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EjerciciosDeRelajacionParaNios (1)

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PRESENTACION 
 
 
 
 
 
 
Es un placer presentar el libro Ejercicios de relajación para niños de 
Magda Lucia Vilas-Boas García. 
 
Sabemos que los adultos deben aprender a orientarse positivamente 
para evitar sufrimientos innecesarios. Si los niños lo aprenden adecuadamente 
antes de entrar en la escuela podrán alcanzar lo mejor de su capacidad, que es 
inmensa. 
 
Cuando el cerebro produce las ondas alfa se encuentra más receptivo a 
los nuevos tipos de comportamiento. De ahí la razón de llevar a los niños a ese 
estado para que puedan desempeñar mejor sus tareas. 
 
Orientándolos correctamente, y enseñándoles a orientarse bien, 
crecerán contentos y estarán emocionalmente mejor desarrollados, siendo 
menores las posibilidades de tener problemas. 
 
El libro de Magda es un excelente trabajo de psicología preventiva. Los 
padres y educadores usando estos ejercicios de relajación que la autora 
propone, podrán influir más positivamente en sus niños. 
 
El cerebro humano es como una computadora de capacidad infinita, apto 
para producir resultados maravillosos. 
 
Necesitamos guiar a los niños para que desarrollen bien su inteligencia y 
su capacidad de indagar, de explorar. 
 
 3 
 
Es lo que Magda sugiere en su precioso libro, haciéndolo en una forma 
simple y agradable. 
 
Felicitaciones, Magda; este libro para padres y educadores, llevará a sus 
hijos y alumnos al mundo de alfa. 
 
Deseo que su primer libro tenga gran éxito y que lleve su experiencia a 
muchos. 
 
HAROLDO J. RAHM, sj 
 
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INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
 
 
El "ambicioso" objetivo de este trabajo mío es cambiar el mundo y al 
hombre. Soy consciente de que el mundo y el hombre no están completos, 
pero pueden ser mejorados. 
 
Siendo miembro del mundo y una porción del género humano, el 
objetivo, en última instancia, es mejorarme, es continuar el trabajo ardoroso de 
completarme, de perfeccionar a la profesora que existe en mis entrañas, en mi 
espíritu y en la misión renovadora que Dios busca en mí. 
 
"La educación es un acto de amor, por ello, un acto de coraje. No puede 
temer el debate y el análisis de la realidad. No puede eludir la discusión 
creadora" (Samir C. Meserani). 
 
Al trabajar amorosamente muchos años con niños, aprendí mucho, 
mucho más de lo que enseñé. Fui percibiendo, a lo largo de diez años, que el 
niño necesita estímulo para crecer, así como nos pasa a nosotros, los adultos. 
 
Comencé a participar del mundo infantil, a empaparme de su riqueza, 
pero comprendí también que este mundo puede ser a veces muy chato, hasta 
triste. Principalmente cuando el niño no se siente aceptado por el adulto. 
 
Nuestras propias ideas culturales, sociales, ponen al niño en un plano 
inferior al adulto, pues él no produce para 
 
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la sociedad, como si la producción fuera lo más y lo único importante. 
 
El niño vive constantemente en alfa y muchas veces esa condición es 
perturbada por el adulto, casi siempre en beta. A nosotros, adultos, los niños 
"nos molestan"; olvidamos que somos nosotros los que deberíamos estar 
constantemente en alfa. 
 
Viviendo este desarrollo de experiencias, fui percibiendo que el elogio es 
una de las formas más correctas de estimular al niño. He conseguido cosas 
fantásticas con el elogio. Mostrarle al niño que él es capaz, es el primer paso 
para la educación. 
 
Después que tuve la riqueza de participar en el curso de "Relajación 
psicosomática y autoconocimiento", con el P. Haroldo J. Rahm y la Dra. Núbia 
Maciel França, me convencí aún más de que la positividad y el estímulo 
amoroso son el alma propulsora del desarrollo infantil. 
 
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EN LA CREACIÓN DEL DÍA - A - DÍA 
 
 
 
 
 
 
La intención de crear condiciones favorables para llevar la positividad, la 
alegría de vivir a nuestro día-a-día dentro del aula nació con la lectura de 
interesantes libros sobre relajación. Su puesta en práctica me descubrió con 
mucha alegría la descontracción, la soltura y el placer en el comportamiento de 
los niños. 
 
Comencé por escribir todos los días frases optimistas en el margen del 
pizarrón. Otras veces pedía que las copiaran en sus cuadernos, coloreándolas 
para que se destacaran. Percibí cuánto crecieron y mejoraron en las lecciones. 
Ya que todo lo que hacemos con placer y con alegría lo hacemos bien, queda 
mejor. 
 
Solicité también ayuda a mis hijos en esa tarea de aprendizaje de la 
relajación. En mi casa, pusimos frases en lugares estratégicos, como por 
ejemplo: 
 
Sos inteligente y capaz. Lo vas a conseguir. 
Sos muy importante, sos un regalo de Dios. 
 
Encontramos la clave en hacer de nuestro hoy el día más importante de 
todos los días. En valorar el hoy como oportunidad única para vivir, y vivir en 
plenitud. 
 
Cuando mis alumnos están inquietos, un poco habladores, cansados, 
entonces les pido que se paren y cantamos alguna canción simple, usando 
gestos y el cuerpo. Después, nos desperezamos, nos estiramos bien, 
respiramos tres veces profundamente y retomamos normalmente nuestro 
trabajo. Este ejercicio es de gran resultado. 
 
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Una cosa importante para mí fue participar con los alumnos. Todas las 
actividades son realizadas en términos de "nosotros". Trabajamos en el aula 
como si fuéramos todos del mismo nivel. Y en realidad lo somos, pues somos 
aprendices de la vida. 
 
Mostrar al niño que somos cocreadores del universo y que somos 
capaces de crear nuestro propio universo interior es de suma importancia. 
 
El niño se va comprometiendo y entusiasmando al saber que es tan 
capaz que puede crear su día, programarlo y vivirlo en plenitud. Entonces va 
aprendiendo que crear el día-a-día es un arte a su alcance. 
 
Muchas veces el niño está mal estimulado para hacer en clase 
determinada tarea. Por eso busca refugiarse en un dolor de cabeza o en 
deseos de ir al baño. Pero sucede que la misma criatura no consigue percibir 
su proceso psicológico de fuga, y para ella el dolor de cabeza existe y ahora. 
 
Viviendo circunstancias de este tipo, preparé un ejercicio de relajación 
que ayudara a transformarlas. 
 
Antes de pasar a la experiencia, me gustaría hacer algunas 
observaciones: 
 
1) Estos textos deben ser leídos muy lentamente, articulando cada frase 
con mucha calma y tranquilidad. 
 
2) El ambiente debe ser propicio, silencioso, relajante, con temperatura 
agradable. 
 
3) Se podrá usar como fondo música clásica, suave, con bajo volumen, 
de modo que puedan oírse las instrucciones para el trabajo. 
 
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Veamos entonces: 
 
Recostate en el suelo, cerrá los ojos, quedate quieto. 
 
Respirá profundamente y dejá salir muy lentamente el aire. 
 
Vamos ahora con nuestra imaginación, a pasear por nuestra pequeña 
vida. 
 
Existen muchas cosas buenas que nos gusta hacer, como por ejemplo, 
jugar. 
 
Imaginate jugando con el juguete que más te gusta, en el lugar en que te 
sientas más cómodo. 
 
¿Cómo te sentís al jugar? Mirate con un auto, fumando pipa, jugando a 
la pelota, andando en bicicleta o jugando a las muñecas. 
 
Experimentá el placer. 
 
Pero, claro, no sólo hacés las cosas que te gustan. Existen cosas que no 
te gusta hacer. Pensá en ellas. ¿Será guardar los juguetes? ¿O dejar tu cuarto 
ordenado? ¿O comer aquella comida que te parece horrible pero que le hace 
bien a tu salud? ¿O preparar aquella lección tan aburrida? 
 
En tu imaginación, mirate haciendo una de esas cosas que no te gustan. 
 
Prestá atención a lo que estás sintiendo ahora. ¿Aburrido? ¿Con 
pereza? ¿Dolor de cabeza? ¿Deseos de escaparte? ¿Tal vez deseos de 
inventar una disculpa? ¿Qué te lo haga mamá? ¿Es así? 
 
Muchas veces, cuando nos enfrentamos con alguna dificultad, nuestro 
deseo es el de enfermarnos, y así preparar una disculpa para librarnos de la 
situación. 
 
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Pero las dificultades van a aparecer siempre. Lo importante es saberlas 
enfrentar con decisión, con alegría; así todo es más fácil, más simple, más leve 
y poco a poco se vavolviendo una cosa agradable de hacer. 
 
Probó. Realizá todo como si estuvieras jugando. 
 
Ahora imaginate haciendo una cosa que no te gusta, pero con alegría. 
 
Realizá eso cantando en tu pensamiento. Sentite fuerte. Sonreí. 
 
Todo es muy agradable de hacer, es cuestión de poner alegría en el 
corazón. Ahora, respirá profundamente y desperezate como si estuvieras 
despertando en estos momentos. 
 
Cuando yo cuente hasta tres, levántate y gritá:¡Soy feliz! 
 
 
 
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AUTOVALORACION 
 
 
 
 
 
 
A medida que la experiencia avanzaba, comencé a percibir la 
importancia de la autovaloración. La mayoría de las veces, los adultos 
solamente tenemos en cuenta al niño para criticarlo, porque no consigue hacer 
todas las cosas como nosotros. 
 
Nosotros, que verdaderamente vivimos como robots, autómatas 
"formados" que pasamos gran parte de nuestra vida presionados por el reloj, 
por las ideologías y por los prejuicios, queremos hacer lo mismo con el niño y 
menospreciamos a la criatura que existe en esos seres tan indefensos. 
 
y los niños, de tanto escucharnos decir idioteces, terminan creyendo que 
realmente son ruines, incapaces, burritos y no hacen nada para ser mejores. 
 
Ahí entonces está el caos. Nada se conseguirá del niño hasta que 
nuevamente se lo haga sentir capaz. "Si papá, mamá y la maestra, que son 
adultos, que saben todo, dicen que soy así, realmente lo soy". 
 
Resulta entonces muy difícil hacer que el niño crea lo contrario. Esto es 
muy triste. El niño crece desilusionado de él mismo, sin creer en el potencial 
riquísimo, valiosísimo que todos nosotros tenemos. No consigue vislumbrar el 
universo inmenso de riquezas creado por Dios para que lo podamos gozar. y 
cuando llega a adulto, continúa viviendo en la mediocridad, no cree ser gran 
cosa, pues hicieron mediocre su cabecita. 
 
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A partir de este reconocimiento, preparé un ejercicio de relajación que 
hiciera pensar un poquito a los niños sobre el asunto; que trabajara la 
autovaloración como estímulo a la alegría de vivir, y también la valoración de 
los sentidos. 
 
Cerrá los ojos, quedate tranquilo, relajate, dejate estar. 
 
Vamos a dejar que la imaginación corra libremente. 
 
Mirate. 
 
Pensá que te estás mirando en el espejo. 
 
Lentamente, observá tus ojos, tu nariz, tu cabello, tu rostro. 
 
Hacé un guiño con tus ojos. Una sonrisa. Tratá de sentir tu perfume. 
 
Escuchá tu voz cantando. Cantá un poco para vos mismo y escuchó tu 
propia voz. 
 
Hablá frente al espejo: "Yo me gusto", "Yo soy lindo", "Yo soy bueno", 
"Yo estoy muy bien". 
 
Ahora pensá un poco en lo que te digo: ¿Existe alguien que sea igualito 
a vos? ¿Con tu mismo rostro? ¿Con el mismo color de ojos? 
 
Mirá bien. ¿Ya encontraste a alguien así? ¿Con el mismo nombre o 
sobrenombre? ¿La misma sonrisa? ¿La misma ternura? No. Podrás recorrer 
todo el mundo y no encontrarás a alguien así, igual a vos. 
 
¡Vos sos único! 
 
¡Especial! 
 
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Dios te hizo único y te ama de manera única, especial, de una forma que 
no utiliza para amar a nadie más. 
 
¡Vos sos especial en el corazón de Dios! 
 
Sos especial también en el corazón de papá y de mamá. 
 
Papá y mamá te aman como sos. Ellos saben lo que es importante para 
vos, lo que te hace feliz, lo que te hace crecer más. 
 
Si tu papá y tu mamá te corrigen es porque ellos te están ayudando a 
crecer y a aprender cada vez más a ser único. Así también, harán lo que sea 
necesario para que tu hermanito o hermanita sean únicos. 
 
Vos lo vas a entender: papá y mamá no pueden dar amor de la misma 
forma a vos ya tu hermano. Ustedes son diferentes, tienen edades diferentes, 
gustos diferentes, maneras de ser diferentes. Por eso cada uno es único. 
 
El amor del padre y de la madre es pleno e infinito para cada uno de los 
hijos. Este amor es semejante al amor de Dios para cada una de las personas 
de este mundo. 
 
Dios hizo de una manera especial a cada uno, cada uno tiene su belleza 
particular. 
 
Ahora, en tu imaginación, observá a tu hermano o hermana. Observá 
cuánta diferencia hay. 
 
¿Entonces? 
 
No te entristezcas si mamá y papá te tratan de manera diferente. Ellos 
necesitan tratarte así porque vos sos diferente. 
 
¡Vos sos especial! 
 
 
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Vos sos como la flor del Principito: única en el mundo. 
 
¡Felicitaciones, sos maravilloso! 
 
Sentite feliz por ser así. Muchas personas te aman. Vos irradiás amor. 
 
Respiró profundamente. 
 
Cuando yo cuente hasta tres, abrí los ojos y gritá: 
 
¡Gracias, Señor! 
 
 
Me gustaría hacer una observación con relación a este texto de 
relajación. Tengan en cuenta que somos responsables. Relajación no es hacer 
la cabeza del niño a nuestro gusto. Nosotros, padres y educadores, debemos 
saber realmente que necesitamos amar profundamente a nuestros hijos, y en 
nombre de ello no volcar en el niño nuestras frustraciones y ambiciones. Lo que 
importa es que la criatura crezca feliz, libre de prejuicios y automatizaciones 
(prejuicios que sólo lo harán triste e infeliz, ahora y más adelante). 
 
Nunca debemos usar la relajación para proteger a un hijo y ahogar al 
otro, o hacer de la relajación una explicación de nuestras injusticias. Por favor, 
estemos atentos a estos detalles. 
 
La búsqueda de la autovaloración es una constante en nuestra tarea 
educadora, así como también la autoconfianza que es producto de aquélla. 
 
Cuando mis hijos se pelean, a veces se golpean; yo he tratado de 
mostrarles mis sentimientos de tristeza al respecto. Les hago recordar la 
historia del Principito, de la flor única. y les digo: 
 
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- Cada uno de ustedes, para mí es único. Por eso son muy importantes. 
Me entristezco cuando veo que se golpean. Cada uno de ustedes está 
golpeando a la persona que yo amo de manera profunda y especial, de manera 
espléndida. ¿Cómo puedo dejar que se lastime la flor maravillosa, única, que 
sos vos? 
 
Después de esa observación, comenzaron a pelearse menos. Cada vez 
menos. Es interesante oír que, de vez en cuando, uno le dice al otro: 
 
- ¿Olvidaste que yo soy una flor importante para mis padres? 
 
Por todo ello, cada uno ocupa también un lugar único que no podrá ser 
usado por el otro. Así, el niño va aprendiendo a respetar al otro, las cosas del 
otro y, principalmente, el espacio del otro, sin olvidar que él debe cuidar 
también su propio espacio, conquistarlo, hacerse respetar. 
 
 
 
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SER VERDADERO 
 
 
 
 
 
 
 
Al participar muchas veces del curso del P. Haroldo, la Dra. Núbia nos 
enseñó algunas formas de encaminar a los niños en las prácticas de relajación. 
Voy a relatar una experiencia en nuestro hogar. 
 
Hubo una época en que nuestro hijo Clerison tenía mucho miedo de 
dormir solo. 
 
Una noche, lo obligué a ir a su cuarto. Se puso a llorar. Percibí que tenía 
las manos frías y el corazoncito le latía fuertemente. 
 
Me senté a su lado y le pregunté: 
 
- ¿Miedo de qué? 
 
Él dijo: 
 
- Del ladrón. 
 
Traté de calmarlo, no lo conseguí. Le mostré todas las puertas y 
ventanas cerradas. No fue suficiente. 
 
En ese momento, mi marido, que hizo conmigo el curso de relajación, 
me recordó la técnica aprendida. 
 
Le pedí a Clerison que cerrara los ojos y pensara en el ladrón, que lo 
fuera imaginando cada vez más pequeño. 
 
Después de unos segundos, todavía con lágrimas corriendo por la cara, 
con los ojos cerrados, comenzó a reírse. 
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Le pregunté qué había pasado. Me dijo: 
 
- El ladrón está aquí en mi mano. Voy a triturarlo. 
 
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Frotó los dedos como si estuviera pulverizando algo. 
 
Lo más increíble es que Clerison fue solo hacia el cuarto y durmió 
tranquilo. 
 
Después de esa noche, hasta hoy, no tuvo más miedo. 
 
Otro día lo encontré en su cama separando con las manitos cosas 
invisibles. Al entrar en su cuarto, le oí decir: 
 
- Sólo tú, Tarzán, vas a quedarte conmigo. Tú eres mi amigo. Ustedes se 
van. Se pueden ir HeMan, Superman, Hombre Araña. Ustedes me asustan. 
 
Cerró los ojos y dijo: 
 
- Así, bien lejos. 
 
La imaginación del niño es una cosa fantástica. Solamente hay que 
trabajarla bien; así conseguiremos cosas increíbles. En el transcurso de este 
libro, iré narrando cuántas cosas maravillosas conseguí con los niños a partir 
del trabajo con su imaginación, creatividad, estímulo, elogio y relajación. 
 
Vivimos en una sociedad tan exigente, tan llena de imprevistos y 
distorsiones, que de repente nos encontramos preguntando: 
 
¿Educar para qué? 
 
¿Cómo educar? 
 
¿Qué valores transmitir? 
 
Tengo en mente que nosotros, educadores, tenemos una misión 
sublime, pero muy llena de dificultades, de conflictos. 
 
Por otra parte, vemos aquellos ojitos tan inocentes, llenos de 
interrogantes y con gran sed de sabiduría, como diciendo: 
 
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- Enséñenme el amor, enséñenme la paz. 
 
Pienso que todo eso sólo se enseña si se lo vive. Es pensando así que 
trato de educarme para poder educar. Solamente damos aquello que tenemos. 
No encuentro válido decir: “Hagan", si yo misma no hago, o “sean”, si yo no 
soy. Mejor sería: “Hagamos”, “seamos". 
 
Creo que la única herencia que podré dejar a mis educandos (hijos y 
alumnos) es mi ejemplo, mi coherencia. De ahí que siempre intento hacer lo 
mejor posible en mi trabajo. y en el trabajo percibo, cada día más, que una de 
las cosas más importantes es ser realmente verdadera. He intentado mostrar 
claramente al niño todo lo que soy y siento. No miento nunca. 
 
No mentir no es solamente hablar lo que no es, sino también no hablar lo 
que es, o usar mis palabras o decir sí mientras mi semblante, mi cuerpo dicen 
no. 
 
En una ocasión, un caño de mi casa reventó e inundó todo. Pasé la 
noche retirando alfombras y sacando agua. Al día siguiente, llegué a la escuela 
exhausta. 
 
Al comenzar la clase, oramos y conté lo que había pasado. Les pedí a 
los chicos que se portaran bien para así ayudarme. Aquél fue uno de los 
mejores días de clase. Participaron realmente tranquilos en actividades que 
normalmente “ardían”. 
 
En otra ocasión, yo había perdido a un sobrino mío. Al llegar oramos 
juntos y les manifesté lo triste que me sentía. Recibieron la expresión de mis 
sentimientos en forma muy respetuosa; comprendieron y se portaron muy bien. 
 
Pienso que es importante dejar que el niño penetre en nuestro mundo. El 
niño tiene una capacidad, perspicacia y 
 
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percepción increíbles. Nosotros, adultos, prostituimos nuestros 
sentimientos; nuestra capacidad de entender queda muy mezclada con juicios, 
análisis, y desfigura nuestra visión de los acontecimientos. El niño es de una 
pureza transparente, de una claridad en los sentimientos a toda prueba. 
Cuando está triste no lo oculta; llora, patalea, grita. N o está todavía envuelto 
en la crítica del otro, en la preservación de su imagen. 
 
¡Nosotros, adultos, pobre de nosotros! ¡Tenemos vergüenza de ser! 
Tenemos vergüenza de aquello que es lo más hermoso en nosotros: el 
sentimiento, la afectividad. Ya sé, no tenemos tiempo para eso, estas cosas no 
nos dan dinero, status, posición social, fama. Éstas son cosas de niños. 
 
La ideología es tan fuerte que cosas de niños son cosas de menor 
importancia, cosas insignificantes. Pero nos olvidamos de que justamente esas 
cosas de niños son las que nos hacen felices, dan lugar a la risa, a los juegos, 
a la distensión. 
 
Nos olvidamos de que el amor es el motor que impulsa el mundo. Por 
eso, nosotros, los adultos nos arrastramos por el mundo. Nos falta el cariño, la 
sonrisa, la alegría. ¡Pobre de nosotros! Perdemos nuestra propia esencia. 
Tenemos mucho que aprender de los niños. 
 
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TRABAJANDO LA IMAGINACION 
 
 
 
 
 
Percibo que la palabra es poderosa y cae en la cabecita del niño como 
un rayo. 
 
El rayo puede ser de esperanza, de paz, un rayo mágico que trae la 
alegría y que hace brillar muchos ojitos expertos, y el niño sabe que puede 
confiar porque el mundo es de él, y la palabra quiere conquistarlo. Pero sucede 
que la palabra puede ser también un rayo furioso que mata, desbarata la 
armonía maravillosa y crea en las cabecitas verdaderos monstruos que las 
hacen arrastrarse por el resto de la vida. Nuestra responsabilidad ante los 
niños es una cosa muy seria. 
 
Observo en la escuela que, a partir del momento en que el niño se siente 
capaz y se concientiza de que la palabra es maravillosa, tiene un potencial 
Infinito y es libre para crecer y alcanzar la meta que se proponga. Nadie más 
que la palabra se lo asegura. Ella va, avanza, crea, vive, alegra, es feliz. Con 
un niño que haya experimentado dentro de su campo de posibilidades el valor 
de la palabra, el aprendizaje se vuelve fácil, agradable, estimulante, así como 
fumar una pipa, tocar la guitarra o contar historias. 
 
Según el Dr. Luciano Emming, “las palabras no sólo representan 
realidades, ellas crean realidades”. Y las realidades son creadas a través de 
frases tan simples como “estás mejorando” o “vas a mejorar todavía más”. 
 
 
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Mi hijo a veces se hacía pis por la noche, durante el sueño. Observé que 
casi siempre sucedía cuando se dormía preocupado, irritado. 
 
Comencé a usar con él conversaciones mentales, aprendidas en el 
curso del P. Haroldo y de la Dra. Núbia. 
 
Cuando se dormía, yo entraba en alfa y conversaba con él mentalmente. 
Le decía que era muy querido en nuestro hogar por todos nosotros, que él era 
maravilloso. Muy capaz. Tan fuerte, tan hábil que conseguía retener el pipí 
durante el sueño. Tan capaz que cuando sintiera ganas de orinar , se 
despertaría. 
 
Otras veces al acostarse, le pedía que cerrara los ojos y conversara con 
su organismo, imaginando a su uretra como una canilla bien cerrada. Le pedía 
también que se imaginara estar en el día siguiente despertándose seco, 
perfumado, alegre y feliz. 
 
Fueron unos seis meses de ejercicios en ese sentido. Hoy el problema 
no existe más. 
 
Otro caso es el de un alumno que siempre tenía dolor de cabeza. Todos 
los días quería salir de la clase para tomar agua a ver si se le pasaba. Percibí 
que lo que quería era escaparse de hacer una determinada tarea. 
Era una manera de eludirla. 
 
Entonces un día le pedí que cerrara los ojos e imaginara el dolor de 
cabeza como si fuera una pequeña humareda blanca y que imaginara esa 
humareda saliendo muy despacio de su cabeza y subiendo hacia lo alto hasta 
mezclarse con las nubes. Se curó, no se quejó más ese día del dolor de 
cabeza e hizo la actividad muy bien. 
 
De vez en cuando, lo veía con los ojos cerrados, compenetrado o 
recostado en el pupitre. Un día, al interrogarlo, me dijo: 
 
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- Señorita, estoy enviando el dolor de cabeza, felizmente, en la 
humareda. Junto con la humareda se fue el deseo de salir de la clase. Hasta 
estoy con ganas de hacer la tarea. 
 
¡Maravillas de la imaginación! El niño es un mundo riquísimo y fértil. y la 
relajación es una importante manera de pasarle al niño determinados valores 
sin imponerlos. Permite que la criatura viva mentalmente la experiencia. 
 
El texto que sigue se propone que el niño entre en contacto con la 
naturaleza, perciba los detalles de las cosas, use sus sentidos y saque 
conclusiones de sus vivencias. 
 
Veamos: 
 
Recostate en el suelo o apoyó la cabeza en el pupitre. 
 
Cerró los ojos. Vas a pasear en tu imaginación. Vamos a suponer que 
jugamos. 
 
Imaginate visitando un jardín. 
 
Vislumbrá de lejos el jardín y te vas acercando. Observá el colorido. 
Unas flores rojas, otras amarillas, otras blancas. ¡Mirá cuánto verde! 
 
Lentamente, relajado, vas llegando al jardín. Sacate los zapatos y pisá el 
césped fresco. Sentí en tus pies la suavidad del césped. 
 
Caminá. llegó cerca de una rosa. Observá sus hojas, su color, su tallo 
con espinas, sus pétalos. Aspirá su olor. Mirá su belleza. Pensá en aquél que la 
creó. 
 
¡Qué bonita es la rosa! Pero ella tiene espinas. Así comonuestra vida. 
Las cosas bellas e importantes son difíciles. 
 
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Continuá caminado por tu jardín. Observá el sol lanzando rayos 
luminosos por el pasto y por las plantas, dejando claro y limpio el jardín, 
haciendo desaparecer las gotitas de rocío de las hojas, haciéndolas más 
verdes todavía. 
 
¡Mirá al jardinero cuidando las flores! Él las cuida con tanto cariño, como 
si fueran sus hijas. Él ama las flores. 
 
Pensá en tu padre y en tu madre. Ellos te cuidan con mucho amor. Igual 
que el jardinero cuida sus plantitas. 
 
Mirá bien cómo hace él. Planta, replanta, riega, abona, saca los yuyos 
que las molestan y hasta conversa con ellas. 
 
Ellas, parece, entienden el lenguaje del jardinero y sonríen felices al 
recibir un chorro de agua. Él hace todo con mucho cariño, es por eso que su 
jardín está tan lindo. 
 
Todo lo que la gente hace con cariño queda mucho más bonito y para la 
gente es una cosa muy importante. 
 
Mirá en aquel otro cantero la semilla que brota. La semilla en la tierra 
blanda se está hinchando, hinchando. Su cáscara en algunos casos ya reventó. 
Ahora mirá la semilla; muy despacio, muy despacio se irá abriendo y saliendo 
de una pequeñita hoja. Caminá despacito. Paso a paso. ¡No perturbes el 
silencio de la germinación! La vida transcurre en silencio. y Dios es vida. 
 
Estate muy atento. Observá a la distancia otra hoja que surge. Y otra 
más y otra más. Ellas van recibiendo agua, sol, se van alimentando de sales 
minerales del suelo y van creciendo. 
 
¡Qué maravilla! 
 
 25 
Ahora pensá en tu organismo. Vos también sos una semillita. Fuiste 
creciendo, creciendo... 
 
Cuando naciste, eras muy pequeñito. Fuiste recibiendo los cuidados de 
tu mamá y, sobre todo, el amor de mamá, de papá y de todos los que viven a tu 
alrededor. 
 
Fuiste recibiendo la luz del sol del cariño, de la alegría, del amor, de la 
dedicación. y fuiste creciendo, creciendo. Fuiste creciendo por dentro y por 
fuera. 
 
Por dentro, fuiste recibiendo el alimento de la sabiduría de Dios. 
Aprendiste a hablar, hasta a gritar, a organizar tus pensamientos, a sonreír, a 
amar. 
 
Por fuera, tu cara se hizo más gordita y más alegre; tus piernas, más 
largas y más fuertes. Aprendiste a caminar y hasta a correr. Tus brazos 
también se alargaron, y hasta aprendiste a abrazar. 
 
¡Mirá cómo creciste! Pero no paraste de crecer. ¡Cuánto más crecés, 
más bonito te hacés! 
 
Seguís creciendo todavía. ¡Mirá qué lindo que estás! 
 
¡Cómo sos capaz de tantas cosas bonitas! Cada día aprendés más, así 
como aquel jardinero que aprende cada día más con sus plantitas, cada vez 
que las riega y las acaricia. 
 
Cada día de vida es una nueva lección. ¿Vos pensás que las lecciones 
se aprenden únicamente en la escuela? 
 
No. Lección es todo lo que aprendemos en el hogar, con papá y mamá, 
con los hermanos. 
 
Lección es también lo que aprendés en la escuela con la profesora y los 
compañeros, con los amigos de juegos. 
 
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Observá bien y vas a ver que cada uno tiene una lección para darte. 
Pensá un poco y descubrí una lección que hayas aprendido hoy (...) 
 
Pero vos no sólo aprendés. Enseñás también. 
 
También sos profesor. Tus actitudes correctas o tu cariño enseñan a los 
otros a vivir bien. 
 
Ahora pensá en una lección que vos enseñaste hoy con cualquier actitud 
(...) 
 
Ahora sonreí para vos mismo y agradecé a Dios por la vida que existe 
dentro tuyo. Y también por el crecimiento maravilloso que aparece en vos todos 
los días. 
 
Conversá un poquito con Dios, nuestro Creador. Hablá, decile lo que 
quieras. Lo que en ese momento tengas ganas de hablar. Pedile a él que te 
ayude a crecer cada vez más. 
 
Ahora imaginate que estás despertándote. Todavía con los ojos 
cerrados, comenzá a desperezarte, a estirar las piernas, luego los brazos ya 
mover el cuello. 
 
Cuando yo cuente hasta tres, abrí los ojos y aplaudí. 
 
Este texto fue creado para introducir, por medio de la relajación, una 
materia de ciencias sobre la germinación. Traté de armonizar y correlacionar la 
materia estudiada con la propia vida. Todo es vida, es armonía; basta encontrar 
los lazos que abarcan la gran orquesta, cuyo maestro es nuestro Padre 
celestial. Si perdemos la sintonía des armonizaremos la música de la vida. 
 
Esta idea se plantea a los niños, para que sepan que depende de cada 
uno la buena marcha de nuestro trabajo. 
 
 27 
Dentro de este estilo de introducción la materia, he creado otro texto 
sobre un jardín: 
 
Cerrá los ojos, respirá tres veces profundamente y comenzá a divagar. 
 
Imaginá un día soleado. Allá, en lo alto del cielo, pasa una nube blanca, 
blanca, hasta quedar lejos, desaparecer. 
 
Dejá volar tu imaginación. 
 
Vamos hoy al jardín. 
 
Lentamente, caminá sobre las hojas. 
 
Mirá los árboles frutales. Mirá éste, alto, alto. Es el pino. Observá su 
follaje verde y las piñas todavía nuevas allá arriba. 
 
Escuchá el silbido del viento balanceando las hojas de los árboles. 
 
Caminá un poco más. 
 
Mirá el sabiá(1) picoteando la pulpa de la naranja madura en aquel 
naranjo cercano. Comé todo dejando solamente la cáscara, que parece un 
vaso. 
 
Sentí el aroma de la naranja madura. 
 
Observá que todos los árboles tienen frutos. Ésta es la época de los 
frutos. ¡Mirá bien cómo están sin hojas! Parecen tristes sin las hojas. Pero 
están cargados de frutos. 
 
Los árboles pierden las hojas para poder producir frutos. 
 
Nosotros también somos así. Durante nuestro crecimiento, vamos 
perdiendo unas cosas para ganar otras. 
 
 
1 Sabiá nombre vulgar de un pájaro dentirrostro de América apreciado por su 
canto (N del T) 
 28 
Pensó en tu pequeña vida. ¿Qué cosas ya perdiste? (..) 
 
Ahora pensá en las cosas más importantes que ganas-te reemplazando 
las que perdiste (...) 
 
A veces perdés una hora de tus juegos para hacer los deberes, pero 
¡cuántas cosas hermosas ganás al hacer las tareas! Te vas dando cuenta de 
que aumenta tu razonamiento; descubrís palabras nuevas, encontrás nuevas 
maneras de sentir y de hablar las cosas; tu mundo se va agrandando y 
haciéndose más lindo, más colorido. 
 
Recordá cuando tenías dos años menos de los que ahora tenés. Pensá 
en las cosas que sabías hacer. 
 
Ahora pensá en las cosas que sabés hacer hoy. ¿Qué juegos te 
gustaban más? ¿Qué juegos usás hoy? ¿Te parece que cambiaste mucho? 
 
Así también es la planta. Fue necesario que la semilla de la naranja 
cayera en la tierra, quedara escondida, se transformara, para luego dar frutos. 
 
En nosotros, también es necesario que haya transformaciones, 
sufrimientos, para que se produzcan buenos frutos. 
 
Ahora planeá transformaciones. Pensá en los frutos que vas a producir. 
Pensá en lo que podés hacer para dar buenos frutos, porque vos sos un árbol 
saludable, fértil. 
 
Rezá una oración en agradecimiento. 
 
Ahora cantó bajito la música que viene a tu mente. 
 
Sonreí. 
 
Abrí los ojos. 
 
 29 
Muchas veces, después de los ejercicios de relajación, nos sentamos en 
círculo, en el suelo, y compartimos nuestra experiencia interior. 
 
Muchos niños cuestionan los valores expuestos y transmiten la vivencia 
de esos valores en el hogar o en la escuela. Es una verdadera experiencia de 
vida. 
 
 
 
 
 
 
 30 
CUIDANDO DE SI MISMO 
 
 
 
 
 
 
Veo al niño como umbral del encuentro con Dios. Él es la propia oración 
profunda de la sabiduría divina. 
 
¡Sucede que muchas veces queda tan olvidada! Existen muchos 
menores abandonados en bellas casas y bellos departamentos, muchos niños 
olvidados en las mejores escuelas y en los mejores ambientes. 
 
Olvidamos que la afectividad tiene que ser trabajada, cultivada, 
alimentada. Como tenemos necesidades físicas, tenemos también necesidades 
psíquicas, espirituales, afectivas. Quiero decir que nosotros, padres, 
educadores, nos matamos trabajando para dar cosas; los profesores corrigen 
las planificaciones y las pruebas y se olvidan deque el niño no está bien 
consigo mismo, no consigue aprender a pesar de tanto trabajo. 
 
El niño no recuerda su capacidad creadora, pues los adultos no la 
valorizan, no lo llenan de estímulo para esta vida agradable. 
 
Me preocupé por mostrar al niño la necesidad de cuidar con cariño su 
cuerpo, su mente. Él necesita amarse, valorizarse. Necesita ser consciente de 
que es un regalo de Dios para el mundo. 
 
En este sentido compuse algunos textos. 
 
Veamos: 
 
 31 
Relajate. 
 
Descansá. 
 
Respirá profundamente. Soltá el aire bien despacito. 
 
Respirá otra vez. Soltó el aire suavemente. 
 
Hoy vas a crear un jardín para vos. Buscá un lugar. Donde quieras: en la 
montaña, en la llanura, en la playa, donde quieras. 
 
Ahora, colocá los árboles que más te gustan: naranjos, bananeros, 
parrales con uvas, etcétera. Pensá y elegí. 
 
Si querés, podés colocar algunos bancos a la sombra de los árboles. 
Podés poner pájaros cantores y crear tu jardín de la manera que quieras. 
 
Ahora, colocá frutos bien dulces. 
 
Colocate debajo de uno de esos árboles. Observá su fruto. ¿Qué fruto 
es ése? Observá su forma. Tomá uno, arrancalo con cuidado para no dañar el 
gajo del árbol. 
 
Pasá la mano sobre el fruto. Sentí la suavidad de la cáscara del fruto en 
tu piel. ¿O ese fruto tiene la cáscara áspera? ¿Lisa? ¿Suave? 
 
Ahora, aspirá el olor del fruto. Disfrutá de su fragancia. 
 
Dale un mordiscón, experimentó su sabor. Masticá. Bien lento, para 
saborear el fruto. 
 
Deleitate en una sombra agradable y fresquita. Escuchá los pájaros 
ensañados picoteando una fruta madura. 
 
Mirá el piso. Observá las hojas secas y los frutos que se pudrieron y 
cayeron. 
 
 32 
Imaginá: si el hombre no hubiese plantado el árbol, si no lo hubiese 
cuidado, puesto abono para que creciera fuerte, lindo, lleno de savia, él no 
daría frutos tan sanos y tan sabrosos. 
 
y los cuidados no deben ser interrumpidos para que el árbol continúe 
fructificando. 
 
Vos también sos así: necesitás ser cuidado bien. Necesitás ser 
cuidadoso con tu cuerpo, amarlo, tenerlo limpio, perfumado, de buen aspecto. 
 
Necesitás de la savia: alimentarte bien, comer alimentos que son buenos 
para la salud, que hacen crecer, estar fuerte. 
 
Necesitás practicar deportes, ejercitar el cuerpo. 
 
Ver buenos programas, buenas películas. Leer buenos libros, adecuados 
a tu edad. 
 
Así te despertarás todos los días con mucha alegría, porque sabés que 
sos importante, más importante que todas las cosas, porque sos persona, 
tenés amor, tenés cariño, tenés ternura, sos capaz de sonreír. 
 
Dios vive en tu corazoncito. 
 
Sonreí, sé feliz, Ilená el mundo de amor. Vos sos capaz de eso. 
 
Abrazate despacio a vos mismo y felicitate porque sos maravilloso. 
 
Cuando yo cuente hasta tres, levantate y decí en voz alta: 
 
Yo soy maravilloso. 
 
Otro: 
 
 33 
Cerrá los ojos. 
 
Respirá profundo y expirá suavemente, pensando en el pájaro que canta 
lejos, lejos... 
 
Respirá otra vez pensando en la salud. Repetí despacito: salud, salud. 
 
Respirá otra vez. Repetí mentalmente: paz, paz, paz. 
 
Sentite lleno de paz, de alegría. Envolvete en el universo de la felicidad. 
 
Ahora pensó en un regalo, en un gran presente. En un presente muy 
querido, muy lindo, muy importante para vos. 
 
Ahora, pensá en vos mismo. 
 
Vos sos así como este regalo. Sos el regalo que Dios dio al mundo. 
 
Sos un regalo vivo. Sos la alegría de tu hogar. 
 
Sos muy amado, querido por tus padres, hermanos, profesores, 
compañeros. 
 
Sos un gran regalo para el mundo. 
 
Sonreí, sé feliz, Ilená el mundo de amor. Vos sos capaz de eso. 
 
Viniste para enseñar a las personas a ser buenas, humildes, simples y 
coherentes. 
 
Mirate y observá cómo sos maravilloso. Sos fantástico, interna y 
externamente. ¡Qué agradable que sos! 
 
Vos, que sos un niño, sos muy importante para todos nosotros, adultos. 
Todos los adultos necesitan de vos para vivir con lealtad y alegría. En esa 
alegría constante que tenés, Dios se hace presente. 
 
 34 
 
 35 
Sos la esperanza del mundo. 
 
En la esperanza del mundo que se refleja en tus ojos, en tus gestos y en 
tu sonrisa, Dios ama al mundo. 
 
Jesús nos pide que seamos como vos, niño: desinteresados, alegres, 
tranquilos. 
 
Pero si vos sos un regalo, tenés que ofrecer a los otros lo más hermoso 
que puedas. No das un regalo embrujado o con maleficio. No das un regalo 
estropeado o arruinado. 
 
Así también, vos te das muy bien a las personas. Es importante que 
continúes siendo agradable, así como Dios te hizo. Dios sólo hace maravillas. 
 
Por eso, presentate delante de tus padres, hermanos, compañeritos, 
profesores, como un ser maravilloso. 
 
Y vos sos capaz de cautivar cada vez más con tu cariño, tranquilidad, 
alegría, buenas maneras para comportarte y conversar. 
 
La belleza de las actitudes demuestra la belleza que hay en el corazón. 
 
Podemos usar palabras para demostrar nuestro cariño por las personas: 
un "buen día" , pleno de alegría, o "permiso", “por favor”, “disculpe”. Esas 
palabras nos encantan. 
 
Ayudar al otro, escuchar lo que él tiene que decir, ser comprensivo, son 
actitudes que nos hacen sentir que somos nobles. 
 
Y somos nobles porque el cariño infantil, tu cariño, niño, llena al mundo 
de paz. 
 
 
 36 
Ahora, agradecé a Dios por ser niño y por ser tan importante, tan alegre 
y tan feliz. 
 
Voy a contar hasta cinco. Cuando diga cinco abrirás los ojos. 
 
Uno. ¡Alegría! 
 
Dos. ¡Paz! 
 
Tres. ¡Amor! 
 
Cuatro. ¡Alegría! 
 
Cinco. Abrí los ojos y sentite bien relajado, bien cómodo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 37 
EJERCICIOS RÁPIDOS PARA CALMAR AL NIÑO 
 
 
 
 
 
 
 
Cerrá los ojos e imaginó una flor donde existe un enjambre de abejas 
que revolotean para alió y para acá. 
 
Poco a poco, las abejas se van acomodando, asentando, hasta que cae 
la noche. Va oscureciendo, y todo va que dando tranquilo, sereno. 
 
Otro: 
 
Imaginá un viento fuerte que sacude los árboles. Lentamente el viento va 
parando, parando. Las hojas se van silenciando, enmudeciendo. 
 
Otro: 
 
Imaginá un desierto. Un viento fuerte esparce la arena, provocando 
remolinos. 
 
Poco a poco, el viento se va calmando, el sonido del viento disminuye, el 
sol se ve límpido, todo está quieto. El Creador está ahí. 
 
"Cortá" el silencio. Hablá con Dios. Sujetá la mano de Dios. Él te ama. 
 
A veces es importante dejar al niño crear las imágenes para su 
relajación. Agudiza también la imaginación, la creatividad, además de percibir 
mejor la necesidad del niño. 
 
 38 
Ejemplo: 
 
Que el niño se imagine despertarse a la mañana en su ambiente 
habitual, en un ambiente creado por él en su imaginación. 
 
Insistir siempre en que el despertar debe ser un despertar animado, feliz, 
lleno de energías. 
 
Otro ejemplo: 
 
Pedir al niño que vaya hacia el lugar que a él más le gusta, en el que se 
siente más cómodo, que más paz le trae. 
 
Allí puede hablar con Dios sobre el tema que quiera, sobre la dificultad 
que más le molesta. 
 
Normalmente, al iniciar una prueba, tratamos de darle al alumno una 
cierta tranquilidad, seguridad. 
 
Así: 
 
Cerrá los ojos; mirá una nube de paz descendiendo sobre vos. 
 
Respirá paz. Respirá suavemente pidiendo que la paz entre y la 
inseguridad se retire. 
 
Mirá la paz inundando tu cabeza, tu cerebro y clarificando las ideas. 
 
Imaginá tu frente bien fresca, saludable. 
 
Visualizá una prueba bien hecha, esmerada, llena de buenas notas en 
rojo escritas por la maestra. 
 
 39 
Respirá hondo. Confiado/ a. Vos sos capaz, inteligente. Mantenete 
tranquilo/ a, seguro/ a de vos. Estudiaste y sabés todo. 
 
¡Abrí los ojos y buen examen! 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 40 
BUSCANDO LA PAZ 
 
 
 
 
 
 
Siento la necesidad de ir acostumbrando a los niños a estar tranquilos y 
resolver las cosas sin agitarse. Ellos necesitan aprender quelas dificultades 
pueden ser resueltas sin gritos, llantos o nervios. 
 
Así no serán personas que pasan por la vida sin tiempo para la 
serenidad, la contemplación, para la vida misma. 
 
Es necesario enseñarles el sabor de la paz. Pero no podemos olvidarnos 
de que solamente soñamos aquello que sabemos, aquello que somos. ¿Somos 
paz? ¿Transmitimos paz? ¿O somos un torbellino de agresividad, inseguridad, 
autoritarismo, y descargamos todo eso en el niño? ¿O, más aún, exigimos del 
niño aquello que nosotros no conseguimos? 
 
 
Veamos: 
 
 
Dejate estar . 
 
Invitá a tu imaginación a pasear. 
 
Caminá por el campo. 
 
Como si fueras un picaflor, hacé un alto de flor en flor. 
 
Observá las plantas. Observá el verde. ¡Cuántos tonos de verde! ¡Mirá 
aquel pequeño árbol! ¡Qué verde claro, claro! El césped que pisás es verde 
oscuro. Observá el sol poniéndose en el horizonte. Coloreá el cielo bien rojo. 
Las nubes quedan coloreadas de rojo. 
 
 41 
Mirá las mariposas. Ellas van de rama en rama, despidiéndose de la 
tarde y prometiendo volver mañana. Observá su colorido: rojas, amarillas, 
verdes. Mirá aquélla azul, azul del color del cielo. 
 
Observá el tamaño, unas grandes, otras pequeñas. 
 
¡Ahora mirá hacia el cielo! Ya aparecen las primeras estrellas que hacen 
del cielo un manto infinito, luminoso. 
 
Aprovechá, invitá a algunos amigos a despedirse de la tarde con vos. 
 
LIamalos, y corré por el campo con los brazos abiertos; gritá con el 
pensamiento: ¡Chau sol! ¡Chau sol! ¡Chau día! 
 
¡Qué venga la luna, qué vengan las estrellas a inundar mi noche de 
alegría y de paz! 
 
Observá allá lejos aquel monte enorme. Parece que se encontrara con el 
cielo, de donde las nubes vienen a serenar y saludar al mundo. 
 
Cantá, cantá la música que te viene a la mente ahora. 
 
Con el pensamiento, danzá, girá, corré. 
 
Detenéte. Caminá muy lentamente, tirate en el pasto. 
 
Escuchá el canto de los pájaros que están retornando a sus nidos, en la 
copa de los árboles. 
 
¿Te diste cuenta de que el mundo entero se inclina para agradecer al 
creador el regalo de un día más? 
 
Y junto a la noche, el Creador envía un gran regalo con la oscuridad 
nocturna. 
 
 42 
Un regalo que se abre en el corazón de cada uno de nosotros. 
 
Vamos, tomá su paquete; deshacé el nudo de la cinta; sacó el papel y 
dejá que de repente aparezcan la alegría y la paz. 
 
Experimentó dentro tuyo el sabor de la paz. 
 
Sentila, respirala. Aferrala. Usala. 
 
¿Cuál es su sabor? ¿ y su aroma? 
 
Mirá bien. ¿A qué se parece? 
 
Escuchó su sonido. 
 
Guardala en tu corazón, tomala por donde fuera. 
 
Es ella la que te hace reír, aun con lágrimas. 
 
Es ella la que te enseña a ser bueno, a ser tranquilo, amigable y feliz. 
 
Sonreíle a ella, al mundo, a la noche que llega y agradece al Creador por 
ese regalo. 
 
La paz es Dios en nosotros. 
 
Pensá en una persona que amás mucho. Ofrecele un pimpollo de rosa. 
Dale un fuerte abrazo. 
 
Ahora inspirá profundamente y expirá bien despacito. 
 
Contá tu experiencia al compañerito de aliado y escuchá la suya. 
 
 43 
CONVIVIENDO EN FAMILIA 
 
 
 
 
 
 
El texto que sigue trata de valorizar la convivencia, hacer que el niño 
sienta el placer de estar junto a las personas, en relación con la familia, una 
cosa tan olvidada en los días de hoy. Viven juntos en el mismo hogar , pero no 
conviven. 
 
Percibo en mi trabajo que el niño de hoy evidencia esa carencia. Afecto 
y comprensión son datos importantísimos en la vida infantil. 
 
La mayoría de las veces, lo.,; niños que no alcanzan un nivel de 
aprendizaje satisfactorio en la escuela son carentes afectivos. 
 
La calidad del tiempo que pasamos con nuestros hijos o alumnos es 
realmente importante. En la escuela percibí que muchas madres trabajan 
afuera todo el día, o una parte del día, y sus hijos no sufren por eso. Tienen un 
buen rendimiento, están siempre alegres y divertidos. Otros niños, en cambio, 
tienen a sus padres más tiempo con ellos y, sin embargo, manifiestan 
confusión e inseguridad. Lo contrario también sucede: madres que no trabajan 
con hijos seguros, desenvueltos; madres que trabajan con hijos inseguros, 
aturdidos. 
 
Pienso que mucho depende de la propia condición psicológica de los 
padres y de la manera cómo se exponen las situaciones al niño con confianza, 
decisión y comprensión. 
 
 44 
Pero una observación siempre fue constante en la escuela: padres 
inseguros, hijos inseguros. Padres tristes, hijos tristes. Padres negativos, hijos 
negativos. padres felices, hijos felices. Padres confiados, hijos confiados. Una 
prueba más de lo que necesitamos ser para trasmitir. Solamente podemos 
trasmitir a nuestros educandos aquello que somos. 
 
Todo aquello que les decimos a nuestros hijos y educandos, en general 
pasará desapercibido. Todo aquello que hacemos para ellos quedará impreso 
en su mente y en su corazón. 
 
Pensemos en las cosas buenas de nuestra infancia. Observemos 
cuántos gestos tenemos idénticos a los de nuestros padres. 
 
Creo que la superprotección o la excesiva permisividad pueden ser tan 
perjudiciales como la falta de cariño y de libertad. El amor exigente es 
realmente la mejor opción para la educación. 
 
El espacio dentro de la vida de los padres es la manera de recuperar la 
vida, la afectividad, el calor humano, y todo eso se origina en una relación 
íntima y profunda. 
 
Veamos: 
 
Acostate en el suelo; ponete cómodo. 
 
Respirá profundo y expirá lentamente. Mientras vas soltando el aire, 
prestá atención a tu organismo. 
 
Respirá otra vez. 
 
Vamos a imaginar un paseo con tu padre, tu madre y tus hermanos. 
 
Mirate planificando con ellos dónde ir. 
 
 45 
Pensá un lugar muy lindo al que te gustaría mucho ir. 
 
Preparó las cosas que te gustaría llevar. 
 
¿Cómo vas a ir? ¿Qué tal ir a pie por las calles tomados de la mano, o 
correr un poco? ¿O en un auto? Elegí una manera muy agradable de pasear. 
 
Al salir, observá las calles, las casas, los autos, el verde, las flores, todo 
lo que encontrés por el camino. Los animales, las personas. 
 
Trató de oír los sonidos. 
 
Mirá allá el riacho que corre tranquilamente. ¡Así! Atravesá el puente 
sobre el riachuelo. 
 
Listo, llegaste. Observá bien el lugar. Arreglá un sitio para guardar tus 
cosas, tu merienda. 
 
Ahora subí a tu bicicleta u otra cosa con la que te guste jugar. 
 
Andá bastante. ¿Tal vez te gustaría dar una vuelta a caballo? Entonces, 
a montar uno. Da una vuelta, observá el andar rítmico del caballo. 
 
Ahora sentate para descansar un poco. Elegí una sombra bien fresca. 
Mirá hacia arriba y observá las nubes entre las hojas. 
 
Observá la limpidez del agua del riacho. 
 
LIamá a tus familiares y conversá con ellos sobre todo lo que hiciste y 
observaste. Cambiá ideas. Preguntales qué vieron de interesante. 
 
Invitalos a tirarse en el pasto, a mirar hacia el cielo. Mostrales las nubes 
serenas paseando por el infinito. 
 
 46 
Tómense de las manos; canten una melodía y bailen. 
 
Abrácense. Hablen de amor, de cariño, de amistad. 
 
Ahora, invitá al Amigo de los amigos, a Jesucristo, para formar parte de 
este baile. 
 
Tirate en el pasto y respirá hondo. 
 
Cuando cuente hasta tres, abrí los ojos y decí en voz alta: 
 
¡Vos sos mi amigo! 
 
 
 
 47 
ORACIÓN EN LA RELAJACIÓN 
 
 
 
 
 
 
Hacer de la relajación una experiencia de oración fue un aprendizaje que 
recibí en el curso del P. Haroldo y de la Dra. Núbia, y lo ubiqué en mi vida. 
 
Intenté pasar esta experiencia a los niños. Fue muy positivo. 
 
A continuación, pondré algunos textos en este sentido: 
 
Ponete cómodo. 
 
Cerrá los ojos, repetí con calma en tu pensamiento: 
 
"Estoy tranquilo como el agua del lago. Estoy calmo, tranquilo". 
 
Ahora, colocate en el lugar donde más te guste estar. Un lugar muy 
agradable. Quedate relajado, suelto. 
 
Invitó al Niño Jesús a hacerte compañía.Preguntále a él a qué quiere 
jugar con vos, qué juego elige. 
 
Conversá un poco con Jesús. Hablá con él de todo lo que te gustaría 
hablarle. Preguntale todo lo que te interesa. 
 
Conversá con él de amigo a amigo, abrile tu corazón. 
 
Contale las alegrías que tenés, y también las tristezas. Él te va a 
escuchar con mucho cariño y atención. 
 
Preguntale qué consejo te daría para que puedas ser un niño cada vez 
más feliz. 
 
 48 
 
 49 
Escuchá tranquilamente, con atención, las palabras del Niño Jesús. 
 
Abrazalo, besalo. Él te ama. 
 
Ahora abrí los ojos y escribí lo que Jesús te dijo. 
 
Compartí con tus compañeritos tu experiencia. 
 
Otro: 
 
Relajate. 
 
Acostado. Tranquilo. 
 
Hoy vamos a visitar la casa de Nazaret. 
 
Vamos caminando descalzos, lentamente, por el camino polvoriento, sol 
caliente, ardiente. 
 
Mirá allá lejos una casa pequeña, sencilla, pobre. 
 
Lleguemos despacio para ver minuciosamente cómo es el hogar de 
Jesucristo. 
 
Observá las plantas alrededor de la casa. Son flores pequeñas, 
rastreras, fragantes, húmedas, porque Nuestra Señora acaba de regarlas. El 
suelo todavía está fresco por el agua. 
 
Entremos. 
 
Mirá a María sentada en la roca, tejiendo una túnica nueva para Jesús. 
 
Él, ahí en el suelo jugando con el perro. Mirá su mirada feliz por verte en 
la puerta. 
 
Ahora se levanta, viene hasta vos y te abraza. Dale un fuerte abrazo a 
Jesús, besalo. Sentí su calidez y su cariño. 
 50 
 
 51 
Sentate en un banquito aliado del telar. 
 
Observá bien ese hogar . 
 
Mirá los muebles rústicos, hechos de madera, sin pintura, por el 
carpintero san José. 
 
Observá cómo todo está ordenado, limpio. 
 
Mirá al Niño Jesús cuidando el perrito, alimentándolo. 
 
Ayudá también a María, envolviendo el hilo, formando un ovillo. 
 
Observá con qué amor María y Jesús hacen sus trabajos. 
 
Aquí llega san José. Está sudoroso, cansado por el trabajo de 
carpintería. 
 
Pero ni aun así se olvida de acariciar a María y al pequeño. 
 
¿Qué te gustaría preguntarle a esta familia? 
 
¿Qué te gustaría aprender con ellos? 
 
¿Qué otra cosa importante encontraste? 
 
A vos, ¿qué te gustaría ofrecerles? 
 
Es la hora de regresar. Dales un abrazo. 
 
Dejalos en la puerta y volvé por el mismo camino. 
 
¿Viste que el camino floreció? 
 
Vino la lluvia, el suelo ya no está más caliente ni cubierto de polvo. 
 
 52 
Sentí tus pies en la tierra fresca. Mirá las gotas de agua en las hojas, los 
charcos barrosos, mojá tus pies. 
 
Mirá hacia atrás. Cada vez más lejos, ya lo lejos podrás ver a la familia 
de Nazaret saludando. 
 
 53 
Regresó feliz. 
 
Cuando yo comience a cantar bien bajo y suave, balanceá tus brazos y 
tu cuello y cantó conmigo (sugerimos una canción mariana). 
 
Vamos balanceando nuestro cuerpo al ritmo de la música. 
 
Abrí los ojos y seguí cantando y bailando. 
 
 
 
 
 
 
 
 54 
RENOVÁNDOSE 
 
 
 
 
 
 
 
 
Una manera de hacer que el niño aprenda a liberarse del nerviosismo, 
de la irritación, es mostrarle que él mismo puede hacerlo. 
 
Veo a muchos adultos, y también a niños, diciendo: "Hoy no es mi día”, 
“Sé que no lo voy a conseguir". Entonces, he intentado demostrar que eso no 
es una opción. Si me pongo en la cabeza que lo voy a conseguir, lo consigo. 
 
Intenté una relajación en ese sentido. Así el niño renovado, libre del 
negativismo, es capaz de cualquier cosa. 
 
Mi madre siempre nos decía: “Querer es poder”. 
 
Vamos a ver . 
 
Cerrá los ojos. 
 
Caminá en tu pensamiento hacia el lugar que más te gusta para 
descansar. 
 
Ponete cómodo. 
 
Desde el lugar, observá las nubes oscuras, pesadas, amenazantes. 
 
El viento sopla. 
 
La lluvia cae. Escuchá las gotas gruesas en el tejado. 
 
Mirá en la calle el torrente que va llevando hojas, ramas, papeles. 
 55 
 
 56 
Escuchá a lo lejos el ruido de los truenos, el brillo de los rayos. 
 
Levantate. Caminá un poco bajo la lluvia. Sentí las gotas en tu rostro. 
 
Sentí la ropa pegada a tu cuerpo. 
 
Observá la lluvia cayendo sobre vos y lavando tu cuerpo y tu alma. 
 
Sentite lavado, libre de todo lo que te molesta, que te atrapa, sacudite el 
nerviosismo, la irritación. 
 
Mirá en la correntada, yéndose, tu nerviosismo, tu impaciencia, el 
egoísmo, las envidias, las maldades. 
 
Ahora mirá lo que quedó en vos: 
 
La alegría, la paz, la calma. 
 
Estás nuevo, limpio, renovado, restablecido, saludable. 
 
¡La lluvia está disminuyendo, las gotas son más chicas, el sol vuelve, el 
mundo está claro, limpio, nítido, hermoso! 
 
Mirá bien cómo la ciudad, las casas, están muy lindas. Los árboles están 
más verdes; los jardines, más alegres. 
 
Así también vos estás más lindo, más feliz, más limpio, más 
esperanzado, más fuerte. 
 
¡Estás fantástico! 
 
Escuchá a Dios en vos. 
 
¡Creé! 
 
¡Sé! 
 
 57 
Amá a Dios en vos. 
 
Levantate lentamente; tomá el lápiz y el cuaderno y escribí lo que 
sentiste al hacer este ejercicio de relajación. 
 
Si querés, leélo a tus compañeros. 
 
 58 
RELAJACIÓN y SALUD 
 
 
 
 
 
 
No siempre trabajé con niños saludables, rosados, pimpollos en flor. 
Conviví también con niños enfermos, botones marchitados, destruidos. 
 
Entonces pensé en crear textos que ayudaran a mejorar la salud o 
hicieran que la salud continuara rebosante. 
 
Preparé una relajación a este respecto. Es ésta: 
 
Recostate. Soltate. Bien relajado/ a. 
 
Respirá hondo y expirá el aire despacio. 
 
Ahora, pedí a Dios que te bendiga y que te dé mucho amor y mucha 
salud. 
 
lIevá tu pensamiento hacia tu cerebro; imaginalo como una computadora 
llena de hilos que va mandando órdenes y energía a todo tu cuerpo. 
 
Acompañá la energía que se esparce por cada célula, cada neurona de 
tu organismo. 
 
Pedí a Dios que ponga la mano en tu cerebro y lo bendiga para 
continuar haciendo florecer tu vida. Para que continúes siendo inteligente y 
puedas hacer tus trabajos con dedicación y cariño y para que puedas jugar con 
mucha alegría. 
 
 59 
Observá a Dios bendiciendo tus ojos para que veas cada vez más las 
bellezas existentes en el mundo y en las personas. 
 
Él bendice tus brazos, tus manos, para que puedas abrazar, dar al 
mundo tu ternura. 
 
Y tu corazón, para que siga impulsando la sangre que irriga todo tu 
cuerpo y lo torna vital, resistente, fuerte. 
 
Mirá a Dios poniendo su mano sobre tus pulmones, sobre el estómago, 
los intestinos, los riñones, tus piernas y pies. 
 
Pedí a Dios que bendiga tus pasos, tu marcha, tu vida. 
 
Ahora pensá en Dios, imaginalo como lo quisieras. 
 
Dale un abrazo bien fuerte, bien cariñoso. 
 
Desperezate como si te estuvieras despertando. 
 
Abrí los ojos. 
 
Levantate. 
 
 60 
BENDICIENDO AL MUNDO 
 
 
 
 
 
 
En el sentido de bendición, intenté mostrar al niño que él es poderoso. 
Que es a imagen y semejanza de Dios. 
 
Es interesante ver nuestra tendencia a pensar que solamente el 
sacerdote bendice, o rarísimas veces algunos padres que todavía tienen esa 
costumbre. 
 
Aprendí en el diálogo conyugal que el marido y la mujer pueden 
bendecirse. Todos nosotros tenemos el privilegio de bendecir en nombre de 
Dios. 
 
Sobre este tema leí en el libro: Histórias de quem gosta de ensinar, de 
Rubem Alves: 
 
“Los antiguos creían que las palabras eran seres encantados, copas 
mágicas, transbordantes de poder . Los jóvenes también sabían eso y pedían: 
 
- Su bendición, padre mío... 
 
Bendición, bendito, bendecir, decir bien de, bendecir, decir bien... 
 
La palabra, dicha con deseo, no quedaría vacía: era como semen, 
semilla que haría brotar, en aquél que ella penetre, el buen deseo que ella 
invoca. 
 
Y el padre respondía: 
 
- Mis deseos son pocos y pobres. Te deseo tanto bien que no alcanza mi 
decir bien. Por eso, que Dios te bendiga. Que sea él aquél que diga todo el 
bien con todo el poder..." (pp. 101-102).61 
La verdad es que desconocemos todos el potencial que existe en 
nuestra mente. Podemos transformar el mundo. El día que el hombre descubra 
eso, el mundo será otro. Un solo rebaño y un solo pastor, como dice Jesucristo. 
 
 Veamos el texto: 
 
Sentate en el suelo, apoyate en la pared. 
 
Hombros sueltos, brazos sueltos. 
 
Abandonate más y más. Imaginá tu cerebro bien claro, calmado, 
tranquilo. 
 
Imaginate ahora con las manos llenas de bondad y del amor de Dios. 
 
Ahora vas a esparcir por el mundo lo que tenés en las manos. 
 
Vas a bendecir al mundo. Levantá lo que tenés en las manos. Movelas 
como si estuvieras esparciendo polvo. 
 
Pensá en las personas que más querés; colocá las manos sobre ellas y 
bendecilas. Rezá por ellas, pidiendo paz, salud, alegría, tranquilidad. 
 
Ahora pensá en las personas que no querés mucho y orá por ellas. 
 
Colocá tus manos sobre ellas. Deciles que todavía no aprendiste a 
amarlas como hijos de Dios. Explicales a ellas, o a una persona en particular 
tus razones. 
 
Pedí que entienda, que te disculpe, si creés que necesitás ser 
disculpado. 
 
Prometé a esa persona o a esas personas que vas a intentar ser más 
cordial, más comprensivo. 
 
 62 
Ahora, bendecí a todas las personas indistintamente. Pensá en las 
personas de la escuela: los compañeritos, los profesores, personal auxiliar, los 
funcionarios. 
 
Pensá en las personas con quien convivís en el club, en el barrio. 
 
En las personas desconocidas que encontrás en la calle, en la ciudad. 
 
Las personas de tu país, las que dirigen el país. Las personas del mundo 
entero. 
 
Bendecí a las personas que sufren, que están tristes. 
 
Ahora mirá al mundo feliz. Todos sonriendo, alegres. 
 
Establecé con ellos una enorme corriente de amor. Manos tomadas. 
 
Ahora abrazá a tu amigo, que tenés aliado, y bendecilo en nombre de 
Dios. 
 
 63 
CONCLUSION 
 
 
 
 
 
Querido lector, estas exposiciones, observaciones, consideraciones, 
experiencias sobre los niños y sobre la relajación en la tarea de educar no 
terminan aquí. 
 
Lógicamente, continúo echando leña al fuego en mi vocación educadora, 
porque el profesor -más precisamente el educador- es como el vino: cuánto 
más viejo mejor. ¿por qué? Porque tiene más experiencia, más profundidad, 
más amor por su trabajo, está más compenetrado del mundo del educando, 
más fuerte para enfrentar los desafíos. y cada día más nos renovamos en la 
oración, en la relajación, en el equilibrio, en la contemplación, en la serenidad, 
buscando todos los requisitos en la fuente inagotable: Dios. 
 
Este trabajo no termina aquí porque es un trabajo abierto. Tú, lector, 
podrás ampliarlo de acuerdo con tus necesidades. 
 
Podrás crear otros comienzos para los textos de relajación. Podrás crear 
otros finales, otras estrategias, otros textos de acuerdo con lo que tu hijo o tu 
alumno estuvieran necesitando. Podrás crear textos para iniciar una materia 
nueva, para algo que de repente sucede en el aula o en el hogar, y se vuelve 
importante hacer que el niño se detenga y reflexione sobre lo sucedido. 
 
Los textos se van creando de acuerdo con la necesidad y la creatividad 
de cada uno. Es simple. y para el niño, 
 
 64 
cuanto más simple, mejor. Existe todo un mundo abierto para estos 
textos y también para los relatos. 
 
Al hablar de relatos, quiero decir que otra manera importante de trasmitir 
al niño valores y comportamientos maravillosos es el relato. Cristo contó 
relatos, usó la imaginación para que entendiéramos el mensaje propuesto. 
Sigamos a Cristo, el educador por excelencia. Contemos relatos, llenemos la 
imaginación fértil del niño de cosas positivas, de mensajes alegres. 
 
Con relatos, con textos de relajación que contengan valores y haciendo 
que el niño viva intensamente estas experiencias, él dará libre curso a la 
imaginación, y las imágenes producidas repetidas veces, se irán traduciendo 
en realidades, en actitudes, en comportamientos. 
 
Si queremos a nuestros educandos felices, trabajemos para ello. 
 
En una ocasión escuché a un coordinador del colegio decir: “es 
necesario tener mucho amor para recomenzar todos los días con la misma 
alegría”. 
 
Creemos un mundo positivo y estaremos creando un mundo fantástico 
para nuestros educandos. Existe el paraíso en nosotros; sólo se trata de 
encontrarlo. ¡Vivamos en plenitud! Unámonos en la perfección infinita. 
Pasemos a la otra orilla. Descubramos solamente las cosas positivas. 
 
Nuestro hogar debe ser un estado permanente de mucha alegría, de 
risa, chistes. Debe ser un oasis, que tiene una cumbre astral, donde a todos les 
agrada estar. Siga siempre en sintonía con el amor. Siga adelante. Que el autor 
de la vida, el Dios verdadero que habita en usted, en mí, en todas las personas, 
nos llene de vida cada vez más abundante.

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