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Sección: Política Exterior de Colombia Algunos aspectos de la política exterior colombiana en la administración Samper Rodrigo Pardo* CEI. ¿Cuáles son los lineamientos principales de la política exterior del actual gobierno? ¿Cuáles serían los puntos básicos? RE Hay tres fuentes de insumos principales de la política internacional. En primer lugar se mantiene el tradicional énfasis en una política de principios que enfatiza la solución pacífica de los conflictos, el respeto al derecho internacional, la no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos. Un segundo insumo sería la continuidad de las tendencias más recientes de la política ex- terior que son la búsqueda de la integración latinoamericana y del Caribe; la universalización de las relaciones interna- cionales; la vinculación de te- mas que no eran tradicionales a la política exterior como son el narcotráfico, los aspectos co- merciales y económicos, los asuntos ambientales y el tema del respeto a los derechos hu- manos. Es decir, las tendencias que se han visto desde mediados de los años ochenta. Finalmente, un tercer insumo, estaría dado por la necesidad de buscar viabilidad para el modelo interno del presi- dente Samper tanto político como económico con el manejo de las variables internacionales que tienen que ver ese modelo. Buscaremos llevar a la política internacional los temas re- lacionados con la inversión so- cial, con una política social con énfasis en el empleo y en los asuntos sociales y con el aspecto micro de la economía, con la búsqueda de una mayor competitividad en la economía abierta, con la búsqueda de una mayor transferencia de tecno- logía en lo que el presidente Samper ha llamado la segunda fase de la apertura económica: el” salto social". La política exterior también respaldará iniciativas como la política de Derechos Humanos, en donde hay una reorientación en el sentido de buscar que las ONGs y los organismos formales de derechos humanos a nivel internacional, respalden los esfuerzos que va a hacer el gobierno para lograr un mejor cumplimiento de los derechos humanos. CEI. Se dice que en Colombia no hay Cancillería sino cancilleres. ¿Cómo se va aplicar esta máxima a su caso personal y en especial cuál será la actividad por desarrollar dentro del Ministerio en cuanto al fortalecimiento y la profesionalización de la carrera diplomática? RE Yo creo que esa es una frase que puede haber reflejado en parte la realidad, pero que es altamente inconveniente. Creo que casi que lo ideal sería que hubiera Cancillería independientemente de los cancilleres. El trabajo profe- * Entrevista realizada por el CEI al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Rodrigo Pardo, 30 de agosto de 1994. sional, el trabajo técnico, debe sustentar el manejo de las rela- ciones internacionales. Los nombramientos de carácter político tienen como función la orientación de los grandes lineamientos, pero no el funcio- namiento técnico. Yo creo que la Cancillería ha hecho más esfuerzos de profesionalización de los que normalmente se le reconocen. Ha aumentado el nivel de las personas de la carrera diplomáti- ca, ha mejorado la tecnología de los sistemas de comunicaciones, ha mejorado la calidad de las personas que ocupan los puestos más importantes de la planta. Ha habido durante los últimos años una preparación mucho más estrecha de la Academia al servicio exterior. Aunque todavía hay muchas innovaciones por hacer. En esta etapa las innovaciones tienen más que ver con métodos que con estructuras. Por ejemplo, la estructura de la Cancillería se ha cambiado tres veces en un período de tres o cuatro años. Lo que hay que cambiar son los métodos de trabajo. Hay concepciones un poco equivocadas sobre la manera como se debe permitir el flujo de la información, sobre la manera como se coordina internamente el Ministerio. En ese sentido, uno puede hacer una especie de "revolución de las cosas pequeñas", en lugar de pensar que hay que volver a cambiar las estructuras y volver a cambiar los organigramas, que son asuntos que demandan mucho tiempo, coordinación y energía. También hemos llegado a una situación de ineficiencia en la parte administrativa. Faltan recursos, falta algo de mís- tica, faltan criterios modernos. Mejorando el asunto adminis- trativo lograríamos grandes cambios en la manera como se implementan las políticas. CEI. ¿De acuerdo con esto y de acuerdo con el gobierno an- terior, hubo revolcón en la Can- cillería? RE En el área de las comuni- caciones y los sistemas ha ha- bido un avance bastante grande. El correo electrónico existe casi en todas las embajadas. También ha habido algo positivo que es el aumento en la conciencia que existe a nivel de lo que podemos llamar la so- ciedad colombiana. Una élite compuesta por los medios de comunicación, por el Congreso, por el gobierno son conscientes de que el manejo de las relaciones internacionales es importante, y que está mucho más vinculado a las cosas coti- dianas de la gente de lo que se pensaba en el pasado. Cuando estamos trabajando en una política exterior en la que los temas son el narcotráfico, la competitividad, la transferencia de tecnología, la capacidad de negociación, obviamente estamos hablando de una Cancillería totalmente distinta a una que existía hace años en la cual lo único importante era negociar tratados de fronteras. Es otra situación, es otro tipo de mentalidad, otro tipo de concepción y lógicamente es un cambio que no es fácil y que no es automático, pero que está en proceso. CEI. Las relaciones con Estados Unidos sufrieron un deterioro evidente durante los dos últimos meses, sobre todo con el anterior gobierno. ¿Có- mo viene enfrentando el actual gobierno esta situación? RP. Las relaciones con Estados Unidos durante este período de dos meses, o ahora, o antes, siempre son difíciles porque son países que tienen muchos temas que tratar, que son complejos en su naturaleza, asuntos sobre los cuales no hay coincidencia de intereses, o sobre los cuales hay incluso diferencias de opinión. Durante los dos últimos meses de la administración Gaviria lo que llegó a cuestionarse fue la capacidad de trabajar constructivamente, o de trabajar las relaciones independien- temente de que hubiera acuerdo o desacuerdo con los temas. Eso es negativo. El hecho de que dos países tengan desacuerdos o puntos de vista distintos o intereses en conflicto, no tiene nada que ver con el hecho de que esos dos países sean amigos o no. Se puede ser amigos aunque haya diferencias, en la medida en que los métodos para tratar esas diferencias sean acordados, amistosos y constructivos. Eso fue lo que llegó a ponerse en tela de juicio con el deterioro de la confianza mutua en el tratamiento del tema más importante para los Estados Unidos y que también es muy importante para Colombia que es el asunto del narcotráfico. Sin embargo, esa confianza se ha restablecido y hoy estamos en posibilidad de manejar el tema del narcotráfico, y cualquier otro tema, de manera amistosa y constructiva, inde- pendientemente de que haya acuerdos o desacuerdos. CEI. ¿Cómo volver a des- narcotizar la agenda bilateral? Se trabajó muchos años por tratar de incluir nuevos temas en la agenda de la relación bilateral, pero se podría afirmar que en estos últimos años se ha vuelto a narcotizar. Pasos específicos a seguir para poner otros temas específicos sobre la mesa. RE Es cierto que desnarcotizar las relaciones es algo positivo, pero eso no quiere decir que Colombia no esté dispuesta a tratar el tema del narcotráfico, por la importancia que tiene. Es más, el tema del nar- cotráfico y la cooperación in- ternacional es más importante para Colombia que para los mismos Estados Unidos. Porque es mucho más grave un problema que tiene que ver con la violencia,con la financiación de grupos paramilitares, con la creación de grupos terroristas, que un problema de salud pública como el que hay en Estados Unidos. Y todavía más, me atrevería a decir que en Estados Unidos no se asume que el hecho que le demos un tratamiento prioritario al tema del narcotráfico significa que no vamos a tratar otros temas que nosotros consideramos más importantes como son: los temas económicos, de comercio, de inversión, los temas sociales, los temas políticos. Yo creo que los colombianos tenemos una aspiración que es legítima, que es normalizar nuestras relaciones y desvincular de los temas con Estados Unidos y con otros países el asunto del narcotráfico. Lo que no queremos es que todo pase por el tema del narcotráfico o que ese asunto sea lo único y que además a nivel de lo que se sabe de Colombia lo único que se conozca sean asuntos sobre el narcotráfico. CEI. Las relaciones bilaterales con Venezuela han sido punto central de la agenda internacional de Colombia desde hace mucho tiempo. Usted mismo fue embajador en ese país. ¿Cómo evalúa la situación actual de Venezuela, en qué forma esta situación afecta las relaciones económicas, comerciales y políticas con Colombia? RP. La situación con Venezuela ha sido difícil en el aspecto económico por el problema fiscal, por la necesidad de hacer un ajuste para acomodar la economía nacional a una realidad donde ya el sector pe- tróleo no representa la misma fuente de ingresos que era hace un tiempo y eso implica un modelo distinto de desarrollo, casi que de vida, de actitud, de concepciones muy profundas que tiene la gente sobre su papel en la sociedad. También desde el punto de vista político, Venezuela está buscando alternativas distintas al modelo bipartidista del año 58. De hecho el presidente Caldera fue elegido en una convergencia de fuerzas di- versas, entre los dos partidos tradicionales. Es entonces una sociedad inmersa en un cambio profundo. Las relaciones económicas con Colombia son muy importantes para Venezuela y en ese sentido seguirá siendo una prioridad para Venezuela preservar la integración y preservar el mercado colombiano. Venezuela es un país que ha tenido dificultad para exportar productos distintos al petróleo y sus derivados y preci- samente es hacia Colombia que ha podido aumentar más la exportación de productos no tradicionales. Hoy en día Colombia es el principal mercado para productos no tradicionales de Venezuela; en ese sentido, creo que le interesa a Venezuela preservar esta integración, exactamente como le interesa a Colombia. Entonces, las dificultades que tenemos a corto plazo, no son un obstáculo definitivo para la integración a mediano plazo. CEI. Dentro de los procesos de globalización e integración hay dos escenarios muy importantes en el mundo que tendrían un significado determinante para Colombia: La Unión Europea y el caso de los países del Pacífico. ¿En qué forma Colombia se puede insertar en el Mercado Común Europeo, teniendo en cuenta que la disolución de la Unión Soviética y de los antiguos países de Europa del Este llevan a un proceso intraeuropeo y en segundo lugar cuál sería el interés real en el área del Pacífico? RP. Colombia necesita continuar con el proceso de diversificación de las relaciones internacionales. Nuestro mercado principal era en un porcentaje muy grande los Esta- dos Unidos y eso se ha ido re- duciendo. Inclusive descontando el petróleo, Europa es hoy en día un receptor de exportaciones colombianas más importante que los Estados Unidos. Desde el punto de vista político también hemos abierto relaciones diplomáticas con países de África y de Asia en los últimos ocho años. Yo creo que hay que continuar este proceso de diversificación y la manera como se puede seguir es mediante tres mecanismos principales: Uno, fortaleciendo nuestra relación con la Unión Europea, consolidando un co- mercio que se ha vuelto muy importante, pero también es- tableciendo unas bases de en- tendimiento de tipo político. Hay países en Europa que tienen una actitud hacia el narcotráfico y hacia algunos de los problemas que tiene Colombia que difiere a la que puede tener Estados Unidos o algunos sectores dentro de este país respecto a Colombia. Otra ma- nera de diversificar nuestras relaciones es tomando las me- didas que se necesitan para aumentar el comercio y los vínculos económicos con la cuenca del Pacífico; eso signifi- ca en el corto plazo empezar un proceso de conocimiento mutuo. Para nadie es un secreto que frente a los países del Asia y de Oceanía hay muchas dificultades por la falta de conocimiento. Hay diferencias de lengua, de raza, de historia. Los colombianos no conocemos esta parte del mundo y en esta parte del mundo no conocen a Colombia y posiblemente para tener unas relaciones económicas más intensas con éste, que es un eje importante de las relaciones económicas mundiales, necesitamos conocer mejor y eso es lo que debemos hacer. Finalmente, con los países del sur, los países en vía de de- sarrollo, los países del África, los países de Asia, necesitamos una política porque tenemos muy pocos puentes de comu- nicación con ellos. Y lo que he- mos previsto en este gobierno es que el Movimiento de los Países No-Alineados, que Colombia va a presidir a partir del año entrante, es un buen instrumento para esa política. Porque el Movimiento de los Países No- Alineados no sólo tiene una connotación en las relaciones Sur-Norte sino tam- bién tiene una connotación a nivel de las relaciones dentro del sur. Y uno de los objetivos que debe buscar el Movimiento de los Países No-Alineados es el fomento de la cooperación Sur- Sur. Así lo entiende Colombia y así lo va a buscar cuando ejerza el liderazgo de ese movimiento. CEI. El tema de los derechos humanos va más allá de un simple problema de imagen; la situación real de Colombia es bastante alarmante: homicidios anuales, impunidad en casi un 97%. Primero ¿qué hay de cierto en la hipótesis según la cual la Cancillería ejerce esa viva función de tratar de limpiar la imagen del país? Y por otro lado, cómo explicarle a la comunidad internacional una serie de incongruencias durante los últimos tiempos, de un lado suscribiendo en la OEA la Convención Interamericana sobre la desaparición forzada de personas, y por otro, a nivel interno, rechazando un proyecto similar presentado al Congreso. RE Es una función del Mi- nisterio de Relaciones Exteriores trabajar por una imagen positiva de Colombia o trabajar para combatir la imagen negativa de Colombia. Lo que no creo, es que eso se logre negando la existencia de problemas serios en Colombia como el narcotráfico o la situación de los derechos humanos. A nivel internacional y frente a esos dos problemas, que son los principales que tiene el país y los que fundamentalmente afectan su imagen externa, lo que debe entenderse como gestión internacional son dos elementos principales: Uno, buscar que a nivel inter- nacional, mediante iniciativas diplomáticas, la acción de otros países, a través de esquemas de cooperación, de acuerdos bilaterales y multilaterales, se pueda mejorar la situación in- terna de narcotráfico y de de- rechos humanos. De narcotrá- fico porque claramente este es un problema que cubre a varios Estados y que solamente puede disminuirse en sus propias dimensiones cuando otros Estados hagan esfuerzos frente a la parte que les corresponde en toda esa cadena de tráfico, consumo, lavado de dinero, producción de materias primas y elaboración de productos químicos. En derechos humanos también creo que nuestra aproximación a los organismos internacionales debe ser la de buscar que la acción de éstos sea un apoyo y vaya en la misma dirección de esfuerzos que se hagan internamente para mejorar la situación. El segundo componente del manejo internacionalde estos temas, debe ser una explicación a la comunidad internacional de cuál es la verdadera situación de este problema. En el aspecto del narcotráfico es necesario y es legítimo que el Ministerio de Relaciones Exteriores le muestre al mundo que Colombia no es un verdugo sino una víctima del narcotráfico, que nosotros no lo propiciamos sino lo combatimos, y no nos beneficia sino nos perjudica. En el campo de los derechos humanos también es legítimo que mostremos la complejidad que tiene la situación colombiana porque la verdad es que para muchos organismos internacionales, bien sean no- gubernamentales o Congresos o gobiernos, a veces les resulta difícil entender la realidad colombiana por el hecho que se sale de los moldes que tradicionalmente han tenido los países en donde hay situaciones graves de derechos hu- manos. Hay muchos países donde hay guerrilla, hay muchos países donde hay narcotráfico, hay muchos países donde hay paramilitares. Pero hay pocos países donde todos esos fenó- menos se dan al mismo tiempo, en forma simultánea y en donde además se dan casos como la relación entre la guerrilla y el narcotráfico, que en algunas regiones están aliados y en otras están enfrentados a muerte. Entonces, creo que es legítimo y necesario explicar la verdadera naturaleza de la situación de violencia colombiana. CEI. La OEA ha sido considerada por muchos, hasta por los propios miembros, como un ente burocratizado e inoperante, sin mayor importancia. Para otros existe la posibilidad de una reforma interna. ¿Qué interés real tiene el organismo hemisférico para Colombia en especial ahora que el presidente Gaviria asume la Secretaría General de la OEA? RE Colombia siempre ha sido uno de los países más comprometidos con el espíritu de la OEA. Es el único país que ha tenido dos secretarios generales. Alberto Lleras no solamente fue su primer secretario general, sino el inspirador de la Carta, y además, quizás hoy más que nunca en esta importancia que han adquirido los bloques regionales, se necesita un organismo que permita tratar los asuntos hemisféricos de manera constructiva y pacífica. Ahora, también es cierto que para poder lograr eso, la OEA tiene que cambiar sus métodos de funcionamiento, su estructura, su burocracia. La famosa frase que se alude a Alberto Lleras en el sentido de que la OEA es lo que los miem- bros quieran que sea, es bastante cierta. Sin pretender generar expectativas irreales y utópicas, pienso que una OEA que se haga cargo de los temas más importantes para el hemisferio sí podría revitalizarse y podría jugar un papel con más sentido que el ha jugado hasta el momento. El hecho que la regionalización, la constitución de bloques, se esté dando como una característica nueva de las relaciones internacionales obliga a que dentro de los bloques los instrumentos funcione de manera más efectiva. Creo que la coyuntura internacional es propicia para una nueva OEA. CEI. Usted ha hablado de que existe un problema de imagen de Colombia en el exterior con respecto al tema de los derechos humanos y el narcotráfico. Parece que los dos gobiernos anteriores, el de Barco y el de Gaviria, trataron de afrontar la cuestión de imagen con respecto al narcotráfico mostrando precisamente lo que usted dice, que Colombia es una víctima del problema. ¿Qué medidas distintas a las que asumieron estas dos admi- nistraciones propondría en este momento, dado que la táctica utilizada hasta el momento no ha sido efectiva? RE Creo que ha sido parcialmente efectiva. Ha habido momentos en que este punto de vista ha tenido una mayor aceptación, que en otros. Lo que pasa es que la magnitud del problema es bastante grave. Primero, porque no vamos a tener una imagen positiva mientras tengamos una realidad negativa. Segundo, porque la magnitud del problema es tan grande que los esfuerzos que se hagan permiten lograr alcances mínimos que nunca van a compensar la totalidad del problema. Inclusive pequeños avances que se puedan lograr cuestan mucho trabajo y cuestan mucho tiempo, pero se producen grandes descalabros en cuestión de segundos con cualquier acontecimiento de violencia en nuestro país. El hecho de que el mensaje que el gobierno de Barco principalmente y un poco el de Gaviria trataron de transmitir fuera correcto, no necesariamente implica que la estrategia para transmitirlo fuera co- rrecta. Hay cosas que se pueden hacer, por ejemplo las misiones diplomáticas tienen que asumir como una prioridad la transmisión de ese mensaje; hay esfuerzos adicionales que se pueden hacer, con métodos más modernos de comunicación. Nada soluciona el problema mientras subsista el narcotráfico y subsistan problemas con los derechos humanos, pero sí se puede disminuir, sí se puede aliviar, sí se puede contribuir a la legítima aspiración que tenemos de una imagen un poco más diversa de Colombia a nivel internacional, y que se entienda la verdadera naturaleza de los problema del narcotráfico y de los Derechos Humanos, así como los esfuerzos que hacemos para solucionarlos. CEI. Una última pregunta que surgió a raíz de una obser- vación del comienzo, sobre có- mo los temas internacionales en la última administración adquirieron otra dimensión en la medida es que han sido de mayor discusión, mayores ac- tores intervienen en estos temas. ¿Cómo ve usted el proceso de toma de decisiones en materia de política exterior, estamos todavía en un escenario en donde el ejecutivo, más o menos dicta unilateralmente los lineamientos en materia de derechos humanos, o hasta qué punto estamos en tránsito hacia una mayor democratización en la toma de decisiones en política exterior que tenga la posibilidad de ser materia de discusión de debate público? Porque, de todas maneras, en el debate electoral anterior el tema de política exterior, a pesar de toda la importancia, pareció tener una atención no muy diferente a lo que tradicionalmente habíamos visto en épocas pasadas, es decir, muy baja. RP. Creo que ha aumentado el nivel de discusión sobre el tema. El hecho que en los últimos diez años hayan surgido cuatro o cinco centros académicos relacionados con política internacional y con asuntos internacionales es diciente. Han surgido más secciones in- ternacionales en los periódicos. Quizás lo que ha faltado es un poco de discusión, hay una especie de consenso. No son muchos los temas que enfrentan opiniones distintas, esa es la verdad. Y a nivel de la clase política no ha llegado el tema internacional. El tema interna- cional no es importante en las campañas electorales, no es importante en las relaciones entre el Congreso y el gobierno. Yo pienso que se ha enriquecido el debate académico. Pero quizás está demasiado dominado por unas concepciones no cuestionadas.
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