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...15 EL DRAGÓN DE KOMODO (Varanus Komodoensis) El dragón de Komodo, que habita en las islas Komodo, Rinca, Gili Motang y Flores, es el lagarto más grande del mundo. Aunque puede correr a velocidades que llegan a los 20 km/h, su mejor estrategia de caza es sorprender a sus presas. Se guía por el olfato, aunque tiene una buena vista. Es capaz de tragar grandes piezas debido a su cráneo flexible y sus mandíbulas movibles. Es un animal muy voraz con una gran capacidad de ingestión, traga sus presas muy rápidamente. Aunque la presa sobreviva a un ataque efectuado por este reptil, morirá por la infección causada por un mínimo de cuatro tipos de bacterias patógenas que se encuentran en las fauces y saliva del dragón de Komodo. El reptil acosará a su presa enferma hasta que caiga muerta. Como la comida es escasa, aprovechan todas las partes de la presa, incluso piel, plumas, cornamenta y pezuñas. Las madrigueras las construye gracias a sus poderosas extremidades anteriores; sabe nadar muy bien y es capaz de trepar por los árboles. Los machos no son indispensables: La Partenogénesis Flora, como se llama la hembra de dragón de Komodo que vive en el zoológico de Chester, en el norte de Inglaterra, puso en mayo del 2007 una nidada de 11 huevos sin que se la hubiera cruzado nunca antes con un macho de su especie; 5 de esos huevos se han convertido en otros tantos dragoncillos y son la atracción de visitantes y científicos. Este acontecimiento ha aportado una gran dosis de esperanza a la reproducción en cautiverio de especies en peligro de extinción. Se trata del segundo caso documentado de reproducción asexual en dragones de Komodo, un proceso conocido como partenogénesis, que se registró por primera vez en abril del mismo año en el zoológico de Londres, cuando Sungai puso huevos dos años y medio después de su último contacto con un macho. “Flora ignora la excitación que ha causado su parto, mientras nosotros estamos encan- tados en anunciar que ya es madre y padre a la vez”, afirmó tras el nacimiento de los dragones el encargado de los vertebrados e invertebrados del zoológico de Chester, Kevin Buley: “Cuando el primero de los dragones sacó la cabeza, no sabíamos si prepararle a Flora, de 8 años, una taza de té o darle unos puros”, bromeó Buley. Según recogía un grupo de científicos británicos en el número de diciembre de la revista “Nature”, el hecho de que se hayan producido dos casos de partenogénesis en 2 zoológicos di- ferentes sugiere que esta facultad de fecundarse a sí mismos podría no ser algo inusual cuando los dragones de Komodo se encuentran aislados. Lo ocurrido en los dos zoológicos británicos puede tener consecuencias de gran alcance para las especies en peligro de extinción porque la cría en cautividad podría asegurar la super- vivencia de los tan sólo 5 mil dragones de Komodo que viven en su hábitat natural, lagartos que en la edad adulta pueden llegar a medir 3 mts. Los científicos, que por el momento desconocen si la hembra de Komodo ha tenido siem- pre la capacidad de reproducirse sin necesidad de un macho o si se trata de un nuevo desarrollo evolutivo, cifran en 70 las especies que han registrado casos de partenogénesis, entre las que se incluyen serpientes y lagartijas.
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