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Ética Utilitarista

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ÉTICA UTILITARISTA
La ética utilitarista es consecuencialista. Eso quiere decir que, desde el punto de vista de la ética utilitarista, el valor moral de una acción se mide en función de sus consecuencias. Es la creencia de que la única norma de moral está determinada por su utilidad.
Los filósofos lo llaman un sistema "teleológico". La palabra griega telos significa 'fin' o 'meta'. Esto significa que este sistema ético determina la moral basándose en el resultado final. Mientras que la ética cristiana está basada en reglas, el utilitarismo está basado en resultados.
FUNDADORES DEL UTILITARISMO
Jeremy Bentham fue uno de los fundadores del utilitarismo. Desarrolló esta idea de la utilidad y un cálculo utilitario en Introduction to the Principles of Morals and Legislation. 
Al principio de esa obra, Bentham escribió: "La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos, el dolor y el placer. (…) Nos gobiernan en todo lo que hacemos, en todo lo que decimos, en todo lo que pensamos". 
Bentham creía que el dolor y el placer no sólo explican nuestras acciones sino también ayudan a definir lo que es bueno y moral. Él creía que este fundamento podría brindar una base para la reforma social, legal y moral en la sociedad. 
Es clave para su sistema ético el principio de utilidad. Es decir, ¿cuál es el mayor bien para el mayor número? 
John Stuart Mill fue un erudito brillante que cuando era adolescente, leyó a Bentham y quedó embargado por la sensación de que "todos los moralistas anteriores habían quedado superados". Fascinado por las teorías de Bentham, Mill se adentró aún más en el pensamiento utilitarista de Bentham e incluso lo modificó. En tanto que Bentham estableció un utilitarismo del acto, Mill estableció un utilitarismo de la regla. Según Mill, uno calcula lo que está bien comparando las consecuencias para todos los agentes pertinentes de reglas alternativas para una circunstancia particular. Esto se hace mediante la comparación de todas las circunstancias o entornos pertinentes similares en cualquier momento. 
Existen dos corrientes principales del utilitarismo. La teoría del utilitarismo del acto de Bentham y la teoría del utilitarismo de la regla de John Stuart Mill.
En el Utilitarismo del Acto: Los utilitaristas del acto miden las consecuencias derivadas de los mismos. Mientras que en el Utilitarismo de la Regla: Los utilitaristas de la regla, aplican el cálculo a las reglas, estableciendo la moralidad de éstas en función de las consecuencias que se derivan de su seguimiento. En definitiva, utilitarismo de la regla es la teoría para la cual lo correcto o incorrecto de una acción debe ser sopesado por la bondad o maldad de las consecuencias de una ley. Siendo a una ley o norma, por consiguiente, a la que cada uno debe adecuar sus acciones en tales circunstancias. Según esta versión, el valor de una acción moral se mide en función de que siga la regla o norma que mayor utilidad proporcione.
2. Críticas a la ética utilitarista
En efecto, el utilitarismo ha recibido diversas críticas. La más interesante de todas, consiste en el ataque a su supuesto básico, a saber, la capacidad de los agentes morales para medir la cantidad de felicidad que causarán con sus acciones y la cantidad de personas a las que se le causará esa felicidad. ¿Somos capaces de hacer estas mediciones y cálculos? Y en el caso de que lo seamos, ¿lo haríamos en el tiempo suficiente como para actuar en el momento oportuno? 
Las críticas son contundentes, afirmando que el consecuencialismo es incompatible con los derechos humanos al no reconocerlos de forma clara y absoluta. Los utilitaristas no colocan como primeros principios y ejes de su teoría a los diversos derechos, sino que por el contrario, consideran que éstos serían consecuencia de aplicar su principio, y por ello, del cálculo de consecuencias y de la exigencia de maximizar la felicidad para el mayor número.
Un problema que tiene es que conduce a una mentalidad de que "el fin justifica los medios". El fin nunca justifica los medios. Los medios deben justificarse a sí mismos. Una acción específica no puede ser juzgada como buena simplemente porque puede conducir a una buena consecuencia. Los medios deben ser juzgados por alguna norma objetiva y consistente de moral.
El utilitarismo no puede proteger los derechos de las minorías, si la meta es el mayor bien para el mayor número. Los estadounidenses del siglo XVIII podrían justificar la esclavitud en base a que brindaba una buena consecuencia para la mayoría de estadounidenses. Sin duda la mayoría se beneficiaba de la mano de obra barata, aun cuando la vida de los esclavos negros fuera mucho peor.
Análisis del utilitarismo
¿Por qué llegó a ser tan popular el utilitarismo? Hay varias razones para su atractivo. 
Primero, es un sistema ético relativamente fácil de aplicar. Para determinar si una acción es moral uno debe simplemente calcular las consecuencias buenas y malas que resultarán de una acción específica. Si lo bueno supera a lo malo, entonces la acción es moral. 
Segundo, el utilitarismo evita la necesidad de apelar a la revelación divina. Muchos de los que adhieren a este sistema ético están buscando una forma de vivir una vida moral aparte de la Biblia y una creencia en Dios. El sistema reemplaza la revelación por la razón. La lógica, antes que una adherencia a principios bíblicos, guía la toma de decisiones de un utilitarista. 
Tercero, la mayoría de las persona ya usa una forma de utilitarismo en sus decisiones diarias. Tomamos muchas decisiones no morales cada día basadas en las consecuencias. En la fila para pagar en la caja buscamos la cola más corta para poder salir por la puerta más rápidamente. Tomamos la mayoría de nuestras decisiones financieras (librar cheques, comprar mercadería, etc.) según un cálculo utilitario de costos y beneficios. Así que tomar decisiones morales usando el utilitarismo parece una extensión natural de nuestros procedimientos de toma de decisión diarios.

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