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colombiaint27 1994

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Sección: 
Política Exterior de 
Colombia 
Algunos aspectos de 
la política exterior 
colombiana en la 
administración 
Samper 
Rodrigo Pardo* 
CEI. ¿Cuáles son los 
lineamientos principales de la 
política exterior del actual 
gobierno? ¿Cuáles serían los 
puntos básicos? 
RE Hay tres fuentes de insumos 
principales de la política 
internacional. En primer lugar se 
mantiene el tradicional énfasis 
en una política de principios que 
enfatiza la solución pacífica de 
los conflictos, el respeto al 
derecho internacional, la no 
intervención y la libre 
autodeterminación de los 
pueblos. 
Un segundo insumo sería la 
continuidad de las tendencias 
más recientes de la política ex-
terior que son la búsqueda de la 
integración latinoamericana y 
del Caribe; la universalización 
de las relaciones interna-
cionales; la vinculación de te-
mas que no eran tradicionales a 
la política exterior como son el 
narcotráfico, los aspectos co-
merciales y económicos, los 
asuntos ambientales y el tema 
del respeto a los derechos hu-
manos. Es decir, las tendencias 
que se han visto desde mediados 
de los años ochenta. 
Finalmente, un tercer insumo, 
estaría dado por la necesidad de 
buscar viabilidad para el modelo 
interno del presi- 
dente Samper tanto político 
como económico con el manejo 
de las variables internacionales 
que tienen que ver ese modelo. 
Buscaremos llevar a la política 
internacional los temas re-
lacionados con la inversión so-
cial, con una política social con 
énfasis en el empleo y en los 
asuntos sociales y con el aspecto 
micro de la economía, con la 
búsqueda de una mayor 
competitividad en la economía 
abierta, con la búsqueda de una 
mayor transferencia de tecno-
logía en lo que el presidente 
Samper ha llamado la segunda 
fase de la apertura económica: 
el” salto social". 
La política exterior también 
respaldará iniciativas como la 
política de Derechos Humanos, 
en donde hay una reorientación 
en el sentido de buscar que las 
ONGs y los organismos 
formales de derechos humanos a 
nivel internacional, respalden los 
esfuerzos que va a hacer el 
gobierno para lograr un mejor 
cumplimiento de los derechos 
humanos. 
CEI. Se dice que en Colombia 
no hay Cancillería sino 
cancilleres. ¿Cómo se va aplicar 
esta máxima a su caso personal y 
en especial cuál será la actividad 
por desarrollar dentro del 
Ministerio en cuanto al 
fortalecimiento y la 
profesionalización de la carrera 
diplomática? 
RE Yo creo que esa es una frase 
que puede haber reflejado en 
parte la realidad, pero que es 
altamente inconveniente. Creo 
que casi que lo ideal sería que 
hubiera Cancillería 
independientemente de los 
cancilleres. El trabajo profe- 
* Entrevista realizada por el CEI al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Rodrigo Pardo, 30 de agosto de 1994. 
sional, el trabajo técnico, debe 
sustentar el manejo de las rela-
ciones internacionales. Los 
nombramientos de carácter 
político tienen como función la 
orientación de los grandes 
lineamientos, pero no el funcio-
namiento técnico. 
Yo creo que la Cancillería ha 
hecho más esfuerzos de 
profesionalización de los que 
normalmente se le reconocen. 
Ha aumentado el nivel de las 
personas de la carrera diplomáti-
ca, ha mejorado la tecnología de 
los sistemas de comunicaciones, 
ha mejorado la calidad de las 
personas que ocupan los puestos 
más importantes de la planta. 
Ha habido durante los últimos 
años una preparación mucho más 
estrecha de la Academia al 
servicio exterior. Aunque 
todavía hay muchas 
innovaciones por hacer. En esta 
etapa las innovaciones tienen 
más que ver con métodos que 
con estructuras. Por ejemplo, la 
estructura de la Cancillería se ha 
cambiado tres veces en un 
período de tres o cuatro años. Lo 
que hay que cambiar son los 
métodos de trabajo. Hay 
concepciones un poco 
equivocadas sobre la manera 
como se debe permitir el flujo de 
la información, sobre la manera 
como se coordina internamente 
el Ministerio. 
En ese sentido, uno puede hacer 
una especie de "revolución de las 
cosas pequeñas", en lugar de 
pensar que hay que volver a 
cambiar las estructuras y volver 
a cambiar los organigramas, que 
son asuntos que demandan 
mucho tiempo, coordinación y 
energía. 
También hemos llegado a una 
situación de ineficiencia en la 
parte administrativa. Faltan 
recursos, falta algo de mís- 
tica, faltan criterios modernos. 
Mejorando el asunto adminis-
trativo lograríamos grandes 
cambios en la manera como se 
implementan las políticas. 
CEI. ¿De acuerdo con esto y de 
acuerdo con el gobierno an-
terior, hubo revolcón en la Can-
cillería? 
RE En el área de las comuni-
caciones y los sistemas ha ha-
bido un avance bastante grande. 
El correo electrónico existe casi 
en todas las embajadas. 
También ha habido algo positivo 
que es el aumento en la 
conciencia que existe a nivel de 
lo que podemos llamar la so-
ciedad colombiana. Una élite 
compuesta por los medios de 
comunicación, por el Congreso, 
por el gobierno son conscientes 
de que el manejo de las 
relaciones internacionales es 
importante, y que está mucho 
más vinculado a las cosas coti-
dianas de la gente de lo que se 
pensaba en el pasado. 
Cuando estamos trabajando en 
una política exterior en la que 
los temas son el narcotráfico, la 
competitividad, la transferencia 
de tecnología, la capacidad de 
negociación, obviamente 
estamos hablando de una 
Cancillería totalmente distinta a 
una que existía hace años en la 
cual lo único importante era 
negociar tratados de fronteras. 
Es otra situación, es otro tipo de 
mentalidad, otro tipo de 
concepción y lógicamente es un 
cambio que no es fácil y que no 
es automático, pero que está en 
proceso. 
CEI. Las relaciones con Estados 
Unidos sufrieron un deterioro 
evidente durante los dos últimos 
meses, sobre todo con el anterior 
gobierno. ¿Có- 
mo viene enfrentando el actual 
gobierno esta situación? 
RP. Las relaciones con Estados 
Unidos durante este período de 
dos meses, o ahora, o antes, 
siempre son difíciles porque son 
países que tienen muchos temas 
que tratar, que son complejos en 
su naturaleza, asuntos sobre los 
cuales no hay coincidencia de 
intereses, o sobre los cuales hay 
incluso diferencias de opinión. 
Durante los dos últimos meses 
de la administración Gaviria lo 
que llegó a cuestionarse fue la 
capacidad de trabajar 
constructivamente, o de trabajar 
las relaciones independien-
temente de que hubiera acuerdo 
o desacuerdo con los temas. Eso 
es negativo. El hecho de que dos 
países tengan desacuerdos o 
puntos de vista distintos o 
intereses en conflicto, no tiene 
nada que ver con el hecho de 
que esos dos países sean amigos 
o no. Se puede ser amigos 
aunque haya diferencias, en la 
medida en que los métodos para 
tratar esas diferencias sean 
acordados, amistosos y 
constructivos. 
Eso fue lo que llegó a ponerse en 
tela de juicio con el deterioro de 
la confianza mutua en el 
tratamiento del tema más 
importante para los Estados 
Unidos y que también es muy 
importante para Colombia que es 
el asunto del narcotráfico. Sin 
embargo, esa confianza se ha 
restablecido y hoy estamos en 
posibilidad de manejar el tema 
del narcotráfico, y cualquier otro 
tema, de manera amistosa y 
constructiva, inde-
pendientemente de que haya 
acuerdos o desacuerdos. 
CEI. ¿Cómo volver a des-
narcotizar la agenda bilateral? Se 
trabajó muchos años por tratar 
de incluir nuevos temas 
en la agenda de la relación bilateral, 
pero se podría afirmar que en estos 
últimos años se ha vuelto a 
narcotizar. Pasos específicos a seguir 
para poner otros temas específicos 
sobre la mesa. 
RE Es cierto que desnarcotizar las 
relaciones es algo positivo, pero eso 
no quiere decir que Colombia no 
esté dispuesta a tratar el tema del 
narcotráfico, por la importancia que 
tiene. Es más, el tema del nar-
cotráfico y la cooperación in-
ternacional es más importante para 
Colombia que para los mismos 
Estados Unidos. Porque es mucho 
más grave un problema que tiene 
que ver con la violencia,con la 
financiación de grupos paramilitares, 
con la creación de grupos terroristas, 
que un problema de salud pública 
como el que hay en Estados Unidos. 
Y todavía más, me atrevería a decir 
que en Estados Unidos no se asume 
que el hecho que le demos un 
tratamiento prioritario al tema del 
narcotráfico significa que no vamos 
a tratar otros temas que nosotros 
consideramos más importantes como 
son: los temas económicos, de 
comercio, de inversión, los temas 
sociales, los temas políticos. 
Yo creo que los colombianos 
tenemos una aspiración que es 
legítima, que es normalizar nuestras 
relaciones y desvincular de los temas 
con Estados Unidos y con otros 
países el asunto del narcotráfico. Lo 
que no queremos es que todo pase 
por el tema del narcotráfico o que 
ese asunto sea lo único y que además 
a nivel de lo que se sabe de 
Colombia lo único que se conozca 
sean asuntos sobre el narcotráfico. 
CEI. Las relaciones bilaterales con 
Venezuela han sido punto central de 
la agenda internacional de Colombia 
desde hace mucho tiempo. Usted 
mismo fue embajador en ese país. 
¿Cómo evalúa la situación actual de 
Venezuela, en qué forma esta 
situación afecta las relaciones 
económicas, comerciales y políticas 
con Colombia? 
RP. La situación con Venezuela ha 
sido difícil en el aspecto económico 
por el problema fiscal, por la 
necesidad de hacer un ajuste para 
acomodar la economía nacional a 
una realidad donde ya el sector pe-
tróleo no representa la misma fuente 
de ingresos que era hace un tiempo y 
eso implica un modelo distinto de 
desarrollo, casi que de vida, de 
actitud, de concepciones muy 
profundas que tiene la gente sobre su 
papel en la sociedad. 
También desde el punto de vista 
político, Venezuela está buscando 
alternativas distintas al modelo 
bipartidista del año 58. De hecho el 
presidente Caldera fue elegido en 
una convergencia de fuerzas di-
versas, entre los dos partidos 
tradicionales. Es entonces una 
sociedad inmersa en un cambio 
profundo. 
Las relaciones económicas con 
Colombia son muy importantes para 
Venezuela y en ese sentido seguirá 
siendo una prioridad para Venezuela 
preservar la integración y preservar 
el mercado colombiano. Venezuela 
es un país que ha tenido dificultad 
para exportar productos distintos al 
petróleo y sus derivados y preci-
samente es hacia Colombia que ha 
podido aumentar más la exportación 
de productos no tradicionales. 
Hoy en día Colombia es el principal 
mercado para productos no 
tradicionales de Venezuela; en ese 
sentido, creo que le interesa a 
Venezuela preservar esta 
integración, exactamente como le 
interesa a Colombia. Entonces, las 
dificultades que tenemos a corto 
plazo, no son un obstáculo 
definitivo para la integración a 
mediano plazo. 
CEI. Dentro de los procesos de 
globalización e integración hay dos 
escenarios muy importantes en el 
mundo que tendrían un significado 
determinante para Colombia: La 
Unión Europea y el caso de los 
países del Pacífico. ¿En qué forma 
Colombia se puede insertar en el 
Mercado Común Europeo, teniendo 
en cuenta que la disolución de la 
Unión Soviética y de los antiguos 
países de Europa del Este llevan a 
un proceso intraeuropeo y en 
segundo lugar cuál sería el interés 
real en el área del Pacífico? 
RP. Colombia necesita continuar 
con el proceso de diversificación de 
las relaciones internacionales. 
Nuestro mercado principal era en 
un porcentaje muy grande los Esta-
dos Unidos y eso se ha ido re-
duciendo. 
Inclusive descontando el petróleo, 
Europa es hoy en día un receptor de 
exportaciones colombianas más 
importante que los Estados Unidos. 
Desde el punto de vista político 
también hemos abierto relaciones 
diplomáticas con países de África y 
de Asia en los últimos ocho años. 
Yo creo que hay que continuar este 
proceso de diversificación y la 
manera como se puede seguir es 
mediante tres mecanismos 
principales: Uno, fortaleciendo 
nuestra relación con la Unión 
Europea, consolidando un co-
mercio que se ha vuelto muy 
importante, pero también es-
tableciendo unas bases de en-
tendimiento de tipo político. 
Hay países en Europa que tienen 
una actitud hacia el narcotráfico 
y hacia algunos de los 
problemas que tiene Colombia 
que difiere a la que puede tener 
Estados Unidos o algunos 
sectores dentro de este país 
respecto a Colombia. Otra ma-
nera de diversificar nuestras 
relaciones es tomando las me-
didas que se necesitan para 
aumentar el comercio y los 
vínculos económicos con la 
cuenca del Pacífico; eso signifi-
ca en el corto plazo empezar un 
proceso de conocimiento mutuo. 
Para nadie es un secreto que 
frente a los países del Asia y de 
Oceanía hay muchas dificultades 
por la falta de conocimiento. 
Hay diferencias de lengua, de 
raza, de historia. Los 
colombianos no conocemos esta 
parte del mundo y en esta parte 
del mundo no conocen a 
Colombia y posiblemente para 
tener unas relaciones 
económicas más intensas con 
éste, que es un eje importante de 
las relaciones económicas 
mundiales, necesitamos conocer 
mejor y eso es lo que debemos 
hacer. 
Finalmente, con los países del 
sur, los países en vía de de-
sarrollo, los países del África, 
los países de Asia, necesitamos 
una política porque tenemos 
muy pocos puentes de comu-
nicación con ellos. Y lo que he-
mos previsto en este gobierno es 
que el Movimiento de los Países 
No-Alineados, que Colombia va 
a presidir a partir del año 
entrante, es un buen instrumento 
para esa política. Porque el 
Movimiento de los Países No-
Alineados no sólo tiene una 
connotación en las 
relaciones Sur-Norte sino tam-
bién tiene una connotación a 
nivel de las relaciones dentro del 
sur. 
Y uno de los objetivos que debe 
buscar el Movimiento de los 
Países No-Alineados es el 
fomento de la cooperación Sur-
Sur. Así lo entiende Colombia y 
así lo va a buscar cuando ejerza 
el liderazgo de ese movimiento. 
CEI. El tema de los derechos 
humanos va más allá de un 
simple problema de imagen; la 
situación real de Colombia es 
bastante alarmante: homicidios 
anuales, impunidad en casi un 
97%. Primero ¿qué hay de cierto 
en la hipótesis según la cual la 
Cancillería ejerce esa viva 
función de tratar de limpiar la 
imagen del país? Y por otro 
lado, cómo explicarle a la 
comunidad internacional una 
serie de incongruencias durante 
los últimos tiempos, de un lado 
suscribiendo en la OEA la 
Convención Interamericana 
sobre la desaparición forzada de 
personas, y por otro, a nivel 
interno, rechazando un proyecto 
similar presentado al Congreso. 
RE Es una función del Mi-
nisterio de Relaciones Exteriores 
trabajar por una imagen positiva 
de Colombia o trabajar para 
combatir la imagen negativa de 
Colombia. Lo que no creo, es 
que eso se logre negando la 
existencia de problemas serios 
en Colombia como el 
narcotráfico o la situación de los 
derechos humanos. 
A nivel internacional y frente a 
esos dos problemas, que son los 
principales que tiene el país y 
los que fundamentalmente 
afectan su imagen externa, lo 
que debe entenderse como 
gestión internacional son dos 
elementos principales: 
Uno, buscar que a nivel inter-
nacional, mediante iniciativas 
diplomáticas, la acción de otros 
países, a través de esquemas de 
cooperación, de acuerdos 
bilaterales y multilaterales, se 
pueda mejorar la situación in-
terna de narcotráfico y de de-
rechos humanos. De narcotrá-
fico porque claramente este es 
un problema que cubre a varios 
Estados y que solamente puede 
disminuirse en sus propias 
dimensiones cuando otros 
Estados hagan esfuerzos frente a 
la parte que les corresponde en 
toda esa cadena de tráfico, 
consumo, lavado de dinero, 
producción de materias primas y 
elaboración de productos 
químicos. En derechos humanos 
también creo que nuestra 
aproximación a los organismos 
internacionales debe ser la de 
buscar que la acción de éstos sea 
un apoyo y vaya en la misma 
dirección de esfuerzos que se 
hagan internamente para mejorar 
la situación. 
El segundo componente del 
manejo internacionalde estos 
temas, debe ser una explicación 
a la comunidad internacional de 
cuál es la verdadera situación de 
este problema. En el aspecto del 
narcotráfico es necesario y es 
legítimo que el Ministerio de 
Relaciones Exteriores le muestre 
al mundo que Colombia no es un 
verdugo sino una víctima del 
narcotráfico, que nosotros no lo 
propiciamos sino lo 
combatimos, y no nos beneficia 
sino nos perjudica. En el campo 
de los derechos humanos 
también es legítimo que 
mostremos la complejidad que 
tiene la situación colombiana 
porque la verdad es que para 
muchos organismos 
internacionales, bien sean no-
gubernamentales o Congresos o 
gobiernos, a veces les 
resulta difícil entender la realidad 
colombiana por el hecho que se sale 
de los moldes que tradicionalmente 
han tenido los países en donde hay 
situaciones graves de derechos hu-
manos. 
Hay muchos países donde hay 
guerrilla, hay muchos países donde 
hay narcotráfico, hay muchos países 
donde hay paramilitares. Pero hay 
pocos países donde todos esos fenó-
menos se dan al mismo tiempo, en 
forma simultánea y en donde 
además se dan casos como la 
relación entre la guerrilla y el 
narcotráfico, que en algunas 
regiones están aliados y en otras 
están enfrentados a muerte. 
Entonces, creo que es legítimo y 
necesario explicar la verdadera 
naturaleza de la situación de 
violencia colombiana. 
CEI. La OEA ha sido considerada 
por muchos, hasta por los propios 
miembros, como un ente 
burocratizado e inoperante, sin 
mayor importancia. Para otros 
existe la posibilidad de una reforma 
interna. ¿Qué interés real tiene el 
organismo hemisférico para 
Colombia en especial ahora que el 
presidente Gaviria asume la 
Secretaría General de la OEA? 
RE Colombia siempre ha sido uno 
de los países más comprometidos 
con el espíritu de la OEA. Es el 
único país que ha tenido dos 
secretarios generales. Alberto Lleras 
no solamente fue su primer 
secretario general, sino el inspirador 
de la Carta, y además, quizás hoy 
más que nunca en esta importancia 
que han adquirido los bloques 
regionales, se necesita un organismo 
que permita tratar los asuntos 
hemisféricos de manera constructiva 
y pacífica. 
Ahora, también es cierto que para 
poder lograr eso, la OEA tiene que 
cambiar sus métodos de 
funcionamiento, su estructura, su 
burocracia. La famosa frase que se 
alude a Alberto Lleras en el sentido 
de que la OEA es lo que los miem-
bros quieran que sea, es bastante 
cierta. Sin pretender generar 
expectativas irreales y utópicas, 
pienso que una OEA que se haga 
cargo de los temas más importantes 
para el hemisferio sí podría 
revitalizarse y podría jugar un papel 
con más sentido que el ha jugado 
hasta el momento. El hecho que la 
regionalización, la constitución de 
bloques, se esté dando como una 
característica nueva de las 
relaciones internacionales obliga a 
que dentro de los bloques los 
instrumentos funcione de manera 
más efectiva. Creo que la coyuntura 
internacional es propicia para una 
nueva OEA. 
CEI. Usted ha hablado de que 
existe un problema de imagen de 
Colombia en el exterior con 
respecto al tema de los derechos 
humanos y el narcotráfico. Parece 
que los dos gobiernos anteriores, el 
de Barco y el de Gaviria, trataron 
de afrontar la cuestión de imagen 
con respecto al narcotráfico 
mostrando precisamente lo que 
usted dice, que Colombia es una 
víctima del problema. ¿Qué 
medidas distintas a las que 
asumieron estas dos admi-
nistraciones propondría en este 
momento, dado que la táctica 
utilizada hasta el momento no ha 
sido efectiva? 
RE Creo que ha sido parcialmente 
efectiva. Ha habido momentos en 
que este punto de vista ha tenido 
una mayor aceptación, que en otros. 
Lo que pasa es que la magnitud del 
problema es bastante grave. 
Primero, porque no vamos a tener 
una imagen positiva mientras 
tengamos una realidad negativa. 
Segundo, porque la magnitud del 
problema es tan grande que los 
esfuerzos que se hagan permiten 
lograr alcances mínimos que nunca 
van a compensar la totalidad del 
problema. 
Inclusive pequeños avances que se 
puedan lograr cuestan mucho 
trabajo y cuestan mucho tiempo, 
pero se producen grandes 
descalabros en cuestión de 
segundos con cualquier 
acontecimiento de violencia en 
nuestro país. 
El hecho de que el mensaje que el 
gobierno de Barco principalmente y 
un poco el de Gaviria trataron de 
transmitir fuera correcto, no 
necesariamente implica que la 
estrategia para transmitirlo fuera co-
rrecta. Hay cosas que se pueden 
hacer, por ejemplo las misiones 
diplomáticas tienen que asumir 
como una prioridad la transmisión 
de ese mensaje; hay esfuerzos 
adicionales que se pueden hacer, 
con métodos más modernos de 
comunicación. 
Nada soluciona el problema 
mientras subsista el narcotráfico y 
subsistan problemas con los 
derechos humanos, pero sí se puede 
disminuir, sí se puede aliviar, sí se 
puede contribuir a la legítima 
aspiración que tenemos de una 
imagen un poco más diversa de 
Colombia a nivel internacional, y 
que se entienda la verdadera 
naturaleza de los problema del 
narcotráfico y de los Derechos 
Humanos, así como los esfuerzos 
que hacemos para solucionarlos. 
CEI. Una última pregunta que 
surgió a raíz de una obser- 
vación del comienzo, sobre có-
mo los temas internacionales en 
la última administración 
adquirieron otra dimensión en la 
medida es que han sido de 
mayor discusión, mayores ac-
tores intervienen en estos temas. 
¿Cómo ve usted el proceso de 
toma de decisiones en materia de 
política exterior, estamos todavía 
en un escenario en donde el 
ejecutivo, más o menos dicta 
unilateralmente los lineamientos 
en materia de derechos 
humanos, o hasta qué punto 
estamos en tránsito hacia una 
mayor democratización en la 
toma de decisiones en política 
exterior que tenga 
la posibilidad de ser materia de 
discusión de debate público? 
Porque, de todas maneras, en el 
debate electoral anterior el tema 
de política exterior, a pesar de 
toda la importancia, pareció 
tener una atención no muy 
diferente a lo que 
tradicionalmente habíamos visto 
en épocas pasadas, es decir, muy 
baja. 
RP. Creo que ha aumentado el 
nivel de discusión sobre el tema. 
El hecho que en los últimos diez 
años hayan surgido cuatro o 
cinco centros académicos 
relacionados con política 
internacional y con asuntos 
internacionales es diciente. 
Han surgido más secciones in-
ternacionales en los periódicos. 
Quizás lo que ha faltado es un 
poco de discusión, hay una 
especie de consenso. No son 
muchos los temas que enfrentan 
opiniones distintas, esa es la 
verdad. Y a nivel de la clase 
política no ha llegado el tema 
internacional. El tema interna-
cional no es importante en las 
campañas electorales, no es 
importante en las relaciones 
entre el Congreso y el gobierno. 
Yo pienso que se ha enriquecido 
el debate académico. Pero quizás 
está demasiado dominado por 
unas concepciones no 
cuestionadas.

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