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PREFACIO
Las siguientes páginas presentan una vi-
sión general de cómo opera el método 
científico. Esa comprensión luego se 
aplica a un análisis de los datos en las 
ciencias biológicas y de la Tierra para 
ilustrar cómo piensa un científico crea-
cionista. Finalmente, este libro bosqueja 
una interpretación alternativa de la histo-
ria de la Tierra. Muchos científicos alegan 
que es imposible que una persona que 
cree en la creación sea un buen científico 
y que el creacionismo es incompatible 
con el método científico. Una tesis cen-
tral de este libro es que un creacionista 
realmente puede ser un científico eficaz. 
Esa tesis está apoyada por la experiencia 
personal y por la observación de indivi-
duos que son creacionistas y, a la vez, 
científicos productivos. El planteamiento 
que se hace está basado en la apreciación 
de que es inapropiado e incorrecto carac-
terizar a los científicos no creacionistas 
como personas poco inteligentes o desin-
formadas que creen una teoría ridícula. 
Por cierto, podemos diferir sobre algunas 
cuestiones filosóficas importantes, pero 
los científicos no creacionistas que co-
nozco son individuos bien capacitados y 
entendidos para aportar pruebas convin-
centes que apoyen su comprensión de la 
historia de la Tierra. En una visión alter-
nativa de la historia de la Tierra, un enfo-
que constructivo debe concentrarse en: 
un análisis cuidadoso de los datos y un 
desarrollo creíble de las interpretaciones 
de los mismos.
Durante los años transcurridos desde 
la publicación de la primera edición de 
este libro, han sucedido muchas cosas en 
la ciencia en general y en el estudio de los 
orígenes en particular. La biología mole-
cular ha avanzado en varios frentes, in-
cluyendo la secuencia de los genomas de 
los seres humanos y de muchos otros 
animales. Nuevos descubrimientos fósiles 
se han sumado a una comprensión de las 
formas de vida previas, con animales ex-
cepcionales como dinosaurios con plu-
mas fosilizadas. Hay un amplio conoci-
miento del público en relación con el 
movimiento del Diseño Inteligente. Éste 
se ha convertido en el centro de las críti-
cas por parte de aquellos que se oponen a 
conceptos que requieran cualquier tipo 
de diseño en los orígenes. Mi propia ca-
rrera ha consistido en una expansión de 
mi investigación en las ciencias de la tie-
rra durante los últimos doce años. Esta 
experiencia ha cambiado algo mi forma 
de pensar acerca de detalles que tienen 
que ver con la relación entre el registro 
geológico y la catástrofe geológica des-
cripta en el Génesis, pero mantengo aun 
un período corto para la vida sobre la 
Tierra. Esto se verá en los capítulos so-
bre la geología.
Esta segunda edición sigue el mismo 
planteamiento básico de la primera edi-
ción, pero se actualizan y reorganizan 
algunas secciones críticas. No obstante, 
no es posible presentar una cobertura 
completa y detallada de toda la literatura 
sobre un tema tan amplio. En forma si-
milar a la primera, esta segunda edición, 
corresponde leerse como una introduc-
ción a una manera de pensar acerca de 
los orígenes. Se alienta al lector a ahondar 
en la lectura de las referencias que se dan 
y en la literatura sobre los temas tratados 
que va en continuo aumento. Esto es pa-
ra continuar creciendo en la comprensión 
de este esfuerzo fascinante por integrar la 
fe y la ciencia.
En este libro y en otras publicaciones 
frecuentemente se usaron términos como 
“intervencionismo” e “intervención in-
formada”. Las reacciones de los lectores 
indican la necesidad de explicar mejor 
estos términos. En algunas frases se po-
dría usar la palabra “creacionismo”, pero 
utilizo el término “intervencionismo” por 
un par de razones. En el sentido estricto, 
la creación bíblica es lo que sucedió en el 
principio: el origen de las formas de vida 
y de aspectos físicos de nuestra tierra pa-
ra poder sostener la vida. Pero muchas 
cuestiones tratadas por los creacionistas 
involucran la historia de la Tierra y de la 
vida como continuó después de la 
creación inicial.
La intervención informada es más 
amplia y abarca una visión de la historia 
que reconoce: (1) el papel importante de 
la intervención inteligente en la historia, 
incluyendo la creación original; (2) la in-
tervención en la historia geológica; y (3) 
la comunicación de Dios con los seres 
humanos mediante de las Escrituras. Esta 
visión de la historia trata también con los 
cambios biológicos y geológicos que, a lo 
largo de los siglos, han sido el resultado 
de la operación de procesos físicos y bio-
lógicos “normales” y/o inusuales (inu-
suales desde la perspectiva de la ciencia 
naturalista) para lograr un cuadro unifi-
cado de la historia de la tierra desde la 
creación. Tratar de incluir todo esto en el 
término “creación” es como incluir toda 
la teoría evolucionista y geológica en el 
término “abiogénesis”. Una comunica-
ción clara requiere palabras que no sean 
ambiguas. Por esa razón, me refiero al 
enfoque filosófico que se presenta aquí 
como intervencionismo.
Este término, por sí mismo, no define 
la naturaleza de la intervención. Algunas 
personas pueden usar la palabra para in-
cluir una variedad de interpretaciones, 
incluyendo el concepto de un Dios que 
pone en marcha el universo y lo deja li-
brado a su desarrollo, o la evolución teís-
ta, o interpretaciones más literales de la 
Biblia. Sólo utilizo el término “interven-
cionismo” con referencia a una versión 
del concepto que refleja mi confianza en 
el relato literal de la Escritura sobre los 
orígenes y la historia (Génesis 1 a 11).
El intervencionismo, como yo lo en-
tiendo, incluye además la participación 
continua de Dios en el sostén del univer-
so. ¿Cómo lo hace? Mi hipótesis favorita 
es que Dios sostiene continuamente la 
constancia de sus leyes de la naturaleza 
para que el universo siga operando como 
fue planeado. Si él detuviera esta activi-
dad de sostén, sencillamente, el universo 
entero dejaría de existir. ¿Podría Dios 
cansarse algún día de esta actividad de 
sostenimiento y detenerla por un tiempo 
antes de iniciar nuevamente desde donde 
se dejó? Este pensamiento podría consi-
derarse intrigante. Si ocurriera, nunca 
conoceríamos la diferencia, y nuestra in-
vestigación científica ni siquiera podría 
detectarla. Normalmente no me centro 
en esta parte de sostén de la obra de 
Dios, sencillamente, porque no sabemos 
nada al respecto. Sin embargo, un factor 
importante del intervencionismo es el 
reconocimiento del hecho de que Dios 
sostiene continuamente el universo y la 
vida.
Este punto puede ser objetado por la 
corriente de la filosofía científica que no 
acepta la existencia de ninguna interven-
ción sobrenatural. Esta supone que Dios 
no puede interferir en la operación de 
ninguna parte del universo porque eso 
violaría las leyes de la naturaleza. Pero esa 
objeción se basa en una visión muy su-
perficial de Dios y sus “leyes de la natura-
leza”, las cuales considero que no existen 
por sí mismas, sino que son leyes que 
Dios inventó para que su universo opere.
Muchos científicos insisten en el uso 
del naturalismo metodológico (la filosofía 
que no permite ninguna explicación so-
brenatural) en la ciencia. ¿Pero sigue Dios 
en realidad esa regla? Además, ¿qué es un 
milagro? Tal vez Dios sea tan sabio que 
inventa “leyes de la naturaleza” que son lo 
suficientemente abarcantes para mantener 
el funcionamiento del universo y, a la vez, 
permiten a Dios inventar y hacer cosas 
complejas como los organismos vivos. Tal 
vez esas leyes le permiten a Dios, como un 
Ser racional y versátil, tomar decisiones y 
actuar, así como los seres humanos lo ha-
cen todo el tiempo. Si estás sentado en mi 
casa bajo un techo sólido, tu cabeza se 
mantendrá seca. Pero esa situación cam-
biará si levanto un balde de agua y lo echo 
sobre tu cabeza. No se ha violado ninguna 
ley de la naturaleza, pero cambió el curso 
de los acontecimientos. Tal vez muchos, o 
incluso todos los acontecimientos que 
llamamos milagros sobrenaturalesentran 
en esta categoría.
vi Fe, Razón y la Historia de la Tierra
Dios actuó y formó seres vivos de las 
materias primas que funcionan de acuer-
do a sus leyes de la naturaleza, y, 
posteriormente, insertó una fuerza ex-
cepcional en la estructura geológica equi-
librada de la tierra para producir un dilu-
vio gigantesco. No se violaron leyes. Fue 
sólo una decisión inteligente y una acción 
tomada por un Ser que conoce todas sus 
leyes y sabe cómo interponer las fuerzas 
adecuadas para cambiar el curso de los 
acontecimientos. ¿Es lógico que los seres 
humanos finitos decidan si le permitire-
mos a él hacer eso? ¿Afectan nuestras 
especulaciones la manera como Dios 
obra?
Según mi comprensión de la historia 
de la salvación que presenta la Biblia, una 
razón importante para que Dios actúe de 
esa manera es para tratar con situaciones 
de emergencia que surgieron porque los 
seres humanos rebeldes abusaron del li-
bre albedrío que Dios les dio. En otras 
palabras, Dios tiene que actuar en forma 
especial para encargarse del problema del 
pecado y el mal. Cuando el pecado y la 
violencia dominaron las vidas de los seres 
humanos en un mundo perfecto, Dios 
modificó el curso de los acontecimientos 
con un diluvio que cambió el mundo. 
Luego cuando llegó el momento de una 
acción concluyente para decidir el resul-
tado del gran conflicto entre Cristo y el 
rebelde Satanás, Jesús vivió sobre la tierra 
y diariamente cambió el curso de los 
eventos al sanar a los enfermos y levantar 
a los muertos, incluso a sí mismo. Otro 
de los milagros de Dios ha sido su co-
municación con los profetas y otros 
mensajeros que produjeron las Escrituras. 
No hay nada misterioso o contrario a las 
leyes de la naturaleza acerca de ese proce-
so. En esta era electrónica hemos apren-
dido muchas maneras de comunicarnos 
con alguien sin estar allí en persona. Tal 
vez Dios o un ángel, en un estado de ma-
teria invisible para nosotros, susurró en el 
oído de alguien. No hay necesidad de 
quebrantar ninguna ley natural para que 
esto sea posible. Dios sencillamente in-
tervino en la historia. Los seres humanos 
también intervienen en la historia como 
seres inteligentes que pueden actuar y 
cambiar el desarrollo de los aconteci-
mientos. Hitler hizo eso con resultados 
desastrosos. Martín Lutero lo hizo y re-
forzó la influencia de la Escritura. Para 
entender a Dios, debemos comprender el 
concepto que él es un ser personal que 
nos ama, que puede decidir lo que es me-
jor para nosotros, y luego actúa usando el 
amplio espectro de sus leyes de la natura-
leza para cumplir su voluntad.
Existe una última razón para usar el 
término “intervencionismo”. Los térmi-
nos como “creación”, “creacionista” y 
“creacionismo” han adquirido una con-
notación muy negativa dentro de la co-
munidad científica, y no es sólo por desa-
cuerdo sobre el concepto de la creación. 
Para muchos, estas palabras evocan una 
imagen de batallas legales sobre lo que 
debería enseñarse en las clases de ciencia 
de la escuela secundaria, debates, ciencia 
realizada con poco esmero y comentarios 
sarcásticos y burlones acerca de “esos 
evolucionistas”. El término “intervención 
informada” (también “intervencionista” e 
“intervencionismo”) no incluye una 
agenda tan politizada. Mi objetivo es dis-
cutir estos temas de una manera que no 
divida a las personas que tienen visiones 
diferentes sino que use un enfoque que 
auxilie en la comprensión mutua.
En resumen, el intervencionismo es el 
entendimiento de que Dios intervino a 
través de la historia y todavía interviene. 
Creó un detallado conjunto de leyes a las 
cuales nos referimos como “leyes de la 
naturaleza”. Sostiene constantemente la 
operación inmutable de esas leyes para 
que el universo y la vida continúen en su 
curso diario a lo largo del tiempo. El in-
tervencionismo incluye la creación divina 
de la vida y del universo, y la participa-
ción sustentadora de Dios en la historia 
geológica y biológica desde la creación 
inicial. Los acontecimientos de la historia 
ocurren normalmente mediante la opera-
ción de las leyes divinas de la naturaleza. 
Pero de cuando en cuando, Dios, como 
ser racional que puede tomar decisiones y 
Prefacio vii
actuar, hace cosas que llamamos mila-
gros. Los milagros parecen misteriosos 
porque no entendemos todo el alcance de 
sus leyes, y no podemos captar la grande-
za de Dios y las opciones que están abier-
tas para él. Él no viola sus leyes, sino que 
las usa para cumplir sus propósitos. Mu-
chos milagros están asociados a las ac-
ciones de Dios al tratar con el problema 
del pecado. Podemos trabajar como cien-
tíficos porque el obrar diario de la natura-
leza sigue las leyes divinas de la naturaleza 
y podemos depender de ellas. Sin embargo, 
arribaremos a conclusiones equivocadas 
si no estamos dispuestos a aceptar que 
Dios interviene en los momentos apro-
piados usando su poder para hacer cosas 
que llamamos milagros.
Aceptar una creación bíblica literal no 
es negar la ciencia. En cambio, practicar 
la ciencia bajo esta cosmovisión de un 
intervencionismo bíblico explica y lleva al 
descubrimiento de muchas cosas que 
otros pasan por alto. Finalmente esta vi-
sión explicará todo una vez que se des-
cubran nuevas evidencias (relacionadas 
especialmente con el tiempo geológico y 
la evolución a gran escala) que forzarán 
una reinterpretación de cosas que ahora 
parecen contradecirla.
Es en cierta medida peligroso publicar 
información como la que aparece en este 
libro porque algunos pueden darle más 
autoridad de la que merece. Hace varias 
décadas, George McCready Price publicó 
libros sobre creacionismo y geología y 
hay personas hoy que reaccionan a los 
desafíos a sus escritos como si fuera un 
ataque directo a la autoridad de la Biblia 
misma. Un libro, éste en particular, no 
debe usarse para encontrar “las respues-
tas”. Debe leerse como el pensamiento 
de una persona sobre el tema en este 
momento histórico. Cuando disponga-
mos de nuevas informaciones y, al pro-
gresar la ciencia, algunas informaciones 
de este libro deberán modificarse con 
los datos que se produzcan.
Se da por sentado que el lector está 
familiarizado con los conceptos bioló-
gicos básicos, pero no se supone que ha-
ya un conocimiento previo de la geología. 
El enfoque no es presentar un análisis 
completo de las obras de los filósofos de 
la ciencia, ni tampoco es presentar nuevos 
datos sobre geología o biología evolutiva. 
Es más bien presentar información ade-
cuada como base para la discusión de los 
temas. El énfasis está en la cuestión de 
cómo integrar estos temas en un plan-
teamiento coherente de un paradigma 
intervencionista de la historia de la Tierra.
La parte biológica de mi entrenamiento 
y experiencia en la investigación ha puesto 
énfasis en pequeños mamíferos y, por lo 
tanto, muchos de mis ejemplos los inclu-
yen. Alguien que estudia insectos o plantas 
sin duda usaría ejemplos muy diferentes, y 
hasta puede tener una perspectiva diferen-
te sobre ciertos aspectos de la teoría evo-
lucionista. En este libro, los mamíferos 
juegan un papel importante al presentar 
una manera especial de pensar acerca de 
los orígenes.
Muchos individuos contribuyeron al 
desarrollo de las ideas que contiene este 
libro. Sería imposible agradecerles a todos 
o, en muchos casos, incluso recordar quié-
nes participaron en diversas discusiones 
estimulantes en pasillos o en reuniones. 
Las preguntas de los alumnos en mis cla-
ses han sido retos para buscar mejores 
explicaciones, las discusiones con otros 
amigos, especialmente con aquellos que 
no están de acuerdo conmigo, a menudo 
aclararon las cuestiones. Los siguientes 
individuos leyeron e hicieron la crítica de 
todo o parte de alguna versión del manus-
crito: Earl Aagaard, John Baldwin, Gerry 
Bryant, Brian Bull, David Cowles, Raoul 
Dederen, Matthias Dorn, Joseph Galusha, 
Jim Gibson, Thomas Goodwin, Lester 
Harris, James Hayward, George Javor, Phi-
llip Johnson, Elaine Kennedy, Del 
Ratzsch, Arthur Shapiro,William Shea, 
Bernard Taylor, Lewis Walton, Clyde 
Webster, Kurt Wise y otros revisores anó-
nimos. No siempre estuvieron de acuerdo 
con mi planteamiento, pero todos contri-
buyeron a que éste fuera un mejor libro.
viii Fe, Razón y la Historia de la Tierra
Los siguientes son algunos de mis ob-
jetivos al escribir y actualizar este libro:
Presentar una introducción detallada a 
un paradigma que combina la fe en la 
Escritura con un respeto realista por el 
proceso científico.Animar a los lectores a 
reconocer que aun cuando la ciencia tiene 
mucha fuerza, no necesitamos pedir dis-
culpas por seguir creyendo en el libro de 
Génesis.
Ayudar a los lectores a entender la 
ciencia, incluyendo sus puntos fuertes y 
sus debilidades humanas. Animar a los 
creacionistas a respetar a los científicos y
a ver el valor de los datos científicos, aun 
cuando estemos en desacuerdo con mu-
chas partes de la interpretación que hace 
la ciencia de la historia de la Tierra.
Reducir el sarcasmo y los ataques ver-
bales destructivos de los cristianos hacia 
los científicos evolucionistas, animando a 
los cristianos a recordar que Dios ama y 
atrae a todos, incluyendo a los científicos 
evolucionistas.
Por último, animar a los lectores a cre-
er en la Palabra de Dios, aun cuando no 
tenemos todas las respuestas a nuestras 
preguntas.
Leonard Brand
Prefacio ix

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