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Que fue la revolución Haitiana

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revolution, independence, anachronism.
Résumé: 
En Amérique, pendant la fin du 18 siècle 
et le début du 19 siècle, l’Indépendance 
d’Haïti est l’unique révolution sociale et 
économique parce qu’elle a été réalisée 
par les esclaves afrodescendents. Dans 
les manuels scolaires colombiens il y a très 
peu d’information sur ce processus. De 
plus, les données sont liées à une vision 
apologétique de Simon Bolivar. Aussi, nous 
la regardions à partir de la situation actuelle 
de la société haitienne. En conséquence, 
notre connaissance sur l’Indépendance 
d’Haïti est limitée et anachronique. 
Mots-clé: Haiti, révolution sociale 
et économique, indépendance, 
anachronisme.
PREÁMBULO
El presente texto fue presentado como 
ponencia en el primer “Seminario Taller El 
África, los africanos y las africanas en la 
historia de Colombia”, evento académico 
organizado en agosto de 2007 por el 
Centro de Estudios para la Democracia 
Colombia Siglo XXI. He solicitado a 
los organizadores la autorización para 
publicarlo en la Revista Conjeturas como 
una muestra de solidaridad con el pueblo 
haitiano, víctima, en enero de 2010, de 
una terrible tragedia humana y social 
ocasionada por movimientos tectónicos. 
El desastre se agravó a causa de las 
condiciones sociales, económicas y 
políticas que soporta la sociedad haitiana. 
Considero que esas condiciones han 
sido en buena parte originadas por la 
retaliación de las grandes potencias 
coloniales e imperialistas, como castigo 
permanente,bisecular, a los haitianos por 
haber realizado, a comienzos del siglo XIX, 
la única revolución social latinoamericana 
LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA 
DE HAITÍ
THE REVOLUTION OF INDEPENDENCE 
IN HAITI
Luis Carlos Ortiz Vásquez*
lcortiz@udistrital.edu.co
Resumen:
En América, durante el periodo de finales 
del siglo XVIII a comienzos del siglo XIX, 
la Independencia de Haití es la única 
revolución social y económica porque 
ella fue realizada por “los de abajo”, los 
esclavos afrodescendientes. Las escasas 
referencias encontradas en los manuales 
escolares colombianos están ligadas a 
una visión heroica sobre Simón Bolívar. 
Igualmente, proyectamos sobre ella la 
actual situación de la sociedad haitiana. 
Por ende, nuestro conocimiento sobre 
dicho proceso tiene un carácter limitado y 
anacrónico. 
Palabras claves: Haití, revolución social y 
económica, independencia, anacronismo. 
Abstract:
In America, from the end of 18 century 
to beginning 19 century, the Haitian 
Independence is the only socioeconomic 
revolution because it was realized by the 
slaves afrodescendants. In the Colombian 
textbooks, there are a little informations 
in connection with a Simon Bolivar 
hagiography vision. Also, we consider it 
from the present of the Haitian society. The 
result is that our knowledge of the Haitian 
Independence is limited and anachronous 
Key words: Haiti, socioeconomic 
* Historiador de la Universidad Javeriana de Bogotá-Colombia. Magíster y Doctor en Historia de América de la 
Universidad Paris I - Panteón-Sorbona. Profesor Titular del Proyecto Curricular de Ciencias Sociales y del Doctorado 
Interinstitucional en Educación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
 
•Este articulo fue recepcionado para evalución por los árbitros de nuestro comité científico el día 29 de noviembre de 
2009 y fue finalmente avalado para edición y publicación final el día 22 de febrero de 2010
dato es válido por el simple dato, que crea 
un conocimiento “terminado”, superficial y 
limitado.
Este tipo de conocimiento, propio de dicha 
concepción, se acentúa en el caso de 
Haití porque a la actual situación social, 
económica y política de la sociedad 
haitiana la proyectamos hacia el pasado. 
¿Cuál sería el interés de conocer el pasado 
de una sociedad “negra”, con una situación 
económica desastrosa y una gran parte de 
la población viviendo en la miseria y con 
un alto grado de inestabilidad política? 
Considero que muchos deben “pensar” que 
la miseria es un estado connatural de las 
poblaciones afrodescendientes. Además 
–“pensarán” algunos–, unas comunidades 
atrasadas, tribales, “bárbaras”, no deben 
tener mucho sentido de la organización de 
la máquina estatal. Con ello se ocultan las 
consecuencias catastróficas descargadas 
sobre la inmensa mayoría de la población 
haitiana y las estructuras socioeconómicas 
construidas por la permanente agresión 
colonial e imperialista desplegada a lo largo 
de toda la vida independiente del Estado 
haitiano. Esta agresión tiene como hechos 
relevantes la suma exorbitante impuesta 
a Haití en 1825 por el Estado monárquico 
francés como condición para reconocer 
ese proceso de independencia; la invasión 
y la ocupación del territorio isleño por las 
tropas estadounidenses entre 1915 y 
1934; el apoyo de las potencias centrales 
a la sanguinaria dictadura de los Duvalier; 
el respaldo al golpe de Estado contra el 
cura-presidente Aristide y, actualmente, 
la presencia de tropas extranjeras 
comandadas por militares brasileños. Este 
anacronismo tampoco permite conocer las 
características del proceso histórico de la 
revolución de independencia de Haití.
En este texto nos proponemos hacer una 
reflexión historiográfica sobre la relevancia 
que para los pueblos de nuestra América 
tiene el proceso haitiano, habida cuenta 
de las características económicas del 
sistema esclavista y la diversidad social 
de los afrodescendientes en la colonia 
francesa de Saint Domingue. Igualmente, 
hacer una caracterización del proceso de 
y una verdadera independencia nacional. 
Esta posición no excluye la responsabilidad 
de las élites haitianas. Tomar conciencia 
de dicho proceso histórico es una muestra 
de la solidaridad que los latinoamericanos 
debemos tener, en cualquier momento, 
con el ejemplo de la versión antillana de la 
Revolución Francesa.
La República de Haití está situada en la 
parte occidental de la isla La Española, 
el primer territorio pisado por los 
expedicionarios comandados por Colón el 
12 de octubre de 1492. A finales del siglo 
XVII se estableció en esa parte de la isla la 
dominación colonial francesa. 
El conocimiento y la visión que tenemos 
en la sociedad colombiana del proceso 
de independencia de la colonia francesa 
de Saint Domingue, rebautizada Haití tras 
la constitución del nuevo Estado, tiene un 
carácter anacrónico y extremadamente 
limitado.
En los manuales escolares de historia 
utilizados a mediados del siglo XX se 
relataba que Simón Bolívar se había 
refugiado en Haití, donde habría sido 
víctima de un intento de asesinato y, sobre 
todo, había recibido la ayuda del presidente 
Petion para organizar una expedición militar 
contra el poder español en Venezuela. 
Simples datos para memorizar para un 
examen o, eventualmente, dar pruebas 
de erudición. Ni nuestros maestros ni 
nosotros mismos nos preguntamos: ¿cuál 
es la razón por la cual Bolívar se refugió 
en ese territorio?, ¿por qué allí lo reciben?, 
¿quién es “ese” Petion?, ¿de dónde sale 
ese título de Presidente? Aun cuando es 
justo reconocer que nosotros, quienes 
nos creíamos descendientes puros de los 
españoles –sin mirarnos reflexivamente 
y no limitarnos a un simple reflejo en el 
espejo–, cavilábamos sobre cómo era 
eso de que podía existir un Presidente 
negro. Entonces, más allá de la molestia 
racista, nos quedamos con la información 
como un simple dato que se mencionaba 
porque estaba relacionado con la vida del 
Libertador. Esa visión heroica de la historia 
nos ofrece un conocimiento en el cual el 
ensalzar la racionalidad del sistema de 
producción esclavista, como lo hacen 
algunos economistas-historiadores de la 
New Economic History, sino contrastar 
los resultados obtenidos en la producción 
mediante costos humanos, demográficos 
y sociales del sistema, tal como lo hace 
el historiador estadounidense Eugene 
Genovese. Igualmente, contrarrestar la 
imagen universal del “negro perezoso”, 
del “negrito del batey”, para quien las 
condiciones de sobreexplotaciónen los 
ingenios de Saint Domingue y, luego, de 
Cuba, no pueden ser sino un castigo. 
Los beneficiarios de la riqueza producida 
son tanto los dueños de las plantaciones 
como los comerciantes y financieros 
metropolitanos. El principal grupo de 
propietarios está conformado por los 
grandes plantadores blancos, los grands 
blancs. Sus relaciones con los comerciantes 
del azúcar, y de los esclavos y con los 
banqueros de la metrópoli, son complejas 
porque cada día crece la dependencia de 
los primeros con relación a los segundos. 
Sus intentos de autonomía económica y 
política, sin embargo, son refrenados por 
el miedo de los amos a una sublevación 
social de sus esclavos. En la colonia habita 
también un grupo de tenderos, artesanos, 
soldados y funcionarios: los petits blancs.
En el grupo de la gente de color se 
encuentran los libertos o affranchis, en 
su mayoría mulatos. Algunos de ellos son 
propietarios de un tercio de la tierra y de 
un cuarto de la población esclava. Las 
relaciones entre petits blancs y libertos 
son fuertemente contradictorias, porque 
mientras una parte de los libertos adquiere 
una preeminencia económica y social, los 
otros, basados en la suedosupremacía 
del color, proclaman una serie de normas 
socio-étnicas discriminatorias. Los libertos 
independencia y resaltar las realizaciones 
logradas en la construcción del Estado, 
tanto en el campo militar como en la 
política económica y en la cuestión de la 
propiedad de la tierra. Por último, señalar 
las consecuencias de la independencia 
haitiana en los procesos de separación de 
la América española y la América lusitana.
1. SAINT DOMINGUE, LA “PERLE DES 
ANTILLES”: 
ESCLAVITUD, RIQUEZA Y DIVERSIDAD 
SOCIAL 1
A finales del siglo XVIII la colonia 
francesa de Saint Domingue es la más 
productiva de las Antillas, por encima 
de las posesiones españolas, inglesas y 
holandesas. Su organización económica 
se basa en la plantación, con la utilización, 
dominación y explotación de la mano de 
obra esclava originaria del África negra 
occidental. Como es característico del 
sistema de plantación, cada unidad 
económica está dedicada al monocultivo. 
En Saint Domingue, el principal producto 
agrícola es la caña de azúcar. Integrado a 
la plantación está el ingenio, el batey, que 
suministra el azúcar para la exportación a 
la metrópoli y, posteriormente, también a 
los recientemente creados Estados Unidos 
de América. De manera marginal, algunas 
plantaciones se dedican al monocultivo 
del café, del algodón o del índigo. A lo 
largo del periodo de dominación colonial 
francesa, la producción azucarera logra 
superar la de todas las colonias antillanas 
de los ingleses, en su conjunto. Los 
mejoramientos tecnológicos alcanzados 
provocan el aumento de la productividad, 
la reducción en los costos de producción, 
un elevado nivel de la producción y una 
alta tasa de rentabilidad. Los creadores de 
dicha riqueza son los esclavos africanos y 
los afrodescendientes. Aquí no queremos 
1 Para el desarrollo del escrito hemos utilizado el texto de Frank Moya Pons “La independencia de Haití y Santo 
Domingo”. En: Leslie Bethell, ed. Historia de América Latina. Traducido del inglés por Àngels Solà. Barcelona, Crítica, 
1991, vol. 5, p. 124-154. En las historias generales sobre la América Latina se alude tangencialmente o simplemente no 
se menciona el proceso haitiano. Francois Chevalier considera el proceso desde la perspectiva de las consecuencias 
en Saint Domingue de la Revolución Francesa en su obra L’Amérique Latine de l’independance à nos jours. 2° ed. 
refondue. Paris, Nouvelle Clio-PUF, 1993, p. 618-622.
se forja con base en su condición 
socioeconómica, a la lengua créole que 
les permite comunicarse entre ellos y 
comprender el discurso sociopolítico de sus 
amos, al sincretismo religioso expresado 
en el vudú. El cimarronaje, como en todas 
las zonas de esclavitud, se ha desarrollado 
extensamente. Inclusive, a mediados 
del siglo XVIII el líder rebelde Francois 
Macandal encabeza una importante 
sublevación de esclavos. Se habla y se 
teme la posibilidad de surgimiento de 
Espartacos negros.
2. LA REVOLUCIÓN DE 
INDEPENDENCIA DE HAITÍ
La situación creada en la metrópoli 
por la Revolución Francesa provoca 
inmediatamente una fuerte agitación 
política entre todos los grupos sociales 
que componen la sociedad colonial. Los 
mulatos, con el apoyo de los británicos, 
inician una acción armada, rápidamente 
sofocada. En 1791 los esclavos negros 
comienzan una sublevación social por 
la libertad, la igualdad, la abolición de la 
esclavitud y la revolución socioeconómica. 
Como en todo proceso político-militar, la 
lucha por la independencia aparece llena 
de múltiples vicisitudes. Sobre dichos 
aspectos no voy a hacer una presentación 
detallada pero desde aquí los invito a leer 
el texto ya referenciado de Moya Pons. 
En 1804 se declara la independencia y 
se le da al nuevo Estado el nombre de 
Haití, palabra derivada del lenguaje de los 
ancestrales pobladores caribes. 
Desde el punto de vista político, el proceso 
de independencia haitiano da origen al 
segundo Estado independiente de América 
y a la primera república del mundo fundada 
y dirigida por gente de color negro. En este 
caso sí podemos catalogar el proceso 
como una verdadera independencia con 
respecto a la metrópoli y no como un 
proceso de separación. Desde el punto 
de vista socioeconómico, es la única 
residentes en París crean La Société des 
Amis des Noirs, que adquiere una influencia 
importante en los círculos ilustrados. Una 
muestra de la fortuna de estos mulatos ricos 
es la contribución de seis millones de libras 
tornesas dada al gobierno revolucionario 
francés con el objetivo de obtener de la 
Asamblea Nacional su reconocimiento 
como ciudadanos investidos de todos los 
derechos. Las paradojas de la situación 
son múltiples. De una parte, los miembros 
de la Sociedad no son “negros” sino 
que, sobre todo, quieren distinguirse de 
ellos por su color café-au-lait. De otra 
parte, los diputados no les otorgan la 
ciudadanía porque temen que los libertos 
soliciten luego la abolición de la esclavitud, 
desconociendo que sus fortunas provienen 
en buena parte de la explotación de 
mano de obra esclava. Estos indicios nos 
muestran que un análisis profundo debe 
tener en cuenta de qué manera se cruzan 
permanentemente los fenómenos de tipo 
étnico con los de carácter socioeconómico. 
Aclaremos de una vez que no utilizamos 
el concepto de raza porque las diferencias 
entre los seres de la especie humana 
se presentan solamente en el fenotipo, 
especialmente en el color de la piel, según 
el grado de melanina necesario para 
protegerse de los rayos solares. Además, 
teniendo en cuenta las investigaciones 
arqueológicas y antropológicas, la cuna 
de la humanidad es única y se encuentra 
en el Cuerno de África oriental. Así, en sus 
orígenes, nuestros ancestros tenían una 
fuerte dosis de melanina. Con el fenómeno 
de las migraciones, a travésde cientos 
miles de años, en la especie humana se 
ha diversificado el grado de melanina de 
los diversos grupos humanos.2
Frente al conjunto conformado por 
affranchis, petits y grands blancs –unas 
cien mil personas como máximo– aparece 
la población esclava de medio millón de 
personas. Muchas de ellas han nacido en 
África y pertenecen a diferentes grupos 
etnoculturales. La tendencia a la unificación 
2 Ver Luca y Francesco Cavalli-Sforza. ¿Quiénes somos? Historia de la diversidad humana. Traducido del italiano 
por Juan Vivanco. Barcelona, Crítica, 1999. 
por los plantadores mulatos y blancos y 
por españoles y británicos. Esta alianza 
demuestra una clara habilidad política. 
En el devenir de la guerra, los antiguos 
esclavos no solo demuestran su coraje 
sino que algunos de ellos se convierten en 
los estrategas de la guerra. El caso típico 
es Francois Baptiste Toussaint, conocido 
como Toussaint-Louverture, quien llega a 
alcanzar el grado de general de división 
del ejércitofrancés. El sobrenombre 
de Louverture (la apertura, la brecha, 
el boquete) es una indicación de su 
capacidad estratégica y táctica en los 
campos de batalla. Traicionado, Toussaint 
es capturado por el ejército imperial de 
58.000 hombres enviado por Napoleón. 
Sin embargo, el hecho se produce luego 
de haber logrado poner en jaque en varias 
oportunidades a las tropas imperiales, 
que estaban comandadas por el general 
Leclerc, cuñado del Emperador. Su sucesor, 
Dessalines, derrota al ejército francés en 
1804. Los soldados negros, dirigidos por 
hombres surgidos de su propio seno, son 
los primeros en vencer a las tropas de 
Napoleón, victoriosas hasta ese momento 
en los campos de batalla europeos. Tropas 
y jefes militares esclavos logran contener, 
neutralizar y vencer a los batallones 
de las principales potencias coloniales 
de la época. Aquéllos demuestran 
genio militar y también una capacidad 
política que les permite anudar buenas 
alianzas para alcanzar sus propósitos 
de construcción de un Estado soberano.
Al ejercer las funciones de gobernador 
general y comandante en jefe del Ejército 
francés, Toussaint-Louverture se propone 
restablecer la prosperidad económica del 
territorio. Para ello, mantiene el sistema 
de plantación en manos de los antiguos 
dueños, blancos o mulatos. La población 
trabajadora, anteriormente esclava, se 
convierte en asalariada. Se modifica la 
forma de repartición de la producción: la 
mitad para el Tesoro Público, un cuarto 
para los asalariados y un cuarto para el 
propietario. Aun cuando se conservan 
las relaciones de propiedad de la tierra, 
modificando la distribución, los plantadores 
y el gobierno imperial deciden reinstaurar 
independencia que tiene un carácter 
revolucionario, porque no solo rompe los 
lazos con la metrópoli sino que también 
transforma radicalmente las relaciones 
sociales internas, gracias a la abolición 
de la esclavitud y a la transformación del 
sistema de propiedad agraria. La revolución 
de independencia de Haití es un modelo 
original que, de una parte, representa un 
ejemplo a seguir por parte de los esclavos 
de las colonias españolas y lusitana, y, 
de otra, inspira verdadero pavor entre los 
propietarios de esclavos. Es igualmente 
un modelo original, tanto por el grupo 
socio-étnico abanderado de la lucha, “los 
de abajo”, suscitadores de una versión –
para mí enriquecedora– de la Revolución 
Francesa, como por sus realizaciones en 
la construcción del Estado y la sociedad 
haitianos durante los primeros decenios de 
vida independiente.
La consolidación de la independencia 
se alcanza gracias a un cruento proceso 
militar, que incluye tanto las guerras contra 
las tropas metropolitanas (una guerra 
de liberación nacional), como guerras 
civiles y guerras “extraterritoriales” en la 
parte restante de la isla bajo dominación 
española. Estas últimas se emprenden 
con una doble finalidad: por una parte, 
preservarse de las tentativas de las 
potencias europeas (Francia en primer 
lugar, y además Inglaterra y España) de 
reimponer el sistema colonial y, por ende, 
el esclavismo; por otra parte, de expandir 
la abolición de la esclavitud y transformar 
el sistema de la propiedad agraria. 
Cuando se presenta el proceso militar, 
generalmente se subrayan los episodios 
de venganza social de los esclavos contra 
sus amos blancos, los cuales conducen a 
su expulsión y aun a la eliminación física 
en crueles circunstancias.
Pero se deja de lado el hecho de que las 
tropas insurrectas dirigidas por hombres 
negros, convertidos en excelentes 
militares, derrotaron a las tropas enemigas. 
En el periodo inicial de la sublevación, 
los dirigentes revolucionarios se alían 
con las tropas francesas jacobinas para 
luchar contra las huestes conformadas 
el sistema de la pequeña propiedad rural, 
con agricultura de subsistencia y mano de 
obra libre. 
Antes que todo, nos interesa resaltar 
que aquellos gobiernos haitianos que 
implementaron una política económica 
orientada a la exportación lograron alcanzar 
altos rendimientos y una prosperidad 
del Estado. O sea, que alcanzaron 
resultados similares a los que lograban 
los plantadores, pero sin necesidad 
de emplear a esclavos, aun cuando 
imponiendo la adscripción. Para algunos 
analistas, la eliminación del sistema de 
plantación, bien sea con mano de obra 
esclava o servil, sería una explicación de 
la situación de crisis económica del Estado 
y de miseria de la inmensa mayoría de 
la población haitiana. Me parece que ello 
oculta el enriquecimiento desmesurado 
de un pequeño grupo de haitianos, 
especialmente los Duvalier. Igualmente, 
la actualidad de la situación campesina 
en el mudo nos muestra cómo, al lado de 
los grandes cultivos para la exportación, 
las familias rurales se encuentran en 
una situación de extremada miseria, y 
aun de hambruna. He aquí un ejemplo
de la complejidad socioeconómica de 
la humanidad. Durante la primera mitad 
del siglo XIX, la sociedad, el Estado y 
los gobiernos haitianos se enfrentan 
a la toma de decisiones con respecto 
al mantenimiento de una forma de 
racionalidad económica en detrimento de 
los grupos sociales que le sirven de apoyo 
y justificación sociopolítica y cultural. 
La decisión asumida conscientemente 
corresponde a las concepciones de los 
diferentes grupos dirigentes con respecto 
a la modernidad, y especialmente a la 
Revolución Francesa. 
3. LA INFLUENCIA DE LA 
INDEPENDENCIA HAITIANA
En las concepciones historiográficas 
tradicionales se relacionan como 
causas externas de los procesos de 
independencia de la América española 
la independencia de las trece colonias 
inglesas, con la consecuente creación 
el sistema colonial esclavista mediante 
el envío de la mencionada expedición 
militar. La política económica inicial es 
la de mantener una economía orientada 
hacia la exportación mediante la utilización 
intensiva de la tierra y del sistema de 
plantación con mano de obra asalariada 
adscrita permanentemente. Tal sistema se 
implementa tanto en el territorio haitiano 
como en la zona de expansión militar 
desplegada en la parte española de la isla. 
El general Dessalines, vencedor de las 
tropas imperiales, confisca las plantaciones 
y decreta la prohibición para los blancos de 
poseer tierras en Haití. En 1806, cuando es 
asesinado, la mayor parte de las tierras son 
propiedad del Estado, con lo cual se han 
transformado radicalmente las relaciones 
sociales de la propiedad agraria. Subsiste 
la cuestión de la condición de la mano de 
obra, que ya no es esclava pero que, a 
causa de la adscripción, se encuentra en 
condiciones de servidumbre.
El territorio haitiano es dividido en dos 
partes. En la zona del norte, el general Henri 
Christophe crea un régimen monárquico 
en el cual se mantiene el sistema de 
plantaciones y mano de obra adscrita, 
con altos rendimientos productivos. La 
prosperidad del reino se manifiesta en las 
maravillas arquitectónicas construidas. 
En la parte sur se consolida el régimen 
republicano con la presidencia vitalicia 
de nuestro ya conocido general mulato 
Alexandre Petion. Allí las orientaciones 
sobre la condición de la mano de obra y la 
propiedad de la tierra son completamente 
diferentes. Se elimina la adscripción y 
los trabajadores son libres. A los mulatos 
se les restituyen sus plantaciones, pero 
se adelanta una política de distribución 
de parcelas, primero que todo entre 
los miembros del ejército y luego entre 
las familias. El sistema de propiedad 
de la tierra se diversifica y hasta se 
transforma totalmente, generalizándose 
la pequeña propiedad familiar. El sistema 
de producción agrícola pasa de una 
economía exportadora a una agricultura 
de subsistencia. A partir del decenio de 
los años veinte del siglo XIX se reunifica 
el territorio y en la parte norte se adopta 
Las plantaciones de caña de azúcar y los 
ingenios se multiplican enormemente y la 
economía se integra al comercio mundial, 
especialmente al inglés y luego también al 
estadounidense.El segundo gran impulso 
al fortalecimiento del sistema de plantación 
con mano de obra esclava es propiciado 
por la Revolución haitiana. Un grupo 
relativamente importante de plantadores 
y técnicos franceses de Saint Domingue 
encuentran refugio en Cuba luego de los 
procesos revolucionarios de Haití. Ellos 
llevan consigo los conocimientos y las 
innovaciones para el procesamiento del 
azúcar con utilización de mano de obra 
esclava. Además, portan el miedo a una 
sublevación y, peor aún, a una revolución 
social antiesclavista; por eso mantienen un 
fuerte rechazo a proyectos de autonomía 
política y a la abolición del esclavismo. 
En el continente americano Brasil, la 
colonia portuguesa, sigue, desde el punto 
de vista de la organización política, un 
camino bastante diferente del transitado 
por las colonias españolas. Sin embargo, 
la organización socioeconómica basada 
en la esclavitud se mantiene como una 
constante, porque predomina el miedo a 
la abolición de la esclavitud y, con mayor 
razón, a una transformación social que 
siga el ejemplo de la Revolución haitiana.
De esa manera, podemos concluir que en 
la América española y lusitana predomina 
la tendencia a rechazar cualquier 
tentativa de transformación radical de 
la organización socioeconómica. Los 
procesos separatistas triunfantes tienen 
un carácter conservador; cuando las élites 
consideran la existencia de un riesgo social, 
prefieren mantenerse dentro de los límites 
de la dominación colonial. El rechazo a 
la Revolución haitiana en las zonas con 
economías basadas en la esclavitud 
es similaral terror que despertaban 
las rebeliones indias en las zonas con 
predominio de población de las múltiples 
comunidades ancestrales. Por ello, el 
estudio y el análisis de los movimientos 
populares coloniales son esenciales para 
la memoria y la identidad histórica de 
las poblaciones de nuestro continente. 
de los Estados Unidos de América, y 
asimismo la influencia de la Ilustración 
y de la Revolución Francesa. Rara vez 
se menciona al proceso de la revolución 
industrial británica. Excepcionalmente se 
hace alusión a la Independencia haitiana, 
a la versión antillana de la Revolución 
Francesa realizada por los libertos y, sobre 
todo, los esclavos afrodescendientes. 
Estas concepciones son resultado del 
anacronismo ya mencionado. Sin embargo, 
en la realidad histórica, en los primeros años 
del siglo XIX la influencia de la Revolución 
de Independencia haitiana es fundamental 
en las zonas donde el sistema de 
esclavitud es importante en la organización 
socioeconómica. Frente a la Revolución 
haitiana se designan dos tendencias 
claramente opuestas. De una parte, como 
ejemplo a seguir para los esclavos, tal 
como se manifiesta con especial ímpetu 
en Venezuela. Por otra parte, como freno 
a las tendencias separatistas de las élites 
socioeconómicas criollas, a causa del 
temor a una transformación radical de la 
sociedad colonial. Esta tendencia es clara 
en la otra parte de la isla La Española: en 
la sociedad dominicana. Allí se mantiene 
la dominación de la metrópoli y los criollos 
hacen el llamado a la Corona española para 
que mantenga su dominación, mientras 
en el resto de las colonias americanas 
las élites luchaban por la separación de 
España.
El dominio colonial español es derrotado 
en todo el continente americano en el 
decenio de los años veinte del siglo XIX. 
Del inmenso territorio solo quedan en 
posesión de la Corona la zona española de 
la Dominicana y las islas de Puerto Rico y 
Cuba. Durante gran parte de la dominación 
española en Cuba, las actividades 
comerciales y marítimas se reducen al 
puerto de La Habana. La transformación 
socioeconómica y demográfica de la isla se 
inicia en la segunda mitad del siglo XVIII, 
para alcanzar su gran prosperidad en el XIX. 
Los cambios comienzan con la ocupación 
británica del puerto en 1762, con lo cual se 
establecen fuertes lazos comerciales con 
todos los dominios ingleses y se efectúa 
la llegada masiva de esclavos africanos. 
Dentro de ellos es fundamental recuperar 
el proceso revolucionario haitiano con su 
eliminación del esclavismo y la creación 
de una república independiente por parte 
de los de abajo, los afrodescendientes.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
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América Latina. Traducido del inglés por 
Àngels Solà. Barcelona, Crítica, Vol. 5: La 
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