
36 
 
E: ¿Cuáles otros? 
D: El compromiso, la participación, aspectos actitudinales, las resoluciones de las 
propuestas de trabajo en clase” (Maestra de tercer año). 
 
No obstante, estos aspectos que son tenidos en cuenta a la hora de 
otorgar una calificación no aparecen explicitados en las programaciones (en el 
curriculum escrito). Para analizar si estos criterios que conforman el implícito 
son efectivamente enseñados o si se generan condiciones en el aula para su 
aprendizaje, deberíamos avanzar con otra investigación tendiente a la 
observación de las clases, arista que por el momento queda afuera de nuestros 
propósitos. 
En otros términos, podemos decir que si los docentes consideran 
importante el hecho de que el alumno sea prolijo, esto debería ser promovido y 
enseñado para así ser, naturalmente, evaluado. Existe la posibilidad de que 
esto sea trabajado en el aula, pero las planificaciones no dan cuenta de ello. 
Tampoco se observa, como veremos más adelante, mención alguna en 
relación con estos criterios en los instrumentos de evaluación cumplimentados 
por los estudiantes y corregidos por las docentes. Para buscar elementos que 
pudieran dar cuenta de si se trabaja esto o no por parte delos docentes, 
hubiera sido necesario realizar observaciones de clases a lo largo de un 
período determinado de tiempo. 
Continuando con el foco de nuestra mirada en las concepciones de las 
que dan cuenta las maestras, nos dirigimos a buscar coherencia entre las 
palabras que utilizan las docentes para referirse a las capacidades de sus 
alumnos y la información que ellas consideran que los mismos pueden obtener 
a partir de la evaluación.La maestra de tercer año describe las capacidades de sus 
alumnos como: 
 
“D: Buenas. Aprendiendo a utilizar las herramientas propias para la optimización 
del desarrollo de las capacidades” (Maestra de tercer año). 
 
En bastante concordancia con su propio discurso anterior, al referirse a 
la interpretación por parte de sus alumnos de la información que la evaluación 
les brinda, la maestra señala: 
 
37 
 
“E: ¿Qué clase de información te parece que le brinda la evaluación a tus 
alumnos? 
D: La información precisa para poder resolver mediante el razonamiento y lógica 
del tema y no a través de la memorización del contenido. 
E: Y cuando evaluás, ¿les hacés algún tipo de devolución a los alumnos? 
D: Sí, ya te digo, les explico qué tuve en cuenta para llegar a la nota que les puse. 
E; ¿Y para qué te parece que le sirve al alumno esto que vos le explicás? 
D: Bueno para ver en qué cosas falló y cómo puede mejorarlo para la próxima. 
E: ¿Y hay una próxima? 
D: … Sí, en clase puede llegar a haber alguna otra situación o desafío… o en la 
evaluación final… o bueno, cuando lo necesite usaren la vida misma, ya sabe en 
qué se había equivocado y cómo tiene que hacerlo en realidad” (Maestra de tercer 
año). 
 
No obstante, al observar este mismo aspecto en la entrevista realizada a 
la maestra de segundo año, nos encontramos con informaciones encontradas 
desde el punto de vista de las concepciones de la maestra en relación con las 
capacidades de sus alumnos y sus logros, a saber: 
 
“E: Por otro lado, ¿cómo describirías las capacidades de aprendizaje de 
tusalumnos? 
D: Mirá, es complicado. El grupo era complicado. Tenía niños que eran súper 
brillantes, niños medios y niños que les costaba un montón. Venían de un jardín re 
básico, hasta por ahí tenía un niño sin sala de 5. No sabían agarrar el lápiz. O sea, 
una mescolanza. Había muchos problemas con el lenguaje. Escribían como 
hablaban y, precisamente, hablaban mal. Encima, no contaban con recursos para 
enviar a fono. Busqué centros con descuentos y hospitales, pero los papás no le 
ponen voluntad” (Maestra de segundo año). 
 
Sin embargo, directamente a continuación, la misma maestra es 
interrogada acerca de los logros de sus alumnos y menciona las siguientes 
adquisiciones, las cuales implican un alto grado de comprensión de los 
contenidos por parte de ellos. 
 
“E: ¿Qué logros a nivel aprendizaje has observado hasta el momento? 
D: Pueden expresarse oralmente a favor o en contra de lo que plantea la docente. 
Pueden decir sí o no por qué operaciones en Matemática. Trabajan con método 
científico en Ciencias Naturales. Pueden subrayar respuestas en un texto con 
38 
 
ayuda del docente. Unos genios, porque era un grupo “heavy”, TGD, opositor, 
resistente, que es un síndrome, el papá nunca dijo que el nene tenía esto. 
Teníamos que negociar todo el tiempo y era agresivo. Una nena con una 
enfermedad de medio año…” (Maestra de segundo año). 
 
Por último, hacia el final de la entrevista, la maestra utiliza las siguientes 
expresiones al contestar la pregunta que hacía alusión a la información que la 
evaluación brinda a los alumnos: 
 
“E: ¿Qué clase de información te parece que le brinda la evaluación a tus 
alumnos? 
D: Nada… la verdad para los que son más chiquitos como mis alumnos, porque 
ellos no tienen la capacidad para ver si se equivocaron en algo, no lo entienden. 
La evaluación es más para los padres. Después, cuando son más grandes, sí se 
fijan en el error. 
E: ¿Y por qué decís que las evaluaciones son para los padres? 
D: Y porque es como que a los papás los tranquiliza saber que ‘en esta escuela se 
toman exámenes’ o ‘a mi hijo/a le fue bien en el examen’” (Maestra de segundo 
año). 
 
En definitiva, las palabras de la docente parecen poner en duda la 
utilidad que los alumnos del Primer Ciclo pueden darle a la evaluación. Esta 
afirmación por parte de la maestra no se condice con una concepción de la 
evaluación como parte constituyente del proceso de aprendizaje. Sin embargo, 
esta misma docente afirma que evalúa a través de distintas estrategias a lo 
largo del curso escolar, pero deja hecha la expresión de que las mismas 
responden a expectativas que ella considera que tienen los padres acerca de la 
institución y de su rol como maestra. 
Si bien retomaremos estas cuestiones, se puede adelantar que la 
evaluación involucra múltiples aristas que la complejizan como práctica al 
interior de la escuela. La evaluación de los aprendizajes, como podemos ver, 
implica las concepciones de la docente acerca de la evaluación, la enseñanza, 
los aprendizajes, sus estudiantes, pero también, pone en evidencia las 
expectativas de la institución (como plantearemos en el apartado 
correspondiente), lo que la maestra sabe o cree que los padres están 
esperando de la escuela y de sus propios hijos. 
39 
 
En este sentido, Díaz Barriga y Hernández Rojas (1999) señalan que la 
mayoría de las veces la evaluación se lleva a cabo sólo desde un punto de 
vista normativo-institucional, enfatizando las decisiones relativas a la 
calificación, la certificación o la acreditación y no desde una óptica más 
didáctica que permita tomar otro tipo de decisiones más vinculados a la mejora 
de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. 
Para terminar el análisis, en este trabajo nos resultó interesante observar 
que las docentes no utilizan en su discurso los términos “tomar decisiones” o 
“decidir” específicamente, cuestiones que, como vimos, están íntimamente 
vinculadas al para qué evaluar. Sin embargo, esta acción se puede inferir en 
expresiones tales como: asignar calificaciones a los alumnos, hacer ajustes en 
la forma de enseñar (en algunos casos) o realización de cambios en las 
estrategias de acuerdo a cómo marcha el avance con la apropiación de los 
contenidos trabajados. 
 
 
4 – b – La programación de la enseñanza y sus compo nentes: qué dicen 
las docentes entrevistadas. 
 
Como ya mencionamos, la programación de la enseñanza se constituye 
en una práctica compleja nodal del quehacer del docente, pero además, a los 
fines de la presente tesina, enmarca las decisiones que los docentes toman 
con respecto a las prácticas de evaluación de los aprendizajes. En este 
sentido, se vuelve indispensable analizar los sentidos que las docentes le 
asignan a la programación de la enseñanza y a las decisiones que toman 
respecto de sus componentes constitutivos. 
Si establecemos una diferencia conceptual en torno a las intenciones 
formativas en una programación, podemos hablar de propósitos y objetivos. 
Los propósitos, en primer lugar, aluden a los rasgos que se desean priorizar de 
la propuesta de enseñanza, refieren entonces a las responsabilidades del 
docente con respecto a la generación del ambiente necesario para el logro del 
aprendizaje; los objetivos, por su parte, son objetivos de aprendizaje, es decir, 
expresan aquello que los estudiantes deben alcanzar (Cols, 2004; Basabe y 
Cols, 2007). 
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Cabe aclarar que los puntos de contacto entre esta concepción de los 
objetivos y el modelo más tradicional de la definición de objetivos en el 
curriculum, no implica una adhesión a éste último. Muy por el contrario, si bien 
entendemos los objetivos como el cruce que expresa lo que se espera que el 
estudiante logre con determinado contenido (tal como ya los identificaba Tyler 
(1973, por ejemplo), compartimos con Feldman (2010b) una perspectiva más 
actual que intenta recuperar los puntos fuertes de los objetivos en tanto vínculo 
indispensable con la evaluación, orientación de la enseñanza, cortes espacio-
temporales de los propósitos, etc. Entender los objetivos como capacidades y/o 
construcciones, constituye una mirada más amplia que la ofrecida por el 
tradicional modelo por objetivos. En algunos documentos curriculares de la 
Provincia de Buenos Aires se hace la distinción entre “objetivos de enseñanza” 
–para referirse a lo que aquí denominamos “propósitos”–; y “objetivos de 
aprendizaje” –para referirse a lo que aquí llamamos “objetivos” a secas. 
En el Diseño Curricular para el Primer Ciclo de la Educación Primaria, 
para todas las áreas curriculares, encontramos en primer lugar sugerencias en 
relación con las secuencias de enseñanza, vinculadas al desarrollo de los 
contenidos. Además, se presentan ciertos objetivos de aprendizaje y se 
explicita que los logros de los alumnos están condicionados a las estrategias 
didácticas puestas en marcha en el trabajo en clase. Se señala que, si los 
alumnos se involucran de manera sostenida en secuencias de trabajo del orden 
de las que son allí explicitadas, entonces se espera que logre determinados 
objetivos de aprendizaje que son enumerados a continuación en los siguientes 
términos: “indicadores de avance” o “se espera que el alumno 
logre/pueda/localice/reconozca/resuelva/reflexiones/elabore/sea capaz de”, etc. 
De hecho, uno de los principios que se presentan como fundamentos de este 
diseño curricular es la centralidad de la enseñanza. He