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Capítulo 8. Exploraciones complementarias en cirugía de la hipermetropía 138 8.6. Motilidad ocular intrínseca (pupila) Margarita Cabanás Jiménez, Francisco Pastor Pascual, Marta Romero Luna INTRODUCCIÓN «Todo el mundo es extraño y maravilloso para unas pupilas bien abiertas», José Ortega y Gasset. La pupila es una parte del ojo cuyo tamaño, di- námica y localización, no solo afectan directamente a la calidad visual sino que además constituye un rasgo estético y expresivo único para cada perso- na. Su exploración exhaustiva ha sido objeto de numerosos estudios, como veremos a lo largo del capítulo, ya que de ella dependerá, en parte, la sa- tisfacción del paciente. La actividad pupilar está influenciada por el es- tado acomodativo del ojo, así como por otros fac- tores como la cantidad de luz ambiental, el estado de ánimo o de alerta o el uso de fármacos. Por otro lado, existe una relación directa entre el tamaño pupilar y las aberraciones ópticas de forma que, a mayor tamaño pupilar, mayores serán las aberracio- nes ópticas. Además de las aberraciones de bajo y alto orden, las cromáticas también aumentan con el diámetro pupilar. El estudio de la pupila en los tra- tamientos refractivos de la hipermetropía es impres- cindible para obtener un resultado satisfactorio. El estudio de la pupila en los tratamientos refractivos de la hipermetropía es imprescindible para obtener un resultado satisfactorio. Sabemos que las aberra- ciones totales del ojo humano, sobre todo en suje- tos jóvenes, son generalmente bajas debido a que están compensadas por las aberraciones intraocu- lares. También conocemos que los procedimientos refractivos hipermetrópicos modifican estas aberra- ciones al cambiar la curvatura corneal, alterando se- cundariamente la calidad visual. PUPILOMETRÍA El diámetro pupilar es variable y fluctúa según la cantidad de luz que haya en el ambiente, siendo su valor promedio de 3,5 mm y situándose normalmen- te dentro de un rango que va desde los 2 hasta los 6 mm. La medida del diámetro pupilar debe hacer- se en condiciones fotópicas (mucha luz), mesópi- cas (poca luz) y escotópicas (sin luz). Normalmente ambas pupilas son iguales, apareciendo pequeñas diferencias en un 15% de la población aproximada- mente. A partir de los 40 años, el tamaño pupilar va disminuyendo y se ha visto que, para las mismas condiciones de luminosidad mesópicas, las pupilas hipermetrópicas son más pequeñas que las miópi- cas y las astigmáticas. Para hacer la exploración es necesario tener en cuenta el nivel de iluminación y mantenerlo cons- tante, debiendo desarrollarse en similares condicio- nes en todos los pacientes. Pese a ello, la medida pupilar puede verse influenciada por otros factores como las condiciones físicas y psíquicas del pacien- te, medicaciones y por los espasmos fisiológicos del iris entre otros. Existen diversos métodos para medir el diáme- tro pupilar. A continuación describimos algunos de ellos (1-4): 1. Tarjetas de comparación (pupilómetro tipo Rosenbaum). Mientras el paciente fija su mirada en un objeto lejano para evitar la influencia de la acomodación, el examinador compara el tamaño de la pupila con el tamaño conocido de los círcu- los de la tarjeta. Esta técnica tiene limitaciones como la falta de exactitud de la medida (sobre todo en iris de color oscuro) pero, a pesar de ello, ha sido utilizada por la FDA en estudios multicén- tricos (fig. 1). 2. Pupilómetros basados en videoqueratogra- fía. Hay instrumentos, como algunos topógrafos, campímetros, interferómetros, biómetros y autore- fractómetros, que disponen de un sistema fotográ- fico o de una cámara CCD (charge-coupled device) que permite hacer la medida del diámetro pupilar (fig. 2). No obstante, estos sistemas infraestiman las medidas debido a la intensidad luminosa míni- ma que necesita el propio dispositivo para la reali- zación de la prueba, especialmente en condiciones escotópicas. 3. Pupilómetros de infrarrojos con retículo aco- plado. El pupilómetro de Colvard se basa en el uso de los rayos infrarrojos para realizar la medida del tamaño pupilar sin que la luz contraiga la pupila. Aun- que los valores obtenidos son bastante precisos, el tamaño de la imagen observada es pequeño y no permite registrar los resultados. Aun así, se trata de una prueba muy utilizada gracias a su precio asequi- ble y su sencillez (fig. 3). Capítulo 8. Exploraciones complementarias en cirugía de la hipermetropía 139 4. Pupilómetros basados en vídeo con ilumina- ción infrarroja y detección de pupila objetiva. Entre ellos encontramos el pupilómetro Procyon y el CA- 800, topógrafo basado en los discos de plácido y al que se añadieron 4 LED infrarrojos y 2 LED de luz blanca con el fin de poder realizar una pupilo- metría dinámica y estática y 8 LED de color azul para conseguir una imagen fluoresceínica y vídeos a tiempo real, esenciales para la adaptación de len- tes de contacto. El Keratograph 5M, de Oculus, es un topógrafo corneal avanzado que también utiliza diodos infrarrojos para realizar la pupilometría. El aberrómetro Zywave 3 también nos da el valor de la pupila en condiciones de iluminación tenue o en oscuridad, proporcionando una curva de medición en directo. 5. Pupilografía dinámica. En ocasiones, ade- más de medir el diámetro pupilar en un momento concreto o bajo ciertas condiciones determinadas, interesa registrar los movimientos de la pupila me- diante una pupilografía dinámica. Para ello, se ini- cia la prueba con una luz intensa de 400 lux que se desvanece hasta apagarse, con lo que el juego pupilar se puede registrar desde su mínima hasta su máxima extensión. 6. Sensitometer test (Kagen Air LLC, Appleton, WI). Mediante una aplicación móvil, este sistema Figura 1. Tarjeta de Rosenbaum. Figura 2. Pupilometría por videoqueratoscopia. Figura 3. Pupilóme- tro de Colvard. Capítulo 8. Exploraciones complementarias en cirugía de la hipermetropía 140 novedoso provoca una miosis pupilar por acción del flash de la cámara del iPhone y captura un vi- deo de la pupila durante las fases de constricción y recuperación después del flash. Se realiza un seguimiento del ojo, se registra el tamaño de la pupila a lo largo del tiempo y el tamaño relativo de la pupila se calcula automáticamente. El estudio donde lo han usado ha sido publicado reciente- mente (5). LA PUPILA EN LA CIRUGÍA FOTOABLATIVA DE LA HIPERMETROPÍA Junto con el cristalino, la pupila controla la distancia focal, de manera que: a mayor apertu- ra, menor será el enfoque y por tanto, a menor luminosidad, menor capacidad para enfocar. A su vez, la profundidad de foco estará condicionada por el tamaño pupilar, siendo ésta menor conforme aumenta la pupila. En una córnea virgen, la calidad óptica es la ideal en los 5,4 mm centrales, decli- nando hacia la periferia debido a las aberraciones esféricas fundamentalmente (6). Los tratamientos hipermetrópicos producen una ablación periférica cuyo objetivo es aumentar la prolacidad de la córnea y por tanto, la potencia dióptrica de la zona tratada. Para seleccionar la zona óptica, habrá que tener en cuenta el tamaño pupilar, pues, aunque se ha cuestionado la rela- ción entre la pupila escotópica y los problemas de visión nocturna en pacientes intervenidos de cirugía refractiva, sí existe evidencia de que una pupila de menor tamaño tiene menos probabili- dad de tener mala visión en condiciones de baja luminosidad. Roesler et al. proponen como zona óptica funcional el máximo tamaño pupilar que permite una agudeza visual (AV) ≥0,63 mm, es decir, a la pérdida máxima de dos líneas de AV, límite aceptable en términos de seguridad (7). Numerosos estudios han reportado que zonas ópticas mayores a 6 mm proporcionan mejores resultados que zonas menores. Las aberraciones aumentan si el diámetro pupilar excede a la zona óptica funcional tratada, lo que se traduciría en síntomas como el deslumbramiento (glare), las disfotopsias y en insatisfacción.Zonas ópticas de 6 o incluso 7 mm, reducirían la probabilidad de que aparezcan dichas aberraciones y favore- cerían la estabilidad del tratamiento hipermetró- pico. De la misma manera, diferentes estudios describen un incremento en las aberraciones de alto orden, destacando el coma de 3º y 5º or- den y una disminución de la aberración esférica positiva con la corrección hipermetrópica, siendo especialmente influyentes en la calidad visual en ablaciones altas (8). l tamaño y la dinámica de la pupila en la ci- rugía corneal, también se debe tener en cuenta su localización a la hora de centrar la ablación y tallar el lentículo en caso de LASIK. Hay pupi- las excéntricas, generalmente más nasales que temporales, que obligan a desplazar el tallado y se ha visto que, para los tratamientos hiperme- trópicos, cuanto mayor es el lentículo más seguro es el tallado (lo que será primordial en las zonas ópticas amplias). El centrado de la ablación en los tratamientos hipermetrópicos es una cues- tión controvertida y viene reflejada en numerosas publicaciones. Soler comparó dos técnicas de centrado en 30 pacientes, la pupilar y en vértice corneal, encontrando buenos resultados en am- bos grupos. Se analizaron las aberraciones y se estableció una relación positiva entre el centrado en pupila y la disminución del coma en ojos con descentramientos pupilares importantes (distan- cia centro pupilar a vértice corneal >0,25 mm). Como consecuencia de esto, encontraron una me- nor pérdida de líneas de AV en este grupo. (9) Reinstein, sin embargo, no consiguió demostrar que en distancias al reflejo corneal coaxial con desplazamientos >0,55 mm la pérdida de líneas de AV fuera mayor (10). Arba-Mosquera (11) estudió los resultados obtenidos tras la ablación de perfil neutro con centrado desplazado asimétrico que realizaron en ojos con un descentramiento pupilar – vértice corneal > 200 micras. El desplazamiento hori- zontal fue estadísticamente significativo a partir de 0,317 ± 0,139 mm (p <0.0001), mientras que el vertical no lo fue. La ausencia de desplaza- miento nasal fue rara (1 de cada 46 ojos) y el principal valor del vector de desplazamiento fue de 0,341 ± 133 mm. En cuanto a los resultados refractivos, se observó una pérdida de AV posto- peratoria de -0,5 ± 0,5 líneas a los 3 meses, sin que se evidenciara ninguna pérdida de más de 2 líneas; el porcentaje de hipocorrecciones fue del 13%, estando el 72% de los pacientes en el rango de ±0,50 D de equivalente esférico a los 6 meses. En lo referente a las aberraciones, hubo una inducción estadísticamente significa- tiva del trefoil vertical, del coma horizontal, de la aberración esférica, del tetrafoil oblicuo y del astigmatismo secundario. En su discusión, los autores defendían que el centrado en pupila era la opción más extendida debido, principalmente, a que permitía minimizar la zona óptica por la co- Capítulo 8. Exploraciones complementarias en cirugía de la hipermetropía 141 herencia pupila-límite de perfil de ablación, obli- gando a aumentarla en centrados desplazados del centro de la misma. Por otra parte, afirmaban que el centro pupilar variaba según los cambios en su tamaño, lo que hacía necesaria una refe- rencia más fiable, como era el caso del vértice corneal. El concepto de desplazamiento asimétri- co combinaría las ventajas de las dos opciones de centrado. Así, se centraría el eje óptico de la ablación en el vértice corneal y se establecerían los límites del área modificada concéntrica a la altura de los bordes de la pupila, de forma que disminuirían las aberraciones asociadas a la asi- metría en la ablación, las hipocorrecciones y el empleo de nomogramas para el recentrado del pico del perfil. Los resultados visuales postope- ratorios no se vieron afectados por la cantidad de corrección ni del desplazamiento, lo que de- mostró que el desplazamiento asimétrico no era perjudicial. Finalmente, concluyeron que el trata- miento de hipermetropías altas usando este mé- todo era seguro y predecible y se lograba mante- ner queratometrías por debajo de 50 D y reducir la inducción de coma, en comparación con otros perfiles de ablación. Estas consideraciones del LASIK hipermetrópico serán extrapoladas a las técnicas de SMILE, en las que algunos estudios sugieren que las aberracio- nes de alto orden postoperatorias podrían ser me- nos significativas con esta técnica que con el LASIK hipermetrópico (ver capítulo 11). El papel de la pupila será todavía más relevan- te en los tratamientos corneales combinados para hipermetropía y presbicia, conseguidos mediantes perfiles multifocales. En ocasiones, alteraciones en la medida o actividad pupilares pueden llegar a ser un factor de exclusión pues se asocian a la aparición de nuevas aberraciones ópticas causan- tes de una pérdida de calidad visual e insatisfac- ción. LA PUPILA EN LOS TRATAMIENTOS CON LENTES INTRAOCULARES Como ocurre con los pacientes miopes, cuando se emplean las lentes fáquicas para el tratamien- to de los defectos hipermetrópicos, es importante valorar las características de la pupila. (ver capítulo 14) Lo mismo ocurre en la cirugía del cristalino, es- pecialmente cuando la lente intraocular (LIO) que vamos a implantar presenta alguna característica óptica más compleja, como puede ser una LIO asfé- rica, tórica o multifocal. Además de influir en el rendimiento del proce- dimiento quirúrgico, las características pupilares están relacionadas con la aparición de los fenó- menos disfotópsicos. Aunque hay algunas LIO mul- tifocales que se presentan como pupilo-indepen- dientes, ninguna lo es al cien por cien. Con estas lentes, cuando la pupila es muy pequeña y la luz que llega al foco de lejos requiere un tamaño pupi- lar mayor, el paciente tendrá dificultades en visión lejana. Si por el contrario la pupila es demasiado grande, puede que la visión de cerca se vea difi- cultada y se incrementarán los halos y los deslum- bramientos, existentes en menor o mayor grado en todos los casos. Por otro lado, al igual que comentábamos para los tratamientos fotoablativos, la excentricidad de la pupila se tendrá en cuenta en los tratamien- tos combinados de hipermetropía y presbicia si la LIO es sensible a los descentrados, ya que la pro- babilidad de incrementar las aberraciones será mayor. La asfericidad de la LIO en pupilas excesivamen- te pequeñas o la corrección del astigmatismo en pupilas muy grandes donde el toro no se ampliará hasta la periferia de la LIO, pueden no ser útiles en estas circunstancias. CONCLUSIÓN Desde hace más de una década, el objetivo de numerosas publicaciones es el de correlacionar las características anatómicas y la dinámica pupilar con los resultados refractivos en términos de cali- dad visual. El estudio de la pupila de los pacientes candidatos a cirugía refractiva hipermetrópica es una maniobra sencilla y útil, que ayudará al cirujano a obtener un mejor rendimiento y una mayor seguri- dad en función de la técnica refractiva. BIBLIOGRAFÍA 1. 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