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Violência Intrafamiliar na Colômbia

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1 
 
LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN COLOMBIA: 
DETERMINANTES Y CONSECUENCIAS PARA EL 2010. 
Daniela Montoya Salazar 
Universidad de los Andes 
d.montoya1530@uniandes.edu.co 
 
Asesor: Fabio Sánchez 
Mayo de 2016 
 
Resumen 
 
La violencia intrafamiliar entendida como un acto que produce afecciones o sufrimiento físico, 
sexual, psicológico, verbal o económico a una persona dentro del mismo hogar, no es un 
fenómeno nuevo en la sociedad actual. Sin embargo, la atención que ha recibido es menor a la 
que merece y solo recientemente se ha reconocido como un importante problema de salud 
pública, donde las mujeres son las principales afectadas. Usando los datos de la Encuesta 
Nacional de Demografía y Salud para el 2010, este artículo identifica los determinantes y 
consecuencias de la violencia física y emocional que sufren las mujeres colombianas en edad 
fértil. La evidencia sugiere que entre las principales causas de la violencia intrafamiliar está el 
hecho de haber presenciado algún abuso o maltrato en el hogar materno. Contrario a lo que 
podría pensarse, recientemente no se ha encontrado alguna relación significativa entre variables 
socioeconómicas y la violencia intrafamiliar. Usando un modelo probit bivariado se evalúa la 
probabilidad de existencia de violencia (física y emocional) dados factores socioeconómicos, 
individuales y de la pareja; y mediante el uso de correlaciones se determina la incidencia de las 
consecuencias. Los resultados indican que los principales determinantes de ambos tipos de 
violencia recaen positivamente en el hecho de que la mujer haya vivido con su pareja y 
negativamente en que compañero consuma alcohol o drogas de manera frecuente. La principal 
consecuencia de la violencia emocional es la baja autoestima y de la violencia física los 
moretones, y heridas o fracturas. 
 
Palabras clave: Violencia Intrafamiliar, probit bivariado, ENDS 
mailto:d.montoya1530@uniandes.edu.co
2 
 
DOMESTIC VIOLENCE IN COLOMBIA: DETERMINANTS AND 
CONSEQUENCES FOR 2010. 
 
 
 
 
 
Abstract 
 
Domestic violence, understood as an act producing conditions or physical, sexual, psychological, 
verbal or financial suffering on a person within the same household, is not a new phenomenon in 
today's society. However, the attention it has received is less than it deserves and has only 
recently been recognized as a major public health problem, where women are primarily affected. 
Using data from the National Demographic and Health Survey 2010, this article identifies the 
determinants of domestic violence and consequences of physical and emotional violence suffered 
by Colombian women of childbearing age. The evidence suggests that the main cause of 
domestic violence is the fact of having witnessed any abuse or mistreatment in the maternal 
home. Contrary to what one might think, it has not been found any significant relationship 
between socioeconomic variables and domestic violence. Using a bivariate probit model, I 
evaluate the probability of existence of violence (physical and emotional) given socioeconomic, 
individual and couples factors; and using correlations I determine the incidence of the 
consequences. The results indicate that the main determinants for both types of violence fall 
positively in the fact that the woman has lived with her partner and negatively in the alcohol or 
drug abuse by her companion. The main consequence of emotional violence is low self-esteem 
and of physical violence are bruises and wounds or fractures. 
 
 
Key words: Domestic violence, bivariate probit, DHS 
3 
 
1. INTRODUCCIÓN 
La violencia intrafamiliar, y en especial contra la mujer, no es un fenómeno nuevo en la sociedad 
actual. Sin embargo, la atención que ha recibido es menor a la que merece. En Colombia la 
identificación de esta problemática se empezó a hacer de manera más exacta en la década de 
1990, año en que inició la aplicación de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud. Con la 
nueva Constitución de 1991, se reconoció la violencia intrafamiliar como un importante 
problema de salud pública y puso a disposición mecanismos de defensa para las mujeres que son 
las principalmente afectadas. A pesar de contar con información sobre la violencia intrafamiliar 
desde 1990, solo hasta el 2005 se empezaron a hacer análisis econométricos sobre su incidencia, 
cronicidad, severidad, causas y consecuencias. El cambio demográfico y las mejoras que se han 
tenido en aspectos como la salud, las diferencias de género y la reducción de las brechas 
económicas y sociales durante las últimas décadas hacen necesario una revisión continua de la 
información para evaluar los planes nacionales que se han venido ejecutando. 
 
A pesar de dichas mejoras, la violencia intrafamiliar, manifestada en su mayor parte por el 
maltrato femenino, aun es una constante en Colombia. Según la Presidencia de la Republica, el 
15% de las mujeres sufre algún tipo de violencia, aunque se cree que estas cifras pueden ser 
mayores debido a que las mujeres muchas veces no denuncian el caso o hay barreras de 
información, haciendo que sea de difícil monitoreo. En encuestas que se han realizado en 
diferentes países, se ha encontrado que entre 10-50% de las mujeres aseveran haber sufrido 
violencia que no solo se limita al trato físico sino también al psicológico y sexual (USAID). 
Muchos de estos casos generan afecciones en la salud y consecuentemente repercusiones en su 
economía. 
 
Así, el propósito de este trabajo consiste en identificar los determinantes de la violencia 
intrafamiliar y posteriores consecuencias que sufren las mujeres colombianas en edad fértil para 
el año 2010 a partir del módulo de violencia intrafamiliar de la Encuesta Nacional de 
Demografía y Salud (ENDS). 
 
Este artículo pretende contribuir al vacío existente, desde una perspectiva económica, relativo a 
los estudios realizados sobre la violencia intrafamiliar para el caso Colombia y dar continuidad a 
las investigaciones que se han llevado a cabo para años anteriores permitiendo ver la evolución 
4 
 
del fenómeno. Además, se constituye como base para conceptualizar el problema, conducir 
nueva investigación y sobretodo dar apoyo estadístico a los policy-makers en términos de las 
causas reales de la problemática y los efectos y las posteriores consecuencias que surgen de la 
violencia intrafamiliar. Se espera que la información aquí suministrada sea la base no solo para la 
implementación de nuevas políticas, sino para la evaluación de proyectos dirigidos a disminuir la 
violencia intrafamiliar por parte de la Dirección de Eliminación de Violencias contra las Mujeres 
y Acceso a la Justicia, de la Secretaría de la Mujer. 
 
La literatura sugiere que hay un factor de transmisión intergeneracional de la violencia, es decir 
que personas que han sido víctimas o testigos de la violencia en sus hogares maternos están 
expuestas a vivenciar lo mismo en su hogar dada la teoría social del aprendizaje (Bandura, 
1977). De igual manera, Straus y Gelles (1986) demostraron que hay una relación entre el abuso 
de alcohol y sustancias psicoactivas con la violencia intrafamiliar. Respecto a las variables 
socioeconómicas como la educación, la edad y el nivel de riqueza, se encontraron posiciones 
opuestas. Hay autores que defienden que dichas variables si tienen efecto sobre la probabilidad 
de que exista violencia intrafamiliar (Tauchen et al, 1991; Friedmann-Sánchez y Lovaton, 2012) 
mientras otros dicen que el efecto es marginal (Ribero y Sanchez, 2004) o no es significativo (Ju 
Huang y Gunn, 2001). 
 
Teniendo en cuenta las causas propuestas por la literatura, se estima un modelo probit bivariado 
a partir de los datos con el que se encuentran los determinantes de la violencia intrafamiliar, 
haciendo escogencia de variables socioeconómicas del hogar, características de la mujer y 
características del esposo o compañero. Este modeloes una generalización del modelo probit 
para estimar varios resultados binarios correlacionados en forma conjunta, en este caso mide la 
probabilidad de co-ocurrencia de la violencia intrafamiliar física y emocional. El 34.14% de las 
mujeres sufren de manera conjunta los dos tipos de violencia aquí evaluados. Este alto porcentaje 
de co-ocurrencia es lo que motiva al uso del modelo probit bivariado. 
 
Hablando de las consecuencias, la ENDS no profundiza mucho sobre estas pero se indaga sobre 
4 consecuencias de cada tipo de violencia. En varios casos, las mujeres pueden sufrir una o más 
consecuencias de cualquiera de los dos ámbitos, en tanto un acto físico puede ocasionar 
repercusiones en la parte emocional. Para medir de manera más exacta la relación que tiene cada 
5 
 
uno de los aspectos de la violencia emocional y física con los dos tipos de consecuencias, se va a 
hacer un análisis de correlación de Pearson con un nivel de confianza del 99% y de esta manera 
identificar cuales actos están más relacionados con una u otra consecuencia. 
Los resultados sugieren que entre los principales determinantes de la violencia intrafamiliar se 
encuentra el hecho de que la mujer haya vivido con su pareja y el consumo de alcohol y drogas 
por parte del compañero. Así, aquellas mujeres que han convivido bajo el mismo techo con su 
pareja en algún momento de su vida tienen menor probabilidad de sufrir algún tipo de violencia; 
en tanto aquellas cuyo compañero consume con frecuencia alcohol o drogas están más propensas 
a verse afectadas. En cuanto a las consecuencias, se encuentra que si en un hogar existe violencia 
emocional, la autoestima de la mujer es baja y la relación con sus hijos se afecta; para la 
violencia física las principales consecuencias son los moretones y las heridas o fracturas 
 
2. CONTEXTO COLOMBIANO 
En Colombia, la violencia doméstica fue reconocida con un problema de salud pública con la 
Constitución de 1991, donde el artículo 42, inciso 5, expone que “cualquier forma de violencia 
en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad y será sancionada conforme a la 
ley”. Así, el Estado pone a disposición mecanismos de defensa para las mujeres que son las 
principalmente afectadas. 
 
Desde el reconocimiento formal del problema hasta el día de hoy, se han creado cuatro leyes que 
apoyan la denuncia de este fenómeno y sanciona a los mal tratantes. Brevemente, las leyes se 
enumeran a continuación: 
- Ley 248 del 29 de diciembre de 1995 “por medio de la cual se aprueba la Convención 
Internacional para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer”
1
 
- Ley 294 de 1996 “por la cual se desarrolla el artículo 42 de la Constitución Política y se 
dictan normas para prevenir, remediar y sancionar la violencia intrafamiliar”
2
, 
asignándole el carácter de delito. 
- Ley 599 de 2000 la cual reformó el Código Penal con la incorporación de los diferentes 
tipos penales de la violencia intrafamiliar. 
 
1
 Recuperado el 27/02/2016 de http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=37821 
2
 Recuperado el 27/02/2016 de http://www.icbf.gov.co/cargues/avance/docs/ley_0294_1996.htm 
http://www.icbf.gov.co/cargues/avance/docs/constitucion_politica_1991_pr001.htm#42
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=37821
http://www.icbf.gov.co/cargues/avance/docs/ley_0294_1996.htm
6 
 
- Ley 882 de 2004 donde se aumenta la sanción penal por violencia física y psicológica, 
estableciendo que “El que maltrate física o sicológicamente a cualquier miembro de su 
núcleo familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con 
pena mayor, en prisión de uno (1) a tres (3) años”
3
. 
 
Según un reporte de la Presidencia de la República (2012), el 15% de las mujeres han sido 
víctimas de alguna forma de violencia (física, psicológica, sexual). Sin embargo, este número 
podría ser mayor. Igualmente, este reporte indica que la violencia intrafamiliar es un fenómeno 
de difícil monitoreo debido a dos razones principales. La primera se debe a que las mujeres con 
frecuencia prefieren no denunciar por miedo a lo que les pueda pasar. Únicamente el 69% de las 
mujeres que fueron víctimas de la violencia le comentaron a alguien de la situación y el 62% de 
ellas (mujeres víctimas de la violencia que comentaron a alguien) afirman haber sufrido 
violencia física y el 71% violencia psicológica/ emocional. 
La segunda razón expuesta en el reporte se refiere a las barreras de atención o que no conocen 
los medios para realizar las denuncias pertinentes. El 52% de las mujeres víctimas acude ante 
alguna entidad solicitando ayuda (71% a la policía, 5% a la fiscalía y 3% a comisarías de salud) 
y 20% afirma haber recibido ayuda para denunciar. Esta baja proporción se debe a que entre las 
barreras más comunes se encuentra que: las mandan a otra parte (38%), no le pusieron atención a 
su caso (34%) y/o la hicieron ir múltiples veces sin tener una respuesta (32%). 
 
3. REVISION DE LITERATURA 
En la literatura es posible encontrar múltiples análisis empíricos sobre la violencia intrafamiliar, 
debido a que este tema se puede mirar desde diferentes perspectivas como lo son la social y 
psicológica. Esto permite varios punto de vista y de discusión a la hora de dar explicación a la 
violencia domestica Sin embargo, cuando se piensa en esta problemática como un tema 
económico, encontrar literatura al respecto en menos común debido a la dificultad de modelar la 
totalidad de los factores que influyen en la existencia de la violencia doméstica y por qué solo 
recientemente se ha considerado este tema como un factor que va en detrimento de la economía 
individual y social. Para el propósito de este artículo se exponen a continuación investigaciones 
 
3
 Recuperado el 27/02/2016 de http://www.cepal.org/oig/doc/LeyesViolencia/COL/2004_COL_Ley882.pdf 
http://www.cepal.org/oig/doc/LeyesViolencia/COL/2004_COL_Ley882.pdf
7 
 
relevantes correspondientes a los determinantes y los costos económicos de la violencia 
intrafamiliar. 
Las investigaciones sugieren que la causa más común de la violencia intrafamiliar es que el 
comportamiento se categoriza como un factor intergeneracional, es decir que el comportamiento 
de los padres es “heredado” o aprendido por parte de sus hijos. Esta explicación se deriva de la 
teoría del aprendizaje social propuesta por Bandura (1977) quien expone que el comportamiento 
se primero se aprende mediante la imitación y se sostiene por contingencia social. Lo anterior 
indica que el observar durante la infancia y adolescencia cómo se comportan los parientes 
cercanos (en especial aquellos que comparten el mismo hogar) en sus relaciones íntimas, le 
proveen al menor un aprendizaje comportamental y lo toman como acciones apropiadas para sus 
futuras relaciones. Así, los menores expuestos a violencia en su hogar son más propensos a 
imitar dichas conductas con su pareja (Widom 2000, Pollack 2002). De hecho, Ribero y Sánchez 
(2004) encuentran que el haber experimentado maltrato psicológico o físico en el hogar materno 
aumenta la probabilidad de violencia contra la mujer en un 10.75% y 8.2% respectivamente. De 
igual manera ocurre cuando se tuvo experiencia de violencia del padre a la madre y maltrato a 
esposo con una relación positiva de violencia contra la mujer en 7.5% y 9.8%. 
Otro de los determinantes que influyen en la presencia de violencia doméstica es el consumo de 
alcohol por parte del esposo o compañero o que este haya estado en la cárcel o participado en 
riñas. Además, se ha encontrado que el estar en una relación estable como el matrimonio 
disminuye el riesgo de presenciar violencia en el hogar. De acuerdo con Friedmann-Sánchez y 
Lovaton (2012), las parejas casadas tienen una menor probabilidad enun 8.04% de ser víctimas 
de violencia emocional y en un 5.77% de ser víctimas de violencia física que aquellas que no 
tienen una relación formal. 
Una de las causales más discutidas en la literatura es si los ingresos del hogar tienen incidencia 
en la existencia de la violencia intrafamiliar. Hay autores quienes apoyan esta idea como lo son 
Tauchen et al (1991) quienes mediante el uso de la teoría de juegos, en un modelo de tipo 
Stackelberg, donde el agresor maximiza la utilidad esperada sujeta a la función de reacción 
estocástica de la víctima, demuestran que la existencia de la violencia depende de los ingresos de 
los integrantes del hogar. Así, en los hogares con ingresos bajos, un mayor ingreso del hombre 
aumenta la violencia mientras que un mayor ingreso de la mujer reduce la violencia; en cambio, 
en los hogares con ingresos altos un mayor ingreso del hombre o de la mujer disminuye la 
8 
 
violencia. De igual manera, Friedmann-Sanchez y Lovaton (2012) sostienen que a menor nivel 
socioeconómico del hogar aumenta de manera significativa la probabilidad de presenciar 
violencia física en un 1.6%, comparado con los hogares de mayor nivel socioeconómico. 
Finalmente, Angelucci (2007) encuentra que un aumento de 20 dólares en el salario de la mujer 
reduce en 21% los actos violentos hacia ella. Atribuye estos resultados a que la mujer hace creer 
al hombre que hay una mayor amenaza de divorcio en caso de haber violencia debido a la mayor 
estabilidad económica que ella presenta. 
Sin embargo, autores como Ribero y Sánchez (2004) concluyen que “factores como la edad, la 
educación o la riqueza del hogar influyen solo marginalmente en la presencia de violencia 
intrafamiliar. Por ello es equivocado afirmar que la violencia en el hogar es causada por el 
desempleo, la pobreza o la mala situación económica” (p.35). De manera análoga, Ju Huang y 
Gunn (2001) demuestran que las variables de educación, ingreso personal e ingreso familiar no 
presentan una correlación ni son significativas a la hora de explicar el abuso físico y 
comportamental. 
Según la Asociación Americana de Psicología, los resultados de la violencia familiar en lesiones 
físicas y muertes, impacto psicológico y funcionamiento perjudicial, así como grandes costes 
relacionados con el cuidado de la salud, la justicia penal, y la disminución de la productividad, 
provoca lesiones graves acompañada de características nocivas y disfuncionales de la relación. 
De ahí que algunos estudios incluyen la cuantificación de los costos provocados por la violencia 
intrafamiliar. 
Para el caso colombiano existen dos estudios que miden los costos que afrontan las mujeres 
maltratadas y la sociedad monetariamente. El primero de ellos, elaborado por Londoño y 
Guerrero (1999), se presenta con un primer acercamiento a los costos de la violencia en general 
(incluida la violencia doméstica). Encuentran que los costos asociados a la salud y pérdidas 
materiales corresponden al 11.4% del PIB (para ese año), mientras que los costos indirectos, 
representados por la menor productividad de las mujeres, corresponden al 8.9% del PIB. A pesar 
de que los números son elevados, los autores atribuyen entre una de sus limitaciones la dificultad 
en la estimación debido a cantidad de datos disponibles. 
Para el 2004, Ribero y Sánchez calculan los costos donde incluyen la pérdida de ingresos 
laborales, el desempleo, la salud, el número de hospitalizaciones y costos directos del Estado 
9 
 
(costos judiciales, de servicios sociales y atención médica). Estos ascienden al 3.93% del PIB y 
atribuyen su diferencial con los estudios que se han realizado para otros países, donde el 
promedio de la perdida es del 2% del PIB
4
, al hecho de que no solo miden la violencia contra la 
mujer sino también el maltrato a menores. 
Así las cosas, se pretende encontrar los determinantes de la violencia física y emocional, 
identificar si hay factores que causen un tipo de violencia y no el otro y de la misma manera 
poder comprar resultados con aquellos que provee la literatura. Gracias a los trabajos 
anteriormente expuestos, se puede hacer una recopilación más completa sobre las variables que 
se han intentado probar como causantes de violencia y obtener una visión más completa sobre 
los que más incidencia tienen sobre la presencia de violencia intrafamiliar. 
 
4. MARCO TEÓRICO 
Las cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud, en su reporte de enero del 2016, 
muestran que más de un tercio de las mujeres en el mundo han sufrido algún acto de violencia 
cometido por su pareja y que el 38% de los asesinatos a mujeres son ocasionados por su 
compañero o esposo. Como se comentó en la revisión de la literatura, entre los determinantes 
más comunes de la violencia intrafamiliar se encuentra el hecho de haber sido víctima o haber 
presenciado actos de violencia en el hogar materno y el que el esposo consuma bebidas 
alcohólicas. No obstante, las variables socioeconómicas, que son las más debatidas dentro de la 
literatura, no se pueden dejar de lado a la hora de la investigación debido a que es necesario tener 
en cuenta no solo la perspectiva psicológica sino también la social y la del contexto. Es probable 
que con el cambio demográfico que se ha tenido en las últimas décadas, estas variables tengan 
alguna relevancia a la hora de explicar la presencia de violencia como lo podría ser el nivel 
educativo, la zona en la que viven, las actividades económicas desempeñadas y la edad. 
 
El estudio de las consecuencias de la violencia doméstica resulta relevante en materia económica 
debido a la violencia tiene un efecto negativo sobre “la salud física, mental, sexual y 
reproductiva de las mujeres y aumentar la vulnerabilidad del VIH”
5
. La sociedad y la economía 
 
4
 En el caso de Morrison y Orlando (1999) el costo económico de la violencia intrafamiliar en Nicaragua es del 1.6% 
del PIB y para Chile el 2% 
5
 Recuperado el 28/02/2016 de http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/ 
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/
10 
 
deben asumir costos muy elevados, que están representados en factores como el desempleo, la 
baja productividad e incluso la inhabilidad de la mujer para volver a trabajar. Igualmente, el 
Estado debe asumir costos de manera indirecta en aspectos como el gasto en salud, comisarías de 
familia, atención judicial, ejecución de planes de protección, entre otros. Como lo afirma la Dra. 
Gro Harlem Brundtland, directora general de la OMS, en el informe mundial sobre la violencia y 
salud (2002) “una proporción considerable de los costos de la violencia corresponde a su 
repercusión en la salud de las víctimas y a la carga que impone a las instituciones sanitarias, de 
ahí que el sector de la salud esté especialmente interesado en la prevención y tenga un papel 
clave que desempeñar al respecto” 
 
Al momento de evaluar los costos económicos de la violencia en términos del PIB como lo 
hicieron Londoño y Guerrero (1999), Morrison y Orlando (1999) y Ribero y Sánchez (2004), los 
autores tuvieron en cuenta factores tales como la reducción de la productividad, los costos del 
Estado, los gastos en salud, las pérdidas materiales, etc. Las consecuencias resultan un tema que 
merecen mayor atención cuando se evalúa la veracidad sobre si lo que plantea la literatura sobre 
la transmisión intergeneracionales cierto, pues esto implica que los costos no son solo los 
evaluados en el presente, sino que realmente estos costos están siendo transferidos y con un 
factor multiplicador. Es decir, dada la transmisión intergeneracional de la violencia, los costos 
sobre la sociedad lo hace la misma manera. Los niños se ven sometidos a trastornos emocionales 
y comportamentales que se asocian a la mayor probabilidad de ser víctimas o agresores, 
dependiendo de la situación enfrentada.Esto permite vislumbrar la importancia e impacto 
económico de la violencia doméstica, determinar sus causas y evaluar las consecuencias para así 
evaluar detalladamente los planes de acción que se han ejecutado para reducir el impacto de esta 
problemática. 
 
5. METODOLOGIA 
 
5.1. Los datos 
Este estudio está basado en los datos de la ENDS para Colombia en el 2010, una encuesta 
representativa a nivel nacional que hace uso de un muestreo probabilístico y por etapas de los 
hogares seleccionados, evitando un problema de selección muestral. Los resultados de dicha 
encuesta se publican en forma de documento cada cinco años por Profamilia desde 1990, el cual 
11 
 
incluye información relacionada con la “dimensión, estructura, evolución, dinámicas y 
características generales de la población colombiana en el ámbito de salud sexual y reproductiva 
y otros temas relativos a la salud”
6
. Los datos son de tipo corte transversal, lo que implica que a 
pesar que la ENDS se realiza de manera quinquenal no se tiene un seguimiento de las mismas 
personas a lo largo del tiempo. 
La ENDS se compone de cinco cuestionarios, de los cuales dos son relevantes para el estudio en 
curso: información del hogar que es respondido por un miembro del hogar que sea mayor de 
edad (51,447 hogares en total) y otro para las mujeres en edad fértil, es decir entre los 15-49 
años, que pertenecen al hogar (53,521 mujeres en total). Al momento de restringir la muestra de 
las mujeres que fueron seleccionadas para responder la encuesta de “Violencia Domestica” y que 
aceptaron la privacidad asegurada se tiene un total de 49,004. Sin embargo, varias de ellas se 
rehusaron a responder las preguntas relacionadas con los actos de violencia física y emocional, 
razón por la cual hay 34,624 observaciones. Para el caso de las preguntas relacionadas con las 
consecuencias la limitación es mayor y solo se cuenta con 12,732 observaciones. 
El análisis de la presente investigación se va a dividir en el análisis tanto de los determinantes 
como de las consecuencias para la violencia física y emocional. Así, se construyeron dos 
variables dicótomas para cada uno de los tipos de violencia, donde 1 indica que ha sufrido 
violencia y 0 de lo contrario. 
La existencia de violencia emocional está determinada por uno o varios de los siguientes 
comportamientos por parte del esposo/compañero hacia la mujer: se ha puesto celoso/bravo si 
habla con otro hombre, la ha acusado de serle infiel, le ha impedido encontrarse con sus amigas, 
ha tratado de limitarle su contacto con la familia, ha insistido en saber dónde está todo el tiempo, 
ha vigilado la forma como gasta el dinero, la ha ignorado o no se dirige a ella, no ha contado con 
ella para reuniones sociales o familiares y/o no le ha consultado las decisiones importantes para 
la familia. 
De manera similar, la violencia física está determinada por uno o varios de los siguientes 
comportamientos por parte del esposo/compañero hacia la mujer: la ha empujado o zarandeado, 
la ha golpeado con la mano, la ha golpeado con un objeto, la ha pateado o arrastrado, la ha 
 
6
 Definición recuperada el 03/02/2016 de http://profamilia.org.co/investigaciones/ends/ 
 
http://profamilia.org.co/investigaciones/ends/
12 
 
amenazado/atacado con un cuchillo o arma de fuego, la ha tratado de estrangular o quemar, la ha 
forzado físicamente a tener relaciones y/o la ha mordido. 
La tabla 1 muestra la descripción de las variables (dependientes e independientes) que se tendrán 
en cuenta a la hora de evaluar el modelo y determinar las causas de la violencia intrafamiliar. 
Tabla 1: Definición de variables 
 
Variables dependientes Definición 
 
Emocional 
Discreta, 1 si ha sufrido uno o varios 
comportamientos de violencia emocional, 0 de lo 
contrario 
 
Física 
Discreta, 1 si ha sufrido uno o varios 
comportamientos de violencia física, 0 de lo 
contrario 
 
 
Variables independientes Definición 
Características 
de la mujer 
Edad continua, 15-49 años 
Educación continua, 0- 15 años 
Hijos continua, número de hijos en el hogar 
Trabajando discreta, 1-si está trabajando; 0-de lo contrario 
Vivido en pareja 
discreta, 1-ha vivido o vive con la pareja; 0-de lo 
contrario 
 
Características 
hogar 
Violencia de padre a madre 
en hogar materno 
discreta, 1-si hubo maltrato; 0-de lo contrario 
Urbano discreta, 1-si vive en área urbana; 0-de lo contrario 
Riqueza Múltiple categórica ordenada, definida por quintiles 
Sexo jefe hogar discreta, 1-si es hombre; 0-de lo contrario 
 
Características 
esposo 
/compañero 
Educación del 
esposo/compañero 
continua, 0-15 años 
Consumo de alcohol discreta, 1-si consume; 0-de lo contrario 
Consumo de drogas 
discreta, 1-si ha consumido/consume; 0-de lo 
contrario 
 
Todas las variables independientes están dentro de la base de datos exceptuando la variable 
𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟_𝑝𝑎𝑟𝑒𝑗𝑎, que indica si en algún momento la mujer ha tenido la experiencia de vivir bajo un 
mismo techo con un compañero, se construyó como una dicótoma de la siguiente manera: 1 si la 
mujer está casada, vive con la pareja, es divorciada, o viuda; y 0 si la mujer no está viviendo con 
la pareja o no esta casada. 
 
13 
 
La tabla 2 incluye las estadísticas descriptivas para cada una de las variables descritas en la tabla 
anterior. Las estadísticas revelan que el rango de edades tomadas para el estudio es de 15-49 
años donde cerca del 50% de la muestra es menor a los 30 años. Más de la mitad alcanzaron un 
nivel educativo correspondiente a secundaria (entre 5 a 6 años) y un cuarto primaria (entre 2 y 3 
años). En cuanto al número de hijos, cerca del 30% no tienen hijos y más de la mitad (55,17%) 
tiene entre 1 a 3 hijos. El 52,13% de las mujeres trabaja. Sin embargo no se conoce si el empleo 
es de carácter formal o informal. El 55% reportó estar viviendo con el esposo/compañero y cerca 
de un tercio esta soltera. 
 
En términos de las características del hogar, más de dos tercios de las mujeres viven en áreas 
urbanas con una mayor concentración en la región Central y Atlántica. La riqueza, dividida por 
quintiles, está repartida casi proporcionalmente entre los niveles muy bajo, bajo y medio con un 
porcentaje entre en 20 y 25% cada uno. La proporción de sexo de jefe del hogar está 
representado en casi dos tercios por los hombres y en un 34,5% por las mujeres. En cuanto a la 
presencia de violencia en el hogar materno, un tercio de las mujeres afirmaron que en sus 
hogares de infancia el padre maltrataba a la madre. 
 
Finalmente, las variables de control sobre el esposo/compañero indican que es más frecuente que 
el esposo consuma alcohol (67,9%) a que lo haga con drogas (3,76%). En términos del nivel de 
educación alcanzado, más del 80% de los hombres tiene entre 2 y 3 años de educación, con una 
desviación de 1.15 años. 
Tabla 2. Estadísticas descriptivas de la muestra 
` % n Media 
Desv. 
Estándar 
Edad 
 
30,42 10,187 
15-19 18,99% 9308 
 20-24 15,68% 7686 
 25-29 14,89% 7299 
 30-34 13,59% 6662 
 35-39 12,62% 6182 
 40-44 12,67% 6209 
 45-49 11,55% 5658 
 
 Nivel educativo 
 
4,007 1,733 
0-3 38,92% 18644 
 
14 
 
4-7 60,93% 29185 
 8-11 0,14% 65 
 12-15 0,01% 3 
 
 Número de hijos 
 
1,837 1,846 
0 29,38% 14396 
 1 20,38% 9985 
 2 20,62% 10107 
 3 14,17% 6944 
 4 7,20% 3528 
 5 3,85% 1887 
 6+ 4,40% 2157 
 
 Trabaja 
 
0,521 0,499 
Si 52,13% 25545 
 No 47,87% 23459 
 
 Estado civil 
 
0,5678 0,493 
Ha vivido en pareja 56,78% 27828 
 No ha vivido en 
pareja 43,21% 21176 
 
Violencia padre a madre 0,615 1,509 
Si 32,34% 15846 
 No 64,02% 31370 
 
 Zona 
 
0,728 0,444 
Urbana 72,90% 35723 
 Rural 27,10% 13281 
 
 
 Región 
 Atlántico 21,53% 10550 
 Oriental 15,81% 7746 
 Central 24,33% 11921Pacifica 14,58% 7145 
 Bogotá 6,92% 3391 
 Territorios 
nacionales 16,84% 8251 
 
 Nivel de riqueza 
 
2,688 1,349 
Muy bajo 24,20% 11857 
 Bajo 25,59% 12538 
 Medio 20,69% 10137 
 
15 
 
Alto 16,26% 7968 
 Muy alto 13,27% 6504 
 
 Sexo jefe del hogar 
 
0,655 0,475 
Hombre 65,50% 32100 
 Mujer 34,50% 16904 
 
 
 
Consumo drogas esposo 0,376 0,19 
Si 3,76% 1303 
 No 96,24% 33321 
 
Consumo alcohol esposo 0,679 0,466 
Si 67,90% 23510 
 No 32,10% 11114 
 
 
5.2. Modelo probit bivariado 
Al estimar un modelo cuya variable dependiente es dicótoma se hace uso de modelos binarios 
con el fin de evaluar la probabilidad de ocurrencia de la variable en estudio y sus efectos 
marginales. Trabajos anteriores que han modelado la violencia intrafamiliar se enfocan 
únicamente en la violencia física y hacen uso de una regresión logística o probabilísticas básicas 
como método de estimación. Tal es el caso de Sánchez y Ribero (2004) que sugieren una 
estimación tipo probit y Gage (2005) que utiliza una estimación tipo logit. Diferente a dichos 
trabajos, el presente propone una estimación probit bivariado debido a la co-ocurrencia de la 
violencia física y emocional, donde los efectos se estiman de manera simultánea. 
La estimación conjunta de la violencia física y emocional produce errores correlacionados en las 
dos ecuaciones, proporcionando errores estándar más precisos. Igualmente, la estimación 
conjunta permite probar la existencia de factores no observados que influyen en los resultados a 
través de la significancia estadística de dicha correlación (Friedmann-Sánchez y Lovaton, 2012). 
Las ecuaciones a estimar son: 
 
Educación del esposo 2,98 1,15 
0-2 36,73% 12210 
 3-5 60,30% 20042 
 6-9 2,98% 988 
16 
 
(1)𝑒𝑚𝑜𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙∗ = 𝛽𝑖
′𝑋𝑖 + 𝜀 ; 𝑒𝑚𝑜𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 = 1 𝑠𝑖 (𝑒𝑚𝑜𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙∗ > 0) 
(2)𝑓𝑖𝑠𝑖𝑐𝑎∗ = 𝛽𝑖
′𝑋𝑖 + 𝑢 ; 𝑓𝑖𝑠𝑖𝑐𝑎 = 1 𝑠𝑖 (𝑓𝑖𝑠𝑖𝑐𝑎∗ > 0) 
donde 𝛽𝑖 es el coeficiente de cada una de las variables independientes expuestas en la tabla 1, 𝑋𝑖. 
Debido a que la estimación de un probit bivariado es válida cuando la correlación entre los dos 
términos de error de las ecuaciones es diferente de cero, se verifica que dicho coeficiente 
(𝑎𝑡𝑟ℎ𝑜) sea diferente de cero. Cuando el coeficiente es significativo, indica que la estimación de 
las dos ecuaciones se debe hacer de manera simultánea, pues las acciones están relacionadas 
entre sí: 
𝑎𝑡𝑟ℎ𝑜: 𝑐𝑜𝑟𝑟(𝜀, 𝑢) ≠ 0 
En la tabla 3 es posible ver el número de casos en los que la mujer sufre únicamente violencia 
física o emocional. También se observa que 11,820 mujeres correspondiente al 34.14% sufren de 
manera conjunta los dos tipos de violencia aquí evaluados. Este alto porcentaje de co-ocurrencia 
es lo que motiva al uso del modelo probit bivariado. 
Tabla 3: Co-ocurrencia de violencia emocional y física 
 Física 
Emocional 0 1 Total 
0 25.5% 2.63% 28.13% 
1 37.73% 34.14% 71.87% 
Total 63.23% 36.77% 100% 
 
De una manera más formal, la correlación que se presenta en la tabla 4 demuestra que los dos 
tipos de violencia presentan una correlación media y positiva a un nivel de significancia del 95%. 
Esto nos permite tener más certeza sobre el uso de un probit bivariado al pensar que al estimar 
las dos ecuaciones conjuntamente se va a tener una correlación sobre el output. 
Tabla 4: Correlación entre violencia emocional y física 
 Emocional Física 
Emocional 1.00 
Física 0.3557* 1.00 
 
 
17 
 
5.3 Correlación de las consecuencias con el tipo de violencia 
La violencia intrafamiliar física y emocional contra las mujeres tiene múltiples efectos en el 
ámbito psicológico y físico. Como se muestra en la Tabla 5, el 36.77% de las mujeres que 
sufrieron violencia física en algún momento de sus vidas reportan que en el 13.96% de los casos 
tuvieron lesiones o fracturas. La consecuencia más frecuentada de los actos físicos son los 
moretones en un 57.69% de los casos. En general, el 73% de las mujeres reportan algún tipo de 
problema de salud física como consecuencia de haber sido maltratadas. 
El porcentaje de las mujeres que sufre violencia emocional se presenta en más casos 
representando un 71.86% de los cosas. En cuanto a las consecuencias emocionales, a pesar de 
que la ENDS proporciona pocas medidas respecto a la salud mental, los datos revelan que la 
mitad (50.18%) de las mujeres que experimentan violencia intrafamiliar tienen menor autoestima 
que aquellas que no sufren y poco menos de un cuarto (22.76%) de mujeres aseguran haber 
tenido deseo de suicidarse. Adicionalmente, más de un quinto (22.32%) se aleja de sus relaciones 
y deja de hablar con la gente que frecuentaba y en menos de un tercio (30.33%) se ha visto 
afectada su relación con sus hijos. 
Tabla 5: Consecuencias emocionales y físicas en porcentaje 
Salud emocional 
 Deseo de suicidarse 22,76% 
 Baja autoestima 50,18% 
 Afección en relación hijos 30,33% 
 Dejo de hablar con gente 22,32% 
Salud física 
 Moretones/ dolores 57,69% 
 Terminación de embarazo 2,25% 
 Perdida de órgano 2,24% 
 Herida/ fractura 13,96% 
 
Los anteriores porcentajes indican que una consecuencia no es excluyente de la otra, es decir, 
hay mujeres que pueden sufrir una o más consecuencias físicas al tiempo, y más aún se presentan 
los casos donde las consecuencias físicas van acompañadas de otras físicas. Además, estos 
porcentajes indican que la incidencia es alta. Por las razones anteriores, para medir de manera 
más exacta la relación que tiene cada uno de los aspectos de la violencia emocional y física con 
los dos tipos de consecuencias, se va a hacer un análisis de correlación de Pearson con un nivel 
de confianza del 99% y de esta manera identificar cuales actos están más relacionados con una u 
otra consecuencia. 
18 
 
6. RESULTADOS 
6.1. Determinantes 
Luego de realizar la regresión expuesta en la Tabla 6, se puede dar una mirada general a las 
variables que son relevantes a la hora de explicar la violencia física y emocional. Recordemos 
que al ser las variables dependientes dicótomas, los resultados precisos se muestran con los 
efectos marginales para medir la probabilidad de que ocurra un tipo de violencia ante un cambio 
en la variable independiente. 
El primer término que se debe revisar antes de pasar a la interpretación de los datos, es la 
significancia del athrho que es el coeficiente de correlación entre los términos de error de las dos 
ecuaciones. En este caso, este coeficiente es significativo indicando que la estimación de las dos 
ecuaciones se debe hacer de manera simultánea, pues las acciones están relacionadas entre sí. 
Así, tenemos que las mujeres más propensas a sufrir tanto violencia física como emocional son 
aquellas que son: más jóvenes, con menor nivel educativo, con un mayor número de hijos, que 
trabajan, que no tienen una relación de pareja estable, que experimentaron violencia familiar en 
el hogar materno, que viven en el contexto urbano, cuando la pareja tiene un alto nivel educativo 
y que consume drogas o alcohol de manera frecuente. 
Dos variables independientes solo resultaron significativas para uno de los dos tipos de violencia. 
Las mujeres que son jefes de hogar están más propensas a sufrir violencia emocional, mientras 
que aquellas que están en un menor quintil de riqueza tienden a experimentar mayor violencia 
física. 
Tabla 6: Probit bivariado de violencia emocional y física 
 
Variables dependientes 
Variables independientes 
Violencia 
Emocional 
Violencia 
Física 
Características de la mujer 
 Edad -0.017*** -0.008*** 
Educación -0.017*** -0.024*** 
Hijos 0.068*** 0.096*** 
Trabajando 0.086*** 0.098*** 
Vivido en pareja -0.548*** -0.598*** 
 
 
 
19 
 
Características del hogar 
 Violencia de padre a madre en hogar 
materno 
0.043*** 0.061*** 
Urbano 0.086*** 0.107*** 
Riqueza 0.000 -0.019** 
Sexo jefehogar -0.123*** -0.029 
 Características del esposo/compañero 
 Educación del esposo/compañero -0.044*** -0.084*** 
Consumo de alcohol 0.386*** 0.409*** 
Consumo de drogas 0.636*** 0.734*** 
 
Atrho 0.656*** 
 ***p<0.01 ; **p<0.05 ; *p<0.1 
 
La tabla 7 expone los efectos marginales de las probabilidades conjuntas. Para el caso particular 
de la investigación, la columna de nuestro interés es la ultima la cual expone la probabilidad de 
sufrir violencia física y emocional, 𝑃𝑟𝑜𝑏 (𝑒𝑚𝑜𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 = 1 , 𝑓í𝑠𝑖𝑐𝑎 = 1), dadas unas 
características de la mujer, del hogar y del compañero. Es importante resaltar que el cambio de 
probabilidad de cada una de las variables independientes está medida sobre las medias de cada 
una de ellas (ver anexo 1). 
De esta manera, las variables que mayor impacto tienen a la hora de explicar la violencia 
intrafamiliar contra la mujer son: el haber vivido o vivir con la pareja, es decir, aquellas personas 
con una relación más estable disminuyen la probabilidad de sufrir violencia en un 22.245%; el 
que la pareja consuma con frecuencia alcohol o drogas aumenta la probabilidad de que incurran 
en actos violentos contra la mujer en un 15.302% y 27.091% respectivamente. 
Los efectos de las demás variables también son significativos pero el peso que tienen sobre la 
determinación real de la probabilidad de existencia de violencia son más marginales. Así 
tenemos los siguientes resultados: 
- Cuando la mujer es mayor en un año, la probabilidad disminuye en 0.34% 
- Cuando la mujer tiene un año más de educación, la probabilidad disminuye en 0.86% 
- El tener un hijo más por encima de la media, aumenta la probabilidad en 3.46% 
- Cuando la mujer trabaja, la probabilidad aumenta en 3.63% 
20 
 
- Cuando la mujer vivenció violencia en el hogar materno, la probabilidad de que ella sufra 
violencia posteriormente aumenta en 2.18% 
- Cuando viven en la zona urbana, la probabilidad aumenta en 3.92%. Esto es explicado por 
Friedmann-Sanchez y Lovaton (2012) con el argumento de que en las zonas rurales se 
mantienen estructuras de control social más tradicionales y hay menos tensiones que aquellas 
que hay en la vida urbana. 
- Si la pareja tiene un año más de educación, la probabilidad de que este vaya a cometer actos 
violentos contra la mujer disminuye en 2.94% 
 
Tabla 7: Efectos marginales 
 
Prob 
(emocional=0, 
física=0) 
Prob 
(emocional=0, 
física=1) 
Prob 
(emocional=1, 
física=0) 
Prob 
(emocional=1, 
física=1) 
Edad 0.00491 0.0006 -0.0021 -0.0034 
Educación 0.006 -0.00029 0.00295 -0.00866 
Hijos -0.02363 0.0013 -0.0123 0.03463 
Trabajando -0.02836 0.00035 -0.00832 0.03633 
Vivido en pareja 0.17969 -0.00047 0.04322 -0.22245 
Violencia de padre a madre -0.0149 0.00082 -0.00776 0.02184 
Urbano -0.02906 0.00083 -0.01103 0.03927 
Riqueza -0.00502 -0.00116 0.00511 -0.00107 
Sexo jefe hogar 0.03441 0.00585 -0.0235 -0.01675 
Educación pareja 0.01656 -0.00209 0.01494 -0.02942 
Consumo de alcohol -0.12609 -0.00037 -0.02655 0.15302 
Consumo de drogas -0.21104 0.00277 -0.06264 0.27091 
 
Para las variables dicótomas, se muestra el cambio de la probabilidad ante un cambio de cero a uno 
 
Con respecto a la interpretación de las otras probabilidades, el procedimiento se hace de manera 
similar a los resultados que se expusieron anteriormente. Así, si lo que se quiere estudiar es como 
cambia la probabilidad de la violencia física cuando hay violencia emocional se mira la columna 
𝑃𝑟𝑜𝑏 (𝑒𝑚𝑜𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 = 1 , 𝑓í𝑠𝑖𝑐𝑎 = 0). Por ejemplo, cuando la edad aumenta en un año, la 
probabilidad de que una mujer sufra violencia emocional pero no física disminuye en 0.21%. 
Adicionalmente, dada la co-ocurrencia entre los dos tipos de violencia que se presentó en la tabla 
3, es interesante observar los efectos marginales sobre la probabilidad de existencia de violencia 
21 
 
física dado que ya sufre de violencia emocional. Entre las variables significativas que mayor 
efecto tienen se encuentran el número de hijos, donde una hijo más aumenta la probabilidad de 
violencia física en un 3.41%, el que la mujer trabaje aumenta dicha probabilidad en 3.3%, el 
haber vivido o estar viviendo con su pareja disminuye la probabilidad en un 19,4%, vivir en zona 
urbana aumenta en un 3,5% la probabilidad de sufrir violencia física y el consumo de alcohol y 
drogas que acrecientan la probabilidad de ocurrencia de violencia en un 12,4% y 25,1% 
respectivamente (ver Tabla 8). Lo anterior, hace pensar en los factores (o determinantes) que dan 
paso a la presencia de violencia física en contextos en los cuales ya existe algún caso de 
violencia emocional. 
Tabla 8: Probabilidad de sufrir violencia física dado que hay presencia de violencia emocional 
` 
Prob de v. física dado 
que emocional=1 
Edad - 0.00126 
Educación - 0.00805 
Hijos 0.03414 
Trabajando 0.03345 
Vivido en pareja - 0.19466 
Violencia de padre a madre 0.02108 
Urbano 0.03572 
Riqueza - 0.00102 
Sexo jefe hogar 0.00233 
Educación pareja - 0.03284 
Consumo de alcohol 0.1248 
Consumo de drogas 0.25109 
 
Observaciones: 23376 
Para las variables dicótomas, se muestra el cambio de la 
probabilidad ante un cambio de cero a uno 
 
6.2 Consecuencias 
Para tener una mirada un poco más específica sobre las consecuencias de los actos violentos 
tanto emocional como físicamente, se tomaron las variables dependientes de manera 
desagregada. De esta manera, se puede conocer qué tipo de acción asociada a la violencia 
emocional genera que consecuencia, ya sea física o emocional. Lo mismo se realizó para la 
violencia emocional, ya que como vimos estos actos en múltiples ocasiones son co-ocurrentes y 
pueden generar consecuencias en los dos ámbitos aquí estudiados. 
22 
 
La significancia de correlación se tomó con un nivel del 99% de confianza y como se muestra en 
la Tabla 9, la violencia emocional puede ser causante de todos los tipos de consecuencias, tanto 
físicas como emocionales exceptuando el fin de embarazo en cinco de los nueve tipos de 
afección emocional y en la perdida de órganos en uno de los casos de violencia emocional. A 
pesar de la marginalidad de algunas de las correlaciones porque son muy cercanas a cero, estas 
fueron significativas y además positivas indicando que el acto violento si tiene repercusiones. 
La baja autoestima, entendida como la dificultad que tiene una persona para sentirse valorada 
mostrándose insegura y desconfiando de sus capacidades, es la consecuencia emocional con 
mayor grado de correlación siendo especialmente alta cuando la pareja acusa a la mujer de 
haberle sido infiel, le impide encontrarse con sus amigas, le limita el contacto con la familia, 
vigila la forma en como gasta el dinero, la ignora, no cuenta con ella para reuniones sociales o 
familiares y no le consulta para decisiones importantes. 
De igual manera, en cuatro casos de violencia emocional, la relación con los hijos se ve afectada 
y en tres de ellos se muestra que está acompañado del hecho de que la madre tiene baja 
autoestima. Similarmente ocurre el deseo de suicidarse, que se presenta en 3 casos los cuales a 
su vez presentan alta correlación con la baja autoestima, que como se mencionó anteriormente es 
la principal consecuencia de la violencia emocional. 
Tabla 9: Correlación para consecuencias de la violencia emocional 
 
Celoso Infidelidad 
No 
amigas 
Limita 
familia 
Donde 
esta 
No confía 
dinero Ignora 
No eventos 
sociales 
No 
decisiones 
Deseo suicidarse 0.0431* 0.0967* 0.1307* 0.1655* 0.1001* 0.1149* 0.1272* 0.1150* 0.1409* 
Baja autoestima 0.0457* 0.1169* 0.1335* 0.1838* 0.1072* 0.1490* 0.1656* 0.1319* 0.1548* 
Afectarelacionhijo 0.0481* 0.0969* 0.1146* 0.1540* 0.1178* 0.1478* 0.1257* 0.1212* 0.1375* 
No habla gente 0.0349* 0.0682* 0.1095* 0.1406* 0.0853* 0.0915* 0.0954* 0.0877* 0.1129* 
Moretones 0.0746* 0.1268* 0.1466* 0.1609* 0.1271* 0.1268*0.1155* 0.1159* 0.1344* 
Fin embarazo 0.0044 0.0135 0.0232* 0.0328* 0.0227 0.0220 0.0217 0.0283* 0.0287* 
Perdida órgano 0.0215 0.0380* 0.0345* 0.0345* 0.0300* 0.0302* 0.0419* 0.0444* 0.473* 
Fractura 0.0506* 0.0757* 0.1082* 0.1405* 0.0924* 0.1151* 0.0881* 0.1055* 0.1232* 
 
 
Ahora bien, a pesar de que hay correlaciones significativas entre la violencia emocional y las 
consecuencias físicas, es difícil pensar que por ejemplo el hecho de que el esposo ignore a la 
23 
 
mujer vaya a ocasionar moretones, una fractura o la pérdida de un órgano; lo mismo sucede con 
el hecho de que la pareja no le confíe el manejo de los recursos económicos, que no la invite a 
eventos sociales o que no la tome en cuenta para decisiones importantes. Por el contrario, el que 
estas correlaciones hayan sido significativas se explica más bien por la correlación existente 
entre los dos tipos de violencia. 
Las correlaciones de las consecuencias de la violencia física, como se muestran en la Tabla 10, al 
igual que las consecuencias de la violencia emocional, son positivas y presentan un mayor grado 
de magnitud, varias de las cuales se acercan a un nivel de correlación media. 
Así, se evidencia que la principal consecuencia manifestada por heridas, fractura de huesos y 
dientes rotos se da cuando hay violencia física en actos por parte del esposo tales como golpes 
con la mano, golpes con un objeto, patadas o arrastrada, estrangulación o quemaduras, amenaza 
o ataque con cuchillo o arma de fuego. 
Asimismo, otra de las consecuencias con igual nivel de manifestación es la de moretones o 
contusiones que ocurren en los casos donde el esposo la ha empujado o zarandeado, la ha 
golpeado con la mano, la ha golpeado con un objeto, la ha pateado o arrastrado y la ha 
amenazado/atacado con un cuchillo o arma de fuego. 
Para el caso de las relaciones sexuales forzosas, es interesante ver que este es el acto de violencia 
física que no solo ocasiona consecuencias físicas (heridas, fractura de huesos y dientes rotos) 
sino prioritariamente ocasiona consecuencias emocionales tales como el deseo por parte de la 
mujer de suicidarse y una baja autoestima. 
Tabla 10: Correlación para consecuencias de la violencia física 
 
Empujado 
Golpe 
mano 
Golpe 
objeto Pateado Estrangular Amenazado Atacado 
Relaciones 
sexuales 
Deseo suicidarse 0.0010 0.0910* 0.1729* 0.2104* 0.2078* 0.1821* 0.1630* 0.2022* 
Baja autoestima 0.0166 0.1279* 0.1784* 0.2330* 0.1759* 0.1614* 0.1240* 0.2004* 
Afectarelacionhijo 0.0045 0.0871* 0.1594* 0.1729* 0.1637* 0.1641* 0.1369* 0.1595* 
No habla gente 0.0119 0.0660* 0.1224* 0.1232* 0.1198* 0.1118* 0.883* 0.1396* 
Moretones 0.0548* 0.3205* 0.3033* 0.3678* 0.2247 0.2153* 0.1721* 0.1552* 
Fin embarazo 0.0124 0.0321* 0.0407* 0.0571* 0.0507* 0.0493* 0.0340* 0.0444* 
Perdida órgano 0.0169 0.0363* 0.0664* 0.0787* 0.0737* 0.0684* 0.0717* 0.0677* 
Fractura 0.0111 0.1239* 0.2887* 0.2704* 0.2399* 0.2487 0.2804* 0.1749* 
24 
 
 
 
Contrario a lo expuesto sobre el hecho de que es difícil pensar que la violencia emocional pueda 
ocasionar una consecuencia física, esto no pasa para el caso de la violencia física, pues es más 
factible el hecho de que por ejemplo hayan deseos de cometer suicidio en caso de que la mujer 
haya vivenciado relaciones sexuales forzadas por su pareja. Es por esto que resulta interesante 
observar el porcentaje de mujeres que reportan violencia física pero no emocional, y dentro de 
ese grupo, ver cuántas reportan consecuencias de tipo emocional, como se expone en la Tabla 11. 
 
Tabla 11: Correlación para consecuencias de la violencia física 
 
Empujado 
Golpe 
mano 
Golpe 
objeto Pateado Estrangular Amenazado Atacado 
Relaciones 
 sexuales 
Deseo suicidarse 7,79% 7,21% 3,52% 4,60% 2,46% 3,06% 1,59% 3,83% 
Baja autoestima 16,90% 14,90% 6,21% 8,15% 3,80% 5,07% 2,24% 6,57% 
Afectarelacionhijo 10,28% 9,14% 4,19% 5,29% 2,64% 3,56% 1,77% 4,37% 
No habla gente 7,56% 6,76% 3,17% 3,90% 2% 2,62% 1,33% 3,30% 
 
Es importante resaltar el hecho de que la mayoría de las consecuencias tanto de la violencia 
física como emocional son significativas, demostrado por los resultados expuestos en las tablas 8 
y 9. Para resaltar las de mayor impacto se seleccionaron las dos consecuencias con mayor 
correlación para cada uno de los actos, pero eso no quiere decir que otras consecuencias no 
tienen relación con el acción violenta. 
 
7. LIMITACIONES 
A pesar de hacer un estudio minucioso de los determinantes y las consecuencias de la violencia 
intrafamiliar, la investigación presenta unas limitantes. La primera de ellas y la más relevante es 
el bajo índice de reporte y/o denuncias que hay respecto a estos casos de violencia, haciendo que 
los casos que se presentan sean de difícil monitoreo. Solo el 62% de las mujeres dan a conocer su 
caso. En términos de la ENDS, este índice de no reporte se puede hacer evidente en el tamaño 
final de la muestra: la base de datos contenía información referente a 49004 mujeres, pero 
25 
 
únicamente 34624 aceptaron responder el módulo de violencia aceptando los términos de 
privacidad y confidencialidad de la información. No se puede atribuir con certeza que las 14380 
mujeres que se abstuvieron a responder hayan sido por el hecho de que no quería dar a conocer 
su caso, pero si permite vislumbrar casos que no quieren ser reportados. 
Las otras dos limitaciones del trabajo se atribuyen a la forma en la que la ENDS está diseñada. 
La primera de ellas es la limitación del análisis del abuso doméstico a un segmento de la 
población. Esto porque el objetivo de la ENDS es preguntarse por la salud reproductiva de la 
mujer, lo que excluye a mujeres menores de 15 años y mayores de 50 años. Con el fin de superar 
esta barrera, sería necesario un estudio que investigue más allá de los años reproductivos de la 
mujer. La segunda hace referencia a la medición y contabilización de los actos de violencia 
emocional. A pesar de que es la violencia que se presenta con mayor frecuencia, es la más difícil 
de demostrar y sobre la cual se pregunta poco sobre los efectos de la salud mental derivados del 
acto violento. 
Finalmente, las estimaciones pueden presentar problemas por variable omitida. Lo anterior, dado 
que existe la posibilidad de que hayan características no observables de las mujeres, de su 
entorno, de sus parejas, entre otros, que pueden están asociadas con la violencia y 
consecuentemente con los determinantes de la misma. 
 
8. CONCLUSIONES 
La violencia intrafamiliar es un fenómeno que solo hasta hace unas décadas se le ha dado la 
relevancia que merece. Según la OMS más de un tercio de las mujeres en el mundo han sufrido 
algún acto de violencia cometido por su pareja. La sociedad, la economía y la persona en sí, 
deben asumir costos que se reflejan en factores como el desempleo, la baja productividad e 
incluso la inhabilidad de la mujer para volver a trabajar. Así, la presente investigación pretendió 
identificar los determinantes de la violencia intrafamiliar y posteriores consecuencias que sufren 
las mujeres colombianas en edad fértil para el año 2010. Es de esta manera como se pretende 
proveer una herramienta a entidades públicas como la Secretaria de la Mujer para tomar acciones 
frente a los hechos de violencia contra la mujer dentro del hogar. 
26 
 
Luego de haber aplicado una metodología de probit bivariado, se encontró que entre los 
principales determinantes de la violencia intrafamiliar, tanto física como emocional, contra las 
mujeres en edad fértil basado en los datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud para 
Colombia en el 2010, fueron el estado de la relación entre la mujer y la pareja (si la mujer ha 
compartido techo con su pareja) y el consumo frecuente de alcohol y drogas por parte de la 
pareja. Otros determinantes tales como la edad, la educación, el número de hijos, el estado 
laboral de la mujery la presencia de violencia en el hogar materno, resultaron significativos pero 
en una menor medida. 
Habiendo visto que múltiples autores respaldan y demuestran que el haber presenciado violencia 
en el hogar materno es uno de los principales determinantes para que posteriormente hayan actos 
violentos en el hogar propio, se esperaba que esta variable tuviera un mayor efecto sobre la 
probabilidad de existencia de la misma. A pesar de que el efecto de esta fue de 2.18%, una 
probabilidad mayor que muchas otras variables, pero con un efecto muy inferior al de las 
variables de tener una relación estable o el del consumo de drogas y alcohol por parte de la 
pareja, esta probabilidad resulto significativa. Esta probabilidad es del 17% en el estudio de 
Ribero y Sánchez (2004), del 5.85% en el de Friedmann-Sanchez y Lovaton (2012) y con una 
correlación significativa de 0.551 en el caso de Huang y Gunn (2001). 
Con respecto a los otros determinantes principales para que exista violencia emocional y/o física 
se encontró el hecho de que el esposo o compañero consuma de manera frecuente (al menos una 
vez al mes) alcohol o drogas. Estas sustancias hacen que la probabilidad de violencia contra la 
mujer aumente en un 15.302% y 27.091% para alcohol y drogas respectivamente. 
Se podría pensar que las mujeres que trabajan están menos propensas a la violencia tal como lo 
proponen Tauchen (1992) y Angelucci (2007) debido a que estas tienen mayor poder de decisión 
y demuestran fortaleza en la relación con su independencia económica. Sin embargo, los 
resultados aquí obtenidos demuestran que si una mujer trabaja la probabilidad de estar 
involucrada en un acto violento aumenta en un 3.6%. Este resultado se puede apoyar en las 
relaciones entre poder y genero expuestas por Montes-Berges (2008) en donde se demuestra que 
“en nuestra sociedad, el poder del hombre sobre la mujer se manifiesta tanto en la esfera privada 
de las relaciones de pareja mediante la dominancia interpersonal, como en una esfera pública 
mediante la dominancia social”. Siendo esto cierto, se podría pensar que al estar empleada la 
mujer, su pareja intenta demostrar su dominancia a través de la violencia contra ella. 
27 
 
Adicionalmente, en términos de las variables socioeconómicas (edad, educación y riqueza) los 
resultados siguen la línea de lo expuesto por Ribero y Sánchez (2004) debido a que resultan 
variables significativas pero cuyas probabilidades de aumentar la violencia intrafamiliar tienen 
un efecto marginal. Así, hay más violencia en un 0.34% cuando la mujer es más joven, en un 
0.86% cuando tiene un año menos de educación y en un 0.1% cuando están en un menor quintil 
de riqueza (variable que solo fue significativa para la violencia física). 
Dando paso a las consecuencias, se observó que en su mayoría las consecuencias tanto físicas 
como emocionales de la violencia correspondientes a estos dos tipos, fueron significativas 
indicando que tanto un acto de violencia emocional o física puede traer consigo repercusiones 
tales como el deseo de suicidarse, una baja autoestima, desmejoramiento en la relación con los 
hijos, alejarse de las personas, tener heridas, fracturas moretones y contusiones e incluso 
presentar perdida de un órgano o la terminación del embarazo. 
No se puede determinar cuál de todas las consecuencias representa una mayor gravedad y a pesar 
de la marginalidad de algunas correlaciones (cercanas a cero), el hecho de que estas hayan sido 
significativas indican la prevalencia. De la violencia emocional, se obtuvo que las mujeres 
presentan posteriormente baja autoestima y afección en la relación con el hijo como principales 
repercusiones, y en un tercio de los casos deseo de terminar con su vida. Con respecto a la 
violencia física, se encontró que los principales efectos son heridas, fractura de huesos, dientes 
rotos, moretones y contusiones. 
En conclusión, los resultados de esta investigación indican que la violencia intrafamiliar se debe 
conceptualizar como un eje central para el desarrollo no solo económico sino también social de 
la comunidad. Es necesario hacer intervenciones que van desde programas de prevención que 
busquen disminuir la prevalencia de la violencia intrafamiliar, hasta programas intensivos para 
tratar casos severos, crónicos y/o repetitivos. 
 
 
28 
 
REFERENCIAS 
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1–37). Nebraska: University of Nebraska Press. 
 
30 
 
ANEXOS 
Anexo 1. Media de las variables independientes 
Variable Independiente Media 
Edad 30.42 
Educación 4.007 
Hijos 1.837 
Trabajando 0.521 
Vivido en pareja 0.567 
Violencia de padre a madre 0.615 
Urbano 0.728 
Riqueza 2.688 
Sexo jefe hogar 0.655 
Educación pareja 2.98 
Consumo de alcohol 0.679 
Consumo de drogas 0.037

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