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História da América no século XX

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Historia de América en el siglo XX
Book · September 2023
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1 author:
Emiliano Gil Blanco
Universidad San Francisco de Quito (USFQ)
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Historia de América 
en el siglo XX 
Emiliano Gil Blanco 
1 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
Introducción 
La historia de América en el siglo XX es un relato fascinante de transformación, 
desafíos y logros significativos que han moldeado el continente de manera 
profunda. A lo largo de este período, América experimentó una serie de cambios 
políticos, económicos, sociales y culturales que la llevaron desde la 
consolidación de repúblicas hasta la Guerra Fría, pasando por movimientos de 
derechos civiles y avances tecnológicos. Este curso se adentrará en algunos de 
los momentos más destacados de la historia del continente americano durante 
el siglo XX, enfocándose en sus aspectos más relevantes. 
El siglo XX comenzó con una América que aún estaba recuperándose de las 
consecuencias de las guerras de independencia y luchando por consolidar sus 
fronteras y gobiernos. A medida que avanzaba la primera mitad del siglo, se 
establecieron repúblicas democráticas en la mayoría de los países, pero 
enfrentaron desafíos significativos en forma de conflictos internos, tensiones con 
potencias extranjeras y desigualdades económicas. 
Uno de los acontecimientos más destacados de las primeras décadas del siglo 
XX fue la Revolución Mexicana (1910-1920). Este conflicto transformador buscó 
derrocar al régimen porfirista de Porfirio Díaz y luchó por reformas agrarias y 
sociales. Figuras como Emiliano Zapata y Pancho Villa çse convirtieron en 
íconos de esta lucha, que culminó con la creación de una nueva Constitución en 
1917 y la consolidación de un sistema político más inclusivo en México. 
La década de 1930 fue testigo de la Gran Depresión, una crisis económica global 
que afectó profundamente a todo el mundo y, en particular, a América en 
diferente grado. En respuesta, el presidente Franklin D. Roosevelt implementó 
el New Deal, un conjunto de políticas destinadas a estimular la economía y 
brindar alivio a los ciudadanos afectados por la crisis. Estas medidas incluyen 
programas de empleo, seguridad social y regulación financiera, y sentaron las 
bases para la expansión del Estado de bienestar en los Estados Unidos. 
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) tuvo un impacto significativo en 
América. Si bien los Estados Unidos inicialmente se mantuvieron neutrales, el 
ataque a Pearl Harbor en 1941 los llevó a unirse a la guerra. Durante el conflicto, 
América apoyó un papel crucial en la derrota de las potencias del Eje y emergió 
como una superpotencia global. La guerra también impulsó la economía, ya que 
la producción de armas y suministros proporcionó empleo militar y estimuló el 
crecimiento industrial. 
Después de la Segunda Guerra Mundial, América se encontró inmersa en la 
Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico y político entre Estados Unidos y la 
Unión Soviética. Este período de tensión geopolítica se caracterizó por la carrera 
armamentista, la propagación de la influencia de ambos bloques en América 
2 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
Latina y Asia, y la Guerra de Corea (1950-1953), que representó un conflicto 
proxy entre las superpotencias. 
En la década de 1950, Fidel Castro lideró la Revolución Cubana, que culminó en 
el derrocamiento del régimen de Fulgencio Batista en 1959. Cuba se convirtió en 
un estado socialista, lo que desencadenó tensiones con los Estados Unidos y 
culminó en la Crisis de los Misiles de 1962, un enfrentamiento directo entre 
ambas naciones que puso al mundo al borde de la guerra nuclear. 
A medida que avanzaba la segunda mitad del siglo XX, la globalización comenzó 
a tener un impacto significativo en América. La apertura de mercados 
internacionales y avances tecnológicos llevaron a cambios en la economía, con 
un énfasis en la industrialización y la exportación de recursos naturales. Sin 
embargo, esto también resultó en desigualdades económicas y sociales en 
muchos países de América Latina. 
La década de 1980 presenció eventos históricos que tendrían un impacto 
profundo en la historia de América, como la caída del Muro de Berlín en 1989 y 
el colapso de la Unión Soviética en 1991. Estos eventos marcaron el final de la 
Guerra Fría y llevaron a una reconfiguración de las relaciones internacionales en 
América y en todo el mundo. 
El siglo XXI ha presentado nuevos desafíos y oportunidades para América. La 
globalización ha continuado su curso, y los avances tecnológicos han 
transformado la sociedad y la economía. Además, temas como el cambio 
climático, la migración y la seguridad cibernética se han convertido en 
preocupaciones clave para la región. 
En resumen, la historia de América en el siglo XX es una narrativa rica y compleja 
de cambio, conflicto y progreso. A lo largo de este período, el continente 
experimentó transformaciones políticas, económicas y sociales significativas que 
dieron forma a su identidad en el contexto global. Desde las luchas por la 
independencia hasta los desafíos de la Guerra Fría y la era de la globalización, 
el siglo XX dejó una huella indeleble en América y definió su posición en el 
escenario mundial. 
Metodologia 
La historia de América en el siglo XX es un campo de estudio amplio y fascinante 
que abarca una gran variedad de eventos, procesos y cambios significativos en 
el continente americano durante ese período. En esta introducción metodológica, 
exploraremos las principales aproximaciones y enfoques que los historiadores 
han utilizado para analizar y comprender la compleja historia de América en el 
siglo XX. Además, se destacarán las fuentes historiográficasen español que han 
contribuido a enriquecer nuestra comprensión de este período. 
3 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
1. Enfoques Historiográficos 
La historia de América en el siglo XX ha sido abordada desde diversas 
perspectivas y enfoques. Algunos de los enfoques más prominentes incluyen: 
a. Historia Política: Este enfoque se centra en el análisis de los eventos 
políticos, los gobiernos, las ideologías y los conflictos que marcaron el 
siglo XX en América. Los historiadores políticos estudian las dinámicas de 
poder, las revoluciones, las dictaduras y los movimientos políticos que 
configuraron la historia política de la región. 
b. Historia Social: La historia social se concentra en la vida cotidiana de las 
personas, sus experiencias, sus luchas y sus cambios sociales a lo largo 
del siglo XX. Este enfoque examina cuestiones como la migración, la 
urbanización, la clase social, el género y las luchas por los derechos 
civiles y humanos. 
c. Historia Económica: Los historiadores económicos se enfocan en el 
análisis de las transformaciones económicas, las políticas económicas, el 
desarrollo industrial, el comercio y las desigualdades económicas en 
América durante el siglo XX. 
d. Historia Cultural: La historia cultural se adentra en el estudio de las 
expresiones culturales, como el arte, la literatura, la música y la religión, 
así como en las interacciones culturales y las identidades culturales en un 
contexto regional y global. 
e. Historia Internacional y Diplomática: Este enfoque examina las relaciones 
internacionales de los países americanos en el siglo XX, incluyendo la 
diplomacia, los tratados, los conflictos internacionales y las alianzas 
estratégicas. 
f. Historia Ambiental: La historia ambiental se centra en la relación entre las 
sociedades humanas y su entorno natural. Los historiadores ambientales 
analizan cómo las prácticas humanas han afectado el medio ambiente y 
cómo las preocupaciones ambientales han evolucionado a lo largo del 
siglo XX. 
2. Fuentes Historiográficas en Español 
El estudio de la historia de América en el siglo XX se ha beneficiado 
enormemente de una amplia variedad de fuentes historiográficas en español. 
Estas fuentes incluyen: 
a. Documentos de Archivos: Los archivos nacionales, estatales y locales en 
los países de América Latina y España albergan una riqueza de 
documentos históricos, desde correspondencia oficial hasta registros 
judiciales y administrativos. Estos documentos proporcionan una visión 
detallada de los eventos y decisiones políticas. 
4 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
b. Publicaciones Académicas: La producción académica en español ha 
generado numerosos libros, artículos y tesis doctorales sobre la historia 
de América en el siglo XX. Estas publicaciones aportan investigaciones 
originales y análisis críticos. 
c. Entrevistas y Testimonios: Las entrevistas con testigos o participantes en 
eventos históricos, así como los testimonios personales, han sido valiosas 
fuentes para la reconstrucción de la historia oral y las experiencias de las 
personas comunes. 
d. Periódicos y Revistas: Los periódicos y revistas en español han registrado 
los acontecimientos del siglo XX en tiempo real, ofreciendo una visión de 
la opinión pública y la cobertura mediática de eventos clave. 
e. Archivos Fotográficos y Audiovisuales: Las imágenes y grabaciones 
audiovisuales históricas proporcionan una ventana a la cultura visual y la 
memoria colectiva del siglo XX en América. 
3. Metodologías de Investigación 
La investigación en la historia de América en el siglo XX requiere un enfoque 
multidisciplinario y el uso de diversas metodologías. Algunas de las metodologías 
comunes utilizadas por los historiadores incluyen: 
a. Análisis de Archivos: La investigación en archivos históricos es 
fundamental para recuperar documentos y registros que arrojen luz sobre 
eventos y figuras clave de la historia del siglo XX. 
b. Entrevistas y Historia Oral: La recopilación de testimonios orales de 
testigos directos de los acontecimientos permite capturar experiencias 
personales y perspectivas que pueden estar ausentes en los documentos 
escritos. 
c. Análisis Cuantitativo: Los historiadores utilizan datos cuantitativos para 
estudiar tendencias demográficas, económicas y sociales a lo largo del 
siglo XX. 
d. Análisis Comparativo: Comparar diferentes países o regiones dentro de 
América en el siglo XX permite identificar similitudes y diferencias en los 
procesos históricos. 
e. Teoría e Interpretación: La aplicación de teorías y enfoques interpretativos 
ayuda a los historiadores a comprender los significados y las 
implicaciones más profundas de los eventos históricos. 
4. Desafíos y Tendencias Actuales 
La historia de América en el siglo XX sigue siendo un campo en constante 
evolución. Algunos de los desafíos y tendencias actuales incluyen: 
5 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
a. Globalización: El estudio de América en el siglo XX cada vez más se 
enmarca en un contexto global, considerando las interacciones y 
conexiones internacionales. 
b. Enfoque en Grupos Marginados: Los historiadores están prestando más 
atención a las voces y experiencias de grupos marginados, como las 
comunidades indígenas, afrodescendientes y LGBTQ+. 
c. Historia Ambiental: El interés en la historia ambiental está creciendo a 
medida que la conciencia sobre los problemas ambientales se intensifica. 
d. Nuevas Tecnologías: La digitalización de archivos y la disponibilidad de 
herramientas de análisis digital están transformando la investigación 
histórica. 
En resumen, la historia de América en el siglo XX es un campo diverso y 
dinámico que ha sido abordado desde múltiples perspectivas y enfoques. El uso 
de fuentes historiográficas en español enriquece nuestra comprensión de este 
período, y los historiadores emplean una variedad de metodologías para 
investigar y analizar los eventos, procesos y cambios que marcaron esta 
centuria. 
 
6 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
1. LAS TRANSFORMACIONES DE FIN DE SIGLO. 
 
1. Presentación y objetivos. 
 
A partir de 1870, la consolidación de las oligarquías y el afianzamiento del 
Estado permitió la estabilidad política en Iberoamérica a excepción de la guerra 
del Pacífico (1878–1883) ofreciendo un ambiente más seguro para la inversión 
de capitales extranjeros que el que había existido hasta entonces, siendo 
Iberoamérica más atractiva para los inversionistas extranjeros que Asia, 
África o el Oriente Medio, lo que provocó un gran movimiento de capitales 
desde los mercados de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos. 
Estas grandes transferencias de capitales se efectuaban a través de 
mecanismos de préstamos a los gobiernos, para una mejora importante en 
infraestructuras lo que supuso, en consecuencia, el crecimiento de su deuda 
externa. 
 
Por otra parte, el crecimiento de las inversiones, la producción y el comercio 
trajo consigo el crecimiento de los ingresos de exportación y, por 
consiguiente, la capacidad de importar, lo que permitió a los gobiernos de la 
zona la recaudación de recursos, tanto para inversiones gubernamentales 
como para gastos corrientes y, generó empleo, con lo que cada vez más 
capas de la población aceptaron los regímenes oligárquicos. 
 
2. Esquema. 
 
1. LA INDUSTRIALIZACIÓN VINCULADA AL SECTOR EXPORTADOR. 
1.1. Imagen dicotómica: frente a la alta tecnología para la metalurgia, industria 
química y algunos productos agrícolas a maquinaria muy primitiva para 
la fabricación de productos dirigidos al consumo nacional. 
1.2. Desarrollo de la industria exportadora en diferentes países de la zona. 
1.3. También se consolidó una industria nacional. 
2. SURGIMIENTO DE LA CLASE OBRERA. 
2.1. Desde 1880 a 1930 el proletariado urbano toma fuerza en toda la región. 
2.2. Las tendencias delproletariado se decantan por el anarquismo y el 
socialismo. 
2.3. Los gobiernos toman medidas muy enérgicas contra el movimiento 
obrero. 
2.4. Hasta 1930 los gobiernos de la zona no reglamentaron las relaciones 
capital-trabajo. 
3. LOS MOVIMIENTOS SINDICALES. LA APARICIÓN DE LA IZQUIERDA. 
3.1. Las ideologías socialista y anarquista llegan con los inmigrantes 
europeos. 
3.2. Aparición y desarrollo de los movimientos sindicales en: 
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
• México. 
• Chile. 
• Argentina. 
• Brasil. 
• Bolivia. 
3.3. A excepción de Uruguay y Argentina, los partidos políticos no tuvieron 
fuerza en el movimiento obrero. 
3.4. La organización preferida por la clase trabajadora era el sindicato 
profesional local. 
 
3. Conceptos fundamentales. 
 
▪ Capitalismo. 
▪ Socialismo. 
▪ Anarquismo. 
▪ Sindicato. 
 
4. Lecturas y material complementario. 
 
- LEVIN, Jonathan: Las economías de exportación. México, 1964. 
- MELGAR BAO, Ricardo: El movimiento obrero latinoamericano. Alianza 
América, Madrid, 1988. 
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
1. Las transformaciones del fin de siglo 
 
1. La industrialización vinculada al sector exportador. 
 
Durante el periodo comprendido entre 1820 y 1870, las economías europeas 
y la de EE.UU., brindaron oportunidades de crecimiento al permitir la 
integración de la región iberoamericana en la economía mundial, pero eso 
dislocó el comercio interregional por la menor producción artesanal, el fin de 
los talleres manufactureros u obrajes y el sistema de transportes 
interregionales. A cambio logró obtener préstamos en el extranjero. 
 
A partir de 1870 la consolidación de las oligarquías y el afianzamiento del 
Estado permiten la estabilidad política, ofreciendo un ambiente más seguro para 
la inversión de capital extranjero. En esta década Iberoamérica es más 
atractiva para los inversionistas extranjeros que Asia u Oriente Medio, lo que 
provocó un gran movimiento de capitales. Estas grandes transferencias de 
capital se hacen por medio de préstamos a los gobiernos para mejora de 
infraestructuras, lo que condujo al crecimiento de su deuda externa. El 
crecimiento de las inversiones trajo consigo el crecimiento de los ingresos 
de exportación, y por consiguiente la capacidad de importar, lo que facilitó a 
los gobiernos la recaudación de recursos sin tener que recurrir al aumento de los 
impuestos internos y generó empleo; esto tuvo como consecuencia que cada 
vez más capas de la población aceptaran los regímenes oligárquicos. 
 
El motor del cambio producido entre 1870 y 1914 fue el crecimiento de la 
producción industrial en los países del Atlántico Norte que determinaron la 
tasa de crecimiento de la demanda de exportaciones procedentes de las 
economías periféricas. Las inversiones cubren varios sectores: préstamos a 
los gobiernos, inversiones directas en empresas dedicadas a servicios 
públicos y en empresas orientadas a la explotación de recursos mineros, 
agrícolas y ganaderos. 
 
Los británicos invirtieron en Argentina, Brasil, México, Chile, Uruguay, Cuba 
y Perú. Francia sobre todo en Brasil, Argentina y México; Alemania lo hace 
en Argentina y Brasil. Los campos preferentes de inversión eran ferrocarriles, 
minas, banca, finanzas y empresas de servicios públicos. 
 
EE.UU. comenzó a invertir en la década de los ochenta –308 millones de 
dólares en 1897, alcanzando los 1.609 en 1914-. Las minas de cobre y plomo 
de México, las plantaciones plataneras y de otros productos tropicales 
concentraron sus inversiones directas. Gran Bretaña y Francia fueron las 
primeras potencias que se instalaron en Iberoamérica, Alemania se incorporó 
más tarde. Las inversiones europeas se diferenciaron de las 
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
norteamericanas al estar sus inversiones dedicadas a la infraestructura y en 
títulos del Estado. Sumas considerables de capital eran transferidas al sector 
público, sirviendo para subvencionar inversiones del sector privado; en 
definitiva, las inversiones estaban más esparcidas por toda la región. 
 
La creación de nuevos puertos, la instalación de luz, telégrafos, teléfonos y 
el ferrocarril supuso un cambio impresionante. El ferrocarril permitió un 
transporte más rápido y menos costoso que el terrestre y un gran ahorro en 
los envíos de mercancías. México, Argentina y Chile fueron las naciones que 
al terminar el siglo tenían las redes ferroviarias más extensas. 
 
La entrada de capital internacional tuvo efectos beneficiosos en el ámbito 
de la tecnología, al introducir nuevos métodos en campos tan diversos como la 
minería o la ganadería o agricultura. A su vez se mejoró el mercado interno 
al revitalizar las pequeñas industrias. 
 
De este período se suele subrayar la imagen dicotómica de la industria 
iberoamericana, dualidad debida a la creación de unidades de alta tecnología 
dedicadas al tratamiento de minerales y de algunos productos hortícolas, 
frente a la fabricación para el consumo nacional que se realizaba en 
pequeños talleres, intensivos en trabajo y con maquinaria muy primitiva que 
suministran alimentos, bebidas, vestidos. Pero esta imagen de dualidad 
económica es discutible ya que también se desarrolla una industria nacional 
inducida por las exportaciones. La producción de aceites industriales, de 
maquinaria, de productos metálicos –utilizando hierro importado-, el 
mantenimiento y reparación de la maquinaria pesada hacen que el avance 
económico sea muy importante. Si analizamos el desarrollo de la industria 
exportadora en los diferentes países de la zona, observamos como: 
 
1. BRASIL fue la nación donde se produjo con mayor nitidez el desarrollo 
del capital nacional, en principio concentrado en el sector exportador y 
luego en la expansión de las manufacturas. Los facendeiros paulistas 
participaron en actividades de fabricación no subsidiarias a la industria 
del café. Los beneficios obtenidos con el café sirvieron para crear 
empresas nacionales que abarcaban desde productos básicos hasta 
bienes de consumo. Estos facendeiros diversifican las inversiones, 
practicando un capitalismo racional, para obtener unos beneficios 
máximos de tal forma que, ante la inestabilidad del sector cafetero, 
fomentan el abandono del cultivo por el de productos básicos y de 
fabricación. 
2. En MÉXICO es donde las exportaciones limitan su crecimiento 
industrial, motivado por que el crecimiento de las exportaciones no 
fomentó la expansión dinámica del mercado nacional. Las 
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
exportaciones mexicanas se basaron en metales preciosos e 
industriales, controladas por capital británico y, posteriormente, por el 
americano. Entre finales del XIX y 1911, los salarios en México 
disminuyeron a la mitad. Este índice de pobreza está marcado por el 
modelo porfiriano que facilitaba la penetración extranjera y una 
asimetría en la distribución de la riqueza. 
 
El resultado fue la pérdida de recursos y el incremento del coste de la 
subsistencia al destinar la tierra fértil a producir para la exportación, 
lo que provocó la insurrección de los indios yaquis y la confiscación de 
sus tierras. Todo ello hizo que la fabricación en México, que antes 
mostraba rasgos positivos, se estancara a finales del XIX, 
descendiendo a principios de 1907. Por ello, hizo falta la Revolución 
para que se produjera un cambio que elevara la productividad e iniciara 
un nuevo ciclo que elevara la inversión. 
 
Uno de los problemas más serios que sufrió la industria nacional en 
Iberoamérica fue que en momentos decisivos se desnacionalizaron 
sectores claves de la economía. El estado desnacionalizó empresas de 
servicios públicos que vendió a consorcios extranjeros; consorcios que ya 
estaban instalados en las economías porque comercializaron las exportaciones 
y adelantaron fondosal incipiente sector industrial. 
 
Un caso parecido al mexicano es el de Argentina y Perú. Tanto en Argentina 
como en Uruguay, y en menor medida en Brasil, el paso de la producción del 
tasajo y carne salada de baja calidad a las industrias cárnicas de tipo 
moderno dio como resultado la penetración del capital extranjero que acabó 
obteniendo la hegemonía. 
 
2. En ARGENTINA, durante la gran depresión de 1873, se formularon 
diversos proyectos para fomentar la participación nacional en el 
proceso de transformación de la lana en paño. Pero, al ser los 
mercados locales pequeños, no podía absorber nada más que una 
mínima parte del esquileo anual. Era por tanto este proteccionismo 
transitorio y sólo aplicado a momentos de perturbaciones exógenas 
y a volver a posiciones librecambistas cuanto el sector exterior era 
boyante. 
3. PERÚ, a fines del XIX, vio su economía amenazada por el declive de la 
plata y el fin de la expansión azucarera. Ante los problemas que se 
plantearon en la explotación del Cerro de Pasco, con la subida del agua 
a las explotaciones y lo costoso de su drenaje, en 1903 entró capital 
norteamericano, creando la Cerro de Pasco Investment Company, lo 
que trajo consigo la pérdida por parte del capital nacional del control 
11 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
principal de los recursos del país, aunque compartiera sus beneficios. 
Esta situación fue similar en México, con la diferencia de que la 
economía mexicana era más diversificada que la peruana. 
4. A BOLIVIA le afectó también la depresión de 1890 con la caída del 
precio de la plata y salió de la crisis con la producción de estaño. Siguió 
con una economía dual, donde el campesinado apenas participaba de la 
modernización que se siguió con el proceso modernizador. 
5. CHILE tuvo cambios profundos tras integrarse en la economía 
mundial. La industria del cobre se transformó a partir de 1880, debido 
a que el capital local no quiso, o no pudo, pasar de una forma de 
producción basada en el aprovechamiento rudimentario de minerales 
de cobre de alta calidad, empleando técnicas sencillas a otra forma que 
dependía del uso de la tecnología intensiva. Ambos requisitos eran 
necesarios para extraer cobre de minerales de baja calidad. 
El resultado fue el crecimiento rápido del tamaño de la empresa y la 
desnacionalización de la industria. Similar fue lo ocurrido con la 
extracción de nitratos. El sector minero fue controlado en principio por 
los británicos y, a partir de 1910, por los norteamericanos. La política 
económica de Balmaceda, basada en el aumento de los impuestos 
sobre los nitratos para financiar la infraestructura urbana y crear un 
banco nacional, llevó a una guerra civil, 1891; apoyado por el ejército y 
enfrentándose a la marina que apoyaba a la oposición. Balmaceda fue 
derrotado, pero la crisis del sector obligó al nuevo gobierno a recurrir a 
una política monetaria expansionista y al aumento de los aranceles. 
 
El Estado pasó a 
desempeñar un papel 
destacado en el 
mercado de capitales 
con una política 
intervencionista. Así, 
la fabricación 
nacional creció cuatro 
veces más 
rápidamente que el 
sector exportador. 
 
En conclusión, la industrialización de la región iberoamericana fue posible 
debido al sector exportador que permitió dotar de la infraestructura 
necesaria a las naciones de la región. Las medidas proteccionistas y los 
cambios de aranceles lograron consolidar la fabricación nacional, sin olvidar, 
por otra parte, que los inmigrantes motivados por el expansionismo 
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:BalmacedaMinistros.JPG
12 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
económico se asentaron en los diferentes países aumentaron la mano de 
obra. 
 
2. Surgimiento de la clase obrera. 
 
El número de artesanos de algunas ciudades latinoamericanas había ido 
adquiriendo una cierta entidad a lo largo de estas décadas, si bien la población 
seguía siendo mayoritariamente rural. En México, de acuerdo con los datos del 
censo de 1910, había 873.436 artesanos y obreros, lo que representaba cerca 
del 16 por ciento de la población activa. En la última década del siglo XIX y en 
la primera del XX se produjo el surgimiento del movimiento obrero (urbano) en 
aquellos lugares donde se había producido un cierto desarrollo artesanal o 
manufacturero, aunque habrá que esperar a décadas posteriores para poder 
hablar con entera propiedad de la existencia de un proletariado, vinculado a un 
sector fabril importante. 
 
México, Buenos Aires y Santiago de Chile fueron algunas de las ciudades que 
conocieron el desarrollo de un sindicalismo temprano. En México, los obreros 
industriales pasaron de 45.806 en 1895 a 58.838 en 1910. En Brasil, sobre una 
población total de 30 millones de habitantes, había en 1920 más de 275.000 
trabajadores fabriles, siendo la media de trabajadores por establecimiento de 
veintiuno. El promedio era inferior en Argentina, diez, ya que en 1914 había 
242.138 personas que trabajaban en el sector industrial (incluyendo al personal 
administrativo) y 24.203 establecimientos catalogados como industriales. 
 
Dada la escasez relativa de trabajadores manuales en relación con los 
sectores medios, especialmente en los centros urbanos, las tempranas 
movilizaciones sociales del proletariado fueron mínimas, lo que era posible 
comprobar por la escasa incidencia que tenían las huelgas sobre la vida 
cotidiana de la población. La fuerza sindical se hacía notar básicamente en 
aquellos sectores vinculados directamente con la actividad exportadora, como 
la minería o los transportes. Algunos gremios del sector llegaron a adquirir un 
poder de presión o negociación considerable, como los ferroviarios o los 
mineros del salitre chileno, pero casi ninguna los que estaban fuera de él, dada 
la facilidad para importar los productos que podían ser afectados por el 
movimiento huelguístico. 
 
Los sindicatos debían desarrollar sus actividades en un contexto bastante 
hostil, caracterizado por la intransigencia de los industriales a la hora de 
negociar en todo lo referente a las condiciones de trabajo y los salarios. La 
actitud del Estado en los enfrentamientos entre el capital y el trabajo era 
ambigua y contradictoria y es imposible hablar de una tendencia general. La 
historia del movimiento obrero latinoamericano está jalonada de hechos 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2742.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2729.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2734.htm
13 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
caracterizados por la dureza represiva de los gobiernos, facilitada por el 
carácter extranjero de buena parte de los militantes sindicales, que eran 
deportados cuando se podía. Algunos militantes sindicales, especialmente 
los de filiación anarquista, eran partidarios de la acción directa y del 
terrorismo. 
 
En 1909, el jefe de la policía de Buenos Aires fue asesinado por una bomba 
arrojada por un militante anarquista y el gobierno respondió con la sanción de 
la ley de Residencia, que permitía expulsar del país a aquellos extranjeros 
considerados agitadores. 
 
Sin embargo, las referencias a la actitud mediadora de las autoridades en los 
conflictos gremiales son bastante menores, si bien se trata de un punto que 
merece una atención mayor por parte de los investigadores a fin de poder definir 
el papel del Estado en este terreno. 
 
En Chile, algunas huelgas y manifestaciones obreras terminaron duramente 
reprimidas, como ocurrió en Valparaíso (1903), Santiago (1905) y 
Antofagasta (1906), aunque el suceso más conocido es el de la matanza del 
centro salitrero de Iquique en 1907. En el México de Porfirio Díaz la represión 
estatal también se hizo sentir, siendo uno de los hechos más notables la 
masacre contra los huelguistas textiles de Río Blanco,en 1907. La 
movilización proletaria sólo llegaría a adquirir tonos épicos en México y 
únicamente a partir del estallido de la Revolución. Se suele vincular el desarrollo 
del movimiento obrero con ideologías de izquierda, anarquista o socialista, 
pero es necesario no perder de vista la implantación de los sindicatos 
católicos, reforzados con la formulación de la doctrina social de la iglesia, 
especialmente a partir de 1891, con la encíclica Rerum Novarum. 
 
Los primeros sindicatos que se formaban en las ciudades solían ser de 
tipógrafos y linotipistas, obreros de la construcción, panaderos y otros 
oficios vinculados con la producción de alimentos. También fueron importantes 
los sastres, zapateros y sombrereros, así como diversos artesanos, 
dedicados a trabajar el vidrio, el metal u otros materiales. La importante 
presencia de artesanos en las ciudades y la inmigración de militantes 
sindicales de origen español e italiano favorecieron el surgimiento de 
movimientos anarquistas y anarco-sindicalistas en Brasil, Argentina y Uruguay, 
muchos de los cuales terminaron nucleándose en torno a las Federaciones 
Obreras Regionales. 
 
En México, en la década de 1870, comenzó a actuar el Gran Círculo de 
Obreros, una coordinadora de varios grupos dominado inicialmente por los 
anarquistas, aunque luego comenzó a recibir subsidios del gobierno. 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2658.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2744.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6591.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2657.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2660.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2660.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2741.htm
14 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
 
El primer grupo marxista de América Latina fue el club Vorwärts, de Buenos 
Aires, que había sido fundado en 1882 por inmigrantes alemanes y estuvo 
representado oficialmente en la Primera Internacional. La llegada de nuevos 
grupos de refugiados provenientes de la Comuna de París y de otros 
levantamientos europeos reforzó la presencia de la Primera Internacional en 
algunos países de la región. 
 
En la medida en que el tejido industrial se iba extendiendo, el movimiento 
sindical se iba haciendo más fuerte y esto repercutiría no sólo en la fundación 
y organización de sindicatos obreros, sino también en la articulación de 
partidos políticos que se autoproclamaban defensores de los derechos de 
los trabajadores. En México se creó uno de los primeros partidos socialistas 
latinoamericanos, gracias a la labor de los hermanos Ricardo y Enrique 
Flores Magón, inicialmente nucleados en el Partido Liberal Mexicano. La 
revista Regeneración, fundada en 1901 y editada en los Estados Unidos se 
convirtió en el principal vocero de sus reivindicaciones. En Argentina también 
se desarrolló a partir de 1896 un fuerte Partido Socialista bajo el impulso de 
Juan B. Justo, con una implantación fundamentalmente urbana y de un 
carácter marcadamente parlamentario. Menos reformista sería el Partido 
Obrero Socialista de Chile, fundado en 1912 por Luis Emilio Recabarren. 
 
Aunque la población iberoamericana era principalmente rural, el 
proletariado urbano tomó fuerza en toda la región en el periodo desde 1880 
a 1930, teniendo profundas diferencias con el proletariado europeo y 
norteamericano. Los trabajadores ajenos al sector exportador estaban 
dispersos en pequeñas empresas y fue común al área que el primer 
movimiento laboral fuera formado por los artesanos: impresores, panaderos 
y obreros del textil y de la construcción. 
 
Fueron los inmigrantes europeos los que formaron mayoría entre los 
trabajadores, sobre todo españoles, italianos y portugueses. Aunque algunos 
obreros tenían experiencia política lo que realmente les hizo tomar conciencia 
de clase obrera fueron las pésimas condiciones de vida que soportaban –tanto 
en las ciudades como en las zonas rurales. En las zonas mineras y fabriles a 
los trabajadores que causaban problemas se les expulsaba de las viviendas 
cedidas por la empresa para intimidarlos; se les cobraba, en los economatos, 
precios exorbitantes por sus víveres y debían trabajar entre 12 y 16 horas diarias, 
con salarios mínimos. Por sectores, el obrero no industrial tenía menos 
fuerza que el industrial exportador, debido a la segmentación y al escaso 
número de trabajadores; los empleados en ferrocarriles y los mineros tenían más 
dado que, si se ponían en huelga, podían paralizar el país pudiendo negociar 
con el Estado mejores condiciones. 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2667.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2659.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6741.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6752.htm
15 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
 
El Estado, vinculado al sector 
exportador, era defensor del 
capital extranjero por lo que 
reprimía al sector obrero, 
pudiendo llegar a la violencia 
extrema como el caso de la 
matanza de Iquique (1907) en 
Chile. 
 
A pesar de la poca fuerza del 
movimiento obrero y de su brutal 
represión, el crecimiento de las ciudades por la inmigración interna y externa y 
los cambios sociales y económicos, produjo la formación de movimientos 
laborales, principalmente en México y Argentina, donde cuajaron las 
tendencias anarquistas y socialistas. 
 
Ante el avance del movimiento obrero, los 
gobiernos toman medidas muy enérgicas 
contra el movimiento obrero y cerraron las 
centrales sindicales, saquearon los 
periódicos, prohibieron manifestaciones y 
encarcelaron a sus líderes. Para los 
“agitadores extranjeros” dictaron leyes de 
residencia muy estrictas. 
 
La única excepción al movimiento represivo fue 
el Uruguay de José Batlle (1903–1907 y 1911–
1915) que aprobó el primer Ministerio de 
Trabajo del continente, regulando el derecho 
de huelga, la jornada laboral de ocho horas, 
los salarios mínimos, la pensión de vejez y la 
indemnización por accidentes laborales. Hasta 1930 los gobiernos de la 
zona no reglamentaron las relaciones capital-trabajo. 
 
3. LOS MOVIMIENTOS SINDICALES. LA APARICIÓN DE LA IZQUIERDA. 
 
Las ideologías socialista y anarquista, llegan con los inmigrantes europeos 
tras la Revolución de 1848 y con los refugiados socialistas y anarquistas después 
de la Comuna de París (1871). Antes de 1848 se fundó en Argentina la 
“Asociación de Mayo” (1835); el chileno Francisco Bilbao creó, en 1850, “La 
sociedad de la Igualdad”, que fue la base de distintos movimientos 
cooperativistas y mutualistas. En Cuba, entre 1868 y 1878, aparecen los 
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:1904-1.JPG
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/31/Trabajadores_salitre.jpg
16 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
primeros grupos anarquistas encabezados por españoles formándose el primer 
sindicato de la industria tabaquera. 
 
En MÉXICO, en 1872, se estableció "El gran círculo de obreros de México" 
con la publicación de un periódico, “El Socialista”, y se celebró un Congreso 
Obrero Mexicano (1876). Dos años 
más tarde se fundó la Liga 
Bakuninista. Los sindicatos y los 
grupos anarquistas fueron 
perseguidos por Porfirio Díaz, 
siendo sus seguidores los artesanos 
y los obreros fabriles; su mensaje, 
por el contrario, no llegó ni a los 
mineros ni a los obreros agrícolas. 
Precisamente, un obstáculo para 
el desarrollo de los movimientos 
obreros en México era la 
desigualdad existente entre el proletariado industrial y el campesinado, 
siendo los primeros la élite cuando la necesidad mexicana era la reforma 
agraria. En 1906 los hermanos Flores Magón publicaron un manifiesto 
constituyendo un “Partido Liberal” para unir a los grupos de izquierda en torno 
a un programa común: derrocara la dictadura, abolir el poder de la Iglesia, 
jornada de ocho horas, igualdad de salarios entre nacionales y extranjeros, etc. 
 
Este manifiesto tuvo efectos considerables, enfrentándose la dictadura a la 
huelga del textil de Río Blanco, a las huelgas de las minas de propiedad 
norteamericana de Canama y a la rebelión campesina de Zapata. La 
Revolución mexicana estaba en marcha. 
 
CHILE contaba, desde 1890, movimientos sindicales y sociedades 
mutualistas; en 1886 se creó el primer partido socialista, el Partido Demócrata, 
dirigido por Rafael Allende. Movilizaron a los mineros del salitre en 1890 y, a 
partir de 1900, a los tranviarios y portuarios de Santiago. 
 
En 1910, tras la huelga general de Santiago, se fundó la Federación Obrera 
Chilena (FOCH) que cubría todas las áreas industriales, a los obreros 
portuarios y a las antiguas sociedades de beneficencia. Su principal figura 
fue Luis Emilio Recabarren, director del periódico La Reforma. El Partido 
Demócrata ingresó en la Internacional Socialista, jugando Recabarren un 
papel fundamental en el movimiento del Frente Popular. La FOCH fue la 
principal organización sindical hasta los años veinte, cuando, después de 
ingresar en la Internacional Comunista, se desintegró. 
 
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Ricardo_y_Enrique_Flores_Magon.jpg
17 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
En ARGENTINA los inmigrantes europeos participaron en la formación de 
grupos socialistas y anarquistas, organizándose generalmente por separado. 
Así, el francés Emile Dumas fundó en 1872 en Buenos Aires “El Trabajador”. 
El primer grupo marxista de América Latina fue el club Vorwärts, de Buenos 
Aires, fundado en 1882 por los inmigrantes alemanes también. 
 
En 1878 se creó el primer sindicato de tipógrafos, dando paso a sindicatos de 
otros oficios. En 1879 los anarquistas establecieron un Círculo Socialista 
Internacional, reforzado por las visitas de Malatesta por aquellos años. Entre 
fuertes disputas entre socialistas y anarquistas iba tomando forma el movimiento 
obrero argentino. Finalmente todos los grupos socialistas se unieron para formar 
el Partido Socialista Internacional (1894) que desde 1895 se denominó 
Partido Socialista Obrero Argentino, incorporándose a la Segunda 
Internacional. 
 
En 1901, bajo la dirección anarco-sindicalista, nació la Federación Obrera 
Regional Argentina (FORA). En 1902 se creó la rival “Unión General de 
Trabajadores" (UGT), que estrechó sus relaciones con el Partido Socialista. 
El Gobierno redactó una Ley antihuelga al ser éstas cada vez más 
generalizadas y, ante la demostración de fuerza sindical, tuvo que retirarla. 
 
La Primera Guerra Mundial y el hundimiento de la Segunda Internacional 
condujeron a la escisión del Partido Socialista en 1917, fundando su ala 
izquierda el Partido Comunista de Argentina. 
 
En BRASIL el esclavismo duró hasta 1888 y los movimientos sociales lo eran 
principalmente de emancipación. A principios del siglo XX, se empezó a 
organizar un movimiento de izquierda sobre todo donde había inmigrantes 
blancos que publicaron diferentes 
periódicos como el italiano Avanti o el 
alemán Vorwaerts. En Río de Janeiro 
dominaban los anarquistas que se 
organizaron en la Unión Sociocrática. 
En 1916 se fundó el Partido Socialista 
Brasileño, que duró los cuatro años de 
la Primera Guerra Mundial. 
 
En BOLIVIA se fundó un Centro Social 
Obrero, en 1906, desde donde se 
organizaron grandes manifestaciones 
para la petición de la jornada laboral de 
ocho horas. De aquí surgió la 
18 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
Federación Obrera Internacional, más tarde Federación Obrera del Trabajo 
que se desarrollaría a partir de 1915. 
 
En CUBA, tras la primera revolución nacionalista contra España (1868–1878) 
no surge un nuevo movimiento hasta 1890, cuando José Martí forma una liga 
de exiliados en Nueva York; esta liga se convertiría en el Partido 
Revolucionario Cubano (1892) cuyo periódico fue Patria. Martí, junto a 
Máximo Gómez y Antonio Maceo, desembarcó en Cuba con una pequeña 
fuerza muriendo en una escaramuza. José Martí era un nacionalista 
revolucionario radical, descansando su postura en la igualdad racial. Fue un 
opositor del colonialismo, rechazando el programa de los autonomistas 
deseosos de escapar de la opresión española para ponerla bajo la opresión de 
Estados Unidos. Abogaba por la fundación de un movimiento revolucionario de 
las clases trabajadoras, uniéndose con la clase media, y por una legislación 
social avanzada. 
 
4. Socialismo y Anarquismo 
 
La mayoría de las variantes del socialismo utópico encontraron eco en 
Iberoamérica a partir de 1840. Los anarquistas ejercieron su influencia en 
todos los países de la región, aunque deseaban la formación de un sindicato 
revolucionario. 
 
Serán los anarco-sindicalistas los que, a fines del siglo XIX, adquieran mayor 
auge entre el movimiento obrero, acusando de reformistas a los socialistas y 
predicando la acción directa y la no participación en las elecciones para no 
fortalecer el orden capitalista, ya que su fin era acabar con el Estado. 
 
El socialismo, salvo excepciones, avanzó relativamente poco debido a que el 
tamaño y composición de las clases trabajadoras, además de la naturaleza 
del Estado, no eran un buen terreno para las estrategias socialdemócratas, 
basadas en la participación electoral. 
 
El Partido Socialista Argentino (1896) siguió una política de reformismo 
parlamentario muy moderado no estando unido en la lucha con UGT. El Partido 
Obrero Socialista Chileno (POS) (1912) fue menos reformista que el 
argentino y tuvo mayor apoyo de las clases trabajadoras. En general y a 
excepción de Argentina y Uruguay, los partidos políticos no tuvieron fuerza 
en el movimiento obrero, siendo poco importante hasta 1917. La forma de 
organización preferida por la clase trabajadora era el Sindicato profesional 
local, aunque pasado el tiempo se formaron los sindicatos industriales. El arma 
más eficaz y utilizada era la huelga, para defenderse de los patronos y del 
19 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
estado, motivada casi siempre por problemas salariales. También utilizaban el 
boicot y el sabotaje. 
 
20 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
2. LAS PRIMERAS GRANDES CONVULSIONES. 
 
1. Presentación y objetivos. 
 
Durante la mayor parte del siglo XIX se dio en los nuevos estados 
hispanoamericanos un proceso de fortalecimiento de las oligarquías 
terratenientes. Hasta las últimas décadas del siglo no se produjeron cambios 
sociales profundos y la política se caracterizaba por un sistema bipartidista, 
que permitía a las élites (aristocracia de la tierra, burócratas y profesionales 
liberales) disfrutar del poder. Pese a sus limitaciones (fraude electoral, 
restricciones de voto) las elecciones servían para legitimar a aquellos 
gobiernos surgidos de las urnas. 
 
A finales de siglo, una serie de cambios hizo variar sustancialmente el 
panorama en estos países: el crecimiento de las economías exportadoras, 
nuevas pautas en la distribución de la riqueza, lo que condujo a un 
crecimiento de la media de base académica, burocrática y comercial; 
inmigración europea (especialmente latina); creciente crecimiento 
demográfico, sobre todo en las urbes capitalinas y la aparición de la clase 
obrera con sus organizaciones políticas y gremiales. 
 
La oligarquía y los gobiernos que la apoyaban reaccionaron de forma 
distinta. En los países donde el peso específico de la clase media era 
importante (Chile, Argentina y Uruguay) las reformas electorales permitieron 
la ampliación del sufragio y la incorporación de nuevos grupos como electores; 
donde la clase media fue superada por el campesinado sin tierras (México) 
la transformación fue más problemática, sin olvidar la influencia de la 
revolución rusa en los sectoresobreros y su rechazo en los sectores 
oligárquicos, lo que se tradujo en una fuerte represión a toda articulación obrera 
sospechosa de revolucionaria. 
 
2. Esquema. 
 
1. La revolución mexicana. 
A) Revolución maderista (1910-1913). 
B) La dictadura de Huerta (1913-1914). 
C) Carranza y la Constitución de 1917. 
5. Los radicalismos del Cono Sur. 
6. El radicalismo uruguayo: el batllismo. 
7. El radicalismo chileno: Alessandri. 
8. Las nuevas corrientes políticas americanas. 
 
3. Conceptos fundamentales. 
21 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
 
• Dictadura. 
• Radicalismo. 
• Imperialismo. 
 
4. Lecturas y material complementario. 
 
- BRADING, D.A. (comp.), Caudillos y Campesinos en la Revolución 
Mexicana. México, F.C.E., 1985. F 1234 .C45718 1985 
- MALAMUD, Carlos, América Latina siglo XX. La búsqueda de la 
democracia. Madrid, Síntesis, 1992. 
- MELGAR BAO, Ricardo, El movimiento obrero latinoamericano. Madrid, 
Alianza, 1988. 331.880 98 M517 
 
22 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
2. Las primeras grandes convulsiones 
 
1. La revolución mexicana. 
 
La "pax porfiriana" se impuso a costa de la represión y de la consolidación de 
un sistema basado en las relaciones 
personales, para lo cual atrajo a su órbita a los 
principales personajes de los grupos políticos 
más influyentes, aunque fueran contradictorios 
entre sí. 
 
Su estilo inicial estuvo marcado por la búsqueda 
de la conciliación entre las partes en pugna. En 
el manejo de las relaciones personales el 
régimen porfirista no se diferenciaba 
demasiado de los sistemas oligárquicos 
existentes en América del Sur y en muchos 
países del centro y del sur de Europa. Esto no 
excluyó el estallido de numerosos conflictos 
y rebeliones, como las guerras contra los indios yaqui que afectaron a la 
región de Sonora entre 1887 y 1911. 
 
Díaz se rodeó inicialmente de un grupo de jóvenes tecnócratas, los llamados 
"científicos", influidos por Gabino Barreda, un intelectual mexicano que había 
evolucionado del liberalismo al positivismo francés. Una de sus preocupaciones 
era presentar la inevitabilidad histórica del Porfiriato, una etapa más en el 
camino hacia el progreso del país. La dictadura de Díaz era una etapa 
necesaria en la evolución mexicana hacia la modernización y la democracia. 
A la libertad sólo se llegaría después de que el orden social se hubiera 
consolidado en el país, aun a costa de la represión. Uno de los "científicos" más 
descollante fue José Yves Limantour, secretario de Hacienda desde 1893, 
cargo que mantuvo hasta la caída de Díaz en 1911. 
 
 A principios del siglo XX los "científicos" ocupaban una posición relevante 
dentro del régimen y muchos esperaban que Limantour fuera elegido 
presidente en 1904. Pero, las disputas que enfrentaban a Limantour con el 
general Bernardo Reyes, secretario de Guerra, obligaron a Díaz a prolongar 
la duración de su mandato, de cuatro a seis años, y posteriormente a solicitar 
una sexta reelección en 1906. La apertura de esta grave crisis sucesoria 
comenzó a afectar seriamente la credibilidad del sistema y facilitó algunas 
manifestaciones de hostilidad al régimen, provenientes tanto de dentro como 
de fuera del mismo. 
 
23 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
Los empresarios norteños, nucleados en torno a la emergente industria 
siderúrgica de Monterrey, se enfrentaron al poder de "los científicos" y a la 
alianza que habían establecido con los inversionistas extranjeros. Y si los 
industriales se habían sabido beneficiar del rumbo seguido por la política 
económica porfiriana, adoptaron una posición nacionalista y reivindicativa en 
contra de la línea de Limantour y 
sus seguidores. Sin embargo, fue 
muy poco lo que pudieron hacer 
para imponer sus puntos de vista, 
pues tras desplazar a Reyes del 
gabinete, el Porfiriato pasó a ser 
controlado por el tándem 
Limantour-Ramón Corral (antiguo 
gobernador de Sonora y después 
del Distrito Federal). 
 
Estos acontecimientos habían 
conducido al régimen a una 
situación de parálisis casi total. Su 
falta de reflejos políticos se 
relacionaba con la senilidad del 
presidente y la del mismo gobierno. 
En 1910 el presidente Díaz tenía 
setenta años, dos de sus ocho 
ministros superaban los ochenta años y otros tres tenían más de sesenta. El más 
joven era Limantour, con cincuenta y siete, pero como hacía diecisiete años 
que estaba al frente de la Secretaría de Hacienda era todo un veterano. La 
senilidad de los principales cuadros dirigentes estaba presente en otros sectores 
de la Administración (Gobernadores, militares, legisladores). 
 
2. Revolución maderista (1910-1913). 
 
2.1. Porfirio Díaz se presenta a elecciones en 1910. Sale vencedor. 
 
Tras mucho tiempo de silencio y asfixia política fueron numerosos los grupos 
políticos opositores que quisieron salir a la superficie, tratando de aprovechar 
la debilidad del régimen. En parte, fue el mismo Díaz quien hizo posible la 
existencia de posturas sucesorias, al manifestar en una entrevista periodística 
en 1908 que era el momento más adecuado para que se reabriera el juego 
político, aunque muchos de los sectores rurales y campesinos postergados 
tuvieron grandes dificultades para poder hacer oír su voz. 
 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2737.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/2741.htm
24 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
Uno de los personajes que accedió al primer plano 
de las filas opositoras fue Francisco Madero, el 
futuro líder revolucionario y uno de los mayores 
hacendados norteños. Las consignas de acabar 
con la reelección y a favor del sufragio efectivo 
no le permitieron liquidar a la muy aceitada 
maquinaria electoral de Díaz. Madero creó el 
Partido Anti-reeleccionista, acabó convirtiéndose 
en una amenaza para el dictador, y su accionar lo 
condujo a la cárcel y, posteriormente, al destierro. 
En octubre de 1910 Madero lanzó el Plan de San 
Luis Potosí, el verdadero fermento de la revolución maderista que juntaba las 
reivindicaciones políticas de la oligarquía norteña con la devolución de las tierras 
a los campesinos que habían sido despojados ilícitamente de ellas. El 20 de 
noviembre de 1910, Madero convocó a la revolución contra el Porfiriato 
desde su refugio de San Antonio, Texas, al otro lado de la frontera. Nuevamente 
se esgrimía la consigna de "sufragio efectivo, no reelección" que en su 
momento había levantado el propio Díaz. 
 
Los planteamientos de Francisco Madero, recogidos en su Plan de San Luis 
Potosí dieron comienzo a la Revolución Mexicana, un poderoso y violento 
estallido social que no sólo acabaría con el Porfiriato sino también propiciaría la 
integración a la vida política nacional de vastos grupos sociales, hasta entonces 
marginados por el implacable proceso de centralización impulsado por Porfirio 
Díaz. Desde una perspectiva histórica se podría señalar que el triunfo 
revolucionario no fue total, lo que llevó a que la revolución no pudiera recoger 
las aspiraciones de todos los grupos que la apoyaron, como los campesinos sin 
tierras. 
 
Las explicaciones que se han dado sobre las causas de la revolución son 
muy variadas, y así se las presenta: 
o como un movimiento político que intentó romper la situación de 
bloqueo a la que había conducido el Porfiriato; 
o como un movimiento social, que intentó dar respuesta a las 
reclamaciones de los campesinos sin tierras; 
o como un movimiento regional, que intentó equilibrar el papel de las 
nuevas zonas en ascenso beneficiadas por la expansión económica, la 
frontera norte, en detrimento de Ciudad de México. 
 
La revolución comenzó a verse de muy diversas maneras según cual fuera el 
punto de referencia regional desde donde se interpretaba la marcha de la misma. 
Junto con aquellos que nos hablan de unarevolución agraria o de una 
revolución social, están los que prefieren presentar los sucesos revolucionarios 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6744.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6591.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6591.htm
25 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
como una revolución indígena, una revolución obrera o incluso una revolución 
burguesa. Las cosas no quedan demasiado claras cuando se habla de 
revolución agraria, ya que las reivindicaciones de los trabajadores de las 
grandes haciendas norteñas no eran similares a las de los campesinos del 
centro y del sur del país, caracterizados por una mayor densidad de 
población y una mayor presión sobre las tierras cultivables. Las diferencias 
regionales que han permitido hablar de muchos "Méxicos" son las que también 
permiten hablar de varias revoluciones a la vez. Y quien habla de varias 
revoluciones habla de distintos proyectos revolucionarios, cuya sola 
existencia explica la virulencia y la larga duración de los enfrentamientos 
armados que siguieron al triunfo de la revolución, así como de las grandes 
contradicciones que opusieron entre sí a los principales líderes y caudillos 
revolucionarios y sus seguidores. 
 
De todas formas, buena parte de estas explicaciones se mueven en el plano de 
la especulación, dada la falta de trabajos sobre la economía del Porfiriato y, 
especialmente, sobre los diversos comportamientos regionales. 
 
En los inicios de la Revolución, el principal foco insurgente se encontraba 
en el norte del país, la región mexicana que había conocido el mayor 
crecimiento de toda la nación y que en su momento se había opuesto a las 
maniobras reeleccionistas del Porfiriato. Eran numerosos los agravios 
comparativos que tenían en su haber, dado el maltrato del gobierno central, lo 
que terminó impulsándolos a la insurrección. Para impulsar el movimiento, 
Madero y sus seguidores no se limitaron a enumerar las reivindicaciones de 
mayor participación política propias de la élite norteña, sino que supieron 
incorporar ciertas reclamaciones del campesinado. Por ello fue que Pascual 
Orozco y Pancho Villa, convertidos en importantes caudillos de las masas 
campesinas del norte del país, muy pronto se sumaron a las fuerzas 
maderistas. 
 
Al levantar las banderas campesinas, los alzados del Norte convergieron con 
el potente movimiento agrarista del sur, especialmente con los rebeldes del 
estado de Morelos, liderados por Emiliano Zapata. En esa región, de ricas 
explotaciones azucareras, la ofensiva de los hacendados sobre las tierras 
de las comunidades indígenas había sido contundente. El crecimiento 
demográfico que había conocido el país, notable en las regiones del centro y 
del sur, habían aumentado la presión de los campesinos sobre la tierra, que 
el proceso de formación de grandes latifundios tendía a neutralizar y sólo servía 
para aumentar el malestar entre las masas rurales. 
 
La victoria de los maderistas fue rápida. En poco tiempo conquistaron 
Chihuahua, Baja California y Veracruz y en marzo de 1911 tomaron Ciudad 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7145.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7145.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7156.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6940.htm
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Emiliano Gil Blanco 
 
Juárez. El 21 de mayo los maderistas llegaron a un acuerdo con los 
representantes de Díaz para acabar con el conflicto. A los pocos días renunció 
el dictador, que partió hacia Francia, y el gobierno provisional convocó 
elecciones generales. La descomposición del régimen porfirista fue 
fulminante, lo que permitió el acceso de Madero a la presidencia. Sin embargo, 
el rápido derrumbe del régimen y la salida negociada permitieron dejar intactas 
algunas de las bases del antiguo poder, como la administración o el ejército 
federal. 
 
La constitución del primer gobierno revolucionario supuso la posibilidad para 
todos los grupos postergados de presentar su particular lista de agravios. La 
imposibilidad de atender satisfactoriamente tantas, y tan contradictorias, 
demandas condujo al inicio de las disensiones entre los distintos grupos 
revolucionarios. Los enfrentamientos entre las distintas fracciones serían 
constantes a lo largo de todo el proceso y se mantendrían hasta la primera 
institucionalización de la revolución bajo el "maximato", aportando una gran 
dosis de inestabilidad y de ingobernabilidad a México. 
 
Uno de los máximos conflictos se produjo con Zapata, que se negó a desarmar 
a los campesinos alistados en sus filas. Madero, con su vocación 
constitucionalista, era contrario a la violencia y a la profundización de la 
revolución a través de medidas expropiatorias. Las contradicciones 
aumentaron en el plano político cuando el presidente, falto de cuadros con los 
que hacer funcionar la Administración incorporó a porfiristas y liberales a su 
gabinete, en el que había sólo dos revolucionarios. Para colmo, tras disolver el 
Partido Anti-reeleccionista que le permitió acabar con el Porfiriato, creó el 
Partido Constitucional Progresista, de planteamientos más moderados. 
 
Madero tuvo que hacer frente a una creciente conflictividad. Ante la timidez 
de las medidas 
adoptadas por su 
gobierno en materia 
agraria. Zapata se 
enfrentó al presidente y 
posteriormente la 
situación se agravó con el 
alzamiento de Orozco 
en Chihuahua. Se 
llegaba así al conflicto 
armado. El 28 de 
noviembre de 1911 
Zapata lanzó el Plan de 
Ayala, que reconocía las reivindicaciones de los campesinos y preveía la 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/3105.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6940.htm
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/de/Batallas_durante_la_revoluci%C3%B3n_maderista.svg
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
expropiación, previa indemnización, de la tercera parte de los grandes 
latifundios. Simultáneamente Zapata reconoció a Orozco como jefe de la 
revolución, ante lo cual Madero decidió reprimir a los rebeldes, destacando 
para tal fin a un ejército al mando del general Victoriano Huerta, un militar 
proveniente del ejército porfirista. 
 
Cumplido su cometido, Huerta fue enviado a la Ciudad de México a someter 
un alzamiento de Félix Díaz, sobrino del ex dictador. Tras un enfrentamiento 
algo teatral en el centro de México, Huerta y Díaz, con la bendición del 
embajador norteamericano, se pusieron de acuerdo para derrocar a Madero. 
El presidente fue "hecho prisionero" y rápidamente fusilado. 
 
3. La dictadura de Huerta (1913-1914). 
 
El atentado contra Madero mostró de una manera descarnada las ambiciones 
presidencialistas de un Huerta caracterizado como traidor o usurpador y 
conocido por el ejercicio tiránico del 
gobierno. El terrible magnicidio abrió las 
puertas para la profundización de la 
revolución, aunque antes sería 
necesario remover algunos obstáculos 
considerables que se interponían en el 
camino. 
 
El nuevo presidente tuvo que hacer frente 
a importantes disenciones, como la 
oposición de Pancho Villa, con base en 
el estado de Chihuahua, y la de 
Venustiano Carranza, rico hacendado 
que había sido senador porfirista y 
gobernador maderista del estado de 
Coahuila. Este último lanzó el plan de Guadalupe, donde planteaba la 
Revolución Constitucionalista contra el usurpador Huerta, al que terminaría 
desplazando de la dirección del movimiento revolucionario. 
 
El presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, no reconoció al 
gobierno de Huerta, pese al apoyo de su representante diplomático, Henry 
Lane Wilson. El presidente Wilson intentó infructuosamente apoyar a los 
constitucionalistas, y con el pretexto de un incidente armado entre fuerzas 
huertistas y otras norteamericanasque vigilaban la zona petrolera de Tampico, 
ordenó la ocupación norteamericana del puerto de Veracruz, consumada el 
21 de abril de 1914, privando a Huerta de las vitales rentas aduaneras. 
 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6847.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7059.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6948.htm
28 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
Pese a las numerosas interpretaciones que insisten en la importancia del 
petróleo y de las 
presiones de los 
Estados Unidos sobre la 
marcha de los sucesos 
revolucionarios, la 
principal explicación de 
las caídas de Huerta y de 
Madero debe buscarse en 
la evolución de los 
sucesos internos y en la 
correlación de fuerzas 
entre los grupos 
participantes en el conflicto. Mientras Pancho Villa y su División del Norte 
incrementaban sus acciones armadas, el agrarismo de Zapata seguía vivo en 
Morelos, al no haber sido doblegado por la represión organizada por el poder 
central. La acción convergente de ambas fuerzas arrinconó al gobierno de 
Huerta, quien terminó huyendo el 14 de julio de 1914. El 20 de agosto los 
constitucionalistas ocupaban Ciudad de México y abrían una nueva etapa en 
el proceso revolucionario. 
 
4. Carranza y la Constitución de 1917. 
 
La derrota de Huerta y la disolución del 
gobierno central supuso un duro golpe a la 
gobernabilidad del estado revolucionario 
mexicano. La fragmentación amenazó al país 
y los principales caudillos rurales (que 
carecían de experiencia política) y sus bandas 
armadas se hicieron con el poder en las 
regiones y comenzaron a tomar decisiones 
políticas de cierta relevancia. Con el objetivo de 
acabar con la anarquía, ampliar el consenso 
social y facilitar la gobernabilidad del país los 
principales líderes constitucionalistas comenzaron a esgrimir con mayor 
determinación las promesas de reforma agraria. Se trataba de pacificar a los 
campesinos y de ganarse su favor. 
 
Dadas las enormes contradicciones existentes entre los distintos grupos y el 
personalismo y las ambiciones personales de los líderes más destacados, las 
alianzas que se pactaban eran sumamente débiles. Esto fue lo que también 
ocurrió con la unión forjada en la oposición a Huerta, que tras la ocupación de 
la capital, tuvo serios problemas para mantenerse. 
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/73/Revoluci%C3%B3n_constitucionalista.svg
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Emiliano Gil Blanco 
 
Carranza intentó hacerse con la Jefatura Suprema, pero tanto Villa como 
Zapata se opusieron a sus propósitos y en noviembre lo expulsaron de la 
capital, recomenzando con los enfrentamientos armados. Carranza se refugió 
en Veracruz, desde donde controlaba la principal fuente de recursos fiscales del 
país: las rentas aduaneras. Con el apoyo de Álvaro Obregón, líder de los 
revolucionarios de Sonora, y de los Estados Unidos, Carranza reconquistó 
el poder, tras acabar con los agraristas, cada vez más divididos. 
 
Obregón se mostró como el verdadero hombre fuerte del régimen y aumentó 
su influencia en el entorno de Carranza, cuyo 
gobierno fue reconocido por los Estados 
Unidos en octubre de 1916. Uno de sus 
principales objetivos fue la progresiva 
institucionalización y consolidación de la 
revolución. Estando en Veracruz incluyó entre 
los objetivos constitucionalistas la reforma 
agraria, la sindicalización de los obreros y el 
derecho de huelga. Su actuación posterior sobre 
varios flancos sería decisiva en la pacificación 
del país. Si por un lado derrotó en 1915 a 
Pancho Villa, en Celaya, lo que permitió que la 
conflictividad impulsada por Villa y Zapata 
comenzara a remitir, por el otro disolvió al ejército federal y eliminó una de las 
escasas bases de poder que le quedaban a la oligarquía porfirista. 
 
En 1917 se proclamó una nueva Constitución, con la intención de dar a la 
revolución el marco legal e institucional que hiciera posible un posterior 
desarrollo pacífico y con reglas de juego claras. La nueva Constitución era 
claramente intervencionista, tenía planteamientos nacionalistas y recogía 
algunas reivindicaciones 
de los obreros y 
campesinos. También se 
incluyeron ciertas 
propuestas agraristas, a 
pesar de que los partidarios 
de Villa y Zapata no 
participaron en el 
Congreso Constituyente. 
 
La Constitución asumía el 
anticlericalismo heredado 
de 1857 y recogía otras reivindicaciones sociales, como la protección a los 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/3100.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/3104.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/3104.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7156.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6940.htm
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2c/Revoluci%C3%B3n_mexicana_1915.svg
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
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trabajadores o el reconocimiento de los sindicatos y la nacionalización de 
las riquezas del subsuelo. 
 
El último punto era fundamental para el sector petrolífero y minero, aunque 
la Constitución se limitaba a recoger la tradición hispana en lo referente a que 
la Corona era la legítima propietaria del subsuelo. Sin embargo, un fallo de 
la Corte Suprema mexicana, de 1927, negaría carácter retroactivo al artículo 
de la Constitución correspondiente a la propiedad del subsuelo, tranquilizando 
a los inversores extranjeros con propiedades en la minería y en los campos 
petroleros. De este modo se facilitaba la normalización de las relaciones 
comerciales con los Estados Unidos, que muy pronto se convertiría en el 
principal mercado para las exportaciones mexicanas. 
 
5. Los radicalismos del Cono Sur. 
 
Después de que el presidente Roque Sáenz Peña en Argentina impulsara la 
modificación del sistema electoral, que introdujo el voto masculino 
universal, secreto y obligatorio, la Unión Cívica Radical decidió participar en 
las elecciones. En realidad, las reformas de Sáenz Peña no sólo pretendían 
introducir el sufragio obligatorio, sino también crear un amplio partido nacional 
de derechas que fuera una alternativa seria al radicalismo, que ya se 
planteaba como un partido con un gran respaldo popular. 
 
La Unión Cívica Radical (UCR) fue el grupo político que trató de incorporar a la 
clase media en las tareas de gobierno. Se ha dicho que la UCR fue la plataforma 
de la burguesía contra la oligarquía tradicionalista. 
Fue fundado por Leandro N. Alem en 1890 y su 
programa consistía en la defensa de la libertad 
personal, del federalismo y, sobre todo, de una 
reforma moral del estado. Alem se suicidó y le 
sustituyó Hipólito Yrigoyen. Cuando el Gobierno 
propuso la reforma del sistema electoral (1912), la 
UCR decidió participar en las elecciones. 
 
En 1916 el candidato radical Hipólito Yrigoyen ganó las elecciones 
presidenciales e inició un período de casi quince años de predominio radical, 
marcadas por tres presidencias: la primera (1916-1922), el mandato de 
Marcelo T. de Alvear (1922-1928) y el segundo gobierno de Yrigoyen (1928-
1930), aunque durante todo el periodo los conservadores mantuvieron la 
mayoría en el Senado. 
 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7150.htm
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7062.htm
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
Emiliano Gil Blanco 
 
El contrincante de Yrigoyen en las elecciones de 1916 fue 
Lisandro de la Torre, un antiguo militante radical que se 
había convertido en el representante de la derecha más 
lúcida, que estaba haciendo un serio, pero fracasado, 
esfuerzo por constituir una organización de influencia nacional 
en torno al Partido Demócrata Progresista. La 
fragmentación provincial de los partidos conservadores 
fue un hecho y el peso decisivo de los conservadores de la 
Provincia de Buenos Aires impidió la unidad de toda la derechaargentina. 
 
La ascensión de nuevos grupos sociales y su incorporación a la vida política no 
significaba dejar de lado las viejas formas de hacer política. En los partidos 
que representaban a estos sectores, como el radicalismo o el Partido Colorado 
uruguayo de José Batlle y Ordoñez, el peso del caudillismo y del liderazgo 
individual era un componente decisivo, mucho mayor que las cuestiones 
doctrinarias. En el radicalismo, el peso del caudillo llegó a tal extremo que los 
detractores de Yrigoyen recibieron el nombre de antipersonalistas. El apoyo 
popular que tenía fue enorme, pese a que se prodigaba muy poco a hablar en 
público y no era un gran orador. El misterio que envolvía sus apariciones y lo 
austero de su figura explican sólo en parte el gran influjo que el caudillo radical 
tenía sobre las masas argentinas, un influjo que apareció claramente reflejado 
con su muerte, y especialmente en su entierro, convertido en una gran 
manifestación de dolor popular. 
 
Los apoyos políticos del radicalismo eran variados. Junto con los sectores 
medios del Litoral y otros grupos urbanos en ascenso hay que consignar la 
presencia de hacendados, tanto pequeños como grandes, no sólo del interior 
del país, sino también de la Provincia de Buenos Aires. Estos apoyos explican 
que la capacidad innovadora del radicalismo fuera limitada, especialmente 
en lo referente a cuestiones económicas o sociales. El cuidado por el 
mantenimiento del orden social fue extremo y de ahí el temor a verse 
superado por determinados movimientos sociales y también, aunque sólo en 
parte, las brutales represiones con que solventó la oleada de huelgas 
anarquistas en la Semana Trágica (Buenos Aires, 1919) y la huelga de peones 
rurales en la Patagonia en 1921. Estas consideraciones nos llevan a rechazar 
aquellos análisis que señalan que el triunfo radical supuso el comienzo de un 
choque frontal entre las capas medias reformistas y la oligarquía, o que la 
Unión Cívica Radical se configurara como un elemento fundamental para una 
alianza de las capas medias con el proletariado. 
 
Uno de los máximos objetivos radicales fue la consolidación de su 
maquinaria electoral. Para ello recurrió con bastante frecuencia a la 
intervención de los gobiernos provinciales. La intervención permitía remover 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/6736.htm
32 
AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
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a los gobernadores electos y las medidas adoptadas por Yrigoyen permitían 
poner al frente de las gobernaciones a claros partidarios de la causa radical, que 
debían apoyar al partido (a la causa) en las elecciones siguientes. También 
intentó favorecer y movilizar a determinados grupos y sectores que podrían 
suponerle algunos votos en circunscripciones claves, alentando a los 
sectores más moderados del sindicalismo no vinculados al Partido 
Socialista, a los estudiantes de la Reforma Universitaria, pese a lo extremo de 
algunas de sus posiciones, o a la Federación Agraria Argentina, compuesta 
fundamentalmente por agricultores, arrendatarios de tierras de cereal. 
 
La Constitución argentina de 1853, todavía vigente, prohibía la reelección 
presidencial en dos períodos consecutivos, de modo que Yrigoyen eligió a 
Alvear para sucederle. Yrigoyen juzgaba a Alvear como a un frívolo aristócrata 
y con escaso control del aparato del partido como para que peligrara su propia 
hegemonía. Muy pronto Alvear impuso su propio estilo de 
gobierno, que se distinguió claramente del de su antecesor. 
Por lo general se suele diferenciar a Alvear de Yrigoyen 
aludiendo al mayor conservadurismo del primero frente al 
populismo "yrigoyenista, "pero más allá de eso, lo cierto 
es que, durante su gobierno, el respeto de las libertades 
constitucionales e individuales fue un hecho destacable. 
Las tensiones entre los dos líderes y sus seguidores 
terminaron en la ruptura del partido, que se dividió entre personalistas y 
antipersonalistas. 
 
La fractura del partido no le impidió a Yrigoyen ganar las elecciones de 1928, 
en las cuales se impuso prácticamente en todo el país. Si bien 1928 fue un año 
excepcional para las exportaciones argentinas (200 millones de libras 
esterlinas, el doble que lo exportado en 1913), el final del gobierno de Yrigoyen 
transcurrió bajo los primeros signos de la crisis internacional, que obviamente 
no podía pasar de largo frente a una economía como la argentina de las primeras 
décadas del siglo XX. 
 
Las elecciones para la renovación parcial del Congreso de principios de 1930 
señalaron una importante pérdida de popularidad de Yrigoyen. La impresión 
de parálisis en la acción de gobierno se extendía por doquier y el golpe militar 
que en septiembre de 1930 acabó con el gobierno de Yrigoyen y también 
con cincuenta años de normalidad política en Argentina fue, sin embargo, 
recibido con gran regocijo por importantes sectores populares agobiados por 
el estilo "yrigoyenista". Poco tiempo después moriría Yrigoyen y su entierro se 
convirtió en una gran manifestación popular contra el gobierno militar del 
general José Félix Uriburu. 
 
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7110.htm
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AMÉRICA LATINA SIGLO XX 
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6. El radicalismo uruguayo: el batllismo. 
 
En Uruguay, por otra parte, el sistema político estaba basado en un esquema 
bipartidista, blancos (o nacionales) y colorados, que cortaba de forma 
transversal a la sociedad nacional. Los dos partidos eran básicamente 
maquinarias electorales controladas por los doctores, generalmente 
abogados, lo que marcaba el importante influjo de los grupos urbanos, 
especialmente los de Montevideo. La lucha entre ciudad y campo era 
permanente y si bien los partidos estaban controlados por los aparatos urbanos, 
el peso de los terratenientes era considerable. 
 
El gran modernizador del sistema político uruguayo y de los mecanismos de 
control partidario fue Batlle y Ordoñez, elegido presidente por primera vez en 
1903 y un decidido partidario de ampliar la participación electoral a 
colectivos más numerosos, propuesta que no era del agrado de los 
terratenientes. El autoritarismo y el radicalismo anticlerical de Batlle 
condujeron a que sus propuestas innovadoras debieran enfrentar una fuerte 
oposición en las filas de su propio partido, el Colorado. 
 
La modernización del país suponía niveles de intervención crecientes del 
Estado en la vida política, social y económica uruguaya no vistos en el 
pasado y requería de importantes cantidades de dinero para financiar los 
proyectos elaborados, como la nacionalización del Banco de la República. 
Entre las medidas de contenido social aprobado figuraba el reconocimiento del 
derecho de agremiación y de huelga, en 1903, y en su segunda presidencia 
(1911-1915) se aprobaría la jornada laboral de ocho horas. Solo el 
mantenimiento de la expansión de las exportaciones podía garantizar esta 
situación. 
 
Para terminar con la inestabilidad que planeaba sobre la vida 
política nacional, Batlle intentó corresponsabilizar a los 
blancos en las tareas de gobierno. Para ello diseñó un 
Poder Ejecutivo colegiado, en el cual los blancos 
compartieran el poder con los colorados, aunque desde una 
posición de subordinación. Pese a sus esfuerzos, su 
proyecto sólo fue recogido a medias por la Asamblea 
Constituyente de 1916, que marcó la ruptura del Partido 
Colorado en colegialistas (dirigidos por Batlle) y vieristas 
(encabezados por Feliciano Viera). Mientras al Consejo de 
Gobierno se le asignaron funciones representativas, las verdaderamente 
políticas y militares se reservaron para el presidente. Su muerte en 1929 
abriría el problema sucesorio, agravado por el hecho de su fuerte liderazgo 
sobre el partido Colorado, que terminaría dividiéndose en tres corrientes. 
José Batlle y Ordóñez 
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Emiliano Gil Blanco 
 
 
7. El

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