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História de um Trabalhador na Hacienda

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Nos estábamos mudando, nuestro dueño anterior tuvo que vendernos para pagar sus deudas, así que tendríamos que cambiar de dueño, éramos como un simple objeto para ellos, algo que al momento de no serles útiles podrían darnos.
Recuerdo que al llegar a la nueva Hacienda, esta era aún más grande que en la que vivía anteriormente, sus ventanas eran grandes y con muchos detalles, tenía animales de todo tipo, todo parecía perfecto, hasta que llegamos a la parte donde nosotros viviríamos, las casas eran pequeñas, de un aspecto muy descuidado y frío, producía tristeza el tan solo verlo, nos separaron por familias y cada uno obtuvo su casa, al llegar la noche conocimos a nuestro nuevo hacendario, era un joven, me parecía era español, era castaño, de cabello ondulado, profundos ojos cafés y con una barba muy poblada, nos reunió y hablo sobre los trabajos que haríamos, no me pareció nada fuera de lo normal, al terminar, pidió que los niños fueran a sus casas, para después separarnos por hombres y mujeres, su esposa dio uniformes y solo nos vio por un largo tiempo, después de eso nos mando a todos a casa.
Llegó a la mañana siguiente, el cielo aún era oscuro, casi no podía ver lo que se encontraba a mi alrededor, nos hizo caminar hasta los campos, y dijo que no podríamos salir de allí hasta que cayera la noche, al llegar la noche volvimos a nuestras casas y nos sentamos a comer, solo podíamos costear una comida al día, al terminar la cena fuimos a dormir y los días pasaron igual por casi un mes, hasta que un día él regresó, visito casa, nos vio pidió que saliéramos, creí que se llevaría a mis hijas, pues se acostumbraba que el jefe, tomara a las mujeres de sus trabajadores en su noche de bodas, pero al estar ya trabajando para ellos, podían tomarlas cada vez que lo desearan, nos vio a todos de nuevo, y los llevó personalmente a nuestras casas, al llegar a la mía, dijo a mi pareja y a mis hijas que se fueran, que tenía algo que hacer conmigo, dijo que su felicidad junto a su pareja había muerto ya hace muchos años y que estaba en busca de una nueva pareja, pero que nadie podía comentar sobre sus amoríos, pues eso le haría perder toda su riqueza y el respeto en su familia, y que si guardaba el secreto nuestra familia tendría un mejor trato a los demás, a lo cual acepte, no tenía otra opción, ya que si me negaba mataría a toda mi familia, que más daba, nadie se interesaba por nosotros los obreros.
Volvió a la semana, trajo consigo una canasta llena de panes de diferentes sabores, nunca había visto tanta comida junta, los ojos de todos nosotros nos asombramos al ver tanta comida, ni en una semana lográbamos tener tanta,(las tiendas de raya nos tenían endeudados por siempre, eran deudas que traspasaban por generaciones.) Dijo que cada mes iría a dejarnos una canasta de comida, así siguió por alrededor de 7 meses, después comenzó a ir cada semana, esta vez llevaba bebidas, comida ,ropa y juguetes para mis hijas, comencé a sentirme diferente, cuando llegaba ya no me provocaba miedo, estaba comenzando a agradarme, sus ojos brillaban al verme, al estar juntos sentía como su corazón se agitaba, su respiración se aceleraba hasta que llegó el 24 de noviembre, ese día me sentí diferente por completo, esta vez al estar juntos, sentí como nuestros corazones latían al unísono, pasó un tiempo y solo nos recostamos, sintiendo nuestra sangre recorrer nuestro cuerpo, llegó la noche y el tuvo que irse, cuando se fue sentí como si la felicidad del lugar se fuera con él.
Dejo de ir por unas semanas, fueron las semanas más difíciles desde que llegue a la Hacienda, el 13 de diciembre volvió, me tomó y llevó a su casa, me dijo lo que había hecho en las semanas que estuvo ausente y me dio regalos para mi y toda mi familia, también me dijo que debíamos asistir a una cena de fin de año con él y toda su familia.
El día de la cena llegó y nos dio a cada uno un platillo distinto, no entendía como la comida que ellos consumían podía ser tan rica, su esposa no comprendía el porque de haber invitado una familia de obreros a comer con ellos, así que terminando la cena, exigió que nos fuéramos, que ya no teníamos permitida la entrada a su casa, nos fuimos, el camino de regreso era muy oscuro, ya que no tenía alumbrado todo lo que era exterior a la casa, llegamos y justo al recostarnos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente todo siguió con normalidad, pero esta vez al llegar a la tienda de raya me percaté de que mi deuda había sido pagada, y el trabajador nos dio lo que acostumbrábamos pedir, pero esta vez, había suficiente como para tener 3 comidas diarias, toda mi familia se alegró, pero eso también causo envidia de los otros trabajadores, comenzaron a sospechar lo que pasaba, así que decidieron hacer una de las cosas que mas me dolió en la vida, el día que teníamos libre al mes, organizaron una especie de festejo por nuestra suerte con los jefes, solo que el platillo que recibió mi pareja contenía semillas de ricino, una planta que encontraron en las orillas del territorio de la Hacienda, la cual es extremadamente venenosa y no es detectable, alrededor de 3 días después mi pareja ya no despertó, no entendía porque paso eso, hasta que una de mis hijas pudo enterarse de lo que pasó, pero preferimos no hablar con nadie sobre eso.
 
Adrián, él era nuestro jefe, por primera vez pude llamarle por su nombre, y le conté sobre lo que había ocurrido, le alegró un poco que ya no tuviera a mi pareja, pero noté que realmente le dolía verme triste, dijo que podía cambiarnos de lugar para vivir a mi y a mi familia, siempre y cuando yo fuera a estudiar con alguno de los “científicos”, rápidamente acepté y pedí a mis hijas que fueran conmigo.
Llegamos al nuevo lugar, teníamos una casa nueva, y unos de nuestros vecinos prepararon una fiesta de bienvenida todos parecían aceptarnos como si fuéramos del mismo nivel que ellos, mis hijas pudieron conocer jóvenes de un nivel económico alto, habían heredado la belleza de su madre, era normal que los hombres quisieran acercarse a ellas, permití que lo hicieran, ellas ya eran capaces de tomar una decisión.
Llegó mi primer día de clases, comenzaron en casa, me enseñaron como escribir, como leer y como hablar propiamente, unos meses después fui a una escuela donde me enseñaron como administrar personal, y a seleccionar la clase de trabajo que más aptos eran para realizar, muchos como yo estaban estudiando allí, obreros que sus jefes creían aptos para una clase diferente de trabajo.
Al terminar los estudios volví a casa, mis hijas optaron por quedarse en la ciudad, habían conocido a unos conductores de ferrocarril con los que quisieron empezar una familia, al llegar, Adrián me dijo que ahora yo supervisaría todos que el no podía encargarse ya solo de la Hacienda, desde que su esposa había vuelto con su madre llevándose a sus hijos, y que yo era el indicado.
El trabajo era bueno, pocas horas, y tenia acceso a todo lo necesario para una buena vida, todo era bueno, hasta que una de mis hijas envió una carta, su esposo había muerto en una huelga, no era como la de 1956, esta fue ocultada por el gobierno, nadie mas que los parientes de los involucrados pudo enterarse, pedí permiso a Adrián de salir a verla y el aceptó, aunque pude notar preocupación en su rostro, pregunte el porqué, aunque no contestó, dijo que era mejor guardar el secreto, pero que tuviese mucho cuidado cuando fuera a la ciudad, le abracé, y le dije que no importara lo que pasara, que yo siempre regresaría a él, me besó, y dijo que esperaba que eso siempre pudiera cumplirse.
A la mañana siguiente viaje hacía la ciudad, mis hijas, la mayor estaba destrozada, Ana, mi querida Ana no dejaba de llorar ni un solo segundo, la noche comenzaba a caer fuimos a la casa de la menor, Lucía, su casa era más grande de lo que esperaba, me contó que ella consiguió casarse con uno de los reporteros que estaban a favor de Porfirio, y él ayudaba mucho a los que le hicieran verse bien frente a los demás gobiernos.
A los dos días fue el funeral del esposo de Ana,esta vez los presentes me veían de una manera distinta, con algo de asco, era como volver al tiempo en el que era un obrero, pero esta vez lo hacían con más odio, no logré comprender porqué, hasta que me encontré aquí, encerrado donde escribo esto, esperando a mi sentencia, es doloroso ver como la sociedad no aceptó lo mucho que llegue a amarlo, no se si el sabía lo que pasaría, pero la última vez que lo vi, pude notar que estaba preocupado, al menos estos hombres pudieron concederme un último deseo y aceptaron enviarles este escrito a mis hijas, espero y ellas sepan para quien es realmente, para Adrián, cada centímetro de mi lo extrañaba a cada momento, hasta este momento sigo sin entender como pude llegar a quererlo, no estaba en mi naturaleza hacerlo, pero aún así, por extraño que parezca logre hacerlo, y no me arrepiento, él será la causa de mi muerte, de mi destrucción, pero también es el causante de mi felicidad, nunca fui tan feliz como cuando estuve a su lado, me fascinaría contar todo lo que pasó mientras aprendimos a amarnos, pero me parece que nadie podría entenderlo, así que prefiero mantenerlo en el único lugar donde se que podrá ser apreciado, mi corazón, llegó el momento, ahora solo queda morir, por la única razón que merece la pena hacerlo, AMOR.
No es necesario que explique lo que le hacen a los que son como yo, no les vasta con destruir nuestro amor, si no que también destruyen lo que somos física y mentalmente.
“Allen Ginsberg: Algunas cosas, una vez que las has amado, se vuelven tuyas para siempre. Y si intentas dejarlas ir, sólo dan vuelta hacia atrás y vuelven a ti. Se convierten en parte de lo que eres. 
Lucien Carr: O te destruyen. 
PRÓLOGO
Es la historia de dos habitantes de México en el tiempo del Porfiriato, que por azares del destino, logaran enamorarse, menciona el aparición de la clase media entre los obreros y otras cosas referentes a las Haciendas de esos tiempos.

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