Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Jo hn H en ry N ew m an Lo s a rr ia no s d el si gl o IV JOHN HENRY NEWMAN Los arrianos del siglo IV Los arrianos del siglo IV John Henry Newman Los arrianos del siglo IV Traducción de Josep Vives y Ana Rodríguez Láiz Edición y presentación a cargo de Ana Rodríguez Láiz © Universidad Pontificia de Salamanca y Ediciones Encuentro S.A., 2020 © Universidad Pontificia de Salamanca © de la traducción: Ana Rodríguez Láiz Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproduc- ción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelec- tual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográfi- cos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos. Colección 100XUNO, nº 73 Fotocomposición: Encuentro-Madrid Impresión: TG-Madrid ISBN: 978-84-1339-036-9 ISBN Universidad Pontificia de Salamanca: 978-84-17601-29-4 Depósito Legal: M-17727-2020 Printed in Spain Para cualquier información sobre las obras publicadas o en programa y para propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a: Redacción de Ediciones Encuentro C/ Conde de Aranda 20, bajo B - 28001 Madrid - Tel. 915322607 www.edicionesencuentro.com ÍNDICE PRESENTACIÓN .......................................................................... 11 NOTA A LA EDICIÓN ESPAÑOLA ........................................ 19 ADVERTENCIA ............................................................................ 21 ADVERTENCIA A LA TERCERA EDICIÓN ........................ 23 ESCUELAS Y FACCIONES EN LA IGLESIA Y EN SU ENTORNO ANTES DE NICEA, EN RELACIÓN CON LA HEREJÍA ARRIANA ................................................. 25 La Iglesia de Antioquía .............................................................. 25 Las escuelas de los sofistas ........................................................ 45 La Iglesia de Alejandría ............................................................. 57 La secta ecléctica ........................................................................ 109 El sabelianismo ........................................................................... 122 LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA ANTERIOR A NICEA EN RELACIÓN CON LA HEREJÍA ARRIANA .............................................................. 139 El principio por el que se forman y se imponen los credos ............................................................. 139 La doctrina de la Trinidad en la Escritura ................................ 154 La doctrina eclesiástica sobre la Trinidad ................................ 158 Variaciones en las afirmaciones teológicas anteriores a Nicea ....................................................................... 177 La herejía arriana ........................................................................ 195 EL CONCILIO ECUMÉNICO DE NICEA EN EL REINADO DE CONSTANTINO ................................. 225 Historia del concilio de Nicea .................................................. 225 Consecuencias del concilio de Nicea ........................................ 242 LOS CONCILIOS DEL REINADO DE CONSTANCIO ...................................................................... 255 Los eusebianos ........................................................................... 255 Los semiarrianos ........................................................................ 272 Los atanasianos ........................................................................... 284 Los anomeos ............................................................................... 307 LOS CONCILIOS QUE SIGUIERON A LA MUERTE DE CONSTANCIO .................................................... 323 El concilio de Alejandría en tiempos del emperador Juliano ................................................................ 323 El concilio ecuménico de Constantinopla en el reinado de Teodosio .......................................................... 339 El credo original de Nicea, tal como se halla en Sócrates, Historia Ecclesiastica I, 8 ...................................... 359 TABLA CRONOLÓGICA........................................................... 361 Personas y acontecimientos mencionados en la historia que precede ......................................................... 361 APÉNDICE ..................................................................................... 365 Nota I .......................................................................................... 365 Nota II ........................................................................................ 378 Nota III ....................................................................................... 384 Nota IV ....................................................................................... 393 Nota V ......................................................................................... 406 Nota VI ....................................................................................... 429 Nota VII ..................................................................................... 435 No te angusties por causa de los malos, ni envidies a los que obran maldades. Porque pronto serán segados como el heno, y se marchitarán como la hierba tierna. Tú confía en el Señor y obra el bien; vive en la tierra y de verdad recibirás tu alimento. Sal 37,1-3 11 PRESENTACIÓN Los arrianos del siglo IV es el primer trabajo sistemático de envergadura publicado por Newman. Escrito en 1832 con algo de precipitación por los plazos editoriales, su autor hizo algunos reto- ques para la tercera edición de 1871. En él aborda la génesis, el desa- rrollo y consecuencias de la herejía arriana, la primera gran crisis de la Iglesia después de la época de las persecuciones. En el origen del libro está una invitación de Hugo James Rose, miem- bro de la High Church y Rector de Hadleigh en Suffolk quien, en mar- zo de 1831, propuso a Newman preparar una historia de los principales concilios para una nueva colección de estudios teológicos. Newman ha- bía planteado una publicación sobre los treinta y nueve Artículos1. Los editores sugirieron que la historia de los concilios podía ser una introduc- ción apropiada para tal tarea y, con esta finalidad, asumió el proyecto2. Su correspondencia y diarios muestran que se entregó concien- zudamente a la realización de este trabajo3. Se adentró intensamen- te en los escritos de los padres4, cuyo estudio había retomado en las 1 Cf. The Letters and Diaries of Jhon Henry Newman II. Tutor of Oriel, January 1827 to December 1831, Edited at the Birmingahm Oratory with Notes and Introduction by I. Ker and T. Gornall, París-Oxford 1979, 321. 2 Cf. Letters and Diaries II, 323-324. 3 Cf. Letters and Diaries II, 328, 340, 345-346; Apologia pro vita sua: historia de mis ideas religiosas, V. García - J. Morales (eds.), Madrid 22010, 74. 4 En ese período comenzó a leerlos cronológicamente, empezando por Ignacio y Justino. 12 ~ Los arrianos del siglo IV vacaciones de 18285. Además, las obras del obispo Bull le habían llevado a asimilar el principio de que la antigüedad era la verdadera fuente de la doctrina cristiana y la base de la Iglesia anglicana. Este principio le ayudó a profundizar en las lecturas que realizaría para la composición de la obra6. Pronto se dio cuenta de que no podía abordar en un solo volumen todos los concilios primitivos. Tal como consta en una carta, hacia finales de agosto expresó a Rose la necesidad de dedicar un volumen completo a los orientales y la dificultad que tenía para organizarlo7. Deseaba escribir una historia de los concilios enmarcándolos en la historia de la Iglesia, no tratándolos de forma aislada. De fondo es- taba latensión que percibía entre el método sistemático, tendente a lo catequético, y el narrativo-histórico. Para Newman, era absurdo separar la teología de la historia y no quería exponer cada concilio co- mentando simplemente los artículos. Consideraba que las actas apor- taban conclusiones pero no explicaban por sí mismas el proceso que había conducido a las decisiones tomadas. Para solventar los problemas que podían surgir al mezclar la his- toria con las discusiones doctrinales dificultando la fluidez de la na- rración, planteó separarlas de los temas particulares añadiendo notas en un apéndice. Su principal objetivo era conectar la historia, intro- ducir los temas y suscitar la curiosidad del lector. De este modo, el libro sería más atractivo y tendría un carácter más divulgativo. Su método, tal como señala, no era histórico en el sentido de objetiva- mente imparcial, sino que incorporaba los intereses históricos en la causalidad proponiendo así una historia en la cual argumento y narrativa estuvieran entretejidos para hacerlo lo más atractivo po- sible. Los concilios occidentales se tratarían en otro volumen, con la excepción del concilio de Trento, el cual requería un estudio por separado. 5 Cf. Apologia pro vita sua, 73. 6 Cf. Apologia pro vita sua, 54. 7 Cf. Letters and Diaries II, 352-353. Presentación ~ 13 A finales de septiembre de 1831, Newman se encuentra enfrascado en la redacción del libro8 y rechaza otras propuestas de trabajo vin- culadas con su tarea académica9. Se mostraba insatisfecho con las lecturas de los historiadores eclesiásticos que manejaba y estaba con- vencido de la originalidad de su modelo10. Consideraba, además, que estaba trabajando en un tema de extrema importancia y de gran actua- lidad en el contexto eclesial y social de su tiempo. El manuscrito debía ser entregado en julio de 1832. Al verse apre- miado por el plazo editorial11, en junio de aquel año «se convirtió en un ermitaño»12 y se dedicó a la tarea por completo. A principios julio, tenía listo un tercio del manuscrito13, aunque estaba descontento con el trabajo realizado y deseaba poder mejorar el estilo en lo que restaba de libro14. Consiguió terminarlo el último día de julio. El resultado final fue diferente a lo esperado por los editores15. No era una historia de los principales concilios, pues ni siquiera abordaba directamente el de Nicea. Había captado toda su atención la evolu- ción del grupo arriano y la actividad de san Atanasio, así que el conci- lio de Nicea pasó a ser tratado brevemente en un apéndice al final del libro. Newman se había centrado en la historia anterior a Nicea y en la iglesia de Alejandría16. El coeditor de Rose, el Archidiácono Lyall, llegó a considerar la obra inapropiada para la colección teológica, pues decía que se trataba de una historia de la herejía arriana más que de los concilios y era, ade- más, excesivamente especializada. Lyall se quejó igualmente de que algunas opiniones de Newman presentes en el libro, particularmente 8 Cf. Letters and Diaries II, 358-359. 9 Cf. Letters and Diaries II, 371; Apologia pro vita sua, 80. 10 Cf. Letters and Diaries II, 371. 11 Cf. Letters and Diaries II, 377. 12 Cf. The Letters and Diaries of John Henry Newman III. New Bearings, January 1832 to June 1833, Edited at the Birmingham oratory with Notes and Introduction by Ian Ker and Thomas Gornall, París-Oxford 1979, 55. 13 Cf. Letters and Diaries, XIII. 14 Cf. Letters and Diaries III, 65. 15 Cf. Letters and Diaries III, XIII. 16 Apología pro Vita Sua, 74. 14 ~ Los arrianos del siglo IV en lo referido a la tradición, parecían más católico-romanas que protestantes. El libro resultó, además, ser demasiado largo17. No obs- tante, dada la calidad del trabajo, el editor Rivington aceptó publicar- lo como un volumen independiente18. Cuando apareció la obra con el título The Arians of the Fourth Century, de sus 422 páginas, las 117 primeras eran de introducción; el concilio de Nicea no aparecía hasta la página 254 y no ocupaba más de veinte páginas19. El libro fue publicado cuando era un joven clérigo anglicano y fellow del Oriel College. Puede considerarse como una fuente im- portante para conocer lo que su autor pensaba en esas fechas sobre la relación entre Sagrada Escritura, Tradición e Iglesia, y sobre el signifi- cado y los límites que atribuía a la disciplina arcani practicada por los cristianos durante los siglos III y IV. Se trata de una obra mucho más teológica que histórica. Entre otras cuestiones, Newman quiere subrayar cómo la gran masa del pueblo cristiano del siglo IV se mantuvo fiel a la doctrina trinitaria ortodoxa, mientras que, al menos en ciertos momentos de la crisis arriana, la mayoría de los obispos no lo fueron. El autor ofrece asi- mismo una hipótesis propia sobre el origen del arrianismo que sitúa en un espacio antioqueno. A nivel estructural, el trabajo de Newman combina la exposición sistemática y la narración histórica, al tiempo que va estableciendo una analogía entre la época antigua y la moderna a partir de los temas y personajes que trata. En el libro subyacen las preocupaciones eclesiales, políticas y so- ciales de Newman20. Por aquel tiempo, la cuestión más importante para él era cómo evitar la liberalización de la Iglesia de Inglaterra tras la crisis surgida entre ella y el Estado en los años 1829-183221. Con el término liberales designaba a quienes consideraba que tenían como objetivo privar a la Iglesia anglicana de su forma y alterar su sistema 17 Cf. Letters and Diaries III, 104-105. 18 Cf. Letters and Diaries III, 112-113. 19 Cf. Apologia pro vita sua, 74. 20 Cf. Apologia pro vita sua, 78. 21 Cf. Apologia pro vita sua, 79. Presentación ~ 15 de gobierno. No hacía referencia, por tanto, a la libertad política sino a quien negaba la validez de todo criterio para discernir entre dife- rentes ideas. Le preocupaba principalmente cómo esta corriente ha- bía afianzado el principio antidogmático y las consecuencias que ello acarreaba22. Consideraba, a su vez, que los verdaderos principios ecle- siásticos habían decaído. Juzgaba que el entonces obispo de Londres, Blomfield, se había empeñado durante años en deshacer la ortodoxia de la Iglesia, metiendo miembros del partido evangélico en puestos de influencia y confianza. Sospechaba, además, que la jerarquía estaba ajena a los problemas que asolaban a la Iglesia y no era consciente de la crisis que se avecinaba. A lo largo del libro y en diferentes capítulos, Newman compara- rá la Iglesia anglicana de su época y aquella de los primeros siglos23. Consideraba que la confesionalidad del Estado estaba siendo perdida por los obispos como en el siglo IV cuando, ante el desafío arriano, la mayoría de ellos adoptaron actitudes temerosas e indolentes y se mantuvieron en segundo plano. Sugiere también que el liberalismo es una huella de la herejía de la iglesia primitiva. Introduce el término de manera explícita en el contexto patrístico estableciendo así las condiciones para que el lector interprete24. Por ejemplo, acerca del prelado arriano Acadio dirá que instauró el principio del liberalismo en Constantinopla al condenar el credo de Nicea porque no contenía lenguaje bíblico25. De manera similar, ve analogías entre Eusebio de Nicomedia y el partido refor- mista26 o designa al antiguo Eclecticismo como Neologismo27 o Libe- ralismo28. Defiende, además, la disciplina arcani en contraste con las prácticas de la iglesia evangélica del siglo XIX29. 22 Cf. Apologia pro vita sua, 82. 23 Cf. Apologia pro vita sua, 80. 24 Cf. Los arrianos del siglo IV, p. ***. 25 Cf. Los arrianos del siglo IV, p. ***. 26 Cf. Los arrianos del siglo IV, p. ***. 27 Cf. Los arrianos del siglo IV, p. ***. 28 Cf. Los arrianos del siglo IV, p. ***. 29 Cf. Los arrianos del siglo IV, p. ***. 16 ~ Los arrianos del siglo IV Comparando liberalismo y antiguas herejías, Newman introducía el cristianismo antiguo en la vida: el pasado era utilizado por él para desenmascararlo que veía como una amenaza presente al cristianis- mo. Por otro lado, el libro refleja también la importancia que Newman concedía a la enseñanza de los Padres pues consideraba que la Iglesia de Inglaterra estaba sustancialmente fundada en ellos. Su vasto co- nocimiento del pensamiento y las obras de los Padres se demuestra a lo largo de todo el libro. Para confirmar los hechos de los que habla, remite a textos patrísticos originales o se apoya en estudiosos de la Edad Moderna o en autores de la antigüedad tardía o bizantinos. Por ejemplo, introduce a los apologistas por medio de H. Dodwell y el Diálogo con Trifón mediante G. Bull. En la sección sobre la doctrina eclesiástica de la Trinidad antes de Nicea, las citas más frecuentes son las de G. Bull y D. Pétau. Su relato refleja así una inmersión simultá- nea en los comentaristas modernos y en las fuentes antiguas. Además, seguirá mucho las opiniones de los historiadores eclesiásticos del s. V: Sócrates (particularmente sobre las tesis de Arrio) y Sozomeno. De entre los Padres cita preferentemente a Atanasio, Tertuliano, Teodoreto y Crisóstomo. Tiene muy en cuenta a Orígenes, Dionisio de Alejandría y Juan Damasceno. Valora a los maestros alegoristas y los considera instructivos escritores de devoción. Sin embargo, con- sidera irreverente el uso del lenguaje bíblico como mero recurso esti- lístico. Defiende el método alegórico, que considera casi inseparable de la disciplina arcani. En la reconstrucción histórica del arrianismo refleja visiones pro- pias de su época. Destaca su aportación personal acerca del origen de la herejía en Antioquía, liberando así a la gran escuela de Alejandría de la acusación de que fue en ella donde surgió. Sostiene también que el arrianismo estaba estrechamente relacionado con la escuela aristo- télica de la época y, especialmente, con los sofistas. Ve otra razón para el desarrollo del arrianismo en que el sistema tradicional recibido de los primeros tiempos de la Iglesia solo de Presentación ~ 17 manera parcial había sido expresado en fórmulas autoritativas. De ahí que por parte de algunos se pasase fácilmente a despreciar a sus ante- cesores más que a apoyarse en ellos y a considerar que las autoridades eclesiásticas de los tiempos antiguos eran gente ignorante. Concreta los orígenes del arrianismo en lo que denomina la secta ecléctica, aunque reconoce que el platonismo, y también el origenis- mo, se convirtieron en excusa y refugio de la herejía después de que fuera condenada por la Iglesia. Dedica además una sección a la cues- tión de las posibles relaciones entre el sabelianismo y el arrianismo. Para Newman es obvio que los argumentos en los que se funda la herejía arriana no son de carácter escriturístico. Los arrianos tomaban de la Escritura solo lo suficiente para tener un fundamento sobre el cual erigir su sistema herético. Newman les acusa de pensar que la verdad se alcanzaba disputando y de asumir como axioma que no podía haber nada oculto en la doctrina de la Escritura acerca de Dios. En este punto, polemiza con los evangélicos que predicaban la conversión mediante una combinación de literalismo bíblico y llama- das al sentimiento. Considera que la doctrina cristiana no se ha cono- cido meramente a partir de la Escritura sino que, en su predicación y catequesis, la Iglesia enseñaba la verdad y luego apelaba a la Escritu- ra para justificar su enseñanza. Afirma que, aunque no haya pruebas formales de la existencia y autoridad de la Tradición apostólica en los tiempos primitivos, es obvio que ésta hubo de existir. No distin- gue las traditiones apostolorum (toda clase de información miscelánea que pudiera remontarse a un Apóstol) y la Traditio ab Apostolis ad Ecclesiam (lo que la generación apostólica quiso trasmitir a la Iglesia como integrante del depósito revelado). Cuida de distinguir «entre la tradición que suplanta o corrompe los datos inspirados» —lo que originalmente pudo implicar una nota de polémica anticatólica— y la que, subordinándose a ellos, los corrobora e ilustra. Finalmente, cabe destacar otra interesante cuestión que aborda Newman a nivel doctrinal. Se encuentra recogida en la primera sec- ción del capítulo II y está referida al principio por el que se forman 18 ~ Los arrianos del siglo IV y se imponen los credos30. En dicha sección, indica cómo Arrio comenzó exponiendo preguntas y proponiéndolas en público como tema de debate y al punto se juntaron multitudes de controversistas. Explica que, en esta situación, los dirigentes de la Iglesia se vieron obligados a discutir las cuestiones controvertidas a fondo y anunciar públicamente su resolución. Por ello se hizo inevitable llegar a un sistema de doctrina que se construye a partir de los datos inspirados acerca de Dios hasta llegar a una afirmación no precisamente lógica, pero sí coherente. La expresión intelectual de la verdad teológica no solo ha de excluir la herejía, sino que positivamente ha de ayudar a los actos de adoración y de obediencia religiosa. Estamos, por tanto, ante una obra correspondiente a un período inicial en la evolución del pensamiento de su autor. No obstante, Los arrianos del siglo IV contiene profundas ideas e intuiciones que New- man retomará años más tarde a partir de estudios posteriores. 30 Cf. Los arrianos del siglo IV, p. *** 19 NOTA A LA EDICIÓN ESPAÑOLA La traducción española ha sido realizada a partir de la tercera edición inglesa que Newman consideró definitiva. Se han desarro- llado algunas de las abreviaturas que el autor usaba en las notas y se ha añadido al final un índice bibliográfico de obras citadas abrevia- damente por Newman. Este índice ha sido compilado en gran parte con la ayuda de las notas de Rowan Williams, editor de la obra en la Birmingham Oratory Millenium Edition, (Leominster and Notre Dame, IND: Gracewing - University of Notre Dame Press 2001) y de la traducción italiana de M. Ranchetti, Gli ariani del quarto secolo, Jaca Book, Milán 1981. Se incluyen a su vez algunas Notas comple- mentarias (que van al final de la obra y a las que se remite con un superíndice en números romanos) que pretenden, sobre todo, aclarar para el lector moderno algún punto que pudiera serle menos familiar. Jo hn H en ry N ew m an Lo s a rr ia no s d el si gl o IV Los arrianos del siglo IV En Los arrianos del siglo IV, la primera investigación sistemá- tica de envergadura publicada por Newman cuando aún era un joven clérigo anglicano, aborda la génesis, el desarrollo y conse- cuencias de la herejía arriana, la primera gran crisis de la Iglesia después de la época de las persecuciones. Aunque la obra se sitúa casi al inicio de la evolución del pensamiento de Newman, contiene algunas importantes intuiciones que el recientemente proclamado santo retomará en sus estudios posteriores. Planteada inicialmente como una historia de los concilios, el autor terminó abordando, con un enfoque más teológico que histórico, la evolución del grupo arriano en el periodo anterior al Concilio de Nicea y la actividad de san Atanasio. A lo largo del texto Newman combina la exposición sistemática y la narración histórica, al tiempo que va estableciendo una analogía entre el siglo IV y la situación contemporánea a partir de los temas y personajes que trata, comparando en varios capítulos la Iglesia anglicana de su época y aquella de los primeros siglos. En la reconstrucción histórica del arriansmo, destaca su aportación personal acerca del origen de la herejía en Antioquía, liberando así a la escuela de Alejandría de la acusación de ser en ella donde surgió. Sostiene también que el arrianismo esta- ba estrechamente relacionado con la escuela aristotélica de su época y, en especial, con los sofistas. ISBN: 978-84-1339-036-9
Compartir