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La enfermedad de l Ma l Rojo o de la Erisipe la Po rcina DIONI510 LÓPEZ MONTES. VETERINARIO. NUTEGA S.A. En la realidad del Siglo XXI, en el ámbito del subsector porcino español y de la propia Unión Europea de los 15, una de las enfermedades parasitarias que tiene un creciente protagonismo, aunque en muchos casos el propio ganadero minusvalora su trascendencia, es la Eripsela Porcina, también conocida como "Mal Rojo". lo largo del presente artí- culo pretendemos hacer un breve y sencillo repaso a los 7 aspectos que "enmarcan" a esta enfermedad y que, en nuestra opinión, como clínicos prácticos, que esta- mos todo el día metidos en las explota- ciones, entendemos que deben ser cono- cidos también por los ganaderos. Las fotos pueden colaborar a clarificar lo expuesto. Etiología 1. Erysipelothri.x rhusopathiae. • Bacilo gram positivo, anaerobio facul- tativo no esporulado. Existen 26 serotipos descritos, siendo los del tipo A y los del B los más aisla- dos en casos clínicos. Los serotipos A están involucrados en cuadros clínicos septicémicos, mientras que los B apare- cen de forma rutinaria en infecciones sub- clínicas. 2. El estrés lo potencia y le abre las puerias. Este estrés puede ser ambiental (fluc- tuaciones térmicas: frio, calor, etc.) o sani- tario (presencia de virus PRRS, aflatoxi- nas, etc.) Epidemiología 1. Su reservorio natural es el cerdo portándolo en amígdalas, válvula ileoce- cal, etc. La inmunidad materna, tanto de madres que hayan sufrido la infección na- tural como de aquellas que estuvieren va- cunadas, alcanza hasta los 3 meses de vi- Cerdo con Erisipela subaguda y detalle. da del cerdo, con lo que es raro verla an- teriormente. 2. El 40 por ] 00 de los cerdos son por- tadores asintomáticos. 3. Se elimina vía heces y saliva funda- mentalmente. En la fase septicémica se puede aislar también en orina. 4. Es posible aislarlo y encontrarlo en agua, pienso y de forma general en el ambiente, siendo pues un germen de los catalogados como telúricos. Patogénesis 1. La vía de entrada más frecuente es oral, bien vía tonsilar o bien por el tejido linfático intestinal. 2. También se ha descrito la penetra- ción por medio de heridas y membranas mucosas. 3. Tras la entrada produce septicemia y daña el endotelio vascular de piel, cora- zón y las articulaciones. 4. En gran parte de los casos la bacte- óa se encuentra en los tejidos, amígdalas por ejemplo, es decir son poriadores asin- tomáticos y el estrés es el que potencia su paso al torrente circulatorio. Sintomatología Este es uno de los aspectos más im- portantes a los que deben prestar la máxima atención los ganadcros. El periodo de incuhación varía de 24 horas a 3-5 días tras el cual se puede pro- ducir un cuadro clínico variable: Dcsde agudo a crónico e incluso inaparente, pasándolos a describir a continuación:. l. Formas agudas: se produce por cepas de muy alta virulencia y cn el pri- mer contacto antigénico. También se observa en portadores con cstrés. - Fiebre muy elevada (42 °C). - Cianosis en orejas, hocico, cuello, ab- domen, patas. Esta forma es muy rara dc ver actualmente. Lo más nonnal es obser- var unas manchas rojizas de formas dc romboidales a rectangulares por el cucrpo denominadas "placas de Talero". - Abortos fehriles. - Sin tratamiento el animal normal- mente muere en 1-3 días. Nos rcferimos a la forma hiperaguda, no a la forma aguda que se mamfiesta únicamente con altera- ciones sanguíneas focales (placas dc Talcro) y cuyo curso es mucho más leve. 2. Forma crónica: en animales que se recuperan de la forma aguda. En segun- dos contactos antigénicos y cep<^s dc baja virulencia. - Insuficiencia cardíaca: por una endo- 54/MUNDO GANADERO/FEBRERO 2001 carditis vegctativa que puede dar lugar a cianosis, disnea y muertes súbitas. - Problemas poliarticulares, focalizados en tarso, carpo y rodilla fundamental- mente, aunque también se ha descrito el Mal Rojo de las vértebras dorsales que en ocasiones desemboca por la intensa artritis en casos de parálisis. Dia^nGstico Cinco son las principales fuentes de diagnóstico: 1. Por la aparición de los síntomas clí- nicos ya descritos. 2. Por la presencia de lesiones, donde pueden surgir cuadros agudos y cuadros crónicos: • Cuadros agudos: - Congestión generalizada. - Microtrombos y necrosis focales. - Esplenomegalia hemorrágica. - Hepatomegalia. - Hemorragias puntiformes en la cor- teza del riñón. • Cuadros crónicos: - Artritis proliferativa no supurativa que ataca sucesivamente las distintas arti- culaciones y provoca cojeras irreversibles. - Endocarditis vegetativa que conlleva: • Pérdida de apetito. • Pérdida de peso. • Asma. • Tos ligera y seca. • Coloración rojiza de las orejas, el hocico, el vientre, etc. • Ruidos cardíacos en la parte iz- quierda del tórax fundamentalmente. - Focos de pus en el riñón como con- secuencia de la formación de pequeños coágulos sanguíneos y colonización por parte de la bacteria del riñón. 3. Diagnóstico a través de cultivos: de órganos afectados (bazo, amígdalas, riño- nes, ganglios, hígado, líquido sinovial, etc.). EI cultivo se realizará en Agar sangre y en Agar suero adicionado con ácido sódico y cristal violeta. 4. Diagnóstico serológico: bien mediante ELISAS o aglutinación lenta A.G.L. - Títulos de hasta 1/fi40 por A.G.L. lo producen las vacunaciones. - Títulos mayores habrían sido produ- cidos por infecciones de campo. - Títulos protectivos se consideran entre 1/320 y 1/fi40. 5. Diagnóstico diferencial: con todas aquellas enfermedades que puedan cur- sar con sintomatología septicémica: pes- tes porcinas, salmonellosis y aunque no septicémica ciertos cuadros clínicos de la actinobacilosis porcina. Tratamiento En este apartado hay que hacer tres ^ ^ ^ ® ^ ^ ^ • Riñón de cerdo con endocarditis vegetativa. consideraciones: 1. Antibióticos previo antibiograma: penicilinas, amoxicilinas, tilosinas, etc. 2. Aplicación de sueros hiperinmunes en casos hiperagudos (en desuso). 3. La fo ►ma crónica, desgraciadamente, no ticnr U^atamicnto. Prevención Ante la grave incidencia que puede tener la enfermedad, lo más apropiado es llevar a cabo un adecuado programa pre- ventivo, este programa debe fundamen- Lechones con síntomas clínicos de Mal Rojo crónico. tarse en: • Correcto manejo general, evitando de esta forma el estrés. Con ello nos referi- mos a ceñirnos a las normas básicas de producción animal en todo lo referente a: alojamientos, alimentación, cuarentenas, sanidad, instalaciones, etc. • Vacunación con bacterinas a las ma- dres: - Futuras reproductoras: vacuna y reva- cuna previa cubrición. - Multíparas: se vacunará 10 días post- parto protegiendo de una posible infec- ción en la siguiente gestación. La vacunación en madres se realiza para evitar pérdidas por abortos y días improductivos. Nota importante Los lechones en el caso del porcino Ibérico y si la casuística lo impone, deberían ser vacunados a los 30-40 kg, especialmente si campan. Resumen A lo largo de los párrafos preceden- tes hemos intentado realizar un somero repaso a los siete aspectos claves de la enfermedad del Mal Rojo (etiología, epidemiología, patogénesis, sintomatolo- gía, diagnóstico, tratamiento y preven- ción), que deben ser conocidos por el ganadero. Desgraciadamente, en algunas explo- taciones que conocemos no se ha lle- vado a cabo el adecuado programa pre- ventivo y, en estos momentos, esta enfermedad constituye una importante causa de preocupación y de costes. Las fotos que ilustran este artículo pertenecen al libro Atlas en Colnr cie Patolc^gía Porci«a editado por Interame- ricana-McGraw Hill. n MUNDO GANADERO/FEBRERO 2001/55
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