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Formação e Morte das Estrelas

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Santiago Ontañón
setembre 2009
45la costa
convertidas en un gran diamante, pero
hasta hace poco y gracias a los adelan-
tos técnicos, no lo han podido compro-
bar. Las enanas blancas vibran constan-
temente, y tal como dice el científico
Travis, “al medir esas palpitaciones se
puede estudiar el interior de la enana
blanca, de la misma manera que lo
hacen con los sismógrafos durante los
terremotos, lo que permite a los geólo-
gos estudiar el interior de la Tierra”.
Los científicos nos han
enseñado que las estrellas
nacen en el medio interestelar
donde el espacio no está vacío
y en donde existen nubes de
polvo y gas, provinentes de
aquella gran explosión que dio
lugar al universo, y en donde,
después de un largo proceso,
bajo la acción de la gravedad,
empiezan a contraerse dando
lugar a aglomeraciones que
dan lugar a la formación de
estrellas, que cuando alcanzan
la temperatura necesaria para
que se inicien las reacciones
de fusión que convierten el
hidrógeno en helio, la estrella
empieza a arder y a brillar, y
después de un larguísimo pro-
ceso de gran actividad, empie-
za a estabilizarse para pasar a
una etapa de larga vida y para
que finalmente un nuevo y
largo proceso la lleve inevitablemen-
te a su muerte, fin irremediable de
todas las estrellas. La vida de las mis-
mas depende de la cantidad de su pro-
pia masa. A mayor masa, vida más
corta. Y dependiendo de su tamaño y
masa acabarán convertidas en un agu-
jero negro, una estrella de neutrones,
una supernova, una gigante roja, una
enana blanca o una enana marrón,
etc. todo ello después de haber expul-
sado al espacio las capas más exterio-
res, dando así lugar a la formación de
nuevas nubes de gas y polvo, llama-
das nebulosas planetarias, y contribu-
yendo con ello a la formación de nue-
vas estrellas, como es el caso de nues-
tro Sol, del que se cree que está for-
mado del resto de otras estrellas
explotadas en un pasado muy lejano,
y que todo lo que en él existe y en
todo nuestro sistema solar, incluyen-
do los átomos que forman nuestros
propios cuerpos, formaron parte de
alguna otra estrella gigante que
devolvió su materia al espacio para
dar lugar a nuevos astros, estrellas y
planetas.
Los científicos creen que algunos
planetas pueden también esconder
una gruesa capa de diamantes bajo su
superficie. Estas joyas del espacio lle-
gan también a la Tierra con las coli-
siones de los meteoritos que rocían el
suelo con el polvo de piedras precio-
sas provinentes de estrellas remotas.
Así lo revelan últimas investigaciones
astronómicas.
Cada vez que un meteorito colisio-
na con la Tierra, no sólo trae rocas,
hierro y minerales, sino que también
siembra un fino y liviano polvo de
gemas preciosas en forma de diaman-
tes. Acaba de descubrirse que parte de
ese camino de estrellas de unos
100.000 años de luz de diámetro que
conforma nuestra galaxia, la Vía
Láctea, está pavimentado con piedras
preciosas.
Se cree que el universo está reple-
to de diminutos diamantes tan
pequeños como un micróme-
tro, tamaño inferior al grosor
de un cabello humano, y se
localizan en los discos de resi-
duos que rodean a algunas
estrellas, según confirman
científicos que estudian en el
telescopio Subaru en Hawai,
aunque hasta ahora sólo se
hayan descubierto tres estrellas
con diamantes a su alrededor,
posiblemente porque aún no se
haya averiguado cómo y en
qué condiciones se forman
dichos diamantes en el espacio 
Asimismo, un equipo de
geólogos ha descubierto el ori-
gen de los misteriosos diaman-
tes negros de la Tierra, también
llamados “diamantes carbona-
dos” por su similitud con el
carbón de leña poroso, mani-
festando que con toda seguri-
dad vienen del espacio interestelar, y
se formaron en las explosiones vio-
lentas de las estrellas, las supernovas,
y que después formaron parte de
algún cuerpo mayor, como los asteroi-
des, que al caer sobre la Tierra, sem-
bró de diamantes negros las dos zonas
de Brasil y Centroáfrica, únicos luga-
res de nuestro planeta en donde aún se
pueden encontrar, a diferencia del
resto del planeta en donde se pueden
encontrar diamantes convencionales,
y es debido a que millones de años
atrás estuvieron dichas zonas unidas
formando un solo continente.
Con toda seguridad nuestro infini-
to universo, gracias al trabajo y cons-
tancia de nuestros científicos, nos va a
deparar multitud de sorpresas y algún
día nos desvelará parte de los secretos
y misterios que encierra. �
“Las colisiones de los
meteoritos llegan a la
Tierra y rocían el suelo
con el polvo de piedras
preciosas provinentes
de estrellas remotas”
Simulación de un diamante como núcleo de un planeta.
. La Costa. 1/9/2009. Pàgina 45

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