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Sacrificio de Jesús
En el centro de la historia de Dios y su amor por el mundo, encontramos la cruz. Vemos a Jesús ir voluntariamente a la muerte por el bien del mundo. Vemos a un inocente morir como un criminal. La pregunta a la que volvemos cuando miramos el horror de la cruz es: "¿Por qué tuvo que morir Jesús?". ¿Por qué fue crucificado Jesús? ¿Por qué Jesús sufrió como lo hizo? Al leer la historia de la crucifixión de Jesús, puedes preguntarte: "¿Por qué hizo esto Jesús por mí?".
¿Por qué Jesús fue crucificado bajo la ley?
"¿Por qué tuvo que morir Jesús?" no es sólo una pregunta teológica importante. También está la pregunta práctica: "¿Por qué Jesús fue crucificado bajo la ley romana?". 
Bueno, los sumos sacerdotes judíos eran aparentemente buscando una razón para deshacerse de Jesús. Como líder revolucionario de un nuevo movimiento que desafiaba el statu quo religioso, representaba una amenaza para su poder. Pero no podían actuar ellos mismos. En última instancia, la sentencia dependía de Poncio Pilato, el gobernador romano de la época. Y tenían que proporcionarle una justificación legal para que Jesús fuera crucificado.
El juicio de Jesús
Varios testigos declararon contra Jesús ante el Sanedrín, un tribunal judío. Aunque el Evangelio de Marcos dice que muchos de ellos dieron falso testimonio, Jesús no confirmó ni negó sus acusaciones. De hecho, Jesús permaneció callado durante la mayor parte del juicio, negándose a responder a los cargos que se le imputaban. Pero sí respondió a una pregunta. Al preguntarle: "¿Eres tú el Mesías?", pareció admitir que era. Caifás, el sumo sacerdote, calificó esto de blasfemia. Y entonces los demás acordaron que Jesús debía ser condenado a muerte. 
Jesús comparece ante Poncio Pilato
Traído ante Pilato, Jesús volvió a guardar silencio en su mayor parte. Pero a la pregunta: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús respondió: "Tú lo dices". 
Pilato no estaba convencido de la culpabilidad de Jesús. Para un gobernador romano como Pilato, la prevención de disturbios y rebeliones era la máxima prioridad. Cuestiones religiosas como que alguien afirmara ser un Mesías judío habrían sido preocupaciones secundarias. Pero los Evangelios dicen que los jefes de los sacerdotes y los ancianos habían alborotado a una multitud contra Jesús. Y pidieron la crucifixión de Jesús. Queriendo calmar la situación rápidamente, Pilato cedió
¿Por qué tuvo que morir Jesús por nuestros pecados?
Entender las razones por las que Jesús fue crucificado desde una perspectiva legal es útil. Pero todavía no nos dice por qué Dios enviaría a su único Hijo a la tierra para sufrir un destino tan doloroso. ¿Por qué tuvo que morir Jesús por nosotros? Para responder a esa pregunta, tenemos que rebobinar la historia hasta el jardín del Edén. 
Cómo el pecado nos aleja de Dios
Desde que Adán y Eva dieron la espalda a Dios en el jardín del Edén, los seres humanos han sido corrompidos por el pecado. Ignoramos lo que Dios quiere porque preferimos hacer lo que queremos. Ponemos nuestro corazón en acumular poder y riqueza para nosotros mismos, y no cuidamos bien lo que Dios nos da. Estamos demasiado oscurecidos por nuestro pecado para encontrar el camino de vuelta a Dios por nosotros mismos. Y la justicia de Dios exige que haya un precio por nuestro pecado.
Sin embargo, a pesar de nuestros defectos, Dios nos ama y quiere que nos reunamos con él. Jesús, el Hijo de Dios, vino a la tierra para hacer posible nuestra reconciliación con Dios.
Cómo Jesús nos reúne con Dios a través de su sacrificio
En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo de Israel seguía un sistema de sacrificios para pagar la deuda por sus pecados. Las leyes de Dios determinaban qué tipos de sacrificios se requerían para expiar los diferentes pecados. La mayoría de los sacrificios vivos debían ser animales perfectos y sin mancha.
En el Nuevo Testamento, Jesús, el Hijo de Dios, vino a la tierra para reunirnos con Dios mediante el máximo sacrificio: su propia vida.
Nunca podríamos llevar una vida digna de Dios por nosotros mismos. Por eso, Jesús vivió una vida sin pecado por nosotros. Y luego murió la dolorosa muerte que nuestros pecados merecen. Juan 3:17 dice: "Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él". Al sacrificarse por nosotros en la cruz, asumió el castigo de todos nuestros pecados a la vez. Esto le convirtió en el sacrificio definitivo, satisfaciendo de una vez por todas las exigencias de la justicia de Dios. Por eso llamamos a Jesús "Cordero de Dios".
En el sacrificio de la crucifixión de Jesús se nos muestra la profundidad del amor de Dios por nosotros y las medidas tomadas para salvarnos de nuestros pecados. Y en la resurrección de Jesús vemos el triunfo de Dios sobre la muerte, señalando la promesa de la vida eterna en la presencia de Dios.
El poder incomparable de la gracia de Dios
Gracias al sacrificio de Jesús en la cruz, nuestras vidas nunca serán iguales. Este regalo que se nos ha dado nunca nos lo podrán quitar, nunca perderá su poder, y nunca dejará de existir. La nueva vida en Cristo es el mejor regalo que podemos recibir.
Expiación
¿Qué es expiación y cómo se efectúa en el pecador? El pecado se interpone en nuestra relación con Dios. Para que el pecado no se interponga en el camino de nuestra relación con Dios, hay que cubrirse, hay que taparse, hay que “ponerse de acuerdo con”, según la palabra original kippur; esto es, reconciliarse con Dios.
 
Ese es el significado de expiación. El pecado nos separa de Dios. Todo pecado conduce a muerte espiritual. “La paga del pecado es muerte” Romanos 6:25. “El alma que peque, esa morirá”. Ezequiel 18:20 La muerte espiritual puede ser expiada solo por medio del sacrificio. 
Necesitamos ser limpiados y purificados para ser restaurados, guardados y restituidos. El precio a pagar es alto y debe pagarse por medio de sangre.  
Dios ordenó este sistema de sacrificios como una figura, la imagen o representación de lo que sería el sacrificio supremo hecho en la cruz, el cual quitaría, una vez y para siempre, todos los pecados de la humanidad. 
Jesús pagó el precio de nuestra salvación, tomando el lugar que nos correspondía a nosotros en sacrificio, como sustitución nuestra. Dios mismo se ofreció como sacrificio por la humanidad, muriendo en una cruz, pagando el precio de nuestros pecados. 
El que nunca cometió pecado, cargó con los nuestros por el sacrificio de la cruz, vertiendo en la cruz toda la vida que corría en él, por el derramamiento de toda su sangre. En el tiempo perfecto del Padre celestial, Jesús completó cada promesa, cada profecía, y ofreció su propia sangre como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero. Dios instituyó el sistema de sacrificios en el pueblo hebreo como una imagen de lo que sucedería al final de los tiempos, en el tiempo del cumplimiento, con la primera venida de Jesús a la tierra. Ya no se requiere la muerte de animales ni machos cabríos ni de ovejas ni de toros para expiación de los pecados diariamente y en el Día de la Expiación. La razón es que Dios se entregó a sí Mismo, sustituyendo al hombre pecador, para cubrir, tapar los pecados de ese hombre, haciendo el mayor y único acto de sacrificio con poder total y definitivo en la historia de la humanidad, muriendo en una cruz, derramando toda su sangre, sin necesidad de que esta sea esparcida sobre el altar, como había sido dispuesto; porque escogió el monte Calvario como lugar sagrado, para expresar su acto sublime de amor para con el hombre. La sangre de Cristo que redime fue derramada, porque la vida de Dios que corría por su cuerpo a través de la sangre de Jesús, fue entregada en sacrificio de cruz, para que, con su muerte, podamos tener vida. Cristo Jesús no era cualquier hombre; era Dios mismo hecho carne en la tierra. Como conocedor de todo, Dios fue testigo de la entrada del pecado en el mundo y voluntariamente se entregó a Si Mismo para borrar esos pecados. Fue este el motivo por el que se hizo hombre y vino al mundo. Fue por esta razónque vivió su vida, y la ofreció en sacrificio de olor fragante. Fue por esta razón que resucitó al morir. El sacrificio de Jesús tiene un valor tremendo y de matices especiales: 
1) Es el superior acto de sacrificio realizado sobre la tierra. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Gálatas 4:4-7 
2) Es único e irrepetible. “porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre. ” Hebreos 7:27-28 
3) Es el único sacrificio válido con capacidad para borrar de manera definitiva el pecado de la tierra. Su sangre preciosa derramada en la cruz es más válida que cualquier sacrificio humano o de animales. ”Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; ” Hebreos 7:22-26 
4) El sacrificio de la cruz es completo. Nos provee todo lo que necesitamos para estar maduros, cabales y completos, tal como lo fue Jesús. Jesús voluntariamente entregó su cuerpo, mente y espíritu en el sacrificio de la cruz, para sanidad, para liberación, para redención nuestra. Para que esa sanidad del cuerpo, del alma y esa libertad gloriosa pueda obtenerse, hay que ser limpiados cada día al rociar en nuestras vidas la sangre de Jesús, que nos da autoridad para vencer a la muerte y nos da vida verdadera. ”Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. ” I Pedro 4:1-2 
5) El sacrificio de la cruz es de valor inalcanzable e incalculable. Jesús nos abrió las puertas hacia la santidad, hacia la perfección, si somos lavados por su sangre. La medicina tiene que ser tomada para no morir, aplicada por completo. El que no cometió pecado, el puro, sin mancha, el varón perfecto, se constituyó en fuente eterna de salvación para los que creen en su nombre. ” Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” Colosenses 2:13-15 
6) El sufrimiento de Jesús en la cruz fue tan grande y de tal magnitud, para podamos ser cubiertos por su sangre en su totalidad, en la misma proporción del tamaño de nuestros pecados. Por grande que sea el pecado, puede ser borrado. La sangre de Jesús puede ser aplicada a nuestros corazones para ser liberados de la muerte espiritual, para ser sanados, restaurados, cambiados y transformados por su poder. Pero esa sangre no tiene valor en sí misma si no es aplicada a la conciencia de los hombres, si no es aplicada a nuestros corazones y vidas. “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” Hebreos 9:13-14 
7) La cruz tiene poder todavía para destruir el poder de la muerte. La sangre de Jesús tiene hoy un gran y excelente valor, como señal del amor, del perdón de Dios, y para librarnos del infierno y de la muerte. “Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. ” Romanos 6:5-11 Dios es fiel y cumplidor de sus promesas, y es un Dios que guarda su pacto por generaciones. Él se hizo hombre para firmar a precio de su propia sangre la alianza eterna con el hombre.

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